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Objetivos:
• Analizar la naturaleza y la misión del sacerdocio desde las fuentes bíblicas y la
problemática del mundo contemporáneo en el “Año sacerdotal”.
• Reflexionar la novedad del sacerdocio cristiano en la Carta a los Hebreos.
• Profundizar a la luz del texto bìblico sobre nuestra vocación y pertenencia al
pueblo sacerdotal que peregrina en Catamarca en el año centenario de la iglesia
local.
Contenidos:
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II.- EL SACERDOCIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Lectura y análisis de:
• R. DE VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Ed. Herder, Barcelona
19924, 450-517.
• VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo
Testamento, Ed. Sígueme, Salamanca 1984, 35-54.
- El nombre
La época patriarcal no conoció la función sacerdotal, ésta surgirá cuando la
comunidad, en un estadio más avanzado, especialice algunos de sus miembros para
atender los santuarios.
Por lo tanto, el culto en la época patriarcal, era ejercido por los jefes de familia
(Gen 22; 31,54; 46,1).
La palabra griega i`ereu.j = hiéreus, con la que los LXX traduce el término
hebreo, se relaciona por su origen con la noción de “sagrado” (hiéros).
- Diversas funciones y servicios son asignadas a los sacerdotes del culto antiguo:
sacrificios rituales (Lev 1-9; 16), control sanitario (Lev 13-14), atribuciones jurídicas
(Num 5,11-31), la enseñanza de las decisiones divinas (Deut 31,9.26; 33,9-10), y las
bendiciones en nombre de Dios (Num 6,22-27; Eclo 45,15).
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A. VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo Testamento, Ed. Sígueme,
Salamanca 1984, 37.
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relación con él. (Deut 33,9-10). Los sacerdotes deben "instruir" en la ley que Moisés
confió a los levitas (Deut 31,9-13.26; Mal 2,7).
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R. DE VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Ed. Herder, Barcelona 19924,
453
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VANHOYE, Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el Nuevo Testamento, 36.
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- La mediación sacerdotal conlleva:
2) Elemento central:
el sacerdote es admitido en
la morada de Dios
1) Elementos ascendentes: 3) Elementos descendentes:
separaciones rituales, cuya el sacerdote transmite al
cima es la ofrenda que el pueblo los dones de Dios
sacerdote hace a Dios de un (perdón, instrucciones,
animal inmolado bendiciones)
- Jesús nunca pretendió ejercer ninguna de las funciones de los sacerdotes judíos.
Su actividad se situó más bien en la línea de la tradición profética. Continuando la
denuncia de Oseas (Os 6,6) da prioridad a la misericordia sobre los sacrificios (Mt
9,13; 12,7), instaurando de ese modo un dinamismo de santificación basado en la
reconciliación y en la comunión y no en las separaciones rituales.
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- No podemos soslayar la importancia de la institución sacerdotal en el Antiguo
Testamento (Ex 25-31; 35-40; Lev 1-10; 16-17; 21-24; Num 3-4; 8; 15-19; Eclo 50,1-
4; 1 Mac 1-2; 4,36-59).
- Los libros de Crónicas fechados después del destierro conceden mucho más
espacio al culto y al sacerdocio (cfr. 1 Cron 23-26: organización del sacerdocio). Lo
mismo dígase de la redacción final del Pentateuco y del elogio al sacerdocio en los
Libros Sapienciales (Eclo 50,1-4).
- Después del exilio el sacerdote empezó a representar un papel cada vez más
importante en la vida nacional de los judíos. Cfr. Zac 6,11: Josué
- Los profetas Ageo y Zacarías usan el título “Sumo Sacerdote” (kohén gadol)
que los Setenta no tradujeron por archiereus, sino literalmente ho hiéreus ho megas (“el
sacerdote el grande”). El empleo sistemático de este título no aparece más que después
del destierro y corresponde a un aumento del poder. Ag 1,1.12; Zac 3,1.9; 6,11; Neh
3,1.20; 13,28; Jdt 4,6.8.14; 15,8; Eclo 50,1.
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- Las esperanzas mesiánicas suscitadas por la persona y la actividad de Jesús no
tomaron un sesgo sacerdotal, sino se orientaron a un mesianismo real. La pregunta
crucial fue: ¿el Mesías es el hijo y sucesor de David? (Mt 12,23; Mc 8,29; 14,61; Jn
7,26.41; 12,34; Hech 2,34-36).
Antes del concilio Vaticano II la liturgia latina presentaba las lecturas sacadas
de la carta a los Hebreos con el título "De la epístola del apóstol san Pablo a los
Hebreos". Después del concilio, la liturgia ha renunciado a llamar a este escrito
"epístola de san Pablo", y dice simplemente "carta a los Hebreos". Este cambio
manifiesta muy bien que la carta a los Hebreos ocupa un lugar particular en el Nuevo
Testamento. Presenta de una forma original una doctrina sumamente profunda sobre el
sacerdocio de Cristo.
1. TRADICIONES ANTIGUAS
La carta a los Hebreos no se presenta como las cartas paulinas, que comienzan
todas ellas con el nombre del apóstol. En ella no aparece el nombre de Pablo ni al
principio ni después. Sin embargo, fue puesta en la serie de las cartas paulinas desde la
antigüedad. El testimonio más antiguo del texto, el papiro CHESTER BEATTY P46, fechado
alrededor del año 200, contiene Heb entre Rom y 1 Cor. Muchos manuscritos ponen a
Heb después de 2 Tes y antes de las cartas pastorales. En los manuscritos bizantinos
Heb viene detrás de las cartas pastorales, al final de toda la serie de cartas paulinas.
Esta posición ha pasado a ser la tradicional.
Se discute sobre el origen de Heb. En Oriente fue recibida como paulina desde
los primeros tiempos. Pero el hecho de ser Heb muy diferente de las cartas paulinas
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suscitaba diversos intentos de explicación. CLEMENTE ALEJANDRINO opinaba que el texto
griego no era del mismo Pablo, sino de Lucas, que habría traducido a su estilo una carta
escrita por Pablo en hebreo (en EUSEBIO, Hist. Eccl. IV, 14,2). ORÍGENES proponía una
distinción entre forma y contenido. La forma evidentemente no era paulina; pero la
doctrina era digna del apóstol. “¿Quién escribió la carta? El verdadero autor sólo Dios
lo sabe; en cuanto a nosotros, nos han llegado algunas declaraciones: unos señalan
como redactor a CLEMENTE ROMANO, otros a Lucas” (en EUSEBIO, o.c., VI, 25,11-13). En
general, los padres orientales prescindieron de estas distinciones y se atuvieron a la
afirmación tradicional del origen paulino.
2. CANONICIDAD
Pero se estableció una distinción, en particular por obra de SAN JERÓNIMO. Para él
el punto importante no era la cuestión del autor, sino la de la pertenencia de Heb a las
escrituras inspiradas. Seguía albergando dudas sobre el autor; pero sobre la canonicidad
se pronunciaba sin vacilaciones en sentido positivo (Ep. 129 ad Dardanum: PL
22,1103). Lo mismo hizo SAN AGUSTÍN, debido a “la autoridad de las Iglesias orientales”
(De peccatorum meritis I, 27,50: PL 44,137).
3. DISCUSIONES
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modo distinto las citas del Antiguo Testamento y sobre todo centra su doctrina
cristológica en un tema que había orillado Pablo, el del sacerdocio. Por estos y otros
indicios resulta imposible atribuir directamente a Pablo el texto de Heb.
4. AUTOR
Dicho esto, siguen siendo actuales las palabras de Orígenes: “¿Quién ha escrito
la epístola? El verdadero autor sólo Dios lo sabe”. Los nombres citados por ORÍGENES,
los de CLEMENTE ROMANO y de Lucas, no encuentran hoy muchos defensores, ya que la
confrontación entre Heb y las obras de Lucas y de Clemente no sugiere una identidad
de autor. Por el contrario, se acepta con mayor facilidad a Bernabé, presentado por
TERTULIANO como autor de Heb; pero sin ninguna posibilidad de control, ya que no
poseemos ningún otro escrito de Bernabé. Se han propuesto otros muchos candidatos
(Felipe, "uno de los siete"; Silvano, Priscila, Aristión, etc.). El más plausible parece que
es Apolo, cuya competencia bíblica y cuya capacidad oratoria son elogiadas por Lucas
(He 18,24-28). Este compañero de Pablo (I Cor 3,4-9; 16,12; Tit 3,13) podría ser el
autor de Heb. Sin embargo, la ausencia de todo testimonio en la antigüedad en este
sentido no nos permite salir de dudas.
1. DESTINATARIOS
El título tradicional afirma que la carta fue enviada "a los hebreos". Este título
es antiquísimo; lo encontramos ya en el P46 y en los testimonios más antiguos (PANTENO,
CLEMENTE ALEJANDRINO, TERTULIANO). Pero no pertenece al texto de la carta, que no utiliza
nunca este apelativo. El autor se dirige claramente a unos cristianos, invitándoles a
mantener su profesión de fe (3,6.14; 4,14; 10,22; 13,7). Muchos exegetas opinan que se
trata de judeo-cristianos, e incluso de sacerdotes judíos que se habían hecho cristianos
(cfr. Heb 6,7). Sentirían la tentación de volver al judaísmo. Pero otros combaten esta
opinión y afirman que los destinatarios eran pagano-cristianos. El texto no obliga en
ningún sentido. El autor no habla ni de judíos ni de paganos, sino que toma una
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perspectiva específicamente cristiana, es decir, arraigada en el Antiguo Testamento
(2,16; 4,9), pero abierta a "todos" (2,9), sin distinción de origen.
2. LUGAR
El texto nos ofrece tan sólo una indicación geográfica: “Los de Italia os
saludan” (13,24). Pero no está claro si estas personas se encontraban en su país y
enviaban sus saludos a otra parte, como las Iglesias de Asia que mandaban saludos a
Corinto (l Cor 16,19), o si bien se encontraban en alguna otra región y enviaban saludos
a Italia. Las anotaciones añadidas al texto en algunos manuscritos no son unánimes:
muchas se inclinan por la primera solución y dicen: “Se escribió desde Italia”, o bien
“desde Roma”. Pero no falta quien adopta la otra solución, y afirma: “Se escribió desde
Atenas”. Los comentaristas modernos manifiestan la misma diversidad de pareceres.
Algunos proponen Roma u otra ciudad de Italia como lugar de destino, y otros como
lugar de origen. A los destinatarios se los sitúa en Jerusalén o en Cesarea, en Antioquia
o en Galacia, en Éfeso, en Corinto... El hecho de que los destinatarios conocieran a
Timoteo (13,23) lleva a preferir una comunidad fundada por Pablo.
3. FECHA
4. TRASFONDO CULTURAL
Puesto que existen varios contactos entre Heb y los manuscritos de Qumrán
(p.ej., el tema de la nueva alianza y la espera de un sacerdote de los últimos tiempos),
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algunos han presentado la hipótesis de un estrecho parentesco entre ambos. Pero un
examen atento ha demostrado la falta de fundamento de esta hipótesis. Basta una
común dependencia de la tradición bíblica y judía para explicar estos contactos, que por
otra parte van siempre acompañados de notables divergencias.
1. GÉNERO LITERARIO
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hipótesis: Heb habría nacido de la fusión de dos obras distintas: una apologética,
dirigida a rebatir las posiciones judías, y otra exhortativa, destinada a los cristianos.
Esta conjetura carece de fundamento, ya que las relaciones entre las partes exhortativas
y las partes doctrinales son muy estrechas.
Se discute sobre la importancia que hay que atribuir a estos dos géneros. Varios
exegetas opinan que la parénesis es la que ofrece la clave de la obra y que la doctrina se
subordina a ella (SCHIERSE, MICHEL, NAUCK). Otros dan la preponderancia a la exposición
doctrinal. En realidad, las relaciones son recíprocas. No obstante, hay que advertir que
la parénesis cristiana se subordina a la exposición, ya que insiste ante todo en la
necesidad de acoger el mensaje de la fe (2,1; 3,12; 4,14; etc.).
2. ESTRUCTURA LITERARIA
I. 1,5-2,18
Cristología general.
II. 3,1-5,10
Cristología sacerdotal: aspectos ,fundamentales:
a) 3,1-6: Cristo sacerdote digno de fe;
3,7-4,14: Exhortación contra la falta de fe.
b) 4,15-5,10: Cristo sacerdote misericordioso.
III. 5,11-10,39
Sacerdocio de Cristo, aspectos específicos:
5,11-6,20: Exhortación previa;
a) 7,1-28: Otro orden sacerdotal;
b) 8,1-9,28: Otro acto sacerdotal;
c) 10,1-18: Otra eficacia sacerdotal;
10,19-39: Exhortación final.
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IV. 11,1-12,13
Adhesión a Cristo, fe perseverante:
a) 11,1-40: Ejemplos antiguos de fe;
b) 12,1-13: Exhortación a la perseverancia.
V. 12,14-13,18
Exhortación a la caridad y santidad: 13,20-21: Saludos finales.
Esta estructura presenta una armoniosa simetría concéntrica, que tiene su centro
en la sección b) de la parte III.
Las últimas palabras del exordio (1,4) anuncian una exposición sobre el
"nombre" que el Hijo "ha recibido en herencia", un nombre que aventaja al de los
ángeles. Con estas expresiones tradicionales (Heb 4,12; Ef 1,21; I Pe 3,22) el autor
introduce una primera parte (1,5-2,18), en la que recordará la cristología tradicional,
expresándola con textos del Antiguo Testamento utilizados en la catequesis primitiva:
Cristo ha sido glorificado como Hijo de Dios (1,5-14), después de haber sufrido la
pasión en su condición humana (2,5-18). Este resumen doctrinal prepara muy bien el
tema del sacerdocio, ya que deja ver los dos lados de una mediación entre Dios y los
hombres. Así pues, la conclusión de la primera parte puede aplicar a Cristo el título
nuevo de "sumo sacerdote misericordioso y fiel ante Dios" (2,17). Del mesianismo
davídico hemos pasado a la cristología sacerdotal, que constituye el mensaje propio de
Heb.
2. CRISTOLOGÍA SACERDOTAL
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3. SACERDOCIO INCOMPARABLE
Al autor no le basta con haber demostrado que Cristo es sumo sacerdote. En una
tercera parte (5,11-10,39) pone de relieve los nuevos aspectos del sacerdocio de Cristo,
que lo han llevado a una perfección nunca alcanzada hasta entonces. Una exhortación
previa (5,11-6,20) subraya la importancia particular de esta exposición central.
La primera sección (7,1-28) toma como base el oráculo del Sal 110,4 y define
cuál es el tipo de sacerdocio que corresponde a Cristo glorificado, un género distinto;
no ya "según el orden de Aarón", sino "a la manera de Melquisedec". Efectivamente,
este sacerdocio no está determinado por una genealogía terrena, sino por la filiación
divina. Su institución pone en evidencia la imperfección del sacerdocio israelita, basado
en una consagración ritual externa, incapaz de hacer perfecto a quien la reciba.
Por el contrario, Cristo realmente ha sido "hecho perfecto para, siempre" (7,28)
por su sacrificio. Este es el tema de la segunda sección (8,1-9,28), la cual define el
sacrificio de Cristo por medio de una confrontación con el culto de la alianza antigua.
Esta tenía solamente "normas externas" (9,10), ritos "carnales" ineficaces. Su santuario
era terreno. Por el contrario, Cristo ha entrado en el verdadero santuario, es decir, "en el
mismo cielo", gracias al ofrecimiento que hizo de sí mismo y que llevó a cabo una vez
por todas. De ese modo se ha convertido en "el mediador de la alianza nueva"
anunciada por Jeremías.
4. SITUACIÓN CRISTIANA
Para animar a los creyentes, el autor presenta ante sus ojos los grandes ejemplos
del pasado, mostrando que la fe se encontraba en la base de todo cuanto se ha hecho de
válido en la historia religiosa de la humanidad (11,1-40). Del sacrificio de Abel hasta
los mártires del tiempo de los Macabeos, pasando por Henoc, Noé, Abrahán y Moisés,
la historia de la salvación es historia de la fe. La fe sola es capaz de obtener las mayores
victorias y de soportar las pruebas más tremendas.
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Así pues, los cristianos son invitados a unir a la fe la paciencia a ejemplo de
Jesús, que soportó la cruz (12,2). Lejos de ser ocasión para el desánimo, la prueba tiene
que reforzar en nosotros la esperanza, porque Dios quiere servirse de ella "para
comunicarnos su propia santidad" (12,10). Así como Cristo en su pasión aprendió la
obediencia (5,8) y cumplió la voluntad de Dios (10,5-10), también los cristianos en sus
pruebas se someten a la acción divina santificante (12,5-11) y cumplen la voluntad del
Señor (10,36).
5. HERMENÉUTICA BÍBLICA
V. CONCLUSIÓN
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la realidad de la existencia y transformarla, gracias a la unión con el sacrificio de
Cristo, en una ofrenda de obediencia filial a Dios y de entrega fraternal a los hombres.
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