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Somos los ciego de la fe, estamos sedientos de Fe, al igual que Bartimeo, en
Jerico, era la ciudad de los hombres, los hombres ciegos pidiendo limosnas,
es un signo que no tiene nada el ciego, en gran necesidad, esta necesitado,
ciego en un sentido simblico, que nos dice a nosotros en tiempo presente,
lo ciegos de hoy son las personas que estn en la nada y no tienen a Jess
en sus vidas, como tambin el saber escuchar del ciego cunado le informan
que Jess est pasando, en nuestra vida cuando estemos alejados a Dios,
tener el odo abierto es saber dnde est pasando Jess
Bartimeo haba sido privado de la vista y no pudo ver las obras de Jess,
pero las noticias que haba recibido eran suficientes para convencerle de
que Dios haba cumplido su promesa y haba enviado al Mesas. En cierto
sentido, a nosotros nos ocurre lo mismo; hemos odo hablar de su poder, de
su gracia, y de su deseo de salvar a los pecadores, aunque no lo podemos
ver con nuestros propios ojos. Notemos tambin que el ciego no slo "vea"
a Jess como "el hombre de Nazaret", sino que lo reconoci como el "Hijo de
David". Bartimeo entendi que Jess era el verdadero Hijo de David, el
Mesas anunciado, el Rey tan largamente esperado por Israel, el Salvador
del mundo. Pero no slo se dirigi a l como el descendiente legtimo del
rey David, tambin reconoci su deidad. La forma en la que l esperaba que
Jess tuviera misericordia de l era devolvindole la vista. Evidentemente
una solicitud as nunca se haba hecho a ningn rey de Israel, ni siquiera al
mismo David.
El ciego al saber quin es, hay un deseo o una certeza, que esa persona le
puede cambiar la vida, y es por eso, quien sabe cuntos aos estuvo ciego
Bartimeo. Lo ms probable es que haya sido as toda su vida. Durante toda
su vida sin ningn contacto visual con el medio ambiente, estaba ah
sentado en el camino, mendigando. De seguro que ya haba escuchado lo
que Jess haba hecho por otros ciegos y cmo haban recibido la vista. De
verdad, cunto debi haber anhelado ser uno de aquellos que haban
conocido a Jess.
Jess, ten misericordia de m clamaba Bartimeo. De la abundancia del
corazn habla la boca dice la escritura (Mateo 12:34). No clamaras al