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EL EVANGELIO SEGÚN MATEO

Autor: Anónimo; tradicionalmente se ha atribuido a Mateo

Fecha: 50-75 d.C.

Tema: Jesús es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento concernientes al Mesías; sus
discípulos son llamados a un nuevo pacto, a vivir en una dimensión más alta que el antiguo jamás alcanzó

Palabras clave: Cumplimiento, reino de los cielos, Hijo del Hombre, Hijo de Dios, la iglesia.

Autor

Aunque este Evangelio no identifica a su autor, la tradición de la iglesia primitiva lo atribuye a Mateo,
apóstol y ex cobrador de impuestos. Además de su nombre y ocupación, muy poco se sabe de él. La
tradición dice que predicó el evangelio en Palestina durante quince años después de la resurrección de
Jesús, y que dirigió campañas misioneras en otras naciones.

Fecha

Las evidencias externas, tales como citas en la literatura cristiana del primer siglo, dan testimonio de la
temprana existencia y uso del Evangelio según Mateo. Los líderes eclesiásticos del segundo y tercer siglos
estaban generalmente de acuerdo en que Mateo fue el primer Evangelio en ser escrito, y varias
referencias en sus obras indican que fue entre los años 50 y 65 d.C.
Sin embargo, muchos especialistas modernos creen que Mateo y Lucas se apoyaron decisivamente en
Marcos al escribir sus Evangelios, y de acuerdo con ello le adjudican a Mateo una fecha posterior. Las
continuas tensiones entre judíos y gentiles que se reflejan en este Evangelio sugieren un período cuando
el judaísmo y el cristianismo aún tenían cosas en común.

Propósito

Mateo intenta presentar a Jesús, no sólo como el Mesías, sino como el Hijo de David, y elabora esta verdad
de manera que pudiera ayudar a los cristianos en sus controversias con los judíos. Muestra que en Jesús
se cumple la profecía del Antiguo Testamento, y que la Ley adquiere nuevo significado y se complementa
en la persona, las palabras y la obra de Cristo.
Mateo también señala que el rechazo de Cristo por parte de Israel está de acuerdo con la profecía, y que
tal rechazo da lugar a la transferencia de los privilegios divinos de pueblo escogido de la comunidad judía
a la cristiana. «El reino de Dios será quitado de vosotros [Israel], y será dado a gente que produzca los
frutos de él» (21.43).
Contenido

El propósito de Mateo se hace evidente en la estructura de este libro, que agrupa las enseñanzas y los
hechos de Jesús en cinco partes. Esta estructura, común en el judaísmo, quizás refleje el propósito de
Mateo de presentar a Jesús como el cumplimiento de la Ley. Cada división termina con la fórmula: «Y
cuando terminó Jesús estas palabras» (7.28; 11.1; 13.53; 19.1; 26.1).

En el prólogo (1.1-2.23), Mateo demuestra que Jesús es el Mesías vinculándolo con las promesas hechas a
Abraham y a David. El relato del nacimiento de Jesús destaca el tema del cumplimiento, describe su
realeza y subraya la importancia de Jesús para los gentiles. La primera parte (caps. 3-7) contiene el
Sermón del Monte, en el cual Jesús describe cómo debe vivir la gente bajo el reino de Dios.

La segunda parte (caps. 8.1-11.1) contiene las instrucciones de Jesús a sus discípulos cuando los envió en
viaje misionero.

La tercera parte (11.2-13.52) recoge varias controversias en las que Jesús se vio envuelto, y siete
parábolas que describen distintos aspectos del reino de los cielos, junto con la obligada respuesta
humana.

El más importante de los discursos de la cuarta parte (13.53-18.35) tiene que ver con la conducta de los
creyentes dentro de la comunidad cristiana (cap. 18).

La quinta parte del Evangelio (19.1-25.46) narra el último viaje de Jesús a Jerusalén y revela su
trascendental confrontación con el judaísmo. Los capítulos 24 y 25 contienen las enseñanzas de Jesús en
relación con los últimos tiempos. El resto del libro (26.1-28.20) relata detalles de los acontecimientos y
enseñanzas relacionados con la crucifixión, la resurrección y la orden del Señor a la Iglesia. A excepción
del principio y el final del Evangelio, Mateo no sigue un orden cronológico o estrictamente biográfico, pero
el texto está diseñado para mostrar que en Jesús el judaísmo encuentra la realización de sus esperanzas.

Aplicación personal

El énfasis de Mateo en Jesús como el cumplimiento de la profecía (41 citas del AT) muestra que la vida y el
ministerio de Jesús formaban parte del plan único de Dios a lo largo de la historia de Israel, y no un acto
de desesperación. Todo el Evangelio destaca que Jesús es Emanuel: Dios con nosotros.

Las enseñanzas de Jesús en el Evangelio de Mateo llaman a la obediencia y denuncian la simulación y la


hipocresía en la vida personal y comunitaria. El libro también dirige a la Iglesia un fuerte llamado a la obra
misionera, la proclamación de las buenas nuevas a todos los pueblos. Los discípulos de Cristo deben
aprender a vivir en medio de la tensión de dos épocas: La presente de cumplimiento en la persona de
Jesús (en sus palabras y obras a través de su Iglesia por el poder del Espíritu), y la venidera, esto es, la
consumación de todas las cosas.
En el ínterin, los cristianos están llamados a ser humildes, pacientes, genuinos, fieles, vigilantes y
responsables. Seguros de la presencia del Jesús resucitado, esperan su retorno, cuando la fe habrá de
ceder su lugar al ver.

EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS

Autor: Marcos

Fecha: 65-70 d.C.

Tema: El sufriente Hijo del Hombre que de hecho es el Hijo de Dios.

Palabras clave: Autoridad, Hijo del Hombre, Hijo de Dios, sufrimiento, fe, disciplina, evangelio.

Autor

Aunque el Evangelio de Marcos es anónimo, desde muy temprano en la historia de la Iglesia se consideró
que su autor era Juan Marcos, un cercano colaborador de Pedro (véase 1 P 5.13) y compañero de Pablo y
Bernabé en su primer viaje misionero. La referencia más antigua sobre la autoría de Marcos proviene de
Papías, obispo de la iglesia de Hierápolis (alrededor de los años 135 y 140 d.C.), cuyo testimonio está
preservado en la Historia eclesiástica de Eusebio.

Papías describe a Marcos como «el intérprete de Pedro». A pesar de que la iglesia primitiva era muy
cuidadosa al sostener la autoría apostólica de los Evangelios, los padres de la iglesia atribuían firmemente
este Evangelio a Marcos, quien no era un apóstol. Este hecho es una confirmación indirecta adicional de la
convicción de la Iglesia.

Fecha

Los padres de la iglesia afirman que el Evangelio de Marcos fue escrito después de la muerte de Pedro,
ocurrida durante las persecuciones desatadas por el emperador Nerón, alrededor del año 67 d.C. El
Evangelio mismo, particularmente el capítulo 13, indica que fue escrito antes de la destrucción del templo
en el año 70 d.C. El grueso de la evidencia apoya una fecha entre el 65 y el 70 d.C.

Trasfondo

En el año 64 d.C. Nerón acusó a la comunidad cristiana de prender fuego a la ciudad de Roma, y con ese
pretexto instigó una fiera persecución en la que perecieron Pablo y Pedro. En medio de una iglesia
perseguida, viviendo constantemente bajo amenaza de muerte, Marcos escribió sus «buenas nuevas».
Claramente quiere que sus lectores saquen fuerzas de la vida y del ejemplo de Jesús. Lo que fue cierto
para Jesús debía serlo también para los apóstoles y discípulos de todas las épocas.
En el corazón del Evangelio está el pronunciamiento explícito de que «le era necesario al Hijo del Hombre
padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser
muerto, y resucitar después de tres días» (8.31). Este pronunciamiento de sufrimiento y muerte no sólo se
repite (9.31; 10.32-34), sino que se convierte en una norma del discipulado consagrado: «Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame» (8.34). Marcos dirige a sus lectores
hacia la cruz de Cristo, donde pueden descubrir el sentido y la esperanza de su sufrimiento.
Contenido

Marcos estructura su Evangelio alrededor de los viajes de Jesús, lo que finaliza con su muerte y
subsiguiente resurrección. Después de una introducción (1.1-13), Marcos narra el ministerio público de
Jesús en Galilea (1.14-9.50) y Judea (caps. 10-13), culminando en la pasión y la resurrección (caps. 14-16).

El Evangelio debe ser visto como una obra dividida en dos partes, que están unidas por la confesión de
Pedro de Jesús como el Mesías (8.27-30) y el primer anuncio de Jesús de su resurrección (8.31).

Marcos es el más corto de los Evangelios. No contiene ninguna genealogía ni relato sobre el nacimiento o
el ministerio temprano de Jesús en Judea. Es el Evangelio de la acción que cambia rápidamente de un
escenario a otro. El Evangelio de Juan ofrece un conciso retrato del Señor, mientras Mateo y Lucas
presentan lo que puede considerarse una serie de coloridas vistas fijas. Sin embargo el Evangelio de
Marcos es como una película de la vida de Jesús. Marcos acentúa el carácter narrativo de su Evangelio
utilizando la palabra griega, eutheos, frecuentemente traducida como «y luego». Esta palabra se repite
cuarenta y dos veces en el texto, más que en el resto del Nuevo Testamento. El uso continuo del tiempo
imperfecto griego denota acción constante y le imprime dinamismo al relato.

Marcos es también el Evangelio de las frases vívidas, gráficas, impactantes, hábilmente empleadas para
permitir al lector formarse una imagen mental de la escena descrita. Los ademanes y gestos de Jesús
reciben una atención especial por parte de Marcos. Hay muchos latinismos en este Evangelio (véanse
4.21; 12.14; 6.27; 15.39). Su autor pone poco énfasis en la Ley y las costumbres judías, pero cuando las
alude, siempre las explica a los lectores. Este hecho apoya la tradición según la cual Marcos escribió para
una audiencia gentil, romana.

De muchas maneras, Marcos hace énfasis en la pasión de Jesús y así ésta se convierte en el indicador para
medir todo su ministerio y el de sus discípulos: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino
para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (10.45). Todo el ministerio de Jesús (milagros,
relación con los pecadores, selección de discípulos, enseñanzas sobre el reino de Dios, etc.) se sitúa en el
contexto del amor generoso del Hijo de Dios, que se consumó en la cruz y la resurrección.

Aplicación personal

El Evangelio de Marcos enseña que la vida del discipulado significa seguir a Jesús por la misma senda de
incomprensiones y rechazo que transitó. En todas las épocas, las advertencias y la promesa para los
seguidores de Jesús son siempre: «Si alguno quiere seguir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su
cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa
de mí y del evangelio, la salvará» (8.34, 35).

Marcos hace énfasis en la necesidad de tener fe en la persona, mensaje y poder de Jesús para ayudar a
aquellos que están en apuros (véanse 1.15; 2.5; 4.40; 5.34, 36; 6.6; 9.19; 11.22-24). Lo opuesto a tal fe
puede verse en los motivos de los corazones endurecidos (véanse 3.5; 7.14-23; 8.17). El Cristo encarnado,
que Marcos describe, es capaz y está dispuesto a ayudar a quienes se encuentran en extrema necesidad.

Por último, el Evangelio de Marcos asegura a los obreros cristianos de todas las generaciones, que los
mismos milagros que acreditaban el ministerio de los apóstoles, continuarán siendo elementos
característicos del pueblo de Dios bajo el nuevo pacto (16.17, 18).
EL ORIGEN Y EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA “EVANGELIO”
• Debemos distinguir entre el Evangelio y los cuatro Evangelios. El término “evangelio” en las
lenguas modernas en general es la trascripción literal del original griego euanghélion, adjetivo
sustantivado, que significa “buena nueva” o “alegre mensaje”. Consta de eu, “bien-bueno”, y de
ánghelos, “mensajero-anuncio”, o del verbo anghéllein, “anunciar”. Con el plural “evangelios” en el
uso común se designan los cuatro libros del canon cristiano, atribuidos respectivamente a Mateo,
Marcos, Lucas y Juan.
• El término griego euanghélion era conocido ya por los autores clásicos (Homero) y aparece
también en los documentos más cercanos a los escritos del NT. Su significado fundamental es el de
buena nueva o alegre mensaje, preferentemente de carácter público —victoria militar o deportiva
—, pero también privado, como el éxito o la curación.
• Por asociación con la experiencia gozosa comunicada o proclamada como euanghélion, el término
indica antes de nada la recompensa —por lo general en la forma plural euanghélia— al portador de
la alegre nueva, o bien los sacrificios ofrecidos a los dioses como agradecimiento o propiciación por
recibir el beneficio recién anunciado. Así vemos como la expresión griega euanghélia thyein o
epághein se vuelve estereotipada para indicar las fiestas y celebraciones con ocasión de una
alegre noticia.
• El uso del término “evangelios“ en plural para indicar los libros se remonta al siglo II d.C. (en el
año 150 Justino, Apología I, 56,3); Ireneo de Lyon emplea la palabra aun en el doble sentido de
predicación oral y de texto escrito (Adv. Haer. III, 1,1.8; cf II, 11,7).
• En la época del Nuevo Testamento y en la inmediatamente posterior el término evangelio no tiene
aún este sentido. Indica más bien una actividad: lo que Jesús hizo y enseñó (Mt 26,13; Mc 1,1) y lo
que de él transmitieron los apóstoles mediante su predicación (Flp 4, 15).
• Evangelio, de una forma bastante amplia, indica en la edad apostólica bien la obra de la
evangelización (1 Cor 9, 14-18; Flp 4,3.15), bien el mismo mensaje predicado (Rom 1,3-9.16), bien
finalmente toda la realidad cristiana (Rom 1,16). En el Nuevo Testamento tenemos dos
expresiones: «el evangelio de Dios» (Rom 1,1; 2 Cor 11,7) y «el evangelio del Hijo»; la primera
dice al mismo tiempo que Dios es su autor y su objeto; la segunda indica que fue Jesús el primero
en predicarlo y que todavía hoy actúa en el predicador que lo proclama, o bien que él constituye su
objeto.
• Resumiendo: el Evangelio o “buena nueva o alegre mensaje” es que Dios nos salva en Jesucristo.
Cuando los Apóstoles comunican esta noticia (“Jesús nos ha salvado”) entonces evangelizan.
Después se escribió este anuncio o Evangelio y cuatro de estos escritos o Evangelios han sido
declarados inspirados y por tanto son canónicos (forman parte del canon de las Sagradas
Escrituras).

JESÚS Y EL EVANGELIO
En su carta a los Gálatas, dice el apóstol Pablo: "Cuando se cumplió el plazo envió Dios a su hijo, nacido
de mujer, sometido a la ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la ley, para que recibiéramos la
condición de hijos" (Gál 4, 4-5). Con estas palabras Pablo quiere decir que hubo un momento, el momento
decisivo, en el que Dios envió a su propio hijo al mundo, nacido como uno de tantos, "nacido de mujer,
sometido a la ley", para realizar la liberación definitiva. Esta liberación se expresa diciendo: "para rescatar
a los que estaban sometidos a la ley". La sumisión a la ley era, según el mismo Pablo, una auténtica
esclavitud (Gál 4,1-3). Y de esa esclavitud es de lo que vino a liberarnos el mismo hijo de Dios. El proyecto
de Dios sigue adelante y alcanza su plenitud. En el Antiguo Testamento, Dios inició su obra de liberación
sacando a su pueblo de Egipto. Cuando llega la "plenitud de los tiempos", Dios realiza la liberación
definitiva, rescatando al hombre del sometimiento a la ley religiosa y haciéndole hijo suyo.
Pero hay una diferencia fundamental entre el antiguo y el nuevo actuar de Dios: en el Antiguo
Testamento, Dios actúa a través de mediadores (Abrahán, Moisés, los profetas...); cuando llega la
"plenitud de los tiempos", Dios interviene directamente, porque es el hijo mismo de Dios el que se hace
presente en miedo de la humanidad. Como dice la carta a los Hebreos, "en múltiples ocasiones y de
muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas. Ahora, en esta
etapa final, nos ha hablado por su hijo" (Heb 1,1-2). Por lo tanto, con la venida de Jesús al mundo, se
inaugura una etapa enteramente nueva para la humanidad. Esta se caracteriza por dos cosas: primero,
porque es una etapa de liberación total, segundo, porque en esta etapa actúa Dios directamente en la
persona y en la obra de Jesús.
Por eso, Jesús y el evangelio constituyen el acontecimiento central en la historia de la salvación. Digo
Jesús y el evangelio porque la persona y la obra de Jesús han llegado hasta nosotros a través del
evangelio. De ahí la importancia de estudiar detenidamente lo que representa el evangelio y su
significación para nosotros.

Su sentido profundoYa he dicho que, en los evangelios, el euaggélion es la "buena noticia" para los
pobres. Ahora bien, la noticia verdaderamente buena que se les puede dar a los pobres es que van a dejar
de serlo. El "evangelio", por lo tanto, anuncia la nueva sociedad que Jesús vino a instaurar y de la que
trataré en el capítulo siguiente. De esta manera, el "evangelio" se nos muestra no sólo como una
esperanza para la otra vida, sino además como una realidad que se tiene que hacer presente en este
mundo, en las situaciones de esta vida y en la sociedad actual.
Por otra parte, para comprender lo que significó la palabra "evangelio" entre los primeros cristianos, hay
que tener en cuenta el sentido religioso que tenía esa palabra en el culto al emperador. Para las gentes
del imperio, el "evangelio" era "buena noticia", porque expresaba una nueva era de paz y bienestar a
causa de la nueva política que iba a llevar a cabo el emperador. Pero de sobra sabemos que en aquella
política prosperaban las clases dirigentes, mientras que los pobres y marginados tenían que contentarse
con su miseria. Por eso, la réplica al "evangelio" del césar era el "evangelio" de Jesús, la "buena noticia"
para los pobres y pecadores de este mundo, para los "no violentos" (lo contrario de los milites gloriosi),
para los que sufren y lloran (no a los que se dedican a los placeres palaciegos), para los que "tienen
hambre y sed de justicia" (no deseos de venganza y de revancha), para los que "trabajan por la paz" (no a
los que hacen la guerra y ponen en eso su gloria).
Como se ha dicho muy bien, "Dios" había sido secuestrado por los ricos, por los guerreros, por los
emperadores, por los verdugos "legales" tanto del sanedrín como del pretorio. Y con esa confiscación de
"Dios", los dirigentes de todas aquellas sociedades estaban seguros de la obediencia y sumisión de las
masas, dominadas por la idea del dominio absoluto de "Dios" a través del emperador. Pues bien, Jesús
tuvo la audacia de rescatar a Dios de manos de sus secuestradores y de devolvérselo al pueblo, a los
pobres, a los que no guerrean, a los que sufren persecución por ser buenas personas, a los que no pueden
gozar de los placeres exquisitos de sus amos. De esta manera se comprende lo que significa el
"evangelio" en su sentido más profundo, desconcertante y hasta subversivo. El "evangelio" es la "buena
noticia" de la salvación y liberación que Dios ha realizado por medio de Jesús el Mesías. Este evangelio es
"buena noticia" para todos los despreciados de la tierra, porque anuncia, no sólo el reino futuro en la otra
vida, sino además la nueva sociedad que Dios quiere establecer en este mundo, la sociedad en que los
despreciados van a dejar de serlo.
LO QUE NO ES EL EVANGELIO
El Evangelio no es el contar bellas historias o experiencias.
"Y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." -2 Timoteo 4:4.
· El Evangelio no es un camino (en el sentido literal de la palabra, o sea, un sistema) a seguir. En ningún
lugar se habla o se ordena esto en las Escrituras. Jesús, lejos de ser como el líder que mostraba un
camino, dijo:
"...Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." -Juan 14:6.
· El Evangelio no es cómo nos sentimos sobre ciertas cosas. Alguna gente depende de sus sentimientos
para guiarse en lo que piensan acerca de cuál es el camino correcto o en escuchar la verdad. La Biblia
nunca habla de sentir la verdad. Los sentimientos son una guía en la cual uno no puede depender – varían
de un momento a otro y de persona a persona.
"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" -Jeremías 17:9.
· El Evangelio no es algo sin terminar que aún tiene que ser completado. La salvación depende, no de lo
que nosotros hagamos por Dios, sino de lo que El ya ha hecho por nosotros. Depende de la obra terminada
de Jesucristo en la cruz. Esa fue la obra perfecta y completa:
"Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la
diestra de Dios.;" -Hebreos 10:12. No se le puede añadir o mejorar: "Pues donde hay remisión de éstos, no
hay más ofrenda por el pecado." -Hebreos 10:18.
· El Evangelio no es un ejemplo de cómo vivir para estar bien con Dios. El Evangelio tampoco es una
súplica para darle a Dios "nuestro mejor." El don de gracia de Dios no es condicional a nuestros esfuerzos
o a qué tan dignos somos, sino es una acción desmerecida por nosotros (gracia). Algunos dirán "Pero la fe
sin obras está muerta." Efesios 2:8 señala que la fe es "no de vosotros." Las obras proceden de la vida
recta de Cristo que vive en nosotros.
¿Quién hace la obra de la que habla Filipenses 2:12, "...ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor."? La respuesta está en el versículo 13: "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer
como el hacer, por su buena voluntad."?
· El Evangelio no es un "camino" o un ministerio. No sólo nunca se habla de un ministerio en las Escrituras,
sino que los ejemplos fuera de contexto que se erigen como requisitos para los ministros no se siguen con
consistencia. Algunos dirán que el oir a un siervo hablar del evangelio es un requisito, y citarán Romanos
10:14, "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?" Sin embargo, el versículo 18 dice: "Pero
digo: ¿no han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus
palabras."
Algunos podrán citar Romanos 10:17: "Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios." ¿Cuál
es la palabra (hablada) de Dios? En 2 Timoteo 3:16 leemos que: "Toda la Escritura es inspirada por Dios,
[literalmente, pronunciada por Dios] y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia." Y note en el versículo anterior que la Biblia misma es capaz de salvar "Y que desde la niñez has
sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en
Cristo Jesús."
· El Evangelio no es la "iglesia en las casas." No hay ni siquiera una sola Escritura que ordene esto y no se
habla de ello en la Biblia.
· El Evangelio no es un pretexto para imponer tradiciones de hombre y estándares de apariencia externa.
"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los
hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo." –Colosenses 2:8.
· El Evangelio no se trata de estar en conformidad con un grupo de compañeros o de someterse a figuras
humanas en autoridad.
· El conocer y creer en el Evangelio no se relaciona con la forma en que nos sentimos hacia aquellas
personas que comparten el Evangelio. No es necesario convertirse en discípulos de hombres para ser
seguidores de Dios.
"¿QUÉ ES EL PROBLEMA SINÓPTICO?"
Cuando se comparan los tres primeros Evangelios – Mateo, Marcos y Lucas – es indiscutible que los relatos
son muy similares uno de otro en contenido y expresión. Como resultado, Mateo, Marcos, y Lucas son
conocidos como los “Evangelios Sinópticos.” La palabra “sinóptico” básicamente significa “verlos juntos
con una opinión común.” Las muchas similitudes entre los Evangelios Sinópticos ha conducido a algunos a
preguntarse si los autores de los Evangelios tuvieron una fuete común; otro registro escrito del
nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de Cristo, del cual ellos pudieron haber obtenido el
material para sus Evangelios. Algunos aducen que Mateo, Marcos, y Lucas son tan similares, que ellos
debieron haber utilizado los Evangelios unos de otros, u otra fuente común. A esta supuesta “fuente” se le
ha dado el título de “Q” de la palabra alemana que significa “fuente.”

¿Existe alguna evidencia para un documento “Q”? No, no la hay. Ninguna porción o fragmento de un
documento “Q” ha sido jamás encontrado. Ninguno de los padres de la iglesia primitiva mencionó jamás
un Evangelio “fuente” en sus escritos. La “Q” es la invención de “eruditos” liberales, quienes niegan la
inspiración de la Biblia. Ellos creen que la Biblia es nada más que una obra de literatura, sujeta a la misma
crítica concedida a otras obras literarias. Nuevamente, decimos que no hay evidencia de ninguna clase
para un documento “Q” – ya sea bíblica, teológica, o histórica.

Si Mateo, Marcos y Lucas no utilizaron un documento “Q,” ¿por qué son tan similares sus Evangelios? Hay
varias posibles explicaciones. Es posible que los otros escritores de los Evangelios hayan tenido acceso a
cualquiera de los Evangelios que haya sido escrito primero (posiblemente Marcos). No hay absolutamente
ningún problema con la idea de que Mateo y/o Lucas copiaran algún texto del Evangelio de Marcos y lo
usaran en sus Evangelios. Tal vez Lucas tuvo acceso a Marcos y Mateo y utilizó textos de ambos en su
propio Evangelio. Lucas 1:1-4 nos dice, “Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia
de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio
lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber
investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden oh excelentísimo
Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.”

La explicación más plausible de el porqué los Evangelios Sinópticos son tan similares, es que todos están
inspirados por el mismo Espíritu Santo, y todos fueron escritos por gente que atestiguó, o escuchó los
mismos eventos. El Evangelio de Mateo fue escrito por Mateo el Apóstol, uno de los doce que siguieron a
Jesús y fueron comisionados por Él. El Evangelio de Marcos fue escrito por Juan Marcos, un cercano
colaborador del Apóstol Pablo, quien fue enseñado por los otros apóstoles acerca de la vida y ministerio
del Señor. ¿Por qué no esperaríamos que sus relatos fueran similares uno del otro? A última instancia,
cada uno de los Evangelios fue inspirado por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21). Por lo
tanto, debemos esperar similitud y unidad.

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