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POLÍTICA ANALÍTICA

Por Juan Fernando Perdomo*

REFORMAR EL ESTADO CON EL EJEMPLO...

La transición democrática en México aún está en proceso. Su consolidación es una tarea


prioritaria para alcanzar una sociedad justa y participativa, que nos brinde a todos la misma
oportunidad de integración a las actividades productivas y a los mercados laborales del país. Al
mismo tiempo que nos permita ejercer una ciudadanía plena de cara al Estado de Derecho. Esto
sólo será posible si el cambio se reconoce en la necesidad de “Un Nuevo Rumbo para la Nación”.
Ha sido largo el proceso por el cual los mexicanos logramos arribar a un sistema plural de
partidos que dejó atrás la existencia del partido único. Es necesario señalar que en el Congreso
mexicano los intereses de partido han prevalecido por encima de los intereses de la sociedad;
existe oposición a las iniciativas solamente porque son del adversario, lo cual ha conducido a la
inmovilidad, al retraso de las reformas que el país necesita para alcanzar mayores niveles de
desarrollo.
Las tareas pendientes que tenemos como Nación requieren de un trabajo conjunto entre el
Poder Legislativo y el Ejecutivo, para que se adopten y ejecuten las decisiones que permitan
converger en una democracia social y de partidos plena.
Mi principal propuesta es que el poder del estado y del gobierno estén efectivamente al
servicio de la sociedad. Ello requiere de una nueva cultura política que incluya una actitud de
respeto al adversario; abrir canales de participación en todos los niveles de la sociedad,
promoviendo las reformas constitucionales necesarias para establecer un sistema efectivo de
contrapesos entre los Poderes de la Unión; así como ceñir las funciones y atribuciones del Poder
ejecutivo a aquellas que señala expresamente la Constitución, fortaleciendo al Congreso Federal y
a los legislativos estatales para que cumplan cabalmente con el mandato popular.
Acotar el fuero de los legisladores, federalizar el sistema electoral mexicano, promover la
descentralización política, otorgar a los Estados y municipios más facultades y dotarlos de
autonomía financiera, son otras medidas que se deben considerar para lograr una reforma del
estado realmente productiva y que refleje verdaderos cambios en el buen rumbo del país.
Construir un sistema efectivo de consulta a la sociedad sobre los procesos políticos,
económicos y de todo signo que la afecten, para que esto surta efecto propongo que se eleve a
rango constitucional la iniciativa popular, el plebiscito y el referéndum. Estas reformas deberán
reglamentarse para que sean utilizadas con responsabilidad.
Llevar a cabo reformas al COFIPE y a las leyes estatales para que sólo se permita la
realización de dos procesos electorales por sexenio en toda la República; ya basta de
despilfarros!!! Es cierto que es muy caro producir una campaña política, comprende muchos
aspectos que “cuestan”, pero también hay formas de no gastar taaaanto y derrochar dinero,
mientras que eso se podía destinar mejor a otras necesidades de la sociedad que urjen más. En
tiempo electoral vemos tapizadas las ciudades de posters, volantes, etc, etc, etc. Mientras que se
podría sacrificar una parte de ese material y destinar el gasto a instituciones de beneficencia o a
los pobres...¿No creen? Para esto es importante promover a la brevedad una Ley de Partidos
Políticos que reglamente sus actividades; en particular, que dé certidumbre y transparencia al
manejo de los recursos públicos con que se financian las campañas y las pre-campañas
electorales y al mismo tiempo permita la rendición de cuentas frente a la sociedad.
Reestructurar al COFIPE para hacer más estrictos los topes a los gastos de campaña e
impedir despilfarros, así como la prohibición de compra de tiempos comerciales en radio y TV, al
mismo tiempo que se garantice el acceso gratuito a medios de comunicación durante las tres
semanas previas ala elección federal; pues en muchos medios existe imparcialidad en cuanto al
tiempo aire destinado para los partidos, se manejan muchos intereses y “compadrazgos” de los
dueños o directivos de los medios hacia algún candidato en especial, favoreciéndole así, y
bloqueando a los demás.
La reforma del Estado incluye necesariamente un nuevo orden jurídico, la realidad de la
sociedad mexicana del siglo XXI y la magnitud de las tareas pendientes que tenemos para definir el
nuevo rumbo que como Nación vamos a seguir, requiere que los marcos institucionales y legales
que nos rigen, también sean adecuados. Se trata de actualizar nuestro sistema legal desde la
Constitución hasta las leyes reglamentarias, tanto en los niveles federal como locales. El nuevo
orden jurídico debe ser socialmente acordado desde una agenda nacional común, que impulse una
nueva Ley de Amparo para fortalecer la defensa de las garantías individuales, y ofrecer recursos de
acción, para los ciudadanos más vulnerables, ampliando los alcances de la Ley de Derechos y
Cultura Indígena vigente, con vistas a consolidar una legislación multicultural que reglamente las
reformas constitucionales en la materia y devuelva al Consejo de la Judicatura la plenitud de sus
facultades y permita que ejerza efectivamente las funciones que le fueron conferidas inicialmente
en las reformas de 1995, con el fin de evitar la aparición de subordinaciones y proclividades que
afecten el ejercicio de la impartición de justicia, adoptando mecanismos judiciales para que los
derechos y obligaciones ciudadanas se cumplan no sólo de manera abstracta, sino también se
garantice su aplicación concreta.
Son variadas las reformas que necesita el Estado para fungir realmente como órgano
coordinador e impartidor del orden de la sociedad, pero con voluntad, orden, disciplina y mucho
esfuerzo sobre todo, se puede lograr un gran avance; para esto debe reflejar el buen ejemplo que
profeza, pues si no se empieza a actuar desde la base, ¿cómo poder cosechar lo que no se
siembra?

Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY.


Servidor público, empresario y político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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