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POLÍTICA ANALÍTICA

Por Juan Fernando Perdomo*


NIÑOS DEL ARCOIRIS
“UNA MIRADA AL INTERIOR DE LA VIDA DEL NIÑO CON TRASTORNO DEL DÉFICIT DE ATENCIÓN
E HIPERACTIVIDAD (TDAH).

Uno de los objetivos de esta colaboración periodística es mostrarnos a


nosotros mismos como somos. Con nuestros retos y fortalezas. Desde un
inicio, hace casi tres años, abrimos las puertas a la opinión pública y ya hemos
comentado asuntos que los ciudadanos me han presentado.

En esta ocasión contamos con la colaboración de la “FUNDACION LOS


NIÑOS DEL ARCOIRIS A.C.”, de Fortín, ocupados en el TDAH.

-¿Tuviste un buen día? –le pregunta Susana a su hijo Carlos tan pronto como
sube al auto al recogerlo en la escuela. El frunce el ceño sin hacerle el menor
caso
-Vaya, parece que has tenido un mal día –dice ella en tono compasivo--
¿Quieres contarme lo que te pasó?
-Déjame en paz—refunfuña el niño.
-Me tienes preocupada...., te ves tan mal.... quiero ayudarte
-¡No quiero tu ayuda!, le grita----¡déjame en paz!
-¡Carlos! Dice Susana con voz entrecortada----No me hables así.....si no
quieres que en verdad te de un “estate quieto”...solo trato de entender que es lo
que te pasa......

Nerviosa y rendida tras su jornada de trabajo, Susana conduce en medio del


tráfico preguntándose que es lo que en realidad le sucede a su hijo. ¿Por qué
actúa así? Se siente confundida, impotente, enojada, así como resentida con
su propio hijo, y la afligen sentimientos de culpa. Teme llevar a su propio hijo a
casa. Casi prefiere no saber lo que sucedió ese día en la escuela, por que lo
más probable es que al otro día el profesor la mande llamar por los arranques
de conducta de su hijo. A veces Susana siente que ya no puede aguantar más.

Incidentes aparentemente sin importancia se convierten en terribles suplicios


emocionales cargados de ansiedad. Los niños que padecen el TDAH, o que
reciben el calificativo de “difíciles” suelen ser bastante impulsivos ante los
problemas. Tienen arrebatos de ira por cualquier cosa, dejando a los padres
enojados, desconcertados y totalmente exhaustos.

Por regla general estos niños son inteligentes, creativos y sumamente


sensibles. Es importante reconocer que son niños sanos, pero con necesidades
especiales, por lo que requieren mayor comprensión.

Uno de los aspectos más frustrantes de tratar con este tipo de niños es su
desmedido afán de que se les preste atención. Lamentablemente, la atención
que muchas veces reciben es negativa en lugar de positiva. Por eso, sea
presto en advertir, encomiar y premiar todo buen comportamiento o trabajo bien
hecho. Esto estimula mucho al niño. Aunque al principio le parezca exagerado,
merece la pena.

Cuando se cría a un niño con TDAH, es sumamente importante reforzar el


comportamiento adecuado, dar las debidas advertencias y, de ser preciso
estructurar límites adecuados para el comportamiento del niño.

Otra técnica muy eficaz que se encuentra para ellos es darle opciones. En
lugar de ordenarle algo directamente, lo dejamos escoger. Puede comportarse
como es debido o bien aceptar las consecuencias lógicas. Así aprende a ser
responsable de sus actos y a tomar buenas decisiones.

La mayoría de las personas no saben que el TDAH afecta la capacidad del niño
para controlar su comportamiento y sus reacciones. Muchos creen que si estos
niños se esforzaran más, podrían mejorar su capacidad de concentración y su
comportamiento, no obstante, cuando lo consiguen, echan la culpa a los
padres.

A un niño con TDAH le resulta totalmente imposible sentarse quieto durante


dos horas en una reunión de salón de clases. Los niños con TDAH tienen una
variedad de necesidades. Algunos niños son demasiado hiperactivos o
distraídos como para funcionar en un aula común, y un plan de manejo de
comportamiento.

En el entorno familiar el primer problema que surge es el sentimiento de culpa


que flota en cada uno de los componentes. Los padres pueden enfrentarse uno
a otro por ese trastorno que presenta el niño, no comprenden las causas ni a
menudo como abordarlo.

Los padres y profesores tienden a ver los aspectos negativos que son las
consecuencias del trastorno pero éstos se agrandan porque toman como base
a un niño normal y un niño con TDAH no lo es. Si en vez de esto trataran de
reconocer los puntos positivos de su conducta seguro que el niño se
sentiría más apoyado. Si se parte de la base de que el niño con déficit de
atención e hiperactividad no atiende y no se está quieto y nos fijamos en el rato
que si pasa quieto y atendiendo, seguro que lo veríamos de otra manera.

“El TDAH supone un reto para padres, maestros y profesionales del tema.
Colaboremos todos en la construcción de una buena senda de aprendizaje que
les ayude a recuperar su confianza y valor”.

Gracias a la Fundación por su trabajo.

*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY


Servidor público, empresario y político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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