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Conciencia
7) Comentario de la carta a los Romanos (1515/1516)
(Obras X, 84s./WA 56, 203s.)
Sobre 2.15
Pero les da tambin un mal testimonio respecto de lo malo
que hicieron, y de esto se encargan los razonamientos, que los
acusan y que torturan su conciencia. Con esto queda demostrado
que no ignoraban la ley, sino que tenan conocimiento del
bien y del mal; pues al sentir ese remordimiento, se dan cuenta
de que han obrado mal. No tendran remordimientos si no tuviesen
el conocimiento de que su obrar era malo.
Mas as como ellos mismos son juzgados ante s mismos por
s mismos cuando su conciencia, da testimonio y cuando sus razonamientos
los acusan o defienden, as sern juzgados tambin
por Dios, con base en las evidencias aportadas por estos mismos
testigos. Pues no se juzgan a s mismos con base en los juicios
que otros pronuncian sobre ellos, ni con base en las palabras de
gente que los alaba o crtica, sino segn sus propios razonamientos
ntimos. Y estos razonamientos los tienen metidos tan en lo
profundo de su ser, que su alma no los puede eludir ni evitar ni
siquiera reprimir como puede hacerlo con los juicios y las palabras
de los hombres. Por esto adems Dios juzgar a todos los
hombres segn estos sus ntimos pensamientos y revelar lo que
pensamos en lo ms secreto, de modo que no habr posibilidad
de huir an ms hacia dentro ni de ocultarse en un lugar an
ms recndito, todo nuestro pensar quedar de manera inevitable
al descubierto y expuesto a la vista de todos, como si Dios
quisiera decir: Mira: yo en realidad no te juzgo, no hago ms
que asentir al veredicto que t mismo has pronunciado sobre ti,
y confirmarlo. Si t no puedes arribar a un juicio distinto respecto
de ti mismo, yo tampoco puedo. Por lo tanto, tus propios
pensamientos y tu conciencia te dan el testimonio de que eres
digno de entrar al cielo o al infierno.
8) Lecciones sobre Gnesis (1535-1545)
(WA 44, 546; traducido por Dmaris Zijlstra Arduin)
Sobre 43.19-22
Esforcmonos entonces cada uno de nosotros para ser liberados
de esa bestia espantosa y diablica [...] La conciencia provoca
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