la cooperación y el juego, desde los juegos tiernos de la infancia a la competencia atroz de la guerra. Una reflexión llevadera sobre la polaridad competicion/cooperacion
la cooperación y el juego, desde los juegos tiernos de la infancia a la competencia atroz de la guerra. Una reflexión llevadera sobre la polaridad competicion/cooperacion
la cooperación y el juego, desde los juegos tiernos de la infancia a la competencia atroz de la guerra. Una reflexión llevadera sobre la polaridad competicion/cooperacion
2or qué poner
‘en “Juego” la paz?
No es la intencion
de este articulo
dudar acerca
del enorme valor
dela pazy
de la necesidad
de difundiria
y concretarla en
todos los rincones
de nuestro planeta,
Muy por el
contrario, intentaré
desarrollar algunas
Ideas en torno ala
posibilidad de
educar para la paz a
partir del juego y
el jugar, como una
manera también de
poder “Jugarnos"
por ella.
Juego y cultura
La sociedad se caracteriza por mostrar-
nos @ diario numerosos ejemplos muy
alejados de la idea de convivencia pacti-
a. Mucho se ha hablado sobre la rele
én entre juego y cultura, de cémo los
juegos se convierten en espejos de dis-
tintos grupos sociales.' Pero esta relacion
rio tiene una sola direccién, ya que si
bien la cultura de pertenencia se expresa
a teavés de distintas maneras de jugar, los
nuevos juegos son una forma de cons-
‘ruir cultura,
Como plantean los hermanos Johnson
no se puede definir a la sociedad como
competitiva, las relaciones humanas son
ppor definicion cooperatvas, pero dentro de
ese marco cooperativo podemos afirmar
que existe una excesiva competencia. és
posible considerar a la guerra como una
exacerbacién de esa competencia? éY qué
es la competencia? El concepto competen-
cia es usado con dos sentidos, por un lado
como sinénimo de capacidad, de ser com-
petente para algo, y, por aro lado, como el
enfrentamiento entre dos 0 més fuerzes pe-
£3 un logro, con ef cual el éxito de uno de-
fiva en el fracaso del otro. Esta competencia
se ve reflejada en fa actualidad en la polti-
«a, en la economia, en el trabajo, en el es-
tudio, hasta en fas relaciones interpersona-
les (de pareja, de amigos, de padres ¢ hi-
jos). Se acepta con notmalidad la presencia
de ganedores y percedores, de exitosos y
de fracasados, la utilizacion de la manipula-
cin, la fuerza ola trampa. Se acepta que la
alegtia y el triunfo de unos pocos son posi-
bles con la dertota y resignacién de los
otros.
Para Humberto Maturana (1993:25), la
cultura patriarcal se caracteriza por valoror
la guerra, la competencia, la lucha, las j
rarquias, la autoridad, el poder, la apropi
cién de los recursos y la dominacién y
control de los otros a través de la apropia-