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Maestría en Desarrollo Urbano

Portafolio Visual de Proyectos

Tema: Comunicación Visual

Alumno: Héctor R. Ibarra Calvo

Rudolf Arnheim.

La comunicación visual es un proceso de elaboración, difusión y


recepción de mensajes visuales. En ella influyen: el emisor, el receptor,
el mensaje, el código, el medio o canal y el referente.

Cuando hablamos de comunicación visual no podemos limitarnos a un


único tema, ya que el concepto comunicación visual puede ser tratado
desde varias perspectivas.

En este proceso intervienen los siguientes conceptos clave:

• Emisor: quien emite el mensaje;

• Receptor: quien recibe el mensaje.


• Mensaje: lo que se trasmite.
• Codigo: conjunto de normas y procedimientos que relacionan
significantes con significados.
• Canal: soporte a través del cual se trasmite el mensaje
(periódicos, tv, cine).

Existen dos aspectos a seguir en la comunicación visual: la información


estética e información practica. Por practica debemos entender aquella
carente del aspecto estético y simplemente informativa. Por estética,
aquella que parte de un mensaje que transmite dimensiones y formas.

¿De qué modo es importante la percepción, y de qué modo está ligada


al pensamiento? ¿No es el lenguaje el legado de una experiencia
pasada, pensada, vista y escuchada, pero al que le falta inmediatez
para explicar los estímulos directos que percibimos? El autor comienza
con un análisis histórico de la percepción y de cómo ésta ha sido
desdeñada por muchas de las filosofías idealistas y racionalistas. Uno
de sus primeros detractores como medio de cognoscimiento y de
desarrollo del hombre en su entorno fue Platón. El arte se desdeña
porque se basa en la percepción y la percepción se desdeña porque no
incluye el pensamiento. Ya desde tiempos de la escuela eleática, se
germinaría esa desconfianza por los sentidos -“La experiencia sensorial
es engañosa, la razón tiene que corregir los sentidos”- Rezaba
Parménides. Continuando con el mito de la caverna de Platón, donde
todo lo que se percibe en el mundo sensual es un reflejo proyectado
por un mundo ideal. Por lo tanto, saber a partir de la experiencia
directa no llevaría a la verdad, al conocimiento. Su discípulo,
Aristóteles, no desecharía el conocimiento a través de los sentidos.
Pero, por ejemplo, una experiencia particular con los sentidos no se
explicaría por sí misma, esto es, por su singularidad. Habría que
abstraerla para encontrar una generalización que indujera esa
experiencia en un orden lógico o sistema ideal, (lo que se aprehende
no es una silla, sino la silla) de lo particular a lo general. Luego,
defendería la necesidad de un universal que impresionaría a un medio
de por sí informe. Un mundo, por lo tanto, donde no habría cabida para
un accidente o un singular.

En el segundo capítulo, Arheim aduce a la imposibilidad de la


inteligencia sin percepción. Percepción y pensamiento actúan
recíprocamente. Son, a la vez, causa y efecto de una acción continua:
la actividad perceptiva. Un estímulo (pone como ejemplo un coche en
la lejanía) nos impresiona a través de la retina en una imagen más
pequeña del objeto (No añade Arheim, que el hecho de conocer este
dato de antemano, la magnitud del coche, ya altera indirectamente
nuestra experiencia, pues, ¿cómo juzgamos una magnitud standard del
objeto?). Es nuestro aparato cognoscitivo el que altera esa imagen y la
conceptualiza. En opinión del autor, es la sensibilidad ante el medio lo
que otorga la inteligencia al individuo. Nuestra retina refleja un
estímulo visual, tras ello, el percipiente a través de su aparato
cognoscitivo, formaliza esa impresión en una idea-concepto que
tenemos del mismo, (percepto) generalmente, previamente adquirida.
Como decíamos, ese estímulo inmediato es indirectamente
(inconscientemente) formalizado en un percepto. Ese procedimiento
generalizador simplifica ese estímulo y nos facilita (como a veces nos
confunde) desenvolvernos en el medio .

En el tercer capítulo (La inteligencia de la percepción visual): Arheim


analiza el objeto percibido y su contexto. Para el proceso de
conceptualización que citábamos anteriormente, el percipiente,
abstrae el objeto de su contexto. La mente tiende a realizar esta
descontextualización, aislando al objeto de su situación: “Percibir un
objeto como inmutable es abstraerlo al más alto nivel de generalidad,
y ese nivel es apropiado para todas esas situaciones en las que la
visión se utiliza con el propósito de manejar objetos físicamente. En el
mundo físico, las modificaciones contextuales observadas en la
percepción no existen o no interesan. Pero una persona a la cual las
consideraciones contextuales del medio físico de un entorno le
interesan - por ejemplo un artista- agudizará su percepción al máximo”
.

Autor de la Fuente: Wikipedia

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