estrangulan, rabiosas, mi garganta suicidando, uno a uno, mis pensamientos desesperados de viva libertad. Me imploras que detenga mi mente. Amor, lo ves?, es lo que ms deseo. Me ruegas que pise fuerte la vida pero me esfumo de miedo en miedo. Mi corazn agitado no llega, se detiene ante el nico que gana: el terror, el pnico, ese viejo cual fiel verdugo, corta cada noche. Farsante, yo, miento dejar amarme en vano. No hay para mi salvacin. Oculto, tras mscaras, esa sombra que prxima me aguarda sin oxgeno.