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‘Me siento en mi cama y miro mi Libro de papd. Esté leno de foto- graflas de papa solo, de él conmigo, forografias de nosotros tres: papa, mamé y yo. Hay también fotos en que estin ellos dos solos, de antes de que se separaran, Como mi madre no tiene en casa ninguna foto de mi padre, yo me he hecho este Libro de papa. Si alguna vex me voy a ver a mi padre a Francia, he pensado que ime haré un Libro de mama y lo lleva ré conmigo. Estoy casi segura de que mi padre tampoco tiene fotos de ma- mé en su casa, 10 Sin embargo, sé que tiene fo- tos mias. Me lo dijo cuando fue a verme a Inglaterra y yo estaba con varicela en casa de la tia Pam y por eso no pude ir a verle a él en su casa de Francia, ‘Algunas veces hablo con el li- bro como si mi padre estuviera alli de verdad. Hoy es una de esas veces. «Estoy un poco nerviosa al pensar que otra vez empieza el cole- gio. Va a ser la primera ver que ti no u estés para acompafiarme el primer dia de clase. Y mi mejor amigo, Jus- to, tampoco estard. Se ha ido a vivir a Alabama», Miro la fotografia que mi pa- dre se hizo el dfa que fuimos al Par- que de Diversiones. Se esté riendo... y tiene un pegote de algodén dulce cen la navia. Pap4 no puede. contestarme, pero yo sigo hablindole: aLa verdad es que estoy algo mis que un poco nerviosa... Estoy asustada. Voy a empezar cuarto... y dicen que cuarto es muy diftil.. yen cuarto ya no tendré a mi profesor, el sefior Coten. :Qué pasard si tengo la cabeza tan lena con todo lo que he aprendido desde la guarderfa, prees- colar, primero, segundo y tercero, que ya no me queda sitio para apren- der nada més? -¥ si me toca un 2 pupitre que cojea? ;O me siento en tuno donde el afio pasado se senté un chico estiipido y todavia queda estu- pide en el banco y se me pega?>. Casi puedo ofr cémo se rle mi padre cuando le digo esto. Y casi me rio yo también... un poco... Luego sigo: «;Y qué pasard si nadie quiere ser mi mejor amigo? Ya se me ha olvidado cémo se hace eso de conseguir un mejor amigo. No he tenido que hacerlo desde que estaba cn preescolar, y entonces yo no tuve que hacer nada, salié solo». Le he dado un beso a la foro. Casi he sentido en los labios el sabor del algodén dulce que él te- na en la nariz. «Y, pap, ahora te voy a contar una cosa: mamé esta salien- do con un amigo que se llama Max. Empez6 a salir con él mientras yo es- taba en Inglaterra. Y me parece que 3 le gusta bastante, Miro la foto de mi padre. Sigue sonriendo. Bueno, pues yo no. «Cuando volvi de Inglaterra, mamé quiso que conociera a Max, pero yo no quise». Yo no quiero que mi madre tenga un amigo y que salga con él, no a menos que ese amigo sea mi pa- dre, Cuando me hablé de Max y de que eran amigos y todo eso me asus- t€y lloré de verdad, no esas lagrimas de mentiras que una hace que salgan como si fueran de verdad, no, ligri- mas de verdad verdadera. Y entonces lla me dijo que no hacfa falta que yo lo conociera. Empiezo otra vex hablar con la foto de mi padre: «Si piensas volver a vivir con nosotras mas vale que vengas pronto. Tengo miedo», “4 Mi padre no dice nada. A lo mejor yo deberia llamar- le por teléfono y hablar con él en persona, no con la fotografia. Pero no estoy segura de si yo podria contarle a él todo esto... 0 de- cirselo a mi madre... 0 a alguien. Qué aspecto tengo? —di- ce mi madre entrando en mi cuarto. Cierro el Libro de papd y lo pongo boca abajo, Iuego la miro a lla. Se ha puesto una falda negra, una blusa de color malva y aros, La verdad es que me parece que se ve muy bien, pero no quiero decirseo. —Apestas a perfume Ie di- go y hago como que me molesta el olor y arrugo la nariz, La verdad es que huele muy bien, pero tampoco quiero decirselo. 16 Se pone un cinturdn negro y se lo abrocha contemplindose en mi espejo. Se vuelve hacia mi. —2A qué hora viene a buscar- te Ese-como-se-llame, tu amigo? —le pregunto, Max ya debe estar por llegar Ha pronunciado con més in- tensidad el nombre de él y me mira fijamente, —A qué hora vas a volver? —me meto en la boca un mechén de mi pelo y empiezo a mordisquearlo. —No lo sé, pero, carifio, no tienes que preocuparte, Juana va a pasar aqui la noche. Y yo estaré de vuelta mucho antes de que te des- piertes mafiana. Sigo mordiendo mi mechén de pelo. —A lo mejor no puedo dor- 7 mirme hasta que vuelvas, Mi madre suspira: —Serd muy tarde, —Te esperaré despierta. Quiere cambiar de conversa- cién: —Carifio, no te mordisquees el pelo, Acuérdate de cémo Cheshi- re, el gato de angora de tla Pam, anda todo el dia con arcadas y escu- piendo pelotillas de pelo por la casa. Si te sigues metiendo el pelo en la boca acabaris haciendo lo mismo, Sefiala un rincén y dice en plan de broma: * Habra pelotillas de pelo de Ambar por todas partes. Me parece divertido, pero ni siquiera sonrio: —Pienso estar despierta hasta que vuelvas, asi que no vuelvas muy tarde, 18 Me mira como si fuera a echarme un sermoncito, pero sélo me dice: —Bueno. Yo sé que ella cree que me dormiré, pero no voy a dormirme. Estoy segura de que no. No voy a levantarme de la ca- ma, Hoy no. Ni mafiana. Nien todo el tiempo que du- ren las clases, que empiezan hoy. Ya fue bastante dificil levan- tarme ayer y oir a mamé comentar lo bien que lo habia pasado con Max. Max le gusta de verdad. Y dice que esta segura de que también me va a gustar a mf. Yo estoy segura de que no. Ni siquiera quiero conocerle. No quiero de ninguna mane- ra que me guste, 20 De eso estoy segurisima. Y también estoy segurisima de que no quiero levantarme de la cama para ir al colegio. Mi despertador empieza a grufir. Es una combinacién de des- pertador y aleanefa que me regalé la fa Pam. Tiene la forma de un cerdo metido en un bafio de espuma; cuando le meto una moneda se rie y me da las gracias, pero a la hora de despertar, grufe. a Aprieto el botén y apago el despertador. Me tapo la cabeza con Ja almohada, ‘Antes de que pasen cinco mi- nnucos llega la «Mamé Despertadors y ‘me quita la almohada para despertar- ime. Este despertador es una persona que me pasa la mano por el pelo y di- ce cosas distintas segiin el dia, Hoy, la «Mamé Despertador» me quita la almohada de la cabeza y dice: —Despierta, carifi el primer dia de colegio, Y no hay botén para apagar a una «Mamd Despertador», Abro los ojos sélo un poquiti- to para mirarla y le digo: —Cuarto afio no es nada im- portante, Despiértame el afio que viene y ya pensaré si me interesa ir a quinto, .. Hoy es n Me hace cosquillas y dice: —Vamos, a la ducha. Vistete y baja antes de media hora; te voy a preparar un desayuno alimenticio y rico, Luego te llevaré al colegio. —No hace falta que me He- ves. Puedo ir andando yo sola, He ido asf los dos tilkimos afios. Me acuerdo de cémo iba y volvia del colegio con Justo. Y de c6- mo al volver me quedaba en su casa hasta que mamé volvia del trabajo. ‘Ahora todo es diferente, por- que Justo ya no vive aqui. Y digo otra ver: —Mamé, puedo ir andando al colegio. ‘Mamé suspira y dice: —Ya hemos discutido eso. No quiero que vayas andando wi so- la, asi que yo te llevaré en el auto y por la tarde iré a buscarte después de 2B la permanencia, Vuelvo a ponerme la almoha- da por la cabeza, Eso de la permanencia es lo que han inventado para los que no podemos ir a casa en cuanto term nan las clases. La culpa de todo la tiene el padre de Justo. Sino hubiera acepta do ese estipido trabajo nuestras vi das no habrian cambiado. ard la madre de Justo a llevar- le hoy a su colegio también? ¢Estard &l también pensando en Jo distinco que va a ser todo para él? zMe echa- i de menos como yo le echo de me- nos a él? —Vamos linda, arriba y en marcha, Me quita la almohada de la cabeza y usa la voz que significa: «Levantate ahora mismo 0 vas 4 a dejar de ser mi nifa linda, Empieza a hacerme cosquillas cen los pies. Yo, Ambar Dorado, aborrezco que me hagan cosquillas en los pies. Lo odio con todas mis fuerzas. Asi que me'levanto de la cama y twopiezo con el cuaderno nuevo, Lo recojo y lo pongo junto al estuche de los lipices. He decorado el estuche con tun montén de calcomanfas nuevas y lo he llenado con boligrafos, lipices y gomas. Mientras me ducho pienso en muchas cosas diferentes... {Cémo se- ri el profe de este aiio? En qué ban- co me sentaré? ;Quién se sentard a ‘mi lado? ;Seguird Ana Burton siendo antipdtica conmigo? :Seguirin algu- nos chicos siendo igual de bobos que el afto pasado? {Habra alguien nuevo 25 en la clase que necesite un mejor amigo? Salgo de la ducha, me seco, me cepillo los dientes y luego el pelo (no con el mismo cepillo, claro). Me visto. 26 Mallas negeas y una camiseta larga que me compré tia Pam este verano. Tiene el mapa del metro de Londres. No me la he puesto hasta ahora. La he estado guardando para estrenarla el primer dia de colegio. Me pongo los zapatos nuevos. Primero el del pie derecho y lucgo el del izquierdo, Siempre lo hago asi. Ya sé que es una mania, pero siempre Jo hago asf y me gusta. Estaré Justo ahora_mismo ponigndose los zapatos también? ;Se acordaré de atarselos 0 tropezari y se caer porque no estoy yo con él para recordarselo...? {Se lo recordar al- guien? Meto mis cuadernos y las co- sas de escribir dentro de la mochila, que es de color rosa fosforescente, y cuelgo del cierre el duende de la bue- nna suerte que me regal6 tia Pam ha- 7 ce dos afios. Oigo que suena el teléfono. Luego deja de sonar. —Ambar —mam me llama desde la cocina—, es para ti. Tu pa- dre. Date prisa Corro hasta el reléfono. i padre me llama desde Pa- tis, Franci — Papi! —he corrido tanto que casi no puedo respirar. Oigo el clic que suena cuando mi madre cuelga el teléfono de la co- cina, 28 —Ambar —Ja voz de mi padre suena como si estuviera cer- quisima, pero yo sé lo lejos que es- ti. Ambar, slo quiero decirte que espero que tengas un estupendo pri- mer dia de colegio. Me gustaria ha- ber podido estar hoy ahi. {Con nosotras? —siempre sigo esperando que él y mamé quie- ran volver a estar juntos, aunque clos siguen diciendo que no lo van a hacer nunca. —Ambar —dice mi padre y sus- pira—. Cariio, no, no digo ahf con 2» ustedes, en esa casa... Yo necesito uuna casa para mi Los dos nos callamos durante un ratito, luego le digo: —Te echo de menos, pap4. —También yo te echo de me- nos a ti, Me gustaria ver qué te has puesto hoy para ir a clase y estar ahi para que luego me contaras cémo te hha ido en este primer dia. Te llamaré otra ver esta tarde cuando calcule que ya estis en casa para que me di- gas cémo fre todo. Hago cilculos yo también; a sa hora para él, en Paris, serén las doce de la noche. ‘Antes de colgar hacemos un concurso de besos... ruido de besos cada ver més deprisa, més deprisa hasta que a uno de nosotros se le ccansan los labios. Gano yo, como siempre 30 Cuando colgamos me siento contenta de que se haya acordado y haya llamado, y me siento muy tris- te porque vive tan lejos. Mientras bajo las escaleras pienso otra vez en este primer dia de colegio. Me gustaria que ya fuese ma- fiana a estas horas porque asi ya ha- bria pasado el primer dia de cole; y yo sabria si todo ha salido bien. Me gustaria que mi profesor fuera estupendo y que opinara que ‘yo soy también estupenda. ‘Me gustarfa no estar tan ner- viosa. Me gustaria... Yo, Ambar Dorado, creo que cl patio de recreo del colegio deberia Ilamarse de otro modo. Deberia lla- arse el «patio para no hacer nada y hablar», por lo menos para los de cuarto para arriba.... por lo menos asi es el primer dia de clases. Mientras hablibamos he mi- rado a todas partes. Hasta ahora no hhay nadie muevo en cuarto. Hasta ahora todos los que eran mejores amigos el afio pasado siguen siendo mejores amigos este curso. No hay nadie sin mejor ami- £0. EXcEpLO yO. Alicia Sénchez me pregunta: 32 —Ambar, :qué has hecho este verano? —Estuve en Inglaterra. —iVaya mentiral —dice Ana Burton, que sigue siendo la misma estipida de siempre—. Estis min- tiendo para presumir. —No estoy presumiendo. ‘Alicia me ha preguntado y por es0 lo he dicho, Es verdad, he estado en In- slaterr —Y i, qué has hecho? —le ha preguntado Naomi a Ana Burton. —Mi familia alquilé una casa en Ja playa, Por eso he vuelto tan morena, —y se mueve como si fuera una modelo, Yo hago como que bostezo, —gDénde esté Brenda? —pre- gunta Alicia—. {No fue a verte a la playa? —Si, pero eso fue a principios del verano. No sé dénde esti ahora... la verdad es que tampoco me impor- ta—Ana se encoge de hombros—. A Jo mejor sigue en California con su familia, no sé. —Yo crefa que era tu mejor amiga —dice Alicia—. ,Cémo es que no sabes dénde esti? ‘Ana vuelve a encogerse de hombros y no dice nada. 4 Parece que Ana esté también sin su mejor amigo, como yo; pero con lo idiota que es yo no querria de ninguna manera ser su mejor amiga, ni siquiera su peor amiga. Esa mons- tua lo que deberfa tener serfa una mejor ENEMIGA, —Me han dicho que tuviste varicela en Londres —me dice Tiffany. Al segundo dia de Megat, {qué te parece? ‘Ana Burton nos interrumpe y dice: —Yo tuve la varicela en pr mero, —Estds mintiendo —le digo y le saco la lengua. Me mira furiosa y luego le- vanta la cabeza con la nariz hacia las nnubes dindose muchos aires de sabi- honda. —Eres una mentirosa. Que 4 has estado en Inglaterra! ;Cmo que nos lo vamos a creer! —Mira, ten cuidado le di g0—. si sigues con la nariz. para arti ba y llueve te ahogarés; claro que a nadie le importaria, Gregorio Bronson hace como que habla por un micr6fono que tie- ne en la mano: —iNoticias frescas para los amantes del deporte! ;Primer asalto entre las veteranas Burton y Dorado! Algunos opinan que ésta puede ser la 36 pelea del siglo. Otros dicen que es simplemente el comienzo de un nue- vo curso, —Yo no he sido la que ha em- pezado —digo y seialo a Ana, que lle- ‘va una polera en la que dice: MISPADRES FUERON ALA PLAYA Y TODO LO QUETRA- JERON FUE ESTA ESTUPIDA POLERA. Personalmente pienso que en su polera deberia decir: MIS PADRES SE CASARON Y TODO LO QUE TRAE: RON A ESTE MUNDO FUE A ESTA ESTU- PIDA CRIATURA. Jaime y Roberto Ilegan co rriendo y empiezan a hacer ruidos de Jo mis ordin: a Después de hacer ruidos ver- daderamente fuertes y groseros, Jai- que se va a celebrar una ia de eructos» y que todo el que quiera se puede inscribir des- pués del almuerzo. 7 —Voy a buscar mi lipiz —di- £0, ¥ pongo los ojos turnios, —o me inscribo ahora mis- mo! —Naomi se rie y firma en el Roberto eructa y luego dice: —Pueden tomarlo a broma si quieren, pero vamos a dar un premio estupendo. —iNo creo! —Naomi niega con la eabeza, —ZNo, eh? Pues mira —Jai- me levanta la mano como ensefiando un invisible erofeo—, vamos a dar de premio la sirena musical que yo le regalé a mi hermana la Navidad pa- sada. re. =A ella no le gusté nada —nos explica Roberto. —Estaba de oferta, muy ba- rata —dice Jaime y se re. Es feisima! —asegura Ro- berto. 38 —Me la devolvié como rega- lo de cumpleafios. Y ahora va a ser nuestro premio en el campeonato de ceructos, La traeré mafana —prome- te Jaime. Los dos empiezan a hacer rui- dos de todas clases y a soltar eructos. Los demis chicos empiezan a hacer lo mismo. Algunas cosas no cambian nunca, El afio pasado los chicos sol- taban chillidos de mono. Este afio sueltan eructos. Bueno, algunas cosas si que han cambiado. Tiffany ahora escribe su nombre asf: Tiffani, y se ha puesto sostén, y la verdad es que le hace falta. Jaime y Roberto han ido de- tris de ella comentindolo a gritos y el sefior Coten, nuestro profesor del aio pasado, los ha regafiado, 39 Y otro cambio en el que no tengo mas remedio que pensar todo el tiempo es en que Justo no esti aqui el primer dia de clases por pri- mera ver en seis afios, desde que es- tébamos en kinder. Seguro que Justo podsia ga- nar el campeonato de eructos. Podia eructar el alfabeto completo al dere- cho y al revés Gregorio vuelve a imitar a un locuor deportiv: —jFredi Romano va el prime- ro... con cuarenta y dos eructos con- secutivos! —Gracias, gracias —Fredi se inclina ante una imaginaria audien- cia—, le debo mi éxito a las dos bo- tellas de gaseosa que me he bebido para desayunar. Suena el timbre de la escuela. Es hora de volver a clase. chila? 40 {Como seri el nuevo profesor? 2Cémo seré la clase sin Justo? {Donde habré puesto mi mo- CUATRO —Enhorabuena, Ambar, este afio eres tii la que estrenas el rincén de las cosas perdidas —Ia sefiora Peters, la secretaria, me sontie y me pasa mi mochila rosa—. {Has perdi- do algo mas? —me pregunta. Me gustaria decirle: «Si... he perdido a mi mejor amigo. ;No han encontrado ninguno?> Y como me quedo mirindola, la sefiora Peters sme recuerda: —Creo que debes irte a clase, vas a llegar tarde. Miro el reloj. Voy a llegar tarde el primer dia que estoy en cuarto. ‘Tomo mi mochila y grito: (Gracias! —y salgo 2um- bando hacia mi clase. El sefior Robinson, el director, a2 me detiene, me hace volver atrés y ime obliga a recorrer otra ver todo el camino andando despacio. Después me Hama la atencién por llegar tarde. Camino deprisa hacia mi cla- se y paso por delante de la puerta de tercero, El sefior Coten est presen- indose a sus nuevos alumnos, iQué sueeerte tiecenen...! Entro en mi clase a toda velo- cidad. —Llegas tarde —me dice Ana Burton mirando su reloj. 2 —Gracias, Big Ben —la he lla- mado con el nombre que en Londres le dan al gran reloj de la Casa del Parla- mento; busco un sitio donde sentarme. Echo una mirada a Ia clase y me doy cuenta de que todos se han sentado en las mismas filas y los mis- mos sitios que tenfan el afio pasado en la otra clase. Me siento en lo que hubiera sido mi antiguo puesto. El banco de al lado esté vacio. —Bienvenida, Ambar —la profesora me sonrle—. Soy la sefiora Sole. Tiffani me ha contado que esta- bas buscando tu mochila, veo que la has encontrado. Miro a la profesora y también sonrio: —Hola. La sefiora Solt es una profeso- ra nueva, 4 No sé qué le habré pasado al profesor de cuarto del afio pasado. Bueno, la sefiora Sole no es sélo nueva, también es guapa. Tiene los ojos pardos, la piel costada y el pelo castaio. Sus pestafias son las mis largas que he visto en mi vida. Leva una falda larga y un chaleco rosa precioso. Espero que sea tan buena pro- fesora como el sefior Coten... ¢ igual de simpética. 45 Nos ha pasado unas papeles y nos dice que los rellenemos con una in- formacidn que para ella es importante. NOMBRE DIRECCION NOMBRE DE LOS PADRES 0 TU- ‘TorEs :QUE TE GUSTARIA CONTARME SOBRE TE :QUE TE GUSTARIA APRENDER ESTE ANO? ,QUE TE GUSTARIA QUE PASARA ESTE ANO? Las dos primeras cosas son fi ciles. Sé muy bien cémo me llamo y dénde vivo. En cuanto al nombre de mis padres, primero pienso en poner PAPA MAMA, pero luego decido que mejor no. %6 No quiero que la sefiora Sole piense desde ahora mismo que me gusta tomar el pelo. Ya sabe que soy una perdedora de mochilas. Pongo los nombres de mis padres: Sara y Phil. Lo demas ya no es tan facil. {Qué es lo que me gustaria contarle de mt? Después de estar un ratito ha- ciendo dibujitos en un pedazo de pa- pel. escribo: De mi no rd que: decinde, 46 podrter uated Raden Pecho que exta contertacicn fusna 269 ce: verdaclens/fabro? A aes peareies om porstoles a Las otras. preguntas son un poco menos diftiles. we ea, ling er que no entiends nacla 48 Miro la altima respuesta; ¢s- pero que la sefiora Solt no crea que yo sélo pienso en mi misma, asf que afado: nadie que ore Rowbre Y entonces me acuerdo de al- go que también quiero, asi que lo pongo también: He terminado de rellenar la dichosa hoja de papel; ahora a espe- rar que pase algo interesante. i CINCO Le 2.672 dividido por 2. Por qué me hace la sefiora Solt esto a mi? Pon, pon! Alguien esté llaman- doa la puerta. —Quién Hama? —pregunta Jaime. —Alguien que quiere entrar en esta clase —e contesta Roberto. —Esto no es una clase, esto es un cuarto —canta Jaime. La sefiora Solt se vuelve a ellos y los mira con esa cara que po- nen los profesores medio divertida y medio seria: —Han llamado a la puerta y 50 ésa no es ninguna razén para que di- gan tonterias. La sefiora Solt va hasta Ia puerta y la abre, Entra la sefiora Clarke, la subdirectora. Y no viene sola, —Aqui les traigo a Brenda, 3 que no sabfa dénde estaba su nueva clases veo que ya estén todos bien instalados y nos sont. Casi todos los de la clase mi- ramos a Brenda y a saludamos con la mano o le decimos cosas como: ola! —iCémo te ha crecido el pe- lo! Yo la saludo con la mano. Me gusta como viene vestida. Se ha puesto unas mallas rojo oscu- ro, una camiseta larga de color rojo iis claro y zapatillas con cordones de colores Su pelo largo y rizado tiene algo especial. No es facil distinguirlo desde tan lejos, pero veo que es algo especial. La sefiora Solt dice: —Bienvenida, Brenda. En ese momento suena un te- 52 lefono dentro de la clase. La sefiora Clarke saca un apa- ratito de su bolso. Suena otra vez. Se lo pone en la oreja y escucha duran- te un minuto, después dic — Que ha hecho Qué? Todos la miramos. Ella nos dice: —Perdénenme, por favor. Y sale de la clase corriendo. Brenda se queda alli, delante de nosotros, mirindonos. De verdad que me gusta c6- mo va vestida, La sefiora Solt dice: —Bueno, Brenda, vamos a ver dénde tienes un sitio. Decido lo que quiero hacer y Jo hago répidamente, —jHay un sitio vacio a mi la- do! digo. —iNo ha levantado la mano 53 antes de hablar! —me acusa Ana Burton mirdndome. —Tampoco tu la has levanta- do te contesta la sefiora Solt. ‘Ana se enfurrufia. Yo sontio, —Brenda, puedes sentarte jun- to a Ambar —la sefiora Solt sefiala el sitio vaclo que hay a mi lado—. Y, Ambar, recuerda que debes levantar la mano antes de hablar Levanto la mano, —Si, Ambar, dime. —Gracias le digo, ( 4 Brenda se sienta a mi lado. ‘Ana se vuelve hacia nosotras y nos saca la lengua. La sefiora Solt me dice: —Ambar, explicale a Brenda Jo que estabamos haciendo mientras yo busco sus libros. Le ensefio a Brenda el libro de mateméticas. Brenda mira mi ejercicio: —La solucién es doscientos veintidés, coma, seis, seis, seis. —jGracias! —la miro y le guifio un ojo. 1a sefiora Solt trae los libros de Brenda. Mientras ellas hablan, yo mi- 10a Brenda, Lleva tres mechones de su pe- lo rubio trenzados con hebras de co- lores diferentes y leva cuentas en ca- da uno: unas arriba y otras en las puntas, Dos mechones empiezan a trenzarse desde lo alto de su cabeza. El tercero sale de detris de su oreja y «3 por lo menos tres centfmetros més largo que el resto de su pelo. Eso era lo que me parecié especial al verla. La sefiora Solt vuelve hasta su sitio y escribe en la pizarra el ejerci- cio de matemiticas que tenemos que hacer. Nos da tiempo para que lo ha- gamos. ‘Antes de ponerme a hacerlo, le escribo una notaa Brenda, | Firmo con la firma especial 4que he estado ensayando para cuan- do me haga famosa y le paso la nota a Brenda, La lee, escribe algo en ella y ime la devuelve. Pb, Gracias, Ao gue bei y bs aya, La ha firmado con su firma especial también, 7 Creo que voy a tener un nue- vyo mejor amigo, bueno, amiga. Vuelvo a escribirle otra ver. Brenda mira mi nota, prime- ro sonrle, pero luego se pone seria. Escribe en el papel y me lo devuelve. No necesito ayeda en orhografia.. {iy n0 soy Josto ( 58 Me vuelvo hacia ella. Estd mirando fijamente hacia adelante. —Brenda —Ilamo bajito. —iNo soy Justo! —me dice también en vor muy baja, La sefiora Solt nos advierte: —Ambar y Brenda, calladas 0 tendré que separarlas. Cuarto va de mal en peor... ¥ no hemos hecho més que empezar. SEIS Apenas cuatto dias en cuarto y yo, Ambar Dorado, no quiero vol- ver al colegio. Lo tinico que quiero cs quedarme en casa. Le he dicho a mamé que te- nia paperas, sarampién, un nuevo tipo de varicela, un dolor de gar- ganta que me llegaba hasta las ufias de los pics, un ataque al corazén, dolores horribles de cabeza y un en- venenamiento, No me ha servido de nada, mi madre me ha hecho ir al colegio to- dos los dias. A mi madre no se la convence ficilmente. 60 Bueno, pues yo no quicro ir al colegio. ¥ no es que sea TAN malo. La sefiora Solt es una buena profesora..., pero no es el sefior Co- ten. Pienso en el sefior Coten. Me acuerdo del tiltimo dia del curso pasado cuando nos repartié los pasaportes que nos habfamos he- cho. Los utilizsbamos en aquellos viajes imaginarios. —Quiero que guarden estos pasaportes para que se acuerden siempre de los viajes que hemos he- cho para vistar otros palses...y tam- bign para que piensen en el eviaje> que cada uno de ustedes ha hecho para crecer, para aprender, para cam- biar —nos dijo. ‘Yo miré mi pasaporte. a El sefior Coten habfa puesto un sello en él. Un sello que decta: \VISA PARA ENTRAR EN CUARTO. Dentro de mi pasaporte en- contré una notita que él me habia es- Ambar: ha sido estupendo te- nerte en mi clase. Me han gustado tw sentido del humor, tu interés por todo, tus ganas de preguntar siempre, tw conaje para enfrentar cosas nuevas, aunque fueran difiiles (como las ma- tematicas ... 0 la marcha de Justo). Has usado bien este pasaporte. Disfruta abora de tu pasaporte de ver- dad, Méndame alguna postal. Pésalo bien en Londres y en Part. a Le mandé una postal desde Londres. Este afio ya no Io tengo de profesor, aunque sigo teniendo los mismos compafieros. Los compafie- tos de clase estén bien todos... me- nos Ana Burton, pero ésa ya era asi cl afio pasado. Y me gusta Brenda, aun- que yo creo que yo no le gusto mu- cho a ella. Echo de mends a Justo. Yo, Ambar Dorado, pienso que todo el mundo en este mundo deberia tener un mejor amigo. Doy vueltas por el patio du- rante el recreo, no hablo con nadie y recorro mi «paseo con Justo». En los columpios recuerdo cémo —cuando estabamos en pri- ‘mero— nos turnébamos para empu- jarnos uno a otto y hacfamos como si fuéramos pAjaros. Gritdbamos: 6 «Soy una paloma... gli, gi, glit Al pasar junto al gimnasio de los pequefios me acuerdo de cuando Justo y yo organizamos un campeo- nato de ejercicios de circo. Yo gané una cinta azul porque estuve colgada cabeza abajo de una barra més tiem- po que ninguno y, ademés, cantando Ja cancién de Plaza Sésamo. Junto a la fuente me acuerdo de cuando estudisbamos las ballenas y Justo y yo nos llenamos la boca de agua y jugamos a que éramos balle- nas con hipo. Nos empapamos. Yen el rincén de la arena me acuerdo de cuando me caf saltando y Justo me ayudé a sacarme una pie- drita que se me habfa clavado en la rodilla. Y recuerdo cuando en tercero, en aquella fiesta de disfraces, Justo convencié a toda la clase para que se “6 pusieran todos a gritar al mismo tiempo: «(Seftor Coten, sefior Coten, sefior Coten...!» Y cuando el sefior Coten nos pregunté que por qué ha- clamos aquello, Justo le dijo: «jPor- que estamos cotentos..!s ‘Me quedo debajo del arbol y miro a todos los que estin en el pa- Creo que casi todos tienen un mejor amigo. El drbol es un sitio muy espe- cial, Es el lugar en que le contéa Jus- to que mis padres se separaban y que yo me sentia muy triste. No me dijo nada que me ayu- dara mucho, pero sélo eso de podér- selo contar a alguien ya ayuda un poco. A nadie de mi clase le puedo contar ahora lo que me est pasan- do..., ni hay nadie con quien me pueda divertir algo, 66 Echo muchisimo de menos a Justo. Brenda pasa andando despa- cio cerca de mi. Me gustaria llamarla y decirle que se quede conmigo, pero no lo hago. Mira hacia mf como si fuera a decieme algo, pero no me dice nada. Y me alejo de ella cuando sue- na el timbre. Se acaban el recreo y el paseo con Justo. Espero con todas mis fuerzas que las cosas mejoren pronto. Z SIETE . Yo, Ambar Dorado, declaro que me gustarfa poder repetir esta primera semana de colegio como cuando en clase de gimnasia me con- fundo en un ejercicio y el profe chas- quea los dedos y me dice: —Vuelve a empezar, repitelo todo desde el principio. Si yo pudiera chasquear los dedos y gritar: «Repitelo todo desde cl principiols, harfa muchas cosas de modo diferente, No le hablarfa a Brenda de Justo..., especialmente no para com- pararla con él Y tratarfa de que no me im- Cy portara tanto que Brenda no quiera ser amiga mia. Y cratarfa de alegrarme al ver que mis compaficros son simpéticos conmigo... y de mo ponerme tan triste cuando pienso que no tengo un mejor amigo..., y que tampoco sé cémo conseguir uno. Y desde luego no irfa el pri- mer dia a permanencia. Mi nombre no estaba en la lista, asi que hubiera podido esconderme en el bafio o en cualquier otra parte hasta que mam4 viniese a buscarme, Pero ahora ya estoy en la lista y tengo que quedarme alli sentada con un grupo de alumnos de distin- tas clases, desde primero hasta sexto. Opino que deberian cambiarle el nombre de permanencia y llamarle: «Horas de Aburrimiento para Alum- nos Prisioneros en el Colegio Hasta 6 que sus Padres Vienen a Buscarles», Hago todo lo posible por no pensar en todas las cosas que me es- tin molestando: el divorcio de mis padres, Justo y su familia tan lejos. Pero aunque trate de chas- quear mis dedos y gritar: «Vuelta atrds!;Se repite todo desde el princi- piols, sé que no funcionard. Para empezar no sé chasquear Jos dedos. En vex de un chasquido ime sale algo que suena como un sus- piro suave, asi: zug. 70 En segundo lugar, yo, Ambar Dorado, sé que por muy ansiosa- mente que se espere algo, es0 no sig nifica que vaya a conseguirse. —jAmbar! —me llama mamé desde abajo—, hora de cenar. Me asomo a la escalera y digo: —Bajo en un minuto. Mientras me lavo las manos, sigo pensando en todos los lios que me estin volviendo loca. Bajo las escaleras ensayando eso de chasquear los dedos. Zug, ug, nig. Entro en el comedor. Casi siempre cenamos en la mesa de la cocina, pero mamé ha di- cho que esta noche vamos a hacer al- 0 especial... cenar algo rico y char- lar sin apuros, ‘Anda tan ocupada ahora... Como tiene que salir del trabajo an- a tes para recogerme a mf tiene que traetse trabajo a casa. Miro a los tes serv tos sobre la mess. Yo crefa que sélo fbamos a es- tar ella y yo. A lo mejor ha invitado a ce- nar a Max. Estoy casi segura de que ella habia dicho que iba a esperar un po- co antes de invitarle a que viniera a casa, 5 pues- n Yo, Ambar Dorado, tengo que asegurarme antes de ponerme furiosa de verdad. —jMamé! —grito—. ;Quién mis viene a cenar? —Nadie, sélo cenamos tii y yo —me contesta desde la cocina, Vuelvo a mirar la mesa: tres platos, tres cuchillos, tres tenedores, tres cucharas, tres servilletas, tres co- pas. Me parece que hay tres de to- do. Me quedo alli mirando. {iene mi madre un amigo imaginario? {Se ha vuelto Max invisible y es éste el modo de estar en casa sin que yo le vea? @Padece mi madre alguna en- fermedad cerebral? Estoy yo mal de la vista y veo B triple o doble més uno? Me habré convertido de ver- dad en una preocupona profunda y hhabré alguna raz6n razonable para ‘que haya tres de todo? Entra mi madre en el come- dor y pone Ia fuente de espaguetis encima de la mesa. Exclama: —Bueno, jes para no creerlo! Recoge un servicio entero y se lo Ileva, Dice otra ver: —Es para no creerlot Habla con ella misma como si yo no estuviera allt. —No puede ser. He puesto servicios para nosotros tres: Phil, Ambar y yo. Como si nada hubiera pasado... La tiro de la manga: Oye, a lo mejor eso quiere decir que estés deseando volver a juntarte con pap4. "4 Niega con la cabeza: —No, eso sélo quiere decir que estoy muy cansada y que no pensaba en lo que estaba haciendo. Durante mucho tiempo he puesto la mesa para tres y supongo que ahora lo he hecho por pura costumbre. Se sienta a la mesa sin decir nada mas, ‘También yo me siento. —Si, es como cuando yo em- piezo a ir hacia la antigua casa de Justo 0 como cuando descuelgo el te2 léfono para marcar su antiguo niime- Afirma con un gesto y me sonrie. —Todo eso forma parte de nuestro pasado y no siempre nos acordamos de que ya no corresponde al presente, al menos no de la misma forma. 75 Yo, Ambar Dorado, creo que soy muy joven para tener un pasa- do.... especialmente un pasado con tantas complicaciones dentro. Me acuerdo de cuando todo cra ficil y divertido. Miro a mi madre. Tene aspecto triste y cansa- do, Sé cémo se siente. —Vamos, mamé, hagamos un campeonato de sorber espaguetis. —Ambar —se rfe mamé—, yo soy una persona mayor y a mi edad ya no se participa en campeo- natos de sorber espaguetis. Le hago una mueca divertida, Se rie. —4Por favor, por favor.... le pido. Primero niega con la cabeza, luego se rie y al final dice que bueno. Comparamos a longitud de nuestros espaguetis, después los sor- bemos. Gano yo. igutemos otra vea! —dice, Mi madre tiene en la barbilla tuna mancha de tomate. Sorbemos otra ver. ‘Ahora ha ganado ella, Un tercer sorbetén, Yo, Am- bar Dorado, ;campeona! La cara de mi madre es una pura risa manchada de salsa de espa- guts —Oye, ;puedes ensefiarme a chasquear los dedos? —le pregunto, y le hago una demostracién del zug {que es todo lo que consigo. 8 79 —Es muy ficil —dice y chas- Si no funciona, voy a decir: dquea sus dedos. «Sigo intentindolo!s Practicamos. Yo, Ambar Dorado, voy a po- der con todo esto. Zug. Chase! Y pronto empiezo a conseguir tuna especie de zug-chasc. No es toda- via un chasquido perfecto, pero ya es algo, Cuando logre un chasquido perfecto, voy a chasquear mis dedos ya decir: «(Se repite todo desde el principio!» - OCHO . ‘Todas las tardes, la misma aburrida permanencia. jAht, pero hoy ha sido dife- rente. Ha venido Brenda. He oido decir a la sefiora Solt que la madre de Brenda ha empeza- do a trabajar. Eso quiere decir que Brenda ‘ya a quedarse aqu{ todas las tardes. Cuando entré yo le sonrel... Una sonrisa amistosa, pero no una sontisa demasiado amistosa. Yo, Am- bar Dorado, he decidido no preocu- parme tantisimo por conseguir un mejor amigo, aunque de verdad sigo quetiendo tener uno 0 una. Asi que la saludé con la sonri- sa normal con la que se saluda a un compafiero de clase..., no con la son- risa de «por favor, por favor, por fa- vor, sé mi mejor amiga». Ella me saludé también, eché tuna mirada por toda la clase y vio que éramos las dos tinicas alumnas de cuarto que habia alli ‘Asi que vino y se senté a mi lado. Sentimos un escindalo enor- me al otro lado de la clase. 83 Tres chicos de quinto juegan a que son maestros de kérate y andan cortando el aire con las manos y lar- gando patadas mientras lanzan gritos de «Hil! ;Yatw y otros parecidos. La profesora los hace sentarse Bueno, nos manda sentarnos a todos y después grita: Las cabezas sobre los ban- cos! “ Empiczo a refrme. Procuro contenerme, pero no puedo. (Le importaria a usted con- tarleal resto de la clase qué es lo que encuentra tan divertido, sefiorita Dorado? —me dice la profesora con un tono sarcastic, No puedo remediarlo. Cuan- do dijo: «jLas cabezas sobre los ban- cos!n, estuve a punto de decir: «Yo no puedo, la tengo todavia sujeta a los hombros». 8 Me mira, Pienso en que mis padres se pasan la vida diciéndome que una buena educacién me va a ‘ensefiar a mantener bien firme la ca- beza sobre mis hombros. Ahora me pregunto: gcOmo voy a mantener mi cabeza bien firme sobre mis hom- bros si tengo que ponerla de vez en cuando sobre el banco? No puedo parar de reirme, Quiero parar, pero cuando empiezo es que no puedo parar. —iCastigada a quedarte des- pués de clase! —la profesora viene hacia mi—. ;Pon la cabeza en el ban- co ahora mismo! La pongo. Esta profe es un poco boba; si me tengo que quedar aqui todas las tardes, gqué me puede importar que- darme porque ella me haya castigado a quedarme? 86 Mientras tengo la cabeza apo- yada en el banco pienso que si Justo estuviera aqui, yo podria subirme el chaleco hasta cubrir la cabeza y hacer como si no tuviera cabeza. Miro a Brenda. Levanta una ceja y se muerde el labio para no echarse a ref. Me pongo el chaleco por la cabeza y hago que no tengo cabeza. Brenda explota y se rie a todo reir. Eso hace que yo me ria mucho més. 7 La profesora me castiga a quedarme otro dfa después de clase. Y castiga también a Brenda a lo mismo, Cuanto més quiero parar de refrme, més me rio. Es que no puedo parar. Y lo mismo le pasa a Brenda, La profesora esti furiosa Me castiga a quedarme otro dfa.més, el tercero, y luego a otro, el cuarto, ‘A Brenda la castiga a quedar- se un segundo dia y luego a un terce- 88 Me quedo alli sentada y pien- so: «Yo, Ambar Dorado, estoy en cuarto. Y esta profe me ha castigado a quedarme cuatro dias sentada en esta sala, Lo malo es que voy a que- darme aqui después de las clases mu- chos mds que cuatro dias», - NUEVE . jBurp! Burp! Burp, burp.. Se produce un momento de silencio. —jCuarenta eructos...! {No pares ahora! —Jaime y Roberto ja- lean a Federico—. ;Vas a conseguir- ! {Tres mas y bates el récord! —No puedo més —Federico se pone una mano en el pecho—. No me queda ya nada aquf dentro. Estoy vacio del todo, ya no puedo eructar mis, FEI siguiente! —llama Jai- me; sostiene en alto la sirena—. Quien es el siguiente? Quin va a ganar esta preciosa sirena? Miro a la sirena: tiene el pelo rubio, cuerpo azul de plistico y cola. Y estrellas brillantes por encima. Jai- me aprieta una de las estrellas y suena una musiquilla, La sirena es feisima y la miisica suena completa mente desafinada. Yo quiero la sirena. Levanto una mano. —Ambar Dorado, tu turno Me adelanco y salgo al centro. 2 Yeeructo. Y eructo. Y eructo. Naomi y Alicia empiezan a acompafiarme y a animarme eruc- tando tam Veintinueve eructos... no son suficientes, pero estoy mejorando. Ayer s6lo consegut veintisis. —Eres tan poco femenina —me tira a la cara Ana, —iMuchas gracias! —Ie digo. —Bres tan infantil! —afiade, Le hago una reverencia vign- dome. —Eres un globo! —dice. Le suelto un eructo. Sélo uno..., pero me ha salido uno estupendo. Da media vuelta y se larga —Ambar lo ha intentado quin- ce veces —Gregorio lleva la cuenta 2 El campeonato de eructos ha terminado por hoy. Sélo falta una se- ‘mana para que alguien gane la sire- na. Brenda estd cerca de mi. La miro y sonrio. Se acerca, me hace una mueca amistosa y alza —Lo has hecho estupenda- mente, Ambar. A lo mejor consigues ser la Reina del Eructo de cuarto. —No estaria mal! —le con- testo, y le guifio un ojo—. Pero va a ser dificil. No puedo practicar du- rante la permanencia y mama me ha prohibido eructar en casa. Dice que es una ordinariez y se enfadé cuando eructé delante de ella en vex de de- Cirle: «Hola», al verla entrar. Necesi- to practicar més para ganar la sirena. —Y serias Reina del Eructo —Brenda se rie y me dice—: ;Sabes? 8 Si yo fuera capaz de eructar a propé- sito y no sélo cuando me sale sin querer, también participaria en el campeonato. Me encanta esa sitena tan fea Me quedo pensando durante uunos minutos y luego digo: —Oye, si yo la gano, podre- mos compartirla, Yo Ia tengo una se- mana y ti la otra, gvale? —jHuy, gracias! —me dice Brenda contenta. Yo le sonrio. 4 No me dice nada y se queda seria como tomar una decisién importante; lue- go me stuviera pensando en —Escucha, Puedes venir a casa después de la escuela para prac- ticar. Yo seré como tu entrenadora... ys si quieres, puedo crenzarte el pelo también, —jClaro que quiero! —Ie di goy le hago mi mueca més divertida, —Bueno, pues se lo diremos a nuestras madres esta noche y pue- des venir mafana, {Quiero que ya sea maftana! - DIEZ 5 Gracias por tu carta Me gustarfa que cstuvicras aqui, (Probablemente ti no quertias estar aqui porque estoy en eso de permanencia y encima castigada en tun banco aparte... porque el otro dia no quise agachar la cabeza.) El chicle masticado que me mandaste lo he pegado a nuestra bo- Ja, Fue una buena idea mandarlo en- vuelto en una servilleta de papel 96 mojada y dentro de un sobre fuerte (lo manché un poco). Yo sigo pegindole mis chicles viejos también, Me gustarfa que pudie~ ses venir td mismo a pegar los tuyos. También me gustarfa que tu letra fuera un poco mejor. Quiero que me aclares unas cuantas cosas sobre lo que comes en tat nuevo colegio (es dificilisimo en- tender lo que pones. {Tienes una le- tra malisimal). gle ponen huevos con artoz 0 huesos con aros? @De verdad tienes que comer filtas de cardos con patadas atadas? (Me parece una comida rarisima, la verdad.) GEs cierto que los chicos de tu clase le laman al comedor hambur- gueseria? jGuau.. 7 ‘Tengo otra cosa que pregun- rarte: {No haces caligrafia en tu nue- vo colegio? Y tengo que preguntarte otra cosa. Ahora que vives en ese sitio que est tan lejos, gse te esté pegando el acento con que hablan los de ahi? {Vas a empezar a pensar que la que habla con un acento distinto soy yo? Me da mucha rabia que no estés aqui. Jaime y Roberto estan ha- ciendo un campeonato de eructos. jigMe gustaria que vieras lo que van a dar de premio!!! Bueno, ahi van unas pocas 1. Mi madre esté saliendo con un tipo que se llama Max. Secre- tamente yo le llamo Min.... como en minimo. Todavia no le he vist verdad es que tampoco tengo interés en verle. 98 2. Me gustarla que mi pa- dre volviera. 3. Y que eit volvieras tam- bien. 4. He aprendido a chas- quear mis dedos. 5. GARI, ay sabes qué? Me estoy haciendo amiga de Brenda Colvin. Es simpética. Te gustaria. Espero que también td cengas ‘un amigo nuevo, sélo que no le quie- ras o le quieras més que a mi, zeh? Ambon PS. Creo que no deberias co- mer demasiadas filitas de cardo con patadas atadas. —Brenda —dice duleemente la profesora que nos cuida en la per- manencia—, tu made ha venido pa- 9 ra recogerlas a ti y a Ambar. Resulta interesante compro bar lo suave y dulce que suena la voz de algunos profesores cuando los pa- dres estan cerca. Me encanta que la vor de la sefiora Solt sea igual de dulce cuan- do habla con nosotros que cuando habla con los padres. Mientras recogemos nuestros libros le digo bajito a Brenda: —Espero que tu madre sea una forzuda, —jPor qué? —me pregunta en el mismo susurro. —Bueno, ella ha dicho que tu madre va a RECOGERNOS, :no? Empezamos a reirnos y a reir- nos, pero esta vex no nos castiga a quedarnos més tiempo... Supongo que es porque la sefiora Colvin esta ahf esperindonos... 0 quizd porque 100 la profe esté hoy de mejor humor. Yo estoy de un humor estu- pendo. No sélo voy a ir a casa de Brenda; ademés me va a trenzar el lo. a Voy a ser una Ambar Dorado con un aspecto completamente nue- = ONCE . lieres ver una cosa feno- menal? —me pregunta Brenda cuan- do entramos en su habitacién, Le digo que si. Abre el cajén de arriba de su ccémoda y saca un rollo de cinta de chi- cle de lo menos dos metros de largo. —Puedo decir una cosa de Justo? —se lo pregunto con un poco de miedo de que se enfade. 102 —Mientras no me compares con dl... o digas algo que me haga pensar que eres mi amiga porque no has encontrado a nadie més que quiera setlo —me dice. —jNada de eso, palabra! ;Qué cosas dices! —protesto —Bueno, di —abre el paque- te de chicle. —Creo que este chiele es de verdad fenomenal. Justo y yo lo compribamos muchas veces y luego nos lo repartfamos, la mitad para ca- da uno. Algunas veces nos metiamos cen la boca esa mitad entera y cuando la tenfamos ya muy masticada la pe- gibamos en nuestra bola de chicles masticados. Ya es enorme y ahora la tengo yo. Un dia te la ensefiaré, —Bueno, un dia —Brenda hace una mueca y levanta una ceja. Desde la primera vez que la vi 103 hacer eso he intentado hacerlo yo también, pero no lo consigo. En vez de la ceja se me mueve el labio. Brenda dice: —;Podian Justo 0 i hacer globos con el chicle soplando por la naz? lo! Se mete en la boca un troz0 grande de chicle y lo mastica duran- te un rato y cuando lo tiene ya blan- do se lo saca de la boca, lo aplasta y se lo pega sobre los agujeros de la na- Después sopla fuerte por la natiz, 104 Hace el globo de chicle més grande que he visto en mi vida. Yo, Ambar Dorado, me que- do verdaderamente impresionada. Lo incento, pero en seguida me doy cuenta de que para poder en- sayar este truco lo primero que hay ‘que hacer es sonarse a fondo la nariz —Bueno —dice Brenda—, ahora vamos a hacerte las trencitas. Me siento en una silla. —Estite quieta —me dice Brenda, y me da un espejo—; puedes rirar lo que hago, pero no te muevas. Me muevo. Es que es dificlisimo estarme quiera. —iNo muevas la cabezat Brenda pone un trozo de car- t6n alrededor de un mechén demi pelo. Mantengo el espejo en alto pa- ra poder ver lo que esta haciendo, 105 Me ensefia un manojo de he- bras de bordar de diferentes colores: —Elige siete colores. Morado. Rosa, Plata, Negro. Tarquesa. Blanco. Verde. Sujeta las hebras en lo alto del mechén y empieza a trenzar mezclan- do las hebras en el renzado, unas veces un solo color y a veces dos, ha- ciendo dibujos en algunos tramos. —iNo te muevas! Tengo que apretar mucho la trenaa, —Dénde aprendiste a hacer esto? 106 —En California, este verano, mi prima Daniela me trenz6 ast el pelo y luego me ensefié a hacerlo, Practicamos mucho con su Barbie... y también con su perro. Ha terminado una trenza. Me miro en el espejo. Bs fantéstico! Empieza otra trenza. —Oye, Brenda —me atrevo a preguntarle una cosa que he querido averiguar desde que volvié—, por qué ya no eres amiga de Ana? Deja de trenzar durante un minuto. —Bueno, no tienes que con- testarme sino quieres —le digo, aunque la verdad es que tengo unas ganas locas de que me contest. Vuelve a trenzar de nuevo sin decir nada. Y yo tampoco digo nada. 107 Por fin, di —Mira, te lo diré. No es na- da importante, pero quiero que me prometas que no se lo vas a contar nunca a nadie. —Lo prometo —y espero a que ella empiece a contar. Brenda sigue trenzando_ mi pelo y empieza a contar su histori —Cuando nos mudamos y vinimos aqui el aio pasado, para mt fue muy duro —suspira—. Todos te- nian ya sus mejores amigos; aqui to- dos se conocian unos a otros... y las gentes que se conocen bien no sue- Jen tener mucho tiempo para ded carlo a alguien nuevo. —Pero siempre te invitdba- mos a los cumpleafios y todo eso —le digo y bajo el espejo y la miro. —Si, pero eso no es lo mismo {que tener un mejor amigo con el que jugar todos los dias y contarse secre- 110 tos y divertirse, como hacfan Justo y tii, por ejemplo. Cuando los miraba a ustedes me acordaba de que en donde yo vivia antes tenia una mejor amiga, Sandy; lo nuestro era muy parecido a lo que ti ten{as con Just. Me daba cuenta de lo bien que lo pa- saban juntos, menos cuando se pelearon un poco ances de que él se fucse —Fue una mala pelea —re- cuerdo, Yo sabla que no estaba bien, pero asi y todo yo me alegré de ver que se habian peleado —me aprieta un poco mis la trencita— Pensé que a lo mejor eso hacia que ti y yo pudiéramos hacernos amigas, pero enseguida volvieron a ser ami- gos. Cuando Justo se fue, esperé que me hicieras un poco de caso, pero te fuiste a Inglaterra y luego cuando m1 volviste yo no estaba. —;Por qué no me go? Doy un respingo porque me tira del pelo al trenzarlo tan apreta- do, —Bueno, no es nada facil eso —se encoge de hombros. Creo que sé cémo se siente. Brenda contintia: Justo y td no parecfan tener necesidad de nadie més. La Xinica persona que estaba sin mejor amigo era Ana, Me entran ganas de decir: «Claro, porque nadie quiere ser ami- go suyo porque es una mandonar, peto no digo nada. Brenda afiade cuentas de co- lores a mi trenza. Asi que me hice amiga de ‘Ana, pero no me gustaba mucho, 12 porque es tan mandona... Todo tiene que ser como ella quiere y, a veces, dice cosas muy desagradables... —Si, ya sé. Brenda se sienta en la cama y sme mira: —Era duro no tener un mejor amigo, asi que hice todo lo que pude para ser buena amiga de Ana. Estuve con ella y su familia una semana en la playa, Fue muy antipética conmi- g0 diciéndome cosas como: «Nadie més que yo querra ser amiga tuyar. Lo pasé can mal que llamé a mi casa y mis padres vinieron a buscarme, Luego, cuando me fai con mi fami- lia a California, pasé unos dias con mi prima Daniela, Tiene quince afios y es muy simpética, Hablaba- mos muchisimo de muchisimas cosas. Después, cuando empezé el colegio otra vez, esperé que ti y yo 3 pudiéramos ser amigas, pero parecia que lo que ti querias era otro Justo y no a mi, Brenda. Brenda tiene la cara triste. —Pero yo siempre he pensa- do que tt eras simpatica, Yo no sabia que lo estabas pasando tan mal —le digo. —Pues asi de mal lo estaba pasando —dice bajito. Pobre Brenda. Ahora sé cémo se tiene que sentir de mal por den- 0, —Oye, Brenda, siento mu- cho que lo hayas pasado tan mal y te digo de verdad que me gustarfa mu- cho que fuéramos amigas. —A mi también me gustaria —ice y se pone de pie y empieza a hacerme otra trencita —Y no quiero ser ti amiga sblo porque Justo no esté —le 4 —Gracias —me hace cosqui: llas en fa nariz.con el mechén de mi pelo que tiene en las manos—, y yo no quiero ser amiga tuya porque Sandy esté lejos, Pienso en lo diferentes que son las cosas que hago con Brenda de las cosas que hacfa con Justo. Creo que a él no le hubiera interesado nada esto de las trenzas. Y a Brenda le gusta leer libros mucho més que a Justo. Y ella habla de co- mo se siente por dentro, cosa que a Justo no le gustaba nada hacer. Le echo de menos errible- mente, Nunca habré para mi nadie como Justo. Claro que nunca habrd tam- poco otra Brenda. —Si Ilegan chicos © chicas nuevos al colegio, creo que deberia- us mos ser simpaticos con ellos, aunque wily yo seamos muy amigas —me di- ce Brenda. Digo que si con la cabeza y pienso en los que tienen mejores amigos y tienen que marcharse y en los que tienen mejores amigos y tie- nen que quedarse y verles marchar. Estoy segura de que es duro para todos. gles pasaré lo mismo a los mayores cuando sus amigos se van lejos? Pienso en que la madre de Justo era amiga de mi madre y tuvo que marcharse lejos, y pienso en c6- mo mi padre tuvo que irse, y pienso también en cémo mi madre y mi pa- dre dejaron de ser mejores amigos cuando se separaron. ;Necesitard ahora mi madre un nuevo mejor amigo? 16 (Serd Max ese nuevo mejor amigo? No es nada ficil para mi pen- sar en esto ahora, Brenda termina de hacerme la rercera trencita, Pienso en lo que ella me ha dicho de hacernos mejores amigas la tuna de la otra Creo que eso no se consigue asi de pronto... sélo con chasquear los dedos. Bueno, la cosa es que aprendi a chasquear los dedos; claro que me llevé tiempo, tuve que practicar. Yo, Ambar Dorado, sé que puedo aprender a ser una mejor amiga. jZug...! Chase! Espero que aprenderé. Brenda me pasa el espejo. Mis trenzas son fantasticas. —Me encantan —le digo. Hago como que me voy a me- 417 ter una cuenta en la nariz. aunque no b hago porque sé que puede ser pe- igroso. —Son unas trenzas perfectas del todo —y luego digo—: Ahora ‘vamos a practicar los eructos. Quie- +o ganar esa sirena. Apricto la estrella que la sire- na tiene en la tripa y suena la extra- fia musiquilla desafinada. Me hace refr. Miro su largo pelo rubio y pienso que a lo mejor Brenda y yo podriamos trenzarlo con hilos de co- Jores y ponerle cuentas también, Me pregunto qué es lo que Gregorio estaré haciendo con su sire- na, la que gané en el campeonato de ceructos. Eructé noventa y dos veces para ganarla, Después eructs el alfabeto completo, Desde luego es el Campesn 120 de los Eructos de nuestro colegio y, a lo mejor, el del mundo entero. ‘Yo me quedé muy lejos de ese récord, Eructé treinta veces y al llegar alli me entré hipo. Cuando a Gregorio le entrega- ron la sirena, la agart6 por la cola y em- pea6 a pegar con ella alos otros chicos. Luego Ia tit6 por los aires y los chicos jugaron con ella a lanzér- sela unos a otros, Se cay6 al suelo un montén de veces. ‘A mi me gustaba la sirena y ime hubiera encantado ganarla. ‘Cuando volvi a casa le conté a mamé que habfa perdido. No parecié importarle mucho y me dijo que esperaba que ya no volviera a eructar mis. Y ya ho pasé nada mas hasta hoy. 1 Viene mamé y me da un pa- quete con un regalo. Lo abro y.. Ja sirena! ifs fant {Cuando se lo cuente a Bren- dal Va a ser estupendo y divertido, clla es mi amiga y podremos com- partir la sirenal —jGracias, mamé! —le di- go—. Eres formidable. —Lee la notita —me dice. Yialeo. Tu madre me diyo que queian tirana, ort qua abc & tenes. Elporo qua te guele 4 yo eparo quitante a 1 cuando nos umee- came. Max. 12 Dejo la sirena sobre la mesa: —iNo la quiero! —Ambar —me dice mamé en tono suave. La odio cuando me habla en ese tono suave y triste. —iMax esté jugando a ser —le reprocho. —Es amable —me sonrie— No sabes lo que le ha costado encon- trar Ia sirena. Llamé a la madre de Gregorio para averiguar el nombre de la compafifa que habia fabricado esa mufieca y después, Hamé a la compafiia para que le dijeran dénde podia encontrar una. Tuyo que lla- mar a cinco tiendas distineas hasta que encontré una que la tenia; se la hhan mandado con un mensajero, Miro a la sitena: No es mds que una mufieca fea. ¥ yo ya no soy ninguna nifia pe- amabl 123 quefia para jugar con mufiecas., €8- pecialmente con mufiecas que son tun soborno. —Ambar —mi madre vuelve a utilizar ese tono otra vez—. Am- bar, Max s6lo ha querido hacer algo para darte gusto, algo que me diera gusto a mi, que nos hiciera sentirnos a gusto a todos. Y lo dinico que é quiere es que lo conozcas. Su yor suena triste y su cara muestra la misma tristeza que tiene el tono de su vor. Tiene un aspecto triste, triste de verdad, no esa clase de tristeza que algunas veces fingen las madres para conseguir que sus hijos hagan lo que ellas quieren. Supongo que verdaderamente necesita un amigo nuevo... y que Max es ese amigo. Parece que no consigue olvidarse de él. 14 Miro otra vez a la mufieca y pienso en lo que Brenda se va a reir cuando vea la sirena... yen cémo nos vamos a divertir compartiéndola. Y pienso también en que hu- bicra sido todo mucho mejor si yo hubiera sido capaz de ganar Ja otra sirena eructando, Y todavia hubiera sido mucho mejor si mi padre me hubiera regala- do la sirena. Pero mi padre esti en Paris. Y no creo que haya podido enterarse de lo mucho que yo querfa conseguir Ia sirena, Y miro a mi madre y me doy cuenta de lo triste que se ha puesto porque yo no quiero la mufieca y lo feliz. que estaba cuando me contaba todo lo que ha trabajado Max para conseguir la muficca para mi. ‘Asi que recojo la sirena y digo: 125 —Le escribiré una notita a Max para dare las gracias. Mi madre me ha ensefiado a escribir notitas para dar las gracias, y Jo hago aunque pienso que es la cosa més aburrida del mundo. —Quizd algin dia querris conocer a Max —me dice. Hago ademin de devolverle la mufieca, —No tiene que ser ahora mismo —empuja la sirena hacia mi —Max te gusta de verdad, gno es e60? —no estoy segura de tener ganas de escuchar su respuesta, ‘Afirma con la cabeza y me di- ce: —Si, Ambar, la vida conti- iia, Las cosas cambian; y todos te- rnemos que adaptarnos, hacer nuevos amigos, aceptar nuevos modos de vi- da, conservar lo que nos queda del 126 tiempo pasado, las cosas buenas... Pienso en cémo he tenido yo que hacer eso, Y decido hacer la. pregunta, aunque no estoy segura de querer oft la respuesta: —Mami, jte vas a casar con Max? Mi madre respira hondo: —No estoy segura. Es dema- siado pronto para saberlo, pero, sin- cetamente, me interesa mucho, me interesa muchisimo. Le interesa «muchisimo»,.. Suena bastante serio. —Quetrés conocerlo? —me pregunta, Me encojo de hombros. —éTengo que hacerlo? ;Aho- ra mismo? Bueno, no ahora mismo, si no te sientes todavia preparada para 127 hacerlo, pero me gustaria que lo co- nocieras un dia de éstos... —y me lo dice muy seria. La miro a ella, mito a la sire- nna, pienso en mi padre y se me esca- pa.un suspiro: —Bueno, pronto, pero toda- via no, por favor. Necesito primero acostumbrarme a algunas cosas. Cuando yo era pequefia crefa que las cosas iban a ser siempre igual; en realidad no era s6lo que yo lo crefa asi, es que las cosas eran siempre iguales, por lo menos las co- sas importantes. Y luego todo ha cambiado, incluso las cosas més importantes. Y lo odio. Ocurre que yo, Ambar Dora- do, no puedo hacer nada para que todo vuelva a ser como antes. Sospecho que va a haber 128 siempre cambios en mi vida. Supongo que es asi para todo el mundo. Ast ha sido para los que co- nozco; yo, Justo, nuestras familias, Brenda... Por lo tanto, creo que lo que tengo que hacer es irme acoscum- brando a mi nueva vida, mi nueva clase...; yo, Ambar Dorado, tengo que aceptar de buen grado estar en cuarto...5 y me gustaria llegar a set 19 para Brenda una buena amiga; las cosas estén ast..., por lo menos hasta aque llegue a quinto, Entonces sera el momento de enfrentarme con quin- ©. Pero hasta entonces atin me queda un largo camino que recorrer.

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