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La Verdad Duele

Intensamente.
Sono Ike
La verdad duele intensamente

Dedicatoria
Después de decírtelo, me he quedado callada, para siempre, para ti.
Tan solo en este texto ya van tres palabras. Se detiene a pensar,
exactamente ahora: y ve que realmente Ike no tuvo descendencia, y,
que su mundo creativo, era si, muy creativo, pero poco menos que un
mundo. La Verdad Duele Intensamente… pensando en ello, comenzó
este libro. Pensando en ello, terminó este libro. No encadenó sin
embargo las afirmaciones hechas, no en su totalidad, no literalmente,
solo en aquellos momentos que necesitaba consuelo… pero sin éxito. Es
que simplemente, es imposible.
– El título de esto – dice mirando con desprecio-, será siempre la
realidad – cambia sin notarlo al tono de nostalgia-, y jamás será
borrada de mi corazón.

Parte uno: Doble caos

Los ángeles existen, pero no Dios. Niego,


como todos en este reino, lo que recuso; por
lo tanto te puedo demostrar que estoy en lo
correcto.

Las mejores máquinas de destrucción fueron


genéricamente bautizadas con ese primer
nombre celeste. Ellas, aunque con la perfecta
figura humana, estaban programadas y
dotadas de inteligencia meramente artificial.
Si te diriges a ellas o a mi reino así: ‘¿Quién
es el Rey Eterno?’ contestan lo mismo, ‘no
se’. Porque la pregunta nos intimida y obliga
a revelar lo que usualmente solapamos. El
resto de la humanidad al expresarse sobre el
tema [Dios] involucra a uno u otro extremo,
nosotros, los sabios, sin presión alguna
ocultamos la realidad. Esta es dolorosa, y
enfrentarla nos retrasaría el camino a la
felicidad.

Yuu Takara Vúnita

Haría lo que fuera.


Pasando la hoja de su libro, Takara levantó la vista y perdió el interés
en su lectura. Miró, algo desconcertado, la espalda de Tafana, que se
combinaba con las sombras y apenas se distinguía.
– Pensé que estarías trabajando.
La chica no contestó. Con el brazo sobre el librero y la cabeza
sumergida en su propia oscuridad, en la esquina de la sala de lectura,
había olvidado el mundo exterior y ya no recibía estímulo alguno.
Apartándose del libro que sostenía y dejándolo en la mesa, él se
acercó a la muchacha y tomó sus hombros. Al oírla sollozar no pudo
evitar abrazarla.
– Está bien. No es fácil, así que usa el tiempo que gustes.
Tafana Lokulileto dejó las lágrimas por unos segundos. Dijo en tono
bajo, algo consolada.
– ¿No importa que me tarde un año todavía?
Takara lo pensó un poco. En un año de guerra pasarían un sinfín de
cosas, así como las pasaron el mismo año en que Torihashi anunció a un
heredero al trono, perdió a su reina y luego extravió a su rey. El huérfano
resultante por fin consiguió edad para gobernar y, a diferencia del
provisional gobierno Kumusha, gastaba muchísimo en financiamiento
científico para tecnología bélica. Pero en esta ocasión, esos millones no
valían nada comparados a la felicidad obtenida por abrazar a su amor
ideal. Sin soltarla, respondió con la altanería de su desaparecido padre:
– No. Un año ya no hará daño a la sólida estructura de Torihashi, la
nación que le daré a tus hijos.

El amor es de verdad.
Solo dame tu dirección.
Bijin, tras la confesión que hizo, recibe ese sencillo mensaje en su
bandeja de entrada. Por ausencia de unas mejores considera a esas
cuatro palabras la respuesta definitiva. Son algo secas y no reflejan
coraje o perdón, por lo que no sabe que pensar. Nada en esta mundana
existencia le gustaría más que la visitaran, pero eso resultaría
imposible...
La guerra ‘Justa’ desencadenó un desarrollo inimaginable en la
producción masiva de armas. Torihashi, el país de mayor auge, creó a los
ángeles y les mandó al campo de batalla. Acabadas las conflagraciones y
con cantos de victoria, se quiere obligar al conjunto Nobunhaga a firmar
su anexión al reino de Takara, pero ante la negativa, varios países
cierran sus fronteras –por ende, el comercio- al perdedor esperando que
la inminente bancarrota les exija aceptar.
Besou vive en Nobunhaga, así que, por más que quiera, no podrá
visitar a Bijin. De esta forma aconteció, hoy por la mañana, a la de ‘El
lado Sur de la Tierra’:
Aparecieron las primeras tres letras y, con el ansia de leer la carta de
su amada, Besou selecciona la primera opción que en su navegador
aparece. El Internet, ignorante de barreras políticas, fue su entrada al
vasto reino de Torihashi, hogar de los ángeles, de su amor.
Leyó el mensaje... casi podía ver a
Bijin llorando, revelando que era una
asesina. Al pasar sus ojos por la última
palabra de la carta, interpretando su
contenido, la silla abrazó a Besou, y
ella se echó para atrás, con la mano
sobre sus ojos. Y la mano sintió la
lágrima, y el cuerpo sintió el dolor del
alma.

La máscara perfecta
Armonía adictiva, escribió Endoh Michiyo para describir el contraste
entre el negro y el blanco, el de la tez y el cabello del rey Ike. No
importara que llevase tiempo sin aparecerse, Él, con mayúscula, como le
decían algunos, era la belleza andrógina más sutil pero efectiva jamás
vista. Se hacía llamar el Rey de Reyes, creyendo firmemente en su
derecho divino por gobernar. Su hijo, igual de altanero, siguió diciendo:
- ... la nación que le daré a tus hijos. Porque, Lokulileto, Tafana, si esos
desgraciados de Takayama quieren vencer al nieto del primer Dios
Lenjatór, tendrían que traer al ejército del antiguo mundo, bajar hasta
Erebo a traer el alma de mis antepasados, arrebatarle la espada
Miruzgresí a su feroz dueña... y tú sabes Lokulileto que...
– Que ningún hombre puede hacer eso.
Con la excusa de un poder que no tenía, Takara quería encerrar a
Tafana en la aberración y la extravagancia, hermanas de coronas en oro
y diamante. Algo, el destino digamos, forjó a Yuu Takara Vúnita de
Kumushacomo un asesino despiadado que hacía correr a chorros la
sangre de su enemigo. Lo forjó, aparte, con un amor desmesurado por
la superioridad de la ‘Tierra Alba’.
“Es la manera ideal de decirte lo mucho que te amo.” Quería ella que
él pensara.

Los ángeles existen.


Llueve, el llanto de un cielo que el hombre ideó habitado con
deidades. Pero este cielo, que nada ha tenido que ofrecerle y, que al
mismo tiempo, no puede decírselo, llora. Por esas esperanzas, por esas
vidas únicas, gastadas, engañadas...
El lado umbrío de las calles tiene un pesimismo cubierto de aguas.
Entre tanta tristeza, está sentada ella. Clara su piel, claro su pelo, claros
sus ojos, claro mira a un pergamino que sostiene frágilmente entre sus
dedos....

Te amo. No me hables de tu caso como algo lamentable para mí, ni siquiera se


me ocurriría culparte. Por tus palabras veo que te sientes arrepentida, cuenta
conmigo. Te repito hoy y en la eternidad, te amo.
Sin perder el semblante, derrama una lágrima confusa con la lluvia.
Mira hacia el cielo y acerca la carta a su pecho, oprimiéndolo contra él
con ambas manos. El permiso para entrar al corazón de un ángel.

El nombre prohibido
Ame, ame, ame...
Conjugar amar en pasado es referirse a un ciclo, que, aunque parece
terminar, apenas está comenzando...
Tafana Lokulileto estaba echada sobre su cama, mirando el techo,
inundada en el viaje de su mente. Se acordó de ella misma de joven,
edad en que perdió a sus padres. Después de ese incidente, en el que se
cansó no obtener una explicación, se dedico a la ciencia. Averiguando el
porqué de las cosas.
Todo el que pierde a sus padres, se
dice, buscará un ángel...
Dió un recorrido interminable, sin salir del cuarto. Tafana se percató de
que había tropezado con algo con lo que no debiera caer: Cayó ante un
sentimiento inexplicable, de inaparente patrón. Que cambia de forma,
pero siempre es el mismo, no tiene porque ser un rostro, un cuerpo, un
hombre o una mujer. Ojalá te des cuenta de que ya lo conoces.
...todo el que pierde a sus padres,
dicen otros, encontrará a un guardián.

Estuvo siempre dormida.


No puede resistir despierta esperando la llegada de un nuevo mensaje. Con
suerte ya no estará dormida cuando este arribe, a causa de la alarma que
sonará.
Desde hace algunos meses, Bijin ama a alguien que conoció en
Internet y que perdonó que ella hubiera sido asesina. El ángel, tan
contento de ello, vivía para esta mujer. Su nombre es Besou.
Ayer Takara compró para Bijin un quimono blanco. El color de la
pureza otorgado... ¿por quién robó su virginidad? El rey no solo
contemplaba a Tafana mientras ella le explicaba sus avances
tecnológicos, aprendió bastantes cosas. Un día, harto de engañarse, se
deshizo de todos los recuerdos amorosas de él y el ángel.
Bijin, con la delicadeza de una niña y el corazón de casta mujer,
inocentemente se enamoró de una nueva persona. Cuando mira al rostro
de Takara siente un vacío, pero decide ignorarlo...
Fue como si todo hubiese sido un sueño.

El ocaso
Tafana imaginó un arma para la guerra. Imaginó el futuro,
oscureciéndose de tonos cálidos cual sangre, empañando la clara
pureza, abriéndose paso a un negro porvenir. Así lo predijo ella y creó
una luz para esos tiempos, el reflejo del presente, algo casi perfecto, los
ángeles.
Y nombró, al último de todos los creados, Bijin. Que significa belleza.
Figura de mujer, mente sin género, pequeña, cruel. Tafana se paró frente
a ella y la observó. A su juicio parecía una muñeca, sentada con los ojos
cerrados, sin posibilidad de matar. Posó su mano en la mejilla fría del
androide y derramó una lágrima. ‘Si fuera tan hermosa, Takara me
notaría no como científica, no como amiga, sino como mujer. Una que
daría la vida por él.’
Cuando pierdes toda esperanza,
y te hundes en tu ineficacia,
si das cata de tu pobre presencia...
Takara Vúnita, hijo del rey de Torihashi en Kurumada Yuu Ike y la
difunta Noo Vúnita. Al padre tenía años sin verlo (estaba arrepentido de
matar a su mujer). En tal condición le correspondía un guardián.... la
creadora de los ángeles. Lamentablemente el monarca y su custodio
nunca supieron que estaban mutuamente enamorados. Un día
despiertas decidiendo olvidar a quien tanto has amado y bajo la
rendición te culpas de haberlo querido.
Dale al hijo tu sangre y vivencia.

A la luz nocturna
Ya se hizo de tinieblas, por lo que lo único que llega de la luz solar son
los reflejos en la hermosa luna.
Bijin está soñando. Se ve a sí junto a Besou y, lentamente, entre sus
brazos se engancha, se hace presa del abrazo, perdiéndose en el cariño
sincero. Un sentimiento fortísimo que nació sin siquiera verse frente a
frente. Que difícil.
Iluminado por los rayos que atravesaron su persiana, el ojo de Bijin se
quedó cerrado. Pero al suave llamado del astro que la quiere ver,
despierta. Detrás de la sonrisa, cuando más feliz se siente, vislumbra al
fantasma del pasado. Una visión confusa que le recordaría que el amor
de esa sonrisa era mera mentira.

Páginas
La palabra nuestra, solo se encuentra,
en el punto de accidente,
la magia de tus deseados labios hablar,
el hechizo de tu voz que quiero me diga
una mentira imprudente.

Tus ojos poder mirar, privilegio de encontrar,


perfección,
un mundo que de conocerte pediría,
la mirada tuya día a día,
esa con que brindas ilusión.

Mis manos se sienten mentir,


objetivo,
quisieran tu piel alabar.

Mi cielo se ve al morir,
definitivo,
tú no eres para amar...
Más de dos años atrás se había dado cuenta de que estaba
enamorado. Pero no se lo iba a decir, era imposible que ella lo amara.
Podría un día llegar y besarla, si claro, para terminar con su amistad.
Podría acercarse mucho a ella, pero seguirían siendo compañeros.
Decidió ya nunca decirle lo mucho que deseaba vivir a su lado, lo
mucho que anhelaba entregarle su única vida, lo mucho que
desesperaba por envejecer junto a ella. No se atrevió.
Páginas cubiertas de poemas para esa persona, versos que nunca,
siquiera, el aire escucho. Impulsos que el corazón no obedeció.

Un final
Aparta la cortina y se asoma por la ventana. Juzgando por el color del
cielo... de repente, Bijin se acuerda que puede mirar su computadora
para ver la hora. Nueve y cuarto. Antiguamente, el gobierno de An Koku-
musha por el temor de perder al planeta, prohibió estrictamente el uso
de energía eléctrica. A lo largo de muchos años la contaminación
disminuyó notoriamente. Ahora, algo recuperados, ciertos ciudadanos e
instituciones podían acceder a ese servicio.
Suena la esperada alarma y en menos de un minuto la ojiverde está
leyendo el mensaje recibido. Se trata de una historia trágica.
La casa se estaba incendiando pero el
miedo de abrir los ojos y ver el
infierno no dejaban actuar a su razón,
se mantenía cegada, sin moverse, en
el mismo lugar. Con las manos sobre
la cabeza y temblando, la plena luz
del día, el calor del sol la acurrucaba e
intentaba inflamarla, la consumía, la
alejaba de la apacible noche. Aunque
al final parecería que iban al mismo
lugar.
Sintió un brazo humano que la
abrazaba y abrió un ojo, con el que
advirtió que era su madre. Solo eso.
Esto pasó hace más de una década.
Sentía su respiración, el calor de su
cuerpo.
¡Aves benditas! ¡Que nuestras armas
sean vistas antes de matar al
enemigo! – dijo enérgicamente, con
un tono sádico, una potente voz de
mujer.
Besou abrió los ojos. Abrió los ojos y
sintió la respiración del viento, y sintió
el calor de su familia fluir por una
herida. Entonces vio, al caer de quién
la trajo al mundo, a la mujer más bella
antes habida.
Entre balas y fuego, Besou abrió los
ojos para ver a su madre morir.

Hace mucho tiempo...


Rodeado de palabras de un buen escritor, Takara no podía salir de la
imaginación que inspiraba el libro que leía. Cuando Tafana llamó a la
puerta, atendió su llamado, pero siguió sumergido en el mundo mental.
Apenas el día anterior había decidido
no decirle nada de la verdad a esa
mujer. Por eso comenzó a leer,
tratando de alejar su pensamiento del
dolor.
Yuu, acompáñame, quiero que veas al último ángel.
“Ya lo estoy viendo” pensó responder.
Caminando por los pasillos, iba resignado mirando al piso por los
senderos de su guardián. En uno de los cuadros de la pared derecha
estaba la pintura de Noo Vúnita. Era bellísima. Su encuentro con el rey
fue de pura casualidad y, aunque acabó siendo sangrientamente
asesinada por este, realmente se amaban, exclusivamente un momento
fue, un instante en que Ike perdió la razón. De igual duración el
momento en que Takara decidió ocultar sus sentimientos.

Alrededor de cinco minutos después de que Tafana se fuera de la
habitación, Takara se acercó a Bijin y le dijo:
“Eres la más bella mujer, quisiera, aunque sueñe extraño, ocupar un
lugar en tu corazón.”
Así de rápidas le salieron de la boca las palabras. Ella no sabía ni que
decir.
- Usted no me ama. – Dijo al fin. –Me acaba de conocer, y soy un
ángel, nadie en sus cinco sentidos, se enamoraría de un ángel.
Ya lo estoy viendo.
Claro que sí. Yo me he enamorado de uno, y es de ti.
Tras estas palabras, la tomó de la cintura y fundió sus labios en los de
Bijin. Ojalá hubiera sido Lokulileto.

Desastre en el palacio
De las naciones de Gradé y Denkai provienen los dos hombres que
Takara conduce. Están en las ‘Tierras Albas’ empeñados en conseguir la
aceptación parcial de Nobunhaga. En caso extremo, Kurayami de Denkai
estaría dispuesta a unirse a Torihashi: todo por el bien de su pueblo.
Pero el rey no les quiere de vuelta a no ser que Takayama se entregue.
Les dice:
– Mi esplendoroso y blanco reino, para ser el centro del universo, ya
solo necesita la amplia variedad de Takayama. Si ustedes
consiguieran que ellos se rindieran, entonces – mira directamente
a Kurayami – podrán unirse a mi gloria.
– Imposible. Igual que tu difunta madre, la señora y reina de
Takayama cree en un Dios de ‘voz transparente’. Ella está
esperando que el Poder sin Igual envíe a...
“Por eso las mujeres no deberían gobernar.” Takara ignora todo lo que
dice Kurayami, porque las considera habladurías de una incoherente
religión sureña. Los pobladores de Takayama son escoria para los reinos
del lado Norte, es por eso que Takara ha de deshacerse de ellos en
breve. No hay ‘Poder’ de Nobunhaga que lo impida.
No pasaría de mejor manera si el cerebro de Kannon estuviera en
sintonía con el de Takara. Este hombre, menos diplomático que su
compañera, toma una pistola de la colección del rey y castiga con plomo
en el estómago la presunción del hijo de Ike.

La sangre de nuevo
No hay que pensar que un nombre bello corresponde a algo bello. La
primera existencia arruinada de esta forma fue la de ‘El Fulgor’, que,
aceptando la vida, enfrentó toda la tragedia que esta arrastra. Con él y
su hijo muertos, Tafana pasa una ruina semejante. Como madre en
desgracia se desangraba, perdiéndose, completando su agonía y
deseando que su creación fuera lo que ella no pudo.

Bijin, quédate con Takara, hazlo feliz. No te permitas su separación, el me ha


dicho lo mucho que te ama. Con su gratitud por crearte me lo ha expresado.
Te amo Yuu Takara, Rey de Torihashi.
Tradujo el antedicho rey con algo de
dificultad, pues las letras estaban
empapadas de sangre y en el idioma
zae, idioma poco popular pero el
oficial de la corte. Una lengua que,
decían orgullosos, había sido regalado
por los dioses.
Incado y mirando al piso, así dejó la muerte de Tafana al glorioso
heredero del Rey de Reyes.
Miró a su rostro, se le veía triste. O tal vez la amaba tanto que podía
adivinar el estado anímico de cuando vivía. Su castaña cabellera le
cubría la cara, manteniéndose inmóvil por la ausencia de respiración.
Con la mano izquierda le retiro los cabellos hasta poder ver sus ojos
cerrados.
Takara había besado miles de veces a Bijin e incluso había tenido
relaciones con ella. Pero de todas esas caricias, ninguna podría
equipararse al beso que otorgó al cadáver de Lokulileto Tafana.

La verdad duele intensamente


Parte dos: Mi memoria, mi tesoro
Marcando el tiempo, esperando la muerte.
Esparciendo roja sangre en la bóveda celeste, con dolor, el sol
introducía su enorme cuerpo en el pequeño y frágil horizonte terrestre.
Para no romperlo, el astro rey se tomaba varios y amplios minutos. Que
sádicos los volvió el veneno del Dios Lenjatór, porque los hombres
adoraban avistar tal sufrimiento, hasta lo consideraban hermoso.
Algunas víctimas, antes de cerrar por última vez sus ojos, meditaron lo
bello del cielo naranja que tenían encima suyo. No podían, con la mano
cubierta de sus propias entrañas, arrepentirse de pelear por la vida de
sus hijos. Si nadie lograba matarlo, toda la nación de las montañas altas
por fin alcanzarían a tocar el paraíso: pero llegarían blasfemando y
atacando verbalmente al Rey de las ‘aves malditas’ en lugar de alabando
a su Dios, el Poder sin Igual.
De origen incierto, la más joven de las guerreras se intimidó ante las
espadas y cañones enemigos, escondiéndose en una alejada trinchera.
Ahí, bajo algunos cadáveres, la acompañaba una rubia amiga que
cantaba muy muy bajo:

Viven las tinieblas. Poco a poco, surge débilmente, la luz del día, develando
todo aquello que le rodea. Y es todo bueno y lindo, digno de apreciarse, para
recostarse sobre el fresco pasto junto al lago, donde se reflejan los primeros
rayos del día. Que no hace calor y no hay frío, las criaturas viven en armonía,
como un sueño de poeta dulce, como un jardín del paraíso...
De repente, Noo dejó de oír la voz de su compañera. Tras dos horas de
agonía murió. La jovencita sintió que su cuenta regresiva llegaba a cero,
porque lo que más quería pereció. Se puso la mano sobre la boca, aun
con la leve esperanza de no ser escuchada, y lloro sin consuelo.
Sin esperarlo, los cadáveres se movieron. Por la voluntad de un sangre
azul lo hicieron. Al ver un rostro blanco, serio, Noo entendió que no tenía
escapatoria, y que la espada que el hombre cargaba consigo sería el
arma que le daría muerte. Empezó a acelerar su respiración, en un
intercambio lágrimas- angustia, no podía dejar de preguntarse dónde la
herirían. Se hizo chiquita, agachó la cabeza y con las manos se cubrió la
nuca porque lo que más temía era ser decapitada.
Aunque ciego, su atacante era un ciento por ciento acertado.
Desenvainó. Puso su mano derecha en la frente de la criatura, quien
cerró los ojos intensamente con el deseo de que eso eliminara su
sufrimiento; al mismo tiempo el hijo de Lenjatór Risou apuntó la espada
al espacio que queda entre el índice y el pulgar.
Rojo, todo por un instante fue. Con
luto, las estrellas estuvieron en
primera fila del funeral. La batalla
había terminado.
Pero en lugar de matarla bajó el brazo izquierdo para dejar la espada
en el piso. Con ambas manos descubrió el bien formado rostro de la
joven. Ella fue la primera persona en oír la voz de Yuu Ikeku-musha. El
rey de Torihashi le preguntaba por su nombre.

Solamente tu cabello brillante cual vida,


y tus ojos deslumbrantes como el amor,
tu sincera sonrisa era lo que atisbaba,
bajo la dulce sombra del celeste sol.

En estos campos que de vitalidad nutridos,


tu pie descalzo huía de la nostalgia,
mi compañía esperaba tu sereno rostro,
y mi beso era lo que la esperanza aguardaba.

Así mi felicidad veía el cristalino cielo,


no quería el destino que fuera yo feliz,
entonces la rompió como al espejo del deseo,
en el que hoy mi vida se fue a morir.

Esta tierra maldita te ha hecho besarla,


te ha hecho arrodillarte muchas veces,
ahora para mi desgracia te vino a matar,
aunque a mis ojos aún la niña tierna eres.
Cual pluma por el aire fuiste llevada,
rápido te desprendiste, alejándote de mí,
a quien amaba tenía un cuchillo en la espalda,
y mi ojo incrédulo observó tu fin.

¿Hay alguien, a quién quieras proteger?


Alas blancas de tu herida surgieron,
a ti te hubiera querido ver siempre feliz,
en el futuro en que solo quedarán recuerdos.

Contraluz eternamente se iba tu silueta,


ya después nunca más te volví a tener,
llamaron dolorosamente a las lágrimas a afuera,
y ya no te preocupaste en voltearme a ver...

No supiste que me mantuve por la cadena del dolor,


atado a la superficie esperando por tu amor.
El filo que Ike vio saliendo del pecho de Noo le hizo cambiar
totalmente. Perdiendo a su amada familia -esposa e hijo- comprendió en
cierta medida el dolor que él le había causado a otra tanta gente a lo
largo de su vida. Entendió que ser asesino implicaba causar dolor y
vacíos irreparables en la familia de los afectados. Se odió a sí mismo y
odió a su madre. No podía dejar de preguntarse cuantos inocentes
murieron por no poder llegar a Aoi, país que con el uso de electricidad
podía atender ciertos casos que Torihashi no.
La mujer se estaba rindiendo e Ike le dijo, por segunda vez ‘Por favor,
nada más dime ¿Cuál es tu nombre?’.
– Noo... te diré el nombre de mi tesoro, tu hijo aun puede nacer.
Nunca continuó. Es por eso que Takara, hoy herido, se llama Yuu como
su padre, Takara como ‘tesoro’, Vúnita como su madre.

Hiere realmente.
Luz blanca, silencio amodorrante. Oyendo el paso de las manecillas
pero esperando los pasos del doctor acercándose, avisando que el rey
Takararecuperará su bienestar. En todo Torihashi únicamente Fto’shiki
contaba con hospitales y energía eléctrica juntos: esto fue crucial para
ubicar a Yuu entre la vida y la muerte, no en el lado letal.
Un ángel entra al cuarto y Takara quiere hablar con él antes de
marcharse para siempre. Ella tiene fe en que a la vida del rey le resta
mucho,
– Bijin, te agradezco que estés aquí. Pero márchate. Ya verás que
cuando se cumpla un año de mi muerte no querrás recordarme.
– No diga eso. Yo... –Bijin mira un par de ojos negros, como los del
padre Ike.- te... -¿quiero? La mujer desconoce que decirle. Solo
siente una necesidad de estar con él.
Takara advierte lo que sucede y continúa.
– Escúchame. Busca en mi sala de lectura un libro, se llama ‘Zekone
nu Makai’. No encontrarás dentro las letras que debieras, pero está
guardado un disco, es tuyo. Baja su contenido a tu memoria sin
temor, es algo que te pertenecía y yo arrebaté.
Sin dudar. El ángel procede como le indicaron. Pero de la tranquilidad
con la que empezó, no queda rastro alguno.

Advertencia de muerte
Juró que su primer beso se lo daría a Bijin y hasta hoy no rompe la
promesa. Su novia, en cambio, acaba de recordar que ya hasta es toda
una señora.
Ama únicamente al ángel. Su novia, en cambio, no tiene el más
mínimo sentimiento por ella.
Besou fue hasta su adolescencia muy querida por sus padres. Cuando
comenzó a demostrar su habilidad matemática, causó en el padre ganas
de que la pobrecilla fuera hombre para poder heredarle la compañía que
manejaba. Aunque el señor nunca se lo dijo directamente, la muchacha
percibió este desprecio a su condición natural. A sus quince años ya
había cometido tres intentos de suicidio.
La sangre que corre por la mano es el
llanto secreto, porque sobre la mesa,
así la educaron, la mano izquierda
nada tiene que estar haciendo…
Las cosas no mejoraron. Enferma del corazón conoció a Bijin y creó
una fuerte dependencia emocional hacia ella. Ni siquiera la misma Besou
se dio cuenta y confundió su obsesión con amor.
Mientras se arregla para salir, escucha en la televisión:
– Los secretarios de relación exterior Kannon Suké y Kurayami Gazó
de dos de los reinos pertenecientes a Nobunhaga fueron hoy
arrestados en Torihashi por atentar contra la vida del rey Takara. El
secretario de relaciones de ese país afirmó que en breve
‘enviaremos tropas a sus países: tendrán que sufrir lo que
Takayama’.
La posible visita de Bijin emocionó tanto a Besou que sonrió, sin
pensar que todo acabaría en un funeral.

Una esperanza de Nobunhaga


Takara. Besou. Es complicado decidirse por uno. El rey parece
presentar muchas ventajas sobre la mujer, pero la segunda opción
resulta más común para Bijin, porque es así como se ha mantenido
últimamente. Además, el rey... él se está muriendo ahora mismo.
Sin conocimiento de que la noche que fue desvirgada, Takara
anhelaba abrazar a Tafana, sin saber de ello y de que la científica, a la
voz del rey agradeciendo de "todo corazón" crear a Bijin, quedó
destrozada, el ángel acaba su carta del adiós para Besou. Y la manda.
Besou, por otro lado, bendecía hoy como lo hacía a diario el valor que
tuvo para mandar el mensaje primero, el que enamoraría Bijin.

Hola, soy Besou y soy nueva.


Quería saber si tal vez puedas entablar una amistad conmigo [...].
Ojalá charles, no me dejes sola.
Ella, la de Nobunhaga, no sabía en qué problema estaba hundida. No
solo era Bijin asesina de su madre, sino un ángel; por más sentimientos
que aparente tener... ninguno es cierto.
1.
[…]
4.
Absolutamente ninguno.

La brisa de la vida.
Unidas, más que nunca. Ellas… están.
De las manos tomadas, una sostiene a la otra en tierno gesto,
caminan. Es así. Una veloz corriente de aire llega, pegándoles en la cara.
Se cubren
¿Cómo, si no es soltándose,
prefiriéndose a sí mismas?
y avanzan como pueden unos metros para sujetarse de un poste.
Ambas a donde mismo, contra corriente, cerrando sus ojos pues si los
abren podrían lastimarse.
La pequeña hermosa carita de ángel se percata de estar en el reino de
Takayama. Desobediente acudió al vecino del éste del país que debía
atacar
Unos miles de kilómetros lejos de la
responsabilidad […] de su finalidad.
pero lo hizo para estar, por primera y última vez, con la chica que
quería.
Repentinamente
Instantáneo, incómodo. No
precisamente algo inesperado, pero si
indeseado.
viene a su mente el recuerdo de Torihashi, que, en vez de horribles
huracanesposee nieve linda y pura. Cuando en primavera se derrite las
hermosas flores abundan.
Takara, el rey, sabiendo del delicioso sabor de la muerte plantó flores
en su palacio, escenario de crueles batallas y del impensado encuentro
de Noo e Ike. Las flores crecieron en rosa y de ese color las regalaba
siempre Yuu a su querida Bijin, para expresarle deseo al mismo tiempo
que respeto.
Ah... Takara. Llorando con el corazón más herido que el abdomen.
Recordando la cobardía que tuvo con Tafana, pensando en el triste
destino de la hija en la nación violenta que le ha otorgado. Su
arrepentimiento llega hasta Nobunhaga, mojando fríamente los rostros
de Besou y su amada.
La castaño bajo alcanza con los brazos a la ojiverde y se sujeta
fuertemente de ella. Entonces, con dolor, el ángel comprende que es
solo una magnífica y vacía muñeca para jugar. Toma suavemente las
manos de su mujer y las regresa a un lugar fijo; porque, estaba vez, el
ángel abre sus alas y se lanza al aire en espera de ser arrastrada con la
palabra de su rey.
Que insensata fue Besou por salir a caminar a medio huracán.

La verdad duele intensamente


Parte tres: Atrás de los dioses no viven santos. De los reyes no esperes
pues, menos que engaños.
Enterarme del episodio que la hizo acreedora al seudónimo ‘la reina
muerta’ me ayudó a entender como alguien tan grande como Yuu Ike
había llegado hasta aquí, conmigo: Desde su concepción y más atrás
todavía, remontándose a la época antes de que el mundo fuera
destruido, allá en el segundo sol, Ike viene arrastrando conflictos y
problemas tanto con mortales como con deidades (aunque de estas
muchos duden, diciendo que Lenjatór, por ejemplo, no existió o que fue
un simple guerrero idolatrado).
Tirado, con los brazos rotos, no me puedo incorporar. Miserable, bajo el
que el tiempo ha hecho un débil techo, espero. Para que las columnas y
las paredes ¡Si, estás! propias de la dinastía Kufusha, se reparen, siendo,
no mi eterna, pero al menos temporal tumba.
En lo que la voluntad de Takayama
permita a sus hombres ser destruidos.
Estoy esperando, es cierto, inciertamente. Porque la llegada de la
creación del Poder sin Igual daría triunfo a Takayama.
Para morir es necesario dejar de vivir.
Interesado Takayama (aunque miles
de armas de fuego ¡fugases! ha
hecho) en Ike, en su muerte, necesita
una fuerza más grande que él para
verdaderamente destruirlo (dicen, que
mortal y de carne, aun con eso, es el
maravilloso y hermoso hombre a mi
izquierda sentado: perdura, y la culpa
que al hombre consume, lo nutre,
dándole años sin fin, más pecado y
una conciencia que lo hará del tiempo
vencedor).
En fin, tenga la razón Torihashi o Takayama, a mi me queda este
consuelo: que antes de irme a Erebo he cumplido como profeta y, hasta
cierto punto, he consolado al rey contándole sobre un hijo que no salió
del vientre de su madre.
Él se levanta y camina. Lo veo alejarse con artísticos pasos. Cuando sé
que todavía mi voz lo alcanzará, junto valor para enfrentar la verdad que
me diga y le pregunto:
– ¿Quién es el Rey Eterno?
– Shee’kadíe. Wa aro'zhaetseuno.

7
En la lengua planificada Zae, ‘Yo soy. Yo soy el rey eterno’.

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