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Ambar en cuarto y sin su amigo Paula Danziger a UNO 7 Me siento en mi cama y miro mi Libro de papa. Esta lleno de foto- grafias de papa solo, de él conmigo, fotografias de nosotros tres: papa, mama y yo. Hay también fotos en que estan ellos dos solos, de antes de que se separaran. Como mi madre no tiene en casa ninguna foto de mi padre, yo me he hecho este Libro de papd. Si alguna vez me voy a ver a mi padre a Francia, he pensado que me haré un Libro de mamd y \o \leva- ré conmigo. Estoy casi segura de que mi padre tampoco tiene fotos de ma- ma en su casa. 10 Sin embargo, sé que tiene fo- tos mias. Me lo dijo cuando fue a verme a Inglaterra y yo estaba con varicela en casa de la tia Pam y por eso no pude ir a verle a él en su casa de Francia. Algunas veces hablo con el li- bro como si mi padre estuviera alli de verdad. Hoy es una de esas veces. «Estoy un poco nerviosa al pensar que otra vez empieza el cole- gio. Va a ser la primera vez que ti no 11 estés para acompafiarme el primer dia de clase. Y mi mejor amigo, Jus- to, tampoco estara. Se ha ido a vivir a Alabama». Miro la fotografia que mi pa- dre se hizo el dia que fuimos al Par- que de Diversiones. Se esta riendo... y tiene un pegote de algodén dulce en la nariz. Papd no puede contestarme, pero yo sigo hablandole: «La verdad es que estoy algo mas que un poco nerviosa... Estoy asustada. Voy a empezar cuarto... y dicen que cuarto es muy dificil... y en cuarto ya no tendré a mi profesor, el sefor Coten. ;Qué pasard si tengo la cabeza tan llena con todo lo que he aprendido desde la guarderia, prees- colar, primero, segundo y tercero, que ya no me queda sitio para apren- der nada més? ;Y si me toca un 12 pupitre que cojea? ;O me siento en uno donde el afio pasado se senté un chico esttipido y todavia queda estu- pidez en el banco y se me pega?». Casi puedo ofr cémo se rie mi padre cuando le digo esto. Y casi me rio yo también... un poco... Luego sigo: «;Y qué pasard si nadie quiere ser mi mejor amigo? Ya se me ha olvidado cémo se hace eso de conseguir un mejor amigo. No he tenido que hacerlo desde que estaba en preescolar, y entonces yo no tuve que hacer nada, salié solo». Le he dado un beso a la foto. Casi he sentido en los labios el sabor del algodén dulce que él te- nia en la nariz. «Y, papa, ahora te voy a contar una cosa: mamé esté salien- do con un amigo que se llama Max. Empezé a salir con él mientras yo es- taba en Inglaterra. Y me parece que 13 le gusta bastante». Miro la foto de mi padre. Sigue sonriendo. Bueno, pues yo no. «Cuando volvi de Inglaterra, mama quiso que conociera a Max, pero yo no quise». Yo no quiero que mi madre tenga un amigo y que salga con él, no a Menos que ese amigo sea mi pa- dre. Cuando me hablé de Max y de que eran amigos y todo eso me asus- té y lloré de verdad, no esas l4grimas de mentiras que una hace que salgan como si fueran de verdad, no, lagri- mas de verdad verdadera. Y entonces ella me dijo que no hacia falta que yo lo conociera. Empiezo otra vez a hablar con la foto de mi padre: «Si piensas volver a vivir con nosotras mds vale que vengas pronto. Tengo miedo». 14 Mi padre no dice nada. A lo mejor yo deberia Ilamar- le por teléfono y hablar con él en persona, no con la fotografia. Pero no estoy segura de si yo podria contarle a él todo esto... o de- cirselo a mi madre... 0 a alguien. —;Qué aspecto tengo? —di- ce mi madre entrando en mi cuarto. Cierro el Libro de papa y lo pongo boca abajo, luego la miro a ella. Se ha puesto una falda negra, una blusa de color malva y aros. La verdad es que me parece que se ve muy bien, pero no quiero decirselo. —Apestas a perfume —le di- go y hago como que me molesta el olor y arrugo la nariz. La verdad es que huele muy bien, pero tampoco quiero decirselo. 16 Se pone un cinturén negro y se lo abrocha contemplandose en mi espejo. Se vuelve hacia mi. —;A qué hora viene a buscar- te Ese-como-se-llame, tu amigo? —le pregunto. —MaAX ya debe estar por llegar. Ha pronunciado con mas in- tensidad el nombre de él y me mira fijamente. —;A qué hora vas a volver? —me meto en la boca un mechén de mi pelo y empiezo a mordisquearlo. —No lo sé, pero, carifio, no tienes que preocuparte, Juana va a pasar aqui la noche. Y yo estaré de vuelta mucho antes de que te des- piertes mafiana. Sigo mordiendo mi mechén de pelo. —A lo mejor no puedo dor- 19d mirme hasta que vuelvas. Mi madre suspira: —Ser4 muy tarde. —Te esperaré despierta. Quiere cambiar de conversa- cién: —Carifio, no te mordisquees el pelo. Acuérdate de c6mo Cheshi- re, el gato de angora de tia Pam, anda todo el dia con arcadas y escu- piendo pelotillas de pelo por la casa. Si te sigues metiendo el pelo en la boca acabards haciendo lo mismo. Sefiala un rincén y dice en plan de broma: —Habré pelotillas de pelo de Ambar por todas partes. Me parece divertido, pero ni Siquiera sonrio: —Pienso estar despierta hasta que vuelvas, asi que no vuelvas muy tarde. 18 Me mira como si fuera a echarme un sermoncito, pero sélo me dice: —Bueno. Yo sé que ella cree que me dormiré, pero no voy a dormirme. Estoy segura de que no. No voy a levantarme de la ca- Hoy no. Ni mafiana. Ni en todo el tiempo que du- las clases, que empiezan hoy. Ya fue bastante dificil levan- rme ayer y ofr a mamé comentar lo que lo habia pasado con Max. Max le gusta de verdad. Y dice que esta segura de que nbién me va a gustar a mi. Yo estoy segura de que no. Ni siquiera quiero conocerle. No quiero de ninguna mane- ‘fa que me guste. 20 De eso estoy segurisima. Y también estoy segurisima de que no quiero levantarme de la cama para ir al colegio. Mi despertador empieza a grufir. Es una combinacién de des- pertador y alcancia que me regalé la tia Pam. Tiene la forma de un cerdo metido en un bafio de espuma; cuando le meto una moneda se rie y me da las gracias, pero a la hora de despertar, grufie. 21 Aprieto el botén y apago el despertador. Me tapo la cabeza con la almohada. Antes de que pasen cinco mi- nutos llega la «Mama Despertador» y me quita la almohada para despertar- me. Este despertador es una persona que me pasa la mano por el pelo y di- ce cosas distintas seguin el dfa. Hoy, la «Mama Despertador» me quita la almohada de la cabeza y dice: —Despierta, carifio... Hoy es el primer dia de colegio. Y no hay botén para apagar a una «Mama Despertador». Abro los ojos sdlo un poquiti- to para mirarla y le digo: —Cuarto afio no es nada im- portante. Despiértame el afio que Viene y ya pensaré si me interesa ir a quinto. 22 Me hace cosquillas y dice: —Vamos, a la ducha. Vistete y baja antes de media hora; te voy a preparar un desayuno alimenticio y rico. Luego te llevaré al colegio. —No hace falta que me lle- ves. Puedo ir andando yo sola. He ido asi los dos ultimos afios. Me acuerdo de cémo iba y volvia del colegio con Justo. Y de cé- mo al volver me quedaba en su casa hasta que mamé volvia del trabajo. Ahora todo es diferente, por- que Justo ya no vive aqui. Y digo otra vez: —Mami, puedo ir andando al colegio. Mamé suspira y dice: —Ya hemos discutido eso. No quiero que vayas andando tt so- la, as{ que yo te llevaré en el auto y por la tarde iré a buscarte después de 23 la permanencia. Vuelvo a ponerme la almoha- da por la cabeza. Eso de la permanencia es lo que han inventado para los que no podemos ir a casa en cuanto termi- nan las clases. La culpa de todo la tiene el padre de Justo. Si no hubiera acepta- do ese esttipido trabajo nuestras vi- das no habrian cambiado. slrd la madre de Justo a Ilevar- le hoy a su colegio también? ;Estara él también pensando en lo distinto que va a ser todo para él? ;Me echa- ra de menos como yo le echo de me- nos a él? —Vamos linda, arriba y en marcha. Me quita la almohada de la cabeza y usa la voz que significa: «Levantate ahora mismo 0 vas 24 a dejar de ser mi nifia linda». Empieza a hacerme cosquillas en los pies. Yo, Ambar Dorado, aborrezco que me hagan cosquillas en los pies. Lo odio con todas mis fuerzas. Asi que me levanto de la cama y tropiezo con el cuaderno nuevo. Lo recojo y lo pongo junto al estuche de los lapices. He decorado el estuche con un monton de calcomanias nuevas y lo he llenado con boligrafos, lapices y gomas. Mientras me ducho pienso en muchas cosas diferentes... ;Cémo se- rd el profe de este afio? ;En qué ban- co me sentaré? ;Quién se sentard a mi lado? ;Seguira Ana Burton siendo antipatica conmigo? ;Seguirdn algu- nos chicos siendo igual de bobos que el afio pasado? ;Habra alguien nuevo 25 en la clase que necesite un mejor amigo? Salgo de la ducha, me seco, me cepillo los dientes y luego el pelo (no con el mismo cepillo, claro). Me visto. 26 Mallas negras y una camiseta larga que me compré tia Pam este verano. Tiene el mapa del metro de Londres. No me la he puesto hasta ahora. La he estado guardando para estrenarla el primer dfa de colegio. Me pongo los zapatos nuevos. Primero el del pie derecho y luego el del izquierdo. Siempre lo hago asi. Ya sé que es una manfa, pero siempre lo hago asi y me gusta. ¢Estara Justo ahora mismo poniéndose los zapatos también? ;Se acordara de atarselos o tropezard y se caera porque no estoy yo con él para recordarselo...? ;Se lo recordard al- guien? Meto mis cuadernos y las co- sas de escribir dentro de la mochila, que es de color rosa fosforescente, y cuelgo del cierre el duende de la bue- na suerte que me regalé tia Pam ha- 27 ce dos afios. Oigo que suena el teléfono. Luego deja de sonar. —Ambar —mamé me llama desde la cocina—, es para ti. Tu pa- dre. Date prisa. Corro hasta el teléfono. ;Mi padre me llama desde Pa- ris, Francia! —j Papa! —he corrido tanto que casi no puedo respirar. Oigo el clic que suena cuando mi madre cuelga el teléfono de la co- cina. 28 —Ambar —la voz de mi padre suena como si estuviera cer- quisima, pero yo sé lo lejos que es- ta—. Ambar, sdlo quiero decirte que espero que tengas un estupendo pri- mer dia de colegio. Me gustaria ha- ber podido estar hoy ahi. — Con nosotras? —siempre sigo esperando que él y mamé quie- ran volver a estar juntos, aunque ellos siguen diciendo que no lo van a hacer nunca. —Ambar —dice mi padre y sus- pira—. Carifio, no, no digo ahi con 29 ustedes, en esa casa... Yo necesito una casa para mi. Los dos nos callamos durante un ratito, luego le digo: —Te echo de menos, papa. —También yo te echo de me- nos a ti. Me gustaria ver qué te has puesto hoy para ir a clase y estar ahi para que luego me contaras cémo te ha ido en este primer dfa. Te llamaré otra vez esta tarde cuando calcule que ya estds en casa para que me di- gas como fue todo. Hago cAlculos yo también; a esa hora para él, en Paris, serdn las doce de la noche. Antes de colgar hacemos un concurso de besos..., ruido de besos cada vez mas deprisa, mds deprisa hasta que a uno de nosotros se le cansan los labios. Gano yo, como siempre. 30 Cuando colgamos me siento contenta de que se haya acordado y haya llamado, y me siento muy tris- te porque vive tan lejos. Mientras bajo las escaleras pienso otra vez en este primer dia de colegio. Me gustaria que ya fuese ma- fiana a estas horas porque asi ya ha- bria pasado el primer dia de colegio y yo sabria si todo ha salido bien. Me gustaria que mi profesor fuera estupendo y que opinara que yo soy también estupenda. Me gustaria no estar tan ner- viosa. Me gustaria... TRES 5, : Yo, Ambar Dorado, creo que patio de recreo del colegio deberia narse de otro modo. Deberia Ila- arse el «patio para no hacer nada y ablar», por lo menos para los de uarto para arriba..., por lo menos es el primer dia de clases. Mientras hablabamos he mi- do a todas partes. Hasta ahora no nadie nuevo en cuarto. Hasta ora todos los que eran mejores igos el afio pasado siguen siendo Mejores amigos este curso. No hay nadie sin mejor ami- excepto yo. Alicia SAnchez me pregunta: 32 —Ambar, qué has hecho este verano? —Estuve en Inglaterra. —jVaya mentira! —dice Ana Burton, que sigue siendo la misma estuipida de siempre—. Estas min- tiendo para presumir. —No estoy presumiendo. Alicia me ha preguntado y por eso lo he dicho. Es verdad, he estado en In- glaterra. —Y tu, :qué has hecho? —le ha preguntado Naomi a Ana Burton. —Mi familia alquilé una casa en la playa. Por eso he vuelto tan morena, —y se mueve como si fuera una modelo. Yo hago como que bostezo. —;Dé6nde esta Brenda? —pre- gunta Alicia—. ;No fue a verte a la playa? —Si, pero eso fue a principios del verano. No sé dénde esté ahora..., y la verdad es que tampoco me impor- ta —Ana se encoge de hombros—. A lo mejor sigue en California con su familia, no sé. —Yo crefa que era tu mejor amiga —dice Alicia—. ;Cdmo es que no sabes donde esta? Ana vuelve a encogerse de hombros y no dice nada. 34 Parece que Ana esta también sin su mejor amigo, como yo; pero con lo idiota que es yo no querrfa de ninguna manera ser su mejor amiga, ni siquiera su peor amiga. Esa mons- trua lo que deberfa tener seria una mejor ENEMIGA. —Me han dicho que tuviste varicela en Londres —me dice Tiffany. —Al segundo dia de llegar, qué te parece? Ana Burton nos interrumpe y dice: —Yo tuve la varicela en pri- mero, —Estds mintiendo —le digo y le saco la lengua. Me mira furiosa y luego le- vanta la cabeza con la nariz hacia las nubes dandose muchos aires de sabi- honda. —Eres una mentirosa. jQue 35 estado en Inglaterra! |Como que 1os lo vamos a creer! —Mira, ten cuidado —le di- —, si sigues con la nariz para arri- y Ilueve te ahogards; claro que a nadie le importaria. Gregorio Bronson hace como que habla por un micréfono que tie- ne en la mano: —Noticias frescas para los amantes del deporte! ;Primer asalto entre las veteranas Burton y Dorado! Algunos opinan que ésta puede ser la 36 pelea del siglo. Otros dicen que es simplemente el comienzo de un nue- vo curso. —Yo no he sido la que ha em- pezado —digo y sefialo a Ana, que lle- va una polera en la que dice: MIS PADRES FUERON A LA PLAYA Y TODO LO QUE TRA- JERON FUE ESTA ESTUPIDA POLERA. Personalmente pienso que en su polera deberia decir: MIS PADRES SE CASARON Y TODO LO QUE TRAJE- RON A ESTE MUNDO FUE A ESTA ESTU- PIDA CRIATURA. Jaime y Roberto Ilegan co- rriendo y empiezan a hacer ruidos de lo més ordinarios. Después de hacer ruidos ver- daderamente fuertes y groseros, Jai- me anuncia que se va a celebrar una «Olimpiada de eructos» y que todo el que quiera se puede inscribir des- pués del almuerzo. 37 -—Voy a buscar mi lapiz —di- ongo los ojos turnios. —jYo me inscribo ahora mis- Naomi se rie y firma en el aire. Roberto eructa y luego dice: _—Pueden tomarlo a broma si en, pero vamos a dar un premio endo. —jNo creo! —Naomi niega la cabeza. —;No, eh? Pues mira —Jai- levanta la mano como ensefiando invisible trofeo—, vamos a dar de mio la sirena musical que yo le alé a mi hermana la Navidad pa- a. —A ella no le gusté nada nos explica Roberto. —Estaba de oferta, muy ba- rata —dice Jaime y se rie. j — Es fefsima! —asegura Ro- berto. 38 —Me la devolvié como rega- lo de cumpleafios. Y ahora va a ser nuestro premio en el campeonato de eructos. La traeré mafiana —prome- te Jaime. Los dos empiezan a hacer rui- dos de todas clases y a soltar eructos. Los demas chicos empiezan a hacer lo mismo. Algunas cosas no cambian nunca. El afio pasado los chicos sol- taban chillidos de mono. Este afio sueltan eructos. Bueno, algunas cosas_ si que han cambiado. Tiffany ahora escribe su nombre asf: Tiffani, y se ha puesto sostén, y la verdad es que le hace falta. Jaime y Roberto han ido de- tras de ella comenténdolo a gritos y el sefior Coten, nuestro profesor del afio pasado, los ha regafiado. 39 Y otro cambio en el que no mas remedio que pensar todo empo es en que Justo no esta ui el primer dia de clases por pri- era vez en seis afios, desde que es- os en kinder. Seguro que Justo podria ga- ar el campeonato de eructos. Podia sructar el alfabeto completo al dere- oy al revés. P Gregorio vuelve a imitar a un locutor deportivo: —j(Fredi Romano va el prime- . con cuarenta y dos eructos con- secutivos! —Gracias, gracias —Fredi se inclina ante una imaginaria audien- ia—, le debo mi éxito a las dos bo- tellas de gaseosa que me he bebido para desayunar. Suena el timbre de la escuela. Es hora de volver a clase. chila? 40 ¢Cémo serd el nuevo profesor? ¢Cémo ser la clase sin Justo? ¢Dénde habré puesto mi mo- CUATRO —Enhorabuena, Ambar, este eres tti la que estrenas el rincén las cosas perdidas —la sefiora rs, la secretaria, me sonrie y me asa mi mochila rosa—. ;Has perdi- o algo mas? —me pregunta. Me gustaria decirle: «Sf..., he erdido a mi mejor amigo. ¢No han ncontrado ninguno?» Y como me uedo mirandola, la sefiora Peters recuerda: —Creo que debes irte a clase, a llegar tarde. Miro el reloj. fe Voy a llegar tarde el primer dia que estoy en cuarto. Tomo mi mochila y grito: —j Gracias! —y salgo zum- do hacia mi clase. EI sefior Robinson, el director,

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