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# | Ambar en cuarto y sin su amigo PMileelmcumatrls Ce) Paula Danziger Y ial 0] amigo Nacié en Washington y se crié en Nueva York. Ha sido profesora STEW DY. de instituto y de universidad. A ec) Tole Su primera novela tuvo tanto exito que pronto pudo dedicarse sdlo a escribir. Ha recibido muchos premios en Norteamérica. Sus personajes parecen tan reales que los nifios siempre le dicen que tienen la inipresion de conocerlos. Ambar esta un poco preocupada, pues empieza un nuevo curso. % Quién serd el profesor ? 7 Cémo lo pasara en él colegio sin su amigo junto 7 ¢ Seguira saliendo su madre con Max, al que ella no quiere ni ver? Pronto, Ambar comprueba que ha crecido y que también crece Su capacidad de comprenderse y de comprender a los demas, Asi que valientemente se enfrenta alos retos del nuevo curso. Ambar Dorado es la protagonist de ,Segriremos siendo amigos? ALFAGU A Earl y Shirley Binin, que me ensefiaron a estimar la creatividad ‘y (a personalidad. z UNO a Me siento en mi cama y miro mi Libro de papd. Est Meno de foto- grafias de papé solo, de él conmigo, forografias de nosotros tres: papa, mamé y yo. Hay también fotos en que estin ellos dos solos, de antes de que se separaran. Como mi madre no tiene en casa ninguna foto de mi padre, yo me he hecho este Libro de papd. Si alguna vez me voy a ver a mi padre a Francia, he pensado que me haré un Libro de mamd y lo lleva- ré conmigo. Estoy casi segura de que mi padre tampoco tiene fotos de ma- md en su casa. 10 Sin embargo, sé que tiene fo- tos mias. Me lo dijo cuando fue a verme a Inglaterra y yo estaba con varicela en casa de la tia Pam y por eso no pude ira verle a él en su casa de Francia. Algunas veces hablo con el li- bro como si mi padre estuviera alli de verdad. Hoy es una de esas veces. «Estoy un poco nerviosa al pensar que otra vez empieza el cole- gio. Va a ser la primera vez que cti no i estés para acompafiarme el primer dia de clase. Y mi mejor amigo, Jus- to, tampoco estar. Se ha ido a vivir a Alabama». Miro la fotografia que mi pa- dre se hizo el dia que fuimos al Par- que de Diversiones. Se esta riendo... y tiene un pegote de algodén dulce en la nariz. Papd4 no puede contestarme, pero yo sigo hablandole: «La verdad es que estoy algo mas que un poco nerviosa... Estoy asustada. Voy a empezar cuarto... y dicen que cuarto es muy dificil... y en cuarto ya no tendré a mi profesor, el sefior Coren. ;Qué pasar si tengo la cabeza tan Ilena con todo lo que he aprendido desde la guarderia, prees- colar, primero, segundo y tercero, que ya no me queda sitio para apren- der nada més? ;Y si me toca un 12 pupitre que cojea? ;O me siento en uno donde el afto pasado se senté un chico estipido y todavia queda estu- pidez en el banco y se me pega?». Casi puedo oir cémo se rie mi padre cuando le digo esto. Y casi me rio yo también... un poco... Luego sigo: «:¥ qué pasara si nadie quiere ser mi mejor amigo? Ya se me ha olvidado cémo se hace eso de conseguir un mejor amigo. No he tenido que hacerlo desde que estaba en preescolar, y entonces yo no tuve que hacer nada, salié solo». Le he dado un beso a la foto. Casi he sentido en los labios el sabor del algodén dulce que él te- nia en la nariz. «Y, pap, ahora te voy a contar una cosa: mamé est salien- do con un amigo que se llama Max. Empezé a salir con l mientras yo es- taba en Inglaterra. Y me parece que 13 le gusta bastante». Miro la foto de mi padre. Sigue sonriendo. Bueno, pues yo no. «Cuando volvi de Inglaterra, mama quiso que conociera a Max, pero yo no quise». Yo no quiero que mi madre tenga un amigo y que salga con él, No a menos que ese amigo sea mi pa- dre. Cuando me hablé de Max y de que eran amigos y todo eso me asus- té y lloré de verdad, no esas lagrimas de mentiras que una hace que salgan como si fueran de verdad, no, lagri- mas de verdad verdadera. Y entonces ella me dijo que no hacta falta que yo lo conociera. Empiezo otra vez a hablar con la foto de mi padre: «Sj piensas volver’a vivir con nosotras més vale que vengas pronto. Tengo miedo», 14 Mi padre no dice nada. A lo mejor yo deberfa llamar- le por teléfono y hablar con él en persona, no con la fotografia. Pero no estoy segura de si yo podria contarle a él todo esto... 0 de- cirselo a mi madre... 0 a alguien. — Qué aspecto tengo? —di- ce mi madre entrando en mi cuarto. Cierro el Libro de papd y lo pongo boca abajo, luego la miro a ella. Se ha puesto una falda negra, una blusa de color malva y aros. La verdad es que me parece que se ve muy bien, pero no quiero decirselo. —Apestas a perfume —le di- go y hago como que me molesta el olor y arrugo la nariz. La verdad es que hucle muy bien, pero tampoco quiero decirselo. 16 Se pone un cinturén negro y se lo abrocha contemplandose en mi espejo. Se vuelve hacia mi. —A qué hora viene a buscar- te Ese-como-se-llame, cu amigo? —le pregunto. —MaX ya debe estar por llegar. Ha pronunciado con mas in- tensidad el nombre de él y me mira fijamente. —jA qué hora vas a volver? —me meto en la boca un mechén de mi pelo y empiezo a mordisquearlo. —No lo sé, pero, carifio, no tienes que preocuparte, Juana va a pasar aqui la noche. Y yo estaré de vuelta mucho antes de que te des- piertes mafiana. Sigo mordiendo mi mechér de pelo. —A lo mejor no puedo dor 17 mirme hasta que vuelvas. Mi madre suspira: —Serd muy tarde. —Te esperaré despierta. Quiere cambiar de conversa- cién: —Carifio, no te mordisquees el pelo, Acuérdace de cémo Cheshi- re, el gato de angora de tia Pam, anda todo el dia con arcadas y escu- piendo pelotillas de pelo por la casa. Si te sigues metiendo el pelo en la boca acabards haciendo lo mismo. Sefiala un rincén y dice en plan de broma: —Habré pelotillas de pelo de Ambar por todas partes. Me parece divertido, pero ni siquiera sonrfo: —Pienso estar despierta hasta que vuelvas, asf que no vuelvas muy tarde. 18 Me mira como si fuera a echarme un sermoncito, pero sdlo me dice: —Bueno. Yo sé que ella cree que me dormiré, pero no voy a dormirme. Estoy segura de que no. = Dos 7 No voy a levantarme de la ca- Hoy no. Ni mafiana. Ni en todo el tiempo que du- ren las clases, que empiezan hoy. Ya fue bastante dificil levan- tarme ayer y ofr a mama comentar lo bien que lo hab{a pasado con Max. Max le gusta de verdad. Y dice que esta segura de que también me va a gustar a mi. Yo estoy segura de que no. Ni siquiera quiero conocerle. No quiero de ninguna mane- ra que me guste. 20 De eso estoy segurisima. Y también estoy segurisima de que no quiero levantarme de la cama para ir al colegio. Mi despertador empieza a grufir. Es una combinacién de des- pertador y alcancia que me regalé la tia Pam. Tiene la forma de un cerdo metido en un bafio de espuma; cuando le meto una moneda se rie y me da las gracias, pero a la hora de despertar, grufie. 21 Aprieto el botén y apago el despertador. Me tapo la cabeza con la almohada. Antes de que pasen cinco mi- nutos llega la «Mama Despertador» y me quita la almohade. para despertar- me. Este despertador es una persona que me pasa la mano por el pelo y di- ce cosas distintas segtin el dia. Hoy, la «Mama Despertador» me quita la almohada de la cabeza y dice: —Despierta, carifio... Hoy es el primer dia de colegio. Y.no hay botén para apagar a una «Mama Despertador». Abro los ojos sélo un poquiti- to para mirarla y le digo: —Cuarto afio no es nada im- portance. Despiértame el afio que viene y ya pensaré si me interesa ir a quinto. 22 Me hace cosquillas y dice: —Vamos, a la ducha. Vistete y baja antes de media hora; te voy a pteparar un desayuno alimenticio y rico, Luego te llevaré al colegio. —No hace falta que me lle- ves. Puedo ir andando yo sola. He ido asf los dos titimos afios. Me acuerdo de cémo iba y volvia del colegio con Justo. ¥ de cé- mo al volver me quedaba en su casa hasta que mzmé volvia del trabajo. Ahora todo es diferente, por- que Justo ya no vive aqui. Y digo otra vez: —Mamé, puedo ir andando al colegio. Mama suspira y dice: —Ya hemos discutido eso. No quiero que vayas andando tti so- la, asi que yo te Ilevaré en el auto y por la tarde iré a buscarte después de 23 la permanencia. Vuelvo a ponerme la almoha- da por la cabeza. Eso de la permanencia es lo que han inventado para Jos que no podemos ir a casa en cuanto termi- nan las clases. La culpa de todo la tiene el padre de Justo. Si no hubiera acepta- do ese estupido trabajo nuestras vi- das no habrian cambiado. jlrd la madre de Justo a llevar- le hoy a su colegio también? :Estara él también pensando en lo distinto que va a ser todo para él? ;Me echa- 14 de menos como yo le echo de me- nos a él? —Vamos linda, arriba y en marcha. Me quita la almohada de la cabeza y usa la voz que significa: «Levantate ahora mismo 0 vas 24 a dejar de ser mi nifia linda». Empieza a hacerme cosquillas en los pies. Yo, Ambar Dorado, aborrezco que me hagan cosquillas en los pies. Lo odio con todas mis fuerzas. Asf que me levanto de la cama y tropiezo con el cuaderno nuevo. Lo recojo y lo pongo junto al estuche de los lapices. He decorado el estuche con un montén de calcomanias nuevas y lo he llenado con boligrafos, pices y gomas. Mientras me ducho pienso en muchas cosas diferentes... Cémo se- r4 el profe de este afio? ;En qué ban- co me sentaré? ;Quién se sentard a mi lado? ;Seguird Ana Burton siendo antipatica conmigo? ;Seguirdn algu- nos chicos siendo igual de bobos que el afio pasado? ;Habra alguien nuevo 25 en la clase que necesite un mejor amigo? Salgo de la ducha, me seco, me cepillo los dientes y luego el pelo (no con el mismo cepillo, claro) Me visto. 26 Mallas negras y una camiseta larga que me compré tia Pam este verano. Tiene el mapa del metro de Londres. No me la he puesto hasta ahora. La he estado guardando para estrenarla el primer dia de colegio. Me pongo los zapatos nuevos. Primero el del pie derecho y luego el del izquietdo. Siempre lo hago asi. Ya sé que es una mania, pero siempre lo hago asi y me gusta. yEstaré Justo ahora mismo poniéndose los zapatos también? Se acordard de atarselos 0 tropezar y se caer porque no estoy yo con él para recordarselo...? Se lo recordard al- guien? Meto mis cuadernos y las co- sas de escribir dentro de la mochila, que es de color rosa fosforescente, y cuelgo del cierre el duende de la bue- na suerte que me regalé tia Pam ha- ce dos afios. Oigo que suena el teléfono. Luego deja de sonar. —Ambar —mamé me llama desde la cocina—, es para ti. Tu pa- dre. Date prisa. Corro hasta el teléfono. iMi padre me llama desde Pa- ris, Francia! — Papa! -~he corrido tanto que casi no puedo respirar. Oigo el clic que suena cuando mi madre cuelga el teléfono de !a co- cina 28 —Ambar —la voz de mi padre suena como si estuviera cer- quisima, pero yo sé lo lejos que es- té—, Ambar, sdlo quiero decirte que espero que tengas un estupendo pri- mer dia de colegio. Me gustaria ha- ber podido estar hoy ahi. — Con nosotras? —siempre sigo esperando que él y mama quie- ran volver a estar juntos, aunque ellos siguen diciendo que no lo van a hacer nunca. —Ambar —dice mi padre y sus- pira—. Carifio, no, no digo ahi con ustedes, en esa casa... Yo necesito una casa para mi, Los dos nos callamos durante un ratito, luego le digo: —Te echo de menos, papa. -—También yo te echo de me- nos a ti, Me gustaria ver qué te has puesto hoy para ir a clase y estar ahi para que luego me contaras cémo te ha ido en este primer dia, Te llamaré ota vez esta tarde cuando calcule que ya estas en casa para que me di- gas cémo fue todo. Hago calculos yo también; a esa hora para él, en Paris, seran las doce de la noche. Antes de colgar hacemos un concurso de besos..., ruido de besos cada ver mds deprisa, mas deprisa hasta que a uno de nosotros se le cansan los labios. Gano yo, como siempre. 30 Cuando colgamos me siento contenta de que se haya acordado y haya llamado, y me siento muy tris- te porque vive tan lejos. Mientras bajo las escaleras pienso otra vez en este primer dia de colegio. Me gustaria que ya fuese ma- ana a estas horas porque asi ya ha- bria pasado el primer dia de colegio y yo sabrfa si todo ha salido bien. Me gustaria que mi profesor fuera estupendo y que opinara que yo soy también estupenda. Me gustarfa no estar tan ner- viosa. Me gustaria... * TRES 5 Yo, Ambar Dorado, creo que el patio de recreo del colegio deberia llamarse de otro modo. Deberia lla- marse el «patio para no hacer nada y hablar», por lo menos para los de cuarto para arriba..., por lo menos asi es el primer dia de clases. Mientras hablébamos he mi- rado a todas partes. Hasta ahora no hay nadie nuevo en cuarto. Hasta ahora todos los que eran mejores amigos el afio pasado siguen siendo mejores amigos este curso. No hay nadie sin mejor ami- Q0..., EXCepto yo. Alicia Sanchez me pregunta: 32 —Ambar, ;qué has hecho este verano? —Estuve en Inglaterra, — Vaya mentira! —dice Ana Burton, que sigue siendo la misma esttipida de siempre—. Estas min- tiendo para presumir. —No estoy presumiendo. Alicia me ha preguntado y por eso lo he dicho. Es verdad, he estado en In- glaterra, —Y wii, ;qué has hecho? —le ha preguntado Naom/ a Ana Burton. —Mi familia alquilé una casa en la playa. Por eso he vuelto tan morena, —y se mueve como si fuera una modelo. Yo hago como que bostezo. —;:Dénde esta Brenda? —pre- gunta Alicia. ;No fue a verte a la playa? . —Si, pero eso fue a principios del verano. No sé dénde esta ahora.:., y la verdad es que tampoco me impor- ta —Ana se encoge de hombros—. A lo mejor sigue en California con su familia, no sé. —Yo crefa que era tu mejor amiga —dice Alicia—. ;Cémo es que no sabes dénde esta? Ana vuelve a encogerse de hombros y no dice nada. 34 Parece que Ana esté también sin su mejor amigo, como yo; pero con lo idiota que es yo no querria de ninguna manera ser su mejor amiga, ni siquiera su peor amiga. Esa mons- trua lo que deberia tener serfa una mejor ENEMIGA. —Me han dicho que tviste varicela en Londres —me dice Tiffany. —AI segundo dia de llegar, iqué te parece? Ana Burton nos inrerrumpe y dice: —Yo tuve la varicela en pri- mero. —Estd4s mintiendo —le digo y le saco la lengua. Me mira furiosa y luego le- vanta la cabeza con la nariz hacia las nubes dandose muchos aires de sabi- honda. -—Eres una mentirosa. (Que 35 has estado en Inglaterra! ;Cémo que nos lo vamos a creer! —Mira, ten cuidado —le di- go—, si sigues con la nariz para arri- ba y llueve te ahogards; claro que a nadie le importaria. Gregorio Bronson hace como que habla por un micr6fono que tie- ne en la mano: —jNoticias frescas pata los amantes del deporte! ;Primer asalto entre las veteranas Burton y Dorado! Algunos opinan que ésta puede ser la 36 pelea del siglo. Otros dicen que es simplemente el comienzo de un nue- vo curso. —Yo no he sido la que ha em- pezado —digo y seftalo a Ana, que lle- va una polera en la que dice: MIs PADRES FUERON A LA PLAYA Y TODO LO QUE TRA- JERON FUE ESTA ESTUPIDA POLERA. Personalmente pienso que en su polera deberia decir: MIS PADRES SE CASARON Y TODO LO QUE TRAJE- RON A ESTE MUNDO FUE A ESTA ESTU- PIDA CRIATURA. Jaime y Roberto llegan co- triendo y empiezan a hacer ruidos de Jo mds ordinarios. Después de hacer ruidos ver- daderamente fuertes y groseros, Jai- me anuncia que se va a celebrar una «Olimpiada de eructos» y que todo el que quiera se puede inscribir des- pués del almuerzo. 37 —Voy a buscar mi lapiz —di- g0, y pongo los ojos turnios. —Yo me inscribo ahora mis- mo! —Naomi se rie y firma en el aire. Roberto eructa y luego dice: —Pueden tomarlo a broma si quieren, pero vamos a dar un premio estupendo. —jNo creo! —Naomi niega con la cabeza. —jNo, eh? Pues mira —Jai- me levanta la mano como ensefiando un invisible trofeo—, vamos a dar de premio la sirena musical que yo le regalé a mi hermana la Navidad pa- sada. —A ella no Je gusté nada —nos explica Roberto. —Estaba de oferta, muy ba- rata —dice Jaime y se rie. —jEs feisima! —asegura Ro- berto. 38 —Me la devolvié como rega- lo de cumpleafios. Y ahora va a ser nuestro premio en el campeonato de eructos. La tracré mafana —prome- te Jaime. Los dos empiezan a hacer rui- dos de todas clases y a soltar eructos. Los demés chicos empiezan a hacer lo mismo. Algunas cosas no cambian nunca, El afto pasado los chicos sol- taban chillidos de mono. Este afto sueltan eructos. Bueno, algunas cosas si que han cambiado. Tiffany ahora escribe su nombre asf: Tiffani, y se ha puesto sostén, y la verdad es que le hace falta. Jaime y Roberto han ido de- tras de ella comentandolo a gritos y el sefior Coten, nuestro profesor del afio pasado, los ha regaftado. 39 Y otro cambio en el que no tengo mds remedio que pensar todo el tiempo es en que Justo no esta aqui el primer dfa de clases por pri- mera vez en seis afios, desde que es- tabamos en kinder. Seguro que Justo podria ga- nar el campeonato de eructos. Podia eructar el alfabeto completo al dere- cho y al revés. Gregorio vuelve a imitar a un locutor deportivo: —jFredi Romano va el prime- ro... con cuarenta y dos eructos con- secutivos! . —Gracias, gracias —Fredi se inclina ante una imaginaria audien- cia—, le debo mi éxito a las dos bo- tellas de gaseosa que me he bebido para desayunar. Suena el timbre de la escuela. Es hora de volver a clase. 40 :Cémo ser4 el nuevo profesor? :C6mo seré la clase sin Justo? 2Dénde habré puesto mi mo- chila? CUATRO —Enhorabuena, Ambar, este afio eres tu la que estrenas el rincén de las cosas perdidas —la sefiora Peters, la secretaria, me sonrie y me pasa mi mochila rosa—. ;Has perdi- do algo mds? —me pregunta. Me gustaria decirle: «Si..., he perdido a mi mejor amigo. ;No han encontrado ninguno?» Y como me quedo mirdndola, la sefiora Peters me recuerda: —Creo que debes irte a clase, vas a llegar tarde. Miro el reloj. Voy a llegar tarde el primer difa que estoy en cuarto, Tomo mi mochila y grito: —Gracias! —y salgo zum- bando hacia mi clase. EI sefior Robinson, el director, 42 me detiene, me hace volver atras y me obliga a recorrer otra vez todo el camino andando despacio. Después me llama la atencién por llegar tarde. Camino deprisa hacia mi cla- se y paso por delante de la puerta de tercero, El sefior Coten esta presen- tdndose a sus nuevos alumnos. {Qué sueeerte tieeenen.. Entro en mi clase a toda velo- cidad. —Llegas tarde —me dice Ana Burton mirando su reloj. 43 —Gracias, Big Ben —la he lla- mado con el nombre que en Londres le dan al gran reloj de la Casa del Parla- mento; busco un sitio donde sentarme. Echo una mirada a la clase y me doy cuenta de que todos se han sentado en las mismas filas y los mis- mos sitios que tenian el afio pasado en la otra clase. Me siento en lo que hubiera sido mi antiguo puesto. El banco de al lado esta vacio. —Bienvenida, Ambar —la profesora me sonrie—. Soy la sefiora Solt. Tiffani me ha contado que esta- bas buscando tu mochila, veo que la has encontrado. Miro a la profesora y también sonrio: —Hola. La sefiora Solt es una profeso- ra nueva. 44 No sé qué le habré pasado al profesor de cuarto del afio pasado. Bueno, la sefora Solt no es sélo nueva, también es guapa. Tiene los ojos pardos, la piel costada y el pelo castafio. Sus pestafias son las mds largas que he visto en mi vida. Lleva una falda larga y un chaleco rosa precioso. Espero que sea tan buena pro- fesora como el sefior Coten... ¢ igual de simpatica. 45 Nos ha pasado unos papeles y nos dice que los rellenemos con una in- formacién que para ella es importante. NOMBRE DIRECCION NOMBRE DE LOS PADRES O TU- TORES 2QUE TE GUSTARIA CONTARME SOBRE TI? 2QUE TE GUSTARIA APRENDER ESTE ANO? {QUE TE GUSTARIA QUE PASARA ESTE ANO? Las dos primeras cosas son fa- ciles. Sé muy bien cémo me llamo y donde vivo. Fn cuanto al nombre de mis padres, primero pienso en poner PAPA y MAMA, pero luego decido que mejor no. 46 No quiero que la sefiora Solt piense desde ahora mismo que me gusta tomar el pelo. Ya sabe que soy una perdedora de mochilas. Pongo los nombres de mis padres: Sara y Phil. Lo demas ya no es tan facil. sQué es lo que me gustarfa contarle de mi? Después de estar un ratito ha- ciendo dibujitos en un pedazo de pa- pel, escribo: De mine sd que decirlr. ide in aie | Fecho qut cota contertacion fusna eo de : verdaclers/ false? dOque pusea uma, de esas peguatlen, com ter portale 47 Las otras preguntas son un poco menos dificiles. mc, solu do qoute. Lguner cli eo que ne eutende nose a tad peronas. abopin modo decrste 4 repur de enesubear um mejot amigo \ se qd ox to que quiers a . : Tete aie? Ge en 48 Miro la ultima respuesta; es- pero que la sefiora Solt no crea que yo sdlo pienso en mi misma, asi que afiado: Y entonces me acuerdo de al- go que también quiero, asf que lo pongo tarabicn: ame wrtara AR pl Bee de calor de Prarelar ee arte are. He terminado de rellenar la dichosa hoja de papel; ahora a espe- rar que pase algo interesante. = CINCO , 2.672 dividido por 2. ¢Por qué me hace la sefiora Solt esto a mi? ‘Pon, pon! Alguien esté llaman- do a la puerta. —,Quién llama? —pregunta Jaime. —Alguien que quiere entrar en esta clase —le contesta Roberto. —Esto no es una clase, esto es un cuarto —canta Jaime. La sefiora Solt se vuelve a ellos y los mira con esa cara que po- nen los profesores medio divertida y medio seria: —Han llamado a la puerta y 50 ésa no es ninguna razén para que di- gan twoarerias. La sefiora Solt va hasta la puerta y la abre. futra la sefora Clarke, la subdireccora. Y no viene sola. —Aqui les waigo a Brenda, 51 que no sabia dénde estaba su nueva clase; veo que ya estén todos bien instalados y nos sontie. Casi todos los de la clase mi- ramos a Brenda y la saludamos con la mano 0 le decimos cosas como: —jHola! —jCémo te ha crecido el pe- lo! Yo la saludo con la mano Me gusta como viene vestida. Se ha puesto unas mallas rojo oscu- To, una camiseta larga de color rojo mas claro y zapatillas con cordones de colores, Su pelo largo y rizado tiene algo especial. No es facil distinguirlo desde tan lejos, pero veo que es algo especial. La sefiora Solt dic: —Bienvenida, Brenda. En ese momento suena un te- 52 léfono dentro de la clase. La sefiora Clarke saca un apa- ratito de su bolso. Suena otra vez. Se lo pone en la oreja y escucha duran- te un minuto, después dice: —;Que ha hecho Qué? Todos la miramos. Ella nos dice: —Perdénenme, por favor. Y sale de la clase corriendo. Brenda se queda alli, delante de nosotros, mirandonos. De verdad que me gusta c- mo va vestida. La sefiora Solt dice: —Bueno, Brenda, vamos a ver dénde tienes un sitio. Decido lo que quiero hacer y lo hago répidamente. —Hay un sitio vacio a mi la~ do! —digo. —jNo ha levantado la mano 53 antes de hablar! —me acusa Ana Burton mirdndome. —Tampoco tt la has levanta- do —le contesta la sefiora Solt. Ana se enfurrufia. Yo sonrio. _ —Brenda, puedes sentarte jun- to a Ambar —la sefiora Solt sefiala el sitio vacfo que hay a mi lado—. Y, Ambar, recuerda que debes levantar la mano antes de hablar. Levanto la mano. —Si, Ambar, dime. —Gracias —le digo. ( 54 Brenda se sienta a mi lado. Ana se vuelve hacia nosotras y nos saca la lengua. La sefiora Solt me dice: —Ambar, explicale a Brenda lo que estébamos haciendo mientras yo busco sus libros. Le ensefio a Brenda el libro de matematicas. Brenda mira mi ejercicio: —la solucién es doscientos veintidés, coma, seis, seis, seis. —jGracias! —la miro y le guifio un ojo. La sefiora Solt trae los libros de Brenda. Mientras ellas hablan, yo mi- ro a Brenda. Lleva tres mechones de su pe- lo rubio trenzados con hebras de co- lores diferentes y lleva cuentas en ca- da uno: unas arriba y otras en las puntas. Dos mechones empiezan a trenzarse desde lo alto de su cabeza. El tercero sale de detras de su oreja y es por lo menos tres centimetros mas largo que el resto de su pelo. Eso era lo que me parecié especial al verla. La sefiora Solt vuelve hasta su sitio y escribe en la pizarra el ejerci- cio de matematicas que tenemos que hacer. Nos da tiempo para que lo ha- gamos. Antes de ponerme a hacerlo, le escribo una nota a Brenda. 56 abbgne cle out in HOT y te apa. Firmo con la firma especial que he estado ensayando para cuan- do me haga famosa y le paso la nota a Brenda. La lee, escribe algo en ella y me la devuelve. Hoh, Graces. A mi me getan heamica y tos 2apaites. La ha firmado con su firma especial también. 57 Creo que voy a tener un nue- vo mejor amigo, bueno, amiga. Vuelvo a escribirle otra vez. encamler an ene a 2 ee com bar matos... 4 Yo aydele a él on ba a3 + qucoud ptde oyudarie oO tombs AnbaN aS Brenda mira mi nota, prime- ro sonrie, pero luego se pone seria. Escribe en el papel y me lo devuelve. No necesito ayuda en orlogra fia a ly no soy Justo 58 Me vuelvo hacia ella. Esté mirando fijamente hacia adelante. —Brenda —llamo bajito. jNo soy Justo! —me dice también en voz muy baja. La sefiora Solt nos advierte: —Ambar y Brenda, calladas 0 tendré que separarlas. Cuarto va de mal en peor... y no hemos hecho més que empezar. SEIS Apenas cuatro dias en cuarto y yo, Ambar Dorado, no quiero vol- ver al colegio. Lo unico que quiero es quedarme en casa. Le he dicho a mamé que te- nia paperas, sarampion, un nuevo tipo de varicela, un dolor de gar- ganta que me llegaba hasta las uffas de los pies, un ataque al corazén, dolores horribles de cabeza y un en- venenamiento. No me ha servido de nada, mi madre me ha hecho ir al colegio to- dos los dias. A mi madre no se la convence facilmente.

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