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El autor agradece la estrecha colaboración para la elaboración del presente documento de
Iván Polanco y Enrique Pérez, Coordinador de Políticas Públicas y de Prensa y Comunicación,
respectivamente, de la Dirección Ejecutiva de la Asociación Nacional de Empresas
Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).
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I. Introducción
El campo de México se encuentra en una situación económica, social y ambiental
insostenible. El grito El campo no aguanta más del movimiento campesino y su
proclama de Salvemos al campo para salvar a México sintetizan la raíz y la razón del
creciente descontento de campesinos, pueblos indios, jornaleros, jóvenes y mujeres a
lo largo y ancho del espacio rural de nuestro país.
Una verdadera guerra -económica, política, social e ideológica- contra la agricultura
campesina ha sido emprendida por los gobiernos del PRI y el PAN desde 1982 a la
fecha provocando la mayor crisis social y alimentaria desde tiempos de la revolución
mexicana de 1910 y afectando a millones de campesinos y pobladores rurales así como
a la gran mayoría de los mexicanos. También ha contribuido al agravamiento de la
crisis ecológica que amenaza la calidad de la vida en las ciudades y la viabilidad de la
economía del país, principalmente el sector industrial y de servicios.
En el campo no se respetan los derechos de treinta millones de mexicanos. Los
campesinos y campesinas, los pueblos indios, los jóvenes y mujeres del México rural
sobran, no sirven, son prescindibles: han sido excluidos del desarrollo económico y
social del país. El mejor campesino e indio es el emigrado, el deportado a las ciudades
y a los Estados Unidos.
La mayoría de la población rural no tiene derechos ni ciudadanía plena; son mexicanos
de segunda; se les discrimina, desvaloriza y se les estigmatiza desde la oligarquía, el
gobierno federal, los gobiernos estatales y los medios de comunicación.
La guerra contra el México rural emprendida por la oligarquía, los gobiernos del PRI y
el PAN, las corporaciones trasnacionales y los intereses hegemónicos de Estados
Unidos se ha llevado cabo sistemáticamente a lo largo de más de 25 años contra uno
de los sectores fundamentales en la construcción de nuestra Nación e identidad en sus
diferentes momentos históricos decisivos: independencia, reforma, revolución,
cardenismo y modernización urbana e industrial.
¿Cómo se explica la guerra contra la agricultura campesina y los pueblos indios que
fueron, son y seguirán siendo fundamentales para la alimentación, identidad, cultura,
existencia y viabilidad de nuestra patria?
¿Por qué la guerra contra los herederos de una de las culturas originarias más
importantes en el mundo, la mesoamericana? Miguel León-Portilla ha establecido que
la civilización mesoamericana constituye uno de los seis focos civilizatorios originarios
en la historia de la humanidad junto con los desarrollados en la Región Andina, Egipto,
Mesopotamia, Valle del Indo y Valle del Río Amarillo. Para Miguel León-Portilla “en los
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1
Miguel León-Portilla; Aztecas-Mexicas: desarrollo de una civilización originaria; Algaba
Ediciones; 2005; p. 11.
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Calabaza, chile, frijol, epazote, alegría, chayote, chaya, girasol, chía, maguey, nopal tunero,
jícama, cacao, vainilla, aguacate, papaya, chicozapote, mamey, capulín, guayaba, anona,
guanábana, tecojote, ramón, nance, zapote blanco, zapote amarillo, frijol ayocote, jobo, ciruela
amarilla, tepejilote, tecomate, dalia, pitaya, piñoncillo, entre otras. Citada por Víctor Manuel
Toledo et al; Ecología y autosuficiencia alimentaria; Siglo XXI Editores; cuarta edición 1993; p.
61.
3
José Antonio Serratos Hernández; El origen y diversidad del maíz en el continente americano;
Greenpeace México; 2009; p.4.
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¿Será verdad que el campo y los campesinos ya no son necesarios para contribuir a
resolver los grandes problemas nacionales?
¿Cuál podría ser la vía para frenar y revertir la guerra neoliberal contra el campo
mexicano?
¿Cómo el campo y los campesinos podrían contribuir a transformar el país y a
favorecer un nuevo modelo económico, social y ambiental en el marco de un nuevo
proyecto de nación?
¿Cómo poder salvar al campo para salvar a México?
¿Cómo contribuir a impulsar una gran alianza entre las organizaciones rurales y el
movimiento campesino con los movimientos urbanos, populares y ciudadanos del país?
Con el estallido de la crisis de la deuda a principios de los años ochenta del pasado
siglo, el gobierno mexicano y la élite político-empresarial optaron por ceder a los
condicionamientos de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para
renegociar la deuda y “salvar” la economía nacional a través de la apertura comercial,
la privatización y desregulación de la economía y el debilitamiento de la rectoría del
Estado en la economía y el desarrollo social.
A partir de 1982 nuestro país experimentó un cambio radical de modelo de
(sub)desarrollo para asumir la propuesta de Estados Unidos y sus corporaciones con
los lineamientos del llamado Consenso de Washington, a saber: a) libre empresa, libre
comercio, libertad económica y ventajas comparativas como principios ideológicos de la
“nueva economía”; b) reorientación de la economía hacia la exportación en sustitución
del mercado interno; c) privatización de las empresas y entidades públicas; d)
desregulación de la economía, y e) inversión privada, y extranjera principalmente,
como motor del crecimiento económico, en lugar de la inversión pública y el ahorro
interno.
Como consecuencia de las políticas de ajuste estructural impuestas por el FMI a
México, el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) inició un proceso acelerado y
unilateral de apertura comercial. Lo anterior, adicionalmente, formó parte de los
prerrequisitos exigidos para la adhesión de nuestro país al Acuerdo General de
Aranceles y Tarifas (GATT), misma que se formalizó en 1986. De esta forma, se
determinó sustituir los permisos previos de importación por un sistema de aranceles
decrecientes, y en algunos casos se mantuvo un sistema de cuotas de importación.
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Este personaje posteriormente fungió como Secretario de Energía en el sexenio de Ernesto
Zedillo Ponce de León (1994-2000), después fue alto ejecutivo del grupo texano Carlye y
miembro de los Consejos de Administración del Grupo Minero México y de Televisa. De
diciembre de 2006 y hasta marzo de 2009 se desempeñó como Secretario de Comunicaciones
y Transportes del gobierno ilegítimo de Felipe Calderón. A partir del mes de mayo de 2009 fue
nombrado por la oligarquía presidente del Consejo y Director General de la Bolsa Mexicana de
Valores.
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Salario mínimo diario a partir del 1º de enero del 2006: 4.36 dólares estadounidenses.
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En su columna Estrictamente Personal, de El Universal, Raymundo Riva Palacio informó el 24
de enero de 2007 que una encuesta levantada por el Centro de Investigaciones sobre
Seguridad Nacional (Cisen) mostró que en una sola semana la popularidad de Felipe Calderón
cayó en 15 por ciento debido al encarecimiento de la tortilla. Esto colocó a su gobierno apenas
arriba de 50 por ciento de aprobación. El 14 de febrero La Jornada difundió una encuesta de
Parametría, que indica que la aprobación social de Calderón bajó de 70 a 48 por ciento en una
semana de enero, debido al alza en la tortilla y la percepción amplia de que él y su gobierno
eran responsables.
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Según consignó la prensa el 12 de enero de 2007, el gobernador del Banco de México,
Guillermo Ortiz, declaró en un seminario en el Instituto Tecnológico Autónomo de México
(ITAM) que los aumentos en los precios de la tortilla y del azúcar obedecen a acciones de
especuladores y acaparadores, así como a un mercado poco competitivo. El Universal citó a
Ortiz en el sentido de que “los incrementos son injustificables y pidió a las autoridades
competentes tomar cartas en el asunto”.
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Nota informativa de Miriam Posada, en La Jornada, 12 de febrero de 2007. La Procuraduría
Federal del Consumidor (Profeco) encontró esta semana que en 33 de las 43 ciudades en las
que monitorea el precio de la tortilla, el producto se vende arriba de 8.50 y llega hasta 12 pesos
por kilo.
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Por otro lado, frente a las acusaciones contra los monopolios y los especuladores, el
gobierno federal levantó una campaña mediática y legal, que obviamente no condujo a
resultado alguno**.
Mientras tanto, a pesar del pacto calderonista, el descontento social se acrecentó de
tal forma que propició la organización y coordinación de los sindicatos, organizaciones
campesinas y sociales en contra del alza de los precios, de la falta de una política a
favor del campo y de la ausencia de un incremento emergente de los salarios.
Ello desembocó en la primera manifestación multitudinaria contra el gobierno de
Calderón, del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México***.
Por lo demás, ante la histeria del gobierno federal y la presión de los
agroprocesadores, en enero y febrero se autorizaron a diestra y siniestra cupos de
importación sin arancel procedente de Estados Unidos y cupos unilaterales de “donde
cualquiera parte del mundo” (Calderon dixit)****.
Entre febrero y marzo la situación del incremento del precio de la tortilla se mantuvo
fuera de control, si bien a nivel mediático los esfuerzos publicitarios del gobierno
federal habían tenido cierto éxito, puesto que el tortillazo ya no era noticia y las
protestas sociales habían declinado para dar paso a ciertas “mesas de diálogo” entre
los sindicatos y organizaciones campesinas y sociales y los secretarios del Trabajo,
Economía y Agricultura.
Se llegó a crear un clima de triunfalismo y optimismo en el gobierno federal, a tal
punto que los secretarios de Economía y Agricultura pronosticaron una caída de los
precios de la tortilla a partir de mayo, que ocurriría con la llegada de la abundante
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*El 7 de febrero de 2007 la prensa reportó que la Procuraduría General de la República (PGR)
había asegurado 118 mil toneladas de maíz encontradas en bodegas de seis municipios de
Jalisco. Al final esto no derivó en nada, pues, como explicó a la prensa el presidente de la
Comisión Federal de Competencia (Cofeco), Eduardo Pérez Motta,” la especulación de forma
individual, con prácticas como el acaparamiento de inventarios de maíz, no es algo que
sancione la ley. Sólo es punible cuando dos o más empresarios se ponen de acuerdo para
manipular la oferta”. El propio Pérez Motta afirmó a El Financiero (15 de febrero) que
mecanismos de amparo impiden que se ejerza la decisión de la Cofeco publicada desde 2006 de
frenar la fusión monopólica de Maseca con Agrohinsa.
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* En la difusión internacional de la movilización contra la carestía, el 31 de enero de 2007, la
agencia informativa española EFE reportó que “el encarecimiento de la tortilla –al cual han
seguido alzas en leche y huevo-- ha desatado un gran malestar social en las últimas semanas.
(Ésta) es la primera manifestación multitudinaria que afronta el presidente Felipe Calderón”.
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* Para enero-mayo de 2007 el Banco de México reporta que México importó 689 millones 824
mil dólares de maíz de todos los orígenes (particularmente Estados Unidos), esto es 145 por
ciento más que el mismo periodo de 2006.
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Nota informativa de Claudia Herrera, en La Jornada, 22 de febrero de 2007. El secretario de
Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez, auguró que en mayo bajará el precio de la tortilla,
debido a que se registrarán mejores cosechas de maíz. El funcionario dijo esperar una
producción de 5.5 millones de toneladas del grano en el ciclo otoño-invierno... “Tendremos
maíz suficiente para que en mayo la tortilla pueda disminuir su precio”, que actualmente es de
8.50 pesos, explicó. Según un comunicado de la Sagarpa del 2 de abril, en gira por Tamaulipas,
Cárdenas afirmó que la tortilla “seguirá accesible para toda la población”.
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Véase la autorización correspondiente de Aserca en el Diario Oficial de la Federación (DOF) del
primero de agosto de 2006.
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Crecimiento promedio anual del sector en los gobiernos panistas del: 1.9%
jornaleros agrícolas sin salarios adecuados, sin seguridad social, con pésimas
condiciones de higiene y seguridad –envenenamiento con pesticidas,
enfermedades congénitas en nacimientos, etc.) y con altísimos costos
ambientales (contaminación de mantos freáticos y de suelos agrícolas,
abatimiento de los acuíferos, ensalitramiento de áreas de riego, etcétera).
respecto a 1997.
Un millón de hectáreas de riego permanecen ociosas por falta de
mantenimiento de los sistemas de riego, de crédito y rentabilidad de los
cultivos.
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0
1982 1994 2005 2008* 2009 2012**
Año
10. Crece la pobreza y la exclusión social en el campo, al tiempo que aumentan los
programas asistencialistas y clientelares de combate a la pobreza
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Datos de Coneval.
La desigualdad y la pobreza en el sector rural y en el sector urbano aumentaron
en los años del calderonato: tan sólo por el incremento de los precios de la
canasta alimentaria entre 2007 y 2008 la pobreza alimentaria (pobreza
extrema) aumentó en 4.3 millones al pasar del 13.8 al 18%, mientras que 7
millones de mexicanos se convirtieron en pobres patrimoniales, de acuerdo con
Aracelí Damián, investigadora del Colegio de México (Reforma; viernes 27 de
febrero de 2009; p.12).
Falta medir el impacto de la recesión económica 2008-2009.
Todo lo anterior no obstante haber contado la Sagarpa, la Sedesol y en general
las dependencias vinculadas con el campo con presupuestos sin precedentes
aprobados por la Cámara de Diputados (presupuesto 2004, 2000, 2006, 2009;
comparación 2009/2000). (gráfica del PEC Rural y PIB agrícola).
(recuadro)
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Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (AMUCSS); Asociación Nacional
de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC); Coordinadora Estatal de
Productores Cafetaleros de Oaxaca (CEPCO); Central Independiente de Obreros Agrícolas y
Campesinos (CIOAC); Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas
(CODUC); Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC); Coordinadora Nacional
Plan de Ayala (CNPA); Frente Democrático Campesino de Chihuahua (FDCCh); Frente Nacional
en Defensa del Campo Mexicano (FNDCM); Red Mexicana de Organizaciones Campesinas
Forestales (RED MOCAF); Unión Nacional de Organizaciones en Forestería Comunitaria
(UNOFOC); Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA).
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VI. Plan Campesino del Siglo XXI para Salvar al Campo y Transformar al
País (posicionamiento político-programático)
La sobrevivencia del campo y del país y su transformación en una Nación próspera,
justa, democrática, incluyente, sustentable y respetable en la comunidad internacional
requiere de cambios profundos, de fondo. Es necesario superar el paradigma neoliberal
y luchar por un nuevo paradigma, un nuevo modelo, una nueva política en todos los
órdenes.
En lo que se refiere al sector rural y su papel en la transformación del país, a
continuación se enuncian algunos elementos que pudieran servir a los movimientos
campesinos, indígenas, populares y ciudadanos en la construcción colectiva de lo que
en el marco del movimiento El campo no aguanta más se denominó el Plan Campesino
del Siglo XXI.
Para tal propósito, enseguida se presentan los siguientes puntos: Contexto
agroalimentario mundial y nacional 2010-2012; Tarea estratégica: construir un nuevo
pacto histórico campo-ciudad/campo-Nación; Principios rectores del Plan Campesino
del Siglo XXI para la Salvación del Campo y la Transformación del País; Objetivos
Estratégicos y Agenda de Demandas Inmediatas.
3. Principios rectores del Plan Campesino del Siglo XXI para la Salvación del Campo y
la Transformación del País
La lucha por la salvación del campo y la transformación del país debe incorporar los
siguientes principios rectores en la construcción de un nuevo pacto histórico campo-
Nación como parte de la refundación del pacto social de la nación mexicana, a ser
incorporados en una nueva Constitución y en el conjunto de la legislación, valores,
cultura, políticas, programas y acciones de un nuevo sistema republicano en nuestro
país:
A. Revalorizar el papel de la agricultura y en particular de las agriculturas campesinas
e indígenas (agricultura familiar, agricultura en pequeña escala) y reconocimiento
de sus derechos y capacidad de desarrollo productivo y social, en el marco de un
nuevo proyecto de Nación.
B. Soberanía alimentaria y derecho a la alimentación.
C. Reconocimiento del carácter multifuncional de la agricultura y de la gestión de los
territorios rurales.
D. Vida digna para la población rural: derecho al buen vivir. Distribución equitativa de
los ingresos, respeto pleno de los derechos colectivos e individuales de campesinos
y pueblos indios, equidad y reconocimiento de la contribución de las mujeres y
jóvenes rurales.
E. Estrategia productiva para el combate de la pobreza rural, secundariamente:
programas compensatorios.
F. Agricultura sustentable y manejo productivo sustentable de los recursos naturales.
G. Reconstrucción, rentabilidad, competitividad y articulación de las redes de valor
agropecuarias, forestales y pesqueras, con prioridad al mercado interno y en
cadenas cortas de suministro.
H. Ciudadanía plena y democracia en el medio rural. Combate frontal al clientelismo y
al corporativismo. Apoyo y fomento (productores, campesinos, mujeres, jóvenes,
jornaleros agrícolas, pobladores rurales, etc.) al asociacionismo autónomo y
autogestivo productivo y social a nivel local, en redes regionales, estatales y
nacionales. Nueva relación con organizaciones rurales: autonomía y respeto a la
pluralidad; no al clientelismo y corporativismo como en el viejo régimen.
I. Estado democrático popular con un gobierno progresista y con fortaleza económica
e institucional para promover y regular la nueva política hacia el campo.
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