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Lo adoramos, porque reconocemos que grandes son sus obras, lo adoramos porque reconocemos que l es
Dios y es el nico objeto de adoracin. Nos inclinamos y hacemos reverencia, porque l es Dios.
Cuando llegamos al templo, tenemos que entrar por sus atrios con alabanzas, por sus puertas con accin de
gracias. En actitud de adoracin.
Nuestro Seor debe de ser el motivo y la razn de nuestra adoracin. Escuchemos el Misionero...