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DRAMATURGISTA, El oficio sutil de dotar de sentido a la escena

Por Fernanda del Monte

Esta conferencia surge a partir de preguntas que han salido a la luz, una y otra vez en

los talleres de dramaturgia y teoría teatral que imparto desde hace unos años en la

Ciudad de México con respecto al trabajo de los dramaturgistas en los procesos de

producción de la escena contemporánea mexicana. También, en cierto sentido,

agradeciendo a Gabriela Aparicio, alumna de la UNAM, que hace unos años me realizó

una entrevista para su tesis de licenciatura sobre dramaturgismo en México, que me

pareció muy interesante y que me hace ver el interés desde ciertas facultades de artes

escénicas del país sobre el trabajo invisible y a veces mal entendido de dichos

creativos y escritores teatrales.

En la introducción del libro La palabra que empieza con D, escrito por Mary Luckhusr,

Ignacio García May, describe el azoro con el que se comenzaron a discutirse estos

términos, dramaturgo, dramaturgia, hacer la dramaturgia de una obra, y dramaturgista

en España y cómo los escritores dramáticos no entendían a esos otros dramaturgos

que se dedicaban a analizar un texto, reinterpretarlo, trabajarlo, intervenirlo, y hacer lo

que para los otros escritores dramáticos o dramaturgos era pecado y merecían la

horca.

Así el libro de La palabra que empieza con D es un referente fundamental para

aclararnos algunos conceptos sobre drama, dramaturgo, dramaturgia y dramatugismo

del que haré referencia en estos minutos que tenemos juntos y que espero ayuden a

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aclarar y sobre todo a potenciar el trabajo de los dramaturgistas en general en la

escena y en la escritura teatral en México.

1. Términos y traducciones

Antes de empezar a hablar de la figura del dramaturgista, habría que aclarar ciertos

términos que en una lengua se dicen de una manera y en español se ha dado, en

traducir de una manera específica. Así podemos decir que en inglés playwriter es

comúnmente traducido como dramaturgo, y la palabra dramaturg en el sentido

Lessingiano, como dramaturgista que como bien señala García May es una palabra fea

en general pero que ayuda a aclarar las funciones y las diferencias que por mucho

tiempo mantuvieron nebulosas y confusas muchas de las funciones de la dramaturgia

en el teatro contemporáneo y que en México estamos en el proceso de entender el

concepto de dramaturgia de forma más amplia y nos viene bien hacer un recuento y

aclarar ciertas diferencias entre unos y otros.

Me gustaría comenzar por la palabra drama, esa palabra tan analizada por

Aristóteles que todavía crea confusión en el sentido teórico, pues el drama en términos

clásicos muchas veces se confunde con obra teatral o se utilizan como sinónimos, y en

términos concretos el drama se basa en la acción, se basa en la trama, en la hilación

de acciones dramáticas, es decir acciones que concatenan una fábula, ya sea

aristotélica, cerrada, unitaria o abierta, como los dramas modernos o los dramas

barrocos o shakespereanos. En este sentido, el drama como estructura, como forma

que contiene una fábula escrita para ser dicha en voz alta, interpretada por ejecutantes

llamados actores que interactúan con un público, ya sea a partir de una ficción o

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representación cerrada o abierta donde la interlocución a público es válida pero que no

pierde hilo conductor con respecto a los acontecimientos de la fábula, se puede

denominar drama.

Este tipo de teatro surge a partir del Renacimiento en Europa y permea en el

teatro occidental y por lo tanto en nuestro teatro y se vuelve hegemónico, dejando fuera

otras formas de teatro denominados muchas veces menores o populares: el cabaret, el

circo, la comedia dell´arte, y más reciente, el teatro físico, el teatro sin palabra, el teatro

performático o los teatros experimentales de imagen y música o la interdisciplina.

¿Entonces estos tipos de teatro no son dramas? En en el sentido estricto del término

no, porque carecen de diálogo, ese diálogo que históricamente ha estado expresado a

partir de la mente de un escritor, en este caso dramático, pero alguien podría decir, que

esos tipos de teatro tienen drama. Sí, efectivamente tienen drama porque tienen acción

y muchos de ellos mantienen las convenciones de partes e unidad aristotélica, y es

más, muchos de ellos contienen una trama, personajes, conflicto, peripecia, y sin

embargo no utilizan la palabra para expresarla, pero sin duda hay una estructura

fundante de esa obra teatral, esa estructura fundante es lo que hoy conocemos como

dramaturgia. Esa dramaturgia, quizá no tenga un autor como tal porque es el actor el

que muchas veces crea a partir de acciones dicha partitura o dramaturgia dotando de

sentido a la escena. Esta sería una de las funciones del dramaturgista, o de la creación

de la dramaturgia de una pieza teatral.

La historia de los dramaturgistas es antigua, y tiene mucho que ver con la concepción

que cada país le ha dado a su propio teatro. Los dramaturgistas más reconocidos han

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sido los de los países bajos, Europa oriental y Alemania, dramaturgistas como Lessing,

Bertolt Brech, entre otros han hecho muchísimo por el teatro, la teoría crítica sobre el

teatro y la relación intelectual entre el teatro como arte y como campo de conocimiento.

El trabajo del dramaturgista en estos países ha estado muy vinculado al trabajo de lo

que se denomina asesor literario que es quien escoge el repertorio de un teatro, el que

analiza el texto para su contextualización, el que escribe los programas de mano, hace

investigación sobre la pieza en cuestión, es un curador, es un asesor y un crítico.

En estos países los dramaturgistas son parte de los procesos de producción y

escenificación de los teatros públicos y su figura es fundamental para mantener ciertas

líneas de búsqueda estética dentro de los teatros, porque a diferencia de los teatros

mexicanos, cada espacio arquitectónico tiene catalogados los límites y las preferencias

estilísticas para crear un público concreto, así, si uno va a un teatro o a otro sabe más

o menos lo que va a encontrar.

Pero esta figura histórica ha ido cambiando su rol dentro de los procesos de

producción y creación teatral, en las últimas décadas y a partir del teatro de los años

sesenta y setenta, el texto teatral comenzó a perder textocentricidad, es decir las

puestas en escena comenzaron a ser cada vez adaptaciones de dicho texto en un

contexto específico. No sólo los escritores teatrales comenzaron a realizar

adaptaciones locales desde lo escrito si no que los directores y grupos de teatro

comenzaron a indagar la escena desde el espacio y sus posibilidades y menos desde

el texto. Pero aún así, el texto en la mayoría de estos casos sigue siendo el que da

sentido, el nombre a la pieza, la base desde donde se indaga en todo caso la búsqueda

de nuevos discursos sobre los viejos temas.

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El dramaturgista, el dramaturgo en este sentido toma el texto y ayuda al grupo o

al director a encontrar cuáles son los temas universales del texto en cuestión, cómo

habla con el presente, cuáles son las rutas a seguir para la transformación de dicho

texto en algo que hable con el presente y el lugar donde se está proponiendo dicho

trabajo. El dramaturgista es pieza fundamental entonces de la coherencia entre el texto

fuente y el trabajo de dramaturgia para la escena.

Como lo menciona Mary Luchhusrt en su libro,

El significado de las palabras dramaturgista y dramaturgia es inestable, a veces hasta

extremos angustiosos. “Pocos términos de la práctica teatral contemporánea han

ocasionado tanta perplejidad con tanta consistencia” Sin embargo, ambas palabras

puedes rastrearse hasta la antigüedad clásica. En el Greek Lexicon de Liddell y Scott el

sustantivo dramaturgia es una subentrada debajo de dramatour-eo, un verbo que

significa “escribir un texto en forma dramática”, empleado por Josefo en la Guerra de

los judíos, Dramatourg-eo está relacionado con dramatopoi-eo “poner en forma

dramática”. Dramatopoia, “composición dramática” y dramato-poios “poeta dramático”.

Ambos verbos son activos, contienen dramaturg-eo, la idea de “hacer” o “componer”,

de poien.1

En este sentido entonces sabemos que en su raíz, el dramaturgo y el

dramaturgista, ambos son figuras que confeccionan un drama. El primero está más

relacionado con la creación de dramas, e históricamente con la escritura de dramas. En

segundo, al menos en Alemania, se relaciona más al Dramaturg: término alemán que

1LUCKHURST, Mary. La palabra que empieza por D. Ed. Fundamentos Colección Arte.
España. 2008. p. 17.

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se resiste a determinados intentos de aclimatación, pese a su utilidad. Un

dramaturgista es una especie de editor-lector literario asociado a una compañía teatral

permanente; sus principales responsabilidades son la selección de las obras a

programar, colaborar con los autores (cuando sea necesario) en la revisión y

adaptación de los textos y escribir textos para los programas, etc., de la compañía.2

En Inglaterra también se específica el trabajo del dramaturgista como una

persona experta en la escritura o revisión de textos dramáticos; también un funcionario

de ciertos teatros europeos que es particularmente responsable de seleccionar y

organizar el repertorio y a menudo coopera con el director y le asesora en el curso de

ensayos.

A diferencia en este sentido de la definición de dramatúrgico: relativo a la

dramaturgia, especialmente a los aspectos técnicos de la construcción dramática. Y en

ese sentido el concepto de dramaturgia: Del griego dramatourgia, composición

dramática, acción de la obra. El arte o técnica de escribir teatro. Mecanismos técnicos

que se usan en la escritura teatral y que tienden a distinguirla de otras formas literarias.

A partir de estas definiciones se da luz a lo que se refiere a la función de la

dramaturgia dentro del proceso de escenificación o creación escénica, según sea el

caso. La utilización de las palabras que denotan lo que realmente significan es muy

importante, pues la dirección escénica está enfocada en otras áreas de la escena y

requiere de técnicas específicas tanto el trabajo con los actores, la búsqueda de ritmo,

de tono y de articulación de los elementos de la puesta en escena que tiene que ver

2 Ibídem, p.19.

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con la creación de la obra como tal. En específico entonces dejando fuera estas

funciones netamente de la dirección escénica, el dramaturgista pone en acción las

técnicas del drama, en un sentido amplio, es decir en términos de acción y estructura

fundante de la fábula, o de lo que se expone en términos de contenido, en escena.

Así el dramaturgista al igual que el dramaturgo son especialistas en el arte de la

escritura, si entendemos que la escritura se relaciona con el pensamiento crítico, con el

análisis y la puesta en acción de la pedagogía del pensamiento, el trabajo que estoy

haciendo en este momento es parte de las tareas de un dramaturgista. Desde Lessing,

el teatro alemán por ejemplo, ha dominado el pensamiento crítico en torno a la

dramaturgia y ha posicionado estratégicamente las diferentes funciones del

dramaturgista en el centro del teatro dominante. Los dos autores teatrales alemanes

más sobresalientes del siglo XX, Brecht y Heiner Müller, trabajaron como

dramaturgistas y en parte se identificaron con ellos; es una práctica alemana corriente

la de emplear como mínimo un dramaturgista jefe que lee textos nuevos, asume un

importante papel como consejero en la selección del repertorio y actúa como ideólogo

en busca de una relación con los objetivos políticos y sociales del teatro.3

El dramaturgismo en el sentido brechtiano comprende toda la preparación

conceptual de una producción, desde su concepción hasta su realización. Por

consiguiente, es tarea de la dramaturgia clarificar los aspectos políticos e históricos, así

como estéticos y formales, de una obra.4

3 Ibídem, p. 19.
4 Ibídem, p. 19.

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En este sentido el dramatugista como parte del proceso de producción en un

trabajo conjunto con el director cada vez se hace más común en todos los países de

Europa Centro y del Este y Norteamérica.

En la historia del teatro occidental, Europeo y Norteamericano podemos

encontrar referentes de dramaturgismo, que muchas veces ha sido ejecutado no sólo

por escritores o dramaturgos si no por directores, asistentes de dirección y productores.

Es decir la función de dramaturgismo en el proceso de creación escénica es esencial

para el buen funcionamiento de la puesta en escena, sin embargo no necesariamente

ha sido ejecutada por los denominados dramaturgistas. En el teatro mexicano y

latinaomericano, estas funciones generalmente han sido llevadas a cabo por los

directores teatrales más que por los dramaturgos.

¿Por qué entonces me parece pertinente hablar de dramaturgista, dramaturgia y

dramaturgismo hoy en día en este contexto?

2. Crisis del drama, nuevas escrituras y dramaturgismo

El dramaturgismo se ha vuelto importante en los procesos de creación en

Latinoamérica en los últimos años, ya que cada vez más se construye la textualidad a

partir de la escena. Es decir, cuando ya no se toma un texto base y a partir de ahí se

construye. Para explicar mejor esto, tomo el ensayo que escribimos Camila Villegas y

yo para el libro Terra Ignota: conversaciones sobre la escena expandida, que se publicó

el año pasado y en el que desarrollamos la siguiente tesis:

La dramaturgia como concepto se puede abrir a tres campos. El primer campo sería el

de la dramaturgia textual, el segundo sería la dramaturgia escénica, lo para Jose A.

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Sánchez se puede también ir hacia el espacio de la dramaturgia expandida y que se

relaciona efectivamente con la idea de dispositivo escénico también, y el tercer campo

que sería la dramaturgia del espectador.

Explicaré un poco más cada una de estas definiciones para encontrar el trabajo del

dramaturgo y el dramaturgista en estos campos.

2.1. La dramaturgia textual y las nuevas textualidades

El texto dramático ha dejado de ser, en muchas instancias, ese texto escrito en diálogo

que desarrolla una trama con una fábula, que aunque muchas veces es ya

fragmentada funciona de objetivo literario autónomo, es decir, como bien lo expresa

Aristóteles en su Poética, conforman una unidad, un entero, todas sus partes son

necesarias y medidas. Una búsqueda de armonía clásica en las letras, en las tramas.

Algo que desde el teatro barroco e isabelino se cuestionó, efectivamente, pero que aún

así mantiene una estructura dramática clara, con personajes dramáticos conformados,

cerrados, donde hay una ficción y donde este texto funciona como base de la puesta en

escena. Dentro de esta dramaturgia textual también entrarían textos como los de Jean

Marié Koltés, o los de Juan Mayorga. Y como analizo en mi ensayo Territorios textuales

en el denominado teatro posdramático, podemos ir hasta las textualidades no

autónomas como los textos de Angelica Lidell o algunas otras textualidades, como la

obra Fragmentos de Diego Aramburo, o los textos de Emilio García Webhi que no

contienen en su estructura la trama, si no que son los territorios de palabra que

después funcionan como catalizadores de la puesta en escena. Estos textos los que

son autónomos y los que son textualidades, ambos territorios de exploración

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dramatúrgica estarían dentro del primer campo que delimitamos. Donde las

exploraciones tienen que ver con el lenguaje, con lo que se dice en escena, en los

primeros con la textocentricidad, los segundos como materiales para la escena, pero en

ambos casos este tipo de dramaturgia es la que se denomina de autor. Hay un autor

del texto, este texto tiene en si mismo una estructura que lo hace un objeto estético

aprehensible que se puede analizar y puede llegar a pertenecer al ámbito literario. Este

es el campo de los dramaturgos, en su acepción clásica de autor teatral.

Dentro de este campo que es el campo de estudio en el que transita mi línea de

investigación en general, hay muchas aristas y entronques, hay muchas confusiones y

determinaciones que hacen de un texto denominado dramático algo más que sólo un

texto dramático y que también roza las fronteras de lo liminal. En este campo hay una

discusión ardua dentro de la academia y es fértil e interesante. Aquí el dramaturgista

también ejerce una influencia pues es él o ella quien tiene la responsabilidad de

entender la estructura, estilo, posibilidades escénicas, limitaciones, potencias de ese

texto que toma. Si es que su trabajo con el texto es a priori. En ese sentido el

dramaturgista puede tener dos funciones distintas, por un lado puede tomar un texto

dramático o en tono posdramático y trabajar a partir de él la concepción teórica y

conceptual de una puesta en escena junto con el director y los actores. Aquí su trabajo

será el de estudiar a fondo la propuesta del autor, ver cuáles son sus potencialidades,

su espacio en la escena, el tono y las intenciones de los diálogos, si es que los hay y

las formas de dramatizar ese texto si es que no lo tiene.

En este sentido el dramaturgista debe tener una preparación crítica y teórica que

le permita poder asir el texto y comprenderlo a profundidad, volverse un experto en el

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universo poético y estético de la obra de ese autor, entender cuáles son los temas e

ideas principales que sirven de pilar a la puesta en escena.

Esto cuando se trata de un texto clásico, pero ¿qué pasa cuando se trata de un

texto en tono posdramático? Aquí es donde la creación escénica o la dramaturgia

escénica comienza a ser el espacio principal de creación. Pues el texto sólo servirá de

detonador conceptual o de espacio poético pero no contendrá en su materia la

estructura fundante de la puesta. Aquí el trabajo del dramaturgista es crear junto con el

director la dramaturgia escénica del montaje.

2.2. Dramaturgia escénica y dispositivo escénico

Para poder definir de mejor manera este concepto ampliado de dramaturgia tomo el

expresado por José A. Sánchez: un espacio intermedio entre los tres factores que

componen el fenómeno escénico: el teatro, la actuación y el drama. El teatro es el lugar

del espectador (espacio social o de representación); la actuación («performance»), el

lugar de los actores (espacio expresivo o de dinamización); el drama es el lugar de la

acción, codificable o no en un texto (espacio formal o de construcción).” 5

Es decir la dramaturgia de montaje como esa estructura que conecta los tres espacios,

una liga que tensiona los tres ámbitos, donde los actores se suscriben pero dinamizan,

el texto o la palabra codifica y se genera una realidad extra-cotidiana. Pero dicha

estructura es flexible, no es fija y cambia junto con el suceso. Es, podríamos decir, una

interrogación que se resuelve momentáneamente en una composición efímera, que no

5SANCHEZ, Jose A. et.al., Repensar la dramaturgia, en “Dramaturgia en el campo expandido”,


ed. Centro Párraga. Murcia. p. 19-20.

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se puede fijar en un texto: la dramaturgia de montaje está más allá o más acá del texto,

se resuelve siempre en el encuentro inestable de los elementos que componen la

experiencia escénica.

Y para entender esta concepción de la dramaturgia tendríamos que contextualizar las

practicas lingüísticas que a partir de hace algunos años también han ampliado su punto

de vista para reconocer que los lenguajes o lo dicho en escena no solamente pertenece

a lo verbal si no también a los demás lenguajes: del cuerpo, del espacio, de los objetos,

de la iluminación y de la música que en conjunto conforman los elementos del teatro y

que hoy a partir de la práctica contemporánea de las artes escénicas ha horizontalizado

la conceptualización del teatro, no sólo a partir de nuevas actoralidades si no también a

partir de la creación de una dramaturgia escénica, es decir una estructuración que

comunica al espectador a partir no sólo de lo que se dice y se hace si no de lo está ahí,

en ese espacio de teatralidad, que siempre supone una especie de representación y

que no tiene que ver con la idea dramática de acción y trama si no más bien a esta idea

de teatralidad, de suceso, de lo que pasa ahí y que se comparte a través de la

experiencia en presente.

En este campo, el de la dramaturgia de montaje o escénica es donde el dramaturgista

contemporáneo haya una renovada función y una nueva “responsabilidad” como co

creador, ya no como autor, de la estructura interlinguística de la escena teatral, ya sea

dentro del espacio arquitectónico o las obras que crean una convención de

representación, como en los procesos fuera del teatro, pero que inequívocamente

requieren de una estructuración para detonar lo que se denomina dispositivo escénico.

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En este sentido la dramaturgia ya no sólo trata de la palabra dicha en escena, si

no también de los cuerpos que expresan esas palabras, del lenguaje complejo que se

crea a partir de la performatividad, es decir, el dramaturgista y la dramaturgia escénica

suman en una dialéctica lo que dice el cuerpo como objeto en el espacio y lo que dice

la palabra, aunado, a veces, a los objetos, las cosas que devienen ya no cosas si no

conceptos, ideas que en conjunto crean un mensaje, conectan y colectivizan la

experiencia.

Es por esto que la dramaturgia que surge a partir de estas prácticas ya no

pueden quedar representadas, ni como ruinas, ni como obra literaria autónoma en un

texto escrito. ¿Por qué? Porque lo que sucede en la escena ya no es escritural, ya no

se puede plasmar en un papel de la misma manera que se plasma en la escena. En

este sentido es cuando el dramaturgo o el dramaturgista puede hacer una

documentación y un material textual de lo ocurrido en la escena, aquí existen muchos

tipos de materiales que surgen a partir de estas prácticas y que generalmente son

escritas a posteriori de la experiencia escénica y que también son parte fundamental

del quehacer hoy y es la documentación y puesta en texto del acontecimiento que

deviene, como el caso de la publicación de La Clase muerta de Tadeusz Kantor, por

ejemplo, a las escrituras, reecrituras deberíamos decir, de obras como las de Jesusa

Rodríguez para Ediciones el Milagro o los textos de Emilio García Wehbi para

Document/a Escénicas.

En ese sentido el dramaturgista sigue siendo aquel asesor literario de antaño,

aquel escritor que investiga también lo acontecido para darle sentido textual y dejar

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documento, en este intento de limitar lo efímero del teatro y que es tan sustancial al

trabajo de las compañías teatrales y grupos que trabajan sobre investigaciones y

conceptualizaciones más que sobre puestas en escena dramáticas.

2.3. Dramaturgia del espectador, espectador emancipado.

Por último a partir de la investigación realizada, encontramos el tercer campo de

la dramatugia, y es la dramaturgia del espectador que está relacionada con el primer y

el segundo campo extendido del concepto de dramaturgia y que es fundamental

también para entender los territorios donde se encuentra hoy el teatro contemporáneo

en todas sus manifestaciones. La dramaturgia del espectador sería aquella escritura

que realiza el espectador del acontecimiento teatral, aquella estructura perceptiva y

conceptual, lingüística y mediática que construye el espectador a partir de lo

vivenciado. Aquí entonces ya no es la obra en sí, la cosa en sí la que es si no lo que

sucede en el otro, ese otro que ahora se vuelve parte de la obra pues es el que codifica

lo recibido.

Esta dramaturgia en definitiva existe tanto en el teatro dramático como en el

posdramático, pero es en el segundo que se vuelve más participativa, donde lo exterior

y lo interior se diversifican o se alejan cada vez más, donde lo que yo tomo como

espectador del hecho teatral no necesariamente tiene que ver con una convención

mimética con el afuera si no que se realiza a partir del contexto y los referentes de los

cuales parte cada uno de los observadores o interactores del hecho teatral.

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En este campo el dramaturgista puede ser entonces el primer espectador, es

decir el primer observador de lo construido por un grupo o colectivo, un asesor de lo

que recibe, de lo que permea de aquel trabajo. Esta función es también relativa a la

crítica teatral, a la creación de pensamiento crítico sobre los trabajos de otros, la del

observador crítico y el espectador emancipado del que habla Jaques Rancière. En este

sentido el dramaturgista funciona más como un primer público que como partícipe de la

creación de la puesta en escena o de su documentación si no más bien como primer

espectador, o investigador del proceso y de la presentación de lo acontecido.

3. A modo de conclusión

Estas tres esferas de la dramaturgia nos abren un panoráma rico en contenidos y

funciones de la dramaturgia hoy en el teatro contemporáneo y las estéticas variadas

tanto representacionales como presentacioneles, en procesos de instalación escénico

como de drama, donde la dramaturgia se expande hacia territorios que antes

pertenecían sólo al texto y en ese sentido la función del dramaturgo vuelve al campo de

la esceníficación, ya no como autor si no como dramaturgista. Espero que con estas

palabras pueda yo transmitir la importancia y las posibilidades que esta función dentro

del proceso creativo de puesta en escena o de puesta en función de la teatralidad

puede aportar el dramaturgia y la dramaturgia escénica y del espectador y no sólo el

dramaturgo como escritor teatral.

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Por otro lado quisiera recalcar la necesidad que entonces surge a partir de estas

reflexiones sobre el hecho de que el oficio de dramaturgista requiere de una

preparación tanto literaria como escénica profunda tanto para el análisis de textos,

como la creación de una estructura escénica sólida y que abre las posibilidades a los

escritores teatrales, investigadores y directores escénicos, así como a los actores y

demás colaboradores de la escena a compartir la experiencia de investigar y crear en

conjunto.

Muchas gracias,

Fernanda del Monte

Ciudad de México a 31 de Agosto de 2015.

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