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Claro es que la lealtad y la probidad no rigen sólo para la prueba, sino para el
proceso en general, y deben reflejarse en la demanda, en las excepciones, en
los recursos y en toda clase de actos procesales, como expusimos al tratar
precisamente del "principio de la buena fe y la lealtad procesal", que es una de
las bases fundamentales del derecho procesal. Pero en la prueba tiene
particular importancia.
Las partes tienen derechos subjetivos procesales muy importantes, como los
de acción y contradicción, de recurrir y de probar; gozan también de libertad
para utilizarlos y de igualdad de oportunidades para su defensa, pero, como
sucede también en las actividades extraprocesales, esos derechos y esas
libertades deben ser ejercidos con lealtad, probidad y buena fe. Si en derecho
civil se exige la buena fe contractual y extracontractual, y se sanciona la mala
fe y el abuso del derecho, con mayor razón debe suceder esto en los actos
procesales.
Al tratar del sistema de la libre apreciación de las pruebas vimos que éste no es
incompatible con las formalidades procesales para la validez de las practicadas
en el juicio, sino que, por el contrario, es preciosa garantía para la defensa del
acusado en el proceso penal y para la contradicción, lealtad e igualdad de
oportunidades en el proceso civil, punto. Esas formalidades permiten que las
pruebas gocen de publicidad, que se conozcan en oportunidad, que no se
lleven subrepticiamente y, en fin, que ofrezcan garantías de probidad y
veracidad. Este principio tiene dos aspectos: con arreglo al primero, para que la
prueba tenga validez se requiere que sea llevada al proceso con los requisitos
procesales establecidos en la ley; el segundo exige que se utilicen medios
moralmente lícitos y por quien tenga legitimación para aducirla. Es el
complemento indispensable de los cuatro anteriores y rige por igual en los
procesos civil, penal y de cualquiera otra naturaleza.
Las normas procesales contenidas en este Código son de carácter imperativo, salvo regulación
permisiva en contrario. Las formalidades previstas en este Código son imperativas. Sin
embargo, el Juez adecuará su exigencia al logro de los fines del proceso. Cuando no se señale
una formalidad específica para la realización de un acto procesal, éste se reputará válido
cualquiera sea la empleada.
La audiencia de pruebas será dirigida personalmente por el Juez, bajo sanción de nulidad.
Antes de iniciarla, toma a cada uno del convocado juramento o promesa de decir la verdad.
Es así como surge esa contradicción, que dará pie al desarrollo del principio
tratado.
Existen ocasiones en que no todas las pruebas con que se cuenta son beneficiosas
para lograr lo deseado, en ese caso las partes sólo aportan al proceso aquéllas que
crean conveniente a su derecho.
Esa colaboración reviste un carácter parcial, pues obviamente, las partes sólo
aportarán aquéllas pruebas que beneficien a su pretensión.
Es por ello que a cada una de las partes se les debe brindar la oportunidad
razonable de tomar posición, de pronunciarse, de contradecir las afirmaciones,
pretensiones o pruebas presentadas por la otra parte, y así también pudiendo
ofrecer las pruebas que hacen a su derecho.
Las partes tiene la facultad de ejercer una rigurosa fiscalización entre sl pues la
producción de una prueba secreta, es decir, a escondidas de la contraparte es
ineficaz, como lo señala Couture.
4. Ejemplos normativos.
El Código Procesal Civil del Paraguay, en el artículo 244, faculta a las partes a
oponerse a la apertura a prueba en la audiencia; es decir, que desde el inicio del
procedimiento probatorio las partes pueden poner en práctica el principio de
contradicción, el que debe ser respetado y observado por el juez llegado el caso.
El artículo 250 del código procesal paraguayo, trata sobre los hechos nuevos,
determinando que del escrito que se le alegue se correrá traslado a la otra parte,
para que ella la conteste y fundamente lo que considere conveniente en
contraposición a los previamente presentados.
La prueba de testigos puede ser rechazada por cualquiera de las partes, cuando
ellas las crean conveniente, en atención al artículo 316 del Código Procesal Civil de
la República del Paraguay.
TIPOS DE CONCENTRACION
Contradicción concentrada
Contradicción difusa
Es aquella que se realiza en las demás etapas del proceso judicial, desde la
demanda y hasta en la formulación de los recursos extraordinarios de casación y
revisión. Son ejemplos de este ejercicio la oposición que se hace en la contestación
de la demanda al decreto de las pruebas solicitadas por el demandante, el recurso
de reposición que se interpone contra el auto que decreta pruebas o el de
apelación contra el que las niega, la tacha de falsedad material de documentos
cuando estos son aportados en la demanda, en las audiencias o en las diligencias,
la contradicción al dictamen pericial en todas sus formas, cuando este es
presentado en proceso escrito , los alegatos formulados en la instancia o en el
trámite del recurso de apelación, y en general, toda controversia que se realice
frente a las pruebas, en oportunidad distinta a la práctica o la asunción.