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ACERO Y HOJALATA
I. MANUFACURA DEL HIERRO
1.1. Introducción
Como próximo paso, un operario abre las boquillas del caldero (como
distribuidor), para que el acero caiga en los moldes, donde rápidamente se
enfría y comienza a endurecerse, así se producen barras, cuya longitud varía
entre los 4,5 y 10,6 metros, luego se cortarán a la medida.
2.2.4. Corte con gas
Se cortan con gas las palanquillas a la medida
2.2.5. Laminado
Las palanquillas no son utilizables directamente, debiendo transformarse en
productos comerciales por medio de la laminación o forja en caliente.
De forma simple, podríamos describir la laminación como un proceso en el
que se hace pasar al semiproducto (palanquilla) entre dos rodillos o cilindros,
que giran a la misma velocidad y en sentidos contrarios, reduciendo su sección
transversal gracias a la presión ejercida por éstos. En este proceso se
aprovecha la ductilidad del acero, es decir, su capacidad de deformarse, tanto
mayor cuanto mayor es su temperatura. De ahí que la laminación en caliente
se realice a temperaturas comprendidas entre 1.250ºC, al inicio
del proceso, y 800ºC al final del mismo. La laminación sólo permite obtener
productos de sección constante, como es el caso de las barras corrugadas.
El proceso comienza elevando la temperatura de las palanquillas mediante
hornos de recalentamiento hasta un valor óptimo para ser introducidas en el
tren de laminación.
Generalmente estos hornos son de gas y en ellos se distinguen tres zonas: de
precalentamiento, de calentamiento y de homogeneización. El paso de las
palanquillas de una zona a otra se realiza por medio de distintos dispositivos
de avance. La atmósfera en el interior del horno es oxidante, con el fin de
reducir al máximo la formación de cascarilla.
Alcanzada la temperatura deseada en toda la masa de la palanquilla, ésta es
conducida a través de un camino de rodillos hasta el tren de laminación. Este
tren está formado por parejas de cilindros que van reduciendo la sección de la
palanquilla. Primero de la forma cuadrada a forma de óvalo, y después de
forma de óvalo a forma redonda. A medida que disminuye la sección,
aumenta la longitud del producto transformado y, por tanto, la velocidad de
laminación. El tren se controla de forma automática, de forma que la
velocidad de las distintas cajas que lo componen va aumentando en la misma
proporción en la que se redujo la sección en la anterior.
Las líneas acidas tienen la ventaja de utilizar menos corriente para el estañado que las
alcalinas, es por tanto necesaria menor superficie de ánodo y la eficiencia eléctrica es
mayor en la electro-deposición. Sin embargo, las líneas alcalinas producen una
hojalata con mejores características de resistencia a la corrosión.
3.3.6.Historia de la hojalata
La hojalata es una lámina muy fina de acero recubierta de una capa microscópica
de estaño. El acero proporciona resistencia, dureza y maleabilidad mientras que el
estaño asegura la inocuidad del conjunto frente a los elementos con que deberá
entrar en contacto. Hoy forma parte de nuestra vida en aspectos muy diversos,
pero su invención no es demasiado conocida.
La hojalata aparece por primera vez en la Alemania del siglo XIV y consiste en
chapas de hierro superficialmente estañadas. Pese a los inconvenientes de la
fabricación manual y a su alto precio, el nuevo producto se convierte pronto en
algo muy apreciado. Su elaboración, de hecho, constituía un auténtico secreto
industrial. Los ingleses, que exportaban su estaño a Sajonia para luego tener que
comprar allí la hojalata, tardaron mucho tiempo en conseguir la fórmula: un espía
que recorrió la Sajonia alemana bajo la inocente apariencia de un simple viajero se
hizo con ella.
A principios del siglo XVIII, Inglaterra introduce la fabricación masiva de la hojalata
por medio de la laminación mecánica de la chapa de hierro. Aunque la tecnología
ha experimentado avances muy importantes, la laminación sigue realizándose hoy
con el mismo principio.