You are on page 1of 7

Determinar formas de autoría strictu sensu y latus sensu

El principal problema en esta materia radica en la distinción entre la


autoría y la participación. En Derecho Romano se contemplaban las
mismas penas a todos los participantes en el delito, tendencia que con
carácter general continuó durante la Edad Media.

Será el Código Penal francés de 1810 el que establezca la diferencia entre


autor, cómplice y encubridor.

La palabra autor proviene del latín “auctor”, “autōris” que alude a fuente,
instigador, Promotor; en derecho penal se refiere a la persona o individuo
que lleva a cabo un delito, pero además es el que obliga, presiona o induce
de una manera directa a otros con el fin de ejecutar un cometido, o aquel
que coopera con dichas acciones.

En la evolución doctrinal se han venido construyendo diferentes


construcciones que explican la concepción de autor y su eventual
distinción frente a los partícipes. Veámoslas:

1. Concepto unitario de autor o strictu sensu


Con fundamento en la teoría de la equivalencia de condiciones, esta
concepción defiende que debe tener la consideración de autor toda
persona que interviene en un hecho punible, es decir, cualquiera que haya
realizado un aportación causal al hecho. De esta forma, todos ellos son
autores, sin que exista diferencia entre los autores y los partícipes. En su
versión más moderna se fundamenta en la peligrosidad del sujeto, al
entender que la participación de varios delincuentes en el delito
incrementa la peligrosidad.
Aunque la doctrina y la jurisprudencia no siguen esta construcción, hay
que destacar que en Alemania se acepta para los supuestos de autoría en
los delitos imprudentes.

2. Concepto extensivo de autor o latus ensu


Desde una perspectiva lógica, todas las personas que intervienen de
alguna forma en el hecho tienen el mismo valor (se fundamenta también
en la teoría de la equivalencia de condiciones), por lo que todas ellas
deben ser consideradas autores; sin embargo, la ley penal puede
diferenciar varios grados de responsabilidad, distinguiendo entre
autores y partícipes. Por ello, los preceptos reguladores de la
responsabilidad de los partícipes, en cuanto les atribuye una
responsabilidad menor que la de los autores, aparecen como causas de
restricción de la pena.
Posteriormente, una evolución de esta construcción desembocó en la
llamada teoría subjetiva de la participación. Como la aportación causal
de todos es igual (equivalencia de condiciones), la diferencia entre
autores y partícipes se encuentra en el ámbito subjetivo: será autor quien
actúe con ánimo de autor (de realizar su propio hecho), y será partícipe
quien actúe con ánimo de partícipe (de intervenir en el hecho de otro).
Esta concepción ha tenido un escaso seguimiento en España,
probablemente por las dificultades que se derivan de fundamentar en el
sentimiento (ánimo subjetivo) la distinción entre autor y partícipe, sin
olvidar sus problemas de aplicación en los delitos especiales y en los
casos de autoría mediata. Sin embargo, algunos autores destacan que
tiene cierto reflejo en la jurisprudencia española a través del a doctrina
del acuerdo previo en la coautoría.

3. Concepto restrictivo de autor


No es autor todo el que realiza una aportación causal al hecho delictivo,
sino que solamente será autor quien realiza el tipo. Por ello, la
participación no estará en principio penada, salvo que exista un precepto
penal que la considere punible; de esta manera, los preceptos que
contemplen la responsabilidad de los partícipes son causas de extensión
de la pena.
¿Cuándo hablaremos de autor y cuándo de partícipe?. La contestación a
esta pregunta divide a la doctrina, pudiendo destacarse los siguientes
planteamientos:

a)Teoría objetivo-formal: es autor quien realiza la


acción prevista por el verbo del tipo penal (lenguaje empleado por
el tipo previsto en el Código Penal). Pese a ser la concepción
dominante es España, no se sigue por la doctrina alemana.

b)Teoría objetivo-material: como quiera que no todos


realizan la misma aportación al delito, será autor quien lleve a cabo
la aportación objetivamente más importante (causa del delito). Una
parte de la doctrina española se muestra partidaria de esta teoría.

c)Teoría del dominio del hecho: es autor quien tiene el


dominio de la ejecución del hecho y tiene la voluntad de dominarlo
(con fundamento en la concepción finalista.) La doctrina alemana
defiende mayoritariamente esta teoría, aunque solamente la aplica
a los delitos dolosos; en España está siendo acogida cada vez más
por la doctrina.
d)Teoría funcionalista: es autor quien tiene el hecho delictivo
en su ámbito de responsabilidad (función que corresponde al sujeto).

Autoría Directa (Dominio del hecho)

Es el que realiza personalmente el delito, es decir, el que de un modo


directo y personal realiza lo descrito por el tipo penal.

Ello se deriva de que dicho concepto se encuentra implícito en la


descripción que del sujeto activo se hace en cada tipo delictivo de la parte
especial; por lo que le es aplicable al que realiza por sí el hecho punible,
o lo que es lo mismo, aquel cuya acción se le va a imputar, por referirse
a la realización directa de los elementos objetivos y subjetivos del tipo.

La conformación del hecho mediante la voluntad de ejecución que dirige


en forma planificada es lo que le transforma en señor del hecho. Por esta
razón, la voluntad final de realización es un elemento guía del dominio
sobre el hecho.

Autoría intelectual:

El autor intelectual es la persona que idea un plan, mas no es el que lo


lleva a cabo, sino otras personas; o es aquella persona o grupo de ellas
que sirven de inspiración para un hecho. El autor intelectual, induce,
instiga, incita e impulsa a otro u otros a realizar un acto delictivo, con un
motivo en particular.

Según el art. 42 de nuestro Código Penal se produce “cuando los que sin
intervenir directamente en la ejecución del hecho, planifican organizan y
dirigen la ejecución del mismo”.

Autoría mediata (Dominio de la voluntad.)

No realiza de forma directa o personalmente el delito, sino, se sirve de


otra persona (instrumento), que es quien lo realiza.

La autoría mediata surge cuando un sujeto realiza el tipo de autoría penal


utilizando o sirviéndose de otra persona como instrumento. La propia
estructura de la autoría mediata presupone necesariamente la
intervención de dos personas como mínimo.

Por un lado, aparece el “hombre de detrás” o “persona de detrás”, que es


quien realiza el hecho a través de otro, sin tomar parte en su ejecución
material. Por el otro lado, está el que ejecuta inmediatamente el hecho,
al que se conoce como instrumento humano, intermediario o,
simplemente, “hombre de adelante”. No obstante, la palabra de
instrumento, sin poseer un significado jurídico concreto, logra expresar
de forma muy grafica en que se basa esta forma de autoría, pues refleja
la idea de instrumentalización de una persona de otra, aludiendo, así,
directamente a la estructura de la realización de un hecho a través de
otro, por lo que se suele reservar este término para los casos
efectivamente calificados de autoría mediata. Cuando todavía no se ha
decidido si en el caso concreto cabe apreciar o no esta forma de autoría,
en lugar de emplear el término instrumento algunos autores optan por
expresiones como “ejecutor inmediato”, “hombre de adelante” o
“intermediario”.
La autoría mediata es una figura con sustantividad propia, reconocida en
el CP como forma de autoría, como lo es la autoría directa y la coautoría.

La instrumentalización puede tener lugar sobre la base del error o por el


empleo de la violencia física o psicológica.

Coautoría

La coautoría se presenta cuando varias personas de común acuerdo,


siguen un plan, toman parte en la fase ejecutiva de la realización del tipo,
dominando el hecho entre todos. La coautoría supone una división del
trabajo, aunque no basta con cualquier aporte dentro de esa distribución
de funciones, es necesario que sea además, esencial de lo contrario,
estaríamos frente a la complicidad como forma de participación.

Así, de forma genérica y como punto de referencia, podría decirse que


«coautor es el que, como autor inmediato o mediato, realiza el hecho
punible conjunta- mente con otros autores»9. A diferencia de la
participación que supone la cooperación en un hecho ajeno, cuando varias
personas intervienen en la realización del tipo en concepto de coautores,
llevan a cabo un hecho propio (común) del que responderán de forma
independiente. Por ello, en la coautoría no rige el principio de
accesoriedad, básico en la participación, sino el principio de imputación
recíproca de esfuerzos y contribuciones.
Inducción

Nuestro código penal señala tres supuestos de participación: que son


inducción, cooperación necesaria y la complicidad.

La inducción consiste en hacer surgir en otro u otros la idea de cometer


un delito, el inductor provoca dolosamente al autor para que de comienzo
a la ejecución del delito, sin poseer el dominio del hecho, que siempre
debe estar en manos del autor.

La inducción es asesoría por lo tanto, debe constatarse el delito principal


al que esta conducta debe ir relacionada. Debemos tener en cuenta que
no cualquier inducción va a sufrir efectos penales; está tiene que ser
directa o dirigirse a una persona o personas determinadas, debe dirigirse
a la realización de un hecho determinado y además ser eficaz.

¿Que es la cooperación necesaria?

Cooperador necesario es quien coopera en la ejecución de un hecho


delictivo con un acto sin el cual no se hubiera efectuado (aportación
esencial). El autor ejecuta el hecho (solo, en unión de otros o por medio
de otro); en cambio, el cooperador es un colaborador que precisa de la
existencia de un hecho ajeno al que aporta algún elemento relevante

En definitiva, el cooperador necesario no es autor del delito, sino que


participa en el hecho del que otro es autor. La cooperación necesaria en
sentido estricto se refiere a quienes ponen una condición necesaria, pero
no tienen el dominio del hecho, pues no toman parte en la ejecución del
mismo, sino que realizado su aporte, dejan la ejecución en manos de otros
que ostentan el dominio del mismo. En otras palabras el cooperador
necesario realiza su aportación al hecho sin tomar parte en la ejecución
del mismo.

Lo que ocurre es que, dada la relevancia de su aportación, resulta


castigado con la misma pena que el autor en algunas legislaciones;
algunos autores vienen criticando esta equiparación penológica.

Según el art. 43 CP es una forma de favorecimiento del hecho ajeno que


regula el CP, el cooperador necesario no es autor si no participe, el
cooperador necesario realiza actos relevantes de cooperación en fase de
preparatoria o ejecutiva, aunque supone una contribución menos
relevante, no tiene el dominio del hecho es una forma de participación
estricto sensu.

Para delimitar adecuadamente el concepto de cooperación necesaria,


resulta imprescindible abordar su distinción frente a la coautoría y frente
a la complicidad, que puede sistematizarse de la siguiente forma:

1. Aportación no esencial. Si la contribución al delito no es


necesaria, nos encontramos con un supuesto de complicidad,
independientemente de que la misma tenga lugar durante la fase
preparatoria o durante la fase de ejecución del delito.

2. Aportación esencial. Cuando la contribución de la persona


es necesaria, existen dos posibilidades distintas:
a) Si la aportación se realiza durante la fase preparatoria del delito,
habrá cooperación necesaria;

b) En cambio, si se produce durante la fase de ejecución:

• Concurrirá con carácter general un supuesto coautoría. La


doctrina ha entendido que cuando la cooperación se desarrolla en el
momento de la ejecución no puede representar una parte del plan global
de ejecución, pues en ese caso daría lugar a un supuesto de autoría.

• En cambio, habrá cooperación necesaria cuando no concurra el


requisito subjetivo de dicha coautoría, es decir, que el sujeto actúe de
forma unilateral sin haber intervenido en la decisión conjunta de cometer
el hecho. Recordemos que la coautoría implica la realización conjunta,
entre todos los codelincuentes, del hecho descrito en la norma con
independencia del papel asignado a cada uno.

Complicidad

La idea fundamental de la complicidad es la cooperación que se presta a


otro en la realización de un hecho punible doloso, ya sea comisivo u
omisivo. El cómplice y el inductor carecen del dominio del hecho, que soló
es ejercido por el autor del delito. El cómplice no genera la resolución
criminal en el autor porque de ser así pasaría a ser inductor; sin embargo,
su actuar puede reforzar la decisión ya asumida. Si bien es común que el
autor conozca de la ayuda que se le presta, no es necesario que esto
suceda. Aquí́ estamos frente a los casos de complicidad oculta; esta
característica es una nota distintiva más de la complicidad respecto a la
coautoría, donde se requiere un acuerdo común, sea expreso o tácito. No
obstante, debe anotarse que una cosa es que el autor no conozca la ayuda
que recibe y otra muy distinta es que el cómplice ignore o desconozca que
presta una ayuda efectiva. Esto último nunca puede ocurrir pues de ser
así estaríamos frente a una complicidad imprudente que resulta impune
en nuestro ordenamiento.

En los supuestos de participación (complicidad y cooperación necesaria)


rige el principio de accesoriedad: la responsabilidad del partícipe está
subordinada o depende de la realización del hecho por parte del autor
principal. La complicidad consiste en la realización de actos de ayuda o
favorecimiento del delito ejecutado por otro.

You might also like