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Cuidados de enfermería
en la osteoporosis. La
fragilidad en los huesos
Juan Carlos Cobo Domingo, Mª Belén López Ruiz
tema y Juana Serrano Martínez
1. INTRODUCCIÓN
“Tengo los huesos frágiles”. “Estoy de los huesos”. Con estas expresiones las personas
de edad suelen calificar a la porosidad de los huesos. Enfermedad sin duda peligrosa, no
tanto por sus consecuencias en perjuicio de la calidad de vida y sus manifestaciones clínicas,
como por el hecho contrario, ya que en muchos casos la evolución del proceso es silente,
apenas llegando a provocar algún dolor. Esta peculiaridad que en principio parecería
beneficiosa para el afectado, se convierte en su mayor enemigo al relajar las medidas
preventivas y curativas de su curso evolutivo, en caso de detectarse, con la dificultad que
conlleva.
El problema consistente en la fragilidad ósea, provoca graves repercusiones para
la persona afectada y para el conjunto de la sociedad por su alta incidencia y el grado
de afectación funcional desencadenado por las complicaciones típicas de la enfermedad.
Podemos definir la osteoporosis como una enfermedad que afecta a la masa ósea, haciéndola
más porosa, elevando la cantidad y amplitud de las cavidades o celdillas existentes en su
interior. Como consecuencia los huesos se tornan más delgados y débiles, muy frágiles ante
los traumatismos mecánicos que suelen fracturarlos con cierta facilidad. Una osteoporosis
establecida provoca fracturas diversas, en brazos ocasionalmente y en las extremidades
inferiores con asiduidad, muy en relación con la función de sustentación que realizan estos
miembros (peso a soportar), siempre en combinación con la cadera, zona expuesta a un
riesgo alto de fracturas por tensión sin aparente traumatismo previo.
2. CLASIFICACIÓN DE LA OSTEOPOROSIS
La osteoporosis se origina por una variedad de causas amplia. Según su origen
la osteoporosis puede clasificarse desde una perspectiva práctica y simplificada para los
intereses del lector y para facilitar su estudio, en dos grupos principales:
• Osteoporosis posmenopáusica, con características propias y exclusivas de
evolución en la mujer.
• Osteoporosis relacionada con la ancianidad, en la que también se incluye a
las mujeres, valorando además los factores de riesgo.
A estos dos grandes grupos se podría añadir la osteoporosis por causas desconocidas,
normalmente relacionada con jóvenes y adultos de mediana edad, pero el propio
desconocimiento de su origen la convierte en un tema aún necesitado de estudio para
aportar sobre sus incógnitas la suficiente luz.
3. SÍNTOMAS
Quizás en la sintomatología es donde encontramos uno de los aspectos más
peculiares de la enfermedad, y no por encontrarnos síntomas espectaculares o anómalos,
lo que sucede es sencillamente que en la mayoría de los casos, no existe sintomatología
alguna. Esta peculiaridad, convierte a la osteoporosis en un proceso silencioso pero no por
ello menos peligroso, al que en abundantes casos, hallamos sólo cuando por casualidad
realizamos pruebas diagnósticas radiográficas, o bien en los casos más graves cuando ya
se produjo fractura, caída o accidente.
Una de las primeras manifestaciones de la osteoporosis aparece en forma de dolor
punzante y brusco, localizado en la columna vertebral, durante la actividad diaria o bien
en reposo. Además la movilidad de la zona dolorida disminuye, con un aumento de las
molestias al toser, estornudar, durante los esfuerzos de la defecación, etc.
También puede presentarse con un hundimiento progresivo de las vértebras, sin
dolor, o con otros síntomas, como una cierta inapetencia. Aunque la mayor y más visible
consecuencia de la pérdida ósea, se evidencia cuando se producen fracturas, pues la
resistencia del hueso es demasiado frágil. Muñecas, vértebras y cadera resultan las zonas más
proclives a las fracturas. En algunos casos encontramos que la fractura no se produce como
consecuencia de la caída, hecho este habitual en fracturas de cadera. Todo lo contrario, la
fractura se produce por tensión, siguiendo un desequilibrio que precipitará la caída.
4. valoración de enfermería
En la osteoporosis, la estructura ósea se deteriora lentamente. Cuando se produce
una fractura, principal detonante para advertir el padecimiento de degeneración en el
hueso, la enfermedad se encuentra en la mayoría de los casos muy avanzada. Para impedir
un diagnóstico demasiado tardío, se deben conocer los factores de riesgo, midiendo
en las personas con altas probabilidades de osteoporosis, como las mujeres en período
posmenopáusico, los niveles de densidad ósea.
Mediante una detección temprana de la degeneración ósea se pueden dar
tratamientos efectivos que detengan el proceso en lo posible (no tratamiento curativo),
ahorrando además a la persona un sufrimiento innecesario, por el dolor crónico persistente
que acompaña la evolución degenerativa del hueso.
Se debe valorar:
• Aporte de calcio en dieta, tanto en el período actual, como en épocas
pasadas.
4.2.1. Radiografía.
Normalmente suele aconsejar cuanto menos una exploración radiológica de columna
vertebral del esqueleto de toda mujer en etapa posmenopáusica, y en los hombres se
indica esta prueba cuando hay indicios suficientes de perdida de masa ósea como para
realizarla. Aunque las pruebas convencionales de rayos X no captan la pérdida de masa
ósea, a menos que ésta supere un 30% (porosidad visible), esta medida confirma en muchos
casos sospechas anteriores, como por ejemplo ante una fractura de cadera inexplicable,
sobre la posibilidad de padecer osteoporosis.
5. Educación sanitaria
Dado las particularidades de la osteoporosis, la prevención, sobre todo en personas
con factores de riesgo, debe erigirse en el primer objetivo para combatirla. Esta prevención
se debe considerar prioritaria en las materias sanitarias y en la educación de los profesionales
de la sanidad.
Uno de los puntos centrales al que deben dirigirse, de un modo u otro las medidas
preventivas será, alcanzar en la edad de madurez esquelética, alrededor de los 30-35 años,
un pico de masa ósea suficiente para compensar las posibles pérdidas durante el resto de
la vida. Esta tarea debe vigilarse en la adolescencia y juventud, consumiendo alimentos
con el suficiente calcio, además de la instauración y mantenimiento de una actividad física
continua y correcta, y de evitar hábitos perniciosos como el alcohol o tabaco. También el
control del peso se antoja como medida vital en el alivio de la presión sobre los huesos
encargados de la sustentación del organismo.
Otro de los objetivos al que afluirán muchas decisiones preventivas, se encuentra
en cuidar especialmente a las mujeres en edad menopáusica y posmenopáusica, cuya
intensa disminución de estrógenos puede alterar gravemente el metabolismo del calcio.
También en caso de deficiencia ósea por algunos fármacos, dietas, etc, se puede aumentar
la densidad de los huesos, previniendo el peligro de fracturas.
Estrógenos.
La terapia hormonal mediante estrógenos constituye un buen remedio para la mujer
que ha dejado de menstruar, pues este proceso afecta negativamente a la producción
de estrógenos con el consiguiente efecto destructor sobre el volumen óseo. Además el
tratamiento estrogénico amortigua y salvaguarda de otros problemas causados por la
menopausia, como la tendencia a engordar, los sofocos, la sequedad, infecciones vaginales
y complicaciones cardiovasculares (por ejemplo, posibilidad de infarto).
El período en el cual el suplemento de estas hormonas estrogénicas alcanza su
máxima eficacia, se localiza entre los cinco y los diez años posteriores a la menopausia de
la mujer.
Su administración debe ser muy cuidadosa, con un obligado control médico cada
cierto tiempo, más aún, si pensamos que la administración de este medicamento parece
aumentar el riesgo de cáncer de útero. Este peligro disminuye si se combina con otra
hormona, la progesterona. La prescripción de sustancias estrogénicas no podría realizarse
si la mujer hubiera padecido en el pasado flebitis, cáncer de mama u otras enfermedades
que sugieran riesgo al administrar estrógenos con una segura contraindicación.
Se administra principalmente a través de parches en la piel y por vía oral, pues ambos
métodos han demostrado producir menos efectos secundarios. A veces nos encontramos con
la desagradable sorpresa de que la mujer tras la menopausia, retrasa por diferentes causas
la aplicación del tratamiento hormonal sustitutivo, a veces imprescindible, acelerando
considerablemente la pérdida de masa ósea.
Calcitonina.
Otra hormona, en este caso la calcitonina, puede detener la disminución de masa
ósea, ya que bloquea a la acción destructiva de las células osteoclásticas. Su administración
se ha demostrado efectiva contra la posibilidad de fracturas.
Las primeras tomas de este medicamento suelen provocar efectos secundarios tales
como náuseas y vómitos, sofocos, enrojecimiento de la piel, cuya frecuencia se reduce
normalmente a medida que la persona se acostumbra a este tratamiento.
Es preferible la calcitonina de procedencia humana y normalmente se utiliza
en dosis de 200 UI/día. Su administración no se realiza de manera continua, sino
alternando con intervalos de tiempo sin proporcionar esta sustancia. La calcitonina
reduce sus molestias si se introduce por vía intranasal. También puede administrarse
con inyecciones.
Resumen
-- La osteoporosis es una enfermedad peligrosa no tanto por sus consecuencias en
perjuicio de la calidad de vida y sus manifestaciones clínicas, como por el hecho
contrario ya que en muchos casos la evolución del proceso es silente.
-- Cuando decimos masa ósea, nos referimos al volumen de hueso presente en el
esqueleto de una persona en un momento determinado de su vida.
-- En las mujeres en períodos menopáusicos, la vigilancia debe ser muy intensa, pues
en estas etapas, se da por supuesto un descenso significativo de calcio esquelético.
Con más intensidad en los tres a cinco años posteriores a la menopausia.
-- Dependiendo de su origen las osteoporosis se puede clasificar en osteoporosis
postmenopáusica (con características propias y exclusivas de evolución) y
osteoporosis relacionada con la ancianidad.
-- Las enfermedades asociadas a la osteoporosis son: enfermedad hepática, síndrome
de Cushing, hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, diabetes, cáncer y mieloma.
-- En la sintomatología es donde encontramos uno de los aspectos más peculiares de la
enfermedad, y no por encontrarnos síntomas espectaculares o anómalos, lo que sucede
es sencillamente que en la mayoría de los casos, no existe sintomatología alguna.
-- Dado las particularidades de las osteoporosis, la prevención, sobre todo en personas
con factores de riesgo, debe erigirse en el primer objetivo para combatirla.
-- Un consumo de alimentos con las proporciones adecuadas de proteínas, calcio
y vitamina D, comprende uno de los mejores remedios contra la osteoporosis
especialmente recomendable en mujeres que han dejado de menstruar.
-- El ejercicio traerá una serie de beneficios en la lucha contra la osteoporosis:
detiene la reducción de masa ósea, fortalece los músculos de apoyo, mejora el
equilibrio y la agilidad, evitando las caídas, previene las deformaciones, alivia el
dolor y favorece que el calcio sea absorbido adecuadamente.
-- El creciente número de personas con osteoporosis, precipita la exigencia de
realizar acciones encaminadas a prevenir este mal y tratarlo con eficacia cuando
se presenta.