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Las relaciones sexuales son el gran regalo que tenemos para amar. Gracias a las relaciones
sexuales podemos entregar nuestro cuerpo, emociones, pensamientos y espíritu; gracias a
estas podemos expresar el amor.
Pero hablar de amor no es tan fácil, pues este no es un sentimiento, es decir, amar no es sentir
mariposas en el estómago; sino que el amor es una elección; donde por supuesto sigue
habiendo ilusión, gusto, atracción, pero esto es solo un complemento al compromiso que se
hace por estar con la persona amada todos los días de la vida.
Para hablar de amor debe existir: atracción y gusto por estar cerca del otro, ser mejores
amigos, tener plena confianza, platicarse todo, compartir y crecer juntos en valores, tener un
mismo plan de vida, ambos ser honestos, fieles y pensar en el bien del otro como lo más
importante. Es por todo esto que al amar, crece el deseo de comprometerse para toda la vida,
compartirlo todo y volverse exclusivo el uno del otro, es decir casarse.
– El primero, el unitivo, es decir, que estas sirven para entregarse, fusionarse y ser uno solo.
Están hechas para que dentro del matrimonio (con la plena seguridad que estarán juntos para
toda la vida) ambos puedan crecer en el amor y enamorarse de su “cónyuge”.
– El segundo, el procreativo, es decir, que por medio de las relaciones sexuales hombre y
mujer están invitados a crecer como personas, así mismo, las relaciones sexuales son la única
forma natural y la más digna en que los hijos pueden llegar al mundo.
1) Porque solo así podrás elegir de manera objetiva a la persona con quien compartir tu vida.
Es decir, que al dejar fuera los fajes, contactos sexuales y las relaciones sexuales; podrás ser
más objetivo, “más claro” para conocer a tu novio o novia y elegirse de la mejor forma. El sexo
es una fuerza muy poderosa que puede unir o anclarte con la persona equivocada, nublarte la
vista y no permitirles conocerse a profundidad y de forma objetiva durante el noviazgo.
También existen consecuencias físicas en los niños que nacen de mamás adolescentes; por
ejemplo, tienen más riesgo de: tener bajo peso al nacer, nacer antes de tiempo, nacer con
malformaciones, más posibilidades de morir, tener accidentes en la infancia, problemas de
aprendizaje, de salud mental, y sufrir maltrato.
Piensa por un momento: ¿Qué sería de tu vida con un bebé en este momento? ¿Qué será de la
vida de ese bebé? Los niños tiene el derecho de nacer en las mejores condiciones. Eso siempre
significa nacer en una familia que lo quieran, donde su papá y su mamá estén casados y le den
ejemplo de amor. ¿No desearías eso para tus futuros hijos?
Si se tiene relaciones sexuales con una persona infectada por alguna ITS siempre existe el
riesgo de contagio, incluso aunque se use un condón en la relación sexual, pues este solo
disminuye el riesgo en algunos casos, pero no lo elimina.
La verdadera prueba de amor implica que tanto el hombre como la mujer aprendan a esperar
por el sexo hasta el matrimonio, solo de esta forma podrán ambos estar seguros si se quieren
o sólo buscan el placer que puede proporcionar el cuerpo.
El amor necesita tiempo para crecer y durar para siempre, que es lo que todos queremos, y lo
que los futuros hijos necesitan ver de sus padres. El verdadero amor sabe esperar.
Hasta el matrimonio.
Aunque muchos chavos crean que esta respuesta es anticuada o pasada de moda; la única
forma de estar seguro que tu novio o novia te quiere es cuando se compromete frente a Dios
(si profesas alguna religión), tus padres, sus familias, amigos, la sociedad y el Estado; a
respetarte, amarte, hacerte feliz, formar una familia y estar juntos por toda la vida en los
momento de alegría, gozo, risas, lágrimas, salud y enfermedad; y esto se concreta de manera
mucho más sólida en el matrimonio.
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