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2. REFERENTES TEÓRICOS
Condiciones:
Ecología conceptual
Pareciere que esta notable lentitud con que se derriten el hielo y la nieve
no se avenía de ningún modo con la opinión común acerca de la modificación
del calor en la licuación de los cuerpos.
Si alguna persona pusiere en tela de juicio la entrada del calor que se está
derritiendo y la absorción de aquél por éste, basta con que lo toque; pues al
punto sentirá como el hielo le quita rápidamente el calor de la mano caliente,
puede también examinar los cuerpos que están en contacto con el hielo o lo
rodean, y hallará que a todos ellos priva aquél de buena parte de su calor. O, si
lo colgare de un hilo, en medio de un cuarto con aire caliente, podría notar con
la mano o con el termómetro cómo sin cesar baja el hielo una corriente de aire
frío; porque el aire que se pone en contacto con él queda privado de parte de
su calor; y por eso se condensa y se hace más pesado que el aire del resto del
cuarto; de resultas de lo cual, desciende, y al punto acude a ocupar su puesto
en derredor del hielo algo del aire más caliente; más éste, a su vez, queda
despojado presto de algo de su calor, y listo para bajar del mismo modo; de
esta suerte se produce una corriente constante de aire caliente que va hacia
los lados del hielo, y una bajada de aire en estado frío que se desprende de la
parte inferior del trozo; durante la cual la operación del hielo debe recibir una
cantidad grande de calor.
Salta a la vista, pues, que el hielo, al derretirse, recibe calor con mucha
celeridad; pero el único efecto de dicho calor es mudarlo en agua; la cual no es
sensiblemente más caliente de lo que antes lo era el hielo. Si, en seguida de
retirarlo del hielo, se aplica un termómetro a las gotas o chorritos de agua,
marcará la misma temperatura que cuando se aplica el hielo mismo, o, de
haber alguna diferencia, es ella de tan poca monta, que no merece notarse.
Por lo tanto, una gran porción del calor o de la materia del calor que entre
en el hielo que se derrite no produce otro efecto que el darle fluidez, sin
aumentar su calor sensible; al parecer, se absorbe y esconde dentro del agua,
de modo que no es posible descubrirlo aplicando el termómetro. . .
Se muestra que durante la ebullición, el calor es absorbido por el agua y entra
en la composición del vapor que de ella se produce, de la misma manera que
es absorbido por el hielo en fusión y entra en la composición del agua que de
este se produce. En ninguno de los casos nos percatamos de la presencia del
calor como causa del calentamiento.
Teniendo en cuenta las concepciones de los estudiantes que ya se hicieron
explicitas, se sugiere que se inicie la discusión con preguntas que estén
orientadas, tomando como base los planteamientos de la lectura realizada,
desarrollando luego experiencias que permitan crear insatisfacción en
los estudiantes con sus conceptos, detectando así las anomalías, a las que las
nuevas concepciones brindarán solución; creando así espacios de reflexión,
enmarcadas en el método científico, y en la construcción de dichos conceptos,
para abrir paso a la actividad, donde se realizarán preguntas, problemas
abiertos que permitan la discusión de los conceptos a abordar, buscando que
la orientación histórica, junto con la discusión secuencien de una mejor forma
la construcción de los conceptos. Durante este espacio pueden surgir
preguntas como:
¿Podemos afirmar que el agua del primer recipiente tardará menos para
alcanzar esa temperatura? ¿Qué significa esa diferencia de tiempo
necesaria para que sufra una misma variación de temperatura?
Por el uso de esos instrumentos aprendimos que, si tomamos mil o más tipos
diferentes de materiales, tales como metales, piedra, sal, madera, corcho,
pluma, lana, agua y una variedad de otros fluidos, aunque están todos, a
principio, a diferentes calores, y si los dejamos juntos en una misma sala sin
calefacción y sin iluminación del sol, el calor se comunicará de los cuerpos
más calientes a los más fríos durante algunas horas o en el transcurso de
un día. Al final de ese tiempo, si usamos un termómetro, veremos que ellos
están exactamente en el mismo grado. El calor, por lo tanto, se distribuye en
esa ocasión hasta que ninguno de esos cuerpos tenga una mayor demanda o
atracción al calor que cualquiera de ellos tenga; en consecuencia, cuando
usamos un termómetro sucesivamente, después que el primero ha reducido la
temperatura del instrumento a la suya propia, ninguno de los otros
aumentará o disminuirá la cantidad de calor que el primero dejó en él. Eso
es lo que se ha llamado normalmente "calor igual" o "igualdad de calor"
entre cuerpos diferentes: yo llamo a eso equilibrio de calor.