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Melipilla, dieciocho de enero de dos mil catorce.

VISTOS, OÍDOS Y CONSIDERANDO:


PRIMERO: Tribunal e intervinientes. Que ante esta sala del Tribunal de Juicio Oral en
lo Penal de Melipilla, integrada por los jueces don Mauricio Cuevas Gatica, quien la
presidió, doña Pamela Silva Gaete como tercera integrante, y don Cristian Fuentealba
Zamora como redactor, el día catorce de enero pasado, se llevó a efecto la audiencia de
juicio oral en la causa RUC N° 1300344929-1, RIT N° 94-2013, seguida en contra de los
acusados JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ, cédula de identidad N°
18.777.638-4, nacido el 15 de julio de 1994, 19 años de edad, soltero, temporero,
domiciliado en calle Yécora N° 852, Melipilla, y GUILLERMO IGNACIO TORRES
GUERRA, cédula de identidad N° 19.411.307-2, nacido el 26 de junio de 1996, 17 años de
edad, soltero, estudiante, domiciliado en calle Lago Caburga N° 259, Melipilla.
Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por el Fiscal Adjunto de Melipilla
don Nelson Cajas González.
La defensa del acusado Retamales González estuvo a cargo de la Defensora Penal Pública
doña Solange González Leal, en tanto que la defensa del acusado Torres Guerra fue
asumida por el Defensor Penal Público don Juan Pablo Pino Rehbein.
SEGUNDO: Acusación fiscal. Que los hechos fundantes de la acusación fiscal fueron los
siguientes:
Hecho uno: “El día 11 de enero del año 2013, siendo aproximadamente las 19.00 horas, el
acusado JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ fue sorprendido en situación de
flagrancia por personal de la Policía de Investigaciones de Melipilla en la vía pública, esto
es, en calle José Inostroza esquina Concepción, comuna de Melipilla, portando, esto es,
manteniendo oculta entre sus vestimentas un arma de fuego, correspondiente a un revólver,
marca Pasper, calibre .22 corto, con su número de serie borrado, sin contar para ello con las
autorizaciones y permisos que exige la Ley sobre control de Armas.”
Hecho dos: “El día 7 de abril del año 2013, siendo aproximadamente las 01.50 horas, los
acusados JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ y GUILLERMO IGNACIO
TORRES GUERRA, procedieron a ingresar mediante escalamiento, esto es, primero
forzando el portón del cierre perimetral, luego, arrancando un portón interior, para luego a
través de una ventana interior ingresar al domicilio de propiedad de la víctima, don Pablo
Orlando cerda Meneses, ubicado en calle Merced N° 1257, comuna de Melipilla, para una
vez en su interior proceder a sustraer con ánimo de lucro y sin la voluntad de su dueño,
especies muebles por un valor de $100.000 y que corresponde a un LCD de 32 pulgadas

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marca LG, siendo sorprendidos por la víctima en los precisos momentos en que a través de
una ventana intentaban sacar dicha especie desde el interior de la casa habitación.”
A juicio del Ministerio Público, el hecho uno, es constitutivo del delito consumado de
porte de arma de fuego irregular, sancionado en el artículo 14 en relación con el artículo
3°, ambos de la Ley 17.798, en el que le ha cabido participación en calidad de autor al
acusado Retamales González, en los términos del artículo 15 N° 1 del Código Penal; en
tanto que el hecho dos configura, en su concepto, el delito frustrado de robo en lugar
habitado, previsto en el artículo 440 N° 1 del Código Penal, en relación con lo dispuesto
en el artículo 450 del Código Penal, en el que a ambos acusados les ha cabido participación
en calidad de autores, en los términos del artículo 15 N° 1 del Código Penal.

En concepto del ente persecutor perjudica a ambos acusados, en relación al hecho


número dos, la circunstancia agravante contemplada en el artículo 456 bis N° 3 del Código
Penal, esto es, ser dos o más los malhechores, no beneficiándolos minorante alguna.
El acusador solicita se condene al acusado Retamales González, por el delito de porte de
arma de fuego irregular, a la pena de cuatro años de presidio menor en su grado máximo,
accesorias legales, costas y comiso del arma incautada.
Asimismo, requiere se condene al acusado Torres Guerra, por el delito de robo en lugar
habitado, a la pena de tres años y un día de régimen cerrado con programa de reinserción
social, más accesorias y costas de la causa. En relación con el encausado Retamales
González, solicita se le imponga por este último ilícito la pena de ocho años de presidio
mayor en su grado mínimo, más accesorias legales y costas.
TERCERO: Alegatos de apertura y clausura del Ministerio Público. Que la Fiscalía
ratificó el contenido de la acusación en su alegato de apertura, señalando, en síntesis, que
se lograría acreditar en el juicio, más allá de toda duda razonable, la existencia de los
hechos y la participación de los acusados en los mismos. Agregó, que el delito de porte de
arma de fuego irregular que se le atribuye al acusado Retamales González, es un ilícito de
peligro abstracto, el que en la especie se configura por la sola circunstancia de haber
portado dicho encartado entre sus vestimentas un arma de fuego con su número de serie
borrado. Respecto del delito de robo en lugar habitado, cuya participación es atribuida a
ambos acusados, indicó que corresponde ser penado en los términos requeridos en la
acusación, toda vez de que se trata de un delito grave.
Posteriormente, en su alegato de clausura, el ente acusador expuso, en síntesis, que con la
prueba rendida durante el desarrollo del juicio se acreditó, más allá de toda duda razonable,
los dos hechos ilícitos materia de la acusación. El primero de ellos está dado por el porte de
arma de fuego irregular, el cual se probó a través de los testigos Tapia y Contreras, quienes

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dieron cuenta que el día 11 de enero de 2013, el acusado Retamales González mantenía en
su poder un arma de fuego calibre .22 con su número de serie borrado. Se trata, refirió, de
un delito de mera actividad y de peligro abstracto, el cual se verifica por la mera realización
del verbo rector consistente en portar un revólver, que en este caso tenía su número de serie
borrado. Indicó, además, que la perito químico que depuso en estrados señaló incluso que el
arma había sido disparada. En cuanto al delito de robo con fuerza en las cosas en lugar
habitado, indicó que la víctima fue clara en señalar como sucedieron los hechos. Se vio,
manifestó, afectada su intimidad, integridad y propiedad, quedando frustrado el delito,
logrando acreditarse la fuerza y el intento de sustracción de especies, cuestión que se vio
corroborada con las declaraciones de los funcionarios de Carabineros.
Al replicar respecto de los alegatos finales de la defensas, sostuvo la Fiscalía que las
pretensiones del Ministerio Público están contenidas en la acusación, por lo que se hacía
innecesario invocar nuevamente, durante el alegato de clausura, la agravante del artículo
456 bis N° 3 del Código Penal. Respecto de la potencia de disparo del arma, señaló que el
calibre .22 es precisamente aquel que más muertes ha provocado en el mundo, por ser el
más peligroso por su portabilidad y baja sonoridad, e indicó que no hay pericia alguna que
permita determinar la velocidad con que se dispara un proyectil. Por tal razón, señaló, se
trata de un arma apta para el disparo, por lo que claramente se configura el ilícito previsto
en el artículo 14 de la Ley 17.798 en relación al acusado Retamales González.
CUARTO: Alegatos de apertura y de clausura de las defensas. Que la defensa del
acusado Retamales González, por su parte, en su alegato de inicio, expuso, en síntesis,
que no se discutiría la participación de su representado en el delito de robo en lugar
habitado. Respecto del delito de porte de arma de fuego, sostuvo que conforme a la pericia
del arma resulta discutible entender que se satisfaga el tipo penal, toda vez que se trata de
un arma que no era peligrosa para terceros sino que para quien la disparase. Asimismo,
puntualizó, el número de serie que estaba adulterado, cuestión que se explica por la la
manipulación de un tercero. Por tales razones, puntualizó, correspondería arribarse a una
decisión absolutoria respecto de este último ilícito.
En el alegato de apertura de la defensa del acusado Torres Guerra, se sostuvo por parte
del señor Defensor, en síntesis, que su representado iba a señalar que fue lo que ocurrió y
que no ocurrió el día de los hechos, razón por la cual en la oportunidad procesal
correspondiente se alegará la atenuante de colaboración sustancial en el esclarecimiento de
los hechos.
En el alegato de cierre, la defensa de Retamales González expresó, en resumen, que en
cuanto al hecho N° 1 de la acusación, su representado reconoció que portaba el arma, la

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finalidad por la cual la tenía y la circunstancia de que su número de serie estaba borrado.
Sin embargo, añadió, el perito Garrido señaló que el arma tenía un proceso anormal de
percusión, que el cartucho se desintegraba al disparar, circunstancia que el Ministerio
Público no fue capaz de aclarar, por lo que no se sabe la potencia del arma, de si es capaz o
no de disparar a un punto determinado, siendo incluso un arma peligrosa para la persona
que la portaba. Por estas razones, sostuvo, no aparece claro de que el arma fuese apta para
el disparo, por lo que habiendo una duda razonable debe absolverse al encausado por dicho
ilícito. Respecto del delito de robo, agregó, su representado reconoció detalladamente como
sucedieron los hechos, como llegaron al lugar, la forma de ingreso, y cuales fueron las
especies que intentaron sustraer desde el domicilio de la víctima.
En su alegato de clausura, la defensa del acusado Torres Guerra indicó que únicamente
se haría cargo de la agravante del artículo 456 bis N° 3 CP. En este sentido, indicó, la sola
pluralidad de partícipes no resulta suficiente para su configuración. Por el contrario, a su
juicio, es necesario que además se disminuyan las posibilidades de defensa de la víctima, la
que en este caso no tuvo reparo alguno en perseguir a los acusados y detenerlos,
reconociendo incluso el hecho de practicar fisicoculturismo.
QUINTO: Convenciones probatorias. Que se deja expresa constancia que, de
acuerdo al motivo tercero del auto de apertura respectivo, los intervinientes no arribaron a
convenciones probatorias.
SEXTO: Declaración de los acusados. Que el imputado Jason Gabriel Retamales
González, durante la audiencia de juicio oral, renunció a su derecho a guardar silencio,
siendo advertido previamente por el tribunal de las consecuencias de su decisión y
asesorado por su abogado Defensor para estos efectos, accediendo a prestar declaración en
la oportunidad que establece el artículo 326 del Código Procesal Penal, y al ser exhortado a
decir verdad, manifestó, en síntesis, lo siguiente:
Al exponer libremente señaló que el día 11 de enero, del año pasado o antes pasado, lo
“pararon” Policías de Investigaciones, quienes le pidieron su carnet, el que no portaba, y
que lo revisaron, encontrándole un arma. La pistola, agregó, estaba mala, la usaba porque
tenía problemas con un “cabro”, pero que nunca hizo nada con ella.
Al ser interrogado por su defensa expresó que, respecto del hecho 2 de la acusación, éste
sucedió el 7 de abril, no recuerda la hora, sí que era de madrugada. Indicó que con su
compañero vieron una casa sola, reventaron el primer portón, arrancaron el segundo, se
percataron de que había gente en la casa de al lado, esperaron un rato y sintieron que llegó
el dueño de casa. Puntualizó que arrancaron y que en la esquina los detuvo Carabineros, y
que no alcanzaron a sustraer nada.

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Respecto del hecho uno señala que sucedió afuera del cementerio, el 11 de enero, a eso de
las 7 de la tarde, en Melipilla, y que estaba junto a un amigo que no está acá en el juicio.
Agregó que funcionarios de la PDI le hicieron un control de identidad, y que él portaba el
arma dentro de la pretina del pantalón. El arma tenía balas de salva, se las puso él, nunca
las había disparado, estaba mala. El arma, indica, era un revólver de bolsillo, color plomo,
con mango negro, el cual tenía unas 3 o 4 balas. Llevaba esa arma a la casa de un amigo, a
la población doctor Fernández, se la compró a una persona en la calle, le costó cinco
“lucas”, la tuvo por un mes. Cuando la adquirió, señaló, el número de serie del arma ya
estaba borrado. Se deja constancia que previa exhibición de la defensa, el acusado
reconoce el arma de fuego que portaba, la que posteriormente fue incorporada por la
Fiscalía como evidencia material.
Prosiguió con su declaración indicando que respecto del hecho de 7 de abril de 2013, estaba
junto a su compañero Guillermo, quien está presente en la audiencia. No recuerda el
nombre de la casa a la que ingresaron, vieron que estaba sola, eran como la una de la
madrugada, llamaron primero para ver si había alguien. Reventaron el primer portón, el
cual era de fierro negro, de una altura de 1.80 metros aproximadamente. Había un segundo
portón, añadió, que al parecer era de madera café, el cual empujaron hasta arrancarlo, que
era más chico que el otro, y estaba pegado a la casa al parecer para cubrir el patio de al
lado. Se percataron, indicó, que había gente en la casa de al lado, trataron de arrancar la
protección para ingresar a la casa y no pudieron. Como a los cinco minutos, señaló,
llegaron los dueños de la casa en circunstancias de que estaban forcejeando la protección,
por lo que se arrancaron, sin toparse con nadie adentro de la casa. Cuando huyeron no
alcanzaron a llevarse nada, al arrancar los dueños quisieron agarrarlos, los persiguieron dos
hombres de unos 30 años de edad aproximadamente. La ventana que estaban tratando de
arrancar, prosiguió, era la de un living, había un plasma que quisieron sacar, el cual estaba
en un mueble, lo tocaron pero no lo pudieron sacar.
Contrainterrogado por la Fiscalía, indicó el acusado Retamales González que el arma
se veía mala, ya que al apretar el gatillo no “pegaba” en el hoyo donde estaba la bala. Tenía
esa arma, indicó, porque tenía problemas con otros “cabros”, era para su defensa y la tenía
oculta
Al ser interrogado nuevamente por su defensa, al tenor de lo dispuesto en el artículo
329 del Código Procesal Penal, el acusado Retamales González reiteró que el arma la
tenía por los problemas con sus vecinos.

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Por su parte, el acusado Torres Guerra también renunció a su derecho a guardar
silencio, siendo advertido previamente por el tribunal de las consecuencias de su decisión y
asesorado por su abogado Defensor para estos efectos, accediendo a prestar declaración en
la oportunidad que establece el artículo 326 del Código Procesal Penal, y al ser exhortado a
decir verdad, manifestó, en síntesis, lo siguiente:
Al exponer libremente, señaló que El 7 de abril de 2013, a eso de las 1:30 horas, iban
caminando por la calle Merced mil doscientos algo, Melipilla, vieron una casa con las luces
prendidas, llamaron, pero no salió nadie, abrieron el primer portón y arrancaron un
segundo, intentaron sacar una protección pero no pudieron, no logrando llevarse un plasma
que había. Agregó que llegó gente al lugar, se bajaron dos personas, por lo que salieron
corriendo, pero finamente igual los detuvieron.
Al ser interrogado por su defensa, el acusado Torres Guerra manifestó que la reja de
afuera era de la casa era de fierro, la de adentro era de lata con fierro. Agregó que se
revisaron ventanas y estaban todas abiertas, había un plasma que estaba en el living, la
ventana estaba con protección, el plasma no cabía entre medio de la protección, por lo que
decidieron dejarlo ahí mismo. A los cinco minutos de ingresar, señaló, llegaron los dueños
de casa. Puntualiza el acusado que nunca ingresaron a la casa, siempre estuvieron en el
patio. En Fiscalía prestó declaración, no recuerda fecha. Se le exhibe por parte de su
defensa declaración prestada ante el Ministerio Público para los efectos previstos en el
artículo 332 del Código Procesal Penal, específicamente para que recuerde la fecha en que
ésta tuvo lugar, y al leer la misma señala que tal declaración se prestó el día de 20 de mayo
de 2013.
Contrainterrogado por el señor Fiscal, el acusado Torres Guerra señaló que ingresó al
inmueble con Jason, a quien reconoce en la presente audiencia, agregando que junto a él
ingresaron al domicilio con la finalidad de robar robar
SÉPTIMO: Pruebas rendidas por el Ministerio Público. Que el ente persecutor, con la
finalidad de acreditar la existencia de los hechos ilícitos materia de la acusación y la
participación de los encartados en los mismos, rindió durante la audiencia de juicio oral la
siguiente prueba:
TESTIMONIAL:
1.- MANUEL ALEJANDRO CONTRERAS ÁLVAREZ, cédula de identidad N°
15074013-4, Detective, domiciliado en calle Ortúzar N° 336, Melipilla, quien previo
juramento de decir verdad declaró en los términos que, en síntesis, a continuación se
indican:

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Interrogado el testigo por el Ministerio Público manifestó que el día 11 enero de 2013, a
eso de las 19 horas, estaba haciendo servicio preventivo, y que al llegar a calle Inostroza,
esquina Concepción , de Melipilla, que es donde está el cementerio, vieron a un individuo
de unos 18 años, el cual aparentemente portaba un arma de fuego. Señaló el deponente que
se visualizaba la empuñadura del arma desde el cinto del sujeto, por lo que con su
compañero le practican un control de identidad, y que al registrarle sus vestimentas fue
encontrado un revólver calibre .22 corto, marca Pasper, con su número de serie borrado, por
lo que se procedió a su detención. El detenido, señaló, se llamaba Jason Gabriel Retamales.
El registro de este individuo, manifestó, lo hizo su compañero Tobar. Agregó que la cadena
de custodia del arma la inicia él, se fijó fotográficamente dicha evidencia y se remitió al
laboratorio para su análisis. Se deja constancia que se le exhibe por el Señor Fiscal al
testigo el arma de fuego ofrecida como otro medio de prueba, y éste la reconoce como
aquella a la que hizo referencia. Puntualizó el deponente que la cadena de custodia
aparece firmada por él con fecha 11 de enero de 2013. Consultado por la Fiscalía, indica el
testigo que reconoce al acusado Retamales como quien portaba el arma el día 11 de enero
de 2013.
Contrainterrogado por la defensa del acusado Retamales González, el declarante indicó
que si bien participó en su detención, el registro de sus vestimentas lo efectuó su
compañero Tobar. Agregó el testigo que el imputado iba con otro joven cuyo nombre no
recuerda.
2.- CRISTIAN MAURICIO TOBAR POBLETE, cédula de identidad N°
16.576.619-9, Subinspector de la Policía de Investigaciones de Chile, domiciliado en calle
Cilos Chávez N° 1139, quien previa promesa de decir verdad declaró en los términos que,
en síntesis, a continuación se indican:
Interrogado por el Ministerio Público, manifestó que el día 11 de enero de 2013, a eso de
las 19 horas, realizaba servicio especial preventivo en la comuna de Melipilla, junto con el
Subinspector Manuel Contreras. Agregó que cuando estaba en calle Inostroza, al llegar a
calle Concepción, observaron a un sujeto desde cuyo cinto sobresalía la empuñadura de un
arma. Añadió el testigo que se le controló la identidad al sujeto y que al registro de sus
vestimentas se le encontró un arma tipo revólver calibre .22, marca Pasper, con su número
de serie borrado. Puntualizó que el imputado era un sujeto moreno, delgado, a quien
reconoce en la audiencia. Señaló el testigo que el armazón del arma era de color gris, y que
no recuerda más características. Se deja constancia que se le exhibe el arma de fuego por
parte del Ministerio Público y el testigo la reconoce como aquella que fue encontrada
en poder del acusado Retamales González.

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Las defensas no contrainterrogaron al testigo.
3.- BERNARDITA DEL CARMEN GÓNGORA SILVA, cédula de identidad N°
14.007.018-1, Cabo 2° de la 24ª Comisaría de Melipilla, domiciliada en calle San Agustín
N° 418, Melipilla, quien previo juramento de decir verdad declaró en los términos que, en
síntesis, a continuación se indican:
Interrogada por el Ministerio Público, manifestó que el 7 de abril de 2013 se encontraba
de servicio de segundo patrullaje en el sector céntrico de Melipilla, a eso de las 02:05 horas.
Agrega que producto de un comunicado de Cenco se trasladó a calle Merced a la altura del
N° 1257, observando a dos individuos que corrían tras otros dos, y que los primeros les
hicieron unas señas. Agrega la testigo que al devolverse observó que los dos primeros
tenían retenido a dos personas jóvenes, los cuales habían ingresado al domicilio, intentando
sustraer un LCD desde una ventana del inmueble. Puntualizó la declarante que vio correr a
Paolo Cerda, quien era el propietario del inmueble mencionado, y que estaba junto a su
primo. Manifestó la testigo que la detención de los acusados se produjo en Merced esquina
Bastán y que fue realizada por la víctima y su primo. Añadió la deponente que el domicilio
de la víctima tenía un portón de acceso metálico forzado, había un segundo portón
desprendido de su base, percatándose también de que en la casa había un LCD que
intentaron sustraer los sujetos. Manifestó también la declarante que la víctima declaró que
llegó a su casa a eso de las 02:00 horas, constatando que el portón estaba forzado, y que al
ver salir arrancando a los acusados fueron en su persecución. Finalizó la testigo señalando
que las personas detenidas producto de estos hechos fueron Jason Retamales y Guillermo
Torres, a quienes reconoce en audiencia.
Las defensas no contrainterrogaron a la testigo.
4.- ALBERTO ALFONSO RECABAL LUNA, cédula de identidad N° 13.614.930-k,
Cabo 1° de la Escuela de Suboficiales, domiciliado en San Miguel 4702, quien previo
juramento de decir verdad declaró en los términos que, en síntesis, a continuación se
indican:
Interrogado por el Ministerio Público señaló que el 7 de abril de 2013 en circunstancias
que estaba de jefe de patrulla en el sector de Melipilla, junto con la Cabo 2° Góngora, a
través de un comunicado Cenco los deriva a la Población Benjamín Ulloa. Cuando estaban
pasando por el N° 1257, se percataron que dos ciudadanos perseguían a dos jóvenes,
logrando los primeros retener a los segundos. Agregó el testigo que la víctima les dijo que
en circunstancias que llegaba a su domicilio, ubicado en Merced N° 1257, a eso de las
02:05 horas, el portón exterior estaba forzado y el del jardín había sido desprendido de su
base. Agregó el testigo que en el interior de la casa había un LCD. Añadió el declarante que

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la víctima, Paolo Cerda, y su primo Cristian detuvieron a los acusados. Puntualizó el
deponente que se fijó fotográficamente el LCD que habrían intentado sustraer los dos
sujetos. Señaló también el testigo que la víctima manifestó que cuando ingresó junto a su
primo al inmueble, los dos jóvenes se dieron a la fuga.
Agregó además el testigo que fijó fotográficamente el inmueble. Se deja constancia que el
Señor Fiscal le exhibe set fotográfico consistente en ocho fotografías del sitio del
suceso. En la foto 1, indica, está la reja donde habrían ingresado los jóvenes; en la foto 2,
indica, aparece el portón exterior forzado; en la foto 3, señala, aparece el dormitorio que da
a la parte posterior del domicilio, en el cual estaba el LCD; en la foto 4, reconoce que
aparece la numeración del domicilio correspondiente al N° 1257; en la foto 5, reconoce el
portón interior del inmueble desprendido de sus vigas; en la foto 6 reconoce la posición en
la que quedó el LCD; en la foto 7 reconoce que aparece el LCD desde la posición en que se
encontraba en el interior de la casa; en la foto 8 aparece una foto panorámica del LCD
marce LG.
Añadió el testigo que los nombres de los acusados corresponden a Jason Retamales
Gonzalez y Guillermo Torres, a quienes reconoce en audiencia.
Contrainterrogado por la Defensa del acusado Torres Guerra, refirió el declarante que
las bisagras del portón exterior fueron quebradas.
5.- TAMARA SOLANGE CARRASCO CHÁVEZ, cédula de identidad N° 15616052-0,
Cabo 2° de Carabineros de la 24ª Comisaría de Melipilla, domiciliada en calle San Agustín
N° 418, Melipilla, quien previo juramento de decir verdad declaró en los términos que, en
síntesis, a continuación se indican:
Interrogada por el Ministerio Público refirió que a fines de abril de 2013, diligenció una
instrucción particular de la Fiscalía de Melipilla, en virtud de la cual se solicitaba realizar
un croquis del sitio del suceso y del lugar de detención, diligencia que efectuó y que el 6 de
mayo 2013 remitió a dicha Fiscalía. El croquis lo realizó respecto de calle Merced, 1257,
que correspondía al domicilio de la víctima, se realizaron dibujos, y mediante flechas se
indicó el lugar por donde arrancaron los acusados para posteriormente ser detenidos en
calle Bastán. Se incorpora por el Fiscal croquis del sitio del suceso, ofrecido como otro
medio de prueba, el cual es exhibido a la testigo, reconociendo ésta última haberlo
confeccionado, en el cual se indica que la calle del domicilio del afectado del delito de robo
en lugar habitado corresponde a la altura del 1257, y que éstos se arrancan (señalándose
aquello a través de flechas) en dirección al poniente, siendo detenidos en Merced con
Bastán.
Las defensas no contrainterrogaron a la testigo.

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6.- PAOLO ORLANDO CERDA MENARES, cédula de identidad N° 16.392.732-2,
profesor, domiciliado en calle Merced N° 1257, Melipilla, quien previo juramento de decir
verdad declaró en los términos que, en síntesis, a continuación se indican.
Interrogado por el Ministerio Público, el testigo señaló que el día 7 de abril venía de un
cumpleaños, a eso de las 02:00 o 02:05 horas de la mañana, iba por calle Merced que es
donde vive, junto a su primo y a su mujer, y que cuando estaba llegando a su domicilio
observó que el portón de afuera estaba forzado, que el portón interior había sido botado,
logrando ver además a dos personas forzando una puerta. Agregó que se dirigió a su casa, y
los dos “tipos” salieron arrancando, corriendo unos 400 metros. Añadió que junto a su
primo los persiguió y que en calle Pastán había una pareja de Carabineros, a quienes les
cuentan que le habían robado. Señaló el declarante que su primo logró coger a uno de los
sujetos que salió arrancando desde su casa, en tanto que él agarró al otro, que luego
llegaron los Carabineros y le entregaron a estos sujetos. Indicó además el testigo que en una
ventana de la casa estaba un LCD, el cual intentaron sustraer los sujetos, pero que al
parecer no pudieron hacer porque no les cupo ya que hay una protección que lo impidió.
Continuando con su interrogatorio, la víctima señaló que los sujetos intentaron abrir la
puerta de la cocina, y que ésta quedó chueca. Agregó que la persecución empezó adentro de
la casa, los acusados arrancaron cuando percataron que él había ingresado. Añadió que la
casa estaba cerrada antes de que los sujetos ingresaran. Finaliza señalando que no recuerda
las características de los sujetos que ingresaron.
Contrainterrogado por la Defensa del acusado Retamales González, el testigo señaló
que con su actuar se frustró el delito, que estaban los acusados en un porche dentro de la
casa, y que cuando éstos se dieron a la fuga hubo un forcejeo. Puntualizó el deponente que
los sujetos no se llevaron nada desde su domicilio.
Contrainterrogado por la Defensa del acusado Torres Guerra, el testigo refirió que es
licenciado en educación, y que practica físicoculturismo desde hace unos cinco años a la
fecha.
PERICIAL:
1.- GUSTAVO FRANCISCO GARRIDO HERNÁNDEZ, cédula de identidad N°
6.808.786-4, perito en armamento de la Policía de Investigaciones de Chile, domiciliado en
Avenida Carlos Silva Vildósola N° 9783, La Reina, quien previo juramento de rigor
declaró, en síntesis, en los términos que a continuación se indican:
Al exponer libremente el contenido y las conclusiones de su informe indicó que
mediante oficio N° 84, de fecha 15 de enero de 2013, la Brigada de Investigación Criminal
de Melipilla se le remitió un arma de fuego debidamente sellada, identificada con el NUE

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1157768, con la finalidad de que fuese periciada. De esta manera, agregó, con fecha 31 de
enero de 2013 se confeccionó el informe pericial balístico N° 79, en el cual se realizó la
descripción del arma, las operaciones efectuadas y las conclusiones a las que se arribó.
Puntualizó el perito que la evidencia correspondía, según concluyó en su informe, a un
arma de fuego del tipo revólver, marca Pasper, calibre. 22 corto, con su número de serie
borrado producto de una acción mecánica, de fabricación argentina. Añadió que el revólver
periciado era apto como arma de fuego no obstante su estado mecánico al momento de la
pericia. Puntualizó que las evidencias de carácter balístico obtenidas a través de la prueba
de funcionamiento fueron ingresadas al sistema Ibis, pero que no fue posible
correlacionarlas por el estado en que quedaron las evidencias. Señaló, además, que atendido
el estado mecánico el revólver es un arma de uso peligroso para el usuario.
Al ser interrogado por el Ministerio Público, el perito manifestó que disparó el arma con
el objeto de realizar la prueba de funcionamiento. Agregó que en virtud de dicha prueba fue
posible obtener un proceso de percusión y un proceso de disparo, y que producto de una
fractura que presentaba el revólver, la cápsula iniciadora del cartucho se deformaba
completamente, cuestión que sin embargo no fue obstáculo para obtener un proceso de
percusión y disparo con el revólver, siendo apta como arma de fuego.
Continuando con el interrogatorio indicó que esta fractura produjo que la aguja percutora
fuera un poco más allá de lo normal al impactar la cápsula iniciadora, deformándose.
Se deja constancia que el señor Fiscal le exhibe el arma y el perito la reconoce por su
cadena de custodia 1150768, correspondiente al revolver periciado marca Pasper, en cuyo
lado derecho presenta un desgaste en el lugar donde debía ubicarse el número de serie del
arma, el cual se haya borrado, señalando además que se aprecia su fractura.
Agregó el perito que el revólver carece de bocina, por lo que la aguja al momento de la
percusión avanza más allá de lo normal, por lo que se deforman las cápsulas iniciadoras.
Puntualizó que se agregó a la cadena de custodia dos vainillas y un proyectil que se
obtuvieron durante la prueba de funcionamiento, y las vainillas presentaron sus cápsulas
iniciadoras deformadas. Indicó también que dada la deformación con que quedaron las
cápsulas iniciadoras de las vainillas, éstas no se ingresaron al sistema Ibis. Añadió el perito
que el arma es riesgosa para quien dispara, ya que producto de la fractura del revólver al
disparar un disparo podría incluso reventarse el arma, reventarse la vainilla y disparar al
operario. Indicó el perito que cuando disparó el revólver tuvo que incluso utilizar, para su
protección, un casco con una protección facial y un guante de kevlar, ello dado el riesgo
que implicaba disparar el arma.

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Contrainterrogado el perito por la defensa del acusado Retamales González, éste
expresó que se usaron dos cartuchos de prueba con el arma, calibre .22 corto, y en ambos
casos se produjeron procesos normales de percusión y disparo capsula, con la observación
de que la cápsula iniciadora se deformaba o destruía, lo que no es normal respecto a un
arma de fuego de similares características.
La defensa exhibe al perito el informe pericial practicado de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 332 del Código Procesal Penal, para los efectos de evidenciar
una posible contradicción, el testigo lee que se indica en el informe que con el revólver
periciado se emplearon dos cartuchos de prueba, registrándose en ambos casos procesos
anormales de percusión, ya que el plano de percusión del cartucho se desintegra totalmente.
Al consultársele por la defensa en qué consiste que el plano de percusión se desintegre,
respondió el perito de que en un proceso normal de percusión realizado con este tipo de
cartuchos que tienen plano de percusión, la incisión que provoca el martillo es una leve
incisión, la cual no destruye la cápsula iniciadora. Agregó que en el caso del revólver
periciado, producto de su estado, el plano de percusión del cartucho se desintegró, no
quedando como debe quedar normalmente. Añadió el perito que en este caso el cartucho se
introduce en el cilindro de recámaras, una vez se produce la percusión, sale el proyectil
expulsado y la vainilla queda dentro del cilindro de recámara. Indicó el perito que al quedar
ésta en el cilindro de la recámara, se desintegra el plano de percusión. Lo anterior, explica
el perito, no afecta en nada porque igualmente se produce la percusión, hay ignición de la
pólvora, saliendo expulsado el proyectil a través del cañón, verificándose de esta forma el
proceso de percusión y disparo normalmente. Puntualizó el perito que lo único particular en
este caso fue que la aguja percutora golpeó el plano de percusión más allá de lo que debería
golpear finalmente, pero que el resto de los procesos se obtuvo de forma normal.
Agregó el perito, que el proceso de disparo que se realiza normalmente tiene por finalidad,
por una parte, determinar la aptitud para el disparo del arma y, por el otro, obtener vainillas
y proyectiles para ser ingresados en el sistema Ibis. Indicó que esta segunda parte se realiza
en un cajón con agua que está dispuesto por el laboratorio, y que no persigue comprobar la
efectividad del arma en el sentido de si golpea o no con mayor fuerza, sino solamente se
dispara a un cajón con agua y posteriormente se recupera el proyectil.
Continuando el contrainterrogatorio, indicó que el seguro facultativo del arma no se
encontraba cumpliendo su función, por lo que no era segura en su manipulación, siendo
peligrosa tanto para la persona que la dispara como para aquella a quien se le dispara, y que
es un arma letal. Indicó el perito también que la bala de salva no expulsa proyectil, ni al
operador ni al que dispara. Puntualizó además que desconoce si el revólver había sido o no

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anteriormente disparado, así como también ignora si éste utilizó en otro delito, ya que por
el estado de las vainillas, al desintegrarse su plano de percusión, no fue posible ingresarla al
sistema Ibis para correlacionarlo con otras armas.
La defensa del acusado Torres Guerra no contrainterrogó al perito.
2.- MARJORIE PAZ VALLEFIN CARVALLO, cédula de identidad N° 12.474976-k,
perito químico del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de
Chile, domiciliada en calle Carlos Silva Vildósola N° 9783, La Reina, quien previo
juramento de rigor declaró en los términos que, resumidamente, a continuación se indican.
Al exponer sobre el contenido y conclusiones de su informe, indicó que en el mes de
Enero 2013, la Bicrim Melipilla remitió al Laboratorio de Criminalística Central un arma a
fin de detectar la posible presencia de residuos nitrados en ella. Agregó que específicamente
se le remitió un revólver de color plateado con su empuñadura negra, marca Pasper,
calibre .22 corto, el cual tenía su número de serie borrado mediante orificios, y que contenía
seis recámaras. Añadió la perito, de que se realizó la prueba de determinación para
residuos, dando resultados positivos en todos los casos. Añadió que la Fiscalía de Melipilla
le solicitó determinar el número de serie del arma, cuestión que no fue posible verificar
producto del desgaste mecánico que presentaba el arma, toda vez que tenía orificios en su
número de serie tan profundos que no permitían revelarlo mediante pruebas ácidas.
Interrogada por el Ministerio Público, la perito indicó que el arma arrojó presencia
positiva de algunos residuos nitrados, específicamente nitritos en el ánima y en las
recámaras, por lo que infiere que fue disparada después de su último aseo. Se deja
constancia que el señor Fiscal le exhibe el arma, la perito reconoce el arma exhibida
como aquella respecto de la cual recayó su pericia, indicando que ésta corresponde a un
revólver marca Pasper con orificios, en cuyo marco derecho se realizó la acción de
peroración que produjo el borrado del número de serie
Contrainterrogada la perito por la defensa del acusado Retamales González, ésta
señaló que no pudo ser determinada la forma en que se produjo la perforación del número
de serie del arma.
Se deja constancia que se le exhiben a la perito un set fotográfico compuesto de dos
fotografías- individualizado en el número 4.- del acápite relativo a otros medios de prueba,
considerando octavo-. Señala la perito que en la primera foto aparece al arma que perició,
reconociendo además los orificios que presentaba y que impidieron determinar su número
de serie; en la foto 2, indica, aparece un diagrama explicativo de las operaciones realizadas,
el cual muestra que producto de los orificios del arma no se pudo revelar su número de
serie luego de aplicarse la prueba de ácidos.

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DOCUMENTAL:
1.- Informe de la Autoridad Fiscalizadora de Melipilla, Dirección de Movilización
Nacional respecto del acusado Jason Retamales González. El referido documento fue
incorporado por el Ministerio Público mediante su lectura resumida. Se encuentra dirigida a
la Fiscalía de Melipilla, es de fecha 02 de agosto de 2013, y en él se señala que Jason
Retamales González no mantiene arma inscritas, y que no tiene permiso para portar o tener
armas de fuego.
OTROS MEDIOS DE PRUEBA:
1.- Set de 8 fotografías del sitio del suceso del hecho dos de la acusación.
2.- Un croquis del sitio del suceso del hecho dos de la acusación, el cual fue exhibido a la
testigo Tamara Carrasco Chávez.
3.- Un revólver marca Pasper, con su número de serie borrado, calibre .22 corto. Dicho
revólver fue incorporado como evidencia material por parte del Ministerio Público y
reconocido, previa exhibición, tanto por el acusado Retamales González como por los
testigos Manuel Contreras Álvarez y Cristian Tobar Poblete como el arma que portaba el
primero de los mencionados el día 11 de enero de 2013. Asimismo, dicha arma fue
reconocida, previa exhibición realizada por el Ministerio Público, por parte de los peritos
Marjorie Vallefín y Gustavo Garrido, quienes indicaron que la misma correspondía al
revólver respecto del cual recayeron sus respectivas pericias.
4.- Set fotográfico compuesto de dos fotografías, las cuales fueron exhibidas a la perito
Marjorie Vallefín, y que corresponden al arma de fuego incautada y a un diagrama
explicativo de las operaciones realizadas con ocasión de la pericia química.
OCTAVO: Prueba rendida por las Defensas. Que por su parte la defensa del acusado
Retamales Gonzáles se valió de toda la prueba rendida en el juicio oral por el
Ministerio Público, sin incorporar probanzas propias.
A su turno, la defensa del acusado Torres Guerra se valió de toda la prueba del ente
persecutor, sin perjuicio de lo cual incorporó, a través de su lectura, la siguiente
documental propia:
1.- Certificado de nacimiento del acusado Guillermo Ignacio Torres Guerra,
emitido por el Registro Civil e identificación, en el cual se señala que la fecha de
nacimiento de éste corresponde al 26 de junio de 1996.
NOVENO: Hechos acreditados. Que con el mérito de la prueba testimonial, documental,
pericial y otros medios de prueba incorporados durante el juicio oral, unido a las
declaraciones de los acusados, las cuales fueron libremente apreciadas por el Tribunal, sin
contradecir los principios de la lógica, las máximas de experiencia y los conocimientos

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científicamente afianzados, por medio de ellas se ha podido tener por acreditado, más allá
de toda duda razonable, los siguientes hechos:
Hecho uno: “El día 11 de enero del año 2013, siendo aproximadamente las 19.00
horas, don Jason Gabriel Retamales González fue sorprendido por personal de la Policía de
Investigaciones de Melipilla en la vía pública, esto es, en calle José Inostroza esquina
Concepción, comuna de Melipilla, portando, oculta entre sus vestimentas, un arma de
fuego, correspondiente a un revólver, marca Pasper, calibre .22 corto, con su número de
serie borrado, sin contar para ello con las autorizaciones y permisos que exige la Ley sobre
control de Armas.”
Hecho dos: “El día 7 de abril del año 2013, siendo aproximadamente las 02.00
horas, don Jason Gabriel Retamales González y don Guillermo Ignacio Torres Guerra,
procedieron a ingresar al domicilio ubicado en calle Merced N° 1257, comuna de Melipilla,
forzando el portón del cierre perimetral, luego, arrancando un portón interior, para
posteriormente, a través de una ventana del mismo inmueble, intentar sustraer un LCD de
32 pulgadas marca LG, siendo sorprendidos por la víctima”.
DÉCIMO: Valoración de la prueba y de la declaración de los acusados.
RESPECTO AL HECHO UNO:
1.- En cuanto al lugar de ocurrencia del hecho, correspondiente a la vía pública,
específicamente calle José Inostroza esquina Concepción, comuna de Melipilla:
Sobre el particular, fueron concordantes las declaraciones de los testigos presenciales
Manuel Contreras Álvarez y Cristian Tobar Poblete, ambos funcionarios de la Policía de
Investigaciones de Chile, quienes refirieron en forma precisa que éste se perpetró en la vía
pública, específicamente, en calle Inostroza, esquina calle Concepción, de Melipilla. Lo
anterior también fue manifestado por el propio acusado Retamales González, quien si bien
no refirió dicha dirección en forma precisa, igualmente indicó que el lugar correspondía al
sector del cementerio, cuestión coincidente con lo expresado por los dos testigos
anteriormente mencionados, quienes también refirieron dicha circunstancia en sus
declaraciones.
2.- En cuanto al día y hora de ocurrencia del hecho, correspondiente al 11 de enero de 2013,
aproximadamente las 19:00 horas:
Sobre este punto, fueron también plenamente concordantes las declaraciones de los testigos
presenciales Manuel Contreras Álvarez y Cristian Tobar Poblete, quienes refirieron en
forma precisa que éste tuvo lugar el día 11 de enero de 2013, a eso de las 19:00 horas.
Reafirmó lo anterior el propio acusado Retamales González, quien manifestó en estrados de
que éstos sucedieron el día 11 de enero a las 7 de la tarde.

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3.- En lo que respecta a la circunstancia de que Jason Retamales González fue sorprendido
por personal de la Policía de Investigaciones de Chile en el día, hora y lugar anteriormente
mencionados portando, oculta entre sus vestimentas, un arma de fuego correspondiente a un
revólver marca Pasper, calibre .22 corto, con su número de serie borrado:
En primer término, lo anterior queda establecido en atención a los testimonios de los
funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile Manuel Contreras Álvarez y Cristian
Tobar Poblete, quienes refirieron en forma plenamente concordante, que en circunstancias
que realizaban labores preventivas, se percataron de la presencia de un sujeto desde cuyo
cinta se podía visualizar la empuñadura de un arma, lo que motivó su control de identidad y
posterior detención. Agregaron sobre el punto los mismos testigos, que quien realizó el
registro del sujeto fue Cristian Tobar. Añadieron ambos deponentes sobre este punto, el
hecho de que efectivamente el individuo mantenía oculta entre sus vestimentas un revólver
marca Pasper calibre .22 corto, con su número de serie borrado, por lo que procedieron a su
detención. Indicaron sobre el particular los dos testigos anteriormente mencionados el
hecho de que el sujeto que portaba el revólver fue identificado como Jason Retamales
González, a quien además reconocieron en la audiencia de juicio oral, reconociendo
también el revólver que les fue exhibido durante la misma audiencia por el Señor Fiscal en
el juicio, indicando que corresponde a aquél que fue encontrado en poder del encartado ya
mencionado. Dicho revólver fue posteriormente incorporado por el representante del ente
persecutor mediante su exhibición. Todo lo anterior fue también expresado por el acusado
Retamales Gonzáles, quien al momento de prestar declaración al tenor del artículo 326 del
Código Procesal Penal, manifestó que efectivamente había portado dicho revólver,
señalando las características de éste -entre ellas el hecho de que sabía que su número de
serie estaba borrado-, reconociéndolo asimismo al momento de serle exhibido dicho
revólver por parte de la Fiscalía.
Asimismo, y refrendando también la circunstancia de que el revólver mencionado mantenía
su número de serie borrado, se contó con la declaración de la perito químico Marjorie Paz
Vallefín Carvallo. Esta última analizó, según indicó, no sólo la eventual presencia de
residuos nitrados en dicha evidencia- la que dio resultado positivo-. Adicionalmente, y es lo
que aquí importa, la pericia estuvo encaminada a determinar el número de serie de la
misma, cuestión que sin embargo no fue posible de establecer puesto que, según lo
manifestó la propia perito, la profundidad de los orificios que tenía el revólver impidió tal
cuestión. Dicha perito, además, al serle exhibido set fotográfico compuesto de dos
fotografías (set individualizado en el N° 4 del acápite “otros medios de prueba” del
considerando séptimo), refiere reconocer el arma, sus orificios y características, indicando

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que corresponden al arma de fuego incautada y a un diagrama explicativo de las
operaciones realizadas con ocasión de la pericia química.
Por otra parte, en cuanto a la circunstancia de que el elemento encontrado en poder del
Jason Retamales González, en la especie un revólver de las características ya anotadas
anteriormente, corresponde a un arma de fuego, la misma resulta probada básicamente en
atención a la declaración del perito en armamento de la Policía de Investigaciones de Chile,
Gustavo Garrido Hernández. Dicho perito practicó, según expuso, el informe pericial
balístico de fecha 31 de enero de 2013, a través del cual concluyó que el revólver
correspondía a un arma de fuego tipo revólver, marca Pasper, calibre .22 corto, con su
número de serie borrado. En este sentido, conforme a la propia declaración del citado
perito, al realizarle la prueba de funcionamiento respectiva, logró disparar con dicha arma
los cartuchos que se le colocaron al efecto, obteniéndose un proceso de percusión y disparo.
Entienden estos sentenciadores que no obsta a su calidad de arna de fuego el hecho de que
la fractura que presentaba el revólver haya producido como consecuencia que la cápsula
iniciadora de los cartuchos se desintegrase, toda vez que, según explicó el propio perito
Garrido Hernández, tal circunstancia no impidió que el arma disparara, lo que pudo
corroborar al practicar la prueba de funcionamiento. Asimismo, tampoco desvirtúa su
calidad de arma de fuego el hecho, expresado también por el perito en armamento
mencionado, de que el revólver, por su defectuoso estado, implicaba además un peligro
para quien la disparaba. En efecto, tal como lo expresó el mismo perito, si bien el arma
representaba un peligro adicional para su operario, éste era un riesgo añadido al que corría
la persona a la que iba dirigido el disparo.
4.- En lo que respecta a la circunstancia de que Jason Retamales González portó el
revólver ya mencionado sin contar para ello con las autorizaciones y permisos que exige la
Ley sobre control de Armas.
Dicho extremo se acredita suficientemente a través del Informe de la Autoridad
Fiscalizadora de Melipilla, Dirección de Movilización Nacional, respecto de Jason
Retamales González. El referido documento público fue incorporado por el Ministerio
Público mediante su lectura resumida. En el mismo, se indica que se encuentra dirigido a la
Fiscalía de Melipilla, está fechado el 2 de agosto de 2013, y en él se señala que Jason
Retamales González no mantiene armas inscritas al día 11 de enero de 2013 y que no
contaba con permiso de porte de arma de fuego.
RESPECTO AL HECHO DOS:
1.- En cuanto al lugar en que se perpetró el hecho, correspondiente al domicilio ubicado en
calle Merced N° 1257, comuna de Melipilla:

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Dicha circunstancia fue manifestada en forma precisa y concordante por los testigos
Bernardita Góngora Silva y Alberto Recabal Luna, ambos funcionarios de Carabineros que,
según refirieron en estrados, se constituyeron en dicho lugar después de recibir un
comunicado de la Central de Comunicaciones. Cabe puntualizar, que si bien la víctima
Pablo Cerda Meneses no señaló en forma expresa que la numeración de su domicilio
correspondía al 1257- lo que en todo caso tampoco le fue preguntado-, de todas formas
indicó que éste estaba ubicado en la calle Merced de Melipilla. Asimismo, se incorporó por
el Ministerio Público un set fotográfico compuesto de ocho fotografías del sitio del suceso,
en las cuales aparece el inmueble, incluyendo uno de ellas- la signada con el número 4- la
numeración del inmueble correspondiente al 1257. Dichas fotografías fueron exhibidas al
testigo Alberto Recabal, quien refirió haber realizado la fijación fotográfica del lugar,
indicando además que correspondían al inmueble ya mencionado.
Asimismo, la testigo Tamara Solange Carrasco Chávez expuso haber realizado un croquis
del sitio del suceso a petición de la Fiscalía de Melipilla. Al serle exhibido dicho croquis
por el Fiscal en la audiencia, la referida deponente señaló que corresponden los dibujos al
lugar de los hechos, indicándose que en el inmueble de calle Merced 1257, Melipilla se
habría perpetrado un delito de robo.
Finalmente, cabe señalar que abono todo lo anterior la versión prestada por ambos acusados
en estrados. En efecto, por una parte, Guillermo Torres Guerra señaló textualmente que este
hecho sucedió en la calle Merced “mil doscientos algo, Melipilla”, en tanto que si bien
Retamales Gonzáles no lo mencionó en su declaración, no cabe dudar de que se estaba
refiriendo al mismo lugar, al ser concordante su declaración tanto con la del coacusado
como con la prestada por la víctima y los testigos Góngora y Recabal.
2.- Respecto del día y hora en que tuvieron lugar los hechos, correspondiente al 7 de abril
de 2013, a las 02:00 horas aproximadamente:
En cuanto al día en que se cometió el hecho dos que se tuvo por acreditado- 7 de abril de
2013- fueron plenamente concordantes las declaraciones de la víctima Paolo Cerda
Menares y la de los testigos Bernardita Góngora Silva y Alberto Recabal Luna, quienes
refirieron en forma univoca dicha circunstancia.
En lo que dice relación con la hora de comisión de tal hecho, el tribunal la fijó, tal cual se
estableció en la motivación precedente, a las 02:00 horas aproximadamente. Ello, en
atención a que, por una parte, la víctima Paolo Cerda indicó que tales hechos sucedieron
entre las 02:00 y 02:05 horas; y por otra, que los testigos Bernardita Góngora Silva y
Alberto Recabal Luna señalaron haber concurrido al inmueble de la víctima a eso de las
02:05 horas. Por tal razón, no siendo posible establecer con total certeza la hora precisa de

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los hechos, se fija ésta en forma aproximada sobre la base de lo expresado por los testigos
recientemente aludidos. La declaración de ambos acusados no vino sino en ratificar lo
anterior. En efecto, Retamales González indicó que el hecho dos sucedió el 7 de abril de
2013, en horas de la madrugada; en tanto que Torres Guerra en el mismo día indicado, a eso
de las 1:30 horas.
3. En lo que dice relación con el hecho de que en el día y hora ya indicados tanto Jason
Gabriel Retamales González como Guillermo Ignacio Torres Guerra procedieron a ingresar
al domicilio ubicado en calle Merced N° 1257, comuna de Melipilla, forzando el portón del
cierre perimetral, luego, arrancando un portón interior, para posteriormente, a través de una
ventana del mismo inmueble, intentar sustraer un LCD de 32 pulgadas marca LG, siendo
sorprendidos por la víctima.
En cuanto al forzamiento tanto del portón del cierre perimetral como del portón interior,
fueron concordantes las declaraciones de la víctima Paolo Cerda, con la de los testigos
Góngora Silva, Recabal Luna. En efecto, Paolo Cerda indicó que observó que el portón de
afuera de su casa estaba forzado, en tanto que el portón interior había sido “botado”.
Góngora Silva indicó al efecto que observó que el portón de acceso metálico del domicilio
de la víctima se hallaba forzado y que había un segundo portón desprendido desde su base.
Recabal Luna, por su parte, indicó que el portón exterior del domicilio estaba cerrado y que
el portón interior había sido sacado de su base. Asimismo, fue incorporado, mediante su
exhibición, set fotográfico del sitio del suceso compuesto de ocho fotografías, señalando al
efecto este último testigo la circunstancia de que fue él quien fijó fotográficamente dicho
lugar, reconociendo en la foto 1 la reja donde habrían ingresado los acusados; respecto de la
foto 2, indica que aparece en ella el portón exterior forzado del inmueble, y que en la foto 5
se podía visualizar el portón interior del inmueble, el cual se encontraba desprendido.
En lo que dice relación con la circunstancia de que a través de una ventana del domicilio de
la víctima se intentó sustraer un LCD de 32 pulgadas marca LG, fueron concordantes las
declaraciones de la víctima Paolo Cerda y la de los testigos Góngora Silva y Recabal Luna.
La primera manifestó en estrados que al entrar a su domicilio se percató que se hallaba su
LCD tras una ventana, el cual posiblemente no fue sustraído por impedirlo una protección
que hay en dicha ventana. Góngora Silva manifestó, por su parte, que al ingresar al
inmueble se percató de que visualizó el LCD que según la víctima se había intentado
sustrae. Recabal Luna, por su parte, indicó al respecto que la víctima le indicó que
intentaron sustraer desde su casa un LCD, el que posteriormente fija fotográficamente. A
mayor abundamiento, al serle exhibido dicho set a Recabal Luna, correspondiente a la
fijación del sitio del suceso compuesta de ocho fotografías, indica que en la foto 3 aparece

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el dormitorio donde estaba el LCD; en la foto 6 indica que se aprecia la posición en que se
hallaba el LCD después de los hechos; que en la foto 7, indica, aparece la posición en que
se encontraba el LCD mirado desde el interior de la casa; y que en la foto 8 se muestra una
panorámica de dicho LCD.
Por otra parte en lo que dice relación con la circunstancia de que las acciones anteriormente
mencionadas, a saber, el forzamiento de las reja exterior del inmueble, su ingreso al mismo,
el forzamiento de un portón interior y el intento de sustracción del LCD, fueron
desplegadas por Jason Retamales González y Guillermo Torres Guerra, siendo sorprendidos
por la víctima, se encuentra también debidamente probada a través de la prueba rendida en
la audiencia de juicio oral. En efecto, la víctima indicó que al observar que el portón de
afuera de su domicilio estaba forzado y que el portón interior había sido “botado” ve a dos
sujetos intentando forzar una puerta de su casa. Agregó también que tales sujetos al
percatarse de su presencia huyeron del inmueble, siendo alcanzados por él y su primo a una
distancia aproximada de 400 metros de la casa, encontrándose durante dicha persecución
con una pareja de Carabineros, a quienes les entregaron a los sujetos luna vez aprehendidos.
Lo anterior, guarda plena concordancia con las declaraciones de los testigos Góngora Silva
y Recabal Luna, a quienes, según expresaron en estrados, les fueron entregados los
detenidos por parte de la víctima y su primo, a quienes lograron identificar como Jason
Retamales González y Guillermo Torres Guerra. Estos dos últimos testigos, además,
reconocieron en audiencia a los dos acusados como las que detuvieron el día delos hechos.
Todo lo anterior, además, se reafirma por la declaración prestada por ambos acusados. En
efecto, Retamales Silva indicó que junto a su compañero Guillermo ingresaron al domicilio,
que previamente reventaron un primer portón, y que luego, ya en el interior, empujaron un
segundo portón hasta arrancarlo. Agregó dicho acusado de que intentaron de arrancar una
protección que había para ingresar propiamente a la casa, pero que no se pudo, y que
aproximadamente a los cinco minutos de haber ingresado, y mientras forcejeaban la
protección, llegaron los dueños de casa, razón por la que arrancaron, no logrando sacar un
plasma que estaba en un mueble de dicha casa. Por su parte, el acusado Torres Guerra
manifestó que para ingresar al inmueble abrieron un primer portón, luego arrancaron un
segundo, posteriormente intentaron sacar una protección que había con la finalidad de
llevarse un plasma pero que no lo lograron, y que al llegar gente al domicilio salieron
arrancando.
Asimismo, resulta preciso determinar que la circunstancia de que el acusado Guillermo
Torres Guerra era menor de edad a la fecha de comisión del hecho a él atribuido, ello se

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acredita mediante su certificado de nacimiento, incorporado por la defensa mediante su
lectura, en el cual se indica que éste nació el día 26 de junio de 1996.
UNDÉCIMO: Calificación jurídica de los hechos acreditados y grado de desarrollo.
RESPECTO AL HECHO UNO:
Que a juicio de estos sentenciadores, el hecho N° 1, asentado en el considerando noveno
de este fallo, es constitutivo del ilícito de porte de arma de fuego prohibida, previsto y
sancionado en el artículo 14, en relación con el artículo 3°, ambos de la Ley 17.798.
Dicha figura sanciona a quienes “portaren alguna de las armas o elementos señalados en los
incisos primero, segundo o tercero del artículo 3° [de la ley 17.798]”. Se trata de un delito
de peligro abstracto cuyo bien jurídico tutelado corresponde a la seguridad pública. La nota
diferenciadora de dicho delito, en relación con la figura simple del artículo de la
mencionada ley, viene dada por la circunstancia de que recae sobre elementos cuyo porte
no es susceptible de autorización alguna- salvo casos excepcionalísimos- tal como sucede,
entre otros, con las armas de fuego cuyos números de serie se encuentran borrados (artículo
3° inciso primero de la Ley 17.798).
En la especie, se logró acreditar, en primer término, el verbo rector exigido por el tipo penal
en comento, en la especie “portar”, toda vez que el acusado Retamales González mantenía
en su poder, específicamente oculto entre sus vestimentas, un revólver. En segundo
término, tal porte recayó precisamente en un objeto material de las características exigidas
por dicha figura, a saber, un arma de fuego- calibre .22 marca Pasper-, cuyo número de
serie se encontraba borrado.
En lo concerniente a su iter criminis, el ilícito señalado se encuentra en grado de
desarrollo consumado, toda vez que el acusado Retamales González realizó en forma
completa la conducta descrita en el tipo legal, a saber, portar un arma de fuego con su
número de serie borrado.
RESPECTO AL HECHO DOS:
Por su parte, el hecho N° 2, asentado también en la motivación novena de este fallo, se
subsume en el delito de robo con fuerza en las cosas en lugar habitado, ilícito previsto y
sancionado en el artículo 440 N°1, en relación con el artículo 432, ambos del Código Penal.
En efecto, se verifican en la especie todos los elementos típicos exigidos por el legislador.
En primer lugar, la conducta típica consistente en apropiarse de cosas muebles ajenas sin la
voluntad de su dueño. En el caso que nos convoca, se dio por establecido que ambos
acusados intentaron sustraer un LCD desde el domicilio de la víctima, sin mediar de forma
alguna la voluntad de esta última. En segundo lugar, dicha conducta fue realizada por tales
encartados con ánimo de lucro, como también lo exige el delito, toda vez que no cabe

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suponer una finalidad distinta respecto de quienes intentan apoderarse de una especie de las
características de LCD. En tercer lugar, el lugar de comisión del ilícito se corresponde con
el concepto de lugar habitado a que alude el tipo penal. Sobre este punto, cabe mencionar
que debe entenderse por tal aquél “en el que viven o moran personas” (Politoff, Sergio/
Matus Jean Pierre/ Ramírez María Cecilia, Lecciones de Derecho Penal chileno, segunda
edición, 2006, p. 336), definición en la cual se encuadra el lugar en el que tuvieron lugar los
hechos, a saber, el domicilio de la víctima Paolo Cerda. Finalmente, se configura una de las
modalidades de fuerza en las cosas que expresamente señala el legislador, en la especie, el
escalamiento. En efecto, el ingreso al lugar habitado fue efectuado mediante el forzamiento
del portón del cierre perimetral del domicilio de la víctima, circunstancia ya suficiente por
sí sola para configurar dicho escalamiento, para luego, una vez traspasado dicho portón,
arrancar otro que se hallaba en el interior del inmueble.
En lo que respecta a su grado de desarrollo, el delito de robo en lugar habitado se
encuentra, en concepto del Tribunal, en etapa de tentativa. En efecto, y de acuerdo a las
definiciones contenidas en el artículo 7° del Código Penal, se verificó en la especie un
principio de ejecución del ilícito, toda vez que si bien los acusados ingresaron mediante
escalamiento al domicilio con la finalidad de sustraer especies, faltaron actos
complementarios para la consumación del hecho. Lo anterior, quedó refrendado por el
hecho de la especie cuya apropiación era pretendida- un LCD- permaneció en todo
momento dentro de los límites de la esfera de resguardo de su propietario, en este caso
dentro del inmueble de Paolo Cerda. De esta forma, y pese a que la defensa no realizó
alegación alguna sobre este punto, estos sentenciadores desechan el iter criminis de
frustrado sostenido por el Ministerio Público. Sobre este punto, cabe mencionar que si bien
el ilícito no se consumó por causas independientes a la voluntad de los acusados, faltó el
otro requisito indispensable para la configuración de una auténtica frustración, cual es la
realización de todos los actos necesarios para dicha consumación. Tal como se señaló
anteriormente, el objeto que se intentó sustraer no logró ser sacado de la esfera de
resguardo de su titular, permaneciendo en todo momento dentro del dormitorio del
inmueble.
DUODÉCIMO: Participación de los acusados. En lo que respecta al delito de porte de
arma de fuego prohibida, al acusado Jason Retamales González le ha correspondido,
en concepto de este Tribunal, una participación punible en calidad de autor directo, en
los términos del artículo 15 N° 1 primera parte del Código Penal. En efecto, dicho acusado
ejecutó de manera inmediata y directa la conducta descrita por el tipo legal, toda vez que
precisamente portaba el arma de fuego cuyo número de serie se encontraba borrado.

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Asimismo, la participación de los acusados Jason Retamales González y Guillermo
Torres Guerra, corresponde también, a juicio del Tribunal, a la de autores directos, en
los términos del artículo 15 N° 1 primera parte del Código Penal. Lo anterior, en atención a
que éstos realizaron de manera inmediata y directa el hecho típico.
DÉCIMO TERCERO. Desestimación de la pretensión absolutoria de la defensa del
acusado Retamales Gonzáles respecto del delito de porte de arma de fuego prohibida.
Estos sentenciadores desecharán la petición de absolución formulada por la defensa del
acusado Retamales González respecto del delito de porte de arma de fuego prohibida, la
que fundó en la circunstancia de que no se pudo establecer, a su juicio, que el el revólver
fuese peligroso para terceros, al no haberse establecido su potencia, sino únicamente para
quien lo disparaba.
En efecto, tal como se razonó en el considerando décimo de esta sentencia, y como por lo
demás se dio por establecido en la motivación novena, el revólver calibre. 22 que portaba el
acusado Retamales González corresponde ser encuadrado en el concepto de arma de fuego.
Ello, en atención a que se trataba de un elemento apto para el disparo, circunstancia que
resulta ser suficiente para estos efectos, toda vez que por tratarse de un delito de peligro
abstracto, no cabe exigirse la acreditación de la efectiva potencia lesiva del arma. En este
sentido, resulta relevante destacar que la mayor eficacia que se le pueda dar a un arma, a lo
sumo, constituye para el legislador una circunstancia agravante de responsabilidad (artículo
14 B. de la Ley 17.798). Así las cosas, el hecho de que el arma, dado su estado, represente
un peligro para quien la dispare, no obsta en modo alguno la calificación jurídica de los
hechos, toda vez que, según lo indicó el perito en armamento ya mencionado anteriormente,
dicho riesgo es adicional al que se encuentra expuesto la persona a quien va dirigido el
disparo.
Finalmente, también se desechará la alegación de la defensa del acusado Retamales
González, quien deslizó de cierta forma durante su alegato de apertura el hecho de que
podría obstar a la tipicidad del hecho la circunstancia de que no resultó claro quien habría
borrado el número de serie del arma. Sobre este punto, únicamente cabe destacar que en
ningún caso el legislador exige que quien porte el arma sea a su vez la persona que realiza
tal acción de borrado.
DÉCIMO CUARTO: Desestimación de la agravante de pluralidad de malhechores.
Que, tal como se indicó al momento de emitirse el veredicto condenatorio, el tribunal
estima que no se configura en la especie la agravante de pluralidad de malhechores
contemplada en el artículo 456 bis N°3 del Código Penal, invocada por el Ministerio
Público respecto de ambos acusados en relación con el delito de robo con fuerza en las

23
cosas en lugar habitado. En efecto, la ratio de la agravante se apoya en el debilitamiento
que la intervención plural de dos o más sujetos en un robo puede provocar en las
posibilidades de defensa de la víctima. De esta forma, si bien la participación de dos o más
sujetos en el ilícito constituye una condición necesaria para la configuración de dicha
circunstancia agravante, no constituye en caso alguno su condición suficiente. Así las cosas,
la mera coautoría o coparticipación resulta ser insuficiente si no va acompañada de una
situación de mayor indefensión para el sujeto pasivo del delito. En el presente caso,
teniendo presente que quedó establecido que al ingresar los acusados no habían moradores
en el interior del inmueble, y que al momento de ser sorprendidos por la víctima éstos
inmediatamente huyeron de dicho lugar, no se aprecia el referido debilitamiento en las
posibilidades de defensa del ofendido, quien por lo demás, junto a un primo, logró incluso
aprehender a ambos encausados.
DÉCIMO QUINTO: Circunstancias modificatorias de responsabilidad penal ajenas al
hecho punible y alegaciones de los intervinientes respecto a la determinación y
cumplimiento de la pena. Que en la oportunidad procesal prevista en el artículo 343 del
Código Procesal Penal, la defensa del acusado Jason Retamales González solicitó se
reconociera en favor de su representado, en primer lugar, la atenuante de irreprochable
anterior prevista en el artículo 11 N° 6 del Código Penal, ello en atención a la ausencia de
condenas pretéritas en su extracto de filiación y antecedentes, el cual incorpora a través de
su lectura. En segundo término, peticionó el reconocimiento de la atenuante de
colaboración en el establecimiento de los hechos prevista en el artículo 11 N° 9 del Código
Punitivo, la cual fundó en la cooperación que prestó el encausado, al reconocer su
participación en los hechos materia de la acusación tanto ante el Ministerio Público-para
cuyo efecto incorpora copia de su declaración de fecha 17 de mayo de 2013-, como ante
este Tribunal. En tercer término, y respecto del delito de robo en lugar habitado, solicitó
que adicionalmente se entendiera configurada la minorante contemplada en el artículo 11
N° 7 del Código Penal. Esta última la fundó sobre la base de tres consignaciones efectuadas
por su representado, por una suma total de quince mil pesos, realizadas los días 15 de mayo
de 2013, 11 de junio de 2013 y 31 de julio de 2013, por un monto de cinco mil pesos cada
una, incorporando al efecto los respectivos (tres) comprobantes de depósito judicial. En este
contexto, solicitó se rebajara la pena corporal de ambos delitos en dos grados al mínimo de
los señalados por la ley, imponiéndose en consecuencia la de sesenta y un días de presidio
menor en su grado mínimo por el ilícito de porte de arma de fuego prohibida y de
quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio por el de robo en lugar
habitado. Subsidiariamente a lo anterior, solicitó se rebajase la pena por el delito de porte

24
de arma de fuego prohibida en un solo grado y se aplicara en el quantum de quinientos
cuarenta y un días. Finalmente, solicitó que cualquiera fuese la rebaja en grado que
practicase el Tribunal, se concediera a su representado el beneficio de la remisión
condicional de la pena y se le eximiera del pago de las costas de la causa.
Por su parte, la defensa del acusado Guillermo Torres Guerra invocó la atenuante
contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal. Para tales efectos, incorporó mediante
lectura su extracto de filiación y antecedentes, el cual aparece libre de anotaciones; como
asimismo, copia autorizada de resolución dictada con fecha 22 de agosto de 2013 por el
Juzgado de Garantía de Melipilla, en virtud de la cual se sobresee definitivamente la causa
Rit N° 525-2011 de dicho Tribunal, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 41 de la
Ley 20.084, con certificación de encontrarse ejecutoriada. Asimismo, alegó en beneficio de
su representado, la atenuante prevista en el artículo 11 N° 7 del Código Penal, la cual basó
en las consignaciones efectuadas en la cuenta corriente del Tribunal por una suma total de
quince mil pesos. Para dicho objeto, incorporó tres comprobantes de depósito judicial
efectuado en la presente causa por un monto de cinco mil pesos cada uno, de fechas 18 de
abril de 2013, 3 de mayo de 2013 y 28 de mayo de 2013. En tercer término, invocó la
minorante de colaboración sustancial en el esclarecimiento de los hechos prevista en el
artículo 11 N° 9 del Código Penal, la cual fundó en la cooperación prestada por el acusado
a través de su declaración tanto en fiscalía- cuya copia incorpora a través de su lectura
resumida, de fecha 20 de mayo de 2013- como ante este Tribunal en la audiencia de juicio
oral, en la cual reconoce plenamente su participación en los hechos materia de la
imputación fiscal. Por todo lo anterior, solicitó se rebajara la pena en dos grados al mínimo
de los señalados por la ley y se impusiera a su representado la de seis meses de libertad
asistida especial, sin costas. A fin de fundamentar mayormente tanto la naturaleza como el
quantum de la sanción referida, incorporó mediante lectura resumida los siguientes
documentos: a) copia autorizada, con su respectiva certificación de ejecutoriedad, de la
sentencia dictada por este Tribunal en causa Rit N° 71-2013, de fecha 18 de noviembre de
2013, en virtud de la cual se le imponen a los imputados adolescentes que indica la sanción
de un año de libertad asistida especial, por el delito frustrado de robo en lugar habitado;
asimismo, b) copia autorizada de sentencia dictada por el Juzgado de Garantía de Melipilla
en causa Rit N° 1158-2013, con su respectivo certificado de ejecutoriedad, y de la solicitud
presentada al efecto por la defensa, en virtud de la cual también se impone a un adolescente
la sanción de un año de libertad asistida especial por el delito frustrado de robo en lugar
habitado; c) certificado de alumno regular del acusado emitido por el CIP San Joaquín; d)

25
informe de notas del primer semestre del encartado, del Colegio Pestalozzi; y e) Informe de
permanencia del acusado, emanado del CIP San Joaquín.
Concedida la palabra al Ministerio Público a objeto de que se hiciera cargo de las
alegaciones de ambas defensas, éste se opuso, en primer término, a la configuración de la
atenuante de irreprochable conducta anterior alegada en favor del acusado Guillermo Torres
Guerra. Indicó al efecto que dicho imputado mantiene una condena pretérita en la causa Rit
N° 525-2011, del Juzgado de Garantía de Melipilla, de fecha 18 de diciembre de 2013-
cuya copia autorizada incorpora con su respectivo certificado de ejecutoriedad- en virtud de
la cual se le condena a la pena de multa de una unidad tributaria mensual, por el delito de
robo en lugar no habitado, la que cual fue suspendida de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 41 de la Ley 20.084. Tal condena, indicó, pese a la aplicación del artículo 41 del
estatuto penal de adolescentes, igualmente obsta a la configuración de la minorante. En
segundo lugar se opuso también a que se reconociera la misma minorante-irreprochable
conducta anterior- al acusado Retamales González, toda vez que, indicó, éste mantiene una
condena pretérita en la causa Rit 985-2013, dictada por el Juzgado de Garantía de Melipilla,
de fecha 18 de diciembre de 2013, cuya copia autorizada y su respectivo certificación de
ejecutoriedad incorpora mediante lectura resumida. En tercer término, en torno a la
concurrencia de la minorante contemplada en el artículo 11 N° 9 del Código Penal,
alegadas por las defensas de ambos acusados, sostuvo que la misma no se configura, toda
vez que el reconocimiento que sobre su participación han realizado los imputados no
reviste, al haber sido detenidos en situación de flagrancia, la sustancialidad exigida por el
legislador. Por último, también se opuso al reconocimiento de la atenuante del artículo 11
N° 7 del Código Penal en favor de ambos acusados, toda vez que se trata, a su juicio, de
montos muy exiguos que en poco o nada contribuyen a reparar el daño sufrido por la
víctima, máxime si se tienen en consideración los bienes jurídicos tutelados por el ilícito de
robo en lugar habitado.
A juicio de estos sentenciadores concurren todas y cada una de las circunstancias
atenuantes alegadas por la defensa.
En primer lugar, respecto a la minorante de irreprochable conducta anterior de los
acusados, contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Punitivo, se estima que la misma
se configura sobre la base de la ausencia de reproche penal pretérito de ambos acusados. En
efecto, fueron incorporados sendos extractos de filiación y antecedentes, los cuales
aparecen libres de toda anotación penal pretérita a los hechos. En este sentido, se desestima
la alegación planteada por el Ministerio Público respecto del acusado Guillermo Torres
Guerra, en el sentido de que no concurre dicha atenuante. En efecto, si bien éste registra

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una condena pretérita, tal como aparece en la copia autorizada de la sentencia incorporada
al efecto por el ente persecutor, la misma fue suspendida al tenor del artículo 41 de la Ley
20.084, e incluso, y tal como se acreditó mediante la copia autorizada de la resolución
respectiva, fue posteriormente dejada sin efecto atendido el transcurso del plazo de seis
meses. De esta manera, siendo propio legislador quien ha regulado los efectos de dicha
institución, privando de relevancia penal a tales condenas por el solo hecho de verificarse el
transcurso del plazo legal, se verifica la atenuante anotada. Asimismo, respecto del acusado
Jason Retamales González, también se desechará la alegación de la Fiscalía en torno a su
improcedencia. Ello, en atención a que si bien incorporó un documento que da cuenta de
una condena que registra dicho encartado, la misma es de fecha 18 de noviembre de 2013 y,
por lo tanto, es posterior a los hechos materia de esta causa.
En segundo lugar, respecto de la atenuante prevista en el artículo 11 N° 7 del Código
Penal, esto es, la de haber procurado con celo reparar el mal causado o impedir sus
ulteriores perniciosas consecuencias, la misma se configura, respecto del delito de robo en
lugar habitado, sobre la base de las consignaciones efectuadas por cada uno de los
acusados, por un monto total de quince mil pesos cada uno. En efecto, tales consignaciones,
constituyen un esfuerzo considerable de los encausados encaminado a resarcir las
consecuencias dañosas de su conducta. En este sentido, y pese a no tratarse de sumas muy
elevadas, fueron realizadas en circunstancias de que se encontraban privados de libertad en
la presente causa, con la evidente dificultad que ello representa para la generación de
ingresos económicos. A mayor abundamiento, debe ponderarse también el hecho de que
tales consignaciones comenzaron a ser efectuadas en fechas bastante próximas a la de
comisión de los hechos, cuestión esta última que permite apreciar de mejor manera el
mayor celo con que obraron los acusados con posterioridad al hecho punible. Así las cosas,
teniendo presente el fundamento que subyace a esta minorante y la circunstancia de que se
trata de un delito que fue interrumpido en fase de mera tentativa, se rechazará la alegación
planteada por el Ministerio Público fundada en una supuesta insuficiencia reparatoria de
tales consignaciones. Como es sabido, en ningún caso el legislador ha exigido que de forma
objetiva sean resarcidos los intereses de la víctima, sino tan sólo “procurar” su reparación.
Asimismo, tampoco se comparte el planteamiento esgrimido por el ente persecutor relativo
a que obsta a la configuración de la atenuante el hecho de que estos depósitos hayan podido
ser realizados por familiares de los acusados. Sobre esto último, cabe tener presente la
opinión de Enrique Cury (Derecho Penal, Parte General, séptima edición 2005, pp. 493 y
494), quien al tratar esta minorante señala que la actividad con la que se persigue reparar el
mal puede ser realizada no sólo por el mismo autor, sino también por un tercero.

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Finalmente, en cuanto a la atenuante de colaboración sustancial en el esclarecimiento
de los hechos prevista en el artículo 11 N° 9 del Código Penal, estos jueces afirman su
configuración sobre la base de las declaraciones prestadas por los acusados, tanto ante el
Ministerio Público- cuyas copias fueron incorporadas- como el Tribunal en la audiencia de
juicio oral. En efecto, los acusados renunciaron a su derecho a guardar silencio, se ubicaron
temporal y espacialmente en los hechos materia de esta causa, reconocieron las
circunstancias concretas de comisión de los mismos y su participación en los mismos. En
buenas cuentas, reconocieron tanto los hechos atribuidos en la acusación y su intervención
en los mismos. De esta forma, el hecho de que la prueba de cargo rendida encontrara pleno
sustento en el relato de los acusados permitió al Tribunal con mayor fuerza aún alcanzar el
estándar de convicción exigido por el artículo 340 del Código Procesal Penal. Por tales
razones, disienten estos jueces de la alegación de falta de sustancialidad de dicha
colaboración, esgrimida por el Ministerio Público. No hay que olvidar sobre este punto, que
si bien es necesario exigir una cierta entidad en la cooperación, no se requiere, en caso
alguno, que ella produzca resultados concretos. Por el contrario, cuando tal efectividad es
exigida, así lo ha señalado expresamente el legislador, tal como lo hace en el artículo 22 de
la Ley 20.000, cuyos efectos atenuatorios son, por lo mismo, evidentemente más intensos.
DÉCIMO SEXTO: Individualización judicial de la pena. En lo que respecta al delito
de porte de arma de fuego prohibida cometido por el acusado Jason Retamales
González, debe tenerse presente que el marco penal en abstracto que prevé el artículo 14 de
la Ley 17.798 se extiende entre el presidio menor en su grado máximo y el presidio mayor
en su grado mínimo. De esta manera, teniendo en consideración que concurren en el hecho
dos circunstancias atenuantes y ninguna agravante, y de conformidad con las facultades
conferidas por los artículos 68 inciso tercero y 69 del Código Penal, se rebajará la pena en
un grado al mínimo de los señalados por la ley, imponiéndola en su límite inferior, esto
es, quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio. De esta forma,
no se accederá a la solicitud de la defensa en orden a rebajar un grado adicional dicha pena,
puesto que se trata de únicamente de dos minorantes, las cuales, en la especie, no revisten
mayor peso que el que ordinariamente poseen.
Respecto del delito de robo con fuerza en las cosas en lugar habitado, y sobre la base de
que se trata de acusados sometidos a estatutos diversos, se efectuará el examen en forma
separada.
En relación a Jason Retamales González, debe tenerse presente que el artículo 440 del
Código Penal le asigna al ilícito una pena en abstracto de presidio mayor en su grado
mínimo, precepto que debe ser relacionado con el artículo 450 inciso primero del mismo

28
texto legal, el cual dispone que este ilícito- y los demás que contempla- se castiga como
consumado desde que se encuentra en grado de tentativa. De esta forma, y considerando
que concurren en el hecho tres circunstancias atenuantes y ninguna agravante, este
Tribunal, por mayoría, y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 67 inciso
cuarto, en relación con el artículo 69, ambos del Código Penal rebajará la pena en un grado
al mínimo de los señalados por la ley y la impondrá en su límite inferior, esto es, tres
años y un día de presidio menor en su grado máximo. Así las cosas, no se accederá a la
solicitud de la defensa en orden a rebajar en dos grados la pena corporal, e imponerla en el
quantum de quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio. Para
proceder de tal manera, la mayoría de estos sentenciadores han tenido especialmente
presente las circunstancias de comisión del hecho delictivo, así como su carácter
pluriofensivo, resultando afectada no sólo la propiedad y la inviolabilidad del hogar del
ofendido, sino también la seguridad individual este último.
En lo que respecta al acusado Guillermo Torres Guerra, debe tenerse presente, al igual
que en el caso del encartado Retamales, la pena en abstracto asignada por el legislador al
delito de robo en lugar habitado, así como la disposición contenida en el artículo 450 inciso
primero del Código Penal. Adicionalmente, en atención a que dicho acusado, atendida su
edad a la fecha de comisión del delito- según da cuenta su certificado de nacimiento-,
correspondía a la de 16 años, deberá darse aplicación al Estatuto contemplado en la Ley
20.084, sobre responsabilidad penal adolescente. Por tal razón, debe recibir aplicación lo
dispuesto en el artículo 21 de este último texto legal. De esta forma, a fin de determinar la
sanción, deberá imperativamente rebajarse la pena en un grado al mínimo de los señalados
por la ley, de todo lo cual resulta que la sanción en abstracto a imponer se sitúa en el
presidio menor en su grado máximo. A continuación, y por disponerlo así el ya referido
artículo 21, deberán someterse a consideración las reglas del párrafo 4 del Título III del
libro I del Código Penal, a excepción de lo dispuesto en el artículo 69 de este último.
Efectuando dicho ejercicio, y considerando que concurren en favor del imputado
adolescente tres atenuantes y que no lo perjudica agravante alguna, se rebajará en un grado
más el marco penal, quedando éste situado en el tramo previsto en el artículo 23 N° 3 de la
Ley 20.084, el cual se extiende entre los quinientos cuarenta y un días y los tres años de
privación o restricción de libertad. De esta forma, por mayoría del Tribunal, se
rechazará la petición de la defensa en orden a rebajar la pena en dos grados una vez
efectuada la reducción prevista en el artículo 21 de la Ley 20.084. Para proceder de esta
última forma, la mayoría de los jueces tiene presente las mismas razones ya expuestas a
propósito de la rebaja de la pena en un grado respecto del acusado Retamales Gonzáles por

29
el mismo ilícito. Así las cosas, la mayoría del Tribunal, considerando el catálogo de
sanciones que se contemplan en el artículo 23 N° 3 de la Ley 20.084, y los criterios de
determinación de la sanción previstos en el artículo 24 del mismo estatuto, impondrá al
adolescente Torres Guerra, la sanción única de quinientos cuarenta y un días de
libertad asistida especial.
A fin de justificar tal naturaleza y extensión de la sanción que se impondrá al
adolescente Torres Guerra resulta necesario, de entrada, advertir que se verifican en el
caso particular una serie de parámetros que aconsejan una respuesta punitiva intensa. En
primer término, en lo que respecta a la gravedad del ilícito (letra a del artículo 24 de la Ley
20.084), se trata éste de un delito que reviste la particularidad de ser pluriofensivo. Ello, en
razón de los bienes jurídicos que se hallan comprometidos, a saber, la propiedad, la
inviolabilidad del domicilio y la seguridad individual de la víctima. En segundo término, se
tiene presente también la concreta forma de intervención criminal del acusado (letra b
primera parte artículo 24 de la Ley 20.084), esto es, autoría, la cual corresponde a la de
mayor perfección en el ámbito del Derecho punitivo. En tercer lugar, la edad del
adolescente (letra d artículo 24 de la Ley 20.084)- prácticamente 16 años y 6 meses-,
determina que éste se encuentra en el límite etario superior del estatuto de la Ley 20.084.
Sin embargo, a la luz de los restantes criterios que prevé el artículo 24 ya referido, y el
carácter de ultima ratio de las sanciones privativas de libertad respecto de los adolescentes
de conformidad con lo preceptuado en el artículo 26 de la Ley 20.084, no se impondrá la de
internación en régimen semicerrado, sino aquella que le sigue en intensidad, esto es, la de
libertad asistida especial. En primer término, el delito de se encuentra en grado de ejecución
(letra b segunda parte artículo 24 Ley 20.084) imperfecto-tentado-, debiendo hacerse
prescindencia aquí de la regla que para los puros efectos de penalidad contempla el artículo
450 inciso primero del Código Penal, recobrando de esta forma pleno significado las
definiciones contenidas en el artículo 7° del Código Penal. En segundo lugar, concurren
tres atenuantes y ninguna agravante (letra c artículo 24 de la Ley 20.084). En tercer
término, la extensión del mal causado por el delito (letra e artículo 24 de la Ley 20.084) no
ha sido de gran significación, máxime si el acusado ha procurado, tal como se estableció en
esta sentencia, su reparación. En cuarto lugar, en lo que respecta a la idoneidad de la
sanción (letra f artículo 24 de la Ley 20.084), aparece que la libertad asistida especial,
atendida su intensidad, permitirá que a través de un plan intensivo de actividades el
adolescente pueda, por una parte, comprender el significado y el valor de los bienes
jurídicos afectados a través de su comportamiento típico y, por la otra, adquirir
herramientas encaminadas a posibilitar su reinserción social. Finalmente, en lo que dice

30
relación con la extensión de la sanción de libertad asistida especial, se estará al mínimo que
contempla el tramo 3° del artículo 23 de la Ley 20.084, toda vez que sobre la base de los
criterios anteriormente referidos no resulta estrictamente indispensable imponer un lapso
más prolongado. En efecto, en lo que respecta a este último punto cabe considerar que, por
una parte, un periodo equivalente a quinientos cuarenta y un días es de por sí ya
significativo en la vida de un adolescente, y, por la otra, que dicho acusado ya ha dado
signos, a través de su comportamiento posterior, que revelan que se encuentra en un
proceso de reinserción social, tal como se desprende de los certificados de alumno regular,
informe de notas e informe de permanencia en el CIP San Joaquín, incorporados por su
defensa en la oportunidad prevista en el artículo 343 del Código Procesal Penal.
DÉCIMO SÉPTIMO: En lo referente a las medidas de la Ley 18.216. Que resulta
procedente analizar la eventual concesión de medidas alternativas respecto del acusado
Jason Retamalez González.
Como cuestión preliminar, es de advertirse que atendido el quantum de la pena que la
mayoría de los jueces estima procedente imponerle por el delito de robo en lugar habitado,
resulta más beneficioso el estatuto vigente a la fecha de comisión de los hechos, y no así
aquel que correspondería aplicar sobre la base de las modificaciones introducidas por la
Ley 20.603. En efecto, atendida la extensión de dicha pena-3 años y 1 día de presidio-, éste
sólo podría, conforme a este nuevo estatuto, ver sustituida su sanción corporal por la de
libertad vigilada intensiva, en tanto que sería improcedente su sustitución por la de libertad
vigilada a la luz de lo preceptuado en el actual artículo 15 letra a) de la Ley 18.216.
Establecido lo anterior, el Tribunal concederá al acusado Retamales González el
beneficio de remisión condicional respecto de la pena corporal por el delito de porte
de arma de fuego prohibida (541 días de presidio menor en su grado medio) y el de
libertad vigilada respecto de la pena corporal que se impondrá por el ilícito de robo
con fuerza en las cosas en lugar habitado (3 años y un día de presidio menor en su grado
máximo). En efecto, concurren en la especie todos y cada uno de los requisitos exigidos,
respectivamente, en los artículos 4° y 15 de la Ley 18.216. En especial, se estima que la
conducta anterior y posterior del encausado hace presumir que no volverá a delinquir y, a su
vez, dichas circunstancias permiten al Tribunal pronosticar que el cumplimiento efectivo de
la pena resulta innecesario.
Finalmente, en lo que respecta al beneficio de libertad vigilada, entiende el Tribunal que no
obstante la ausencia de informe presentencial en el caso particular, igualmente resulta
procedente la concesión tal medida alternativa, toda vez que se trata de un antecedente que
en ningún caso es vinculante para el sentenciador.

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DÉCIMO OCTAVO: Costas. Que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 600 del
Código Orgánico de Tribunales, habiendo sido representados los acusados por la
Defensoría Penal Pública, se les eximirá del pago de las costas de la causa.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1°, 7, 11 N° 6, 11
N° 7, 11 N° 9, 14 N° 1, 15 N° 1, 24, 29, 30, 50, 67, 68, 69, 432, 450 y 440 N°1 del Código
Penal; artículos 3°, 14 y 15 de la Ley 17.798; 4°, 15 y demás pertinentes de la Ley 18.216;
17 y siguientes de la Ley 19.970; 600 del Código Orgánico de Tribunales; 1°, 295, 297 y
siguientes, 323, 329, 340, 341, 342 y 348 del Código Procesal Penal; y artículos 1°, 2°, 3°,
6°, 14, 21, 23, 24 y 52 de la Ley 20.084, SE DECLARA:
I.- Que SE CONDENA a JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ, ya
individualizado, a la pena de TRES AÑOS Y UN DÍA DE PRESIDIO MENOR EN SU
GRADO MÁXIMO, y a la accesoria general de inhabilitación absoluta perpetua para
derechos políticos y a la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el
tiempo de la condena, como autor del delito tentado de robo con fuerza en las cosas en
lugar habitado, previsto y sancionado en el artículo 440 N° 1, en relación con los artículos
432 y 450, todos del Código Penal, cometido en la comuna de Melipilla el día 7 de abril de
2013.
II.- Que en relación a la pena privativa de libertad impuesta en el punto anterior, se concede
a JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ el beneficio de la libertad vigilada,
por un plazo igual al de dicha pena corporal.
III.- Que SE CONDENA a JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ, ya
individualizado, a la pena de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DÍAS DE PRESIDIO
MENOR EN SU GRADO MEDIO, y a la accesoria general de suspensión de cargo u
oficio público durante el tiempo de la condena, como autor del delito consumado de
porte de arma de fuego prohibida, previsto y sancionado en el artículo 14, en relación
con el artículo 3°, ambos de la Ley 17.798, cometido en la comuna de Melipilla el día 11
de enero de 2013.
IV.- Que en relación a la pena corporal impuesta en el punto III.- anterior, se concede a
JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ el beneficio de la remisión
condicional de la pena, quedando en consecuencia sujeto al control administrativo de
Gendarmería de Chile por un plazo igual al de dicha pena privativa de libertad.
Dicho beneficio deberá ser cumplido inmediatamente a continuación, y sin solución de
continuidad, una vez cumplido el de libertad vigilada concedido en el punto II.- de
esta parte resolutiva.

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V.- Que en caso de revocación de los beneficios concedidos a Jason Gabriel Retamales
González en los puntos II.- y IV de lo resolutivo de esta sentencia, se deja constancia que
éste registra como abono todo el tiempo que permaneció privado de libertad con motivo de
la presente causa, a saber, ininterrumpidamente desde el 7 de abril de 2013 hasta el día de
hoy, según lo informado en el considerando séptimo del auto de apertura de juicio oral.
VI.- Que se decreta el comiso de un revólver, marca Pasper, calibre .22, con su número de
serie borrado.
VII.- Que SE CONDENA al adolescente GUILLERMO IGNACIO TORRES
GUERRA, ya individualizado, a la sanción de QUINIENTOS CUARENTA Y UN DÍAS
DE LIBERTAD ASISTIDA ESPECIAL, como autor del delito tentado de robo con
fuerza en las cosas en lugar habitado, previsto y sancionado en el artículo 440 N° 1, en
relación con los artículos 432 y 450, todos del Código Penal, cometido en la comuna de
Melipilla el día 7 de abril de 2013.
VIII.- El incumplimiento de la libertad asistida especial dará lugar a la sustitución de la
sanción por la de internación en régimen semicerrado con programa de reinserción social,
por un periodo equivalente al número de días que faltaren por cumplir.
Para estos efectos, se deja constancia que Guillermo Ignacio Torres Guerra permaneció
privado de libertad con motivo de esta causa ininterrumpidamente desde el día 7 de abril de
2013 hasta el día de hoy, según lo informado en el considerando séptimo del auto de
apertura de juicio oral.
IX.- Que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley 19.970, se ordena la
determinación, previa toma de muestras biológicas si fuese necesario, de la huella genética
de los acusados JASON GABRIEL RETAMALES GONZÁLEZ y GUILLERMO
IGNACIO TORRES GUERRA, a fin de que sean incluidas en el Registro de
Condenados.
X.- Que conforme a lo razonado en el considerando décimo octavo de esta sentencia, se
exime a ambos condenados del pago de las costas de la causa.
XI.- Que habiéndose estimado concurrente por el Tribunal la atenuante prevista en el
artículo 11 N° 7 del Código Penal respecto de ambos acusados, gírese cheque nominativo,
una vez ejecutoriado el presente fallo, en favor de la víctima Paolo Orlando Cerda
Menares, cédula de identidad N° 16.392.732-2, por el monto efectivamente depositado en
la cuenta corriente jurisdiccional respectiva.
XII.- Atendido el mérito de lo resuelto en la presente sentencia, se ordena el alzamiento
de la medida cautelar de arresto domiciliario total que pesa sobre ambos acusados.

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Devuélvase, en su oportunidad, los antecedentes incorporados en el juicio oral y en la
audiencia prevista en el artículo 343 del Código Procesal Penal.
Ejecutoriado que se encuentre este fallo, remítase copia autorizada del mismo al Juzgado de
Garantía competente, a fin de que proceda a dar cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
468 del Código Procesal Penal.

Se previene que el Magistrado Fuentealba Zamora fue del parecer de imponer a los
acusados Guillermo Torres Guerra y Jason Retamales González, por el delito de robo
con fuerza en las cosas en lugar habitado, las penas de un año de libertad asistida
especial y de quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio,
respectivamente, concediéndole a este último el beneficio de la remisión condicional de
la pena por un periodo igual al de la sanción corporal. En efecto, en concepto del Juez
que previene, al haberse estimado concurrentes por el Tribunal tres circunstancias
atenuantes de responsabilidad criminal y ninguna agravante se hacía necesario, dado el
elevado número de dichas minorantes, rebajar la pena en dos grados al mínimo de los
señalados por la ley, tal como lo faculta el artículo 67 del Código Penal. En este sentido,
debe tenerse en consideración que este último precepto, para los efectos de determinar la
magnitud de la rebaja punitiva, únicamente atiende al número y entidad de las atenuantes
que se configuren, con independencia de los bienes jurídicos tutelados por el tipo penal
respectivo, los cuales ya fueron considerados por el legislador al momento de establecer la
penalidad abstracta del delito.

Asimismo, se previene que el Magistrado Fuentealba Zamora fue del parecer de no


ordenar la determinación de la huella genética, previa toma de muestras biológicas si
fuese necesario, e incluirla en el Registro de Condenados de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 17 de la Ley 19.970, respecto del adolescente Guillermo Torres
Guerra. A juicio del Magistrado que previene, existen dos órdenes de consideraciones que
revelan la improcedencia de lo preceptuado en dicha normativa tratándose de imputados
adolescentes.
En primer término, la determinación de la huella genética de un sujeto condenado tiene el
carácter de una sanción penal, toda vez que implica una afectación de sus derechos
fundamentales impuesta en el marco de una sentencia definitiva. Su carácter intrusivo
queda de manifiesto si se tiene en consideración que, en términos prácticos, ella presupone
la toma de muestras biológicas de los imputados. No debe perderse de vista que el propio

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legislador procesal ha establecido (artículo 197 del Código Procesal Penal) que cualquier
negativa del imputado- o del ofendido- de someterse a exámenes corporales durante la
etapa de investigación- como lo son las tomas de muestras biológicas- requiere de
autorización judicial previa de un Juez de Garantía, quien sólo podrá concederla en caso
que no fuere de temer menoscabo para la salud o dignidad del sujeto. Tal exigencia de
autorización judicial previa no viene sino a revelar el carácter lesivo que para los derechos
fundamentales implican actuaciones tales como las que prevé para estos efectos la Ley
19.970. De esta forma, las finalidades de identificación que para futuras investigaciones
pueda tener la determinación de la huella genética de un individuo en nada altera su
carácter sancionatorio, ello en razón de su virtualidad lesiva para derechos de primer orden
del sujeto pasivo de la persecución penal. Así las cosas, tratándose de una sanción, y no
hallándose prevista ésta en el catálogo cerrado que para tal objeto prevé el artículo 6° de la
Ley 20.084, su improcedencia respecto de imputados adolescentes debe quedar fuera de
toda duda, so pena de vulnerar el principio de legalidad penal.
En segundo lugar, sea que se comparta o no el carácter sancionatorio antes mencionado, en
concepto del Juez que previene dar aplicación lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley
19.970 respecto de un adolescente implica una vulneración de la Convención sobre los
Derechos del Niño (artículo 40.1) y del Estatuto penal adolescente previsto en la Ley
20.084, muy en particular de su artículo 2°. En efecto, tales cuerpos normativos imponen al
Estado la obligación de respetar el interés superior del niño, promoviendo su reinserción en
la sociedad. Se trata de un principio inspirador de todo el subsistema de responsabilidad
penal adolescente, el cual no sólo rige para el ámbito de las sanciones que contempla la Ley
20.084, sino que también alcanza al resto sus instituciones, concretizándose en una mínima
intervención estatal en la esfera de derechos de sus destinatarios. De esta forma, por más
que las finalidades que persiga la Ley 19.970 a través de la determinación de huella
genética de los condenados resulten ser valiosas a la luz de consideraciones de eficacia en
la persecución penal, tal actuación afecta la adecuada reinserción social del adolescente,
quien de por vida verá que su huella genética aparece incluida en un Registro de este tipo,
ya que de esta forma se le mantiene entre infractores.
Finalmente, cabe hacer presente que la improcedencia en la aplicación de lo
dispuesto en el artículo 17 de la Ley 19.970 respecto de los adolescentes ha sido sustentada
también por la jurisprudencia de los Tribunales Superiores de Justicia. Así lo ha resuelto,
por ejemplo, la Excelentísima Corte Suprema por sentencia de 23 de octubre de 2012, causa
Rol N° 7.793-2012, en virtud de la cual acogió un recurso de amparo deducido por la

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defensa; y la Ilustrísima Corte de Apelaciones de San Miguel, por sentencia de 5 de abril de
2010, causa Rol N° 320-2010.
Regístrese y oportunamente archívese.
Sentencia y prevenciones a cargo del Juez Cristian Fuentealba Zamora.

RUC N° 1300344929-1
RIT N° 94-2013

Dictada por la Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Melipilla, integrada por el
Juez Titular don Mauricio Cuevas Gatica, en calidad de presidente; la Jueza Subrogante
doña Pamela Silva Gaete, como tercera integrante; y el Juez Subrogante don Cristian
Fuentealba Zamora, como redactor. Se deja constancia que no firman la presente sentencia
los Jueces Sres. Silva Gaete y Fuentealba Zamora, por encontrarse ambos cumpliendo
funciones en sus respectivos Tribunales de origen, no obstante haber concurrido a la
deliberación y acuerdo respectivo.

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