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NORTE DE SALUD MENTAL nº 18 • 2003 • PAG 9–18

ORIGINALES Y REVISIÓN

La salud mental en el siglo XXI


Mental health in the 21st century

Fabricio de Potestad Menéndez


Jefe de Servicio de Psiquiatría. Director del Sector I-A de Salud Mental.
Servicio Navarro de Salud.

Ana Isabel Zuazu Castellano


Psicóloga Clínica. Centro de Salud Mental de Estella.
Servicio Navarro de Salud.

Resumen 21st century. For obvious reasons, this is just an


overview and other sources should be consul-
El objetivo que persigue este artículo es ted if desired.
describir, mostrar y valorar críticamente la cues-
tión de la salud mental en los albores del siglo
XXI. Surge este trabajo como una breve y obli- Palabras clave
gada reflexión tras treinta años de experiencia
dedicado a la Psiquiatría. Nace también gracias Psiquiatría biológica. Terapia cognitiva. Psi-
a la valiosa contribución de la coautora, sin la cología social.
cual no hubiera sido posible este trabajo.

En este artículo se afrontan numerosas Key words


cuestiones de actualidad, aunque no de forma
suficientemente articulada y amplia, dado que Biological psychiatry. Cognitive therapy.
estas reflexiones cuentan con una insalvable Social psychology.
limitación: su carácter sintético. Para ser más
sistemático y completo habríamos debido escri-
Introducción
bir un trabajo mucho más extenso, pero en tal
caso habría asumido unas características ente-
Durante las dos últimas décadas del siglo
ramente distintas. Por dicho motivo, remitimos
XX la psiquiatría y la psicología se han consoli-
al lector, con objeto de dar más hondura a su
dado, sin lugar a dudas, como especialidades
avidez noética, a lecturas bibliográficas poste-
clínicas, pero, en nuestra opinión, más como
riores y a fuentes originarias.
práctica que en lo que hace referencia a sus
fundamentos teóricos. La elaboración de una
Abstract epistemología psicopatológica que sirva de
soporte a la hora de comprender de forma bio-
This words intends to reflect on the current psico-social los trastorno del comportamiento
situation of mental health in the beginning of the humano sigue siendo un problema histórico sin

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resolver. Tan sólo disponemos de una semiolo- desde la perspectiva epistemológica, que
gía, un catálogo de síntomas, sólo útil para el pueda llegar a explicarse la conducta enferma
diagnóstico clínico y para el entendimiento en términos exclusivamente neurobiológicos,
entre profesionales. Ni siquiera está delimitado pues tal reducción es, por principio, imposible.
con suficiente rigor y claridad el objeto episté- Si despreciamos el ámbito de lo subjetivo y la
mico de la psicopatología, aunque parece exis- influencia de lo social nunca lograremos com-
tir un amplio consenso en que nuestra discipli- prender plenamente el enfermar psíquico. No es
na clínica se ocupa de la conducta alterada. posible una descripción ateórica de los fenóme-
nos psicopatológicos realizada a partir de la
La discusión, aún no resuelta del todo, acer- pura observación, pues estos fenómenos se
ca del ámbito científico de la psiquiatría y la psi- dan junto con determinadas vivencias subjeti-
cología clínica ha dado lugar a numerosos para- vas cargadas de significados e intenciones, que
digmas y tendencias escolásticas que han no pueden ser comprendidos sin aprehender la
especulado a lo largo del siglo pasado sobre la conducta y la vivencia como una unidad inse-
naturaleza de los trastornos mentales y de su parable, que necesita ser interpretada desde
posible clasificación. No cabe duda que esta los postulados de una construcción teórica.
dispersión ha dificultado la comunicación y
entendimiento entre profesionales. De aquí la
aparición de clasificaciones intencionadamente Del corpus hipocrático al CIE 10
ateóricas, esto es, sin ninguna fundamentación
psicopatológica. Estos listados de trastornos En opinión de los escritores del corpus hipo-
mentales están basados, guste o no, en una crático, la clínica se une a un saber teórico
semiología clínica reducida y de carácter des- sobre el ser humano y el mundo en el que vive;
criptivo, sustentada en simples criterios estadís- más aún, consideran que no es posible saber
ticos, es decir, no son otra cosa que agrupacio- medicina sin saber qué es el hombre.
nes sintomáticas delimitadas por consenso
mediante criterios de inclusión y exclusión. Los diálogos didácticos de Platón, en los
que nunca desligó la parte del todo, fueron reto-
Nadie puede ni debe negar las bondades de mados a lo largo de la historia de la psiquiatría
estos manuales diagnósticos, pues nos permi- por numerosos y relevantes autores que pre-
ten lograr una buena comunicación entre clíni- tendieron constituir los fundamentos teóricos de
cos, incrementar la fiabilidad diagnóstica y, por la práctica psicopatológica. Sin embargo, pron-
tanto, prescribir la terapéutica apropiada, esta- to quedaron atrás la perspicacia y categoriza-
blecer factores pronósticos y posibilitar la inves- ción clínica de Pinel, Esquirol, Griessinger o
tigación. Sin embargo, tampoco podemos sosla- Kretschmer.
yar que el diagnóstico continúa basándose en la
observación de la conducta del paciente, a la El discurso psiquiátrico se aleja cada vez
que reputamos de anómala y la incluimos en más de una actividad clínica que eleve sus
entidades supuestamente naturales, pero que reflexiones a cuerpo teórico psicopatológico.
no dejan de ser meras convenciones entre pro- Tanto es así que avanzado el año 2003, los
fesionales. grandes clásicos de la Psiquiatría reposan con-
finados en los anaqueles de las bibliotecas de
Sería deseable que se detectara una corres- vetustos hospitales psiquiátricos, en fotocopias
pondencia entre estas entidades clínicas conve- mimadas como tesoros por algunos clínicos til-
nidas y los procesos neurobiológicos y neurofi- dados de trasnochados y, en algunos casos,
siológicos que determinan los comportamientos revitalizados en reediciones que enaltecen a
anómalos, pero aún en ese caso, es discutible, sus promotores y editores.

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No debemos olvidar que los clásicos como como un proceso inflamatorio de los alvéolos e
Kraepelin, Bleuler, Lasègue, Jaspers, Kahl- intersticios pulmonares.
baum, Séglas, Clérambault, Bellak o Ey, fueron
especialmente minuciosos en sus análisis de Aunque intuimos que los textos tipo DSM-III
los fenómenos, en la articulación y vinculación o CIE-10 poco nos aportan acerca de lo que de
de grupos de fenómenos entre sí y en la discri- verdad es la esquizofrenia o los trastornos afec-
minación brillante y sutil de unas agrupaciones tivos, nuestra práctica clínica parece subyugada
fenoménicas respecto de otras. También en por el contenido concreto y práctico de estos
nuestro país la psiquiatría adquirió una impor- manuales. El riesgo que entraña esta actitud
tancia relevante, y ello se debió al impulso que estriba en que las nuevas generaciones de clí-
determinados profesionales produjeron en su nicos podrían perder el interés por la investiga-
desarrollo. Esto es precisamente lo que aconte- ción de la estructura íntima de los cuadros psi-
ció en España durante los últimos dos tercios quiátricos. Lo cierto es que actualmente psi-
del siglo pasado. Si se quiere citar algunos quiatras y psicólogos se interesan escasamen-
nombres que personifiquen este impulso, serían te por el estudio de la evolución de conceptos
los de Carlos Castilla del Pino, Luis Martín San- como neurosis, esquizofrenia o psicosis manía-
tos, Juan José López Ibor, Juan Antonio Vallejo co depresiva, y consideran esta materia como
Nágera y Federico Soto Yarritu. superflua y alejada de la realidad clínica.

En las dos últimas décadas del siglo pasa-


No cabe duda de que hemos optado por el
do, inventarios premeditadamente ateóricos de
camino más corto para acceder al conocimien-
los trastornos mentales pretenden constituirse
to, que permite, sin duda, una rápida inserción
como la categorización epistemológica de la
en la práctica, pero tampoco nos cabe duda de
práctica psiquiátrica. Más allá de su función
que este camino es el más pobre desde el
indiscutible de homologación terminológica y de
punto de vista intelectual. El peligro de este
unificación de la jerga técnica de cuya necesi-
excesivo pragmatismo es que hagamos un ejer-
dad nadie duda, estos listines, manuales, bre-
cicio reduccionista de la condición humana,
viarios, propedéutica o saber clasificatorio, en
teniendo en cuenta que pensamos que es una
definitiva, que supuestamente delimita con pre-
obligación ética y científica el hecho de abordar
cisión inequívoca unas entidades psicopatológi-
cas que se describen como agrupaciones natu- de una forma integral el fenómeno de la enfer-
rales de síntomas, cuando en realidad son medad mental.
meras convenciones semiológicas, escinden el
saber psiquiátrico entre la práctica y la teoría, El afán de pragmatismo que inunda la prác-
dejando a la clínica huérfana, sin categorías tica clínica actual nos enfrenta a la posibilidad
psicopatológicas que soporten su quehacer. cierta de creernos que con sólo una serie de
Además, en muchos casos, el diagnostico efec- ítems, productos del consenso entre clínicos, a
tuado mediante estos manuales no tiene valor los que remitir lo observado o referido por los
añadido, es decir, es pura tautología. Si diag- pacientes, estamos en posesión de un genuino
nosticamos de trastorno obsesivo a un paciente saber psicopatológico. No es posible acceder a
que nos refiere tener ideas obsesivas recurren- la riqueza del contenido de los fenómenos psi-
tes, no añadimos nada que el enfermo no supie- copatológicos sin haber estudiado el desarrollo
ra con anterioridad. En cambio, si diagnostica- general de las ideas acerca del ser humano, de
mos de neumonía a un paciente afecto de dolor las cuestiones filosóficas, antropológicas y
torácico en el costado, tos seca con esputos sociológicas.
herrumbrosos, disnea y fiebre, el diagnóstico
tiene un claro valor añadido a lo manifestado El saber psiquiátrico y psicológico no sólo
por el paciente, pues indica algo tan concreto debe estar orientado a la adquisición de

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amplios conocimientos científicos, sino también cos y rehabilitadores de déficits psicosociales,


a poseer los mismos con la suficiente consis- basados en pruebas científicas, cuyas posibili-
tencia intelectual y dignidad ética. dades de aliviar, mejorar o curar son análogas a
las de otros especialistas clínicos.
Pese a todo, el progreso efectuado por la
psiquiatría y la psicología clínica en las últimas Esta transformación de la práctica psiquiá-
décadas es notable. Quizá el rasgo que mejor trica y psicológica se nutre de tres grupos de
defina a la psicopatología actual sea su carác- ciencias, que constituyen a su vez tres niveles
ter holístico, su aproximación a la totalidad de de aproximación al estudio de la conducta
las cuestiones que suscita el estudio de la con- humana: ciencias neurobiológicas, ciencias de
ducta humana, lo que la diferencia claramente la conducta y ciencias sociológicas.
de la dispersión escolástica que caracterizó a
nuestra disciplina clínica en pasado siglo. Este
carácter holístico alcanza su máxima expresión El conocimiento neurobiológico
en la denominada Salud Mental Comunitaria, la
cual, asimismo, se distingue netamente de la Los procesos biológicos constituyen una
psiquiatría asilar que con exclusividad se dis- condición sine qua non para que se produzcan
pensaba hasta hace unas décadas. las enfermedades mentales, pero no son sufi-
cientes para su descripción integral y mucho
Sin embargo, el elemento sustancial de la menos para su interpretación.
practica clínica de este siglo, que sin lugar a
dudas ha supuesto un enorme salto cualitativo, Las contribuciones de la neurobioquímica,
es el paso de la práctica clínica basada en la la psicofarmacología, la genética, la informática
eminencia, la vehemencia o la providencia a la y, más recientemente, de los estudios efectua-
practica basada en la evidencia científica. La dos con tomografía por emisión de positrones y
aplicación de criterios clínicos basados en prue- tomografía computarizada por emisión de fotón
bas sólidas, provenientes de la investigación único, han determinado un importante avance
científica, ayudarán, sin duda, a utilizar con en el conocimiento de las bases biológicas de la
mayor fiabilidad los tratamientos considerados conducta humana.
más eficaces y a desaconsejar el uso de aque-
llos que se muestran inútiles. Esto va a permitir, La consecuencia más evidente de este
por fin, elaborar una cartera de servicios en la avance es que, tras el auge de los modelos psi-
cual se podrán jerarquizar por orden de priori- cológicos del sujeto y de la conducta, que pro-
dad los tratamientos que se muestren más efi- vocaron la irrupción del psicoanálisis y el con-
caces en cada trastorno mental, en detrimento ductismo en la psiquiatría académica, se ha
de aquellos otros de dudosa utilidad. Por último, producido el retorno al biologismo que había
la práctica clínica basada en la evidencia cientí- caracterizado a la psiquiatría de finales del siglo
fica va a ser un instrumento de indudable valor XIX y principios del XX, representado entonces
para erradicar de una vez por todas la absurda por el axioma de Griessinger: las enfermedades
práctica actual en la que el enfermo, indepen- mentales son enfermedades del cerebro, sólo
dientemente de su enfermedad, es tratado de que ahora, iniciado el nuevo siglo, vuelve no
acuerdo con el modelo teórico aprendido por como alteraciones anatómicas del encéfalo,
uno u otro profesional. sino como disturbios neurobioquímicos y de
transmisión cerebral del impulso neuronal.
El psiquiatra y el psicólogo clínico actual dis-
ponen de un arsenal terapéutico eficaz, integra- El descubrimiento de los psicofármacos en
do por tratamientos farmacológicos, psicológi- la década de los años cincuenta revolucionó el

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tratamiento de las enfermedades mentales test de la clonidina, todos ellos involucrados en


hasta el punto de que la psiquiatría comenzó a el diagnóstico de la enfermedad depresiva.
equipararse al resto de especialidades médi- Estos marcadores biológicos permiten a veces
cas. Sin lugar a dudas, los psicofármacos repre- ratificar un diagnóstico, evaluar la gravedad del
sentan un cambio sustancial en el ámbito asis- trastorno e incluso establecer subgrupos de
tencial, pues permiten que muchos pacientes, pacientes según criterios biológicos.
anteriormente condenados a hospitalizaciones
prolongadas, en la actualidad puedan vivir total El espectacular avance de la genética
o parcialmente integrados en su comunidad. molecular ha descubierto posibilidades en la
investigación de las bases biológicas de la
La mejor respuesta de ciertas formas de enfermedad mental, insospechadas hace ape-
ansiedad a los antidepresivos que a las benzo- nas unos años. Los estudios familiares y de
diacepinas, nos han llevado ha replantearnos adopción pusieron de manifiesto muy pronto la
nosológicamente la verdadera naturaleza del importancia de los factores genéticos en la
trastorno de ansiedad. Tampoco va a dejar de mayoría de los trastornos mentales. Sobre este
tener repercusiones nosológicas el hecho de tipo de estudios se basa la evidencia de que la
que los antidepresivos sean el fármaco de elec- vulnerabilidad para la enfermedad mental es un
ción en cuadros clínicos tan aparentemente riesgo biológicamente determinado y, además,
diferentes como la depresión, el trastorno de presente en todas las poblaciones. El progreso
ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo o la
efectuado en genética molecular probablemen-
anorexia mental. Este hecho sin duda suscita
te va a posibilitar la localización exacta de los
numerosos interrogantes.
genes involucrados en esta particular vulnerabi-
lidad, origen, en parte al menos, de numerosas
Tampoco debemos olvidar que la investiga-
enfermedades mentales. Aunque resta mucho
ción farmacológica y los estudios de neuroima-
por hacer en esta materia, parece obvio que las
gen han hecho avanzar los conocimientos acer-
posibilidades futuras de la investigación genéti-
ca de la bioquímica de los trastornos mentales:
ca son innumerables. Así, por ejemplo, la detec-
teoría de la hipoactividad dopaminérgica pre-
ción de marcadores de vulnerabilidad genética
frontal e hiperactividad dopaminérgica del siste-
ma límbico, originaria de los síntomas negativos permitirá seleccionar sujetos con riesgo genéti-
y positivos respectivamente en la esquizofrenia; co para la esquizofrenia, no afectados clínica-
teoría aminérgica de los trastornos afectivos o mente, con objeto de desarrollar estrategias de
la teoría serotoninérgica del trastorno obsesivo. prevención.

En lo que hace referencia a la neurobioquí- Como conclusión de lo expuesto hasta aquí


mica, en los últimos años se ha incrementado acerca de la investigación neurobiológica, cabe
considerablemente el conocimiento de los neu- señalar que los hallazgos obtenidos son todavía
rotransmisores y receptores nerviosos. Se han poco concluyentes y, en ocasiones, contradicto-
descubierto receptores específicos para la mor- rios. Los datos obtenidos no son específicos ni
fina, las benzodiacepinas, la imipramina y otras siquiera muestran claramente su delimitación
sustancias psicoactivas. Asimismo se conocen topográfica cerebral. Todo lo más, aunque sin
algunos aspectos de las relaciones entre el sis- duda muy esperanzador, muestran que los tras-
tema endocrino y la actividad cerebral, lo que tornos mentales se correlacionan con alteracio-
ha permitido diseñar marcadores biológicos de nes bioquímicas, pero esta correlación no es
determinados trastornos mentales como el test suficiente como para hablar de etiología. Por lo
de supresión con dexametasona, test de la res- tanto, el diagnóstico en psiquiatría sigue siendo
puesta tiroidea a la administración de TSH o el psicopatológico.

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El conocimiento psicológico suficiente valor heurístico, capaz, además,


de explicar todas las vivencias y conductas
Los estudios hereditarios confirman que el sean normales o alteradas. El psicoanálisis pre-
trastorno bipolar y la esquizofrenia son entida- tende esclarecer las motivaciones e intenciona-
des que presentan una débil penetrancia gené- lidades inconscientes del comportamiento
tica y, por tanto, parece claro que intervienen humano, que entran en conflicto con el ámbito
también en su etiología factores psicológicos y de la conciencia, generando supuestamente los
ambientales. Se decía que la esquizofrenia era síntomas. Su axiomática es quizá excesiva y
un trastorno hereditario de carácter recesivo sus resultados difícilmente verificables, aunque
poligénico y de penetrancia incompleta, actual- la vasta experiencia de muchos profesionales
mente parece más correcto hablar de umbral de es positiva.
vulnerabilidad cuya transmisión genética sigue
un patrón aún no determinado. El modelo propuesto por Freud parece algo
alejado de la realidad, sin embargo, alguno de
Es contradictorio, por todas estas conside- los desarrollos ulteriores, en particular el laca-
raciones, construir una psiquiatría de base niano, han dado una mayor racionalidad a la
exclusivamente somática. El modelo de salud teoría psicoanalítica.
mental ha de ser obviamente biopsicosocial. En
este sentido, el siglo pasado ha sido testigo de Por otra parte, la aplicación de los postula-
importantes contribuciones psicológicas con dos de la psicología dinámica a la clínica psi-
objeto de construir una psicopatología que per- quiátrica ha dado como resultado la creación de
mitiera explicar las enfermedades mentales, numerosos tipos de psicoterapias como el psi-
tomando como objeto científico no la conducta, coanálisis grupal, la psicoterapia focal o el psi-
sino el sujeto enfermo. codrama.

La fenomenología de Jaspers consideró lo Otra aportación psicológica interesante es


psíquico como un hecho empírico y como tal la teoría de la comunicación, propuesta por la
susceptible de ser descrito. Lo psíquico es la escuela norteamericana de Palo Alto. Este
vivencia que el paciente experimenta y ésta modelo atiende fundamentalmente a los aspec-
sólo puede obviamente analizarse en la forma tos interpersonales y desdeña los intrapsíqui-
en que se presenta, sin embargo este intento cos, poniendo más énfasis en los efectos de la
descriptivo de la fenomenología quedó invalida- comunicación que en las intenciones de la con-
do por la imposibilidad de objetivar la vivencia. ducta. Algunas de sus aportaciones como la
La vivencia es forzosamente distorsionada por hipótesis del doble vínculo, ejemplo de parado-
la propia subjetividad del observador, por lo que ja comunicacional, supone una explicación muy
se entra de lleno en el ámbito de lo especulati- sugerente de la génesis de la esquizofrenia.
vo-interpretativo. En definitiva, la fenomenología Asimismo, este modelo ha dado frutos impor-
constituye una psicopatología basada en una tantes en su aplicación a la psicoterapia de
metodología subjetiva e introspectiva y, por pareja y de familia.
tanto, nada acorde con los criterios de cientifici-
dad. En virtud de la influencia que el positivismo
ejerció sobre la epistemología surgió un nuevo
Freud contribuyó a la psicopatología con modelo psicológico centrado en la conducta,
una aportación netamente psicológica, el psico- pero soslayando el sentido y la intencionalidad
análisis. Pese a que es dudosa la cientificidad de ésta, no por inexistente, sino, simplemente,
de algunos de sus postulados, hasta el momen- por considerarla no objetivable y, por ende, no
to es la única teoría del sujeto coherente y con susceptible de investigación científica. Sin

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embargo, esta meticulosidad científica contiene cos, supone, en nuestra opinión, una limitación
una paradoja. Este reduccionismo, que mutila insalvable a la hora de conocer la intencionali-
una buena parte de la realidad del enfermar dad y sentido de la conducta. No es posible
humano, determina que el modelo se muestre reproducir la mente humana en un ordenador ni
insuficiente para dar cuenta de los fenómenos reducir su complejidad a un modelo hardwa-
psicopatológicos en su complejidad, que es re/software.
como realmente acontecen. De alguna manera,
los modelos psicológicos reduccionistas, por En la vida, los seres humanos, a veces tro-
impecable que sea el método científico emplea- piezan, pierden comba y la suerte les esquiva.
do, dan la espalda a la realidad y desdeñan, Vagan sin parar por estados de ánimo feroces y
en cierto modo, la verdad, y eso representa opresivos. Llegado a este punto, no les basta
una actitud incompatible con el espíritu de la todo su arte para ocultar su aflicción o vestirla a
la moda. En esa coyuntura anímica, huera y
ciencia.
baudeleriana, no pueden observar la realidad
A pesar de ello, el conductismo ha contribui- sino con los quevedos de Quevedo, deforman-
tes como los espejos de Valle-Inclán, que tam-
do con importantes conocimientos acerca de
bién usaba quevedos. Su puntual y subjetiva
los mecanismos del aprendizaje y ha aportado
atalaya les ofrece, sin duda, una perspectiva
técnicas de modificación de conducta, que se
menos atractiva, repleta de desdichas en
han revelado muy eficaces en el tratamiento de
aumentativo y de alborozos en diminutivo. ¿Qué
ciertos problemas, como los trastornos de
ha ocurrido? Simplemente que el sujeto, siste-
ansiedad, la fobia o los trastornos alimentarios.
máticamente denodado como objeto epistémico
de la ciencia psiquiátrica, ha enfermado, aun-
El conductismo clásico, dadas sus limitacio-
que de él sólo interese el síntoma y su alterada
nes, sufrió modificaciones importantes, culmi-
conducta. En buena lógica, el discurso antropo-
nando en el llamado cognitivismo-conductual.
lógico del enfermar psíquico, necesariamente
La psicología cognitiva está actualmente en
bio-psico-social, está siendo sustituido por el
proceso de expansión y no es de extrañar que
panegírico de un modelo psiquiátrico farmaco-
esté llamada a ser la psicología del nuevo siglo.
dependiente y rudimentariamente biológico,
De hecho es eficaz en el tratamiento de nume-
que conlleva, además, una práctica psicológica
rosas enfermedades mentales como el trastor-
de clara vocación conductista, donde importa
no obsesivo, la fobia, la depresión e incluso la menos el saber como su fácil manejo. No pre-
esquizofrenia y el trastorno bipolar. tendemos cuestionar la validez de ambos
modelos terapéuticos, nada más lejos de nues-
Esta corriente pretende dilucidar como fun- tra intención sino tan sólo perseguimos remar-
ciona la mente y a partir de esto explicar la con- car sus limitaciones, pues sus restrictivas coor-
ducta externa, pues parte de la base de que denadas teóricas camuflan la problemática sub-
ésta se genera en los procesos mentales inter- jetiva y social de fondo y actúan casi exclusiva-
nos. La mente se comporta como un ordenador mente sobre el síntoma en su parte más emer-
procesador de información, es decir, que epis- gente, esto es, sobre aquello que aflora a la
temológicamente la relación cerebro/mente es superficie, sobre lo que hace ruido, en definitiva,
análoga a las del hardware (soporte técnico) y lo que molesta socialmente. La salud mental,
software (programa funcional) respectivamente. más conservadora que nunca, emerge no
Con este armazón conceptual se pretende lle- mucho más allá de su enroque tradicional,
gar a conocer las propiedades funcionales de la nutriendo la práctica asistencial de jóvenes
mente y de hecho muchos han sido los avan- especialistas impregnados por el discurso más
ces. Sin embargo, su propia axiomática, por sencillo del fármaco y seducidos por la ágil
mucho que se compliquen sus esquemas teóri- intervención conductista. No debe sorprender-

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nos que los servicios de salud mental no sean, El sujeto debe ser entendido como un yo
hoy día, otra cosa que un conjunto de estructu- subjetivo e individual, con conciencia de sí
ras ambulatorizadas que funcionan a la luz del mismo. El sujeto es proyecto, es aquello a lo
modelo médico tradicional, tanto en cuanto a que se dedica. Carece de uniformidad y de uni-
las técnicas de intervención terapéuticas, basa- dad, pues a lo largo de su experiencia vital son
das casi exclusivamente en prescripciones far- muchos y diferentes los sujetos que se dan en
macológicas, como a las relaciones con los un individuo. Un ser humano no es nunca igual
pacientes, que se reducen prácticamente a las así mismo ni psíquica ni físicamente. Es una
consultas convencionales. sucesión de yoes desperdigados. Es como el
grifón dantesco, que sin dejar de ser el mismo,
Si despreciamos el ámbito de lo subjetivo cambia constantemente de figura. Quizá sería
nunca lograremos comprender plenamente el más exacto hablar, pues, de sujetos en plural. El
enfermar psíquico. No es posible una descrip- sujeto no nace, se hace. No tiene pues estabili-
ción de los trastornos mentales efectuada a par- dad. El sujeto es un proceso, una serie de actos
tir de la pura observación de la conducta del y de movimientos en un devenir incesante. No
enfermo, soslayando el elemento fundamental tiene perennidad. Es intermitente. Se manifiesta
del enfermar que no es otro que el sujeto mismo en cada acto y se agota en cada proyecto, rena-
con sus motivaciones, intencionalidades y sus ciendo modificado al ocuparse de una nueva
opacos móviles inconscientes, operantes en actividad. Su destino es, pues, la persecución
grado sumo. Todo lo que es profundo necesita obstinada de fines unilaterales. ¿Qué es, enton-
una máscara, dijo Nietzsche. ces, el sujeto? Es ser consciente de sí mismo,
tener memoria de su propia secuencia biográfi-
Solamente una visión totalizadora, que ca, pese a los constantes cambios identitarios y
incluye ineludiblemente al sujeto, tiene el sufi- morfológicos, sin confundirse nunca con lo que
ciente valor heurístico como para ser capaz de uno no es. La conciencia y la memoria rescatan,
explicar de forma coherente todas las vivencias de esta suerte, la dispersión, la falta de estabi-
y comportamientos, ya sean normales o altera- lidad, identidad y perennidad del sujeto, apor-
dos. Todo conocimiento científico que se plan- tándole, definitivamente, coherencia y vivencia
tee desentrañar lo profundo del enfermar psico- de mismidad. Sin embargo, en este mundo coti-
patológico debe ahondar en la experiencia sub- diano y prosaico, el sujeto no puede exteriori-
jetiva en la que se revelan los verdaderos móvi- zarse enteramente. Sus actividades no constitu-
les de toda actuación humana y donde los sín- yen una emanación plena de todo su potencial
tomas adquieren su auténtico significado bio- humano, sino tan sólo una multiplicidad de
gráfico. detalles. Su vida, contingente, dependiente, frá-
gil y siempre incompleta, representa una cons-
El ser humano no puede ser reducido a un tante inquietud, avidez, angustia y miedo.
comportamiento que se observa, a una mera En una palabra, es un ser que vive asediado
conducta, si acaso, susceptible de ser técnica- en todos los sentidos por la conciencia de su
mente modificada, lo que inevitablemente le finitud.
convierte en prisionero de la coseidad. El suje-
to debe manifestarse, revelar su profundidad,
exteriorizar su interioridad, objetivarse y darse a Conocimiento social y cultural
conocer. El sujeto debe encontrar una existen-
cia carnal, activa y consciente en su enfermar, El ser humano nace y se hace en un con-
retornar hacia sí mismo, superada la alienación texto social que le precede. Alcanza su condi-
que representa su impuesta identificación con ción de sujeto en ese tiempo mítico denomina-
el síntoma. do Edipo y consolida su singular condición en la

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interacción social. Su mundo subjetivo procede sión escolástica, que dio lugar a numerosos
de la interiorización y asunción de normas y paradigmas desde los cuales se pretendía
valores de los grupos sociales con los que se explicar la naturaleza de los trastornos menta-
relaciona, especialmente de la familia. Es obvio les. Somos conscientes de que después de
que existe, pues, una estrecha relación entre caer agua sin tregua, la lluvia acaba por mojar
las pautas culturales de conducta y el desarro- el propio agua. No es nuestra intención, pues,
llo de la personalidad. Igualmente existe, sin que cada corriente o escuela, cada cenáculo y
duda, una influencia relevante de la cultura en cada capilla, que todavía las hay, retornen con
la génesis, curso, pronóstico, prevención y tra- innecesario furor dialéctico para alzarse con el
tamiento de determinadas enfermedades men- santo y la limosna. Tan sólo apuntamos unas
tales. pocas notas, quizá algo apresuradas, orienta-
das hacia una nueva epistemología del enfer-
Está demostrado que las alteraciones men- mar psíquico.
tales en su conjunto son más frecuentes en las
clases sociales bajas que en las acomodadas. Se dice que hemos entrado de lleno en la
La incidencia de las psicosis es mayor en las era del cerebro, pues bien, aún siendo relativa-
clases bajas, mientras que las llamadas anti- mente cierto este aserto, a modo de epílogo
guamente neurosis se dan con más frecuencia queremos afirmar que, en realidad, la salud
en las clases económicas más pudientes. Las mental del siglo XXI nos va a conducir inexora-
personas divorciadas enferman con más fre- blemente a una epistemología psicopatológica
cuencia que los casados. Estor datos vienen a del ser humano entendido como un sujeto, esto
demostrar el relativismo de los datos biológicos es, como una unidad biológica dotada de subje-
y psicológicos en salud mental. Las aportacio- tividad, libre y contingente, sin poder moderador
nes de las ciencias sociales ponen en cuestión alguno ni última apelación posible, que se mani-
los reduccionismos biologistas y psicologistas y fiesta a través de comportamientos intenciona-
dan primacía a aquellos modelos que, sin per- dos y amenazada por fuerzas inasibles y, a su
der de vista la importancia del conocimiento vez, integrada socialmente.
neurobiológico y psicológico, abordan el proble-
ma de la enfermedad mental desde una pers-
Dirección de contacto
pectiva integral bio-psico-social.
Fabricio de Potestad Menéndez
Centro de Salud Mental I-A
No pretendemos con estas reflexiones
C/ Compañía s/n - 31001-Pamplona.
recrear de nuevo el escenario del siglo pasado, Tel: 948 20 66 35 - Fax: 948 20 64 09
que si por algo se caracterizó fue por la confu- E mail: fabdepopa@latinmail.com

BIBLIOGRAFÍA

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