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FECHA: 08/01/2018
En la tercera edad algunos trastornos del sueño se hacen más prevalentes tanto al
envejecimiento cerebral como al físico.
Los trastornos del sueño podrían ser el resultado de una serie de factores que incluyen cambios
evolutivos asociados con el envejecimiento, a la patología física, la medicación, el alcohol, la
cafeína, la nicotina, el estrés, la ansiedad, la depresión, la inactividad, factores ambientales del
sueño, malos hábitos del sueño, etc. Es decir, se necesita una valoración completa de todas
estas variables para poder realizar una intervención.
Alteraciones somáticas: Existen diferentes enfermedades físicas que pueden alterar el sueño
como consecuencia de la sensación de malestar. Por ejemplo, un dolor de espalda, dolor gástrico
de una úlcera o cardíaco, incontinencia urinaria, asma, y arritmias. También el sentir dolor
especialmente el asociado a la artritis, o padecimiento de la diabetes son causas de los trastornos
del sueño más frecuentes en los mayores.
Psicopatologías: Los trastornos psicológicos directamente relacionados con los trastornos del
sueño son la depresión y ansiedad. Se ha demostrado que existe una relación entre depresión,
sueño y envejecimiento.
Falta de actividad: Un problema importante en los mayores es la forma de vida tan inactiva.
Esto es especialmente destacable en los mayores institucionalizados, en los que la falta de
actividad física, la no salida al aire libre y la realización de las largas siestas durante el
día, hacen más probable la aparición de trastornos del sueño
El sueño es un estado fisiológico necesario para la vida, que se caracteriza por la interrupción
temporal del movimiento, la capacidad sensorial y el estado de alerta. Durante el sueño se
producen cambios en las funciones del organismo y se desarrolla una actividad mental
imprescindible para mantener el equilibrio físico y psíquico de las personas.
Se distinguen dos etapas en el período de sueño, denominadas fase de sueño lento o NO REM, y
fase de sueño rápido o REM (siglas que corresponden a su nombre en inglés: Rapid Eye
Movimientos o movimientos oculares rápidos). El sueño NO REM, se divide, a su vez, en
cuatro fases con características distintas. A continuación describimos las cinco fases, que se
alternan de forma cíclica mientras la persona permanece dormida (cada 90/100 minutos,
aproximadamente, comienza un nuevo ciclo de sueño en el que los últimos 20 o 30 minutos se
corresponden con la fase REM).
Sueño REM
Durante el sueño REM, los músculos de los ojos se contraen, moviéndose con rapidez bajo los
párpados. Durante el sueño NREM los ojos están quietos. Hay estudios científicos que
demuestran cómo se mueven los ojos en diferentes patrones según el estado de sueño REM. A
veces los ojos giran lentamente un poco antes de que te despiertes. Luego hay explosiones de
movimiento ocular rápido y un sueño profundo. Los científicos creen que la velocidad del
movimiento ocular está relacionada con la acción de un sueño. La mayor parte de nuestros
sueños se producen durante el sueño REM cuando el cerebro está activo y el cuerpo está
tranquilo. Los músculos del cuerpo están en un estado de parálisis cuando soñamos. Si los
músculos se ponen en actividad durante el sueño REM, la persona que duerme puede caminar,
hablar o actuar su sueño.
Sueño NREM
El sueño paradójico tiene cuatro etapas. La primera etapa del NREM se produce poco después
de que la persona se duerme y si se lo despierta durante esta etapa inicial, puede que no se den
cuenta de que se quedaron dormidos. El mioclonio, o una intensa contracción del cuerpo,
pueden producirse durante la primera parte del sueño NREM justo antes de que se relajen los
músculos. Las siguientes tres fases del sueño NREM serán profundas o livianas, y los músculos
del cuerpo pueden relajarse por completo o contraerse y moverse entre fases. Durante el sueño
NREM el cerebro está tranquilo. Generalmente, quien duerme no estará soñando y su cuerpo,
aunque relajado, podría moverse o cambiar de posición entre fase y fase. Disminuye la
frecuencia cardíaca, baja la temperatura corporal y se liberan las hormonas de crecimiento.
Fase I: es la fase de sueño ligero, aquella en la que aún percibimos la mayoría de estímulos que
suceden a nuestro alrededor (auditivos y tactiles). El sueño en fase I es poco o nada reparador, y
coincide con aquellas situaciones en que si habiéndonos quedado dormidos en el sofá alguien
nos dijera: Oye, ya está bien, no te duermas, nosotros contestaríamos: si no estaba durmiendo...
En la fase I de sueño la actividad cerebral combina el patrón alfa con el theta de baja amplitud.
El tono muscular está disminuido en relación a la vigilia y aparecen movimientos oculares
lentos.
Fase II: en esta fase se produce un bloqueo de los 'inputs' sensoriales a nivel de tálamo, es
decir, nuestro sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información sensorial. Este
bloqueo comporta una desconexión del entorno, lo que facilita la conducta de dormir. El sueño
de fase II es parcialmente reparador, lo que sugiere que no es suficiente para descansar
completamente. En la fase II de sueño, la actividad cerebral es predominantemente theta,
aunque aparecen algunas salvas de ondas delta. El tono muscular es menor que en fase I, y
desaparecen los movimientos oculares.
Fase III: el bloqueo sensorial se intensifica en relación a la fase II, lo que indica una mayor
profundidad de sueño. Si nos despertamos en esta fase, nos encontramos confusos y
desorientados (en fase IV sucede lo mismo pero aún con mayor intensidad). El sueño de fase III
es esencial para que la persona descanse subjetiva y objetivamente. En esta fase, la actividad
cerebral es preferentemente delta, aunque con presencia de actividad theta. El tono muscular es
aún más reducido que en fase II, y tampoco hay movimientos oculares.
Fase IV: es la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta.
Es un período esencial para la restauración física y sobretodo psíquica del organismo (provocan
somnolencia diurna). En esta fase, el tono muscular está muy reducido. Aunque no es la fase
típica de los sueños, en algunas ocasiones pueden aparecer. Los sueños de fase IV son en forma
de imágenes, luces, figuras, y nunca en forma de historia. Por último, comentar que la fase IV es
la fase en la que se manifiestan alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores
nocturnos.
Insomnio
Según el D.S.M.IV es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o falta de sueño reparador,
durante al menos un mes, que provoque malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Existen diferentes tipos de
insomnio: transitorio, persistente, relacionado por el consumo de drogas, etc.
Los factores de riesgo más importantes en los mayores para sufrir insomnio son:
3) Demencia
6) Problemas sociales
La prevalencia de este trastorno se incrementa con la edad y es más frecuente en los hombres.
Entre un 30 y un 50% de los mayores normales tienen 20 o más episodios apneicos durante la
noche, siendo dichos episodios provocados por el uso de antidepresivos y alcohol.
Este trastorno está relacionado con la edad y es más frecuente en los varones, se cree que afecta
a un 34% de personas mayores de 60 años. También se le asocia a otros problemas físicos como
los vasculares, neurológicos y metabólicos.
Su relación con el sueño es clara, los movimientos provocan el despertar, y esto puede ocurrir
durante toda la noche, por lo que al día siguiente la persona muestra somnolencia. La frecuencia
de los movimientos varía de un paciente a otro.
Este tipo de trastornos está determinado por las modificaciones en el ritmo circadiano. Es decir,
al igual que otras funciones del organismo, el sueño también sigue un ritmo biológico, en los
que hay periodos más óptimos para dormir y estar despierto. Los trastornos en el ciclo
circadiano son más destacables y frecuentes en los mayores porque con el envejecimiento se
pierde parte de la capacidad para adaptarse a los cambios de horario.
El síndrome de retraso del sueño se caracteriza porque el sueño se presenta más tarde con
relación al horario normal de ir a la cama (según el horario estándar). De esta forma cuando el
sujeto se acuesta, no está preparado fisiológicamente para dormir. Lo que hace que se duerma
más tarde y se levante también más tarde o bien reduzca el número de horas de sueño
incrementa así la sensación de cansancio durante el día.
Este tipo de síndrome es el opuesto al anterior. En él existe una tendencia a levantarse temprano
y acostarse pronto, puesto que la somnolencia comienza a aparecer en las últimas horas de la
tarde. Si las personas que tienen este trastorno están despiertas durante la noche se siente cada
vez más cansados y somnolientos.
Somnolencia Postraumática
Se caracteriza por una gran somnolencia y por episodios de sueño diurno que aparece como
resultado de una lesión en el sistema nervioso central. Esta somnolencia se está relacionada con
otros síntomas como dolor de cabeza, fatiga, problemas de memoria y dificultades para
concentrarse. La somnolencia es más intensa al inicio de la lesión, disminuye progresivamente
con el tiempo. No obstante, es posible una leve somnolencia y quejas sobre el sueño después de
más de un año de la lesión.
No es cierta la afirmación de que las personas mayores necesitan una menor cantidad de sueño
que los jóvenes. Lo que sí es verdad es que la personas de edad duermen menos en la noche que
los niños y adultos jóvenes.
Hay que considerar que los mayores ya se han retirado de la vida laboral, y no tienen problemas
para dormir una siesta larga en la tarde, lo que posiblemente acorta su sueño nocturno.
Investigaciones recientes sugieren que nuestro organismo ha sido diseñado para dormir una
siesta diaria. Pero esta necesidad sólo puede ser satisfecha cuando las personas están jubiladas y
no deben cumplir un rígido horario de trabajo.
TRATAMIENTO
El tratamiento del insomnio depende de los factores precipitantes: alivio del dolor, control de la
ansiedad y de la depresión, tratamiento de la disnea y de la micción nocturna, control de la
acidez y del reflujo gastroesofágico, etc.
En cualquier caso es necesario llevar a cabo la llamada higiene del sueño, una serie de consejos
para conseguir un sueño efectivo y reparador. Estos son:
-Evite las comidas pesadas poco antes de acostarse. Por otro lado, tampoco debe acostarse con
hambre.
-Evite los estimulantes como la cafeína, el té y el chocolate al menos 6 horas antes de dormir.
-Evite beber alcohol poco antes de la hora de dormir. Mientras inicialmente puede adormecerlo,
el alcohol mantiene su cerebro en un sueño superficial y poco reparador.
-Evite la nicotina durante la noche. Esto incluye tanto el tabaco como sistemas para dejar de
fumar como los parches de nicotina. La nicotina es un estimulante, como la cafeína. Los
fumadores a menudo tienen problemas para dormir porque la duración de una buena noche de
sueño es mayor que lo que sus cuerpos quieren resistir sin un cigarrillo y se despiertan temprano
debido a la falta de nicotina.
-Haga ejercicio en las primeras horas del día, de forma regular; evítelo justo antes de irse a
dormir.
-Acuéstese y despiértese a la misma hora todos los días (no haga siestas o, en todo caso, procure
que no duren más de 30 minutos).
-No transforme su tiempo en la cama en el tiempo de resolver sus problemas. Haga una lista de
las cosas que ha de hacer al día siguiente y después intente quitarlas de su mente.
-Si no puede conciliar el sueño después de 20 minutos, levántese de la cama y realice una
actividad tranquila como leer o escuchar música.
-Duerma sólo lo necesario para encontrarse descansado y despejado al día siguiente. Limite la
presencia en la cama a un máximo de 8 horas.
-Procure que el dormitorio sea tranquilo y sin exceso de luz, con una temperatura agradable.
Conviene dormir en una cama cómoda y con un pijama adecuado, que no apriete y no dificulte
los movimientos.
-Limite la ingesta de líquidos previa a irse a la cama, así evitara los despertares nocturnos para ir
al baño.
E. La alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de sustancia (p. ej., drogas,
fármacos) o de una enfermedad médica.
E. La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas,
fármacos) o de una enfermedad médica.
Especificar si:
Recidivante: si hay períodos de somnolencia excesiva que duran como mínimo 3 días y tienen
lugar varias veces al año durante al menos 2 años.
1. cataplejía (es decir, episodios breves y súbitos de pérdida bilateral del tono muscular, la
mayoría de las veces en asociación con emociones intensas)
2. intrusiones recurrentes de elementos del sueño REM en las fases de transición entre el sueño
y la vigilia, tal y como indican las alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas o las parálisis
del sueño al principio o al final de los episodios de sueño
C. La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas,
fármacos) o de una enfermedad médica.
Nota: Codificar también el trastorno de la respiración relacionado con el sueño en el Eje III.
B. Las alteraciones del sueño provocan un malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
C. Las alteraciones del sueño no aparecen exclusivamente en el transcurso de otro trastorno del
sueño u otro trastorno mental.
D. El trastorno no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas,
fármacos) o de una enfermedad médica.
Especificar tipo:
Tipo sueño retrasado: patrón de sueño persistente que consiste en acostarse y despertarse
tarde, con incapacidad para conciliar el sueño y levantarse a horas más tempranas pese a
desearlo.
Tipo jet lag: somnolencia y estado de alerta presentes en momentos del día inadecuados, y que
aparece después de repetidos viajes transmeridionales a zonas con diferente horario.
Tipos cambios de turno de trabajo: insomnio que aparece durante las horas que el individuo
debería dormir o somnolencia excesiva durante las horas en que debería estar despierto, debido
a un turno de trabajo nocturno o a un cambio repetido del turno de trabajo.
Tipo no especificado
A. Despertares repetidos durante el período de sueño mayor o en las siestas diurnas, provocados
por sueños extremadamente terroríficos y prolongados que dejan recuerdos vividos, y cuyo
contenido suele centrarse en amenazas para la propia supervivencia, seguridad o autoestima.
Los despertares suelen ocurrir durante la segunda mitad del período de sueño.
B. Al despertarse del sueño terrorífico, la persona recupera rápidamente el estado orientado y
despierto (a diferencia de la confusión y desorientación que caracterizan los terrores nocturnos y
algunas formas de epilepsia).
C. Las pesadillas, o la alteración del sueño determinada por los continuos despertares, provocan
malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo.
D. Las pesadillas no aparecen exclusivamente en el transcurso de otro trastorno mental (p. ej.,
delirium, trastorno por estrés postraumático) y no se deben a los efectos fisiológicos directos de
una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
C. El individuo muestra una falta relativa de respuesta a los esfuerzos de los demás por
tranquilizarle.
D. Existe amnesia del episodio: el individuo no puede describir recuerdo alguno detallado de lo
acontecido durante la noche.
F. La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas,
fármacos) o de una enfermedad médica.
A. Episodios repetidos que implican el acto de levantarse de la cama y andar por las
habitaciones en pleno sueño, que tienen un lugar generalmente durante el primer tercio del
período de sueño mayor.
B. Durante estos episodios, el individuo tiene una mirada fija y perdida, se muestra
relativamente arreactivo a los intentos de los demás para establecer un diálogo con él y sólo
puede ser despertado a base de grandes esfuerzos.
C. Al despertar (tanto en pleno episodio como a la mañana siguiente), el sujeto no recuerda nada
de lo sucedido.
Bibliografía
Cruz, E. (2008). Trastornos del sueño en el adulto mayor en la comunidad. Rev. Ciencias
Médicas.