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Feevds ,~oan . La wlten hee eypocdiieulo - pBOs seman premmcnesen LA METAFORA DE LA SINTONIA MODIFICACIONES EN LA FRECUENCIA DE ‘ONDA DE LAS NUEVAS GENERACIONES {a inteligencia es In capacidad de adaptacién a un mumdo en constante cambio John Dewey Conexién com Ino mucwa> eneraciOnes Potenciacién de la sensorialidad, de la narratividad, del dinamismo, de la emotividad, de lo sensacional... Tal vez. el educador reniegue de estos vientos, 0 concluya que no quiere navegar por estos mares. Tal vez objete que lo que de erian hacer Ja escuela y la cultura oficial no es plegarse a estas hipertrofias sino contrarrestarlas, cornpensazias. O tal ‘vez plantee una alternativa: si no puede cambiar la socie- dad, sf que puede controlar su aula, haciendo que soplen e1t ella otros vientos, los de la serenidad, el silencio, 1a abstrac- ci6n, la reflexi6n, la conceptualizacién... ‘Tanto las objeciones como el planteamiento alternativo pueden parecer coherentes, pero no Io son. De acuerdo en ‘que los profesionales de la educacién y de la cormunicacién cultural deben compensar las carencias y déficits de la so- ciedad, Pero no deben hacerlo —no pueden hacerlo-~ desde unos parémetros comunicativos opuestos a los de le cultura popular hegeménica. No es valida la pretensi6n de conver- tir la escuela en un mar alternativo en el que se pueda na- vegar viento en popa a toda vela. No es valida porque no es operative Es aqui donde ha de entrar en juego una segunda meta fora: la de la sintonfa. Un educador es un comunicador, y na- die puede comunicar de manera eficaz si no esté en sirtonia con los receptores, si no es capaz de conectar con ellos. Sélo 43 se puede ser comunicativarmente eficaz a parir de un Comer aeeeto profunda éel receptor y este conocimiento comPOrS rai os cambios profundos que éte ha sufrido en interac” ‘Daniel Pennac (1993, pag. 26) considera tamos todos mucho mAs implicados ustraerse al infiujo social. Y Jos nifios y los joveres menos que adie. roy mas que aunca, todo sujet es, de manera inevitable, ofotinns de le cultura en Ta que nace. El antrop6logo Lév- Seaues lo expres6 mediante una paradoja al sefialar que Sedo aprendizae, incluido el que se resibe en la escucls se tradhce en un enipobrecimiento en efecto, pero para consolidar otzos de los dones fries del niho rouy Pe Peto, En otras palabras el ser humana nace genéticamens SUapado con mltitd de capacidades peicofisicas Hens. fantdraciém es necesariamente wn proceso de seleccion, 12 Tumnto lieve a desarrllar algunas de estas capacidiles J PO" rofian, marginar o descuidar otras, Bsta selecci6n es, er Suen inedida, consecuencia de le cultura imperante, “un soldado estandar cel ejércio espaztl del siglo Ro tenta mucha més fuerza fisica que un soldado os Sie se del ejércto espatil actual. En cambio, el soldado ac- thal posiblemeate tendré mucho mas desarrolladas las babi Tidades relacionadas con la motricidad fina. En ambos casos tl desarrollo personal es consecuencia de las herramientas aque privilegian las respectivas culturas El ser humano como evosistenia Las intvenciones como extensiones EJ ser bumano puede ser entendido como una especie de ecosisteme microcdsmico dentro de an ecosistems mas am 4a cemeneeRc eo e en em N i con los dems. ‘Cuando una dimensién es alterada, el con- Junto resulta alterado en su totalidad. Los cambios en un as” pecto de la percepcién 0 de ‘experiencia humana afectan a Todos los demés. El individuo debe re-crearse a sf mismo fora poder encajar en un mundo transformado, Tiene que Peodclar su propia personalidad para, ser competitivo, Tyresvo, mentalnenterépido, encantador y manipulativo Mander, 1981, pég. 127). . ‘Sil ser humano puede ser considerado como un ecosis pologias mas sutles que ejercen su influencia sobre proce pos intelectuales (J. M. Pérez Tornero, 1994, pag. 47) Ln influencia de las herramientas cultaraes no se manifesta, pues, s6loa nivel fsico 0 perceptivo, también a nivel mental. Tas tmagenes, por ejemplo, no influyen sélo en aspectos epi ermioos de la mente humana, como os conocimientos, sino ‘que modelan nuestras estructura de jento, nuestro len- icjey el conjunto de nuestra personalidad, Es en este sens aan suede hablarse de las tecnologias como extensiones de) cuerpo hnraano: «Cualguier protonyacion o extensién, va 9 dela pe! de la mano o del pic, afecta a tod el complejo Psi ‘quico y social» (28. McLuban, 1969, née. 26) ‘Se van acumulando las investigazionrsque ponen de r™a- nifiesto que la relacién entre cerebro y conducta es bidiree a ov conducta y la experiencia son moldeadas por ¢t Cerebro, y al mismo tiempo influyen tanto en su estrus came en oa formacion (S. 1. Greenspan, 1998, pis. 368). ec he llamado a atenciGn sobre el hecho de que el simple acto de escribir exige movimientos musculares radicalmente distintos sean se hega en una hoja de papel, en una pizatra oen un ordenador. Pero es que también los procesos ments Jee tecuen molificados segun se recurra para escribir, de ‘manera ordinaria, al boligrafo o al ordenador. ta iconosfera como extensién ‘También el hecho de vivir en una iconosfere, de respirar constantemente imagenes visuales y sonoras, el hecho de ha- “ber nacido y crecido en una cultura del espectdculo, provoca modificaciones profundas en las nuevas generaciones. Las condiciona incluso el tipo de imagenes que contemplan de Considera Jerry Mander (1981, pag. 225) que «los seres /humanos nos convertimos lentamente en las imagenes que evamos en nuestras mentess. Es una de las formas bAsicas de aprender a ser. Mander se sirve como ejemplo de las imé- genes de Buda. Las escalturas de Buda han sidohhechas para inspirar, ala persona que las mire, la actitud dela figura de Buda, su estado de énimo, su forma de ser, «La persona que contempla la figura de Buda durante muchas horas se vuelve mis parecida a Ja figura de Buda. Es simplemente una cues- ) tion de tiempo» (idem, pég. 231). Es una especiede alquimia | enta que le imagen finalmente produce la realicad En definitiva, los cambios culturales repercuten en cam- bios personales, lo que comporta que las épocas de encruci- ‘jada cultural, las épocas de grandes cambios sociales se ca- ractericen por diferencias profundas entre las generaciones. De ahi la importancia de la metéfor: ie la sintonfa, de la necesidad de conectar con los receptores. De nada sirve ha- cer un discurso muy brillante y coherente sino bay ningyin receptor en Ja frecuencia de onda en la que se ha situado el ‘emisor. ¥ esto es valido tanto para el que comunica desde la radio como para el que lo hace en la escuela, Diffcilmente podré ser eficaz un ed--ador que pretenda hacer soplar en el aula unos vientos diferentes de los que so- plan fuera de ella. ¥ es que los alumnos con los que tendré que realizar el trabajo académico estén profundamente mo- dificados por el hecho de haber nacido y crecide en una cul- ‘ura del espectéculo, La historieta que cuenta Perich (figura 2) pone de mani- fiesto el desfase entre generaciones y culturas. De nada sirve que el adulto esté cargado de argumentos. El nifo, sin usar argumentos, lo deja sin argumentos. De nada sirven las ra- zones si no se consigue conectar con los destinatarios. Para sintonizar con unos destinatarios modelados por esta cultura es imprescindible partir de los parémetros co- municativos impuestos por ella. Este es el reto: conectar 0 sintonizar con unas personas que estén en otra frecuencia de onds, con unas personas profundamente modificadas. Ha- bbrfa que hablar de modificaciones en cuanto a frecuencia de onda perceptiva, en cuante a frecuencia de onda mental y en cuanto a frecuencia de onda actitudinal. Modifeaciones en la frecuencia de onda perceptiva' La capacidad perceptiva Hay diferencias sustanciales entre la frecuencia de onda erceptiva de las nuevas generaciones y la de generaciones uacidas y crecidas hace unas décadas. Desde diversos puntos de vista. Por ejemplo, en cuanto a capacidad perceptiva. {- Elauior retoma y amplia en este capftulo algunos concepios que habia en obras anteriores, fundamentalnente en Video educa Paidss, Barcelona, Col Papeles de Pedagogia, 1992, pigs. 23-30, yen Le pr ‘lcidad, modelo para la ensetarca, Akal, Madiid, 1998, pgs. 13-24 47 Es facil que el lector haya presenciado alguna vez en el hogar una escena de este tipo: estando toda la familia con- templando la televisién, el abuelo le pide al nieto que le ex- pligae una situacién que no ha comprendico a causa de una clipsis en Ia narraci6n o de un cambio vertiginoso de planos. ‘Las personas jévenes, que han crecido en una cultura a\ 4 diovisual, en una cultura de la hiperestimulacién sensorial, demuestran tener una habilidad superior para percibir estf- rmmulos visuales muy breves, sincopados. También para esta- blecer relaciones répidas entre planos contiguios. + Una prueba de que se han incrementado los niveles de per- cepcién visual en las nuevas generaciones es e! hecho de que en dl cine contemporéneo ya no es preciso recurrir a aquellos molestos rétulos de antatio: «Unas horas més tarde», «Al dia siguientes, «Entretanto...». El espectador contempordneo se ha habituado a encade- { nar, relacionar, e asociar, a comparar, acantrastar... ¥ todo ello con una rapidez creciente, Tambiéa le publicidad ba ido yadoptando con el tiempo un estilo mucho menos explicito, més sugerente, mis eliptico, mas trepidante. Se han detectado diferencias significativas en cuanto a capacidad perceptiva entre nifios crecidos en ambientes ur- ‘banos y nifios erecidos en un entorno rural, lo que pone de manifiesto —como se ha indicado antes que ios medios producen sus efectos en el marco de un ecosistema, en et que confluye una multiplicidad de factores, tanto tecnol6gicos como ambientales 0 culturales. Se sabe, por ejemplo, que los videojuegos, que algunos 1 educadores rechazan o desprecian, contribuyen 2 desarro- Tar unas habilidades especificas (mejoran la coordinacién motriz o Ia integraci6n de estfmulos visuales y auditivos, la | coordinacién perceptiva y neuromuscular, la rapider de re- figjos...), hasta unos limites a los que ninguna tecnologia anterior se habfa siquiera aproximado. De ahf el contraste entre la eficacia ya facilidad con la que se enfrentan a ellos Jos nifios y j6venes, y la dificultad que experimentan Jos ‘adultos para encararse con ellos. Sirve lo mismo para todas aquellas tecnologias que requieren capacidad visual y des- ‘trezas relacionadas con la inteligencia espacial. 48 El zapping sensorial: la voracidad perceptive Pero las diferencias no afectan s6lo a la capacidad per- ceptiva. También a la necesidad perceptiva. A la hiperesti- mulaci6n sensorial con la que suelen bombardear los me- dios de masas le corresponde como respuesta una especie de voracidad sensorial creciente por part= de los recepto- res. «Sin masica no se puede vivir>, parecen decir las nue- ‘vas generaciones, con los CD funcionando a toda hora 0 recurriendo a los walkman hasta en los momentos més in- verosimiles. «Si no se mueve es aburrido», manifiestan de manera explicita o implicita cuando se enfrentan a mensa- jes visuales estéticos. E} estadounidense Jerry Mander, que trabajé “durante afios como publicitario, para convertirge huegn en un lucha- fenare sus auiaguos comparieros de profesiOn era muy popu- Jar Ja expresi6n ela naturaleza es aburridas. Mander (1981, pg. 16) se preguntaba al oftlo si el problema estarfa en ellos, en la naturaleza. En un universo de hiperestimulacién sen- sorial, de voracidad perceptiva, la naturaleza puede aparecer ‘como algo carente de estimulos sensoriales suficientemente gratificantes. Un caw eaiccwn de esta evoluciéa seria la apariciéa de ‘un nuevo tipo de personalidad. En los Estados Unidos se los denomina emorions seekers, buscadores de emociones. Son j personas que sélo se encuentran satisfechas cuando se sien- ten muy estimuledss, personas que no soportan el aburti miento pero que se aburren con facilidad De abf que fécil- ‘mente deriven hacia actitades adictivas: acaban necesitando consumir sensaciones de manera compulsiva. Cuanto més fuertes son las experiencias a las que se han ido habituando, ‘ms fuertes son las sensaciones que necesitan experimentar ara sentirse gratificados. La cultura del especticulo, cultura de la iconosfers, sa- tisface hasta limites insospechados una de esas fuerzas bio- Wogicas incontenibles, la pulsin escépica, un insaciable apetito de ver. Pero, al mismo tiempo que o satisface, lo po- tencia, lo desarrolla, también hasta limites inconcebibles hasta hoy. 49 ftenomeno del zapping, con tos sus variates, es a un tiempo causa y consecuencia de ese hiperestimulacién sen- Soria El receptor que se habitia a scr sensorialmente grat icado acaba exigiendo cada vez mas gratificaci6r sensorial (Cuando esta gratificacién no se la ofrecen los mensajes, se Ja procura él mediante el uso del mando a distancia. Voracidad sensorial en los receptores como respuesta a la hiperestimu- Jacién sensorial facilitada por los medios. El zapping es la manifestacién més evidente de un nuevo estilo de comporta- # miento perceptivo cada vez més fragmentario. No es extrafio, en este contexto, que el clip sea una de las + formulas comunicativas que més aceptaci6n ha encontrado ‘entre las nuevas generaciones. Cilp significa precisamente ‘corte. El videoclip es tal vez la manifestacion més certera de Ja cultura del corte, de la fragmentaci6n, del cambio. Al apetito de ver se afiade el azetito de ofr. La radio, los compact disc, los casetes, los walkman permiten una estinm- JaciOn sonora incesante y, al mismo tiempo, alimentan la ne- cesidad de esta estimulacién. Garcia Marquez decia que no cierto que la imagen esté desplarando las palabras ni que pueda extinguirlas. Al contrario, esta potenciéndolas. Para Garcia Marquez el gran derrotado hoy es el silencio. Manuel Campo Vidal, que conoce a fondo la televisién come profesional del medio, se hizo eco, con lucidez e iro- nia, de la voracidad sensorial que caracteriza a nuestra so- cietiad: «Si de pronto se averiaran todos los televisores del mundo, uo habria escaias para medir los maremotos de aburrimiento». 2. Bl ttrmiso zapping se aplica, en sentido strict, aun comportanaiento ‘consistent en udlizar el mandos distancia dl televisor para cambiar de car ‘nal durante las interrupciones publicitarias. El zipping conssteen It acele- ‘aciém de} magnetoscopio cuando se est eontemiplando un programa Er= bao, tanto si es com el objeto de evtar Ins interupciones publicitaras ‘como s es para evtar un fragmento poco gatlfcante. El fipping consiste en el cambio de cadena sin otro motivo que dl del simple placer de cambiaz. inalmente, el grzing consis ene eambiode cadena para sepur diversos programas al mismo tempo. 50, La necesidad de concreciér. También en este caso el hébito acaba creando naturaleza. Una de las principales consecuencias de vivir en un universo de concrecién es que las nuevas generaciones no se sienten ‘eémodas en universos caracterizados por Ia abstraccitn, como la escuela, la iglesia o, en general, Ja cultura oficial. Quienes trabajamos en la universidad conocemos las reti- cencias crecientes que muestran los alummios ante las mate. rias que consideran teéricas. Estas reticencias las expresan incluso algunas estudiantes brillantes, poniendo de mani- fiesto la también creciente dificultad para la abstraccién, para el andlisis, para la reflexion... Los niios y los jovenes que contemplan la televisién, los gue oyen la radio o escuchan musica con los wallonan, los que se entretienen con un videojuego o exploran un nuevo multimedia, y a menuds también lus que riavegan por el ci- berespacio, se mueven en un mundo de conerceién, de dina. mismo, de fragmentaci6n, de gratificacién sensorial, de emotividad, de hiperestimulacién... Se mueven —para bien ara mal— en un universo comunicativo que se rige por lunes pardmetros distintos de los que caracterizan a la cul- ‘ura oficial y, mas en concreto, a la escuela. En esta misma linea van los cambios producidos por tec- nologias como el ordenador, incluso cuando se aplica a ta- reas propias de la cultura tradicional. Para muchas personas escribir con ordenador resulta mas estimulante que escribir sobre el papel. El plus de gratificaci6n proviene de un com- Ponente Itidico que es consecuencia precisammente de su ma. ‘yor grado de concrecién, de sensorialidad, de la incorpora- ‘sion y potenciacién de Jas dimensiones visual, auditiva y ‘éctil. Se habla precisaments de informética amigable para 51 referirse a ia utilizacién de interficies cada vez mas visuales yal incremento de las interacciones sensoriomotrices. En definitive, le infuencia de la cultura cel especticulo se hace patente en unas nuevas generaciones caracterizadas por la biisqueda mas o menos compulsiva de la gratificacién sensorial, por ei miedo al silencio, por el rechiz0 de lo esté- tico, Se bata de unos stjotos que tiendena privilegiar lo con- ereto sobre io abstracto, lo sensitive sobre bo reflexivo, unos ‘sajetos, en fin, para los que a mesude es més importante contemplar gue pensar Modificaciones en Iz frecuencia de ona mental Herramientas ¢ procesos mentales Ethecho de crecer en una iconosfere lev a lus sasevas ge- neraciones a desarvolias unos procesos mentales distintos de fos que desarrollzron les que nacieror: y crecieron en la gz Jaxia Gutenberg. ‘Aclgunos les molesta que se hagan andlisis comparativo: enire la lecture y lz contemplacién de imagenes. Consideran que puede caerse en dicororias féciles, en maniqueismos. Fe ovidente que ler y ver imagenes son actividades corps: cibies, conipiementaras, Peru no puede negarse gue des rrollen habilidades perceptivas v mentakes diferenciades, Es como leer y hacer deporte: son actividades corapatibles, pero si una persona se pasa toda su vida leyerdo, ef dia en que pretenda hacer deporte se rompers El lenguaje verbal trabaja con signes dcblemente abstrac- 10s, en el sentido de que sor signos abstractos que remiten 4 sonidos ebstracios. Ea consecuentia, som biperfuncions para la expresi6r: de conceptos El audiovisual eiectrdnico, en 5 de dominancia sensorial, opera con signos com ereios, analdgicos, hiperfuncionales para la vibrs rial, pero no tanto parz la abetraccién y la concept El cardcter enalitco de las operaciones lectoras se com prende mejor si se compara la Jectura que se hace para o> rregir prucbas de immprenta con le que se have con el objeto de comprender, aprender o disirutes. Ea ¢. primer caso ley 52 goemmige ‘que extremar la concentracion, porque ie: que visualizar (o- ds y cada una de las letras, ons y cade uno de les signos de puntuaciér. La concentracién superior que exige esta coperacién mental comporta que a menudo resulte dificfl ac- ceder a la comprensién del sentido del tex. ¥ es que para cada operaci6n mertal se precisa un tipo disinto de habili- dad y, al activarse unos procesos especitos, se producen unos efectos diferenciados. ‘Mieniras la lecture tende a desarrollar dl pensamiento contimuo y lineal, le iconosfera Ueva a desarrollar el pensa- miento discontinuo y simulténeo. La imagen se rige Priori- tariemente por el pensamiento global, sintético, mientras que le letra impresa se rige por el pensumniento analitico, se cuencial. Le imagen desarrolla primordialrente el pensa- ‘miento intuitive. La letra impresa, el pensarniento reflexivo. Noes extrafio que fuers el nacimiento dé la escriture el que diera paso a la aparicidn del gramézico, da! lozico, del ret ico, de! historiador, del cientifico Leer comporia la copacidad de ir mas alls cel significante, ‘Ver imagenes comporta dejarse penetrar for ioe signilican tes, Podria decirse que leer comporte una actitud mental ac: tiva, de penetracién, para dar sentido a unas signos que, em suanto abstractos, extn aejados dela reali la eeptiva, de En ef prin es, coat’ um significado, a partir de compleias operaciones 5. de caracter gramatical, sintéctico y seméntico. Ea el se. undo, hay que dejarse peueirar por unos signos qte tienen ‘2s por el flujo de emociones y sensaciones ove de«pier tar A riire conira eonaeusvackss pulga de un punto a otro a Jo largo de una linea (P. Babin, 1993, pégs. 23-24). Ver una imager, en cambio, comporta r=- cibir de entrada un impacto global. Ante la imagen se adopta ‘una actitad sintética. Sélo si el receptor lo desea y tiene tiempo, puede pasar de jo global al detalle. Mientras la lec- ura desarrolla procesos mentales analfticos, 1a imagen re- clama prioritariamente actitudes globales, sintéticas. ~ eLeer es siempre una actividad en sf misma intelectual, tum esbozo de pensamiento, algo mfs activamente mental que ver imfgenes: después de la palabra oral, In voz escrita es el is potente t6nico paral crecimiento intelectual que se ha inventado.s (Fernando Savater, 1997, pags. 140-141) ‘Apertura contra concentracién. No resulta sorprendente, pues, que Ja actividad de contemplar imigenes, como la de ofr misica, se pueda compaginar con otras actividades. Las imégenes de television se contemplan a menudo en actitud de semiatenci6n, mientras se realizan otras actividades. En cambio, actividades como la lectura 0 el eflculo numérico exigen una actitud concentrada por parte del receptor. Re- sulta dificil —si no imposible— ejercerlas simultémeamente con otras actividades. ‘Teniendo en cuenta que en las sociedades desarrolladas la vida cotidiana ova a ejercisarse mucho més en le audicign de mésicas y en la comtemplacién ce imagenes que en el c4l- culo numérico o en la Iectura, habré que hablar de una cul- ‘tura que favorece actitucles mentales de apertura, de disper- sion y de simultaneidad, en contraste con la cultura de la Jetra escrita, que exige prioritariamente actitudes de concen- tracion y andlisis. ‘También las tecnologias digitales trabajan con una estruc- ‘wa distinta de la del libro, no lineal sive arbor wre retina ue reise oon er ore en ia Ted Otra analogfa que la define =dccuadamente. El avance social de estas tecnologias (el multimedia, el hipermedia, él hipertexto 0 Internet) tal vez contribuya 2 potenciar nuevas formes de razouamiento y, ala larga, la modificacién de las habilidades mentales en la linea descrita. «Para aumentar y transformar ciertas capacidades cognitivas humanas, la informética exterioriza parcialmente oa fades ‘en unos soportes numéricoss (F. Lévy, 1998, 54 ‘Tal vez hoy el cambio més significativo no sea el paso de ‘una cultura de la palabra a una cultura de la imagen —por quanto la palabra sigue siendo un componente esencial de Jos mensajes audiovisuales y multimedia sino el paso de ~-una caltura lineal y de andlisis a una cultura reticular, de la simultancidad y la siatesis. I gapping mental: una nueva manera de pensar Hay invenciones que provocan cambios leves, tanto para ‘bien como para mak: pensemos en la pélvora. Pero hay otras que modifican la cultura y la sociedad de manera profunda ¢ inmprevisible, una manera que no puede ser'comprendida si no es retrospectivamente (K: Popper y J. Condry, 1994, pg. 27). 'Sies cierto que el desarrollo cognitivo es producto, de Ia manipulacién activa sobre el entorno (Piaget dizi), los cam- bios sustanciales en el entorao provocarén cambios sustan- ciales de cardcter cognitive. Hoy los medios de masas eudio- visuales han pasado a formar parte del medio ambiente, de manera que el desarrollo cognitivo ha de verse altamente modificado por lz constante interaccién con ellos. Si antes se hablé de rapping sensorial, ahora habria que hablar de zapping moentsl. La era de los medios de masas au- diovisuales conduce a los consumidores 2 una percepcion distinta de la realidad y, més en concreto, a una percepcion distinta del espacio y del tiempo. La galaxia Gutenberg com- portaba una percepcién del tiempo lineal, puntual, mono- color. Una cosa tras otra, con orden, conforme al lemna clé- sico: «Cada cosa a su tiempo » un tiemape para cada cosas Za iconostera, en cambio, privilegia una percepcién del tiempo polifénico y la capacidad de desarroliar actividades simulténeas. Cada medio impone un estilo especifico de receptividad. «La forma del libro impreso cre6 una nueva manera de or- ganizar el contenido y, con esto, foment6 una nueva manera de organizar el pensatsiento» (Neil Postrnan, 1990. pag. 51). Favorecié unos habitos de pensamiento que James Joyce de- nominé mentalidad de ABCD, refiriéndose a una estructura de conciencia que es fielmente andloga 2 la estructura de la 55 tipografia. La linealidad de la mente tipogréfica se mani- fiesta de todos diversos: desde la manera de leer Ia historia {como un movimiento progresivo, que funciona paso a paso) hhasta la entronizacién del razonamiento causal: secuenci de procesos que van de causa a efecto. Desde el punto de vista mental, Ja cultura del espectéculo representa, Pues, un modo distinto de pensar el naundo, pri- mordialmente no de manera lineal sino simulténes, no de ‘manera analitica sino sintética, no de manera racional sito intuitiva. En oposicion a la cultura humanfstica, sistemati- 1zada y jerarquizada, hay que hablar de una cultura mosaico, caracterizada por la dispersién y el caos sleatorio. Son los signos de los tiempos, algunos de los rasgos caracterfsticos de la denominada sociedad posmoderna. La cultura mosaico La expresién cultura mosaico, acuftada por Abraharn Mo- les (1975, pégs. 205-208), evoca la idea de un mosaico de co- nocimientos inconexos adheridos al cerebro humano y sin ninguna relaciOn entre sf. La cultura tradicional se caracte- rizaba por una estructura de partida y la jerarquia de los conceptos generales. «E] acto cognoscitivo del humanismo clisico, acentuadamente cartesiano, hacia un amplio uso de Ja deduccién mas v menos légica y de los procesos formales cualificados de razenariento». En contrasie, en Ja cultura mosaico, «los fragmentos de nuestro conocimiento son briznas sin orden, unidas al azar por simples relaciones de proximidad, de época, de adquisi- cin, de asonancia,de asociacién de ideas; sin estructura de- finida, por tanto, pero con una cohesién que puede, al igual que la cobesion logica de la que hemos bablado antes, ga- rantizar cierta densidad de la pantalla de nuestros conoci- ‘mientos, una compacidad de ésta tan grande como la del en- tramado que nos proponfa la educacién bumanistas. ‘Es una forma radicalinente distinta de construir. Se tiende a sustitur le l6gica lineal, basada en la concatenacién causal, en le relaci6n natural causs-efecto, por una légica circular, basada en Ia simple asociaci6n por contigiiidad 0 56 por analogia. Mientras la tégica racion . odia la contradic- cién, evita los contrarios, en la logica carcular cabe todo. Desde el punto de vista mental, al hombre de cultura se le plantea un conflicto que es caractertstico de toda encruci- jada cultural, Procedemos de una cultura de lo lineal, pero vvivimos en una cultura de lo global, de lo simulténeo. Tene- ‘mos dificultades para enfrentarnos cor. Ia simultaneidad porque nuestro sistema conceptual es-a constituido en la li nealidad. Es dificil rendir cuenta de la complejidad en un marco conceptual de tipo lineal. ‘La ciencia se constituy6 y se desarroll6 como reflexién so- bre fenémenos dadosde manera lineal, que manifiestan rela- clones de causa-efecto dadas linealmente. «La ciencia es cien- cia de la linealidad y es determinista» (S. Serrano, 1996, pag. 206). No poseemos un tratamieuto formal dela simultanei- dad. «Por et momento s6lo sabemos tratar la sirnultaneidad ‘como un sistema de Iinealidades paralelase (idem, pég. 78). ‘Las nuevas generaciones sufren de alguna manera esta e5- cisién. Han crecido en una cultura popular que se caracte- riza por la globalidad y la simultaneidad, por lo visual, lo asociativo, lo intuitivo, lo sintético. En otros términos, hen mamado una cultura mosaico. Pero tienen que enfrentarse enel aula a una cultura oficial que se caracteriza por la line- ialidad, por lo verbal, lo sbstracto, lo ana- Brico, fo va sreanas qyie han sido entrenadas para jo sensible, pars Jo visual y lo intuitivo, se les suele exi: gir la activacién del pensaraiento Iégico, conceptual, deduc- vo, objetivo, analitico. Déficit mentales Socrates criticé la invencién del alfabeto considerando las pérdidas que supondria su aceptaci6n para la cultura im- perante. Pérdida, pcr ejemplo, en cuanto 2 memoria, una ha- bilidad mental hiperdesarrollada en una cultura verbal y amu- cho menos necesaria cuando las informaciones pueden ser almacenadas en forma de textos escritos. {as habilidades mentales que resultan atrofiadas (0, cuando ‘menos, desatendidas) en la iconcafera tienen que ver priorita- 387 Saree conf sbsrccin ol anise yn concentracén, Por esto no ha de sorprender que, pese a los avances en la lucha contra el analfabetismo, hays cada vez mAs analfabetos fun- cionales. O que se incrementen los casos de lectura no com prensiva, un problema que al parecer era impensable entre las personas alfabetizadas de siglos anteriores. O que cada vez re- sulten més dificiles, en el aula y fuera de ella, las operaciones mentales que exigen concentracion y andlisis. Lo que tenden a desarrollar Jos nuevos medios es una atencién Hotante, discon- tinua, dispersa, la incapacidad de mamtenerse mucho tiempo concentrado en una misma realidad. Alberto Moravia decfa que la proporciGn entre letrades y analfabetos es constante, ero actualrmente los analfabetos pueden leer y escribir. ‘Abundan las investigaciones que ponen de inanifiesto es- tos déficts. En los Estados Unidos, el pafs que abandera la cultura del espectéculo, los escolares obtienen puntuaciones és bajas que los de cualquier otra nacién occidental o in- dustrializada. Grandes proporciones de jévenes estadouni- denses no dominan las materias escolares basicas. A los die- cisiete afos, el 80% d: los estudiantes se muestra incapaz de escribir una carta convincente. La mitad de ellos no propor- cionan estimaciones razonables —y menos ain respuestas correctas—a problemas basices de tipo numérico (H. Gard- ner, 1995, pig. 251). La situaci6n nv paiece wiuy distinta en Espaiia. Una ine vestigaci6n realizada por el Laboratorio de Lectura de la Uni versidad de Girona a lo largo decinco afios y sobre una mues- tra de 7.000 alumnos de 37 comarcas de Cataluha revela que uno de cada cuatro estudiantes catalanes llega a los 15 afios sin comprender correctamente lo que lee. No ha asumido el proceso de comprensién lectora adecuado a su edad (lo que Jos psie6logos denominan decodificacién automética). Segtin los psic6logos investigadores, el nivel de automatizacion de la Tecrura queda estancado entre 6° de Primaria y 4” de ESO (La ‘Vanguardia, 16 de febrero de 1997, p&g. 31) Se observan asimismo repercusiones en el émbito de la ‘ortograli. El 44% de ios chicos y el 32% de las chicas llega a. 4° de ESO haciendo mds faltas de ortografis de lo que les corresponderia por edad. En cuanto a las pruebas de vocs- Dbulario, Jos resultados estin unos 20 puntcs por debajo de 58 tos que se obtuvieron hace 15 aos con Ja administracin de Jas mismas pruebas, Ea lo que atatie al célculo mental, el re- ‘roceso respecto a Jos resultados obtenidos hace 15 alios es del 50% (ibidem). Para ser justos, al hacer este balance de déficits no puede olvidarse la otra cara de la moneda. ¥ es oue, en contrapar- tida, entre Jas muevas generaciones hay :nucha més capaci- dad que entre las antiguas para todo aquello que comporte intuicién, situacién ene} espacio, simultaneidad, rapidez de reflejos, capacidad de integracién de estimulas visuales y so- noros... Se ha comentado ya, Es la otra cara de una misma moneda: la de] cambioradical en la frecuencia de onda men- tal de las nuevas generaciones. Modificaciones en Ia frecuencia de onda actitudinal El zapping actitudinal ‘Todas Jas modificaciones analizadas hasta ahora tienen ‘sus repercusiones en laesfera de lo actitudinal. En concreto, el fen6meno del zapping sensorial es a un tiempola causa y el eflejo de une actitud humana mas amplia. El propio con- ‘cepto de zapping puede constituirse en metSfora. Es un fend meno de una gran trascendencia social. El zapping ha dejado de ser una actitud ante e televisor para couvertirse en una ac- ‘itud ante la vida. Trascendiendo el émbito de los comporta- ‘ientos televisivos, define de algiin modo una manera de ha- cer y de ser, una cultura, una manera de encararla vida. Se tiende a hacer zapping en las conversaciones interper- sonales, que suelen caracterizarse por as interrupciones constantes y por el constante cambio de tema. Se hace zap- Ping al irde bares, en lugar de pasarse la tarde en un bar o en un café, como se hacia antes. Se hace zapping’al trasladarse con el coche o la motode un lugar a otro de manera mAs 0 menos compulsiva. Las comidas tadicionales, estructura: das, jerarquizadas, tienden a ser sustituidas por comidas de- sestructuradas, a base de ricadas. También puede conside- Tarse zapping el culto ala moda, que se define precisamente por el cambio y que cambia, ella misma, de manera cada vez 59 nds vertiginosa. Pueden entenderse como zapping las varia~ ciones constantes de orientacién en el voto politico. Induso podria considerarse desde In perspectiva del zapping la ten- dencia creciente al cambio de pareja, sobre todo cuando se realiza de manera ligera o impalsiva. Hablar de zapping actitudinal es hablar de fragmentacién, relatividad, provisionalidad. Son manifestaciones de la pos- ‘moderidad, que se caracteriza por la potenciacién de un yo diluido. Los posmoderos no suelen molestarse si se les acusa de yo frégil, de cardcter débil, de sujeto miltiple o de yo mudable. Hasta consideran positivos estos comentarios, por lo que tienen de oposicign a Ja intolerancia, a la intran- sigencia, al fanatismo o al dogmatismo (J. A. Marina, 1997, Pag. 32). Sherry Turkle utiliza la metifora del ordenador para refe- rirse a esta especie de desintegracién del yo. La informética es manifestaciGn y al mismo tiempo causa de Ja aparicion de ‘un yo posmodemno, fragmentado, que no esté dotado de voz de la conciencia», sino de un shipertexto de Ia conciercias. El yo se desvanece en un estado de relacionalidad, en la red de redes donde se multiplica en miiltiples yoos (hide), El sentido de la inmediotes y de la impaciencia Haciendo una simplificacién facil, podria decirse que leer educa en la paciencia, mientras que ver imagenes educa en la impaciencia. Ante un texto escrito el lector sélo encuentra gratilicacion si hace el esfuerzo de descifrar unoe simu obS- ‘tractas y nada gratificador-- S- exige, pues, un placer Dostergadn. enslioionado aun esfuerzo previo y ala capact- dad de espera. A telespectador, en cximbio, se le ofrece un placer inme- into, que no le exige apenas esfuerz0, por cuanto la decodi- ficacion de los signos es casi automética. La satisfaccién es {nstantinea y el placer es renovado constantemente, En consecuencia, como lector hay que ejercitar Ia pacien- ‘ia. Las imgenes televisivas, en cambio, tienden a potenciar ‘en quienes las contemplan una obsesién por lo inmediato y una actitud de impaciencia, 60 Existe una diferencia notable entre le descripcién litera- sia de un entormo fisico y su representacién en un texto au- diovisual. En el texto escrito tal vez haga falta una pégina en- tera para hacer una descripcién detallada y completa del entorno, descripcién que el lector irs decodificando de ms- nera Jineal, acumulando informaciones, palabra tras pala- bra, frase tras frase, En el texto audiovisual, en cambio, puede bastar ima imagen, que el espectador procesaré en un instante, de un vistazo, de manera global, sintética. Las modificaciones sensoriales y mentales acaban gene- rando, pues, cambios actitudinales. El sentido de inmediatez yy de impaciencia viene potenciado ademés por el extraordi- nario dinamismo de la experiencia televisiva... Cada vez se tolera menos un ritmo lento en Jos mensajes televisivos. Una actitud que es alimentada por las facilidades que aporta el mandoa distancia y que tiene su correlato en una actitud de impaciencia y en una obsesiGn por la inmediatez en la vida cotidiana en general. Se ha hablado, al respecto, de adoles- centes bélido, sin raices ni historia, dedicados siempre a sa- tisfacer impulsos primaarios (F. Imbert, 1994). Las respuestas emotivas Virginia Woolf escribié en su diario que «a la gente le gusta sentiz. Sea lo que sea». Esta necesidad de experimentar con Jos sentimientos, que parece consustancial con la natu- raleza humana, resulta potenciada por la iconosfera. Ocurre algo similar a lo que se comenté sobre las modificaciones de cardcter sensorial. La hipertrofia de las emociones acaba ge- nerando en el receptor una especie de voracidad emotive. Si la cultura del espectaculo tiende a instaurar el reinado de Ia emocién sobre la ra26n, contribuiré a conformar a lunos sujetos a los que no importa tanto si estén o no de acuerdo con las realidades representadas —desde el punto de vista ideol6gico 0 ético—, como si les gustan o n0 les gus- tan, siles satisfacen o no, normalmente al nive] més elemen- tal, més primario. ‘También desde el punto de vista actitudinal hay diferen- cias sustanciales entre los efectos de la imagen y los de la le- 61 crita, La palabra escrite, en cuanto esté esencialmente Je lo conceptual, de lo reflexivo, tiende a provocat res- nae de cardcler racional («Estoy de acuerdo» o «No es Eig He acuerdo»). La imagen, en cambio, por cuanto sth, Av Fesalmente més préxima a la impresién, a la sensacién, TRetde a provocar respuestas de cardcter emotive («Me gosta» 0 «No me gusta»). Ante ja lectura de un text9 verbal ease rads facil que ante una imagen la bisqueda de las de Filidades argumenvales. Ante la contemplacién de unas iné- genes es més facil que ante un texto verbal reaccion expo Bea, la aceptacién o el rechszo impulsivos, viscerales ay que hablar pues, de cambio actitudinal en el sentido de que cada vez es mas necesario el impacto emocional pare ‘dnc eamnbios de actiwud o de comportamiento, La redio y Ib television han acostumbrado a los espectadores a la grati- fencion derivada de la vibracién sensorial y emotiva. Bs 16 gico que unos espectadores que se han habituado a distswiar ae clones sin discurso seea cada vez menos capaces de so- portar diseursos sin emociones sre gnado In actined ron la que el teleszectador se apro- xima a la informacién, por ejemplo, no esté relacionadas . lamto con el conocimiento como con él entretenimiento Basquerla obsesiva de To asombroso: el récord batido, la ha, sate deportiva, ln innovaciOn tecnologics sorprendente, el acontecimiento imprevisto. ‘Cuando se producen reacciones de partcipacién activa en Jos conflictos, tanto personal como socialmente, no suelen proven tanto de saber como de emocionarse. Hay ejemplos istorieos al respecto. En Estados Unidos, en 1968, la res- puesta de la opiniGn pablica contra la guerra de Vietnam ro Pir tan violenta cuando se fue sabiendo que habia cientos de muertos (los periédicos Lablaban de ellos cada dfa) como ‘cuando una imagen impactante mostré una de estas musries tina sola, en toda su crudeza: (en referencia ala conocida ima- gen, captada por ol fotSgrafo Eddie Adams, en Ia que un ob Chal guerrillero es asesinado en plena calle, en el Vietcong, Por i peneral Loan, que le dispara a bocajaro un tio en Ta sien) vodvia decirse Jo mismo en cuanto a] racismo. En 1992 1a respuesta mas violenta contra el sistem no proving de saber Gus habia cientos de actos racistas (lon periédicos hablaban a ITO FTA AES 5 de ellos con frecuencia), sino cuando un aficionado consi guid captar con su cémara de video las imagenes de cuatro policfas blaneos dando una paliza a un hombre de color, Rodney King. La emisién televisiva de estas imagenes dio lu- gara violentas movilizaciones ya graves disturbios en la ciu- dad de Los Angeles. Modificacién del ecosistema educativo Hay que hablar, pues, de una situacién de encrucijada ‘cultural que dificulta la posibilidad de sintonfa entre emisor y receptor. Dirfase que en la actual coyuntura social se ac- (ualiza la metéfora del relato bfblico de la torre de-Babel Dijo Dios: «Ba! Bajemos y confundamos alli su habla, de modo que unos no comprendan el lenguaje de los otros» (Gé- nesis, 11, 7) "a veces parece que los alumnos sienten ante sus profeso- ree Jo que Juan Goytisolo manifestaba sentir ante los poltti- Cos: Nunca converso con politicos, porque su discurso pasa por enchma de a y el mfo no llega a la suyae. Tal vex eculte dificil la sintonfa tanto con los educadores como con Jos politicos porque son profesionales que tlenden o «hablar a>, més que a chablar cone. a = "face ya muchos afios Giacomo Leoparci decta que ¢) gran error de los educadores consiste en pretender que a los Jovenes les agrade lo que place a la vejez o ala madurez, St {a inteligencia es la capacidad de adaptaciéna un mundo en cambio constante, las instituciones educativas y culturales : deberfan demostrar la suya mediante una adecuada capaci Gad de transformacién. Las aportaciones que se hacen ¢n los capstulos siguientes tienen como objetivo facilitar esta transformacion, > ‘Los educadores suclen alegar, para resistirse a un cambio @idéctico radical, que no bay posibilidad alguna de educa- tion sumergidos ea una cultura del zapping. Juan Luis Ce- bridn (1998, pég. 80) se expresa con contundencia respecto las implicaciones educativas del zapping: El zapping des- truye cualquier método conocido de aprendizajer. Segurs: mente serfa facil conseguir de los educadores un acuerdo 63 undnime en torno a esta afirmacién, pero diffcilmente se al- canzaria un acuerdo en cuanto a las consecuencias que ha- bria que extraer de ella. De nada sirven las reacciones apocalfpticas que anatema- tizan el zapping. Las formas de comportamiento fragmenta rio, tanto ante el televisor como en la vida en general, son un signo de los tiempos. En otras palabras, son inevitables. En [eonsecuencia, si el zapping es inevitable, y si al mismo tiempo destraye cualquier método conocide de aprendizaje, Jo que habr4 que imponerse es una revisién a fondo de los métodos conocidos de aprendizaje. ‘Vendria aguf a cuento lo que se ccnoce como efecto Di- derot. Se cuenta que el filésofo francés recibié un dia un ele- gante escritorio. E} nuevo mueble lo obligé a modificar la de- coracin de su despacho, para que estuviera a juego, y pronto se sintié obligado a modificar Ja decoracién de la casa entera para que no desentonara respecto a la habitacién, ‘ms suntuosa de la misma. El electo Diderot remte a ia pro- bblematica de los ecosistemas. Un ecosistema es un conjunto de elementos interaccionados. La simple modificacién de uno de ellos obliga a la modificacidn de todo e] conjunto. ‘Algunos pensadores criticos con la institucién escolar aseguran que la educacién, pese a proclamar las excelencias de la diferencia, ha obrado segtin lz hip6tesis opuesta: existe una tinica manera de ensefiar, una tinica manera de apren- der, y los individues se clasifican en funcién de su capacidad © incapacidad respecto a ella. «Sélo recientemente se han hecho intemos de describir diferentes estilos de ensefianza y de aprendizaje, y se han empezado a construir los entornos © los medios educativos propicios a estas diferencias» (Ho- ward Gardner, 1995, pig. 239). Es en esta linea en la que habria que avanzat. Si los nue- | vos medios han modificado profundamente la cultura en la que surgieron y si ésta ha modificado a su vez profunda- i mente la manera de ver, de sentir yde pensar la realidad por parte de las nuevas generaciones, es imprescindible que la ‘educacién y la cultura sepan modificar también profunda- ‘mente sus propir. estructuras, exquemas y criterios part adecuarse 2 uros sujetos modelados por la sociedad en la que nacieron. ¥, por ei misrao metivo, los medios de comu- nicacion audiovisuales, que tienen una importancia decisiva en Jos cambios sociales y culturales, serdn los recursos més, adecuados para propiciar el necesario cambio en el sisteraa educativo. Asumir las criticas A partir de la reflexién sobre la metafora de la sintonsa, parecerfa que al navegante no le queda otra opcién que la de plegarse a los vientos que soplan en la sociedad del espects- culo, La metéfora de la sintonfa parece obligar al educadory al hombre de cultura a asumir los cambios culturales para covectar con las nuevas generaciones. ‘No obstante, las cosas no son tan sencillas. La respoinsa- bilidad de su tarea obliga al navegante a tomar precauciones. No puede echarse al mar sin prestar atenciGn a las voces que presagian naubragi ntos. Esté ono e acuerdo con los apocaliptices, con los criticos radicales, el educador y el hombre de cultura han de tomar en consi deracién sus denuncias. Es lo que se pretende con el pré- ximo capitulo. i

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