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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA CADEREYTA

Física

Barras de control.

INGIENERÍA QUÍMICA EN PROCESOS INDUSTRIALES

Presenta
Iliana Patricia Franco Lona
661410005
Grupo
6IQPIA1N

Maestro: Ing. Luis Fernando Cantú

Cadereyta Jiménez, N.L., 23 de Noviembre de 2017.


Barras de control.

Consisten en barras de unos 4 metros de


longitud, hechas normalmente
de acero al boro, de una aleación
de plata y cadmio que tiene gran capacidad de
absorción de neutrones o de hafnio, aunque
éste suele usarse en los reactores nucleares de
algunos submarinos y recubiertas de zirconio.
Se usa para controlar la reacción de fisión
nuclear en las centrales nucleares. Para ello se
introducen por unos huecos entre las vainas del
combustible nuclear de un reactor, de esta
forma se consigue absorber neutrones y así
poder controlar, y eventualmente detener el
reactor.

En los antiguos reactores de tipo RBMK (es


el acrónimo de reaktor bolshoy moshchnosti
kanalniy que significa "reactor de gran potencia
del tipo canal"), las barras de control tardan
alrededor de 20 segundos en bajarse
completamente, lo que ocasionaba un grave problema de seguridad. Pero en los
reactores más modernos, el mecanismo de bajada de estas barras permite realizarla
en 1 segundo, deteniendo la reacción nuclear en cadena.

Posicionamiento.

Las barras se agrupan en bancos, de forma que todas las barras de un banco se
mueven a la vez. Las barras de un banco están situadas simétricamente en el
núcleo para no provocar una distorsión radial del flujo durante su movimiento.
Funcionamiento.

Las barras de control de los reactores


nucleares permiten controlar la velocidad de las
reacciones de fisión nuclear en cadena. Se trata
de unos tubos cilíndricos fabricados con un
material que absorbe neutrones. Este material
puede ser carburo de boro o aleaciones de
plata, indio y cadmio.
Las dimensiones de las barras de control son las
mismas que las de las varillas del combustible nuclear. Se utilizan para
proporcionar un medio rápido de control de la reacción nucle ar.

Las barras de control para regular la velocidad de la reacción nuclear.

Los reactores nucleares instalados en las centrales


nucleoeléctricas de generación de energía
eléctrica son de fisión nuclear. La principal
característica de las reacciones de fisión es que
después de cada reacción se liberan neutrones que
pueden impactar con otro átomo de uranio y
generar más reacciones. Es lo que se llama
reacciones en cadena.

Las barras de control permiten efectuar cambios rápidos de potencia e incluso una
parada del reactor nuclear en caso de emergencia. Si las barras de control tienen la
capacidad de absorber neutrones evitamos que choquen con otro átomo de
combustible y genere otra reacción. De este modo, subiéndolas o bajándolas
podemos regular la cantidad de reacciones en cadena que se generaran y,
consecuentemente, la potencia del reactor.

Las barras de control resultan un elemento importantísimo de seguridad para poder


parar el reactor nuclear en caso de alarma.
Accidente de Chernobyl.
El 26 de abril de 1986, ocurrió un
grave accidente en la Unidad 4 de la
central nuclear en Chernobyl,
Ucrania, en la antigua URSS.

El equipo de operaciones
planeaba probar si las turbinas
podrían producir la energía
suficiente para mantener
funcionando las bombas de
refrigerante en caso de una pérdida de energía hasta que el generador diesel de
emergencia fuera activado. Para prevenir cualquier interrupción a la energía del
reactor, se apagaron los sistemas de seguridad.

Para conducir la prueba, el reactor tuvo que ser reducido al 25 por ciento de su
capacidad. Este procedimiento no se produjo según el plan y el nivel de energía del
reactor cayó a menos del 1 por ciento. Por lo tanto, la energía tuvo que ser
aumentada despacio. Pero 30 segundos después del inicio de la prueba, hubo una
sobretensión inesperada. El apagado de emergencia del reactor (que debería haber
detenido la reacción en cadena) falló.

Los elementos de combustible del reactor se rompieron y hubo una explosión


violenta. Explotó la tapadera de 1000 toneladas en el edificio de reactor. A
temperaturas sobre 2000°C, las varas de combustible se derritieron. La cubierta de
grafito del reactor entonces se encendió. El grafito ardió durante nueve días, tirando
cantidades enormes de radiación en el ambiente. El accidente liberó más radiación
que la caída deliberada de una bomba atómica en Hiroshima, Japón en agosto de
1945.
La limpieza

Los primeros intentos de extinguir el


reactor ardiente implicaron
bomberos que vertieron agua fría
en el reactor, y cesaron después de
10 horas. Del 27 de abril al 5 de
mayo, más de 30 helicópteros
militares volaron sobre el reactor
ardiente. Dejaron caer 2400
toneladas de plomo y 1800
toneladas de arena para tratar de sofocar el fuego y absorber la radiación.

Estos esfuerzos también fracasaron. De hecho, empeoraron la situación: el calor se


acumuló bajo los materiales vertidos.

La temperatura en el reactor se elevó otra vez, junto con la cantidad de radiación


que surgió de ellos. En la fase final de la lucha contra el fuego, el corazón del reactor
se refrescó con nitrógeno. Recién el 6 de mayo el fuego y las emisiones radiactivas
fueron controlados.

A pesar de los peligros obvios, la respuesta al desastre necesitaba del trabajo de


gente. No sólo algunos sino miles de personas cuyas vidas y salud fueron
sacrificadas en tentativas vanas para contener el desastre. Estas personas
recibieron el nombre de “liquidadores”.

Los 600 bomberos de la planta y el equipo de operaciones fueron el grupo irradiado


con mayor severidad. Estos 130 hombres fueron irradiados con dosis equivalentes
a 650 años del límite anual de radiación. Miles de militares y otros trabajadores
fueron asignados para mover el material mortalmente radiactivo con poca o ninguna
protección.
31 trabajadores murieron poco después. Un total de entre 600,000 y 800,000
hombres estuvo implicado en las operaciones de limpieza en Chernobyl hasta 1989.
De estos hombres, 300,000 recibieron dosis de radiación de 500 veces el límite para
el público durante un año. Hoy, los que aún sobreviven todavía sufren del daño a
su salud.

Cuántos de ellos han muerto hasta ahora por el desastre, es una pregunta polémica.
Según agencias del gobierno en los tres antiguos Estados Soviéticos
afectados, cerca de 25,000 “liquidadores” han muerto hasta ahora. Las
estimaciones proporcionadas por las asociaciones de liquidadores en los tres
países son muy superiores a las cifras oficiales. El Reporte del Foro de Chernobyl
en 2005, por otra parte, atribuye un número mucho menor de muertes de
liquidadores al desastre del reactor.

Estas discrepancias en números son debidas a métodos diferentes de evaluación.


También las estadísticas de liquidadores (número de muertes y cantidad de
radiación recibida) fueron deformadas por las autoridades soviéticas, de modo que
los números definitivos podrían nunca ser conocidos.

¿El fin del desastre?

El 22 de diciembre de 1988, los


científicos soviéticos anunciaron
que el sarcófago que ahora
encierra el reactor fue diseñado
para una vida de sólo 20 a 30
años.

Tres años después del


accidente nuclear, el gobierno
soviético detuvo la construcción
de las unidades de reactor quinta y sexta del complejo nuclear de Chernobyl.
Después de negociaciones internacionales prolongadas, el complejo entero fue
cerrado el 12 de diciembre de 2000, 14 años después del accidente.
¿Qué es el sarcófago?

Después de la explosión, un
“sarcófago” (cubierta) de concreto
fue construido alrededor del reactor
dañado no. 4. Este sarcófago
encierra el reactor nuclear dañado y
fue diseñado para detener la
liberación de mayor radiación a la atmósfera. La primera tarea para contener el
reactor destruido fue construir una “losa de refrigeración” bajo el reactor para evitar
que el combustible del reactor, aún caliente, hiciera un hoyo en la base. Se
designaron mineros de carbón para cavar este túnel bajo el reactor y para el 24 de
junio, cuatrocientos mineros de carbón habían construido el túnel de 168 m de largo,
bajo el reactor.

Para noviembre de 1986, el sarcófago conteniendo al reactor fue completado


usando más de 7,000 toneladas de hierro y 410,000 m3 de concreto.
El sarcófago fue diseñado con una vida útil de sólo 20 a 30 años. El mayor problema
es la falta de estabilidad: fue construido con prisa, y la corrosión de los soportes
amenaza la integridad de toda la estructura. El agua se está filtrando del sarcófago
por hoyos en el techo, se contamina con radiación y luego escurre hasta el piso del
reactor hacia el subsuelo.

Los científicos predicen que la próxima catástrofe nuclear de la escala de Chernobyl


será en el propio Chernobyl, debido al estado frágil de su escudo protector.
No hay certeza de cuanto combustible queda dentro del reactor, pero la mayoría de
las estimaciones consideran más del 95 por ciento de su contenido original.

Dentro del sarcófago también hay miles de metros cúbicos de residuo nuclear
creado por fragmentos del edificio destruido del reactor y suelo contaminado que
también fue vertido dentro del sarcófago.

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