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LA POSVERDAD, EXALTAR LAS EMOCIONES POR ENCIMA DE LAS RAZONES

LA POSVERDAD EN EL DERECHO

PRESUNCIONES Y FICCIONES

En medio de la incertidumbre uno puede pensar que el derecho le dará tranquilidad y esto no es
así…

Dos valores que polarizan la vida del Derecho, seguridad y justicia… (ejemplos)

Una posibilidad es que los buscadores de internet borren el contenido de sus páginas, en caso de
que se detecte la falsedad (http://www.eltribuno.info/salta/nota/2012-7-13-12-9-0-la-justicia-
ordeno-despublicar-una-nota-periodistica-en-internet) La despublicación…

La Injuria desaparece en casos de interés público (ver fallo de la CSJN que adecúa la situación)

Maquiavelo:

Durán Barba, no mentir, pero no hablar de economía…

Construcción simbólica y mediática de la opinión pública, utilizando las nuevas tecnologías de la


comunicación y la información

POLÍTICA:

Históricamente para hablar en política debía hablar con datos verdaderos. Expresa un fenómeno
en el cual no se necesita basarse en la realidad, hechos o datos,

El rigor del editor era necesario para publicar. Hoy no hay reacción de la opinión pública, no hay
castigo de la opinión pública

Estuvo vinculado a aquellos políticos que no creían en el cambio climático, a pesar de la evidencia
científica.

Las gafes de los políticos, incluso los reconocidos por ellos, no son tenidos en cuenta.
Las instituciones en las cuales se basaba la verdad social, los expertos, los profesores, los medios,
pierden legitimidad, ahí aparecen otros canales que tiene la sociedad para comunicarse…está
mucho menos controlado que antes…

Las redes son la incubadora perfecta, un sistema perfecto para la mentira, porque lo que importa
es la inmediatez, no importa chequear, no hay lugar para las segundas oportunidades o segundas
verdades.

Creamos nuestra marca, y buscamos seguidores, etc. las marcas siempre responden a emociones,
no a la racionalidad… NOS PROPONEMOS A NOSOTROS MISMOS COMO UN PRODUCTO, DEL CUAL
HAY QUE MOSTRAR LOS MEJORES ATRIBUTOS

Los políticos siempre han mentido, pero no siempre ha sido impune. Actualmente se ha restado el
valor de la verdad.

No se sabe como combatirlo, porque algunos siguen enfrascados en el viejo esquema.

El Tweeter de Trump era repetido por todos sus fanáticos.

Los auditorios siguen agradeciendo más los mensajes emotivos (la rabia de Trump)

Los medios tradicionales despejan la responsabilidad del editor: los medios desprecian por la falta
de rapidez, hay que sacar lo más rápido posible. SALIR 5 MINUTOS TARDE PUEDE SER DEMASIADO
PARA QUE A ALGUIEN LE IMPORTE

Y AL MISMO TIEMPO, TAMPOCO HAY ESPACIO PARA CORRECCIONES, SI ALGUIEN QUIERE


CORREGIR, YA HA QUEDADO 30 PUBLICACIONES MÁS ABAJO

ADEMÁS FACEBOOK CREA UN ALGORITMO PARA VER SÓLO LO QUE LOS USUARIOS QUIEREN VER,

Se parece al mundo del entretenimiento, no interesa si los aliens llegan a la Tierra o no, porque el
público empieza a solicitar eso y no necesariamente verdad. El entretenimiento y la noticia hoy
son lo mismo.

La palabra del 2016 es posverdad, y la de 2015 emoji !!!


Estamos en tiempos de posverdades por la proliferación de las teorías de la
conspiración, aunque el uso regular del término proviene de un libro que el
sociólogo norteamericano Ralph Keyes publicó en 2004: Post-truth. Se
refería a las apelaciones a la emoción y a las prolongaciones sentimentales
de la realidad, si bien fue un colega y compatriota suyo, Eric Alterman, quien
revistió la idea de un valor político, tomando como ejemplo la manipulación
que habría ejercido la Administración Bush a raíz del trauma del 11-S,
precisamente porque una sociedad en situación de psicosis iba a resultar
mucho más sensible y fértil a la inoculación de posverdades. Más aún
cuando se trataba de restringir libertades o de emprender iniciativas
militares, empezando por la posverdad de las armas de destrucción masiva.

La diferencia, ahora, consiste en que el Diccionario Oxford no sitúa la


posverdad como un arma a disposición de la clase política dominante, sino
como un poderosísimo y descontrolado recurso de los súbditos. Trump y
el Brexit serían expresiones inequívocas de rebelión al sentido común.

CRISIS: momento de reflexión. Cómo las viejas rutinas quizá estaban siendo malas y

Hay una brecha entre los beneficiarios de la globalización y los derrotados (la periferia).

PELIGRAN LAS DEMOCRACIAS?

Una de las cosas básicas de las democracias es tener una esfera pública sana. Los medios siguen
siendo muy importantes, deben recuperar su credibilidad

No es lo mismo que la mentira porque no hay una denuncia, ni está asustada ni alarmada ni
rechazada, hay una aceptación de la mentira como una normalidad.

OPORTUNIDAD DE VERIFICAR LOS HECHOS

HOY LA VIRALIDAD SE CONVIERTE EN PARÁMETRO DE LA VERDAD O LA REALIDAD


Aún valoramos el bien común, que no todo es igual, o que es mejor una mentira flagrante

Hanna Arendt, el súbdito ideal para un gobierno totalitario no es un nazi o un comunista


convencido, sino una persona que la distinción entre la realidad de la ficción, un hecho verdadero
de un hecho falso, ha desaparecido

En los últimos meses, el mundo occidental ha asistido a dos hechos


políticos de gran impacto: el Brexit y la nominación de Trump
como candidato republicano a la Casa Blanca. Estos episodios han sido
considerados por muchos como insólitos por el éxito conseguido a pesar
de haber basado sus campañas -por lo menos, en parte- en mentiras. En el
caso del Brexit, llama la atención que las declaraciones de Nigel Farage en
sus primeras reacciones al resultado no tuvieran mayores consecuencias
políticas. Después de todo, el reconocimiento que -una vez fuera de la UE-
Gran Bretaña no dispondría de los millones de libras prometidos para su
sistema sanitario supone negar un eje del leave. Trump, por su parte,
puede afirmar que Obama es uno de los fundadores del Estado Islámico o
negar que haya nacido en EEUU impunemente, o que era comunista (se
burlaba diciendo que había indicios vehementes, por ejemplo en el jardín
se de le daba por compartir sus juguetes con otros chicos). El engaño sale
a cuenta: dimisiones como la de Nixon parecen propias de otra era.

Esta situación esconde una fenómeno de gran complejidad. The


Economist explica que "la política posverdad es posible gracias a dos
amenazas a la esfera pública: la pérdida de confianza en las instituciones
que soportan su infraestructura [de la verdad social] y los profundos
cambios en la forma en que el conocimiento sobre el mundo llega al
público". Aunque no desaparecen, las instituciones que hacían posible
una verdad compartida en una sociedad (la escuela, los científicos y
expertos, el sistema legal y los medios de comunicación) están a la baja y,
simultáneamente, suben los nuevos gatekeepers: motores de búsqueda y
redes sociales.
Esta sustitución supone novedades relevantes. Por un lado, se da un cierto
determinismo en la selección de las informaciones. A diferencia de los
periódicos, las plataformas de distribución de contenidos digitales no
pueden escoger: tienen en su ADN ofrecer unas recomendaciones
cada vez más personalizadas. Es la tiranía del algoritmo, que no tiene
en cuenta ni la veracidad de las informaciones ni fomenta que las
opiniones sean variadas y equilibradas. El usuario acabará atrapado en
una esfera donde los contenidos cada vez serán más próximos a su
ideología e intereses (filter bubble) y donde tenderá a relacionarse sólo
con usuarios afines.

La primera es la tecnológica. Desde que en 2003 irrumpiera Second Life, el espacio


virtual más famoso de la Red que permite al usuario inventarse una segunda vida
en Internet, empezamos a experimentar cómo la tecnología nos permite vivir en
mundos paralelos, que son reales y ficticios a la vez. Lo real y lo virtual se
entremezclan. Las mentiras pueden resultar semiverdades en mundos imaginarios
o paralelos. De lo que no somos conscientes es de que, como sucede en la trama
de Los otros, esos mundos están en contacto con el auténtico y que la posverdad
que aceptamos de forma alegre y despreocupada en la vida virtual, tarde o
temprano, se manifestará como lo que es, una falsedad con todas sus
consecuencias.
El segundo motivo por el que preferimos hablar de posverdades y no de mentiras es
la velocidad. En las redes sociales suelen aparecer titulares de noticias que todavía
están sin contrastar. Leemos rumores y les concedemos toda la credibilidad. ¿Por
qué? Porque sabemos que en cuestión de minutos u horas dispondremos de la
información totalmente correcta. Y por eso le vemos sentido a permanecer atentos
a la evolución de las inexactitudes. En otras palabras, prevalece la rapidez sobre la
exactitud. No nos importa que algo no sea cierto del todo mientras sea reciente. De
hecho, parte del gran cambio en las reglas de la información es que aceptamos que
un mensaje evolucione durante unas horas. Hemos acabado por aceptar que las
noticias no sean exactas en el primer minuto. Pero preferimos posverdad en el
minuto uno a la concreción exacta dentro de varias horas. El problema es que
tampoco nos preocupa la validación de las cosas. El entretenimiento es seguir la
apariencia de los hechos, no descubrirlos.
NO NOS IMPORTA QUE ALGO SEA INCIERTO EN EL MINUTO UNO.
EL PROBLEMA ES QUE TAMPOCO NOS PREOCUPA CONFIRMAR LOS
HECHOS
El tercer punto de vista tiene que ver con la pérdida de confianza en las
instituciones que se viene observando desde el inicio de la crisis, y que ha
acentuado la credibilidad en fuentes desconocidas, gente sin fundamento o
diletantes sin experiencia sobre el asunto en cuestión. Cognitivamente buscamos la
sorpresa continuada. Es decir, prestamos más atención a las cosas que nos llaman
la atención independientemente de cuál sea su fuente y si esta tiene credibilidad o
no.
En cuarto lugar, está el ansia por confirmar las propias creencias y sentimientos: la
reducción de la disonancia cognitiva, que se ha convertido en un problema social,
psicológico y educativo dada la información contradictoria que corre por Internet.
A través de un buscador, cualquiera de nosotros puede encontrar información que
confirme lo que piensa o siente. Y otra persona que piense y sienta lo opuesto
encontrará los datos que confirmen las tesis contrarias. Poco importa que se trate
de un asunto científico o médico. ¿Quiere preocuparse por una enfermedad?
Introduzca en el buscador, junto a la patología que sufre, la palabra “problemas” o
“complicaciones”. ¿Quiere apaciguarse? Escriba, aparte de su dolencia, términos
positivos. La proliferación de información contradictoria en grandes dosis propicia
un déficit de criterio para el neófito en la materia que desemboca en la búsqueda de
reducción de disonancia. Leeré aquello que confirme lo que pienso o lo que siento.
Por eso preferimos hablar de posverdad. De llamarlo mentira estaríamos
aceptando que son alimento de nuestra cabeza.

Conceptualizándolo así reducimos la disonancia que produciría reconocer el


autoengaño. El problema es que este tipo de creencias exaltan la opinión en
detrimento del verdadero conocimiento. El mundo es el que es. Real o virtual.
Grace Stewart, Truman, Pinocho, no importa. El tiempo, tarde o temprano, pone a
todo el mundo en su sitio. La posverdad morirá. Es solo cuestión de tiempo.

Acá es donde aparece la posverdad: contra toda evidencia seria, el miedo


sigue. Y lo curioso es que no depende de un argumento u otro. Cuando se
mostró que la vacuna triple viral no tenía ningún vínculo con el autismo, se
empezaron a escuchar argumentos atribuyendo el daño inexistente al
aluminio o al mercurio que hay en algunas vacunas. Esto fue refutado
también, pero algunos siguen creyendo que las vacunas son peligrosas.

Las vacunas no producen autismo. Esa es la verdad. Del otro lado, la


posverdad: no importa cuántas evidencias demos de algo, esa postura
seguirá ignorándolas. Por eso no funciona, como quedó demostrado con
investigaciones y con políticas públicas que no fueron efectivas, informar a
las personas acerca de la seguridad y efectividad de las vacunas. Como
tampoco funcionaron las voces que alertaban acerca de las mentiras o
inexactitudes en las campañas de Brexit y Trump. La mayoría de las
personas que optan por no vacunar a sus hijos, o que votan a Trump o
Brexit, probablemente no tengan malicia ni sean fundamentalistas. Están
genuinamente preocupados por algo (el desempleo de los obreros
industriales, la inmigración, el autismo) y deciden según lo que creen
mejor. La descalificación en masa de todos ellos es también un acto de
ignorancia, un acto fundado en la posverdad. Sí, también las buenas causas
pueden contaminarse con la posverdad y volverse dañinas. Entender que las
estrategias de comunicación y de construcción de consenso alrededor de la
verdad son necesarias, también requiere de una actitud científica.

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