México, pero actualmente el último relicto en el que puede sobrevivir en la naturaleza es
Xochimilco. Lamentablemente, la urbanización de este lugar tan especial ha sido despiadada en los últimos dos siglos, particularmente en los últimos años, empujando al axolote al borde de la extinción, pues los últimos datos muestran que quedan menos de 50 organismos por km2 en comparación con los 6 mil por km2 que se registraron hace 20 años. La situación actual de Xochimilco es muy compleja pero basta con mencionar algunos de los problemas más importantes. La sustitución de las técnicas tradicionales de agricultura por prácticas tecnificadas altamente tóxicas, la severa contaminación del agua por descargas urbanas y la presencia de peces invasores han devastado gravemente el ecosistema que ahí se desarrolla, incluido por supuesto, el axolote. Ante esta alarmante realidad, en los últimos años se han impulsado importantes esfuerzos con el objetivo de recuperar al axolote. Sin embargo, se ha visto que las estrategias de conservación que han sido impuestas desde las cúpulas de poder (estrategias top-down) han sido ineficaces en términos de restauración del ecosistema.