You are on page 1of 4

Teoría de la evolución

Darwin (1992), explica que, debido a la lucha por la vida, las variaciones que se
producen en las especies, si son en algún grado provechosas a los individuos de una especie en
su compleja interacción con el ambiente, tenderán a la conservación de estos individuos. En
general, estas variaciones serán heredadas por la descendencia, dándole a esta misma una
mayor probabilidad de sobrevivir. Darwin menciona en su obra que la expresión
“supervivencia de los más adecuados” es la indicada para referirse a este principio.

Asimismo, Darwin relaciona este principio con la rigurosa competencia a la que están
expuestos todos los seres orgánicos. En su obra, relata que la adaptación puede interpretarse
como una lucha desde diversos ángulos, haciendo énfasis en las diferentes connotaciones que
puede tener este término (Darwin, 1992). Tomando como base la teoría evolutiva, el
bipedalismo terrestre constituye el rasgo característico que distingue la línea evolutiva que
conduce a los gorilas y chimpancés, de aquella que conduce de los primeros homínidos al
hombre (Cadena-Monroy, 2013).

Se han encontrado diversos restos de homínidos en múltiples zonas de África,


permitiendo conocer sobre el desarrollo de los diversos grupos. Los restos más antiguos tienen
una edad de alrededor de 5 millones de años. Estos homínidos eran principalmente
forrajeadores adaptables y oportunistas que comenzaron a desarrollar herramientas
rudimentarias (Cadena-Monroy, 2013). Posteriormente se introduce el primer miembro del
género al que pertenecemos, hace alrededor de 1,800,000 años, el Homo habilis. Homo habilis
fue un bípedo con la capacidad de trepar árboles y crear herramientas. Asimismo, se conoce
que caminaban largas distancias (Cadena-Monroy, 2013).

El Homo erectus recibe su nombre por su posición erguida y aparece casi al mismo
tiempo que el homo habilis, Cadena-Monroy (2013) sugiere que cohabitaron en Kenia durante
un tiempo, con diferentes nichos. Homo erectus presentó un crecimiento cerebral sustancial, el
cual implicó una adaptación tanto en la alimentación, como a nivel anatómico en la pelvis
femenina para facilitar el parto, debido a la circunferencia craneal incrementada.
Posteriormente, surge el Homo neanderthalensis hace unos 200,000 años y desaparecen hace
alrededor de 30,000 años en Europa, posiblemente por presión territorial de parte del Homo
sapiens (Cadena-Monroy, 2013).

Los neandertales tenían un volumen cerebral similar al del homo sapiens, pero una
bóveda craneal diferente y se ubican como dos especies diferentes. El Homo sapiens aparece
hace alrededor de 190,000 años en Etiopia, con la capacidad para desarrollar un lenguaje
simbólico articulado. Este simbolismo se vio potenciado de gran manera, convirtiéndose en la
base del comportamiento organizativo humano, permitiendo la formación de grupos, redes y
alianzas. Los autores sugieren que este simbolismo, en contribución con atributos que se
desarrollaron durante este mismo periodo de tiempo como la moral y la exclusión,
contribuyeron con la dominancia del homo sapiens sobre los neandertales (Cadena-Monroy,
2013).

Sexualidad

La sexualidad como fenómeno multidimensional, varía según la cultura y el contexto


histórico en el que se desarrolle. Vera-Gamboa (1998) comenta que durante la prehistoria
existió una promiscuidad sexual que se ha llamado “primitiva”. La autora sugiere que esta
época se podría dividir en dos etapas: la primera conocida como “monogamia natural”, donde
la vida sexual se rige por periodos de acoplamiento, de manera similar a los otros animales. Se
menciona que este patrón de sexualidad es el que prevalece al surgir la agricultura y la
ganadería. La segunda etapa se definiría por el momento para el cual la monogamia tenía como
finalidad asegurar el patrimonio familiar. Esto que se define por el surgimiento de la propiedad
privada (Vera-Gamboa, 1998).

Otros autores mencionan que el estudio de la sexualidad en la prehistoria ha sido


sesgado. De igual manera, relatan las consideraciones tradicionales que dictan que nuestros
ancestros mantenían relaciones sexuales exclusivamente con fines orientados a la
reproducción, obviando temas como el placer. Sin embargo, alrededor de Europa se han
encontrado dibujos, grabados y huesos que demuestran las variadas prácticas sexuales que
realizaban nuestros ancestros. A través de diversas muestras de arte prehistórico, se puede
presenciar la evolución de la sexualidad, que fue pasando de un encuentro meramente
reproductivo, al sexo por placer y relacionado con el amor (Angulo y García, 2005).

De esta manera, las muestras de arte rupestre evolucionan de diagramas explicativos de


procesos reproductivos como el parto, a mostrar diversas posiciones sexuales, prácticas de sexo
oral, prácticas homosexuales, entre otros. Asimismo, los autores mencionan que el sexo no solo
constituía una forma de reproducirse y garantizar la supervivencia, sino también una
herramienta de comunicación, que tuvo un papel importante en el desarrollo de las primeras
sociedades (Angulo y García, 2005)
Espiritualidad

En el arte rupestre, aparecen ciertas figuras que se han considerado representaciones de


fuerzas que influyen sobre la suerte de las personas, estas figuras se llaman antropomorfas
debido a que poseen rasgos animales y humanos a la vez. Un objeto de especial veneración en
diversos ámbitos era el fuego, que se utilizaba como elemento de sacrificio y contribuía con la
purificación y consagración de las cosas (De Barandiaran, 1951).

Es importante tomar en cuenta que, desde muy tempranas eras, los seres humanos
sepultan a los muertos. Desde tiempos prehistóricos, existían diversos rituales para manejar la
sepultura de las personas, variando según diversos criterios como la edad, rango social y
ocasión que causara la muerte. Asimismo, hay diversas creencias que se encuentran presentes
como la del espíritu del mal y los espíritus de la naturaleza. Una idea que se encuentra presente
desde la antigüedad y se extiende a lo largo de diversas culturas, es la de un ser superior, a
través de múltiples expresiones (De Barandiaran, 1951).

Diversas creencias religiosas como aquellas relacionadas con el Sol, la Luna, la


tormenta y ciertos animales también representaron un papel importante. El Chamanismo, o la
creencia en el influjo de los espíritus que se comunican o se incorporan a ciertos hombres
(chamanes) mediante auto hipnosis, sonidos, vestimenta, pinturas y diversos receptáculos de
espíritus parte probablemente de la cultura matriarcal primaria, de época más reciente. De igual
manera, se menciona el uso de diversas plantas con efectos psicoactivos, perturbadores del
sistema nervioso central y alucinógenos en escenarios de ritual, como método de inducción a
estados de conciencia “superiores” que permitían una comunicación con el mundo de los
espíritus (De Barandiaran, 1951).

Referencias

Angulo, J. y García, M. (2005) Sexo en piedra: sexualidad, reproducción y erotismo en la


época paleolítica. Editorial Luzan: Madrid.

Darwin, C. (1992). El Origen de las especies. Barcelona: Planeta-Agostini.


Cadena-Monroy, L. (2013). De los primeros homínidos al Homo sapiens. Revista Colombiana
de Bioética, vol. 8 (2), pp. 49-63. Universidad El Bosque: Bogotá. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/1892/189230852005.pdf

Vera-Gamboa, L. (1998). Historia de la sexualidad. Revista Biomédica, vol. 9 (2):116-121.


Universidad Autónoma de Yucatán: México. Recuperado de
http://www.revbiomed.uady.mx/pdf/rb98927.pdf

You might also like