Morfología del patógeno:
Antracnosis
de cítricos
Autores: Guibovich Ramírez, Gian Franco;
Ochoa Balboa, Luz Jazmín; Pineda Soria, Juan
Diego
Agente causal: Colletotrichum
gloesporioides (Penz.) Penz. & Sacc
Hospedante: Mandarina Cleopatra (Citrus
renshi); limón rugoso (Citrus x jambhiri
Lush.)
Descripción de la enfermedad:
Las enfermedades conocidas como antracnosis
de los cítricos son causadas por hongos del
género Colletotrichum spp, consideradas un
serio problema en regiones con características
de clima tropical y subtropical (Jeffries et al,
1990; Bailey y Jeger, 1992; Dodd et al., 1992).
La enfermedad puede ocurrir en hojas, tallos y
frutos de plantas hospederas. Sin embargo C.
gloesporioides ha sido reportado como un
patógeno primario en especies de cítricos.
Los hongos del género Colletotrichum que
causan la antracnosis de cítricos tienen la
siguiente clasificación taxonómica (Catalogue
of life, 2012):
Reino: Fungi
Phylum: Ascomycota
Clase: Sordariomycetes
Orden: No asignado
Familia: Glomerellaceae
Género: Glomerella
Especie: C. gloesporioides
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C. gloeosporioides es un hongo de
distribución cosmopolita y con predominancia
en los trópicos y subtrópicos (Xiao et al.,
2004). El micelio es blanco, poco algodonoso
y posee masas conidiales de color naranja. El
hongo posee hifas septadas y produce
apresorios clavados, ovalados, algunas veces
lobulados, melanizados de color café, cuyas
dimensiones varían de 4 a 12 μm de longitud
(Zamora et al., 2001). Los conidios son
hialinos, variables en tamaño, de forma
cilíndrica y obtusos en el ápice, con medidas
de 9 a 24 μm de largo y 3 a 4.5 μm de ancho.
Los acérvulos son subepidermicos y brotan a
través de la superficie de los tejidos de la
planta, tienen forma de disco o cojín y son
cerosos, con conidioforos simples, cortos y
erectos. (Agrios, 2005).
Diseminación del patógeno:
El principal medio de diseminación de la
enfermedad es con el material vegetal muerto,
sobre todo con los pétalos ya que uno solo
puede contener millones de esporas. Por esto
el personal que anda por los huertos tiene que
limpiarse de pétalos y hojas principalmente
para evitar pasarlo a otro huerto. La
eliminación del material vegetal, aunque
siempre haya el peligro de contaminar con
esporas, se considera que reduce ese peligro
hasta en un 99%. (Fisher, 1989).
Síntomas del patógeno: El hongo es un
invasor primario de tejidos débiles o con
heridas de plantas de cítricos y pueden infectar
frutos haciéndolos inservibles para su
comercialización (Brown, 2000).
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En las hojas se observan pequeñas lesiones
redondas de tamaño pequeño, las cuales con el
tiempo se llegan a necrosar. Estas lesiones en
las hojas, con el tiempo pueden caer
produciendo un pequeño orificio ocasionando
el síntoma típico de “tiro de munición”
(Timmer, 2000). Desafortunadamente el tejido
infectado permanece sin síntomas hasta que la
planta se encuentra senescente o en
condiciones de estrés (Brown, 1998).
Figura 1: Daño por Colletotrichum
gloesporioides en hoja de mandarina Cleopatra
(Pineda, 2017)
Se observan lesiones necróticas con
característico color oscuro, las cuales afectan
botones florales y frutos, provocando su caída
prematura. Los frutos pueden ser atacados por
la enfermedad hasta un determinado estado de
desarrollo, siendo la susceptibilidad
directamente proporcional a la edad. Entre
más joven es el fruto, éste es más susceptible a
antracnosis y la resistencia se incrementa con
la edad. Los frutos pequeños pueden caer o
quedar momificados y adheridos a la rama.
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Asimismo, los frutos afectados pueden
permanecer en el árbol hasta su madurez y las
lesiones forman costras corchosas levantadas
que pueden abarcar hasta la mitad de su
superficie. También es frecuente que el fruto
se agriete al nivel de la lesión corchosa y deje
al descubierto las vesículas de jugo (Garza y
Medina, 1984).
Figura 2: Plantas de limón rugoso infectadas
con Colleotrichum gloesporioides (Pineda,
2017)
Condiciones favorables:
La temperatura óptima para la germinación de
la espora es de 23 °C y el tiempo mínimo para
la infección y germinación es de 12 a 18 horas.
Si las condiciones húmedas prevalecen,
alrededor del 90 % de las flores pueden
mostrar síntomas a los 3-4 días después de la
infección. Sobre las flores afectadas se
producen numerosos acérvulos, lo cual
incrementa drásticamente el número de
esporas patogénicas dentro del árbol (Timmer,
2000).
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Figura 3: Vista al estereoscopio de mancha
foliar provocada por C. gloesporioides
(Pineda, 2017)
Manejo integrado:
El control químico es la alternativa más común
y eficaz para reducir los daños ocasionados;
sin embargo, para obtener mejores resultados,
el uso de fungicidas debe ser apoyado con
algunas prácticas culturales como son: poda,
adelanto de brotes vegetativos e inducción de
floración, manejo de riego, fertilización y
cosecha oportuna de la fruta (Medina et al.,
2001).
Entre las medidas culturales se encuentra la
recolección y destrucción frutos enfermos.
Poda de ramas y hojas afectadas retirándolas
del lote, asegurándose de eliminarlas para que
no sean fuente de inoculo (ICA, 2016).
Aplicar de manera preventiva cuando se
tengan condiciones climáticas favorables para
el desarrollo de la enfermedad fungicidas
cúpricos como oxicloruro de cobre en una
dosis de 2.5 cc/Lt o con ingrediente activo
como el Azoxystrobin en una dosis de 1 a 1.5
cc/Lt.
La aplicación de fungicidas durante los
períodos de lluvias frecuentes en la época de
floración. Los fungicidas benomyl y captafol
han resultado efectivos para el control de la
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enfermedad (Timmer et al., 1994; Timmer y
Zitko, 1992).
Literatura consultada:
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Elsevier Academic Press
Brown, G.E. 2000. Compendium of Citrus
Diseases. P, 37-38
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http//www.catalogueoflife.org
Fisher, J.1989. Dealing with blossom blight.
The Citrus Industry, March, pags. 12, 16-17
Garza, L.J.G. and Medina-U., V.M. 1984.
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[(Christm) Swingle] in Mexico. Proc. Int. Soc.
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Jeffries, P., Dodd, J.C., Jeger, M.J., and
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p.
Timmer L.W.1998. Plant Disease. 82, 415-418
Timmer, L.W. 2000. Postbloom fruit drop. In:
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Graham, J.H. (Eds.). p. 21-22. APS Press. The
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Minnesota, USA. St. Paul, Minnesota, USA.
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Xiao, C.L., MacKenzie, S.J., and Legard, D.E.
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Phytopathology 94:446–453.
Zamora, M.T., Cárdenas, S.E., Cajuste, B.J.F.
y Colinas, L.M.T. 2001. Anatomía del daño
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gloeosporioides (Penz.) Penz. y Sacc. en
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35:237–244.

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