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Marco Teórico

La Catedral de Nuestra Señora Aparecida, también conocida como la Catedral de Brasilia, es


una de las obras arquitectónicas más importantes y reconocidas de la capital brasileña.

Brasilia es una de las ciudades más jóvenes del mundo que fue creada para convertirse en la
capital de Brasil. El presidente de esa época, Juscelino Kubitschek de Oliveira, tuvo la idea de
erigir una capital que exprese el poderío y desarrollo del país. Debido a que ninguna ciudad
podía ser adaptada a los cambios que él buscaba, decidió iniciar una nueva. Se escogió una
zona situada en el centro del país que al momento se encontraba casi desértica para levantar
una ciudad de la nada.

En 1956 empezaron los trabajos para formar esta nueva ciudad. Se buscaba que Brasilia
transmitiera un mensaje socialista e igualitario en el cual las clases sociales no tenían valor y es
por esa razón que las primeras estructuras en ser planificadas seguían esa ideología. La
Catedral fue de las primeras construcciones en ser elegida para ocupar esta ciudad.

Su construcción se inició en 1958 y concluyó en 1970. El diseño estuvo a cargo del famoso
arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, considerado por muchos como el padre de la
arquitectura moderna, y bajo la supervisión del ingeniero estructural Joaquim Cardoso.
Niemeyer contó con una gran libertad de realización debido a que Brasilia se trataba de una
ciudad nueva sin grandes edificaciones por lo que no tenía restricciones de espacio o de estilo.
Esta obra fue tan reconocida que recibió un premio Pritzker por su diseño y la ONU la incluyó
en su lista de Patrimonios de la Humanidad.

La Catedral no fue el único aporte de Niemeyer a la ciudad, también fue partícipe de otros
grandes proyectos como el Palacio de Itamaraty, la sede del gobierno el Palacio del Planalto,
entre otros. Fue tanta la relevancia de este arquitecto para la ciudad, que se lo considera el
autor de la ciudad de Brasilia y hasta el día de su muerte fue una de las personas más
veneradas del país.

Los trabajos de Niemeyer se caracterizan por el uso de las curvas debido a que creía que la
belleza del universo se encontraba en las líneas curvas encontradas en la naturaleza como las
que se perciben en las montañas y los ríos; y se consideraba un enemigo de las líneas rectas,
las cuales percibía como primitivas, duras e inflexibles.

Fiel a su estilo y filosofía, también se basó en este criterio para idear la forma y apariencia en
que debía construir esta catedral, algo que no haya sido inventado antes y sea capaz de crear
emociones en el instante que sea vista.

Esta catedral tiene una estructura conformada por 16 columnas en forma de hiperboloides de
revolución cada una con peso de 90 toneladas, posee una altura de 40 metros y de base una
circunferencia de 70 metros de diámetro.

El hormigón fue el material escogido para su elaboración y su interior está decorado


principalmente con vitrales que permiten el paso de la luz exterior. En la plaza del templo se
destaca la presencia de esculturas representando a los evangelistas y en el interior de la
catedral se observa estatuas de ángeles suspendidos y 4 grandes campanas. De igual manera,
se aprecia los azulejos de cerámica pintados a mano que decoran sus paredes, un gran altar
donado por el Papa Pablo VI y retratos de la vida de la Virgen Patrona de Aparecida.
El concepto idealizado por Niemeyer cuando pensó en la catedral fue de crear un monumento
de naturaleza religiosa que refleje pureza y una conexión espiritual sin necesidad de portar una
cruz o imágenes de santos. La simbología que quería ver plasmada lo logró utilizando las
columnas para que representen brazos que van desde la tierra levantados hacia al infinito en
señal de alcanzar el cielo con las manos.

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