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16. LA AUTOOBSERVACION nutes D. HERBERT Y ROsEMERY O. NELSON-GRAY 1. INTRODUCCION Y DFFINICIONES: Desde el pri tual tanto en [a teoria como en su practi condiuctual intenta proporcionar datos tiles que faciliten la mejora del funciona- miento del paciente por la reduccién de las conductas problematicas, el aumento de las conductas de adapracin,o los dos aspectos. La evaluacidn se concibe como un proceso en curso que informa y depende del resultado del tratamicnt. Una de las bases de la evaluacién conductual es el procedimiento de la autoob- servaciGn o autorregistro, el cual se refiere al sujeto que observa y recoge las veces que tienen lugar sus conductas'. La conducta se refiere a cualquier cosa que hace el paciente, lo que incluye acciones motoras externas y sucesos cognitivos internos (por ejemplo, una preocupacién excesiva) que son objeto de tratamiento. Elautorre- gistro se emplea con fines de evaluacidn y terapéuticos. Cuando se recogen datos de evaluacién por medio de un autorregistro, su exactitud es una cuestidn importante, Una parte de este capitulo, yrciona ejemplos de la exactitud variable del autor: gisrey describe proce entos que la Tumentan, Cuando se -emplea el autorregis- troccon propésites terapéuticos, su reactividad también es importante; asi, otra parte deeste capitulo describe las variables que afectan a la reactividad. ‘Gran parte dela investigacin bisica del procedimiento de autorregisro se reali zen ladécada de los seventa. Aunque lainvestigacién en esta técnica ha disminuido desde entonces, se ha producido una explasisn en sus aplicaciones clnicas. El auto~ rregistro se ha aplicado a la evaluacién de una amplia gama de trastornos de la con- ducta, incluyendo Ja conducta antisocial (Becker y Heimberg, 1988), trastornos de ansiedad (Nietzel, Bernstein y Russell, 1988), trastornos alimenticios (Schlundt, Johnson y Jarrell, 1985), el sindcomede “Tourette (Peterson y Azrin, 1992) y el abuso de alcohol (Samo, Tucker y Vuchinich, 1989; Sobelly cols, 1989). Mas ain, el auto- stro se ha convertido en un componente mas en muchas de los programas de te- rapiay evaluacidn conductual Esta popularidad ex congruente con varias lineas de la terapia de conducta con- temporanea. Un sello caracteristico de ésta es su énfasis en el empirismo. Una fuente SET Ey prt otNerh Cen Set TE oy cdot nae ae em reheated scares ae ine ce ei ee ce _gsto" deforma wy ccna para describieun upo de personalidad asoc ad uta gras preocy Poradaptar el modo de presence uno misma sls stuaciones sociales Snyder ¥ Gans Gingstady Sryder, 1991, Ms ‘James D. Herbert y Rotemery O. Nelion-Gray primaria de datos de infereneiarelativamente baja lo constituyen las observaciones de informadores independientes entrenados. Esto es especialmente cierto cuando la conducta es privada, como la conducta sesual. Las observaciones de informadores, entrenados son, por supuesto, imposibles con conductas cognitivas. Una alvernativa alos abservadores esa recogida de datos por el propio paciente. Fn teoria, los auto- informadores pueden ser capaces de proporcionar datos mis completos que los ob- servadores porque son testigos de todo el conjunto de conductas, en contraste con la muestra que presencian los observadorcs (Kazdin, 19744). ‘Tres tendencias relacionadas de la terapia conductual marcan la imporcancia del autorregistro: el crecimiento de programas de autocontrol, el crecimiento de la te- rapia cognitiva y ls expansién de Is evaluacion conductual tradicional para ineluir foeos simultineos de varias eonductas (Barrios, 1988). Con relacién a fos comi 20s de la terapia de conduct, estos wes desarrollos representan una relaivadismi nucién del control de agentes externos. El autorregistro es una caracteristica clave de todos los programas de autocontrol. Como se ha observado antes, Jos procedi- rmientos de ls terapia cognitiva estan condicionados por ss propia naturaleza a ba- sarse en las propias observaciones. Se esti dando una tendencia en terapia conduc- twal hacia la scleccién de las conductas mis signficativas clincamente, mas que basar la seleccidn de conductas en lo que es mis cémodo para el terapeta, Esto da lugar con frecueneia a la atencién simulkinea a objetivos de tratamiento milkipls. Machas conductas signifieativas son internas (por ejemplo, cogniciones autodes- preciativas en el caso de la depresion), y que por tanto requicren algin tipo de Autorregistro y autoinforme. Elautorregistro es un proceso que incluye dos fases; en primer lugay, el sujeto 0 paciente debe abservar o discriminar aspectos de su propia conduct, esto es, deter- Mninar quel conducta en efecto ha ocurido yen segundo gas debe responder con al autorregistro, esto es, emplear el procedimiento que recoge los casos de una con- dlucta detceminada. El autoinformador debe realizar ambas cosas para produc auto- rregistros exaetos. El hecho de realizar ran s6lo a primera conducta ya puede provo- car cambios conductuaies. A electos de investigacién, tedricos y chinicos, es Gril tener presente que el autorregistro tiene dos fasesdistintas (Simkins, 1971). I, FUNCIONES DEL AUTORREGISTRO El autorregistr ¢s dul tanto para la evaluacién como para fines terapéuticos, Con respestoa fi evaluacin, el anorregisiro puede emplease para obtene datos dura te dos fases del contacto terapcutico. Durante la primera fase, es importante deter- mminar las conductas y sus variables dominates. Se pide al paciente que realice un diario de conductas, anocando los sucesos problemiticos y as citcunstancias que los, rodean. A partir de esta informacién, se pueden establecer patrones consistentes que conduzcan a la selecciin de conduetas y posibles técnicas de tratamiento, En la fase siguiente de contacto terapéutico, el auvorregistro se vuelve a emplear en a linea base ¢ interveneidn para registrar la frecuencia de las conductas seleecionadas para eva- luarel éxito ofracaso del tratamiento. La aatvobrorecion us, [Ademis de las funciones de evaluacién, el autorregistro tiene generalmente una funcién terapéutica. Cuando se emplea para la obtencion de datos, el procedimiento de autorreristro no sélo proporciona la frecuencia de la conduecta sino que puede dar logar a cambios en la misma. En otras palabras, el hecho mismo de avtorregistrar una conducta hace a menudo que cambie a frecuencia de esa conducta. Esta reactivi- dad demuestra ser terapéutica porque los cambios de conducta que tienen lugar lo hacen en la direccidn deseada, Por medio del autorregistro, hs conductas evaladas positivamente aumentan y, por el contrario las evalvadas negativamente disminu- yen (Broden, Hall y Mits, 1971; Kzzdin, 19744; Cavior y Marabotto, 1976; Nelson, Lipinski y Black, 1976; Sieck y McFall, 1976). Dado lo deseable de estos cambios de las conductas, cl sutorregistro ha sido empleado principalmente con fines terapéuti- 0s, esto es alterar la frecuencia de una conducta, Aunque la reactividad del autorre- gistro puede ser stil terapéuticamente, también ex un condicionante cuando esti en juego la exactitad de los datos. Se hace muy difieil obtener unos datos de linea base ¢stables cuando la frecuencia de la conducta es cambiance. Igualmente e dificil eva Tara eficacia de una técnica de tratamiento cvando tanto l técnica como los proce- dimientos de obtencién de datos contribuyen al cambio de la conducta. Las dos fun- ciones del autorregistro, erapia y evaluacién, son examinadas con més detale en el restodeeste capitulo, UL, PROCEDIMIENTOS DE AUTORREGISTRO No hay suficientes investigaciones que proporcios acercade procedimientos ¢ instrumentos mas utiles de autorregistro. La discusidn que sigue se basa por tanto en pricticas frecuentes y en meditadas especulaciones. En primer lugar, discuticemos algunas directrices generales para lascleecin del procedimiento deautoreegisto 5, acontinuacidn, deseribiremos varios métodos. Unade ls consideraciones mis importantes en la seleccién de un procedimiento de autores esque se jst alacondcta que sere Por empl, ss pide aun paciente que autorregistre una conducta de gran frecuencia o casi continua por medio de registros de frecuencia es probable que deje de hacerlo por lo tedioso que resulta la tarea, En este caso, un procedimienta de muestre temporal probablem te seria mis recomendable. Del mismo modo, un paciente obeso al que se pide q autorregiste slo el peso diario puede desaleniarse por las tpicasfluctuaciones y el lento avance; ala ingestion de ealorias puede ser una conduicta mis apropiada para pacientes obesos (Romanczy, 1974). (Otros factores aconsideraren la cleccién del procedimiento de sutorregistro son Incomodidad y aecesibilidad. Como se ha observado, cl autorregistro tiene dos fases liseriminar y registrar las veces que ocurre una conducta) Si el procedimicnto de sutorregistro es demasiado dificil e] paciente puede discriminar casos de la conducta pero fracasar al dar la respuesta del autorregistro, con el resultado de una minima ‘exacttud. Alternativameante el paciente puede “almacenar” los casos de la conducta egistarlos solo apcriédicamente. Frederiksen, Epstcin y Kosewsky (1975) descu- Briton que los autoregistros inm igarrillos fumados eran mas exac- Me James D Heron y Rosemery O. Nekiom Gray tos y ecasionaban mayor reduecién en la conducta de fumar que los autorregistros nnocturnos o semanales. Finalmente, ha de considerarse el caste y lo lamativo del procedimicnto como factores dle seleccidn del tipo de autorregisto. La mayoria de los instrumentos im- plica pocos eostos econdmiens, de hecho, los medios mas corrientes consisten sim- plementeen la anotacién de los casos de una eonducta en un impreso. No obstante, én otras ocasiones se emplean instrumentos mecinicos como contadores de pulsera 0 relojes de pulsera eleetrénicos que pucden resultar mas costosos. Hay diferentes opiniones con respecto a las ventajas de los instrumentos de autorregistro lamati- vox. Thoresen y Mahoney (1974) recomiendan generalmente instrumentos peque- fos y discretos. Sin embargo, un instrumento llamativo puede convertirse en un es- tirmilo discriminativo para realizar un autorregistro exacto y provocar cambios de conducta. Asi por ejemplo, Maletzky (1974) observs que la frecuencia de las con- ductas no deseadas autorregistradas comenzabs a disminuie cuando se quitaban los contadores de mufieca. Un fenémeno similar fue observado por Broden y cols. (1971); la presencia de los trozos de papel empleados para registrar la conducta de estudiar parecia provocar un aumento de esta conducta, incluso cuando el sujeto na producia la respuesta del autorregisto. Como se ha dicho anteriomente, un requisito para los procedimientos de autorce- gistro esque se austen ala conducta que se registra. A continuacidn revisamos los di Lintos métodos de autorregistr, incluyendo narraciones, cuentas de frecuencia reg tros de duracidn, procedimientos de muestreo ene tiempo y registros mecinicos. a. Narraciones Un objetivo de las primeras fases de la evaluacidn conductual de un paciemte no es sélo seleccionar lis eonductas sino determinar las variables asociadas con su presen cia, proceso que se conoce como analisis funcional. Por ello, una de las formas mis frecuentes de autorregistro, especialmente durante las primeras fases de la evalu: ci6n, es un diario de conducta en el que se registran los casos de conduetas poten les de andisis junto con las circunstancias que rodean a estos sucesos (antecedentes y consecuentes). Los diarios conductuales pueden haverse sin estructura o proporcio- narse directrices estructuradas. Quins el eemplo mis conocido de diario conductual estructurado sea el autorregistro de pensamientos automiticos empleado en Ia tera pia cogniriva de la depresion (Beck y cols, 1979; Burns, 1980). Aungue hay variacio- nes de este formato, la prictica comin c3 que los pacientes atiendan primero a las fluctuaciones de su estado de dnimo, Tras experimentar un sencido creciemte de dis- foria en relacion con la linea base, el paciente atiende y registra sucesos ambientales externas que preceden al cambio y pensamientos acerca de estos sueesos. Otro cjemplo del uso de un diario de autorregistro lo proporcionan Barlow y cols (1984); ‘en este caso, pacientes con trastorno de panico 0 trastorno de ansiedad generalizado estiman su grado de ansiedad y ndimero de ataques de panico en varios momentos a lo largo del dia. Por su parte, ins recientemente, Beidel, Neal y Laderer (1991) han cempleado un diario para evaluar el imbito y frecuencia de sueesos le ansiedad en ni- jos pequeios La antoobrersaion a ia, Registro de frecuencias El registro de frecuencias es un procedimiento adecuado cuando la condueta es dis- creta esto es, cuando las duraciones de cada caso de la conducta no arian mucho. Para que un registro de frecueacias pueda compararse con otro debe emplearse ln ‘misma unidad de tiempo. Una forma comin de autorregistrar es hacer marcas en un, trozo de papel por ejemplo, en un papel deat del clon de un paqusedecigatr- Ios en el que se registra a frecuencia de los cigarrillos furados al dia. Watson y “Tharp (1972) presentaron varios procedimientos simples de autorregistros por ejem- plo, pasar un palillo de dientes o una moneda de un compartimento de su monedero 2 otro cada vez que una conducta ocurre. Las frecuencias de lr conducta también se han registrado con una serie de instrumentas (Lindsley, 1968; Mattos, 1968; Maho- ney, 1974s; Shechan y Casey, 1974). mma, Registros de la duracién Mientras que los registras de frecuencias se emplean con conductas discretas, el tiempo de duracin Ge cada ocurrenca de alguna conduct puede varia consides- blemente. Ejemplos de tales conductas pueden ser la duracién del tiempo en que se ve la televisin o que se estudia. Un registro de duracién es mis sensible a estos in- tervalos variables de tiempo que los registros de frecuencia. La duracién puede auto- rregistrarse por medio de un cronémetro. Muchos relojes de pulsera comerciales incluyen cronémetro y su precio se ha reducido considerablemente en los siltimos aos. 1a, Muestreo en el tiempo Como alternativa al registro de la duracién, el mucstreo en el tiempo puede usarse para registrar conductas no discretas en aquellos casos en los que registrar cada vez que ocurre la conducta seria tedioso, En el muestreo de intervalos de tiempo, una tunidad mayor (por ejemplo, un dia) se subdivide en unidades mas pequeias (por ejemplo, intervalos de media hora). El autoinformador simplemente anota sila co ducta tuve lugar no en este intervalo, Aunque el muestreo es adecuade, su inco veniente es que cada intervalo marcado como positivo puede no contener frecue cias o intensidades de la condueta comparables. Una forma mas refinada de ‘muestreo temporal es el descrito por Stumphauzer (1974); se usa una escala de esti- rmacidn de 4 puntos, donde cada intervalo se marca como 0, 1,26 3, dependiendo de sila conduct no ht ocurdo, a ocurideoeasionamens. a menudo, omy a me- rnudo en ese interval, Otra forma de muestrco temporal ¢s un muestreo momentaneo (Kubany y Sloggett, 1973). Un instrumento de cronometraje se ajusta para varios intervalos de tiempo. Cuando suena, ef autoinformador anota simplemente si la conducta esta ocurriendo en ese momento. En cl muestreo momentineo se registra el porcentaje: as James D. Herbert y Rosemary O. Nelson-Gry mimero de comprobaciones en las que ocurrié la conducta dividido por el mimero total de comprobaciones realizadas. Los instrumentos de eronometraje incluyen despertadores, elojes de pulsera con alarma y relojes de cocina. Si cs posible, el ins- trumnento decronomerajedeberis justase a uninervalo variable. Flimucsteo mo- mentinco fue usadoen un estudio de Williams y Rapoport (1983) para registrar los pensamientos de pacientes con agorafobia sometidos a terapia de exposicidn y tera- Pia cognitiva, 1s. Procedimientos de antorregistro pasivos y/o mecinicos Varios prceimienos mcinicos de utoregitro no teen otra espuesa din formador mas que el compromiso de usar el instrumento de aucorregistro. Por ejemplo, Azrin y Powel (1968) desarrollaron una pitillera que registraba automti- camente el ntimero de veees que era abierta, Si un sujeto cogia slo un cigarillo cada vez, y silo fumaba cigarrillos de esta pitillera, se obtenia un registro automstico de los cigarillos fumados. Igualmente, Azrin y cols (1968) desarrollaron un aparato que contabilizaba cl numero de veces que una persona adoptaba una postura inade- cuada. Schwitzgebel y Kolb (1974) describen una variedad de otros instrumentos automiticos que, dada la cooperacidn del sujeto, registran aspectos espeeificos de su conducta. Orra forma de aucorregistro pasivo es el registro de productos de conducta u ‘otros derivados conductuales (McFall, 1976). Por cjemplo, un sujcto puede conta- bilizar el miimero de cigarilos que ha fumado contando et ntimero de coillas del cenicero. En estudios de control de peso, los cambios del peso corporal reflejan in directamente los cambios en las conductas alimenticias. De forma similar, la longi- tud de las ufas puede emplearse como un indice de medida en la onicotagia (Me- Namara, 1972), la longitud del pelo como una medida en la tricotilomania (McLaughlin y Nay, 1975) y las calificaciones escolares como resultado de la con- Gucta de estudio Gohnson y White, 1971). Las medidas del resultado fisiol6gico también pueden usarse; por ejemplo, e nivel de aleohol en la sangre puede cons tuir una medida del consumo de alcohol (Miller y cols., 1974), et anilisis de or sirve para detectar el consumo de drogas (Goldstein y Brown, 1970) y el mondxi- do de carbono en el aliento permite evaluar la condueta de famar (Cando, 1975). McFall (1976) sugiris como forma de autorregistro pasivo los informes de archivos por ejemplo, las facturas del celéfono, los estados de cuentas o cheques bancarios, etoétera, “Todas estas modalidades de autorregistro, procedimientos mecinicos, produc tos de conducta e informes de archivo son pasivos en tante que el paciente no nece= sita registrar una respuesta tras eada ocurreneia de la conducta concreta. No se sabe si tales procedimientos pasivos producen reactividad, Sin embargo, puede conjetur se que habria una menor reactividad que con el autorregistro activo, Otrx caracter tica comiin de los procedimientos pasivos es que permiten retrasar la retroalimenta~ cin. Un lapso de tiempo considerable puede transcurrir entre la conducta y su registro, Este retraso puede también atenuar la reactividad que generalmente produ ce clautorregistro La antoobservaion a ing, Autorregistro informatizado Unatendencia reciente de a evaluacién conductual es el uso de pequettos ordenado- "personales para el utrregisr. Tombar Fitzpatrick y Chiles (1985) emplea- ron.con éxito tn sistema de autorregistroinformatizado de laconductade levantarse del asiento de un nino de sexto curso. Agras y cols. (1990) hicieron que pacientes, obesos autorregistraran su ingesta de comida y conducta de gercico en un pequeiio, ordenador manual. Ademés de registrar cada conduct los ordenadores se estan em- pleando también para resumir y analizar datos producidos por los procedimientos, tradicionales de autorregistro (Schlundt, 1988). Farrell (1991) observa que los orde- radores tienen una serie de ventajas sobre los procedimientos tradicionales de auto- rrogistro de lipiz y papel. El tiempo de registro de los datos se graba automitica- ‘mente asegurando que los pacientes no completan el trabajo de autorregistro justo antes dea sesin de terapia. Los ordenadores tambien pueden programarse para que indiquen a que intervalos deben realizar los pacientes el autorregistro, Finalmente, Jos ordenadores pueden mejorar la exaetitud. mz, Grdficos Con independencia del procedimiento de autorregistro empleado, una forma ade- cuada de resumir los datos del autorregistro es un grifico de la conducta. General- _mente, lasunidades de tiempo aparecen en la abscisa, mientras que la ordenada refle- jaunidades de medida dela conducta (por ejemplo, frecuencia, porcentajeo tiempo). IN, EXACTITUD DE LOS DATOS DE AUTORREGISTRO wa, Exactitud de la conducta externa antorregistrada Lacxactitud de los datos del autorvegisteo se determina con uno de los tes procedi- rmientos siguientes. El primero, y mas frecuente, es comparar los registros simulta neos hechos por autoinformadares y otros observadores. Por ejemplo, Herbert y Baer (1972) compararon los datos dé un observador con los de dos madtes para de- terminar la exactitud de sus autorregisteos de atencién a conductas infantiles apro- piadas. El segundo procedimiento es comparat los registros simultineos hechos por autoinformadores ¥ por procedimicntos mecinicos. Por ejemplo, una maquina em- pleada por Mahoriey y cols. (1973) anotaba automsticamente las respuestas de los, alumnos mientras que éstos egistraban sus propias respuestas corrects; la exactitud del autorregistro se determinaba comparando sus respuestas con las de la maquina. El terver procedimiento consiste en comparar los datos de los autorregistros eon un producto de conducta. Por ejemplo, cambios de peso reflejan de forma indirecta, cambios de habitos alimenticios; cuando los hibitos alimenticios son autorregistra- dos el peso corporal puede emplearse como comprobacién de a exactitud. 380 James D. Herbert y Resemery O. Nelson-Gray Como se observ anteriormente, los procedimientos mas frecuentes para eva- Iuar la exactitud de datos de un autorregistro son comparar sus datos con registros hechos por uno o mis observadores externos. Sin embargo, es importante tener en ‘cuenta que dos observadores pueden estar de acuerdo y sus registros pueden no re- flejar verdaderamente la frecuencia actual de la conducta (Lipinski y Nelson, 1974). Ademis, el acuerdo entre autorregistro y datos proporcionados por observadores puede depender de quién es el observador. Por ejemplo, Fixsen, Phillips y Wolf (1972) descubrieron que los autorregistros hechos por nifios de conduetas de lim- eza de sus habitaciones coincidia en un 76% com los informes de sus compaferos. n embargo, sus autorregistros y los registros de las habitaciones de sus compaiie= 10s coincidian con los registros de observadores adultos sélo en wn 50%, Aunque los indices verdaderos de exactitud requieren que los datos autorregistrados sean comparadoscon regres merdncos ode eter, les reptrossona menudo poco pestis oimpoibles de oben En a erat sobre lace de autores, la exactitud se infiere generalmente del acuerdo entre informadores. Ademés, se pre supone normalmente que los datos de los observadores son mas exactos que los de Jos autoinformadores, una concepeién que requiere mds investgaciones, Una serie de estudios ha examinado el grado de acuerdo entre datos de autorre- gistro y de registros de observadores. Algunos estudios han encontrado un gran acuerdo (Azrin y Powell, 1969; Mahoney y cols., 1973; McKenzie y Rushall, 19745 Shaw, Peterson y Cone, 1974;Samo y cols, 1989), mientras que otros han hallado un. ‘escaso acuerdo (MeFall, 1976; Herbert y Baer, 1972; Hendricks, Thoresen y Hub- bard, 1973; Cavior y Marabowo, 1976). Aunque Kazdin (19742) concluye que los pacientes tienden a minimizar los casos de conductas no deseables y sobrevalorar las, deseables con respectoa los observadores, este patrén no es el resultado de otros es- tudios (Nelson y cols. 1977; Nelson, Lipinski y Boykin, 1978). En el apartado si- guients examinamos algunas dela variables que afeecan ala exaciud de lor datos del autorregistro. wa. Exactitud de la conducta intema antorvegistrade ‘Como se ha hecho notar, los datos directos de la frecuencia de los sucesos internos dependen por definicin de alin tipo de autorregistro. Como consecueneia de la reciente expansién de la terapia cognitiva, los provedimientos de autorregistro se templean con frecuencia para registrar cogniciones. Se instruye a los pacientes para «que registren una clase de cogniciones (por ejemplo, pensamientos de autocritica en casos de depresién, preocupaciones obsesivas en los trastornos de ansiedad..) més {que frecuencia de una ola cognicién. Al igual que suceda con lasconductasexter~ nas, el autorregistro de cogniciones se emplea tanto en Ia fase de evaluaci6n inicial como durante el tratamiento. Existen dos problemas relacionados con el uso del autorregistro para obtencr datos de a frecuencia de sucesos cognitivos. El primero es la reactividad; no se haes- tablecido empiricamente que las conductas cognitivas sean reactivas al aurorregistro

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