You are on page 1of 24

Del accidente IN ITINERE/ El accidente en el trayecto.

04/06/2014
AAA

DEMANDA LABORAL POR ACCIDENTES DE TRABAJO O ENFERMEDAD


OCUPACIONAL

Todo trabajador que haya sufrido un accidente de trabajo o una enfermedad


ocupacional que haya producido una lesión discapacitante tiene el derecho de
acudir a los órganos jurisdiccionales a demandar las prestaciones e
indemnizaciones que derivan de la ocurrencia del infortunio, atendiendo a la
responsabilidad del patrono.

La demanda laboral por infortunio de trabajo tiene un objeto inmediato, como lo es


el cobro de prestaciones e indemnizaciones derivadas del infortunio y un objeto
mediato que consiste en la determinación del origen de esas cantidades dinerarias
que constituyen las prestaciones e indemnizaciones que se reclaman en la
demanda.

La pretensión de la demanda por infortunio de trabajo debe cumplir con los


requisitos que dispone el artículo 123 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por
lo que es necesario determinar en primer lugar si el accidente o la enfermedad son
laborales, verificando el nexo causal, es decir, si el accidente o la enfermedad
ocurrió en el curso del trabajo, por el hecho o con ocasión del trabajo; en segundo
lugar determinar de dónde derivan las prestaciones o indemnizaciones que se
reclaman, atendiendo a la responsabilidad del patrono.

Dependiendo del tipo de Responsabilidad patronal se determinarán las


prestaciones e indemnizaciones que se reclaman y que se traducen en cantidades
dinerarias. Las responsabilidades contractuales atienden a una tarifa establecida
en la ley y las extracontractuales atienden a circunstancias propias del individuo.

La responsabilidad Objetiva da derecho a demandar prestaciones derivadas de


la seguridad social en caso de que el patrono haya incumplido con las normas que
regula este tipo de prestación social, así como la indemnización por daño moral,
según el criterio reiterado de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia, atendiendo a los criterios de gradación de la indemnización establecidos
por la propia sala, los cuales son:

a) la entidad (importancia) del daño, tanto físico como psíquico (la llamada
escala de los sufrimientos morales);
b) el grado de culpabilidad del accionado o su participación en el accidente o
acto ilícito que causó el daño (según sea responsabilidad objetiva o subjetiva);

c) la conducta de la víctima;

d) grado de educación y cultura del reclamante;

e) posición social y económica del reclamante;

f) capacidad económica de la parte accionada;

g) los posibles atenuantes a favor del responsable;

h) el tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima para ocupar una


situación similar a la anterior al accidente o enfermedad; y, por último,

i) referencias pecuniarias estimadas por el juez para tasar la indemnización que


considera equitativa y justa para el caso concreto.

La Responsabilidad Subjetiva le otorga al trabajador infortunado a demandar


indemnizaciones tarifadas reguladas en la Ley Orgánica de Prevención,
Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT), atendiendo al tipo de
discapacidad laboral que resulte de la lesión producida por el infortunio a saber:

Artículo 130. En caso de ocurrencia de un accidente de trabajo o enfermedad


ocupacional como consecuencia de la violación de la normativa legal en materia
de seguridad y salud en el trabajo por parte del empleador o de la empleadora,
éste estará obligado al pago de una indemnización al trabajador, trabajadora o
derechohabientes, de acuerdo a la gravedad de la falta y de la lesión, equivalentes
a:

1. El salario correspondiente a no menos de cinco (5) años ni más de ocho (8)


años, contados por días continuos, en caso de muerte del trabajador o de la
trabajadora.
2. El salario correspondiente a no menos de cuatro (4) años ni más de siete
(7) años, contados por días continuos, en caso de discapacidad absoluta
permanente para cualquier tipo de actividad laboral.
3. El salario correspondiente a no menos de tres (3) años ni más de seis (6)
años, contados por días continuos, en caso de discapacidad total
permanente para el trabajo habitual.
4. El salario correspondiente a no menos de dos (2) años ni más de cinco (5)
años, contados por días continuos, en caso de discapacidad parcial
permanente mayor del veinticinco por ciento (25%) de su capacidad física o
intelectual para la profesión u oficio habitual.
5. El salario correspondiente a no menos de un (1) año ni más de cuatro (4)
años, contados por días continuos, en caso de discapacidad parcial
permanente de hasta el veinticinco por ciento (25%) de su capacidad física
o intelectual para la profesión u oficio habitual.
6. El doble del salario correspondiente a los días de reposo en caso de
discapacidad temporal.

En caso de gran discapacidad asociada a la discapacidad absoluta permanente la


indemnización será equiparable a la muerte del trabajador o trabajadora.

Cuando la gran discapacidad esté asociada a la discapacidad temporal, la


indemnización será una indemnización equivalente al triple del salario
correspondiente a los días que hubiere durado la incapacidad.

Cuando la secuela o deformaciones permanentes, provenientes de enfermedades


profesionales o accidentes del trabajo, hayan vulnerado la facultad humana del
trabajador, más allá de la simple pérdida de su capacidad de ganancias, en las
condiciones y circunstancias contempladas en el artículo 71 de esta Ley, el
empleador queda obligado a pagar al trabajador, por concepto de indemnización,
una cantidad de dinero equivalente al salario de cinco (5) años contando los días
continuos.

A los efectos de estas indemnizaciones, el salario base para el cálculo de las


mismas será el salario integral devengado en el mes de labores inmediatamente
anterior.

Estas indemnizaciones previstas en la LOPCYMAT se podrán demandar con


independencia de las prestaciones a cargo dela Seguridad Social.

Para que proceda el pago de estas indemnizaciones tarifadas por Responsabilidad


Subjetiva, es necesario que medie en la ocurrencia del infortunio el hecho ilícito
civil del patrono o sus representantes, es decir, la negligencia, impericia o
inobservancia de las normas y que tales circunstancias que abarcan el hecho
ilícito hayan sido determinantes en la ocurrencia del accidente.

Se considera que si el patrono o sus representantes incumplen con las normas de


higiene, seguridad y salud o incurre en alguna de las infracciones administrativas
antes analizadas no necesariamente se configura el hecho ilícito civil, es necesario
que tal incumplimiento o infracción hayan repercutido en la ocurrencia del
infortunio.

Determinadas como fueren las responsabilidades patronales debe plantearse la


demanda laboral por infortunio de trabajo, solicitando las prestaciones o
indemnizaciones que fueren procedentes, a continuación presentamos un modelo
de demanda laboral por infortunio de trabajo en la que el trabajador sufrió una
lesión músculo esquelética que generó en el trabajador una discapacidad parcial y
permanente.
En la actualidad el concepto de accidente de trabajo se encuentra recogido en el
artículo 69 de la LOPCYMAT. “Toda lesión funcional o corporal que el trabajador
sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo”.

El accidente de trabajo es una situación lesiva que presenta el trabajador que se


caracteriza por reunir una serie de requisitos o elementos:

1. Ser una lesión funcional o corporal.


2. Estar vinculada con el trabajo, al producirse con ocasión o como
consecuencia del trabajo.
3. Existencia de relación de causalidad entre el trabajo y la lesión corporal
producida.

1. LESION FUNCIONAL O CORPORAL.

El primer elemento que define el accidente de trabajo es la existencia de una


lesión funcional o corporal, el término e lesión corporal es insuficiente para definir
el accidente de trabajo. La lesión corporal que define el accidente de trabajo sería
toda lesión violenta producida o vinculada con el trabajo, el cual es un concepto
que no engloba todas las situaciones lesivas o procesos patológicos que luego
entran a formar parte del concepto jurídico de accidente de trabajo y que son:

 Las lesiones violentas vinculadas con el trabajo. Una lesión se considerará


violenta siempre que reúna varias condiciones: que sea externa, imprevista,
de anormal intensidad con relación al trabajo habitual, etc.
 Las enfermedades no profesionales (enfermedades comunes) producidas
por el trabajo.
 Las agravaciones de estados patológicos anteriores por la lesión
constitutiva del accidente.
 Y las complicaciones que sufra posteriormente la lesión debida al accidente
y las nuevas enfermedades adquiridas en el lugar donde se lleva a cabo el
proceso de convalecencia.

Para definir el accidente de trabajo el término de lesión funcional o corporal


debería haber sido sustituido por el de la producción de un daño que imposibilita al
trabajador para desarrollar su capacidad normal de trabajo.

2. SEA CAUSADO POR OCASIÓN O COMO CONSECUENCIA DEL TRABAJO.


La lesión funcional o corporal del trabajador para que sea considerada accidente
de trabajo, debe estar vinculada o relacionada con el trabajo que ejecuta el
trabajador, o por unas condiciones siempre relacionadas con el trabajo, puesto
que la lesión corporal es constitutiva de accidente de trabajo cuando se da
cualquiera de estas dos expresiones:

a. Por consecuencia del trabajo, significa que la lesión corporal es debida o ha


sido causada por una violencia o accidente derivado del trabajo, cuyas
manifestaciones pueden producirse en lugar y tiempo del trabajo, o más tarde y en
otro lugar. Lo único necesario es demostrar la relación causal entre el desempeño
del trabajo y la lesión corporal del trabajador.

b. Con ocasión del trabajo, significa que la lesión corporal se ha producido en


lugar y tiempo, o sea que la lesión corporal se produce en el lugar en donde se
realiza el trabajo, durante el tiempo en que se realiza este y en relación con el
trabajo. Como veremos a continuación la ley incluye también dentro del concepto
de accidente de trabajo, por ejemplo el producido

 Durante la realización del trabajo que desempeña habitualmente el


trabajador, al ir y volver del trabajo (accidentes in itinere).
 En el desempeño de actividades de carácter sindical.
 Realización de actividades laborales diferentes a las que le corresponden
según su categoría profesional.

3. RELACION DE CAUSALIDAD.

Debe existir una relación de causalidad entre el accidente ocurrido en el trabajo y


la lesión producida. No es suficiente con que el trabajador sufra una lesión
funcional o corporal, sino que esta, para su consideración de accidente de trabajo,
tiene necesariamente que estar relacionada con el trabajo realizado, puesto que la
lesión debe necesariamente producirse con ocasión o por consecuencia del
trabajo. Entendiéndose también por la expresión “con ocasión” la relación de
causalidad en donde el efecto lesivo aparece de forma inmediata (golpe, herida),
y por la expresión “por consecuencia”, la relación de causalidad de los efectos
lesivos que no aparecen inmediatamente sino al tiempo. Lo ideal seria poder
establecer en todos los casos estos tres tipos de nexo causal:

1. Nexo de causalidad etiológica, es decir, demostrar que la causa de la lesión


radica en el trabajo. Este nexo puede ser:

 Directo, al no existir ningún otro agente etiológico inmediato que modifique


los resultados.
 Indirecto, al existir además del trabajo otros agentes causales que también
han influido en la producción del resultado lesivo.
2. Nexo de causalidad temporal que surge cuando la lesión aparece o se
manifiesta en el horario de trabajo, pudiéndose dar dos supuestos:

 Relación causal directa, cuando el hecho lesivo y su manifestación se dan


en el mismo horario de trabajo.
 Relación causal indirecta, cuando el hecho lesivo se produce en el mismo
horario de trabajo, pero su manifestación surge diferida en el tiempo fuera
del horario de trabajo.

El trabajador en cualquier tipo de actividad involucra su propia persona en todos


sus aspectos, pues además de poseer una dimensión física posee una dimensión
psíquica y espiritual de la que deriva social y cultural con el colectivo que lo rodea,
por lo que es necesario el resguardo de la integridad total de esa persona a través
de la ley.

La actividad productiva se encuentra irreductiblemente unida a los accidentes de


trabajo y enfermedades ocupacionales la O I T ha establecido que anualmente a
nivel mundial se producen alrededor de trescientos millones de accidentes de
trabajo y más de ciento sesenta millones de caso de enfermedades producto del
trabajo.

El bien tutelado por la ley en la relación de trabajo indudablemente es el


trabajador.

El trabajador confía al patrono su actividad, bien sea intelectual, corporal, etc.,


mediante una remuneración y al final de esta relación laboral, el trabajador debe
recuperar intacta una persona.

Así la necesidad de protección a la persona que se hace más potente cuando se


refiere a la garantía de seguridad del trabajador y es que en la relación de trabajo,
el trabajador, a diferencia del empleador, no arriesga su patrimonio sino que
arriesga en muchos casos su integridad.

El trabajador es titular de un valor indiscutible, el cual es su dignidad de ser


humano y al someterse voluntariamente a la voluntad de otro hombre (empleador),
esa dignidad puede ser objeto de lesión por parte de aquel a quien le comprometió
sus servicios, de manera que el derecho debe intervenir de manera activa a fin de
proteger y reparar si ya ha ocurrido algún daño la persona del trabajador y así
garantizar su integridad física y moral.
Con respecto a las enfermedades ocupacionales el lector se preguntará como se
puede determinar si una enfermedad se contrajo o no con ocasión del trabajo.

Esta es una materia en la cual hay que mantenerse actualizado, basta citar el
caso del Asbesto en Estados Unidos, cuyas partículas no se sabían si eran
cancerigenas y el uso de ese material de construcción ahora esta prohibido, así
continuamente se descubren nuevos agentes y situaciones causantes de
enfermedades ocupacionales, incluyendo los derivados del estrés y tensión
emocional, de manera que no solo debemos de estar pendientes de las listas de
enfermedades ocupacionales, sino también de nuevos dictámenes médicos, ahora
bien, mientras no se tenga conocimiento que una actividad en particular entraña
peligro debido a alguna sustancia que no se sepa perniciosa, no existe
responsabilidad del patrono, como ocurrió en la primera etapa del cáncer
producido por el Asbesto.

De manera que las listas de enfermedades profesionales u ocupacionales, son


parte de la solución de esta determinación, en el caso de que si una determinada
enfermedad tiene origen profesional u ocupacional, es de suma importancia por
tanto mencionar sentencia emanada de la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia, en fecha 08 de agosto de 2006, la cual va creando
jurisprudencia vinculante. En esta sentencia se determina textualmente “la lista de
la oficina internacional del trabajo relativa a enfermedades profesionales es fuente
material del derecho.”

En este punto es de importancia aclarar que la calificación de accidente o


enfermedad tiene un origen laboral en el INPSASEL (articulo 76 LOPCYMAT),
cuyo informe, tiene carácter de documento publico, es decir que tiene valor ante
cualquier tercero.

También en este punto considero necesario analizar los contenidos y alcances de


los artículos 71 y 72 LOPCYMAT.

Articulo 71, referente a las secuelas permanentes del accidente o enfermedad


laboral, este artículo se refiere a la figura del afectado por un accidente de trabajo
o enfermedad ocupacional cuya capacidad de trabajo no ha quedado mermada
permanentemente, pero la parte intangible y moral de su ser sufre un desmedro el
cual va a influir en su personalidad, tal es el caso, si este trabajador sufre una
desfiguración o aspecto desventajoso de su físico o que perjudique su esfera
emocional, como por ejemplo: secuelas de quemaduras las cuales dejaron
cicatrices, amputación de algún miembro del cuerpo, incapacidad de procrear,
etc., son muchas las formas de daño que pueden dejar secuelas en estos
trabajadores.

Así el artículo 71 de la LOPCYMAT, asimila al tipo de lesiones discapacitantes, las


secuelas o deformaciones permanentes que deje una enfermedad o accidente
laboral del trabajador, y si se evidencia que tuvo culpa por parte del patrono, este
tendrá que indemnizar al trabajador conforme al artículo 130 LOPCYMAT.

SENTENCIAS VARIAS

TIPOS DE RESPONSABILIDAD / ACCIDENTE Y ENFERMEDADES


OCUPACIONALES.

SENTENCIA N· 7214-2014. Sala de Casacion Social del TSJ. De fecha: 07-02-


2014. En la cual se estableció la teoría del riesgo profesional, aun cuando el
accidente haya sido causado por un tercer. Ponencia de la Magistrada
Doctora CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA

Demanda por cobro de daño moral por accidente de trabajo incoado por el el
ciudadano MARCOS ARMANDO FERNÁNDEZ, contra la sociedad
mercantilEXXONMOBIL DE VENEZUELA, S.A

Señala la Sala que si bien es cierto, el artículo 1.193 del Código Civil consagra la
responsabilidad del propietario por guarda de cosa, por los daños que ésta
ocasionare, también dicha norma establece la posibilidad de exonerar de
responsabilidad al guardián de la cosa, cuando el daño se produzca a
consecuencia de una causa extraña no imputable, entendida como caso fortuito,
fuerza mayor, hecho de un tercero o culpa de la víctima.

Esta demanda tiene su origen en la ocurrencia de un accidente de trabajo y en la


responsabilidad del empleador con base a la teoría del riesgo profesional, la
demandada alego que: “visto que el accidente ocurrió por la intervención
imprevisible e incontrolable de un tercero que al conducir otro vehículo, giró
bruscamente en U ocasionando la colisión”, es decir, que el accidente se produjo
por el hecho de un tercero como causa extraña no imputable, razón por la cual, si
el Juez de alzada hubiese aplicado en todo su sentido y alcance el artículo 1.193
del Código Civil, hubiera exonerado de responsabilidad a la demandada.

Es doctrina de la Sala de Casacion Social del TSJ el criterio sostenido en la


decisión Nº 116, de fecha 17 de mayo de 2000 -caso: Francisco Tesorero
Yánez contra Hilados Flexilón, S.A.- , que la responsabilidad del patrono en la
reparación del daño moral es objetiva, vale decir, aunque no haya habido culpa o
negligencia de éste en el acaecimiento del infortunio de trabajo; en virtud de ello,
para que prospere la reclamación del trabajador en estos casos bastará que se
demuestre el hecho generador, es decir, el accidente de trabajo o enfermedad
profesional que pueda repercutir en la esfera moral de la persona. La
cuantificación del daño moral, queda a la estimación discrecional del juez.

A tal efecto, esta Sala de Casación Social, en sentencia Nº 1474 del 8 de


noviembre de 2005 (caso: Yeluximar Del Carmen Leonardi
Monzón contra Condominio Centro Comercial Ara), sostuvo lo siguiente:

(…) resulta significativo insistir en que si bien es cierto la teoría del riesgo
profesional aplicable a los accidentes o enfermedades profesionales y que la Ley
Sustantiva Laboral recoge en su capitulo (sic) “De los Infortunios Laborales” tuvo
su origen o se inspira de la responsabilidad objetiva por la guarda de la cosa
regulada en el derecho común, expresamente en el artículo 1193 del Código Civil,
la Ley Orgánica del Trabajo es una Ley Especial que prevé una normativa
específica que no le da cabida al hecho de un tercero como causa eximente de
responsabilidad del patrono en materia de infortunios laborales. Tal aseveración
se patentiza de la disposición contenida en el artículo 563 ejusdem , que señala:

“Quedan exceptuados de las disposiciones de este Título y sometidos a las


disposiciones del derecho común, o a las especiales que les conciernan, los
accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales que sobrevengan:

a) cuando el accidente hubiese sido provocado intencionalmente por la víctima;

b) cuando el accidente sea debido a fuerza mayor extraña al trabajo, si no se


comprobare la existencia de un riesgo especial;

c) cuando se trate de personas que ejecuten trabajos ocasionales ajenos a la


empresa del patrono;

d) cuando se trate de personas que ejecuten trabajos por cuenta del patrono en
sus domicilios particulares; y

e) Cuando se trate de los miembros de la familia del propietario de la empresa que


trabajen exclusivamente por cuenta de aquél y que viven bajo el mismo techo”.

Ahora si bien en la LOTTT de 2012, no se tarifa la indemnización objetiva, esta


solo se menciona en su Artículo 43. Además de la eliminación del Articulo 563
ejusdem. Este hecho no significa que dicha norma haya perdido vigencia, todo lo
contrario, de manera que al no ser de alguna forma mencionado el contenido del
Articulo 563 de la LOT en la nueva LOTTT, se da por hecho la aplicación
supletoria del Código Civil con respecto a la intención implícita en la teoría del
riesgo profesional.

De las consideraciones hasta ahora expuestas, se desprende sin lugar a dudas


que la circunstancia de que medie la intervención de un tercero en el acaecimiento
de un infortunio laboral, podría constituir una causa atenuante a los efectos de la
estimación de la indemnización por daño moral, pero la responsabilidad objetiva
del patrono en materia de accidentes o enfermedades profesionales que está
basada en el riesgo que éste asume por ser quien lo origina y recibe los beneficios
del trabajo, es procedente independientemente de la culpa o negligencia del
empleador, siempre que se configure el presupuesto de hecho esencial como lo es
que el accidente o enfermedad provenga del trabajo mismo o con ocasión directa
de él.

Independientemente de que provenga por el hecho de un tercero, a la luz de la


teoría objetiva resulta procedente la indemnización por daño moral reclamado toda
vez que dicho accidente con ocasión del trabajo, incuestionablemente repercutió
en la esfera moral del demandante.

El Juez de alzada en este caso se apartó de la doctrina de la Sala de Casación


Social que establece los aspectos a ponderar para estimar el daño moral,
especialmente, el referido al “nivel económico y social de la víctima”, elemento que
confundio con el lucro cesante, al afirmar que al trabajador “no le será fácil
conseguir otro empleo de las mismas características y con los mismos beneficios”.
Siendo que la mencionada Sala ha señalado que para determinar este aspecto, el
juez debe analizar, ente otros, la edad del trabajador, su lugar de residencia, el
cargo que desempeña, las cargas familiares o su nivel de educación, y no la
imposibilidad de hallar otro trabajo.

Al respecto, el artículo 321 del Código de Procedimiento Civil, establece:

Artículo 321.- Los Jueces de instancia procurarán acoger la doctrina de casación


establecida en casos análogos, para defender la integridad de la legislación y la
uniformidad de la jurisprudencia.
En este orden de ideas, la Sala advirtio que constituye criterio reiterado que la
estimación del daño moral pertenece a la discreción, prudencia, calificación y
estimación del Juez; no obstante, ésta no puede ser arbitraria, sino que se debe
producir atendiendo a las consideraciones del grado de educación y cultura del
reclamante, su posición social y económica, así como la participación de la víctima
en los hechos ilícitos que ocasionaron el daño, a los fines de controlar la legalidad
del quantum fijado, por lo que el juzgador debe exponer en la sentencia las
razones que justifiquen su procedencia, calificación, extensión y cuantía.

SENTENCIA N· 18412-2012. Sala de Casación Social del TSJ. De fecha: 18-04-


2012. En la cual se sentencia daño moral por enfermedad
ocupacional. Ponencia de la Magistrada Doctora CARMEN ELVIGIA PORRAS
DE ROA

Demanda por cobro de indemnización por enfermedad ocupacional incoada por el


ciudadano IVÁN JOSÉ GONZÁLEZ BELLO contra la Sociedad
Mercantil TOYOTA DE VENEZUELA, C.A.,

Con fundamento en el numeral 3 del artículo 168 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, en concordancia con los artículos 12 y 243 ordinal 5 del Código de
Procedimiento Civil, denuncia la recurrente que el ad quem incurrió en el vicio de
incongruencia negativa, ya que si bien la demandada alegó en la audiencia de
apelación que la condenatoria por daño moral establecida por el a quo era
“exagerada y desproporcionada” con el daño sufrido por el actor, confirmó dicha
sentencia y condenó a la sociedad mercantil Toyota de Venezuela, C.A., al pago
de cien mil bolívares (Bs. 100.000,00), por indemnización de dicho concepto.

Alega que si el ad quem hubiese analizado los alegatos y defensas plateados, no


hubiese confirmado la sentencia del a quo y en su lugar, hubiese disminuido el
monto que por indemnización de daño moral condenó a la demandada, “ya que la
cuantía de la condenatoria por daño moral en el presente caso infringe y
transgrede los parámetros de la jurisprudencia de esta Sala de Casación Social,
que ha establecido como justos, ponderados y razonables para la determinación
de una adecuada indemnización en cada caso concreto”.
Alega la demandada que la sentencia se encuentra viciada de incongruencia
negativa, dado que, a su decir, el sentenciador no se pronunció con respecto a los
alegatos planteados en la audiencia del recurso de apelación respecto al monto
que por indemnización de daño moral condenó a la empresa demandada.

Ahora bien, el vicio de incongruencia se configura, cuando existe discrepancia


entre lo alegado por las partes (libelo y contestación), y lo decidido por el Tribunal
que conoce la causa; puede ser que el sentenciador se pronuncie sobre un
alegato no formulado (incongruencia positiva), u omita pronunciarse sobre algún
punto planteado dentro de los límites de la litis (incongruencia negativa). En el
presente caso, se denuncia el segundo supuesto, es decir, incongruencia
negativa.

La demandada fundamentó el recurso de apelación interpuesto en contra de la


Sentencia de Segunda Instancia, en que el ad quem contrarió la reiterada doctrina
de la Sala de Casación Social al condenar a la empresa demandada por concepto
de indemnización de daño moral, al pago de cien mil bolívares (Bs. 100.000,00),
por “profusión o hernia”, sin analizar “los factores o baremo” que hay que tomar en
cuenta a los efectos de fijar la indemnización.

De las actas del expediente se encuentra Certificación suscrita por la Médico


Ocupacional ciudadana Irene Alfaro adscrita al Instituto Nacional de Prevención,
Salud y Seguridad Laborales, de la cual se desprende que el ciudadano Iván José
González Bello, padece de Lumbocialtalgia Crónica, Profusión Discal L3-L4,
agravada con ocasión al trabajo, clasificado dentro de los trastornos músculo-
esquelético (CIE 10 M544), lo que le originó una Discapacidad Parcial
Permanente.

Por otra parte, el Informe Médico suscrito por la médico Miriam Salazar adscrita a
la Dirección Estadal de Salud de los Trabajadores Anzoátegui, Sucre, Monagas y
Nueva Esparta del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales,
de fecha 18 de junio de 2007, señala que una vez evaluado y registrado en este
servicio y valorado por un equipo multidisciplinario se determinó que el paciente
Iván González, presenta Protusión Discal L3-L4, retrolistesis L3-L4.
De la Certificación y del Informe Médico suscritos por médicos adscritos a la
Dirección Estadal de Salud de los Trabajadores Anzoátegui, Sucre, Monagas y
Nueva Esparta del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales,
se desprende que el demandante padece de Lumbocialtalgia Crónica, Profusión
Discal L3-L4, es decir, un trastorno músculo-esquelético, lo que le originó una
Discapacidad Parcial Permanente para realizar actividades que ameriten realizar
esfuerzos físicos pesados, movimientos repetitivos de flexo-extensión y rotación
de columna lumbo-sacra, y actividades que ocasionen impacto a nivel de la
columna.

Ahora bien, para la condenatoria de la indemnización por daño moral, la doctrina y


jurisprudencia patria han señalado que se deben dejar al juez amplias facultades
para la apreciación y su estimación, no obstante, a pesar de que pertenece a la
discreción y prudencia del juez la calificación, extensión y cuantía del daño moral,
esta Sala ha señalado una serie de hechos objetivos que el juez debe analizar en
cada caso concreto, para determinar la procedencia del pago de la indemnización
del daño moral y determinar su cuantificación (Sentencia N° 144 del 7 de marzo de
2002, caso: José Francisco Tesorero Yánez contra Hilados Flexilón, S.A.).

En este sentido, con respecto a los parámetros que deben considerarse para la
cuantificación del daño moral, se evidencia:

a) La entidad o importancia del daño, tanto físico como psíquico: como


consecuencia del accidente de trabajo, fue certificada la discapacidad parcial y
permanente del laborante, para actividades que ameriten realizar esfuerzos físicos
pesados, movimientos repetitivos de flexo-extensión y rotación de la columna
Lumbo-Sacra, así como actividades que ocasionen impactos a nivel de la
columna.

b) El grado de culpabilidad del accionado o su participación en el accidente o acto


ilícito que causó el daño: no quedó demostrada la responsabilidad directa de la
empresa en la ocurrencia de la enfermedad, y se evidencia su comportamiento
diligente una vez que tuvo conocimiento del mismo.
c) La conducta de la víctima: no se evidencia que el trabajador tuvo alguna
conducta negligente en la realización de las actividades, que le ocasionaran la
enfermedad.

d) Grado de educación y cultura del reclamante: el trabajador tenía 34 años de


edad para el momento del accidente, tenía 5 años y 6 meses laborando para la
empresa, y era bachiller.

e) Posición social y económica del reclamante: Para el momento de inscripción en


el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales por parte de la empresa, el actor
estaba residenciado en el Parcelamiento Miranda, Calle Macuro, Sector B
desempeñándose como operario de producción IV, y devengaba para el año 2006,
un salario mensual de un mil cincuenta bolívares con noventa céntimos (Bs.
1.050,90).

f) Capacidad económica de la parte accionada: no consta en autos cuál es el


capital social de la empresa demandada.

g) Los posibles atenuantes a favor del responsable: de las actas procesales se


evidencia que la empresa accionada mantuvo una conducta diligente en la
atención del trabajador, y de algunas facturas se evidencia que en algunas
oportunidades se encargó del pago de los gastos médicos por él requeridos.

h) El tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima para ocupar una


situación similar a la anterior al accidente o enfermedad: como consecuencia del
accidente, el actor no podrá ejercer actividades que ameriten realizar esfuerzos
físicos pesados, movimientos repetitivos de flexo-extensión y de rotación de la
columna Lumbo-Sacra, ni actividades que ocasionen impactos a nivel de la
columna vertebral.

Ahora bien, se evidencia de las actas procesales que el actor padece de


Lumbocialtalgia Crónica, Profusión Discal L3-L4, es decir, que padece de un
trastorno músculo-esquelético a nivel de la columna vertebral.
Respecto a los padecimientos sufridos a nivel de la columna vertebral, la Sala de
casación social ha señalado que por máximas experiencia, dichas afecciones en la
columna pueden ser producto de diversas causas que pudieran estar alejadas de
factores laborales.

Asimismo, el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales,


reconoce que las hernias discales son un padecimiento que afecta de manera
asintomática a la población en general, con una incidencia de entre un 20% y un
40%, sin que exista necesariamente una vinculación con el trabajo realizado por
los afectados.

En ese sentido, el ciudadano Iván González Bello, a pesar de sufrir un trastorno


músculo esquelético a nivel de la columna vertebral, puede realizar actividades
que noocasionen impactos en la misma, es decir, puede realizar cualquier
actividad laboral que no involucre lesiones a nivel de la columna vertebral.

Así pues, la Sala considero que la indemnización por concepto de daño moral
condenada por ad quem no fue equitativa y justa para el caso concreto, razón por
la cual la recurrida incurrió en el vicio que se le imputa conforme al artículo 243
ordinal 5 del Código de Procedimiento Civil, en consecuencia, la Sala anulo la
sentencia recurrida y de conformidad con el artículo 175 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, procedió a dictar sentencia.

en la Ley del Seguro Social, cuando el trabajador esté amparado por el mismo
seguro social obligatorio, ya que en caso que el trabajador que sufrió un accidente
de trabajo o padece una enfermedad ocupacional, y esté cubierto por el seguro
social obligatorio, conforme a lo previsto en el artículo 2° de la Ley del Seguro
Social, quien pagará las indemnizaciones debe ser el Instituto Venezolano de los
Seguros Sociales, cuya responsabilidad está prevista en el Título III,
concretamente en los artículos 9 al 26 eiusdem.
Por su parte, la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de
Trabajo, tiene como objeto, entre otros, garantizar la seguridad a los trabajadores
en su ambiente laboral, según se expresa en su artículo 1, y a tal fin dispone en su
artículo 130, un conjunto de indemnizaciones patrimoniales para los casos en que
el accidente de trabajo o la enfermedad ocupacional se produzca como
consecuencia de la violación de la normativa legal en materia de seguridad y salud
en el trabajo por parte del empleador o de la empleadora. En este caso, el
empleador responde por haber actuado en forma culposa, con negligencia,
imprudencia o impericia, lo cual debe ser demostrado por el trabajador
demandante.

El trabajador también puede exigir al patrono la indemnización por daños


materiales prevista en el artículo 1.185 del Código Civil, siempre que compruebe
que el accidente de trabajo o la enfermedad ocupacional son producto del hecho
ilícito del empleador. En este supuesto, el sentenciador para decidir la procedencia
de dichas pretensiones, deberá aplicar la normativa del derecho común.

En este sentido, el trabajador que demande la indemnización de daños materiales


superiores a los establecidos en las leyes especiales, deberá probar de
conformidad con el artículo 1.354 del Código Civil, los extremos que conforman el
hecho ilícito que le imputa al patrón, la extensión del daño y la relación de
causalidad entre el hecho ilícito del patrono y el daño producido.

Finalmente, el trabajador que ha sufrido de algún infortunio de trabajo puede


reclamar la indemnización por daño moral y en aplicación de la “teoría del riesgo
profesional”, la responsabilidad patronal de reparar dicho daño es objetiva, es
decir, debe ser reparado por el patrono aunque no haya habido culpa en la
ocurrencia del infortunio de trabajo.

Las indemnizaciones antes indicadas, previstas en la Ley Orgánica del Trabajo


(Art 43 LOTTT), cuando no sea aplicable la Ley del Seguro Social-, en la Ley
Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo y en el Código
Civil, pueden serle exigidas al patrono en forma conjunta.

En el presente caso se constató de la Certificación emanada por el (INPSASEL),


que la patología presentada por el actor –dolor dígito presión en región lumbo-
sacra, lasague positivo 30°, maniobra punta talón positiva- constituye un estado
patológico contraído con ocasión del trabajo, determinó que el ciudadano Iván
González presenta Lumbociatalgia crónica; profusión crónica, profusión discal L3-
L4 agravada con ocasión al trabajo, lo que le originó una discapacidad parcial y
permanente para actividades que ameriten esfuerzos físicos.

Asimismo, se evidenció del Informe Médico de fecha 18 de junio de 2007, suscrito


por médico Miriam Salazar Coordinador de Salud Laboral de DIRESAT-
Anzoategui, Monagas, Sucre y Nueva Esparta-folio 102-, que el actor presenta
profusión discal L3-L4, y retrolistesis L3-L4.

Así, la Sala determino que quedó demostrado el origen ocupacional del


padecimiento sufrido por el actor, lo que lleva a concluir que efectivamente la
enfermedad sufrida por el ciudadano Iván González se trata de una enfermedad
ocupacional.

A tal efecto, se procede a determinar la procedencia de todas y cada una de las


indemnizaciones reclamadas por el actor en su escrito libelar, en los siguientes
términos:

a) Responsabilidad objetiva:

En el presente caso, quedó establecido que el ciudadano Iván González se


encontraba cubierto por el Seguro Social Obligatorio, en consecuencia, conforme
a lo previsto en la Ley Orgánica del Trabajo, resultan improcedentes las
indemnizaciones establecidas en la misma. Por lo que la indemnización
procedente con respecto al daño moral respecto de la responsabilidad objetiva
debe adecuarse al Articulo 1.193 del Código Civil.

b) Responsabilidad subjetiva:
Respecto a la culpa, es decir, la imprudencia, negligencia e inobservancia por
parte de la demandada en cumplir con las condiciones de prevención, higiene y
seguridad, que demostrara el hecho ilícito cometido por el patrono, se
evidenció de las Actas levantadas por los Inspectores de Seguridad y Salud en el
Trabajo II, adscritos a la Dirección Estadal de Salud de los Trabajadores
Anzoátegui, Sucre, Monagas y Nueva Esparta del Instituto Nacional de
Prevención, Salud y Seguridad Laborales, realizada en la empresa demandada, le
suministró la ropa de trabajo y equipos necesarios para llevar a cabo las
actividades requeridas.

Por otra parte, no cursan pruebas en el expediente que involucren la culpa del
patrono en el infortunio del trabajador, siendo carga del reclamante demostrar la
responsabilidad en la materialización del daño, es decir, la culpa del patrono,
razón por la cual se declara sin lugar la alegada responsabilidad subjetiva del
patrono, y por consiguiente, la improcedencia de las indemnizaciones previstas en
el numeral 3 del artículo 130 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo y las relativas al daño material y lucro cesante
reclamadas por el actor.

c) Daño Moral.

Con relación al daño moral reclamado, el demandante estimo el mismo en la


cantidad de trescientos mil bolívares (Bs. 300.000,00).

La Sala establece que el trabajador que sufre un accidente de trabajo puede


reclamar la indemnización por daño moral, y en atención a la “teoría del riesgo
profesional”, debe ser indemnizado por el patrono aunque no haya habido culpa
en la ocurrencia del infortunio laboral, el cual debe cuantificarse, previo examen de
las siguientes circunstancias:1) La entidad del daño sufrido; 2) La importancia,
tanto del daño físico como psíquico; 3) La condición socio-económica del
trabajador y su grado de educación y cultura; 4) Grado de participación de la
víctima; 5) Grado de culpabilidad de la accionada. En el caso que se examina,
debe concluirse que no quedó demostrada la negligencia de la por parte de la
demandada, por el contrario se evidenció que dicha empresa observó y cumplió
con la normativa relativa a la seguridad, salud e higiene en el trabajo; y, 6)
Capacidad económica del patrono.
En el presente fallo, se determinó que el trabajador padece de una enfermedad
ocupacional que le ocasionó una incapacidad parcial y permanente que le afecta
el setenta (70%) por ciento de su productividad laboral, razón por la sala condeno
a la demandada al pago por concepto de indemnización por daño moral, por la
cantidad de sesenta mil bolívares (Bs. 60.000,00).

SENTENCIA N· 2013-0009. Juzgado Primero Superior Del Estado Monagas.


De fecha: 29-02-2013. En la cual se desecha el pedimento de condena por
hecho ilícito patronal.

En el presente caso, el único punto controvertido es la indemnización de las


cantidades reclamadas en base a lo establecido en la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, por lo que resulta
necesario acotar que dicho cuerpo normativo dispone en su artículo 130, que en
caso de ocurrencia de un accidente o enfermedad ocupacional como
consecuencia de la violación de la normativa legal en material de seguridad y
salud en el trabajo por parte del empleador, éste deberá indemnizar al trabajador o
a sus derechohabientes en los términos establecidos en dicha Ley; no resultando
suficiente para la procedencia de las indemnizaciones contenidas en dicha norma
el haber constatado la relación de causalidad entre la labor desempeñada y el
accidente, pues se exige como supuesto de hecho para que prospere la
consecuencia jurídica en ella prevista, la culpa del patrono en la materialización
del daño, entendida ésta como la conducta intencional, imprudente o negligente
del empleador, en otras palabras, de la norma en referencia se evidencia que las
sanciones e indemnizaciones allí establecidas deben ser ordenadas cuando el
patrono no cumpliere con las disposiciones en materia de seguridad e higiene en
el trabajo, y siempre será preciso que el trabajador demuestre que el accidente o
enfermedad ocupacional padecida hubiese sido el resultado de una actitud
culposa del patrono por no cumplir con las disposiciones previstas en la Ley
Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, o por hacerlo
prestar su labor en condiciones inseguras, según el criterio pacífico y reiterado
establecido por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en
sentencia de fecha 21 de julio de 2009, con ponencia del Magistrado Dr. Alfonso
Valbuena Cordero (Caso Luís Alejandro Aponte Méndez Vs. Bingo La Trinidad C.
A. E Inversiones 33 C.A.) y en decisión de fecha 30 de octubre de 2009, con
ponencia del Magistrado Dr. Luís Eduardo Franceschi Gutiérrez (Caso Raúl Tineo
Alfonso Vs. Pride Internacional, C.A.).
Sobre la base de los argumentos antes expuestos tenemos que una vez valoradas
las pruebas EL TRIBUNAL no pudo constatar que la empresa KAYSON
COMPANY VENEZUELA C. A. haya incumplido con las normas de higiene y
seguridad industrial establecidas en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente del Trabajo, ya que no quedó evidencia de las actas procesales
que el trabajador haya sido expuesto a riesgos físicos, químicos, biológicos, físicos
o disergonómicos sin la dotación de los respectivos implementos de protección
personal; que no fue debidamente notificado sobre los riesgos inherentes a la
realización de las actividades para los cuales había sido contratado y sobre las
consecuencias perjudiciales a su salud en caso de que inobservara las normas
mínimas de prevención de accidentes y/o enfermedades profesionales; que no fue
debidamente capacitado e instruido sobre las normas mínimas de higiene y
seguridad industrial necesarias para efectuar sus labores como Obrero en forma
segura, entre otros; en virtud de lo cual resulta a todas luces improcedente la
indemnización por responsabilidad subjetiva reclamada por el ciudadano CRUZ
RAFAEL ROMERO, conforme a lo establecido en el artículo 130 de la Ley
Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo.

.Así mismo se constató la relación de causalidad entre la labor desempeñada y el


accidente, pues se exige como supuesto de hecho para que prospere la
consecuencia jurídica en ella prevista, la culpa del patrono en la materialización
del daño, entendida ésta como la conducta intencional; verificando que tales
argumentos no se ajustan a los hechos planteados, así como al motivo de la
solicitud, ya que dicha indemnización deviene de una enfermedad ocupacional de
conformidad con los hechos narrados en el libelo.

En virtud de lo anterior debe establecer la diferencia entre la enfermedad


ocupacional y el accidente de trabajo, a tal efecto se pasa a señalar lo que al
respecto dispone la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente
del Trabajo:

Artículo 69 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del


Trabajo: Es todo suceso que produzca en el trabajador o la trabajadora una lesión
funcional o corporal, permanente o temporal, inmediata o posterior, o la muerte,
resultante de una acción que pueda ser determinada o sobrevenida en el curso del
trabajo, por el hecho o con ocasión del trabajo.

El artículo 70 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente


del Trabajo define la Enfermedad Ocupacional, como los estados patológicos
contraídos o agravados con ocasión al trabajo o exposición al medio en que el
trabajador o la trabajadora se encuentra obligado a trabajar, tales como los
imputables a la acción de agentes físicos y mecánicos, condiciones
disergonómicas, meteorológicas, agentes químicos, biológicos, factores
psicosociales y emocionales, que se manifiesten por una lesión orgánica,
trastornos enzimáticos o bioquímicos, trastornos funcionales o desequilibrio
mental, temporales o permanentes.

Aunado a lo anterior, el Artículo 76 ejusdem establece que:

“El Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales, previa


investigación, mediante informe, calificará el origen del accidente de trabajo o de
la enfermedad ocupacional. Dicho informe tendrá el carácter de documento
público.
Todo trabajador o trabajadora al que se la haya diagnosticado una enfermedad
ocupacional, deberá acudir al Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad
Laborales para que se realicen las evaluaciones necesarias para la comprobación,
calificación y certificación del origen de la misma”.
De dichas definiciones se desprende que el accidente de trabajo ocurre por
hechos repentinos que se presentan en desarrollo o con ocasión a la labor que se
está ejecutando o en cumplimiento de órdenes del empleador ocasionándole un
daño funcional u orgánico, incluso la muerte o una invalidez, mientras que la
enfermedad ocupacional son aquellas de carácter transitorio o permanente que se
dan como consecuencia directa con la clase de labores que se desempeña el
trabajador, como por ejemplo el medio en que tiene que desempeñarse. Por
consiguiente el accidente de trabajo se presenta de forma súbita mientras q la
enfermedad ocupacional es el resultado de un proceso lento y progresivo.

Ahora bien, de la lectura mencionadas se desprende la definición de lo que es la


enfermedad ocupacional y el accidente de trabajo, así como el procedimiento
legalmente establecido para la expedición de la certificación del origen del
accidente de trabajo o enfermedad ocupacional, el cual está constituido así: 1º) De
manera preliminar debe existir una solicitud de Investigación de origen de
enfermedad por parte del trabajador o trabajadora ante el Instituto Nacional de
Prevención, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL), 2º) Que dicha Institución
efectué la investigación propiamente dicha, 3º) Que tiene entre sus funciones
calificar y certificar el origen de los accidentes laborales así como las
enfermedades ocupacionales que pueden afectar a los trabajadores, 4º) Que la
investigación culminará con un informe que tendrá el carácter de documento
público y 5º) Que la certificación constituye una manifestación de voluntad por
parte del referido Instituto.

Enunciado lo anterior, se verifica que la demanda fue propuesta por Cobro


Indemnización derivada de una Enfermedad Ocupacional, sostenido de un informe
pericial, dictado por la Diresat Monagas, con ocasión del procedimiento
administrativo instruido contra la empresa Kayson Company Venezuela, S.A., que
determinó la imposición de una sanción pecuniaria por el accidente laboral sufrido
por el ciudadano Cruz Rafael Romero, que provocó al trabajador: 1.- Traumatismo
en rodilla derecha con Lesión del Cóndilo Femoral Interno ocasionando en el
trabajador “Una discapacidad Total y Permanente Para el Trabajo Habitual”.

Visto lo señalado, la parte actora acciona en contra de la empresa para que le sea
indemnizado una “enfermedad ocupacional” que no fue determinada por el ente
encargado durante su investigación, y no se establece que la misma se produjo o
guarda relación con el ambiente de trabajo, además no hay referencia alguna en el
expediente contentivo de la investigación, que el Traumatismo en rodilla derecha
con Lesión del Cóndilo Femoral Interno que padece el trabajador, se haya
producido con ocasión del ambiente de trabajo y las actividades desarrolladas en
la empresa, sino que por el contrario, toda la investigación estuvo dirigida a un
accidente de trabajo ocurrido en las instalaciones de la empresa tal como se indica
en la Certificación.
En consecuencia, resulta evidente que la forma en que la representación del actor
formuló sus planteamientos en el escrito de demanda no fue la más idónea o
adecuada a los fines de hacer valer su pretensión, ello por cuanto, la enfermedad
ocupacional pretendida nunca fue debatida durante el proceso de investigación
llevado por la administración (Diresat).

Desprendiéndose igualmente del análisis de la Certificación e Informe Pericial que:


el ciudadano Cruz Rafael Romero acudió ante la Diresat del Inpsasel para una
evaluación médica por haber sufrido un accidente de trabajo en fecha 06 de marzo
de 2009. Que posteriormente hubo la investigación por la funcionaria Liseth
Gómez, actuando en su condición de Inspectora en Seguridad y Salud en el
trabajo II, quien procedió a verificar como sucedieron los hechos, determinándose
una vez evaluado en el Departamento Médico que el trabajador presenta
Traumatismo en rodilla derecha con Lesión del Cóndilo Femoral Interno, y el
Doctor César Omar Salazar Marcano, lo certificó como Accidente de Trabajo, por
lo que mal puede la representación judicial de la parte actora hacer valer un
documento público administrativo, en el cual se certifica un accidente de trabajo, a
los fines de cobrar una indemnización por enfermedad ocupacional, no
habiéndose probado que el accionante padece de una enfermedad profesional
producto de un accidente de trabajo.

SENTENCIA N· 20213-2013. Sala de Casación Social del TSJ. De fecha: 20-02-


2013. En la cual se tomo en cuenta aun sin homologación acuerdo
transaccional entre las partes.Ponencia de la Magistrada Doctora CARMEN
ELVIGIA PORRAS DE ROA

En el juicio por cobro de indemnización por enfermedad profesional y daño moral


que sigue la ciudadana MARÍA NELLY HENAO LÓPEZ, contra la sociedad
mercantilCOMPAÑÍA ANÓNIMA NACIONAL TELÉFONOS DE VENEZUELA
(C.A.N.T.V.),

Relata la empresa demandada, que en fecha 19 de octubre de 2006, suscribió


ante la Inspectoría del Trabajo del Distrito Capital, un acuerdo transaccional con la
ciudadana María Nelly Henao López, de cuyo contenido se desprende que la
trabajadora recibió por concepto de prestaciones sociales la cantidad de ciento
cuarenta millones cuatrocientos cincuenta y siete mil cuatrocientos setenta y un
bolívares con treinta céntimos (Bs. 140.457.471,30); y adicionalmente la cantidad
de ciento veinticinco millones de bolívares (Bs. 125.000.000,00) por concepto de
“indemnización transaccional adicional y especial”.
La demandante declaró estar satisfecha con el pago recibido y que “nada adeuda
por ningún concepto derivado del vínculo laboral” incluidos los provenientes por
“accidentes de trabajo o enfermedades profesionales, la seguridad social o
conforme al Derecho Común”, renunciando a intentar cualquier acción en contra
de la empresa.

Aunque no conste en autos la homologación del funcionario del trabajo


competente, el acuerdo transaccional “goza de plena validez”, por cuanto, son las
partes las que están obligadas a respetar las estipulaciones en él contenidas, tal
como lo estableció esta Sala en sentencia Nº 1949 de fecha 4 de octubre de
2007.

El carácter irrenunciable de los derechos laborales no excluye la posibilidad de


conciliación o transacción, siempre que se haga por escrito y contenga una
relación circunstanciada de los hechos que la motiven y de los derechos en ella
comprendidos, que sea celebrada por ante el funcionario competente del trabajo
(juez o inspector), a efecto de obtener efecto de cosa juzgada; no será estimada
como transacción la simple relación de derechos, aun cuando el trabajador
hubiere declarado su conformidad con lo pactado; y que la transacción tiene entre
las partes la misma fuerza que la cosa juzgada.

La ciudadana María Nelly Henao López -asistida de abogado de su confianza-, a


fin de dar por terminado el vínculo laboral, suscribió con la empresa mercantil
Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (C.A.N.T.V), un acuerdo
transaccional en fecha 19 de octubre de 2006, y recibió en ese acto la cantidad
de ciento setenta millones trescientos cuarenta y tres mil quinientos ochenta
bolívares con setenta y cuatro céntimos (Bs. 170.343.580,74), suma cuyo
desglose comprende el pago de: a) cuarenta y cinco millones trescientos cuarenta
y tres mil quinientos ochenta bolívares con setenta y cuatro céntimos (Bs.
45.343.580,74), por concepto de utilidades fraccionadas, vacaciones no
disfrutadas, vacaciones vencidas, bono vacacional vencido, vacaciones
fraccionadas, bono vacacional fraccionado y salario básico: b) ciento veinticinco
millones de bolívares (Bs. 125.000.000,00) por concepto de “indemnización
transaccional adicional y especial” cuyo monto comprende el pago de “cualquier
concepto relacionado directa o indirectamente con la relación laboral que lo
vinculó a la misma y que tenga su fundamento en la legislación laboral, inclusive la
especial por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, en la seguridad
social o en el derecho común”.

No consta en las actas del expediente el auto de homologación por parte del
funcionario del trabajo del referido acuerdo transaccional, conforme lo prevé el
artículo parágrafo primero del artículo 11 del Reglamento de la Ley Orgánica del
Trabajo (2006) aplicable rationae tempore.

Ahora bien, dado que el objeto del litigio radica en el pago de la indemnización
por enfermedad ocupacional prevista en el artículo 130 de la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT), y el daño
moral -conforme al artículo 1.196 del Código Civil-, éste último declarado con lugar
por el Juez de Alzada, dicho concepto está incluido en el acuerdo transaccional
suscrito por las partes, al señalar en la parte infinede la cláusula 7, que “la
trabajadora renuncia a intentar cualquier acción en contra de la empresa, (…)
inclusive la especial, por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, en
la seguridad social o en el derecho común”, por lo que, pese a no cursar el auto de
homologación por parte del órgano administrativo del trabajo sobre el referido
acuerdo, ello no es óbice para que el ad quem haya inadvertido el pago efectuado
por la demandada por concepto de “indemnización transaccional adicional y
especial” cuyo quantum ascendió a la cantidad de ciento veinticinco mil bolívares
(Bs. 125.000,00), suma que en definitiva representa el pago de cualquier
indemnización en que hubiere incurrido la empresa demandada por
responsabilidad civil extracontractual, en este caso, daño moral.

MODESTO GARCIA.

You might also like