You are on page 1of 13

Alumno: David Bressan

Maestría en Comunicación Digital Audiovisual.


Historia del audiovisual. Trabajo final.

Una ventana para no cerrar. La "neutralidad de la red" como espacio de libertad de expresión.

"Oh no! Ha habido un error al mostrar esta página"

El presente trabajo se construye a partir del cariz preocupante que el panorama sobre medios
de comunicación está adquirirendo en nuestro país. La concentración desmedida de medios, si bien
es un proceso de ya larga data, que acompañó a los distintos gobiernos, en particular desde 1990,
desde hace dos años está evidenciando una aceleración que hace difícil pensar en los alcances,
consecuencias, y sobre todo, los límites que pueda llegar a tener. En este sentido, lo que el trabajo
propone es un breve panorama histórico sobre la concentración de medios, y una revisión de la
temática de la Neutralidad de la Red. Naturalizada al menos desde la masificación de las conexiones
de banda ancha, la Neutralidad de la Red ha sido revocada en los Estados Unidos en 2016. Esto
plantea un ejemplo al mismo tiempo poderoso (por el país del que se trata) y preocupante, si se
proyecta esa posibilidad al nuestro: si bien no podemos sostener en forma acrítica la imagen de una
red igualitaria y transparente, Internet se constituye como un último escollo (o un último refugio)
para la concentración transversal de la comunicación mediática nacional.

Breve historia de la televisión argentina y sus relaciones con el Estado


La relación entre los medios de comunicación y el Estado argentino ha sido por lo general, a
pesar de los cambios en el estilo y los objetivos de las intervenciones, bastante intensa, sobre todo
desde el surgimiento de la televisión en Argentina, el 17 de octubre de 1951. A diferencia de casos
como el norteamericano, en nuestro país fue el Estado el que se hizo cargo de la instalación y el
desarrollo de la televisión. De hecho, la primera emisión, consistió en un discurso de Eva Perón en
el "Día de la lealtad". Incluso como emisión experimental, con escasa cantidad de receptores y casi
nula publicidad del hecho, este bautismo no dejaba de señalar la importancia que los medios
masivos en general (y la televisión en particular) iban a tener en la política nacional, sobre todo en
los períodos democráticos1 Esto no implica dejar de lado el rol preponderante e imprescindible que

1 Por supuesto, son también muy recordados algunos momentos y frases de la televisión durante las dictaduras, en
particular la que se instauró entre 1976 y 1983, pero por lo general, dado el conservadurismo cultural y moral que
caracterizó a las dictaduras argentinas, los interventores se preocuparon más por censurar y ocultar que por producir
un volumen comunicacional audiovisual determinante culturalmente. El caso del mundial de 1978 podría constituir
cumpliera Jaime Yankelevich en el nacimiento de la televisión nacional2. Pero a diferencia de otros
países de América Latina, donde la televisión surgió como iniciativa de grandes empresarios de
otros medios (sobre todo radiofónicos, aunque también de prensa) , en Argentina, como señala
Mirta Varela, el modelo de desarrollo económico del país, hacía necesaria la intervención del
estado:
"La hipótesis de que se había tratado de una industrialización
centrada en la producción de bienes de consumo que obedecía al crecimiento de
la demanda interna en un período donde se produjo una transformación
fundamental de la redistribución de la riqueza, resulta coherente con la necesidad
de que sea el Estado nacional quien desembolse la inversión inicial. La
expansión del medio a comienzos de los sesenta, a partir del aporte de capitales
trasnacionales, también resulta continuo con las políticas desarrollistas de
reinyectar la economía con capitales que suponían una inversión en
infraestructura" (pag 111)

Varela describe además cómo la instalación de los equipos televisivos (sobre todo la antena
de transmisión, en la terraza del edificio de Obras Públicas, es ensalzada como parte del ideario
peronista de progreso y desarrollo técnico3, por ejemplo en el noticiero cinematográfico Sucesos
Argentinos. Por otro lado, el modelo de funcionamiento que asumiría el recién nacido canal 7, se
acercaría inicialmente más al de las televisiones estatales de Europa y varios países de
latinoamérica, que al modelo comercial de estados Unidos, Cuba4 o Brasil. La televisión era
concebida como un servicio público, con una función primordialmente cultural, (más allá de que la
noción de lo culturalmente desable y del probable efecto formador que su difusión televisiva podría
tener. En este caso nos limitaremos a señalar la diferencia con el proyecto comercial, característico
de la televisión norteamericana, que haría pie en la noción de entretenimiento). Sin embargo
compartiría con el modelo privado la búsqueda de financiamiento por publicidades, de todos modos
insuficientes en esa década.
Unos meses antes del derrocamiento de Perón se llegó a pensar en abrir nuevas señales
privadas y licitarlas entre empresarios afines al gobierno. La dictadura que se instituyó con el golpe
de 1955 llegó con la idea de mantener el proyecto de abrir señales privadas, y la preocupación
fundamental de impedir que las licitaciones fuesen ganadas por grupos empresarios peronistas. Sin
embargo, los gobiernos militares, postergaron indefinidamente esta licitación, que finalmente se

una excepción, aunque la transmisión fronteras adentro fue bastante más pobre que la que se realizó para la
audiencia internacional: por ejemplo por la cuestión del color.
2 De hecho, las relaciones entre el empresario dueño de la cadena LR3, Radio Belgrano, y el gobierno peronista,
fueron complejas. El gobierno intervino Radio Belgrano por comentarios contrarios al régimen, pero posteriormente
dejó a Yankelevich como director operativo de la misma. Y fue el mismo Yankelevivh quien se encargaría de llevar a
cabo el proceso de instalación de la tv argentina.
3 Varela denomina a los primeros años como tele-visión, donde el prodigio de la transmisión era el centro del interés y
la base de proyecciones y utopías varias, mientras que ya en la década del 60 habla de televisor, centrado en el
aparato receptor, su inserción en la cotidianeidad doméstica y la estandarización de los contenidos.
4 El caso cubano reviste un interés especial, ya que es el país de donde provendría el empresario televisivo Goar
Mestre, quien desplazado de sus medios de comunicación por la revolución castrista, estaría fuertemente asociado al
desarrollo del canal 13 en nuestro país.
produciría a 3 días de comienzo del gobierno de Arturo Frondizi.
En este caso, podemos ver una segunda forma de intervención estatal en el desarrollo de la
televisión: la propiedad de las nuevas señales se convierten en una cuestión política.
Así, en 1960, comienzan a emitir los canales 9, 11 y 13. Pocos años después, diversas ciudades del
interior del país tendrían también sus propios canales: Mar del Plata, Mendoza, Córdoba, entre
otras. El modelo televisivo se definiría ahora fuertemente alineado al norteamericano, e incluso los
tres canales privados de Buenos Aires estarían asociados a las principales cadenas norteamericanas
(CBS/Canal 13, NBC/Canal 9, ABC/Canal 11). Es importante señalar que las regulaciones del
momento impedían la participación de capitales extranjeros en la propiedad de los medios, por lo
que estas grandes cadenas buscaron la figura de productoras de contenidos para enmascarar su
participación en los canales.
Aquí encontramos una tercera forma de relación entre Estado y Medios. Como explica
Bulla:
"...si el Decreto-ley N° 15.460/57 era un instrumento legal mediante el cual la
llamada Revolución Libertadora pretendía evitar la constitución de un monopolio
informativo afín al peronismo, rápidamente dos de los principales obstáculos
ideados por las mentes castrenses fueron burlados."(pag 123)

En la práctica, no sólo los capitales extranjeros intervenían en la propiedad de los canales,


sino que por otro lado, a las redes radiales se comenzaban a sumar redes televisivas que, con la
distribución de programas "enlatados", lograban una articulación jerárquica entre los canales de
Buenos Aires y los del interior, que de esta forma comenzaban a convertirse en subsidiarias de los
canales de cabecera en Buenos Aires. Este esquema permaneció incluso una vez que los capitales
norteamericanos se retiraran, y continúa hasta nuestros días (la transmisión de contenidos desde los
canales de cabecera es hoy en directo).
Es en la década del 60 cuando la televisión se instala definictivamente en la cotidianeidad
nacional, y adquiere géneros y estilos que marcarían su identidad. Es también el período en que
grandes acontecimientos serían televisados, no ya como curiosidad técnica o como medio
complementario, sino que encontrarían en la televisión el medio y el formato que los inscribiría en
la cultura de forma indeleble: llegada a la luna, acontecimientos deportivos, hechos políticos
nacionales e internacionales, etc.
Ya en la década de 1970, específicamente en 1973, durante el gobierno de Cámpora, las
licencias televisivas, caducas, no serían renovadas. De esta manera, sucedería una virtual
intervención de los canales. En esos años, sin embargo, como desarrolla Silvia Itkin, Perón no llega
a firmar un decreto de estatización de las señales, aunque las intervenciones y las agrupaciones
sindicales ligadas a la producción televisiva llevarían a cabo propuestas y decisiones sobre
contenidos, horarios, y la misma sustentabilidad de los canales telvisivos. Para esta década, los
canales televisivos serían objeto de disputa y posicionamiento político, tanto en los gobiernos
democráticos en los que los sindicatos buscarían imponer una televisión ligada a una idea de "lo
nacional", como luego en la dictadura de 1976-1983, en la que cada canal quedaría a cargo de una
de las fuerzas (canal 9 para el ejército, Canal 11 para la fuerza aérea, Canal 13 para la marina) .
Llegados a este punto, podríamos hipotetizar que el interés de los gobiernos dictatoriales por
controlar los medios de comunicación (como herramienta de difusión ideológica, o al menos como
un espacio donde era menester silenciar las ideas discordantes con su conservadurismo social,
político y cultural, o su liberalismo económico), ayudó a forjar la idea de que la privatización de los
medios de comunicación, y en general, la libertad de empresa, se correspondían necesariamente con
la idea de democracia. Y si bien esto no se comprobó en la práctica (ya que el gobierno de Raúl
Alfonsín mantuvo los canales televisivos en manos del Estado), sí generó un estilo discursivo en los
que libertad de prensa y libertad de empresa parecieran solaparse. Ese parece haber sido el marco de
las privatizaciones que en la década de los 90 el gobierno de Menem llevaría a cabo, en toda la
estructura económica del país en general, y en la propiedad de los canales televisivos en particular.
Es en este momento en que vamos a plantear un cambio cualitativo en cuanto a la propiedad de los
medios y específicamente a los procesos de conentración mediática. Es en esta década, en que el
Diario Clarín (diario de mayor tirada nacional) se hace con la propiedad de Canal 13.

El multimedio Clarín y la concentración de medios.


Rodríguez y Seoane destacan la diferencia cualitativa de este momento, demarcado por las
leyes menemistas de Reforma del Estado y Emergencia Económica. Para el caso específico de los
medios, se habilitan los procesos de privatizción, el poder ejecutivo centraliza el poder de
regulación y organización de medios (sobre todo a partir de decretos presidenciales) e introduce
modificaciones en la Ley de Radiodifusión de 1981, permitiendo el surgimiento de multimedios,
propiedad de grandes grupos económicos. En un primer momento, los beneficiarios de estas
medidas son grupos nacionales:
"el Grupo Clarín, además del diario que le da su nombre pasa a controlar el Canal
13 de televisión abierta y las radios Mitre (AM) y FM100; Editorial Atlántida
adquiere el canal 11 (TV abierta) y las radios Continental (AM) y FM Hit;
América, propietario del diario El Cronista Comercial, se expande comprando el
canal 2 de TV abierta y las radios América (AM) y Aspen (FM); el diario La
Nación empieza a participar en la agencia de noticias DyN y en la radio Del Plata
(AM y FM)" (pág 3)
Los autores destacan en este caso al grupo Clarín, por la extensión y porción de mercado de
sus medios. También Postolvski remarca la importancia de este momento, al que sitúa en un
contexto de concentración de las empresas mediáticas en el nivel internacional, y la participación
cada vez mayor de capitales financieros en los grupos propietarios de estos conglomerados. Estos
capitales lograrían participar de la propiedad de medios nacionales desde mediadios de la década
del 90, desplazando a algunos de los grupos nacionales, y asociándose con otros.
La década de los 90 es también la del auge de las empresas de cable, su progresiva
concentración en unas pocas manos, y finalmente su virtual monopolización en manos del
multimedios Clarín. Surgidos a finales de la década del 60, los sistemas de televisión por cable (en
forma de circuitos cerrados) se habían instalado en pequeñas ciudades que no contaban con un canal
de aire propio, o antenas repetidoras de los canales de la región. Con un crecimiento vegetativo
lento pero constante, los sistemas de cable tuvieron un cambio cualitativo importante en el tipo de
servicio que ofrecían: de ser una solución a las deficiencias de transmisión de los canales abiertos,
se convirtieron en empresas que ofrecían una variedad mayor de canales locales e internacionales, y
sin publicidad. Desde mediados de la década de los 80, y durante buena parte de los 90, se
multiplicaron las empresas y los abonados en todo el país, no ya sólo en zonas que quedaban
marginadas de las áreas de cobertura de los canales de aire, sino incluso, y sobre todo, en grandes
ciudades. Desde mediados de los 90, el fértil mercado de televisión por cable (nuestro país tiene una
de las mayores proporciones de abonos al cable sobre la población total) se comenzó a dar un
proceso de concentración progresivo. Según Rodríguez y Seoane, de unas 900 empresas operadoras
a principios de la década, se llega en unos pocos años a un virtual oligopolio de la propiedad de las
empresas de cable: los grupos CEI-TISA (Telefónica – Telefé) y Clarín, propietarios de las
operadoras de cable Cablevisión y Multicanal, poseen casi la totalidad de las operadoras locales5. El
texto de Rodríguez y Seoane , preveía, a finales de la década del 90, la profundización de estos
procesos de concentración, y también su diversificación (como intuición de lo que se llamaría
posteriormente triple play: telefonía, internet, cable)

"Ante la proximidad de la “desregulación telefónica” -que aumentaría la cantidad


de empresas prestadoras del servicio básico y de larga distancia-, con la ventaja del
desarrollo tecnológico que tiende a la convergencia entre sectores -telefonía, cable,
Internet- y con una legislación altamente favorable a sus intereses, ambos grupos
pugnan por el control de una creciente porción de mercado en cada uno de los
sectores en que intervienen, proceso que se refleja claramente en la ola de
adquisiciones y creaciones de empresas que tuvo lugar en los dos últimos años"
(pag 9)

Los gobiernos pasan, las corporaciones quedan.

La larga década de políticas neoliberales apoyadas y naturalizadas como parte del sentido
común construido desde los medios, terminaría con la crisis profunda y el período de gran
inestabilidad social, política y económica de los años 2001 y 2002. En este período, los intereses
corporativos expresados en los diversos multimedios comunicacionales, marcarían la agenda
política y el horizonte de lo posible y lo deseable. Tanto el gobierno de Menem como luego el de De
la Rúa y el de Duhalde, contarían con períodos de gran apoyo mediático, y críticas crecientes sobre
el final de los mismos. Los períodos de "romance" entre el multimedios Clarín y los diferentes
gobiernos de turno se sucedían como contracara de medidas que resultaron en su beneficio: el
aumento en 1999 de la cantidad de licencias de radiodifusión a manos de una empresa (a 24). En los

5 En este proceso se producen varias denuncias por prácticas monopólicas como el manejo de precios de dumping, o
la licencia exclusiva de señales de importancia como TYC Sports, que emitía los partidos de fútbol. Finalmente la
gran mayoría de las empresas de cable locales, terminaría desapareciendo.
gobiernos de De la Rúa y Duhalde el COMFER bloqueó nuevas licencias para operadores de cable,
impidiendo el surgimiento de competencia a Cablevisión y Multicanal. Más importante aún, la
grave crisis económica del país y la devaluación habían dejado a los principales grupos del
oligopolio comunicacional en muy mal estado financiero6: con la modificación temporal de la Ley
de Quiebras durante el gobierno de Duhalde y posteriormente, la Ley de Bienes Culturales. Como
explica Rodríguez Diez en su libro "Historia secreta: devaluación y pesificación":

“Esa modificación, básicamente, planteaba dejar fuera de la ley el mecanismo


llamado cram down, por el cual un acreedor extranjero ante el incumplimiento de
un deudor, puede quedarse con la empresa como parte de pago. El Grupo Clarín,
con una deuda en el exterior que según reconocen ellos es de 930 millones (hay
estimaciones que dicen que la cifra sería mayor), presentía que sus acreedores
querían quedarse de un manotazo con el holding mediático más grande de la
Argentina " (Capítulo 1, citado en el portal Tribuna de periodistas)

Estas leyes beneficiaron particularmente a Clarín y La Nación, y fueron objeto de fuertes


disputas entre las pretensiones del FMI, los multimedios, y el gobierno. El libro de Alejandro
Rodríguez Diez, llega incluso a proponer que estas tensiones derivaron en la renuncia del Ministro
Remes Lenicov, atacado diariamente desde periódicos y noticieros del grupo Clarín.

Las medidas beneficiosas al grupo a cambio de una cierta "paz" mediática, no cesaron ahí, y
en el gobierno de Néstor Kirchner, Telefé y Canal 13 consiguieron la ampliación de sus licencias, y
el grupo Clarín consiguió otra medida fundamental en el sector de la televisión por cable: se
aprueba en 2006 la fusión de Cablevisión y Multicanal, que quedan en manos del grupo Clarín
(poseedor del 60% de las acciones del grupo que realizó la fusión). De esta manera logra hacerse
con el control del 47% del mercado del cable7. Para ese momento las operadoras de cable ya
compiten con los sistemas de TV satelital, aunque el volumen de la fusión es de enorme
importancia: 1100 millones de dólares, 2.800.000 abonados al cable y 600.000 al servicio de Banda
Ancha. Para ese momento, la señal de noticias propia del multimedio Clarín, TN, es la más vista, el
diario Clarín el más vendido, Canal 13 el de mayor audiencia entre los canales de aire. La alianza
estratégica entre los gobiernos y el multimedios parece convertirse en ineludible, pero al mediano
plazo, riesgosa: cada medida que beneficia al multimedios lo vuelve más poderoso, lo que hace que
la necesidad de contar con su apoyo cada vez más necesario.

La llegada al gbierno de Cristina Fernández de Kirchner en 2007 se produce en un contexto


6 Pelater cita a Baladrón (2009): “la devaluación de la moneda incremento sus costos de programación (el pago de
señales) y de materiales (importados) en un 100% en dólares. Al mismo tiempo, cayó el total de abonados suscriptos
al servicio: Multicanal perdió aproximadamente 400.000 clientes, el 30% de los que tenía antes de la crisis.
Cablevisión, por su parte, perdió 200.000 abonados” (pag 9)

7 Fuente: diario La Nación, 8/9/2007. Otras estimaciones, como la de José Sbatella, titular de la Comisión de Defensa
de la Competencia, que tienen en cuenta la participación del Grupo Clarín en otras operadoras de cable, situaban
esta cifra en un 72%
diferente. El nuevo gobierno, percibido como una continuidad al de Nestor Kirchner, comenzaba ya
con la oposición del Grupo Clarín. En 2007, sobre finales del gobierno de Nestor Kirchner, surge
una disputa entre el grupo y el presidente en torno a la compra de las acciones de Telecom. Las
fuentes periodísticas del momento citan diversos orígenes para la disputa. Lo relevante, de todas
maneras, es que el Grupo ansiaba hacerse con la empresa Telecom, que poseía el monopolio de la
telefonía fija en la mitad norte del país. Así, podría asentarse en el esquema de triple play en una
posición dominante en el mercado. En ese momento el grupo no logró hacerse con las acciones de
Telecom, y comenzó una oposición creciente al gobierno kirchnerista. Este conflicto, continuado en
el gobierno de Cristina Fernández, tendría dos momentos de agudización que harían zozobrar la
estabilidad política del país, y también las expectativas económicas del grupo. En primer lugar, el
conflicto en torno a la ley 125/08 que planteaba un cambio en el esquema de retenciones a las
exportaciones agrícolas. El Grupo Clarín decide editorializar fuertemente contra el proyecto de ley,
y a partir de ese momento las relaciones entre Clarín y el gobierno se quebrarían definitivamente.
Posteriormente, la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, número 26.522/09
plantearía la batalla entre el gobierno y el grupo Clarín de manera frontal y definitiva. La sanción y
la suerte de esta ley merecen un apartado propio.

La LSCA, o la "madre de todas las batallas"

Sobre la naturaleza y objetivos de esta ley, existieron dos visiones opuestas (aunque no
excluyentes). Para muchos, la necesidad de sancionar una ley en democracia (la ley vigente, la
22.285 de Radiodifusión, había sido sancionada en 1980, durante la dictadura militar) era tanto una
necesidad como un proyecto por el que innumerables asociaciones agrupadas en la Coalición por
una Comunicación Democrática habían trabajado durante muchos años. Resaltan la perspectiva de
defensa de derechos ciudadanos (de expresión e información), la contemplación de una fracción del
espectro para la comunicación popular, el federalismo de exigir contenidos locales y el carácter
antimonopólico de la ley. Para otros, fue simplemente una ley dirigida exclusivamente a perjudicar
al grupo Clarín, y de esa manera, atacar a la libertad de expresión. Por otro lado, aducían que la ley
"nació vieja" al no tener en cuenta Internet o la convergencia entre la comunicación audiovisual y
las telecomunicaciones.
Nos centraremos suscintamente en este caso en los aspectos de la Ley que afectaban los
intereses del Grupo Clarín, ya que el objetivo del trabajo es analizar el recorrido y el crecimiento de
este grupo y sus relaciones con los gobiernos de la democracia argentina contemporánea. El artículo
45 de la Ley establecía límites a la cantidad de licencias de radiodifusión sonora, audiovisual abierta
y audiovisual por suscripción, además de un máximo de un 35% del total nacional en el alcance de
habitantes o abonados. Estos límites eran muy inferiores a los que el Grupo Clarín tenía en el
momento de la sanción de la Ley, por lo que se le dió un período para adecuación a la ley. En este
período el Grupo debería realizar un proceso de desinversión o venta de algunas de sus señales. Uno
de los puntos más conflictivos, era que debía elegir entre mantener una señal de aire (Canal 13)
cable, (TN). El período estuvo signado por la judicialización de la medida, que llegó a la Corte
Suprema de Justicia de la Nación Argentina, que en 2013 declaró la constitucionalidad de la ley. Sin
embargo, mediante una serie de recursos de amparo, el grupo Clarín logró llegar al final del
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, sin realizar la adecuación solicitada por ley.

Un cambio que favorece al Grupo

El día 10 de diciembre de 2015 asume el gobierno de la nación Mauricio Macri. El


candidato centraliza la oposición más férrea al gobierno kirchnerista, y cuenta con el apoyo de
varios grupos mediáticos, entre ellos el Grupo Clarín. La alianza entre el gobierno de Mauricio
Macri y el Grupo Clarín se manifiesta de la forma en que ya hubo ocurrido de formas específicas en
los gobiernos de8 Menem, De la Rúa, Duhalde y Néstor Kirchner. A cambio del apoyo del
multimedios, el Grupo consiguió una serie de medidas que logró desvanecer el panorama oscuro
que la LSCA le planteaba al multimedios. El DNU 267/15, firmado a escasos días de la asunción
presidencial, en primer lugar establece la creación del ENACOM, que unifica las autoridades
AFSCA (de medios de comunicación) y AFTIC (de telecomunicaciones). La AFSCA, protagonista
de los pedidos de adecuación del Grupo Clarín, se disolvería de esta forma en pocos días. Los
artículos 41 y 45 de este decreto (ratificado en abril de 2016 en diputados, aunque aún no fue
tratado en el Senado) amplían la cantidad de licencias que cada grupo mediático puede poseer,
habilita la propiedad cruzada de señales de aire y suscripcíon, y permite la venta de paquetes
accionarios de los licenciatarios de medios. Con estas medidas, el Grupo Clarín ya no necesitó
realizar ningún tipo de adecuación a la ley 26522, que si bien fue modificada, aún está vigente.

Las medidas favorables que el grupo recibiría del Estado no se detendrían allí. En 2016
Clarín adquirió la empresa Nextel, que si bien poseía una porción muy reducida del mercado, abrió
la puerta a que el grupo pudiese acceder a la posibilidad de ofrecer el servicio de 4G, y se
convirtiese en protagonista del denominado 4PLAY (que consiste en el nombrado triple play más el
servicio de 4G en telefonía celular). Cabe destacar que si bien en la actualidad, sería el único
multimedios capaz de brindar el 4PLAY, en el lapso de un año más, el grupo Telefónica tendría
habilitado ingresar en el negocio de la televisión por suscripción. Las protestas de Telefónica sobre

8 El caso de la relación con Alfonsín es más complejo, ya que si bien se negó a privatizar los canales de aire y de esa
manera "entregar" canal 13 a Clarín, no evitó que el entonces periódico se quedase con Radio Mitre. Las relaciones
entre Clarín y Alfonsín fueron bastante conflictivas desde el inicio, sin embargo.
el retraso con respecto a la habilitación para el 4PLAY con respecto al Grupo Clarín, no quita que
pese a esta desventaja, el grupo Telefónica se convertirá en el segundo gigante dentro de un
panorama de medios que, salvando excepciones regionales como Mendoza y Córdoba, será
distribuido oligopólicamente.

Por otro lado, el gobierno del presdente Macri ha tomado medidas que debilitan las señales
públicas y el sistema de la TDA, eliminando canales, reduciendo drásticamente la planta funcional
de canales públicos (lo que afecta su capacidad para producir nuevos contenidos) , eliminando el
noticiero del canal 7, etc.

El desarrollo de la TDA, al igual que el de la TV analógica, fue en nuestro país impulsado y llevado
a cabo por el Estado, a diferencia de lo courrido en otros países de la región:

“el protagonismo del Estado en el momento de lanzamiento y desarrollo de la TDT


no parece encontrar parangón en los países vecinos: ha instalado antenas, repartido
gratuitamente decodificadores y destinado dinero a la producción de contenidos
para el entorno digital” (Krakowiak, Mastrini y Becerra, p. 197, citado de la clase 7
de la materia "Historia del audivisual", de Daniel Badenes, Maestría en
Comunicación Digital Audiovisual, UNQ)

Esto implicó ciertas decisiones por parte del Estado en 2010, que incluyeron no sólo la elección de
una norma9 , sino una manera de utilizar el ancho de banda que la transmisión digital permitía.
Como punto más trascendente, podemos rescatar siguiendo a Galperín que el ancho de banda de la
TDA permite que en cada canal, se transmita un sólo canal en FullHD, o bien 3 canales en SD:

"...existen dos modelos básicos para la puesta en marcha: el modelo


estadunidense que, al priorizar el otorgamiento de licencias a los
radiodifusores existentes, supone cambios mínimos respecto al modelo de
radiodifusión analógica, y el modelo británico, que supone mayores cambios
al abrir el mercado a nuevos concesionarios ycrear un marco regulatorio
único para operadores de telecomunicaciones y televisión basado en los
principios de redes abiertas y separación entre infraestructura y contenidos"
(pag 19)

La decisión entre calidad de transmisión y cantidad de canales, se tomó finalmente en general a


favor de la segunda opción (con excepción de la frecuencia donde se emite canal 7). En esta
discusión se oponían los intereses de los canales de aire ya establecidos, que pretendían un espacio
para emitir en FullHD y al mismo tiempo limitar la cantidad de participantes, coincidiendo con los
lineamientos de la LSCA que impulsaban una mayor democratización del espectro audiovisual, y la

9 La elección de una norma (así como había sucedido con la tv analógica entre PAL, NTSC y SECAM estaba
atravesada por intereses de productores de tecnología y productores de contenidos, además de crear zonas de
compatibilidad a nivel mundial. En 1998 se había elegido la norma ATSC, norteamericana, en consonancia con los
grupos de presión norteamericanos por la adopción de su sistema, y el hecho de que los dos principales multimedios
del país: Clarín (Canal 13) y Telefónica (Canal 11) habían adoptado esta tecnología. En 2009 sin embargo se
oficializa el estandar ISDB-tb, de origen japonés con modificaciones brasileras, sobre todo para adoptar un estándar
común para la TDT en toda la región.
participación de señales privadas, estatales y de organizaciones sin fines de lucro (por ejemplo las
universidades, o Construir TV, del sindicato UOCRA). El sistema de la TDA es de gran interés, ya
que está previsto el apagón digital para 2019, por lo que todos los canales de aire deben haber
realizado su conversión digital, y tarde o temprano disputarán espacios en el espectro de la TDA.

Convergencia digital y neutralidad en la red. De eso no se habla.

Una de las críticas que se hizo al texto de la LSCA es que no contemplaba situaciones como
la de la convergencia digital. Briggs y Burke indican que luego de varios sentidos diferentes,

"El término “convergencia” se aplicó luego tanto a organizaciones


como a procesos, en particular a la reunión de los medios y las industrias de las
telecomunicaciones" (pág 299) .

El desarrollo tecnológico de las últimas décadas derivó en que la frontera entre las
telecomunicaciones y los medios de comunicación se haya difuminado, a nivel de piso tecnológico,
contenidos y por supuesto, propiedad de las empresas, en un proceso para nada exento de conflictos
e intentos fallidos, pero estabilizado sobre todo desde el desarrollo y difusión de la banda ancha y el
creciente tendido de fibra óptica. Actualmente, podemos ver televisión o un periódico por Internet,
tanto en nuevas pantallas, como el celular o las computadoras, pero también en pantallas
tradicionales: los Smart TV pueden emitir contenidos audiovisuales alojados en la red, e incluso
realizar algunas experiencias algo precarias de navegación por internet. Esto tiene grandes
implicaciones que las regulaciones del Estado deben tener en cuenta. Por ejemplo, podemos acceder
a programación y contenidos en nuestros televisores, que quedan por fuera de las normativas
regulatorias que los estados diseñan como parte de su política cultural y de comunicación. Otros
aspectos como los impositivos, de derechos de autor, protección del menor, etc pueden entrar en
juego.

El centro de las problemáticas surgidas a partir de la convergencia digital es Internet.


Mientras que las visiones utópicas situaban a Internet como un espacio de comunicación horizontal,
democrático e igualitario, es sabido que la transparencia de la red no es tal. De hecho, las
conexiones de alta velocidad son posibles por una infraestructura de cableado de fibra óptica que
posibilita el traslado de los paquetes de datos. El mapa de las grandes líneas de cableado esboza ya
de por sí un nuevo mapa geopolítico10 que ilustra no sólo el uso actual de la red, sino las posibilidad
de acceso a conexiones de buena velocidad de distintas regiones del mundo. Si bien existe una
empresa que provee la mayor parte de este piso tecnológico (Line 3) en cada país los proveedores

10 Puede verse un mapa actualizado en este link http://www.level3.com/~/media/files/maps/en-network-services-level-


3-network-map.ashx
de internet poseen una inversión en fibra óptica (en Argentina, Telefónica principalmente, pero
también el Grupo Clarín a partir de Fibertel) Al mismo tiempo, no sólo la red no es inmaterial, sino
que tampoco los contenidos son equivalentes: Cinco grandes empresas (Facebook, Google,
Amazon, Apple y Microsoft) son quienes dominan la producción y distribución de contenidos (a
partir de sus redes sociales, sistemas operativos, portales) y las empresas de mayor facturación en
Internet. No sólo a partir de lo que podríamos considerar ingresos "tradicionales" en medios de
comunicación, como la publicidad, sino a partir de las posibilidades que el data mining les ofrece
para expandir sus servicios a empresas y gobiernos. De los intereses encontrados entre quienes
invirtieron en la infraestructura, y quienes poseen los mayores ingresos y tráfico de datos en Internet
sin invertir en esta infraestructura, surge la problemática de la Neutralidad de la Red, tenida como
estándar básico hasta hace pocos años:

“La neutralidad es un principio que rigió la Red desde su nacimiento y fue


respetado durante un tiempo. Se basa en que los proveedores deben dar acceso a
cualquier contenido web sin privilegiar a uno por encima de otro. Según esta
regla, para las máquinas conectadas todos los paquetes son iguales: no ´mira´ qué
hay adentro (si es una foto, un texto, una canción) sino que simplemente transporta
los bits hacia su destino. De acuerdo con este principio, el usuario no tendría que
notar diferencia si navega en dos páginas o si descarga dos archivos iguales al
margen de donde provengan” (Zuazo, 2015: 88)

La cuenta es sencilla: si cada vez necesitamos más ancho de banda -o más ´caño´-
para satisfacer nuesra demanda, los proveedores de internet tienen que
incrementar su inversión”. Y se preguntan por qué no se hacen cargo de ese costo
quienes ganan dinero con los nuevos servicios. “Por eso, los proveedores de acceso
son los más interesados en que se vulnere este acuerdo” (Zuazo, 2015: 89, 90-91)

A los intereses cruzados de las empresas, se sumó la preocupación de los usuarios: la caída
de la Neutralidad de la Red podía dar lugar a prácticas monopólicas, censura y elevación de los
costos para la comunicación por Internet. Sin la Neutralidad de la Red, cualquier corporación podría
ofrecer sus propios contenidos en forma gratuita, y a mejor velocidad que contenidos a los que no
les interesa transmitir. Esta situación se agudizó cuando la FCC11 en estados Unidos dió por
terminada la Neutralidad de la Red en 2017. Siendo el país donde se radican la mayor parte de los
proveedores de Internet, las empresas de contenidos más grandes, y uno de los mayores mercados
de usuarios de Internet, esta medida toma un cariz más que preocupante. Más allá de los conflictos
de intereses entre grandes corporaciones, la Neutralidad de la Red contiene dentro de sí la porción,
por pequeña que sea, de un uso alternativo, contracultural y democrático de la Red. Nuevos actores
como Netflix o Spotify podrían generar convenios adecuados con algunos proveedores (como
sucede entre Whatsapp y las empresas de telefonía celular, que ofrecen el servicio sin que afecte la
cantidad de bytes de transmisión de datos por 4G), pero otro tipo de redes y contenidos podrían ser
11 Federal Communications Commision
perjudicados en velocidad o costos, o directamente censurados.
En la Argentina, la Neutralidad de la Red está protegida por la Ley Argentina Digital 27.078
en su artículo 1: "Declárase de interés público el desarrollo de las Tecnologías de la Información y
las Comunicaciones, las Telecomunicaciones, y sus recursos asociados, estableciendo y
garantizando la completa neutralidad de las redes", y también en los artículos 56 y 57. Sin embargo,
el continuo movimiento de leyes y regulaciones sobre medios y telecomunicaciones que se ha
vivido en los últimos 10 años, sumado al ejemplo (y capacidad de lobby) estadounidense, hacen
pensar que esta ley podría ser objeto de revisión en los próximos años. Apenas algunos artículos
periodísticos esbozan tímidamente este tema, que no ha sido hasta el momento parte de la agenda
política. Estando el país, en cuanto a comunicación y medios, prácticamente dividido en dos por
dos empresas oligopólicas (Telefónica y Grupo Clarín), ambas listas o a punto de ingresar en las
actividades de 4PLAY, la perspectiva no deja de ser preocupante. ¿Qué impediría a Telefónica, por
ejemplo, perjudicar a Netflix para beneficio de su propio sistema de videos: "On Demand", tanto en
su servicio de Speedy como en su empresa de telefonía celular Movistar? ¿Y qué impediría al
Grupo Clarín hacer que en Fibertel o la empresa de celulares que desarrolle a partir de Nextel,
ciertas señales, o contenidos, sean perjudicados o censurados?12
A modo de conclusión provisoria, estimamos que para proteger la libertad de expresión y la
libertad de información defendidas por la LSCA (una ley que continúa en vigencia, aunque sea de
aplicación esporádica y poco sistemática), y teniendo en cuenta el rol creciente que los medios
juegan en la definición de la política democrática, es necesario defender a rajatabla la Neutralidad
de la Red. En un contexto de oligopolización creciente de las comunicaciones, la libertad de
elección de los consumidores, la defensa de la calidad y costo del servicio, y sobre todo, la
diversidad de medios y voces es imprescindible, y todo esto reclama del Estado la asunción de un
rol activo y estratégico que logre una continuidad que trascienda los vaivenes de la vida política de
nuestro país.

Bibliorafía
-Briggs, Asa; Burke, Peter (2002). De Gutenberg a la Internet. Una Historia social de los medios de
comunicación. Madrid: Santillana Ediciones Generales -Taurus historia.
-Bulla, Gustavo (2009). Televisión Argentina en los 60: la consolidación de un negocio de largo
alcance. En Mastrini, Guillermo (editor). Mucho ruido, pocas leyes. Economía y políticas de la

12 Los ejemplos no son al azar, en el caso del grupo Clarín, que tiene mayor incidencia en la formación de cultura y
política a nivel local, los riesgos, además de las prácticas comerciales, se trasladan a la política.
comunicación en la Argentina. 2da. edición ampliada. Buenos Aires: La Crujía
-Galperin, Hernan (2004). Comunicación e integración en la era digital: un balance de la transición
hacia la televisión digital en Brasil y Argentina. Comunicación y Sociedad, núm. 1, enero-junio,,
pp. 29-50. Zapopan, México: Universidad de Guadalajara
-Becerra, Martín; Krakowiak, Fernando; Mastrini, Guillermo (2012). Argentina: razones
geopolíticas y perspectivas económicas. En "La television digital terrestre. Experiencias nacionales
y diversidad en Europa, América y Asia" Luis Albornoz y M.ª Trinidad García Leiva (editores).
Buenos Aires: La Crujía.
-Postolvsky, Glen (2005). La concentración de medios en la Argentina : Los dueños de la palabra.
En: Encrucijadas, no. 33. Universidad de Buenos Aires. Disponible en el Repositorio Digital
Institucional de la Universidad de Buenos Aires: <http://repositoriouba.sisbi.uba.ar>
-Pelater, Camila (2013). Cobertura del diario Clarín sobre la Ley de Bienes y Patrimonios
Culturales. VII Jornadas de Jóvenes Investigadores. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Gino
Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires
-Rodríguez, Daniel; Seoane, José (2009 ). Medios de comunicación y telecomunicaciones en
Argentina. Orígenes y características del proceso de concentración y extranjerización. Accesado en
http://archivo.cta.org.ar/Origenes-y-caracteristicas-del.html el 10/01/2018
-Rodríguez Diez, Alejandro (2004). Historia secreta: Devaluación y pesificación. Buenos Aires:
Bifronte editores.
-Ulanovsky, Carlos; Itkin, Silvia; Sirvén, Pablo (2009). Estamos en el aire. Buenos Aires: Emecé
editores
-Varela, Mirta (2005). La televisión criolla: desde sus inicios hasta la llegada del hombre a la luna
(1951-1969). Buenos Aires: Edhasa.
-Zuazo, Natalia (2015) . Guerras de Internet. Un viaje al centro de la red para ver cómo afecta tu
vida. Buenos Aires: Ed. Debate.
Fuentes
Sitio Infoleg.
LSCA http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/155000-159999/158649/norma.htm
Decreto 267/15 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/255000-
259999/257461/norma.htm
Ley Argentina Digital http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-
239999/239771/norma.htm

You might also like