You are on page 1of 5

Un proyecto de agricultura climáticamente inteligente de la FAO en Nepal ayuda a familias como la de

Ashmita a mejorar sus rendimientos y sus medios de vida, dándoles alternativas a tener que migrar al
extranjero ©Chris Steele-Perkins/Magnum Photos para la FAO

El año pasado, el esposo de Ashmita Thapa dejó su ciudad natal en el sur de


Nepal para buscar trabajo en Arabia Saudita. Trabajaba como agricultor y
lograba producir alimentos suficientes para la familia.

Pero ahora, explica Ashmita, los rendimientos son cada vez peores. “Es parte del
cambio climático –dice-, ya no llueve como antes; los vientos son más fuertes y
las infestaciones de plagas van en aumento”.

“Tenemos menos de la mitad del maíz que solíamos tener”, añade.

Nepal es uno de los países más afectados por las consecuencias del cambio
climático, y los campesinos figuran entre los más afectados. La pobreza, los
escasos rendimientos y la dificultad para obtener alimentos suficientes están
empujando a las personas a migrar, en búsqueda de una vida mejor.

La marcha de su marido, sin embargo, no mejoró su situación. No pudo encontrar


un buen trabajo y pagar las deudas derivadas de su viaje. “Nos enfrentamos a
muchos problemas”, confiesa Ashmita.

“El año pasado nos hablaron sobre un proyecto de la FAO. Sentimos entonces
alivio de que pudiera ser una solución a nuestros problemas”, añade.
Al participar en el proyecto apoyado por la FAO, Ashmita y unos 3 000
campesinos aprendieron a producir cultivos mejor adaptados a los impactos del
cambio climático. Los agricultores ensayan diferentes variedades de cultivos y
usan técnicas específicas para determinar los más adecuados para sus tierras.
Aprenden experimentando

También recibieron apoyo para criar animales tras comprender cómo y cuándo
alimentar a su ganado. Todo ello forma parte de un enfoque de agricultura
climáticamente inteligente y sostenible que ayuda a transformar la agricultura en
sistemas resilientes que apoyan de forma efectiva el desarrollo y garantizan la
seguridad alimentaria frente al cambio climático.

“Antes de este proyecto, teníamos que comprar hortalizas en el mercado. Ahora


las cultivamos en nuestros campos. Conseguimos ahorrar dinero”, asegura
Ashmita.

“Hemos aprendido –concluye– muchas cosas de este proyecto. Esperamos


aprender más en el futuro, y si lo hacemos, no será necesario marcharnos al
extranjero”.

Este proyecto de la FAO ha sido posible gracias al apoyo del Fondo para el
Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés). La FAO y sus socios
están ayudando a que abandonar el hogar y tener que migrar sea una opción, no
una necesidad.

You might also like