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Salud y Género

Roser Pérez

UN ANÁLISIS DE LA RELACIÓN MUJERES,


SALUD Y PODER
cómo en las esferas de la acción social, lo ciencia médica y epidemiológica. Se in-
femenino se va abriendo un espacio que dica que el cuerpo de la mujer está regu-
dignifica la especie humana al dar cuen- lado, controlado, normativizado y con-
ta de su diversidad. En las universidades dicionado por un sistema de género dife-
se amplían las perspectivas a medida que renciador y discriminador. También se
se van incorporando mujeres jóvenes apuntan los instrumentos normativiza-
que serán investigadoras en la diferen- dores que esconden diferencias directa-
cia. Es el surgir del paradigma que inclu- mente y las niegan como la protocoliza-
ye las diferencias y la construcción de ción del «dolor», la medicalización vía
desigualdades desde el poder en el análi- hormonal y la privatización que aumen-
sis de la salud de la población, sean hom- ta la indefensión de la mujer. De forma
bres o mujeres. La concepción de un pa- que propone la revisión crítica foucaul-
radigma que ampliará las perspectivas, tiana de las condiciones y los efectos en
identificando la construcción social de los que se produce una veridicción de la
las desigualdades de género en todos sus salud en el caso de las mujeres, antes de
aspectos, incluso en el ontológico. dictaminar el uso-consumo de determi-
En esta línea, la autora, como repre- nado tratamiento médico. También se
sentante de las generaciones que han plantea la necesidad de visibilizar las di-
puesto en evidencia las relaciones de po- ferencias, que implica el cambio de para-
der tras la diferencia y la construcción digma en la ciencia y la incorporación de
del género en el ámbito de la salud, desa- mujeres en las cohortes de investigación.
rrolla un amplio análisis que permite Puesto que su ausencia es una forma de
identificar los estereotipos y sesgos que discriminación que genera sesgo en los
se construyen desde la cultura dominan- diagnósticos y tratamientos, que comen-
te y su trascendencia en el paradigma de zó a subsanarse en la década de los 90, al
la ciencia. El desarrollo de una ciencia incorporar mujeres en las validaciones y
que ha invisibilizado la presencia de la en los equipos de investigación.
mujer en el ámbito de la salud como per- Tras defender que sexo y género no
sona y como «cuerpo», en la medida que son sinónimos, apoya la noción de géne-
on el título Mujeres, salud y el control sobre su ente se plantea bajo ro que permite introducir la variable de la

C poder, Carme Valls, con una


amplia trayectoria en el estudio
diferencial de la morbilidad de
las mujeres, muestra en su libro, editado
por Cátedra, las más inquietantes refle-
parámetros masculinos en todas sus di-
mensiones. Tal y como indica la autora,
este libro es una reflexión sobre los este-
reotipos de género que intervienen en la
salud de las mujeres y generan sesgos en
diferencia sexual en el corazón mismo de
la investigación teorética. Siguiendo los
argumentos de Donna Haraway, se plan-
tea que la mujer no nace, se hace, afirma-
ción que es tratada en distintos capítulos,
xiones sobre la androcéntrica mirada de la la relación entre hombres y mujeres, así y que la performatividad impuesta no es
ciencia. Una ciencia que ha sesgado la como entre profesionales y mujeres, que lo que somos sino lo que hacemos. De tal
construcción del cuerpo y el cuidado de la se sustentan en valores de jerarquía y de- modo que se construye un discurso de
salud, bajo una invisibilidad a la que se ha- pendencia, por lo tanto de inferioridad y
bía relegado cualquier especificidad de falta de autonomía. Donde la «paciente»,
ser mujer, salvo los aspectos fundamenta- con su cuerpo en manos de los/as profe- La ciencia conjugada
les de la reproducción humana, siguiendo sionales, alcanza sus máximos valores al con la cultura y
patrones patriarcales presentes a lo largo ser medicalizada en sus realidades de du-
de la historia. dosa raíz causal. los intereses,
Los cambios en las sociedades indus- La organización de los argumentos al- pierde autoridad,
triales de mediados del siglo XX, las rededor de los estereotipos y sesgos se en la medida que responde
guerras y conflictos, así como las crisis plantea en los distintos capítulos. En el
económicas han permitido la entrada de primero la autora inicia el análisis de los
a los intereses económicos
mujeres en espacios dominados por estereotipos a partir de la invisibilidad de y de poder del mercado
hombres. El poder masculino ha visto las mujeres en las investigaciones de la sanitario y corporativo

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género estereotipado que limita el desa- estrés y somatizándolo. La ciencia conju- blemas que podían generar determinadas
rrollo de las mujeres como seres libres. gada con la cultura y los intereses pierde intervenciones sanitarias. La introduc-
El resultado ha sido que se considera a las autoridad, en la medida que responde ma- ción de nuevos conceptos económicos ha
mujeres como no hombres, lo atípico y el yormente a los intereses económicos y de pretendido una evaluación monetaria de
tipo. Las identidades de género sin refe- poder del mercado sanitario y corporati- la vida y si bien ha permitido introducir de
rentes claros cambian bajo acciones no vo, y no a las necesidades de la población nuevo la evaluación de la clínica en la sa-
siempre armónicas y la performatividad con sus diferencias y desigualdades. Otro lud, también se puede utilizar de forma
se rompe dando síntomas, nudos no visi- límite que apunta la autora a dicha autori- sesgada y de espaldas a las mujeres, invi-
bles que encierran emociones y que con- dad es la «ausencia» de rigor en la eva- sibles a la hora de definir la vida. Segui-
tracturan todo el cuerpo. luación de los datos por asesores inde- damente reflexiona sobre una de las con-
En el segundo capítulo relaciona cien- pendientes, que en realidad son contrata- secuencias como es la invisibilidad de la
cia, biología y feminismo, avisándonos dos por las propias revistas, siendo claves salud mental y los factores que inciden en
del riesgo que implica demostrar diferen- en el apoyo al consumo de determinados ella, influida en las mujeres por las crisis
cias biológicas, ya que puede ayudar a tratamientos. vitales que hacen hablar del «malestar de
mantener la desigualdad, además que El tercer capítulo aborda las diferen- las mujeres», que implica un consumo
centrar en exceso sobre el género puede cias entre hombres y mujeres, rompien- del 85% de los psicofármacos utilizados.
hacer desestimar otros ejes de desigual- do los esquemas aristotélicos que im- Las referencias a los estudios realizados
dad como la clase, el origen… Recuerda pregnaban las primeras consideraciones ilustran las especificidades de la salud
que el nacimiento de la clínica como rela- de diferencias como muestra de inferio- mental, con más vulnerabilidad en las
ción permitía identificar los síntomas y su ridad. En este punto hace referencia a los mujeres, para finalmente anotar que los
evolución en referencia a las condiciones feminicidios, genocidios contra las mu- conceptos de vida están mediatizados por
de vida y de trabajo, si bien se relegó al jeres, como consecuencia de la inferiori- la introducción de la ideología y la políti-
tratamiento de dichos síntomas, el ejerci- dad biológica y fundamentalmente so- ca en las entrañas de la definición de cien-
cio de protocolos y tratamientos en un es- cial. Las mujeres son desechables y se cia y en los conceptos científicos de la in-
tiene el derecho a controlarlas, poseerlas vestigación.
La etiqueta diagnóstica y tirarlas cuando no les son de utilidad. En los siguientes capítulos se plantean
En cuanto a las diferencias, las investiga- las diferencias biológicas sobre las que se
nos lleva al tratamiento, ciones que se desarrollan en el campo ha construido un estereotipo que ha ses-
en lugar de empezar con neurológico han observado que sí exis- gado las intervenciones terapéuticas. En
la escucha y la palabra ten, pero está por determinar cuáles son el quinto se revisa el tabú que ha signifi-
empezamos con un fármaco de base anatómica y cuáles debidas a dis- cado la menstruación en la vida de las
tintos estímulos del exterior. De hecho, mujeres, la no aceptación de lo que se en-
y la reducción Carme Valls discute la idea de normali- tendía como inferioridad, la construcción
correspondiente dad jerárquica otorgada culturalmente a cultural con una interesante relación de
los roles y por tanto la «objetividad de la todos los «motes» con los que se ha deno-
pacio de tiempo reducido que impide po- ciencia» inmersa en estos valores, al minado al ciclo menstrual para no nom-
der tratar otros aspectos de la interacción tiempo que apunta los intereses que esti- brar. La interacción del estrés y del medio
humana. De ahí que el reto de la ciencia mulan las investigaciones sobre las dife- ambiente con el ciclo menstrual se plan-
está en incorporar el género al contexto, rencias hormonales y fisiológicas. tean con interesantes ejemplos y conclu-
las condiciones de trabajo y de vida, pero En el cuarto capítulo reflexiona sobre ye que el desarrollo de la ciencia ha deri-
también de las mujeres. Las consecuen- el estado de salud de las mujeres, que pre- vado hacia la manipulación de las hor-
cias de su ausencia implican que los pro- senta diferencias que se hacen más agu- monas femeninas con implicaciones y
blemas crónicos, que afectan fundamen- das al bajar en la escala social. Las desi- riesgos importantes en la salud de miles
talmente a las mujeres, no se relacionen gualdades de salud globales están au- de mujeres, como es el caso de los trata-
con el contexto en el que viven y que no mentando, y si bien la OMS decidió in- mientos hormonales y el proceso de ries-
se tenga en cuenta sus propias experien- troducir las causas de morbilidad diferen- go para el cáncer de mama.
cias ni por parte de la Atención Primaria cial también orientó el principal objetivo El sexto capítulo trata la morbilidad
ni por la Salud Pública. Tras estas situa- de la salud pública hacia la equidad que diferencial con detalle, identificando los
ciones se encuentra el biopoder de la bio- para la autora conlleva igualdad social, problemas que se observan en las muje-
medicina, que se apoya en gran medida igualdad de oportunidades y un equili- res y que se identifican con dolor, can-
en la biotecnología y la construcción de brio en la tríada de medicina basada en la sancio y falta de vitalidad aún invisibles.
una ciencia infalible, en la curación de la evidencia, valores morales y voluntad En el séptimo se identifican otros riesgos
enfermedad. La propia vida corre el ries- política. A continuación reflexiona sobre invisibles, revisando las alteraciones
go de biomedicalizarse y mercantilizar- las dificultades en definir qué entende- tanto estructurales como medioambien-
se, no todo vale y mucho menos usurpar a mos por vida y cómo medirla. La calidad tales y las iatrogénicas, en base a merca-
las mujeres la autodeterminación sobre de vida, un concepto que en los noventa dos potenciales que se medicalizan sin la
su cuerpo, bajo una sensación de culpa permitió incorporar criterios en la toma precaución y evidencia científica que ga-
constante, insatisfacción y poca valora- de decisiones terapéuticas –a partir de rantice la salud de las mujeres. Las enfer-
ción de sus tareas que acaban generando cuestionarios–sobre los beneficios o pro- medades cardiovasculares se presentan

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como uno de los ejemplos en los que la mización se introduce en la subjetividad, dad e inocuidad junto con la rebeldía con
mujer muestra menor incidencia,pero aparece la culpabilización bajo la mirada causas ante la industria farmacéutica y
peor supervivencia debido a esa invisibi- del otro, donde la feminidad construida los profesionales que se alinean con ella
lidad y los tratamientos hormonales sus- artificialmente resulta atrayente. Tal co- en la mercantilización del cuidado de la
titutivos. El capítulo octavo trata las es- mo apunta Carme Valls: «El proceso cul- salud. Finalmente, en el epílogo plantea
trategias que pretenden naturalizar las mina cuando el cuerpo de la mujer se la necesidad de incluir la prevención cua-
diferencias como inferioridad. Es el caso convierte en objeto de mercado, cosmé- ternaria, que permitiría atenuar o evitar
de los análisis clínicos donde se han atri- ticos, cirugía, medicalización, como si las consecuencias de las intervenciones
buido los valores de referencia, los nor- no sentir nada fuera la panacea de la feli- innecesarias o excesivas del sistema sa-
males y los óptimos bajo una mirada an- cidad, sumisas, obedientes, femeninas y nitario, un importante determinante que
drocéntrica, valorando las diferencias sin sensaciones o sentimientos parece debe revisarse en su poderoso carácter
como minusvalías y no como conse- ser el ideal androcéntrico, que es supe- androcéntrico. Así como la generación
cuencia de la discriminación. rior, y que las prefiere víctimas a seres de redes científicas, sociales, filosóficas
El noveno capítulo se refiere al reduc- humanos, con capacidad de sentir y de y sindicales que mediante el trabajo co-
cionismo en el que se desarrolla la atribu- amar» (pag. 304). lectivo actúen como defensa de las ma-
ción de etiologías y etiquetas diagnósti- Una medicalización en manos de la in- nipulaciones. El objetivo es facultar a las
cas ante las causas de la enfermedad o la dustria farmacéutica que mediante la mujeres para la protección, promoción y
salud de las poblaciones, frente a la com- cultura de la pastilla da apoyo a la socie- autocuidado de su salud, con mecanis-
plejidad del diagnóstico. El reduccionis- dad de la prisa, la captura del cuerpo de la mos de diálogo, concertación y negocia-
mo sitúa en problemas psicológicos todas mujer permitirá vender todo tipo de pro- ción entre las instituciones de salud y las
las demandas de carga social y considera ductos, aunque no sean necesarios. Un mujeres organizadas, en lo que se podría
inferiores los problemas que tienen las ejemplo de ello es cómo se han converti- denominar la nueva perspectiva de gé-
mujeres, productivamente recluidas en el do en enfermedades procesos fisiológi- nero. En palabras de la propia autora:
hogar y con vigilancia específica en cos como la menopausia y el parto. Se
cuanto a la salud reproductiva. Las con- trata de conseguir cuerpos dóciles, si-
secuencias conllevan la psiquiatrización guiendo el planteamiento de distintas au- El objetivo
de la salud mental tras la separación de toras y bajo una mirada foucaultiana, ya
mente y cuerpo, gran dicotomía clásica que es a través del cuerpo donde se ejer-
es facultar a
que impide entender lo que ocurre en los cen las relaciones de poder y las signifi- las mujeres
seres humanos en relación con la salud. caciones patriarcales de lo que es femini- para la protección,
La etiqueta diagnóstica nos lleva al trata- dad y masculinidad. promoción y
miento, en lugar de empezar con la escu- De ahí que los dos últimos capítulos
cha y la palabra empezamos con un fár- centran los argumentos en la salud sexual autocuidado
maco y la reducción correspondiente. En y reproductiva, eje central de la visión de su salud
estas reducciones destaca la ausencia de utilitarista y patriarcal sobre el cuerpo de
una suficiente «alerta» en los servicios de las mujeres y que suponen el paradigma «Recuperar el papel de protagonistas y
atención primaria ante la violencia de gé- de control y manipulación. Se ha preten- sujetas de nuestro destino, recuperar el
nero, sobre la que plantea la interesante dido abolir la menstruación del cuerpo de deseo por propia voluntad y en libertad.
diferencia entre la violencia vieja asumi- las mujeres, introduciendo cambios hor- Es para mí el camino del renacimiento
da por la inferioridad y la nueva violencia monales que han afectado a muchas de personal y colectivo, para poder vivir a
provocada por la igualdad. ellas. Se trata de identificar las microvio- fondo el tiempo limitado que tenemos y
En el capítulo décimo amplía las con- lencias del propio sistema sanitario en la conseguir una salud que sea una vitali-
secuencias del reduccionismo y de la ce- relación asistencial, desde posiciones de dad reencontrada cada día, una salud
guera de la ciencia ante la especificidad poder que se viven como abusos, ya que para disfrutar» (pag. 417).
de la salud de las mujeres en su contexto. se sienten anuladas delante del profesio- Por último, y como conclusión, cabe
La victimización y fragmentación de las nal. Se trata de iatrogenia ya que se impi- decir que se trata de un libro que rompe
mujeres las lleva al estereotipo de que de la voz de las mujeres en la construc- mitos interiorizados en la sociedad y en
ellas no sólo están enfermas, sino que ción de la clínica. Para Carme Valls, re- el ámbito de la salud, que responden a la
son enfermas, una afirmación que se cuperar la voz, ejercer la palabra da lugar construcción social de la realidad basada
apoya en la consideración de que todas y a identificar a las mujeres en el acto mé- en la desigualdad de género y en interac-
cada una de las teorizaciones y prácticas dico, no sólo como cuidadoras de «otro» ción con las desigualdades de clase so-
de los diversos movimientos sociales no sino en primera persona, y tanto las en- cial, origen, edad y territorio junto con
sólo tienen un reflejo en el cuerpo, sino cuestas como las aproximaciones subje- los intereses vinculados al poder político
que en realidad no hay acción política tivas, igualitaristas, dan mayor luz a esta y económico. Es un instrumento que
que no sea sustancialmente una acción construcción-deconstrucción del géne- aporta y condensa argumentos contun-
corporal. La religión no puede dejar de ro. Como ejemplo presenta la medicali- dentes que permiten comprender en ma-
nombrarse como la construcción de la zación de la prevención y promoción al yor medida y con mayor respeto los de-
desigualdad que intenta reducir a la otra aplicar vacunas y revisiones frente a las terminantes de la salud en relación con
persona a la «nada». El proceso de victi- que no hay evidencia clara de su efectivi- las mujeres. ■

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