Professional Documents
Culture Documents
OTITIS CANINA.
La otitis externa canina trata de una inflamación del conducto auditivo externo.
La otitis canina es la inflamación del oído, ya sea a nivel interno (parte no visible), medio (parte
interna visible) o externo (parte externa de la oreja). Puede afectar a una de estas partes o incluso a
todas, a un solo oído o a ambos. No obstante, la más común en los perros es la otitis externa, la cual
hace referencia a la inflamación del epitelio de revestimiento del conducto auditivo. A modo de
apunte, el epitelio auditivo es el encargado de reproducir las ondas sonoras.
La otitis canina es la inflamación del oído, ya sea a nivel interno (parte no visible), medio (parte
interna visible) o externo (parte externa de la oreja). Puede afectar a una de estas partes o incluso a
todas, a un solo oído o a ambos. No obstante, la más común en los perros es la otitis externa, la
cual hace referencia a la inflamación del epitelio de revestimiento del conducto auditivo. A modo de
apunte, el epitelio auditivo es el encargado de reproducir las ondas sonoras.
La otitis canina puede producirse por varios motivos, no obstante las causas más comunes son
las alergias, en perros atópicos o de reacciones adversas a los alimentos, pueden provocar procesos
alérgicos que pueden afectar al conducto auditivo externo, provocando otitis; las bacterias, el agua
del grifo está llena de bacterias que, si no la filtramos, van directamente a nuestro perro, la otitis por
bacterias presenta un enrojecimiento de las orejas, pus y cerumen abundante y
maloliente; parásitos, el más común es el ácaro, el cual se extiende muy rápidamente y provoca la
irritación del oído de nuestro perro y la aparición de secreción de color marrón o incluso negra,
formada por cerumen y sangre, y un olor muy fuerte; cuerpos extraños, si acostumbras a frecuentar
zonas de campo con tu perro, es posible que al acercarse a determinadas plantas se hayan
introducido en su oído semillas o espigas, provocándole otitis canina; el propio perro, un rascado
excesivo y brusco del propio animal puede provocarle traumatismos en el interior del óido y la
consiguiente otitis canina (una pelea con otro perro también puede ser el causante); desórdenes de
la queratinización, los perros propensos a tener trastornos saborreicos suelen tener otitis externa
con abundante cerumen (esto ocurre sobre todo en razas como el Husky Siberiano o el Malamute de
Alaska).
Para saber si tu perro tiene otitis canina deberás fijarte muy bien en los síntomas. Los síntomas más
comunes que presentan los perros con otitis son:
Si notas que tu perro presenta alguno de estos síntomas, no dudes en llevarlo al veterinario de
inmediato.
El veterinario diagnosticará la otitis canina mediante las causas que la han producido y receterá el
tratamiento más adecuado para curarla. En general, todos los tratamientos han de seguir los mismos
pasos y, lo primero que hará el veterinario será una limpieza del oído de tu perrito para faciliar la
eliminación de los causantes. Los productos que se utilicen para la limpieza del oído también irá en
función del factor desencadenante de la otitis canina y del estado del oído. Por ejemplo, se puede
utilizar una solución de lavado compuesta por ceruminolíticos si la membrana timpática está intacta,
o por antisépticos o limpiadores secantes si existe sangre en la inflamación de la membrana.
Una vez hecha la limpieza del oído, el veterinario recetará unas gotas para el oído, específicas para
el tipo de otitis que sufra tu perro. Deberás aplicárselas tú mismo todos los días, durante un periodo
determinado. Antes de ponerle las gotas a tu perro, tendrás que limpiarle el oído utilizando la
solución de lavado que te indique el veterinario, masajeando suavemente el oído de tu perro durante
medio minuto mientras realizas el lavado, y secando lo mejor posible el oído para evitar que el agua
y la solución se queden dentro.
Para otitis caninas graves se recomienda el uso de antibióticos vía sistémica, que puede ser oral o
mediante inyección, y mantener el tratamiento una semana más tras la curación de la otitis canina.
Solo se requerirá de intervención quirúrgica en casos de tumor o en los que la otitis se multiplica de
forma abundante y rápida.
La mejor manera de prevenir la otitis canina es realizando una limpieza del canal auricular de tu
perro una o dos veces al mes. Para limpiar el oído de tu perro, nunca utilices bastoncillos, utiliza
gasas limpias. Antes de realizar la limpieza, revisa bien su oído para asegurarte de que no presenta
ninguno de los síntomas anteriores. Si el oído está sano, empieza limpiando la parte externa de la
oreja con una toalla humedecida con agua tibia y el jabón que utilices normalmente para bañar a tu
perro. Limpia por fuera la oreja haciendo movimientos circulares suaves. Luego, sécala bien con
otro toalla limpia.
Para limpiar el pabellón auditivo (parte interna visible), utilizaremos una gasa limpia. No utilices
antibióticos ni otológicos sin recomendación veterinaria. Simplemente, cubre tu dedo con la gasa e
introdúcelo con mucho cuidado, sin llegar al fondo, y limpia las paredes del oído de tu perro.
Para la parte interna no visible, existen productos específicos para la prevención de otitis canina,
como limpiadores en seco, que podrás encontrar en tu veterinario.
PROBLEMAS EN LA PIEL.
Un perro que padece dermatitis se rascará con mucha frecuencia, y por todo el cuerpo, ya que los
efectos que le producen la enfermedad le harán sentir malestar por toda la piel y su respuesta
primaria será la de rascarse. No es raro que nuestra mascota se llegue a producir heridas en la piel
que tienen que ver con estas rascadas más que con la dermatitis en sí, pero que nos pueden alertar
sobre la enfermedad.
Caspa
Aunque es normal que en determinados periodos del año nuestra mascota presente pequeñas bolitas
de caspa a lo largo de su cuerpo, si esta presencia se hace constante, podremos pensar que estamos
ante un síntoma de un problema de la piel como puede ser la dermatitis. La caspa se presenta a lo
largo de todo el cuerpo y notaremos que, después de estar acostada la mascota en su manta
preferida, ésta queda recubierta de restos de caspa.
Otitis
La dermatitis es una patología de carácter alérgico que se deriva de una respuesta inmunitaria y
una frecuencia muy alta de otitis en nuestro perro puede alertarnos de que estamos ante un proceso
de dermatitis. Además, de forma ocasional, la dermatitis también se ha relacionado con una
incidencia alta de otras enfermedades relacionadas con respuestas alérgicas como el asma o la rinitis
o incluso con otras como las cataratas y desordenes de tipo urinario o gastrointestinal.
PROBLEMAS INTESTINALES.
El perro, como las personas, no es inmune a las infecciones intestinales ni a los desórdenes
gástricos. Los parásitos intestinales y las inflamaciones del aparato digestivo son algunas de las
dolencias que conviene vigilar en nuestra mascota. Unos consejos sencillos ayudan a prevenir estas
molestas infecciones caninas.
Lombrices y tenias son dos tipos de parásitos intestinales frecuentes en los perros. La diferencia
fundamental entre estos gusanos radica en su forma.
Ofrecer al perro alimentos de buena calidad es esencial para cuidar de su salud intestinal
Mientras que las lombrices son gusanos redondos, con la forma de un cordón, la tenia es un tipo de
gusano plano más parecido a una cinta.
A pesar de su distinta fisonomía, los dos son malignos parásitos intestinales que llegan al aparato
digestivo de nuestra mascota con una misma intención: alimentarse de lo que el perro ingiere. Y
ambos tienen, asimismo, efectos nocivos similares en el cuerpo del perro al que infectan: entre
otros, provocan una pérdida de peso en el can.
El organismo de una mascota infectada reacciona con virulencia a estos visitantes de su intestino.
Entre las señales que pueden avisar de que nuestro perro aloja parásitos figuran las diarreas y los
vómitos. En otras ocasiones, nuestra mascota puede padecer molestas flatulencias o problemas de
estreñimiento. Lombrices y tenias provocan, a la vez, una pérdida de salud generalizada en el
animal.
Estos nocivos huéspedes, lombrices y tenias, conocen varios caminos para ocupar sin permiso el
intestino de nuestra mascota. Los parásitos intestinales infectan al perro cuando este entra en
contacto con las heces de otros animales previamente contagiados. Hay que vigilar que el can no se
acerque o ingiera los excrementos de otros durante sus paseos al aire libre.
Ingerir alimentos crudos es otra vía de riesgo para una mascota, cuando la ración de comida se ha
contaminado con lombrices, tenias o sus larvas. Para una larva, es más sencillo pasar desapercibida
y entrar en el cuerpo de nuestro perro. Si el alimento no se ha cocinado, la probabilidad de
supervivencia del parásito es mayor. La llegada de las lombrices y tenias al intestino del perro
seguirá, en este caso, el mismo camino que realice la vianda contaminada que lo aloja.
La mejor opción para evitar infecciones por parásitos es prevenir el contagio con gusanos
intestinales. Por este motivo, ofrecer a nuestro amigo alimentos de buena calidad es esencial para
cuidar de su salud intestinal. Hay que alejar a su perro de los espacios sucios que puedan estar
infectados, no permitir que el can lama o tome alimentos de la calle y tratar de eliminar el contacto
con animales que se sospeche que puedan estar infectados.
Ante cualquier síntoma o creencia de que el perro pueda estar infectado por parásitos internos,
conviene realizar una pronta visita al veterinario.
Los gusanos que una perra embarazada aloja en su intestino pueden transmitirse a los cachorros
durante la gestación y, después, durante la lactancia, a través de la leche materna. Esto explica la
importancia de prevenir la infección, de forma especial, cuando nuestra perra espera cachorros, con
el fin de evitar el daño que estos parásitos son capaces de provocar en las vulnerables crías de perro.
"La prevención es la mejor estrategia para evitar la infección por gusanos internos en una perra
embarazada", apunta la veterinaria Diana Contreras. Para Contreras, es relevante aumentar los
controles de parásitos antes de cruzar a la perra, y fortalecer la frecuencia del habitual tratamiento
desparasitario, que ha de hacerse cada tres meses, con dosis extras.
No solo los gusanos parásitos pueden infectar el intestino de nuestro perro. Otros microorganismos
externos, como las bacterias, e incluso algunos tipos de hongos, pueden acabar en el aparato
digestivo del perro. El intestino del can responde a esta contaminación con una inflamación.
Algunos de los avisos que pueden alertar de una infección bacteriana son los vómitos y las diarreas
anómalas. No es extraño que el perro experimente, a la vez, una pérdida de su apetito. Ante
cualquier síntoma, se debe acudir al veterinario.
El hecho de que un perro coma menos de lo habitual o se muestre apático puede ser síntoma de que
el animal ha enfermado.
Pero el can en este estado no sabe decir qué le pasa, qué le duele. Por eso, hay que prestarle
atención y aprender a leer su comportamiento. Es ahora cuando más hay que cuidar de su
alimentación: hay que reforzarla e introducir algunos cambios en su dieta para lograr la pronta
recuperación del animal enfermo.
En realidad se puede afirmar con seguridad que las infecciones de la vejiga en perros son un
problema muy común. Por esto muchos dueños de perros tienen dudas acerca de esta enfermedad
sobre todo relacionadas con las causas, síntomas y tratamientos disponibles.
La cistitis canina es una inflamación de la vejiga causada por diversos tipos de bacterias. El médico
veterinario generalmente suele referirse a ella como infección “ascendente”. La mayor parte del
tiempo las bacterias que causan infecciones de la vejiga en perros vienen de propia zona intestinal
del perro. Las bacterias comienzan viviendo en la piel alrededor del ano, y suben a través de la
uretra a la vejiga.
En ocasiones la enfermedad puede tener otras causas. Su perro puede tener piedras de vejiga, que
pueden facilitar en grado sumo que él desarrolle una infección en ese órgano. Otros factores
incluyen tumores en la vejiga que pueden ocasionar que el animal no pueda vaciarla totalmente,
además de enfermedades como la diabetes o la enfermedad de Cushing. Si se están dando a su perro
drogas que suprimen el sistema inmune, como la cortisona o la quimioterapia, probablemente se
vuelva más propenso a desarrollar infecciones en la vejiga.
Entre los síntomas más comunes de la cistitis canina esta la presencia de sangre en la orina de su
perro junto con el orinado frecuente. Sin embargo en ocasiones estos síntomas no se presentan tan
claramente por lo cual el descubrir la enfermedad no resulta tan obvio. Por este motivo debe estar
atento a otros síntomas menos evidentes que pueden ser confundidos con otros padecimientos. Por
ejemplo si tu perro pasa agitado todo el tiempo, quiere salir todo en todo momento de la casa o
comienza a orinar por todas partes dentro de la misma, esto puede no ser debido a un problema de
comportamiento. Podría ser en realidad causado por una infección canina de la vejiga.
Inicialmente, su médico veterinario hará un examen de la orina y del sistema urinario de su perro
para determinar si el problema es ocasionado por bacterias o por la presencia de piedras en la
vejiga. En caso de que las bacterias estén presentes el paso siguiente debe ser un cultivo de la orina
del perro y una prueba de sensibilidad.
Un cultivo de la orina es necesario para identificar qué bacterias están presentes y causando el
problema. La prueba de sensibilidad le informa a médico veterinario qué antibiótico es el mejor
para curar la enfermedad.
Tratamiento de la cistitis canina
Por otro lado si el perro manifiesta efectos secundarios debido al antibiótico, deberá ponerte en
contacto con su veterinario para que este recomiende otro medicamento.
En caso de que el perro vuelva a enfermarse, es necesario efectuar otro cultivo y prueba de
sensibilidad empleando la orina del animal ya que podría tratarse de la misma bacteria que no fue
suprimida totalmente la primera vez.
Cada vez que el perro se enferme de cistitis lo recomendable es repetir las pruebas aun después de
finalizado el tratamiento con antibióticos con el fin determinar si la bacteria ha sido o no eliminada
de la vejiga del perro para evitar una recaída.
ARTRITIS CANINA.
Este trastorno articular es muy común. Trata de una afección evolutiva caracterizada por la
degeneración del cartílago articular y la formación de osteofitos. Suele afectar a perros mayores.
Sabía usted que uno de cada 5 perros adultos en el país tiene artritis, y que es una de las causas más
comunes de dolor crónico que tratan los veterinarios? La enfermedad se vuelve más evidente al
envejecer, aunque el cuidado y tratamiento adecuados pueden ayudar a controlar el dolor de su
mejor amigo y conservar su calidad de vida.
Síntomas de artritis
Lo que debe observar en su perro:
Solía apretar el paso por calles y escaleras, ahora se queda atrás de usted.
Tratamientos
Bajo ninguna circunstancia debe darle al perro medicamentos para personas, incluso fármacos
comunes y de venta libre como la aspirina, pues pueden resultarle tóxicos. Los suplementos
como glucosamina y condroitina y los antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden ayudar a
disminuir el dolor, pero lo mejor es consultar con el veterinario antes de administrarlos.
MOQUILLO CANINO.
Trata de una infección vírica que suele afectar a los perros más pequeños, siendo una enfermedad
muy contagiosa y con peligro de mortalidad.
¿Qué es el moquillo?
El moquillo, conocido también como distemper, es un peligroso virus que afecta a los perros y a
otras especies animales. Se trata de una virosis que es muy cercana al sarampión en los humanos,
afectando de forma importante a los animales, en especial a los cachorros y los perros mayores, que
pueden desarrollar más complicaciones.
Aunque existe una vacuna contra el moquillo, muchos animales son vulnerables aún a este virus
que se encuentra ampliamente propagado en el mundo.
¿Cómo se contagia?
Al tratarse de un virus, la forma de contagio reside en el contacto con los fluidos de animales
infectados, incluyendo el agua o la comida que ha sido consumida por los mismos. La enfermedad
es capaz de viajar por aire, por lo que ésta es otra forma de contagio habitual.
Una vez en el cuerpo del animal, el virus toma entre 14 y 18 días para incubarse, momento tras el
cual comienzan a mostrarse los primeros síntomas.
La clave para detectar si nuestra mascota está mal de salud es observar siempre con atención su
comportamiento. En el caso del moquillo se presentan síntomas muy claros que, con el avance de
la enfermedad, van atacando distintas partes del cuerpo del perro a nivel respiratorio, intestinal,
cutáneo y neurológico.
Fiebre, que puede aparecer 6 días después del contagio. Desaparece y vuelve a aparecer a
medida que la infección va avanzando.
Apatía, pérdida del apetito y decaimiento, el perro deja de ser tan activo como de
costumbre.
Disminución en el consumo de agua, lo que conduce a la deshidratación. En este punto ya
hay suficientes razones para llevar al animal al veterinario, sin embargo se presentan
otros síntomas más claros que apuntan directamente al moquillo.
Problemas respiratorios importantes, con tos, dificultad para respirar y secreciones nasales
verdes.
Problemas intestinales como diarrea constante y amarilla y vómitos.
Conjuntivitis o secreciones oculares.
Erupciones en su piel y endurecimiento de las almohadillas de sus patas.
Tics, convulsiones y en casos más graves parálisis.
Los primeros síntomas del moquillo pueden apuntar a diversas enfermedades, pero una forma de
determinar si se trata de éste virus o de cualquier otra infección es analizando las secreciones
oculares producidas por la conjuntivitis. Los problemas respiratorios y el endurecimiento de las
almohadillas son síntomas importantes que normalmente apuntan al moquillo, sin embargo siempre
se realizarán pruebas para confirmar el diagnóstico.
Mientras antes se detecte el moquillo mejores son las expectativas de vida para el perro, evitando
así que el virus avance y ocasione daños neurológicos irreversibles. Resulta muy importante acudir
enseguida al veterinario si tu perro nunca ha sido vacunado contra moquillo y sospechas de su
existencia, o si ha estado expuesto al entorno de otro animal infectado.
Si tu perro ha sido diagnosticado con este virus, te recomendamos leer nuestro artículo cómo cuidar
a un perro con moquillo.
Ante cualquier enfermedad la mejor herramienta es siempre la prevención, y en el caso del moquillo
es posible lograrlo con la vacunación oportuna. El perro debe vacunarse por primera vez contra el
moquillo entre las 6 y 8 semanas de edad, y recibir el refuerzo de la vacuna cada año.
Si planeas montar a tu perra para que quede embarazada, lo mejor es inmunizarla antes de hacerlo,
de este modo transmitirá los anticuerpos de la vacuna a los cachorros durante la lactancia.
Nunca lleves al perro al campo o lo pongas en contacto con otros animales sin antes haber
recibido todas sus vacunas, en especial la del moquillo, pues estarás poniendo en riesgo su vida.
PARVORIOSIS CANINA.
Trata de una infección vírica, siendo grave y muy contagiosa. Esta enfermedad afecta al tracto
gastrointestinal de perros de cualquier edad y raza. También puede afectar el músculo cardíaco en
los cachorros.
¿Qué es el parvovirus canino?
La parvoriosis canina es una enfermedad infecciosa grave producida por un virus de tipo 2,
llamado virus del parvo, y que afecta al sistema gastrointestinal, a los glóbulos rojos de la sangre y,
en los casos más graves o en cachorros, puede llegar a atacar al músculo cardíaco. Hace muy pocos
años que se detectó esta enfermedad y, por ello, hay tan poca información y las probabilidades de
supervivencia son tan bajas. El 80% de los perros han estado en contacto con este virus porque se
transmite, sobre todo, a través de las heces infectadas. Es muy importante desinfectar
correctamente el suelo contaminado que ha estado en contacto con la materia fecal infectada,
puesto que el virus del parvo es altamente resistente y puede permanecer durante meses en suelo y
objetos contaminados. La mayoría de detergentes y desinfectantes no son suficientes para
eliminarlo, los productos más eficaces son el cloro y el agua lavandina.
Para saber si tu perro tiene parvoriosis canina, debes conocer cómo se transmite la enfermedad.
El parvovirus canino ataca, sobre todo, a cachorros de menos de 6 meses, perros adultos o
mayores y perros sin vacunar ni desparasitar. Es imprescindible desparasitar a nuestros perros y
ponerles las vacunas necesarias para evitar este tipo de enfermedades. Otros factores que ayudan al
desarrollo de esta enfermedad pueden ser el estrés, parásitos intestinales, hacinamiento o el bajo
estado de ánimo. Razas como el pastor alemán, doberman, pittbull o rottwailer son más vulnerables
que el resto a sufrir la enfermedad del parvo.
La parvoriosis canina es altamente contagiosa, evoluciona a gran velocidad y se transmite por vía
oral, mediante el contacto con heces infectadas o material contaminado como el suelo, el cuenco de
comida o incluso nuestros propios zapatos, y, en los cachorros, mediante la leche materna si la
madre es portadora. Los objetos pueden contaminarse a través de nuestros zapatos por haber pisado
una hez infectada, por otro perro contagiado o por el contacto con excretas de roedores.
La parvoriosis canina suele tardar entre tres y cuatro días en manifestarse y sus síntomas pueden
ser distintos en función del sistema afectado. Para saber si tu perro tiene parvovirus, deberás prestar
especial atención a los síntomas.
Cuando el parvo ataca al músculo cardíaco, a los síntomas anteriores se suman la disnea, arqueo del
cuerpo y, en cachorros o casos muy graves, miocarditis. El parvovirus en forma cardíaca en
cachorros suele acabar con muerte súbita por el débil sistema inmunológico del animal.
Tratamiento para perros con parvovirus
En el caso de la enfermedad del parvovirus el mejor tratamiento es la prevención. Para evitar que
tu perro desarrolle la parvoriosis canina es fundamental que sigas rigurosamente el plan de
vacunación asignado por el veterinario, lo desparasites, mantengas una correcta higiene tanto de
tu perro como de su entorno, laves su cuenco de comida a menudo y guardes la comida en un lugar
donde los roedores no puedan alcanzarla.
Recuerda que antes de las primeras vacunas, tu cachorro no puede estar en contacto con otros perros
ni salir a la calle. A través de la leche materna el cachorro puede contraer la enfermedad, que puede
combatirse con las vacunas pertinentes y eliminarla del sistema sin notar que había enfermado. Así,
el virus se deshecha a través de las heces y, por ello, debes evitar el contacto del cachorro con su
propia materia fecal.
Leishmaniosis canina.
Es una enfermedad parasitaria que afecta al hombre y al perro. Se manifiesta con muchas
situaciones patológicas, desde infecciones asintomáticas a procesos muy graves.
La nueva vacuna contra la leishmaniasis ha tenido buena acogida entre los propietarios de perros
que conocen la gravedad que puede revestir esta enfermedad para sus animales. Las secuelas que
padece el perro tras la enfermedad dependen del grado en que hayan sido afectados sus órganos.
Pero si la leishmaniasis no se detecta pronto y no se aplica a tiempo el tratamiento necesario, puede
resultar mortal.
La vacuna se puede colocar a los perros desde el año 2012, hasta entonces no existía ninguna.
Manuel Lázaro opina al respecto que "esta vacuna tiene buenas expectativas en cuanto a su
efectividad, aunque se deben seguir aplicando el resto de medidas preventivas contra la picadura
de insectos". El veterinario explica que la vacuna se aplica en tres dosis y que se debe revacunar
anualmente.
Esta vacuna no es obligatoria y su coste, por cada una de las aplicaciones, oscila en torno a 50
euros, pero las tarifas pueden diferir en cada clínica veterinaria. Manuel lázaro cree que "cualquier
medida preventiva que se tome contra esta enfermedad, tan grave y de tratamiento tan costoso, está
justificada". "Y si la vacuna ayuda a evitar la leishmaniasis, su aplicación es totalmente
recomendable", agrega.
La leishmaniasis es una enfermedad crónica e incurable que el perro no transmite a las personas ni
a otros animales
La nueva vacuna contra la leishmaniasis se puede aplicar a los cachorros sanos a partir de los seis
meses de edad. De los perros vacunados contra la leishmania, el 92,7% no desarrollará síntomas
clínicos, aclara Juan Antonio Aguado, veterinario y profesor de la Facultad de Veterinaria de la
Universidad Complutense de Madrid.
Por el contrario, sin la vacuna, alrededor de un 20% de los perros contagiados por la enfermedad
tenían síntomas. "La vacuna desarrollainmunidad celular, es decir, las células destruyen la
enfermedad", explica Juan Antonio Aguado, veterinario, quien añade que "los perros con
anticuerpos no se pueden vacunar, porque la vacuna no les va a curar".
La prevención contra la enfermedad no solo se puede llevar a cabo a través de la vacuna, sino
también mediantecontroles anuales con análisis de sangre, sobre todo después del verano, ya que
con el calor proliferan los mosquitos, en especial, en las zonas donde hay más humedad.
El tratamiento contra la leishmaniasis puede ser muy caro y depende del tamaño del animal. Cuanto
más grande sea el perro, más costoso será. Si el grado en que se ha visto afectado el perro por la
enfermedad no es muy alto, puede llevar una vida normal, pero con controles para detectar nuevos
brotes.
No pasear cerca de los ríos o zonas húmedas al atardecer, que es cuando más actividad tienen los
mosquitos.
En el interior de las casas, conviene usar enchufes antimosquitos que protejan a toda la familia.
Los síntomas de la leishmaniasis canina son:
Atrofia muscular, sobre todo por la cara (aspecto envejecido y expresión triste), cansancio, fatiga
y mucha debilidad.
Pérdida muy notable de peso, fiebre, hemorragia nasal, inflamación de las articulaciones o cojera.
Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos (cuello, cara interna de las patas).
GUSANO EN EL CORAZÓN.
También llamada Filariosis canina, es una enfermedad parasitaria producida por parásitos
filariformes. Hay 6 especies diferentes que afectan a los perros.
El gusano adulto puede llegar a vivir entre cinco y siete años dentro del can y se alimenta a base
de nutrientes que roba mediante la circulación sanguínea del animal. El gusano del corazón puede
llegar a medir entre 15 y 30 centímetros de longitud. El mayor problema de esta enfermedad se
halla en el número total de vermes hospedados en el perro, puesto que en infecciones extremas, se
han llegado a encontrar más de 100 gusanos en un solo can.
El gusano del corazón se transmite al perro a través de un mosquito del género Culex, Aedes o
Anopheles, puesto que solo estas especies pueden mantener en su interior la larva microfilaria.
Dicho mosquito toma la sangre de un can infectado, absorbiendo así la forma más joven del parásito
de la filaria. Una vez dentro del mosquito, las larvas desarrollarán en gusanos inmaduros durante las
siguientes dos o tres semanas. Pasado este tiempo, cuando el mosquito vuelva a alimentarse de un
perro sano, introducirá el verme en su torrente sanguíneo, contagiándolo de filariosis.
La hembra de este gusano se reproduce y cría a las llamadas microfilarias en el interior del perro,
las cuales circulan por la sangre hasta su desarrollo. En general, los perros con posibilidades de ser
picados son aquellos que viven o frecuentan zonas de climas húmedos, ideales para la
supervivencia del mosquito.
Desafortunadamente la filariosis canina desarrolla la mayoría de los daños antes de detectar algún
síntoma en el perro, por lo que es muy difícil darse cuenta de la enfermedad antes de su evolución.
Por esto es tan importante realizar análisis y revisiones periódicas a tu perro, puesto que la mejor
forma de detectarla es a través de un análisis de sangre. En general, un perro infectado por el gusano
del corazón puede presentar los siguientes síntomas:
El perro infectado puede presentar algunos, todos o ninguno de estos síntomas y, en el peor de los
casos, la enfermedad puede acabar con la vida del animal.
En general, se administran una serie de inyecciones que matan a los gusanos adultos. Esta fase del
tratamiento es la más delicada porque que el perro debe guardar reposo para evitar obstrucciones
por los gusanos muertos y daños pulmonares. Pasada esta fase, el tratamiento pasa a administrar
medicamentos para expulsar los gusanos inmaduros de la sangre. Por último, y si la medicación ha
sido efectuada con éxito, se inicia un tratamiento vitamínico y una dieta especial a modo de
recuperación, así como un programa de prevención para que no vuelva a contraer la filariosis.
Para prevenir la filariosis, deberás acudir al veterinario para que te administre un programa
preventivo, el cual consiste en dar a tu perro una tableta masticable que elimina las larvas y
gusanos inmaduros del organismo de tu can. Estos productos se deben administrar a partir de los
cuatro meses de vida del perro y de manera mensual. Se debe proporcionar desde la época de vuelo
de los mosquitos hasta los dos meses después de que hayan desaparecido. Es muy importante que
consultes con tu veterinario antes de administrar cualquier tratamiento preventivo para asegurarte de
que tu perro puede tomarlo.
TOS DE LAS PERRERAS.
Esta enfermedad suele aparecer en perros que están o han estado en comunidades caninas. La
gravedad de la infección depende de varios factores, como la edad del animal, su estado de salud e
higiene o la raza, entre otros.
El curioso nombre de la enfermedad llamada tos de las perreras proviene del hecho de que
los centros de adopción de animales, donde se concentran un gran número de canes, es el caldo de
cultivo ideal para contraer esta tos. Esta dolencia se puede equiparar en personas a un catarro o
una gripe, aunque no es del todo igual.No obstante, "aunque la tos de la perrera no reviste
gravedad, sí es contagiosa", explica el veterinario José Luis Torres, de la Sociedad Protectora de
Plantas y Animales de Madrid. Por ello conviene detectarla a tiempo y tratarla como precisa. La tos
seca e intensa es el principal síntoma de esta enfermedad canina. La expectoración que
experimenta el perro es tan intensa que puede expulsar espuma blanca por la boca y vomitar de
manera esporádica. Sin embargo, los vómitos del can no son un síntoma propio de la tos de las
perreras. Ana Cameno, veterinaria, explica al respecto:
"Lo que ocurre es que la tos intensa provoca que el animal vomite, pero no significa que el perro
tenga también problemas en el estómago." La tos de las perreras puede presentarse con síntomas
leves; sin fiebre o con tos moderada. En estos casos, la enfermedad remite sin necesidad de
tratamiento. Sin embargo, en otras ocasiones el perro tiene fiebre y cúmulo de flemas color
verdoso, además de una persistente tos seca. Frente a este cuadro clínico, el veterinario tiene que
aplicar un tratamiento que ayude a que los síntomas remitan.
Los antibióticos y jarabes contra la tos suelen ser losmedicamentos recetados por los
veterinarios para tratar la tos de las perreras. El tratamiento de esta enfermedad es de carácter
sintomático. Es decir, cada perro que padece esta patología presenta unas señales distintas y, por lo
tanto, precisa una medicación diferente.
Una vez que comienza el tratamiento del perro que padece la tos de las perreras lo habitual es que
los síntomas remitan en una semana. Hay perros que precisan, además, antibióticos,
antiinflamatorios o contra la tos. En cualquier caso, si el perro enfermo convive con otros canes,
hay que procurar aislarle del resto, porque se trata de una enfermedad contagiosa. La tos de las
perreras se transmite a través de las bacterias que el perro expulsa por la boca al toser.
La vacuna contra el virus de la tos de las perreras es la forma más efectiva de combatir esta
enfermedad. Lo habitual es que esta vacuna se aplique al perro con seis meses de edad y se le
revacune cada año.
"La revacunación anual es importante, sobre todo, en el caso de perros que padezcan cardiopatías,
afecciones pulmonares de carácter respiratorio o que tengan que pasar una temporada en lugares
como las residencias de animales, donde están en contacto con muchos perros", explica Inmanol
Sagarzazu, veterinario.
La época en que la tos de las perreras afecta más a los canes es en otoño e invierno. El frío
puede frenar la actividad de las defensas del perro y es entonces cuando el virus que provoca la tos
de las perreras ataca el organismo del can. En las épocas en las que se presenta un brote de esta
enfermedad, se pueden atender en una clínica veterinaria entre dos y tres casos diarios, explica
Sagarzazu.
"Hay dueños que no vacunan a sus perros contra esta patología y, por ello, tenemos épocas del año
con bastante incidencia de la tos de las perreras", comenta. Pero, aparte de esos momentos
puntuales, no es una enfermedad que se atienda de manera habitual en las clínicas.
Los albergues de animales, donde viven juntos gran cantidad de perros, los casos de tos de las
perreras se multiplican cuando hay un brote de la enfermedad. Según Torres, es "posible detectar
alrededor de 30 casos de la enfermedad cuando hay un brote" en estos centros.
Y es que, cuando conviven muchos perros juntos, como es el caso de un albergue de animales o una
residencia canina, esta enfermedad puede expandirse con más facilidad. "Ya que, aunque no reviste
gravedad, sí es contagiosa", añade el veterinario.
Determinadas pautas por parte de los dueños del perro que padece tos de las perreras ayudan a que
el can se recupere de la enfermedad.
Evitar fumar en casa ayuda a que el perro no tenga la garganta irritada y le provoque más
tos.
Respirar vapor con esencia de eucalipto o menta también alivia las molestias provocadas
por la tos en el can. La manera de hacerlo es colocar una cazuela con agua muy caliente
con esencias de estas hierbas. El vapor que emana de la cazuela en el lugar donde el perro
suele dormir ayudará a calmar su tos.
El ejercicio físico no es recomendable para un perro que sufre tos de las perreras. "El aire
que atraviesa rápido la garganta a causa de la respiración acelerada, consecuencia del
ejercicio físico, irritará las vías respiratorias y provocará más tos en el perro", explica
Sagarzazu.
El collar en el cuello del perro a la hora del paseo también puede provocar irritación en la
garganta del perro. Un truco para aliviar las molestias que puede causar es sustituirlo por un
arnés o por un pañuelo sujeto al cuello, donde poder enganchar la correa del can.
El perro se puede bañar mientras está convaleciente de la tos de las perreras, pero es
fundamental secarlo muy bien. En caso de que se moje con la lluvia también se debe
eliminar muy bien la humedad del pelaje del can.