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Bolívar Echevería

Modernidad y blanquitud

Ediciones I V Era
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| N3 3S=VSA-

I BIBLIOTECA - FLACSO

Primera edición: 2010


ISBN: 978-607-445-047-7
OR © 2010, Ediciones Era, S. A. de C. V.
Calle del Trabajo 31, Tlalpan, 14269 Mexico, D. F.

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índice

Presentación 9

-1. Definición de la m odernidad 13


2. “Renta tecnológica” y “devaluación”
de la naturaleza 35
-3. Acepciones de la Ilustración 43
,4. Imágenes de la blanquitud, 57
-5. La m odernidad “americana”
(claves para su comprensión) 87
6. De la Academ ia a la b- emia v más allá 115
7. Arte y utopía 135
8. Sartre a lo lejos 157
9. ¿Dónde queda la “izquierda” ? 177
10. Meditaciones sobre el barroquismo 183
11. El 68 m exicano y su ciudad ' 209
12. La m odernidad y la anti-modernidad
de los mexicanos 231
r

Bibliografía

Cohen-Solal, Annie, Sartre, 1905-1980, Gallimard, Paris, 1985.


Contât, Michel, y Michel Rybalka, Les écrits de Sartre, Gallimard, Paris, 1970.
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Pico de la Mirándola, Giovanni, Discurso sobre la dignidad del hombre, Longse­
ller, Buenos Aires, 2003.
Sartre, Jean-Paul, L ’existentialisme est un humanisme, Nagel, Paris, 1970; edi­
ción en español: E l existencialismo es un humanismo, traducción de Carmen
Llerena del Castillo, EDHASA, Barcelona, 2006.

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t.r
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9. ¿Dónde queda la “izquierda”?

Wissen Sie, Sonitschka, dass der A n fa n g


des Frühlings in der organischen Welt,
d.h. das Erwachen zum Leben je tz t be­
ginnt, A n fa n g Januar, ohne a u f den K a ­
lenderfrühling zu warten ?'

Rosa Luxemburg,
Cartas desde la cárcel

La oposición topográfica derecha-izome-da, com o oposición


representativa de dos tendencias políticas encontradas, pro­
viene de la primera época de la Revolución Francesa, la de la
Convention Nationale (17891: servía entonces para distinguir
a los moderados o “girondinos” , que preferían sentarse en la
parte baja de la sala y a la derecha de la presidencia de la Asam­
blea, de los radicales, los “ montagnards” o “jacobinos”, que se
ubicaban en cambio arriba y a la izquierda.
La distinción política entre moderados (derecha) y radica­
les (izquierda) adquirió poco a poco una determinación de
orden temporal y de sentido histórico al ser interpretada a la
luz de la noción de progreso proveniente del pensamiento
ilustrado.
La posición de izquierda com enzó a definirse com o aquella
que favorece la inclinación natural de las instituciones socia­
les al perfeccionamiento, a su creciente adecuación a una vida
social capaz de garantizar la libertad, la igualdad y la fraterni­
dad de los seres humanos.

¿Sabe usted, Sonia querida, que el comienzo de la primavera en el


mundo orgánico, es decir, el despertar a la vida, comienza ahora, a princi­
pios de enero, sin esperar a la primavera del calendario?”
La posición de derecha com enzó a definirse como aquella
que se niega a reconocer esa tendencia natural y que, por el
contrario, defiende la form a tradicional de las instituciones
sociales com o garantía de una vida civilizada, amenazada pre­
cisamente por la búsqueda utópica de los ideales revoluciona­
rios antes mencionados.
Ser “de izquierda” com enzó entonces a significar “ser pro­
gresista” mientras ser “de derecha” com enzó a significar “ser
reaccionario” : “conservador” o incluso “retrógrado”.
La distinción política entre derecha e izquierda culminó en
la época de la Revolución Francesa cuando, a mediados de
1790, Babeuf y Maréchal condujeron la “conspiración de los
iguales” y plantearon que la “libertad” y la “fraternidad” —dos
de los tres ideales revolucionarios- sólo podían alcanzarse si
se garantizaba la realidad del tercero, la “ igualdad” , en espe­
cial la del bajo pueblo, el de los sans-culottes, que había sido el
verdadero protagonista de la Revolución del “ tiers-état” (la
burguesía) en 1789. El aseguramiento de esta igualdad, con­
cluían, implicaba entrar en una segunda época de la Revolu­
ción Francesa, una época más radical, en la que el proceso
revolucionario debía perseguir la socialización de la propiedad.
De esta manera, la posición de izquierda pasó a ser la de
quienes defendían esta radicalización del proceso revolucio­
nario. Entre ella y la posición de derecha o contrarrevoluciona­
ria apareció una posición de “centro” , posición adoptada por
los burgueses, que tenían suficiente con las conquistas alcan­
zadas mediante la liberalización de la econom ía.

Por “izquierda” puede entenderse una corriente supra-partidis-


ta de la opinión pública dentro del escenario de la política de­
mocrática moderna. Expresaría ella una tendencia especial
de la actividad política: la que pugna por completar o perfeccio­
nar las transformaciones institucionales alcanzadas en la socie­
dad moderna como consecuencia de la Revolución Francesa.
Se trata de una corriente dirigida a alcanzar:
a] Q ue la “mano invisible del mercado” no esté obligada a
someterse a las necesidades de acumulación del capital, en tan­
to que éstas son necesidades ajenas a la voluntad social y cuya
satisfacción beneficia solamente a una clase particular de ciu­
dadanos —los propietarios de medios de producción-; nece­
sidades que se imponen automáticamente en el mercado sólo
cuando éste no se encuentra protegido institucionalmente con­
tra sí mismo, dada su propia tendencia a absolutizarse, es de­
cir, a prom over la proletarización de los propietarios privados, a
reducir la propiedad de los mismos a la de su simple mercan­
cía fuerza de trabajo.
b] Q u e el “liberalismo” político se radicalice, es decir, ase­
gure la libertad real de los ciudadanos mediante una deter­
minación o definición socialista del “liberalismo económ ico” ,
esto es: primero, mediante una prohibición del m onopolio
privado de la propiedad sobre los medios de producción de in­
terés social general (tierra, agua, energéticos, comunicación,
etcétera) y, segundo y consecuentemente —dada la existencia de
un patrim onio comunitario que pertenece a todos-, median­
te un aseguramiento social contra la miseria de los ciudada­
nos (e l desempleo y el desamparo), contra una situación que
los condena a confundir su destino con el de la única “mer­
cancía” que les queda: su propio cuerpo.
c] Que la política realm ente existente o “política de la so­
ciedad civil” se convierta en una verdadera “política de la repú­
blica” , esto es, que la política com o la supraestructura de la vida
económ ica que ella es actualmente, como actividad guberna­
mental de los miembros de la comunidad en tanto que burgue­
ses o propietarios privados, deje de ser tal -y de estar secuestrada
por la gravitación de la riqueza capitalista—y se transforme en
una esfera libre y autónoma de actividad organizadora de la
vida social, realizada p or los miembros de la comunidad en
tanto que ciudadanos interesados exclusivamente en los asun­
tos generales o públicos de la misma.
c
La izquierda, com o una tendencia de la actividad política den­
tro del Estado m oderno, caracteriza más a las actuaciones po­
líticas en cada situación concreta que al aparato organizativo
de un grupo determinado. Un partido político no puede ser de
izquierda, sólo puede estar en ella, mientras su actividad polí­
tica coincide con esa tendencia. La historia de la izquierda no
es la de los grupos u organizaciones llamados “de izquierda”,
sino la historia de las políticas de izquierda. La instauración
del gulagen la URSS, por ejem plo, fue una medida política de
protección a la acumulación del capital estatizado, tomada
por una entidad estatal que decía ser de izquierda pero que
obviamente estaba en las antípodas de la izquierda. Sólo cuan­
do un grupo u organización m antiene todo un conjunto co­
herente de políticas de izquierda puede decir que está siendo
de izquierda. Hay momentos históricos en los que la izquier­
da decanta en distintas series de acciones de izquierda, de di­
ferente manera en cada caso, com o por ejemplo en los años
veinte de Alemania, cuando había al menos una “izquierda so-
cialdemocrata” y una “izquierda comunista”. Pero hay otros,
como al parecer es el actual, en los que se diría que la izquier­
da es reticente a decantar en ninguna serie de acciones de
ninguna organización política establecida.

La izquierda es sólo una de las vías por las que la vida m oder­
na “profunda” resiste y se rebela contra el modo capitalista de
la modernidad realmente existente. Es la vía de oposición ra­
dical que abre una brecha dentro del proceso de organización
estatal-nacional de la sociedad aprovechando el m om en to en
que dicha organización, que debe construir la aquiescencia
de la población al destino histórico que le impone la clase ca­
pitalista, construye en efecto esta aquiescencia m ediante la
instauración de un campo de acción política “dem ocrática” y
un escenario de opinión pública “lib re” en los que todo di­
sentimiento frente a la conveniencia de ese destino es llevado
sistemáticamente al terreno del absurdo. Por esta razón, el an-
ti-capitalismo inherente a la posición política de izquierda tie­
ne siempre, com o condición prim era de su manifestación, la
ingrata tarea -q u e en verdad es incum plióle en tiempos de
“normalidad”- de sacudirse la apariencia absurda que tiene
espontáneamente ante el “sentido com ún” de la población.
Sin embargo, no debe ignorarse que, aparte de esta vía po­
lítica elegida p or la izquierda en la resistencia y la rebelión a
la modernidad capitalista, deben tenerse en cuenta otras que
van en el mismo sentido y que, en conexión con ella o apar­
tadas de ella, se afirman directamente en el trato práctico con
los medios de producción y consumo -e n la tecnociencia y en
el arte, por ejem p lo -, cuando éstos son “refuncionalizados”
en sentido revolucionario y puestos a “trabajar” de manera crea­
tiva, es decir, contraviniendo la norma de automatismo impues­
ta por esa m odernidad.

[Intervención (resumida) del autor de la sesión del 8 de mayo de 2006 en


el seminario “La modernidad: versiones y dimensiones”.]

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