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Book Hunters

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Staff
Moderadora
M.Arte

Co—Moderadora
Dustie

Traductoras
Andy Lux Kteriin
Astra Basha M.Arte
Camifl Marla Warrior
Camii Paula
Celeste Perséfone
DariiB Rose_Poison
DianaE Safir
Dustie Stefanie
Estef Taty A.
FerEsq Tefifg
Katyandrea

Correctora final & de edición


M.Arte

Correctora de redacción
Paop

Diseño
M.Arte
Sinopsis
Mi hermano es un idiota. Ganó la lotería e invirtió todo su dinero en un boliche
decadente. Ya que apenas lo sustenta, se mudó conmigo.
Genial.
Tenerlo en la casa no es lo peor del mundo, pero hace un lío como ningún otro. Mis
amigos Zeke, Jessie y Kayden me mantienen cuerda pero no hay mucho que puedan
hacer.
Y definitivamente no es lo peor del mundo cuando su viejo amigo, Ryker, se muda a
la ciudad.
Al segundo en que pongo los ojos en él, estoy acalorada. Hace que mi cuerpo arda de
deseo y se congele de desesperación al mismo tiempo. Cuando habla, no escucho nada
de lo que dice porque estoy mirando esa firme mandíbula y esos labios besables como
si ya los poseyera.
Pero es una tolva en la cama. Un playboy. Un rompecorazones.
Estoy desesperada por algo de sudoroso y delicioso sexo caliente, incluso si no tiene
un final de cuento de hadas. He estado en esa situación antes. Conozco la rutina. Pero
con Ryker, es diferente.
Porque sé que voy a enamorarme de él.
Por ahora, me alejaré y mantendré mis manos quietas. No puede ser tan difícil,
¿verdad?
¿O sí?
(Ray #1)
Contenido
Portada
Staff
Sinopsis
Contenido
Capítulos
1. Rae
2. Rae
3. Rae
4. Rex
5. Rae
6. Rex
7. Rae
8. Rae
9. Rex
10. Rae
11. Rex
12. Rae
13. Rex
14. Rae

Ray of Hope (Ray #2)


Sobre la autora
Nosotros
Capitulo 1
Rae
Traducido por M.Arte & Dustie
Corregido por M.Arte
—Eres un enorme pedazo de mierda. Mueve tu trasero y cuida de ti mismo.
—Pateé su pila de ropa a un lado, sus boxers enganchados en la punta de mis tenis
para correr. Un surtido de ropa sucia estaba por todo el cuarto de lavado. Ni siquiera
podía caminar a través de él sin tropezar con algo repugnante.
Rex levantó ambas manos en el aire.
—Amiga, relájate.
—No me relajaré. —Pisoteé como una niña—. Y no soy una amiga.
—¿De veras? —Ladeó la cabeza como siempre lo hacía justo antes de decir algo
listillo—. Me engañaste.
Pateé sus boxers hacia él.
—Ugh.
—¿Se supone que eso me deba dar asco? —preguntó—. Son míos.
—Deberían darte asco. Huelen a trasero.
—Tu cara huele a trasero.
Safari estaba en el pasillo con su correa en el hocico, colgando hasta el piso de
madera dura. Se sentó allí pacientemente y esperó por su tarde para correr por el
parque. Era un pastor alemán y un excelente perro. La discusión no lo molestó en
absoluto. Solo se quedó allí.
Rex me estaba conduciendo hacia la pared. Quería asesinarlo a sangre fría y no
ocultárselo a la policía. Quería toda la gloria por deshacerme de este molesto fastidio.
—Tienes suerte de que te deje quedar conmigo hasta que tu negocio se recupere.
Lo menos que puedes hacer es no ser un cerdo.
—¿Cómo voy a recordar eso todo el tiempo? —Rex enfrentó mi ira con la suya.
Era un oponente formidable cuando se traba de discutir. Me conocía lo
suficientemente bien para combatir cualquier cosa que dijera y regresármela. Tenía
cabello oscuro, casi negro, y su alta estatura empequeñecía la mía.
—Solo recuérdalo cuando destrozas mi casa. Solo limpia tus cosas. Mierda,
¿acaso tienes cinco?
—Iba a limpiarlo, pero quedé atrapado…
—Corta la mierda. Ambos sabemos que no ibas a hacerlo. Ahora, comienza.
—Pasé junto a él porque estaba harta de esta discusión. Sentía que tenía a un niño de
veintiocho años viviendo en mi apartamento.
—Necesitas echar un polvo, Rae. —Rex recogió su ropa sucia y la arrojó en el
cesto—. O necesitas esperar a que tu período acabe antes de empezar a gritarle a todo
el mundo.
—La última vez que revisé, eras la única persona a la que le gritaba.
—Bueno, quítame de tu lista. —Agarró otro par de sus boxers y los arrojó justo
en mi cara.
—Ugh. —Los quité de un tirón y los arrojé al suelo—. Te odio.
—El sentimiento es mutuo.
—No, de verdad te odio.
—Qué coincidencia. —Se dirigió a su habitación, sus hombros tensos de rabia.
—¿A dónde demonios vas?
—A mi habitación, tonta.
—¡Lava tu maldita ropa! ¿De que acabamos de hablar?
—Esperaré hasta que te vayas. —Cerró la puerta de golpe detrás de él con su pie.
Me quedé mirando la puerta cerrada y suspiré, sintiendo una mezcla de
emociones quemando un agujero a través de mí. Rex era un hermano del demonio. Era
un ingrato por todo lo que hacía por él, y me hizo prisionera en mi propia casa. Todos
los días, cuando regresaba del trabajo, la cocina estaba masacrada de todos los batidos
de proteína, comida y cerveza que tomaba durante el día. Estaba constantemente
limpiando para poder tener un ambiente acogedor.
Safari inclinó la cabeza mientras me miraba, la correa todavía en su hocico.
Agachó las orejas y soltó un gemido.
—Lo sé —susurré—. También lo odio.

Mi perro era mi entrenador personal.


Me jalaba por el sendero incluso cuando quería ir despacio. Era tan fuerte que
me arrastraba. A veces pensaba que él me estaba paseando y no al revés.
Corría detrás de él e intentaba seguirle el paso.
—Safari, más lento.
Siguió corriendo a toda velocidad.
Mantuve mi ritmo, aunque había una punzada en mi costado. Respiraba por la
boca todo el tiempo porque estaba desesperada por aire. Mi perro me mantenía en
gran forma y constantemente me recordaba lo perezosa que era al mismo tiempo.
Otros corredores nos pasaron por el parque, y Safari no olisqueó sus nalgas o los
interrumpió. Ni siquiera ladraba porque lo entrené muy bien. Se ocupaba de sus
propios asuntos y hacía lo que se suponía debía hacer.
Excepto disminuir el maldito ritmo.
Este era el único ejercicio que conseguía en todo el día y no lo tomaba por
sentado. Festejaba cada momento, usando sus poderosas piernas para darle suficiente
velocidad como para sentir el viento moverse a través de su pelaje. Ahora estaba
corriendo más rápido.
Y yo estaba a punto de morir.
—Espera, más despacio. —Clavé mis talones en el concreto y jalé la correa.
Safari se detuvo, pero en lugar de sentarse, se dio la vuelta y agarró la correa con
el hocico. Luego la arrancó de mi mano violentamente.
—¡Safari!
Corrió a toda velocidad, con la correa todavía colgando en el hocico.
¿Por qué todo el mundo me estaba fastidiando hoy?
Perseguí a Safari, corriendo tan rápido como pude, pero como ya habíamos
hecho algunos kilómetros, mis piernas estaban fatigadas.
—¡Safari, vuelve aquí ahora mismo!
Corrió muy lejos y pasando a otros corredores que se dirigían hacia mí. Sin
olisquear a los otros perros con los que se cruzaba, siguió adelante. No estaba claro
por qué estaba tan desesperado por seguir corriendo.
—¡Safari!
Finalmente dejó de correr y cambió a una caminata rápida. Se dirigía
directamente a un hombre que corría hacia nuestra dirección. Con la correa aún en el
hocico, corrió hacia el hombre, casi como si lo conociera.
El hombre dejó de correr y miró a Safari. En lugar de fruncir el ceño, sonrió.
—Hey, ¿quién eres tú?
Dejé de correr porque mis piernas ya no podían llevarme. Además, Safari parecía
estar finalmente inmóvil. Ya que estaba tan concentrada en recuperar a Safari, no
había notado al hombre al que se acercaba. Y ahora que tomaba una buena mirada, me
di cuenta de algo.
Era atractivoooooo.
Condenadamente atractivo.
Tenía más de un metro ochenta de alto. Como era más alta que la mujer
promedio, cerca del metro setenta y cinco, los hombres altos eran de mi preferencia.
Era por lo menos ocho centímetros más alto que yo, lo cual era perfecto.
Además de eso, era de buena complexión. Tenía grandes hombros redondeados
con músculos. Llevaba una camiseta de manga corta, y la definición de sus bíceps y
antebrazos era notable. Incluso podía ver la red de venas en sus manos.
Tal vez que Safari huyera no fue tan malo...
Su camiseta se ajustaba cómodamente contra su pecho, mostrando el contorno de
sus músculos pectorales. Estaba holgada alrededor de su cintura, y la relación entre
ella y sus hombros era perfecta. Sus piernas también eran musculosas y tonificadas.
Muy guapo.
Y su rostro era la mejor parte. Tenía el cabello corto y de color castaño oscuro
con ojos verdes. Brillaban bajo la luz del sol, como esmeraldas que quería atesorar. Su
rostro era tradicionalmente guapo con pómulos agradables y labios llenos. La barba de
algunos días a lo largo de su barbilla y mandíbula era excitante. Prefería un poco de
vello facial sobre el aspecto limpio.
Tal vez el día estaba a punto de mejorar mucho.
Se arrodilló y rascó a Safari detrás de las orejas.
—¿Quieres que te lleve a caminar? —preguntó con una risita. Su afecto
inmediato hacia un perro al azar me dijo que era un amante de los animales.
Aun mejor.
Puse las manos en mis caderas y respiré a través del dolor en mi costado.
—Lo siento mucho. Safari es un poco salvaje a veces.
Levantó la mirada hacia mí, y en el segundo en que lo hizo, su sonrisa se
extendió de oreja a oreja. Tenía bonita dentadura, del tipo que verías en un modelo.
Sus ojos eran la mejor parte. Eran hermosos a la vista, pero tenían una energía
misteriosa. Su mirada cambió mientras me examinaba, pero no pude entender qué
significaba.
—¿Safari? El nombre le va bien.
—Un poco demasiado bien, en realidad.
Le dio unas palmaditas a Safari en la cabeza antes de levantarse por completo.
Sus auriculares colgaban de su cuello, y su camiseta tenía el logotipo de los Seahawks.
A juzgar por su estructura delgada, era un corredor activo. Pero a juzgar por el buen
tamaño de sus músculos, también era un visitante frecuente de la sala de pesas.
—No hay necesidad de una disculpa. Tu perro es amistoso.
—Lo es. —Le di a Safari una mirada que decía que estaba en problemas—.
Demasiado amistoso.
Sus orejas se bajaron.
El hombre se rio entre dientes.
—¿Cómo puedes estar enojada con este chico? Es solo un aventurero.
—Podrías haber sido un secuestrador de perros
—¿Un secuestrador de perros? —preguntó—. ¿Quién robaría un perro?
—No lo sé... pero podría suceder.
Tomó la correa del hocico de Safari y me la entregó.
—Lo siento, muchacho. Tal vez pueda darte un paseo en otro momento.
Tomé la correa y cuando nuestras manos estuvieron en contacto, noté el calor
que irradiaba de su cuerpo. Fue agradable. Despertar en sus brazos sería una gran
manera de comenzar una mañana lluviosa.
—Lo siento de nuevo. No queríamos interrumpir tu carrera.
—Está bien —dijo—, de todas maneras estaba muy aburrido.
Cuando me di cuenta de que estaba jugando con la correa de Safari, me obligué a
detenerme. Los hombres guapos no me ponían muy incómoda. Mi confianza siempre
fue alta, sin importar lo atractivos que fueran. Pero este tipo se metió un poco por
debajo de mi piel.
—Soy Ryker, por cierto.
Incluso su nombre era sexy. Nunca lo había escuchado antes.
—Rae.
—Rae. —Repitió el nombre como si estuviera tratando de memorizarlo—.
¿Rayo de luz?
—Creo que sí.
—¿No lo sabes? —preguntó.
Lamentablemente no.
—Gracias por ser tan amable con mi perro. Te dejaré volver a tu carrera.
Me miró como si no hubiera dicho nada.
—¿Quieres caminar a Pike Place Market? Está solo a una cuadra.
¿Este hombre hermoso me estaba pidiendo salir? Oculté mi chillido y actué
indiferente.
—Por supuesto. Tengo la sensación de que Safari correrá detrás de ti si trato de
alejarme.
—Tengo que oler. —Se dio cuenta de lo que dijo cuando era demasiado tarde—.
Quiero decir, debo oler bien.
Apreté con fuerza los labios y traté de no reír.
Ryker se encogió de hombros y se rio de todos modos.
—De acuerdo... eso salió mal.
No pude contener mi risa.
—Sí, un poco.

—¿Qué edad tiene Safari? —Ryker se metió los auriculares en el bolsillo y


caminó a mi lado por el mercado.
—Cinco.
—Es un perro apuesto.
—Gracias. Es mi mejor amigo.
—¿De veras? —preguntó.
—Bueno, también tengo dos mejores amigos humanos. Si supieran que Safari
era mi mejor amigo, se pondrían celosos... así que no lo menciono.
Ryker sonrió. Era el tipo de espectáculo que convertía a todas las mujeres en
masilla. Mis ovarios gritaban desde lo más profundo de mi cuerpo, necesitando sus
genes perfectos para hacer el bebé más lindo del mundo.
—Tu secreto está a salvo conmigo.
—Gracias. ¿Tienes un perro?
—No, aún no. Quizás pronto.
—Comienza con una planta —dije—. Son más fáciles de cuidar.
—Safari no parece tan malo... cuando no está huyendo de ti.
Me reí ante el recuerdo.
—Nunca había hecho eso antes. Fue realmente extraño.
—Como he dicho, huelo. —Sonrió de nuevo, sus ojos brillando mientras lo hizo.
Me reí. Me encantaba su sentido del humor. Era muy guapo, pero no se tomaba
en serio. La humildad era otra cualidad que me gustaba en un hombre.
—¿Fanático de los Seahawks?
—Su fan número uno.
—¿De verdad?
—¿Tú no lo eres? —preguntó con sorpresa.
—Admiro a sus fanáticos y creo que es genial que mucha gente se involucre,
pero no, no son mi equipo favorito.
Dio un paso exagerado hacia un lado.
—Esto es incómodo…
Mantuve la mano en la correa de Safari y traté de no sonreír.
—Todavía podemos ser amigos, ¿verdad?
Mantuvo su distancia.
—No lo sé…
—Vamos, dejemos nuestras diferencias a un lado.
—Son diferencias muy grandes.
—La gente ha superado cosas peores.
Asintió con la cabeza.
—Está bien... supongo que eso es verdad. —Volvió a mi lado y siguió
caminando—. Seré tu amigo.
—Gracias.
Metió las manos en los bolsillos y se acercó a mí, su brazo rozando mi hombro
cada pocos segundos.
—¿Has vivido aquí toda tu vida?
—Síp. ¿Tú?
—Acabo de mudarme aquí hace unas semanas.
—¿De veras? —pregunté—. ¿De dónde?
—Manhattan.
—Eso es un gran movimiento.
—Y una molestia.
—¿Qué te trae por aquí?
—Estoy empezando un nuevo trabajo. —No parecía demasiado entusiasmado
por la perspectiva. Fue más apasionado sobre los Seahawks hace un segundo.
—¿En qué tipo de trabajo estás?
—Me estoy encargando de los asuntos de la familia —dijo rápidamente como si
no quisiera hablar demasiado—. Nada muy interesante. Pero me gustaría ser
entrenador de perros. Al parecer, tengo un don para eso.
—Puede que le gustes a Safari, pero eso no significa que puedas entrenarlo. A
veces es terco.
—Me parece difícil de creer.
—Ocupa toda la cama todas las noches. Y es un cobarde.
Ryker sonrió de oreja a oreja.
—¿Duermes con él todas las noches?
—Más o menos.
—Hmm... eso debe significar que no tienes novio.
Mantuve los ojos fijos en Safari y traté de no reaccionar visiblemente. La
colegiala dentro de mí quería sonreír y reír. Mis mejillas querían ruborizarse al rojo de
una remolacha. De alguna manera, me las arreglé para verme contenta pero no
demasiado.
—No, no lo tengo.
—Interesante.
—Dejé a mi último novio porque se convirtió en un fan de los Seahawk.
—Oh no —dijo con un estremecimiento—. Parece que no tengo ninguna
oportunidad entonces.
No podía estar más en desacuerdo.
Mi teléfono vibró en mi bolsillo, así que discretamente lo revisé. Era un mensaje
de texto de Cameron.
¿Te recojo a las siete? ¿Está bien? No puedo esperar para verte. He estado
pensando en esta cita toda la semana.
Mis ojos se abrieron como platos y rápidamente empujé el teléfono de nuevo en
mi bolsillo. Maldita sea, me olvidé de esa cita. Jessie la arregló para mí a pesar de que
no quería ir para empezar.
—¿Todo bien? —preguntó Ryker.
—Sí, estupendo —¿Era hippie ahora?
Seguimos caminando por el mercado y charlando. Aprendí que Ryker era un
gran fanático de los deportes. Cualquier cosa que implicaba una pelota o un disco
tenía su atención. Parecía un tipo deportivo, así que no me sorprendió.
Comprobó el reloj en su muñeca.
—Se está haciendo tarde, y he terminado mi cardio por hoy.
—Sí. —Tenía que alistarme para esa estúpida cita.
—Mi apartamento está a una cuadra. —Dejó de caminar y me enfrentó. Sus ojos
esmeralda se clavaron en los míos, teniendo esa innovadora mirada de nuevo. Estaban
llenos de misterio pero también de mucho más. Sería tan fácil perderse en esos ojos y
nunca regresar por aire—. ¿Por qué no vienen los dos?
Eso no sonaba como una cita. Sonaba como una invitación para sexo. El sexo de
una noche no era nuevo para mí, pero no lo hacía muy a menudo. A juzgar por la
apariencia y los movimientos de Ryker, no tenía ningún problema en conseguir una
amiga para el sexo en treinta minutos. Probablemente lo hacia todo el tiempo.
Realmente estaba interesada en él, y compartir una cama con un hombre fornido
como él por la noche sonaba como un regalo que necesitaba desesperadamente. No
nos habíamos besado, pero podía decir que sería condenadamente fantástico.
Justo cuando estaba a punto de decir que sí, me di cuenta de algo.
—En realidad, no puedo. —Suspiré irritada porque me estaba perdiendo del sexo
con un tipo atractivo debido a Jessie.
—Ah. —Mantuvo el disgusto fuera de su cara, pero no podía mantenerlo fuera
de sus ojos—. ¿Tienes planes?
—Eh, tengo una cita. —Cameron era un tipo agradable y guapo, pero estaba tan
desesperado que me volvía loca. Siempre me decía lo bonita que era, y se reía de cada
broma, aunque no fuera graciosa. Allí no había ningún misterio. Pero no podía
escaparme de una cita en el último momento solo porque conocí a alguien mejor. Y
definitivamente no podía tener sexo con un tipo y luego ir a una cita con otro tipo dos
horas más tarde. El sexo de una noche estaba bien, pero si lo hacía, sería una completa
puta.
—Mal momento, supongo.
Esperé a que me pidiera que salir otra vez, tal vez mañana o este fin de semana.
Pero no lo hizo.
—Fue un placer conocerte, Rae.
¿Eso era todo? ¿No podríamos salir a tomar algo en otro momento?
—Igualmente, Ryker. Tal vez podamos salir en otra ocasión. —Aunque quería
volver a verlo, mantuve mi ansiedad a raya. Estar demasiado desesperada era un
chasco. Aprendí eso rápidamente de Cameron.
—Tal vez. —Le dio unas palmaditas a Safari en la cabeza—. Te veo por ahí,
muchacho. —Me dio una última mirada antes de irse y se dirigió a la multitud.
Me quedé allí con la correa en mi mano, totalmente boquiabierta de haberme
perdido algo grande. Parecía gustarle, así que, ¿por qué no me invitó a salir? ¿Era
ahora o nunca?
Pero si no estaba dispuesto a verme en otro momento, entonces probablemente
no valía mi tiempo de todos modos. A diferencia de la mayoría de las mujeres, estaba
bien siendo soltera, pero estaba cansada de enamorarme de todos los idiotas egoístas y
no preocuparme por los tiernos, los buenos.
¿Qué pasaba con eso?
Capitulo 2
Rae
Traducido por Dustie
Corregido por M.Arte
Cameron me miró sin parpadear durante un minuto entero. Sus ojos pegados a
los míos, y no de una forma romántica e intensa. Sino de una manera directa y
espeluznante.
—Eres muy bonita.
Tomé el menú solo para tener algo que hacer.
—Gracias. —Bajé la mirada a las selecciones, aunque sabía lo que iba a ordenar.
Tal vez si lo ignoraba lo suficiente, dejaría de mirarme como si fuera un tesoro
escondido. El calor de su mirada aun quemaba en mi piel, así que levante la mirada.
—Deben buscarte todo el tiempo.
Recibir un cumplido siempre fue agradable, pero este enamoramiento excesivo
se estaba volviendo molesto. Nunca tenía nada que decir a menos de que estuviera
comentando mi apariencia.
—Oh, yo no diría eso.
—Solo estás siendo humilde. —Tomó el menú pero no lo miró. Sus ojos estaban
reservados para mí.
¿Qué demonios estaba pensando Jessie cuando me arregló una cita con él?
—¿Te gusta ser bombero? Por lo que he oído, suena bastante emocionante.
—Tal vez un cambio de tema haría esta noche un poco menos incómoda.
—Puede serlo —dijo—, pero la mayor parte del tiempo solo nos sentamos en la
estación. Debido a la lluvia, no tenemos muchos incendios.
—Pero los bomberos hacen otras cosas, ¿verdad?
—Sí. Nos llaman por accidentes de vez en cuando. Pero incluso eso es raro.
Tenía la sensación de que el tema se había agotado, pero quería mantenerlo para
evitar que volviera hacia mí.
—¿Alguna vez has manejado el camión de bomberos?
—Algunas veces.
—Ese debe ser un viaje salvaje.
—Sí —dijo—, me gusta encender las luces y acelerar a través de todas las
intersecciones. Desearía poder hacerlo todo el tiempo.
—No todos podemos hacerlo —dije con una risa fingida.
—¿Sabías que el camión de bomberos no requiere una llave?
Negué con la cabeza.
—Solo presionas un botón en el tablero.
—¿En serio? —pregunté—. ¿Eso no quiere decir que alguien podría robarlo?
Se rio.
—No le digas a nadie que te lo dije.
Cuando no estaba siendo obsesivo, realmente era interesante. En lugar de
enfocarse en mí, puso el foco en sí mismo y reveló más de su profundidad.
—Mantendré tu secreto.
El camarero vino a nuestra mesa y tomó nuestra orden de bebidas. Ordené una
copa de vino, pero deseaba poder conseguir algunos tragos en su lugar. El juego de las
citas era desgastante después de un tiempo. Ahora cuando iba a una cita, me preparaba
para lo peor en lugar de lo mejor. Cuando ordenamos la comida, Cameron ordenó por
ambos.
—Mi hermosa cita tomará el piccatta de pollo.
Ugh.
—Traeré su orden, señor. —El camarero tomó los menús y atendió las otras
mesas.
¿Cuánto tiempo le tomaría traer el vino?
Necesitaba vino… ahora.
—¿Alguna vez has considerado modelar? —preguntó Cameron sin preámbulos.
Simplemente lo soltó como si hubiéramos estado hablando de ello.
—No… —Tengo una maestría en química y jugué basquetbol en la universidad.
Si por mí fuera, solo usaría jeans y sudaderas con capucha. Crecí como una
marimacho, y siempre lo seré muy en el fondo—. Cameron, diré esto del mejor modo
posible, pero, ¿podrías ser un poco menos desesperado? —Decirlo haría que la velada
fuera incomoda, pero, de cualquier modo, ya era incomoda.
—¿Desesperado? —preguntó—. ¿Qué quieres decir?
—Es solo que… cuando comentas constantemente mi apariencia, me incómoda
un poco.
—Ah. —Puso los ojos en blanco, como si no tuviera idea de que estaba
hablando.
—Ya sabes, decirme que soy linda y cosas así.
—Bueno… creo que eres linda —dijo, encogiéndose de hombros—. ¿No les
gusta esa clase de cosas a las chicas?
—Por supuesto —dije—. Pero todo con moderación, ¿está bien?
Se inclinó hacia atrás en su silla y tenía una mirada amarga en su cara.
—No me di cuenta que te incomodaba.
—Supongo que soy poco consiente de mi apariencia.
—¿Por qué? —exclamó—. Eres un diez perfecto.
Esto me estaba gustando cada vez menos.
—Ni una sola vez te has interesado en mi persona. No te importan mis intereses,
mis pasatiempos o cualquier otra cosa. Tal vez estás buscando una relación basada en
la apariencia física, pero yo no.
Puso los ojos en blanco desde el otro lado de la mesa.
—Lo siento —dije sarcásticamente—. ¿Te estoy molestando?
—Solo estoy intentando ser un tipo amable y tú me cortas.
—No lo hice. Solo te pedí que dejaras de repetirlo como si fueras un maldito
loro.
Entrecerró los ojos mientras me veía. Ardían como carbones al rojo vivo.
—Bien. ¿Quieres que te diga que eres fea?
—Ahora actúas como un niño.
—Y tú estás siendo grosera.
—¿Yo? —pregunte con incredulidad—. ¿Cómo te sentirías si me mantuviera
diciendo que eres sexy todo el tiempo?
Sonrió como un tonto.
—Olvídalo —dije rápidamente.
—Mira, es solo que de verdad me atraes mucho. ¿Es eso un gran problema?
Intenté recordar que sus cumplidos venían de un buen lugar. No comentó sobre
mis pechos o cualquier cosa pervertida, así que realmente no fue tan malo. Tal vez sus
palabras me molestaron porque no me atraía de la misma manera. Me pregunté cuál
hubiera sido mi reacción si Ryker me hubiera dicho todo eso. Tenía la sensación de
que hubiera sido muy diferente.
—Tienes razón. Lo siento.
—Acepto tus disculpas.
—Genial. —Moví las manos en mi regazo y sentí la tensión instalándose en la
habitación. Me quemó la nuca y me hizo sentir una punzada constante de ansiedad.
¿Dónde estaban esas bebidas?
El mesero finalmente trajo mi vino y su cerveza. Se lo arrebaté rápidamente y di
un largo trago, necesitando un poco de alcohol para pasar el resto de la noche. Ahora
desearía haber aceptado la oferta de Ryker y haberme reunido con él en su
departamento. El sexo habría sido genial, y estaría satisfecha en este momento.

Cameron me acompañó hasta la puerta de mi casa y antes de que pudiera decir


buenas noches o alcanzar mis llaves, estaba sobre mí. Me empujó contra la puerta y
aplastó su boca contra la mía. Cuando me besó, no fue de una manera agresiva o sexy.
Su lengua prácticamente me lamió la cara antes de meterse dentro de mi boca.
Jadeé en busca de aire.
—¿Qué estás haciendo?
—¿Qué parece que estoy haciendo? —Empujó su lengua en mi boca de nuevo y
algo de baba goteó por mi barbilla. Cómo transfirió tanta saliva a mi boca tan
rápidamente estaba más allá de mi entendimiento.
Lo empujé y me limpié la boca.
—Gracias por la cena. Estoy lista para ir a dormir.
Cameron no enmascaró su decepción.
—¿Qué te parece si me uno a ti?
¿Se acaba de invitar a mi apartamento?
—No creo que sea una buena idea. Buenas noches. —Metí la llave en la puerta.
Por primera vez en mi vida, estaba agradecida de que mi hermano viviera conmigo. Si
necesitaba ayuda, estaba allí.
—Vamos. —Cameron se acercó a mí—. ¿Qué puedo hacer para que cambies de
opinión?
—Nada. Mi hermano está aquí.
—¿Vive contigo? —preguntó sorprendido.
—Sí. Y es muy protector conmigo, así que debes irte.
Retrocedió ligeramente.
—Siempre puedes venir a mi casa.
¿Terminaría esta cita? Tenía que levantarme temprano por la mañana.
—Buenas noches, Cameron. —Finalmente pude abrir la puerta y rápidamente la
cerré detrás de mí. Después de que la puerta estuvo cerrada y la cadena enganchada en
su lugar, solté un suspiro de alivio.
Fue entonces cuando noté el sonido de gemidos procedentes de la sala.
Entré y vi a Rex sentado en el sofá viendo porno. Estaba completamente vestido,
y sus brazos estaban sobre el respaldo del sofá. La escena estaba justo en mi pantalla
de televisión.
—¿Qué demonios estás haciendo?
Se estremeció cuando se dio cuenta de que estaba allí.
—¿Qué?
—¿Por qué eres tan repugnante?
—No es como si me estuviera tocando.
—Entonces, ¿por qué lo ves?
Se encogió de hombros.
—Es relajante.
Quería arrancarme el cabello del cráneo y gritar a todo pulmón.
—Además, pensé que estarías fuera toda la noche. ¿No tenías una cita?
—Sí, pero fue terrible. —La escena todavía estaba en la TV, y ambos actores
respiraban con dificultad y gemían como si estuvieran teniendo el mejor momento de
sus vidas—. ¿Puedes apagar eso ahora?
—¿Por qué? Es solo porno.
—Y ese es mi televisor. Míralo en tu habitación.
Puso los ojos en blanco y lo apagó.
—Listo. ¿Puedes relajarte ahora?
Tiré mi bolso sobre la mesa y no tomé mi teléfono. No quería ningún contacto
adicional durante la noche. Todo lo que quería hacer era ir a la cama y olvidar que este
día pasó.

Era investigadora de la compañía de reciclaje COLLECT. Mi trabajo consistía en


disminuir la cantidad de residuos depositados en nuestros vertederos mediante la
creación de productos reciclables o biodegradables. La ciencia ambiental siempre
había sido mi fuerte y decir que era una apasionada sobre mi trabajo era un
eufemismo.
El primer año que empecé a trabajar aquí, reduje la cantidad de residuos en un
cinco por ciento. Eso podría no sonar como un gran número, pero en el transcurso del
año, fueron miles de toneladas de basura.
La mayoría de la gente no piensa dos veces sobre la basura que pusieron en sus
botes de basura o adónde iba, pero era un problema serio. Sabía que no podía arreglar
todos los problemas que encontraba, pero hice todo lo posible para hacer la diferencia.
En este momento, estaba trabajando en paquetes de almacenamiento de
alimentos biodegradables. Cajas de huevos, contenedores de fiambres, envases de
jugo de naranja, y todo lo demás que los estadounidenses compraban a diario. Si
pudiera encontrar una manera de hacerlo completamente degradable, sería
revolucionario en la gestión de residuos.
Pero eso no era algo que me gustaría averiguar de la noche a la mañana.
Jenny llegó a mi mesa de trabajo, vistiendo su bata blanca sin sus gafas
protectoras.
—¿Has oído las noticias?
Hice una pausa en el experimento dentro de la campana de gases y bajé los
especímenes. Después de quitarme los guantes de nitrógeno y echarlos a un lado, la
miré.
—¿Qué noticias?
—El Sr. Price se está retirando.
El Sr. Price era el CEO1 de la compañía. La construyó a una edad muy temprana
y la había dirigido desde entonces. Se estaba haciendo viejo, y sospechaba que su
salud era pobre, a juzgar por la forma en que a veces caminaba, pero no esperaba esto.
—¿Lo está?
Asintió.
—No puedo decir que estoy sorprendida. Es muy viejo.
El Sr. Price fue uno de los mejores jefes con los que he trabajado. Era generoso y
compasivo. Aunque no lo veía a menudo, me encantaba estar en su presencia. Era
como el padre que nunca tuve.
—Eso es muy malo.
—Sí.

1
Siglas en inglés de Chief Executive Officer, en español significa Director General o Ejecutivo.
—¿Cómo te enteraste?
—Están enviando memorandos a todos los departamentos. Mi amigo en
contabilidad me lo dijo.
Sería raro no tener al Sr. Price cerca. ¿Quién se haría cargo? ¿Cómo sería?
¿Todavía tendría trabajo?
—¿Está vendiendo la compañía?
—No. Pero de todos modos voy a renunciar.
—¿Vas a renunciar? —Me quité las gafas—. Pero te encanta aquí.
—Lo sé —dijo con un suspiro—. Va a ser difícil dejar este lugar. Pero no voy a
aguantar al playboy que está tomando el lugar del Sr. Price.
—¿Playboy? —pregunté.
—Su hijo se hará cargo de la compañía. Por lo que he oído, es un idiota rico que
nunca trabajó un día en su vida. Se graduó de Harvard y luego vivió de las inversiones
de papá hasta que se le pidió que se hiciera cargo. No hay manera de que lidie con un
idiota como ese.
—Pero ni siquiera lo has conocido...
—Ya he oído suficiente.
—¿Y el Sr. Price pondría a su hijo al mando si no pensara que tendría éxito?
—Solía ser la voz de la razón entre Jenny y yo.
—Los padres siempre son ciegos cuando se trata de sus hijos.
—Tal vez deberías quedarte y ver cómo van las cosas primero. Si realmente es
tan perezoso, probablemente no cambiará nada.
—O recortará todos nuestros sueldos, así saca más de la pasta.
—Otra vez... estás haciendo conjeturas.
Levantó ambas manos en frustración.
—Nunca va a ser lo mismo. Todo aquí era tan grande, y no estoy dispuesta a
verlo cambiar.
—No te precipites. Dale una oportunidad antes de presentar tu renuncia. Y si no,
al menos espera hasta que encuentres otro trabajo.
Cruzó los brazos sobre su pecho.
—Jenny, todo estará bien. Ahora respira hondo.
Puso los ojos en blanco, pero hizo lo que le dije.
—Vamos a tomar un día a la vez, juntas.
Capitulo 3
Rae
Traducido por DariiB | Camii | DianaE
Corregido por M.Arte
Encontré a las chicas en una mesa en el bar.
—Tengo una cuenta que ajustar contigo.
La cara de Jessie se iluminó cuando me vio, y el alcohol que había consumido le
había puesto las mejillas rojas.
—¡Mira quién está aquí! ¡Rayo de Luz!
Me dejé caer en la silla y la miré.
—¿Cómo estuvo tu cita? —preguntó Kayden, completamente ajena a mi mirada
enojada.
Jessie lanzó las manos al aire como si fuera momento de celebrar.
—De nada, chica. Apuesto a que sacudió tu mundo.
Jessie solo era divertida cuando estaba borracha cuando yo también estaba
borracha.
—Cameron fue terrible. ¿Cómo pudiste arreglarme con él?
—¿Terrible? —preguntó Jessie—. ¿De qué estás hablando?
Comencé a imitarlo.
—Eres tan hermosa. ¿Sabes lo bonita eres? Hombre, eres guapísima. —Rodé los
ojos con tal fuerza que realmente me dolió un poco el frente de la cara—. ¿Sabe cómo
decir algo más?
Kayden tenía un cosmo rosado en la mano.
—Suena dulce para mí.
—Fue dulce, cuando lo dijo la primera vez. Pero luego cuando lo siguió
repitiendo una y otra vez. Quería meterle galletas por la garganta para que se
detuviera.
Jessie se echó a reír y mordió la aceituna del palillo.
—Hay peores.
—Era tan desesperante —dije—, y luego, cuando le pedí que se detuviera, lo
convirtió en un calvario...
Jessie levantó su mano para silenciarme.
—Eres muy exigente cuando se trata de chicos. Si tan solo tuvieras una mente
abierta, quizás encontrarías a alguien que realmente te guste. Si sigues cortándolos
cada vez que hacen una pequeña cosa, vas a morir sola.
—Ni siquiera he llegado a la peor parte todavía. —Crucé los brazos sobre mi
pecho.
—Ohh... esto suena bien. —Kayden bebió el resto de su bebida.
—Cuando llegamos a mi puerta, me empujó contra ella y decidió jugar,
Operando2 con su lengua. Metió la lengua por todas partes, incluso la subió por mi
nariz.
Kayden se encogió.
—¡Eww!
—Asqueroso —dijo Jessie.
—De hecho, baba goteó de mi barbilla y cayó al suelo. La oí chapotear. —Fue la
peor sesión de besuqueo que he tenido, y había estado en el campamento de sexto
grado—. Fue el peor besador de todos los tiempos, y actuó como si fuera uno de sus
mejores atractivos. No me importa si es un bombero sexy. Ese tipo es un monstruo
hábilmente disfrazado.
—Guau... —Jessie abandonó su bebida, claramente ya no tenía sed—.
Maldición, eso suena mal.
Kayden se estremeció.
—Qué asco.
—Así que no voy a verlo de nuevo. —Les lancé una mirada a ambas—. Y no es
porque sea exigente.
—Te escuchamos —dijo Jessie.
—Aceptamos tu decisión —dijo Kayden.
Masajeé la parte de atrás de mi cuello porque sentí un calambre acercarse.
—Entonces, ¿qué hay de nuevo con ustedes, chicas?
—Escuché que COLLECT está recibiendo un nuevo Showrunner3 —dijo Jessie.

2
Es un juego de mesa que simula una mesa de operaciones, con un paciente acostado boca arriba y extraños
objetos que deben sustraerse cuidadosamente de los huecos en su cuerpo con unas pinzas.
3
Un término que hace referencia a la persona encargada del trabajo diario de un programa o serie de televisión.
A menudo aparecen acreditados simplemente como productores ejecutivos.
—¿Qué? —exclamé—. ¿Cómo supiste sobre eso?
—Lo leí en el periódico. Y tengo que decir que el chico nuevo es S-E-X-Y.
—¿Lo es? —Jenny nunca mencionó eso.
—Sí —dijo Jessie—. Se veía sexy en la fotografía. Al menos tendrás a alguien
guapo de quien recibir órdenes.
—Solo espero que no sea tan terrible como mi compañera de trabajo lo hizo
sonar —dije.
Jessie se encogió de hombros.
—Realmente no decía nada de eso en el artículo, pero por lo que he aprendido,
cualquiera que crezca con dinero suele ser un poco idiota. Los billonarios que crean
sus propias fortunas son los humildes.
—Cierto —dijo Kayden. Su largo cabello rubio estaba en grandes rizos y se
deslizaba sobre su hombro. Sus brillantes ojos azules la hacían parecer como una
muñeca de porcelana.
—¿Cuándo comienza oficialmente a trabajar? —preguntó Jessie.
Me encogí de hombros.
—Honestamente, no lo sé. Por lo general, en el laboratorio de investigación no
tratamos con nadie además de nosotros. Por lo tanto, ya sea bueno o malo,
probablemente no tendré que tratar mucho con él.
—A menos que te lo estés follando —dijo Jessie.
Le disparé una mirada.
—Nunca dormiría con mi jefe, por muy guapo que fuera.
—Yo lo haría —dijo Jessie—. Así de sexy es este tipo.
—Necesito verlo por mí misma —dijo Kayden—. No tengo demasiado que ver
en la biblioteca.
—Porque es una biblioteca —se burló Jessie—. Sal y vive un poco.
Kayden alzó su vaso vacío.
—Muchas gracias.

Cuando regresé a casa del trabajo, Zeke y Rex estaban ahí.


—No puedo creer que este de vuelta en la ciudad. —La voz de Zeke salió de la
sala de estar—. No hemos visto a ese tipo en... al menos diez años.
—Lo sé, ¿verdad? —dijo Rex—. En el segundo que se graduó, se fue. Quería
alejarse lo más posible de este lugar.
—¿De qué están hablando chicos? —Puse mi bolso en el mostrador y agarré una
cerveza de la nevera.
—Ugh —dijo Rex—. El monstruo está aquí.
—El monstruo estaba a punto de traerte otra cerveza, pero ahora olvídalo.
Rex cambio rápidamente de opinión.
—Quiero decir, la más grande hermana menor de todos los tiempos está aquí.
—Hizo que su voz fuera aguda—. Hurra.
—Mucho mejor. —Caminé hacia la sala de estar y le di la botella.
Los ojos de Zeke me siguieron en cada movimiento.
—Hola, Rae. ¿Cómo te va?
—Bien.
—¿Cómo fue la cita? —Zeke tomó un trago de su cerveza.
—Horrible. —Me senté en el sofá a su lado y me relajé entre los cojines. Estaba
de pie todo el día en el laboratorio. Siempre que me sentaba, mi culo realmente se
sentía feliz.
—¿Así de mal? —Zeke era técnicamente el amigo de mi hermano, pero también
era mi amigo.
—Escupió en mi boca. Vamos a ponerlo de esa manera. —Aún estaba cepillando
mis dientes vigorosamente para sacar toda esa saliva.
La cara de Rex de contrajo en una mirada que nunca había visto antes. Lucía
disgustado pero curioso al mismo tiempo.
—¿Estás diciendo que literalmente escupió en tu boca?
—Más o menos. —Tomé un largo trago de mi cerveza para deshacerme del
sabor que aún persistía.
—¿Cómo es que eso siquiera sucedió? —preguntó Zeke—. Quiero decir, ¿solo
te quedaste ahí parada con la boca abierta y lo dejaste?
—¿Sí? —preguntó Rex—. ¿Fue como un juego de dardos?
—¡No! —Sus imaginaciones siempre tomaban caminos peligrosos—. Al final de
la cita, se lanzó por un beso de buenas noches y se convirtió en él ahogándome con su
boca. Dios, fue repugnante.
—Así que, simplemente lo empujaste, ¿y eso fue todo? —preguntó Zeke.
—Quería entrar y echar un polvo —dije—. Pero le dije que se fuera a volar. Si
besa así, imagina cómo es en la cama. —Me estremecí ante el pensamiento.
—¿Me pregunto por qué Jessie te juntó con él? —preguntó Zeke.
—No tengo ni una maldita idea —dije—. No estoy segura si incluso tuvo una
conversación con él... alguna vez. Probablemente le dijo que yo era bonita y ella jugó
de cupido.
—Bueno, debería mantener su trabajo de día —dijo Rex—. No es muy buena
casamentera.
Me volví hacia Zeke. Era el mejor amigo de mi hermano, así que comprendía lo
molesto que era Rex.
—Cuando llegué a casa, Rex estaba viendo porno en la sala, ¿puedes creerlo?
Zeke le dio una mirada de desagrado a Rex.
—¿Te estabas sacudiendo aunque sabías que tu hermana iba a regresar a casa?
—Demonios, no —dijo Rex—. Solo lo estaba mirando. Ya sabes, por el sonido
envolvente.
—Oh. —Zeke asintió con la cabeza en comprensión—. Ahora lo entiendo.
—¿Qué? —Estaba a punto de tomar un trago de mi cerveza pero me detuve—.
¿Lo entiendes?
—No suena igual en una computadora —dijo Zeke—. Si tienes los altavoces
correctos, realmente obtienes el efecto completo.
Los hombres eran asquerosos.
—¿Verdad? —dijo Rex—. ¿También lo ves en tu televisión?
—Cuando estoy solo —dijo Zeke.
—Exacto —dijo Rex—. La televisión es lo mejor.
—Pero es mi televisión —discutí—. No olvides que vives conmigo ahora.
—¿Cómo podría? —Me lanzó una mirada antes de tomar un trago de su cerveza.
—Zeke, ¿por qué no te lo llevas? —Hice un puchero con mis labios y rogué con
mis ojos.
Zeke sacudió la cabeza.
—Maldición. No. Si lo hiciera, ya no seríamos amigos.
—Oye. —Rex le dio una mirada ofendida—. Hermanos antes que zorras, amigo.
—Solo estoy siendo honesto —dijo Zeke—. ¿Los hermanos se mentirían los
unos a los otros?
Rex miró hacia otro lado cuando no tuvo una respuesta.
Zeke se volvió hacia mí.
—Vamos a jugar a la pelota. ¿Quieres entrar?
—No la invites —dijo Rex—. Es un dolor en la cancha.
—No lo soy —discutí—. Solo piensas que soy un dolor porque soy mejor que
todos ustedes.
—Les haces fouls a todos como una loca —replicó Rex.
—No, no lo hago —dije—. Solo los saco del camino como lo hace LeBron, pero
me das mierda porque soy una chica.
—Quiero que juegue —dijo Zeke—. Puede estar en mi equipo.
—Querrás decir, que tú puedes estar en mi equipo —dije.
Zeke me fulminó con la mirada.
—Oye, si no fuera por mí, no estarías jugando pelota en absoluto.
—¿Ves? —dijo Rex—. Te dije que mi hermana es un dolor en el trasero. Por eso
prefiero decirle SAID4.
Este apodo era el más estúpido que jamás había oído. Lo mantuvo entre
nosotros, pero parecía que iba a incluir a Zeke.
—¿SAID? —preguntó Zeke—. ¿Quiero saberlo?
—Significa estúpida, molesta, irritante y tonta. —Rex golpeó el dedo contra su
cabeza como si estuviera siendo inteligente.
Zeke aguantó la risa y no la dejó escapar porque estaba sentada justo ahí. Apretó
los labios, pero su pecho se agitó unas cuantas veces como si estuviera tratando de
mantenerla dentro.
—Es genial, ¿eh? —dijo Rex—. Puedo decir todo con solo una palabra. Me
ahorra mucho tiempo.
—Eso es irónico —dije—. Porque también tengo un apodo para ti.
—¿Ah, sí? —preguntó Rex—. ¿El tipo más cool del mundo? Todo el mundo me
llama así, así que realmente no cuenta.
—¿Cuál es? —preguntó Zeke.
—HPOS5 —dije.

4
Son las siglas en inglés de; Stupid, Annoying, Irritating and Dumb. En español significa; Estúpida, Molesta,
Irritante e Tonta.
5
Son las siglas en inglés de; Homeless Piece Of Shit. En español significa; Pedazo de mierda sin hogar.
Zeke levantó una ceja.
—¿Qué significa eso?
Le di una mirada triunfal a Rex.
—Pedazo de mierda sin hogar.

Caminamos calle abajo a las canchas locales a solo unas pocas cuadras. La
escuela ya había terminado así que esperábamos que no hubiese niños acaparándola.
De lo contrario, tendríamos que jugar con ellos como la última vez.
Rex trató de girar la pelota en su dedo índice.
—¿Cómo lo hace Michael Jordan? —La pelota seguía cayendo hacia los lados y
tenía que estabilizarla.
—En primer lugar —dije—. Él sabe jugar baloncesto. En segundo lugar, tiene
manos más viriles. Tú tienes pequeñas manos de hada.
Rex lanzó la pelota a mi hombro, y la atrapó cuando rebotó de vuelta.
—Zurullo.
—¿Se supone que eso significa algo? —pregunté sarcásticamente.
—Nop —dijo Rex—. El significado está implícito.
Doblamos la esquina y llegamos a las canchas. Estaban bloqueadas por una cerca
de metal y situadas entre dos edificios de departamentos. Me sentí mal por quien sea
que viviera allí.
—Algunos de mis amigos jugarán con nosotros —dijo Rex.
—Lo sé. —Puse los ojos en blanco—. Los he conocidos a todos antes.
—Bueno, mi amigo de Nueva York también está aquí. Acaba de regresar. Zeke y
yo no lo hemos visto en años.
No me importa su biografía.
—¿Es bueno?
—Definitivamente —dijo Zeke—. Jugamos baloncesto con él en la secundaria.
El aire estaba frío afuera y el cielo cubierto. Parecía como si fuera a llover pero
esperábamos que no lo hiciera. Los pantalones de chándal y el suéter que usaba no
eran resistentes al agua. Habíamos jugado en la lluvia antes y estuvo bien, pero
después enfermé.
—Hey. —Saludó Rex a Toby con un "choca esos cinco"—. ¿Qué pasa hombre?
—No mucho —dijo—. Solo listo para patear tu trasero.
—Ja. —Rex le dio una palmada en el hombro—. Buena esa. —Se volvió hacia el
otro chico, bloqueado de mi vista por los hombros de Rex—. Oh Dios mío, mira quién
ha crecido. —Lo abrazó y le dio un golpe en la espalda y luego retrocedió.
Cuando Rex se apartó del camino, obtuve una mirada de él. Mis ojos
inmediatamente registraron sus rasgos faciales y el color brillante de sus ojos. Su
cabello oscuro era corto y ligeramente rizado en los extremos. Sus amplios hombros
llenaban su camiseta, y sus piernas musculosas eran iguales a las del otro día.
Era Ryker.
Cuando se alejó de mí, pensé que nunca volveríamos a vernos otra vez. Pero, de
alguna manera, nuestros caminos se habían cruzado una vez más. Mi corazón
revoloteó en mi pecho y formó alas como una mariposa. A pesar de que se alejó sin
pedirme salir, todavía sentía el calor en mi interior cuando lo miré.
—Amigo, ¿cómo has estado? —preguntó Rex.
—Genial —dijo Ryker—. Es bueno estar de vuelta en casa.
Rex se metió la pelota bajo el brazo.
—Estás lleno de mierda.
Ryker sonrió.
—Bueno. No soy un gran fan de Seattle.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —preguntó Rex.
—Papá necesitaba mi ayuda con el negocio. —Sin siquiera decirlo, estaba claro
que no quería tener nada que ver con su trabajo. Estaba siendo forzado—. Y no
puedes darle la espalda a la familia, ¿verdad?
—Nunca. —Rex se volvió hacia mí—. Hablando de eso, aquí está mi molesta
hermana, Rae.
Mis ojos encontraron los suyos, y una conversación silenciosa pasó entre
nosotros. A juzgar por la ligera sorpresa en sus ojos, nunca esperó verme de nuevo.
No lucía satisfecho ni decepcionado.
Ryker se recuperó del shock más rápido que yo. Se acercó a mí, irguiéndose por
completo. Una leve sonrisa estaba en sus labios, junto con la barba que había estado
allí hace unos días.
—Es bueno verte de nuevo.
—Igualmente.
—¿Dónde está Safari?
—En casa. Perseguiría la pelota por toda la cancha si lo hubiera traído.
—Ah... ¿qué? —Rex nos miró alternadamente—. ¿Se conocen?
—Nos encontramos mientras corríamos en el parque —dijo Ryker con calma—.
Safari quería venir a casa conmigo.
Yo también quería.
Ryker me miró fijamente a los ojos, como si estuviera tratando de buscar algo.
—¿Cómo estuvo esa cita?
—Terrible.
—¿Sí? —preguntó—. ¿El tipo era un psicópata?
—Solo un besador descuidado.
Ryker soltó una risa y retrocedió.
—Esos son los peores. —Se volvió hacia Zeke y lo saludó—. Realmente has
hecho músculo, hombre.
—Entré en levantamiento de pesas en la universidad. —Zeke no fue tan cálido
con su viejo amigo como pensé que sería. Apenas le dio un apretón de manos antes de
retroceder—. Vamos a empezar el juego.
Ryker alzó levemente una ceja, pero rápidamente la bajo.
—Muy bien —dijo Rex—. No me importa cómo conformen los equipos, pero no
estoy en el equipo de mi hermana.
—¿Está jugando con nosotros? —preguntó Ryker sorprendido.
La tensión de repente cayó sobre todos nosotros, y fue palpable.
Rex se frotó la sien con irritación.
—Hombre, no deberías haber dicho eso...
Crucé los brazos sobre mi pecho y le dirigí una mirada venenosa.
—¿Por qué es eso sorprendente? ¿Porque soy mujer?
Ryker sabía que había dicho algo de no debía.
—No, eso no es lo que quería decir.
—Entonces, ¿qué es lo que querías decir exactamente?
Zeke agarró el balón de Rex y luego lo dribló entre sus piernas.
—Rae es la mejor jugadora de todos nosotros. Así que cuídate.
Ryker lo jugó bien y ocultó sus pensamientos detrás de su mirada.
—En ese caso, quiero estar en su equipo.
Rex se inclinó hacia Ryker y bajó la voz a un susurro.
—Buena escapada...
—Juguemos —dije—. He terminado con la charla sin sentido.

Como lo esperaba, Ryker era un buen jugador de baloncesto.


Pero yo era mejor.
Era más rápida en la cancha y tenía más control sobre la pelota. Y, al igual que
mi hombre, Stephen Curry, podía bajar esos tres puntos con facilidad. Siempre que
Rex me bloqueaba, era contundente. No le importaba empujarme o golpearme con su
hombro en la cara. Jugaba rudo al igual que él. Siempre que Zeke estaba sobre mí,
siempre mantenía la distancia. Se abstenía de tocarme a toda costa. A pesar de que mi
hermano me golpeaba, Zeke todavía me trataba como si fuera frágil. El caballero en su
interior simplemente no moriría.
Al finalizar el juego, estábamos treinta puntos por delante.
—Y así es como se hace. —Hice una reverencia dramática.
Rex deslizó su mano por mi cabello, despeinándolo.
—¿Cuál es el punto de ganar si eres tan repulsiva?
Dribleó la pelota y caminó hacia su botella de agua cerca de la banca.
Zeke se acercó a mí, sudoroso y aún sin aliento.
—Buen juego. —Chocó su mano con la mía.
—Buen juego —dije en respuesta—, eres rápido en la cancha.
Puso las manos sobre sus caderas mientras trataba de recuperar el aliento.
—No tan rápido como tú.
—Bueno, nadie lo es. —Jugué con mi cabello y arrugué mi nariz.
Zeke rio y me dio un golpe juguetón.
—Engreída.
Lo empuje en respuesta.
—Mal perdedor.
—¿Alguna vez consideraste el hecho que quizás te dejé ganar?
—Mmm… en realidad no.
—Bueno quizás lo hice. Perder lastimaría ese ego que llevas a donde quiera vas.
—Creo que tu ego es el que está en juego aquí, así que pasaré de largo tu historia
para preservarlo.
Sonrió y me empujó nuevamente.
—Perdedora.
—Vayamos a Bill´s —dijo Rex—. Estoy sediento.
—Eso es un bar.
—Dah. —Puso los ojos en blanco y empezó a caminar con Ryker y Tobias.
Zeke se quedó a mi lado y caminó conmigo.
—Podría tomar una cerveza fría ahora mismo.
—¿Después de ejercitarte?
—¿No es ese el punto de hacerlo? —preguntó—. ¿Así puedes comer lo que sea
que quieras?
—Como lo que quiero independientemente de eso.
—Eres afortunada de que tu físico se mantenga por sí solo.
Me reí.
—¿Mi físico?
—¿Qué? —preguntó—. ¿No sabes cuál es la definición?
—Es una manera divertida de decirlo. Y créeme que no se mantiene bien. Mis
muslos son como una masa amorfa cuando me quito los pantalones. Me pregunto si
debería huir gritando de ellos.
—Puesto que los necesitas para correr, eso sería un poco difícil.
—Podría cortármelos. Después puedes ponérmelos de nuevo. —Zeke era doctor.
Había estado ejerciendo por su cuenta desde hace algún un tiempo.
—No soy cirujano —dijo—. Soy dermatólogo.
—Cierto. No eres un doctor de verdad. —Traté de no sonreír después de decir
eso. A Rex y a mí nos gustaba molestarlo por eso. Cuando se ponía rojo como una
remolacha, era realmente gracioso.
—Soy un doctor de verdad.
—¿Reventar granos es un tratamiento médico?
Me fulminó con la mirada por un segundo antes de que una sonrisa se empezara
a formar. Sabía que estaba tratando de hacerlo enojar.
—¿Qué tiene especial hoy?
Ahora estaba en blanco.
—¿Qué?
—Hoy es el día en que quieres morir, ¿cierto? —Levantó las manos como si
fuera a hacerme cosquillas hasta la muerte.
Las miré con terror y traté de pensar en un plan de escape.
—Es curioso que digas eso…
Empecé a correr, empujando a Rex a un lado mientras intentaba alejarme de
Zeke.
Zeke se quedó muy por detrás.
—Buena decisión.

No quería sentirme fuera de lugar, así que ordené una cerveza como los demás.
Las ordenes de papas fritas y alitas de pollo estaban en camino y la televisión
mostraba un reporte deportivo sobre el último juego de los Seahawks.
—¿Dónde vives? —Ryker se sentó al lado de Rex, justo en frente mío.
Rex descansó los codos en la mesa con los ojos fijos en la pantalla.
—Tengo un departamento a unas pocas cuadras de aquí.
—Eh-hem. —Aclaré mi garganta fuertemente a causa de la información errónea
que estaba dando.
Ryker me miró, sin saber qué significaba la interrupción.
—Quiso decir mi departamento. —Mis yemas tocaron el vaso congelado de
cerveza. Mi estómago dolía porque no había comido en mucho tiempo. Alitas grasosas
y papas incluso aún más grasientas sonaban como la mejor cosa jamás hecha.
—Vive conmigo.
Ryker no lo molestó por ello.
—¿Te gusta la compañía?
—Ugh. —Rex puso los ojos en blanco y negó al mismo tiempo. Parecía como si
su cabeza estuviera a punto de caerse—. Diablos no. Tengo que hacerlo porque estoy
quebrado.
Me giré hacia Zeke.
—Sabes, puedes llevártelo cuando quieras.
—¿Y tenerlo ensuciando mi lugar? —Negó con su cabeza lentamente—. No,
gracias.
Su oscuro cabello castaño contrastaba con su rostro pálido. Tenía ojos gentiles, y
las chicas volaban a él y a mi hermano como gansos. Habíamos sido amigos desde que
podía recordar. Era el otro hermano que nunca tuve, el bueno.
—¿Por qué estás quebrado? —preguntó Ryker.
—Compré un boliche —dijo Rex.
Ryker estaba por tomar un sorbo pero se detuvo.
—¿Un boliche?
Ese maldito lugar había sido solo un dolor en el trasero.
—Rex ganó la lotería.
—¿En serio? —preguntó Ryker—. ¿La lotería actual?
—Sí —respondió Rex—. Eran cien mil.
—Y este idiota decidió comprar un boliche —dije—. Es la peor inversión jamás
hecha en la historia. Ha estado manteniéndose a flote desde el año pasado. Y lo más
importante, Rex no sabe nada sobre bolos. Nunca ha jugado.
—Oye, señorita remilgada —replicó Rex—. ¿Por qué no dejas de ser tan
negativa todo el tiempo? No empujo cada una de tus fallas por tu garganta.
—Mmm, sí, lo haces. —¿Qué clase de memoria tenía?
Rex me ignoró y continuó hablando con Ryker—: La economía ha sido una
mierda durante un tiempo, así que el negocio no se ha recuperado. Sigo esperando,
pero nada parece cambiar. Quizás tenga que venderlo, y probablemente no obtendré
mi dinero de regreso.
Aunque mi hermano me molestaba cuando era un cerdo por toda la casa, llevaba
mujeres extrañas al departamento y me insultaba delante de todos nuestros conocidos,
siempre tenía mi apoyo. Sabía que debía ser más comprensiva con esto.
—Tal vez necesitas hacer unos pocos arreglos.
—¿Arreglos? —preguntó Rex.
—Ya sabes, remodelar o algo.
—Pero eso cuesta dinero —dijo—. En caso de que te preguntes por qué estoy
viviendo contigo, es porque no tengo dinero.
—Tengo mis ahorros —ofrecí—, puedo invertirlos para algo bueno.
Zeke me miró como si me acabaran de salir cuernos y alas.
La mandíbula de Rex cayó hasta la mesa.
—Cierra la boca.
—¿Sabes lo que creo que sería realmente bueno? —dije—. Si abres un bar. Sé
que necesitan mucho esfuerzo porque tienes que obtener la licencia, pero si tienes
alcohol y buena comida para acompañar el juego, las personas realmente lo
considerarían como opción para una salida nocturna.
Ryker asintió en acuerdo, sus ojos verdes estaban destallando.
—Esa no es una mala idea.
—Y si le damos una mano de pintura a la fachada exterior y le decimos a las
personas que tendremos una gran reinauguración, tu negocio definitivamente
mejorará. —Aprendí eso en una clase de negocios en la facultad. Promover ese tipo de
atención siempre incrementaba las ventas. Esa era la razón por la que tantas cadenas
de comida rápida remodelaban cada cinco años como una regla de oro.
Zeke asintió.
—Quizás deberías haber abandonado la ciencia por las ventas y publicidad.
—Nah —dije—. Me gusta dónde estoy.
—¿Eres científica? —preguntó Ryker con interés.
Cada vez que hablaba directamente conmigo, sentía que mi estómago se
contraía. Era difícil ser yo misma a su alrededor porque me tensaba de ansiedad.
—Mis campos de estudio son la química ambiental y la biología.
Bebió un sorbo de cerveza con una mirada de aprobación en sus ojos.
—Eso es genial.
Zeke me empujó gentilmente.
—Bonita e inteligente. No ves eso muy seguido.
Le sonreí en agradecimiento.
—Gracias.
—¿Bonita? —preguntó Rex—. Cada vez que miro a Rae, pienso las heces de un
tejón australiano.
Tobias estaba por beber su cerveza cuando se detuvo y casi tiró el vaso.
—¿Quién diablos dice cosas como esas?
—Es verdad —dijo Rex—. Es por la forma en la que se peina.
—¿Recogido…? —Apenas tocaba mi cabello porque era muy perezosa. Cuando
salía con Jessie y Kayden, realmente dedicaba tiempo a mi apariencia, pero aparte de
eso, usaba el camino con menos problemas—. Y recuerda, acabo de ofrecerte mi
ayuda.
—Demonios. —Rex suspiró como si acabara de darse cuenta de su error—. Me
refiero a que estás bien.
Eso era lo mejor que alguna vez obtendría de él.
—Lo tomaré.
—Esto costará mucho dinero —dijo Zeke—. Ayudaré.
—No. —Rex miró los ojos de su mejor amigo casi malignamente—. Olvídalo.
—¿Qué? —preguntó Zeke—. No me importa. Y Rae no debería pagar por todo.
—La respuesta sigue siendo no —replicó Rex.
—¿Por qué? —preguntó Zeke—. ¿Tomarás su dinero pero no el mío?
—Es mi familia. —argumentó Rex—. Es diferente.
Zeke no reaccionó abiertamente, pero podía decir que algo en su interior se
rompió.
—Siempre pensé que éramos familia.
—Lo somos —dijo Rex—. No me quise decirlo así…
—Entonces déjame ayudarte. No lo ofrecería si no quisiera.
Zeke siempre fue un buen amigo para Rex, y apreciaba eso, incluso si nuca lo
demostraba. No sabría qué hacer conmigo misma si Jessie y Kayden no estuvieran a
mi lado todos los días.
—Creo que es una buena idea —dije—. De esa manera ninguno de los dos
aporta una gran suma.
—No lo sé… —Rex suspiró ansioso—. Ni siquiera estoy seguro de si podré
pagarte.
—Lo harás. —El boliche era un basurero. Era viejo y las paredes eran grises. Si
lo arregláramos, atraería tanto a familias como a jóvenes. Había montones de bares y
tiendas alrededor, y era el único boliche en treinta kilómetros. Tenía todo el potencial.
—Incluso si puedo, me llevará un tiempo —dijo Rex—. No podría
reembolsárselos de la noche a la mañana.
Zeke le lanzó una mirada irritada.
—Ambos fuimos a la facultad de posgrado. ¿Cuán estúpidos crees que somos?
—Bueno, creo que Rae es una de las personas más tontas que he conocido. Tú,
por otra parte, eres jodidamente inteligente. —Rex terminó el resto de su cerveza y
regresó el vaso vacío al posavasos.
Ryker nos miró alternadamente hasta que habló.
—¿Así es como son todas sus conversaciones?
—¿A qué te refieres? —preguntó Rex.
—Son crueles entre ustedes, pero ¿al mismo tiempo se respaldan entre sí?
Ryker movió sus ojos hacia los míos, y había una intensidad escondida que no
pude descifrar.
Rex se encogió de hombros.
—Es mi hermana y la odio y todo, pero… a veces me… cae bien.
Dijo algunas buenas vibras así que las correspondí.
—Como que también me agrada… una vez cada mucho tiempo.

—Nada da en el clavo como unas alitas de pollo y cerveza. —Ryker tocó su


estómago plano.
—Amen a eso.
Metió las manos en sus bolsillos mientras caminaba a mi lado, con Rex, Zeke y
Tobias adelante.
—No te recuerdo cuando estaba en la preparatoria. Es extraño porque Rex y yo
solíamos juntarnos todo el tiempo.
—Bueno, es cinco años mayor, así que no estuvimos en la preparatoria al mismo
tiempo. Probablemente sea por eso.
Asintió.
—Es irónico que nos hayamos cruzado nuevamente…
—Sí. Y mi perro no necesitó cazarte para que eso pasara.
Se rio entre dientes.
—Quizás tú eres quien puede sentir adónde estoy, y no Safari.
—Eso es espeluznante…
—Un poco acosador, ¿eh? —dijo riéndose.
—Sí. Me gustan los chicos sexys como a cualquier mujer, pero no lo suficiente
como para acosarlos.
—¿Chico sexy? —Me miró con una sonrisa en el rostro y brillo en sus ojos.
—Dah. Como si nunca te hubieras visto en el espejo.
Miró nuevamente hacia adelante, la sonrisa todavía ahí. Había un pequeño rubor
en sus mejillas, o tal vez solo lo estaba imaginando.
—¿Quieres venir?
La última vez que me pidió salir dijo lo mismo. Allí no había ninguna invitación
a una cena o películas.
—Directo a la caza, ¿eh?
No parecía sentirlo.
—Podemos hacer toda la cosa de la cita, pero lo único en que estaremos
pensando durante la cena es follar entre las sábanas. Estamos atraídos el uno por el
otro, así que, ¿por qué no solo saltamos al último paso? ¿Vamos a las cosas buenas?
—¿Las cosas buenas no son incluso mejores cuando hay momentos previos?
¿Cuándo llegas a conocer al otro?
—O podemos conocernos en una forma más íntima…. —dijo exactamente lo
que quería sin ninguna vergüenza. Ningún otro chico podría decir eso sin parecer un
completo idiota. Ryker era mortalmente guapo y se comportaba con una dosis letal de
confianza. Conseguía lo que quería con poco esfuerzo, probablemente tenía que hacer
mucho menos la mayoría del tiempo.
Se acercó, sus brazos rozando mis hombros.
—¿Qué dices, cariño?
Hasta su voz me excitaba. Podía decir cualquier cosa y tener mi sangre
bombeando a toda velocidad. La atracción inmediata albergaba el tipo de calor que
podía empezar un incendio en medio de un campo. Rechacé su oferta una vez y fui a
una cita que todavía dejaba un mal sabor de boca. No quería rechazarlo nuevamente.
No era ignorante. Ryker lanzaba señales por todo el lugar diciéndome que era un
jugador. Hacía que las bragas se humedecieran con una sonrisa, y tenía un letrero en
medio de su pecho que decía rompecorazones.
Pero quería algo bueno después de la sequía que había pasado. Quería sexo y
pasión sin las complicaciones. Mientras encontraba al Sr. Correcto y mi final feliz,
deseaba estar satisfecha mientras esperaba que entrara a mi vida.
—De acuerdo.
Ahora sonreía de oreja a oreja.
—Estaba deseando que dijeras eso.
—Pero tengo que ir a casa primero. Te encontraré allí.
—¿Por qué no nos vamos directamente?
—Porque mi hermano será una perra si se entera.
Ryker miró a Rex y se giró hacia mí.
—¿Por qué le importaría?
Puse los ojos en blanco.
—Se pone raro cuando se trata de chicos. Cuando no vivía conmigo era mucho
más fácil para mí tener citas. Pero si traigo un chico a mi departamento o si no regreso
hasta la mañana siguiente, se vuelve loco.
—¿Lleva mujeres al departamento?
—Todo. El. Tiempo. —No podía contar el número de veces que una chica en
tanga apareció en la cocina cuando estaba preparando el desayuno antes del trabajo—.
Es un doble estándar. Solo me protege, no es que lo necesite.
—No pareces el tipo de mujer que lo soporte.
—No lo soy —dije firmemente—. Se lo he dicho antes, pero no ha cambiado
nada. Ya que el arreglo es temporal, es más fácil escaparme de él. Y dado que eres su
amigo, sería un millón, un billón de veces peor. Nunca terminaría de escucharlo.
—Puedo entender esa última parte.
—Así que… ¿qué tal si te encuentro en una hora?
—Supongo que puedo esperar por un poco más. —Me hizo arder cuando se rozó
contra mí.
—No empezarás sin mí, ¿o sí?
—Quizás… pero estaré pensando en ti.

Rex y Zeke estaban en la sala cuando agarré mi bolso y me preparé para irme.
Afeité cada centímetro de mi cuerpo excepto mis brazos, cejas y cabeza; y me cambié
las bragas por unas negras y sexys.
—Saldré con Jessie. Nos vemos luego.
Rex no se giró, pero levantó la mano en despedida.
—Nos vemos. No quería estar contigo.
No pude evitar el sarcasmo.
—Buena…
Zeke se giró y en realidad me prestó atención.
—¿Qué están planeando hacer?
—Todavía no estoy segura —dije—. Pero seguramente tiene algo que ver con
alcohol.
—¿Quieres más después de lo de hoy? —preguntó Zeke sorprendido.
—Me conoces —dije—. Soy como un pozo.
—Bueno, diviértanse. Llámame si necesitas un aventón.
—Si llamo a alguien, será a Rex. Ese idiota me debe mucho tiempo.
Rex todavía no se giraba.
—Pensé que te estabas yendo.
—Vete al infierno.
Me mostró el dedo del medio, aunque sus ojos permanecieron pegados a la
pantalla.

Ryker tenía un bonito departamento cerca del agua. Estaba en el último piso del
edificio y el elevador me llevo directo.

¿Acaso era rico?

Cuando el elevador llegó a su piso, el intercomunicador comenzó a sonar como


si fuera un teléfono. Ryker contestó después de unos cuantos tonos.

—Ryker.

Me quede allí con torpeza, si saber en qué decirle al intercomunicador.

—Soy Rae…

—Me preguntaba cuando llegarías. —La puerta se abrió dejando al descubierto


su sala. Las ventanas de piso a techo, su piso estaba hecho de una oscura madera de
caoba. Las paredes eran grises con decorados blancos en los bordes y esquinas, y sus
muebles color crema.

Entré al departamento y escuché cómo se cerraban las puertas tras de mí. Eché
un vistazo a mi alrededor y traté de no mirar boquiabierta a todas las cosas caras que
tenía. Trabajar como investigadora para COLLECT me daba un muy buen salario,
pero no era nada en comparación con esto. Solo su sala era mucho más cara que todas
mis cosas juntas.

Ryker apareció por el lado izquierdo, usando unos pantalones de chándal que le
quedaban bajos en las caderas. Incluso cuando vestía casual, se veía sexy. Su cabello
estaba un poco desordenado, como si no se hubiera peinado después de la ducha.
Probablemente sabía que iba a pasar mis dedos por él y a desordenárselo de todas
formas.

—Me alegra que estés aquí.

Caminó directamente hacia mí, deslizó el bolso de mi hombro y luego lo puso en


una mesa detrás de nosotros con un solo movimiento rápido.

Ahora que estábamos solos, el calor comenzó a sentirse. Mi cuerpo se calentó


como si fuera un motor que no se había usado en mucho tiempo. Me tomó un rato
alcanzar toda mi capacidad, pero cuando lo hice, me sentí lista.

Ryker me miró con los ojos llenos de confianza. Ahora que no había testigos, me
miraba como si fuera su presa. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, como si estuviera
imaginándose exactamente que me haría cuando llegara a cada punto.

Sus dedos se posaron en mi barbilla, sostuvo mi rostro con un ligero agarre.


Usualmente no me gustaba que me agarraran así, de forma posesiva, pero me gustó
cuando lo hizo. Movió mi rostro gentilmente, forzando mis labios a acercarse a los
suyos. Se inclinó hacia mí, casi besándome.

Cuando sus labios estaban a centímetros de los míos, cerré los ojos. Estaba
preparada para sentir ese tacto que lo consumía todo, ese fuego que me quemaba de
pies a cabeza. Mi cuerpo dolía por el suyo de una forma carnal. Como un animal,
quería lanzarme a él con todo lo que tenía.

—Te prometo que este beso será mucho mejor que el último que te dieron.

Mis labios se abrieron involuntariamente, y abrí los ojos para mirar los suyos.

Sus ojos seguían serios, con su atención solo en mi boca. Movió sus dedos de mi
barbilla a mi cuello. Rodearon esa área, sosteniéndome bien. Luego agarró un puñado
de mi cabello, usándolo como ancla para mantener mis labios cerca de los suyos.

Se movió suavemente y presionó sus labios contra los míos. Cuando rozaron mi
boca, fueron suaves. Su tacto no era agresivo como su agarre indicaba. El beso fue
lento, casi inmóvil. Solo descansó su boca ahí, saboreando la gentileza del roce.
Después comenzó a mover sus labios con los míos, besándome con determinación. Mi
respiración entraba y salía de mi boca y de mis pulmones. El calor de sus dedos me
quemaba la piel, recordándome constantemente que era suya toda la tarde.

Con la mano que tenía libre me tomó por la cintura y se aferró del otro extremo.
Me empujó contra su pecho, haciendo que las curvas de mis pechos se presionaran
contra él. Había sido una chica poco femenina toda mi vida, pero Ryker
definitivamente me hacía sentir como una mujer.
Profundizó el beso pero no incrementó el ritmo. El beso seguía igual de lento
que al principio, pero así me encantaba. No había prisa por llegar a la meta, el trayecto
era igual de satisfactorio.

Ryker se apartó un poco y me miró. Mis labios se sintieron solos en cuanto los
suyos se fueron. Mi corazón latía desenfrenado con la más pequeña interrupción.
Ryker rozó sus labios contra los míos de forma juguetona antes de besar la esquina de
mi boca. Luego volvió a besarme.

Mis brazos se enrollaron en su cuello, y como si tuvieran voluntad propia, mis


dedos se metieron entre su cabello. Estaba suave, como sospechaba, y los rizos de las
puntas estaban un poco ásperos.

Me encantaba sentir sus facciones bajo mis yemas. Su olor inundaba mis
sentidos, grabándose por siempre en mi memoria.

Sin esforzarse, Ryker me levantó, sosteniéndome por el trasero. Mis piernas se


engancharon automáticamente a su cintura, como si mi cuerpo hubiera anticipado el
movimiento. Sus labios se movieron hacia mi cuello, y besó el hueco de mi cuello de
manera seductora.

Me cargó mientras pasábamos la ventana y luego el pasillo. Todas las puertas


estaban cerradas así que no sabía a donde nos dirigíamos, pero sus labios me distraían
tanto que no me importaba.

Entramos a su recámara y me recostó gentilmente en la cama, rodando junto


conmigo por el edredón. Sus muslos estaban entre los míos, y su mano volvió a mi
cabello mientras me besaba.

Recorrí su pecho con las manos por encima de su camisa y sentí lo marcado que
tenía el cuerpo. Cuando llegué a su cintura, moví las manos bajo su ropa y sentí su
piel desnuda. Su estómago era puros abdominales y líneas, y su pecho estaba duro
como una roca. Un gemido indescifrable se escapó de mis labios cuando mi cuerpo
entró a otro nivel de excitación. Estaba lista desde el momento en que entre al
departamento. No podía recordar la última vez que había tenido sexo, y me
emocionaba pensar que esta vez habría final feliz. Ryker no me parecía el tipo de
chico que dejaba a una mujer insatisfecha.

Movió una mano a mis jeans, y los desabotonó con facilidad, al mismo tiempo
que me besaba, sin perder la concentración en ninguna de las dos cosas. Una vez que
bajó el cierre, se apoyó con las puntas de los pies y me bajo el pantalón. Cuando
quedé en ropa interior, miró las bragas negras que llevaba. Sus ojos se concentraron en
esa área como si fuera un blanco. Luego abrió mis piernas con sus manos y presionó
un beso en el centro de la tela.
Mis manos se enterraron inmediatamente entre las suyas, y gemí ante el
contacto. El calor de su boca se sentía tan bien contra esa sensible área. Quería que
continuara, pero nunca admitiría estar tan desesperada como para pedírselo.

Puso nuevamente su atención a la parte superior de mi cuerpo y me quitó la


blusa. Igual que con los jeans, la desabotonó con una sola mano. Una vez que se
aflojó, besó el espacio entre mis senos y chupó cada uno de mis pezones. Tomó una de
mis tetas y la apretó agresivamente.

Todo ese juego previo me estaba haciendo retorcerme. Ya estaba empapada y


lista, pero eso no significaba que quisiera parar. Escuchar el sonido de nuestras bocas
al besarse y notar el sonido de nuestras pesadas respiraciones me excitaba.

Agarré la parte de abajo de su camisa y rápidamente se la saqué por la cabeza. El


bloque de concreto que formaba su pecho y torso era exactamente como lo había
imaginado. Tenía la piel bronceada, como si saliera a correr sin camisa, y los
músculos de sus brazos y hombros eran aún mejores.

Le baje los pantalones de chándal, arrastrando también sus boxers, queriendo


desnudarlo lo más rápido posible. Cuando apareció su polla, solté un gemido de
alegría.

Ryker me miró excitado y puso dos dedos en mi entrada. Masajeó suavemente el


área antes de meter dos dedos. Mis manos fueron a sus bíceps, y miré su rostro lleno
de deseo. Movió los dedos en mi interior antes de sacarlos lentamente.

—Polla grande. Coño apretado. Buen sexo. —Besó mi estómago antes de abrir
su cajón y sacar un paquete plateado.

Se lo quité de las manos e hice los honores. Mis dedos rodaron el látex hasta
llegar a la base. Sentir su polla en mis manos me excitó demasiado. Lo medí con mis
dedos y me di cuenta de que tenía veintitrés centímetros. El hecho de que estaba
grueso lo hacía ver aún más grande.

Se puso encima de mí y me besó lentamente. El contacto fue más lento de lo que


había sido hace unos minutos. Ahora parecía estar paralizado, esperando el momento
en que nuestros cuerpos se fusionaran.

Estaba ansiosa y necesitada. Todas sus caricias me excitaban más de lo que creía
soportar. Ahora solo lo quería profundamente dentro de mí. Lo agarré de las caderas y
le di un ligero tirón.

Dejó de besarme y presionó su frente contra la mía, luego hizo lo que le pedí sin
palabras y presionó la punta de su polla en mi interior. Desde el primer momento el
grosor me hizo abrirme, haciéndome sentir llena.
Ryker dejó escapar un gemido silencioso mientras me penetraba lentamente. Me
tomó un momento ajustarme a su gran tamaño. Con cada parte de mi cuerpo que se
amoldaba, había un ligero dolor. Pero más que nada había mucho placer.

Descendió lentamente, metiendo una pulgada a la vez. Cuando estuvo


completamente adentro, continúo inmóvil y tenso encima de mí, saboreando cada
segundo.

Lo tomé de los hombros y enterré mis uñas en su piel. Lo hice más fuerte de lo
que pretendía y podría haberle sacado sangre, pero mis hormonas fueron las
responsables. Mi cabeza cayó hacia atrás automáticamente, y arqueé la espalda. Nada
podía describir lo bueno que era el sexo.

Y apenas habíamos comenzado.

Se movió despacio, su polla se deslizaba con todo el fluido que mi cuerpo había
producido para él. En ocasiones miraba mis pechos, y otras veces me miraba a la cara.
Su expresión me decía que estaba disfrutándolo tanto como yo.

Mis dedos se movieron por su cabello y sentí las hebras. Las retorcí, sintiendo el
sudor que se empezaba a acumular en la parte trasera de su cuello. Embestía con más
fuerza a cada minuto, haciendo que la cabecera de la cama chocara contra la pared.

La noche apenas había comenzado y ya sentía la lejana sensación formarse desde


lo profundo de mi ser. Era como una estrella caliente y feroz que había caído del cielo
y se consumía mientras viajaba por el cielo. Cada fibra de mi cuerpo había despertado
de un largo sueño. Era el clímax más fuerte que había experimentado, y lo supe
incluso antes de alcanzarlo.

Me mordí el labio inferior y apreté sus bíceps mientras el imparable placer me


golpeaba como una excavadora, estrellándose contra mí con fuerza y haciéndome
pedazos. Mi boca formo una O y comencé a gemir. Jadeé y grité, amando la forma en
que me apretaba alrededor de su polla. Me vine a su alrededor, dándole más
lubricación de la que necesitaría.

Cuando el momento pasó, estaba cubierta de sudor y calor. Pero aún me sentía
bien, así que no quería que terminara. Puse mis manos en su espalda y sentí lo
definido que estaba. Cada músculo estaba definido y tonificado. Podía hacer un boceto
de la anatomía del cuerpo humano con solo tocarlo.

—Mmm… —Puso más peso en sus hombros mientras se alejaba un poco de mí,
haciendo embestidas más largas mientras que se movía.

Quería estar a cargo por un rato. Después de ese desempeño, merecía recostarse
y dejarme hacer el trabajo. Lo tomé de los hombros y lo giré sobre su espalda,
montándome en él. Su polla se salió y aterrizó con un ruido sordo sobre su estómago.
Me balanceé con la punta de los pies a cada lado de sus caderas y conduje su pene
hacia mi entrada.

Ryker me miró con lujuria y asombro. Sus manos se movieron a mis nalgas y me
guio hacia su longitud, queriendo que lo metiera todo. Luego agarró mis caderas
mientras se recostaba en las almohadas.

Me aferré alrededor de sus caderas y salté sobre su polla, usando mis glúteos y
muslos para mantener el ritmo. Incluso cuando sentí ardor, continúe porque se sentía
demasiado bien.

A Ryker le encantó.

—Joder, nena. —Estaba empujándose desde abajo, queriendo aún más.

Puse mis manos en su pecho y me moví de arriba abajo, metiéndome su enorme


polla una y otra vez. No creí poder tener otro orgasmo, al menos no tan rápido, pero
sentí como empezaba a formarse otra vez. Era raro para mí y solo pasaba cuando
estaba muy excitada.

O cuando el chico era muy bueno en la cama.

Se le escapó un gemido desde el fondo de la garganta.

—Cariño, no puedo durar más si sigues así.

Enterré las uñas en su piel y me moví con más fuerza, llenado mi pecho y
hombros de sudor. Mi cabello pegado a la humedad ya no podía moverse.

—De todas formas, ya casi me vengo otra vez.

—En ese caso… —Presionó su pulgar contra mi clítoris y lo frotó


agresivamente. Lo hizo de forma circular, justo como me gustaba. La presión era
buena, pero aplicó más y más a medida que nos movíamos. Cuando lo hizo más duro,
supe que estaba a punto de explotar.

—Justo ahí…

—Vamos, cariño. —Cerró los ojos y respiró profundamente, luchando por


contenerse.

No le dije cuando alcancé el orgasmo porque mis gritos y gemidos fueron


suficientes. Me aferré a él en busca de equilibrio y después le di una embestida
mientras estaba en mi interior, disfrutando la forma en que palpitaba desde adentro.
Apretó mis caderas y gimió conmigo, alcanzando el orgasmo al mismo tiempo.
Luchó por respirar a pesar del placer y la cara se le enrojeció.

Me quedé encima mientras me recuperaba, dándome cuenta de lo sudada y


caliente que estaba. Los dos nos habíamos esforzado al máximo en el encuentro, pero
todo el esfuerzo había valido la pena.

Lo saqué despacio, sintiendo la suavidad de su polla semidura. Luego me recosté


a su lado, todavía tratando de recuperar el aliento.

Se quedó ahí en silencio antes de tomar mi mano y apretarla. No se acurruco


conmigo porque estábamos ardiendo.

Después de todo ese ejercicio, no había forma de que caminara a casa. Estaba
exhausta y satisfecha. Todo lo que quería era dormirme y preocuparme de ello en la
mañana. Agarré mi teléfono de la mesita de noche y le envié un mensaje corto a Rex.

Acabada. Me quedaré con Jessie.

Le mandé un mensaje a Jessie por si Rex preguntaba. Si Rex pregunta, me quedé


contigo esta noche. Te cuento los detalles después. Puse mi teléfono en la mesita y
cerré los ojos.

Casi de inmediato, me quedé dormida.

—Buenos días, cariño. —Ryker besó mi cuello hasta que me desperté.

Era una forma genial de empezar el día.

—Buenos días.

Besó mi hombro y luego mi pecho.

—¿Dormiste bien?

—Sí, tu cama es cómoda.

—¿Pudiste dormir sin Safari? —Una nota burlona estaba en su voz.

—Por ratos. —Abrí los ojos y lo miré a la cara. Estaba inclinado hacia mí,
apoyado sobre sus codos.

—Te ves bonita en la mañana.


—¿En serio? —Mi maquillaje debía haberse embarrado por toda mi cara. Mi
rímel probablemente estaba corrido y mi cabello tenía que ser un desastre. Como no
me parecía a Miranda Kerr, no podía simplemente levantarme y salir de la cama.

—Sí. —Besó la esquina de mi boca.

Eso me excitó de nuevo.

—Perdón por despertarte. No estaba seguro de si tenías que ir al trabajo o algo


así.

—¿Tú no?

—Todavía no. Empiezo en una semana.

—Eso debe ser genial. —Me senté y revisé la hora. —Rayos, ya me tengo que ir.
Me iba a ir a casa anoche, pero estaba muy cansada.

—No hay problema. ¿Quieres tomar una ducha? Puedo hacerte el desayuno.

—No, así estoy bien. —Me vestí rápidamente y me acerqué al espejo de su


tocador. Mi cabello era un nido de pájaros, pero logré arreglármelo con los dedos. Mi
maquillaje no estaba corrido, pero era inexistente. Debí haberlo sudado la noche
anterior.

Ryker me acompañó a la puerta, usando sus pantalones de chándal y una


camiseta. Estaba celosa de que pudiera quedarse a holgazanear en casa mientras tenía
que ir al trabajo a estudiar niveles de pH y bacterias benéficas.

—Lo de anoche fue divertido.

—Lo fue. —Sin decir nada más, dejó claro lo que había sido anoche. Solo sexo
entre dos conocidos. Probablemente debería haberme mantenido alejada de él, pero de
verdad necesitaba esa dosis. En realidad, no me sentía arrepentida. Los encuentros de
una sola noche pueden ser una experiencia increíble dependiendo de la forma en que
lo veas. Podíamos dejarlo entre nosotros y nadie nunca lo sabría. Sería nuestro
pequeño y sucio secreto.

—Te veo después. —Me acerqué y le di un último beso lento—. Quiero este
beso para llevar.

Sonrió, era el tipo de sonrisa que le llegaba hasta los ojos.

—¿Necesitas una caja?

—No. Lo guardaré en mi bolsillo trasero.


Capitulo 4
Rex
Traducido por Taty A. | DariiB | FerEsq
Corregido por M.Arte
Si Rex pregunta, me quedé contigo esta noche. Te cuento los detalles después.

Miré el texto fijamente con ojos entrecerrados. ¿Decía lo que creía que decía? Lo
leí otra vez y ladeé la cabeza, inseguro de qué pensar.

—¿Qué? —Zeke se sentó a mi lado con una cerveza sobre su muslo.

—Rae me envió un mensaje raro.

—¿Qué dice?

Le pasé el teléfono para que lo viera.

Zeke lo leyó en voz alta.

—Si Rex pregunta, me quedé contigo esta noche. Te cuento los detalles después.
—Siguió mirando la pantalla y lo leyó en silencio otra vez—. ¿Te envió algo más?
—Desplazó la conversación y vio el mensaje anterior que envió—. Acabada. Me
quedaré con Jessie.

Tomé el teléfono.

—Creo que quería enviarle el último a Jessie pero me lo envió a mí por error.

—Pero, ¿por qué mentiría?

Esa era mi preocupación. Rae nunca me mentía. Me decía la fea y cruda verdad
directo en mi cara, siempre.

—No tengo idea.

Zeke se quedó con la mirada perdida, sus pensamientos ocultos detrás de mirada.

—¿Crees que se acostó con alguien? —Lo apagado de su voz cayó incluso en
mis oídos.

—No lo sé. Si es así, espero que no haya sido con Ryker.

Zeke se tensó inmediatamente con irritación.


—Es el jugador más grande que he conocido.

—Más grande que nosotros dos juntos.

Zeke bebió un largo trago de su cerveza, meditando en silencio.

—Es demasiado buena para él.

—Lo sé. —Molestaba mucho a mi hermana, pero en verdad le tenía una gran
estima. Ambos tuvimos una vida difícil al crecer, y aun así llegó muy alto. Nunca era
pretenciosa por su éxito, y aunque era más inteligente que yo, nunca me menospreció.
Cuando tuve la crisis financiera, ni siquiera tuve que preguntar si podía mudarme con
ella. Simplemente lo ofreció.

—¿Hablarás con ella?

—No sé lo que haré. —Ella y yo chocábamos como oponentes en el campo de


batalla, pero había reglas tácitas entre nosotros. Nunca nos mentíamos, y de una forma
complicada, eso era lo que hacía que nuestra relación fuera única. Sin importar cuán
oscuro el cielo se ponía o cuán difícil fuera la situación, siempre podía confiar en ella.
Pero si no podía ser honesta conmigo, entonces algo pasaba.

—Puedo decirle algo —ofreció Zeke—. Nuestra relación es un poco diferente.

—No. —Tenía que ser yo.

Zeke dio marcha atrás, sabiendo que no era su territorio.

—De acuerdo.

Ryker era un tipo decente, pero lo había visto hacer muchas cosas que harían que
cualquier hermano le prohibiera estar cerca de su hermana. Solo asumí que Ryker
entendía que Rae estaba fuera de los límites. Y si la tocaba, tendría algo que decirle al
respecto. En realidad, mi puño lo haría.

Zeke dejó su botella en la mesa de café y se frotó la sien como si tuviera


migraña.

—¿Estás bien, viejo?

—Sí, estoy bien. —Se quedó mirando el suelo y parecía estar perdido en su
propio mundo—. Debería irme. —Se levantó del sofá y agarró sus llaves antes de
salir. No dijo adiós ni nada.

Algo le molestaba.
Acababa de terminar de hacer café cuando Rae entró. Vestía la misma ropa de
anoche, y su cabello estaba amarrado en un moño. Se veía cansada y descansada al
mismo tiempo.

—Hola. —Arrojó su bolso en la encimera junto con las llaves.

—Hola. —Serví una taza de café.

—¿Cómo estuvo tu noche?

Nunca charlaba conmigo, y sospeché que solo lo estaba haciendo por la culpa.
Me mintió cuando no debería haberlo hecho. De hecho, pudo no haber dicho nada. Si
hubiera estado preocupada por ella, le habría escrito. Pero no necesitaba reportarse
como si fuera su padre.

—Bien. ¿La tuya?

—Bien.

—¿Qué hicieron tú y Jessie? —Contuve mi tono de voz para que no pudiera


notar lo irritado que estaba.

—Ya sabes, fuimos a algunos bares e hicimos estragos por toda la ciudad.

—Suena divertido…

—Luego me desplomé en su sofá.

—Tu cuello debe estar adolorido.

—Ah. —Encogió los hombros y masajeó su cuello—. Bueno, necesito alistarme


para el trabajo. Cuando salga hablaremos sobre los arreglos para el boliche.

—Genial. —También tenía que irme a trabajar. Trabajar tras el mostrador era
súper aburrido. Ojalá pudiera pagarle a alguien para que lo hiciera por mí.

—Bien. —Caminó por el pasillo y entró al baño.

Me quedé de pie junto a la encimera y seguí bebiendo mi café.

—Ya me voy. —Cerré la registradora, y luego lavé mis manos energéticamente.


Helena estaba de pie en el mostrador, deslizando su dedo a través de Facebook—. De
acuerdo. Te veo mañana. —Estaba cubierta de tatuajes de pies a cabeza, y su cabello
negro tenía unos cuantos rayos morados. Tenía perforaciones desde los lóbulos hasta
la parte superior de sus orejas.
Era una chica ardiente y sexy.

El momento en que cumplió dieciocho, vino aquí y preguntó por un trabajo.


Necesitaba mudarse de la casa de sus padres y conseguir su propio lugar. Le dije que
sí, por supuesto.

—Llámame si me necesitas.

Me dio una mirada coqueta.

—Siempre te necesito Rex.

Un escalofrío recorrió mi columna, y mi polla se endureció en mis pantalones.


Quería llevarla atrás y cogérmela en el escritorio. Pero era diez años menor que yo.
Aunque tenía dieciocho, aún era muy joven e ignorante. Presentía que era más
delicada de lo que parecía.

Me dirigí al apartamento, entré y vi a Rae y Zeke sentados en la mesa de la


cocina. Había papas fritas y salsa en la superficie, así como algunas botellas de
cerveza. Rae tenía su laptop y Zeke estaba sentado ahí con su teléfono en la mesa.

—El alma de la fiesta está aquí. —Tiré mis llaves en la mesa de entrada y luego
abrí una cerveza.

—Yey… —La voz de Rae estaba llena de sarcasmo, como siempre.

—Helena está cuidando el boliche. Y parece que lo hace jodidamente bien.


—Me senté en la mesa al lado de Zeke.

—Ten cuidado —advirtió Zeke—. Las chicas jóvenes suelen ser pegajosas.

—¿Esa chica tatuada con todos esos piercings? —preguntó Rae—. Rex, es mejor
que te mantengas alejado de ella. Es demasiado joven para ti.

—Déjame en paz —dije—. Si fuera a acostarme con ella, ya lo habría hecho.

—Para empezar, nunca debiste contratarla. —Rae abrió su laptop.

—¿Qué tiene de malo? —pregunté—. ¿Solo porque es un poco tosca?

—No —dijo Rae—. Porque es una terrible empleada. ¿Cuántas quejas has tenido
a causa de ella?

Muchas.

—Está bien. No la voy a despedir si es de lo que se trata esto.

—Obviamente —dijo Rae—. Pero no sigas contratando chicas solo porque son
sexys.
—Atraen clientes —argumenté.

Zeke encogió los hombros.

—Cierto.

Rae puso sus ojos en blanco.

—Lo siento, ¿quieres administrar un boliche o un Hooters6?

Mis ojos se abrieron como platos y Zeke y yo no miramos.

Tenía la misma expresión en su rostro.

—Amigo, eso hubiera sido grandioso.

—¡Maldición! ¿Por qué no hice eso? —Ese sería mi mayor pesar.

Rae estaba acostumbrada a nosotros dos, así que solo nos ignoró.

—Enfoquémonos en lo que sí tienes.

—Vendámoslo y abramos un Hooters —dije—. Chicas ardientes con pechos


grandes. Perfecto.

—Me uno —dijo Zeke.

Rae no parecía ni un poco sorprendida.

—¿Por qué no abren un club de striptease?

Zeke asintió energéticamente.

—Me gusta esa idea.

—Eso es realmente perfecto —dije—. Solo vendamos el boliche…

—No venderemos el boliche —dijo Rae con una paciencia poco usual—. Ni
siquiera obtendrás la mitad de lo que pagaste por él. Arreglemos el lugar y levantemos
el negocio. Tal vez cuando las cosas estén funcionando, tendrás el dinero suficiente
para abrir un segundo negocio.

—Eso sería increíble. —Las chicas estarían bailando a mí alrededor todos los
días, y me pagarían por eso.

—Así que, enfoquémonos. —Rae siempre fue la seria de nosotros dos. Yo la


cuidaba, pero a veces tenía la personalidad de un sargento de ejercicios—.
Necesitamos remodelar el exterior. Una nueva capa de pintura y un letrero harían
6
Hooters es el nombre de una cadena de restaurantes muy famosa por sus camareras, quienes tienen que vestir
con muy poca ropa y un atuendo muy provocador. Hooters se enfoca en la clientela masculina.
maravillas. Pero debemos esperar hasta que la temporada de lluvia pase. De otra
forma, la pintura se correrá.

—Es cierto —dijo Zeke.

—Podemos trabajar lo de adentro por ahora —dijo Rae—. Tener un bar debería
atraer a la gente. Tal vez no un bar entero, pero al menos algo de cervezas y vino. Si
tienes muchas opciones, podría atraer a personas sospechosas. Recuerda, este es un
lugar familiar.

—De acuerdo —dije.

—Creo que una máquina arcade también ayudaría para mantener un ambiente
agradable.

—¿No son costosas esas máquinas? —pregunté.

—Podemos restaurar algunas —dijo Zeke—. Si echamos un vistazo en


Craigslist, podríamos obtener cosas buenas a un precio razonable.

—Genial —dije.

—Tendremos que arrancar esa alfombra —dijo Rae—. Huele horrible.

—Hey, le dije al conserje que la limpiara —alegué.

—Aún huele como si doscientos gatos vinieron y orinaron en ella. —Anotó las
cosas en su computadora.

Volteé a ver a Zeke y le di una mirada que decía—: ¿En serio?

Se encogió de hombros y luego asintió con la cabeza.

Demonios.

—Con todos estos cambios el lugar lucirá como nuevo —dijo Rae—. Y
realmente pienso que las personas vendrán en masa.

—Y luego puedo contratar más personal así no tengo que estar ahí todo el
tiempo. —Administrar un negocio tenía sus ventajas, pero también sus desventajas.
Ya que no podía pagar por mucha ayuda, trabajaba todo el tiempo. Solo quería
trabajar en la mañana y luego irme.

—No sé cuándo pasará eso, Rex. La mayoría de dueños se parten el trasero


trabajando por años antes que eso pase. —Zeke me dio con una mirada triste.

—Ugh. —Cubrí mi rostro y suspiré.

Rae comenzó su discurso habitual.


—Pudiste haber invertido en…

—Compré el boliche. Está hecho. —Levanté la mano para que no siguiera


chillando como un cachorro.

Rae se calló, pero aún había un poco de actitud en sus ojos.

—Así que, ¿cuánto costará todo esto? —¿O no quería saberlo?

—No estaré segura hasta que tenga una estimación —dijo Rae—. Pero después
de verlo detenidamente, diría que al menos… cuarenta mil.

Casi me caigo.

—¿Cuarenta mil? ¿Dólares? Por favor dime que quieres decir pesos.

Zeke asintió con la cabeza.

—Eso suena apropiado. El bar será la parte más costosa. Y creo que también
deberías tener comida. Pizza y papas fritas o algo así.

Cubrí mi rostro con las manos.

—Voy a vomitar.

—Tal vez puedas tener un acuerdo de consignación con un negocio —dijo


Rae—. Como Pizza Hut o Starbucks. Ellos administran sus negocios dentro del
boliche y tú tienes una ganancia de sus ingresos ya que estarían usando tus
instalaciones.

—Pero, ¿querrían abrir un negocio en un boliche que no tienes clientes?


—preguntó Zeke.

Rae asintió con la cabeza.

—Buen punto.

—Esperen —dije—. Todavía estoy procesando lo de los cuarenta mil.

—Rae y yo lo dividiremos —dijo Zeke—. De esa manera no será demasiado


dinero para ninguno de los dos.

—¿Demasiado dinero? —Mis ojos casi se salen de sus orbitas—. ¿Cuánto dinero
tienen por ahí?

—Se llama cuenta de ahorro —dijo Rae.

—Y yo soy doctor —dijo Zeke—. Por si lo olvidaste.


—Pero incluso así —dije—. No puedo aceptar esa cantidad de ustedes chicos, no
cuando no estoy seguro si algún día pueda pagarles.

—Entendemos el riesgo, Rex —dijo Rae.

—No puedo dejarlos hacer eso chicos. —Sacudí mi cabeza—. Lo siento.

—Ella tiene razón —dijo Zeke—. Preferiría invertir en esto a verte volverte loco
desde el inicio. En ese caso, perderías mucho más dinero del que estaríamos
invirtiendo.

—Y en verdad creo que puede funcionar —dijo Rae—. Todo depende del
ambiente. Si la gente no se siente cómoda, no vendrá. ¿Por qué crees que todos aman
Disneyland? Es porque hace que las personas se sientan bien. Tienes que hacer algo
como eso.

—Bueno, nunca he ido a Disneyland, así que no sé a qué te refieres. —Estaba


muy seguro que Rae tampoco sabía.

—Es solo una idea —dijo Zeke—. Si tu negocio es un basurero, no le atraerá a


nadie. Nadie irá a pasar un sábado por la tarde si está destrozado y viejo.

—Creo que sé a qué te refieres —admití.

—Así que necesitamos hacer de este lugar un punto de moda —dijo Rae—. Un
lugar donde todos quieran pasar el rato.

—Incluso si este plan funciona y tengo más clientes de los que pueda atender...
quién sabe cuánto tiempo me llevará pagarles. Puede tomarme años. Diez años.
—¿Realmente entendían eso?

—Lo sabemos —dijo Zeke—. Y ambos estamos bien con eso.

—No estamos invirtiendo todo nuestro dinero en ello —dijo Rae—. Ambos
tenemos nuestro propio dinero.

—Guau. —Le di a Rae una mirada dura—. ¿Cuánto dinero tienes, niña?

—No te lo diré —dijo bruscamente.

—¿Para qué estas ahorrando?

—Uh, ¿una casa? —dijo sarcásticamente—. Un lugar con un patio para que
Safari pueda correr alrededor. Inscribir a mis hijos en escuelas.

—¿Que hijos? —exclamé.


—Mis futuros hijos. —Rae puso los ojos en blanco—. Eres más estúpido de lo
que pensaba.

—En cualquier caso —dijo Zeke—. No nos estás dejando sin dinero. Eso es lo
que está tratando de decirte.

Aún me sentía mal por tomar cualquier cosa de ellos. Mi hermana ya me había
dejado vivir con ella durante meses sin pagar la renta. Cuando las cosas empeoraron,
Zeke pagó todos mis almuerzos y cenas. Hicieron mucho por mí cuando ni siquiera lo
pedí. ¿Podía tomar aún más de ellos?

—¿Por qué no lo hacemos con una temática? —dijo Zeke—. Como un boliche
hippie. Decoraremos el interior con colores como los de las playeras hippies, y las
líneas de madera para cada una de las boleras serán de un color diferente. Signos de
amor y paz estarán en todas partes, y las sillas estarán cubiertas de flecos. Incluso
podemos vender coronas de flores a las personas que realmente se adentren en la
temática.

—No es una mala idea —dijo Rae.

—Sí, es genial —dije—. Jugaría en un lugar como ese, y ni siquiera juego


boliche.

—Podríamos tener música de los 60's y de los 70's, incluso podemos tener
recortes de cartón de The Beatles y The Doors, así la gente podría pegar su cara a
través de los agujeros y tomarse una foto —dijo Zeke—. Hay muchas cosas que
podemos hacer.

—Sí —dijo Rae—. Esto es genial. —Hizo sus notas en su computadora—. El


boliche hippie me gusta.

—Tal vez todos los trabajadores puedan vestirse como hippies —dije—. Las
chicas usarían playeras hasta el vientre y shorts. —Sonreí ante la idea—. Ahh... su
cabello puede estar en una trenza sobre sus hombros.

—Sí. —La cara de Zeke mostraba la misma emoción—. Pueden bailar en los
mostradores cada hora y...

—Cálmense, chicos. —Rae chasqueó los dedos—. Lo están llevando demasiado


lejos.

Suspiré en derrota.

—Es divertido soñar...


—Si tuviéramos un boliche que también fuera un club striptease, tendrías serios
problemas —dijo Rae.

—Mi polla no está de acuerdo —dije.

Rae hizo una cara de disgusto.

—Mantén el PG7 a mi alrededor. Soy tu hermana.

—Bueno, quizás no deberías... —Estaba a punto de molestarla por salir a


hurtadillas anoche y luego mentirme al respecto. Debió haberse enredado con alguien,
probablemente Ryker, y eso definitivamente no era PG. Pero no dije nada porque no
estaba seguro si quería confrontarla todavía—. No importa.

Zeke me miró como si supiera exactamente lo que iba a decir.

—Eso es lo que pensé. —Rae tenía una mirada confiada en su cara como si
acabara de vencerme.

Dejé que siguiera pensando eso... por ahora.

Fui a la biblioteca y me dirigí al mostrador cerca de la parte trasera del edificio.


Kayden estaba allí. Su pelo rubio estaba arreglado hacia atrás en una cola de caballo
alta, y las hebras estaban en grandes rizos. Su suave cabello tenía un brillo particular,
como si estuviera hecho de miel y seda. Llevaba lentes de armazón negro.
Nunca la había visto usar lentes.
Cuando llegué al mostrador, sus ojos estaban pegados en su computadora. Estaba
concentrada escribiendo. Sin mirarme, dijo—: Estaré contigo en un segundo.
—Está bien. —No tenía prisa.
Cuando reconoció mi voz, levantó la vista. La sorpresa cruzó su rostro, y debió
de darse cuenta de que llevaba sus gafas porque se las quito rápidamente y trató de
ponerlas en el mostrador. Pero en su lugar, las dejó caer al suelo. Se agachó para
recogerlas y, cuando volvió a levantarse, se golpeó contra el mostrador.
—¡Auch…!
Me incliné sobre el mostrador y la miré.
—Kay, ¿estás bien?
—Estoy bien. —Se frotó la parte posterior de la cabeza y luego se levantó.
Cuando vi su rostro, estaba rojo. No parecía enojada o adolorida. Parecía que estaba
7
Parental Guidance: Orientación o Control parental. Termino que se utiliza para clasificar una expresión grosera
apta solo para adultos.
más avergonzada que cualquier otra cosa—. Ah, hola. —Se arregló el cabello,
luciendo nerviosa.
—¿Tu cabeza está bien? ¿Quieres que eche un vistazo?
—No. Estoy bien. —Me hizo un gesto con la mano para restarle importancia
mientras lo decía en voz alta.
Miré sus lentes en el mostrador.
—No sabía que usabas lentes.
—Ah. —Los miró y luego los arrojó en un cajón—. Solo los uso de vez en
cuando. No es que los necesite ni nada.
—Pensé que se veían bien en ti.
El rubor dejó sus mejillas y se puso pálida. Me miraba con los ojos como platos,
sin pestañear. Ni siquiera respiraba.
Kayden siempre era callada y tímida. Me sorprendía que ella y mi hermana
fueran tan buenas amigas. Rae era salvaje, desagradable, y no se callaba. Kayden no
podía ser más diferente.
—No quise decir eso de una manera ofensiva... —Solo dije que se veía linda. No
era como si le hablara de sus tetas o algo así.
—No estoy ofendida —dijo rápidamente—. Solo... —Su voz se desvaneció y
rompió el contacto visual, luciendo nuevamente nerviosa—. ¿Qué te trae aquí?
—Tragó con fuerza.
—Vine a buscar un libro.
—Ah. ¿De qué clase?
—Un libro de marketing —dije—. Rae, Zeke, y yo vamos a remodelar el
boliche. Solo quería repasar algunas cosas. —En realidad quería aprender algunas
cosas. No sabía mucho de nada.
—Puedo ayudarte con eso. —Rodeó el mostrador y luego se unió a mí. Llevaba
una falda negra con una blusa rosada. Tenía una complexión pequeña y curvas
notorias. Siempre pensé que tenía un cuerpo bonito. Sus pantorrillas eran
especialmente atractivas. Siempre se pronunciaban cuando llevaba tacones.
La seguí por los pasillos hasta que encontramos la sección correcta. Luego miró
los diferentes libros a mi lado.
—Hay mucho para elegir.
—¿Tienes alguna recomendación?
—Lo siento, no. Normalmente no leo sobre marketing.
—¿Qué lees?
—¿Perdón?
¿Por qué estaba tan asustada todo el tiempo?
—¿Qué lees? Ya sabes, por diversión.
—Ah... —Asintió comprensivamente—. Me gustan las novelas de fantasía.
—¿Cómo de dragones y cosas así?
Asintió, con aspecto avergonzado.
—Eso es realmente genial.
—¿En serio? —Comenzó a moverse nerviosamente en su lugar—. ¿No crees que
soy una nerd?
—Por supuesto que no. ¿Por qué lo pensaría?
Asintió y retrocedió.
—Bueno, ahí está la sección. Déjame saber si necesitas algo más.
—Gracias, Kay.
—Lo que necesites. —Se alejó. En realidad, prácticamente corrió.
La miré con una ceja arqueada antes de dirigir mi atención a los libros.

Me quedé en la biblioteca y leí porque sabía que no haría nada en casa. Me


gustaba beber unas cervezas y ver ESPN. Por lo menos quedarme aquí limitaba las
distracciones.
Cuando terminé, devolví el libro a donde lo encontré y volví al frente. Kayden
seguía allí, con los lentes en la nariz. Eran negros con marcos cuadrados. Hacían que
su rostro luciera serio, pero de alguna manera funcionaba para ella.
Cuando me vio acercarse, la postura relajada desapareció. Cambió su peso y se
puso tensa, como si fuera un enemigo más que un amigo.
Había conocido a Kayden desde hace mucho tiempo, así que no estaba seguro de
cuál era el problema.
—Oye. ¿Casi terminas?
—Sí. La biblioteca se cierra justo a ahora.
—Genial —le dije—. ¿Quieres ir a comer algo?
—Mmm... —Actuaba como si la hubiera invitado a un viaje a Irán—. Por
supuesto.
—Kay, ¿pasa algo malo?
—No. ¿Por qué habría algo de malo? —Se quitó los lentes y los guardó en el
cajón.
—¿Estás ... tensa? —No podía explicarlo bien.
—Oh. Acabo de tener un largo día. No te preocupes por mí.
Tomé su palabra.
—¿Para qué estás de humor? Hay un pizzería justo al otro lado de la calle.
—Funciona para mí.
Salimos de la biblioteca y entramos al lugar. Unas pocas personas estaban dentro
compartiendo una pizza familiar. Me imaginé que Kayden y yo dividiríamos algo ya
que no vendían nada por rebanada.
—¿Combinamos?
—Por supuesto.
Pedí la pizza y tomé las bebidas. Después de llenar los vasos en el mostrador,
tomamos asiento en una mesa.
Ahora que estaba solo con Kayden, me di cuenta de que no hacíamos muchas
cosas juntos, solo nosotros dos. Veía a Jessie todo el tiempo, y eso nunca fue
incómodo. Pero con Kayden, parecía que algo estaba mal. Siempre que estábamos en
un grupo, no notaba nada, probablemente porque ella y yo nunca hablábamos con el
otro.
—Entonces... ¿te gusta la biblioteca?
—Sí. En realidad, me encanta. —Tenía una voz suave, como una maestra.
—¿Qué te gusta de ella? —No la estaba socavando. Estaba genuinamente
intrigado.
Se encogió de hombros.
—Crecí con libros. Es agradable estar rodeada de ellos todo el día.
—¿Te gusta leer?
—Leo todo el tiempo. Probablemente leo un libro a la semana, dependiendo de
lo grande que sea.
Me quedé boquiabierto.
—¿Uno a la semana? Mierda, no puedo leer un libro al año.
Rio entre dientes.
—Hoy has leído uno.
—Pero eso fue una casualidad —dije mientras agitaba la mano—.
Probablemente nunca volveré a leer en mi vida.
—¿Por qué?
—Es aburrido.
—Tal vez no has encontrado un buen libro.
—Eh. —Me encogí de hombros—. Es difícil para mí permanecer sentado por
largos períodos de tiempo, a menos que esté viendo la televisión.
—La televisión es como leer. Estás inmerso en una historia, solo que en un nivel
más íntimo.
—Cuando digo que veo la televisión, quiero decir que veo deportes. Por lo tanto,
si hay un libro sobre deportes, entonces hay algo de esperanza. Pero lo dudo.
Rio entre dientes.
—Realmente no.
—Entonces nunca va a suceder.
Unos cuantos mechones de cabello de su cola de caballo cayeron sobre su
hombro, y los tocó con el dedo índice.
—¿Qué harás este fin de semana?
—No estoy segura —dijo—. Probablemente algo con Jessie y Rae.
Al menos que Rae tuviera otros planes con su cita secreta.
—Tengo entradas para ver los Wombats. En realidad, las gané en la radio,.
¿Quieres venir?
Dejó de tocarse el cabello inmediatamente y se congeló en el acto.
—¿Me estás pidiendo que vaya a un concierto contigo?
¿Por qué era raro? Hacíamos cosas en grupo todo el tiempo.
—Sí, tengo seis entradas. Pensé en invitar a todos. Tengo un extra, así que quizá
encuentre una cita sexy o algo así.
—Oh... —El brillo en sus ojos se apagó, y su mano lentamente se movió hacia
su regazo. Rompió el contacto visual y miró hacia sus muslos—. Sí... eso suena
divertido.
Miré hacia la cocina y me pregunté si nuestra pizza estaba lista.
—Amigo, me muero de hambre.
—Sí, yo también —dijo débilmente.
Saqué mi teléfono y revisé Facebook rápidamente antes de mirarla de nuevo.
—¿Estas saliendo con alguien?
—Uh no.
Ahora que lo pensaba, nunca había visto a Kayden con algún tipo. Siempre que
salíamos, nunca traía una cita. Lo cual me sorprendía porque obviamente era hermosa.
—¿Sales mucho?
—Ocasionalmente... —No me hizo la misma pregunta.
La pizza finalmente llegó, y me sentí aliviado de que teníamos algo que hacer,
además de mirarnos el uno al otro y hablar... o lo que sea que estábamos tratando de
hacer. Puso una rebanada en su plato y comió a un ritmo de caracol. Comí como una
persona normal y devoré la mitad.
—¿Cómo está el boliche? —preguntó.
—Bastante terrible. No sé lo que estaba pensando cuando compré el lugar.
—Estabas invirtiendo tu dinero —dijo—. Creo que es inteligente. Cualquier otra
persona lo habría gastado en algo que no necesitaban, como un auto o unas
vacaciones.
Finalmente, alguien me defendía.
—Gracias. Solo desearía que hubiera escogido algo mejor.
—No lo sabías —dijo suavemente—. Entonces, ¿no parece que vaya a
sobrevivir?
—Rae y Zeke propusieron algunas ideas para atraer a más clientes. Parecen
seguros de que funcionará.
—Rae es bastante inteligente, así que la escucharía.
—No es tan inteligente. —Mi hermana podría ser buena en ciencia, pero era
tonta en todo lo demás. A veces, encendía la licuadora sin tapa, y otras veces, dejaba
la puerta del refrigerador abierta toda la noche. Le faltaba sentido común, y si me lo
preguntas, esa es la inteligencia más importante que se debe tener.
—Dices eso porque es tu hermana.
—Y tú lo dices porque es tu mejor amiga.
Kayden se encogió de hombros en derrota.
—Supongo que tienes razón.
—Siempre tengo la razón.
Kayden puso los ojos en blanco.
Sonreí porque finalmente se relajó un poco.
—¿Te gusta la pizza?
—Es deliciosa.
—Tienes que venir aquí todo el tiempo, ya que está muy cerca de donde trabajas.
—Por lo general traigo un almuerzo —dijo—. Me encanta comer fuera, pero no
sabe tan bien cuando lo haces todo el tiempo.
No sabía de qué estaba hablando. Comía afuera todo el tiempo y nunca me
cansaba de ello. Nada podría superar la comodidad de hacerlo. A veces Rae cocinaba
la cena y yo la devoraba, pero por lo general ella no estaba de humor.
—¿Estás sobreviviendo a vivir con Rae? —preguntó.
—No es tan malo —dije—. Me grita muchas cosas... pero en su defensa, tiene
razón.
Kayden sonrió.
—Le diré que has dicho eso.
—Es mejor que no. —La amenacé solo con mirarla—. Esto se queda entre
nosotros. Somos amigos, ¿verdad?
Su sonrisa se desvaneció lentamente, y el resplandor en sus ojos se atenuó.
—Sí, somos amigos.
—Bueno, los amigos a veces guardan secretos. Así que, no le digas que dije eso.
Maldita sea, nunca dejaría de recordármelo.
—Voy a guardar tu secreto —dijo en voz baja.
—Además, si sabe que sé que tiene razón, me gritará aún peor cuando la haga
enojar.
—¿Qué haces exactamente?
—Bueno, hago un lío en la cocina y no lo limpio. Pero piénsalo, después de
cocinar algo, ¿no quieres comerlo? No quieres dejar que se enfríe y se arruine
mientras lavas los platos.
—¿Por qué no lavas los platos después de comer?
—Porque estoy lleno y cansado...
—No es una buena excusa, pero entiendo lo que dices.
—Y generalmente dejo mi ropa sucia en el suelo del cuarto de lavado. A ella no
le gusta mucho eso. Y tiro mis toallas sucias en el piso después de una ducha.
También se enoja por eso.
—Rae es bastante organizada, así que entiendo su frustración. —A veces
Kayden hablaba como un robot, como si estuviera constantemente temerosa de que
me dijera algo incorrecto. Estaba pensando en sus palabras antes de decirlas, cuidando
en dónde pisaba.
Yo dejaba escapar todo sin pensarlo dos veces. Si a alguien no le agradaba, no
tenían que hablar conmigo.
—Pero no quiero cambiar, así que seguiré haciéndolo hasta que me vaya.
Kayden rio entre dientes.
—A Rae le encantará eso.
—Tengo suerte de que me aguante. Amenaza con echarme casi todos los días,
pero sé que está bromeando.
—No lo sé... si la enojas lo suficiente, podría hacerlo.
—Nah. Sé que mi hermana me odia, pero también me ama.
Kayden sonrió.
—Lo hace.
—Además, cuando estoy allí, puedo sacar a Safari para que haga sus
necesidades. Así que... le hago un gran favor.
—Sí, ¿qué haría ella sin ti?
Terminé la última rebanada y luego limpié la grasa de mis dedos con una
servilleta.
—Entonces, ¿iras en al concierto?
Asintió.
—Estaré allí. Gracias por el boleto.
—No hay problema —dije—. No sería lo mismo sin ti.
Me miró sin pestañear. Lentamente, una sonrisa se deslizó en sus labios.
—Bueno, nos vemos luego. Tengo que llegar a casa y.… gritarme con mi
hermana.
Kayden rio más fuerte esa vez.
—Que te diviertas.
—¿Quieres que te llevé a casa? —pregunté—. No es un problema.
Parecía que podría aceptar la oferta, pero luego su rostro cambió rápidamente.
—Está bien. Por lo general tomo un taxi porque no me gusta caminar con los
tacones después de estar en ellos todo el día.
Asentí.
—Bien pensado. Te veo luego.
—Adiós, Rex.
Extendí el brazo para que chocara el puño con el mío, pero como ella no sabía lo
que estaba haciendo, torpemente trató de abrazarme.
—No te preocupes. Lo conseguirás la próxima vez.
Capitulo 5
Rae
Traducido por Stefanie | Estef | Astra Basha | SOS Dustie
Corregido por M.Arte
Entré en la peluquería y vi a Jessie en su estación.

—Junta tu mierda y vámonos. La Hora Feliz termina en una hora.

—Cálmate. —Jessie enrolló el cable del secador de cabello y lo regresó a la


estación. Luego barrió rápidamente el cabello del suelo antes de tirar su delantal sobre
el respaldo de la silla—. Bien, vámonos.

Salimos de la peluquería y caminamos por la cuadra hacia nuestro bar de


cócteles favorito.

—¿Cómo estuvo el trabajo? —Estaba sorprendida de que Jessie no me pidiera


inmediatamente que le contara todo sobre Ryker. Conociéndola, eso sería lo único que
le importaría.

—Estuvo bien. Tuve una nueva clienta que me pidió que le cortara el cabello y
se lo arreglara. Pero cuando terminé, se enojó y dijo que no lucía bien. O sea, ¿cómo
es eso mi culpa? Fue ella quien lo eligió.

—¿Pidió que le devolvieras el dinero?

—Sí.

—¿Se lo diste?

—Ni loca. Así no es como manejo mi negocio.

—Yo tampoco se lo hubiese dado.

Puso sus manos en los bolsillos de la chaqueta.

—Y no me importa perder un cliente. Mi horario está reservado por completo así


que no hace una diferencia. Además, no quiero volver a arreglarle el cabello. Al.
Carajo. Con. Esa. Mierda.

Reí y crucé los brazos sobre el pecho para luchar contra el frío.

—Hiciste lo correcto. Puede ir a otro lugar y hacerlos sufrir.


—Pobre alma…

Entramos al bar y conseguimos una mesa en la esquina. Ordenamos nuestras


bebidas, y cuando llegaron, nos las tomamos como si fueran chupitos.

—Listo. —Jessie se recostó y suspiró—. Eso es lo que he estado esperando todo


el día.

—Yo también. —Limpié mis labios con la parte posterior de mi antebrazo.

—¿Cuándo llegará Kayden?

Miré mi reloj.

—Debería llegar pronto. Dijo que quería bañarse después del trabajo.

—Probablemente porque huele al polvo de todos esos libros.

—Sí. —Le hice una seña al barman y pedí dos bebidas más—. Bebidas a mitad
de precio, así que estoy ordenando el doble.

Jessie chocó su vaso contra el mío.

—¡Salud!

Kayden entró al bar, su cabello rubio identificándola.

—Allí está. —Le hice una seña con la mano.

Kayden sonrió y se dirigió hacia nosotras. Se sentó y observó los vasos vacíos.

—Guau. Ustedes no esperaron.

—Como si tú no hubieses hecho lo mismo —dijo Jessie.

Kayden se detuvo por un momento para finalmente asentir.

—Tienes razón.

—Síp. —Jessie le hizo una seña al barman para que Kayden pudiera ordenar.

Kayden obtuvo su bebida y tomó un gran sorbo.

Jessie la observó.

—¿Mal día?

—Simplemente fue largo. —No dio más explicaciones.

Jessie se giró hacia mí.

—Entonces, ¿qué hay de nuevo contigo?


¿Qué clase de pregunta es esa?

—¿Qué? Esperaba que me abrumaras con preguntas sobre la otra noche.


—Me sorprendió cuando ni siquiera obtuve una respuesta a la mañana siguiente
cuando me fui del departamento de Ryker.

—¿Qué paso la otra noche? —dijo Jessie inexpresiva.

—Estás bromeando, ¿verdad? —pregunté.

Jessie señaló hacia su rostro.

—¿Luce como si estuviese bromeando?

—¿No recibiste mi mensaje de texto? —Sé que lo mandé.

—Nuevamente, no tengo ni idea de lo que estás hablando —dijo Jessie.

—Y yo no tengo ni idea de que está sucediendo. —Kayden se mantuvo ocupada


con su bebida.

—La otra noche, tuve sexo con Ryker. No sabía que decirle a mi hermano
entonces…

—¿Quién es Ryker? —preguntó Kayden.

—¿Sí? —dijo Jessie.

—Llegaré a esa parte en un segundo —dije rápidamente—. De todas maneras, le


mandé un mensaje a mi hermano y le dije que me había quedado contigo para que no
se pusiera raro. Luego te mandé un mensaje para que fueras mi coartada.

Jessie levantó la mano, lo que usualmente hacía cuando iba a darme un sermón.

—Eres una mujer adulta que puede hacer lo que sea que quiera. ¿Por qué le estás
mintiendo? Si pasaste la noche con un tipo, no deberías tener que esconderlo. Y él se
está quedando en tu apartamento. Recuerda eso.

Puse los ojos en blanco.

—Lo sé. Pero siempre se pone raro al respecto. Siempre.

—Dile que crezca, maldición —dijo Jessie—. El hace lo mismo, entonces, ¿por
qué importa lo que tú hagas?

—Solo se preocupa por ti —dijo Kayden—. Tú sabes, el hermano protector.

No me importaba si era el hermano del año.


—No debería tener que mentir. Lo admito. Pero solo está viviendo conmigo
temporalmente, así que, en vez de ir codo a codo con él, prefiero evitar la
confrontación hasta que se vaya.

Jessie eventualmente asintió en acuerdo.

—Supongo que veo tu punto.

—Es más fácil de esta manera —dije—. Y sabes cómo es Rex. Cuando está
enojado por algo, jamás lo deja ir.

—Pienso que simplemente quiere asegurarse que seas respetada y tratada


correctamente —dijo Kayden—. No lleva su corazón en la mano, pero claramente se
preocupa por ti.

Jessie puso los ojos en blanco.

—¿Por qué sigues defendiéndolo?

—No lo estoy haciendo —dijo Kayden—. Solo estoy siendo la abogada del
diablo. Siempre es bueno entender ambos puntos de vista. Rex se ve a sí mismo como
una figura paternal para ti. Claramente piensa que es su responsabilidad cuidarte. En
realidad, es dulce.

—Dulce, mi culo —dije—. Se vuelve un loco del control.

Kayden se encogió de hombros.

—Quizás deberías decirle que pare —dijo Jessie.

—Quizás lo haga —dije—. Pero voy a esperar a que se mude, así no tendré que
verlo todos los días.

—Bien pensado —dijo Jessie.

—Devuelta hacia mi punto original —dije—. Te mandé un mensaje para que me


cubrieras. Específicamente te dije que no le dijeras a Rex que no estaba contigo esa
noche. ¿No te acuerdas?

—Chica, si hubiese recibido tu mensaje, lo hubiese sabido. —Jessie tomó un


sorbo de su bebida y luego se comió la aceituna.

—Pero sé que lo mandé. Revisa tu celular.

Suspiró irritada antes de tomar su celular de su bolso. Luego fue a la parte donde
estaban mis mensajes.
—Mira. El último mensaje que recibí de ti fue el lunes cuando me preguntaste
que marca de secador de cabello debías comprar. —Me dio el celular. Eso no podía
ser cierto. Revisé su celular y me di cuenta de que mi mensaje no estaba allí.

—Probablemente no apretaste el botón de enviar o algo así —dijo Kayden—.


Me pasa eso todo el tiempo.

Dejé el celular de Jessie antes de sacar el mío.

—Supongo. ¿No has hablado con Rex entonces?

—Nop —dijo Jessie.

—Uf. —Saqué mi celular y miré la conversación con Jessie. No estaba escrito en


la zona de escribir un mensaje, lo que era raro. No le había mandado ningún otro
mensaje así que las palabras debían estar ahí aún si no lo había enviado.

—Tal vez le mandaste el mensaje a otra persona —dijo Kayden—. Hago eso
todo el tiempo cuando estoy cansada.

—Supongo… —La única otra persona a la que le había mando un mensaje había
sido a Rex, pero no podía ser posible que se lo hubiese mandado a él. Abrí su
conversación y casi grité—. ¡No!

—¿Qué? —dijeron Jessie y Kayden al unísono.

Si Rex pregunta, estuve contigo esta noche. Te cuento los detalles más tarde.

—Carajo, maldición. —Golpeé mi puño contra la mesa—. Se lo mandé a Rex.

Los ojos de Jessie se ensancharon.

—¿En serio?

Le lancé el celular.

Revisó la pantalla y vio lo mismo que yo.

—Mierda…

Cubrí mi rostro porque no podía soportar el horror.

—No. No. No.

—¿Realmente se lo mandó a él? —preguntó Kayden.

—Síp —dijo Jessie—. Y además dice que lo leyó.

—Mátame. Ahora. —Lentamente bajé mis manos y quise apoyar mi frente


contra la mesa porque ya no tenía razones para vivir.
—Eso es incómodo —dijo Jessie—. ¿Te dijo algo?

—No. —Lo que era raro, ahora que lo pensaba.

—Mmm… —Jessie dejó el celular y volvió a su bebida—. Obviamente lo leyó,


entonces, ¿por qué no te confrontó?

—Probablemente está esperando para emboscarme en el momento justo.


—Ahora no había alcohol suficiente en el mundo para hacerme sentir mejor—. Y
ayer, hablé y hablé sobre las cosas que hicimos juntas esa noche… y sabía que le
estaba mintiendo todo el tiempo.

—Auch —dijo Kayden—. Eso es duro.

—¿Lo ves? —dijo Jessie—. Deberías haberle dicho la verdad.

—Ahora no —dije bruscamente.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Kayden.

—No estoy segura —dije—. Supongo que voy a esperar a que me confronte.

—O tal vez no te va a confrontar —dijo Jessie—. Si sentiste la necesidad de


mentirle, entonces quizás se dio cuenta de que está demasiado involucrado en tu vida
personal. Quizás lo tomó como una señal para alejarse.

—Quizás… pero lo dudo. —Desearía que ese fuese el caso.

—¿Qué otra explicación hay? —preguntó Jessie.

—Supongo que eso es cierto —admití.

—Quizás lo dejó pasar y siguió adelante —dijo Jessie—. Han pasado algunos
días.

—Cierto —dije de acuerdo.

—Ahora basta de eso —dijo Kayden—. ¿Quién es Ryker?

—Sí —dijo Jessie—. Suena sexy.

—Lo es —dije—. Ay hombre, lo es.

—Desembucha. —Jessie chasqueó los dedos.

—¿Recuerdan al chico con el que me encontré en el parque? —dije.

—Sí —dijo Kayden.

Jessie asintió.
—Bueno, es él. Aparentemente, fue a la preparatoria con Rex y Zeke entonces
son amigos. Hace poco se mudó aquí desde Nueva York así que se reencontraron.
Jugamos al basquetbol, y después, me invitó a su casa.

—Ooh… —Jessie se frotó las palmas de las manos—. ¿Y cómo estuvo?

—Fan-tás-ti-co. —Cada segundo fue como probar el paraíso—. Tenía el paquete


correcto y el estilo correcto. Me fui sintiéndome completamente satisfecha.

—Estoy celosa —dijo Jessie—. ¿Lo verás de nuevo?

—Estoy segura de que lo veré de nuevo porque es amigo de Rex, pero no vamos
a tener una cita o algo así. —Ni siquiera intercambiamos números de celular.

—¿Eso es todo? —preguntó Kayden.

—Dejo bastante claro el hecho de que solo estaba buscando algo de una noche.
Y estoy bien con eso. He estado pasando por una sequía, así que fue lindo tener algo
puramente físico. —Ahora que estábamos hablando sobre Ryker, estaba distraída de la
cuestión con Rex.

—¿No piensas que volverán a dormir juntos? —preguntó Jessie.

—Nah. Esa vez fue divertido, pero no quiero hacerlo algo regular. Eso se vuelve
muy complicado. —Los sentimientos se involucran, y es muy difícil alejarse.

—Entonces si te invitara a salir, ¿le dirías que no? —preguntó Jessie incrédula.

—Si me invitara a salir, le diría que sí en dos segundos. Pero nunca me va a


invitar. No voy a aguantar la respiración y esperar a que suceda. —Ryker era atractivo
y carismático, pero reconocía a un mujeriego cuando lo veía. Los hombres así nunca
cambiaban, y cuando lo hacían, era solo por alguien muy especial.

Y sabía que no sería ese alguien especial.

Kayden asintió.

—Tienes razón. Nunca te quedes esperando a un chico.

—Ni loca —dijo Jessie—. Al menos obtuviste lo que necesitabas y puedes


seguir adelante.

—Sí. Y definitivamente no me arrepiento. Fue bueno… muy bueno.

Ambas me miraron con envidia en los ojos.

Tenía que cambiar el tema para que me dejaran de mirar así.

—¿Y qué hay sobre ustedes chicas? —pregunté—. ¿Qué hay de nuevo?
El Sr. Pierce vino al laboratorio al final del día. No era muy viejo, tal vez
llegando a los sesenta, pero parecía frágil. Caminaba lento, como si cada paso le
causara dolor. Su sonrisa no era tan brillante como solía ser. Me preguntaba si era la
única que lo notaba.

—¿Cómo va todo por aquí? —El Sr. Pierce se acercó a mi mesa de trabajo y se
recostó contra el mostrador.

—Bastante bien, tengo algunas ideas en las que estoy trabajando.

—Siempre has trabajado arduamente, lo aprecio. —Su cabello se había caído, y


estaba casi calvo. Solía tener diez kilogramos de sobrepeso, pero ahora estaba más
esbelto.

—Aprecio la oportunidad de trabajar aquí. —COLLECT era bueno por todo el


equipamiento de laboratorio limpio y nuevo. La paga era genial, y los beneficios
fantásticos. Si todo se mantenía así, planeaba trabajar aqí por un largo tiempo.

—Eres una chica dulce. —Palmeó mi espalda—. Te voy a extrañar.

—Yo también lo voy a extrañar, Sr. Pierce. —Siempre contagiaba los pasillos
con su espíritu alegre. Era la clase de jefe que te hacía sentir apreciada. Nunca me
sentí como una simple empleada. Siempre me sentí como una persona—. Pero estoy
segura de que nos seguiremos viendo.

—Sí —dijo en voz baja—. Estoy seguro de que sí.

—¿Es hoy su último día?

Asintió.

—Es raro pensar que ya no voy a caminar por estos pasillos…

—Estoy segura que sí. —Abrió esta compañía y trabajó aquí por más de treinta
años. Era como un hijo para él—. ¿Qué planes tiene para el retiro?

—Algunos viajes y eso, ya sabes.

—¿Cree que su hijo está listo para llenar sus grandes zapatos?

Rio entre dientes.

—Estará bien. Es excepcionalmente brillante. No estoy seguro de donde lo saca.

—De usted, estoy segura.


Me palmeó el hombro y rio.

—Eres muy dulce. Algún día harás muy feliz a un hombre.

—Eso espero.

—No aceptes a nadie menos que el mejor —dijo—. Eres muy buena para eso.

Sonreí.

—Gracias.

—Bueno… —Se paró derecho y lucía cansado—. Solo quería venir aquí una
última vez.

Lo abracé y lo sostuve por un momento.

—Gracias por todo, Sr. Pierce.

Me abrazó fuerte antes de soltarme.

—No, gracias a ti. —Me sonrió antes de dirigirse a la entrada. Caminó


lentamente, como si cargara un peso muy pesado que yo no podía ver.

Llegué a casa esa noche e inmediatamente estaba en alerta. Rex no me había


confrontado sobre ese mensaje de texto, y sospechaba que lo haría eventualmente.
Esperar era la peor parte. Iba a llevar a una pelea, y simplemente quería acabar con
eso.

Lo vi en la sala.

—Hey, ¿cómo estuvo tu día?

—Aburrido. Muy aburrido. —No miró por encima de su hombro para hablarme.
Una cerveza estaba sobre la mesa, la condensación formando perlas contra el vidrio.
Últimamente no había sido él mismo. Generalmente era conversador, y cuando no lo
era, usualmente discutía conmigo. Pero ahora estaba dócil y callado.

Sabía que estaba enojado.

—Las cosas van a mejorar, y entonces estarás de puntillas todo el día.

—Tal vez.

—Bueno, voy a tomar una ducha. —Me dirigí hacia el pasillo.


—¿En verdad vas a ducharte? —dijo bruscamente—. ¿O esa es tu coartada?
—Sus ojos estaban pegados a la televisión.

Me congelé en el lugar, dándome cuenta de que el momento finalmente había


llegado. Suspiré silenciosamente para que no pudiera escucharlo antes de dirigirme
hacia la sala. Era estúpido sentirme incómoda. Era mi vida personal, y no debería
meter la nariz. Pero cada vez que mi hermano estaba enojado, me ponía nerviosa.

Rex se rehusaba a mirarme. Ni siquiera me lanzó una mirada.

Me senté en el otro sofá, no queriendo estar muy cerca de él.

—¿Qué? —dijo—. ¿No estás segura?

Mantuve mi silencio.

Finalmente me miró cuando me mantuve indiferente. Había ira en sus ojos


además de decepción.

—Ya que no estabas con Jessie la otra noche, ¿dónde estabas realmente?

No me molesté en actuar inocente.

—¿Mmm? —preguntó—. ¿O me vas a mentir de nuevo?

—Rex, donde estaba no te incumbe, así que no voy a responder.

Tensó su mandíbula.

—Lamento haberte mentido. Simplemente no sabía que otra cosa decir.

Se levantó rápidamente como si no pudiese quedarse quieto.

—Sé que discutimos mucho. Ambos somos argumentativos y confrontacionales.


Pero eres la única persona en este mundo en la que puedo confiar. Eres la única
persona que no me miente. Pero entonces lo hiciste. La mejor parte de nuestra relación
es la honestidad bruta. No escondo nada de ti, y duele que me mientas así.

Ahora me estaba haciendo sentir culpable.

—No debería de haber mentido. Pero tienes que dejar de meter la nariz en mi
vida personal. Soy una mujer adulta con un trabajo de niña grande. Lo que hago no es
de tu incumbencia. No tienes derecho a interrogar a cada chico con el que salgo ni a
espantarlos. Es completamente inaceptable. Si no actuaras así, no hubiese mentido.

—Rae, solo te estoy cuidando. Cada tipo que entra por esa puerta necesita saber
que no puede meterse contigo. Ese es mi trabajo.
—No, no lo es. —Me levanté, sintiendo la ira aflorar de golpe—. Rex, no eres
mi padre. No necesitas actuar de esa manera.

—Sí, tengo que hacerlo. Soy todo lo que tienes.

—Aprecio lo que estás haciendo, pero soy una chica grande que puede cuidarse a
sí misma. No necesito que alguien me cuide. Francamente, es raro cuando me
preguntas sobre los chicos a los que estoy viendo o cuando los acosas al verlos a la
mañana siguiente. Es muy raro. Quiero que te mantengas fuera de ahora en adelante.
No pregunto nada sobre tu vida personal ni me involucro. Necesitas salir de la mía.

Cruzó los brazos sobre el pecho, la misma expresión en su rostro.

—Solo mentí porque no quería explicar dónde estaba o que estaba haciendo. Es
raro, y me hace sentir incómoda.

—¿Estabas con Ryker? —La oscuridad en sus ojos me dijo que iba a estar
enojado si la respuesta era sí.

—Rex, no es de tu incumbencia con quien estaba.

—No es un buen tipo, Rae. Es mi amigo y todo, pero no es la clase de tipo con la
que deberías salir. Solo está detrás de una cosa, y cuando la obtiene, eso es todo. Se
va.

—¿Crees que no sabía eso? —pregunté incrédulamente—. No estoy ajena al


mundo a mí alrededor. Entiendo lo que está sucediendo. Al final, es mi decisión si
quiero involucrarme con él, no la tuya.

—Entonces, ¿estabas con él? —presionó.

—Eso no fue lo que dije.

—Bueno, ¿lo estabas?

—Rex, no importa. Tal vez estaba con otro chico. No te cuento sobre mi vida
personal, así que realmente no tienes idea de quién podría haber sido. Para de
preguntarme cosas como esa, y olvídalo.

Suspiró como si eso fuera la cosa más difícil del mundo.

—Rex, te amo. Siempre estaré aquí para ti. Eres toda la familia que me queda, y
siempre voy a apreciar lo que tenemos. Pero no voy a dar el brazo a torcer con esto.
Necesitas retroceder. Lo digo en serio.

Su enojo comenzó a disminuir con cada segundo que pasaba. Suspiró de nuevo,
como si supiera que lo que estaba diciendo era la verdad.
—Realmente me dolió que me mintieras. No quiero que me vuelvas a mentir.

—Eso es justo. No lo haré.

—Bien.

—¿Y? —Le convenía poner de su parte.

—Tienes razón. Lo que haces en privado no me incumbe. Sé que ya no eres una


niña, así que no necesitas que te cuide. Lo entiendo. Lo hago.

Eso era mejor de lo que había esperado.

—Mis intenciones eran buenas. Solo quiero lo mejor para ti. Sea quien sea con
quien termines tiene que ser el hombre perfecto en todas las maneras imaginables.
Solo… lo llevé demasiado lejos. Constantemente estoy intentando protegerte porque
me olvido de que ya no necesitas que te proteja.

—Gracias.

—Es solo que… —Se frotó la parte posterior de su cuello—. Tuve que cuidar de
ti cuando cumplí dieciocho. No sabía nada de criar a una niña o de ser responsable de
alguien más. Apenas podía cuidarme a mí mismo. Después de acogerte bajo mi ala,
empecé a verte de una manera diferente… como si fueras mi hija o algo así. Supongo
que siempre tendré esa mentalidad, asegurarme de que estés feliz y tengas todo lo que
necesitas.

Era difícil mantenerse enojada con él cuando decía cosas como esa.

—Lo sé…

—Realmente nos peleamos a veces, pero te amo. —No me miró al decirlo—.


Intentaré ser mejor de ahora en adelante. Retrocederé y solo seré tu hermano. Solo…
me tomará un tiempo acostumbrarme.

Eso era todo lo que había pedido.

—Gracias.

Puso las manos en los bolsillos y se quedó allí incómodamente.

—Entonces, ¿no más mentiras?

Sacudí la cabeza.

—No más mentiras.

Asintió y continuó parado allí.


—¿Deberíamos abrazarnos o algo así?

Sonreí porque la tensión finalmente se había ido.

—Creo que podemos abrazarnos… por esta vez. —Crucé la sala y lo abracé por
la cintura.

Devolvió mi abrazo y descansó su mentón sobre mi cabeza.

—Somos tú y yo contra el mundo, Rae. Y siempre seremos tú y yo.

—El chico nuevo inició hoy. —Jenny hizo anotaciones en su cuaderno de


laboratorio antes de cerrarlo enérgicamente.
—¿Qué chico nuevo?
—El nuevo Director General —Puso los ojos en blanco—. Veamos cómo
demuele este lugar.
—Sabes, eres extremadamente prejuiciosa contra alguien que nunca has
conocido.
Puso los ojos en blanco dramáticamente.
—Su currículum me dice todo lo que necesitamos saber.
—El Sr. Price es tan dulce. No me lo puedo imaginar teniendo un hijo que sea
diferente.
—Lo que sucede es que te gustan los hombres mayores.
—No —refuté.
—Como sea —dijo—. Crees que es la cosa más tierna del mundo.
—Bueno, aparte de Safari, es bastante tierno. Me dijo adiós el otro día, y fue tan
triste…
—Estarás más triste cuando este chico te dejé sin trabajo.
Dado que ya había formado su opinión, no me molesté en tratar de cambiarla.
Honestamente, dudaba que siquiera fuéramos a notar que alguien nuevo dirigía el
lugar. Jenny y yo nos quedamos en el laboratorio todo el día, no nos cruzamos con
otros trabajadores de la compañía. Prácticamente estábamos en cuarentena.
—Podría deshacerse del programa de investigación por completo —dijo
Jenny—. No es como que le produzcamos a la compañía algo de dinero.
—Eso no es cierto. Siempre estamos buscando maneras de mejorar el sistema.
—Pero puede que crea que no valga la pena.
Eché un vistazo al reloj en la pared.
—¿Jenny, por qué no vas a almorzar? —Su negatividad estaba empezándome a
alterar los nervios.
Puso las manos en sus caderas al tiempo que lo consideraba.
—¿Sabes qué? Me vendría bien un cigarrillo.
—Esas cosas van a matarte.
Se encogió de hombros y tomó su bolso.
—Probablemente voy a morir joven de todos modos. —Se dirigió a las escaleras
y salió del laboratorio.
Seguí trabajando en mis titulaciones cuando el teléfono de la oficina sonó. Tomé
la llamada y la puse en altavoz.
—Habla Rae.
—Hola, soy yo. —La voz mandona de Jessie atravesó el teléfono—. ¿Puedes
hablar?
—Síp. Te tengo en alta voz y no hay nadie más aquí.
—Genial. Entonces, ¿qué pasó con Rex?
—Nos peleamos, pero ya hicimos las paces.
—¿Eso es todo? —preguntó—. Debió haber sido más jugoso que eso.
Hice una pausa para hacer un cálculo rápido y luego continué—: Estaba bastante
enojado porque le hubiera mentido. Dice que no quiere tener una relación así.
—¿Y luego lo reprendiste?
—Más o menos. Afortunadamente, estuvo de acuerdo en retroceder. Luego
habló de lo abrumador que fue cuidarme cuando mamá murió. Se puso algo
sentimental…
—Oh.
—Ambos nos disculpamos y estuvimos de acuerdo en seguir adelante. Incluso
me abrazó.
—Guau —dijo ella—. Es la primera vez, ¿cierto?
Me reí.
—No es la primera vez, pero es una de las pocas y raras veces.
La puerta arriba de las escaleras se abrió, y la escuché cerrarse tras quien quiera
que entró. Podía ser Jenny porque olvidó algo o podía ser alguien completamente
diferente.
—Jessie, debo irme. Te hablaré luego.
—Adiós, chica. Te quiero.
—También te quiero. —Presioné el botón de finalizar y me quité los guantes
para poder ponerme un par nuevo. Cuando me di vuelta para tomar la caja, me detuve
en seco al ver lo que estaba frente a mis ojos.
Ryker parado ahí en su traje negro de diseñador. Usaba una corbata gris que
resaltaba el brillo de sus ojos. La usual barba de unos días en su rostro había
desaparecido porque se había afeitado esa mañana. Parecía tan sorprendido de verme
como yo lo estaba de verlo a él.
—Uh, hola…
Se quedó ahí parado con las manos en los bolsillos, asimilándome.
—¿Eres el nuevo director? ¿Cómo es eso posible?
Finalmente volvió a la tierra y se acercó a mí, conservando la compostura.
—Sí, desafortunadamente.
Me sentí muy cohibida en mi bata de laboratorio y mi moño desarreglado. La
única persona que alguna vez me veía aquí abajo era Jenny. Y generalmente también
lucía fatal.
—No me di cuenta de eso.
—Bueno, tampoco sabía que trabajabas aquí. Supongo que ambos estamos
sorprendidos.
—Sí. —¿Por qué Rex no me lo dijo? Obviamente lo sabía. ¿En qué estaba
pensando?
Ryker se rascó la barbilla y puso de vuelta la mano en el bolsillo.
—He estado yendo a todos los departamentos para presentarme. Sé que este
cambio ha sido difícil para todos. Todo lo que escucho es lo maravilloso que es mi
padre.
—Lo es —dije concordando—. Es uno de los hombres más dulces y generosos
que jamás haya conocido.
Ryker me observó fijamente sin ninguna reacción.
—Pero estoy segura que también lo harás de maravilla.
—Eso espero. —Se acercó un poco a mi mesa de trabajo y observó alrededor del
laboratorio—. ¿Aquí es donde haces toda la investigación?
—Sí. Es un espacio agradable. Tu padre nos dio todo el espacio y equipo que
necesitábamos.
Asintió.
—Siempre dijo que el departamento de investigación era el más importante.
¿Eso dijo?
—Fue muy considerado de su parte decir eso.
Ryker observó fijamente el equipo de titulación pendiendo frente a mí,
aparentemente perplejo por la manera en la que funcionaba. Luego sus ojos verdes se
volvieron hacia mí, profundos como el musgo en el lado norte de los árboles.
—¿Trabajando en algo sobre lo que debería saber?
—Estoy trabajando en un proyecto justo ahora, pero te diré acerca de ello cuando
tenga información prometedora. No hay razón para darte esperanzas.
—¿Eres la única acá abajo?
—No. Jenny está aquí hoy, pero está almorzando. También hay otros dos
investigadores.
—Supongo que tendré que pasar en otro momento para verlos a ellos también.
—Sí, eso sería agradable. —Era la primera vez que lo veía en un traje, y lucía
muy bien en él. Recuerdos de nuestra noche juntos se reprodujeron en mi mente. Era
un besador excepcional, del tipo que te derretían las bragas entre las piernas. Y la
manera en que se sentía dentro de mí era inolvidable. Esa noche fue cosa de una sola
vez, pero aún era divertido pensar en ello.
También debía estar pensando en eso porque tenía una ligera sonrisa en los
labios.
—Rex me invitó a ver The Wombats con ustedes este fin de semana.
—¿En serio?
—Sí. ¿Está bien sí los acompaño?
—Claro. Solo debo advertirte que soy bastante ruidosa, y me muevo mucho por
todos lados.
Una mirada perspicaz estaba en sus ojos.
—Sí… ya sabía eso.
Las mejillas se me inundaron con calor inmediatamente.
Echó una mirada sobre su hombro antes de acercarse más a mí.
—Dado que trabajamos juntos y soy amigo de tu hermano, tal vez deberíamos
hablar acerca de lo que pasó. ¿Está todo bien entre nosotros?
—Por supuesto —¿Por qué no iba a estarlo?
Buscó en mi cara una mentira.
—Fue muy divertido, pero cuando intentas hacer los mismo de nuevo, nunca es
tan bueno como lo recuerdas.
Ladeó la cabeza ligeramente.
—Me encantaría si pudiéramos ser amigos. Ya me agradas, y estoy bastante
seguro de que también te agrado.
—Sí, me agradas.
—Entonces el pasado es el pasado. Puede ser nuestro pequeño secreto. —Le
extendí la mano para apretar la suya.
La observó sin tomarla.
—¿Y eso es todo?
—¿Qué quieres decir?
—¿No me quieres ver de nuevo? ¿No esperas nada?
—Si lo hiciera, esta conversación habría sucedido de una manera muy diferente.
Finalmente tomó mi mano. La calidez de sus dedos se sintió bien en los míos.
Podía percibir la resequedad de su piel. Recordé la manera en que sus palmas se
sentían cuando estrujaban mis pechos.
Quité la mano para romper el contacto.
—Entonces, ¿hay algo que quieras saber acerca de la compañía? ¿Algo que tu
padre no explicara?
—No. Creo que estoy bien.
—Bien, siempre estoy aquí si tienes alguna pregunta. Sé qué trabajo en el
laboratorio, pero sé un par de cosas.
—Estoy seguro de que las sabes. —Continuó parado ahí, aunque parecía que la
conversación ya había acabado.
El reloj estaba corriendo, y tenía especímenes con los que trabajar. Además de
todos eso, debía documentar todo en mi reporte de laboratorio. Era un montón de
trabajo tedioso porque tomaba mucho tiempo.
—Bueno, debería volver a trabajar. Te veré el sábado.
Golpeó ligeramente el mostrador con los nudillos antes de retroceder.
—Eso espero.
—¿Por qué no me dijiste que Ryker iba a tomar el control de COLLECT? —Fue
lo primero que dije cuando atravesé la puerta.
Rex se quedó parado junto a la encimera con un emparedado de albóndigas en
las manos. Estaba a punto de dar una mordida antes de ser interrumpido.
—¿Uh?
—Ryker es el nuevo director general de COLLECT. ¿Por qué no me lo dijiste?
Echó una mirada a su emparedado, como si estuviera triste de no poder comer
porque tenía que hablar.
—Creí que lo sabías.
—¿Cómo iba a saber eso?
Se encogió de hombros.
—Ustedes pasan tiempo juntos. Supuse que te lo había dicho.
Algunas veces quería golpearlo en la cabeza.
—Ni siquiera lo mencionaste de pasada.
—Jesús, lo siento. —Al fin dio una mordida a su emparedado, pero la albóndiga
caliente y la salsa se desparramaron por el pan y el queso y cayeron al piso. Levantó
los ojos hacia mí, con fuego en la mirada—. Te odio.
Tomé una toalla de papel y recogí el desastre.
—Termina de comer y luego te gritaré. —Tiré la toalla de papel y la albóndiga
en la basura.
—¿Qué estás haciendo? —gritó—. No tires eso.
—Se cayó al suelo. Safari vive ahí. Es asqueroso.
—Aún es comida. —Lo rescató y lo metió de nuevo en su emparedado.
Me estremecí y sentí el vómito surgir.
—Eso es muy asqueroso.
Se comió la mitad en una sola mordida.
—Mmm… para mí sabe delicioso. —Se sentó en la mesa de la cocina y continuó
comiendo.
Mi hermano era tan desagradable. No entendía como era que cada fin de semana
llegaba con una chica diferente a casa. Digo, ¿no hablaban con él? ¿No sabían lo raro
que era?
Me senté frente a él y esperé hasta que hubiera terminado su emparedado.
—¿Puedes hablar ahora?
—Ya no hay más albóndigas, así que el piso está abierto. —Tenía salsa
esparcida por la cara.
Esperé a que la limpiara.
Abrió una bolsa de frituras y empezó a comer, ajeno a la mierda de su cara.
—Rex —Señalé la esquina de mi boca—. Tienes salsa por todos lados.
—Eh. Aún estoy comiendo. La limpiaré después.
¿Para qué me molestaba?
—Ryker dijo que lo invitaste al concierto.
—Sí. ¿Está bien?
—No me importa. —No parecía incomodo entre Ryker y yo, así que no debía
haber ningún problema.
—Entonces… ¿se están viendo? —Vio dentro de su bolsa de frituras y evitó el
contacto visual conmigo—. Estoy preguntando solo por curiosidad, así sé que decir
cuando esté alrededor de él.
—No, no nos estamos viendo.
No escondió el alivio en su cara.
—Bien.
—Ryker y yo solo somos amigos. Probablemente nos acercaremos más ya que
trabajamos juntos. Pero eso es todo.
—Le gusta a todas las chicas.
—Sí, no me sorprende. —Lo tenía todo. Tenía dinero, buen aspecto, e
inteligencia, el paquete completo. Sin mencionar, que era increíble en la cama. Y
cuando dejaba caer sus barreras, era realmente muy divertido.
—Y es un rompecorazones. Ese chico jamás ha tenido una novia desde el día en
que lo conocí. Solo vienen y van.
—Lo supuse. —Lo entendía, pero no pude evitar sentirme mal por él. No
pensaba que hubiera nada de malo en el sexo de una sola noche o casual, pero evitar
las relaciones por completo era definitivamente solitario. Los chicos habían ido y
venido en mi vida, pero solo porque no duraba para siempre no quería decir que esas
relaciones no significaran nada para mí.
—Me alegra que entiendas el punto. No es bueno para ti.
Le proferí una mirada despectiva.
—Digo… haz lo que quieras.
Me vestí con vaqueros oscuros y una blusa negra y brillante para el espectáculo.
Me ricé el cabello y lo dejé suelto para ondearlo a donde sea que quisiera cuando
estuviera rockeando. The Wombats eran mis nuevos favoritos, y estaba muy
emocionada por sacudir el trasero en el concierto.
Abrí la puerta para ver a Zeke al otro lado.
—Hola, ¿estás emocionada?
Me vio de arriba abajo.
—Te ves sexy.
—Oh. —Me eché una mirada instantáneamente—. Gracias. Tú también luces
grandioso.
Vestía una camiseta gris de mangas cortas que mostraba sus lindos brazos. Zeke
era como un hermano para mí, pero no ignoraba el hecho de que era apuesto. En
cualquier momento que salíamos a cualquier lado, las chicas le echaban la mirada. Y
algunas veces, me preguntaban si era su novia antes de hacer algún movimiento con
él.
—¿Está la reina de belleza lista para irnos?
Rex gritó desde su cuarto—: Cierra la boca, cabrón.
Zeke soltó una risita.
—Supongo que eso es un no.
Safari llegó a la puerta con la misma mirada triste que ponía cada vez que yo
salía de la casa.
—Cariño, regresaré a casa más tarde. —Le di una buena caricia para que sintiera
el cariño.
Gimoteó en voz baja.
—No te preocupes. Dormiré contigo esta noche. —Lo besé en la nariz.
Gimoteó de nuevo.
Zeke observó nuestra interacción.
—Es como si algunas veces te entendiera.
—Me entiende. —Me levanté y metí mi dinero e identificación en mi bolsillo—.
Maldición Rex, date prisa. No quiero llegar tarde.
—Cállate. —Rex apareció al fondo del pasillo en vaqueros y una sudadera con
capucha—. Ya voy. Dios.
—Vamos, salgamos. —Le di a Safari otra caricia en la cabeza antes de salir con
los chicos.
—¿Tienes los boletos? —preguntó Zeke
—Sí —dijo Rex—. Los tengo en mi bolsillo.
Salimos del apartamento y tomamos un taxi al estadio. Era un viaje de solo
quince minutos, y cuando salimos, vimos la fila.
—Jessie y Kayden ya están aquí —dije.
—Genial —dijo Rex—. Podemos adelantarnos en la fila.
—Sabía que esas chicas eran buenas para algo —dijo Zeke.
Localizamos a las otras dos y luego nos unimos a la fila.
—Oh, por Dios. —Jessie saltó de arriba abajo—. ¿Qué tan emocionada estás?
—Muchísimo. —Aplaudí emocionada.
—Voy a comprarme una gorra de Wombat —dijo Kayden—. Me veré tan linda.
—Ooh… tal vez también me compré una. —Luciría como una rara pero qué
importaba.
Rex observó su teléfono antes de responder—: ¡Eh! ¿Dónde estás?
Debía estar hablando con Ryker.
—Estamos hacia el frente de la fila —dijo Rex—. Algunas de nuestras amigas
llegaron temprano. Solo sigue caminando hasta que me veas. —Colgó y se metió el
teléfono de nuevo en el bolsillo.
—¿Quién más viene? —preguntó Jessie.
—Ryker.
—Ooh… interesante. —Jessie tenía una mirada traviesa en la cara—. Entonces,
¿El código de chicas aplica aquí? ¿Dormiste con él así que está fuera de los límites?
—En realidad no —dije—. Es un don juan, así que no creo que importe.
—¿En serio? —preguntó.
—Síp —dije—. Te lo puedes quedar.
—Genial —dijo Jessie—. El concierto acaba de ponerse aún mejor.
Rex hizo señales con la mano cuando lo divisó
—Eh, por aquí.
Ryker se unió a nuestro grupo. Vestía vaqueros oscuros que caían por debajo de
sus caderas con una camiseta negra. Lucía muy bien en cualquier cosa que vistiera. Y
lucía particularmente bien desnudo.
—Eh, gracias por invitarme.
Kayden y Jessie lo miraron fijamente como si fuera muy bueno para ser cierto.
Jessie llevó mi oreja a sus labios
—Oh. Por. Dios.
—Ya sé —dije asintiendo.
—¿Estás completamente de acuerdo en que vaya por él? —preguntó Jessie—.
Porque voy a hacerlo.
Me reí.
—Es todo tuyo.
Jessie levantó la mirada al cielo.
—Gracias, Dios.
Ryker se presentó con las chicas. Le estrecharon la mano con apretones débiles,
asombradas por lo lindo que era.
Aún estaba atraída por Ryker, pero mi capricho se detuvo después de recibir los
golpes. Exploré ese camino tan lejos como pude llegar. Luego llegué a un camino sin
salida. No era el tipo de chica que seguía golpeando una pared de ladrillo hasta que se
cayera. Prefería dar la vuelta y encontrar otra ruta.
Ryker se paró junto a mí.
—¿Emocionada?
—Sabes que sí.
—Entonces, supongo que eso significa que somos compañeros de trabajo.
Me reí.
—No, tú eres mi jefe. Supongo que no me puedo embriagar tanto esta noche.
—Está bien —dijo—. No me gustan los empleados estirados de todos modos.
Además, mi papá te tiene mucho aprecio. Estaría muy decepcionado si te dejara ir.
—En ese caso, probablemente robaré muchos sujetapapeles y bolígrafos.
Se rio, mostrando su agradable sonrisa.
Caminamos hacia el inicio de la fila y entregamos nuestros boletos. Luego
entramos al estadio y encontramos nuestros asientos. Estábamos a solo diez filas atrás,
así que estábamos cerca. No tenía que preocuparme porque alguna cabeza se
interpusiera en mi camino.
Estaba sentada entre Zeke y Rex. Al otro lado de Rex estaba Ryker. Jessie se
sentó junto a él. Estaba haciendo un poco obvio que estaba interesada en él. Mantener
la compostura era la mejor manera de actuar, pero Jessie tenía sus propias estrategias.
Tenía el cabello y cuerpo perfectos, así que no tenía por qué preocuparse por jugar. Si
quería algo, solo lo tomaba.
Yo no estaba tan bendecida.
—No puedo creer que hayas dormido con él —dijo Kayden—. Está taaan bueno.
—Lo sé. —Probablemente recordaría esa noche cuando tuviera una sesión con
mi vibrador.
—¿Y vas a permitir que Jessie lo tome?
—Realmente no me importa. No es material para novio.
—Los perfectos nunca lo son…
Hubo un grupo de apertura que tocó durante casi una hora. Me ocupé comiendo
nachos y bebiendo soda. Zeke lo compartió conmigo, y continuaba comiéndose las
buenas partes, donde los nachos estaban casi completamente cubiertos con queso
derretido.
—Amigo, consigue los tuyos.
—¿Por qué? —preguntó—. Simplemente puedo ser un aprovechado. Es mucho
más fácil.
—Eres un doctor. Yo debería estar aprovechándome de ti.
—Creí que no era un doctor de verdad —me molestó—. No puedes jugar de
ambos lados.
Me metí el resto de los nachos en la boca y traté de tragarlos todos.
—Ahora no puedes comértelos. —Traté de hablar con la boca llena, pero era
difícil.
—Espero que te ahogues con eso.
Logré tragarme todo después de un trago de soda.
Zeke echó un vistazo a su reloj.
—Espero que empiece pronto.
—¿Por qué? ¿Tu hora de ir a la cama es temprano?
Me lanzó una mirada airada antes de hacerme cosquillas.
—¿Qué dijiste, mocosa?
Me reí y lo empujé.
—Está bien, bien. Lo siento. —Me senté hacia delante y crucé las piernas.
—Eso pensé —dijo Zeke.
Sentí que una mirada me taladraba, y sabía de qué dirección provenía. Cuando
me volteé hacia la izquierda, encontré a Ryker observándome fijamente. Sostuvo la
mirada sin apartarla. Fui la que se volteó primero.
Fue raro.
La banda finalmente salió al escenario y el espectáculo comenzó.
Inmediatamente tocaron todas sus mejores canciones, y ahí fue donde empecé a saltar
alrededor y a cantar al mismo tiempo. Kayden también iba al ritmo de la música. Zeke
era divertido sin importar lo que hiciéramos, así que cantó junto a mí.
Rex estaba ahí parado, lucía casi aburrido.
Ryker observaba a la banda, luciendo calmado e indiferente. Jessi seguía
aplaudiendo y chocando su cadera contra la de Ryker, quien tenía las manos en los
bolsillos, y cada pocos segundos, su mirada se movía a la mía.
Al final, vi hacia otro lado para que nuestras miradas no se cruzaran más. No
quería que pensara que lo estaba observando. Realmente no lo estaba mirando, pero
seguía percibiendo su mirada hacia mí.
Zeke me tomó de la mano y empezó a girarme en el lugar al tiempo que
bailábamos juntos. Nos estábamos divirtiendo tanto que me olvidé de la mirada
escurridiza de Ryker y simplemente me la pasé bien. La cerveza, los nachos, y la soda
estaba haciendo efecto todos al mismo tiempo.
Y me perdí en la música.
Estaba cansada hasta la muerte después del concierto. Todo lo que quería hacer
era acurrucarme con Safari y dormir. El estar saltando y cantando me aniquilaron. No
había suficiente café en el mundo que me mantuviera despierta.
Nos paramos en una fila sin fin en nuestro intento de salir del estadio. Se
extendía interminablemente, por lo que sabía que estaríamos aquí por un rato.
Conseguir un taxi sería casi imposible.
—¿Estás aguantando campeona? —preguntó Zeke.
Froté el rabillo de mi ojo.
—Solo estoy cansada. —Bostecé ruidosamente, sintiendo mis ojos humedecerse
en respuesta.
—¿Quieres que te lleve?
Una risa sarcástica escapó de mis labios.
—No, está bien. No soy una niña.
—Pesas tanto como una niña.
—Quizás como una que se desarrolló a edad temprana.
Lentamente nos movimos al frente de la línea. Después de treinta minutos de
estar esperando, finalmente alcanzamos la acera.
—Nunca vamos a conseguir un taxi —dijo Rex—. Llegaremos más rápido si
caminamos.
¿Caminar a casa? Prefería dormir en la acera.
—Yo conduje —dijo Ryker—. Puedo llevar a alguien conmigo.
Jessie jugueteó con su cabello y bateó las pestañas.
—Bien, Jessie y yo iremos en mi auto —dijo Kayden—. ¿Qué pasará con
ustedes chicos?
—Tomaremos un taxi —dijo Rex—. ¿Por qué no van en el auto de Kayden y
nosotros nos vamos con Ryker?
—Es de dos asientos —dijo Ryker—, por lo que solo puedo llevar a una persona.
—Sus ojos se movieron hacia los míos.
Estaba tan cansada para pensar y resolver este problema.
—Rae luce exhausta —dijo Ryker—. La llevaré y el resto de ustedes váyanse en
el coche de Kayden.
La mirada de excitación de Jessie inmediatamente desapareció. Cruzó los brazos
sobre su pecho y puso mala cara en señal de protesta.
—Rae se puede quedar con nosotros —dijo Zeke —. Rex irá contigo.
Ryker se encontró con su mirada mientras mantenía sus pensamientos a raya.
Zeke hizo lo mismo.
Ahora me sentía como si tuviera a dos hermanos protectores.
—Miren, estoy muy cansada para esto. Iré con Ryker y ustedes vayan en el auto
de Kayden. Fin de la historia. —Caminé hacia Ryker, sintiéndome lenta y aturdida.
Normalmente Rex protestaría, pero estaba haciendo un esfuerzo para contenerse.
—Los alcanzaremos ahí. —Se volteó junto con los demás y se dirigieron al auto.
Ryker caminó conmigo, y entonces deslizó su brazo alrededor de mi cintura.
—En estos momentos, te ves como un zombie.
—Lo sé… —Me recliné sobre su costado y descansé mi rostro sobre su pecho.
Se rio entre dientes.
—Realmente sacudiste tu trasero esta noche.
—Sí, pretendía hacerlo.
—¿Tienes frío?
—No, solo sueño.
Me guio hacia su carro en el estacionamiento. Cuando alcanzamos el
Lamborghini, entrecerré los ojos.
—¿Manejas esto?
—Síp. —Apretó un botón en la puerta del pasajero y la movió hacia arriba.
La vi alzarse.
—Guau…
Tomó mi mano y me ayudó a entrar.
—Puedes abrocharte el cinturón de seguridad, ¿verdad?
—Sí. —Me recosté con los ojos cerrados, buscando a tientas el cinturón con las
manos. Cuando lo encontré, lo abroché.
Ryker apretó el botón y la puerta empezó a cerrarse nuevamente. Después de que
se dirigiera al lado del conductor, encendió el auto y abandonó el estacionamiento.
Miré por la ventana por un rato, hasta que no pude mantener los ojos abiertos. Se
cerraron, y estaba muy cansada para abrirlos nuevamente.
—¿Quieres ir a mi departamento?
¿Su departamento?
—¿Por qué?
—Está más cerca y hay que caminar menos.
Me gustaba la parte de caminar menos, pero no quería tener que irme de su
departamento al día siguiente y regresar a casa. A parte, sería un poco extraño si me
quedaba ahí.
—Nah. Mi casa está bien.

Cuando me desperté, la puerta estaba abierta y Ryker me ayudaba a salir.


—Hogar dulce hogar.
—Sí. Mi cama está muy cerca.
Puso su brazo alrededor de mi cintura y me encaminó hacia el edificio de
departamentos.
—Entonces… ¿Zeke y tú tienen algo?
—¿Zeke y yo? —exclamé.
—Sí. —Caminó conmigo por las escaleras hasta el octavo descansillo.
—No —dije rápidamente.
—¿En serio?
—Sí.
—Parecía que había algo ahí.
—Solamente es protector conmigo porque soy como una hermana pequeña para
él.
—¿Eso es todo? —Se veía incrédulo.
Finalmente llegamos a mi piso.
—En caso de que no lo hubieras notados, soy muy cercana a mis amigos.
—Quizás no te has dado cuenta de cuan cercano es Zeke a ti.
¿Estaba realmente cansada o no tenía sentido?
—¿Qué?
—Olvídalo. —Me guio hacia mi puerta—. ¿Tienes la llave?
Metí la mano en el bolsillo, buscándola.
—Sí… —Mis dedos seguían buscando, pero no podía encontrarla por ninguna
parte.
Ryker observaba mis movimientos.
—¿La perdiste?
—No. Creo que la olvidé. —¿Por qué tenía que ser tan estúpida en este
momento?
—Eso no es bueno.
—Está bien. Rex llegará a casa en la siguiente media hora. Dormiré en la puerta.
—¿Y piensas que eso es una buena idea? —El sarcasmo era palpable.
—No hay mucha gente extraña en mi edificio. Estaré bien. —Me deslicé hacia el
piso y me recargué contra la pared. Tenía los párpados abiertos—. Puedes irte. No
necesitas quedarte aquí conmigo.
Ryker no se alejó, pero sacó su teléfono. Hizo una llamada y supuse que era para
Rex.
—Oye, ¿qué tan lejos te encuentras?
La voz de Rex vino desde la otra línea.
—Como a chorrocientas de horas de distancia. Hubo un accidente en la autopista
y estamos atrapados en el tráfico.
—¿En serio? —preguntó Ryker—. Porque Rae olvidó su llave en el
departamento. Estamos afuera ahora mismo.
—Bueno, al menos será como una hora y media, pero creo que serán dos.
—Ok.
La pared no era el lugar más confortable del mundo, pero podía dormir ahí si
tenía que hacerlo.
—La llevaré a mi casa. Quiere dormir fuera del departamento, pero no voy a
permitir eso.
—Está bien —dijo Rex—. Lo siento, mi hermana es muy tonta.
—Está bien —dijo Ryker con una sonrisita. Colgó y colocó el teléfono en su
bolsillo—. ¿Escuchaste todo eso?
—Sí.
—Entonces, vámonos a mi casa.
—Ugh…
Tomó mi mano y me ayudó a levantarme.
—No quiero ni imaginar que tan mal te pones cuando estás borracha.
—No podrías conmigo.

El elevador nos llevó directo a su departamento, directo a su sala de estar.


—Hombre, quisiera tener eso en mi departamento.
Ryker sonrió antes de guiarme al interior.
Me dirigí directamente al gran sofá que tenía enfrente de su TV. Había una
manta justo en la parte de atrás del sofá, planeaba acurrucarme con ella ya que Safari
no estaba cerca.
Ryker me alejó.
—Ven conmigo.
—No necesito un cuarto de huéspedes. El sofá está bien. —Y está más cerca.
Ryker me metió a su cuarto, donde inmediatamente empezó a bajarse los boxers.
—Uh, ¿qué está pasando aquí?
—Shh. Solo métete a la cama. —Jaló mi blusa por encima mi cabeza y luego me
quitó los vaqueros.
Estaba muy cansada para que me importara y él ya me había visto desnuda, por
lo que no había sorpresas.
Me recostó en la cama y tiró de las sábanas antes de meterme.
Una vez que mi espalda estuvo en el colchón, recordé cuan confortable era. Las
sábanas estaban hechas de seda, las cobijas mantenían mi cuerpo cálido contra el frío
que azotaba contra las ventanas.
Ryker se metió a la cama y presionó su pecho contra mi espalda. Su brazo se
enganchó alrededor de mi pecho, alcanzando el hombro opuesto. Sin pensarlo, mi
mano descansó sobre su parte superior.
Luego, me quedé dormida.

Antes de que abriera los ojos, sabía que era mediodía. El sol brillaba a través de
las ventanas. Estaba inusualmente cálido para Seattle. Mi mente estaba despierta y
lista para el día, pero no quería moverme.
Entonces recordé dónde estaba.
Mis ojos se abrieron y vi el fuerte brazo alrededor de mí. Las suaves
respiraciones de Ryker caían sobre la parte trasera de mi cuello. Su esencia se apoderó
de mí, y podía sentir su pecho rozándome la espalda con cada respiración que tomaba.
¿Qué demonios?
Me moví lentamente de sus brazos, queriendo irme sin despertarlo. Sus brazos se
deslizaron por mi cuerpo y de ahí cayeron a la cama. Conseguí llegar al borde y
busqué mi ropa. Estaba desaparecida, no podía creer que inclusive mis bragas
estuvieran desaparecidas.
¿Por qué no las estaba usando?
¿Dormí con él otra vez?
Estaba bastante segura de que no.
Justo cuando estaba a punto de levantarme, una fuerte mano me tomó por la
muñeca y me empujó de vuelta a la cama. Me volteé para ver a Ryker viéndome
fijamente. Sus ojos verdes estaban nublados por el sueño. Su cabello revuelto por dar
vueltas por las sábanas. La mirada soñolienta en sus ojos era sexy. ¿Por qué nunca me
veía así cuando me despertaba?
—¿Vas a alguna parte?
—Trataba de escabullirme —exclamé la verdad sin siquiera pensar en ello.
—¿Sin decir buenos días?
—Sí.
Sonrió como si estuviera entretenido.
—Bueno, me alegra haberte detenido. —Su brazo se movió alrededor de mi
cintura y luego besó mi cuello y mandíbula.
Sus besos se sentían bien como la última vez, pero también eran indiscretos.
—Guau, ¿qué estás haciendo?
Movió sus labios hacia mi oído.
—¿Qué es lo que parece? —Se movió sobre mí y he hizo un camino de besos a
lo largo de mi mandíbula hasta encontrar mis labios. Me dio un beso lento y lleno de
resolución.
Mi parte lógica se volvió borrosa por un segundo.
—Debería irme…
—O podrías quedarte.
—Justo ahora debo de verme como Zombie Rob. —Probablemente mi cabello
era un lecho de nudos y mi maquillaje me hacía un perfecto extra en The Walking
Dead.
—Para nada. —Rozó sus labios con los míos—. Te ves hermosa —dijo con tanta
sinceridad que perdí la cordura—. Me gusta la manera en la que luces en la mañana.
—¿Ah, sí? —Mis manos se movieron hacia sus bíceps, notando los prominentes
músculos de ahí. Estaba perdiendo la cordura nuevamente. Ryker me distrajo con sus
bonitas palabras.
—Definitivamente. —Besó la comisura de mi boca y me quemó con el fuego.
Todo lo que quería hacer ahora era recostarme y disfrutar al hermoso hombre
arriba de mí. Tenía todo lo que podía desear. Era guapo en una manera clásica, su
cuerpo era perfecto, era dulce y reservado al mismo tiempo.
Pero no podía ir por ese camino otra vez.
—Debería irme. Necesito café y unos panqueques. —Era Domingo. Siempre
teníamos un desayuno en el departamento y mirábamos fútbol, acompañado de juegos
de mesa.
—Qué irónico —susurró—. Tengo ambos. —No se quitó de encima. De hecho,
empezó a besarme nuevamente, moviéndose de mi cuello a mi pecho.
Cada vez que me tocaba, se sentía increíble. Con solo sus labios, podía hacer que
me retorciera.
—Ryker, eres super sexy, pero no puedo hacer esto otra vez.
—Soy super sexy, ¿eh? —Besó mi estómago.
—Sí, pero es mejor que me vaya.
Agarró mis muslos y los separó antes de presionar su cara entre ellos. Aquellos
asombrosos besos tocaron mi área más sensible, inmediatamente arqueé la espalda y
alcé mis caderas en respuesta.
Ryker besó y lamió el área, dándome el mejor oral que había recibido. Su lengua
trabajó mi clítoris antes de deslizarse dentro de mi hendidura.
Me retorcí nuevamente.
—Oh…
Ryker me besó con más fuerza, prendiendo todo mi cuerpo en llamas.
En lo más profundo de mi mente, sabía que necesitaba irme. Tenía que terminar
esto. Pero mi cuerpo no me escuchaba. Estaba disfrutando mucho esto.
Rozó mi clítoris con su pulgar y acarició el resto de mi cuerpo con su boca. Sus
cálidas respiraciones cayeron sobre el área sensible, intensificando el placer. Empujó
mi cuerpo y mente al borde del éxtasis.
Estaba a punto de caer en el dulce olvido. La temperatura de mi cuerpo se
incrementó unos cuantos grados. Mis gemidos silenciosos se convirtieron en gritos.
Mis dedos se clavaron en sus antebrazos, me preparé para un orgasmo que me
quemaría al rojo vivo.
Justo antes de que alcanzara mi clímax, Ryker se alejó.
—No…
Se arrastró por mi cuerpo con una leve sonrisa en su boca. Sus labios estaban
cubiertos con mis fluidos. Brillaban como un brillo labial.
—Quédate.
—Eres un cretino. —Dejé caer mi cabeza sobre la almohada en derrota.
—Me quedaré haciendo eso si te quedas.
Mi cuerpo quería darse por vencido para regresar a ese dulce cielo. Ryker era tan
bueno con esos malditos labios ¿Dónde aprendió a hacer todo eso? Ah sí, con todas
las mujeres que arruinó a lo largo de los años.
—Quiero, pero… no es una buena idea.
—Sí, lo es. Probablemente no sea tan bueno como la última vez, pero hay una
buena posibilidad de que sea aún mejor. —Me dio un beso, queriendo que me probara.
Luego abrió la mesita de noche y sacó un paquete de aluminio.
—No. Fue divertido como cosa de una sola vez, no podemos seguir haciéndolo.
—¿Por qué no? —presionó—. ¿Por qué no puede ser una cosa de dos veces?
—Porque se convierte en una pendiente resbaladiza. Se complica. Ya no seremos
amigos. Seremos amigos con beneficios.
—No veo el problema.
—No quiero eso.
Suspiró mientras me miraba.
—¿Qué quieres?
—No lo sé —dije con un encogimiento de hombros—. Ser amigos.
—Tu coño húmedo me dice lo contrario.
—Bueno, cuando lo follas así con tu boca, no tiene muchas opciones.
Sus ojos se oscurecieron ante mis palabras.
—Cariño, no te dejaré ir hasta que consiga lo que quiero. —Separó mis muslos
con los suyos y se posicionó encima de mí.
—Buena suerte con eso. —Me moví debajo de él y alcancé el borde de la cama.
Tomé mi ropa y empecé a vestirme.
Suspiró y se paró dándole la espalda a la cabecera.
No me sentí mal por él.
—Solo piensa en mí cuando me haya ido.
—Definitivamente lo haré.
Me puse la ropa y traté de arreglar mi cabello.
Ryker abandonó la cama y se puso unos pantalones de chándal. Permaneció sin
camisa, su cincelado y fuerte físico resaltaba ya que brillaba por el sudor.
Prácticamente estaba haciendo pucheros porque no había conseguido lo que quería.
—No estás acostumbrado a escuchar un no, ¿cierto?
—En realidad, no.
Tomé mi teléfono de la mesita de noche.
Ryker se acercó a mí con determinación en sus ojos.
—¿Por qué no? Te deseo y tú me deseas.
—Te lo dije —expliqué—. Se complica. Los sentimientos se involucran y
alguien termina herido, probablemente yo.
—¿Has hecho esto antes?
Me encogí de hombros.
—No beso y lo divulgo.
Ladeó su cabeza ligeramente.
—¿Se supone que solo seremos amigos?
—¿Solo amigos? —pregunté—. La amistad es una cosa hermosa.
Sus ojos se entrecerraron en mi cara.
—Si en realidad quieres a una hermosa mujer ahora mismo, sé que Jessie te
tomaría en un santiamén. —Me sentí como una proxeneta ofreciendo a mi amiga.
—No la deseo —dijo con tanta rudeza que se sintió como una lija contra mi piel.
—¿Por qué? —exclamé—. Es hermosa. Eso no es posible.
Sostuvo mi mirada mientras hablaba.
—He visto mejores.
Bueno, entonces es un rarito.
—Debería irme. —Caminé junto a él y abandoné el dormitorio.
Me siguió, sus grandes pies golpeando el piso de madera sólida.
Alcancé las puertas del elevador.
—Bueno, gracias por dejar que me quedara aquí.
—Te puedes quedar cuando quieras.
¿Y tener que batallar con sus besos antes de irme? Resistí esta ocasión, pero no
creía que pudiera hacerlo nuevamente.
—Déjame llevarte a casa.
—No, está bien. Caminaré.
—Realmente no me molesta.
—A mí tampoco —dije—. Ya sabes lo comprometida que estoy con el ejercicio.
Sonrió por mi referencia.
—Si quieres pasar la noche fuera de casa con Safari, eres bienvenida a traerlo.
—Ew, no —dije—. Dejaría pelos por todos lados.
—Tengo aspiradora.
Necesitaba irme antes de que mi vagina empezara a tomar las decisiones.
—Bien, te veré después. —Apreté el botón del elevador y traté de no gritar
mientras el número en la parte superior mostraba que estaba en el primer piso.
Ryker me miraba con oscuros y llameantes ojos, silenciosamente
convenciéndome de cambiar de opinión.
Elevador, apresúrate.
Se acercó a mí, esos labios estaban a punto de ir a matar.
No. No. No.
Miré hacia el elevador. Estaba en el cuarto piso.
Ugh.
Ryker movió su brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia él.
Solo tenía que empujarlo. Eso era todo. Problema resuelto.
Ahuecó mi mejilla.
—¿Puedo tener uno para llevar?
Carajo.
Presionó sus labios contra los míos y me besó lentamente.
Lo besé de regreso, amando cada segundo. Mis brazos se movieron alrededor de
su cuello, mis pechos rozaron su pecho desnudo. El anhelo me alcanzó, y sentí cómo
mi lengua danzaba con la suya. Era un buen besador, constantemente me hacía perder
el hilo de mis pensamientos. Todo en lo que pensaba era en él, en este beso, en
nuestros cuerpos… solo en nosotros.
El elevador sonó cuando llegó.
Retrocedí, pero su abrazo era renuente. No me liberó rápidamente, tuve que
forzarlo a hacerlo.
Entré al elevador para que no pudiera tomarme nuevamente. Honestamente,
estaba más preocupada por saltar de regreso a sus brazos.
—Solo amigos.
Se quedó allí con las manos en las caderas, mirándome.
—Ya sabes, amigos platónicos. —Presioné el botón del lobby, y esperé
ansiosamente a que las puertas se cerraran.
Sus ojos se entrecerraron.
—De la clase que juega juegos de mesa y esas cosas. —¿Por qué demonios las
puertas no se cerraban?
Cruzó los brazos sobre su pecho.
—De los que pueden ir a juegos de baloncesto y esas cosas. Quizá compartir un
hot dog. Eso es todo. —Presioné nuevamente el botón tratando de acelerar las
cosas—. ¿Tu elevador está roto o algo?
Finalmente hizo su movimiento y caminó hacia el elevador.
—¡No! —Si cruzaba el umbral, estaría arruinada. Golpeé el botón para cerrar la
puerta y se cerró justo a tiempo. Ryker estaba fuera de mi vista y el elevador empezó a
descender.
Gracias a Dios.

Cuando llegué a casa, todos ya estaban allí.


Jessie y Kayden estaban sentadas en la mesa de la cocina, el desayuno preparado
y servido. Ambas voltearon hacia mí y me miraron de arriba abajo, notando mi ropa
arrugada y el moño desordenado.
Ambos me dieron esa mirada.
—¿Eres tú? —gritó Rex desde la sala.
—Sí, sobreviví. —Tiré mi bolso sobre la mesa y entré en la sala. El juego estaba
en la televisión, y Zeke y Rex ya estaban bebiendo cerveza y viéndolo.
Zeke me miró con preocupación en los ojos.
—¿Todo bien?
—Sí. —¿Por qué no lo estaría?
—Así que... —Rex hizo una cara incómoda—. ¿Te ... —Se frotó la barbilla—.
Quiero decir... —Hizo una pausa de nuevo—. No importa. No tengo nada que decir.
—No pasó nada —respondí a su pregunta tácita. Eso no era totalmente cierto
porque algo ocurrió, pero no dormimos juntos. Sabía que eso era lo que tanto él como
Zeke se preguntaban.
Rex suspiró aliviado.
Zeke hizo lo mismo.
¿Por qué todo el mundo estaba tan interesado en mi vida personal?
—Bien. Necesito desayunar. —Me dirigí a la cocina y preparé un plato de
panqueques, tocino y huevos. Luego me senté a la mesa con las chicas.
Jessie estaba inmediatamente sobre mí.
—Bueno. ¿Qué sucedió realmente?
Kayden se inclinó hacia adelante con anticipación.
—No dormimos juntos. —Puse jarabe en mi comida—. Me sorprende que no te
hayas enganchado con él, Jessie. Parecía que ustedes estaban pasando un buen rato en
el concierto.
—No estaba interesado en mí, en absoluto.
—¿Qué? —No lo creía ni siquiera por un segundo.
—Sí —dijo—. Fue amable conmigo y todo, pero no atrapó el cebo. Entonces
mencioné que pensabas que él y yo lo haríamos. Ya sabes, solo por si pensaba que
sería raro coquetear con tu amiga. Pero pareció molestarlo. No me dijo nada más el
resto de la noche.
Mi plato de desayuno estaba intacto.
—Eso no tiene sentido.
Se encogió de hombros.
—Eso fue lo que paso. Estaba todo pensativo y callado. Y te miraba fijamente.
—Lo hizo —dijo Kayden—. Yo lo vi.
¿Por qué no iba a dormir con Jessie? Era hermosa con un cuerpo perfecto. Y
básicamente se colocó en bandeja de plata para él.
—¿Cuándo te llevó a su casa, no pasó nada? —preguntó Jessie, incrédula.
—Bueno... pasaron algunas cosas. —Mantuve mi voz baja para que los chicos
no escucharan.
—¿Qué? —preguntó Kayden.
—Traté de dormir en el sofá, pero me obligó a entrar en su dormitorio. Luego
me quitó la ropa y se metió en la cama conmigo. Solo nos acurrucamos durante la
noche. Pero esta mañana, estaba sobre mí. Trató de seducirme, pero logré salir de allí
antes de perder mi determinación.
—¿Por qué no lo dejaste seducirte? —preguntó Jessie—. No lo entiendo.
—No quiero estar en ese tipo de relación de nuevo —dije—. Me enamoraré de
él, y luego me hará a un lado cuando termine conmigo. Fue divertido como cosa de
una noche, pero si seguimos haciéndolo, me convertiré en un juguete para él. No voy a
ir allí de nuevo.
—Lo entiendo —dijo Kayden.
—Es un mujeriego —dije—. Y una vez mujeriego, siempre mujeriego.
—Si es un mujeriego, ¿por qué no simplemente durmió conmigo? —preguntó
Jessie.
—Uh... —No tuve una respuesta a eso.
—Tiene un buen punto —dijo Kayden.
—Tal vez ya sabía que el sexo era bueno, ¿así que quería hacerlo de nuevo?
—No podía leer la mente de Ryker. Era bastante inescrutable la mayor parte del
tiempo, así que no iba a molestarme. No tenía un pico lo suficientemente afilado.
—No sé... —Jessie apoyó la barbilla en su palma—. Quizá no quiere una
aventura.
—Si ese fuera el caso, me hubiera pedido salir. —Y no iba a esperar por eso.
—Eso es cierto —dijo Kayden—. ¿Y ahora qué?
—Solo somos amigos —dije—. Y nos quedaremos así.
—¿De verdad crees eso? —preguntó Jessie.
—Le dije que era lo que quería —dije—. Mientras no esté a solas con él, no
debería ser un problema.
Rex entró en la cocina para conseguir una cerveza.
—¿De qué están hablando?
Traté de pensar rápido.
—De nuestras películas románticas favoritas —dijo Kayden.
Quitó la tapa de la nueva botella y se encogió de hombros.
—Ugh. Eso es lo más aburrido que he oído. —Volvió a entrar en la sala y se
unió a Zeke.
Le sonreí.
—Buena esa.
—Iba a decir tampones, pero eso es mejor —dijo Jessie—. Más creíble.
Me comí mis panqueques y luego pasé a mis huevos.
—Entonces, ¿se divirtieron en el concierto?
Capitulo 6
Rex
Traducido por SOS Safir | Katyandrea
Corregido por M.Arte
—El bar debería ir aquí. —Zeke indicó el área de la esquina del boliche—. Es
visible para todo el edificio y es conveniente.
Asentí.
—Sí, creo que eso funcionaría.
—Y pondría la zona de comida allí —dijo Zeke—. Para mantenerlas separadas.
No quieres necesariamente a los bebedores con los comensales. Y si tienes un área de
arcade, no queremos que los niños se mezclen con la gente equivocada.
—Cierto. Dado que tiene una temática de los 60´s y 70´s, ¿deberíamos vender
hierba?
—Estarías pidiendo que te arrestaran, hombre.
Tenía razón.
—Cierto.
Rae dijo que recibiría presupuestos de algunos contratistas. Una vez hecho eso,
deberíamos ser capaces de seguir adelante.
—Suena bien. —Todavía me sentía culpable de tomar cualquier cosa por parte
de Zeke—. ¿Seguro que quieres hacer esto? Porque si cambias de opinión, no me voy
a molestar en absoluto.
Me dio unas palmaditas en el hombro.
—Amigo, no te preocupes por eso. Por supuesto que quiero ayudarte.
Podría conseguir un préstamo del banco, pero mi crédito era terrible.
—Bueno… gracias.
—¿Quieres ir por alitas y cerveza?
—Siempre.
Compartimos un cubo de papas fritas y alitas mientras bebíamos nuestras
cervezas. La televisión en la esquina mostraba lo más destacado del juego. El lugar
estaba bastante tranquilo porque la gente todavía no había salido del trabajo.

Zeke estaba particularmente callado, casi cabizbajo. Lo conocía desde hace tanto
tiempo y había pasado tanto con él que podía leerlo como un libro. Había algo en su
mente.

—¿Todo bien, hombre?

—Sí. —Tomó un largo trago de su cerveza.

Seguí comiendo. Si decía que nada estaba mal, entonces nada estaba mal. Rae
siempre me molestaba hasta que me hacía decirlo. Esa no era mi táctica.

—Ese concierto estuvo genial. Deberíamos hacerlo más a menudo.

—Sí…

Estaba bastante seguro de que no había hecho nada para molestarlo, así que
cualquier cosa por la que estuviera loco no tenía nada que ver conmigo.

—Necesito un corte de cabello. Creo que voy a hacer que Jessie me lo corte.
Probablemente lo hará de forma gratuita, especialmente porque estoy quebrado como
el infierno.

—Buena idea.

—Fui a la biblioteca el otro día y vi a Kayden. La cosa más extraña sucedió.

—Hay algo que necesito decirte y he temido decírtela.

De acuerdo... tal vez había algo mal.

—¿Qué pasa?

Ya había terminado dos cervezas por lo que obviamente estaba tomando valor
para este momento, esperando que el alcohol lo hiciera un poco más fácil.

Tomé mis papas fritas pero no las comí porque estaba ansioso por escuchar lo
que tuviera que decir. Zeke y yo salíamos todo el tiempo, pero no teníamos muchas
conversaciones profundas. Nos aferrábamos a los deportes, deportes y mujeres. Las
conversaciones de corazón a corazón no eran lo nuestro.

Zeke permaneció en silencio, tratando de averiguar cómo empezar.

—Amigo, soy yo. Puedes decirme cualquier cosa.

—Es diferente…
¿Qué tan diferente podría ser?

—Probablemente te vas a enojar conmigo. Por eso estoy vacilante.

—Bueno, no me enojo con mucha frecuencia, así que probablemente estás


exagerando.

—Uh... no creo que sea así.

—No es como si estuvieras durmiendo con Rae o algo así. —Me reí y comí unas
cuantas papas fritas.

Zeke tenía una expresión de culpabilidad en su rostro.

Dejé de comer cuando capté la mirada. Una papa estaba a punto de entrar en mi
boca cuando me detuve.

—No dormiste con mi hermana, ¿verdad? —Porque le arrancaría la cabeza.

—No, no lo hice.

Me relajé.

—Pero está en esa misma categoría.

Ahora estaba tenso otra vez.

—He tenido una atracción por Rae desde hace un tiempo. Viene y va, pero... esta
vez no va a desaparecer. —Sostuvo mi mirada, aunque estaba incómodo—. Sé que
esto es raro, y he debatido hablar contigo sobre esto... así que ahora estamos aquí.

Mis ojos se movieron a la TV en la esquina porque no sabía qué más hacer. Me


golpeó con un ladrillo. Me tomé un segundo para recuperarme antes de mirarlo de
nuevo.

—¿Por qué me estás diciendo esto? —Intercambiamos historias sobre nenas que
estábamos viendo, pero eso era solo una broma. Esto era diferente, y no estaba seguro
de cuál era su punto.

—Rae va a ser conquistada con el tiempo... ojalá no por Ryker. Necesito hacer
un movimiento antes de que sea demasiado tarde. Así que... quería asegurarme de que
estuvieras bien con ello antes de hacer algo.

Asentí con la cabeza en comprensión.

—Así que... ¿estás bien con eso? —Estaba tan incómodo con esta conversación
como yo lo estaba.

—No lo sé.
Zeke me miró, reteniendo sus pensamientos.

—Ustedes han sido mis amigos por tanto tiempo. Si las cosas no funcionaran,
sería muy incómodo.

—Lo sé.

—No solo entre ustedes dos. Sino entre tú y yo, yo y Rae, e incluso con las
chicas. Las cosas nunca serían las mismas.

Asintió en comprensión.

—¿Es un riesgo que estás dispuesto a tomar?

—Lo he pensado mucho.

—¿Y?

—Siento que si no hago nada, lo lamentaré por el resto de mi vida.

Apoyé los codos sobre la mesa.

—Entonces realmente debe gustarte.

—A veces pienso que sería la persona perfecta para mí. Si fuera a sentar cabeza,
seria con ella.

Maldita sea.

—No tenía ni idea…

—Soy bastante bueno en ocultarlo.

—Sí... me engañaste.

—Entonces, ¿está bien si voy por ella?

—Deberías pensarlo primero.

—Lo he hecho —dijo—. Demasiado.

Me froté la nuca.

—Honestamente, si las cosas funcionan entre ustedes, no podría encontrar a un


mejor tipo.

Asintió.

—Gracias hombre.
—Pero realmente no creo que sienta lo mismo. Nunca he tenido esa impresión de
ella. Podrías decirle cómo te sientes, podría rechazarte, y entonces siempre sería
incómodo entre ustedes. ¿Sabes a lo que me refiero?

—Sí.

—Entonces, también deberías pensar en eso.

—No creo que me mire de esa manera ahora mismo, pero si le digo cómo me
siento, podría verme con una luz diferente. Y tal vez podamos partir desde allí.

—Sí —dije concordando—. Pero todavía hay mucho riesgo involucrado.

—Lo sé —dijo con un suspiro—. Pero no sé qué más hacer. He estado con
muchas otras chicas, pero siempre regreso a ella.

—¿Cuándo comenzó esto?

—Probablemente hace tres años.

Mis ojos se abrieron.

—No me he sentido así todo el tiempo. Viene y va. Salgo con otras chicas y dejo
de pensar en ella. Pero al segundo que estoy soltero de nuevo, está en mi mente. Estoy
condenado a repetir el ciclo por siempre.

—Eso es intenso.

—Lo sé. Ojalá pudiera dejar de pensar en ella por completo. Pero al mismo
tiempo, no quiero.

Crucé los brazos sobre mi pecho porque no sabía qué decirle.

—Entonces, creo que voy a decírselo.

—De acuerdo. —Tuve la sensación de que esto iba a terminar mal, pero no podía
decirle a Zeke qué hacer—. Buena suerte.

—Gracias —dijo—. Y gracias por entender. Sé que esto es raro para ti.

—Lo es. —No iba a endulzarlo—. ¿Cuándo vas a hablar con ella?

—No lo sé. —Miró su cerveza—. Creo que necesito tomar un tiempo para
prepararme. No tengo ni idea de lo que voy a decir.

—Solo se honesto. Eso tiende a funcionar bien.

—Sí.

—Pero prepárate para ser rechazado. Porque es una buena posibilidad.


Asintió con una mirada triste en su rostro.

—¿Quieres que la tantee primero? Me dijo que tenía que salir de su vida
personal, pero puedo trabajar en torno a ella.

—No lo sé. Si sintiera algo por mí, tú eres la última persona a la que le diría.

—Cierto. ¿Qué pasa con las chicas?

—No se lo digas —dijo inmediatamente—. Son leales a ella. No confío en ellas


con esto.

—Bueno.

—Sé que necesito decir algo pronto. Me temo que si espero demasiado,
encontrará a alguien más.

—Mi hermana es una trampa, así que siempre es una posibilidad.

—Y me temo que ese bastardo presumido podría meterse en su cabeza.

Supuse que se refería a Ryker.

—Dijo que no hay nada. Si eso es lo que dice, entonces es la verdad.

—Sí, probablemente.

Tomé un trago largo de mi cerveza ahora que la conversación había terminado.

—Te deseo toda la suerte del mundo. Estaría enfermo si funcionara porque algún
día serías mi cuñado.

—Sí, eso estaría genial.

Pero eso era una ilusión. Si Rae tuviera una cosa por Zeke, habría surgido hace
mucho tiempo. Habría coqueteado con él o habría dejado pistas. Podía leerla bastante
bien, así que me habría dado cuenta.

Pero no tenía el corazón para decirle eso.

Abrí la puerta principal para ver a Kayden en el otro lado.


—Hola, ¿qué tal?
Al momento en que me vio, se tensó.
—Vine por Rae. Vamos a ir de compras.
—Genial. —La invité a entrar y cerré la puerta detrás de ella—. ¿Por lencería de
prostituta? —Moví las cejas.
Su rostro se puso rojo como una remolacha.
—Solo estoy bromeando... —No quise ofenderla.
—Lo sé. —Lucía aún más incómoda ahí, de pie, jugando con su cabello. Luego
miró al suelo, cada vez más incómoda a cada segundo.
¿Por qué siempre era tan extraño cuando estábamos solos? Estuvo aquí el
domingo, y no hubo nada raro. El concierto estuvo divertido, y los dos lo pasamos de
maravilla. Pero cuando nadie más estaba en la habitación, era como uñas en una
pizarra.
—¿Está lista Rae? —Llevaba vaqueros oscuros que se ajustaban peligrosamente
bajo sus caderas. Me preguntaba si su culo se vería si se inclinaba. Pero llevaba una
blusa larga, probablemente para cubrir su trasero de esos acontecimientos.
—En realidad, todavía no está en casa.
—Oh... —El pánico se apoderó de su rostro, ya sea porque tenían una cita o
porque estaría atascada conmigo.
Tuve la sensación de que sabía cuál era.
—¿Quieres una cerveza? —pregunté—. ¿O un poco de agua?
—Estoy bien. —Continuó de pie en el mismo lugar, sin sentarse en la mesa de la
cocina o en el sofá. Había estado aquí tantas veces como para sentirse en casa. Pero
estaba actuando como si fuera la primera vez que la visitaba, y nunca nos hubiéramos
conocido.
—Tengo que preguntarte algo, y espero que no lo tomes de la forma equivocada.
Se puso pálida como un fantasma. Era como mirar a Casper.
—De acuerdo…
—¿Tienes algún problema conmigo? —Tal vez me odiaba o algo así. Tal vez
hice algo estúpido para ofenderla y ni siquiera me di cuenta. Tiendo a hacer eso.
—¿Un problema? —susurró—. No, en absoluto. Creo que eres genial. En
realidad, creo que eres uno de los mejores chicos que he conocido. Eres tan dulce y
compasivo, pero también eres fuerte y protector. Cuidas a las personas que te
importan, y nunca esperas nada de nadie, sin importar lo que les diste en el pasado...
Esa fue una respuesta larga.
—Gracias.
—No tengo ningún problema contigo, Rex.
—Es solo que parece que... —dije señalándonos alternadamente—. Hay algo
aquí, como si estuvieras incómoda a mi alrededor o algo así.
—No, no haces nada para que me sienta incómoda.
—Entonces, ¿cuál es el problema? —La había visto con Rae. Era divertida y
animada. Era igual con Jessie. A veces era el alma de la fiesta. Pero cuando se trataba
de nosotros, había una química terrible.
—Yo... —Se encogió de hombros y luego jugueteó con su cabello—. No lo sé.
Supongo que me pones nerviosa.
—¿Nerviosa? —pregunté—. ¿Qué? ¿Yo? —Era el hombre más fácil de tratar del
mundo. ¿Cómo podría intimidar a otra persona?
—No eres tú —dijo rápidamente—. Solo soy un poco nerviosa.
—¿A mi alrededor? Nos conocemos desde hace diez años. ¿Cómo puedo hacerte
sentir algo más que a gusto? —No tenía ningún sentido para mí.
—Sabes, no tengo una explicación. Pero seré diferente de ahora en adelante.
¿Qué te parece?
Podría seguir interrogándola, pero eso no me llevaría a ninguna parte. Si las
cosas iban a cambiar, lo mejor era centrarse en eso.
—Eso suena perfecto. Salgamos a cenar mañana y pongámoslo a prueba.
—¿Ce-ce-nar? —Tragó el nudo en su garganta.
—Ya sabes, cuando la gente se reúne y come su última comida del día.
—Lo sé —dijo con una risa forzada—. Simplemente... no importa. Me
encantaría ir.
Apunté hacia ella.
—Eso está mejor. Ahora, vamos a pasar un buen rato, y vas a estar cómoda a mi
alrededor. No más de estas extrañas, incómodas y tensas reuniones.
Asintió con entusiasmo.
—Suena como un plan. Estoy muy emocionada.
Eso estaba mejor.
—Está bien, te recogeré a las siete.
—Estaré lista.
Capitulo 7
Rae
Traducido por Katyandrea | Camifl
Corregido por M.Arte
Saqué mi espécimen del refrigerador y luego examiné una muestra bajo el
microscopio. Era solo el tercer día del experimento y había material biodegradable
significativo. La bacteria había comido la superficie de plástico y se había vuelto
mucho más delgada que antes.
Mi experimento estaba funcionando.
No estaba segura de cómo reaccionaría la gente a ello. El hecho de que las
bacterias estuvieran comiendo la basura desagradaría a muchos consumidores. Pero si
supieran cuantas bacterias estaban en todo lo que usaban diariamente, no cerrarían un
ojo.
Había descubierto algo.
Unas pisadas fuertes sonaron detrás de mí, y supe que no era Jenny.
—¿Interrumpo?
No necesité ver su rostro para saber quién era. Reconocí su voz en el momento
en que habló.
—No. ¿Cómo puedo ayudarlo, Sr. Price? —Me quité los guantes y los metí en la
campana de bioseguridad antes de dirigirme a él. Sospeché que nos encontraríamos en
el trabajo algún día, así que estaba preparada.
Llevaba un traje azul oscuro con una corbata gris. Como todo lo que llevaba, se
veía bien. Esos lindos ojos se veían bonitos, sin importar los colores que llevara. A
pesar de que el traje cubría toda su piel, la definición de sus brazos y hombros era
notable.
¿Cómo no dormí con él otra vez? Eso fue un milagro.
—Solo vine a comprobar las cosas.
—Hablando de controlar de manera excesiva...
—O tal vez es solo una excusa para hablar contigo. —Se acercó a mí, su brazo
tocando el mío.
—Supongo que nunca lo sabré. —Me aparté para no ver cuán ampliamente
sonreía. La última vez que lo vi, fue un poco incómodo. Prácticamente estaba huyendo
de él porque era la única manera en que podía mantener las piernas cerradas.
—Te lo diré... algún día. —Miró la pieza bajo mi microscopio—. ¿En qué estás
trabajando?
—Era lo que mencioné antes. Las cosas se ven bien.
—¿Quieres contarme?
—¿Prefieres esperar hasta que sepa si es factible?
—Mmm... no soy el tipo de persona que le gusta esperar las cosas.
—No me digas. —No quité el sarcasmo de mi voz.
Me dio un codazo en el costado.
—Entonces, ¿cómo están las cosas en la gran oficina de arriba?
—Aburridas.
Me quité las gafas y las puse en el mostrador.
—No pareces particularmente apasionado por tu trabajo.
—¿Qué fue lo que me delató? —Su voz estaba llena de amargura.
—Entonces, ¿por qué lo tomaste? —¿Lo hizo su padre lo obligó? Me resultaba
difícil de creer que alguien pudiera hacer que Ryker hiciera algo.
Se encogió de hombros, pero nunca respondió.
—He estado pensando en ti últimamente.
—¿Sí? —pregunté—. ¿De una manera puramente platónica?
—En realidad no... —Me dirigió una sonrisa pervertida.
Golpeé su brazo juguetonamente.
—Eres terrible.
—¿Algún plan interesante?
—No realmente —dije—. He estado ayudando a Rex a remodelar el boliche. Su
negocio a duras penas ha estado saliendo a flote.
—Sí, abrir un negocio puede ser difícil.
—Bueno, no debería haberlo comprado para empezar.
Se encogió de hombros.
—Al menos estaba tratando de invertir su dinero en lugar de derrocharlo. Dale
un poco de crédito.
Todo el mundo defendía a mi hermano porque lo amaban mucho.
—Supongo.
—Rex es un tipo muy genial. Definitivamente era el Sr. Popular en la
preparatoria.
—Nunca entenderé por qué.
—Yo era popular porque soy guapo. Creo que está en el mismo barco.
—¿Fuiste el rey del baile? —bromeé.
—No. Pero fui el rey en la reunión del recuentro.
Traté de no poner los ojos en blanco.
—¿Eras una de los perdedores?
—Más o menos —dije—. Estaba en el decatlón académico, era la presidenta del
club de ciencias, y jugaba baloncesto. Era tan nerd como ellos…
—¿Club de ciencias? —preguntó—. Eso es realmente muy sexy. Llevar gafas y
usar mechero de Bunsen... sexy.
—Cierra la maldita boca. Deja de burlarte de mí.
—No me estoy burlando de ti. —Se acercó a mí, su rostro cerca del mío—. Creo
que eres la mujer más sexy del mundo. —Mantuvo una expresión seria mientras lo
decía—. ¿Por qué crees que no he dejado de pensar en ti?
Mi piel se ruborizó, y de repente me sentí un millón de grados más caliente.
—Debería volver al trabajo. Te daré una actualización cuando tenga más datos.
Parecía decepcionado por la evasiva.
—Espero verte pronto... y no en el trabajo.
—Bueno, jugaremos billar esta semana si quieres venir. —No me estaba
enredando con él. La última vez que estuve demasiado cerca del fuego, me quemé.
—Déjame preguntarte algo. —Caminó a mi alrededor y luego se me acercó
desde el otro lado, dándome vueltas como un tiburón—. ¿Por qué no quieres estar
conmigo?
—Ya te dije por qué. —No quería seguir teniendo esta conversación.
—En realidad no.
—No quiero tener una aventura sin sentido.
—Entonces, ¿quieres una relación?
—Supongo. —No todos los chicos tenían que ser mi futuro marido, pero no
quería engañarme con un chico cuando estaba absolutamente segura de que no iría a
ninguna parte, y me enamoraría de él—. Y tú no las tienes. Por eso nunca funcionará.
—¿No podemos simplemente divertirnos un poco?
—Ya lo hicimos.
—Más diversión —dijo.
—Nuestro tiempo se ha agotado. Pero mi amiga Jessie está interesada en ti.
Sus ojos se oscurecieron de rabia.
—Te dije que no estaba interesado.
—Entonces Kayden es tu próxima elección.
—Ella tampoco me interesa.
—Caray, eres exigente.
—No, en realidad no —dijo—. Pero cuando encuentro algo que realmente me
gusta, me quedo con ello. —Siguió mirándome fijamente.
—Ryker, escúchame.
Se irguió y me miró a los ojos.
—La única razón por la que me quieres tanto es porque no puedes tenerme. No
voy a cambiar de opinión acerca de esto. Puedes seguir intentando seducirme todo lo
que quieras, pero no funcionará. Ambos queremos cosas diferentes en la vida, así que
dejémoslo así.
—En realidad, creo que queremos exactamente lo mismo —dijo—. Puedo darte
exactamente lo que quieres, noche tras noche.
Mis muslos gritaron en desesperación.
—Más de una vez lleva al apego emocional.
—Solo no te apegues.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
—Claramente no estás considerando el hecho de que me lanzaste a Jessie. —Su
voz de repente enojada, como si estuviera ofendido de que le di permiso a mi amiga
para perseguirlo.
—No te la lancé. Estaba interesada en ti, y le dije que lo hiciera.
—¿Solo así? —preguntó incrédulo—. ¿No te habría importado si me hubiera
acostado con ella?
—No. —Tampoco estaba mintiendo—. Porque no somos nada, Ryker. No
significamos nada para el otro, más allá de nuestra amistad. Y sigamos así. Si
seguimos durmiendo juntos...
—¿Qué?
—Simplemente... hace las cosas borrosas.
—Tienes miedo de encariñarte de mí.
No. Ya lo estaba. Tenía miedo de enamorarme de él.
—Síp. Supongo.
Asintió en comprensión.
—Eres un hombre guapo con palabras bonitas. Puedes tener a quien quieras. No
pierdas tu tiempo conmigo.
—Eso estaría bien si hubiera alguien más a quien deseara.
Me volví hacia él, la confusión atravesándome.
—¿Qué?
Me miró durante varios segundos, sin parpadear. La mirada duró una eternidad,
prácticamente años. Luego se alejó y se dirigió a la puerta.
—Nada, Rae. Nada.

Me senté a cenar con Rex cuando mi teléfono vibró. Zeke me estaba llamando.
Rex empujó una enorme pieza de lasaña en su boca.
—Maldita sea, esta mierda está buena.
—Comes comida de la basura, así que tus elogios no significan mucho. —Tomé
la llamada—. Hola, amigo. ¿Qué pasa?
—¿Cuándo empezaste a llamarme amigo? —preguntó con una risita.
—Supongo que ahora. —Comí mientras hablaba.
—¿Quién es? —preguntó Rex—. ¿Es Zeke?
—Métete en tus asuntos.
—¿Perdón? —preguntó Zeke.
—Lo siento, estaba hablando con mi hermano de mierda.
—Oh. Ya veo.
—Vamos a cenar ahora mismo —dije—. ¿Quieres venir?
—No, está bien —dijo—. Ya comí. Me preguntaba si estás libre el sábado para ir
a cenar.
—¿Cenar? —pregunté—. ¿Con la pandilla?
—En realidad, quiero que solo seamos tú y yo.
Zeke y yo habíamos hecho cosas juntos un montón de veces, pero nunca me
había pedido ir a cenar antes. Tal vez quería hablar de algo. O tal vez estaba harto de
Rex.
—Sí, seguro. Suena bien.
—Genial —dijo—. Entonces hablaré contigo.
—Está bien, nos vemos luego, amigo
Se rio entre dientes.
—De acuerdo, amiguita.
Colgué y seguí comiendo.
—Entonces... ¿qué quería Zeke? —Rex mantuvo los ojos pegados a su comida.
—Quiere salir el sábado.
—¿Solo... ustedes dos?
¿Por qué estaba actuando como un raro de repente?
—Sí. ¿Por qué?
Se encogió de hombros.
—Solo curiosidad.
—Quiere ir a cenar. Sospecho que quiere un descanso de ti, así que por eso me
acaba de invitar.
—Uh, tal vez.
—O tal vez quiera hablar del boliche sin que estés allí.
—Supongo que eso es posible.
Alcancé el último trozo de pan de ajo, pero Rex lo cogió.
—Oye.
—Eso es una recompensa por todos esos comentarios malos que acabas de hacer.
—Imbécil.
—Como si me importara. Le doy a imbécil una buena reputación.
A veces Ryker se me venía a la mente, pero cada vez que lo hacía, alejaba el
pensamiento. Cada vez que estábamos solos, la intensidad era alarmante. En realidad
me quemaba.
Tenía el tipo de pasión que quería en una relación, especialmente en un marido.
Quería a alguien que pudiera ser mi mejor amigo, pero que también fuera mi mejor
amante. Ryker sobresalía en una categoría, pero fallaba en la otra. Era una mala
noticia... que calaba hasta los huesos.
Pero a veces mi imaginación divagaba, y pensaba en ese pecho duro y en esos
abdominales. Debió haber cientos de mujeres antes que yo. Tal vez incluso mil. No
me hizo sentir celosa el que no fuera la única. Pero estaba triste que hubiera tantas
después de mí. Un día, probablemente olvidaría que tuvo sexo conmigo.
Estaba en el laboratorio cuando Aaron, el repartidor, bajó las escaleras y entró en
el laboratorio.
—¿Alguna sustancia química de la que deba preocuparme?
—Nada más que agua.
—Pero eso no es un producto químico.
—Técnicamente, lo es. —La mayoría de la gente no lo sabía. El agua era el
componente más importante de las reacciones químicas. Sin ella, la mayoría de las
reacciones no ocurrirían.
Llevaba un jarrón de cristal con dos docenas de rosas dentro. Eran hermosas y
estaban en plena floración. Olían a verano, un olor que no había inhalado en mucho
tiempo.
—Guau. ¿Quién se las envió a Jenny?
Los puso sobre la mesa.
—En realidad, son para ti.
—¿Para mí? —exclamé. La última vez que alguien me envió flores fue...
nunca—. ¿Estás seguro?
—Eso es lo que dice la tarjeta. —Señaló el gran sobre clavado en el ramo.
—¿De quién son? —La única persona que podría enviarme flores era mi
hermano... e incluso eso era descabellado.
—No lo sé. Me dijeron que las enviara aquí. —Se dirigió de nuevo a la puerta.
—Bueno, gracias, Aaron.
—Claro.
Cuando se fue, agarré el sobre. La letra en el frente era estrictamente masculina,
pero no la reconocí. Lo abrí y comencé a leer.
Rae,
Quiero compartir un hot dog en un partido.
Quiero jugar juegos de mesa contigo.
Y quiero una cita.
Ryker
Capitulo 8
Rae
Traducido por Camifl | Safir
Corregido por M.Arte
Ryker me pidió una cita.
Una real.
¿Eso significaba lo que pensaba que significaba?
¿O necesitaba pedir aclaraciones?
No lo llamé ni le pregunté. Todavía estaba procesando la nota que envió. Era
dulce, casi demasiado dulce. ¿Lo había leído mal? ¿Quería algo más? ¿O solo lo hacía
para que pudiera conseguir lo que quería?
Dejé las rosas en la oficina porque no sabía cómo explicarlas a Rex. No saltaría a
mi garganta al respecto, pero aun así me lo preguntaría. No podía mentirle, pero no
quería contarle a Ryker sobre Rex. Era más fácil no llevarlas a casa.
Después de cenar y ver la televisión, Safari y yo fuimos a la cama. Tenía un
colchón queen-size, así que los dos apenas cabíamos juntos. Había un montón de
abrazos entre humano y canino. Pero ya estaba acostumbrada a ello y él también.
Safari hacia ruidos lindos en medio de la noche, y cuando soñaba, soltaba ladridos
tranquilos. Dormir con él era mejor que con la mayoría de los chicos con los que había
estado.
Mi teléfono se iluminó en la mesita de noche al segundo en que cerré los ojos.
Ryker me estaba llamando.
Ni siquiera estaba segura de cómo consiguió mi número. Tomé la llamada,
acostada en la oscuridad de mi habitación.
—¿Hola?
Hubo una larga pausa antes de que hablara—: ¿Tienes mis flores?
—Las tengo. Al principio no sabía que eran para mí. Ya sabes, porque solía ser
una perdedora.
Se rio entre dientes.
—Definitivamente eran para ti.
—Son muy hermosas. Gracias.
—Entonces... ¿irás a una cita conmigo?
—Eso depende —dije—. ¿Quieres ir a una cita conmigo?
—Si no quisiera, ¿por qué habría preguntado?
—Es solo que... pensé que no hacías ese tipo de cosas.
Suspiró en el teléfono como si fuera una conversación que no quería tener.
—No lo hago.
—Entonces, ¿qué significa esto?
—Significa que estoy haciendo una excepción. Hay algo en ti que no puedo dejar
de pensar. Cuando no estoy contigo, te quiero. Y cuando te tengo, todavía te deseo.
Mis pezones se endurecieron.
—¿Puedo invitarte a salir? Haremos todo el asunto de la cena.
—¿Y llegar a conocernos?
—Sí —dijo—. Y luego te llevaré hasta tu puerta.
—¿Lo harás? —Ahora no podía dejar de sonreír.
—Te daré un beso de buenas noches. Luego iré a casa.
—Guau, esto se está poniendo serio.
Se rio entre dientes.
—Creo que lo es. ¿Estás libre el sábado por la noche?
¿Esto realmente estaba ocurriendo? ¿Este hombre de verdad quería llevarme a
una cita real?
—Lo estoy.
—Genial. Hay un bonito lugar al que quiero llevarte.
—¿Qué pasó con los hot dogs en el estadio?
—¿Prefieres hacer eso? —preguntó incrédulo.
—En realidad, sí. Preferiría tener comida de béisbol a cosas de lujo cualquier
día.
Lanzó un suspiro de anhelo.
—Nena, sigues mejorando.
—¿Acabas de llamarme nena?
—Lo hice. Y voy a seguir llamándote así.
—Eso es terriblemente posesivo.
—¿No lo sabías? —susurró—. Eres oficialmente mía.

—¿Te invitó a salir? —Jessie se movió alrededor de mi silla, peinando y


recortando mi cabello sin siquiera mirar lo que estaba haciendo. Era la mejor
peluquera del negocio, y todo era una segunda naturaleza para ella.
—Sí. Me envió flores y todo.
—Guau. Realmente está enganchado contigo.
—Supongo. —Traté de no sonreír, pero mis labios lo hicieron de todos modos.
Jessie captó el gesto.
—Estás tan colada por él.
—He estado colada por él desde la primera vez que lo vi —dije con un
suspiro—. Pero traté de mantenerlo lejos porque sabía que solo me rompería el
corazón. Pero ahora... tal vez esto podría ir a alguna parte.
—Va a ir a alguna parte.
—¿Tú crees? —le pregunté con esperanza.
—Mientras no haga todo esto solo para dormir contigo otra vez. Pero eso sería
muy sospechoso.
Podría serlo.
—No, no lo haría.
—¿Estás segura?
—Sí. No es ese tipo de hombre. —Tenía un exterior misterioso y era rudo, pero
había una luz brillante dentro de su alma.
—Entonces esto es muy emocionante —Terminó los últimos toques y entonces
me dio forma. Cuando dejó mi cabello en perfecto estado, apagó la secadora y pasó
los dedos por él—. De todas maneras, ¿por qué es así?
—No tengo ni idea. —No pregunté, y no quería saber de todos modos.
—¿Crees que tiene algunos problemas extraños? —Se estremeció—. Porque
parece... misterioso.
—No estoy segura. —Tal vez simplemente no le gustaba comprometerse con
nadie. Tal vez le gusta estar libre todo el tiempo. Algunos hombres eran así.
—Bueno, cambiará por ti. Es obvio que está obsesionado. Lo que sea que
suceda, allá abajo es el cielo.
Me reí.
—No es nada especial.
—No sé... podría serlo. —Quitó la cortina que cubría mi cuerpo y el cabello cayó
al suelo—. ¿Cuándo es la gran noche?
—El sáb… mierda.
—¿Qué?
—Se supone saldremos el sábado, pero acabo de recordar que tengo planes para
cenar con Zeke.
—Cancela —dijo—. Lo entenderá. Siempre que haya una posibilidad de sexo,
está bien abandonar a un amigo.
—No. No haré eso. —Zeke había sido mi amigo desde siempre. Los chicos iban
y venían, pero él estaría allí para toda la vida. No es así como trato a mis amigos—.
Me alegro de haberlo recordado antes de hacer algo estúpido. Ryker y yo podemos
salir el viernes por la noche.
—En serio, es Zeke. No le importará.
—No dejo plantado a mis amigos por ningún tipo. —Me levanté y luego tomé
mi bolso del tocador.
Jessie me sonrió.
—Respeto eso. —Chocamos los cinco—. Bien. Serán cuarenta dólares.
—Maldita sea, eres cara.
Se encogió de hombros.
—Soy la mejor.
—Bueno, no esperes una propina.
—Entonces no esperes otra cita.
Me reí y le entregué el dinero. Le di sus veinte dólares de propina porque
merecía cada centavo.
—Gracias.
—De nada. Le va a encantar pasar los dedos por ese cabello.
—No pasará los dedos por nada. Dijo que me acompañaría hasta mi puerta, me
daría un beso de buenas noches y luego se iría.
—Guau. —Su mandíbula cayó—. ¿Quién diría que una bestia podía convertirse
en el príncipe azul?
Me encogí de hombros.
—¿Qué vas a hacer con Rex? ¿Decirle?
Uf, ni siquiera pensé en eso.
—Uh... supongo.
—Debería estar bien con eso, ¿no? Ustedes tuvieron esa charla.
—Pero le dije que nada estaba pasando con Ryker. Ahora que voy a una cita con
él, parece que mentí.
—Acláralo —dijo Jessie—. Y todo estará bien.
—Solo desearía tener un hermano normal.
—Hey. —Me señaló—. A mi hermano no le importa si vivo o muero. Sé
agradecida por lo que tienes.
—Lo estoy. Solo deseo... no lo sé.

—Vienes mucho aquí. —Estaba sentada en mi computadora en el laboratorio,


transfiriendo datos a mi hoja de cálculo.
Ryker se acercó más a mí, con las manos en los bolsillos de su traje. Hoy, era
negro con una corbata gris. Un reloj brillante estaba en su muñeca. El vello de su
mandíbula había crecido durante los últimos días. No estaba segura de qué me gustaba
más, este estilo o el limpio y afeitado.
Se veía bien en cualquier cosa.
—Supongo que me gusta microgestionar de forma excesiva. —Se detuvo al lado
de mi silla—. ¿En qué estás trabajando?
—Graficando datos. Es mi parte favorita.
—¿Por qué?
Acaricié los apoyabrazos de la silla.
—Porque tengo que sentarme.
Se rio entre dientes.
—No puedes hacer eso cuando te ensucias las manos.
—Nop. Demasiado incómodo.
Se quedó allí como si no tuviera adónde ir.
—Quería hablar de nuestra cita del sábado.
—Yo también —dijo—. Si quieres usar un vestido corto con tacones, estoy
perfectamente bien con eso.
Puse mis ojos en blanco, aunque no quería decir eso.
—Solo para que sepas, usaré vaqueros, una camiseta y una gorra de béisbol.
—Todavía te verás sexy.
Ahora traté de no sonreír.
—Como sea, en realidad ya tengo planes el sábado. ¿Podemos salir el viernes?
—¿Qué planes tienes?
—Zeke y yo saldremos. —¿Cómo pude olvidarlo? En el calor del momento con
Ryker, se me olvido por completo.
Ryker no se movió ni dijo una palabra, pero sus ojos se llenaron de fuego tácito.
—¿Tú y Zeke?
—Sí.
—¿Vas a tener una cita con él? —Su voz no aumentó, pero su tono estaba
perforando mis tímpanos.
—No, solo saldremos. Ryker, tengo amigos hombres. Esta cosa de los celos es
realmente molesta. Solo para advertirte, no lo aguantaré. Te sugiero que lo dejes ir.
—Lo haría si él no tuviera sentimientos por ti —dijo con frialdad.
Ahora estaba siendo ridículo.
—Ya basta. No me ve como nada más que una amiga, tal vez una hermana.
—¿Estás hablando en serio? —preguntó—. ¿Realmente no lo ves?
—¿Ver qué?
—La forma en que te mira. La forma en que te toca cada vez que tiene una
oportunidad.
—Los amigos se tocan. —Toda esta conversación era estúpida—. No voy a
cambiar mi relación con Zeke o dejar de pasar tiempo con él. Si realmente te molesta
tanto, entonces no deberíamos vernos.
Sostuvo mi mirada sin parpadear.
—No estoy bromeando, Ryker. Mis amigos son todo para mí. Son mi familia.
Finalmente se dio la vuelta y se frotó la nuca lentamente.
—Bien. —El tono determinante en su voz me dijo que estaba siendo sincero.
—Gracias. —Ahora que la discusión había terminado, había tensión entre
nosotros—. Además, pensé que era tu amigo.
—Lo es —dijo Ryker—. Éramos bastante cercanos en la preparatoria.
—Entonces sabes que es un buen tipo. No tengo que responder por él.
Se quedó callado durante tanto tiempo que pareció que la conversación había
terminado.
—En la guerra y en el amor todo se vale.

Decidí no decirle a Rex sobre Ryker hasta después de la cita. Tal vez podríamos
pasar tiempo real juntos y darnos cuenta de que nunca funcionaría. ¿Por qué preocupar
a mi hermano por algo que podría extinguirse al momento de encenderse?

Afortunadamente, Rex estaba trabajando en el boliche esa noche, así que no tuve
que preocuparme de que los dos se toparan. Llevaba exactamente lo que le dije a
Ryker que iba a usar, y cuando me recogió, me miró de arriba abajo y sonrió.

—Spice Girl deportista.

Me reí.

—Sí, supongo que ese es el aspecto que tengo.

—Bueno, creo que te ves muy guapa. —Agarró la visera de la gorra y la levantó
ligeramente para poder ver mejor mi cara—. Entonces... ¿tengo que esperar hasta el
final de la velada para darte ese beso?

Si me besara ahora, entraríamos en mi habitación y estaríamos ocupados.

—¿Qué haría un verdadero caballero?

Sus ojos se oscurecieron con decepción.

—No recuerdo haber dicho que era uno.

—Pero esta noche lo eres, ¿no?

Reajustó la gorra en mi cabeza.

—Desafortunadamente.

Cerré la puerta detrás de mí y caminé con él.

—¿Rex no está en casa?


—Está trabajando.

—Entonces, ¿estaba bien con esto?

—Uh... no se lo dije.

Ryker dejó de caminar.

—¿Por qué no?

—Prefiero esperar hasta el último momento posible.

—¿Por qué?

—Es difícil de explicar. —Rex y yo teníamos una relación inusual, pero eso era
porque tuvimos una infancia bastante inusual. Nadie más la entendía excepto nosotros.

—Entonces, ¿soy un secreto sucio? Porque estoy bien con eso si nos estamos
ensuciando.

—No, no eres un secreto —dije—. Le diré más tarde.

—¿Cuándo es más tarde?

—No sé... mañana. O tal vez no.

—Tengo que decir que nunca he conocido a un par de hermanos como ustedes
dos.

—Estoy segura de que no.

Nos dirigimos a la calle y llegamos a su auto.

—El Batimóvil.

Se detuvo y me miró.

—¿Acabas de llamar a mi auto Batimóvil?

—Bueno, me lo recuerda.

Rio entre dientes y luego abrió la puerta para mí.

—Nena, sigues mejorando.

—Ese es el hot dog más grande que he visto en mi vida. —Ryker miró el hot dog
de chile en mi bandeja. Era el tamaño monstruo, lleno de chile, queso, pimientos y
cebollas.
—No comí nada en todo el día para poder disfrutar de esto.

—Solo me sorprende que puedas meter esa cosa en tu boca.

—Es difícil al principio, pero finalmente lo consigo.

Sus ojos se oscurecieron de inmediato.

No me di cuenta de cómo eso se podía interpretar hasta que lo dije.

Estábamos sentados en el segundo nivel de las gradas. Ya que era un juego del
viernes, la multitud no era tan grande. Y conseguimos asientos bastante buenos para lo
extremadamente barato. Ryker llevaba unos vaqueros y una camiseta, y sus hermosos
brazos eran visibles.

Levanté el hot dog y lo metí en mi boca. Tuve que tomar un gran bocado, porque
si tomaba pequeños, todo se desintegraría. Había un arte específico cuando se venía a
consumir un hot dog del estadio de béisbol.

Ryker me observó todo el tiempo, examinando cada movimiento que hice.


Silenciosamente, me vio comer toda la cosa, de un extremo a otro.

—Maldición, eso estuvo bueno. —Me limpié la boca con una servilleta y sentí el
picor de los pimientos.

Ryker ajustó el frente de sus vaqueros.

—Eso fue malo.

—¿Qué?

—Quieres que sea un caballero, ¿pero montas ese pequeño espectáculo? Es


como agitar un bocadillo delante de un perro, aunque sabes que no puede tenerlo.

—Lamento que hayas malinterpretado todo. Estaba comiendo mi cena.

—Eres la mayor provocación que he conocido.

—No lo soy.

Miró hacia delante y observó el juego.

—Lo que sea.

Me incliné hacia él y moví mi mano por su muslo. Mis labios se movieron


lentamente hasta su oído, y presioné un beso contra el lóbulo.
—No puedo esperar hasta que te tenga en mi boca. Estoy segura de que vas a
saber mucho mejor que ese hot dog de chile. —Me alejé lentamente, llevando mi
mano conmigo.

Su respiración cambió, aumentando de ritmo. Cuando me miró, había una nueva


expresión en su rostro. Parecía que quería agarrarme por la nuca y arrastrarme fuera
de allí.

—Ahora, eso fue una provocación.

Sus fosas nasales se dilataron y gruñó.

—¿Me has gruñido?

—Sí, malditamente lo hice. —Me agarró por la parte posterior del cuello y tiró
de mis labios contra los suyos. El beso fue intenso, prácticamente violento. Aplastó su
boca contra la mía y silenciosamente me dijo todas las cosas que quería hacerme.
Chupó mi labio inferior con perfecta precisión antes de apartarse—. Esta cosa del
caballero está pasando de moda.

—Técnicamente, nunca te pedí que fueras un caballero.

Miró mis labios por un minuto antes de encontrar mi mirada.

—Pero pediste algo más.

Cuando miré esos hermosos ojos verdes, supe que me estaba dejando llevar.
Quería más, mucho más. Había mantenido mi corazón encerrado durante tanto tiempo,
pero ahora el sello en mi pecho estaba roto.

—Eso no significa que no podamos ensuciarnos...

Se inclinó hacia mí como si me fuera a besar otra vez. En lugar de presionar sus
labios contra los míos, los apoyó en mi oído. Respiró hondo, como si estuviera
luchando contra algo en lo más profundo de su ser.

No estaba segura de lo que estaba haciendo, pero me gustaba estar tan cerca de
él. Era gesto íntimo sin besar ni tocar.

—Podemos ser muy sucios —dijo—. Obscenos, para ser exactos. Pero
mantendremos esta noche pura, solo por esta ocasión. —Me besó en la oreja y pude
oír el sonido de sus labios y su lengua. Se apartó, sus ojos oscuros todavía en mí.

El hecho de que no estuviera cediendo me hizo querer más.

Y ni siquiera sabía que eso fuera posible.


Ryker condujo de regreso a mi apartamento. La radio no estaba encendida, y
solo el sonido del poderoso motor se podía oír en el auto. Todas las luces del tablero
brillaban e iluminaban su rostro.

Me recargué de mi lado del auto e intenté no pensar en su cuerpo desnudo


encima del mío. Todo lo que quería era rodar con él, sentir las sábanas adherirse al
sudor en mi espalda. Excitación, pasión y lujuria me consumían. Pero como no tendría
sexo esta noche, tuve que dejar de pensar en ello.

Ryker mantuvo los ojos en la carretera, pero discretamente me agarró la mano.


Lo hizo con tanta suavidad, que era como si no lo hiciera en absoluto. Su enorme
mano acunó la mía. Su pulso fuerte se podía sentir a través de mis dedos. El calor
ardía por mi piel, haciéndome pensar otra vez en esas sábanas pegajosas.

—Gracias por ir al juego conmigo.

—Gracias por llevarme.

Sus ojos estaban pegados a la carretera, pero sabía que querían mirarme.

—No más proxenetismo con tus amigas, ¿de acuerdo?

Sonreí.

—Bueno.

—Porque ni una de ellas es mi tipo.

—¿Cómo es eso posible? —Jessie era morena y Kayden era rubia. Y ambas eran
impresionantes.

Se encogió de hombros.

—Supongo que solo tengo un tipo en este momento.

Como una colegiala, me sonrojé. Afortunadamente, estaba oscuro en el auto así


que mi reacción embarazosa no podía ser vista.

—No más citas.

—¿Esto ya es exclusivo? —Quería ser exclusiva, pero me sorprendió que


exigiera la monogamia primero.

—Estamos saliendo, ¿no?

—Eso no significa necesariamente que no veas a otras personas.


—Bueno, no quiero que veas a otras personas. Supongo que no quieres que vea a
otras personas.

Ni siquiera un poquito.

—No.

—Entonces eso está resuelto. —Salió de la autopista y se adentró a las calles de


la ciudad—. ¿Cómo está tu madre?

La pregunta inesperada me sorprendió. Ni siquiera pensé que sabía quién era mi


mamá.

—Mmm... murió hace casi diez años.

Ryker no reaccionó abiertamente, pero después de unos segundos, soltó un


tranquilo suspiro.

—Lo siento. No lo sabía.

—Está bien.

—Rex nunca lo mencionó.

—Falleció después de que te mudaste a Nueva York. Probablemente por eso no


lo sabías.

—¿Qué pasó? ¿Si no te importa que te lo pregunte?

Era una historia triste, y no me gustaba contarla.

—Luchó contra la depresión durante mucho tiempo. Mi papá nos dejó cuando
éramos jóvenes, y nunca se recuperó. Un día, llegamos a casa y la encontramos en el
suelo con una botella vacía de analgésicos a su lado.

—Mierda —susurró—. Lo siento.

—Está bien —dije—. Rex tenía dieciocho y yo quince. Ya que él era legalmente
adulto, se convirtió en mi tutor y cuidó de nosotros. Fue difícil porque no sabía lo que
estaba haciendo. Hasta ese momento, estaba disfrutando de su libertad y haciendo lo
que quisiera. Luchamos durante mucho tiempo.

Asintió lentamente.

—Todo está empezando a tener más sentido ahora...

—Rex todavía se ve como mi tutor a pesar de que soy lo suficientemente mayor


para cuidar de mí misma.
—Y es por eso eres tan indulgente al respecto. —Asintió de nuevo—. Ahora lo
entiendo.

—Sí…

Me apretó mi mano y me deslizó el pulgar por mi piel.

Ese gesto fue suficiente para hacerme sentir un poco mejor.

Ryker me acompañó hasta la puerta, su mano todavía en la mía.

—Pasé una buena velada.

—Yo también.

Se puso frente a mí y luego puso sus brazos alrededor de mi cintura. Me miró


con deseo. Lentamente apretó su frente contra la mía y la descansó allí. El silencio
duró minutos. Era evidente que Ryker no quería irse.

Yo tampoco quería que se fuera.

Me apretó la parte baja de la espalda.

—Quiero dormir contigo.

Sabía lo que quería decir.

—Yo también.

—No soy mucho de acurrucarme, pero me gusta abrazarte.

—Bueno, fui a la escuela para eso y toda la cosa…

Una leve sonrisa se deslizó sobre sus labios.

—Supongo que aquí es adonde digo buenas noches.

—Sí... —No quería acostarme sola en mi cama. Quería a este hombre fuerte a mi
lado, para besar mi hombro en la mañana y luego enterrar su rostro en mi cuello.
Quería buen sexo, toda la noche.

Se inclinó y me dio un beso con la boca cerrada en los labios. Fue simple y
contenido, el beso más aburrido que habíamos tenido. Se apartó rápidamente, como si
estuviera besando a una tía.

Levanté una ceja.


—¿Qué demonios fue eso?

—No puedo darte un beso de verdad en este momento —dijo—. Porque sé lo


que va a pasar.

—¿Así que me das un beso de abuelita?

—¿Un beso de abuelita? ¿Qué es eso?

—La clase de beso que le das a tu abuela.

—Uh, gracias —dijo sarcásticamente.

—Bueno, lo fue.

—Sabes que soy un buen besador. Pero si me dejo llevar... —Miró la pared junto
a mi puerta principal—. Voy a levantarte y a follarte ahí mismo. Por lo tanto, un beso
apto para todo público es todo lo que recibirás.

—Eso no suena tan mal...

Me gruñó en la cara.

—¿Por qué estás haciendo esto tan difícil para mí?

—Tú eres el que decidió ser un mojigato.

—Solo trato de que seas mía. Dijiste que querías algo más, así que te estoy
dando una cita. Esto es lo que la gente hace en las citas.

—Y luego echan un polvo. Ese es el punto de la cita.

Cerró los ojos por un momento en un intento de refrenarse.

—En nuestra próxima cita, te follaré tan fuerte que no podrás caminar. ¿Te
parece?

Mi corazón se oprimió de deseo.

—¿Cuándo va a ser eso?

—Podría ser mañana, pero vas a salir con Zeke. —Su tono cambió notablemente.

—Bueno, puedo pasarme después...

—¿Después de salir a cenar con él? —preguntó—. No, gracias.

—No seas así. —Lo miré a los ojos—. Te dije que esto no es negociable.

—Sabes, de verdad odio cuando las mujeres me dicen qué hacer.


Crucé los brazos sobre mi pecho.

—Bueno, no te voy a gustar mucho.

Me miró durante varios segundos.

—En realidad, creo que es por eso que me gustas… de una manera complicada.
—Me besó en la mejilla antes de retroceder—. Buenas noches, Rae.

Sabía que iba a ceder en mi decisión de no acostarme con él, así que lo dejé ir.

—Buenas noches, Ryker.

—Dulces sueños —dijo—. Espero que pienses en mí.

Sabía que estaría pensando en él... muy pronto.

Di vueltas por la cama y no podía dormir. Seguía pensando en esos suaves labios
besando mi cuerpo. La forma en que me besó el oído hizo que mi cabello se pusiera de
punta. Quería a Ryker, y mi mente no podía dejar de pensar en ello.

Tampoco mi cuerpo.

Agarré mi vibrador de la mesita de noche y no sentí ninguna culpa mientras lo


hacía. Justo antes de encenderlo, mi teléfono sonó.

Miré la pantalla y vi el nombre de Ryker. Tal vez estaba en mi puerta porque


cambió de opinión. Esa sería la mejor noticia de todas.

—¿Hola?

Su respiración era pesada, como si estuviera haciendo algo más que estar
acostado en la cama.

—Quiero mi gran polla en esa bonita y pequeña boca tuya. —El sonido de una
mano lubricada moviéndose rápidamente se escuchó a través del teléfono.

Sus primeras palabras me dijeron todo lo que necesitaba saber y me excitaron


como una loca. Encendí mi vibrador y lo presioné firmemente contra mi clítoris. La
vibración inmediatamente me mojó, más húmeda de lo que ya estaba. Fuimos lo
suficientemente fuertes como para alejarnos el uno del otro esta noche, pero ambos
cedimos a la tentación de todos modos.

—Entonces ponla.
Capitulo 9
Rex
Traducido por Tefifg
Corregido por M.Arte
Kayden abrió la puerta.
Y mi mandíbula cayó.
Vestía un ceñido vestido negro con tacones plateados. Sus largas piernas lucían
súper largas en ese corto vestido. Sus delgados y tonificados muslos casi parecían
falsos porque tenían una forma demasiado perfecta.
Su figura de reloj de arena destacaba en esa delgada tela. Sus caderas eran
anchas y conducían a una estrecha cintura. Más arriba, tenía unos pechos
ridículamente grandes. Siempre había pensado que Kayden era bonita, pero esta
noche… demonios.

Su caballo rubio estaba perfectamente rizado, del tipo que me gustaba agarrar
cuando estaba follando a una chica desde atrás. Llevaba un maquillaje ligero que
realzaba sus ojos y sus labios llenos.

Joder.

Kayden vio mi expresión, sus ojos brillaban con algo que no pude identificar.

—Hola.

—Hola… —No podía dejar de mirar sus piernas. ¿Siempre habían sido tan
sexys? ¿Cómo no lo había notado antes? ¿Kayden siempre había sido tan sexy? ¿Era
solo porque rizó su cabello?

—Te ves… guau.

—Gracias. —Su rostro se tornó carmesí. Un tomate no podría ni competir contra


ella.

Retrocedí y le permití cerrar la puerta. Cuando estaba de espaldas, mis ojos


fueron directo a sus piernas y a su trasero.

Eso también estaba bien.


—¿Listo para irnos? —Se dio la vuelta, su bolso debajo de su brazo.

Necesitaba ajustar mis pantalones porque mi polla se estaba entrometiendo en el


camino, pero no podía hacer eso delante de ella.

—Sí, vámonos.

Nos sentamos en el bar. La gente hablaba tranquilamente y música clásica


sonaba a nuestro alrededor. El lugar estaba lleno pero la música de fondo estaba a un
volumen mínimo. Prefería bares normales con bebidas baratas, pero ya que estaba
vestida así, creí que era mejor venir aquí.

Sus piernas estaban cruzadas y en dirección hacia mí en el taburete.

Seguía mirando incontrolablemente hacia sus piernas. Detente, hombre. Es como


tu hermana.

—¿Cómo estuvo el trabajo?

—Bien —dijo—. Fue bastante lento, pero me gusta así.

—¿Así no tienes que hacer nada?

—No. Así puedo leer.

—Entiendo.

—Además, es silencioso.

Sacudí la cabeza.

—No creo que pueda manejar todo ese silencio. Me volvería loco. Escuchar las
bolas de boliche chocar contra los bolos cada diez segundo es como un calmante para
mí en este punto.

—¿En serio? —Sonrió como si disfrutara la conversación—. Eso me daría dolor


de cabeza.

—Simplemente me gusta estar alrededor de la gente, estar rodeado de vida.

—Soy muy tímida para eso.

—Eso no es verdad —dije—. Te he visto con Jessie y Rae. Ustedes tres son
problemas.
—Bueno, eso es diferente —dijo—. Son mis mejores amigas. Puedo hacer lo que
sea con ellas.

—Supongo que me siento de esa manera con Zeke. —Pero no había algo que
haría con él que no haría con nadie más.

—¿Cómo está todo en el boliche?

—Todavía es un desastre —dije—. Tengo dos empleados.

—¿Eres uno de esos dos? —preguntó con una sonrisa.

—De hecho, soy el tercero. Pero tengo el presentimiento de que voy a tener que
despedir a uno de ellos pronto.

—Esperemos que las cosas den la vuelta con todos los cambios.

—Sí, pero eso tomara un tiempo. Soy muy afortunado de que Zeke y Rae estén
dispuestos a ayudarme.

Bebió de su bebida y luego regresó a la conversación con nada más que gracia.

—Ellos te aman.

—Sí, lo sé. A veces me pregunto por qué.

—Porque eres una buena persona, Rex.

Siempre había recibido la mayoría de los cumplidos por parte de Kayden. Me


decía cosas bonitas casi cada vez que la veía. Todos los demás se reían de mí siempre
que tenían la oportunidad.

—Gracias.

—Rae me dijo que la conversación sobre su vida personal fue bien.

—Sí… eso fue algo incómodo, pero logramos superarlo.

—Dijo que has estado tolerándolo. —Revolvió su bebida antes de tomar otro
sorbo—. Eso es bueno.

—A veces cometo un desliz —dije—. Estoy tan acostumbrado a preguntarle a


dónde va y con quién está… como un padre. Ha pasado por mucho y no puedo
permitir que salga lastimada otra vez. No es algo de hermano sobreprotector. Es algo
de familia.

—Entiendo eso.
—La cosa es que Rea es muy segura de sí. Eso no es algo malo. Pero a veces
cree ser más fuerte de lo que realmente es. Tengo miedo de que tome más de lo que
puede manejar, y cuando la carga sea muy pesada, colapse.

—Sé exactamente lo que quieres decir.

—Odio ser la voz de la razón en su cabeza, pero tengo que hacerlo.

—Ella lo aprecia, Rex.

Sentí que hablamos mucho de mi hermana. Me recordaba a mí mismo como un


padre que no podía dejar de hablar de sus hijos. Cuando mamá murió, eso me forzó a
ser un adulto. Dado que tuve que asumir ese papel tan rápidamente mientras tenía una
adolescente que cuidar, había estado arraigado en mí desde entonces.

—Desearía que los matrimonios arreglados todavía se usaran.

—¿Por qué? —preguntó riéndose.

—Podría salir y encontrar al Sr. Perfecto para ella, y entonces mi trabajo estaría
hecho.

Rio entre dientes.

—Rae encontrará al Sr. Perfecto por su cuenta.

—No lo sé… trajo a casa a muchos perdedores.

—Tú crees que todos los chicos son unos perdedores.

No creía que Zeke lo fuera. Honestamente, Zeke era la mejor persona para ella.
Podría cuidarla, tranquilizarla cuando estuviera nerviosa por algo, y siempre la
respetaría y la trataría bien. Más importante aún, la haría feliz. Pero tenía el
presentimiento de que ellos nunca iban a terminar juntos, así que no debería
desperdiciar mis esperanzas y sueños en ello.

—¿Crees que Rae sea de esa manera cuando comiences a ver a alguien?

—Ja —dije sarcásticamente—. No, a Rae no le importa. Sabe que puedo


cuidarme solo.

—Así que… ¿has estado viendo a alguien?

—Me enganché con una chica en el boliche. Eso es todo.

—Ah… —Bajo la mirada a su bebida—. ¿Recientemente?

—Sí, fue justo el otro día. Comenzamos a coquetear en el mostrador y antes de


que lo supiera, estábamos follando en el baño de hombres. Luego se fue. —No hubo
ningún aspecto romántico en ello. Ambos solo queríamos follar, incluso si era contra
la pared del baño.

Kayden agitó su bebida, sus ojos miraban abajo.

La miré, notando su repentino cambio de humor.

—¿Dije algo?

Se recuperó.

—No, no. Solo estaba pensando en algo que se me olvido hacer en el trabajo.

—¿Follar con un chico en el baño? —la molesté.

Forzó una risa, pero era claramente falsa.

—¿No es realmente tu zona?

—No mucho.

Nunca hablaba con Kayden sobre su vida personal, así que realmente no sabía
mucho.

—¿Eres el tipo de chica que toma y deja? —Nunca había tenido novio, así que
asumí que ese debía ser el caso.

—No. —Sacudió la cabeza rápidamente—. No, definitivamente no.

—¿Entonces tienes citas de bajo perfil?

—Uh… a veces.

¿Tenía siquiera una vida personal activa? Era muy linda para no tener propuestas
de chicos a diestra y siniestra. Tal vez se sentía incómoda hablándolo conmigo, lo que
explicaría porque no estaba diciendo mucho. ¿Estoy repitiendo los mismos errores que
cometí con mi hermana?

—¿Has visto alguna buena película recientemente?

—Vi The Revenant. De verdad me gustó.

—¿Con Leo? —pregunté—. He estado pensando en verla.

—Deberías. Es tu tipo de película.

—¿Cómo sabes qué tipo de películas me gustan?

Se encogió de hombros.

—Simplemente se lo que te gusta.


Seguimos hablando sobre música y películas durante la siguiente hora. Estaba
más relajada a mi alrededor de lo que normalmente era, así que definitivamente
estábamos haciendo un progreso. Me alegraba haber dicho algo porque estaba muy
tensa para mi gusto. De hecho, se sentía como si finalmente fuéramos amigos.

—Disculpa —dijo—. Voy a empolvar mi nariz.

—¿Qué? —exclamé.

—Significa que voy al baño.

—Ah. —Asentí—. Eso fue demasiado elegante para que lo entendiera.

Me dio una sonrisa antes de alejarse. Al instante, todas las cabezas se voltearon
en su dirección, admirando su perfecta figura y sus esplendidas piernas.

No estaba avergonzando de admitirlo. Admiré su trasero todo el tiempo.

—¿Disculpa? —Una mano femenina agarró mi hombro.

—¿Qué pasa? —Giré en su dirección y vi a una linda morena. Era alta para una
chica, poco menos de metro ochenta.

—¿Estas con alguien?

—No. Solo estoy pasando el rato con una amiga. —La miré de arriba abajo y me
gustó lo que vi—. ¿Ves algo que te guste?

Ella sonrió.

—De hecho, lo hago. Soy Reina.

—Hola, Reina. —Le estreché la mano—. Soy Rex.

—Gusto en conocerte. —Se quedó ahí parada como si esperara que le ofreciera
una bebida.

—Me encantaría charlar, pero no quiero ignorar a mi amiga. ¿Me das tu número
para poder llamarte más tarde?

—Eso suena perfecto. —Escribió su número en la servilleta—. Estaré esperando.


—Echó su cabello por encima del hombro mientras se iba.

La observé irse, preguntándome en qué clase de perversión se encontraba.

Al momento en que se fue, otra chica se acercó a la zona de la barra.

—Disculpa si te molesto, pero creo que realmente eres lindo.


—¿Quién no lo hace? —Sonreí y me encogí de hombros al mismo tiempo—. Y
que coincidencia. Pienso que también eres bonita.

Soltó una risita.

—¿Cuáles son las posibilidades?

—De hecho, estoy con una amiga en este momento, así que no estoy disponible
para charlar. ¿Me puedes dar tu número para que te pueda llamar después? —Solo
esperaba que no se encontrara con la otra chica.

—Eso suena genial. —Agarró una servilleta y garabateó su número. También


añadió su nombre.

Leí su nombre en voz alta.

—Es un gusto conocerte, Hanna. Soy Rex.

—También es un gusto. Espero que pueda conocerte mejor.

—Tengo el fuerte presentimiento de que lo harás.

Me dio una dulce sonrisa antes de alejarse.

Demonios, soy asombroso. Ni siquiera tuve que hacer algún movimiento con
alguien. Simplemente vinieron a mí.

Kayden regresó del baño, atrayendo la atención del bar entero mientras
caminaba. Volvió al taburete y colocó su bolso sobre el mostrador.

—Espero que no hayas estado muy aburrido mientras no estaba.

—De hecho, no lo estuve. —Levanté las dos servilletas—. Conseguí dos


números. Bastante rápido, ¿no crees?

Observó las servilletas como si fueran dos insectos. Casi inmediatamente se puso
tensa otra vez. El contacto visual se rompió y se movió para buscar su bolso.

—Me acabo de dar cuenta de que necesito regresar a casa.

—¿Qué? Apenas hemos estado aquí por una hora. Todavía no hemos cenado.

—Fue bueno verte, Rex. Hablamos después. —Se levantó y dejó el taburete.

—Espera, ¿qué? ¿Estás molesta o algo?

—No —dijo rápidamente, aun sin mirarme—. Simplemente acabo de recordar


que… tengo que alimentar a mi perro.

¿Su perro?
—No tienes un perro.

—Lo estoy cuidando por un amigo. —Se alejó sin siquiera despedirse.

¿Qué demonios?

La observe irse, intentando averiguar qué acaba de pasar. Fue al baño y todo
estaba bien. Pero tan pronto como comenzó a hablarme, se dio la vuelta y se fue. ¿Qué
me perdí?

Fui tras ella y la seguí hasta la acera. Iba camino hacia su apartamento.

La alcancé.

—Kayden, espera.

Siguió caminando.

—Hablaré contigo después, Rex. Ahora tengo prisa.

—Solo háblame. ¿Acaso hice algo? ¿Dije algo? —Me cansé de que me ignorara,
así que la agarré del brazo y la obligué a detenerse—. Kayden, háblame.

Cuando pude ver su cara, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Sus mejillas
estaban manchadas y rojas, su pecho subía y bajaba a un ritmo alarmante.

Conmocionado, solo me quede viéndola.

—No sé qué hice para molestarte, pero lo siento.

—No eres tú. —Se alejó y sorbió su nariz—. Solo déjame ir. —Se retorció fuera
de mi agarre y siguió caminando.

Debí haber ido tras ella, pero no lo hice. Ni una sola vez en mi vida entendía a
las mujeres. Era una ciencia que no estudié. Pero nunca en mi vida me había sentido
más confundido que en ese momento.

¿Qué acaba de pasar?

Atravesé la puerta sintiéndome como la mierda. Tiré mis llaves sobre la mesa,
pero se deslizaron por la superficie y cayeron al suelo.

No me molesté en recogerlas.
Rae era la mejor amiga de Kayden, así que decidí preguntarle sobre lo que pasó.
Tal vez hice algo demasiado ofensivo sin siquiera darme cuenta. Necesitaba la ayuda
de otra mujer para esto.

Rae llegó desde el final pasillo, vestida para salir.

—Oye, necesito hablar contigo.

—Eso es perfecto porque yo también necesito hablar contigo.

Su bolso estaba sobre su hombro y su cabello estaba rizado.

—Está bien, sé que esto es extraño, pero tenme paciencia.

¿Podría mi noche ponerse aún peor?

—Cuando te dije que nada estaba pasando entre Ryker y yo, lo decía en serio.
Esa era la verdad. Éramos solo amigos que se atraían. No me quería involucrar con él
porque es un mujeriego. Pero me invitó a salir el otro día y acepte. Fuimos a un juego
béisbol y la pasamos bien. Ya que congeniamos muy bien, lo volveré a ver.

Kayden dejó mis pensamientos inmediatamente.

—Whoa… espera. —Eso era un montón de información para procesar en treinta


segundos—. ¿Así que ahora sales con Ryker?

—Sí.

Esa era mi peor pesadilla.

—No. Rae. No.

Levantó una ceja.

—Es el mayor mujeriego que conozco. Es incluso peor que yo, si te lo puedes
imaginar. No es lo suficientemente bueno para ti, y nunca lo será. Solo te romperá el
corazón. Confía en mí esta vez.

Cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Qué fue lo que hablamos, Rex?

—Lo sé. Lo sé. —Levanté las manos en señal de frustración—. No intento meter
mi nariz donde no me incumbe, pero necesito advertirte. Tal vez te hable bonito, pero
solo intenta meterse en tus pantalones.

—Rex, soy una chica grande que puede tomar sus propias decisiones.

—Solo intento ahorrarte tiempo y un corazón roto.


—Ryker me invitó a una cita, una real. Esto no es solo una aventura.

—Eso es lo que él quiere que creas. —Ryker era un buen chico, en general. Pero
no lo quería con mi hermana.

—Es diferente conmigo.

Puse los ojos en blanco.

—Todos los chicos son diferentes contigo, pero al final terminan mostrando su
verdadero yo.

Dio un pisotón.

—Rex, no te estoy pidiendo permiso. Solo te estoy diciendo lo que está pasando.
No confundas esas dos cosas.

—En serio, en serio pienso que esta es una mala idea.

—Bueno, no me importar lo que creas. De verdad me gusta y quiero estar con él.

Dios, esto era terrible.

—Así que solo ríndete.

Quería seguir discutiendo pero, ¿eso me haría algún bien?

—No esperes que te consuele cuando rompa tu corazón, Rae. Porque no lo haré.
—Vi el final incluso antes de que empezara. Ella se enamoraría y él seguirá adelante
con una supermodelo. Lo había visto suficientes veces.

—No lo has visto en diez años. Ni siquiera sabes cómo es ahora.

—Sé que no ha cambiado.

—Lo que sea. —Levantó la mano para callarme—. Puedes quejarte y lloriquear
todo lo que quieras, pero no va a cambiar nada.

—Bien. Ve a perder tu tiempo. Me importa un bledo.

—No lo haré. —Pisoteó de nuevo.

El timbre sonó.

Mis ojos fueron inmediatamente hacia ella, y la rabia afloró.

—¿Es él? —Sería el momento perfecto para arrancarle la cabeza.

—Es Zeke

La rabia disminuyó inmediatamente.


—¿Zeke?

—Vamos a ir a cenar hoy. —Abrió la puerta y lo saludó—. Hola. ¿Estás tan


hambriento como yo?

Mierda. Hoy era sábado.

Iba a cenar con Zeke.

Y él iba a contarle sobre sus sentimientos.

Mierda, iba a ser rechazado.

—Zeke, necesito hablar contigo un minuto. —No iba a dejar que mi amigo
quedara como idiota. Nunca se recuperaría de eso.

—No. —Rae lo agarró del brazo—. Ya vamos retrasados y ustedes dos hablan
demasiado, como un montón de colegialas.

Zeke se encogió de hombros.

—Tiene un punto, hombre.

—No, esto es malditamente importante. —Agarré su otro brazo.

—Rex. —Rae me empujó—. Ahorita no. Ya sé lo que le vas a decir y no tengo


tiempo para eso. —Cuando agarró a Zeke, él inmediatamente se dejó llevar porque era
tan cobarde como una niñita.

—Zeke. —Lo seguí fuera de la puerta y le hice un gesto con la mano que decía:
“No le digas”.

Ladeó la cabeza.

—¿Qué?

—Rex, ¿qué estás haciendo? —preguntó Rae.

La ignoré.

—No hagas la cosa que ibas a hacer. ¿Sabes de lo que hablo?

Zeke todavía se veía confundido.

—Eh…

—Solo no hagas lo que ibas a hacer —dije firmemente—. Abórtalo. —Esperaba


que entendiera que le decía esto por una razón, no solo porque sí. Particularmente no
me gustaba.
—¿Qué cosa? —preguntó Rae—. ¿De qué estás hablando, Rex?

—Confía en mi —le dije a Zeke—. No. Lo. Hagas.

—¿De qué está hablando, Zeke? —preguntó Rae.

La ceja de Zeke se arqueó.

—No estoy seguro.

—Bueno, vámonos. —Rae comenzó a alejarse—. Estoy hambrienta.

Zeke me dio una mirada confusa antes de alejarse.

Tenía el presentimiento de que esto iba a ser un desastre. Saqué mi teléfono y le


envié un mensaje. Probablemente lo revisaría en algún momento antes de que cenaran.
Amigo, no le digas cómo te sientes. Me acaba de decir que está saliendo con Riker y
que realmente le gusta. Lo siento, hombre.

Pobrecito.
Capitulo 10
Rae
Traducido por Andy Lux
Corregido por M.Arte
—¿Me juzgarías si me como todas las costillas?

Zeke me miró desde el otro lado de la mesa, con la comisura de su labio en una
sonrisa.

—¿Te he juzgado alguna vez por algo?

—Cierto. Por eso somos amigos. —Cerré el menú porque sabía exactamente que
quería.

—Estoy seguro de que hay algo más. —Bajó su menú.

Luego de que el camarero trajera nuestras bebidas y tomara nuestra orden,


estábamos solos de nuevo. No dejaba pensar en la conversación que Rex había tenido
con Zeke.

—Así que, ¿qué fue esa cosa extraña en el apartamento?

—¿Con Rex?

—Sí.

Se encogió de hombros.

—Conoces a Rex. Los científicos lo han estudiado durante años y aún no lo


descifran.

Me reí.

—Sí, creo que es verdad.

—¿Cómo va el trabajo?

—Bien. Estoy trabajando en ese proyecto del empaque biodegradable y he tenido


buenos resultados.

—Eso es increíble —dijo—. Si funciona podría cambiar los hábitos de los


consumidores.
—Lo sé. Pero estoy preocupada de que no sea suficientemente práctico. Vivimos
en un mundo donde la mayoría de la gente se nutre con comida rápida y cenas
precalentadas en microondas. Esto podría ser demasiado para ellos.

Asintió.

—Entiendo a qué te refieres. Pero hay muchas personas en Estados Unidos que
se preocupan por reciclar y proteger al medio ambiente. Recurre a ellos.

—Cierto.

—Creo que es genial lo que haces, Rae. Realmente harás la diferencia.


—Sostuvo mi mirada sin parpadear.

Siempre me daba la impresión de que me quería o estaba orgulloso de mí. Era


una mezcla entre mejor amigo y hermano. A veces me sentía más cómoda diciéndole
cosas que con Jessie y Kayden. Zeke y yo hicimos clic en el momento en que
cruzamos caminos. Me sentía bien con él.

—Gracias.

Bebió su cerveza, pero siguió mirándome.

—¿Cómo está la oficina?

—Bueno. Tuve una paciente con acné quístico severo. Lo peor que he visto. Lo
he tratado con antibióticos, crema tópica, y una crema hidratante específica por tres
meses. Hicieron maravillas. Cuando llegó el otro día, empezó a llorar porque su cara
mejoró mucho.

—Asombroso…

Había emoción en sus ojos.

—Sí... me encanta mi trabajo.

—Me alegro por ella. ¿Es joven?

—Dieciséis.

—Oh, realmente es un gran problema.

—Lo es —dijo—. Es una chica linda, pero ahora tendrá más autoestima.

—Genial.

—Sus padres no tenían un buen seguro, así que no podían pagar la mayoría de
los medicamentos. Así que no les cobré por mi tiempo.
Eso no me sorprendió en absoluto.

—Eres tan amable, Zeke. Si estuviera enferma, querría que me cuidaras.

Sonrió.

—Siempre me cuidaré de ti, Rae.

Nuestra conversación fue interrumpida cuando llegó la comida. Mis costillitas


lucían desagradables y su pollo lucía elegante.

Zeke miró mi comida.

—¿Pido más servilletas?

—Eso sería muy conveniente.

Hizo un gesto con la mano al camarero.

Y una vez que las tuve, las puse a mi lado. Definitivamente las necesitaría para
esta comida.

—¿Estás viendo a alguien? —Zeke no solía tener novias, al menos no serias.


Salía con alguien durante unas semanas antes de pasar a otra persona.

—No en este momento.

—¿Tomando un descanso? —pregunté—. ¿Necesitas recuperarte? —Me contó


sobre la adicta al sexo con la que salía. Fue divertido al principio hasta que su polla se
sintió adolorida.

Se rio entre dientes.

—Sí, supongo. —Miró su comida mientras comía.

Debería hablarle de Ryker, ya que lo sabría de boca de mi hermano. Y prefería


que Zeke escuchara la verdadera historia de lo que pasó y no la ridícula que mi
hermano inventaría.

—Hablando de ver a alguien... —Dejó de comer y bajó el tenedor—. Hay algo


de lo que quiero contarte, y no es fácil decirlo. —Se frotó la parte de atrás de su cuello
y no hizo contacto visual conmigo por un rato.

Ver a Zeke nervioso por algo no era normal. Siempre era confiado y bueno con
las palabras. Mi teléfono vibró y se iluminó sobre la mesa. Sería grosero de mi parte
revisarlo mientras Zeke estaba tratando de decirme algo importante así que lo ignoré.

Zeke lo miró.
—Está bien.

Lo revise rápidamente.

Era un mensaje de Ryker. Solo cena. No tocar.

Puse los ojos en blanco y puse el teléfono en la mesa. Ryker no era mi novio, y
ya me estaba molestando.

—¿Todo bien? —preguntó Zeke.

—Sí, no es nada. ¿Qué decías? —Tomé un bocado de mi puré de papa.

Hizo una pausa antes de que se pusiera en marcha.

—He estado sintiendo esto por un tiempo, y me he debatido decírtelo. Podría


hacerte sentir incómoda, pero espero que no, porque también podría conducir a
grandes cosas, así que creo que debo decírtelo. Si no lo hago, lo lamentaré...

Mi teléfono se encendió de nuevo.

Maldita sea, Ryker.

Zeke se detuvo y lo miró fijamente.

—Está bien. —No era el tipo de persona que se enojaba por cualquier cosa sin
razón alguna. Estaba relajado y tranquilo.

—Lo siento. Lo apagaré. —Agarré el teléfono y leí el mensaje. Ven más tarde.
Quiero besar cada centímetro de ti hasta su presencia se haya ido.

Era realmente ridículo.

Apagué el teléfono y lo metí en mi bolso.

—¿Puedo preguntarte de qué se trata? —preguntó Zeke—. ¿Es importante?

—No, no es importante. —Si Ryker no fuera tan ardiente y dulce, no lo


soportaría—. Solo es Ryker, siendo... Ryker.

Zeke me sostuvo la mirada, pero algo cambió levemente. Su seriedad disminuyó


y fue reemplazada con intensidad. Pensamientos atravesaban su mente. Podía verlo en
la superficie de sus ojos, pero no pude distinguir que tipo de pensamientos.

—¿Tú y Ryker hablan mucho?

—Bueno… es una larga historia. Te la contaré cuando termines.

Zeke no terminó su historia. La abandonó totalmente.


—Cuando dijiste que era una larga historia, ¿significa que sales con él? —Se
tragó el nudo en su garganta, la armadura y la confianza habitual en su mirada
desaparecieron.

—En realidad, sí.

No reaccionó en absoluto. Me observó con la mirada perdida y todo su cuerpo se


tensó. Luego lentamente sus ojos comenzaron a bajar hasta que miraba la superficie de
la mesa fijamente. Cerró los ojos y suspiró profundamente.

—No me digas que también estas en contra —dije—. Le dije a Rex en el


apartamento y actúo como si fuera la peor cosa del mundo.

Zeke se frotó la sien.

—Cuando nos conocimos en el parque la química fue evidente. Cuando nos


volvimos a ver, las chispas volaron por todos lados. Echamos un polvo y fue
realmente genial. Pero seguí adelante después de eso porque sabía el tipo de hombre
era. —No le diría nada de esto a Rex porque sería incómodo, pero Zeke y yo nos
contábamos todo. Sabía que decir cuando hablaba con mi hermano—. Pero luego
empezamos a trabajar y a pasar tiempo juntos, la otra noche me pidió salir con él y le
dije que sí. El resto es historia. No sé quién es, pero realmente me gusta. Me hace
sentir… viva. ¿Entiendes?

Zeke no me había mirado ni una vez. Todavía frotaba su sien como si luchara
contra una migraña.

—¿Zeke?

Se sentó derecho y bajo la mano.

—Sí, me alegro. Ryker es un tanto mujeriego, pero estoy seguro de que ya lo


sabes.

Al menos estaba siendo solidario a diferencia de Rex. Rex siempre pensaba que
nadie era lo suficientemente bueno para mí.

—Sí, no seguiría con esto si no lo supiera. Entiendo los riesgos, pero creo que
todo estará bien.

Tomó su tenedor y lo hundió en su comida. El ambiente a su alrededor era


sombrío y oscuro. Se acercó a la mesa, bajo los hombros y arqueó la espalda. No lucía
como el mismo.

—¿Zeke?

—¿Mmm? —Paseó su pollo alrededor del plato.


—¿Pasa algo malo?

—No, nada.

Nunca mentía, pero tuve la impresión de que no estaba siendo sincero.

—¿Seguro?

—Sí. —Sacudió la cabeza mientras miraba a lo lejos—. Yo solo… olvídalo.

—¿Qué? —presioné.

—Nada, pasó algo en el trabajo… no tiene caso mencionarlo.

—Está bien. —Dejé el tema porque parecía no querer discutirlo—. ¿Que querías
decirme?

—Ah…sí. —Puso su tenedor en la mesa otra vez—. He estado pensando en el


boliche de Rex.

¿Quería retirarse del negocio?

—Creo que yo debería invertir todo el dinero. Ya tengo una casa y un negocio
propios. Deberías ahorrar tu dinero para una casa o algo así.

¿De eso quería hablarme? Lo hizo parecer como si algo grave estuviera
ocurriendo.

—Zeke, está bien. No me hubiera ofrecido si no fuera financieramente capaz de


manejarlo.

—Pero existe el riesgo de que pierdas todo ese dinero.

—Estoy consciente de eso —dije—. Realmente quiero que esto funcione para mi
hermano. No sé qué más hacer, ¿sabes? Puedo decirte que siempre se ha sentido un
poco perdido.

Asintió.

—Sé a qué te refieres.

—Así que, está bien. No te preocupes por eso.

—Está bien. —Mantuvo la cabeza baja mientras comía.

La conversación fue mucho más tensa de lo que había sido hacía diez minutos, y
no entendía por qué. El ambiente normal que teníamos era inexistente. En lugar de ser
dos muy buenos amigos cenando juntos, parecíamos dos extraños. Quería preguntarle
si había algo más que no me estaba diciendo, pero si no quería hablar de ello, no lo
obligaría a decirlo.

Rex estaba en la cocina cuando llegué a casa. Estaba claro que había estado
caminando justo antes de que entrara. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y
estaba vestido igual que antes.

—¿Cómo te fue? —Lo dijo bruscamente con los ojos muy abiertos.

—¿Cómo debía irme? —Me quité la chaqueta y lo acorralé.

—En la cena, ¿Zeke te dijo algo?

—Claro que lo hizo —dije—. ¿Crees que nos sentamos en silencio toda la
noche? —Mi hermano estaba más raro de lo normal.

—Bueno, ¿y de que hablaron?

—Cosas. —Nada que sea de tu incumbencia.

—¿Qué cosas? —preguntó—. ¿Del trabajo? ¿Del boliche? ¿De los sentimientos
que tienen uno por el otro?

—¿Qué? —Levanté ambas cejas—. ¿Qué acabas de decir?

—De cómo se apoyan entre sí —corrigió—. ¿Qué pensaste que dije?

La conversación me estaba dando dolor de cabeza.

—Solo quiero cambiarme y seguir mi camino.

—¿A dónde vas?

Le di un puñetazo.

—Deja de ser tan curioso.

—Bueno, también saldré. —Se dirigió a la puerta.

—Espera, ¿a dónde vas? —Me di la vuelta y lo encaré.

—Deja de ser tan curiosa. —Me dio el avión y se fue.


Tomé el elevador al piso de Ryker. El zumbido de la máquina cimbraba en mis
oídos. Los pisos cambiaban a medida que subía. Le dije que vendría después de cenar
con Zeke, así que me estaba esperando.

El ascensor se detuvo lentamente antes de abrir las puertas.

Ryker estaba ahí con sus pantalones de chándal gris. Colgaban en sus caderas, y
su abdomen lucía fuerte. Tenía los brazos a los lados. No se veía para nada
intimidante a excepción de sus ojos.

Me miró fijamente y con tanta intensidad, que parecía que trataba de prenderme
en llamas.

No di un solo paso fuera del ascensor porque no podía pensar. Mis ojos estaban
enfocados en él, pensaba en la última conversación que tuvimos. Fue sucia, por no
decir menos.

Antes de que las puertas del elevador se cerraran, salté hacia el piso de su
apartamento. Me miraba de arriba abajo, observando cada movimiento que hacía.
Luego se acercó a mí y deslizó sus manos entre mi cabello como si hubiera estado
pensado en hacerlo todo el día. Rozó sus labios a milímetros de los míos en forma de
burla.

—Te extrañe.

—Te extrañe. —Mis ojos estaban pesados, y la pasión me guiaba hacia adelante.

—¿Lista para nuestra segunda cita? —Pasó su brazo alrededor de mi trasero y


me levantó hacia él sin esfuerzo.

Inmediatamente mis piernas se envolvieron alrededor de su cintura, y mis brazos


se engancharon alrededor de su cuello.

—Será mejor que sea romántica.

—Definitivamente tendrás romance, cariño. —Me llevó al pasillo.

—Y será mejor que haya comida.

—Pediré una pizza más tarde.

—Y será mejor que haya conversaciones profundas.

—Te hablaré sucio. —Entró a su habitación y me acostó en la cama. Me quitó


los zapatos y se dirigió a mis pantalones. Los desabrochó y tiró de ellos lentamente
por mis piernas.
Me apoyé sobre mis codos, observando la mirada en sus ojos mientras me
desnudaba.

Me miró a los ojos mientras se quitaba los pantalones de chándal. No llevaba


boxers. Solo era él. Y definitivamente estaba contento de verme.

Silbé de un modo coqueto.

Tenía la misma intensidad en sus ojos, pero su sonrisa era débil. Se inclinó sobre
mí y presionó su rostro cerca del mío.

En el momento en que estuvimos en contacto, mi corazón se aceleró. Hizo que


mi cuerpo ardiera, quemándome de adentro hacia afuera.

Me beso lento y suave, sintiendo mis labios a propósito. Era eterno y no parecía
ir a ningún lado, pero era agradable. Mis muslos se tensaron automáticamente, y mi
mente flotó a un estado entre el sueño y la realidad.

Me besó en el cuello antes de tomar la parte de atrás de mi blusa y pasarla


lentamente por encima de mi cabeza. Mi cabello se fue con ella, pero regresó en una
cascada alrededor de mis hombros. Ryker lo observó caer antes de empezar a besar el
hueco de mi garganta. Más rápido de lo que pude procesar, desabrochó mi sostén y lo
bajó por mis brazos.

Sus labios se movieron a mi pecho, y besó la zona, devorándome. Tomó cada


pezón en su boca y luego lamió el valle entre mis pechos.

—No puedo decidir que me gusta más. Estas tetas. Esta linda boca. O ese coño
dulce. —Envolvió su brazo alrededor de mi cintura y me guio por la cama hasta que
mi cabeza se posó en una almohada.

Pasé los dedos por su cabello y lo miré a los ojos.

—¿No puede ser un empate?

—Supongo. —Me besó, chupando mi labio inferior antes de abrir su mesita de


noche.

Lo tomé de los hombros y lo puse de espaldas con el condón en la mano.

—Espera.

Dejó caer el condón en la cama y puso la palma bajo su cabeza. Sus dedos se
movieron a través de mi cabello, metiendo los mechones detrás de mi oreja.

—No me hagas esperar demasiado.


Me moví encima de él y besé su cuerpo del mismo modo en que él besó el mío.
Mis labios probaron sus grandes hombros, sintiendo que su piel caliente me quemaba
la boca. Lamí su piel, saboreándola.

Me moví hasta su pecho y exploré su cuerpo. Quería sentir cada centímetro de él,
conocerlo de una manera tan profunda que pudiera recordar este momento dentro de
veinte años.

Ryker estaba callado, pero su respiración aumentó. Su mano bajó por mi espalda,
y observaba todo lo que hacía.

Me moví hacia su estómago y lo besé, sintiendo sus músculos debajo de la piel.


Seguí descendiendo, siguiendo su camino feliz con la boca. Entonces llegué a su polla
que se posaba sobre su estómago.

Respiró más fuerte cuando llegué allí. En lugar de acariciar lentamente mi


cabello, lo empuñó violentamente.

Empecé con sus bolas, lamiendo el área sensible.

No lo esperaba porque lanzó un gemido involuntario.

Succione la piel con la boca, asegurándome de que mi lengua tuviera cada


centímetro de él. Luego subí a la base, lamiendo por completo su polla con mi lengua.

Observó todo lo que hacía, su mirada era intensa.

Besé la punta y sentí las ranuras de su cabeza con mi lengua. Me tomé mi tiempo
allí ya que era la parte más sensible. Una vez que lo llené de besos, me moví
lentamente por su longitud, metiéndolo todo a mi boca.

Gimió en voz alta y tiró de mi cabello.

Me moví de arriba abajo por su longitud, haciéndolo lo más lento posible. No


quería que se viniera. Solo quería que lo disfrutara, que me viera adorar su polla con
mi boca. Siempre hacía cosas asombrosas con su boca, y quería hacer lo mismo por él.

Cuando terminé, saqué su longitud de mi boca y lentamente me arrastré por su


cuerpo.

Me miró con sus ojos brillantes.

—¿Así que?

—El hot dog de chile estuvo mejor.

Sonrió a pesar de la intensidad en sus ojos.


—Eres única en tu especie, cariño.

Presioné mis labios contra los suyos y lo besé lentamente con los ojos abiertos.
También me miró sin pestañear.

Tomó el paquete de papel aluminio y lo abrió antes de deslizar el condón


lentamente por su base. Luego se movió y se recargó en la cabecera de la cama,
sentándose.

—Te quiero arriba, cariño.

Me puse a horcajadas sobre sus caderas y me aferré a sus hombros

—Alguien es perezoso…

—Quiero que sacudas esas tetas en mi cara. —Posó su polla en mi entrada y tiró
mis caderas hacia abajo, insertándose lentamente hasta que estuvo completamente
dentro.

—¡Oh dios! —¿Cómo pude olvidar lo bien que se sentía?

—Tan apretada. —Sus manos sujetaron mis caderas y me guio de arriba abajo.
El ritmo era perfecto. Estaba a punto de venirme. Era un poco doloroso, pero eso hizo
que se sintiera aún mejor.

—Ryker...

—Mmm... me gusta cuando haces eso. —Empujó sus caderas desde abajo.

Nos movimos juntos. Usé sus hombros como ancla para impulsarme de arriba
abajo. Me trabajó desde abajo, y el producto de ambos fue el sexo más asombroso. Me
miraba a los ojos, observando cada una de mis reacciones. Su rostro se ensombreció
por la lujuria, y el sudor marcó su pecho.

No sabía si era la intensa atracción hacia él, o el hecho de que su polla era de un
tamaño formidable, pero estaba a punto de venirme con fuerza. Con Ryker, siempre
estaba lista para volar en cuestión de segundos.

—Me voy a venir… —Mi comportamiento era incontrolable durante el sexo


porque no podía pensar con claridad. Mi mente estaba en otro lugar, y mis instintos
carnales estaban a cargo.

Me agarró la nuca y me besó con la lengua, haciéndola danzar con la mía en mi


boca, y eso fue como dinamita encendida. Todo mi núcleo se estremeció y una ola de
calor se apoderó de mí.

—Vente en mi polla.
Coloqué los brazos alrededor de su cuello y apoyé mi cabeza contra la suya
mientras sentía la explosión. Lo embestí con fuerza porque quería todo lo que pudiera
darme. Mis gemidos se convirtieron en gritos, y todo mi cuerpo se desmoronó porque
se sentía tan condenadamente bien.

Ryker me miraba, cuando un gemido bajo se escapó de sus labios.

—Tan hermosa. —Besó la esquina de mi boca antes de moverse con más fuerza
debajo de mí, embistiéndome tan rápido como podía. Cuando llegó a su umbral, se
tensó debajo de mí y hundió sus dedos en mis caderas. Un gemido escapó de su
garganta, y enterró su cara en mi pecho, apretándome firmemente hasta que terminó.

Apoyé mi cabeza contra la suya, todavía tratando de recuperar el aliento.

Ryker no se movió durante casi un minuto. Se recuperó del placer que sentimos
antes de dar cualquier signo de vida. Su polla se suavizó y se puso semi-dura. Se retiró
suavemente de mí y me moví de su regazo. Ahora que la diversión había terminado,
estaba agotada.

Ryker se quitó el condón y se limpió antes de volver a la cama.

Sabía que debía irme a casa, pero estaba cansada. Me tomó casi un minuto
completo encontrar la fuerza para levantarme y recoger mi ropa.

—¿Qué haces?

—Me voy a casa. —Me puse las bragas antes de agarrar mi sostén.

Me lanzó una mirada irritada.

—¿Ahora soy una parada en los pits?

—No. Pero no quiero ser presuntuosa.

—Bueno, deberías empezar a serlo. —Me agarró de la mano y me llevó de


vuelta a la cama—. Y deshazte de eso. —Tiró de mi ropa interior por mis piernas y la
lanzó al suelo.

—¿Es una pijamada?

—Sí. Tendremos pizza, una pelea de almohadas en ropa interior, y charlaremos.

—Eso suena divertido.

—¿Qué puedo decir? —dijo—. Soy un tipo divertido. —Besó mi hombro antes
de apoyarme en su pecho y poner su brazo alrededor de mi cintura.

—Tengo que decirlo, esta es la mejor segunda cita que he tenido.


Soltó una risa en mi oído.

—También la mía.
Capitulo 11
Rex
Traducido por Perséfone
Corregido por M.Arte
—Abre la puerta. Soy yo.

Se escucharon pasos desde el otro lado de la puerta mientras Zeke llegaba a la


entrada. Luego respondió mis golpes con una mirada irritada en su cara.

—No se lo dije.

Entré sin ser invitado.

—Amigo, lo siento mucho.

—No es tu culpa, hombre. —Cerró la puerta y la bloqueó. Automáticamente


caminó hacia el refrigerador y tomó dos cervezas. Me lanzó una antes de sentarse en
el sofá de su sala. Su casa estaba cerca de la bahía. El vecindario era tranquilo y
pacífico.

Me sentí como la mierda por Zeke.

—No lo supe hasta que la recogiste. Literalmente me lo dijo dos segundos antes.

—Realmente no es un gran problema —dijo—. Me lo hubieras dicho antes si lo


hubieras sabido.

Sentí la botella en mis manos, pero no bebí. No estaba seguro de cómo consolar
a mi mejor amigo en todo el mundo.

—¿Estás bien?

Miró su cerveza fijamente.

—Sí. Solo… me siento estúpido por no haber hecho algo antes, ¿sabes? Esperé
demasiado, y alguien más me la arrebató. No tengo a nadie más a quien culpar más
que a mí mismo.

—No durarán para siempre —dije—. Sabes cómo es Ryker. Todo esto terminará
en pocos meses, como mucho.
—Sí, probablemente.

—Entonces puedes hablar con ella sobre eso.

—Tal vez.

Aún me sentía mal por él.

—Sabes, esto es como esquivar una bala, si me lo preguntas. Sé que te gusta Rae
y todo, pero es bastante molesta.

Se rio y tomó un trago.

—Gracias por tratar de hacerme sentir mejor, pero esa táctica no va a funcionar.
No es molesta.

—Ja. Tú no vives con ella.

—Cuando habló de Ryker, dijo que era diferente con ella.

—Me dijo lo mismo.

Le quitó la etiqueta a la cerveza.

—Y dijo que estaba realmente interesada en él. Nunca la había escuchado decir
eso de un tipo antes…

Pensándolo bien, yo tampoco.

—No lo sé… esto podría ser más serio de lo que pensábamos.

—Pero así no es Ryker.

—Y Rae no es una chica normal. Es especial y él no es estúpido. Apuesto a que


se da cuenta del buen partido que es. —Zeke miró al piso mientras hablaba—. Quizás
esto dure un tiempo.

Esperaba que no lo hiciera.

—Nunca sabes.

Zeke meneó la cabeza.

—He tenido mucho tiempo para decirle cómo me sentía, pero fui demasiado
temeroso. Creo que he perdido mi oportunidad para siempre.

—No digas eso.

—Tengo que seguir adelante. Hay otros peces en el mar.

—Toneladas.
—No puede ser la única chica genial.

—Conozco chicas impresionantes a diario, hombre. —Le di una palmadita en el


hombro—. O… podrías simplemente decirle cómo te sientes. Quiero decir, solo han
estado viéndose por un corto tiempo.

Zeke ni siquiera lo consideró.

—Nunca le haría eso.

—No es como si se amaran.

—Aun así… estaría mal. Se le metería en la cabeza y haría las cosas incómodas
entre Ryker y yo.

—Como si no lo estuvieran ya…

—Y si Rae realmente le gusta, sería un completo idiota por arruinar eso. Tal vez
Ryker se enfrentará al desafío y será el hombre que se merece.

—Tal vez…

—Realmente no le hemos dado una oportunidad. Sé que tú y yo nos liamos


mucho, y nunca hemos sido material de novio, pero si encuentro a la chica correcta,
sabes que sería leal a ella. Y sé que tú serías igual.

Asentí.

—Entonces, tendré que olvidarlo.

—¿Realmente crees que puedes hacer eso? —¿Podrías superar a alguien que
veías diariamente?

—Estoy seguro de que dejaré de pensar en ella después de follar un rato.

—El sexo cura todas las enfermedades.

Se rio entre dientes.

—Espero que tengas razón. —Se reclinó en la silla y suspiró—. Así que, ¿algo
nuevo contigo?

Mi cosa con Kayden me vino a la mente.

—Sí… algo raro ocurrió con Kayden.

—¿Qué?

—Siempre que estoy con ella, solos ella y yo, siempre es rara.
—¿Rara? —preguntó—. Nunca me he dado cuenta.

—Bueno, es solo cuando estamos los dos solos. Es callada y nerviosa. Es súper
torpe todo el tiempo. La vi en la biblioteca y traté de hablarle, pero fue como si
estuviera arañando un pizarrón. Así que le pedí que saliera para relajarse a mí
alrededor.

—¿Y cómo fue?

Todavía no estaba seguro de lo que pasó.

—Todo estuvo genial. Estábamos en un bar tomando unas copas. Estábamos


riendo y pasando un buen rato. Esa torpeza finalmente había desaparecido y todo
parecía normal. Cuando fue al baño, dos chicas me dieron sus números.

—¿Solo se acercaron y te los dieron?

—Sí. —Más o menos.

Zeke parecía incrédulo, pero paró el interrogatorio.

—¿Y luego qué pasó?

—Kayden volvió del baño y luego huyó de mí. Dijo que tenía que estar en un
lugar y se fue.

—¿Qué? —preguntó Zeke, sorprendido.

—Sí, fue por completo un giro de 180°.

—¿Luego qué pasó?

—Fui tras ella y la perseguí en la acera. Cuando la alcancé, estaba llorando.


Llorando. —Levanté mis brazos con sorpresa—. No tengo ni puta idea de lo que pasó.
Me dijo que la dejara sola y luego se marchó.

Zeke tenía una expresión en blanco en su rostro.

—Nada de esto tiene sentido.

—Y tú me lo dices.

—Debes de estar olvidando algo. ¿Le dijiste algo?

—Amigo, fui nada menos que educado con ella toda la noche.

—Pero quizás se te resbaló y dijiste algo. Piensa.

—Realmente no lo hice —discutí—. Incluso pagué sus tragos. Iba a llevarla a


cenar aunque estuviera quebrado.
—¿Los números de teléfono la molestaron?

Me encogí de hombros.

—¿Por qué lo harían?

—Quizás estuviera enojada de que persiguieras la cola cuando debiste haberle


prestado atención.

Eso no tenía sentido.

—No. Kayden no es así. No es una amiga exigente.

Zeke se quedó quieto mientras intentaba averiguarlo.

—Vamos, eres doctor. Usa tu ridículo cerebro grande.

Zeke puso los ojos en blanco y tomó un trago de cerveza.

—Quizá recibió una llamada cuando estaba en el baño. Tal vez todo lo que
sucedió realmente no tiene nada que ver contigo.

Me gustaría creer eso.

—Fue tan repentino. Y si surgió algo, ¿no me lo habría dicho?

—Tal vez era personal.

—Aun así, ninguno de nosotros guarda secretos el uno del otro.

—Todos tienen secretos y cosas que ocultar —dijo Zeke—. Incluso si tú no los
tienes.

—Entonces, ¿crees que debería preocuparme por eso?

—No —dijo—. No hay nada que puedas haber hecho para provocar esa reacción
en ella. Tiene que haber algo más.

—Sí.

—Así que… ¿dijiste que tenías dos números?

—¿Por qué?

Sonrió.

—¿Realmente vas a contactar a las dos?

Me reí.

—¿Quieres una?
—¿Por qué no? —preguntó—. Tal vez podamos jugar en equipo si están
interesadas.

—Bueno se acercaron a mí y me pidieron salir —dije—. Hay una buena


probabilidad de que se metan en cosas desagradables.

—Perfecto —dijo—. Vamos a preparar algo.


Capitulo 12
Rae
Traducido por Perséfone | SOS Dustie | SOS Paula | SOS Safir
Corregido por M.Arte
Mis ojos se abrieron completamente y miré un hermoso rostro. Sus ojos verdes
ardían con su propia luz, y el cabello en su cara parecía besable. Recordé todo lo que
hicimos anoche y sentí que los dedos de mis pies se curvaban.
—¿Siempre duermes así?
—¿Así cómo? —pregunté con voz ronca.
—Durante doce horas seguidas.
—Bueno, es domingo. Duermo así los fines de semana.
—Hombre, eres perezosa. —Sus labios estaban sobre mí, besando mi cuello y
hombro.
—¿Qué te importa?
—Mi polla se preocupa mucho. He estado esperando pacientemente a que
despertaras para poder tener algo de acción.
—Podrías haber empezado sin mí.
—Como que no habría sido espeluznante. —Siguió besándome, llenándome de
besos.
Me senté y me quité el cabello de la cara.
—Tengo hambre.
Acercó su rostro al mío, la desesperación en sus ojos.
—Puede esperar.
—No me compraste pizza anoche como prometiste.
—Lo siento… estaba atrapado en otras cosas. —Me empujó devuelta a la cama y
se movió encima de mí.
—Ryker, tengo que orinar. —Puse mi mano sobre su pecho—. Y necesito
comida.
Mantuvo mi cuerpo clavado en el colchón.
—Y yo te necesito.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello.
—Dame lo que necesito y haré que valga la pena.
—Mmm… —Me miró a la cara con la mandíbula apretada.
—¿Es así como tratas a todas tus mujeres? ¿Matándolas de hambre y privándolas
de sus necesidades corporales?
—Solo a las que realmente me gustan.
Lo empujé y luego agarré mi ropa.
—¿Para qué necesitas eso?
—Necesito buscar comida.
—Tengo cocina. Puedo prepararte algo.
—Cocinar es un dolor —dijo—. ¿Por qué no vamos a Waffle Hut? Está
cruzando la calle.
—Porque no podemos estar desnudos.
—Bueno, no podemos estar desnudos todo el tiempo.
—¿Quién dice? —preguntó.
Me puse la ropa y luego arreglé mi cabello.
—Bueno, quiero un waffle nadando en una piscina de jarabe.
Se quedó en la cama y me vio prepararme. Después finalmente se levantó y se
puso un par de jeans y una playera.
—Tú ganas cariño.
—En realidad, gana mi estómago. Y solo un mano a mano, eso siempre gana.

Se sentó frente a mí y bebió su café negro. Un plato de claras de huevo estaba


frente a él.

—¿Eso es todo lo que comerás? —Me dieron un combo, que tenía huevos,
tocino, panqueques y croquetas de papa.

—Sí. —Tomó algunos bocados.

—Me sorprende que te mantenga lleno.

—Es pura proteína, así que es suficiente.


—Oh. —Seguí comiendo, agradecida de no estar comiendo pura proteína—.
¿Quieres un bocado?

—Estoy bien —dijo—. Es mucho más sexy verte comer todo eso. —Había un
brillo en sus ojos.

—Estaré quemando esto en el gimnasio mañana, así que no me juzgues.

—No juzgo en absoluto.

Comí cada bocado porque tenía mucha hambre. Cuando cené con Zeke la noche
anterior, apenas toqué la comida porque estábamos hablando mucho. En el momento
en que el camarero vino a retirar los platos, yo estaba en medio de una conversación y
no me di cuenta de que se llevó mi comida hasta que ya se había ido. Básicamente no
había comido nada en veinticuatro horas.

Ryker es un comensal lento. Alternaba el beber café y comer algunos bocados de


su comida. Estaba callado, mirándome la mayor parte del tiempo.

—¿Safari estuvo de acuerdo con que te quedaras conmigo?

—Está celoso.

—Pobre chico.

—Lo compensaré cuando llegue a casa. Tal vez lo llevaré a dar un paseo o algo
así. —Terminé de comer y sentí mi estómago extenderse con toda la comida que había
ingerido—. Hombre, me moría de hambre.

—¿Te saltaste algunas comidas?

—No he comido nada desde el almuerzo de ayer.

Sus ojos se oscurecieron.

—Creí que cenarías con Zeke.

—Lo hice, pero no comimos mucho.

Ahora, lucía como un psicópata.

Me di cuenta de cómo sonaba eso.

—Quiero decir, estábamos hablando mucho, así que no tuve la oportunidad de


comer toda mi comida.

El humo se disipó.

—¿De qué estaban hablando con tanto detalle?


—Bueno, le dije que estábamos saliendo.

—¿Y?

—¿Y qué?

—¿Qué respondió a eso? —Ryker abandonó su café y comida por completo,


concentrando su atención directamente en mí.

—Nada, en realidad. —¿Qué se suponía que debía decir?—. Le dije que había
sido así durante algunas semanas, y no pareció sorprendido. Me advirtió que eras un
poco mujeriego, pero también dijo que podría manejarlo por mi cuenta. —La
conversación fue bastante común.

Asintió ligeramente, como si estuviera satisfecho con la respuesta.

—Zeke y yo nos contamos todo. Sé de todas sus amantes, y él sabe sobre los
míos. Fue agradable sacarlo finalmente de mi pecho.

—¿Das muchos detalles sobre ello?

—Generalmente.

—Mmm…

—¿Qué?

—No tengo ninguna amiga así. No le cuento a nadie sobre mi vida personal.

—¿En serio? —Eso sonaba terrible—. Eso es tan triste.

—¿Triste? —preguntó—. ¿Por qué?

—¿No compartes tu vida con otra persona? ¿Decirle acerca de las personas en tu
vida? ¿Cómo van las cosas?

—Bueno, tengo amigos —dijo—. Simplemente no les digo lo que hago en la


privacidad de mi dormitorio. Y mucho menos a una mujer.

—Me gusta —dije—. Me gusta estar tan cerca de alguien.

Apoyó los codos sobre la mesa.

—¿Asumo que Rex lo sabe?

—Sí.

—¿Cagó un arcoíris?
—No. —No estaba segura si debía decirle todo lo que Rex dijo. Podría
descolocarlo un poco.

Ryker lo leyó en mis ojos.

—No estaba feliz, ¿eh?

—Eh… no diría eso.

—¿Estaba furioso?

—No… solo dijo que debía ser cuidadosa. Le gustas como amigo y como
persona. Dice que eres leal y es divertido estar cerca de ti. Pero dijo que no eras
exactamente el tipo de chico que quiere para su hermana. Me dijo que eras malas
noticias y que no debía meterme en esto sin saberlo.

—Eso no es tan malo.

—Les dije que eras diferente conmigo. —Observé su rostro en busca de una
reacción. Quería ver el acuerdo allí, saber que tenía razón.

Respondió—: Lo soy.

Eso es todo lo que quería.

La cuenta llegó, y Ryker rápidamente metió dinero en el interior de la libreta.

—Vamos a dividirlo.

—No. —Tomó rápidamente la libreta y la colocó al otro lado de la mesa para


que no pudiera alcanzarla.

—¿Por qué?

—Eres mi cita. Pago por ti.

—¿Crees que es una cita? —Estábamos en una cena barata un domingo por la
mañana. No me había duchado y mi maquillaje se ha ido. Mi cabello estaba fuera de
lugar y se negó a ser domesticado. Esta era una forma rara de la infame caminata de la
vergüenza.

—Un poco.

No discutí porque no me llevaría a ninguna parte. Rápidamente aprendí que


Ryker era un poco testarudo. Dejamos el restaurante y caminamos hacia la calle. En
lugar de cruzar la calle hasta su departamento, me quedé en la acera.

Se detuvo y me miró, inseguro de lo que estaba haciendo.


—Bueno, debería irme a casa. Anoche fue divertido.

Sus ojos se entrecerraron. Me miró con evidente confusión.

—¿Qué te hace pensar que irás a algún lado?

—Bueno, es domingo. Mis amigos usualmente vienen y vemos el futbol,


hacemos el almuerzo y jugamos juegos de mesa.

—¿Cada domingo? —preguntó incrédulo.

—Muy a menudo.

Se metió las manos en los bolsillos.

—Eres bienvenido a venir si quieres…

—Me encantaría. —Agarró mi mano y me jaló hacia el otro lado de la calle con
él—. Déjame duchar y nos iremos.

—Bueno.

Entramos a su departamento, pero Ryker no se dirigió a la ducha. En su lugar


agarró mi cara y me besó. Me guio hasta el dormitorio, su cuerpo entero consumiendo
el mío.

Al instante en que me tocó, me derretí. Amé esos besos. Ahora que estaba llena y
tenía una vejiga vacía, estaba lista para ir. Mis dedos se clavaron en su cabello, y
respiré en su boca, perdida en él.

Nos desnudamos y volvimos a la cama. Ryker me colocó en mis manos y


rodillas y se acercó detrás de mí. Me besó la columna desde el culo hasta la nuca.

—He querido tomarte así desde el momento en que te vi. —Agarró un puñado de
mi cabello y tiró de mi cabeza un poco hacia atrás, exponiendo mi boca a él. Luego
me besó con fuerza antes de tomar un condón de su cajón y desenrollarlo.

Entró rápidamente en mí, estirándome al mismo tiempo. La última vez fue


gentil, pero ahora solo me quería. Me encantó la plenitud y la forma en que su pecho
se sentía contra mi espalda. Besó mi hombro mientras se movía dentro de mí. Luego
presionó su rostro contra mi mejilla, respirando fuertemente. Como dos animales
salvajes, nos movimos y cedimos a la pasión carnal del deseo.

—Hermosa. —Enganchó un brazo a través de mi pecho y agarró mi hombro,


sosteniéndome ahí mientras me embestía—. Mírame.

Miré por encima de mi hombro y lo vi clavarse en mí con todo lo que tenía. Dejó
de embestir por un momento y me dio un beso lento que desmentía la intensidad del
encuentro. Era suave y lleno de afecto. Su lengua se movió con la mía, dándome
intimidad en un nuevo nivel. Rozó su nariz contra la mía antes de retirarse y regresar a
embestirme con toda su fuerza.

Antes de alcanzar el pomo de mi departamento, Ryker me empujó contra la


pared y me clavó allí. Nuestros dedos se entrelazaron mientras se clavaban en la
pared. Me miró, sus ojos se centraron en mis labios.

—Mejor consigo algunos a escondidas.

—Suena como una buena idea.

Me dio una media sonrisa antes de que se inclinara y me besara suavemente. Sus
labios siempre eran adictivos, como la mejor cocaína que el mundo jamás había visto.
No era solo su boca sino la forma en que la usaba. Me besó como si hubiera caído
completa y profundamente enamorado. Me rendía a esa fantasía en cada oportunidad
que tenía.

Se alejó a regañadientes cuando diez minutos habían pasado volando.

—Tal vez esa no fue la mejor idea. —Se presionó contra mí, mostrándome su
dura polla a través de los vaqueros.

—Puedo ayudarte a deshacerte de eso.

Me dio esa misma mirada que siempre me daba. El fuego ardía en sus ojos y se
convirtió en una criatura de otro mundo, desesperada por una cosa.

—Puedo solo girarme… —Me volví y le di mi culo—. Y tú puedes dármelo así.


—Lo miré por encima del hombro mordiéndome el labio inferior.

Tomó una respiración forzada, tensando sus hombros.

No estaba hablando en serio, pero era divertido burlarse de él. Cuanto más
observaba cómo su rostro se oscurecía, menos se convertía en una broma. Ahora
realmente quería dejar caer mis pantalones y sentirlo follándome justo afuera del
departamento.

Se acercó a mí, su rostro rozando el mío y su mano deslizándose sobre mi culo.

—Si puedes permanecer callada.

Calló en mi engaño, pero ahora pensaba que no debía caer en el suyo.

—Creo que escuche algo. —La voz de Rex vino desde dentro del departamento.
Ryker inmediatamente dio un paso atrás y se ajustó los vaqueros.

Me enderecé y traté de actuar con naturalidad, como si Ryker y yo estuviéramos


hablando del clima o de la Aguja Espacial8.

Rex abrió la puerta.

—¿Qué demonios están haciendo?

—Hablando —espeté—. ¿Qué están haciendo?

—Preguntándome por qué ligeras voces provenían de afuera del departamento.

—Tal vez eran fantasmas.

Rex realmente creía en fantasmas, así que era divertido burlarse de él.

—Ok, no es gracioso. —Se apartó para dejarnos entrar.

Entré y sentí a Ryker tomar mi mano.

—Ninguno de nosotros tenía ganas de cocinar, así que ordenamos pizza —dijo
Jessie desde su asiento en la mesa.

—Está llena de pizza —dijo Kayden—. Ninguno de nosotros sabe cocinar.

Puse lo ojos en blanco y me volví hacia Ryker.

—¿Te gustaría una cerveza?

—Por supuesto. Lo que sea que tengas.

Abrí el refrigerador y le di una botella. Tomé una para mí. Todo era
sorprendentemente normal considerando que todo el mundo me advirtió que Ryker era
una mala noticia. Pero parecía que nada había cambiado.

Jessie me saludó con la mano.

—¿Adivina quién vino ayer?

—¿Quién? —Fui a la zona entre Jessie y Kayden.

—Esa zorra de la que te hablé —dijo Jessie—. Realmente trató de hacer otra cita
conmigo.

—¿La tomaste?

8
Es una torre ubicada en Seattle, Washington, y es un símbolo de esa región del país. Fue construida en 1962 en
el centro de la ciudad. El proyecto fue idea de Edward E. Carlson e inspirado en la torre de Stuttgart, en
Alemania.
—Eh, no. —Jessie puso los ojos en blanco—. No apreció el excelente corte de
cabello cuando lo tuvo. Ese barco ha zarpado.

La voz de Rex me llegó al oído.

—Follas a mi hermana, voy jodidamente a destruirte…

Al segundo en que le di la espalda, Rex estuvo al ataque.

—Chicos… esperen —Me dirigí a la cocina y encontré a Ryker acorralado por


Rex.

—Eres mi amigo y eres un buen tipo, pero mi hermana es otra historia


completamente diferente. No folles con ella. Lo digo en serio…

—Hey, ¿qué está pasando aquí? —Me uní a ellos y traté de actuar con
normalidad.

Ryker tuvo la delicadeza de cubrir a Rex.

—Estábamos hablando del juego y haciendo apuestas.

Rex levantó la ceja sorprendido.

—Oh, genial —dije—. ¿Con quién está tu dinero?

—Los Steelers —dijo Ryker—. Y tengo la sensación de que Rex va a perder el


poco dinero que tiene.

—Ya veremos. —Rex entró en la sala y se unió a Zeke en el sofá.

Avergonzada, suspiré.

—Lo siento mucho…

—Está bien —dijo rápidamente—. No me molesta. Solo está cuidando de ti.


Ahora que sé lo que pasó cuando eras joven, lo entiendo totalmente. Tienen buenas
intenciones.

—¿Realmente vas ponerte de su lado? —Rex acababa de venir aquí y


amenazarlo con destruirlo.

—Haría lo mismo si tuviera una hermana.

Fue entonces cuando me di cuenta que no sabía nada de Ryker. No sabía dónde
creció, si tenía hermanos, por qué era así… no hablábamos de nada.

En realidad, todo lo que hicimos fue enrollarnos.

—Aun así…
—Mira, hemos superado la etapa inicial de vernos. A partir de ahora, todo será
más tranquilo. Y le dije que esto no era algo de solo echar un polvo y huir. Si ese
fuera el caso, no nos veríamos ahora mismo. Lo sabe.

—Todavía estoy mortificada…

Posó los dedos bajo mi barbilla y la levantó para que lo mirara a los ojos. Me
miró a la cara, con diversión en sus ojos.

—¿Crees que un tipo como él podría meterse bajo mi piel?

—Probablemente no.

—Nop. —Me dio un beso suave antes de entrar a la sala.

Mis labios se sintieron entumecidos al segundo en que su boca se había ido. Me


volví y miré a mis amigas. Ambas estaban haciendo caras estúpidas y sonriendo como
idiotas.

Pero de nuevo, yo estaba haciendo lo mismo.

Safari estuvo a mi lado toda la tarde, no se quería apartar de mí en ningún


momento pronto. Le gustaba Ryker, aunque era la razón por la que me iba la mayor
parte del tiempo.

Al final de la noche, todos se fueron. Todos tenían trabajo en la mañana. Había


cajas de pizza esparcidas por todas partes, pero no me sentía de humor para limpiar.

Y Rex nunca limpiaba.

Ryker se quedó a mi lado toda la noche. Tres botellas vacías de cerveza estaban
en la mesa, su única basura.

—¿Puedo quedarme esta noche?

Desde que dormí con él anoche, no pensé que quisiera estar espalda con espalda.

—¿Quieres?

—¿Por qué siempre te sorprendes cuando digo cosas como esa?

—Porque estoy sorprendida —dije como una sabelotodo.

—¿Crees que quiero dormir solo después de anoche? —preguntó—. ¿Y de esta


mañana?
—Es solo que… —Miré a Safari a mi lado. Su cabeza estaba descansando en mi
regazo y me estaba mirando con sus ojos de cachorro—. No habrá mucho espacio para
ti.

—¿No puede dormir Safari en el piso?

—Puede, pero no lo hará. Además, es su cama.

Ryker parecía más divertido que irritado.

—¿Qué tal si duerme al pie de la cama?

—Creo que puedo lograr que haga eso.

—Entonces eso está bien para mí.

—Tengo que advertirte, mi cama no es ni cercanamente tan buena como la tuya.

—Está bien —dijo—. Me importa más la mujer en la cama.

—Pero ambos tenemos que trabajar mañana. —Tal vez lo olvidó.

—Puedo estar en la oficina un poco tarde. Lo olvidas, soy el dueño.

—Solo porque lo eres no significa que puedas salirte con la tuya.

—De hecho, sí puedo. —Sonrió en un modo arrogante.

—Dado que estoy durmiendo con mi jefe, ¿tengo privilegios especiales?

—De hecho, sí. —Se acercó más a mí y bajo la voz—. Puedes venir a mi oficina
y hacerme sexo oral cuando quieras.

Lo golpeé juguetonamente en el brazo.

—Nunca me escaparía del trabajo para hacer eso.

—Puedes darme un baile privado.

—Tampoco voy a hacer eso.

—Puedo inclinarte sobre mi escritorio…

—No lo haré.

Me hizo un lindo puchero y entonces besó la esquina de mi boca.

—¿Cuál es el punto follar al CEO si no consigues nada más de eso?


No quería conseguir nada más. La primera vez que nos conocimos, no tenía idea
de quién era y tampoco me importó. Todavía me sentía atraída por él de una manera
inquebrantable.

—Tú, tú eres lo que conseguiré.

—¿Estás seguro de querer hacer esto? —Intenté no reírme. Ryker estaba


acostado a mi lado en una cama tamaño queen, Safari cubriendo nuestros cuerpos con
su pesado torso y patas.

Ryker seguía moviéndose, tratando de ponerse cómodo.

—Siempre disfruto un desafío.

—¿Un desafío para dormir?

—Solo en general. —Se movió otra vez, tratando de acurrucarse conmigo. Pasó
su brazo alrededor de mi cintura, pero tenía que deslizarse bajo el peso muerto del
cuerpo de Safari—. Maldita sea, es pesado.

—Le encantan sus dulces.

—Ya lo creo… —Ryker finalmente se acomodó, su cabeza descansando en mi


almohada. Me miró a los ojos con una mirada soñolienta en su rostro—. ¿Qué te hizo
buscar un perro? Viviendo en un apartamento…

—Era un callejero. Continuamente se atravesaba en la calle donde los


automóviles debían virar bruscamente para esquivarlo. Solo era cuestión de tiempo
para que resultara atropellado. Así que orillé mi vehículo y me di cuenta de que no
tenía placa de identificación ni chip. Esos ojos color moca eran tan adorables, y me
enamoré por completo. Así que me lo llevé a casa.

Sus ojos mantenían una sonrisa.

—Eso fue lindo de tu parte.

—También fui vagabunda hasta que alguien me llevó a casa. —Tras la muerte de
mi mamá estaba pérdida. Hice muchas cosas estúpidas, me junté con las personas
equivocadas y comencé a beber incluso antes de cumplir los dieciséis. Me metía con
los chicos malos, no con los chicos sexys y de buen corazón, y Rex tuvo que lidiar con
mucha mierda que nunca debió haber sido su responsabilidad. Si él no me hubiese
enderezado, no habría ido a la universidad ni enderezado mi vida. Le debía mucho a
mi hermano.
Los ojos de Ryker se llenaron de tristeza. Sus dedos rozaron mi mejilla y
colocaron mi cabello detrás de mi oreja.

—No puedes ser un vagabundo cuando tanta gente te quiere. —Besó la piel justo
a la derecha de mi nariz.

Ryker era mucho más dulce de lo que esperaba. Parecía inflexible y serio todo el
tiempo, pero a veces esa actitud desaparecía y revelaba al verdadero hombre tras ella.

—¿No has sabido de tu padre?

Mi padre se fue después de que yo nací. Al parecer no fue capaz de manejar dos
niños y una pareja con depresión.

—Volvió tras la muerte de mi madre.

—¿Lo hizo?

—Intentó comenzar una relación con mi hermano y conmigo, pero ninguno de


nosotros quería nada con él. Estábamos bien los dos solos. Luego Rex amenazó con
matarlo si nos seguía molestando. No lo he visto desde entonces.

—¿Crees que su intención era sincera?

—No. —Ni siquiera un poco—. Creo que fue incómodo para él vernos y no
sabía que más decir. Nos tenía compasión. Estoy bastante segura de que tiene una
familia en alguna otra parte.

—¿Por qué?

Me encogí de hombros.

—Es una corazonada.

—Bueno, no creo que tú o Rex lo necesiten de todos modos. Ustedes dos se han
convertido en personas excepcionales por su cuenta.

—Gracias.

Me besó en el cuello y luego en la base de mi oreja.

Cerré los ojos, la mano apoyada contra su pecho. Podía sentir el latido de su
corazón a través de la piel. Me confortaba, escuchando la cadencia.

Ryker movió ligeramente su cuerpo y suspiró.

—¿Cómo duermes así todas las noches?

Sonreí.
—Te acostumbras.
Capitulo 13
Rex
Traducido por SOS Safir | SOS FerEsq | SOS Andy Lux | Celeste | Marla Warrior
Corregido por M.Arte
Salí de la cama e inmediatamente hice café en la cocina. No era un gran fan de
despertar temprano. Si mi negocio mejoraba, me aseguraría de que no tuviera que
estar allí hasta por lo menos las dos de la tarde.

Voces sonaron en el pasillo mientras Rae y Ryker se dirigían a la puerta


principal con Safari caminando detrás de ellos.

Le dije a Ryker que le rompería las piernas si follaba con mi hermana, y no era
una amenaza vaga. Se había salido de control una vez antes, y no iba a dejar que
sucediera de nuevo. Ella y yo éramos un equipo, y si lastimas a mi compañero, yo te
lastimaría a ti. Sabía que era demasiado protector como hermano, pero de una manera
realmente rara y complicada, la veía como mi propia hija.

Ryker dijo que no tenía ninguna mala intención con ella, y que esta no era una
típica aventura como todas las otras. Me dijo que debería esperar a que lo viera mucho
más. Al parecer, realmente le gustaba.

Mejor para él.

Me serví una taza de café y traté de no mirar.

—Lo siento anoche fue tan incómodo —dijo Rae con una risa.

—Está bien —dijo Ryker—. Entiendo que tengo que compartirte.

Rae cruzó los brazos sobre el pecho, incomoda que yo estuviera cerca.

—Bueno, nos vemos luego…

—Sí. —La tomó de la parte de atrás del cuello y la besó.

Rae se derritió visiblemente en el momento en que la tocó. Agarró sus bíceps


como si no quisiera que se fuera.

Maldición. Esto era serio.

Él acarició la nariz contra la suya antes de abrir la puerta.


—Adiós, Safari.

Ladró.

Ryker se rio y se despidió con la mano mientras salía.

—Hasta luego, Rex.

—Adiós, idiota. —Seguí bebiendo mi café.

Se rio de mi comentario y siguió caminando.

—Nos vemos, bastardo.

Rae cerró la puerta y luego me dio una mirada enojada.

—¿Qué? —pregunté inocentemente.

—¿Por qué le dijiste idiota?

—Estaba bromeando. —Me serví un plato de cereal—. Eso es lo que hacen los
chicos.

—No, no estabas bromeando. Realmente necesitas superar esto.

—Bueno, ¿necesitan besarse justo delante de mí?

—Es mi apartamento, Rex. ¿Por qué no vas a otro lugar? —Safari justo a su
lado, siguiéndola por todas partes—. Podrías haber tomado tu café en la sala.

—No es donde desayuno.

Puso los ojos en blanco.

—Lo que sea. Sé un niño sobre esto.

—Lo seré, muchas gracias. —Me senté y ataqué mis Lucky Charms.

Tostó un bagel y le untó queso crema antes de sentarse frente a mí.

—Realmente espero que el boliche salga a flote... y te puedas mudar.

—Yo también.

—Zeke fue inteligente al no aceptarte.

—Solo quiere su privacidad para toda la mierda desagradable que hace.

—No, solo te odia, Rex.

Terminé mi cereal y me serví otro plato.


—Me ama.

—Cuando necesita quien lo acompañe a conseguir chicas, tal vez.

Safari saltó sobre la otra silla y se sentó en la mesa como una persona. Era
inusualmente inteligente y bien educado. No estaba seguro de cómo mi hermana lo
entrenaba tan bien.

Tomó algunos mordiscos de su bagel.

—No quiero ir a trabajar hoy…

—¿No puedes usar un día por enfermedad?

—Sí, pero trato de evitarlo. Solo tengo más trabajo que hacer cuando regrese al
laboratorio. No vale la pena.

No entendía todas las cosas científicas que hacía, y no me molestaba en tratar de


entenderlas.

—Hay algo de lo que quiero hablar contigo.

—Si tiene algo que ver con Ryker, voy a gritar. —Me dio la mirada más
venenosa de todos los tiempos—. Estoy harta de hablar de él.

—En realidad, iba a hablar de otra cosa. Pero ya que estamos en ese tema, no
creo que entiendas realmente con quien estas tratando. Ryker y yo nos hemos follado
a la misma chica al mismo tiempo en el vestidor de la escuela. La tenía por delante, y
yo la tenía por detrás. Ha tenido tríos por lo menos diez veces. Incluso…

—Rex, no me importa su pasado. No tiene nada que ver conmigo.

—Eh, debería importante un poco. ¿En verdad quieres pasar tiempo con un tipo
así?
—¿Te consideras igual?
¿Eh? No entendí la pregunta.
—¿Qué?
—¿Son iguales? ¿Dirías que ustedes son la misma persona?
—Eh… supongo.
—Bueno, creo que eres una gran persona, Rex. Lo que hagas con tu vida privada
no es mí asunto, y realmente no quiero saberlo, pero veo otra cara de ti. Eres leal,
desinteresado, compasivo y muchas otras cosas. Cuando conozcas a la chica correcta,
serás el Príncipe Encantador. ¿Es justo no darle a Ryker la misma confianza?
Le di vueltas a la cuchara en mi plato.
—Supongo que no…
—Entonces olvídalo.
—Pero, ¿y si no eres la chica correcta?
—Si lo soy o no, estoy disfrutando nuestro tiempo juntos. Si no funciona, bien.
La vida sigue.
—¿En serio? —pregunté. ¿Quería mantenerse ecuánime al respecto?
—Sí. —Tomó unos cuantos sorbos de café—. Ahora, ¿qué ibas a decirme antes
de que empezáramos a hablar de Ryker... otra vez?
Me distraje con lo de Ryker y lo olvidé.
—Ocurrió algo extraño con Kayden.
—¿Algo raro? —Sus cejas se alzaron—. ¿Qué quieres decir?
Le conté la historia, de principio a fin.
—Todavía no entiendo qué demonios pasó. Incluso Zeke tampoco lo entiende.
Cuando estuvo aquí ayer, me ignoró y fingió que no pasaba nada. Por favor, dime que
sabes algo que yo no.
Puso la taza sobre la mesa y el vapor se esfumó en el aire. Apretó los labios con
fuerza mientras consideraba las posibilidades.
—La verdad, no lo sé... quizá pasó algo con su familia y no quiso contarte.
—Pero te lo diría, ¿no?
—No necesariamente —dijo—. Nos contamos muchas cosas, pero no exhibimos
nuestras vidas.
—Bueno, ¿podrías hablar con ella por mí? ¿Y descubrirlo?
—Sí, lo intentaré —dijo—. Pero tengo el presentimiento de que no tiene nada
que ver contigo. Tu historia no lo sugiere, a menos que estés olvidando algo.
—Te dije todo, de principio a fin.
—Entonces me relajaría. Por lo que sabemos, perdió su trabajo o algo así.
—¿Cómo pueden despedirte de una biblioteca? —Era imposible. Prácticamente
eran voluntarios
—Solo decía. —Terminó su café y lo puso en la mesa—. Bueno, tengo que
prepararme. Te veré después del trabajo.
—¿Cuándo empiezan los contratistas? —pregunté mientras se alejaba.
—No estoy segura. Les llamaré más tarde.
Justo cuando mi turno finalmente había terminado, Rae y Zeke entraron. Estaban
hablando y sonriendo como si todo fuese normal. Tal vez Zeke estaba tomando esta
cosa con Ryker mejor de lo que lo había creído capaz. Estaba preocupado de que la
ignorara durante un par de semanas hasta que lo superara.
—¿Qué pasa? —Salté sobre el mostrador.
—Creo que tenemos todo lo que necesitamos —dijo Zeke—. Todo está
oficialmente en marcha.
—Tendrás que cerrar el lugar por unas semanas, probablemente un mes —dijo
Rae.
—¿Qué? —exclamé—. No puedo cerrar. No ganaré dinero.
—Amigo, no estás ganando dinero ahora —dijo Zeke.
—Hey. —Apunté un dedo en su dirección—. Eso duele.
—Solo digo la verdad —dijo Zeke—. Además, no tienes que pagarle a los
empleados o mantener las luces encendidas, todo lo que tienes que hacer es
preocuparte por el alquiler y el seguro durante un mes. Así que no es gran cosa.
—Supongo que será agradable dormir en...
—Y estar en casa 24/7 para que tenga que ver tu fea cara constantemente —dijo
Rae.
—Tal vez deberías conseguir un segundo trabajo —bromeé.
Zeke sabía que una pelea estaba por comenzar.
—En fin... van a empezar a rehacer las líneas, instalar el bar y repintar las
paredes. El pronóstico del tiempo dice que va a estar soleado esta semana, así que
vamos a aprovechar eso para aplicar una capa de pintura al exterior.
Maldita sea, este lugar iba a estar patas arriba.
—Pero va a ser increíble cuando terminen —dijo Rae—. Y tomaremos ese
tiempo para determinar nuestra estrategia. Definitivamente deberíamos hacer algunas
promociones increíbles para que la gente venga. Probablemente no tendrás ninguna
ganancia al principio, pero atraerá a más clientes en el futuro. Y tengo otra idea.
Puesto que Ryker es la mayor noticia por aquí en este momento, le pediré que haga
algún tipo de desafío de bolos para la caridad. Cada reportero y presentador de
noticias estará aquí para grabarlo.
—Y baam —dijo Zeke—. Tienes un negocio prosperando.
—¿Ryker haría eso?
—Por supuesto que lo haría —dijo Rae—. Y no solo por mí.
Me conmovió, y no supe cómo poner eso en palabras. No obtenían nada de esto
aparte de que posiblemente perdieran sus inversiones, y todavía querían ayudarme.
—Gracias chicos…
—No hay problema. —Zeke le dio una palmadita a mi hombro—. Somos
familia, ¿no?
Estábamos dándole a la palabra una definición totalmente nueva.
—Sí. Somos familia —dije.

Nos sentamos en el bar y bebimos de golpe nuestras cervezas. Un plato de


patatas fritas estaba sobre la mesa, pero Rae se comió la mayoría de ellas. Zeke
actuaba como si nada hubiera cambiado y no hubiera estado a punto de decirle que
debían estar juntos.
Era como si nunca hubiera pasado.
—¿Cómo estuvo el trabajo? —preguntó a Rae.
—Bien. A veces me siento solo estando ahí sin nadie más, pero también me
alegro de no tener que lidiar con la gente todo el tiempo.
—Preferiría más paz y tranquilidad —dijo Zeke—. Pero no tengo ese lujo.
—¿Algunos pacientes interesantes?
—Una mujer vino porque según ella sus tetas eran feas.
Dejé de beber mi cerveza.
—¿Qué? —preguntó Rae, tan confundida como yo.
—Dijo que la piel de sus pechos era fea. —Zeke se encogió de hombros—. No
tenía sentido cuando me lo dijo, y sin duda no tendrá ningún sentido cuando se los
diga. Le recomendé a un cirujano plástico porque no había nada que pudiera hacer por
ella.
—¿Por qué sus tetas eran feas? —pregunté.
—Ah. —Zeke se encogió de hombros—. Estaban bien.
—¿Pero no eran lo suficientemente feas para una intervención médica?
—preguntó Rae.
—No, en realidad no —dijo Zeke—. La gente tiene pechos feos todo el tiempo.
Realmente no hay nada que puedas hacer al respecto a menos que impliques una
cirugía plástica. —Zeke terminó su cerveza y luego pasó a la siguiente.
—Espero no tener tetas feas —dijo Rae.
—No las tienes —soltó Zeke automáticamente—. Quiero decir, por lo que puedo
notar.
Rae sonrió y no pareció ofendida en absoluto.
—La forma en la que lucen a través de una blusa no es lo mismo.
—Te he visto en bikini —dijo Zeke—. Créeme, están bien.
No participé en su conversación porque los pechos de mi hermana no me
interesaban.
—¿Qué clase de tetas raras has visto? —Zeke apoyó los codos sobre la mesa y
me miró.
—Hmm... —Había visto un montón de tetas hasta hoy—. Del tipo pepino.
—¿Del tipo pepino? —preguntó Rae.
—Ya sabes —Zeke hizo una demostración con sus manos de como lucían—. Del
tipo que cuelga y son flacas, especialmente cuando se inclinan.
—Sí —dije—. Esas son las peores.
—No me di cuenta de que eso era importante —dijo Rae—. Simplemente asumí
que a los chicos no les gustaban las tetas pequeñas.
—Los pezones pequeños están bien —dijo Zeke—. Me gustan tanto como los
grandes, siempre y cuando sean proporcionales.
—Sí, los pequeños son geniales —dije—. Honestamente, soy un hombre de
traseros hecho y derecho.
—Ya somos dos. —Zeke chocó su cerveza contra la mía.
—Soy débil ante la mandíbula de un chico. Ya sabes, del tipo fuerte y cuantiosa.
—La voz de Rae se hizo más aguda, sonando más femenina.
Eso era irónico porque Zeke tenía la mandíbula exactamente cómo la describía.
Ahora que lo pensaba, Zeke siempre era popular con las chicas. Le gustaba a todas, y
el hecho de que fuera médico lo hacía aún más atractivo. ¿Rae nunca se había
interesado en él? ¿Ni una sola vez?
—¿Cómo Clint Eastwood? —preguntó Zeke.
—Sí, exactamente —dijo Rae.
Zeke se frotó la barbilla, como si supiera que encajaba con la descripción.
—¿Qué más?
—Me gustan altos —dijo Rae—. Supongo que es porque soy un poco alta para
ser mujer.
—No, eres perfecta —dijo Zeke automáticamente.
Rae era totalmente ajena al verdadero significado de sus elogios. Ahora que
sabía cómo se sentía Zeke, me di cuenta de lo obvio que era. La única manera de que
pudiera superar eso sería si tuviera un letrero que dijera: "Te amo".
—Entonces, ¿qué tal las cosas con Ryker? —preguntó Zeke con vacilación,
como si estuviera preguntando para parecer normal.
—Bien —dijo Rae—. Se quedó en casa la otra noche. No es un gran fan de
Safari.
—Bueno, será mejor que empiece a serlo —dijo Zeke—. Esa es la casa de
Safari.
—No creo que el problema sea con él, solo el hecho de que acapara toda la cama
cuando dormimos. —Rae se rio antes de tomar otro trago.
—Esa es la cama de Safari —dijo Zeke—. ¿Dónde más va a dormir?
—Dudo que Ryker se quede otra vez —dijo Rae—. Un perro grande y un
hombre grande no combinan.
Había llegado a la conclusión de que necesitaba abandonar mi prejuicio contra
Ryker. Mi hermana ya se había decidido por él, así que debía aceptarlo. Si resultaba
herida, no podía decir que no se lo había advertido. A veces olvidaba que era una
adulta inteligente. La que cuidaba de mí en este momento. Estaba pagando todas mis
cuentas e incluso dándome un subsidio. Una mujer que podía cuidar de sí misma.
—¿Estás viendo a alguien? —preguntó Rae.
—Nada serio —dijo Zeke—. Anoche eché un polvo con una chica.
Dejó de lado el hecho de que yo estaba allí con mi propia chica.
—¿Qué tal estuvo? —preguntó Rae.
—El sexo fue bueno. Pero no volveré a llamarla.
Definitivamente era del tipo de chica que follabas y no volvías a ver, no de la
clase que llevabas a casa de tus padres.
—¿Por qué no? —preguntó Rae.
Zeke se encogió de hombros.
—No estoy interesado en algo más.
Zeke no tenía relaciones muy a menudo. Echaba polvos la mayor parte del
tiempo, al igual que yo. Personalmente, yo nunca había tenido una novia. Amaba
demasiado mi libertad.
—Debes de elegir la cosecha —dijo Rae—. Un doctor guapo...
Zeke se encogió de hombros.
—Solo asegúrate de quedarte con alguien que sea nada menos que increíble
—dijo Rae—. Porque eres increíble.
Los ojos de Zeke se suavizaron.
—¿Hablaste con Kayden? —pregunté.
—No —dijo Rae—. No he tenido oportunidad.
—¿Qué quieres decir? Solo llámala.
—No puedo acorralarla así. Es grosero. —Rae era mucho más sensible con las
personas que yo.
—Bueno, necesito saber.
—Le pediré que almorcemos mañana —dijo Rae—. Y te diré lo que descubra.
Pero estoy segura de que no tiene nada que ver contigo.
Realmente esperaba eso.
Rae sabía que seguía preocupado.
—Te preocupas por nada, Rex.
—Pienso lo mismo —dijo Zeke—. Si tuviera un problema contigo, no habría
venido el domingo.
Supongo que eso era cierto.

Ahora que no estaba trabajando, estaba aburrido hasta la muerte. No me gustaba


ir a trabajar y rociar el interior de los zapatos malolientes con Febreze y Lysol, pero
sentarme todo el día en casa era algo mucho peor.
Veía toda la programación matutina, jugaba unos cuantos juegos, llamaba a
alguien para echar un polvo de vez en cuando y luego regresaba a ver la televisión.
Safari me hacía compañía, pero solo se acostaba sobre mí todo el tiempo.
Rae llegó al apartamento poco después de las cinco.
—Nunca pensé que estaría tan feliz de verte. —En realidad la abrazaba—.
Hagamos algo. Cualquier cosa. ¿Qué tal si vamos a las canchas y jugamos un poco de
baloncesto?
—Alguien necesita conseguir algunos amigos...
—Tengo amigos, pero todos están en el trabajo.
—Bueno, voy a ir a cenar con Ryker.
Lo que dije después era una prueba de cuan aburrido estaba—: ¿Puedo
acompañarte?
—¿Para cenar con nosotros? —preguntó incrédula—. Uh, no.
—Por favor —dije—. Estoy tan aburrido que estoy perdiendo la cabeza.
—Encuentra algo que hacer.
—Lo he hecho todo. Ver televisión, jugar videojuegos…
—¿Limpiaste la casa? —Miró hacia los platos sucios en el fregadero, la mancha
de espagueti en la baldosa y la bolsa de palomitas en la encimera.
—Bueno... eso es un último recurso.
—No voy a cancelar mi cita si ni siquiera limpias tu desorden.
—Está bien, está bien. —Estaba realmente desesperado—. Voy a limpiar toda la
casa si me dejas ir.
Cruzó los brazos sobre su pecho y me miró de una manera completamente
nueva.
—Maldita sea, de verdad estás muy muy aburrido.
—Eso es lo que he estado tratando de decirte.
—Supongo que puedo cancelar. No debería ser un gran problema.
Sonreí de oreja a oreja.
Además, eso solo hará que me desee más. Sus ojos estaban llenos de confianza,
y sus labios descansaban con una sonrisa ligera.
—¿Qué quieres hacer?
—Vamos a los juegos arcade.
—Eso suena divertido.
—Genial. —Mi hermana se molestaba conmigo como una loca, pero siempre
venía a mi rescate.
Agarró su teléfono y llamó a Ryker.
—Hola, me preguntaba si podríamos reprogramar. ¿Podemos salir mañana por la
noche?
La voz de Ryker podía oírse a través del teléfono.
—¿Por qué? ¿Está todo bien?
—Todo está bien. Rex está aburrido de no trabajar y quiere que pase tiempo con
él.
Ryker no contuvo su decepción.
—¿Por qué soy el que tiene que sufrir porque sea un perdedor?
—Puedo oírte, imbécil —dije en voz alta.
—Bien —replicó Ryker—. Esperaba que lo hicieras.
Rae puso los ojos en blanco.
—¿Mañana?
Ryker suspiró en el teléfono.
—¿Por qué no lo llevas contigo?
—Porque eso no sería divertido para ninguno de los dos.
—No me importa —dijo—. Solo quiero verte.
No pude mantener mi sorpresa ante ese comentario. Quién diría que Ryker era
cariñoso.
—Mañana —prosiguió ella.
—Haré un trato contigo —dijo Ryker—. Puedes salir con él, pero duermes
conmigo.
Hice una mueca
—Tienes un trato —dijo Rae.
—Bien —dijo—. Te espero aquí a las nueve. ¿Qué harán chicos?
—Vamos a ir a los juegos de arcade. —Rae esperó en la línea a que él dijera
algo.
Durante mucho tiempo estuvo callado.
—¿A los juegos de arcade? —El sonido del anhelo era inconfundible—. ¿A esos
que están en el centro?
—Sí. —Rae sonrió porque sabía a dónde iba.
—Bueno... ¿puedo ir? —preguntó esperanzado.
—Chicos parecen niños de cinco años —dijo Rae con un suspiro.
—Ese lugar es impresionante —dijo Ryker—. Nunca voy a salir de ese lugar.
Rae se volvió hacia mí.
—¿Está bien si Ryker viene?
No podía decir que no, aunque quisiera. Interrumpí sus planes para empezar.
—Por supuesto.
Rae se volvió hacia el teléfono.
—¿Puedes estar aquí en una hora?
—Cariño, estaré allí cuando quieras que esté.
Metí un dedo por mi boca y fingí que vomitaba.
Rae me dio una patada en la espinilla.
—Hasta entonces.

—Amigo, la Sra. Pac-Man es el mejor juego de todos los tiempos. —Solía


jugarlo como un niño todo el tiempo. Incluso cuando no había nadie más con quien
jugar, era un gran juego.
—Definitivamente es un clásico —dijo Ryker.
—Voy por un refresco. Mi mano está acalambrándose. —Rae era genial en los
videojuegos, probablemente porque todo el tiempo los jugaba conmigo.
Rycker la vio irse antes de que se volviera hacia a mí.
—¿Quieres una partida?
—Depende —dije—. ¿Estás listo para ser castrado?
—Tu hermana ya lo hizo cuando me dio una paliza en Mortal Kombat.
Puse las monedas de veinticinco centavos en la máquina y comenzamos a jugar.
Ambos teníamos nuestra propia pantalla y conseguimos todos fantasmas cuando
podíamos comerlos y todas las frutas extra. Ryker era tan bueno como yo, y pronto se
puso tenso.
Continuamos jugando hasta que uno de nosotros perdió sus primeras tres vidas.
Afortunadamente fue Ryker.
—Bastardo —dije.
—Has tenido suerte. —Miró por encima de mi hombro y vio a Rae,
constantemente manteniéndola en la mira.
Me llevaría un tiempo acostumbrarme al hecho de que estuvieran juntos.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Supongo —dije—. Solo hazlo.
—¿Zeke va a ser un problema?
Me congelé al instante y olvidé respirar.
—¿Eh?
—Sé que Zeke está interesado. ¿Sigue tras ella?
¿Cómo lo sabía? Lo dijo con tanta certeza que no podía creerlo. No había
manera de que Zeke se lo dijera. ¿Rae sabía cómo se sentía Zeke y le dijo a Ryker?
Eso tampoco parecía probable.
—No sé de dónde sacas eso, pero eso no es cierto. —Cubriría a mi mejor amigo
hasta el final de los tiempos.
—Es obvio por la forma en que la mira —lo dijo con total confianza, como si no
hubiera lugar para malas interpretaciones.
—Bueno… supongo que esa es tu opinión.
Ryker ignoró lo que dije.
—¿Será un problema para mí?
—Zeke no es el tipo de chico que interfiere en una relación, si eso es lo que te
preocupa. Justo el otro día, él y yo estuvimos con dos chicas. Es la última persona de
la que deberías estar preocupado.
Asintió satisfecho.
—Me alegra escuchar eso.
Me metí la mano en el bolsillo y busqué más monedas.
—Pareces mucho más relajado con lo de Rae y yo. —Ryker era diferente con
Zeke y conmigo. Aludía las cosas en lugar de simplemente decirlas.
—Sabía que necesitaba retroceder.
—Realmente espero que podamos ser los amigos que éramos antes. —Cruzó los
brazos sobre su pecho—. Porque tu amistad significa algo para mí.
—Solo no la jodas con mi hermana y nada cambiará.
—Eso parece bastante simple.
Cuando miré por encima de mi hombro, Rae estaba sentada en la mesa comiendo
una banderilla.
Ryker sonrió de oreja a oreja.
—Puede lucir sexy con cualquier cosa.
Me estremecí.
—Mantén tu PG a mí alrededor. De lo contrario, voy a vomitar sobre tus
zapatos.
—Trataré. —En lugar de ir con Rae, se quedó junto a mí. No había otra
explicación a menos que tuviera algo más que decir—. Rae me contó lo de tu mamá...
lo siento.
Supuse que ya lo sabía.
—Gracias.
—Me dijo que asumiste su custodia legal. Eso debió ser duro.
—No fue un paseo por el parque… —Eso era un eufemismo. Fue muy duro. Rae
fue difícil de manejar porque entró en shock. Empezó a hacer cosas locas y tuve que
pasar de ser un cabeza hueca a un papá de la noche a la mañana.
—Quiero que sepas que nunca le haría daño a Rae a propósito. Me preocupo por
ella y siempre la respetaré como se lo merece. No puedo prometer que estaremos
juntos para siempre o algo así, pero no le causaré más dolor. Es una mujer increíble y
no soy ajeno a eso.
Esas palabras finalmente me tranquilizaron. La última vez que hablamos de esto,
lo acorralé y amenacé con matarlo. Nunca tuvo la oportunidad de decir nada porque
Rae se acercó. El hecho de que me dijera todo eso con tanta sinceridad me hizo darme
cuenta de que no solo la iba a follar como todos los demás. No parecía que la amara,
pero parecía que realmente le importaba. Y eso es todo lo que podía pedir.
—Eres un buen chico, Ryker.
Sonrió y luego me dio una palmada en el hombro.
—Eres un buen hermano, Rex.
Aclaré mi garganta.
—¿Deberíamos ir allí y detenerla de comer todo en el puesto de comida?
Se rio entre dientes.
—Creo que es una buena idea.
Ryker y yo nos unimos a Rae en la mesa. La bandeja de papel estaba vacía, con
la excepción de la salsa de tomate y la mostaza. Tomó un sorbo de su refresco y se lo
entregó a Ryker. Él tomó un largo trago, manteniendo el contacto visual con ella.
Intente ignorarlo.
—¿Hambrienta? —preguntó Ryker.
—No podría rechazar una banderilla —dijo Rae—. Me encantan esas cosas.
Se sentó a su lado.
—Sé que lo haces, cariño.
También intenté ignorar eso.
—Necesitamos más centavos.
—No tengo más cambio —dijo Rae.
—¿De qué sirves si ya no tienes? —pregunté.
—Acabo de darte veinte dólares para gastar en los juegos —dijo Rae—. Eso es
suficientemente generoso.
Ryker puso su brazo alrededor de su cintura, siendo más afectuoso con ella de lo
habitual. Probablemente era porque sabía que finalmente yo estaba bien con todo.
—Por cierto, hoy hablé con Kayden —dijo Rae casualmente.
—¿Qué te dijo? —exclamé.
—Dijo que recibió un mensaje de que su abuela estaba enferma. —Rae me dio
una mirada triunfante—. Te dije que no tenía nada que ver contigo.
Suspiré de alivio.
—Oh, gracias a Dios. Pensé que había hecho algo realmente estúpido.
Ryker frunció las cejas.
—¿De qué están hablando chicos?
Le conté la historia como si fuera la enésima vez que lo hacía.
—Al menos no tenía nada que ver conmigo. Me mataría si la hice llorar.
Ryker tenía la misma expresión en la cara, como si todavía estuviera confundido.
—Si eso es verdad, ¿por qué regresó del baño y habló contigo un poco? ¿Por qué
se molestó después de que le mostraste los números de teléfono?
Me encogí de hombros.
—No lo sé. Tal vez algo lo haya provocado.
No parecía convencido.
—Suena como si los números de teléfono la hubieran molestado. Tal vez estaba
celosa de que estuvieras seduciendo a otras mujeres.
—Pero eso no tiene ningún sentido. —Para nada. ¿Por qué le importaría?
—Sí, si tiene sentimientos por ti —dijo Ryker con confianza—. ¿Por qué otra
cosa estaría siempre callada a tu alrededor, pero normal alrededor de todos los demás?
¿Por qué se enojó después de que le dijiste que dos hermosas mujeres se interesaron
en ti? ¿Soy la única persona que ha atado los cabos?
—Eso no es posible —dije—. Conozco a Kayden desde hace… cien años. No
me ve de esa manera.
—¿O lo hace? —dijo Ryker.
Me volví hacia Rae.
—Ryker está loco como una cabra, ¿no?
Rae apretó los labios con fuerza.
—No puedo imaginar que Kayden tenga algo por mi hermano. Habría surgido
hace un millón de años.
—Tal vez es algo reciente —dijo Ryker.
—Me parece improbable —dijo Rae—. Me lo habría dicho. E incluso si no lo
hiciera, se lo habría dicho a Jessie, quién me lo habría dicho.
—¿Cuándo fue la última vez que tuvo un novio? —preguntó Ryker.
Me encogí de hombros porque no tenía ni idea.
Rae hizo memoria.
—No estoy segura… ha pasado un tiempo.
Ryker tenía una mirada triunfante en la cara.
—Se los digo, es eso.
Todavía no estaba convencido.
—Nah. Me tragaría ese viejo cuento al igual que hoy como cualquier otro día.
—Yo también —dijo Rae.
—Como sea —dijo Ryker—. Supongo que el tiempo lo dirá.
Kayden no me veía como nada más que un amigo. Incluso si lo hiciera, se me
habría insinuado o algo así. Era hermosa y con un cuerpo de locura. Podría tener a
quien quisiera. No había ninguna razón para que no me dijera directamente que quería
saltar sobre mis huesos si es así como se sentía.
Sabía que tenía razón.
Capitulo 14
Rae
Traducido por Marla Warrior | SOS Rose_Poison | Kteriin
Corregido por M.Arte
Me aparté de sus brazos antes de que pudiera tomarme otra vez.
—No debería quedarme. Mañana tengo que trabajar.
Ryker seguía acostado en la cama, luciendo gloriosamente desnudo. Su pecho
era como una losa de hormigón. Me encantaba clavar mis uñas sus músculos cuando
lo montaba como un semental. Su polla semi-dura estaba sobre su estómago, y sus
musculosos muslos y piernas tonificada se extendían ante él.
—¿Que importa eso?
—Tendría que levantarme temprano y volver a casa. Ya sabes como soy.
Atesoro mi sueño.
—Podrías traer tus cosas aquí ... —Puso las manos detrás de su cabeza.
—Demasiada preparación. —Encontré mis bragas y me las puse.
Se sentó y se apoyó en los codos.
—Dame un beso antes de irte.
Lo miré con recelo, preguntándome si era una especie de estratagema. Siempre
me acompañaba hasta la puerta, así que, ¿por qué querría un beso ahora?
—Es raro que digas…
—¿Que quiero un beso? —preguntó—. No lo creo. Me encanta besar tus labios,
ambos. —Mantuvo la misma mirada de inocencia en su rostro.
Algo estaba mal. Podía sentirlo.
—Está bien. —Se acostó otra vez—. Pero no esperes que te bese cuando estés de
humor.
Finalmente, convencida de que no había ningún juego sucio, me deslicé sobre la
cama para plantar un beso en sus labios. Me acerqué más hasta que estaba sobre él.
Me miró con una leve sonrisa en sus labios. Entonces, lo hizo.
Me agarró del brazo y me retorció hasta que estaba sobre mi espalda. Se colocó
sobre mí, inmovilizándome con su enorme tamaño. Sus labios se cernieron sobre los
míos junto con una mirada de victoria en sus ojos.
—Maldita sea, sabía que estabas tramando algo.
—Estos labios no van a ninguna parte. —Me dio un beso lento antes de rozar su
nariz contra la mía.
—Tengo que levantarme treinta minutos antes para llegar a mi apartamento
antes de bañarme.
—Entonces no vayas a trabajar mañana. Tendrás una licencia pagada.
Puse los ojos en blanco.
—Eso no soluciona nada. Quiero trabajar.
—Tu prioridad debe ser complacer a tu jefe.
—Y tu prioridad es dirigir tu negocio para que se mantenga estable.
Sonrió.
—Hay cosas más importantes en la vida. —Se acomodó a mi lado y me atrajo
hacia su pecho, poniendo sus brazos a mí alrededor para que no pudiera escapar.
Presionó unos cuantos besos en mi nuca.
—Necesito alimentar a Safari.
—Estoy seguro de que Rex, por más estúpido que sea, se las arreglará.
—Y no lo llevé a dar un paseo hoy.
—Puedes hacerlo mañana.
—Tengo que lavar ropa.
Apretó más sus brazos.
—Di cuantas excusas quieras. No irás a ninguna parte.
Suspiré y sentí que mi cuerpo cedía a la fatiga. Tomó toda mi energía salir de la
cama la primera vez. No había manera de que pudiera hacerlo una segunda vez.
—Eres el diablo.
—Y tú eres un ángel. —Besó mi hombro desnudo e hizo que mi piel cobrara
vida—. Eres la luz en mi oscuridad.
—No lo sé… soy muy sombría.
—Todavía no he visto eso.
—Por un lado, estoy durmiendo con mi jefe. Eso es muy indecente.
—No sabías que yo era tu jefe.
—Pero ahora lo sé. Y sin embargo, aquí estoy.
Me besó la nuca.
—Creo que es sexy.
—En realidad, tu polla piensa eso.
—Créeme, no somos tan diferentes. Sea lo que sea que esté pensando, yo
también lo pienso. —Apoyó su cara en el hueco de mi cuello y presionó su erección
entre mis nalgas.
—Es casi la una de la mañana —susurré—. Deberíamos dormir un poco.
—¿Por qué dormir cuando puedo mirarte? —Besó el lóbulo de mi oreja.
—Nunca estás satisfecho, ¿verdad?
—No, siempre estoy satisfecho. —Presionó sus labios en mi oído—.
Simplemente me encanta estar satisfecho una y otra vez. —Sus dedos jugaron con mi
ropa interior hasta que la tiró a un lado. Luego presionó su punta contra mi entrada, su
gruesa polla estirándome.
Se sentía tan bien que olvidé lo de levantarme temprano al día siguiente.
Metió la cabeza y gimió cuando se dio cuenta de lo húmeda que estaba.
A veces, deseaba poder ocultárselo.
—Sabía que no querías irte. —Me agarró la cadera mientras se metía más.
Agarré su mano y la apreté cuando me di cuenta de algo.
—Has olvidado el condón.
Dejó de moverse, su polla ya a medio camino dentro de mí.
—Estás tomando la píldora, ¿no?
Sí. Pero nunca le dije eso.
—Y no estamos durmiendo con nadie más. —Me besó el oído mientras
hablaba—. Sin condón. —Comenzó a moverse de nuevo, su cuerpo tensándose de
placer al sentirme desnuda.
Agarré su cadera y lo estabilicé.
—Guau, espera. —Quería seguir, pero mi salud era más importante—. No voy a
tener sexo sin protección.
—Es seguro.
—¿Cómo sé que es seguro? ¿Con cuántas chicas has dormido?
Suspiró irritado.
—No tendremos esta conversación si te lo pones.
Se detuvo, como si estuviera a punto de abrir su cajón y sacar uno.
—No tengo nada. Pero si te lo compruebo, ¿podemos tener sexo sin protección?
¿Estaba dispuesto a hacerse un chequeo? Eso parecía demasiado trabajo para un
chico.
—Sí.
—Entonces lo haré mañana. —Se retiró de mí y luego se puso un condón.
Cuando estuvo listo, estaba de nuevo sobre mí, agarrándome el muslo y levantándolo
mientras se insertaba dentro de mí.
Agarré la sábana mientras me estiraba hasta el límite.
Una mano serpenteó alrededor de mi cuello y la dejó allí, manteniéndome en su
lugar mientras me tomaba.
Nunca me habían agarrado así antes, y en realidad me gustaba.
Me embistió bruscamente como si le perteneciera, como si fuera su juguete para
que hiciera lo que quisiera. Respiraba en mi oído mientras me embestía más rápido.
Agarré su antebrazo y lo disfruté.
—Dime mi nombre, cariño.
—Ryker…
Giró mi cara hacia la suya y me miró con ojos ardientes. Luego me dio un
agresivo beso a juego.
—Tu maldito coño está desmoronándose.
Un gemido involuntario escapó de mis labios, prácticamente saliendo como un
grito.
—Y es mío.

Me quité la bata de laboratorio y las gafas antes de lavar mis manos en el lavabo.
Estaban partidas y secas de tanto lavarlas. Siempre que no estaba en el trabajo, las
bañaba en crema. De lo contrario, estarían callosas.
—¿Hora de salida? —La voz de Ryker sonó detrás de mí.
No podía pretender estar sorprendida. Me había acostumbrado a que apareciera
siempre que estaba de espaldas.
—Síp. —Sequé mis manos con las toallas de papel y luego recuperé mis
pertenencias del casillero.
—¿Tuviste un buen día?
—Estuvo muy bien —dije—. Tuve problemas para concentrarme porque estaba
muy cansada. —Le lancé una mirada.
Sonrió y no demostró ni una pizca de remordimiento.
—Quizás debiste tomarte el día libre como te ofrecí.
Lancé mi bolso sobre mi hombro y caminé hacia él.
—Bueno, me voy a casa. Te veré después.
Me sujetó por la muñeca para que no pudiera ir a ningún lado. El toque era
gentil, pero insinuaba todo lo que quería hacerme justo sobre mi mesa.
—Hay algo que quiero darte. —Sacó un papel doblado y me lo entregó.
Lo abrí.
—¿Qué es esto?
—Léelo.
Eran los resultados de laboratorio de su prueba de ETS. Decía que estaba limpio.
—¿Creías que era buena idea darme esto en el trabajo?
—Jenny se ha ido todo el día, ¿no?
—Ese no es el punto. —Lo doblé y metí en mi bolso.
—Estoy limpio como te dije.
—Es bueno saberlo.
—Así que… vamos a mi casa.
—¿Ahora? —pregunte incrédula.
—Síp.
—Voy a ir a casa. No he pasado tiempo con Safari y estoy segura de que Rex ya
ha destrozado la casa.
Ryker me dio una mirada asesina.
—Quizás estás acostumbrado a que las chicas hagan lo que sea que digas, pero
no soy una de esas chicas.
—Lo he notado —dijo sombríamente.
—Te veré luego.
—Luego, ¿cómo hoy en la tarde? —presionó.
—No lo sé —dije—. Cuando quiera.
Me agarró por la muñeca otra vez.
—Empaca tus cosas y quédate conmigo esta noche. No está a discusión.
Siempre me había costado mucho acatar ordenes, siempre.
—¿Disculpa? —Quizás otras chicas disfrutaban que un hermoso hombre les
diera ordenes, pero yo no—. Ryker, te veré cuando quiera verte. Tengo otras personas
en mi vida además de ti. —Me retorcí de su agarre justo de la manera en que Rex me
enseñó.
Ryker supo que había cruzado la línea conmigo.
—Lo siento. No quise ser tan… contundente. No soy yo mismo.
Parecía sincero así que lo dejé pasar.
—Está bien.
—Yo solo… —Ryker luchaba para decir las palabras. Usualmente era elocuente
y rápido en expresarse—. No importa.
—Tal vez te vea mañana.
La decepción estaba en su rostro, pero no hizo otro argumento.
—Está bien.
Pasé junto a él y me dirigí a la puerta.
Ryker me agarró otra vez.
—¿No hay beso de despedida?
—No cuando estamos en el trabajo. —Me alejé y seguí caminando.
—Entonces será mejor que me lo compenses después. —Su juguetona sonrisa
había regresado.
El Ryker del que me había enamorado estaba de regreso.
—Diez veces más.

Al segundo que pasé la puerta, estaba todo sobre mí. Sus manos en mi cabello y
sus labios sofocando los míos. Su polla estaba dura como si hubiera estado pensando
en mí antes de que incluso entrara.
Me cargó y me llevó a su habitación, sus labios descendiendo por mi cuello.
Nunca me había sentido más sexy con otro hombre. Ryker me hacía sentir
especial, como si lo hubiera vuelto loco de deseo. Y lo decía sin usar palabras.
Al segundo en que estuve en la cama, me quitó la ropa, despojándome de ella
hasta que estuve desnuda y lista. Él solo llevaba sus pantalones de chándal, así que los
pateó lejos y trepó encima de mí.
Presionó su cara en el área entre mis piernas e hizo todas las cosas que amaba
con su lengua. Me hizo olvidar todo lo demás en el mundo y me tenía concentrada
solo en él. Me tumbé y retorcí mientras me complacía de una manera intensa.
Cuando estaba justo al borde de la liberación, se detuvo y se situó sobre mí,
separando mis muslos con los suyos mientras se preparaba para entrar. Su polla estaba
dura como una roca y ansiosa.
Succionó mi labio inferior y lo mordisqueó gentilmente antes de insertar su
punta dentro de mí. Mi humedad era abundante así que le fue fácil deslizarse por mi
coño estrecho. Una vez que estuvo completamente dentro, soltó el gemido más fuerte
que había escuchado en mi vida.
—Mierda.
Su polla se sintió aún mejor sin el látex. Podía sentir su dureza con más
definición, y la manera en que se deslizaba adelante y atrás era incluso más tentadora.
Mis uñas recorrieron su espalda mientras se movía.
Se balanceó dentro de mí con embestidas incluso más largas. Algunas veces
disminuía la velocidad para besarme, plantando suaves caricias en la comisura de mi
boca. Luego la aumentaba otra vez, mirándome a los ojos mientras me embestía.
En cuestión de minutos, mi cuerpo se tensó y me corrí. Grité y enterré mis uñas
en su espalda, amando el hecho de que cada orgasmo que me daba duraba una
eternidad. Eran poderosos y me hacían arquear la espalda por la intensidad.
Ryker se preparó para su liberación. Separó aún más mis piernas y dio lentas
estocadas, respirando con dificultad y preparándose para el estallido. Gruñidos
vinieron desde el fondo de su garganta mientras se movía.
Agarré su trasero y lo acerqué aún más a mí.
—Vente dentro de mí.
Ese fue el gatillo que superó su límite. Presionó su cara contra la mía mientras se
corría, llenándome con su calidez. Había una pesadez distinta dentro de mí, y el hecho
de que su semen fuera tan abundante me volvió a excitar.
Cuando terminó, se quedó encima, su polla ablandándose en mi interior. El sudor
estaba sobre su pecho, lo besé para retirarlo. Continúo respirando con dificultad antes
de que lentamente saliera de mí. Se giró y se tumbó sobre su espalda, sus ojos fijos en
el techo.
—Mierda, eso fue bueno.
—Realmente lo fue. —Ahora estaba lista para ir a dormir.

Ryker masajeó mi cuero cabelludo con el champú, excavando en mi cabello con


sus largas manos. Sus ojos se deslizaron sobre la espuma del jabón que bajaba por mi
cuerpo.
—¿Trajiste una maleta?
—No.
—¿Por qué no? —El mantuvo la hostilidad fuera de su voz pero el tono aún
estaba ahí.
—Porque no planeo quedarme a dormir.
—¿Por qué no quieres quedarte a dormir aquí?
Amaba quedarme con Ryker. Tener a un hombre fornido abrazándote toda la
noche era un sueño hecho realidad. Cuando despertaba a la mañana siguiente, mi día
empezaría muy bien con un asombroso orgasmo. Y los besos que me daba eran los
mejores. Nunca había sido besada así en toda mi vida.
—Quiero dormir aquí. Solo que no cada noche. Los fines de semana están bien.
—¿En qué son diferentes a los días entre semana?
—Porque tengo que trabajar en la mañana. Tengo otras responsabilidades con
amigos y familiares. —Básicamente, tenía una vida. Solo porque tuviera un novio no
significaba que iba a dejar a todos los demás. Estaba bien si pasaba menos tiempo con
ellos, pero brindarles menos que unas pocas veces a la semana era horrendo. Había
tenido amigas que me abandonaron al segundo en que el Sr. Correcto llegó. No iba a
hacer lo mismo.
Suspiró en decepción.
Ryker no me dio la impresión de ser el tipo de chico que quería a una mujer a su
alrededor todo el tiempo. Parecía ser un solitario, queriendo hacer las cosas por su
cuenta. Su oscuridad e intensidad lo sugerían.
—¿Por qué me quieres aquí todo el tiempo?
—¿Qué clase de pregunta es esa? —Agarró el jabón y lo frotó sobre mi piel.
—Una simple.
—Me gusta estar contigo. Pensaba que era obvio.
—Pero, ¿todo el tiempo? —pregunté sorprendida.
Se encogió de hombros.
—Tampoco lo entiendo. Y lamento que no te sientas de la misma manera. —
No volvió a hacer contacto visual conmigo. Se concentró en lavar mi cuerpo con el
jabón.
—No es que no me sienta de la misma manera Ryker. —Ya había permitido que
mis muros cayeran demasiado. Si los dejaba caer un poco más, tenía miedo de lo que
pasaría. Había cientos de cadenas alrededor de mi corazón, y con cada semana que
pasaba, una más se perdía—. Yo solo…
—¿Solo qué? —presionó.
—No quiero llegar demasiado lejos hasta que no sepa que es esto.
Sus ojos volvieron a los míos, pero su expresión era ilegible.
Ahora que el tema había sido abordado, quería que me diera una respuesta. ¿Qué
era esto? No estábamos viendo a nadie más y estábamos juntos, pero ¿qué significaba
eso?
Ryker pasó el jabón por sus brazos y los enjabonó por todas partes.
—No tengo una respuesta para ti. Todo lo que sé es que nunca he hecho algo así
antes.
—¿Hecho qué, exactamente?
—Nunca antes había querido que una chica se quedara. Que pasen la noche aquí
no es lo mío. Nunca le he sido fiel a alguien. Eso también es nuevo. Nunca antes había
pensado tanto en una persona. Por lo general, olvidaba sus nombres tan pronto
terminábamos. —Hablaba con confianza, sin ninguna pizca de vergüenza en su
interior—. Todo esto es nuevo territorio para mí. Estoy tan confundido como tú.
Sus palabras me llenaron como un globo, pero la ausencia de declaraciones
concretas también me desconcertó.
—¿Qué es lo que te atrae de mí? Cuando nos conocimos, seguiste tu camino y te
olvidaste de mí cuando rechacé tu oferta. Después de que durmiéramos juntos seguías
sin querer verme otra vez. Entonces, ¿qué cambio después de eso?
Enjabonó su cabello con champú y luego lo enjuagó. Sus ojos estaban sin vida,
ocultándome todo. El silencio se prolongó durante una eternidad. El agua salpicaba en
las baldosas bajo nuestros pies, haciendo ruido de fondo.
—No estoy seguro, Rae. Todas las mujeres con las que he estado han querido
algo más. Pero tú… tú estabas dispuesta a alejarte sin ninguna expectativa en el
mundo. El hecho de que fueras tan… segura de ti misma para seguir adelante me tomo
por sorpresa. No me acosaste, e incluso estuviste de acuerdo con que tu amiga
durmiera conmigo. Creo que eso llamó mi atención. Y el hecho de que eres
independiente, fuerte, divertida… y muchas otras cosas me cautivaron. No he parado
de pensar en ti y no creo que pueda parar de pensar en ti. Eres diferente a todas las
otras y… no soy ignorante de ello.
¿Eso significaba que yo era especial? ¿Qué significaba algo para él? Quería estar
conmigo todo el tiempo y siempre me trataba con respeto. Nunca hubo un momento
en que sintiera como si yo no le importara.
—¿Ves que esto vaya a alguna parte?
—Es demasiado pronto para mí —dijo rápidamente—. Pero no me iré a ninguna
parte en un futuro cercano. —Pasó los dedos a través de su cabello mientras sostenía
mi mirada.
—¿Por qué eres así? —Era algo que quería saber desde hace un tiempo. Entendía
por qué Rex y Zeke eran así. Simplemente no se preocupaban demasiado por alguien
como para llegar más lejos, pero estaban abiertos a la idea de un compromiso. Ryker
era el todo lo contrario.
—Me gusta estar solo —dijo con calma, como si fuera absolutamente normal
decir algo así—. Me gusta tener mi propio espacio. Me gusta obtener lo que necesito
de alguien y luego continuar con mi vida. Me gusta… mi libertad.
Era la cosa más triste que había escuchado.
—¿Pero por qué?
Meneó la cabeza.
—Supongo que me han decepcionado muchas veces en el pasado.
—Así que, ¿has estado antes en una relación? —Eso me hizo sentir mejor.
Quizás estuvo con alguien, y le rompió el corazón. Eso no lo haría frío, solo temeroso.
—No. Nunca.
Oh.
—Entonces, ¿quién te decepcionó?
Estaba claro que no iba a contestarme por la expresión en su rostro.
—No importa.
Justo cuando creí que se estaba abriendo conmigo.
—¿Con cuántas mujeres has estado?
Un leve momento de irritación apareció en su mirada.
—¿Acaso importa?
—Me gustaría saberlo, pero no es necesario que me digas nada Ryker. Solo ten
en cuenta que mientras no sepa el número, sé que es alto. Y ya sé que tienes serios
problemas con las relaciones, pero sigo aquí. Así que no necesitas esconder quién
eres. Ya lo sé.
Sus ojos se suavizaron levemente, como si estuviera recordando quién estaba
preguntando en lugar de la pregunta misma.
—No sé el número exacto, pero probablemente más de trescientas.
Esas eran muchas…
—Pero ten en cuenta que eso es en el transcurso de unos diez años.
Eso no importaba. El número seguía siendo ridículo.
—¿Y todas fueron amoríos?
—La mayoría. Cosa de una vez.
—¿Solo de una vez?
—Aventuras de una noche —explicó—. No suelo dormir con la misma persona
más de una vez. No es excitante después de la primera vez.
Entonces, ¿por qué había dormido conmigo al menos veinte veces?
Estudió mi rostro.
—¿Piensas mal de mí?
—No —dije automáticamente.
—¿Me estás mintiendo?
—No.
Se relajó otra vez.
—Quiero que sepas que no es así como me siento por ti. No puedo decirte qué
puedo ofrecerte ni a dónde va esto, pero al menos puedo decirte esto.
—Lo sé. —Esto no se sentía como un amorío sin sentido. Cuando estábamos
juntos se sentía como algo más, como si fuera mi novio. Me besaba sin razón alguna,
y quería estar conmigo incluso cuando el sexo no estaba involucrado. Creía que esto
podría ir a alguna parte si le daba una oportunidad. Las cadenas alrededor de mi
corazón estaban volviéndose frágiles y fatigadas por la constante tensión. Querían
soltarse y darle a esta relación todo lo que se merecía. A pesar de sus problemas, me
había enamorado de él. No había ninguna otra parte donde prefiriera estar que no
fuera con Ryker.
—Y si sirve de algo, nunca antes había tenido sexo si condón. Mi primera vez
fue contigo.
—¿Nunca? —pregunté con un jadeo.
Negó con la cabeza.
—¿Cómo es eso posible?
—Porque nunca he dormido con la misma persona las suficientes veces como
para permitirlo. Así que, sabía que estaba limpio incluso antes de hacerme la prueba.
No era una declaración de amor o una propuesta de matrimonio, pero era algo.
Quizás no podía prometerme un para siempre, pero al menos podía prometerme un
mañana. Me mostró cómo podría ser el principio de nuestra amistad. Cuando no
obtenía lo que quería, seguía adelante. Pero también me mostró que podía cambiar
cuando lo quería. Me miró, y todavía estaba aquí. Quería que me quedara a dormir
todas las noches. Quería que fuera solo suya. Pidió la monogamia porque solo quería
estar conmigo. Aún era riesgoso, pero cada relación era arriesgada.
—Creo que eso significa algo.

Le quité la correa a Safari, y al instante en que estuvo libre, corrió a toda


velocidad hacia el patio de Zeke y empezó a dar círculos. Su lengua flotando afuera
mientras corría, la emoción ardiendo en sus ojos.
—Qué tonto.
Zeke se unió a mí con una cerveza en mano.
—Solo esta emocionado por correr.
—Lo sé —dije con un suspiro—. Un día voy a tener una casa para que pueda
oler todo y orinar en los arbustos.
Zeke entró a la casa y lo seguí.
—¿Dónde está el idiota?
—Dijo que tenía algo que hacer antes de irse.
—¿Hacer qué? —preguntó Zeke.
Me encogí de hombros.
—No me dijo. —Me senté en su cómodo sofá y tomé una cerveza de la mesa.
—Tal vez no queremos saber. —Me dio una mirada de complicidad.
—Sí, probablemente tengas razón.
Se sentó en el lado opuesto del sofá.
—¿Qué hay de nuevo contigo?
Ryker era la única cosa en mi mente. Nuestra última conversación se mantenía
repitiéndose una y otra vez. Me había cruzado con hombres que tenían problemas con
el compromiso, pero nada como eso.
—No mucho.
Zeke me conocía mejor que nadie, incluso mejor que Rex.
—Algo está en tu mente. Lo noto.
—¿Cómo?
Tomó un gran trago de su cerveza.
—Tus hombros están más tensos de lo usual. Tu respiración es diferente.
Suspiras más de lo que sueles hacer. Haces contacto visual con menos frecuencia.
Parece como si tu mente estuviera en otro lugar a mitad de la conversación. Tocas tu
cabello demasiado, lo pones detrás de tus oídos o solo juegas con él…
Mierda. Me conocía mejor de lo que pensaba.
—Es sobre Ryker…
Aparto la mirada.
—¿Problemas en el paraíso?
—Eh… no lo sé.
Se recostó en el sofá y miró hacia el techo.
—Puedo decir que esto va a ser complicado.
—Lo es.
—Desahógate conmigo.
Zeke era probablemente la mejor persona con la cual hablar porque casi nunca
había estado en una relación. Rex era más parecido a Ryker, pero era demasiado
incómodo tener esta clase de conversación con él.
—Todo estado yendo bien. Pasamos mucho tiempo juntos y no ha habido ningún
problema. Pero me molesta para que me quede a dormir todo el tiempo. Cada vez que
quiero ir a casa o hacer otra cosa, no quiere que vaya.
—¿No es eso algo bueno?
—Lo es. Pero entonces me hizo preguntarme a dónde está yendo nuestra
relación. Le he dado a lo nuestro una oportunidad, pero al mismo tiempo he tenido mi
guardia alta. Aunque sé que es diferente conmigo, no soy estúpida.
—¿Y le preguntaste sobre eso?
—Sí.
Zeke se giró para mirarme y me observó durante un instante.
—Supongo que es aquí donde los problemas vienen…
—Dijo que nunca antes había estado en una relación. Difícilmente ha dormido
con la misma chica dos veces. Soy la primera con la cual ha tenido esta clase de
conexión. Nunca ha sido monógamo con nadie en su toda vida.
—Bueno… suena como si las cosas fueran diferentes contigo.
—Pero no sabe si alguna vez podrá darme más de lo que tenemos ahora. Lo que
está bien, creo. Pero, y si…
—¿Y si...?
Me enamoro de él.
—Las cosas se vuelven más serias.
Zeke bajó su cerveza y cruzó los brazos sobre su pecho.
—No sé si debería salir de esta relación ahora o quedarme hasta el final. —Me
volví hacia él—. ¿Qué piensas?
Se frotó la nuca mientras meditaba mi pregunta.
—No te diré que deberías hacer. Nunca tomes los consejos de alguien cuando no
está en la misma situación. Pero te diré esto. Si Ryker nunca antes ha estado así con
otra persona, hay una buena posibilidad de que realmente seas importante para él. Si
ya ha cambiado tanto, probablemente seguirá cambiando. No es estúpido. Entiende
que encontró un diamante en bruto.
Sonreí.
—Pero también pienso que estás en una tienda de muchos dolores de cabeza.
Ryker está tan confundido como tú, y lo va arruinar en algún momento. Te va a
lastimar sin importar que no tenga la intención de hacerlo. Cualesquiera que sean los
problemas que tiene, no desaparecerán de la noche a la mañana. Será una batalla larga
y difícil. Rae, puedes tener a quien tú quieras. Te ahorraras mucho tiempo si
encuentras a alguien que pueda darte exactamente lo que quieres.
Eso definitivamente era más práctico. Y tenía mucho más sentido. Si saliera con
un chico normal y supiera que esto iba en alguna dirección si la química funcionara,
sería mucho más feliz. Ya había hecho la cosa de amigos con derechos antes. Estuvo
bien, hubo mucha diversión e involucró sexo grandioso, pero al final salí lastimada
porque él no se comprometió, justo como me lo advirtió desde el principio. Ryker es
muy similar a eso.
—Pero hay un problema con eso…
—¿Cuál? —preguntó Zeke.
—No quiero a nadie más. —Lo sabía en lo profundo de mi corazón. Lo que
sentía por Ryker no esa superficial o vacío. Había una conexión profunda, y podría
salir con cientos de chicos y nunca dejar de pensar en él—. No sé por qué me siento
de esta manera… pero lo hago.
Zeke inclinó la cabeza y suspiró, como si estuviera más decepcionado por la
respuesta de lo que yo lo estaba.
—Sé que Ryker es agradable y encantador o lo que sea. Siempre le gusta a las
chicas y entiendo por qué. Pero podrías tener a alguien igual de increíble si buscaras
un poco más. —Levantó su cabeza y me miró a los ojos—. Podrías tener a un chico
que besé el suelo que pisas pero que no actué como un tonto al mismo tiempo. Podrías
tener a un hombre que te diera todo lo que puedas desear y no lastimarte en el camino.
Podría sacudir tu mundo cada noche y hacer que tus dedos se curvaran. Y al final del
día, siempre se aseguraría de hacerte saber lo mucho que te ama. —Zeke continúo
mirándome a los ojos, como si estuviera tratando de decirme algo más.
Cuando esa mirada se volvió demasiado intensa, aparté la mía.
—Ningún hombre me ha movido el piso así. Solo Ryker. —Recordé al último
hombre con el que salí—. El último chico con el que salí empujó su lengua por mi
nariz.
—Esa cita nunca debió suceder —dijo—. De todas maneras, no necesitas una
cita a ciegas.
—Estaba tratando de salir más… —Me reí porque fue una de las peores citas que
había tenido—. Por lo menos es una historia divertida de contar.
Sonrió.
—Sí, supongo que es divertida.
—Zeke, ¿alguna vez has estado enamorado? —Si lo había estado, nunca me lo
había dicho.
—Em… —Apartó la mirada otra vez—. No, no lo he estado. Pero sé que podría
estarlo.
—¿Qué significa eso?
—Había una chica a la que realmente quería… pero nunca me notó. Seguía
mirándome como si solo fuera un amigo. Si finalmente hubiera abierto los ojos y visto
lo que estaba en frente de ella… hubiéramos podido ser algo malditamente increíble.
No tenía ni idea de quién estaba hablando.
—¿Qué pasó con ella?
Se encogió de hombros y nunca respondió.
Rex abrió la puerta y entró.
—Hola, soy yo.
—Lo sabemos —dijo Zeke—. ¿Quién más entraría así?
—O porque sabías que vendría. —Entró en la sala y se paró detrás del sofá.
—¿Qué necesitabas hacer? —pregunté.
Rex levantó una tarjeta de Hallmark.
—Les traje algo chicos. —Nos la dio—. Tengan en cuenta que en este momento
no tengo ni un centavo.
Zeke la tomó y luego le dio la vuelta mientras la examinaba.
—¿Por qué es esto?
Rex metió las manos en sus bolsillos.
—Ya saben… por todo.
Zeke me miró antes de que hiciera los honores y abriera la tarjeta. Luego se
movió a mi lado del sofá para que los dos la pudiéramos leer al mismo tiempo. Era
una tarjeta roja con un montón de corazones rosados por todos lados.
—Sé que la tarjeta es un poco ridícula… —Rex se encogió de hombros y miró al
suelo.
Zeke y Rae,
Solo quería agradecerles por todo lo que han hecho por mí. No estaban
obligados a hacer nada, y no pedí nada, pero ustedes quisieron ayudarme de todas
maneras. Me estaría ahogando en este momento si no fuera por ustedes. Puedo estar
en quiebra y sin un centavo a mi nombre, pero me siento rico teniéndolos en mi vida.
Sinceramente,
Rex.
—Awww… —Era una de las cosas más dulces que Rex había hecho.
—Eso fue considerado —dijo Zeke—. Gracias, hombre. —Se levantó del sofá y
luego abrazó a Rex. No solían ser afectuosos entre ellos, pero esta era una excepción.
Le dio una palmadita en el hombro—. Harías lo mismo por mí.
Rex asintió.
Rodeé el sofá y me paré frente a él.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti, Rex. Me cuidaste cuando no era tu
responsabilidad, y siempre te cuidaré.
Rex no manejaba las emociones muy bien, así que lucía incómodo.
—Lo sé. No sabes cuán agradecido me siento de que nos tengamos el uno al
otro… incluso si no tenemos a nadie más.
Extendí los brazos.
—¿Nos deberíamos abrazar o algo?
La comisura de su boca se levantó en una media sonrisa.
—Creo que podemos… pero no podemos dejar que esto se convierta en un
hábito.
—Trato. —Lo abracé y coloqué mis brazos alrededor de su cintura.
Rex apoyó su barbilla en mi cabeza. Sus brazos alrededor de mis hombros.
Zeke se quedó allí en silencio, dándonos un momento.
Rex se aclaró la garganta y retrocedió.
—Bueno, suficiente de la mierda amorosa. —Cruzó los brazos sobre su pecho y
no me miró otra vez—. Necesito una cerveza o algo.
Zeke se rio entre dientes.
—¿O tal vez un trago?
—Sí. — Rex chasqueó los dedos—. Necesito un trago de vodka.
—En camino. —Zeke se dirigió a la cocina.
Seguí sonriéndole a Rex porque sabía que era un gran blandengue debajo de ese
duro exterior.
—¿Qué?
Me encogí de hombros.
—Nada.
—Me estabas dando la mirada.
—¿Qué mirada? —dijo con inocencia fingida.
—Como si estuvieras pensando o algo así.
—Bueno, pienso con mucha frecuencia.
—Bueno, no me gusta.
Le di una palmadita juguetona en el brazo.
—¿De verdad quieres saber lo que estaba pensando?
—No realmente.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—Bien, ya sé que estás pensando.
—¿Qué?
—Que me amas. —Se estremeció como si estuviera disgustado por sus propias
palabras.
Sonreí de oreja a oreja.
—Eres un adivino. Y también sé lo que piensas.
—No —espetó.
—Tú también me amas.
Puso los ojos en blanco y se alejó.
—¿Qué? —dije—. Lo haces.
—No lo presiones. —Entró en la cocina y su voz resonó—. Zeke, ¿dónde
diablos está ese maldito trago?

Fin
Ray of Hope
Ryker y yo somos nada menos que perfectos.

Pero me estaba enamorando profundamente.

Cada beso. Cada caricia. Cada abrazo.

Comprendí que esto no era una aventura. Ni


siquiera era una relación.

Era mucho más.

Solo esperaba que Rex estuviera equivocado


sobre Ryker. Porque no tenía el corazón para
escucharlo decir esas tres terribles palabras.

Te lo dije.

(Ray #2)
Sobre la autora

La autora USA Today Bestselling E. L. Tood, es una de las autoras más prolíficas de
su género habiendo publicado más de cien novelas. Con más de un millón de copias
vendidas, escribe historias de romance que van desde el romance contemporáneo,
romance new adult y romance de fantasía. Es mejor conocida por sus series Forever
and Always y Timeless.

Le encanta el café, el helado y cualquier cosa con azúcar.


Sigue la saga en

Saga que iniciamos es saga que terminamos

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