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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA

E HISTORIA

INAH SEP

ARQUEOLOGÍA Y ASTRONOMÍA DEL ANTIGUO


TETZCOTZINCO, ESTADO DE MÉXICO

TESIS
Para obtener el grado de
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA

Presenta
MARTÍN CUITZEO DOMÍNGUEZ NÚÑEZ

Director:
M. J. Daniel Flores Gutiérrez

Asesores:
Dr. Fancisco Rivas Castro
Dr. Jorge Angulo Villaseñor

MÉXICO, D.F., SEPTIEMBRE DE 2007


A la memoria de aquellos que en pirámides,
pinturas, vestigios y entierros nos
susurran su nombre en el viento...

Y también a la memoria de mis muertos.


Agradecimientos

La gratitud es la memoria del corazón. Cada obra humana no es producto de un solo


individuo, sino consecuencia de una multitud de esfuerzos, suma de impulsos, de intentos
aparentemente aislados, es el resultado del tiempo y de la historia.

El siguiente trabajo de tesis no es la excepción, no se trata de un escrito compuesto


exclusivamente por su autor, sino más bien de una composición realizada gracias al apoyo
y esfuerzo de amigas, amigos, colegas, profesores y de familiares. Es a todos ellos a
quienes deseo agradecer por medio de estas líneas.

El haber elegido la arqueoatronomía como tema de tesis se debe a las clases de dos
profesores de la preparatoria, Alejandro Dozal, maestro de física y astronomía y a Vicente
Guerrero, maestro de filosofía mexicana, ellos fueron los primeros en iniciarme en los
secretos astronómicos del mundo antiguo.

Años después, en los cursos de la ENAH, Daniel Flores Gutiérrez me enseñó los principios
y secretos del quehacer arqueoastronomico y me fue guiando, durante varios años y con
mucha paciencia, en la realización de esta tesis. Francisco Rivas, quien también me asesoro
en la elaboración de este texto, ha sido un magnífico tutor y una excelente persona
conmigo, lo mismo que Jorge Angulo, asesor también de este trabajo. Por otra parte no
quisiera dejar de mencionar la ayuda que la Maestra Nohemí Castillo me brindó al
sugerirme que realizara un análisis arqueoastronómico del Tetzcotzinco; también debo de
agradecer profundamente a la maestra María Teresa García quien me dió todas las
facilidades y permisos para llevar a cabo las mediciones arqueoastronómicas en el sitio.

A mis amigos Daniel Herrera Maldonado, Rene Escartín, Margarita Alvarez, Diego Sil,
Ochoa y Nahum Sólis Dávila, David González Castro, Adriana Lazo, Karim Bulhausen y
Esteban Mirón , Jorge Navarro, Melissa Ramírez y Luis Andrés Gutiérrez Villavicencio,
quienes a pesar de la lluvia y el calor me acompañaron en las aventuras y desventuras en el
Tetzcotzinco y me ayudaron a levantar los mapas del cerro.

Deseo agradecer también a todos aquellos amigos que aunque no estuvieron en el sitio, me
brindaron siempre su apoyo, me refiero a Rafa, a Fer, a Alejandro, a Javier, a Iván, a Luis
Daniel, al Doctor Raúl, al Doctor Antonio Farragut y a una persona muy especial: Laurita.

Esta tesis es también producto de varias personas, que en silencio y durante muchos años
estuvieron conmigo y me hicieron, literalmente, ser lo que soy; me refiero a mi familia, a
mi mamá Edith Núñez, que nos dio a mi hermano y a mí los mejores años de su vida; a mi
padre, José Luis Domínguez, que nunca dejó que nos faltara nada; a mi hermano, Antón
Domínguez compañero de alegrías y riñas.

Hay además cuatro personas a las que quiero agradecer. A mis abuelos, Edmé Reyes, quien
a los seis años me relataba la historia de México; a mi difunto abuelo José Luis Domínguez,
ejemplo y pilar inagotable, a mi abuela Ernestina Valdés, que con sus palabras siempre me
dio la fuerza necesaria y a mi abuelo Carlos Núñez, hombre de una sabiduría profunda.
También a mis tíos Cati, Luis, Carlos, Javier y Edmé, quienes sin habérselo propuesto me
guiaron.
Quisiera que todos ellos supieran que si éste trabajo está terminado se debe al granito o
granote de arena que cada uno de ellos dejó en mí: les estoy profunda y vitalmente
agradecido.
Conocer el pasado es tan fascinante como acceder a las
estrellas

George Kubler

De los jardines de Nezahualcoyotl,


el más ameno y de curiosidades
fue el bosque de Tetzcotzinco…

Fernando de Alva Ixtlixochitl


Introducción
“Sin que nadie se lo haya dicho,
el indio sabe muchas cosas.
El indio lee con sus ojos tristes
lo que escriben las estrellas
que pasan volando(...)”

Antonio Médiz Bolio La tierra del faisán y el venado (2002:23)

El mundo indígena lee, como dice Médiz Bolio, con sus ojos del color de la tierra, lo que
escriben las estrellas, el vuelo de la u lol akab o flor de la noche( la estrella). Ese mundo
que durante milenios fue guiado por el ek´ (cielo) y su manera particular de entender las
estrellas serán el tema de esta tesis.

Utilizamos la ciencia para estudiar lo que ellos ya sabían; quedamos estupefactos ante sus
conocimientos del cielo porque durante mucho tiempo les habíamos negado la capacidad de
leer o haber leído el alfabeto celeste.

Pero a finales de los sesenta del siglo pasado cambiamos. El cielo siempre nos había
fascinado, por ello supusimos que a ellas y a ellos también los había seducido. Tal vez la
premisa fue falsa, lo que dentro de nuestra cultura nos emociona puede provocarle horror a
otra sociedad.

Tuvimos la curiosidad de preguntarnos si las antiguas culturas habían cultivado la


astronomía, la repuesta estaba allí, la habíamos negado. El filosofo Friederich Nietzsche
nos muestra en el siguiente texto algunas de las ideas que Occidente poseía acerca de los
conocimientos astronómicos de otras culturas

(...)tan solo un hacer promesas durante milenios: como lo fue, en una época aún más antigua, la
astrología , en cuyo servicio es posible que se hayan invertido más trabajo, dinero, perspicacia,
paciencia que los invertidos ahora en favor de cualquiera de las verdaderas ciencias: -a la astrología
y a sus pretensiones <<sobreterrenales>> se debe en Asia y en Egipto el estilo grandioso de la
arquitectura. (1999:20)

Astrología, eso era su conocimiento para Occidente, pero transformamos nuestras ideas, o
al menos eso pareció, y surgió la arqueoastronomía. Ahora, a principios del siglo XXI,
tenemos una manera distinta de concebir el conocimiento astronómico de otras culturas.
Esta tesis intenta ser una muestra de ello.
El Tetzcotzinco. Breve esbozo del objeto de estudio
Tetzcotzinco quiere decir pequeño Tetzcoco o querido Tetzcoco (Medina, 1997:65-66), fue
uno de los jardines de recreo del rey Nezahualcoyotl. Era un bosque que contaba con un
sistema hidráulico que lo abastecía de agua y con reservorios de almacenamiento
conocidos popularmente como “baños”. El Tetzcotzinco fue un cerro sagrado, en la piedra
viva de sus laderas fueron tallados baños, pilas de agua y escalinatas lo cual lo hace uno de
los dos casos de arquitectura monolítica en el México prehispánico (El otro caso es
Malinalco). (Schroeder, 1985:65) En el cerro también fueron construidos templos y
palacios.

El sitio es descrito en las fuentes de la siguiente manera:

”De los jardines (de Nezahualcoyotl)1, el más ameno y de curiosidades fue el bosque de
Tetzcotzinco, por que demás de la cerca que tenía tan grande para subir ala cumbre de él y andarlo
todo, tenía sus gradas, parte de ellas hechas de argamasa, parte labrada en la misma peña; y el agua
que se traía para las fuentes, pilas, baños y caños que se repartían para el riego de las flores y
arboledas de este bosque, para poderla traer desde su nacimiento, fue menester hacer fuertes y
altísimas murallas de argamasa desde unas sierras a otras...” (De Alva Ixtlixochitl, 1979:118-
119)

Los reservorios y los canales permitían que el agua se distribuyera para el riego de flores y
árboles. En la cima del cerro se encontraba una piedra labrada en la que estaban esculpidos
los hechos más importantes realizados por Nezahualcoyotl, en esta piedra se incluía la
fecha de nacimiento del rey-poeta y las fechas de los años en que había realizado sus
grandes proezas, junto a estas se encontraba el símbolo de una casa ardiendo. Había una
piedra con forma de pie de venado, de esta salían unos penachos de piedras preciosas.
Había también una cueva sobre la cual estaba esculpido un brazo con un arco y flechas,
aparecía también un hombre armado rodeado por dos jaguares, de las bocas de los felinos
salín símbolos del agua y del fuego. Sin embargo todo esto fue destruido por orden del
arzobispo de México Juan de Zúmarraga. El agua se repartía en doce partes, unas rodeaban
al bosque por el norte y otras por el sur. En la parte alta del bosque había algunas
edificaciones parecidas a las torres, en lo alto del capitel de uno de estos edificios estaba
grabado el símbolo de un penacho de plumas, el cual según dice Ixtlixochitl era el nombre
etimológico del Teztcotzinco. Más abajo había una peña tallada con forma de felino, más
debajo de este había tras reservorios de agua con tres esculturas de ranas. Los reservorios
representaban la gran laguna y las ranas las cabezas del Imperio. Hacia el norte había otro
reservorio que tenía escrito el glifo de la ciudad de Tula. En el lado sur, en una peña, el
símbolo de la ciudad de Tenayuca estaba esculpido en una estructura arquitectónica similar.
De esta salía un canal del que caía una corriente de agua sobre las peñas regando, de este
modo, los jardines de flores tropicales de Nezahualcoyotl.
Esculpidos en la roca viva estaban los baños y fuentes. Se dividían en dos compartimentos
de una sola pieza que conducían a unas escaleras monolíticas. En estas escalinatas se
encontraba grabada la fecha del fallecimiento de un señor de Texcoco muy querido por
Nezahualcoyotl. Muy cerca se hallaban los palacios de Nezahualcoyotl, Los aposentos
1
El paréntesis es mío

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tenían múltiples habitaciones y un gran patio en el cual se recibía a los reyes de otros
señoríos. En este espacio se realizaban danzas y otro tipo de actividades lúdicas. El jardín
se componía por una gran cantidad de árboles y flores aromáticos, abundaban también aves
de las más diversas especies, tanto en cautiverio como en libertad. Había una pared que
dividía el jardín de Nezahualcoyotl del bosque, allí era posible hallar todo tipo de fauna, en
especial venados, conejos y liebres.

El Tezcotzinco poseía, según fray Agustín Dávila, quinientos veinte escalones. Algunos
estaban labrados directamente en la peña, otros, fabricados con piedra suelta,
desaparecieron. En la parte alta del cerro había una escalera de doce gradas, la cual estaba
cubierta por un abrigo rocoso que asemejaba una especie de bóveda. Por esta escalinata
sólo podía entrar un hombre a la vez, ello dio pie a que los indígenas de la época de la
conquista pensaran que la escalera era utilizada por Nezahualcoyotl para entrar por delante
de los demás gobernantes. Agustín Dávila describe también portadas labradas en una sola
piedra y planchas de cedro. El fraile señala, además, un culto al coyote y al difunto
soberano Nezahualcóyotl (Mendizabal de, 1946:448-449).

Es posible verificar que la descripción de Ixtlixochitl se corresponde con la realidad. Las


estructuras arquitectónicas y las obras hidráulicas descritas por el cronista texcocano
permanecen en pie a pesar de la destrucción llevada a cabo por los frailes misioneros.

El Tetzcotzinco
En los afloramientos rocosos de las laderas del cerro del Tetzcotzinco fueron tallados
baños, reservorios de agua y escalinatas, lo cual lo ubica como uno de los sitios más
conocidos con arquitectura monolítica en el México prehispánico. Otros ejemplos son: La
Malinche, Malinalco, Chalcatzingo (Schroeder, 1985:65).

El sitio fue erigido por Nezahualcóyotl, en las fuentes históricas es descrito y relacionado
con el rey poeta de la siguiente manera :

”De los jardines, el más ameno y de curiosidades fue el bosque de Tetzcotzinco, por que demás de la
cerca que tenía tan grande para subir a la cumbre de él y andarlo todo, tenía sus gradas, parte de ellas
hechas de argamasa, parte labrada en la misma peña; y el agua que se traía para las fuentes, pilas,
baños y caños que se repartían para el riego de las flores y arboledas de este bosque, para poderla
traer desde su nacimiento, fue menester hacer fuertes y altísimas murallas de argamasa desde unas
sierras a otras” (Ixtlixochitl, 1979:118-119)

El Tetzcotzinco, como sitio arqueológico, incluye a las estructuras arquitectónicas,


petrograbados y manifestaciones arquitectónicas en piedra que se encuentran tanto en el
cerro Tetzcotzinco, en el cerro Metécatl y en el llamado “Caño Quebrado”.

El Postclásico tardío en la Cuenca de México esta ubicado entre los siglos XIII D.C y XVI
D.C. Durante este período histórico el control político de la Cuenca de México fue
disputado por los Tepanecas, Xochimilcas, Colhuas, Mexicas y Acolhuas. La unión política
entre estos dos últimos grupos por medio de la llamada Excan Tlatoloyan provocó que el

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poder político cambiará para siempre de rumbo, pues los hasta ese entonces dominantes
tepanecas fueron derrotados por la unión de Mexicas y Acolhuas.

A partir de ese momento el señorío Acolhua, con sede en Texcoco, consolidó su poder en la
Cuenca de México. Nezahualcóyotl, príncipe poeta y caudillo de los Texcocanos, llevó su
pueblo a niveles de prosperidad nunca antes alcanzados. El señor de Texcoco, además de
realizar grandes hazañas bélicas y de elaborar una profusa obra poética, diseño magníficas
obras hidráulicas. A lo largo y ancho de todo el señorío de Acolhuacan podemos observar
la impronta de su obra.

El Tetzcotzinco no tuvo solamente una función práctica, sino que poseyó también una
función religiosa, pues el lugar fue convertido en el jardín de recreo del Huey Tlatoani
(Gran Señor) Nezahualcóyotl, y muy posiblemente, según nos comentaron la directora del
proyecto Maestra María Teresa García y su ayudante el arqueólogo Gustavo Coronel
(comunicación personal, Abril, 2006), en un santuario dedicado al culto del dios Tláloc y
otras divinidades.

El Tetzcotzinco es un sitio importante por que es la única obra del señorío de Acolhuacan,
atribuida a Nezahualcóyotl, que sigue en pie.(García, 2002:49) Es importante también por
que es uno de los pocos sitios arqueológicos en México acerca del cual contamos con
fuentes históricas, como la obra de Alva Ixtlixochitl, que respaldan las investigaciones
arqueológicas.

Debido a su importancia histórica y arqueológica realizaremos mediciones astronómicas


dirigidas a determinar si hubo o no actividad astronómica en él. Con ello estaremos
avanzando un paso en el estudio de la astronomía antigua en el recinto de descanso del rey
Nezahualcóyotl, y en general en el estudio del desarrollo de las ciencias prehispánicas en la
Cuenca de México.

Problemática e hipótesis principales


Planteamiento del problema

El problema planteado por nosotros intenta responder a la pregunta ¿cómo fue la


astronomía del sitio arqueológico del Tetzcotzinco durante el postclásico tardío? El
cuestionamiento intenta permitirnos inferir la existencia de un posible método prehispánico
para la obtención de datos astronómicos.

Algunas preguntas derivadas del problema principal serán ¿Cómo se denota en los datos
arqueológicos la observación astronómica? Y ¿qué eventos astronómicos se pueden asociar
con la orientación de las estructuras prehispánicas del Tetzcotzinco?

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Hipótesis

La astronomía del Tetzcotzinco durante el Postclásico tardío estuvo basada en la


observación directa del cielo y quedó registrada en la orientación de los elementos
arquitectónicos e hidráulicos como reservorios de agua y canales, así como en los
petrograbados sobre las rocas y en la orientación de las maquetas. La astronomía del
Tetzcotzinco estuvo vinculado a prácticas de carácter mágico, entendidas como una serie de
acciones dirigidas a ganarse la voluntad de los seres sobrenaturales en el marco de una
relación de igualdad (López, 2004:23), a la vida religiosa definida como un conjunto
sistematizado de creencias y vivencias vinculadas directamente con lo sagrado y una serie
de rituales definidos como un conjunto de prácticas fuertemente pautadas dirigidas a la
sobrenaturaleza (López, 1998:16). Las observaciones de los astros fueron, además, parte
fundamental en el registro del tiempo y permitieron la elaboración de calendarios de
horizonte.

La mayor parte de los eventos registrados en el sitio, según el trabajo de Ivan Sprajc (2001:
366-377) fueron solares, pero tal vez considerando la propuesta de Susan Milbrath la
observación de la constelación occidental de Géminis podría coincidir con el culto de la
deidad Tláloc (Milbrath, 1980: 296-297), lo cual podría haber incidido en la orientación de
los petrograbados del dios de los mantenimientos.

Creemos que estos eventos celestes fueron registrados por medio de observaciones
astronómicas bien definidas y perfectamente estructuradas que formaron parte de una
escuela tanto religiosa como intelectual.

Unidades de análisis y variables

Los indicadores observables serán las orientaciones de los edificios, reservorios,


acueductos, petrograbados y modelos labrados en roca, así como los eventos astronómicos
que estos señalen. Las variables serán los datos astronómicos que las fuentes, el contexto
histórico y arqueológico nos pueden brindar.

Objetivos
Nos proponemos medir y calcular las orientaciones astronómicas de los elementos
arqueológicos del Tetzcotzinco y los eventos astronómicos asociados con estas. Conocer
cuales fueron las principales características de la observación astronómica del Tetzcotzinco;
así como conocer que tanto esta astronomía estuvo relacionada con el culto religioso del
lugar entendido como los rituales y cultos relacionados con distintas divinidades. Se
verificará también si existió una metodología astronómica y se tratará de evaluar la
actividad astronómica en el Tetzcotzinco.

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Entre los objetivos secundarios se encuentra el realizar mediciones de los petrograbados
con los rostros Tláloc y otras representaciones para encontrar algún patrón astronómico con
el cual pudieran estar vinculadas.

El contenido
Pretendemos conocer el desarrollo astronómico a través de la actividad y el método
astronómicos en el Tetzcotzinco, dentro del marco de su contexto histórico-social, así como
desde la perspectiva de la religión y la cosmovisión.
Cada uno de los capítulo desarrollados va encaminado a resolver esta problemática. En el
capítulo I se desarrollan los antecedentes de trabajos arqueológicos e históricos en el sitio.
El número II da la ubicación geográfica del Tetzcotzinco, describe su medio físico, clima,
vegetación y fauna; además trata de explicar la relación entre medio ambiente y cultura en
el sitio, poniendo especial énfasis en la importancia simbólica del agua. El capítulo III se
enfoca en los aspectos teórico-metodológicos del análisis arqueoastronómico del
Tetzcotzinco, desarrolla algunos conceptos fundamentales como el de cosmovisión y habla
un poco acerca de la manifestación de esta en la cultura material del sitio. El siguiente
anexo esboza de manera breve el contexto histórico-social del Tetzcotzinco con la finalidad
de brindar herramientas que permitan entender la astronomía del sitio. El capítulo V trata
justamente del contexto astronómico en el cual se inserta nuestro sitio, se desarrollan los
principales conceptos astronómicos del mundo prehispánico, para pasar después en el
capítulo VI al desarrollo de la actividad y el método astronómico en el México antiguo. El
capítulo VII realiza la descripción arqueológica de las estructuras que fueron medidas y
presenta los resultados que son analizados e interpretados en el capítulo VIII. Finalmente en
las conclusiones se trata de sintetizar todo lo desarrollado con la finalidad de brindar una
idea al lector de cómo era la astronomía en el Teztcotzinco durante el postclásico tardío.

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