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«SENDAS DE OKU»: U N LIBRO REVELADOR

O P O R T U N I D A D D E UNA EDICIÓN

T e n d r í a m o s que empezar por plantearnos el hecho de la oportuni-


d a d y utilidad de u n libro como el presente (*) en nuestro p a n o r a m a
editorial. A p a r e n t e m e n t e , la lejanía geográfica y cronológica de las co-
ordenadas que concurren en él nos lo haría aparecer distante y ajeno.
Sin embargo, lejos del exotismo o la rareza que podamos adjudicarle,
a u n siendo bienintencionados, el libro de M a t s ú o Basho interesa por
m u c h a s razones. Y nos interesa en particular a nosotros, españoles, por
cuanto pueda significar como modelo y ejemplo de u n planteamiento
riguroso d e las formas, poéticas. D e n t r o de nuestra proverbial limita-
ción y p a r q u e d a d creadoras, dentro de nuestra ya tópica abulia o pere-
za literarias, que nos hace hablar, u n día y otro, de ese enervante in-
movilismo que poesía y novela trasparentan y padecen, u n texto como
el presente, libre, abierto («Al lector le toca escoger entre las diversas
posibilidades que le ofrece el texto, pero, y esto es esencial, su decisión
no puede ser arbitraria»); u n libro que nos permite asomarnos «a otro
estilo de vida, otra visión del m u n d o y t a m b i é n del trasmundo», puede
ser más que beneficioso y, en modo alguno, inoportuno.
N o es extraño que al frente de una empresa así figure Octavio Paz,
nuestro discutido e interesantísimo poeta; y n o puede extrañarnos, úni-
camente, por su vinculación biográfica con el Lejano Oriente, sino
porque el p l a n t e a m i e n t o crítico que Basho hace de la visión y lengua-
je poéticos se equipararía perfectamente con la trayectoria crítica y poé-
tica del mexicano. E l análisis técnico de la poesía japonesa que Paz
hace, y su síntesis histórica, así como su penetración —a través del tam-
bién mexicano José J u a n Tablada— en la poesía en castellano, nos dejan
perfectamente dibujado u n cuadro riguroso y m u y de tener en cuenta.
N o s encontramos con u n a poesía que a la vez que medio expresivo
es trabajo estructural; u n a poesía que se metamorfosea porque tiene
vida; u n a poesía proteica, alentada por el latido de u n a extraordinaria
concentración verbal. U n a poesía, en fin, que es un todo perfectamen-
te acabado, pero que, al propio tiempo, se abre, se libera de cara al
bienintencionado lector que se acerque a ella desprovisto de pre-
juicios.
T a n sólo por esto quedaría justificada la presencia editorial de Sen-
das de Oku en España. N o sería necesario a h o n d a r m á s si no fuera

(*) MATSÚO BASHO : Sendas de Oku. Barral Editores. Breve Biblioteca de


Respuesta. Barcelona, 1970. Trad. y prólogo, Octavio Paz y Eikichi Hayashiya.

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porque vamos a encontrarnos con u n poeta sorprendente y con una
poesía de calidades m u y notables. Si no fuésemos a recorrer con el pe-
regrino Basho las sendas dilatadas e inmarcesibles 1 de u n a peregrinación
vital, de claras y rotundas evidencias. M a t s ú o Basho puede ser desde
este m o m e n t o u n poeta clave, una piedra de toque por la que debe
pasar nuestra poesía de cara a una agilización, a una fluidez y a una
liberalización de los estrechos prejuicios formales que la condicionan
y oprimen. Veamos por qué.

L A POESÍA DE BASHO

Pretender nosotros ahora u n estudio crítico, por somero que sea, de


Sendas de Oku m e parece más que arriesgado. D e u n a parte, hemos de
confesar nuestras carencias d e información d e primera m a n o que nos
p e r m i t a n llegar a los aspectos más escondidos y valiosos de u ñ a poesía
como la oriental, alzada según otros presupuestos ideológicos, estéticos
y hasta historíeos. Pero, sobre todo, porque el preciso e intenso estudio
que precede a la m u e s t r a traducida y en el que Octavio Paz deja
constancia, una vez más, de su vocación casi espeleológica de crítico
y catador de la poesía, lo hacen inviable.
A u n corriendo el riesgo d e incidir en algunos lugares comunes,
intentaré anotar en estas líneas las impresiones de m i lectura a este su-
gerente texto que se nos brinda. Dejaré a u n lado las claves explicita-
das por el poeta mexicano, traductor notable (aunque el texto se rebele
a veces en su difícil captación para u n occidental) y enjundioso presen-
tador del h o m b r e y el poeta Basho. Y no las rechazamos por no creer
en ellas. T o d o lo contrario: lo intentamos (tememos que sin m u c h o
éxito) con la esperanza de que no nos influyan demasiado. Quisiéramos
llegar a Basho con esa libertad total que su texto nos brinda y que
es característica cardinal de su calidad y de su estructura. Anotemos,
sin e m b a r g o — n o es posible sustraerse—, las frases iniciales de Octavio
Paz, síntesis apretada y contundente de la significación de la poesía de
B a s h o : «Para Basho la poesía es u n camino hacia una suerte de bea-
titud instantánea y que n o excluye la ironía ni significa cerrar los ojos
ante el m u n d o y sus horrores. E n su m a n e r a directa, y casi oblicua,
Basho nos enfrenta a visiones terribles; m u c h a s veces la existencia, la
h u m a n a y la animal, se revela simultáneamente como u n a pena y una
terca voluntad de perseverar en esa pena...»
E n verdad, la poesía de Matsúo Basho (i 644-1694) significa u n a gran
a v e n t u r a : la aventura de penetrar en el m u n d o que pasa; en ese
m u n d o que, n o r m a l m e n t e , no notamos, al que no a t e n d e m o s ; de esas

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cosas que nos rozan y tocan con mil sugerencias que desoímos volun-
taria o involuntariamente. Es u n a verdadera lección de h u m i l d a d sin
falsas posturas (como h o m b r e y como poeta, así se nos aparece). E n la
poesía d e Basho, aparentemente, no pasa n a d a y, sin e m b a r g o , cuánta
vida, cuánto latir continuado y pujante. E n la poesía de B a s h o — t a m -
bién lo señala Octavio P a z — n o existe el simbolismo, todo tiene su
n o m b r e y su lugar precisos; y, sin embargo, cuánta evocación y tras-
cendencia se deja traslucir en todas y cada una de sus alusiones.
Basho se plantea la poesía como la creación de u n m u n d o en el
que la realidad va a tomar u n papel f u n d a m e n t a l y a adquirir dimen-
sión vital, verdadera dimensión vital. N o se trata de u n a realidad a ras
de tierra, sino de u n a visión trascendida de la realidad; u n a fusión
— n u n c a total—-de dos realidades unidas e inseparables: «el grito del
pájaro y la luz del relámpago». Sólo con hablar, sólo con contarnos su
peripecia, Basho provoca sensaciones de nueva y curiosa intensidad
porque, afortunadamente, n o se apoya en la valoración semántica de
la palabra, ni en la intención que p u e d a encubrir esta misma p a l a b r a ;
es, repito, u n a poesía libre en su ser y en su existir, d o n d e el lector
coopera y debe plantearse el hecho poético como verdadero creador.
Las sugerencias' que nos proporciona el poeta tocan, ponen en m a r c h a
(deben hacerlo) la capacidad creadora de nosotros, lectores.

«Es difícil encontrar el camino porque los senderos se dividen con


frecuencia; u n forastero fácilmente se perdería. N o quisiera que esto
le ocurriese. Lo mejor que puede hacer es tomar esíe caballo y de-
jarse conducir por él h a s t a q u e se d e t e n g a ; después, devuélvamelo.»
Monté el caballo y continué m i camino. Dos niños me siguieron co-
rriendo d u r a n t e todo el trayecto. Uno era u n a m u c h a c h a l l a m a d a Ka-
sane : n o m b r e extraño, pero elegante.

Kasane, ¿dices?
El nombre debe ser
del 'clavel doble.

A poco llegué al pueblo. E n la silla de m o n t a r puse u n a gratifica-


ción y devolví el caballo.

Las cosas suceden, pasan, sin aparenté trascendencia. Lo que nor-


m a l m e n t e n o queda, Basho hace, precisamente, que viva y aliente con
feracidad sin límites. N o es el deseo de pervivencia, sin embargo, lo
que mueve a Basho —nos parece—• a tentar la aventura de la poesía
(como la d e la peregrinación), sino que lo que pretende es sentirse
vivir, sentirse capaz de crear, de vivir esa aventura del hacer. Por eso,

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lo evocado nunca sobrepasa lo vivido, n u n c a h u y e hacia la hipérbole;
lo vivido (que es lo visto) se patentiza lisa y llanamente así:
E n mis oídos soplaba «el viento del otoño», en mi imaginación bri-
llaban «sus hojas rojeantes», pero ante mis ojos, delicia de la vista,
m a n c h a s reales de verdor se extendían a q u í y allá. Blancas como lino
las flores de U, y no menos blancos los espinos en flor —era como si
caminásemos en u n campo de nieve.

Así u n a poesía que surge lineal y espontáneamente (obsérvense los


a b u n d a n t e s saltos y cruces en la narración) adquiere valor y densidad,
se hace verdad. Y llega a lograrlo porque toda ella es u n andar, ver
y sentir que se vive con los otros y con las cosas: éste es el único sentido
humano' y poético de la peregrinación de Basho. Por eso no serán sólo
las personas y las cosas las que se carguen de valor y dimensión, sino
t a m b i é n la naturaleza que adquiere h u m a n i d a d , frescura, presencia
activa:

Me senté sobre u n a roca y mientras descansaba descubría un árbol


de cerezo de tres shaku de altura, ¡ sus capullos estaban entreabiertos!
Maravillosa lección la de ese cerezo tardío qu*e no olvidaba a la pri-
mavera ni a u n sepultado bajo la nieve.

ALGUNAS CONCLUSIONES NECESARIAS

Breve h a sido este recorrido somero por las Sendas de Oku. U n


texto que debemos leer con atención y con sumo cuidado. U n libro
que hace que la poesía aparezca como escuela de la vida. Pero no una
escuela a la vieja usanza de la poesía didáctico-moral. N o se trata de
una poesía llena de preceptos, dogmas, consejos, sino razonada y pre-
ñada de sinceras y emotivas vivencias que hacen reflexionar y meditar.
N o en vano confiesa el propio B a s h o :

Pero a q u í los ojos contemplaban con certeza recuerdos de mil años


y llegaba hasta nosotros el pensamiento de los hombres de entonces.
Premios de las peregrinaciones... El placer de vivir rae h i z o olvidar
el cansancio del viaje y casi me hizo llorar.

Si observamos, por ejemplo, la fuerza expresiva que adquiere en


este poeta el llamar cada cosa por su n o m b r e ; si meditamos en la di-
ficultad que entraña u n planteamiento semejante y u n concienzudo es-
tudio de la expresión como el que nos muestra la poesía de M a t s ú o
Basho, sin llegar a retoricismos huecos o forzados o poco sinceros; si
descubrirnos la intensidad que puede alcanzar u ñ a poesía que n o s'e

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rige por u n rigor dogmático a machamartillo, sino p l a n t e a d a m u y
simplemente como trasmisión de una experiencia utilizando el recurso
de lo sensorial, lo emotivo, lo reflexivo (pero encontrando la clave de
su originalidad en la visión h u m i l d e y complacida), alcanzamos a vis-
l u m b r a r los1 sorprendentes valores actuales que posee y por los que
se nos hace evidente su necesidad.
Que desde el Japón del siglo xvn, u n a voz poética simple y serena
como la de Basho puede cobrar vida entre nosotros, españoles de los
setenta, no puede menos que alegrarnos y aleccionarnos. L a poesía vive
en el h o m b r e y en las cosas. Simple, ¿verdad? Revelar esto sería, en úl-
t i m a instancia, el único proceso verdadero y positivo del hecho poético.
Octavio P a z lo h a comprendido así y Matsúo Basho, a través suyo, pue-
de estar ahora con nosotros.—/Oi^GS RODRÍGUEZ PADRÓN (San
Diego de Alcalá, 75, 4° izqda. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA).

REVISTA DE REVISTAS

Symposium (A qiiarterly journal in modern foreign literatures), volu-


m e XXIV, 1970, Syracuse University Press.

L a revista Symposium es publicada trimestralmente desde h a c e vein-


ticinco años por la Universidad de Syracuse (Nueva York). Su actual di-
rector es el profesor J. H . Matthews, una de las mayores autoridades
sobre literatura surrealista, y colaboran en ella muchos de los hispa-
nistas más calificados1 del m u n d o anglosajón. Con la aparición de esta
nota, la Redacción de CUADERNOS HISPANOAMERICANOS comenzará a pu-
blicar periódicamente u n a nueva sección de reseñas de publicaciones
extranjeras que no siempre se encuentran al alcance de sus lectores.
E n el n ú m e r o 1 de este volumen, en «Aproximación a la prosa na-
rrativa de Jorge Luis Borges», Jaime Alazraki, autor de u n magnífico
libro sobre el t e m a (La prosa narrativa de Jorge Luis Borges, Ed. Gre-
dos, Madrid, 1968), a través del análisis del párrafo inicial de u n o d e
los relatos recogidos en Ficciones, «Biografía de T a d e o Isidoro Cruz»,
realiza u n a minuciosa disección de la técnica fabuladora del escritor
argentino. N o es exagerado afirmar que este ensayo es, sin duda, u n o
de los1 más penetrantes que se h a y a n escrito nunca sobre Borges. E n
«Between fire and ice: a t h e m e in Jack L o n d o n a n d Horacio Quiroga»,
Arnold C h a p m a n revela las asombrosas similitudes entre los cuentos

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