La película relata la relación entre Sigmund Freud, Carl Jung y Sabina

Spielrein. Al inicio se puede observar la llegada de una paciente, Sabina Spielrein,

a la clínica Burgholzli en Zurich en la que el psiquíatra Carl Jung trabajaba.

En los primeros minutos se puede observar el uso de diversos tratamientos

pre psicoanalíticos como la hidroterapia y el aislamiento los cuales eran aplicados
a Sabina quien fue diagnosticada con histeria. El caso de esta paciente es asignado
al psiquíatra Carl Jung.

Jung, se encontraba en el proceso de iniciar un tratamiento experimental, la

cura por la palabra, el tratamiento utilizado por Sigmund Freud, con el que se busca
erradicar la enfermedad al dejar que el paciente hable.

En cuanto al encuadre se puede observar que Jung cumplía con algunos de

los requisitos que Freud, en su artículo artículo “Consejos al médico sobre el
tratamiento psicoanalítico”, sugería para iniciar el análisis. Para empezar Sabina era
considerada una persona valiosa puesto que posee inteligencia y un nivel de cultura
que llaman la atención de Jung. Al presentarse con Sabina le explica el propósito
del tratamiento así como lo que se realizará. Además menciona que la verá casi
todos los días durante algunas horas. Explica que se sentará a sus espaldas para
evitar ser una distracción para ella.

Durante el proceso del tratamiento Jung descubre el origen de la histeria de

Sabina, el cual coincide con la perspectiva de Freud sobre la etiología de la histeria
que considera que es de origen sexual y puede ser ocasionada por la retención de
impulsos y deseos.

Sabina y Jung terminan estableciendo una relación sentimental más allá de

la relación analista – paciente. Aquí es donde se puede observar la transferencia y
contratransferencia de la que Freud habla en 1912.

Si bien Freud aún no definía el concepto de transferencia, ni lo había

presentado ante la comunidad científica, se puede observar claramente como Jung
en lugar de usarla como herramienta para tratar a Sabina reacciona ante ella
(contratransferencia) y rompe con las reglas del tratamiento psicoanalítico al
involucrarse en una relación con su paciente.
 Sabina durante las sesiones expresa los deseos y el goce de las
humillaciones y golpes que recibía por parte de su padre en la infancia. En la película
se ilustra como esto se repetía en su relación con Jung a través de los juegos
sexuales y masoquismo. Sabina no llego a la reelaboración durante el proceso
terapéutico pues Jung no uso la transferencia a su favor si no que cedió ante sus
impulsos sexuales.

Jung brinda a la paciente la relación que ella desea tener, es decir cede ante
sus necesidades. En lugar de actuar como un reflejo de su inconsciente dentro del
tratamiento termina dejando de lado la frialdad u objetividad que los analistas deben
tener.

Además no se observa que el mismo Jung estuviera en análisis, lo cual es

también una recomendación que Freud hace a los médicos que buscan practicar el
psicoanálisis.