You are on page 1of 3

1.

Elaborar un ensayo (mínimo dos máximo tres hojas) con soporte


de autores, teniendo en cuenta la siguiente lectura:

Kwiatkowska, T., & Issa, J. (2010). Aproximaciones hacia la ética


ambiental. En Los caminos de la ética ambiental (pp. 293-317). México:
Instituto Politécnico Nacional.

Kwiatkowska, T., & Issa, J. (2010). Aproximaciones hacia la ética ambiental. En Los caminos de la
ética ambiental (pp. 293-317). México: Instituto Politécnico Nacional

En 1962, Rachel Carson, en su libro mundialmente reconocido Silent Spring [La primavera
silenciosa], alertó sobre el peligro imperceptible que los residuos tóxicos y los pesticidas
significaban tanto para los humanos como para toda la vida silvestre. Su publicación no
sólo despertó conciencia sobre el problema, sino que aceleró la gestión práctica de la
regulación ambiental por parte de varios grupos ecologistas. La reflexión filosófica sobre
los criterios morales que había que aplicar a la naturaleza llego más tarde.

El artículo de Arne Naess elegido para ilustrar el ambientalismo que se alza sobre
cimientos metafísicos hace un esfuerzo por presentar a la ecología profunda como una
filosofía completa que parte en su nivel más radical de supuestos de carácter normativo y
desciende en generalidad hasta deducir acciones concretas para situaciones particulares.
Incluye además una exposición, con una clarificación subsecuente, de la plataforma de
principios que define al movimiento. Y concluye con una explicación sumaria de la ecosofía
T, la filosofía particular de Naess.

Cuando Goodpaster abordó por primera vez el problema de definir las fronteras del
ámbito moral, 4 reaccionó contra la postulación de la sensibilidad como criterio de
demarcación. Según él, la sensibilidad (y, podría añadirse, la subjetividad) sólo es un
medio para abonar el fin superior de la supervivencia. En su evolución, algunos entes
desarrollaron la capacidad de experimentar placer y dolor y se sirvieron de ellas para
perseverar en la existencia. Así que lo que califica a un ser para alcanzar categoría moral (y
hacerse acreedor, por ende, al beneficio de la protección que merece lo valioso) es el
mero hecho de hallarse vivo.

Paul W. Taylor adopta un punto de vista semejante en el artículo que aquí incluimos, un
punto de vista que luego elaboró con más profundidad en su libro Respect for Nature: A
Theory of Environmental Ethics. 5 El trasfondo de la teoría de Taylor, igual que ocurre en
la de Goodpaster, es aristotélico. La parte conativa de su naturaleza convierte a todos los
organismos en centros teleológicos de vida, en seres con fines propios independientes de
nuestra conciencia (y aun de la que putativamente pudiesen tener ellos mismos). El hecho
de que su vida se desarrolle orientada por una meta hace inteligible que les atribuyamos
intereses. La ética tayloriana invoca aquí una analogía con nuestra exigencia de respeto al
esfuerzo que hacemos por lograr nuestros propósitos: respetemos a los organismos no
humanos, no interfiramos en su camino hacia la maduración y la reproducción (ya que
éste es su telos y la fuente de su valor).

Para Taylor, los movimientos conativos son propios de individuos (no de especies, por
ejemplo). De aquí que su posición con respecto a la primera de las tres preguntas que
definen el núcleo de una teoría del valor pueda denominarse propiamente un
biocentrismo (pues extiende la consideración moral a todo ser viviente) 6 atomista o
individualista. Pero además (y esto en relación con la segunda pregunta, la de la
distribución del valor) es igualitarista. Es decir, Taylor piensa que la totalidad de los
organismos vivos posee, sí, valor inherente (el cual se desprende de que tienen, según se
dijo antes, un bien propio, "un bien que es tan vital para ellos como un bien humano lo es
para un humano" ), pero tal valor se distribuye entre ellos de manera uniforme. Esta
imparcialidad absoluta suscita en la teoría de Taylor, como es obvio, dificultades
recalcitrantes a la hora de dirimir conflictos. Y, por si fuera poco, el riesgo de que éstos
surjan es mucho mayor que en el caso de las teorías que postulan un espacio moral menos
saturado. Como dice Clare Palmer, "mientras más son las especies a las que se les otorga
consideración moral, más son los conflictos potenciales". Múltiples son las objeciones que
se han planteado contra Taylor, comenzando por la descalificación de su igualitarismo. 9
Según William T. Blackstone, por ejemplo, es sencillamente irracional la posición del
"igualitarismo biótico radical" (como él denomina a la idea de que "todas las formas de
vida son igualmente valiosas").

En el supuesto de que lo parezca, no es tan extraño que se haya avanzado este último
trecho, como que tal paso no se hubiese dado desde el principio. En efecto, las
preocupaciones de la ética ambiental se concentran ante todo en totalidades. Como dice
Mark Sagoff, "los ambientalistas piensan en términos de proteger colecciones, sistemas y
comunidades". 1 Adicionalmente, Aldo Leopold -fuente de inspiración de gran parte del
conservacionismo ecológicoinsiste en que "la ética de la tierra simplemente extiende los
límites de la comunidad para dar cabida a los suelos, las aguas, las plantas y los animales,
o, colectivamente, a la tierra". 3 Se está hablando, pues, de especies (o clases), cuencas,
ecosistemas y de la biosfera toda; o bien -echando mano de otros términos-, del sustento
de la vida, de la matriz biológica.

Una especie es lo que es allí donde está. Ninguna ética ambiental ha encontrado su
camino sobre la Tierra hasta que descubre una ética para las comunidades bióticas en la
cual todos los destinos están entrelazados. "Una cosa es correcta - insistía Aldo Leolpold
en 1949cuando tiende a conservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad
biótica; es incorrecta cuando tiende a lo contrario." Una vez más, tenemos dos principios
para la ética: en primer lugar, que los ecosistemas existen tanto en la selva como en apoyo
de la cultura; en segundo, que los ecosistemas llegan a existir tal cual son en sí mismos y
también del modo como los ha modificado la cultura. Una vez más, debemos pasar con
cuidado de las afirmaciones biológicas a las afirmaciones éticas.

You might also like