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La razón por la que la mayoría de la gente tiene dificultad para lograr sus objetivos no es la
falta de conocimientos o capacidades. Es mucho más común que carezcan de la capacidad
de mantener la concentración durante el tiempo suficiente para llevar las tareas a buen
fin.
Cuando fallamos en una tarea es relativamente fácil llegar a la conclusión de que se necesita
más capacitación, pero antes de tomar ese camino, dedica un momento a considerar que es
posible que sólo necesites mejorar la concentración.
Mejorar la concentración nos hace más fácil identificar las tareas que requieren mayor
atención, además de completarlas de un modo más eficaz. Esto nos permite focalizar el
esfuerzo en las cosas importantes, permitiendo eliminar las tareas que contribuyen poco o
nada a nuestros objetivos principales.
Se supone que Internet y las nuevas tecnologías deberían hacernos las cosas más fáciles, pero
en realidad han tenido el efecto contrario debido a su enorme poder distractor. Pero
esas distracciones no se limitan sólo a las computadoras y a la tecnología, también debemos
incluir a los compañeros de trabajo, la familia, y muy especialmente a nuestra propia
mente errática.
La mayoría de las distracciones son cosas sin importancia aparente y se podría pensar
que relativamente inofensivas de manera aislada. El problema es que esas pequeñas
distracciones se suman de manera casi imperceptible hasta convertirse en grandes periodos
de dilación, que nos impiden prestar la debida atención a las actividades que más importan.
De ahí la necesidad de aprender a mejorar la concentración.
Si ves un método que funciona para otra persona y piensas que podría funcionar para ti, haz
lo posible por ponerlo a prueba, pero no asumas desde el principio que va serte igualmente
útil.
Tal vez ahora pienses que lo sabes todo acerca de los hábitos que te resultan más eficaces y
aquellos que te están causando problemas, pero no suele ser así. La mayoría de la gente se
sorprende cuando analizan los resultados de sus registros. Los malos hábitos y las
distracciones pronto se hacen evidentes. Una vez que haya identificado tus malos hábitos,
podrás empezar a eliminarlos uno por uno.
Te verás obligado a hacer primero las partes más importantes de cualquier tarea. Este
es un enfoque más eficaz que simplemente trabajar en una tarea hasta su finalización.
El uso de un temporizador te ayudará mantener la atención en una sola tarea. Esto
tiene importantes beneficios en cuanto a la eficacia de la ejecución, pero también a la hora
de controlar el estrés. Al focalizarte en una sola tarea estarás eliminando
preocupaciones innecesarias provocadas por las innumerables otras tareas que podrías
estar haciendo.
4. Si no lo utilizas elimínalo
Cualquier cosa que no sea absolutamente necesaria para la tarea en cuestión debe ser
eliminada. Solemos tener el mal hábito de mantener el navegador abierto, junto con
la cuenta de correo electrónico, al mismo tiempo que trabajamos en cualquier tarea. Lo
habitual es que tarde o temprano le echemos un vistazo.
Este vistazo, que inicialmente nos quitaría tan solo cinco minutos de nuestro valioso tiempo,
con mucha probabilidad llegará a convertirse en una distracción de 30 minutos.
La primera vez que implementas nuevos hábitos para evitar las distracciones, te encontrarás
con fuertes impulsos para hacer justo lo que estás tratando de eliminar, como consultar el
correo, mirar avisos de Facebook, chatear con los colegas, etc. Se trata de una resistencia
natural al cambio.
Antes de sucumbir a la tentación haz una pausa de 10 segundos. Toma una respiración larga
y profunda y pregúntate “¿qué es lo más importante que podría estar haciendo en este
momento?”. Se honesto contigo mismo y por lo general llegarás a la conclusión de que la
distracción no te aportará nada importante y que por tanto es mejor evitarla.
Es obvio que para llegar a obtener los resultados esperados en relación a los objetivos que
nos planteamos para cada momento temporal, es imprescindible ser capaz de mantener la
concentración en un nivel aceptable. Da igual que se trate de tareas cotidianas o de
objetivos vitales y trascendentes.
La capacidad de concentración se pierde con relativa facilidad, por lo que si tus resultados
no son tan buenos como te gustaría que fueran, lo más probable es que haya una
importante justificación para que te plantees mejorar la concentración.
Los hábitos que se han propuesto anteriormente no van a resolver todos sus problemas de
inmediato, pero que te permitirán realizar progresos significativos y mejorar tu
concentración en gran medida.
Es probable que te resulte difícil al principio, pero están al alcance de cualquiera. Puedes
hacer más cosas en menos tiempo aprendiendo a mejorar la concentración, evitando
las distracciones que te hacen perder un tiempo precioso. Cuanto antes te pongas en
marcha antes verás los resultados. ¡¿Aún no has cerrado el correo?!