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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Instituto Universitario de Tecnología Valencia
La Manguita

Propiedades Eléctricas de
Gases y Liquidos.
Electrones en Cristales
“Propiedades Electricas de los
Solidos

Facilitador:
Ing. Yvan Osto
Estudiantes:
Albaro Pernalete
Albeiro Alzarate
David Mata
Jimmy
Introducción
Las propiedades eléctricas de un material describen su comportamiento
eléctrico que en muchas ocasiones es más crítico que su comportamiento
mecánico y describen también su comportamiento dieléctrico, que es propio de los
materiales que impiden el flujo de corriente eléctrica y no solo aquellos que
proporcionan aislamiento. Los electrones son aquellos que portan la carga
eléctrica (por deficiencia o exceso de los mismos) e intervienen en todo tipo de
material sea este conductor, semiconductor o aislante. En los compuestos iónicos,
sin embargo, son los iones quienes transportan la mayor parte de la carga.
Adicional a esto la facilidad de los portadores (electrones o iones) depende de los
enlaces atómicos, las dislocaciones a nivel cristalino, es decir, de su micro-
estructura, y de las velocidades de difusión (compuestos iónicos). Para esto es
necesario antes especificar que el comportamiento eléctrico de cualquier material,
el cual se deriva a partir de propiedades como la conductividad eléctrica. Por eso
la conductividad eléctrica abarca un gran rango dependiente del tipo de material.
Los electrones son precisamente los portadores de la carga en los materiales
conductores (como los metales), semiconductores y muchos aislantes.

Propiedades eléctricas de los líquidos


La conductividad electrolítica en medios líquidos (Disolución) está relacionada con
la presencia de sales en solución, cuya disociación genera iones positivos y
negativos capaces de transportar la energía eléctrica si se somete el líquido a
un campo eléctrico.

Estos conductores iónicos se denominan electrolitos o conductores electrolíticos.


La conductividad eléctrica se utiliza para determinar la salinidad (contenido de
sales) de suelos y substratos de cultivo, ya que se disuelven estos en agua y se
mide la conductividad del medio líquido resultante.
Las determinaciones de la conductividad (en los medios líquidos) tienen muchas
aplicaciones por ejemplo:
La electrolisis es el proceso que separa los elementos de un compuesto por medio
de la electricidad. En ella ocurre la captura de electrones por los cationes en el
cátodo (una reducción) y la liberación de electrones por los aniones en el ánodo
(una oxidación).

El agua pura, prácticamente no conduce la corriente, sin embargo el agua con


sales disueltas conduce la corriente eléctrica. Los iones cargados positiva y
negativamente son los que conducen la corriente, y la cantidad conducida
dependerá del número de iones presentes y de su movilidad.
En la mayoría de las soluciones acuosas, entre mayor sea la cantidad de sales
disueltas, mayor será la conductividad, este efecto continúa hasta que la solución
está tan llena de iones que se restringe la libertad de movimiento y la
conductividad puede disminuir en lugar de aumentas, dándose casos de dos
diferentes concentraciones con la misma conductividad. ( ver Tabla )
Todos los valores de conductividad están referidos a una temperatura de
referencia de 25 ° C.

Algunas sustancias se ionizan en forma más completa que otras y por lo mismo
conducen mejor la corriente. Cada ácido, base o sal tienen su curva característica
de concentración contra conductividad.
Son buenos conductores : los ácidos, bases y sales inorgánicas: HCl, NaOH,
NaCl, Na2CO3 ....etc.
Son malos conductores : Las moléculas de sustancias orgánicas que por la
naturaleza de sus enlaces son no iónicas: como la sacarosa, el benceno, los
hidrocarburos, los carbohidratos.... etc, estas sustancias, no se ionizan en el agua
y por lo tanto no conducen la corriente eléctrica.
Un aumento en la temperarura, disminuye la viscosidad del agua y permite que los
iones se muevan más rapidamente, conduciendo más electricidad. Este efecto de
la temperatura es diferente para cada ion, pero tipicamente para soluciones
acuosas diluidas, la conductividad varía de 1 a 4 % por cada ° C.
Conociendo estos factores, la medición de la conductividad nos permite tener una
idea muy aproximada de la cantidad de sales disueltas.

1.1.- Almacenaje de la muestra

Las muestras se deben tomar en frascos de vidrio o polipropileno, perfectamente


tapados.

1.2.- Campo de aplicación

Este método de prueba es aplicable a la detección de impurezas y en algunos


casos a la medición cuantitativa de los constituyentes iónicos disueltos presentes
en el agua:

● Verificación de la pureza del agua destilada y desionizada.


● Verificar en forma rápida la variación del contenido de sales disueltas en
aguas superficiales, de uso doméstico e industrial.
● Analizar cuantitativamente los sólidos totales disueltos en una muestra de
agua. Esto se puede obtener, multiplicando el valor de la conductividad por
un factor de correlación empírico que puede variar de 0.5 a 0.9,
dependiendo de los componentes solubles y la temperatura de la muestra.
Este factor se puede determinar mediante análisis comparativos de sólidos
disueltos totales por evaporación y determinaciones del valor de la
conductividad correspondiente. Este factor de correlación solo es válido
cuando la muestra tiene un pH entre 5 y 8 a valores mayores o menores del
pH, los resultados no serán confiables.

Propiedades eléctricas de los Sólidos: los atomos con tal no son libres de
moverse y la conductividad se debe a los electrones. Son materiales conductores
en los que las bandas de valencia y conducción se recubren, formándose una
nube de electrones libres causante de la corriente al someter al material a un
campo eléctrico.

Los materiales sólidos son aquellos que a temperatura ambiente tienen sus
átomos o moléculas altamente agregados presentando una fuerza de unión alta y
una energía cinética baja.
Solidos no metalicos: Los sólidos no metálicos tienden a aceptar electrones, es
decir, a reducirse formando aniones. Sus átomos se unen entre sí a través de
enlaces covalentes y mediante enlaces iónicos con un elemento metal. Estos tipos
de enlaces determinan que el sólido no metálico tenga baja o nula conductividad
térmica, conductividad eléctrica, maleabilidad, ductibilidad y dureza.

sólidos metálicos Los sólidos metálicos tienen tendencia a oxidarse, es decir, a


desprenderse de los electrones de su última capa o capa de valencia, formando
de esta manera cationes. Sus átomos se unen entre sí a través de enlaces
metálicos o con enlaces iónicos con un no metal, determinando con esto, que
estos sólidos tengan una alta conductividad térmica, conductividad eléctrica,
maleabilidad, ductibilidad y dureza.

Conductividad eléctrica se define como la capacidad de ciertas sustancias de


transmitir la corriente eléctrica. Los sólidos metálicos son buenos conductores de
la electricidad ya que en los átomos de los metales hay siempre algún electrón
que tiene la tendencia a emigrar porque es periférico y está “débilmente” unido al
núcleo, de manera que el enlace metálico hace que exista un flujo de electrones
entre sus átomos. Por ejemplo, el cobre, la plata y el oro son excelentes
conductores de electricidad, no así el plástico, la madera, etc.

La conductividad térmica: es la transferencia del calor o conductividad térmica se


logra mediante dos mecanismos. El primero es la interacción molecular, en la cual
las moléculas de niveles energéticos relativamente mayores (indicados por su
temperatura) ceden energía a moléculas adyacentes en niveles inferiores. El
segundo mecanismo de transferencia de calor por conducción es el de electrones
libres. La facilidad que tienen los sólidos para conducir el calor varía directamente
con la concentración de electrones libres, por lo tanto, se espera que los sólidos
metálicos puros sean los mejores conductores de calor, ya que presentan mayor
cantidad de electrones libres. La concentración de electrones libres varía
considerablemente en las aleaciones metálicas y es muy baja en los no metales.
La facilidad con que el calor “viaja” a través de un material lo define como
conductor o como aislante térmico. Ejemplos de buenos conductores son los
metales como el cobre, la plata, el oro, etc, y de buenos aislantes, los plásticos,
maderas, aire.

La maleabilidad es la característica que tiene un material para deformarse antes


de fracturarse. Esta es una característica muy importante en el diseño de
estructuras, puesto que un material maleable es usualmente también muy
resistente a cargas de impacto (pesos y fuerzas). Un material maleable tiene,
además, la ventaja de “avisar” cuando va a ocurrir la fractura, al hacerse visible su
gran deformación. También se dice que la maleabilidad es la capacidad de un
material para formar láminas. Los metales son muy maleables porque la
disposición de sus átomos hace que al golpearlos se deslicen unos sobre otros sin
romperse, a diferencia de los no metales que son rígidos.
La ductibilidad es la propiedad de los metales para formar alambres o hilos de
diferentes grosores. Los metales se caracterizan por su elevada ductibilidad, la
que se explica porque los átomos de los metales se disponen de manera tal que
es posible que se deslicen unos sobre otros y por eso se pueden estirar sin
romperse

Gases

En forma general los gases en condiciones ordinarias no son buenos conductores


de la electricidad. La corriente en los gases es el resultado del flujo tanto de
cargas positivas como negativas.

Para que el gas conduzca la corriente eléctrica hay que ionizarlos, por ejemplo
aplicando el calor. Una vez ionizado el gas, las laminillas se cierran, porque existe
una pérdida o ganancia de electrones. De aquí se induce que la corriente eléctrica
en los gases no es más que el movimiento de iones positivos y negativos además
de electrones libres.

Los gases transfieren el calor por las colisiones directas entre las moléculas, y
como es de esperar su conductividad térmica es baja en comparación con la
mayoría de los sólidos ya que estos constituyen un medio diluido.

Gases nobles o gases inertes a un grupo de gases que poseen una baja
reactividad; se nombran como “nobles” en analogía referente a los metales nobles
(oro, plata, etc.) que también presentan una baja reactividad. Son un grupo de
elementos químicos que poseen algunas características similares, como ser
monoatómicos en condiciones normales, inodoros, incoloros y presentar una baja
reactividad química.

Los gases que se denominan como nobles son seis:

Argón.- El Argón su símbolo es (Ar) se usa dentro de lámparas incandescentes


por la cualidad de no reaccionar con el filamento aun estando a altas
temperaturas. Es usado en la industria para evitar ciertas reacciones químicas.

Helio.- El Helio cuyo símbolo es (He) no es flamable a diferencia de otro gas


liviano como el Hidrógeno; cualidad por la cual se emplea como gas para rellenar
globos, como lo son los globos aerostáticos de turismo, o los dirigibles o zepelines.
Neón.- El Neón cuyo símbolo es (Ne) este gas al ser estimulado por corriente
eléctrica produce luz de tonalidades rojo-anaranjado, por lo cual es muy usado en
anuncios publicitarios.

Radón.- El gas Radón (Rn), es generado durante la degradación radioactiva del


uranio a radio, teniendo una vida corta, razón por la cual no tiene aplicaciones
prácticas.

Kriptón.- El Kriptón, símbolo (Kr), es usado en diferentes lámparas como las de los
proyectores cinematográficos y otras, así como en algunos láseres quirúrgicos.

Xenón.- El gas Xenón (Xe), es utilizado por ejemplo en los flashes de cámaras
fotográficas, láseres y tubos fluorescentes, gracias a sus cualidades lumínicas al
ser traspasado por corrientes eléctricas.

Electrones en los cristales

Desde el punto de vista físico, cuál de esas estructuras cristalinas ha de tomar


el sólido depende de varios factores, siendo los principales el tamaño de los
átomos que lo forman y el tipo de fuerzas que actúa entre ellos. En función de
estas últimas, y en completa analogía con el caso molecular, se clasifican los
cristales en iónicos, covalentes o metálicos. Veamos algunas de sus
características.

Los cristales iónicos se enlazan con fuerzas interatómicas del tipo de


Coulomb. Cuando un átomo con un electrón fuera de capa cerrada se
encuentra con otro que requiere un electrón para completar la capa, el primero
cede al electrón tan gustosamente como el otro lo atrapa. Pero entonces se
forman dos iones, uno positivo porque cedió una carga negativa y el otro
negativo porque adquirió un electrón adicional. Por lo tanto, se atraen
eléctricamente con una fuerza omnidireccional, para la cual no existe dirección
privilegiada. La descripción que hemos hecho se aplica a los átomos alcalinos
frente a los halógenos. De hecho, los cristales iónicos por excelencia son los
halogenuros alcalinos, siendo el más conocido el cloruro de sodio, la sal
común.

A diferencia de los cristales iónicos, en que los electrones se reparten en los


iones, en los cristales covalentes los electrones se comparten. La nube
electrónica se dispone de manera tal que los iones positivos son atraídos
hacia los sitios en que aquélla se localiza principalmente. Estos sitios
preferenciales no son cualesquiera, por lo que el enlace covalente se da sólo
en ciertas direcciones. Estos cristales covalentes surgen de elementos como
el germanio, el silicio y el carbono. Por ejemplo, el carbono tiene cuatro
electrones en su capa más externa, que se llena con ocho. Por lo tanto, al
átomo de este elemento le da igual, por decirlo así, ceder sus electrones o
aceptar otro número igual para llenar su capa y llegar a un estado de menor
energía. Entonces, decide compartir sus cuatro electrones dando origen con
un enlace covalente a un cristal tetraédrico.

Los cristales metálicos, finalmente, se dan cuando los átomos que los forman
tienen electrones muy poco amarrados que con poca energía se liberan de su
ión y prefieren deambular por todo el cristal. El origen de esta energía y en
consecuencia la existencia del enlace metálico, se puede explicar con base en
la mecánica cuántica y su principio de incertidumbre. Recordemos que este
principio nos dice que no es posible definir al mismo tiempo la posición y la
velocidad de una partícula. Entonces, mientras mayores sean las limitaciones
espaciales a las cuales se restringe una partícula, también será más grande la
incertidumbre en la velocidad, y por tanto la velocidad misma de la partícula.
En otros términos, mientras menos intentemos localizar a un electrón, menor
podrá ser su velocidad y, por lo tanto, su energía cinética. Esta disminución en
energía que obtiene el electrón al moverse en todo el cristal y no dentro de un
átomo, puede ser suficiente para compensar la energía de amarre al átomo.
Esto sucede con los metales, en los cuales existe un gas de electrones, e
inmersos en él los iones positivos. Estos últimos se atraen unos a los otros por
medio del gas de electrones.

Conclusión

El cómo un material responde a las fuerzas eléctricas depende de cómo se hallen


dispuestos sus átomos. Cuando los átomos se hallan unidos juntos para formar
sólidos, líquidos o gases, la forma en que se hallan dispuestos los electrones
depende de los detalles finos de las fuerzas entre los átomos.
En particular, determinan si los electrones son capaces de moverse en torno al
material en respuesta a fuerzas eléctricas externas, o lo que es lo mismo, si la
corriente eléctrica puede moverse a través del material.

Un conductor es un material a través del cual puede fluir la corriente eléctrica.


Para ser un conductor, un material debe contener cargas eléctricas libres. Hay
muchos tipos de conductores, y difieren en el tipo de cargas libres disponibles y en
cómo son creadas.

En materiales como los metales, algunos electrones no se hallan ligados a sus


átomos individuales, sino que son libres de moverse a través del material: en
efecto son compartidos por todos los átomos.

Esas partículas sueltas reciben el nombre de electrones de “conducción”. En un


metal como el cobre, aproximadamente un electrón por átomo es de ese tipo. Los
metales son los conductores más comúnmente usados.

Sin embargo no hace falta que un material sea un metal para que conduzca la
electricidad. Cuando encendemos una luz fluorescente, algunos de los átomos en
el gas se ionizan y pierden electrones.

Esos electrones libres pueden moverse cuando es aplicado un voltaje. Del mismo
modo, si disolvemos sal en agua, habrá iones cargados flotando en el agua. Esos
iones son libres de moverse, y en consecuencia pueden constituir una corriente
eléctrica. Tanto el agua salada como los gases ionizados son ejemplos de
conductores no metálicos.

Bibliografía

https://prezi.com/qj50ggeuwgit/propiedades-fisicas-y-quimicas-de-los-gases/

http://www.ffn.ub.es/~jgm/IyE.html

https://www.quiminet.com/articulos/la-conductividad-electrica-en-medios-liquidos-
31422.htm

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http://www.ejemplode.com/38-quimica/3549-
caracteristicas_de_los_gases_nobles.html

http://www.sapiensman.com/tecnoficio/electricidad/eletrolisis.php

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