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Una

vida con significado,


una muerte gozosa
Otros libros en español de Gueshe Kelsang
Gyatso
Budismo moderno
Caminos y planos tántricos
Cómo comprender la mente
Cómo solucionar nuestros problemas humanos
Compasión universal
El camino gozoso de buena fortuna
El voto del Bo​dhi​sat​va
Esencia del vajrayana
Gema del corazón
Gran tesoro de méritos
Introducción al budismo
Mahamudra del tantra
Nuevo corazón de la sabiduría
Nueva guía del Paraíso de las Dakinis
Nuevo manual de meditación
Ocho pasos hacia la felicidad
Tesoro de contemplación
Transforma tu vida

Guía de las obras del Bo​dhi​sat​va, de Shantideva, traducido del


tibetano al inglés por Neil Elliot bajo la guía de Gueshe Kelsang
Gyatso.
Los beneficios de las ventas de este libro se destinan al Proyecto Internacional de Templos de
la NKT–IKBU de acuerdo con las directrices que se exponen en su Manual de finanzas. La
NKT–IKBU es una organización budista sin ánimo de lucro dedicada a fomentar la paz en
el mundo, registrada en Inglaterra con el número 1015054. www.kadampa.org/es/templos
GUESHE KELSANG GYATSO

Una vida con


significado, una
muerte gozosa

LA PROFUNDA PRÁCTICA DE LA
TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA

Editorial Tharpa
ESPAÑA · MÉXICO · ARGENTINA
REINO UNIDO · EE.UU
Título original:
Living Meaningfully, Dying Joyfully
Editado por primera vez en inglés en el año 1999 por Tharpa Publications.
Tharpa tiene oficinas en varios países del mundo.
Los libros de Tharpa se publican en numerosas lenguas. Para más detalles véase Oficinas de
Tharpa en el mundo.
Editorial Tharpa
C/ Manuela Malasaña, 26
28004 Madrid, España
Tel.: (+34) 91 7557535
info.es@tharpa.com
www.tharpa.com/es
© 1999, 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa Buddhist
Union and Geshe Kelsang Gyatso
© 1999, 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa Buddhist
Union y Gueshe Kelsang Gyatso
© Traducción 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa
Buddhist Union
Traducción: Departamento de traducción de Editorial Tharpa España
© 2004, 2005, 2014 Centro Budista Vajrayana. Editorial Tharpa
El derecho de Gueshe Kelsang Gyatso a ser identificado como autor de esta obra ha sido
certificado según la ley de derechos de autor, diseños y patentes, del Reino Unido, de 1988
(Copyright, Designs and Patents Act 1988).
Todos los derechos reservados para todo el mundo. Queda prohibido, bajo las sanciones
establecidas por las leyes, reproducir o transmitir esta publicación, total o parcialmente
(salvo, en este último caso, para su cita expresa en un texto diferente, mencionando su
procedencia), por ningún sistema de recuperación de información ni por cualquier medio,
sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier
otro, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Ilustración de la cubierta e interiores: Tharpa Publications.
Rústica: ISBN: 978-84-15849-23-0
eBook ePub: ISBN: 978-84-15849-61-2
eBook Mobi (Kindle): ISBN: 978-84-15849-62-9
Ilustraciones

Las ilustraciones representan los ocho símbolos auspiciosos.


Buda Shakyamuni
Buda Subyugador Completo con la Esencia del Vajra
Buda Gema de Luz Radiante
Buda Poderoso Rey de los Nagas
Buda Guía de los Héroes
Buda Placer Glorioso
Buda Gema de Fuego
Buda Gema de Luz Lunar
Buda Tesoro de Contemplación
Buda Gema Lunar
Buda Ser Inmaculado
Buda Otorgador de Gloria
Buda Ser Puro
Buda que Transforma con Pureza
Buda Deidad del Agua
Buda Dios de las Deidades del Agua
Buda Excelencia Gloriosa
Buda Sándalo Glorioso
Buda Esplendor Ilimitado
Buda Luz Gloriosa
Buda Ser Glorioso sin Dolor
Buda Hijo sin Ansia
Buda Flor Gloriosa
Buda que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor Puro
Buda que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor del
Loto
Buda Riqueza Gloriosa
Buda Memoria Gloriosa
Buda Nombre Glorioso de Gran Fama
Buda Rey de la Bandera de la Victoria
Buda Ser Glorioso, Subyugador Completo
Buda Gran Vencedor en Batalla
Buda Ser Glorioso, Subyugador Completo que ha Pasado al Más Allá
Buda Gloriosa Gala que lo Ilumina Todo
Buda Gema de Loto, Gran Subyugador
Buda Rey del Monte Meru
La sílaba HRIH
Nota del departamento de traducción

Deseamos señalar que a lo largo del texto los nombres propios en


tibetano se han escrito según un sistema fonético básico. Debido a
que en la lengua tibetana hay muchos sonidos que no existen en
español, la introducción de estos fonemas es ineludible. Por ejemplo,
en tibetano hay una consonante que se pronuncia ya y otra yha,
como la j inglesa. Así, en Manyhushri, Yhe Tsongkhapa, etcétera, la
yha ha de pronunciarse como la j inglesa.
Para representar los términos sánscritos se ha seguido un sistema
simple de transliteración, porque evoca la pureza de la lengua
original de la que proceden. Así, se ha escrito Dharma y no Darma,
Sangha y no Sanga, etcétera. No obstante, se ha optado por
castellanizar algunos términos y sus derivados, como Buda,
budismo, Budeidad, etcétera, por estar más asimilados a nuestra
lengua. La Real Academia Española ha incorporado en su Diccionario
de la Real Academia Española las palabras karma, lama, mandala, mantra,
nirvana, samsara, tantra y yogui. Las palabras extranjeras se han
escrito en cursiva solo la primera vez que aparecen en el texto.
En la transcripción de un texto, cuando se ha omitido un
fragmento del original se ha indicado con el signo de puntos
encorchetados, tres puntos entre corchetes ([…]), colocado en el
lugar del texto suprimido.
El verbo realizar se utiliza en ocasiones con el significado de
‘comprender’, dándole así una nueva acepción como término
budista.
Buda Shakyamuni
Introducción

No hay nada más valioso que nuestra vida humana. Debido a que
hemos nacido como un ser humano disponemos de gran libertad
para lograr prácticamente cualquier cosa que deseemos. Podemos
llegar a ser un político poderoso, un empresario con éxito o un gran
científico o artista. Podemos dar la vuelta al mundo e incluso ir a la
luna o conformarnos con una simple vida familiar. Puesto que
tenemos tanta libertad es necesario que nos preguntemos cuál es la
mejor manera de llenar nuestra vida de significado. ¿Qué es lo que
nos puede hacer realmente felices? ¿Cómo podemos beneficiar a los
demás? ¿Qué es lo que nos podrá ayudar después de la muerte?
Si nos hacemos estas preguntas con sinceridad, descubriremos que
el mejor modo de llenar nuestra vida de significado es dedicarla al
desarrollo espiritual. En resumen, esto significa eliminar nuestros
estados mentales perturbados o perjudiciales y cultivar mentes
virtuosas y apacibles. Si le damos prioridad a esto, las mentes
perjudiciales culpables de todos nuestros problemas, como el odio,
los celos, el apego, el orgullo y la ignorancia, disminuirán de manera
gradual, y nuestras buenas cualidades, como el amor, la compasión y
la sabiduría, aumentarán. Como resultado, disfrutaremos de una
vida feliz y apacible, libre de ansiedad y de problemas, y
beneficiaremos a los demás de manera natural. La práctica espiritual
es lo que da sentido a nuestra vida, y si la recordamos en el
momento de la muerte, moriremos de manera gozosa y
disfrutaremos de felicidad pura y permanente durante todas
nuestras vidas futuras. Finalmente, seremos capaces de trascender
todas las limitaciones de la existencia ordinaria y alcanzar el estado
supremo de la iluminación total.
Si durante la vida no recordamos la muerte, cuando vayamos a
morir descubriremos de repente que ni nuestras riquezas y
posesiones ni nuestro amigos y familiares podrán ayudarnos. Si no
nos hemos adiestrado en el camino espiritual, sentiremos un intenso
arrepentimiento por haber desperdiciado nuestra vida y tendremos
miedo a lo que ocurra durante la muerte y después de ella. Nuestras
lágrimas y llamadas de socorro llegarán demasiado tarde. Seremos
como Mondrol Chodrak, un tibetano admirado entre sus conocidos
por su gran talento y sus numerosas habilidades mundanas. Siempre
estaba muy ocupado, viajando de un lugar a otro y relacionándose
con infinidad de personas, pero cuando llegó el momento de su
muerte de manera inesperada, dijo con profunda tristeza: «He
hecho muchas cosas y me he dedicado a los negocios y a otras
actividades mundanas, pero ahora todo esto no me sirve de nada. La
gente dice que soy muy inteligente, pero en realidad no soy más que
un necio porque he descuidado por completo mi práctica espiritual,
que es lo único que me podría haber ayudado en este momento. He
desperdiciado mi vida haciendo cosas que no son realmente
beneficiosas». Desesperado y arrepentido, en este miserable estado
expiró.
Es bastante común morir con esta clase de arrepentimiento. Para
evitar que nuestra vida termine de un modo tan triste y carente de
sentido es necesario recordar en todo momento que nosotros
también nos vamos a morir. Contemplar nuestra propia muerte nos
animará a utilizar nuestra vida con sabiduría, cultivando el refugio
interno de las realizaciones espirituales. De lo contrario, no
podremos protegernos de los sufrimientos de la muerte ni de los que
nos esperan después. Además, cuando alguien cercano a nosotros,
como nuestro padre, nuestra madre o algún amigo, se esté
muriendo, no sabremos cómo ayudarlo y sentiremos tristeza y
frustración debido a nuestra incapacidad para resultarles de
verdadera utilidad. Prepararnos para la muerte es una de las cosas
más bondadosas en inteligentes que podemos hacer tanto por
nosotros mismos como por los demás.
En realidad, este mundo no es nuestro hogar. No somos más que
viajeros que estamos de paso. Llegamos de nuestra vida anterior y
dentro de unos años, o incluso unos pocos días, viajaremos a nuestra
próxima vida. Entramos en este mundo solos y con las manos vacías,
y nos iremos del mismo modo. Todo lo que hayamos acumulado en
esta vida, incluyendo nuestro propio cuerpo, se quedará atrás. Lo
único que podemos llevarnos de una vida a otra son las huellas de
las acciones virtuosas y perjudiciales que hayamos realizado. Si
ignoramos la muerte, echaremos a perder nuestra vida luchando por
cosas que tendremos que dejar atrás y cometiendo acciones
perjudiciales para conseguirlas, y nos veremos obligados a viajar a
nuestra próxima vida sin otro equipaje que la pesada carga del
karma negativo.
En cambio, si nuestro modo de vida se basa en una percepción
realista de nuestra mortalidad, consideraremos que el desarrollo
espiritual es mucho más importante que los logros mundanos y que
el tiempo que permanezcamos en este mundo es una oportunidad
para cultivar mentes virtuosas, como la paciencia, el amor, la
compasión y la sabiduría. Motivados por estas mentes virtuosas,
realizaremos acciones positivas y crearemos la causa de nuestra
felicidad futura. Cuando vayamos a morir, lo haremos sin miedo ni
arrepentimiento porque nuestra mente tendrá la fortaleza del karma
virtuoso que habremos acumulado.
Los maestros kadampas afirman que no sirve de nada tener miedo
a la muerte cuando estamos a punto de morir, sino que debemos
hacerlo cuando todavía somos jóvenes. Sin embargo, la mayoría de
las personas hace justo lo contrario. Durante su juventud piensan:
«No me voy a morir» y se comportan de manera imprudente sin
preocuparse de la muerte, pero cuando esta llega, se sienten
aterrorizados. Si generamos miedo a la muerte ahora, llenaremos
nuestra vida de significado realizando acciones virtuosas y evitando
las perjudiciales, y de este modo crearemos la causa para obtener un
renacimiento afortunado. Cuando llegue el momento de nuestra
muerte, nos sentiremos como un niño que regresa a casa de sus
padres y moriremos de manera gozosa y sin miedo. Seremos como
Longdol Lama, un maestro budista tibetano que falleció a una edad
muy avanzada. Cuando llegó el momento de su muerte, se sentía
feliz. La gente le preguntó por qué estaba tan contento, y él
respondió: «Si me muero esta mañana, renaceré esta misma tarde en
una tierra pura y mi próxima vida será muy superior a esta».
Longdol Lama se había preparado bien para la muerte e incluso
había elegido el lugar de su siguiente renacimiento. Si utilizamos
nuestra vida para dedicarnos con pureza a la práctica espiritual,
podremos hacer lo mismo.
Aunque a nivel intelectual todos sabemos que algún día nos vamos
a morir, por lo general nos resistimos tanto a pensar en ello que este
conocimiento no nos afecta, y actuamos como si fuéramos a vivir en
este mundo para siempre. Como resultado, los objetos mundanos,
como los bienes materiales, la reputación, la popularidad y los
placeres de los sentidos, adquieren para nosotros una importancia
primordial. Por lo tanto, dedicamos casi todo nuestro tiempo y
energía a adquirirlos y, de este modo, cometemos numerosas
acciones negativas. Estamos tan preocupados por los asuntos de esta
vida que no queda casi espacio en nuestra mente para una práctica
espiritual verdadera. Cuando llega el momento de nuestra muerte,
descubrimos que no estamos preparados para ella porque la hemos
ignorado durante toda la vida.
¿Qué es la muerte? La muerte es la cesación del vínculo entre
nuestra mente y nuestro cuerpo. La mayoría de las personas creen
que la muerte se produce cuando el corazón deja de latir, pero esto
no es cierto porque es posible que la mente sutil siga permaneciendo
en el cuerpo. La muerte ocurre cuando la consciencia sutil
finalmente abandona el cuerpo para viajar a la siguiente vida.
Nuestro cuerpo es como una posada, y nuestra mente, como un
huésped. Cuando morimos, nuestra mente tiene que abandonar el
cuerpo y entrar en el de nuestro próximo renacimiento, como un
huésped que deja una posada para trasladarse a otra.
La mente no es un objeto material ni un subproducto de meros
procesos físicos, sino una entidad continua e inmaterial distinta del
cuerpo. Aunque el cuerpo deje de realizar sus funciones en el
momento de la muerte, la mente continúa existiendo. Nuestra
mente consciente superficial cesa porque se disuelve en un plano de
consciencia más profundo, la mente muy sutil, cuyo continuo no
tiene principio ni fin. Esta mente muy sutil es la que se transforma
en la mente omnisciente de un Buda cuando la purificamos por
completo.
Buda es una palabra sánscrita que significa ‘Ser Despierto’, el ser
que ha despertado del sueño de la ignorancia y se ha liberado de las
apariencias equívocas. Desde tiempo sin principio, los seres
sintientes, como nosotros, hemos permanecido atrapados en la
pesadilla del samsara porque nunca hemos despertado del sueño de
la ignorancia ni nos hemos dado cuenta de que nuestro sufrimiento
no es más que la creación de nuestra propia mente confusa. Solo
alcanzando las realizaciones de las enseñanzas de Buda, que se
conocen como Dharma, podemos despertar del sueño del
sufrimiento del samsara. Estas realizaciones son nuestra verdadera
protección interna contra el sufrimiento. Aquellos que han
alcanzado realizaciones de Dharma se conocen como Sangha y
forman la comunidad espiritual que nos ayuda en nuestra práctica y
nos inspira con su buen ejemplo. Puesto que Buda, el Dharma y la
Sangha son tan preciosos, se los denomina las Tres Joyas.
Buda dijo que las acciones que efectuamos imprimen huellas en
nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus
correspondientes resultados. Nuestra mente es comparable a un
campo de siembra, y las acciones que realizamos, a las semillas que
en él se plantan. Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra
felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento. Estas
semillas permanecen latentes en nuestra mente hasta que se reúnen
las condiciones necesarias para su germinación. En ocasiones, esto
puede ocurrir varias vidas después de haberse realizado la acción
original.
Las semillas que brotan en el momento de nuestra muerte son muy
importantes porque determinan el tipo de renacimiento que vamos
a tener. El que madure una clase u otra de semillas depende del
estado mental en que nos encontremos en ese momento. Si morimos
de manera apacible, germinarán las semillas virtuosas y, como
resultado, renaceremos en un reino afortunado; pero si morimos con
una mente alterada, por ejemplo, enfadados, se activarán las
semillas destructivas y renaceremos en un reino desafortunado. Esto
es parecido a cuando nos dormimos con una mente agitada y luego
tenemos pesadillas.
La elección de esta analogía no es casual porque el proceso de
dormir, soñar y despertar es similar al de la muerte, el estado
intermedio y el renacimiento. Cuando nos dormimos, los aires
internos de energía sobre los que montan nuestras mentes burdas se
reúnen y disuelven en nuestro interior. Como resultado, nuestra
mente se vuelve cada vez más sutil hasta que se manifiesta la mente
muy sutil de la luz clara del dormir. Cuando esto sucede,
experimentamos el sueño profundo y externamente parece como si
estuviéramos muertos. Cuando la luz clara del dormir cesa, nuestra
mente se va haciendo otra vez más burda y pasamos por los
diferentes niveles del estado del sueño. Finalmente, al recuperar la
memoria y el control mental, nos despertamos. En ese momento,
nuestro mundo onírico desaparece y percibimos de nuevo el mundo
del estado de vigilia.
Cuando nos morimos ocurre un proceso similar. Al morir, los aires
internos de energía se disuelven en nuestro interior y nuestra mente
se vuelve cada vez más sutil hasta que se manifiesta la mente muy
sutil de la luz clara de la muerte. La experiencia de la luz clara de la
muerte es parecida a la del sueño profundo. Cuando la luz clara de
la muerte cesa, experimentamos las etapas del estado intermedio o
bardo en tibetano, que es como un estado onírico que ocurre entre la
muerte y el renacimiento. Pasados unos días o unas semanas, el
estado intermedio cesa y, entonces, renacemos. Al igual que cuando
nos despertamos el mundo onírico desaparece y percibimos el del
estado de vigilia, cuando renacemos cesan las apariencias del estado
intermedio y percibimos el mundo de nuestra nueva vida.
La diferencia principal entre el proceso de dormir, soñar y
despertar, y el de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento,
consiste en que cuando la luz clara del sueño cesa, se mantiene la
conexión entre la mente y el cuerpo, mientras que cuando la luz
clara de la muerte cesa, esta conexión se rompe.
Durante el estado intermedio percibimos diferentes visiones que
son el resultado de las semillas kármicas que se activaron en el
momento anterior a nuestra muerte. Si estas semillas fueron
perjudiciales, las visiones serán como pesadillas, pero si fueron
virtuosas, por lo general serán agradables. En ambos casos, la
maduración completa de las semillas kármicas nos impulsará a
renacer en uno de los reinos inferiores o superiores del samsara.
Cuando pensamos en la muerte solemos considerarla como algo
que solo les ocurre a los demás, pero en realidad es evidente que
tarde o temprano nosotros también nos vamos a morir. El momento
de nuestra muerte es completamente incierto y no hay ninguna
garantía de que no vayamos a morir hoy mismo. Cuando, tras
contemplar los razonamientos anteriores con detenimiento, nos
convenzamos de la existencia de las vidas futuras, nos daremos
cuenta de que estas son infinitas. Entonces, comprenderemos que la
felicidad de las vidas futuras es más importante que la de esta vida y
que el sufrimiento en el futuro será mucho peor. Por mucho
sufrimiento que experimentemos en esta vida, solo será el de una
existencia cuya duración es breve –como un sueño que termina con
rapidez–. En cambio, puesto que nuestras vidas futuras son
incontables, el posible sufrimiento en ellas también será infinito, y si
ahora no hacemos nada por evitarlo, durará eternamente. Si
pensamos en ello con detenimiento, reconoceremos la importancia
de no desperdiciar nuestra preciosa vida humana y de involucrarnos
en las prácticas espirituales que nos prepararán para la muerte.
Todos los seres sintientes tienen dos deseos fundamentales: ser
felices en todo momento y liberarse por completo del sufrimiento y
los problemas. Nosotros podemos cumplir estos dos deseos
siguiendo las instrucciones que se ofrecen en el presente libro. Si las
ponemos en práctica con sinceridad, podremos trascender nuestra
vida ordinaria, hacer verdaderos progresos espirituales e incluso
alcanzar el estado de la iluminación total. Además, si las recordamos
cuando vayamos a morir, lo haremos de manera gozosa y
disfrutaremos de felicidad permanente durante todas nuestras vidas
futuras.
PRIMERA PARTE:
Práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de
los demás
Prácticas preliminares

¿Qué es el poua o transferencia de conciencia? El poua es un


método que utilizan los meditadores avanzados para transferir su
conciencia a un renacimiento superior. En el momento de la muerte,
nuestra mente abandona el cuerpo, pero por lo general no somos
capaces de elegir nuestro siguiente renacimiento. Sin embargo, los
practicantes de poua con experiencia pueden elegir su siguiente
renacimiento y dirigir su consciencia hacia un estado superior en el
momento de la muerte.
La práctica de poua fue revelada por primera vez por Buda
Vajradhara en textos tántricos como el Tantra de Vajradaka, El pequeño
Tantra Sambara y el Tantra Sambudha. Varios maestros budistas indios
utilizaron estos textos para practicar el poua, y el Mahasidha Naropa
enseñó una práctica de poua especial en sus Seis yogas. Más tarde, la
práctica de poua se difundió por todo el Tíbet, y hoy día todavía se
mantiene viva la tradición de estas enseñanzas.
Buda enseñó la práctica de poua para aquellas personas que no han
entrado en el camino de la liberación o han cometido numerosas
acciones perjudiciales. Si estas personas practican el poua con
sinceridad, podrán evitar renacer en los reinos inferiores y transferir
su conciencia a una tierra pura de Buda; esto es cierto incluso para
aquellas personas que hayan sido malvadas o imprudentes en su
vida.
En una tierra pura de Buda todo es puro, puesto que no existe el
sufrimiento, el entorno contaminado ni los disfrutes impuros. Los
seres que nacen en ella están libres de enfermedades,
envejecimiento, pobreza, guerras, daños causados por el fuego, el
agua, la tierra, el viento, etcétera. Tienen la capacidad de controlar
su muerte y renacimiento, y disfrutan de flexibilidad física y mental
durante toda su vida. El mero hecho de estar allí produce una
profunda sensación de gozo. Además, todos los seres que viven en
una tierra pura tienen la oportunidad de recibir enseñanzas y
bendiciones directamente del Buda de esta tierra pura.
Puesto que los seres que viven en una tierra pura de Buda pueden
controlar su muerte y renacimiento, también pueden obtener el
renacimiento que deseen para beneficiar a los demás. Si desean
renacer como un ser humano, pueden hacerlo, e incluso elegir el
lugar donde van a renacer, sus padres, su familia, etcétera, según sus
conexiones kármicas.
Existen varias prácticas de poua, como la de Amitabha, Tara,
Avalokiteshvara, Heruka o Vajrayoguini. La práctica que se presenta
en este libro es la de Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Este
poua tiene la misma función que el de Heruka o el de Vajrayoguini
porque los tres son Budas de la Compasión. Nuestra capacidad para
utilizar el poua para ayudar a aquellos que se estén muriendo o han
muerto recientemente dependerá de la intensidad de nuestra
compasión, y la confianza sincera en Avalokiteshvara es una
poderosa causa para generar compasión. Si tenemos una intensa
compasión por todos los seres, sin lugar a dudas podremos
beneficiarlos. Además, ampliar nuestra compasión hasta abarcar a
todos los seres sintientes es un poderoso método para purificar
nuestra mente, y si esta es pura, podremos alcanzar con facilidad
una tierra pura de Buda.
La manera de practicar el poua de Buda Avalokiteshvara se
describe en los cuatro apartados siguientes:
1. Las prácticas preliminares.
2. Adiestramiento en la meditación en sí de poua.
3. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte.
4. Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás.
LAS PRÁCTICAS PRELIMINARES
Para tener éxito en nuestra meditación de poua, debemos purificar
nuestras faltas, acumular méritos y recibir bendiciones de los Budas,
lo cual podemos conseguir realizando las prácticas preliminares.
Estas de dividen en dos partes:
1. La práctica durante la sesión de meditación
2. La práctica durante el descanso de la meditación
LA PRÁCTICA DURANTE LA SESIÓN DE MEDITACIÓN
Podemos adiestrarnos en las prácticas preliminares y en la
meditación en sí de poua recitando la sadhana titulada El camino
hacia la tierra pura, que puede encontrarse en el apéndice 2. Según
esta sadhana, las prácticas preliminares durante la sesión de
meditación se dividen en siete partes:
1. Refugio y bodhichita.
2. Visualización de Arya Avalokiteshvara.
3. Oración de las siete ramas.
4. Ofrecimiento del mandala.
5. Súplica de los cinco grandes objetivos.
6. Recitación del mantra.
7. Los tres reconocimientos.
REFUGIO Y BODHICHITA
Comenzamos imaginando que estamos rodeados de todos los seres
de los seis reinos –los dioses, semidioses y humanos, de los tres
reinos superiores, y los animales, espíritus ávidos y seres de los
infiernos, de los tres reinos inferiores–. Como señal de buen augurio
los visualizamos con forma humana, pero debemos comprender que
su verdadera naturaleza es la de los seres de los seis reinos y que
cada uno experimenta su propia forma de sufrimiento.
Nos concentramos en ellos y pensamos:
Estos innumerables seres, mis madres, tienen que experimentar el
sufrimiento de morir y renacer de manera incontrolada una y otra vez,
vida tras vida. Qué maravilloso sería si se liberaran por completo de este
sufrimiento. Que todos ellos alcancen la liberación.
Después de haber generado este sentimiento de compasión desde
lo más profundo de nuestro corazón, meditamos en él durante tanto
tiempo como podamos. Este es un poderoso método para purificar
nuestra mente.A continuación, contemplamos:
La liberación permanente del sufrimiento solo puede lograrse confiando
con sinceridad en las Tres Joyas: los seres iluminados, la Joya del Buda;
las realizaciones espirituales, la Joya del Dharma; y los Bodhisatvas
Superiores, la Joya de la Sangha. Para liberar a los maternales seres
sintientes del sufrimiento, debo alcanzar el estado de las Tres Joyas como
mi refugio último. Si alcanzo realizaciones espirituales, me convertiré
en un Bodhisatva Superior y finalmente en un ser iluminado.
Mantenemos esta determinación con firmeza en nuestra mente y
recitamos la oración de refugio y bodhichita tres veces.
VISUALIZACIÓN DE ARYA AVALOKITESHVARA
Imaginamos que sobre nuestra coronilla y la de todos los seres
sintientes a nuestro alrededor aparece la compasión de todos los
Budas bajo el aspecto de la sílaba HRIH situada de pie sobre un loto
y un asiento lunar. La sílaba HRIH se transforma en
Avalokiteshvara, la manifestación de todos los seres iluminados.
Su cuerpo es de color blanco, de la naturaleza de luz de sabiduría, y
tiene cuatro brazos indicando que ha completado la realización de
las cuatro nobles verdades. Sus dos primeras manos están en el
mudra de la oración y sostienen una joya a la altura del corazón; la
joya simboliza la preciosa joya de la iluminación y con el mudra
muestra su respeto por su Guía Espiritual, Buda Amitabha, que está
sobre su coronilla. Con la segunda mano derecha sostiene un mala
[rosario] de cristal indicando que tiene la capacidad de liberar a
todos los seres sintientes del samsara, el ciclo de muertes y
renacimientos incontrolados; y con la segunda mano izquierda
sostiene un loto blanco, que simboliza la pureza de su cuerpo,
palabra y mente.
Avalokiteshvara viste preciosas prendas de seda y está adornado
con ornamentos de joyas. Buda Amitabha adorna su coronilla. Está
sentado con las dos piernas cruzadas en la postura vajra. Su prenda
superior, una piel de antílope, no es una piel de verdad, sino una
manifestación de su mente compasiva, e indica que su verdadera
naturaleza es la compasión. Reconocemos que su continuo mental es
el mismo que el de nuestro Guía Espiritual, síntesis de todos los
Budas, y meditamos en esta visualización sin distracciones.
Imaginamos también que toda la tierra está cubierta de seres que
realizan las tres actividades siguientes: purificar faltas, acumular
méritos y recibir bendiciones de los Budas, y que todo el espacio por
encima de ellos está lleno de seres iluminados que les conceden
bendiciones.
ORACIÓN DE LAS SIETE RAMAS
Para purificar el karma negativo, acumular méritos y recibir
bendiciones, realizamos la práctica de las siete ramas: postraciones,
ofrendas, confesión, regocijo en la virtud, ruego a los seres sagrados
para que permanezcan junto a nosotros, súplica a los seres sagrados
para que giren la rueda del Dharma y dedicación.
POSTRACIONES
Con fe profunda en los seres sagrados situados en el espacio ante
nosotros, imaginamos que de cada uno de los poros de nuestro
cuerpo emanamos otro cuerpo, y que de cada uno de los poros de
todos estos cuerpos emanamos más cuerpos hasta que llenan todo el
universo. Creemos con convicción que estos innumerables cuerpos
se postran ante los seres sagrados y nos concentramos en ello
durante un tiempo.
OFRENDAS
Recordamos que ni el más pequeño átomo de forma existe por su
propio lado y, concentrándonos profundamente en ello, disolvemos
las apariencias de las formas en la vacuidad, su naturaleza última.
Del mismo modo, recordamos que los sonidos, olores, sabores y
objetos tangibles no existen por su propio lado y, concentrándonos
profundamente en ello, disolvemos las apariencias de los sonidos,
olores, sabores y objetos tangibles en la vacuidad, su naturaleza
última.
A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todas las
formas que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto
de innumerables Diosas Rupavajras, Deidades femeninas de color
blanco que sostienen espejos en los que se refleja todo el universo, y
que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con
la naturaleza última de todas las formas. Todo el espacio se llena de
estas hermosas Diosas y las ofrecemos a Avalokiteshvara, el Buda de
la Compasión.
A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todos los
sonidos que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto
de innumerables Diosas Shabtapavajras, Deidades femeninas de
color azul que sostienen flautas que emiten música melodiosa de
forma espontánea, y que han nacido de la sabiduría omnisciente
unida por completo con la naturaleza última de todos los sonidos.
Todo el espacio se llena de estas hermosas Diosas y las ofrecemos a
Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todos los
olores que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto de
innumerables Diosas Gandhavajras, Deidades femeninas de color
amarillo que sostienen hermosas conchas adornadas con joyas y
llenas de perfumes cuya fragancia impregna todo el universo, y que
han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la
naturaleza última de todos los olores. Todo el espacio se llena de
estas hermosas Diosas y las ofrecemos a Avalokiteshvara, el Buda de
la Compasión.
Del mismo modo, ofrecemos innumerables Diosas Rasavajras,
Deidades femeninas de color rojo que sostienen vasijas adornadas de
joyas llenas del néctar dotado de las tres cualidades de ser una
medicina que cura todas las enfermedades, un elixir de larga vida
para vencer la muerte y un néctar de sabiduría que elimina las
perturbaciones mentales, y que han nacido de la sabiduría
omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todos
los sabores.
A continuación, ofrecemos innumerables Diosas Parshavajras,
Deidades femeninas de color verde, que sostienen hermosas prendas
de exquisita suavidad, y que han nacido de la sabiduría omnisciente
unida por completo con la naturaleza última de todos los objetos
tangibles.
Al hacer estas ofrendas recibimos cinco beneficios: acumulamos
gran cantidad de méritos, mejoramos nuestro conocimiento de la
profunda visión de la vacuidad, con lo cual aumenta nuestra
sabiduría, generamos y aumentamos el gran gozo, purificamos las
apariencias y concepciones ordinarias, y adquirimos la oportunidad
de experimentar el entorno y los disfrutes puros de un Buda.
Con esta profunda práctica de ofrecimiento purificamos nuestros
objetos de disfrute, y con el ofrecimiento del mandala que se
describe a continuación, nuestro entorno. Con estas dos prácticas
creamos la causa para renacer en una tierra pura de Buda con un
cuerpo puro y experimentando disfrutes y un entorno también
puros.
Ahora que tenemos esta preciosa existencia humana, nuestro
objetivo principal debe ser lograr la liberación permanente del
sufrimiento, el nirvana. Esto solo es posible alcanzando las
realizaciones de los tres adiestramientos superiores –la disciplina
moral superior, la concentración superior y la sabiduría superior–,
pero debido a la intensidad de nuestros engaños y a los malos
hábitos, nos resulta difícil hacerlo. Sin embargo, hay otra manera de
liberarnos del sufrimiento del samsara, que consiste en renacer en
una tierra pura de Buda adiestrándonos en la práctica de poua.
CONFESIÓN
Desde tiempo sin principio hemos acumulado gran cantidad de
karma negativo con nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Si
estas acciones madurasen, renaceríamos incontables veces en los
infiernos, como espíritus ávidos o como animales. Además, tanto en
esta vida como en las pasadas, en numerosas ocasiones hemos roto
nuestros compromisos espirituales y los tres grupos de votos –los
pratimoksha, los del Bodhisatva y los tántricos–. El resultado de estas
transgresiones es que nuestro progreso espiritual se retrasa y nos
resulta difícil alcanzar realizaciones. En particular, nuestro karma
negativo supone un serio obstáculo para renacer en una tierra pura.
Por ello, debemos generar un profundo arrepentimiento y tomar la
firme determinación de no volver a repetir estas acciones. Después,
hemos de purificar nuestras faltas y confesarlas ante
Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
REGOCIJO EN LA VIRTUD
Contemplamos lo siguiente:
Estos seres iluminados antes eran como yo, vagaban por los caminos del
samsara y experimentaban continuos sufrimientos. No obstante, gracias
a su esfuerzo entraron en el camino del Bodhisatva, avanzaron por cada
una de sus etapas y finalmente alcanzaron el camino de No Más
Aprendizaje, la iluminación total de un Buda.
Nos regocijamos profundamente de sus logros virtuosos, tomamos
la determinación de seguir su ejemplo y meditamos en ella.
RUEGO A LOS SERES SAGRADOS PARA QUE PERMANEZCAN JUNTO A
NOSOTROS
Contemplamos lo siguiente:
Todos los Guías Espirituales que conducen a los seres sintientes a lo
largo del camino hacia la liberación son manifestaciones de
Avalokiteshvara, la compasión de todos los Budas. Si no aparecieran en
este mundo, no tendríamos la oportunidad de practicar el refugio ni de
acumular méritos, y no sería posible liberarnos de los sufrimientos del
samsara ni alcanzar la felicidad pura. Desde el punto de vista espiritual,
el mundo se hundiría en la oscuridad.
Para impedir que esto ocurra, debemos suplicar a los seres
sagrados, los Budas, que permanezcan junto a nosotros durante
incontables eones como emanaciones que conduzcan a los seres
sintientes a lo largo del camino espiritual. Esta práctica es un
método muy poderoso para acumular méritos y es necesaria para la
felicidad futura de los seres sintientes.
SÚPLICA A LOS SERES SAGRADOS PARA QUE GIREN LA RUEDA DEL DHARMA
Después de que los dioses Brahma e Indra rogaran a Buda que
girase la rueda del Dharma, Buda impartió numerosas enseñanzas
espirituales, que son métodos para curarnos de las enfermedades de
las perturbaciones mentales. Desde entonces, innumerables seres
sintientes han alcanzado la liberación completa del sufrimiento del
samsara practicando con sinceridad las enseñanzas de Buda. Para
que los seres sintientes continúen beneficiándose de la presencia del
precioso Dharma en este mundo, debemos hacer súplicas a los seres
sagrados para que sigan impartiendo sus enseñanzas.
DEDICACIÓN
Hay una oración que dice:
«Montando el caballo de la virtud,
dirigiéndolo por el camino correcto con las riendas de la
dedicación,
apremiándolo con la fusta del esfuerzo alegre,
que todos los seres alcancen la ciudad de la gran liberación».
Puesto que el logro de la gran liberación o iluminación depende de
que el Budadharma puro florezca, dedicamos todas nuestras virtudes
para este fin y rogamos que, gracias a ellas, todos los seres sintientes
alcancen la gran iluminación. En particular, dedicamos todas
nuestras acciones virtuosas para completar el profundo camino del
poua o transferencia de conciencia.Ofrecimiento del mandala
En este contexto, la palabra mandala significa ‘universo’. Cuando
ofrecemos un mandala a los seres sagrados, lo ofrecemos todo: el
universo entero, con todos sus objetos y los seres que habitan en él.
Debido a que la cantidad de méritos que acumulamos al hacer
ofrendas depende de la naturaleza de lo ofrecido, transformamos
mentalmente el universo en una tierra pura e imaginamos que está
lleno de objetos preciosos. Entonces, pensamos que sostenemos este
universo puro en nuestras manos y lo ofrecemos.
En cierta ocasión, un niño llenó un cuenco con arena imaginando
que era oro y se lo ofreció a Buda Kashyapa. Como resultado de este
ofrecimiento puro, más tarde renació como el opulento rey Ashoka.
Del mismo modo, si ofrecemos el mundo como una tierra pura llena
de los más exquisitos objetos y símbolos preciosos,
experimentaremos entornos y disfrutes puros en el futuro.
SÚPLICA DE LOS CINCO GRANDES OBJETIVOS
Después de ofrecer la oración de las siete ramas y el mandala,
realizamos la súplica de los cinco grandes objetivos. Rogamos a
Avalokiteshvara, que está sobre nuestra coronilla, que escuche
nuestras oraciones:
A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión,y a tu séquito,
os ruego que me escuchéis.
A continuación, realizamos la primera súplica:
Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis
padres y madres
–las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara.
Visualizamos a todos los seres sintientes, que han sido nuestros
bondadosos padres y madres en incontables ocasiones, a nuestro
alrededor, y generando la mente de gran compasión, rogamos a
Avalokiteshvara que los libere de los sufrimientos de los seis reinos.
A continuación, realizamos la segunda súplica:
Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental
el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita.
En este contexto, extenso se refiere a las prácticas del método, como
la compasión y la bodhichita convencional, y profundo, a las prácticas
de la sabiduría, como la sabiduría que realiza la vacuidad y la
bodhichita última. Para alcanzar la iluminación, necesitamos
realizaciones tanto del método como de la sabiduría y, por lo tanto,
rogamos a Avalokiteshvara que nos bendiga para que generemos
estas realizaciones en nuestro continuo mental con rapidez.
La tercera súplica es la siguiente:
Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin
dilación
del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin
principio.
Esta súplica es muy importante. Debido a que desde tiempo sin
principio hemos estado acumulando karma negativo bajo la
influencia de las perturbaciones mentales, ahora rogamos a
Avalokiteshvara que nos bendiga para que purifiquemos nuestra
mente y nos liberemos del karma negativo, lo cual es indispensable
para completar el camino espiritual y alcanzar la iluminación.
La cuarta súplica es la siguiente:
Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con
rapidez
a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo.
Si practicamos el Dharma con sinceridad en esta vida y alcanzamos
realizaciones estables, estas actuarán como el poua supremo en el
momento de la muerte y transferirán nuestra conciencia a un
renacimiento superior. Sin embargo, si todavía no hemos alcanzado
realizaciones estables, debemos realizar la práctica de poua para
transferir nuestra conciencia a la tierra pura de Buda, donde
podremos completar nuestro adiestramiento sin el obstáculo de los
sufrimientos del samsara.
Con esta cuarta súplica rogamos a Avalokiteshvara que nos
conduzca a una tierra pura. La tierra pura en particular donde
vayamos a renacer como resultado de esta práctica dependerá de
nuestra conexión kármica. Los practicantes de Heruka y
Vajrayoguini renacerán en la tierra pura de estos Budas debido a que
tienen una conexión kármica especial con ellos, mientras que los de
Avalokiteshvara o Amitabha lo harán en la Tierra Pura del Gozo,
etcétera.
Por último, realizamos la quinta súplica:
¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!,
os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías
Espirituales,
y que mostrándonos con perfección el sendero correcto
nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad.
En esta súplica rezamos para que en nuestras vidas futuras nos
encontremos con un Guía Espiritual que sea una emanación de
Amitabha y Avalokiteshvara, y de este modo podamos continuar
con la práctica de las etapas del camino hasta que finalmente nos
convirtamos en un ser totalmente iluminado, en un Buda.
Es importante realizar estas súplicas con intensa fe. Si lo hacemos
repetidas veces, sin lugar a dudas veremos algún día a
Avalokiteshvara de forma directa. El maestro budista indio
Chandrakirti estudió en la universidad monástica de Nalanda,
donde solía debatir con un erudito llamado Chandragomin.
Chandrakirti era monje, y Chandragomin, un practicante laico. Los
dos eran ilustres eruditos y tenían numerosos seguidores, pero
desde un punto de vista convencional defendían sistemas filosóficos
diferentes. Chandrakirti mantenía la visión madhyamika-
prasanguika, y Chandragomin, la chitamatra. Solían debatir sobres
sus creencias durante días y días. No había intereses políticos, sino el
mero deseo de averiguar quién tenía razón.
Cuando Chandragomin estaba a punto de perder el debate porque
le resultaba difícil contestar a las profundas preguntas de
Chandrakirti, solicitaba que este se suspendiera hasta el día
siguiente. Entonces, se retiraba a su habitación, pedía ayuda a
Avalokiteshvara y este le daba las respuestas correctas. Chandrakirti
pensaba que Chandragomin consultaba a otros maestros
chitamatrins e ignoraba que recibía ayuda directa de
Avalokiteshvara. Un día, Chandrakirti le hizo una pregunta muy
difícil que no supo responder. Como de costumbre, Chandragomin
dijo: «Mañana te daré la respuesta», pero en esta ocasión,
Chandrakirti le preguntó: «¿Cómo me vas a contestar mañana si no
puedes hacerlo hoy?». Chandragomin dijo: «Se lo preguntaré a
Avalokiteshvara y mañana te daré la respuesta. De lo contrario,
habrás ganado el debate».
Esa misma noche, Chandrakirti se acercó a la habitación de
Chandragomin para mirar por la ventana. Ante su sorpresa le vio
hablando directamente con Avalokiteshvara. Chandragomin hacía
preguntas y Avalokiteshvara le respondía. Asombrado, Chandrakirti
quiso conocer a Avalokiteshvara, pero en cuanto entró en la
habitación, la Deidad desapareció.
Hasta ese momento, Chandrakirti había considerado a
Chandragomin como un practicante inferior, pero entonces
comprendió que era una persona muy pura y se avergonzó de haber
tenido tan mala opinión de él. Regresó a su habitación y realizó una
extensa práctica de purificación. Deseando ver a Avalokiteshvara de
forma directa al igual que Chandragomin, recitó la sadhana de Buda
Avalokiteshvara una y otra vez durante muchos días. Finalmente,
comenzó a tener visiones de Avalokiteshvara en sus sueños y,
animado por este suceso, practicó con más entusiasmo y suplicó con
sinceridad a Avalokiteshvara que apareciera directamente ante él.
Entonces, un día Avalokiteshvara se manifestó. Chandrakirti,
complacido, le dijo: «Ahora puedo realmente beneficiar a los demás.
Por favor, siéntate sobre mis hombros para que pueda mostrarte a
los habitantes de la ciudad». Avalokiteshvara le contestó que
aunque él pudiera verlo, los demás no. A pesar de todo,
Chandrakirti continuó suplicándole hasta que Avalokiteshvara
finalmente accedió. Con este sobre sus hombros, Chandrakirti se fue
a la ciudad e invitó a todo el mundo a ver a su Guía Espiritual y a
postrarse ante él, pero todos pensaban que estaba loco. Nadie veía
nada, excepto una persona con fuertes obstrucciones kármicas que
vio un perro muerto sobre sus hombros y una mujer que vendía vino
que solo vio el pie derecho de Avalokiteshvara. Sin embargo, como
resultado de esta pequeña visión, la mujer alcanzó de inmediato la
realización de la concentración superior y una mente apacible. Esto
demuestra lo poderoso que puede ser recibir bendiciones de seres
sagrados como Avalokiteshvara.
Si podemos ver seres iluminados como Avalokiteshvara,
Manyhushri, Tara, Buda Shakyamuni o Yhe Tsongkhapa es señal de
que estamos purificando nuestra mente y nos estamos convirtiendo
en un ser puro. Esto ocurre como resultado de confiar con sinceridad
en estos seres sagrados y recibir sus bendiciones. Otros practicantes
sinceros también vieron directamente a Avalokiteshvara, como la
monja bhikshuni Palmo, que lo vio mientras hacía ofrecimientos del
mandala.
Si confiamos con sinceridad en un Guía Espiritual que sea una
emanación de Buda Avalokiteshvara, podemos finalmente alcanzar
la iluminación. Esta no está tan lejos. Todos poseemos la naturaleza
de Buda y aunque de momento esté cubierta por las obstrucciones
kármicas, si practicamos sinceramente el Dharma podemos
eliminarlas y alcanzar el estado de la iluminación completa de un
Buda.
El logro de la Budeidad viene de dentro; nuestra mente sutil se
convierte en la mente de un Buda, y nuestro cuerpo sutil, en el
cuerpo de un Buda. No es necesario buscar la Budeidad fuera de
nosotros.
RECITACIÓN DEL MANTRA
Como resultado de nuestras súplicas sinceras, imaginamos que de
los cuerpos de todos los seres iluminados bajo el aspecto de
Avalokiteshvara en nuestra coronilla irradian rayos de luz de seis
colores: blanco, verde, amarillo, rojo, azul y azul oscuro. Estas luces
son manifestaciones de los Budas Vairochana, Amoghasidhi,
Ratnasambhava, Amitabha, Akshobya y Vajradhara,
respectivamente.
Los rayos de luz alcanzan el cuerpo y mente de todos los seres
sintientes que habitan en los seis reinos, incluyendo los nuestros.
Entonces, nuestras apariencias ordinarias y concepciones erróneas se
purifican por completo, y nuestro mundo –los seis reinos del
samsara– se convierte en la tierra pura de Avalokiteshvara. Nuestro
cuerpo, palabra y mente se transforman en el cuerpo, palabra y
mente de Avalokiteshvara. Ahora pensamos que todo –nuestros
disfrutes, entorno, cuerpo y mente– es completamente puro y
meditamos en esta apariencia sin distracciones. Esta es una práctica
suprema de purificación necesaria para la recitación del mantra.
A continuación, reconocemos que todo lo que aparece ante
nosotros, y todo lo que oímos y concebimos, es inseparable del
Dharmakaya; nada existe separado de él. Con este reconocimiento
recitamos el mantra de Avalokiteshvara, OM MANI PEME HUM,
para recibir poderosas bendiciones de todos los seres iluminados.
Puesto que el Dharmakaya es la tierra pura interna de Buda, si
mantenemos este reconocimiento especial en el momento de la
muerte, sin lugar a dudas renaceremos en una tierra pura de Buda.
El Dharmakaya se define como «la unión del gozo y la vacuidad que
está completamente libre de las obstrucciones a la liberación y a la
omnisciencia».
El mantra tiene seis sílabas, manifestación de las seis familias de
Budas: la de Vairochana, Amoghasidhi, Ratnasambhava, Amitabha,
Akshobya y Vajradhara. Tiene un poder especial para purificar las
seis perturbaciones mentales de la ignorancia, el odio, el orgullo, los
celos y la avaricia, así como para purificar a todos los seres sintientes
de los seis reinos y conducirlos al logro de las seis familias de Buda.
Con la recitación de este mantra y el reconocimiento especial
mencionado con anterioridad, purificamos nuestras apariencias y
concepciones ordinarias y, como resultado, podremos disfrutar de
una tierra pura y de un cuerpo y mente puros.
La sílaba OM simboliza el cuerpo, palabra y mente de
Avalokiteshvara, y cuando la recitamos lo estamos invocando.
MANI significa literalmente ‘joya’, y en este contexto se refiere a la
iluminación; y PEME significa ‘loto’, y se refiere a la pureza
completa. HUM es una súplica para alcanzar realizaciones. Por lo
tanto, el mantra es una súplica a Avalokiteshvara para que nos
conceda el logro de la pureza completa, la iluminación.
LOS TRES RECONOCIMIENTOS
Para evitar las concepciones y apariencias ordinarias, la raíz del
samsara, después de la recitación del mantra debemos mantener en
todo momento los tres reconocimientos siguientes: nuestra forma
física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de Arya
Avalokiteshvara, todos los sonidos son manifestaciones del mantra
de seis sílabas y todas las actividades mentales son manifestaciones
de la gran sabiduría excelsa.
Si solo estamos realizando las prácticas preliminares, concluimos la
sesión con la siguiente dedicación:
Que gracias a estas virtudes
me convierta pronto en el Buda de la Compasión
y guíe a todos los seres sintientes
sin excepción al mismo estado.
Que la preciosa bodhichita suprema
surja en quienes aún no haya nacido,
y en quienes ha nacido que no degenere,
sino que aumente sin cesar.
LA PRÁCTICA DURANTE EL DESCANSO DE LA MEDITACIÓN
El tiempo que pasamos fuera de la sesión de meditación se
denomina descanso de la meditación. Puesto que pasamos la mayoría
del tiempo fuera de la sesión de meditación, es importante llenar
este tiempo de significado.
Es posible que durante las sesiones de meditación disfrutemos de
estados mentales apacibles, generemos buenas intenciones y
tomemos resoluciones virtuosas, pero si olvidamos todo esto en
cuanto terminamos la sesión, no podremos solucionar nuestros
problemas diarios provocados por el odio, el apego y la ignorancia
ni avanzar en nuestra práctica espiritual. Debemos mantener día y
noche el estado mental apacible que generamos durante la sesión de
meditación, y para ello hemos de aprender a integrar la práctica
espiritual en nuestras actividades diarias. Por lo tanto, durante el
descanso de la meditación debemos acumular méritos, purificar
faltas y recibir bendiciones de los seres iluminados, así como
practicar la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el
esfuerzo, la concentración y la sabiduría.
Para practicar la generosidad, podemos hacer ofrendas como agua
pura, flores, incienso, luz, perfume, comida y música ante imágenes
de Budas, considerándolas como verdaderos Budas vivientes.
Además, podemos ofrecer dinero o ayuda material a los pobres y
necesitados, o al menos dar comida a los pájaros, insectos y otros
animales. Debemos intentar dar amor afectivo a todos aquellos con
quienes nos encontremos. También podemos dar protección
rescatando a los seres que estén en peligro y ayudando a los demás a
superar sus miedos, preocupaciones e insatisfacciones. Podemos
impartir enseñanzas de Dharma y dar buenos consejos, y dedicar
nuestras acciones virtuosas por el beneficio de los demás.Debemos
mantener siempre una disciplina moral pura evitando cometer
acciones indebidas, como matar, hacer daño a los demás, tomar
intoxicantes o romper nuestros compromisos espirituales. Hemos de
intentar actuar de manera virtuosa con nuestro cuerpo, palabra y
mente, y aprovechar cualquier oportunidad para beneficiar a los
demás.
En estos tiempos de degeneración, la práctica más importante es la
paciencia. La impaciencia es la causa de muchos de nuestros
problemas y constituye un serio obstáculo para el adiestramiento
espiritual, pero si podemos practicar la paciencia con sinceridad,
dejaremos de experimentar problemas, obstáculos y sufrimientos. Si
alguien se opone a nuestros deseos o nos perjudica física o
verbalmente, no debemos enfadarnos, sino reconocer que el odio es
nuestro verdadero enemigo. De este modo, podremos mantener
siempre un estado mental apacible.
Si somos pobres, estamos enfermos, somos víctimas de un desastre
natural, estamos alejados de nuestros seres queridos o nos
encontramos en alguna otra situación difícil, debemos aceptarlo con
agrado y considerarlo como una purificación. Debemos rezar con
sinceridad lo siguiente:
Que gracias a mi virtud de aceptar voluntariamente el sufrimiento todos
los seres sintientes alcancen la liberación permanente del sufrimiento.
Si dedicamos nuestra virtud de la paciencia de este modo, nunca
nos desanimaremos ni nos sentiremos insatisfechos, y
mantendremos una mente apacible sin que los problemas nos
afecten.
Para evitar desperdiciar nuestra existencia humana, debemos
abandonar la pereza y esforzarnos por estudiar y practicar el
sagrado Dharma de las enseñanzas de Buda, que revela todas las
etapas hacia el logro último de la iluminación total. De este modo,
podremos avanzar a lo largo del camino espiritual. Si somos
perezosos, no conseguiremos nada, pero si nos esforzamos,
podremos alcanzar incluso el logro supremo de la iluminación en
esta vida tan corta.
No debemos distraernos, realizar actividades sin sentido ni tener
intenciones egoístas, sino concentrarnos en estimar a los demás.
Podemos transformar nuestras actividades diarias en el camino
espiritual con solo cambiar nuestra intención o motivación.
Por último, debemos conocer por propia experiencia el significado
de la vacuidad de las personas y de los fenómenos. Si estudiamos
enseñanzas auténticas y las ponemos en práctica, podremos mejorar
nuestra sabiduría. Comprenderemos la naturaleza última de todos
los fenómenos y cómo existen los objetos funcionales, y
aprenderemos a cultivar la compasión, la bodhichita y todas las
demás virtudes.
Si combinamos nuestras actividades diarias con las seis prácticas de
la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la
concentración y la sabiduría, acumularemos méritos en todo
momento, purificaremos nuestras faltas y recibiremos bendiciones
de los seres sagrados. Estas son las condiciones necesarias para
alcanzar nuestra menta final.
Adiestramiento en la meditación de poua

Al igual que cuando realizamos las prácticas preliminares, nos


adiestramos en la meditación en sí de poua con la sadhana El camino
hacia la tierra pura. En cada sesión comenzamos con las prácticas
preliminares, desde el refugio hasta el final de los tres
reconocimientos, como se mostró en el capítulo anterior. A
continuación, nos adiestramos en la meditación propiamente dicha
de poua, que consta de cinco partes:
1. Visualización.
2. Las tres percepciones.
3. Súplicas.
4. Meditación en sí.
5. Dedicación.
VISUALIZACIÓN
Visualizamos que la naturaleza de nuestro cuerpo es luz y que este
es translúcido como un arcoíris. Sobre nuestra coronilla está
Avalokiteshvara, cuyo continuo mental es el mismo que el de
nuestro Guía Espiritual, síntesis de todos los Budas. En el corazón de
Guru Avalokiteshvara aparece el Dharmakaya de todos los Budas en
forma de una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar.
Esta gema es la mente de Avalokiteshvara y la tierra pura interna de
Buda. Meditamos en esta visualización durante un tiempo.
A continuación, en el centro de nuestro cuerpo, entre los hombros,
pero más cerca de la espalda que de la parte frontal, visualizamos el
canal central. Es translúcido, su naturaleza es luz roja y tiene el
grosor de una flecha. Comienza cuatro dedos por debajo del
ombligo y asciende por el centro de nuestro cuerpo hasta llegar a la
coronilla. Es suave, flexible y muy recto. Por la parte inferior es fino,
como la cola de una serpiente, pero a medida que asciende, aumenta
de grosor y se vuelve hueco. En nuestra coronilla, su parte superior
se une con la puerta inferior de Avalokiteshvara.
Dentro del canal central en nuestro corazón visualizamos nuestra
mente en forma de gota blanca de luz brillante con un matiz rojizo y
del tamaño aproximado de un guisante.
A continuación, repasamos mentalmente todos los aspectos de esta
visualización e intentamos percibirlos con claridad. Comenzamos
con nuestro cuerpo de luz, luego seguimos con el canal central,
nuestra mente en forma de gota, Guru Avalokiteshvara en nuestra
coronilla y el Dharmakaya de todos los Budas en forma de gema
ovalada de luz blanca en su corazón. Entonces, lo repasamos todo en
sentido contrario, desde la gema ovalada de luz en el corazón de
Guru Avalokiteshvara hasta nuestro cuerpo de luz. Repetimos esta
meditación analítica en ambos sentidos hasta que percibamos una
imagen genérica de la visualización completa, y después meditamos
en ella sin distracciones.
Después de meditar durante un tiempo en la imagen genérica
completa, nos concentramos en nuestra mente en forma de gota. La
percibimos con claridad y generamos el pensamiento yo. De este
modo, cambiamos las bases de designación de nuestro yo. Antes, las
bases para designar nuestro yo eran nuestro cuerpo y mente burdos,
pero ahora las nuevas bases son nuestro cuerpo y mente sutiles en el
aspecto de la gota dentro del canal central en el corazón.
Nuestra mente en forma de gota piensa:
Voy a lograr la liberación permanente del sufrimiento alcanzando una
tierra pura de Buda. Para conseguirlo, voy a unir mi mente con el
Dharmakaya de todos los Budas, la verdadera tierra pura de Buda.
LAS TRES PERCEPCIONES
A continuación, generamos las tres percepciones siguientes:
Mi mente, la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura,
mi canal central es el camino
y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara es mi destino.
SÚPLICAS
A continuación, realizamos las siguientes súplicas desde lo más
profundo de nuestro corazón:
¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las
diez direcciones!,
te ruego que elimines todos mis obstáculos externos e internos.
Concédeme, por favor, tus bendiciones para que complete el
profundo camino de la transferencia
y condúceme a la suprema tierra pura de Buda.
MEDITACIÓN EN SÍ
Imaginamos que como resultado de nuestras súplicas sinceras,
desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los
Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de
luz blanca por nuestro canal central que llega hasta nuestra mente
en forma de gota en el corazón. Al mismo tiempo que engancha la
gota empujamos nuestros aires descendentes evacuadores hacia
arriba mientras emitimos el sonido HIC tres veces, con lo cual
también empujamos nuestra mente en forma de gota hacia arriba.
Al emitir el sonido HIC por primera vez desde dentro de nuestro
cuerpo por debajo del ombligo, imaginamos que nuestra mente en
forma de gota en el chakra del corazón está a punto de ascender,
como un pájaro que va a emprender el vuelo. Al mismo tiempo,
nuestro cuerpo hasta la altura de nuestro corazón se disuelve en la
gota.
A continuación, emitimos el sonido HIC por segunda vez desde
dentro de nuestro cuerpo a la altura del corazón. Imaginamos que
nuestra mente en forma de gota asciende hasta el centro de nuestro
chakra de la garganta y nuestro cuerpo hasta la altura de la garganta
se disuelve en la gota.
Luego, emitimos el sonido HIC por tercera vez desde el centro de
nuestra garganta e imaginamos que nuestra mente en forma de gota
asciende hasta el centro del chakra de la coronilla al mismo tiempo
que el resto de nuestro cuerpo se disuelve en la gota. Entonces,
nuestra mente en forma de gota entra instantáneamente por la
puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde
se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los
Budas. Entonces, experimentamos la unión del gozo y la vacuidad
que es la pureza completa y sentimos que hemos alcanzado la tierra
pura de Buda. Nos concentramos en esta experiencia durante tanto
tiempo como podamos.
Cuando surgimos de esta concentración, imaginamos que nuestro
cuerpo, nuestro canal central, nuestra mente en forma de gota y
Avalokiteshvara en nuestra coronilla aparecen de nuevo de la
misma forma que antes y pensamos que hemos regresado
temporalmente a este mundo. Entonces, nuestra mente en forma de
gota en el corazón genera de nuevo el deseo de viajar a una tierra
pura de Buda. Mentalmente suplicamos a Avalokiteshvara: «Por
favor, guíame a la tierra pura suprema de Buda», y luego repetimos
la meditación anterior comenzando con las palabras de la sadhana:
«Mi cuerpo de luz es translúcido como un arcoíris». De este modo,
completamos la segunda meditación.
Podemos realizar esta meditación tres o siete veces en una sesión.
La tercera, cuarta, quinta, sexta y séptima meditaciones son iguales
que la segunda, excepto que en las últimas, la duración de la
meditación final en la unión del gozo y la vacuidad debe ser más
larga.
DEDICACIÓN
Concluimos la sesión dedicando nuestras virtudes del pasado,
presente y futuro para perfeccionar la práctica de poua y, como
resultado, alcanzar la gran iluminación.
Debemos adiestrarnos en esta meditación una y otra vez hasta que
nos familiaricemos por completo con ella, y entonces podremos
realizarla cuando nos vayamos a dormir y finalmente en el
momento de la muerte. Como resultado, podremos controlar
nuestra muerte y renacimiento, y moriremos con una mente feliz y
apacible, como si nos fuéramos de vacaciones. En nuestra próxima
vida, sin lugar a dudas renaceremos en una tierra pura de Buda,
como Sukhavati, Potala, Tushita o Keajra, o en uno de los
veinticuatro lugares sagrados de Heruka. También podemos elegir
renacer como un ser humano que perciba que el entorno y los
disfrutes, cuerpos y mentes son puros. Entonces, no tendremos
ninguno de los problemas propios del samsara. No nos importará
cómo perciban el mundo los demás, puesto que para nosotros será
puro porque nuestra mente también lo será. Si la mente es pura, los
objetos que aparecen ante ella también lo son porque estos no
existen por su propio lado.
Como se ha mencionado con anterioridad, la práctica de poua
consiste en que nuestra mente abandona el cuerpo y viaja a un
estado más elevado por medio de la meditación. Por lo tanto,
cuando nos adiestramos en la práctica de poua, aprendemos a
separar la mente del cuerpo por medio de la meditación. Aunque
por lo general se dice que como resultado de este adiestramiento la
duración de nuestra vida se acorta, con la práctica que se presenta
en este libro no corremos ese riesgo.
Esta práctica de poua especial tiene la misma función que el yoga
inconcebible extraordinario de Vajrayoguini. Con este
adiestramiento podemos alcanzar una tierra pura de Buda, como la
de las Dakinis, sin abandonar este cuerpo humano.
Esta práctica es una combinación de las instrucciones comunes de
poua escritas por el primer Panchen Lama y Ngulchu
Dharmabhadra, y las extraordinarias que proceden del linaje oral de
Ganden. Somos muy afortunados de poder recibir y practicar estas
profundas enseñanzas.
Práctica de poua en el momento de la muerte

Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte


tiene seis partes:
1. Las causas de la muerte.
2. Las condiciones de la muerte.
3. Las señales de la muerte.
4. Las mentes que se manifiestan durante la muerte.
5. La señal de que la muerte ha terminado.
6. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte.
LAS CAUSAS DE LA MUERTE
Las causas principales de la muerte son tres: la finalización
determinada por el karma de la duración de la vida, la extinción de
los méritos y la pérdida del poder de la fuerza vital. Como resultado
de haber practicado la disciplina moral en una vida pasada y de
haber realizado acciones virtuosas, como salvar la vida de otros
seres, ahora hemos obtenido una existencia humana cuyo promedio
de vida es de unos setenta años. Aunque hayamos creado la causa
para vivir durante ese tiempo, es posible que muramos antes o
después. Las acciones perjudiciales graves que hayamos cometido en
esta vida pueden acortarla, mientras que las acciones virtuosas,
como abstenernos de matar o cuidar a los enfermos, pueden
alargarla.
Algunas personas mueren debido a la falta de méritos aunque la
duración de su vida no haya terminado. No consiguen encontrar las
necesidades básicas para vivir, como alimentos o medicinas. En estos
casos, los pocos años de la duración de su vida que les queden los
vivirán en una existencia humana futura que probablemente se
caracterizará por su brevedad y sus numerosas dificultades. Las
personas que tienen gran cantidad de méritos encuentran buenas
condiciones para vivir y, por lo tanto, consiguen hacerlo más tiempo
que el determinado por su karma.
La tercera causa de muerte es la pérdida del poder de la fuerza
vital. La fuerza vital es el poder del aire que mantiene la vida, que
reside en nuestro corazón y cuya función es mantener la conexión
entre el cuerpo y la mente. Cuando disminuye su fuerza, esta
conexión se rompe y morimos. Hay muchos factores que pueden
debilitar nuestra fuerza vital, como enfermedades, espíritus
malignos, accidentes, un estilo de vida poco saludable, etcétera.
Si se agotan la duración de nuestra vida, nuestros méritos y nuestra
fuerza vital, sin lugar a dudas moriremos, pero si todavía nos queda
alguna de estas causas de vida, es posible renovar las demás. Por
ejemplo, si la duración de nuestra vida y nuestra fuerza vital están
intactos, pero hemos consumido nuestros méritos, podemos
acumular más realizando acciones virtuosas. Si nuestra fuerza vital
se ha debilitado, pero tenemos méritos o no se ha agotado la
duración de nuestra vida, podemos reforzarla con prácticas como la
respiración del vaso en el corazón, que es uno de los mejores
métodos para aumentar el poder del aire que mantiene la vida. Para
ello, reunimos los aires internos de las partes superior e inferior de
nuestro cuerpo a la altura del corazón e imaginamos que se
disuelven en el aire que mantiene la vida. A continuación,
retenemos nuestros aires y nuestra mente en el corazón y nos
concentramos en este punto durante tanto tiempo como podamos.
La fuerza vital es nuestro bien más preciado y debemos
estabilizarla e incrementarla. Después de haberla perdido es
imposible recuperarla. Si perdemos algún objeto, siempre podemos
conseguir otro igual, pero cuando la duración de nuestra vida se
acaba, no podemos tomar prestado más tiempo para completar
nuestras tareas. Por lo tanto, si desperdiciamos nuestra vitalidad en
objetivos sin sentido, deberíamos considerarlo como una gran
pérdida. Si nuestra vida es corta o la malgastamos, no podremos
completar nuestro adiestramiento espiritual.
LAS CONDICIONES DE LA MUERTE
Las condiciones de la muerte son incontables. Unas personas
mueren por enfermedad y otras en accidentes o desastres naturales.
Unos mueren a manos de sus enemigos y otros se suicidan. Muchas
personas mueren de hambre y otras debido a los alimentos que
ingieren. Aunque la comida es uno de los mayores placeres que
podemos disfrutar en la vida, una mala dieta es una condición para
sufrir enfermedades degenerativas como el cáncer. Cualquier objeto
puede convertirse en causa de nuestra muerte, incluso las
circunstancias que normalmente consideramos que sustentan la
vida.
LAS SEÑALES DE LA MUERTE
Las señales de la muerte pueden ser de dos clases: distantes y
cercanas. Las distantes pueden experimentarse incluso cuando no
estemos padeciendo ninguna enfermedad. Suelen aparecer de tres a
seis meses antes de morir. Las señales distantes pueden ser de tres
clases: físicas, mentales y oníricas. No siempre anuncian que
vayamos a morir pronto, pero si persisten, lo más probable es que
nuestra muerte sea inminente. Si sabemos cuáles son las señales
distantes de la muerte, las reconoceremos en cuanto aparezcan y, de
este modo, podremos realizar ciertos preparativos que nos ayudarán
en nuestra próxima vida. Comprenderemos que es el momento de
concentrarnos en la práctica de Dharma con sinceridad y podremos
aplicar los métodos que hayamos aprendido para alargar la duración
de nuestra vida, como las prácticas de Amitayus o Tara Blanca. Si
estas no dan resultado, debemos realizar la práctica de poua.
Algunas de las señales físicas distantes de la muerte son: tener hipo
de manera continuada mientras se defeca u orina; no poder escuchar
el zumbido que se oye al taparnos los oídos; que la sangre no vuelva
con rapidez a las uñas tras haber ejercido cierta presión sobre ellas;
en el caso de la mujer, perder gotas blancas en lugar de rojas al
realizar el acto sexual y, en el caso del hombre, gotas rojas en lugar
de blancas; perder el sentido del gusto o del olfato sin razón alguna;
espirar aire frío: al echar aliento sobre la mano, sentirlo frío en lugar
de cálido; que la lengua se encoja, sintiendo como si estuviera
enrollada o hinchada, y no poder ver su punta al sacarla; en la
oscuridad, no poder ver formas y figuras de colores al apretar con el
dedo la parte superior del ojo de manera que el globo ocular
sobresalga un poco hacia afuera; tener la alucinación de ver el sol
por la noche; por la mañana, a la luz del sol, no poder ver en la
sombra de nuestro cuerpo corrientes de energía fluyendo de nuestra
coronilla; no poder producir saliva en la boca; que la punta de la
nariz se meta hacia dentro; que aparezcan manchas negras en los
dientes; y el que los globos oculares se hundan más de lo normal en
las cavidades de los ojos.
Entre las señales mentales distantes de la muerte se encuentran:
cambiar de carácter, por ejemplo, ser agresivos cuando, por lo
general, somos amables y tranquilos, o viceversa; dejar de gustarnos
el lugar donde vivimos, nuestros amigos u otros objetos de apego sin
motivo alguno; sentirnos tristes sin ninguna razón; y que nuestra
sabiduría e inteligencia sean menos claras y poderosas que antes.
Ejemplos de señales oníricas distantes son: soñar varias veces que
nos caemos de una montaña, que estamos desnudos o que viajamos
solos en dirección hacia el sur a través de un desierto.
Las señales cercanas de la muerte se describirán más adelante en
este mismo capítulo.
LAS MENTES QUE SE MANIFIESTAN DURANTE LA MUERTE
Durante la muerte se manifiestan dos tipos de mentes: burdas y
sutiles. Las mentes burdas de la muerte pueden ser virtuosas,
perjudiciales o neutras, pero las sutiles, en el caso de los seres
ordinarios, son siempre neutras. Si al morir nuestra última mente
burda es virtuosa, los buenos potenciales que hay en nuestra
consciencia madurarán en forma de acción mental virtuosa, la cual
nos conducirá de manera directa a un renacimiento superior, ya sea
como ser humano o como dios. Una mente virtuosa en el momento
de la muerte es como el agua que nutre los potenciales virtuosos que
permanecen como semillas secas en el campo de nuestra conciencia
mental. Si plantamos semillas de cebada y de trigo en un mismo
campo, pero solo regamos las de trigo, estas serán las primeras en
brotar. De manera similar, aunque en nuestra mente tenemos
potenciales tanto virtuosos como perjudiciales, si generamos una
mente virtuosa en el momento de morir, sin lugar a dudas
madurarán los potenciales virtuosos. Esto ocurrirá aunque hayamos
llevado una vida inmoral y cometido numerosas acciones
perjudiciales, lo cual no significa que no vayamos a experimentar
sus efectos. Si renacemos como un ser humano, nuestra vida será
corta y estará llena de sufrimiento. Si no purificamos nuestro karma
negativo, tarde o temprano experimentaremos el efecto de
maduración completa de nuestras acciones y renaceremos en uno de
los reinos inferiores.
Algunas veces, las personas que no tienen interés en el
adiestramiento espiritual y llevan una vida imprudente e inmoral
disfrutan de mejores condiciones externas y tienen más éxito que
aquellos que practican el Dharma. Al observar esto es posible que
nos desanimemos y pensemos: «¿De qué me sirve practicar el
Dharma? Hay personas que no se preocupan por llevar una vida
virtuosa y, sin embargo, todo les sale bien, mientras que yo, que me
esfuerzo con perseverancia , solo experimento problemas y
dificultades». Si pensamos de este modo es porque solo tenemos en
cuenta nuestra situación actual y no comprendemos bien la relación
entre las causas y sus efectos. Las dificultades que tenemos ahora
son el resultado de las acciones que cometimos en el pasado. No son
el resultado de nuestra presente práctica espiritual, puesto que este
lo disfrutaremos en el futuro en forma de felicidad. De igual
manera, la buena fortuna de que disfrutan muchas personas que no
están interesadas en el Dharma es el resultado de los méritos que
acumularon en el pasado y no del modo de vida que llevan ahora.
Las acciones perjudiciales que cometen en esta vida les causarán
sufrimientos en el futuro.
Si al morir nuestra última mente burda es negativa, los malos
potenciales de nuestra mente madurarán en forma de acción mental
perjudicial, la cual nos conducirá de manera directa a un
renacimiento inferior. De este modo podemos comprobar lo
importante que es generar un estado mental virtuoso y feliz en el
momento de la muerte. También podemos ayudar a los que se están
muriendo animándoles a generar una mente virtuosa y
facilitándoles las condiciones necesarias para ello. De esta forma
podemos beneficiar de manera extraordinaria a nuestros amigos y
familiares aunque no tengan interés en el Dharma. Uno de los
mayores actos de bondad que podemos ofrecer a los demás es
ayudarles a morir en paz y con una mente virtuosa, puesto que si de
esta manera consiguen un renacimiento afortunado, habrán
obtenido el mismo resultado que si hubieran practicado con éxito la
transferencia de consciencia.
Cuando cesan las mentes burdas de la muerte y se manifiesta la
mente sutil, no hay sensaciones burdas, ya sean agradables,
desagradables o neutras, ni tampoco discernimiento burdo. Puesto
que, en el caso de los seres ordinarios, las mentes sutiles de la
muerte son neutras, no pueden inducir mentes virtuosas.
LA SEÑAL DE QUE LA MUERTE HA TERMINADO
Después de experimentar las señales distantes de la muerte
aparecerán las cercanas. Primero se disuelve el elemento tierra del
cuerpo: la señal externa de esta disolución es que el cuerpo adelgaza,
y la interna, que la mente percibe una apariencia semejante a un
espejismo. A continuación, se disuelve el elemento agua: la señal
externa es que la boca y la lengua se secan, y los fluidos del cuerpo,
como la orina, la sangre y el semen, disminuyen; la señal interna es
que la mente percibe una apariencia semejante al humo. Después se
disuelve el elemento fuego: la señal externa es que el calor del
cuerpo disminuye y la zona alrededor del ombligo, el lugar donde se
produce el calor del cuerpo, se enfría; la señal interna es que la
mente percibe una apariencia semejante a chispas. A continuación
se disuelve el elemento aire: la señal externa es una reducción de la
capacidad de movimiento debido a la disminución de la fuerza de
los aires que fluyen por los canales de energía del cuerpo y que
hacen que generemos las mentes burdas; la interna es una
apariencia en la mente semejante a la luz de la llama de una vela. La
mente que percibe esta apariencia es la última mente burda de la
muerte.
La primera mente sutil de la muerte es la que percibe una
apariencia blanca. Cuando esta última cesa, la mente se vuelve más
sutil y percibe una apariencia roja. Esta mente se vuelve de nuevo
más sutil y se transforma en la mente negra del logro cercano, la
cual solo percibe una apariencia negra. En ese momento es como si
el moribundo hubiera perdido la memoria. Puesto que no hay
movimiento físico, el corazón ya no late ni hay movimiento en los
canales, algunos piensan que la persona ha fallecido, pero en
realidad la conciencia aún no ha abandonado el cuerpo. La mente
negra del logro cercano se transforma en la mente muy sutil que
percibe la luz clara de la muerte, una apariencia clara y brillante
como la luz del amanecer. Esta es la señal de que la mente muy sutil
que reside en la gota indestructible en el corazón se ha manifestado
y las demás mentes han dejado de hacerlo. Entonces, la gota
indestructible se abre y las gotas roja y blanca se separan, dejando
escapar la consciencia, que abandona de inmediato el cuerpo. A
continuación, la gota blanca desciende a través del canal central y
sale por la punta del órgano sexual, y la gota roja asciende a través
del canal central y sale por los orificios nasales. Esta es la indicación
de que la consciencia ha salido del cuerpo y el proceso de la muerte
ha terminado.
CÓMO REALIZAR LA PRÁCTICA DE POUA EN EL MOMENTO DE LA MUERTE
Después de familiarizarnos con la práctica de poua, en cuanto
percibamos las señales distantes de la muerte o comprendamos que
no nos queda mucho tiempo de vida, debemos practicar las prácticas
preliminares y la meditación en sí día y noche.
Hemos de abandonar el apego a nuestros amigos, familiares y
posesiones –en realidad, a todas las cosas de la vida–. La persona que
se hospeda en un hotel de lujo durante unos días no tiene apego al
hotel porque sabe que pronto lo tendrá que abandonar. Del mismo
modo, no tiene sentido tener apego a las cosas de la vida porque
sabemos que pronto tendremos que dejarlo todo atrás.
Debemos animarnos pensando lo siguiente:
Ahora es el momento de ir a una tierra pura de Buda donde se
terminarán todos los problemas del samsara y experimentaré un
entorno, unos disfrutes y un cuerpo y mente puros. Mi vida en una
tierra pura será superior en todos los aspectos a mi vida actual. ¡Qué
afortunado soy!
Pensando de este modo, hemos de seguir el ejemplo de Longdol
Lama y tomar la firme determinación de ir a una tierra pura sin
apego ni sentimiento de pérdida por esta vida. Con esta
determinación debemos realizar la práctica de poua una y otra vez.
En cuanto percibamos las señales cercanas de la muerte es muy
importante que nos concentremos en la sensación de que nuestra
mente está unida con el Dharmakaya de todos los Budas, la tierra
pura interna. Debemos mantener esta sensación con intensidad
hasta que cesen nuestras mentes burdas. Esta es la última etapa del
camino hacia nuestro destino, una tierra pura de Buda.
No debemos permitir que las enfermedades físicas e
incomodidades obstaculicen nuestra concentración. En lugar de
preocuparnos debido a nuestra enfermedad, debemos pensar lo
siguiente: «Yo no soy mi cuerpo y, por lo tanto, no tiene sentido
pensar: “Estoy enfermo” o “tengo dolor”», y concentrarnos en la
sensación de que nuestra mente está unida con el Dharmakaya.
Debemos morir con esta sensación.
Muerte, estado intermedio y renacimiento

Para poder comprender la importancia de ayudar a aquellos que


han muerto o se están muriendo, primero debemos conocer el
proceso de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento. Por lo
tanto, la práctica de poua por el beneficio de los demás se presenta
en dos apartados:
1. La muerte, el estado intermedio y el renacimiento.
2. La práctica de poua por el beneficio de los demás.
LA MUERTE, EL ESTADO INTERMEDIO Y EL RENACIMIENTO
Consta de tres partes:
1. La muerte.
2. El estado intermedio.
3. El renacimiento.
LA MUERTE
La muerte es inevitable y no hay nada que pueda impedirla. Sin
importar dónde hayamos nacido, ya sea en un estado de existencia
afortunado o desafortunado, todos tendremos que morir. Tanto si
renacemos en el estado más elevado del samsara como si
descendemos al más profundo de los infiernos, estaremos siempre
sometidos a la muerte. Por muy lejos que viajemos, ya sea a los
confines del espacio o al centro de la tierra, nunca encontraremos un
lugar donde podamos escondernos de la muerte.
Aunque el Cuerpo de la Verdad de un Buda es inmortal, sus
emanaciones fallecen. En el momento de la muerte de Buda
Shakyamuni, unos diez mil Destructores del Enemigo (aquellos que
han alcanzado el nirvana), entre los que se encontraba Shariputra,
decidieron fallecer también porque no soportaban el dolor de tener
que contemplar la muerte de su maestro. Buda pidió a sus discípulos
que preparasen un trono en Kushinagar para dar su última
enseñanza: «Todo fenómeno producido es impermanente». A los
que poseían un karma puro les reveló los símbolos nobles y las
marcas ejemplares de su cuerpo y, a continuación, sobre el trono,
mostró la manera de morir. El que los Destructores del Enemigo y
los Cuerpos de Emanación de los Budas permanezcan en este
mundo depende del karma de los seres sintientes que lo habitan. A
medida que nuestro buen karma y nuestros méritos vayan
disminuyendo, los Destructores del Enemigo y las emanaciones de
los Budas serán más escasos.
Ninguna de las personas que vivieron en tiempos de Buda
Shakyamuni sigue haciéndolo en la actualidad y lo mismo podemos
decir de los contemporáneos de su discípulo Mahakashyapa. Lo
único que ha quedado de ellas son sus nombres. Todos los seres que
vivieron hace doscientos años han desaparecido y los que viven
ahora habrán muerto dentro de doscientos años. Después de
contemplar estos razonamientos, deberíamos preguntarnos: «¿Cómo
es posible que yo sea la única persona que vaya a sobrevivir a la
muerte?».
Cuando se nos termine el karma de experimentar esta vida, nadie
podrá impedir que muramos, ni siquiera el mismo Buda.
Antiguamente, en la India había dos grandes clanes familiares, los
Pakyepas y los Shakyapas, que estaban en guerra. El rey de los
Pakyepas decidió exterminar a todos los Shakyapas y, varios de
ellos, atemorizados, llevaron a sus hijos ante Buda Shakyamuni para
que los protegiera. Shariputra se ofreció a amparar a todos los niños
con sus poderes sobrenaturales, pero Buda pudo ver con su
clarividencia que no podría salvarlos porque los Shakyapas habían
creado el karma colectivo de morir en esa guerra, y en ese momento
su karma estaba madurando. A pesar de todo, para ofrecerles algún
consuelo, Buda permitió que su discípulo acogiera a los niños.
Shariputra puso a algunos dentro del cuenco de mendicante de
Buda Shakyamuni y escondió a otros detrás del sol. No obstante, en
el mismo día en que los Pakyepas asesinaron al resto de los
Shakyapas, los niños escondidos en el cuenco y los que estaban
detrás del sol también fallecieron sin que nadie los atacara.
Cuando llega el momento de la muerte, es imposible retrasarla. Si
pudiéramos evitar la muerte con poderes sobrenaturales y
clarividencias, aquellos que los poseen serían inmortales, pero ellos
también mueren. Hasta los emperadores más poderosos de la
historia murieron desvalidos, y el león, el rey de los animales, que
incluso vence al elefante, pierde su vitalidad y cae impotente ante el
Señor de la Muerte. Ni siquiera los más ricos pueden impedir su
muerte, ni tampoco sobornarla ni retrasarla diciendo: «Cambio
todas mis riquezas por tu demora».
La muerte es inexorable y no hace concesiones. En el Sutra dirigido
a un Rey se dice que la muerte es similar a una montaña inmensa que
se derrumba por los cuatro costados, y una destrucción de semejante
magnitud es imposible de detener. En el mismo Sutra, Buda dice:
«La vejez es inamovible como una montaña,
y el decaimiento también lo es.
Las enfermedades son inamovibles como una montaña,
y la muerte también lo es».
La vejez avanza a escondidas reduciendo nuestra vitalidad,
juventud y belleza. Aunque no nos hayamos dado cuenta, ya ha
emprendido su camino y no es posible detenerla. Las enfermedades
nos debilitan y acaban con nuestra vitalidad y bienestar. Aunque los
médicos nos ayuden a recuperarnos de una enfermedad, esta será
sustituida por otra y, finalmente, no nos podremos curar y
moriremos. En el mismo Sutra, Buda dice:
«Es imposible escapar de las enfermedades o de la muerte
echando a correr, y tampoco podemos sobornarlas ni eliminarlas
con poderes sobrenaturales. Todos los seres que habitan en este
mundo están sometidos a la vejez, las enfermedades y la muerte».
En su Guía de las obras del Bodhisatva, Shantideva dice:
«Sin detenerse, día y noche,
esta vida se me escapa
y su duración nunca aumenta;
¿por qué, entonces, no me va a llegar a mí la muerte?».
Desde el mismo instante en que somos concebidos nos dirigimos de
manera inexorable hacia a la muerte, como un caballo de carreras
que galopa en dirección a su meta. Este, al menos, puede reducir su
velocidad, pero en nuestra carrera hacia la muerte no podemos
parar ni un solo minuto. Nuestra vida se va acortando tanto cuando
estamos despiertos como cuando dormimos. En cualquier viaje
debemos detener nuestro vehículo de vez en cuando para repostar,
pero el tiempo que nos queda de vida nunca deja de disminuir. Al
momento siguiente de nuestro nacimiento ya se ha extinguido parte
de nuestra vida. Vivimos en los mismos brazos de la muerte. El
séptimo Dalai Lama dijo:
«Después de haber nacido no podemos detenernos ni un solo
instante
y nos vamos acercando al Señor de la Muerte como un corredor
en su carrera.
Creemos que pertenecemos al mundo de los vivos, pero nuestra
vida es el sendero mismo que nos conduce a la muerte».
Si nuestro médico nos dijera que tenemos una enfermedad
incurable y que solo nos queda una semana de vida, aunque un
amigo nos hiciera un magnífico regalo, como un diamante, un coche
último modelo o unas espléndidas vacaciones, no podríamos
alegrarnos. En realidad, nuestra situación no es muy diferente,
puesto que todos padecemos de la enfermedad de la mortalidad. Por
lo tanto, ¡qué absurdo es interesarnos por los placeres transitorios de
esta corta vida!
Si nos resulta difícil meditar en la muerte, podemos contemplar el
paso del tiempo escuchando el tictac de un reloj y pensar que cada
momento nos acerca más a ella. Atisha solía hacer esta meditación
con el sonido de las gotas de agua al caer. También podemos
imaginar que el Señor de la Muerte vive a unos kilómetros de
distancia y que el tictac del reloj son nuestros pasos acercándonos a
su casa. Esto nos ayudará a reconocer que no somos más que
viajeros.
En el Sutra del gran deleite, Buda dice:
«Estos tres mundos son impermanentes como las nubes de otoño.
El nacimiento y la muerte de los seres son como la entrada y
salida de los actores en un escenario».
Los actores a menudo cambian de papel y de disfraz, y aparecen
una y otra vez bajo diferentes aspectos. Del mismo modo, los seres
sintientes adquieren distintas formas y aparecen en nuevos mundos.
En unas ocasiones son seres humanos o animales, y en otras bajan a
los infiernos. El Sutra continúa diciendo:
«La vida de un ser sintiente es breve como la luz del relámpago y
se agota con rapidez como el agua que desciende de una alta
montaña».
La muerte no va a esperar a que completemos nuestra práctica
espiritual. Aunque la vida es corta, no importaría tanto si al menos
tuviéramos tiempo suficiente para el adiestramiento espiritual, pero
por lo general estamos siempre ocupados en dormir, trabajar, comer,
ir de compras, conversar, etcétera, y nos queda muy poco tiempo
para la práctica sincera. Dedicamos todo nuestro tiempo a lograr
otros objetivos hasta que, de repente, nos sorprende la muerte.
Solemos pensar que tenemos suficiente tiempo para el
adiestramiento espiritual, pero si examinamos nuestro modo de
vida, nos daremos cuenta de que los días van transcurriendo y aún
no hemos empezado a practicar en serio. Si no encontramos tiempo
para practicar el Dharma con sinceridad, cuando nos llegue la
muerte nos ocurrirá como a Mondrol Chodak: miraremos atrás y
descubriremos que hemos desperdiciado nuestra vida. En cambio, si
recordamos la muerte en todo momento, generaremos tal deseo de
mantener una práctica pura que cambiaremos nuestros hábitos de
forma natural y empezaremos a dedicar al menos unos minutos a la
práctica espiritual. Finalmente, dispondremos de más tiempo para el
adiestramiento espiritual que para otras actividades.
Si meditamos sobre la inminencia de nuestra muerte una y otra
vez, es posible que lleguemos a sentir miedo, pero esto no es
suficiente. Después de generar el temor de afrontar la muerte sin
estar preparados, hemos de buscar algo que de verdad pueda
protegernos. Gungtang Yhampelyang dijo que los caminos de las
vidas futuras son largos y desconocidos. Iremos viajando de vida en
vida sin saber dónde vamos a renacer, si seguiremos los caminos que
conducen a un reino afortunado o a uno desafortunado. Sin libertad
ni elección, iremos donde nos lleve nuestro karma. Por lo tanto,
debemos encontrar algo que nos muestre el buen camino y nos aleje
de los senderos erróneos en vidas futuras. Hemos de esforzarnos con
nuestro cuerpo, palabra y mente por poner en práctica el Dharma.
Las posesiones y disfrutes del samsara no pueden ayudarnos. Solo el
Dharma nos muestra el camino correcto. Puesto que es la única
posesión y disfrute que podrá ayudarnos y protegernos en el futuro,
debemos esforzarnos con nuestro cuerpo, palabra y mente por
ponerlo en práctica. Milarepa dijo:
«Los sufrimientos de las vidas futuras son más numerosos que los
de esta vida. ¿Has preparado algo que te sirva de ayuda? Si
todavía no lo has hecho, hazlo ahora. La única protección contra
estos sufrimientos es la práctica del sagrado Dharma».
Si analizamos nuestra vida, nos daremos cuenta de que nunca
hemos tenido interés por el adiestramiento espiritual, y que incluso
ahora que empezamos a tenerlo, por pereza no lo hacemos
correctamente. Gungtang Yhampelyang dijo:
«Durante veinte años no quise practicar el Dharma. Pasé otros
veinte pensando que podría hacerlo más adelante. Los veinte años
siguientes estuve ocupado con todo tipo de actividades, hasta que
finalmente me arrepentí de no haber practicado el Dharma. Esta
es la triste historia de mi vacía existencia humana».
Esta también podría ser nuestra propia biografía, pero si somos
conscientes de que nuestra muerte es inevitable, dejaremos de
desperdiciar nuestra preciosa existencia humana y nos esforzaremos
por llenarla de significado.
A menudo nos engañamos a nosotros mismos pensando: «Soy
joven y por ahora no me voy a morir», pero podemos comprobar
que esta suposición es falsa, puesto que muchos jóvenes mueren
antes que sus propios padres. En ocasiones, pensamos: «Tengo
buena salud y, por lo tanto, de momento no me voy a morir», pero
hay personas que cuidan enfermos y disfrutan de buena salud, y
mueren antes que ellos. Incluso aquellos que van a visitar a un
amigo al hospital pueden morir antes que este en un accidente, ya
que la muerte no se limita a ancianos y enfermos. La persona que
está viva por la mañana puede morir por la tarde, y la que goza de
buena salud al irse a dormir puede no despertar al día siguiente.
Algunos mueren ingiriendo alimentos, otros en medio de una
conversación y otros nada más nacer.
La muerte no siempre avisa. Este enemigo aparece en cualquier
momento y ataca cuando menos lo esperamos. Puede visitarnos al ir
a fiesta, al encender la televisión o mientras pensamos: «Hoy no me
voy a morir» y hacemos planes para las vacaciones de verano o la
jubilación. El Señor de la Muerte puede caer sobre nosotros con la
misma rapidez que las nubes de tormenta cubren el cielo. La muerte
puede arrojar su sombra sobre nosotros en unos instantes, como
cuando vemos un cielo limpio y azul a través de la ventana, pero al
salir a la calle está nublado.
Aunque la muerte es inevitable y la duración de nuestra vida es
incierta, no tendría importancia si al menos las causas para morir
fueran pocas; pero las condiciones tanto externas como internas que
pueden producir la muerte son innumerables. Se dice que hay
ochenta mil clases de obstáculos o espíritus que pueden debilitar
nuestra vitalidad e incluso provocar nuestro fallecimiento. El medio
ambiente es la causa de numerosas muertes por inanición,
inundaciones, incendios, terremotos, contaminación, etcétera. Del
mismo modo, los elementos internos de nuestro cuerpo nos causan
la muerte cuando se desequilibran y uno de ellos crece más que los
otros. Cuando los elementos internos están equilibrados, se dice que
son como cuatro serpientes de la misma especie e igual fortaleza que
viven juntas en armonía; pero cuando los elementos no están
equilibrados es como si una de ellas es más poderosa que las demás,
acaba devorándolas y finalmente ella misma muere de inanición.
Además de estas causas inanimadas, hay seres, como delincuentes,
soldados o animales salvajes, que también pueden producirnos la
muerte. Incluso los objetos que no consideramos peligrosos y que
creemos que nos protegen y son necesarios en la vida, como una
casa, un coche o nuestro mejor amigo, pueden causarnos la muerte.
Algunas personas mueren aplastadas al derrumbarse su casa o al
caer por unas escaleras y otras pierden la vida en las carreteras.
Algunos mueren antes de terminar sus vacaciones y otros lo hacen a
causa de sus propias aficiones, como los jinetes que sufren caídas
mortales. Incluso nuestro mejor amigo o nuestro amante puede
quitarnos la vida de manera intencionada o accidental. ¡Cuántas
veces leemos en los periódicos historias apasionadas de amantes que
se quitan la vida el uno al otro o de padres que asesinan a sus
propios hijos! Los mismos alimentos que ingerimos para
mantenernos vivos pueden causar nuestro fallecimiento. Si lo
pensamos detenidamente, nos daremos cuenta de que es imposible
encontrar un solo objeto de disfrute que no tenga el potencial de
producir la muerte y que solo sea una causa de supervivencia. El
Protector Nagaryhuna dijo:
«Nuestra vida está rodeada de miles de condiciones que la
amenazan. Nuestra fuerza vital es como una llama expuesta al
viento. La llama de nuestra existencia puede apagarse con
facilidad, pues el viento de la muerte sopla en todas direcciones».
Cada persona ha creado el karma de que su vida dure un
determinado período de tiempo, pero como no podemos recordar
las acciones que hemos realizado en el pasado, no sabemos cuánto
vamos a seguir viviendo. Como se ha mencionado con anterioridad,
es posible que tengamos una muerte prematura aunque no hayamos
agotado la duración de nuestra vida debido a que se acaben nuestros
méritos antes de haber consumido nuestro karma. En este caso, es
posible que caigamos tan enfermos que los médicos no puedan
ayudarnos o no podamos encontrar alimentos u otras necesidades
básicas. En cambio, si la duración de nuestra vida no se ha
terminado y todavía nos quedan méritos, aunque caigamos
gravemente enfermos, encontraremos las condiciones necesarias
para recuperarnos.
En el Sutra del acopio de joyas se mencionan nueve condiciones
principales de muerte prematura:
1) Comer en exceso.
2) Ingerir alimentos en malas condiciones.
3) Volver a ingerir alimentos antes de haber hecho la digestión de
los tomados previamente.
4) Retener demasiado tiempo en el estómago alimentos indigestos
sin eliminarlos.
5) Vomitar alimentos digeridos.
6) No tomar las medicinas adecuadas.
7) Realizar actividades sin tener la experiencia necesaria, como
intentar nadar o conducir un coche sin saber cómo hacerlo.
8) Desplazarse en momentos inadecuados, como saltarse un
semáforo en rojo o correr al mediodía bajo el sol en un país
caluroso.
9) Mantener relaciones sexuales sin moderación.
Aunque en el mantra secreto se enseñan métodos para prolongar la
duración de la vida, solo darán resultado si los practicamos con
sinceridad, fe y una buena concentración, y nuestra meditación es
poderosa. Por lo tanto, de momento nos resulta difícil prolongar la
duración de nuestra vida.
Aunque existen innumerables causas de muerte, esto no tendría
importancia si nuestro cuerpo fuera tan duro como el acero, pero en
realidad es muy delicado. No es necesario utilizar armas poderosas
ni bombas para destruirlo, se puede acabar con él con una pequeña
aguja. En su Carta amistosa, Nagaryhuna dice:
«Hay muchas circunstancias que debilitan nuestra fuerza vital.
El cuerpo humano es una como burbuja de agua».
Al igual que una burbuja estalla en cuanto se la toca, nosotros
podemos morir solo con que una púa venenosa nos rasgue la piel o
una gota de agua se introduzca en nuestro corazón. En el texto
mencionado, Nagaryhuna dice que al final del presente eón, el
sistema solar será consumido por las llamas de un fuego inmenso
que no dejará ni rastro de sus cenizas. Si el universo entero
desaparecerá algún día, es evidente que el delicado cuerpo humano
puede hacerlo en cualquier momento.
Si observamos nuestra respiración, comprobaremos que a cada
aspiración le sigue una espiración, pero si este proceso se detuviera,
perderíamos la vida. Cuando nos dormimos y perdemos el poder de
la memoria, nuestra respiración todavía continúa, aunque en
muchos otros aspectos nos asemejamos a un cadáver. Nagaryhuna
dijo al respecto: «¡Qué maravilla!». Cuando nos despertamos por la
mañana, deberíamos alegrarnos pensando: «Es increíble que mi
respiración no se haya detenido mientras dormía. Si lo hubiera
hecho, ahora estaría muerto».
Aunque poseamos las mayores riquezas del mundo, en el
momento de la muerte no nos servirán de nada porque no
podremos llevárnoslas con nosotros ni nos aliviarán el sufrimiento.
Hay un proverbio tibetano que dice que ante la muerte, el rey que
está acostumbrado a sentarse en un trono de oro y el vagabundo que
va mendigando de pueblo en pueblo son iguales. En el Sutra
titulado Árbol glorioso, Buda dice:
«Aunque almacenes alimentos para abastecerte durante cien
años, al morir viajarás hambriento a tu próxima existencia.
Aunque prepares ropa para vestirte durante cien años, al morir
tendrás que partir desnudo hacia tu próxima existencia».
Shantideva dice en la Guía de las obras del Bodhisatva:
«Tendré que dejarlo todo atrás y partir solo,
pero al no comprender esto
he cometido todo tipo de malas acciones
contra mis amigos y otras personas».
En cierta ocasión, había un hombre que trabajaba duro labrando
una piedra para hacerla cuadrada. Una persona que pasaba por allí
le preguntó: «¿Por qué te esfuerzas tanto por hacer esta piedra
cuadrada?». Y el hombre contestó: «Simplemente para dejarla aquí».
Al igual que este hombre, nosotros dedicamos mucho tiempo y
esfuerzo a acumular posesiones que tendremos que abandonar al
morir.
Shantideva señala en la Guía de las obras del Bodhisatva:
«¿De qué me servirán mis compañeros
cuando sea apresado por los mensajeros del Señor de la Muerte?
En ese momento solo mis méritos podrán protegerme,
pero hasta ahora no he pensado en ello».
Vinimos solos a este mundo y partiremos solos también. Nadie
puede cargar con nuestros sufrimientos de la vejez y las
enfermedades ni compartirlos de verdad con nosotros. En el
momento en que más necesitados estamos, al morir, nuestros
familiares y amigos no pueden hacer nada por nosotros. Aunque
todas las personas de este mundo fuesen nuestros amigos, tampoco
podrían ayudarnos. Aunque nos agarrasen de los brazos, de las
piernas y de la cabeza, no podrían impedir nuestra muerte. Las
personas más poderosas del mundo están rodeadas de
guardaespaldas, pero cuando los visita el Señor de la Muerte,
ninguno de ellos puede protegerlas. El gran yogui Mitatso, en cierta
ocasión, recitó el siguiente verso a un rey:
«Aunque eres un gran rey con grandes recursos,
cuando te llegue la hora de partir hacia la próxima vida, tendrás
que hacerlo solo y temblando de miedo.
Tendrás que viajar sin bienes ni riquezas, sin sirvientes, sin tus
hijos y sin tu querida reina».
El primer Panchen Lama dijo:
«Cuando llega la muerte, nos separa de nuestros familiares y
amigos, y nunca más los volvemos a ver. A partir de entonces no
volveremos a reunirnos con ellos. No hay nadie más inclemente
que el Señor de la Muerte».
Si durante la vida nos separamos de nuestros familiares y amigos
durante un tiempo, siempre podemos volver a verlos más tarde;
pero cuando llega la muerte, esta separación es definitiva, y aunque
nos encontremos con ellos en vidas futuras, no los reconoceremos.
En el momento de la muerte, nuestro cuerpo tampoco nos servirá
de nada. Desde que nacimos hemos estimado y cuidado nuestro
cuerpo como si fuera nuestra posesión más preciada; lo protegemos
del frío, lo untamos con cremas y aceites cuando su piel está reseca,
y lo defendemos con ahínco cuando alguien intenta dañarlo.
Tenemos una compasión tan grande por nuestro cuerpo que no
soportamos que sufra el menor dolor. Si tiene sed no lo podemos
aguantar, y si se debilita y enferma nos deprimimos. Casi todas las
acciones perjudiciales que hemos cometido en el pasado han sido a
causa de nuestro cuerpo. Atendemos todas sus necesidades con el
mayor cuidado: lo vestimos, alimentamos, lavamos y embellecemos.
Si alguien lo critica diciendo algo como: «¡Qué piernas más gruesas
tienes!» o «¿Adónde vas con esa cara de mono?», nos indignamos,
mientras que si las mismas bromas se refieren al cuerpo de otra
persona, no les damos importancia, y hasta nos hacen gracia. Sin
embargo, este cuerpo que tanto estimamos es traicionero. Nos
defrauda sobre todo en el momento de la muerte, al abandonarnos
por completo cuando más lo necesitamos. El primer Panchen Lama
dijo:
«Este cuerpo que hemos estimado durante tanto tiempo nos
traicionará cuando más lo necesitemos».
Algunos piensan que la muerte es como el apagarse de la llama de
una vela, pero esto no es cierto. Cuando la llama de una vela se
apaga, su continuo cesa y desaparece por completo, pero cuando
nosotros nos morimos, no desaparecemos. La muerte es como
cuando un pájaro cambia de nido. Nuestro cuerpo es como el nido, y
nuestra mente, como el pájaro. Cuando nuestra consciencia
abandona el cuerpo, seguimos teniendo miedo y alucinaciones, y
seguimos sufriendo y necesitando protección. Si practicamos el
Dharma, cultivaremos buenos hábitos mentales que llevaremos con
nosotros a nuestra próxima vida. Puesto que el continuo de nuestra
mente lleva consigo los hábitos mentales que hemos adquirido,
nuestra práctica espiritual y las acciones virtuosas que hayamos
realizado en esta vida nos beneficiarán tanto en el momento de la
muerte como en las vidas futuras.
En ocasiones resulta útil imaginar que ha llegado el momento de
nuestra muerte. Sabemos con certeza que esta es inevitable, ya sea
debido a una enfermedad o a un accidente, y es muy probable que
terminemos en un hospital. Allí nos llevarán cuando caigamos
enfermos y al principio el médico tendrá esperanzas de curarnos,
pero luego las perderá e incluso dejará de visitarnos. Entonces,
nuestros familiares se llenarán de tristeza y se sentirán impotentes, y
lo único que podrán hacer es lamentarse, gemir y llorar. Cuando
comience el proceso de nuestra muerte, nuestro cuerpo se irá
enfriando y respiraremos con dificultad. Nuestro cuerpo se
debilitará y encogerá, y dejaremos de poder oír bien y de ver con
claridad. Si nuestros familiares y amigos están junto a nosotros, no
los podremos reconocer. Nuestra lengua se acortará y no podremos
hablar con coherencia. Poco a poco perderemos la memoria, pero
antes de hacerlo por completo nos daremos cuenta de que estamos
muriendo y nos llenaremos de angustia. Con desesperación,
pensaremos: «¡Qué maravilloso sería si pudiera alargar mi vida!» y
suplicaremos mentalmente a nuestros familiares y amigos que nos
ayuden, pero ellos no podrán hacer nada. De manera gradual, los
cuatro elementos de nuestro cuerpo se irán absorbiendo e iremos
percibiendo diferentes visiones y alucinaciones. El miedo se
apoderará de nosotros. Nuestra memoria será cada vez más débil
hasta que, finalmente, las apariencias de esta vida se desvanecerán
por completo. Este será el fin de todo lo que nos une a esta
existencia y dejaremos de vivir en nuestra casa, de encontrarnos con
nuestros amigos y de conversar con nuestros familiares.
Si nos resulta difícil imaginarnos en esta situación, podemos visitar
un cementerio, contemplar las lápidas y recordar que debajo de cada
una de ellas yace un cadáver. Podemos escoger una de ellas como
ejemplo. Imaginemos que la inscripción dice: «Aquí yace Pedro.
Murió el 21 de mayo del 2005». Entre la situación de Pedro y la
nuestra solo hay una cuestión de tiempo. Dentro de poco estaremos
en su misma situación, y al igual que su cuerpo yace pudriéndose
bajo tierra, el nuestro también será enterrado y finalmente se
descompondrá.
Hay muchas cosas que nos pueden servir para recordar la muerte.
En la televisión, cada día vemos que mueren personas. Por lo
general, vemos la televisión para informarnos de la actualidad o
para entretenernos, pero si queremos alcanzar la realización de la
muerte y la impermanencia, hemos de identificarnos con las
personas que vemos que se están muriendo y pensar: «Pronto
acabaré como ellos». Cada vez que veamos un anciano o una
persona enferma en la pantalla, podemos pensar: «Pronto voy a
acabar igual». Si practicamos de este modo, ver la televisión será
beneficioso. Los medios de comunicación nos enseñan la
impermanencia, la vacuidad, la compasión y que la naturaleza del
samsara es sufrimiento. Con la sabiduría de Dharma podemos
aprender de cualquier cosa, y de este modo aumentaremos nuestra
fe y nuestras experiencias espirituales. Milarepa dijo que él
consideraba todo lo que percibía como un libro de Dharma. Para él,
todas las cosas confirmaban que las enseñanzas de Buda son ciertas,
y de este modo aumentaba sus experiencias espirituales.
EL ESTADO INTERMEDIO
El estado intermedio o bardo recibe este nombre porque es el
período de tiempo que transcurre entre la muerte y el siguiente
renacimiento. Los seres que están en este estado se denominan seres
del bardo. La manera más fácil de convencernos de la existencia del
bardo es comparándolo con el estado onírico, puesto que son muy
similares. Tanto el cuerpo del bardo como el onírico surgen a partir
de aires de energía sutiles. Los dos carecen de carne, huesos, sangre
y órganos internos, pero poseen los poderes sensoriales completos.
Al igual que el cuerpo onírico surge de la luz clara del sueño, el del
bardo lo hace de la luz clara de la muerte, y al igual que el cuerpo
del sueño solo es percibido por la misma persona que está soñando,
el cuerpo del bardo solo puede ser visto por otros seres del bardo; los
seres ordinarios que no tienen clarividencia visual no pueden
hacerlo. La localización del cuerpo onírico cambia con rapidez y los
encuentros que tenemos durante el sueño son efímeros. Del mismo
modo, el cuerpo del bardo también se desplaza con rapidez y las
relaciones que se establecen en este estado duran poco tiempo.
A medida que nos dormimos, los aires burdos se van reuniendo en
el corazón y experimentamos las mismas señales que las cercanas
internas de la muerte, desde la señal de la apariencia semejante a un
espejismo hasta la de la luz clara. Los yoguis y meditadores que han
adquirido la suficiente retentiva mental pueden reconocer estas
señales a medida que se van durmiendo, pero la mayoría de las
personas no pueden percibirlas con claridad, puesto que durante el
sueño pierden la memoria. Después de la luz clara del sueño no nos
despertamos inmediatamente, sino que entramos en el sueño y
generamos el cuerpo onírico. Del mismo modo, durante el proceso
de la muerte los aires burdos se reúnen en el corazón y percibimos
las señales internas de la muerte. Después de la luz clara de la
muerte no entramos de inmediato en una nueva vida, sino que lo
hacemos en el bardo y tomamos un cuerpo de bardo, que es similar
al onírico.
Los seres del bardo tienen cinco características: 1) su forma es la
misma que la de su próximo renacimiento –por ejemplo, si un ser
humano va a renacer como un perro, su cuerpo de bardo tendrá la
forma de un perro, y si es un perro el que va a renacer como un ser
humano, su cuerpo de bardo tendrá la forma de un ser humano–; 2)
surgen de forma espontánea con sus extremidades, poderes
sensoriales y demás partes completos; 3) tienen poderes
sobrenaturales contaminados –puesto que su cuerpo no es obstruido
por la materia, pueden atravesar paredes, montañas y demás objetos
sólidos, y tienen clarividencia contaminada–; 4) su vista tampoco
está obstruida por objetos materiales –pueden ver a través de objetos
como edificios y a largas distancias–; 5) solo los seres del bardo
pueden percibir a otros seres que también estén en el bardo –los
seres humanos, con excepción de algunos que tienen poderes
limitados de clarividencia, tampoco pueden verlos–.
Inmediatamente después de la muerte, adoptaremos la forma de un
ser del bardo con estas cinco características.
En Tesoro de Abhidharma, escrito por el maestro budista
Vasubandhu, hay un verso que describe la forma de los seres del
bardo. La interpretación literal de este verso ha llevado a algunos
eruditos a afirmar que la forma del cuerpo de los seres del bardo es
la misma que la de su vida anterior. Este malentendido respalda la
falsa creencia de que los seres del bardo pueden reconocer a sus
anteriores familiares y amigos y comunicarse con ellos, y que sufren
cuando estos los ignoran o se lamentan por su muerte. Según esta
interpretación errónea, cuando los seres del bardo ven a sus
familiares comiendo, por ejemplo, se sienten desolados porque no
pueden unirse a ellos, y cuando comprenden que han muerto,
sienten una profunda tristeza y un intenso rechazo por su cuerpo
anterior. Sin embargo, Vasubandhu, Arya Asanga y otros eruditos
enseñaron que la forma del cuerpo de los seres del bardo es la
misma que la de su vida futura, y no que la de su vida anterior. En
los Sutras de Buda se confirma esta última opinión. Los seres del
bardo no pueden reconocer nada ni a nadie relacionado con su vida
anterior, ni tan siquiera el mismo cuerpo que acaban de abandonar.
Algunos eruditos afirman que la duración de la vida de los seres
del bardo es de siete días. Piensan que durante los primeros tres días
y medio estos adoptan la forma del cuerpo de su vida anterior, y
durante los tres días y medio siguientes, la forma del cuerpo de su
vida futura, pero en las escrituras de Vasubandhu y Asanga se refuta
también esta tesis.
En algunos textos populares tibetanos se describen las experiencias
de personas que supuestamente regresan de la muerte, reaniman sus
cuerpos y traen mensajes de seres del más allá. Si algunos Sutras,
como el Sutra del Guru de la Medicina, se interpretan de manera
literal, también parecen indicar que la consciencia de una persona
muerta puede volver a su cuerpo anterior. Puesto que en otros
textos, como en el Comentario a la ‘Cognición válida’, de Dharmakirti,
se refuta esto, ¿cuál es la versión correcta? En realidad, las personas
que supuestamente regresan de la muerte no habían muerto. Es
posible que a un observador externo le parezca que mueren porque
sus cuerpos están fríos y han dejado de respirar, pero debido a que
su consciencia sutil todavía permanece en el cuerpo, no han muerto
del todo. Después de recuperarse, recuerdan lo que les ha ocurrido
durante el proceso de la muerte y cuentan a los demás sus
experiencias. No es posible que alguien que haya muerto por
completo regrese a su cuerpo porque la muerte es la separación
irreversible del cuerpo y la mente.
En el bardo, los seres sufren alucinaciones. Cada ser del bardo tiene
el karma de experimentar los temores específicos de su próximo
renacimiento en un determinado reino, en particular cuando se trata
de uno los reinos inferiores, pero hay tres clases de apariencias
aterradoras que por lo general perciben estos seres. La primera se
llama miedo a permanecer en la oscuridad. Motivados por un miedo
terrible a permanecer para siempre en la oscuridad, el ser del bardo
busca desesperadamente la luz. De vez en cuando logra escapar de
la oscuridad y llega a un lugar donde hay luz, solo para ver seres
terroríficos; esta apariencia se llama la terrible apariencia de los
demonios. Es posible que el ser del bardo también sienta la angustia
de ser perseguido y atrapado por estos seres terroríficos; esta
apariencia se denomina la apariencia aterradora de ser atrapado por los
demonios.
Puesto que la mayoría de nosotros no hemos visto nada tan
aterrador, es posible que nos resulte difícil imaginar el miedo que
sufren los seres del bardo al percibir estos seres demoníacos, pero
podemos recordar alguna de nuestras pesadillas, que suelen ser
similares. Al igual que la persona que está soñando se identifica por
completo con su cuerpo onírico, los seres del bardo también lo hacen
con su cuerpo de bardo. Puesto que la muerte es la ruptura de la
conexión entre el cuerpo y la mente, mientras el cuerpo y la mente
del ser del bardo permanezcan unidos, seguirá siendo un ser vivo.
Cree que su cuerpo de bardo es su verdadero cuerpo, que está vivo y
que sus experiencias son reales, y ha olvidado su relación con su
vida anterior.
Los seres del bardo también sufren un continuo estado de cambio e
incertidumbre. Incapaces de permanecer en el mismo lugar durante
mucho tiempo, tienen que desplazarse una y otra vez; esto se
denomina la incertidumbre del lugar. Incluso si un ser del bardo se
encuentra con otro ser del bardo, no puede elegir cuánto tiempo
estará con él; esto se denomina la incertidumbre de los amigos. El
entorno de los seres del bardo cambia sin cesar, y un lugar apacible
puede transformarse de repente en uno peligroso y horrible; esto se
denomina la incertidumbre de la apariencia.
En el bardo, aquellos que han llevado una vida inmoral sienten que
caen de cabeza y se hunden en profundidades cada vez más oscuras.
De las tinieblas surgen horribles apariciones que llenan a los seres
del bardo de miedo y angustia. Además, estos perciben cuatro
sonidos aterradores: 1) debido al cambio de apariencia ante la mente
del elemento tierra, oyen un gran estruendo como el producido por
el derrumbamiento de una inmensa montaña rocosa, se asustan y
sienten como si les aplastara una masa enorme; 2) debido al cambio
de apariencia ante la mente del elemento agua, oyen un sonido
como el producido por grandes olas, se aterrorizan y sienten como si
les arrastrase una inmensa marea; 3) debido al cambio de apariencia
ante la mente del elemento fuego, oyen un sonido como el
producido por un gran incendio que se extiende con rapidez en
todas direcciones y, llenos de angustia, sienten como si estuvieran
atrapados entre las llamas; y 4) debido al cambio de apariencia ante
la mente del elemento aire, oyen un sonido como el que produce
una gran tormenta y, aterrados, sienten como si les arrastrase un
torbellino.
Los seres del bardo que están a punto de renacer en uno de los
infiernos ven seres horribles que aparecen para torturarlos. El mero
hecho de estar en su presencia les produce un terror y sufrimiento
insoportables. Aterrorizados por estos verdugos, oyen cómo se
animan entre ellos diciendo: «Mata a este y tortura al otro...».
Después de oírlos hablar así, se sienten aterrados como si fueran
atrapados y secuestrados por estos crueles torturadores.
Sin embargo, aquellos que hayan llevado una vida virtuosa se
sentirán felices durante el bardo. Irán subiendo de gozo en gozo y lo
percibirán todo como si estuviera iluminado por la luz de la luna.
Los que vayan a renacer como seres humanos sentirán como si
estuviesen flotando hacia adelante, y los que vayan a renacer como
dioses, como si estuviesen flotando hacia arriba en el espacio.
Aquellos que hayan llevado una vida virtuosa morirán de manera
tranquila y apacible, pero los que hayan llevado una vida inmoral
sufrirán horribles alucinaciones no solo durante la muerte, sino
también durante el bardo. Había una vez un aristócrata tibetano que
se encargaba de organizar un festival de oraciones anual y cada vez
que se celebraba robaba algunos de los bloques de té que se ofrecían
a los monjes. El té tibetano se presenta en forma de pequeños
bloques compactos que han de partirse para hervir. A la hora de su
muerte, este hombre tuvo la alucinación de que le llovían cientos de
bloques de té y moría aplastado por ellos.
Las personas que han llevado una vida inmoral experimentan
intenso miedo y sufrimiento durante el bardo. Debemos recitar
oraciones para librarnos de los terribles caminos del bardo y evitar
crear las causas de estas experiencias.
EL RENACIMIENTO
En este contexto, renacimiento se refiere al renacimiento
incontrolado, cuya naturaleza es sufrimiento. Los seres humanos
experimentan sufrimiento humano porque han renacido como
humanos, los animales experimentan sufrimiento animal por haber
obtenido un renacimiento animal, etcétera. El renacimiento en el
samsara es la base para experimentar los sufrimientos de los seis
reinos.
La causa principal para renacer en un lugar u otro son nuestras
propias acciones, es decir, el karma impulsor que hayamos
acumulado. Las causas secundarias o condiciones contribuyentes del
renacimiento pueden ser de dos clases: distantes y cercanas. La
condición distante es el karma que tienen nuestros padres de que
vayamos a ser su hijo. Las condiciones cercanas son, por ejemplo, el
hecho de que cuando nuestros padres realicen el acto sexual se
produzca la unión del esperma y el óvulo en el seno de la madre.
Todas estas causas y condiciones han de reunirse para que se
produzca un renacimiento.
Si el ser del bardo va a renacer como humano, se acercará cada vez
más al lugar donde va a renacer, como una mosca que vuela
alrededor de un trozo de carne. Se irá aproximando a la casa donde
se encuentran sus futuros padres, a su habitación y a la cama donde
están acostados. Cuando el ser del bardo ve a sus futuros padres
realizando el acto sexual, genera un intenso deseo de unirse a ellos.
Si va a renacer como una mujer, intenta abrazar al padre, y si va a
hacerlo como un hombre, a la madre, pero al no poder colmar sus
deseos, muere enfadado. Al morir, el ser del bardo experimenta
todas las señales de la muerte de manera muy rápida, y cuando la
luz clara de la muerte cesa, su consciencia entra en la unión del
esperma y el óvulo en el seno de la madre. Entra por la boca del
padre y desciende hasta su órgano sexual, pasa por el de la madre y
entra en su seno. En el primer momento de la concepción, la mente
del nuevo ser solo percibe una apariencia negra, a la cual le siguen
las restantes señales de la muerte en orden inverso a medida que la
mente se vuelve cada vez más burda. Al principio, el cuerpo del
nuevo ser en el seno materno es líquido como el yogur de color
rojizo. Poco a poco va ganando consistencia, y al cabo de unas
semanas tiene una forma parecida a la de un pez. Unas semanas más
tarde su forma es similar a la de una tortuga, y después, a la de un
león. Finalmente, su cuerpo adquiere la forma de un ser humano. Al
cabo de unos nueve meses y diez días, nace el bebé.
Algunas de las enseñanzas que se presentan en este libro han sido
extraídas de otros de mis libros. Aunque hayamos leído estos
últimos, no debemos pensar que no es necesario volver a leer estos
apartados. Estas enseñanzas no se imparten para que obtengamos
una mera comprensión intelectual, sino para que alcancemos
profundas realizaciones. Debemos leerlas una y otra vez hasta
familiarizarnos por completo con ellas. Nunca se nos ha ocurrido
pensar que no es necesario comer hoy porque ya lo hicimos ayer. Al
igual que para mantener un cuerpo sano tenemos que comer todos
los días, para mantener nuestra comprensión del Dharma y alcanzar
realizaciones, debemos leer las enseñanzas, contemplarlas y meditar
en ellas una y otra vez.
Cómo beneficiar a los difuntos y a los
moribundos

La práctica de poua por el beneficio de los demás consta de dos


partes:
1. Cómo beneficiar a los difuntos.
2. Cómo beneficiar a los moribundos.
CÓMO BENEFICIAR A LOS DIFUNTOS
Se divide en dos apartados:
1. Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua.
2. Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación.
CÓMO BENEFICIAR A LOS
DIFUNTOS CON LA PRÁCTICA DE POUA
Como practicantes, es posible que los familiares y amigos de
alguna persona que acabe de morir nos pidan que realicemos un
ritual por su beneficio. Existen rituales extensos (tib.: lhogo) que
pueden realizarse en combinación con las prácticas de
autoiniciación del tantra del yoga supremo, y otros más breves que
los puede realizar cualquier persona. La Ceremonia de poua que
puede encontrarse en el apéndice 2 puede ser practicada en solitario
o en grupo por el beneficio de los innumerables seres que mueren
cada día o cuando se trata de personas que fallecen víctimas de un
accidente, un desastre natural o una guerra. La práctica sencilla que
se presenta a continuación está basada en la sadhana El camino de
compasión para el difunto, que también puede encontrarse en el
apéndice 2. Tradicionalmente se realiza antes de que hayan
transcurrido cuarenta y nueve días a partir de la fecha del
fallecimiento.
Para preparar este ritual, comenzamos disponiendo ofrendas y
realizando otros preparativos. Lo elaborado de las ofrendas
dependerá de la aportación económica de los familiares del difunto.
Utilizar el dinero del difunto es un poderoso método para aumentar
sus méritos y para que este establezca una conexión especial con los
seres sagrados.
En un trozo de papel dibujamos un loto, en el centro escribimos
con tinta roja la letra inicial del nombre del difunto y encima de ella
dibujamos un dosel. Pegamos el papel a una varilla como si fuera
una bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una
vasija pequeña. Delante colocamos una fotografía o dibujo del
difunto para simbolizar su presencia.
Sobre un plato esparcimos una cucharada de semillas de sésamo
negro dándole la forma de un escorpión y preparamos un fuego en
un pequeño recipiente con carbón. Después, colocamos la bandera
con el nombre, las semillas de sésamo y el fuego en una mesa
delante de nuestro asiento. Por último, ponemos una pequeña vela
en un plato delante de la fotografía del difunto.
A continuación, con una mente de intensa compasión por todos los
seres sintientes en general y por el difunto en particular,
comenzamos la sadhana. Esta consta de dos partes:
1. Autogeneración.
2. La práctica en sí.
AUTOGENERACIÓN
Realizamos la autogeneración como Avalokiteshvara siguiendo las
siete etapas de la primera parte de la sadhana:
1 Refugio y bodhichita.
2 Los cuatro inconmensurables.
3 Autogeneración como Avalokiteshvara.
4 Ofrendas a la autogeneración.
5 Alabanza.
6 Recitación del mantra.
7 Dedicación.
LA PRÁCTICA EN SÍ
Consta de tres partes:
1. Generación del difunto como una persona viva.
2. Purificación del karma negativo del difunto.
3. Transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura.
GENERACIÓN DEL DIFUNTO COMO UNA PERSONA VIVA
Después de generarnos como Avalokiteshvara, el Buda de la
compasión, de la sílaba HRIH en nuestro corazón irradiamos rayos
de luz que llegan hasta la forma simbólica del difunto, que se funde
en luz y se disuelve en la vacuidad.
Imaginamos que del estado de la vacuidad aparece el difunto con
el aspecto que tenía cuando estaba vivo. La naturaleza de su cuerpo
es luz y sus manos están juntas en la postura de la oración. Puesto
que la consciencia del difunto tiene que estar en uno de los tres
reinos de existencia –el del deseo, el de la forma o el inmaterial–,
irradiamos de nuevo rayos de luz de nuestro corazón hacia estos tres
reinos. Imaginamos que la luz engancha la consciencia del difunto,
que se retrae y disuelve en el corazón de la persona generada
delante de nosotros. A continuación, imaginamos que la persona
viva está sentada frente a nosotros.
PURIFICACIÓN DEL KARMA NEGATIVO DEL DIFUNTO
Para poder transferir la consciencia del difunto a la tierra pura,
tenemos que purificarla del karma negativo que haya acumulado en
sus incontables vidas pasadas. Para ello, realizamos la práctica de la
ofrenda de fuego de Vajradaka, una Deidad iluminada cuya función
es purificar con acciones coléricas el karma negativo de los seres
sintientes.
Con orgullo divino de ser Avalokiteshvara, el Buda de la
compasión, irradiamos rayos de luz de la sílaba HRIH en nuestro
corazón que llegan hasta el corazón de la persona que hemos
generado frente a nosotros. Como resultado, las impresiones
kármicas negativas que esa persona ha acumulado en sus
incontables vidas pasadas salen de su cuerpo por los orificios de la
nariz en forma de innumerables pequeños escorpiones que se
disuelven en el escorpión de semillas de sésamo que tenemos
delante.
A continuación, nos concentramos en el fuego reconociendo que
carece de existencia por su propio lado, e imaginamos que del
estado de la vacuidad aparece un fuego de sabiduría bajo el aspecto
de la Deidad Vajradaka con la boca completamente abierta.
Mientras recitamos el mantra de Vajradaka arrojamos las semillas
de sésamo –cuya naturaleza es la del karma negativo del difunto– en
el fuego e imaginamos que Vajradaka las consume. Cada vez que
recitamos el mantra arrojamos unas cuantas semillas de sésamo
utilizando los dedos pulgar y anular de la mano derecha. Después
de haberlo recitado siete veces rezamos con sinceridad una oración
para que todo el karma negativo del difunto sea purificado.
Continuamos de este modo hasta que se terminen las semillas de
sésamo.
TRANSFERENCIA DE LA CONSCIENCIA DEL DIFUNTO
A LA TIERRA PURA
Consta de siete partes:
1. Visualización.
2. Las tres percepciones.
3. Oración de las siete ramas.
4. Ofrecimiento conciso del mandala.
5. Súplicas.
6. La meditación en sí.
7. Dedicación.
VISUALIZACIÓN
Visualizamos que la naturaleza del cuerpo del difunto es luz
translúcida como un arcoíris. Sobre la coronilla de su cabeza está
Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas. En el corazón de
Avalokiteshvara aparece el Dharmakaya de todos los Budas en
forma de gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar. Esta
es la mente de Guru Avalokiteshvara. Meditamos en esta
visualización durante un tiempo.
A continuación, en el centro del cuerpo del difunto, entre los
hombros, pero más cerca de la espalda que de la parte frontal,
visualizamos su canal central. Es translúcido, su naturaleza es luz
roja y tiene el grosor de una flecha. Comienza cuatro dedos por
debajo del ombligo y asciende por el centro del cuerpo hasta llegar a
la coronilla. Es suave, flexible y muy recto. Por la parte inferior es
fino, como la cola de una serpiente, pero a medida que asciende,
aumenta de grosor y se vuelve hueco. En su coronilla, su parte
superior se une con la puerta inferior de Avalokiteshvara.
Dentro del canal central del difunto en su corazón visualizamos su
mente en forma de gota blanca de luz brillante con un matiz rojizo y
del tamaño aproximado de un guisante.
A continuación, repasamos mentalmente todos los aspectos de esta
visualización e intentamos percibirlos con claridad. Comenzamos
con su cuerpo de luz, luego seguimos con su canal central, su mente
en forma de gota, Guru Avalokiteshvara en su coronilla y el
Dharmakaya de todos los Budas en forma de gema ovalada de luz
blanca en su corazón. Entonces, lo repasamos todo en sentido
contrario, desde la gema ovalada de luz blanca en el corazón de
Guru Avalokiteshvara hasta el cuerpo de luz del difunto. Repetimos
esta meditación analítica en ambos sentidos hasta que percibamos
una imagen genérica de la visualización completa, y después
meditamos en ella sin distracciones.
LAS TRES PERCEPCIONES
A continuación, generamos las tres percepciones siguientes: 1) la
mente del difunto, la gota, es un viajero que se dirige a la tierra
pura; 2) su canal central es el camino hacia la tierra pura; y 3) el
Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es
su destino.
ORACIÓN DE LAS SIETE RAMAS Y OFRECIMIENTO
CONCISO DEL MANDALA
Recordando estas tres percepciones especiales, como representante
del difunto recitamos la oración de las sietes ramas y ofrecemos un
mandala conciso a Avalokiteshvara en su coronilla reconociendo
que es la síntesis de todos los Budas y que su naturaleza es la de
nuestro Guía Espiritual.
SÚPLICAS
A continuación, realizamos las siguientes súplicas desde lo más
profundo de nuestro corazón:
¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las
diez direcciones!,
te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos
de [nombre del difunto].
Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el
profundo camino de la transferencia
y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda.
LA MEDITACIÓN EN SÍ
Imaginamos que como resultado de nuestras súplicas sinceras,
desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los
Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de
luz blanca por el canal central del difunto que llega hasta su mente
en forma de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la
gota emitimos el sonido HIC e imaginamos con fuerte concentración
que su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el
centro de su chakra de la garganta.
A continuación, emitimos el sonido HIC por segunda vez e
imaginamos que la gota asciende hasta el centro de su chakra de la
coronilla, y cuando lo hacemos por tercera vez imaginamos que
entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y
llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en
el Dharmakaya, la tierra pura interna de Buda. Entonces, debemos
tener la firme convicción que el difunto ha renacido en la tierra pura
de Buda y meditar en ello sin distracciones durante tanto tiempo
como podamos.
Después de haber transferido la consciencia del difunto a la tierra
pura de Buda, imaginamos que su cuerpo frente a nosotros se
disuelve en la bandera con su nombre. A continuación, encendemos
la vela y pensamos que su naturaleza es la vacuidad. De la vacuidad
aparece un fuego de sabiduría de cinco colores cuya naturaleza es la
de las cinco familias de Buda. Sostenemos la bandera con el nombre
del difunto sobre la vela mientras recitamos el mantra de
Avalokiteshvara, OM MANI PEME HUM. Al mismo tiempo que el
fuego de sabiduría consume la bandera con el nombre imaginamos
que el cuerpo del difunto es purificado y alcanza el Cuerpo de la
Forma de un Buda.
DEDICACIÓN
Para finalizar, dedicamos todos los méritos acumulados en el
pasado, presente y futuro, y en particular con esta práctica, para que
el difunto alcance la iluminación total.
Existe otra práctica de poua para beneficiar a los difuntos basada
en la sadhana Ofrenda al Guía Espiritual (tib.: Lama Chopa). Para un
comentario completo de esta práctica, véase Gran tesoro de méritos.
CÓMO BENEFICIAR A LOS DIFUNTOS CON ORACIONES Y LA DEDICACIÓN
Si nos piden que realicemos un funeral por alguien que haya
muerto recientemente, podemos utilizar la sadhana Oraciones
sinceras, que puede encontrarse en el apéndice 2. En esta clase de
funeral los practicantes espirituales se reúnen para recitar oraciones
sinceras y hacer dedicaciones para que el difunto obtenga un
renacimiento afortunado. Las oraciones contenidas en este ritual
solo son las bases para el funeral y pueden adaptarse según las
circunstancias.
Por lo general, las oraciones son mucho más poderosas si las recita
una asamblea de practicantes que si solo lo hacen una o dos
personas. En las escrituras se utiliza la analogía de la escoba. Si
intentamos barrer el suelo con unas pocas ramas, nos resultará
difícil, pero si juntamos más y fabricamos una escoba, lo haremos
mejor.
Esta práctica consta de dos partes:
1. Acumular gran cantidad de méritos y sabiduría.
2. Dedicar esta acumulación por el beneficio del difunto.
ACUMULAR GRAN CANTIDAD DE MÉRITOS Y SABIDURÍA
Podemos acumular gran cantidad de méritos y sabiduría
realizando extensas ofrendas a los seres sagrados y contemplando la
Oración de las etapas del camino hacia la iluminación. El poder de
nuestras oraciones depende de la intensidad y pureza de nuestra
intención. En este funeral es importante que los asistentes generen
compasión hacia todos los seres sintientes en general y hacia el
difunto en particular. Si tenemos una motivación auténtica de
compasión, sin lugar a dudas nuestras oraciones darán resultado.
Numerosas personas religiosas, tanto budistas como no budistas,
conocen la eficacia de las oraciones por propia experiencia. Puesto
que la naturaleza de la oración es intención o aspiración, es una
acción mental. Las palabras de una oración nos ayudan a
concentrarnos y nos inspiran fe, pero no son la oración propiamente
dicha, puesto que también podemos rezar sin pronunciar palabras.
Lo importante es concentrarnos sin distracciones en el significado de
las oraciones mientras las recitamos. Puesto que somos budistas,
rezamos ante una imagen de Buda o una asamblea visualizada de
Budas considerándolos como Budas reales. Las oraciones que
recitemos ante estos seres sagrados tienen un gran poder para
obtener el resultado deseado.
DEDICAR ESTA ACUMULACIÓN POR EL BENEFICIO DEL DIFUNTO
La dedicación se define como «la oración que observa nuestras
virtudes o las de los demás y las dirige hacia un determinado
objetivo». En este caso dedicamos nuestras virtudes por el beneficio
del difunto. Por ejemplo, si después de haber realizado extensas
ofrendas en favor de una persona que acaba de morir, rezamos lo
siguiente: «Que gracias a los méritos acumulados al realizar estas
ofrendas, [nombre del difunto] renazca en una tierra pura de Buda y
alcance la iluminación», estamos realizando una dedicación. Todas
las acciones virtuosas producen resultados beneficiosos, y la función
de la dedicación es determinar qué clase de resultados producirá
una acción virtuosa en particular. Las acciones virtuosas son como
un buen caballo, y la dedicación, como las riendas con las que lo
dirigimos. Con una motivación compasiva nuestra dedicación será
eficaz sin lugar a dudas.
Cuando Buda Shakyamuni era un Bodhisatva, acumuló gran
cantidad de méritos realizando extensas ofrendas y practicando la
generosidad. Su Guía Espiritual predijo que como resultado,
disfrutaría de las riquezas de un rey chakravatin durante muchos
eones. Sin embargo, él dedicó todos sus méritos para que cuando se
convirtiera en un Buda, ninguno de sus seguidores muriera de
hambre. Desde entonces, miles de practicantes puros se han
beneficiado de esta dedicación.
El Tíbet fue un país muy pobre y numerosos practicantes
decidieron vivir en lugares inaccesibles para dedicarse a la práctica
espiritual, pero ninguno de ellos murió de hambre. En los países
donde se ha extendido el Budadharma, como el Tíbet, la India,
China y Mongolia, no ha habido ningún practicante puro que haya
muerto de inanición. Incluso cuando ha habido escasez de alimentos
y muchas muerte por ello, los practicantes puros los han encontrado
de manera milagrosa. Al igual que esto ha sucedido en el pasado,
mientras la doctrina de Buda permanezca en este mundo seguirá
ocurriendo. Este es un ejemplo de alguien que ha dedicado su
práctica de la generosidad por el beneficio de los demás y de otros
que han recibido los resultados de su dedicación.
Los gueshes kadampas solían decir que cuando una persona
abandona el apego a las riquezas, estas caen sobre ella como pájaros
que descienden del cielo. Al igual que los pájaros no acuden a un
lugar desde una dirección determinada, sino que lo hacen desde
todas direcciones, si renunciamos mentalmente a la riqueza, la
recibiremos procedente de distintas fuentes. Esta fue la experiencia
de numerosos gueshes kadampas.
Después de la invasión china del Tíbet, un gueshe del monasterio
de Sera llamado Thubten Tashi escapó al Nepal. Durante el viaje por
el Tíbet consiguió mendigar algunos alimentos, pero cuando llegó al
Nepal no tenía nada para comer. Sin embargo, en lugar de
desanimarse, pensó: «Hasta ahora he tenido apego a mi cuerpo y me
he preocupado en todo momento por él, pero no he recibido ningún
beneficio duradero. Sería mejor abandonar por completo el apego a
mi cuerpo y a mis posesiones, y dedicar el resto de mi vida a
practicar el Dharma con sinceridad y a prepararme para la próxima
vida». Entonces, abandonó la localidad en la que se encontraba y se
dirigió hacia las montañas donde encontró una cabaña de pastores
abandonada. Puesto que no tenía nada para comer, pensó que
moriría en pocos días, pero no tenía miedo y se dedicó a practicar el
yoga de Buda Shakyamuni y a realizar las seis prácticas
preparatorias del Lamrim. Al cabo de unos días, unos pastores
aparecieron en su cabaña y le preguntaron qué hacía allí. Él
respondió que esperaba a la muerte y que en una semana moriría.
Una semana después, los pastores regresaron y lo encontraron vivo
y con buena salud, y ni siquiera tenía hambre. Difundieron la noticia
de que un hombre extraño vivía en las montañas. Una mujer
anciana lo oyó y pensando que probablemente era un yogui que le
podría dar consejos, subió a la cabaña. Al verla, el gueshe le
preguntó: «¿Has tenido alguna pesadilla?». Él no tenía la intención
de hacerle esta pregunta, pero las palabras le salieron de la boca.
Efectivamente, la anciana había ido para preguntarle sobre las
pesadillas que había tenido recientemente. Sorprendida, le
respondió: «¿Cómo sabes que he venido a preguntarte acerca de mis
sueños? ¡Debes de ser un Buda!». Más tarde dijo a los paisanos de su
aldea que había un Buda viviendo en las montañas y su reputación
se difundió con rapidez. Muchas personas le llevaron comida y le
pidieron consejo. Realizó varias adivinaciones y todos lo conocían
como Dri Rimpoché. Yo lo conocí personalmente y me dijo que
ningún practicante puro de Dharma podría morirse de hambre
aunque lo intentara. Este relato confirma el poder de la dedicación
de Buda Shakyamuni.
Si dedicamos nuestras virtudes con una motivación pura de
compasión, sin lugar a dudas podemos beneficiar a los difuntos. En
particular, la dedicación realizada por un gran grupo de practicantes
es un poderos método para beneficiarlos. Con nuestras oraciones y
dedicaciones podemos impedir que el difunto renazca en un reino
inferior y conducirlo a uno superior, como una tierra pura de Buda.
Esta práctica general la puede realizar cualquier persona, pero para
los difuntos que consideramos seres realizados es más apropiado
utilizar otro ritual. En estos casos, la asamblea de practicantes debe
acumular gran cantidad de méritos y sabiduría con la práctica de la
Ofrenda al Guía Espiritual. Después, se deben dedicar los méritos para
satisfacer los deseos del difunto –que el Budadharma se difunda por
todo el mundo y que todos los seres sintientes tengan la
oportunidad de entrar en el camino del Bodhisatva, avanzar por sus
etapas y finalmente alcanzar la iluminación total–.
CÓMO BENEFICIAR A LOS MORIBUNDOS
Cuando sabemos que una persona va a morir, podemos realizar la
práctica de poua por ella.
Primero generamos compasión contemplando su sufrimiento y el
hecho de que no puede elegir su próximo renacimiento. Después de
morir experimentará los temores y sufrimientos del bardo. Si renace
como humano tendrá que experimentar los sufrimientos de los
humanos, y si lo hace como un animal, los de los animales, etcétera.
Contemplando su sufrimiento, rezamos lo siguiente desde lo más
profundo de nuestro corazón:
Qué maravilloso sería si esta persona se liberase de los renacimientos en
el samsara. Voy a hacer lo posible por conseguirlo.
Con esta mente de compasión realizamos la sadhana de poua
titulada El camino de la compasión para el moribundo al mismo tiempo
que contemplamos su significado con profundidad. Esta sadhana
puede encontrarse en el apéndice 2.
Por lo general, cuando alguien está a punto de morir, es
importante no tocar ninguna parte de su cuerpo excepto la coronilla.
Si le tocamos la coronilla, conseguiremos que se abra la puerta del
chakra de la coronilla y que su consciencia abandone el cuerpo por
ese lugar y se dirija hacia un renacimiento superior. Si la consciencia
sale por una de las puertas inferiores del cuerpo, la persona renacerá
en unos de los reinos inferiores. Esto es importante recordarlo.
Además, mientras la persona se está muriendo todavía puede
escuchar y comprender lo que le decimos y, por lo tanto, es muy
importante tranquilizarla, animarla e impedir que se enfade o
deprima. De este modo morirá en paz y sin obstáculos.
Si el moribundo es un practicante espiritual, podemos recordarle
su práctica y recitar o cantar sus oraciones y mantras diarios, e
intentar que se acuerde de su Guía Espiritual.
SEGUNDA PARTE:
Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua
Motivación y familiaridad

En la sadhana Ofrenda al Guía Espiritual, el primer Panchen Lama


dice:
«Si a la hora de morir no he completado el camino,
ruego tus bendiciones para poder ir a una tierra pura
por medio de la instrucción de la aplicación correcta de las cinco
fuerzas,
el método supremo de la transferencia a la Budeidad».
Para que nuestra práctica de poua sea eficaz, debemos combinarla
con las cinco fuerzas, que son un método especial para obtener
buenos resultados. Las cinco fuerzas son:
1. La fuerza de la motivación.
2. La fuerza de la familiaridad.
3. La fuerza de la semilla blanca.
4. La fuerza de la destrucción.
5. La fuerza de la oración.
La primera fuerza, la de la motivación, consiste en generar y
mantener el deseo de renacer en una tierra pura de Buda. Para
satisfacer este deseo, debemos familiarizarnos con la práctica de
poua adiestrándonos en ella con regularidad; esta es la fuerza del
hábito o familiaridad. Para tener éxito en nuestro adiestramiento, es
necesario acumular gran cantidad de méritos practicando la virtud;
esta es la fuerza de la semilla blanca. Se denomina de este modo
porque con ella reunimos las condiciones internas para que las
semillas de la virtud maduren en nuestra mente.
Para renacer en una tierra pura de Buda, también debemos
purificar las acciones perjudiciales que hemos cometido durante
nuestras incontables vidas pasadas; esta es la fuerza de la
destrucción. Por último, debemos dedicar los méritos para alcanzar
nuestra meta final, la tierra pura de Buda; esta es la fuerza de la
oración. Si integramos las cinco fuerzas en la práctica de poua,
podremos completar la práctica y transferir nuestra consciencia a
una tierra pura de Buda.
LA FUERZA DE LA MOTIVACIÓN
El primer paso para alcanzar una tierra pura de Buda es generar el
deseo de ir allí, que es la fuerza de la motivación. Debemos cultivar
y aumentar este deseo hasta que surja en nosotros de manera
espontánea. Cuanto más intenso sea nuestro deseo de ir a una tierra
pura, más nos esforzaremos en ello y, como resultado, alcanzaremos
nuestra meta con toda certeza. Si somos perezosos, no
conseguiremos nada.
Desde el punto de vista del Dharma, la pereza consiste en no
desear poner esfuerzo en una tarea virtuosa. En realidad, la pereza
del apego a los placeres mundanos es la que nos hace vagar por el
samsara y experimentar sufrimiento sin cesar, mientras que los
Budas, que pusieron gran esfuerzo en el camino espiritual, disfrutan
de la libertad y felicidad últimas de la iluminación total.
Había una vez un yogui tibetano llamado Drukpa Kunlek que fue a
visitar el gran templo de Lhasa para ver la estatua de Buda
Shakyamuni. Al llegar ante ella, exclamó:
«¡Oh, Buda!, hace tiempo tú y yo éramos iguales,
pero tú, gracias a tu esfuerzo, has alcanzado la iluminación,
mientras que yo, debido a la pereza, sigo vagando en el samsara.
Ahora eres mi objeto de veneración».
¿Qué es una tierra pura? Una tierra pura es un lugar donde no
existe ningún objeto, entorno ni disfrute contaminados. No hay
enfermedades, envejecimiento, muertes ni renacimientos
incontrolados; y puesto que no hay renacimientos samsáricos, no
hay sufrimiento, problemas, temores ni peligros. Los seres que viven
en una tierra pura tienen cuerpos y mentes puros y experimentan
paz interior de manera permanente. Es casi como si hubieran
alcanzado la liberación o nirvana.
Los practicantes que buscan la liberación permanente del
sufrimiento tienen que avanzar por los cinco caminos espirituales: el
de la acumulación, el de la preparación, el de la visión, el de la
contemplación y el de No Más Aprendizaje, y por lo general, esto
requiere adiestrarse con perseverancia durante numerosas vidas. Sin
embargo, los practicantes de poua pueden alcanzar la liberación
permanente del sufrimiento en unos minutos transfiriendo su
consciencia a una tierra pura de Buda en el momento de la muerte.
Por esta razón se dice que el poua es un método instantáneo para
alcanzar la iluminación.La verdadera liberación o nirvana es la
naturaleza última de una mente libre por completo de
perturbaciones mentales. Hay tres clases de liberación: la gran
liberación de un Buda, la liberación mediana del Conquistador
Solitario y la menor del Oyente. Aquellos que han alcanzado la
liberación se conocen como Destructores del Enemigo porque han
vencido al enemigo de los engaños. En realidad, el término
iluminación no se refiere solo a la de un Buda, puesto que también
hay tres niveles de iluminación: la gran iluminación de un Buda, la
mediana del Conquistador Solitario y la menor del Oyente. Según
este punto de vista, aquel que haya alcanzado la liberación habrá
alcanzado también la iluminación.
Si un practicante de poua que no haya entrado en el camino hacia
la liberación realiza su práctica cuando se está muriendo y renace en
una tierra pura de Buda, es casi como si hubiera alcanzado la
liberación. Esto no significa que haya eliminado por completo sus
perturbaciones mentales. Todavía tendrá engaños como el
aferramiento propio, pero su poder se habrá debilitado debido a la
pureza de su mente. Sus perturbaciones mentales no se
manifestarán, pero las semillas de estas aún permanecerán en su
continuo mental. Cuando alguien renace en una tierra pura de Buda
no vuelve a hacerlo de manera incontrolada en el samsara, pero esto
no significa que vaya a alcanzar la verdadera liberación o
iluminación con rapidez.
Aunque los beneficios personales que recibiremos al renacer en
una tierra pura de Buda nos resulten obvios, es posible que nos
preguntemos cómo ayudará esto a otros seres sintientes. Cuando
meditamos en la compasión, generamos un sincero deseo de liberar
a todos los seres sintientes del sufrimiento del samsara, pero si
nosotros no alcanzamos antes la liberación, ¿cómo vamos a liberar a
los demás? ¿Cómo puede alguien que se esté ahogando ayudar a
otro que se encuentre en su misma situación? Pensando de este
modo, llegaremos a la siguiente conclusión:
Debo renacer en una tierra pura de Buda para poder alcanzar la
liberación permanente del samsara, puesto que de este modo tendré la
capacidad de liberar también a otros seres sintientes.
Meditamos en esta determinación sin distracciones durante tanto
tiempo como podamos.
Después de comprender los inmensos beneficios que recibiremos
tanto nosotros mismos como los demás si renacemos en una tierra
pura de Buda, debemos generar un intenso deseo de ir allí y
mantenerlo día y noche. Finalmente, generaremos este deseo de
forma natural y sin esfuerzo alguno. Al levantarnos por la mañana
debemos recordar nuestro deseo de ir a una tierra pura, y con
retentiva y vigilancia mental observar nuestra mente a lo largo del
día para asegurarnos de que no lo olvidamos. No debemos
distraernos con asuntos mundanos, sino mantener siempre esta
intención con parte de nuestra mente.
LA FUERZA DE LA FAMILIARIDAD
Para cumplir nuestro deseo de ir a una tierra pura de Buda,
debemos familiarizarnos con la práctica de poua; esta es la fuerza
del hábito o familiaridad. Con familiaridad, hasta las tareas más
difíciles nos resultan sencillas. Por ejemplo, aprender a conducir o a
utilizar un ordenador puede parecer difícil al principio, pero a
medida que dominemos los principios básicos y practiquemos con
regularidad, conseguiremos hacerlo de forma natural y sin esfuerzo.
Del mismo modo, es posible que al principio nos resulten difíciles
las prácticas preliminares y la meditación en sí de poua, pero a
medida que nos familiaricemos con ellas adiestrándonos a diario,
nos resultarán más fáciles. Entonces, podremos realizar la práctica
de poua incluso mientras dormimos, y finalmente al morir seremos
capaces de transferir nuestra consciencia a una tierra pura.
En las enseñanzas del Lamrim se cuenta la historia de una mujer
anciana que tenía una vaca que murió al dar a luz. Cada mañana la
anciana sacaba el ternero al jardín para que pastara y tomara el sol, y
por las tardes volvía a meterlo en el corral. Hizo esto durante tanto
tiempo y estaba tan acostumbrada a ello que incluso cuando el
ternero había crecido seguía haciéndolo sin ninguna dificultad. ¡Con
familiaridad todo es posible!
Para familiarizarnos con la práctica de poua, debemos poner
mucho esfuerzo y practicar con regularidad. Si es posible, debemos
hacer una sesión cada cuatro horas, es decir, seis sesiones al día. Por
ejemplo, podemos hacer la primera sesión a las seis de la mañana, la
segunda a las diez, la tercera a las dos de la tarde, luego a las seis, a
las diez de la noche y a las dos de la madrugada. Después podemos
volver a empezar a las seis de la mañana y volver a completar el
ciclo.
Durante los descansos debemos recordar las experiencias
adquiridas en la meditación, realizar prácticas para acumular
méritos y dedicar estos últimos para alcanzar una tierra pura de
Buda. Además, hemos de recibir bendiciones de todos los seres
iluminados confiando sinceramente en nuestro Guía Espiritual. En
las escrituras se dice que cuando un discípulo confía con sinceridad
en su Guía Espiritual, todos los seres iluminados entran en el cuerpo
de este último y aceptan las muestras de respeto, la devoción y las
ofrendas del discípulo aunque no hayan sido invitados. De este
modo, el discípulo puede recibir las bendiciones de todos los seres
sagrados a través de su Guía Espiritual.
Si practicamos de este modo, adquiriremos una profunda
experiencia en la práctica de poua y podremos realizarla sin
obstáculos al morir y alcanzar nuestra meta final.
Como se mencionó con anterioridad, es muy importante
familiarizarnos con la sensación de que nuestra mente está unida al
Dharmakaya, la tierra pura interna de Buda. Al final de la
meditación de poua nuestra mente en forma de gota se disuelve en
la mente de Avalokiteshvara. Puesto que la naturaleza de la mente
de Avalokiteshvara es gran gozo, imaginamos que nosotros también
experimentamos gran gozo. Entonces, disolvemos todas las
apariencias de objetos convencionales hasta percibir solo un espacio
vacío. Consideramos este espacio vacío como la vacuidad de
existencia inherente y sentimos que nuestra mente de gran gozo se
une con ella. Imaginamos que estamos experimentando la unión del
gozo y la vacuidad del Dharmakaya y nos concentramos en esta
sensación durante tanto tiempo como podamos. Para profundizar en
nuestra experiencia de esta meditación, debemos mejorar nuestra
comprensión de la vacuidad de todos los fenómenos. Después de
familiarizarnos con esta experiencia, sin lugar a dudas seremos
capaces de transferir nuestra consciencia a una tierra pura al morir.
Adiestramiento en la virtud

LA FUERZA DE LA SEMILLA BLANCA


El adiestramiento en la meditación de poua es como sembrar
semillas en el campo de nuestra consciencia, pero para que la
cosecha –alcanzar la tierra pura– madure, debemos reunir las
condiciones necesarias acumulando méritos y recibiendo
bendiciones. Al igual que las semillas dependen para su crecimiento
de los nutrientes adecuados y la humedad de la tierra, para que
crezcan las semillas blancas de la virtud es necesario que haya
suficientes méritos y bendiciones en nuestra mente. De este modo,
esta última dispondrá de la energía necesaria para mantener el
crecimiento de la virtud y producir los resultados deseados. Si
nuestra mente carece de méritos y bendiciones, será como la tierra
estéril, y aunque nos familiaricemos con la meditación de poua, no
podremos alcanzar realizaciones y nos encontraremos con
numerosos obstáculos. Por el contrario, si enriquecemos nuestra
mente con méritos y bendiciones, no tendremos dificultades para
cumplir nuestro deseo de renacer en una tierra pura de Buda.
Reunir las condiciones necesarias para que las semillas de la virtud
crezcan en nuestra mente es la fuerza de la semilla blanca.
Para acumular méritos debemos adiestrarnos en la virtud. ¿Qué es
la virtud? Es un fenómeno cuya función principal es causar
felicidad. Los objetos materiales, como los regalos, el dinero o los
alimentos pueden proporcionarnos felicidad temporal, pero si
hacemos un mal uso de ellos, también pueden causar sufrimiento y,
por lo tanto, su función principal no es producir felicidad. Sin
embargo, los fenómenos virtuosos solo pueden causar felicidad,
nunca sufrimiento.
Debemos cultivar las once mentes virtuosas siguientes:
1. Fe.
2. Sentido del honor.
3. Consideración por los demás.
4. Antiapego.
5. Antiodio.
6. Antiignorancia.
7. Esfuerzo.
8. Flexibilidad mental.
9. Recta conducta.
10. Ecuanimidad.
11. Antimalicia.
FE
Como dice el Bodhisatva Shantideva, el Budadharma es la única
medicina que puede curar la enfermedad de las perturbaciones
mentales y, en consecuencia, liberarnos del sufrimiento. Sin
embargo, si no tenemos fe en el Dharma, no tendremos el deseo
sincero de practicarlo, y si no lo practicamos, no habrá otra forma de
solucionar nuestros problemas diarios, que surgen de los engaños
como el apego, el odio, los celos y la ignorancia. Nuestros problemas
nunca se terminarán por sí mismos y tendremos que experimentar
constante sufrimiento vida tras vida.
La fe es la raíz de todas las realizaciones espirituales. Sin ella
nuestra mente es como una semilla quemada, y al igual que esta no
puede germinar, con un conocimiento carente de fe nunca
alcanzaremos realizaciones de Dharma, en particular las tántricas.
La fe en el Dharma nos induce a generar con fuerza la intención de
practicarlo, lo que a su vez induce al esfuerzo. Con esfuerzo
podemos lograr cualquier objetivo que nos propongamos.
Por mucho que estudiemos, si no tenemos fe en el Dharma, nuestro
conocimiento intelectual no nos ayudará a reducir nuestras
perturbaciones mentales, la raíz del sufrimiento. Además, es posible
que aumente nuestro orgullo, con lo cual lo harán también los
demás engaños. El conocimiento intelectual carente de fe tampoco
nos ayudará a purificar nuestro karma negativo, e incluso puede que
acumulemos más si utilizamos el Dharma sagrado para
beneficiarnos económicamente o incrementar nuestra reputación,
poder o autoridad política.
Si tenemos fe en el Dharma, también la tendremos en Buda –la
fuente del Dharma– y en la Sangha –los amigos espirituales que nos
asisten en nuestra práctica espiritual–. Si confiamos con sinceridad
en las Tres Joyas con fe y convicción, seremos verdaderos budistas.
Para cultivar y aumentar nuestra fe en las enseñanzas espirituales,
debemos leerlas y escucharlas de manera especial. Por ejemplo,
cuando leamos un libro que nos muestre el camino espiritual,
debemos pensar lo siguiente:
Este libro es como un espejo que refleja los defectos de mis acciones
físicas, verbales y mentales. Al mostrar mis limitaciones, me ofrece la
oportunidad de superarlas y de eliminar las faltas de mi continuo
mental.
Este libro es la medicina suprema. Si practico las instrucciones
contenidas en él, podré curarme de la enfermedad de las perturbaciones
mentales, la causa verdadera de todos mis problemas y sufrimientos.
Este libro es la luz que disipa la oscuridad de mi ignorancia, los ojos
con los que veo el verdadero camino que conduce a la liberación y la
iluminación, y el Guía Espiritual supremo de quien recibo los consejos
más profundos y beneficiosos.
Aunque el libro esté escrito por un autor que no sea famoso, si
contiene enseñanzas espirituales puras, será como un espejo, una
medicina, una luz y unos ojos, y también el Guía Espiritual supremo.
Si leemos los libros de Dharma y escuchamos las enseñanzas con
este reconocimiento especial, nuestra fe y sabiduría aumentarán.
SENTIDO DEL HONOR Y CONSIDERACIÓN POR LOS DEMÁS
El sentido del honor y la consideración por los demás son el
fundamento de la disciplina moral, en particular de la moralidad de
la abstención. La práctica de la disciplina moral es la mejor
protección para no renacer en los reinos inferiores y es la causa
principal para obtener un renacimiento afortunado.
Nagaryhuna dijo que mientras la riqueza es el resultado de
practicar la generosidad, la felicidad de los renacimientos superiores
lo es de la disciplina moral. Los resultados de practicar la
generosidad pueden experimentarse en un reino superior o en uno
inferior, dependiendo de si se ha practicado junto con la disciplina
moral o no. Si no cultivamos la moralidad, nuestra generosidad
madurará en los reinos inferiores. Por ejemplo, como resultado de
haber practicado la generosidad en vidas previas, algunos animales
domésticos disfrutan de mejores condiciones que muchos seres
humanos, sus amos los cuidan y alimentan, les proporcionan
cómodos almohadones y los tratan como si fueran sus hijos
preferidos. Sin embargo, a pesar de todas las comodidades, estas
pobres criaturas han obtenido un renacimiento inferior y poseen el
cuerpo y la mente de un animal. Carecen de bases físicas y mentales
apropiadas para continuar su práctica de dar o para realizar
cualquier otra acción virtuosa. No pueden comprender el
significado del camino espiritual ni tienen la oportunidad de
desarrollar sus mentes. Cuando al disfrutar de sus placeres
consuman el karma que acumularon con la práctica de la
generosidad, estos se acabarán, puesto que no habrán podido
realizar más acciones virtuosas, y en sus vidas futuras serán pobres y
pasarán hambre. Esto se debe a que no practicaron la generosidad
junto con la disciplina moral y, por lo tanto, no crearon la causa para
obtener un renacimiento superior.
El sentido del honor y la consideración por los demás se
caracterizan por la determinación de dejar de cometer acciones
impropias y perjudiciales y mantener nuestros votos y compromisos.
Esta determinación es el fundamento de la disciplina moral. Para
tomar esta determinación y mantenerla hemos de contemplar los
beneficios de practicar la disciplina moral y los riesgos de
abandonarla. En particular, debemos recordar que sin disciplina
moral no tenemos la oportunidad de obtener un renacimiento
superior y mucho menos de renacer en una tierra pura de Buda.
La diferencia entre el sentido del honor y la consideración por los
demás consiste en que gracias al primero evitamos cometer acciones
indebidas por razones que nos atañen a nosotros mismos, mientras
que gracias al segundo lo hacemos por razones que atañen a los
demás. Por lo tanto, el sentido del honor nos impide cometer
acciones perjudiciales al recordarnos que no son propias de nosotros
porque, por ejemplo, somos practicantes espirituales, monjes,
personas adultas, maestros, etcétera. Si pensamos que no es correcto
matar insectos porque somos budistas y tomamos la firme
determinación de no hacerlo, estamos motivados por el sentido del
honor. Este nos impide cometer acciones perjudiciales apelando a
nuestra conciencia y recordándonos las pautas de comportamiento
que consideramos apropiadas. Sin sentido del honor nos resultará
muy difícil practicar la disciplina moral.
Por ejemplo, si nos abstenemos de decir algo desagradable para no
enfadar a alguien o abandonamos la pesca para no causar
sufrimiento a los peces, lo hacemos motivados por la consideración
por los demás. Cuando nos relacionamos con otras personas
debemos ser considerados con ellas teniendo en cuenta que nuestra
conducta puede molestarlas o perjudicarlas. Nuestros deseos son
innumerables y si nos dejamos llevar por ellos, podemos causar
mucho daño a los demás; por lo tanto, antes de hacer lo que se nos
antoje debemos analizar cómo van a afectar a los demás nuestras
acciones, y si pensamos que pueden perjudicarlos, debemos
abstenernos de efectuarlas. Si nos preocupamos por el bienestar de
los demás, seremos considerados con ellos de manera natural.
La consideración por los demás es importante tanto para los
budistas como para los que no lo son. Si somos considerados con los
demás, nos respetarán, resultaremos agradables y nuestras
relaciones con nuestros amigos y familiares serán cordiales y
duraderas; en cambio, si carecemos de consideración por los demás,
nuestras relaciones se deteriorarán con rapidez. Ser considerados
impide que las personas con quienes nos relacionamos pierdan la fe
en nosotros, además de que es necesario para poder regocijarnos de
las virtudes y la felicidad de los demás.
El que alguien sea una buena o mala persona depende de que
tenga o no sentido del honor y consideración por los demás. Si
carecemos de estos dos factores mentales, nuestro comportamiento
diario será perjudicial y nadie deseará relacionarse con nosotros. El
sentido del honor y la consideración por los demás son como ropas
elegantes gracias a las cuales resultamos atractivos a los demás. Sin
ellas somos como una persona desnuda a la que todos tratan de
evitar.
ANTIAPEGO
En este contexto, el antiapego se refiere a la mente de renuncia, el
oponente del apego. La renuncia no es el deseo de abandonar la
familia, los amigos, el trabajo, el hogar, etcétera, para convertirnos
en un mendigo, sino la mente que busca la liberación de los
renacimientos contaminados y cuya función es eliminar el apego a
los placeres mundanos.
Debemos aprender a eliminar el apego con la práctica de la
renuncia o de lo contrario se convertirá en un gran obstáculo para
renacer en una tierra pura. Si el practicante de poua tiene apego a su
hogar, familia, cuerpo, posesiones, etcétera cuando se está
muriendo, no podrá ir a una tierra pura. Al igual que un pájaro no
puede volar con piedras atadas a las patas, la mente tampoco puede
viajar a una tierra pura si tiene apego a las posesiones mundanas.
Ahora es el momento de practicar la renuncia, antes de que nos
sorprenda la muerte. Debemos reducir nuestro apego a los placeres
mundanos comprendiendo que son engañosos y no nos
proporcionan verdadera satisfacción. En realidad, solo nos causan
sufrimiento. Los practicantes de poua desean ir a una tierra pura,
pero allí tendrán pocas posibilidades de aumentar su renuncia o su
compasión porque en ellas todo es puro y no existe el sufrimiento.
Puesto que esta vida humana con todas sus dificultades y
tribulaciones nos ofrece la gran oportunidad de mejorar nuestra
renuncia y compasión, no debemos desperdiciarla. La realización de
la renuncia es la puerta del camino espiritual que nos conduce a la
liberación y la iluminación. Sin ella no es posible entrar en este
camino y mucho menos recorrerlo.
Para generar y aumentar nuestra renuncia, debemos reflexionar
una y otra vez del siguiente modo:
Debido a que mi consciencia no tiene principio, he renacido
innumerables veces en el samsara. He tenido infinidad de cuerpos; si los
amontonara, cubrirían todo el mundo, y si recogiera su sangre y demás
fluidos, formarían un gran océano. He sufrido tanto en mis vidas
pasadas que con las lágrimas que he derramado podría formarse otro
océano.
En cada una de mis vidas he experimentado los sufrimientos
producidos por las enfermedades, el envejecimiento, la muerte, tener que
separarme de los seres queridos y no poder satisfacer mis deseos. Si no
alcanzo ahora la liberación permanente del sufrimiento, tendré que
experimentar de nuevo estos sufrimientos en incontables vidas futuras.
Contemplamos estos razonamientos hasta que desde lo más
profundo de nuestro corazón decidamos abandonar el apego a los
placeres del samsara y alcanzar la liberación permanente de los
renacimientos contaminados, y entonces nos concentramos en esta
determinación. Debemos realizar esta contemplación y meditación
cada día.
Hay dos clases de renuncia: la renuncia en el continuo mental de
un hinayanista y la renuncia en el continuo mental de un
Bodhisatva. La renuncia de este último es parte de su bodhichita. La
bodhichita es una mente primaria motivada por la gran compasión
que desea de manera espontánea alcanzar la liberación suprema de
un Buda. Esta preciosa mente consta de dos partes: la intención de
liberar a todos los seres sintientes de los renacimientos
incontrolados en el samsara, que es compasión, y el deseo
espontáneo de alcanzar la iluminación de un Buda, que es una clase
de renuncia. Por lo tanto, la renuncia del Bodhisatva está motivada
por la compasión, mientras que la del hinayanista solo lo está por su
propio interés.
ANTIODIO
En este contexto, el antiodio se refiere al amor, el oponente del
odio. Numerosas personas tienen dificultades porque su amor está
mezclado con el apego. Por lo tanto, cuanto más aumenta su amor,
más lo hace también su apego, y si no se cumplen sus deseos, se
enfadan. Por ejemplo, si su pareja habla con otra persona, se ponen
celosas y furiosas. Esto indica que su «amor» en realidad no es más
que apego. El amor verdadero no puede generar odio, puesto que es
su opuesto y nunca causa problemas. Si amásemos a los demás como
lo hace una madre a su hijo querido, dejaríamos de tener
dificultades porque nuestra mente permanecería siempre apacible.
El amor es la verdadera protección interna contra el sufrimiento.
El amor es una mente virtuosa motivada por la ecuanimidad que
percibe su objeto como hermoso o agradable. La ecuanimidad es una
mente equilibrada que nos impide generar odio y apego aplicando
sus respectivos oponentes. Al reconocer que el odio y el apego son
tan nocivos como un veneno, la ecuanimidad impide que generemos
estos engaños y nos ayuda a mantener la tranquilidad. Cuando
somos ecuánimes, nuestra mente permanece equilibrada y apacible
porque estamos libres de odio, apego y otras perturbaciones
mentales.
Cultivar la ecuanimidad es como arar un campo, es preciso
eliminar las rocas y malas hierbas del odio y el apego. Adiestrarse en
el amor es como regar la tierra, desarrollar compasión es como
sembrar semillas y generar bodhichita es como hacer que estas
germinen. La cosecha final es el estado supremo de la Budeidad, la
iluminación.
Hay tres clases de amor: amor afectivo, amor que estima a los
demás y amor que desea la felicidad de los demás, llamado también
amor desiderativo. Por lo general, cuando una madre contempla a sus
hijos, se alegra y siente afecto por ellos, sobre todo si hacía tiempo
que no los veía. Este sentimiento cálido de alegría y cariño es el
amor afectivo. Debido a este afecto, siente que sus hijos son muy
especiales e importantes, y este sentimiento es el amor que estima a
los demás, el cual induce a su vez un intenso deseo de hacerlos
felices, que es el amor desiderativo.
Debemos aprender a amar a todos los seres sintientes de estas tres
maneras. Cuando nos encontremos con una persona, hemos de
alegrarnos de verla e intentar ser afectuosos con ella. A partir de
este afecto debemos generar el amor que estima a los demás para
sentir de verdad que son valiosos e importantes. Si amamos a los
demás de este modo, nos resultará fácil generar el amor desiderativo
y desearemos hacerlos felices.
Para poder amar a los demás debemos dar un paso importante:
comprender que el egoísmo es la raíz de todos nuestros problemas y
sufrimiento, y que estimar a los demás es la fuente de nuestra paz y
felicidad. De este modo tomaremos la firme determinación de
estimar a todos lo seres sintientes sin excepción y la pondremos en
práctica. Si realmente deseamos hacer algo, sin lugar a dudas lo
haremos porque siempre seguimos lo que dicten nuestros deseos. Si
queremos robar, robaremos, si queremos matar, mataremos, y si de
verdad queremos estimar a los demás, los estimaremos. Lo más
importante es generar un intenso deseo de estimar a los demás. Si
comprendemos profundamente que estimarlos proporciona
enormes beneficios tanto a nosotros mismos como a los demás, y
que las actitudes e intenciones egoístas no hacen más que
perjudicarnos, generaremos este deseo de forma natural. En
realidad, estimar a los demás no es tan difícil, solo tenemos que
cambiar nuestra intención.
También podemos generar y aumentar nuestro amor afectivo hacia
todos los seres sintientes recordando lo bondadosos que han sido
con nosotros. Todo lo que poseemos es gracias a su bondad. Nuestra
felicidad temporal y última también dependen de ella. Debido a que
ahora tenemos este cuerpo humano, podemos disfrutar de los
placeres y posibilidades que nos ofrece, incluyendo extraordinarias
oportunidades espirituales. ¿De dónde procede nuestro cuerpo? Se
desarrolló a partir de la unión del espermatozoide de nuestro padre
y el óvulo de nuestra madre, y luego creció gracias a los alimentos
que tomamos y del cuidado que recibimos. Toda esta ayuda se la
debemos, directa o indirectamente, a otros seres. Por lo tanto,
nuestro cuerpo es el resultado de la bondad de los demás.
Es imposible encontrar un solo momento de felicidad que no sea el
resultado de la bondad de los demás. Vinimos desnudos al mundo,
pero desde el primer día recibimos un hogar, alimentos, vestidos y
una buena educación. ¿De dónde proviene todo esto? De la bondad
de los demás. Todos los servicios a los que estamos acostumbrados,
como casas, coches, carreteras, tiendas, escuelas, hospitales y cines,
son el resultado de la bondad de los demás. Cuando viajamos en
coche o en autobús, lo damos todo por hecho y nunca pensamos en
las personas que han trabajado duramente y con muchos riesgos
para construir las carreteras que hacen posible nuestro
desplazamiento seguro. Quizá pensemos que no lo hicieron de
manera altruista, sino solo por dinero, pero aunque no hayan tenido
la intención de ayudarnos, sus acciones nos benefician y, por lo
tanto, desde nuestro punto de vista son bondadosas con nosotros.
Es posible que pensemos que nadie nos regala nada y que tenemos
que trabajar para adquirir lo que queremos. Siempre que
compramos algo o comemos en un restaurante, tenemos que pagar.
Puede que tengamos un coche, pero también nos ha costado mucho
dinero y debemos pagar la gasolina, los impuestos y el seguro. Sin
embargo, aunque es cierto que nadie nos regala nada, debemos
preguntarnos de dónde procede nuestro dinero. Podemos responder
que lo hemos ganado con el sudor de nuestra frente, pero nuestro
trabajo también nos lo han ofrecido los demás, y por lo tanto ya sea
directa o indirectamente, son ellos los que nos proporcionan el
dinero con el que compramos nuestros disfrutes. Si reflexionamos
de este modo, nos daremos cuenta de que nuestra felicidad y, sin
lugar a dudas, toda la felicidad del mundo, es el resultado de la
bondad de los demás.
Contemplando las innumerables maneras en que los demás son
bondadosos con nosotros, hemos de tomar la siguiente resolución:
«Debo amar a todos los seres porque son muy bondadosos
conmigo». A continuación, generamos un sentimiento de estima
hacia los demás, reconociendo que tanto ellos como su felicidad son
importantes. Intentamos fundir nuestra mente con este sentimiento
y lo mantenemos durante tanto tiempo como podamos sin olvidarlo.
Cuando surgimos de la meditación, hemos de mantenerlo también
en la vida diaria, de manera que cuando nos encontremos con
alguien, pensemos que esa persona y su felicidad son importantes.
De este modo, estimar a los demás se convertirá en nuestra práctica
principal.
Nuestra capacidad para entrar en el camino espiritual, recorrerlo
con éxito y alcanzar la iluminación total depende también por
completo de la bondad de los demás. Puesto que en este mundo
impuro no existe la verdadera felicidad, es necesario que alcancemos
la iluminación. Sin seres sintientes que actúen como objetos de
nuestro amor y compasión, no podremos generar estas mentes
virtuosas, y sin ellas nunca alcanzaremos la iluminación total. Por lo
tanto, todos los seres sintientes son importantes y especiales para
nosotros porque actúan como objetos de nuestro amor y compasión.
Debido a la bondad de los demás tenemos la oportunidad de
escuchar y contemplar las sagradas enseñanzas de Buda y de
meditar en ellas. Otros seres nos han proporcionado las condiciones
necesarias para nuestra práctica espiritual. Si no hubiera seres
sintientes con quienes practicar la generosidad, poner a prueba
nuestra paciencia, sentir amor y compasión o a quienes ayudar, no
podríamos adquirir las cualidades necesarias para alcanzar la
iluminación. Por esta razón, el Bodhisatva Shantideva dijo que los
seres sintientes son tan importantes y valiosos para nosotros como
los Budas.
Recordando esto, debemos sentir aprecio y afecto por todos
aquellos con quienes nos encontremos. Después de generar amor
afectivo y el amor que estima a los demás practicando los métodos
descritos con anterioridad, debemos contemplar con detenimiento
que los seres sintientes carecen de verdadera felicidad. De esta
manera generaremos amor desiderativo, el deseo de que sean
felices. Si reflexionamos sobre los numerosos sufrimientos que
tienen que experimentar los seres sintientes, generaremos
compasión, el deseo de liberarlos de los renacimientos en el samsara,
el origen del sufrimiento.
Aunque vemos numerosos seres que no son felices y están
sufriendo, por lo general no sentimos compasión por ellos porque
carecemos de amor afectivo y del amor que estima a los demás. No
es posible sentir compasión sin haber generado antes estas dos clases
de amor. Si de verdad estimamos a los demás, siempre que veamos
u oigamos que sufren, la compasión surgirá en nosotros de manera
natural, y cada vez que veamos u oigamos que carecen de verdadera
felicidad, generaremos amor desiderativo. El amor desiderativo y la
compasión son las dos caras de una misma moneda: gracias al amor
desiderativo deseamos que los demás sean felices y con la
compasión deseamos liberarlos del sufrimiento.
ANTIIGNORANCIA
La antiignorancia es la sabiduría que realiza la vacuidad de la
entidad propia de todos los fenómenos, y actúa como antídoto
contra la ignorancia del aferramiento propio. Debido al
aferramiento propio seguimos vagando por el samsara, el ciclo de
sufrimiento, muertes y renacimientos incontrolados. En primer
lugar generamos una mente conceptual que piensa «yo» y se aferra a
él como si tuviera existencia verdadera, y luego generamos una
mente que concibe lo «mío» y se aferra a los demás fenómenos como
si también tuvieran existencia verdadera. Como resultado, sentimos
apego hacia los objetos agradables, odio hacia los desagradables e
indiferencia hacia los neutros. Bajo la influencia de estas
perturbaciones mentales realizamos acciones contaminadas o karma
que nos empujan una y otra vez a renacer sin control en el samsara.
Si obtenemos un renacimiento humano, tendremos que
experimentar los sufrimientos propios del ser humano, si obtenemos
un renacimiento animal, los de los animales, etcétera. Si
contemplamos el samsara e intentamos comprender cómo funciona,
nos daremos cuenta de que la ignorancia del aferramiento propio es
la raíz de todos los sufrimientos.
Si no deseamos experimentar sufrimiento, debemos cortar el
continuo de nuestro aferramiento propio. Para ello, Buda impartió
enseñanzas sobre la vacuidad de las personas y de los fenómenos, es
decir, su carencia de existencia verdadera. Las personas y los
fenómenos no existen por su propio lado, sino como meras
designaciones de la mente conceptual. Si comprendemos esto
profundamente y familiarizamos nuestra mente con la vacuidad de
la entidad propia, podremos cortar el continuo de nuestro
aferramiento propio.
El maestro budista Chandrakirti utiliza la analogía de una
serpiente imaginaria para demostrarnos que todos los fenómenos
son meras designaciones conceptuales. Si un hombre camina por el
campo al anochecer y se encuentra con una cuerda a rayas, es
posible que la confunda con una serpiente y tenga miedo de ella.
Aunque la serpiente aparece de forma vívida en su mente, no existe
por su propio lado, sino que es una mera proyección de la mente
conceptual designada sobre la cuerda. Además de esto, no podemos
encontrar ninguna otra serpiente porque esta no es ni toda la cuerda
entera ni parte de ella.
Del mismo modo, todos los fenómenos son meramente designados
por la mente conceptual. Por ejemplo, nuestro yo no existe por su
propio lado, sino que es una mera proyección conceptual designada
sobre nuestro cuerpo y mente. Si buscamos un yo además de la mera
designación conceptual «yo», no lo encontraremos porque este no es
ni el conjunto del cuerpo y la mente ni tampoco ninguna de sus
partes individuales. Los fenómenos que existen, como el yo, se
diferencian de la serpiente imaginaria en que son designaciones
válidas, pero también son meras designaciones de la mente
conceptual.
En esta analogía, el hombre que ve la cuerda al anochecer
aprehende de manera equivocada una serpiente y tiene miedo. Para
dejar de tener miedo, deberá eliminar la mente que aprehende la
serpiente comprendiendo que esta no existe. Incluso entonces, si el
hombre deja la cuerda en el mismo lugar, correrá el riesgo de
cometer el mismo error otra vez en el futuro. La única manera de
evitar que esto suceda es retirar la cuerda. Del mismo modo, cuando
los seres sintientes observan su cuerpo y mente en la oscuridad de su
ignorancia, aprehenden de manera equivocada un yo con existencia
inherente. La mente que se aferra a este yo es la raíz del samsara y el
origen de todos los sufrimientos. Para liberarnos de estos últimos,
debemos eliminar el aferramiento propio comprendiendo que el yo
carece de existencia inherente. Incluso entonces correremos el riesgo
de que nuestra mente se vuelva a aferrar a un yo con existencia
inherente si seguimos aferrándonos a nuestro cuerpo y mente como
si tuvieran también existencia inherente. Por lo tanto, la única
manera de liberarnos por completo del sufrimiento es comprender
la carencia de existencia inherente del yo, que es la vacuidad de la
entidad propia de las personas, y luego la carencia de existencia
inherente de los demás fenómenos, como el cuerpo y la mente, que
es la vacuidad de la entidad propia de los fenómenos.También
podemos utilizar otras analogías, como confundir una mancha en la
pared con una araña, creer ver una persona a los lejos donde solo
hay un montón de piedras o tener miedo viendo una película. Al
contemplar estas analogías podemos comprender que todos los
fenómenos son meras designaciones de la mente conceptual y no
existen por su propio lado. La carencia de existencia inherente de un
objeto es su vacuidad, su naturaleza última o verdadera. Debemos
meditar en esta vacuidad.
Resulta útil imaginar cómo sería un objeto con existencia inherente
si en realidad existiera. Existencia inherente, existencia verdadera y
existir por su propio lado son sinónimos. Si algo tuviera existencia
inherente, existiría por sí mismo, independiente de otros
fenómenos; si algo tuviera existencia verdadera, existiría tal y como
aparece en la mente y sería posible encontrarlo por medio de un
análisis; y si algo existiera por su propio lado, su existencia sería
establecida por el propio objeto sin necesidad de que una
consciencia lo aprehendiera. Puesto que ningún fenómeno existe de
alguna de estas maneras, no hay nada que tenga existencia
inherente, existencia verdadera ni que exista por su propio lado.
Todos los seres ordinarios perciben los objetos como si tuvieran
existencia inherente. Los objetos parecen ser independientes de
nuestra mente y de los demás fenómenos. El universo parece
consistir en diferentes objetos que existen por su propio lado. Parece
como si estos objetos existiesen por sí mismos como estrellas,
planetas, montañas, personas, coches, etcétera, esperando a ser
percibidos por los seres conscientes. Por lo general, no se nos ocurre
pensar que participamos de algún modo en la existencia de estos
fenómenos, sino que cada uno de ellos parece ser completamente
independiente de nosotros y de todo lo demás. Sin embargo, como
se demostrará más adelante, esto no se corresponde con la realidad.
La manera en que aparecen los objetos es muy diferente del modo
en que existen en realidad.
Veamos lo que significa la existencia inherente en relación con
nuestro yo. A partir del conjunto del cuerpo y la mente nos
aferramos al yo, pero no todas las percepciones que tenemos de él es
lo que se denomina aferramiento propio. Al aprehender el yo o
entidad propia de la persona, están en funcionamiento dos clases de
mentes. Una de ellas es válida y aprehende el mero yo que existe de
manera convencional, y la otra no lo es y aprehende el yo con
existencia inherente aunque este no exista. Esta última es la mente
de aferramiento propio.
Para los seres ordinarios, estos dos modos de existencia de la
entidad propia de la persona, el verdadero y el falso, aparecen
mezclados y resulta difícil distinguirlos. Sin embargo, en algunas
ocasiones la concepción falsa del yo aparece con mayor claridad,
como cuando nos sentimos avergonzados o indignados. Si
recordamos o imaginamos estas situaciones, comprobaremos que
surge en nosotros un sentido exagerado del yo. Este último parece
existir por sí mismo, de manera independiente del cuerpo y de la
mente. Por ejemplo, si alguien nos acusa de algo, no pensamos que
estén acusando a nuestro cuerpo y mente, sino que «me están
acusando a mí», y en nuestra mente aparece de forma vívida un yo
que se siente herido e indignado.
Lo mismo ocurre cuando estamos en peligro. Si vamos caminando
por una montaña y nos encontramos en nuestro camino con un
puente desvencijado, tendremos miedo de cruzarlo, se intensificará
nuestro aferramiento propio y surgirá en nosotros un sentido
exagerado del yo. No aprehenderemos un yo meramente designado
a partir del conjunto del cuerpo y la mente, sino que nos
aferraremos desesperadamente a un yo que parece ser
independiente de ellos. No pensaremos que nuestro cuerpo y mente
se pueden caer, sino que «yo me puedo caer».
Esta persona o este yo que existe sin depender del cuerpo y de la
mente es un yo con existencia inherente y no existe, y la mente que
lo concibe es una percepción errónea. Esta mente es un ejemplo de
aferramiento propio y el yo al que se aferra con intensidad es el
objeto de negación de la vacuidad. Sin embargo, esto no significa
que el yo no exista en absoluto. El yo convencional que existe es
meramente designado por la mente conceptual a partir del cuerpo y
de la mente, y solo una mente penetrante de sabiduría puede
distinguirlo del falso yo al que atribuimos existencia inherente y que
en realidad no existe.
Es importante comprender que no solo generamos una percepción
errónea de nuestro yo en determinadas circunstancias, como cuando
estamos en peligro. Los seres ordinarios nos aferramos al yo con
existencia inherente en todo momento, aunque no siempre con
tanta intensidad. Incluso los insectos tienen su aferramiento propio.
Por ejemplo, si ponemos un dedo delante de una hormiga, se
detendrá y cambiará de dirección. ¿Por qué lo hace? Porque tiene
miedo a que alguien la perjudique. En ese momento no se aferra ni a
su cuerpo ni a su mente, sino a un yo que aparece con intensidad y
es independiente de ellos. La mente que concibe este yo es su
aferramiento propio.
Aunque el yo depende del conjunto del cuerpo y la mente, debido
al aferramiento propio pensamos justo lo contrario, que nuestro
cuerpo y mente dependen del yo. Por lo general, consideramos que
el cuerpo y la mente son nuestros y concebimos un yo que los posee
y domina. Por lo tanto, hablamos de «nuestro cuerpo» y de «nuestra
mente». De este modo nos aferramos a un yo independiente de
nuestro cuerpo y mente, y que creemos poder percibir sin depender
de la apariencia del cuerpo, la mente o cualquiera de sus partes,
pero en realidad este yo no existe.
Lo que es cierto en relación con el yo también lo es con respecto a
todos los demás fenómenos, es decir, que estos parecen ser
independientes de sus partes y normalmente nos aferramos a ellos
como si existieran de este modo. Este aferramiento a todos los
fenómenos excepto la persona como si tuvieran existencia inherente
es el aferramiento a la entidad propia de los fenómenos. Es también
una percepción errónea, y el objeto que concibe, un fenómeno con
existencia inherente, en realidad no existe y es el que debemos negar
para comprender la vacuidad.
Es muy importante contemplar y comprender con profundidad la
vacuidad o carencia de existencia inherente de las personas y de los
fenómenos. El origen de nuestro sufrimiento e insatisfacción se
encuentra en nuestro aferramiento a la existencia inherente de
nuestro yo y de los fenómenos. Para liberarnos del sufrimiento del
samsara y alcanzar la iluminación total, debemos comprender que
todos los fenómenos carecen de existencia inherente. Como se
mencionó con anterioridad, es muy importante que como
practicantes de poua nos familiaricemos con la meditación en la que
experimentamos la unión del gozo y la vacuidad del Dharmakaya, la
tierra pura interna de Buda. Si comprendemos de manera correcta la
vacuidad, podremos realizar esta meditación de manera más
profunda y cualificada.
ESFUERZO
El esfuerzo se define como «la mente que se deleita en la virtud». Su
función es hacernos sentir felices realizando acciones virtuosas.
Gracias a él disfrutamos practicando la generosidad, ayudando a los
demás y adiestrándonos en las etapas del camino hacia la
iluminación, y en particular en este contexto en la práctica de poua.
El esfuerzo es virtuoso por naturaleza. Las mentes que se esfuerzan
por alcanzar objetivos mundanos, como tener éxito en los negocios,
y las que se complacen cometiendo acciones perjudiciales, no son el
factor mental del esfuerzo.
El esfuerzo es el oponente principal contra la pereza Hay tres tipos
de pereza: la que surge del apego a los placeres mundanos, la que
surge del apego a las actividades que nos distraen y la que surge del
desánimo. Por lo general, el apego a dormir es también un tipo de
pereza, pero si practicamos el yoga del dormir y transformamos el
sueño en una acción virtuosa, la mente que disfruta del dormir es
esfuerzo. Asimismo, si transformamos otras acciones neutras, como
comer, cocinar, jugar, etcétera, en acciones virtuosas realizándolas
con una motivación pura, la mente que disfruta de ellas también es
esfuerzo.
La pereza nos engaña y por su culpa seguimos vagando sin rumbo
por el samsara. Si pudiésemos liberarnos de la influencia de la
pereza y dedicarnos por completo al adiestramiento en la práctica
de poua, alcanzaríamos nuestra meta espiritual con rapidez. La
práctica de poua es como construir un gran edificio: requiere un
esfuerzo continuo. Si permitimos que la pereza interrumpa nuestro
esfuerzo, nunca conseguiremos completar el trabajo que nos hemos
impuesto.En su Ornamento de los Sutras mahayanas, Maitreya
menciona numerosos beneficios del esfuerzo:
«El esfuerzo es la virtud suprema.
Con esfuerzo cultivaremos todas las cualidades virtuosas,
lograremos un cuerpo y mente apacibles,
y alcanzaremos logros mundanos y supramundanos.
Con esfuerzo disfrutaremos de los placeres del samsara,
renaceremos en una tierra pura,
nos liberaremos de las perturbaciones mentales, como la creencia
del conjunto transitorio,
y lograremos la liberación.
Con esfuerzo también alcanzaremos la gran iluminación».
El esfuerzo es la virtud suprema porque todas las cualidades
virtuosas se alcanzan gracias a él. Al inducir las flexibilidades física y
mental, el esfuerzo apacigua la mente y relaja el cuerpo, nos hace
sentirnos cómodos física y mentalmente, y nos mantiene con buena
salud. Cuando tengamos flexibilidad física no necesitaremos hacer
deporte para mantener el cuerpo sano y flexible. Con esfuerzo no
solo podemos alcanzar logros mundanos, sino también logros
supramundanos, como las realizaciones del tantra del yoga supremo
de Heruka y Vajrayoguini. Incluso para disfrutar en el futuro de la
felicidad de los dioses o de los humanos también hemos de poner
esfuerzo, puesto que si no nos esforzamos por practicar la virtud, no
lograremos esta clase de renacimientos. Del mismo modo, los
practicantes de poua tenemos la oportunidad de renacer en una
tierra pura, pero hemos de esforzarnos para lograr este
renacimiento. Si nos adiestramos con perseverancia y alegría en los
métodos para renacer en una tierra pura, sin lugar a dudas lo
conseguiremos.
Si no ponemos esfuerzo en nuestra práctica espiritual, nadie podrá
liberarnos del sufrimiento, ni nuestros amigos ni nuestros Guías
Espirituales, ni tan siquiera los mismos Budas. A menudo tenemos
falsas expectativas. Deseamos alcanzar la iluminación sin poner
esfuerzo y ser felices sin crear las causas virtuosas para ello. Además,
incapaces de soportar la más pequeña incomodidad, deseamos
eliminar nuestro sufrimiento y, aunque estamos atrapados en todo
momento entre las garras del Señor de la Muerte, vivir tanto tiempo
como un dios de larga vida. Por mucho que lo deseemos, esto nunca
va a suceder. Si no nos esforzamos por adiestrarnos en el camino
espiritual, no podemos tener la esperanza de ser felices.
Todos tenemos la semilla de la Budeidad en nuestro continuo
mental y la oportunidad de aplicar los métodos para hacerla
madurar, pero para conseguir este objetivo debemos poner esfuerzo
en nuestra práctica. Para alcanzar la iluminación no es suficiente con
tener una mera comprensión intelectual del Dharma, debemos
superar la pereza y poner en práctica lo que hayamos aprendido.
Los seres que alcanzaron la Budeidad en el pasado lo hicieron
gracias a su esfuerzo, y lo mismo ocurrirá con los que lo hagan en el
futuro . En los Sutras, Buda dice:
«Si pones esfuerzo poseerás todos los Dharmas,
pero si eres perezoso no conocerás ninguno».
La persona que carece de un gran conocimiento de Dharma, pero
que se adiestra con esfuerzo y perseverancia, irá cultivando todas las
cualidades virtuosas, mientras que la que sabe mucho, pero tiene
una sola falta –la pereza–, no podrá incrementar sus virtudes ni
adquirir experiencias de Dharma. En la Guía de las obras del
Bodhisatva, Shantideva menciona cuatro clases de esfuerzo:
1) El esfuerzo semejante a una armadura.
2) El esfuerzo del antidesánimo.
3) El esfuerzo de la aplicación.
4) El esfuerzo de la insatisfacción.
Estos cuatro tipos de esfuerzo son muy importantes para los
practicantes de Dharma en general, y en particular para los que
desean adiestrarse en el poua. Con los dos primeros superamos las
condiciones desfavorables para la práctica de Dharma, con el tercero
realizamos la práctica propiamente dicha y con el cuarto la
completamos.
El esfuerzo semejante a una armadura es una mente valiente que
nos ayuda a perseverar en nuestro adiestramiento espiritual
desafiando cuantas dificultades encontremos. Para generar este
esfuerzo podemos pensar del siguiente modo:
Seguiré practicando el Dharma aunque necesite muchos eones para
alcanzar la gran iluminación. Nunca abandonaré mi adiestramiento
espiritual por muchas dificultades que encuentre.
Con el esfuerzo semejante a una armadura tendremos una
perspectiva a largo plazo que impedirá que nos desanimemos
cuando las condiciones externas sean desfavorables, y
perseveraremos en nuestra práctica con alegría aunque necesitemos
mucho tiempo para alcanzar realizaciones espirituales. En el pasado,
cuando los soldados iban a la guerra, protegían sus cuerpos con una
armadura. Asimismo, cuando los practicantes de Dharma declaran
la guerra a sus perturbaciones mentales, protegen sus mentes de las
dificultades externas con el esfuerzo semejante a una armadura.
Al principio de nuestro adiestramiento espiritual necesitamos
protegernos con el esfuerzo semejante a una armadura porque sin él
nos desanimaremos al comprender que para alcanzar las etapas del
camino tendremos que practicar durante mucho tiempo y
abandonaremos nuestra práctica. En ocasiones, cuando no
consigamos satisfacer nuestras expectativas espirituales, tengamos
dificultades económicas que nos impidan adiestrarnos sin
restricciones o nos relacionemos con personas que quieran
convencernos de que dejemos la práctica de Dharma, es posible que
pensemos en abandonarla. Si nos sucede esto es porque carecemos
del esfuerzo semejante a una armadura, y lo que debemos hacer es
recuperar nuestro entusiasmo inicial y reforzar la determinación de
adiestrarnos en el Dharma recordando los inmensos beneficios que
recibiremos.
Mientras que el esfuerzo semejante a una armadura protege
nuestra práctica de las dificultades externas, el esfuerzo del
antidesánimo nos protege del obstáculo interno del desánimo. Es
posible que en ocasiones nos desanimemos pensando: «No puedo
practicar el Dharma, soy un caso perdido y nunca consigo nada de lo
que me propongo». Si nos dejamos llevar por estos pensamientos,
¿cómo vamos a alegrarnos de nuestras acciones virtuosas? Para
contrarrestar este tipo de desaliento debemos reforzar nuestro
esfuerzo semejante a una armadura y luego reflexionar de la
siguiente manera:
Hay momentos en que mis perturbaciones mentales son muy intensas,
pero otras veces no lo son tanto. Esto indica que son impermanentes. Si
puedo reducir mis engaños temporalmente, también podré eliminarlos
por completo. Si es así, no hay motivos para pensar que no puedo
alcanzar la iluminación. Buda dijo que todos los seres poseemos la
naturaleza de Buda. Si confío con sinceridad en mi Guía Espiritual y
practico lo que me enseñe, nada podrá impedir que alcance la
iluminación. Con una mente fortalecida por sus bendiciones podré
conseguir cualquier objetivo que me proponga.
El esfuerzo de la aplicación es una mente cuya función es
capacitarnos para practicar la virtud. Nos anima a escuchar las
enseñanzas, a contemplarlas y a meditar en ellas. Es la fuente de
todo nuestro entendimiento y experiencia de Dharma. Este esfuerzo
puede ser enérgico o continuo. En ocasiones tenemos que aplicar el
esfuerzo enérgico para lograr una meta determinada o superar un
obstáculo específico, pero nos resultará difícil mantenerlo durante
mucho tiempo porque enseguida nos cansaremos o desanimaremos.
Por lo general, hemos de practicar con un esfuerzo firme y continuo,
como el agua de un río que fluye sin cesar. Debemos ser realistas y
no esperar obtener resultados con rapidez, sino practicar con
perseverancia durante tanto tiempo como sea necesario.
El esfuerzo de la insatisfacción no nos permite sentirnos satisfechos
con un entendimiento y experiencia de Dharma superficiales, por lo
que nos anima continuamente a mejorarlos. Cuando hayamos
estudiado el Dharma durante dos o tres años, es posible que nos
sintamos satisfechos con la comprensión que hayamos adquirido y
pensemos que podemos dejar de escuchar enseñanzas y de meditar.
Esta actitud complaciente es muy perjudicial porque nos impide
mejorar nuestro entendimiento y lograr experiencias más
profundas. Tampoco debemos tener la esperanza de obtener
grandes resultados en pocos años. Hasta que logremos la realización
final de la gran iluminación, tendremos que seguir escuchando
enseñanzas y meditando en su significado.
El precioso renacimiento humano de que ahora disponemos es
como un barco con el que podemos atravesar el océano del
sufrimiento del samsara y llegar a la isla de la iluminación. Si
llenamos esta preciosa existencia humana de significado,
recibiremos enormes beneficios. No obstante, si desperdiciamos esta
extraordinaria oportunidad, ¿cuándo vamos a encontrar otra igual?
Al igual que una embarcación no puede navegar sin timonel, el
barco de nuestra preciosa existencia humana no podrá atravesar el
océano del sufrimiento si no es guiado por el poder del Dharma.
Como dice Shantideva:
«Si utilizamos la nave de nuestra forma humana,
podemos cruzar el gran océano del sufrimiento.
Puesto que en el futuro será muy difícil encontrar una
embarcación así,
¡no seas necio y no te quedes dormido!».
Por mucho esfuerzo que pongamos en recorrer los senderos del
samsara, nunca nos proporcionarán verdadera felicidad. En vidas
pasadas trabajamos con ahínco para acumular posesiones materiales,
pero ahora no nos queda nada de lo que adquirimos, así que
nuestros esfuerzos fueron en vano. En el pasado disfrutamos de los
innumerables placeres del samsara, pero ¿qué beneficios hemos
recibido de ello? Lo único que nos queda son las impresiones de las
acciones perjudiciales que cometimos para satisfacer nuestros
deseos. Ahora que tenemos la oportunidad de seguir un camino
perfecto que nos conduce al logro de la felicidad última, sería una
lástima abandonarlo por uno mundano.
Nuestro esfuerzo por adiestrarnos en la práctica de poua
aumentará si aplicamos los cuatro poderes de la aspiración, la
perseverancia, el gozo y la relajación. La capacidad para realizar la
práctica de poua dependerá de nuestra motivación; si tenemos una
fuerte motivación de practicar, lo haremos. Este es el poder de la
aspiración. Después de comenzar nuestro adiestramiento no
debemos dudar de nuestra práctica ni abandonarla, sino completarla
con el poder de la perseverancia. Si disfrutamos en nuestro
adiestramiento y practicamos el poua con agrado, habremos
generado el poder del gozo, el cual dará un gran impulso a nuestra
práctica. Y, finalmente, cuando estemos cansados, debemos
descansar aplicando el poder de la relajación, también llamado poder
del rechazo, y continuar nuestra práctica cuando nos hayamos
recuperado. En este contexto, rechazo no significa que tengamos que
abandonar nuestro esfuerzo, sino eliminar o rechazar el
agotamiento con el descanso.
Con estos cuatro poderes aumentamos y completamos nuestro
esfuerzo, puesto que son como un gran ejército que vence al
enemigo de la pereza, uno de los mayores obstáculos para obtener
resultados en la práctica espiritual. Al igual que el gobierno de un
país envía a su ejército para vencer a sus enemigos, con esfuerzo
podremos derrotar al enemigo de la pereza utilizando los cuatro
poderes.
FLEXIBILIDAD MENTAL
La flexibilidad mental se define como «la docilidad de la mente
inducida por la concentración virtuosa». Numerosos practicantes
tienen dificultades durante la meditación debido a la rigidez física y
mental, y es posible que sientan pesadez física o mental, cansancio o
incomodidad. Con la flexibilidad mental podemos superar estos
obstáculos.
Como resultado de aplicarnos con esfuerzo a la meditación,
generaremos flexibilidad mental. Aunque tengamos dificultades al
empezar a adiestrarnos en la meditación, como pesadez, cansancio y
otras incomodidades físicas y mentales, debemos perseverar con
paciencia e intentar familiarizarnos con nuestra práctica. A medida
que mejore nuestra concentración, irá desarrollándose nuestra
flexibilidad mental, con lo que nuestro cuerpo y mente se volverán
ligeros, mejorará nuestra salud, dejaremos de sentir cansancio y
desaparecerán todos los obstáculos para la concentración. Nuestras
meditaciones, incluida la de poua, serán fáciles y provechosas, y
avanzaremos sin dificultad.
Por muy difícil que nos resulte la meditación al principio, no
debemos perder las esperanzas, sino practicar la disciplina moral,
que nos protege de las distracciones burdas y sirve de base para
cultivar la concentración pura. La disciplina moral también mejora
nuestra memoria, la fuerza vital de la concentración. Además,
debemos acumular méritos, purificar nuestro karma negativo y
recibir bendiciones de los seres sagrados. Cuando reunamos las
condiciones necesarias, nos resultará fácil avanzar en la meditación,
y en particular en la práctica de poua. Los diferentes niveles de
flexibilidad mental inducidos por la concentración se describen
detalladamente en Cómo comprender la mente y Océano de néctar.
RECTA CONDUCTA
Consta de dos partes:
1. La recta conducta.
2. Las seis perturbaciones mentales raíz.
LA RECTA CONDUCTA
La recta conducta se define como «el factor mental que, a partir del
esfuerzo, estima lo que es virtuoso y protege la mente de las
perturbaciones mentales y de lo que es perjudicial». Hay dos
maneras de practicar la recta conducta. Según la primera,
mantenemos la mente libre de perturbaciones mentales evitando los
objetos que nos inducen a generarlas. Por ejemplo, para no
enfadarnos con una persona con la que hemos discutido, hacemos lo
posible para no encontrarnos con ella y olvidarla. La segunda
manera consiste en no prestar atención inapropiada a los objetos que
estimulan los engaños. La atención inapropiada estimula la
aparición de perturbaciones mentales porque exagera las buenas o
malas cualidades del objeto. Si la evitáramos, las perturbaciones
mentales no podrían surgir aunque tuviésemos que enfrentarnos
con uno de sus objetos. Así, por ejemplo, si nos encontramos con
alguien con quien solemos enfadarnos, debemos evitar prestarle
atención inapropiada para prevenir el odio, concentrándonos en sus
buenas cualidades o recordando las desventajas de esta perturbación
mental.
La recta conducta es imprescindible para mantener con pureza la
disciplina moral. Si somos conscientes de nuestro comportamiento,
aumentarán nuestra comprensión y realizaciones de Dharma y de
manera natural dejaremos de cometer acciones perjudiciales con
nuestro cuerpo, palabra y mente. Por lo general, cuando habla una
persona prudente, lo hace con consideración y sus palabras
benefician tanto a ella misma como a los demás. En cambio, el
insensato, bajo la influencia de las perturbaciones mentales, se
expresa con malos modales y de este modo ofende a los demás y él
mismo se crea problemas.
Al ser prudentes con las tres puertas –el cuerpo, la palabra y la
mente–, nos aseguramos de que nuestras cualidades virtuosas se
estabilicen y crezcan en abundancia. Si deseamos obtener resultados
en la meditación, debemos aplicar la recta conducta. Buda dice en
los Sutras del vinaya que gracias a la disciplina moral podremos
adquirir concentración, y con esta última cultivaremos la sabiduría.
Puesto que la recta conducta es la raíz de la disciplina moral, tanto la
concentración como la sabiduría dependen también de ella. Si
practicamos la recta conducta, nuestra mente será pura y estará
siempre enfocada en objetos virtuosos, y no desperdiciaremos
nuestra energía con distracciones internas o externas. De este modo
mantendremos la mente centrada y tranquila, y nos resultará fácil
desarrollar la concentración virtuosa, con lo cual disfrutaremos de
una mente lúcida y poderosa, y podremos mejorar nuestra
sabiduría.
En su Guía de las obras del Bodhisatva, el Bodhisatva Shantideva dice
que no hay práctica más importante que la de mantener la mente
libre de perturbaciones mentales. Normalmente tenemos mucho
cuidado de no herir nuestro cuerpo, pero es más importante
proteger la mente. Por ejemplo, si vamos a cruzar una calle con
mucho tráfico, tendremos cuidado de que no nos atropelle un coche,
pero en el peor de los casos, si esto ocurriera, lo máximo que
perderíamos sería la vida. En cambio, si no protegemos la mente de
las perturbaciones mentales cuando estamos rodeados
continuamente de los objetos que las estimulan, corremos el riesgo
de caer bajo su control, lo que nos perjudicará no solo en esta vida,
sino también en las futuras. Por lo tanto, la práctica de la recta
conducta es muy importante.
La recta conducta debe practicarse con la ayuda de la memoria
retentiva y la vigilancia mental. La retentiva es un factor mental que
se enfoca en un objeto que la mente ya conoce. Su naturaleza es
recordar y sostener el objeto sin olvidarlo, y su función es no
separarse de él. Con la memoria sujetamos la mente a un objeto
virtuoso. El objeto virtuoso es todo aquel que produce un efecto
favorable en nuestra mente, como los veintiún objetos de
meditación que se presentan en el Nuevo manual de meditación. Sin
retentiva no podemos avanzar en nuestros estudios ni en nuestra
práctica.
El factor mental de la vigilancia mental es una clase de sabiduría
que analiza nuestra mente y comprende cómo funciona. Cuando
emplazamos la mente en un objeto aplicando la retentiva, la
vigilancia mental permanece alerta para comprobar si nuestra
meditación es correcta o ha caído bajo la influencia de los engaños.
La vigilancia mental es el fruto de la retentiva y está muy
relacionada con ella. Mientras la retentiva recuerda su objeto, la
vigilancia mental detecta si surgen distracciones. Tanto al principio
de nuestra práctica como a lo largo de ella y al final, la retentiva y la
vigilancia mental son imprescindibles para desarrollar cualidades
virtuosas.
Veamos a continuación cómo funcionan juntos estos dos factores
mentales. Por ejemplo, si deseamos visualizar la figura de Buda
Shakyamuni, primero contemplamos una pintura o estatua que lo
represente e intentamos generar una imagen mental de lo que
hemos observado. La imagen que aparece en nuestra mente es el
objeto de la visualización, y cuando lo hayamos encontrado, hemos
de recordarlo con la retentiva mental sin distraernos. La
concentración consiste en emplazar nuestra mente en el objeto de
manera convergente. Al mismo tiempo que practicamos la
concentración, debemos comprobar de vez en cuando si nuestra
meditación es correcta, si se ha interrumpido o si surgen otros
obstáculos. La vigilancia mental tiene la función de espiar la mente
de este modo. Si descubrimos que estamos cayendo bajo la
influencia del sopor o las distracciones, podemos recuperar el objeto
con la retentiva mental y continuar la meditación.
La función principal de la recta conducta es ayudarnos a mantener
una disciplina moral pura y a mejorar nuestra concentración. Si
practicamos la recta conducta, reduciremos nuestras perturbaciones
mentales y, en consecuencia, dejaremos de cometer acciones físicas,
verbales y mentales perjudiciales. Como resultado, mantendremos
una disciplina moral pura de manera natural. Si reducimos nuestras
perturbaciones mentales y llevamos una vida disciplinada,
tendremos menos distracciones y progresaremos con mayor rapidez
en la práctica de la meditación.
LAS SEIS PERTURBACIONES MENTALES RAÍZ
Como se mencionó con anterioridad, la recta conducta es
imprescindible para proteger la mente de las perturbaciones
mentales. Si no podemos reconocer los engaños en cuanto surjan,
nos será imposible aplicar la recta conducta. Según el Dharma, las
perturbaciones mentales son nuestro peor enemigo. ¿Qué es
exactamente una perturbación mental? Es el factor mental que surge
de la atención inapropiada y cuya función es turbar la mente y
descontrolarla.
Si deseamos liberarnos del sufrimiento, debemos identificar los
distintos engaños y comprender cómo nos perjudican. Por lo
general, todos sabemos quiénes son nuestros enemigos externos y
los riesgos que representan, pero apenas nos fijamos en los enemigos
internos que perjudican tanto nuestra mente. Si no reconocemos
nuestras perturbaciones mentales, ¿cómo vamos a liberarnos del
sufrimiento?
Aunque hay innumerables perturbaciones mentales, todas surgen
de las siguientes seis perturbaciones mentales raíz:
1. Apego.
2. Odio.
3. Orgullo.
4. Ignorancia.
5. Duda perturbadora.
6. Creencia perturbadora.
APEGO
El apego es el factor mental que observa un objeto contaminado, lo
considera atractivo, exagera sus buenas cualidades, le resulta
deseable, quiere poseerlo y siente como si se hubiera absorbido en
él. El apego funciona de dos maneras: desea obtener un objeto y no
quiere separarse nunca de él. En una relación de pareja podemos
encontrar las dos clases de apego. Al principio, los dos miembros de
la pareja sienten un fuerte deseo de estar juntos, y esta es la primera
clase de apego. Al cabo de un tiempo, generan el deseo de no
separarse jamás, y esta es la segunda clase de apego. También
podemos tener apego a objetos inanimados.
Bajo la influencia del apego, nuestra mente se absorbe en el objeto
de deseo del mismo modo que el aceite lo hace en un trozo de tela.
Al igual que resulta difícil quitar una mancha de aceite de un trozo
de tela, también lo es distanciar la mente de su objeto de apego.
Como consecuencia de nuestro apego, seguimos vagando por el
samsara y experimentando infinitos sufrimientos. El requisito para
alcanzar la liberación o la iluminación total, o incluso para recibir la
ordenación monástica, es la mente de renuncia, pero el apego a los
placeres transitorios de este mundo nos impide generarla. Desde
tiempo sin principio hemos sido incapaces de liberarnos de la
prisión del samsara porque estamos atados por las cadenas del
apego. Si tenemos un sincero deseo de alcanzar realizaciones
espirituales, debemos renunciar a todo el samsara, y solo podremos
hacerlo reduciendo nuestro apego.
Después de reconocer nuestro apego, podemos reducir su
influencia reflexionando a menudo sobre sus numerosas faltas y
meditando en las impurezas y aspectos desagradables del objeto
deseado. Sin embargo, de este modo solo podremos reducirlo de
manera temporal. Para eliminarlo por completo, debemos erradicar
el aferramiento propio, que es la causa raíz no solo del apego, sino
también de todas las demás perturbaciones mentales; y para
eliminar el aferramiento propio debemos meditar en la sabiduría
que realiza la vacuidad. Sin embargo, para liberarnos del
sufrimiento es necesario que la realización de la vacuidad vaya
acompañada de la renuncia, la permanencia apacible y la visión
superior. Para una exposición detallada de estos temas, véanse El
camino gozoso de buena fortuna y Tesoro de contemplación.
ODIO
El odio es el factor mental que exagera las características
desagradables de un objeto y desea perjudicarlo. Como en el caso
del apego, el odio puede estar dirigido a objetos animados o
inanimados.
¿Cómo nos perjudica el odio? Buda dijo que el odio reduce o
destruye por completo los méritos que hayamos acumulado y nos
conduce a los infiernos. Por ejemplo, un momento de odio dirigido
hacia un Bodhisatva puede destruir todos los méritos que hayamos
acumulado para renacer en un reino afortunado.
El odio es como el fuego que consume la madera de la virtud. Se
encuentra detrás de todas las disputas, ya sean peleas familiares
entre marido y mujer o guerras entre naciones. El odio destruye la
armonía dentro de las familias y las buenas relaciones entre amigos
y compañeros de trabajo, y es el culpable de que nos separemos de
las personas que apreciamos.
El odio es nuestro peor enemigo. No solo es capaz de anular los
efectos de las acciones virtuosas que hayamos realizado en el
pasado, sino también de impedir que alcancemos las metas que nos
hayamos propuesto para el futuro, ya sea alcanzar la iluminación o
mejorar nuestra mente. El oponente del odio es la paciencia, y si
realmente queremos avanzar en nuestro adiestramiento espiritual,
debemos reconocer que esta es la mejor práctica.
La destrucción de los méritos es una de las faltas invisibles del odio
y, por lo tanto, debemos aceptarla con fe, pero hay otros
inconvenientes de esta perturbación mental que son evidentes.
Cuando el odio nos domina, perdemos la paz interior, nos sentimos
incómodos e inquietos, y hasta la comida nos parece repugnante.
Nos cuesta dormir y aunque lo consigamos, no podemos descansar.
El odio convierte a la persona más atractiva en un demonio con el
rostro encendido. Cuando nos enfadamos, aumenta nuestro
malestar y, por mucho que lo intentemos, no podemos controlar
nuestras emociones.
Uno de los peores efectos del odio es que perdemos el sentido
común y nos negamos a ser razonables. Cuando nos enfadamos,
perdemos la libertad de elección y, poseídos por una cólera
incontrolable o las ganas de vengarnos vamos de un sitio a otro y a
menudo nos exponemos a grandes peligros. En ocasiones, incluso
dirigimos este odio contra nuestros seres queridos y otras personas
que nos han ayudado. En un ataque de ira, olvidando la infinita
bondad de nuestros familiares, amigos y maestros espirituales,
podemos gritar e incluso golpear a las personas que más apreciamos.
No es de extrañar que todos rehuyan a una persona que está
siempre enfadada.
Existe la idea generalizada de que el enfado surge cuando nos
encontramos con una persona que nos desagrada, pero en realidad
es justo lo contrario. A menudo es nuestro propio odio el que
transforma a esa persona en nuestro enemigo. El que tiene
tendencia a enfadarse vive atrapado en una red de paranoias y
sospechas y siente que todos son sus enemigos. La falsa creencia de
que los demás lo odian puede incluso causarle la locura, y
convertirse así en víctima de sus propios engaños.
Suele ocurrir en un grupo de personas que una de ellas culpe a las
demás de todos los problemas, aunque en realidad sea ella la que los
causa. Se cuenta la historia de una anciana que solía discutir y
pelearse con los demás, y que resultaba tan conflictiva que la
expulsaron de la aldea donde vivía. Cuando llegó a otra aldea, le
preguntaron por qué había abandonado la anterior, y respondió:
«Mis paisanos eran unos malvados y vengativos y me marché para
librarme de ellos». Los que la escuchaban pensaron que era muy
extraño y se decían entre sí: «No es posible que todos sean así, la
malvada debe de ser ella». Temiendo que les causara problemas,
también la echaron del pueblo. La anciana, enfadada, fue de pueblo
en pueblo buscando un lugar donde vivir, pero nadie quería
aceptarla como vecina.
Es importante reconocer la verdadera causa de nuestra infelicidad.
Si siempre culpamos a los demás de nuestros problemas, es evidente
que aún tenemos muchos defectos y engaños. ¿Por qué? Si de
verdad disfrutáramos de paz interior y controláramos nuestra
mente, no nos enfadaríamos ante las circunstancias adversas ni
convertiríamos a los demás en nuestros enemigos. La persona que
ha subyugado su mente y ha eliminado el odio considera que todos
los seres son sus amigos. Por ejemplo, el Bodhisatva, cuya única
motivación es beneficiar a los demás, no tiene enemigos. Por lo
general, nadie desearía perjudicar a una persona de tan buen
corazón, pero aunque alguien lo hiciera, permanecería inalterable.
Gracias a su práctica de la paciencia, mantendría su paz interior y
sería capaz de sonreír a su agresor e incluso de tratarlo con respeto.
Este es el poder de una mente controlada. Por lo tanto, la mejor
manera de librarnos de nuestros enemigos es eliminando el odio de
nuestra mente.
No debemos pensar que se trata de una meta imposible e
inalcanzable. En la actualidad, los médicos pueden tratar
enfermedades que hasta hace poco eran incurables y han logrado
erradicar otras por completo. Al igual que los científicos y médicos
lucharon con éxito por vencer estas enfermedades, nosotros también
podemos eliminar la enfermedad del odio que infecta nuestra
mente. Ahora disponemos de métodos para liberarnos de esta
perturbación mental. Las personas que los han puesto en práctica
con sinceridad han comprobado su eficacia, y no hay razón para que
no nos funcionen también a nosotros.
¡Qué maravilloso sería el mundo si todos eliminásemos el odio! No
habría peligro de que estallara ninguna guerra, los ejércitos dejarían
de existir y los soldados tendrían que buscar otro empleo. Habría
que desmontar los tanques, las bombas y otras armas, útiles solo a
las mentes llenas de odio, puesto que se acabarían las peleas y las
guerras entre naciones. Si el logro de esta armonía universal nos
parece una utopía, al menos podemos imaginar la libertad y
tranquilidad de que disfrutaríamos todos si eliminásemos el
demonio del odio de nuestra mente.
La persona que está siempre enfadada no disfrutará de felicidad ni
en esta vida ni en las futuras. Por lo tanto, debemos recordar
siempre que el odio es nuestro peor enemigo y el responsable de
nuestro sufrimiento, y esforzarnos en todo momento por eliminarlo.
ORGULLO PERTURBADOR
El orgullo perturbador es el factor mental que siente arrogancia por
pequeños motivos. Cualquier cosa, como nuestra belleza,
conocimientos, habilidades o riqueza, sirve para pensar que somos
especiales y generar orgullo. Incluso podemos basarnos en nuestros
conocimientos de Dharma para sentirnos superiores a los demás.
El orgullo es perjudicial porque nos impide avanzar. La persona
orgullosa no reconoce sus defectos ni admite que deba mejorar. La
mente henchida de orgullo es incapaz de adquirir conocimientos de
un maestro cualificado. Al igual que en la cumbre de una montaña
no se puede formar un lago, los conocimientos tampoco caben en la
mente arrogante del orgulloso.
Para reducir el orgullo, debemos reconocer que somos vulnerables
y carecemos de libertad. Podemos meditar en las experiencias
desagradables que estamos obligados a padecer, como el nacimiento,
las enfermedades, el envejecimiento y la muerte. Es posible que de
momento seamos atractivos e inteligentes, disfrutemos de buena
salud y tengamos éxito en la vida, pero no podemos mantener esta
situación indefinidamente. Llegará un momento en que, sin
elección, envejeceremos y nos pondremos enfermos, nuestra
memoria se deteriorará o padeceremos demencia senil. Si nos
comparamos con los seres realizados, que disfrutan de total libertad
y de la felicidad que no depende de las condiciones externas,
perderemos nuestro orgullo con rapidez.
No todo el orgullo es perturbador, sino que hay algunas clases de
orgullo que debemos cultivar. El orgullo no perturbador o confianza
en uno mismo es imprescindible para el progreso espiritual. Por lo
tanto, debemos sentirnos orgullosos del potencial espiritual que
tenemos y de las acciones virtuosas que hemos realizado, y tener
confianza en nuestra capacidad para eliminar nuestros engaños y
beneficiar a los demás. Es necesario comprender la diferencia entre
el orgullo perturbador y el no perturbador para poder abandonar el
primero y cultivar el segundo.
IGNORANCIA
La ignorancia es el factor mental cuya función es hacer que la
mente primaria esté confusa respecto a su objeto. Induce a la
aparición de percepciones erróneas, dudas y otras perturbaciones
mentales. Es como una oscuridad en la mente que nos impide
comprender un objeto con claridad. Un ejemplo de confusión es la
que tenemos al intentar leer un libro sin poder comprender su
significado. La ignorancia que no comprende la vacuidad de la
entidad propia de las personas y de los fenómenos, es decir, su
naturaleza última, induce el aferramiento propio, también llamado
aferramiento verdadero, que a su vez es la raíz de las demás
perturbaciones mentales y de los renacimientos incontrolados en el
samsara.
Por lo general, hay dos clases de ignorancia: la del karma y la de la
vacuidad. La función principal de la primera es hacernos renacer en
los reinos inferiores. Mientras tengamos confusión acerca de las
acciones y sus efectos, seguiremos cometiendo acciones
perjudiciales, que son la causa de los renacimientos desafortunados.
La función principal de la ignorancia de la vacuidad es mantenernos
atrapados en el samsara. Aunque comprendamos la ley del karma,
mientras no alcancemos una realización directa de la vacuidad,
seguiremos creando las causas para renacer sin control en el
samsara.
DUDA PERTURBADORA
La duda es el factor mental que aprehende el objeto de dos
maneras distintas o que vacila con indecisión entre dos puntos de
vista diferentes. No todas las dudas son perturbadoras. La duda
perturbadora es una incertidumbre acerca de un objeto cuya
comprensión es necesaria para alcanzar la liberación, como el karma
o la verdad de los sufrimientos, que tiende hacia la creencia errónea
que niega la existencia de dicho objeto. En otras palabras, la duda
perturbadora es una indecisión que interfiere en el logro de la
liberación. Las dudas acerca de objetos cuya comprensión no es
necesaria para el logro de la liberación no son perturbadoras. Por
ejemplo, si alguien entra en nuestra habitación y no sabemos si es
Pedro o Juan, no estamos generando una duda perturbadora.
Es importante saber distinguir entre las dudas perturbadoras y las
que son el inicio de la sabiduría. Aunque debemos eliminar las
primeras, las segundas son necesarias para alcanzar realizaciones
espirituales. Cuando empezamos a leer o recibir enseñanzas
tenemos dudas porque el Dharma contradice nuestras creencias y
suposiciones erróneas y nos hace dudar de ellas. Esta clase de
indecisión es una señal de que estamos empezando a cultivar
sabiduría porque es el primer paso para adquirir creencias correctas.
Si no tuviéramos esta clase de dudas, no podríamos comprender las
enseñanzas de Dharma. Por ejemplo, cuando escuchamos por
primera vez enseñanzas sobre la vacuidad, empezamos a tener
dudas pensando: «A mí me parece que los objetos existen de manera
externa, pero ¿en realidad existen de este modo?» o «Los objetos
parecen tener existencia sustancial, pero ¿podrían ser ilusorios como
los sueños?». Si no nos hacemos estas preguntas, no podremos
comprender la vacuidad. Estas dudas tienden hacia la verdad, nos
llevan por el buen camino y nos ayudan a mejorar nuestra
comprensión del objeto y la claridad con que lo percibimos.
Por el contrario, las dudas perturbadoras destruyen nuestra fe en
los objetos especiales y virtuosos y nos hacen desconfiar de lo que es
fidedigno y beneficioso. Enturbian la lucidez y tranquilidad que
acompañan a la fe admirativa. Acaban con nuestras aspiraciones
virtuosas y nos roban la paz mental. Cuando leemos un libro de
Dharma o recibimos enseñanzas y pensamos: «Lo más probable es
que estas instrucciones sean erróneas» o «Estos consejos no sirven
para nada», estamos generando dudas perturbadoras. Lo mismo
ocurre si después de recibir enseñanzas correctas sobre la vacuidad y
haberlas entendido de manera superficial, nos encontramos con
alguien que presenta argumentos convincentes contrarios a estas
enseñanzas y comenzamos a pensar: «Es muy probable que los
razonamientos que escuché sean falsos». Si después de recibir
instrucciones correctas de nuestro Guía Espiritual sobre la manera
de realizar una determinada meditación nos encontramos con
alguien que presume de ser un gran meditador y nos dice: «Ese
método es inferior, yo conozco otras prácticas mejores», es posible
que comencemos a dejar de creer en las instrucciones de nuestro
maestro e incluso en él mismo. Esta clase de indecisión puede
manifestarse tanto cuando vamos a comenzar una acción virtuosa
como cuando ya la estamos realizando. Entonces, empezamos a
dudar de las enseñanzas que hemos recibido y se disipan nuestras
buenas intenciones.
Las dudas perturbadoras son muy peligrosas porque obstaculizan
nuestra práctica espiritual y nos sumergen en la confusión con
rapidez. Pueden surgir cuando nuestra fe y nuestro esfuerzo son
débiles o cuando leemos o escuchamos algo que contradice nuestra
práctica diaria. La duda perturbadora puede aparecer también como
resultado de un análisis excesivo, inapropiado o realizado en un mal
momento. En algunas ocasiones es necesario hacer una investigación
analítica, como cuando estudiamos temas sutiles, como la
impermanencia sutil o la vacuidad, pero otras veces es mejor
abandonar el análisis, por ejemplo, cuando ya hemos logrado una
comprensión correcta de una determinada verdad convencional
burda. Realizar un análisis en un momento inadecuado o de manera
excesiva puede causar dudas que obstaculicen nuestra práctica.
En particular, es importante evitar las dudas perturbadoras al
practicar el mantra secreto porque para obtener resultados en esta
práctica debemos tener fe firme. Si generamos dudas perturbadoras
acerca del mantra secreto, no recibiremos beneficios aunque nos
adiestremos durante eones. Por lo tanto, en el mantra secreto es
incluso mejor tener fe ciega que excederse en el análisis porque la fe
nos ayudará a tomar decisiones virtuosas, mientras que el exceso de
análisis nos causará dudas y confusión.
CREENCIA PERTURBADORA
La creencia perturbadora es la sexta y última perturbación mental
raíz. Hay muchas clases de creencias perturbadoras, pero la
principal es el aferramiento al yo o entidad propia de la persona
como si tuviera existencia inherente o verdadera. Esta creencia
concibe el yo como si no tuviera relación con el cuerpo ni con la
mente. Por ejemplo, si nos encontramos en una situación en la que
tenemos miedo o nos sentimos avergonzados, no pensamos que
nuestro cuerpo o nuestra mente tengan miedo o estén
avergonzados, sino que «yo tengo miedo» o «yo estoy
avergonzado». El yo al que nos aferramos en esas ocasiones no tiene
relación con nuestro cuerpo, con nuestra mente ni con el conjunto
de ambos, sino que es independiente de ellos. Aunque resulta más
fácil reconocer esta mente en situaciones difíciles, está presente en
todo momento, incluso cuando dormimos. Esta manera equivocada
de percibir nuestro yo es la cadena que nos ata al samsara. Si
abandonamos esta creencia perturbadora, eliminaremos todos
nuestros engaños.
La creencia perturbadora que cree que el yo y los demás
fenómenos tienen existencia independiente o inherente es el origen
de todos los demás engaños, como el apego, el odio y el orgullo.
Estas perturbaciones mentales nos impulsan a cometer karma, y
debido a este renacemos una y otra vez en el samsara, donde
experimentamos los sufrimientos interminables del nacimiento, el
hambre, la sed, las enfermedades, el envejecimiento y finalmente la
muerte. Todos estos sufrimientos tienen su origen en nuestra
creencia perturbadora que concibe que los fenómenos tienen
existencia inherente. Si deseamos liberarnos del sufrimiento,
debemos meditar a diario sobre las desventajas de sostener esta
creencia.
El Bodhisatva Shantideva dice que las perturbaciones mentales son
nuestro peor enemigo, que nos mantiene atrapados en la prisión del
samsara. ¿Qué es lo que nos impulsa a vender nuestro tiempo,
energía, sudor y hasta la propia vida a cambio de un poco de dinero,
algunas posesiones y una buena reputación de por sí efímera?
Estamos esclavizados por nuestros engaños, en particular el apego.
Solo las perturbaciones mentales pueden perjudicarnos tanto.
Los enemigos externos pueden herir nuestro cuerpo, pero el
enemigo interno de los engaños ha controlado nuestra mente desde
tiempo sin principio y no ha dejado de perjudicarnos. Este enemigo
está tan inmerso en nuestra mente que nos resulta difícil
identificarlo y distinguirlo de lo que es virtuoso. La única forma de
hacerlo es estudiándolo y analizándolo.
Solemos decir que un médico es bueno si puede diagnosticar
enfermedades, pero se requiere mucha más destreza para distinguir
una mente virtuosa de una perjudicial. ¿Cómo podemos realizar este
diagnóstico tan sutil? Primero debemos estudiar las enseñanzas de
Buda, en particular aquellas sobre la naturaleza de la mente, y luego
aplicarlas a nuestra propia mente por medio de la meditación
analítica. De este modo nos convertiremos en médicos de nuestra
propia mente, podremos identificar la enfermedad de las
perturbaciones mentales y curarla con la medicina del Dharma.
Hace tiempo, en el Tíbet, vivía un famoso practicante de Dharma
llamado Gueshe Ben Gungyel. Cuando sus discípulos se dieron
cuenta de que nunca recitaba oraciones ni dormía por la noche, le
preguntaron cuál era su práctica espiritual. Ben Gungyel respondió:
«Solo tengo dos prácticas: vigilar mi mente para ver cuándo
aparecen las perturbaciones mentales y, cuando lo hacen,
controlarlas. Solo hago esto. Si no tengo perturbaciones mentales,
estoy tranquilo, pero si aparecen, intento reconocerlas y aplicar
enseguida el antídoto adecuado. Mi práctica de Dharma no se
reduce a meras palabras, sino que me esfuerzo por erradicar mis
engaños». Los grandes maestros de su tiempo elogiaban su manera
de practicar y nosotros deberíamos seguir su ejemplo.
Es posible que comprendamos que las perturbaciones mentales nos
perjudican, pero nos preguntemos si es posible eliminarlas por
completo. La raíz de las perturbaciones mentales es el aferramiento
propio. Si cortamos un árbol de raíz, sus ramas, frutos, flores y hojas
se secarán y morirán. De igual manera, si cortamos de raíz el
aferramiento propio con la espada de la sabiduría, la realización de
la vacuidad, desaparecerán también las demás perturbaciones
mentales. Si sabemos cómo abandonar el aferramiento propio,
eliminaremos con facilidad todos los engaños de nuestra mente.
Hasta que hayamos eliminado nuestros engaños debemos evitar
caer bajo su influencia. Para ello, hemos de proteger la mente e
impedir que divague. Si aprendemos a proteger nuestra mente de
las perturbaciones mentales y a atarla a la práctica de la virtud,
nuestra disciplina moral irá mejorando y finalmente lograremos
perfeccionarla, pero en caso contrario tendremos numerosas
dificultades.
Un elefante salvaje cruzando una aldea de chozas puede causar
estragos, pero no tantos como lo que nos podemos causar a nosotros
mismos con nuestra mente incontrolada. Si no subyugamos al
elefante salvaje de nuestra mente, no solo nos causará sufrimiento
en esta vida, sino también en innumerables vidas futuras. En
realidad, si lo analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta de
que nuestra mente incontrolada es la responsable de todos nuestros
sufrimientos tanto en esta vida como en las futuras.
Son muchos los beneficios que recibiremos si controlamos nuestra
mente. Si atamos el elefante salvaje de nuestra mente al poste de la
virtud con la soga de la retentiva mental, desaparecerán nuestros
temores con rapidez. Para mejorar nuestra mente y alcanzar
realizaciones espirituales con facilidad, debemos fundirla con la
práctica de la virtud aplicando en todo momento el poder de la
retentiva mental. Esta es la esencia de la meditación. Si no
cultivamos la retentiva, nuestras meditaciones serán superficiales e
inútiles, y nada podrá impedir que el elefante salvaje de nuestra
mente continúe persiguiendo sin control los objetos de apego, odio,
celos y demás perturbaciones mentales. Es posible que parezca que
estamos meditando de manera apacible, pero nuestra mente seguirá
tan ocupada como siempre planeando ir de compras, visitar a
nuestros familiares y amigos o pensando en alguien por quien
sintamos atracción. Al igual que un alfarero necesita las dos manos
para dar forma a sus vasijas, la retentiva y la vigilancia mental son
imprescindibles para meditar de manera eficaz y alcanzar auténticas
realizaciones espirituales.
Si aprendemos a controlar la mente por medio de la meditación
correcta, desaparecerá nuestro miedo y ansiedad. Nada podrá
atemorizarnos. ¿Por qué? Porque todos los temores proceden de
nuestra mente incontrolada. El Bodhisatva que adiestra su mente
nunca tiene miedo porque está dispuesto a entregar sus posesiones e
incluso su cuerpo a los demás. Sin embargo, en nuestro caso, como
no controlamos nuestra estimación propia, tenemos miedo cuando
nos enfrentamos con algo desconocido. La única manera de
superarlo es controlando nuestra mente. En resumen, debemos
proteger nuestra mente en todo momento aplicando la recta
conducta con la ayuda de la retentiva y la vigilancia mental. El
Bodhisatva Shantideva dice:
«Con las palmas de las manos juntas
suplico a aquellos que desean proteger su mente:
“Esforzaos siempre por aplicar
la retentiva y la vigilancia mental”».
ECUANIMIDAD
Como se mencionó con anterioridad, la ecuanimidad es un estado
mental equilibrado que nos impide generar odio y apego aplicando
los oponentes apropiados. Al reconocer que el odio y el apego son
como un veneno, la ecuanimidad nos impide generarlos y de este
modo nuestra mente permanece tranquila. Cuando tenemos
ecuanimidad, mantenemos el equilibrio y la calma porque estamos
libres de las perturbaciones mentales. Además, la ecuanimidad es la
base para cultivar el amor puro, la compasión y la bodhichita, y
finalmente alcanzar el estado supremo de la Budeidad o iluminación
total.
Cuando alcanzamos la realización de la ecuanimidad, nuestra
mente permanece apacible y no nos alteramos ante ninguna
dificultad. Esto no significa que nos volvamos fríos e insensibles. La
ecuanimidad no tiene nada que ver con la indiferencia o la apatía, ni
tampoco disminuye nuestro amor y compasión o nuestra capacidad
para alegrarnos de la buena fortuna de los demás. Por el contrario,
es la realización en la que se basan todas las buenas cualidades. La
ecuanimidad reduce el odio y el apego, pero no el amor por los
demás. Los Bodhisatvas que han cultivado la ecuanimidad sienten
afecto por todos los seres sintientes y generan sentimientos
especiales por todos ellos. Cuando ven a una persona sufriendo, no
se quedan inmóviles, sino que intentan con sinceridad ayudarla y se
alegran cuando lo consiguen. Aunque los Bodhisatvas sienten afecto
por todos los seres, no están influidos por el apego porque la
naturaleza de sus mentes es amor y paz. Por lo tanto, no podemos
asegurar que alguien carezca de ecuanimidad solo porque tenga
amigos o se comporte con cada persona de distinta manera. Los
Bodhisatvas se adaptan a las costumbres de la sociedad en la que
viven. Por ejemplo, en Inglaterra no se tiene la costumbre de abrazar
y besar a cualquier persona solo porque nos caiga bien. Es imposible
saber si alguien tiene ecuanimidad simplemente observando su
comportamiento externo.
Si nos entusiasmamos o nos deprimimos al relacionarnos con los
demás, tendremos dificultades, pero si mantenemos una mente
equilibrada, nos resultará fácil llevarnos bien con ellos y nuestras
amistades serán duraderas. Externamente debemos mantener
siempre una expresión agradable y sonriente, e interiormente estar
dispuesto a ayudar a los demás y evitar los extremos de la euforia y
la depresión. Aquel que muestra siempre una sonrisa acogedora y es
amable con los demás, manteniendo la calma y sin sentirse eufórico
un día y desdichado al siguiente, es como el oro que nunca cambia
de color.
Cuando tengamos ecuanimidad hacia todos los seres sintientes, nos
resultará fácil ser ecuánimes también con los objetos inanimados,
como nuestras condiciones de vida, los atascos de tráfico, el clima,
etcétera.
ANTIMALICIA
Según el Compendio de fenomenología, de Asanga, la antimalicia no
solo consiste en no dañar a los demás, sino que es una clase de
compasión –la mente que estima a los demás y desea sinceramente
liberarlos del sufrimiento–.
Es importante distinguir entre la compasión y el apego. La
compasión es necesariamente una mente virtuosa, mientras que el
apego nunca lo es. En ocasiones deseamos ayudar a los demás, pero
lo hacemos principalmente motivados por el apego. Por ejemplo, el
jinete que desea que su caballo recupere pronto la salud para no
perder un concurso hípico no lo hace por altruismo. Otras veces nos
preocupamos por los demás motivados por una mezcla de apego y
compasión, como cuando deseamos que nuestros amigos o
familiares dejen de sufrir. En cambio, la compasión pura está
completamente libre del apego y solo se interesa por el bien de los
demás.
Cuanto tenemos compasión, nuestras perturbaciones mentales,
como el orgullo, los celos, el odio y el apego, se reducen de manera
natural y nuestra mente se tranquiliza. Además, nuestra compasión
también hace felices a los demás porque nos preocupamos por ellos
e intentamos ayudarlos.
Buda dice:
«Eres tu propio protector,
eres tu propio enemigo».
Si tenemos compasión y sabiduría, podemos liberarnos del
sufrimiento y convertirnos en nuestro propio protector, pero si
permitimos que el odio y la ignorancia acaben con nuestra felicidad
y buena fortuna, nos perjudicaremos a nosotros mismos y seremos
nuestro propio enemigo. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de
elegir entre ser nuestro propio protector o nuestro propio enemigo.
Algunas personas creen que solo los humanos que sufren de
manera evidente son dignos de compasión, pero los animales y los
humanos que disfrutan de buenas condiciones no. Esto no es cierto.
Los animales e insectos tienen mente y, al igual que los humanos,
sienten placer y dolor. Sin embargo, aunque desean ser felices y
evitar el sufrimiento tanto como nosotros, en realidad experimentan
mucho más sufrimiento. Los animales no tienen libertad y son
utilizados por los humanos para diversiones, producción de
alimentos y experimentación sin tener en cuenta su bienestar. Si lo
analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que debemos
tener compasión por los animales y, en lugar de abusar de ellos o
sacrificarlos, protegerlos y ayudarlos.
Además, también hemos de tener compasión por las personas que
disfrutan de una vida cómoda, así como por aquellos que nos
desagradan e incluso por los desconocidos. En realidad, todos los
seres sin excepción experimentan los sufrimientos del apego, el
odio, los celos y la ignorancia. No hay ni un solo ser ordinario, sea
animal o humano, rico o pobre, que se haya liberado por completo
del sufrimiento. Todos tienen que experimentar el ciclo
incontrolado de la muerte y el renacimiento vida tras vida y, por lo
tanto, son objetos dignos de compasión.
La función principal de la antimalicia o compasión es impedir que
perjudiquemos a los demás. La persona verdaderamente compasiva
nunca genera la intención de dañar a los demás, así que cuando
deseamos hacerlo es por falta de compasión. Esta virtud es
incompatible con las malas intenciones, como lo son el agua y el
fuego. Una de las prácticas más importantes de un budista es
abstenerse de perjudicar a los demás. Si aplicamos la antimalicia en
todo momento, estaremos practicando las enseñanzas de Buda
aunque no meditemos formalmente.
Buda dijo que debemos cultivar la compasión hacia todos los seres
sintientes sin excepción y dedicar todas nuestras acciones por su
beneficio y felicidad. Si guardamos este consejo en nuestro corazón
y lo ponemos en práctica, nos convertiremos en un ser realizado,
como un Bodhisatva, y adoptaremos su modo de vida. De esta
manera, sin lugar a dudas alcanzaremos la felicidad eterna de la
iluminación total.
Para generar compasión por todos los seres sintientes, debemos
adiestrar nuestra mente de una forma especial contemplando lo
siguiente:
Yo soy solo una persona, mientras que los demás seres son
innumerables. Mi felicidad y sufrimiento son insignificantes en
comparación con la felicidad y el sufrimiento de los demás seres
sintientes.
Si realmente consideramos que la felicidad de los demás es
importante, nos resultará fácil generar el deseo de liberarlos del
sufrimiento. Este deseo sincero es la compasión, y debemos meditar
en ella durante tanto tiempo como podamos.
Este es un método sencillo para generar compasión por todos los
seres sintientes, pero su eficacia depende de que antes cultivemos la
mente que estima a todos los seres sintientes. Para más información
sobre cómo estimar a los demás, véase Ocho pasos hacia la felicidad.
Puesto que somos seres del reino del deseo, la mayoría de nuestros
problemas surgen del apego. Si lo analizamos con detenimiento, nos
daremos cuenta de que incluso las guerras tienen su origen en esta
perturbación mental. Tenemos tanto apego a nuestra felicidad,
opiniones, posesiones, etcétera, que si no satisfacemos nuestros
deseos, nos enfadamos, nos peleamos con los demás e incluso
podemos llegar a matar. La compasión es el oponente del apego.
Mientras que este último surge de la atención inapropiada, la
compasión surge de la atención apropiada. Puesto que el apego y la
compasión no se pueden manifestar al mismo tiempo, si tenemos
compasión, no habrá motivos para discutir con los demás ni
perjudicarlos.
La gran compasión nace de la renuncia. Si somos capaces de
comprender nuestro propio samsara y renunciar a él, podremos
reconocer el de los demás y sentir compasión por ellos. Puesto que
los seres humanos debemos soportar numerosos sufrimientos, nos
resulta fácil contemplar las desventajas del samsara y generar el
deseo de liberarnos de él. Si miramos a nuestro alrededor,
comprobaremos que todos los seres sintientes experimentan
sufrimiento y tendremos compasión por ellos.
La compasión es un poderoso método para purificar la mente. Si
nuestra mente es pura, sus objetos, como nuestro entorno, disfrutes,
cuerpo y mente, también lo serán. Con una mente pura podremos
percibir directamente a los seres sagrados, como los Budas y
Bodhisatvas. Aunque este tema es importante, resulta difícil de
comprender al principio. En primer lugar, debemos reconocer que
existe una relación entre cualquier objeto y la mente que lo
aprehende. Puesto que normalmente creemos que el objeto existe
«ahí fuera», independiente de la mente, y que nuestra mente está
«aquí», percibimos nuestra mente y su objeto como si estuvieran
separados. Esto indica que en realidad no comprendemos la relación
entre ellos. Por ejemplo, este libro lo percibimos como si fuera
independiente de nuestra mente y no tuviera relación con ella, es
decir, como si nuestra mente estuviera aquí y el libro allí. Esta
apariencia es equívoca.
En las enseñanzas de Buda sobre la sabiduría se afirma que los
fenómenos no existen por su propio lado. Sin embargo, puede
resultar difícil comprender lo que esto significa. No es suficiente con
tener un conocimiento intelectual, sino que es necesario adquirir
una profunda comprensión de su verdadero significado. Puesto que
nuestro cuerpo no existe de manera autónoma, por su propio lado,
independiente de la mente, ¿cómo existe? Para saberlo, debemos
estudiar libros como el Nuevo manual de meditación y Nuevo corazón de
la sabiduría, donde se expone la vacuidad del yo, del cuerpo y de los
demás fenómenos. Debemos intentar comprender que los
fenómenos no existen por su propio lado, sino como meras
designaciones de la mente o meras apariencias como los objetos de
un sueño.
De este modo comprenderemos que todos los fenómenos
dependen de la mente subjetiva. Estas meras apariencias son
manifestaciones de la vacuidad, carecen de existencia independiente
y no existen por su propio lado. Por lo tanto, el que un objeto sea
puro o impuro, hermoso o feo, agradable o desagradable, depende
de la mente. Si la mente es pura, su objeto también lo será, pero
mientras nuestra mente siga siendo impura solo podremos
experimentar objetos impuros.
Existen numerosos relatos de practicantes espirituales que al
generar una intensa compasión purificaron el karma negativo que
obstaculizaba su progreso espiritual. Por ejemplo, el maestro budista
indio Arya Asanga deseaba tener una visión del gran ser realizado
Buda Maitreya. Para ello comenzó a hacer un retiro sobre el yoga de
Buda Maitreya, pero después de tres años de meditación aún no lo
había conseguido. Desanimado, decidió abandonar su retiro y se
marchó de la cueva. Al bajar por el camino se encontró con un
hombre que frotaba un gran bloque de hierro con una pluma.
Asanga le preguntó qué estaba haciendo, y este le contestó que
cortando el bloque de hierro. Cuando Asanga le dijo que era
imposible hacerlo con una pluma, el hombre, que en realidad era
una emanación de Maitreya, contestó: «¡Mira, ya he avanzado un
poco! Si continúo con paciencia, conseguiré lo que me he propuesto
». Asanga pensó: «Si este hombre puede esforzarse tanto para lograr
algo tan insignificante, yo también puedo ser paciente y seguir mi
retiro hasta alcanzar mi objetivo y beneficiar a los seres de este
mundo». Animado de este modo, regresó a su cueva.
Después de transcurrir otros tres años, Asanga aún no había tenido
la visión de Maitreya, así que de nuevo se desanimó y abandonó el
retiro. De camino a su casa vio una cascada y se fijó en un surco en la
roca producido por el caer constante de las gotas de agua. Entonces,
pensó: «Si estas pequeñas gotas de agua han hecho un surco en la
roca, yo también puedo perseverar en mi meditación hasta eliminar
mis obstrucciones internas». Pensando de este modo, regresó de
nuevo a la cueva.
Después de otros tres años sin obtener resultados, volvió a
desanimarse y a marcharse la cueva. Esta vez vio un hueco en una
cara vertical de una montaña donde habían anidado algunos
pájaros. Se dio cuenta de que con el roce de las plumas de los pájaros
al emprender el vuelo a través de los años se había desgastado la
roca. Inspirado por el extraordinario efecto que puede causar hasta
la más delicada acción si se repite con constancia, regresó a su cueva
decidido a eliminar las obstrucciones de su mente.
Después de tres años más de meditación, Asanga había completado
doce años de retiro. Entonces, sin darse cuenta de que estaba a
punto de ver a Maitreya, se desanimó otra vez y decidió regresar a
su casa. Cuando descendía por la montaña, encontró un perro
moribundo que yacía en medio del camino con el cuerpo lleno de
heridas infestadas de gusanos. Conmovido por la compasión,
Asanga decidió quitarle los gusanos. Puesto que si los retiraba con la
mano podría hacerles daño, pensó hacerlo con la lengua. A
continuación volvió a generar compasión pensando que si ponía los
gusanos en el suelo, se morirían de hambre. Por lo tanto, se cortó
parte de un muslo y mientras colocaba con la lengua los gusanos
sobre su propia carne, el perro se transformó en Buda Maitreya. Tras
salir de su asombro, le preguntó a Maitreya: «¿Por qué he tenido que
esperar tanto tiempo para verte?», y este contestó: «He estado a tu
lado desde que comenzaste el retiro, pero debido a tus obstrucciones
kármicas no has podido hacerlo». Gracias a la extraordinaria
compasión que Asanga había generado, purificó los obstáculos que
no le permitían ver a Maitreya.
En la siguiente historia de Khedrubyhe, uno de los discípulos
principales de Yhe Tsongkhapa, también se ilustra el poder de la
compasión para purificar la mente y capacitarnos para percibir
directamente a los seres sagrados. Un día, después de que Yhe
Tsongkhapa hubiera fallecido, Khedrubyhe contemplaba lo rudas
que son las mentes de los seres sintientes en estos tiempos
degeneración, contaminadas por intensas perturbaciones mentales y
creencias erróneas. «¿Cómo puedo ayudar a estos pobres seres, mis
madres?», pensó mientras derramaba lágrimas de compasión.
Entonces, Yhe Tsongkhapa apareció ante él y le preguntó: «¿Qué
problema tienes, hijo mío?, ¿por qué lloras?». Cuando Khedrubyhe
le expresó su deseo de aliviar el sufrimiento de todos los seres
sintientes, Yhe Tsongkhapa le animó diciéndole: «No te preocupes,
ten paciencia y yo te ayudaré».
La compasión también es un poderoso método para renacer en una
tierra pura. Todo aquel que muera con una mente compasiva
renacerá en ese lugar. Gueshe Chekhaua, autor del Adiestramiento de
la mente en siete puntos eligió como práctica diaria la compasión
universal. Tenía la realización de cambiarse uno mismo por los
demás y anunció a sus discípulos que su mayor deseo era renacer en
los infiernos para poder ayudar a los seres que sufren allí. Sin
embargo, cuando iba a morir tuvo una visión de una tierra pura y
dijo a sus discípulos: «No he conseguido satisfacer mi deseo, puesto
que voy a renacer en una tierra pura». Debido a que la luz de su
compasión había disipado la oscuridad de sus apariencias impuras,
no le quedaba más remedio que ir a una tierra pura. Para más
detalles sobre la vida y enseñanzas de Gueshe Chekhaua, véase
Compasión universal.
En cierta ocasión, en el Tíbet, un hombre cayó a un río y se lo llevó
la corriente. Entonces, otro hombre que pasaba por la orilla lo vio y
con el deseo compasivo de salvarlo, se tiró al río. Sin embargo,
puesto que al igual que la mayoría de los tibetanos tampoco sabía
nadar, finalmente los dos hombres se ahogaron. Un yogui que vivía
en los alrededores vio con su clarividencia que el segundo hombre
había renacido en una tierra pura. ¿Por qué? Porque había muerto
con una mente compasiva. La compasión purifica nuestra mente y
hace que nuestras acciones sean puras y que, por lo tanto, sus
resultados lo sean también.
La compasión tiene innumerables buenas cualidades. Por ejemplo,
muchas personas desean ser buenos médicos para curar
enfermedades, pero el mejor médico es el que tiene compasión. Si
un médico tiene compasión por todos los seres sintientes, sus
pacientes recibirán las bendiciones de Buda a través de él y, por lo
tanto, podrá curar enfermedades con mayor facilidad. Con
cualquiera de sus actuaciones, ya sea hacer un reconocimiento,
poner una inyección, realizar una operación o prescribir medicinas,
sus pacientes recibirán las bendiciones de Buda.
Por supuesto, debido a que la mayoría de las enfermedades son
físicas, a menudo la curación dependerá de condiciones externas,
como encontrar la medicina adecuada. Sin embargo, aunque el
médico no sea capaz de curar una enfermedad, si tiene compasión
universal, sus pacientes obtendrán grandes beneficios al recibir las
bendiciones de Buda. Estarán contentos, se sentirán optimistas y
recibirán impresiones virtuosas. Desaparecerán sus mentes
negativas y aumentará su paz interior. Por lo tanto, cualquier
persona que desee ser médico debe esforzarse por cultivar la
compasión universal. Las acciones de un médico compasivo y las de
un Buda son similares porque ambos tienen compasión por todos los
seres sintientes. Un médico así es como el Buda de la Medicina.
Si deseamos curar las enfermedades físicas y mentales de los
demás, debemos esforzarnos por cultivar la compasión universal.
No podemos eliminar su sufrimiento mientras tengamos estimación
propia, puesto que un ser ordinario no puede curar a otro ser
ordinario. Un médico cualificado debe cultivar la realización interna
de la compasión.
Del mismo modo, algunas personas desean convertirse en maestros
espirituales para beneficiar a los demás, y la mejor manera de
hacerlo es cultivando la compasión universal. Si un maestro tiene
compasión por todos los seres sintientes, cuando esté impartiendo
enseñanzas y ayudando a los demás, estos recibirán las bendiciones
de Buda a través de él y sus enseñanzas serán una poderosa
medicina para curar las enfermedades de las perturbaciones
mentales. Este maestro estará cualificado para conducir a los seres
sintientes al gozo de la liberación y la iluminación total.
Puesto que todos los seres sintientes tienen algo de compasión,
poseen la naturaleza de Buda. Si aumentamos de manera gradual
nuestra compasión, finalmente generaremos la gran compasión,
también llamada compasión universal –el deseo de proteger a todos
los seres sintientes del sufrimiento–. Cuando tengamos compasión
por todos los seres sintientes, nuestra naturaleza de Buda
despertará. Por lo tanto, gracias a la compasión podemos entrar en
el camino mahayana y progresar a lo largo de las etapas del camino
hacia la iluminación. Si luego aumentamos nuestra gran compasión,
se transformará en la compasión de un Buda, que tiene la verdadera
capacidad de proteger a todos los seres sintientes. La compasión de
un Buda se puede manifestar como cualquier objeto que los seres
sintientes deseen, como entornos, disfrutes, amigos, maestros
espirituales, médicos o medicinas. La compasión ayuda a todos los
seres, puesto que lo abarca todo.
Después de contemplar los beneficios de la compasión universal,
debemos tomar la determinación de cultivarla. Entonces, hemos de
meditar en esta determinación y ponerla en práctica en la vida
diaria.
Después de haber generado compasión por todos los seres
sintientes sin excepción deseando con sinceridad ayudarlos,
comprenderemos que ahora no estamos realmente capacitados y
que solo los seres iluminados tienen el poder necesario para hacerlo.
Motivados por la compasión, generaremos la mente de bodhichita
deseando alcanzar la iluminación por el beneficio de todos los seres.
Para colmar las dos intenciones de la mente de bodhichita –liberar a
todos los seres sintientes de los renacimientos incontrolados en el
samsara y alcanzar la gran liberación de un Buda–, podemos tomar
los votos del Bodhisatva y adoptar el modo de vida de este gran ser.
Finalmente, al completar el camino del Bodhisatva –la realización de
las seis perfecciones–, alcanzaremos la gran liberación de un Buda, la
iluminación total.
Buda Rey del Monte Meru
Purificación y oraciones

LA FUERZA DE LA DESTRUCCIÓN
En este contexto, destrucción se refiere a la práctica de purificación
que destruye o purifica el karma negativo que hemos acumulado.
Puesto que el efecto de maduración de las acciones perjudiciales es
renacer en los reinos inferiores, si no las purificamos, nos resultará
difícil obtener un renacimiento afortunado en el futuro. Para los
practicantes de poua es muy importante purificar el karma negativo
porque es el obstáculo principal para renacer en una tierra pura de
Buda.
Si nos resulta difícil creerlo, podemos considerar lo siguiente. En el
samsara innumerables seres están en los reinos inferiores, como los
animales y los seres de los infiernos, y muchos otros en los reinos
superiores, como los humanos y los dioses. Incluso entre los seres
humanos, unos renacen en países ricos, en una familia feliz donde la
vida es fácil y agradable, mientras que otros lo hacen en países
pobres, donde pasan dificultades. El renacimiento en estos lugares
se produce sin elección. No hay nadie que ordene: «Tú vas a renacer
en un reino superior y tú en uno inferior; tú en un país rico y tú en
uno pobre». Nadie elegiría renacer como un animal, un insecto o un
ser humano pobre, enfermo o necesitado. Por lo tanto, ¿por qué
unos seres renacen en un reino superior y otros en uno inferior?
¿Por qué unas personas renacen en familias ricas mientras que otras
lo hacen en lugares pobres? Solo en las enseñanzas de Buda
podemos encontrar la respuesta. Con su sabiduría omnisciente,
Buda mostró la conexión sutil entre las acciones o karma y sus
efectos. Los Budas saben que las acciones perjudiciales son la causa
principal de renacer en un reino inferior, y las virtuosas, de hacerlo
en uno superior. El renacimiento humano es el resultado de
practicar la virtud, pero los sufrimientos humanos lo son de cometer
acciones perjudiciales. Por ejemplo, la pobreza es el resultado de
haber robado en el pasado.
Si estudiamos con detenimiento las enseñanzas de Buda sobre el
karma, llegaremos a la conclusión ineludible de que los seres
sintientes tienen diferentes experiencias debido a sus distintos
karma. Según las enseñanzas de Buda, la felicidad y el sufrimiento
son creados por la mente porque las acciones están motivadas por el
factor mental intención. Por ejemplo, aunque nadie desea
experimentar sufrimiento, algunas personas se divierten matando a
otros seres y, por lo tanto, sin comprender que están cometiendo
una acción perjudicial, crean las causas de su propio sufrimiento
futuro.
Ya hemos cometido innumerables acciones perjudiciales tanto en
esta vida como en las incontables vidas pasadas, y si no las
purificamos, nos arrojarán a los reinos inferiores, donde nos
resultará imposible continuar nuestra práctica espiritual. Incluso
ahora estas acciones perjudiciales y compromisos morales no
cumplidos no nos permiten colmar nuestros deseos y obstaculizan
nuestro progreso espiritual. Por lo tanto, es muy importante
purificarlas sin dilación. La capacidad de purificar las acciones
perjudiciales es una de las principales ventajas de renacer como ser
humano. Los animales apenas pueden practicar la virtud y de
manera natural cometen numerosas acciones perjudiciales, como
matar. Sin embargo, los seres humanos tienen la posibilidad no solo
de abstenerse de cometer malas acciones, sino también de purificar
su karma negativo. Los gueshes kadampas solían decir: «Ahora es el
momento de purificar el karma negativo, ¡no de acumular más!
Ahora es el momento de acumular méritos, ¡no de destruirlos!». Si
perdemos esta preciosa vida humana, nos resultará prácticamente
imposible volver a tener una oportunidad igual.
La práctica en sí de la purificación se presenta en cuatro apartados:
1. El poder del arrepentimiento
2. El poder de la dependencia
3. El poder de la fuerza oponente
4. El poder de la promesa
Se denominan cuatro poderes oponentes porque tienen el poder de
purificar por completo todas las acciones perjudiciales que hemos
cometido desde tiempo sin principio. Las acciones perjudiciales
producen cuatro clases de efectos: el de maduración, el que es una
experiencia similar a su causa, el que es una tendencia similar a su
causa y el circunstancial. Por ejemplo, la acción de matar produce
como efecto de maduración renacer en uno de los tres reinos
inferiores –el de los animales, el de los espíritus ávidos o el de los
infiernos–. La experiencia similar a la acción de matar es que en
nuestros renacimientos futuros padeceremos dolores y
enfermedades, y nuestra vida será corta. La tendencia similar a la
acción de matar es que en vidas futuras tendremos una fuerte
inclinación por matar. Este es el peor efecto porque nos encierra en
un círculo vicioso. Finalmente, el efecto circunstancial de matar es
que el lugar donde viviremos estará sucio, nos resultará difícil
encontrar agua potable, aire puro y alimentos sanos y, por lo tanto,
nuestra salud será débil.
Con el poder del arrepentimiento purificamos el potencial del
efecto que es una experiencia similar a su causa; con el poder de la
dependencia, el del efecto circunstancial; con el poder de la fuerza
oponente, el del efecto de maduración; y con el poder de la
promesa, el del efecto de la tendencia similar a su causa. Si
practicamos la purificación con sinceridad aplicando los cuatro
poderes oponentes, eliminaremos los potenciales de los cuatro
efectos de todas nuestras acciones perjudiciales y, por lo tanto, nos
liberaremos de manera permanente de los sufrimientos físicos y
mentales, y en particular de los renacimientos en los tres reinos
inferiores. De esta manera podremos extraer la verdadera esencia de
nuestra preciosa vida humana. ¡Qué maravilla!
A continuación se expone el modo de practicar la purificación con
los cuatro poderes oponentes según el Sutra de la confesión mahayana,
también conocido como Sutra mahayana de los tres cúmulos superiores
o Confesión de las caídas morales del Bodhisatva, que puede encontrarse
en el apéndice 2. Esta práctica se describe con detalle en El voto del
Bodhisatva.
EL PODER DEL ARREPENTIMIENTO
Si bebemos aunque solo sea una pequeña gota de veneno,
tendremos miedo de sus posibles efectos, pero si consideramos las
consecuencias de las acciones perjudiciales que hemos cometido en
el pasado, nuestro miedo será mayor. Una sustancia venenosa puede
provocar una enfermedad o incluso la muerte, pero solo nos puede
perjudicar en esta vida. En cambio, el veneno interno del karma
negativo nos perjudica no solo en esta vida, sino también en las
futuras, causándonos interminables sufrimientos físicos y mentales e
impidiéndonos renacer en un reino superior y alcanzar realizaciones
espirituales. Puesto que este veneno está en nuestro continuo
mental, debemos sentir un sincero arrepentimiento y tomar la
determinación de purificar lo antes posible los potenciales de las
acciones perjudiciales que hemos cometido. Debemos meditar en
esta resolución y después ponerla en práctica.
EL PODER DE LA DEPENDENCIA
Si confiamos con sinceridad en las Tres Joyas, podremos purificar
por completo todas nuestras acciones perjudiciales y alcanzar el
refugio último de la Budeidad. Por lo tanto, debemos refugiarnos
con sinceridad en Buda, el Dharma y la Sangha. Este es el significado
del poder de la dependencia.
En primer lugar hemos de visualizar los objetos de refugio a
quienes vamos a dirigir nuestra confesión. En el espacio ante
nosotros visualizamos a Buda Shakyamuni sentado en un trono,
sobre un loto, un asiento lunar y otro solar. Su cuerpo es de color
dorado y está en la postura llamada Buda Shakyamuni conquistando a
los maras. Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra.
Su brazo derecho desciende a lo largo del cuerpo, con el codo a la
altura de la cadera y el antebrazo extendido sobre el muslo derecho
hasta llegar a la rodilla, y con el dedo medio toca el disco solar, gesto
con el que indica que ha conquistado al mara Devaputra. Su mano
izquierda está en la posición de la meditación estabilizada, por
debajo del ombligo con la palma hacia arriba y con ella sostiene un
precioso cuenco de lapislázuli que contiene los tres néctares que
simbolizan que ha conquistado a los demonios o maras de la muerte,
de los agregados contaminados y de las perturbaciones mentales.
Viste los tres hábitos de un monje y su cuerpo está adornado con los
treinta y dos símbolos nobles y las ochenta marcas ejemplares de un
Buda. Su cuerpo es la síntesis de todas las Joyas de la Sangha, su
palabra lo es de todas las Joyas del Dharma, y su mente, de todas las
Joyas del Buda.
Está rodeado de los restantes treinta y cuatro Budas de la
Confesión. Debemos creer con convicción que estos seres iluminados
están presentes en el espacio ante nosotros y con fe firme en las Tres
Joyas, contemplar lo siguiente:
Confiando en Buda, el Dharma y la Sangha, voy a purificar todas mis
acciones perjudiciales y a alcanzar la Joya de Buda para poder beneficiar
a todos los seres sintientes sin excepción.
Meditamos en esta resolución durante un tiempo.
EL PODER DE LA FUERZA OPONENTE
Mientras que los otros poderes oponentes son como las
extremidades que soportan el cuerpo, el poder de la fuerza
oponente es como el cuerpo mismo porque es el antídoto directo
contra los malos resultados de nuestras acciones perjudiciales.
Para aplicar el poder de la fuerza oponente, visualizamos los
potenciales de nuestro karma negativo en forma de humo negro en
nuestro corazón y generamos el firme convencimiento de que los
treinta y cinco Budas de la Confesión pueden purificarlo. Entonces,
recordamos la función que tiene cada Buda para purificar
determinadas acciones perjudiciales, como se expone en El voto del
Bodhisatva. A continuación, con los poderes del arrepentimiento y la
dependencia, nos postramos ante los seres sagrados y les suplicamos
que purifiquen nuestras acciones perjudiciales y compromisos rotos
mientras recitamos el Sutra de la confesión mahayana concentrándonos
en su significado. Esta práctica es muy poderosa porque se realiza al
mismo tiempo que hacemos postraciones.
En respuesta a nuestras súplicas, imaginamos que del corazón de
los seres sagrados desciende un torrente de luz y néctar de sabiduría
que entra por nuestra coronilla y se disuelve en nuestro corazón,
donde elimina por completo los potenciales de nuestro karma
negativo al igual que la luz del sol disipa la oscuridad de la noche.
Creemos con convicción que realmente hemos purificado nuestro
karma negativo, generamos una sensación de gozo y nos
concentramos en ella.
EL PODER DE LA PROMESA
La acción perjudicial se define como «cualquier acción física, verbal
o mental que es la causa principal del sufrimiento». Puesto que
todos deseamos evitar el sufrimiento, debemos dejar de crear sus
causas. Por lo tanto, hemos de generar y mantener la intención de
abstenernos de cometer acciones físicas, verbales y mentales
perjudiciales.
Debemos aplicar el poder de la promesa según nuestra capacidad.
Al principio solo podremos tener la intención de no cometer
acciones perjudiciales. Entonces, debemos familiarizarnos con esta
intención para reforzarla, y cuando sea estable podremos prometer
no volver a cometerlas.
Para aplicar el poder de la promesa, contemplamos cómo las
acciones perjudiciales producen las cuatro clases de efectos, como se
ha mencionado con anterioridad. Para más información sobre este
tema, véase El camino gozoso de buena fortuna. De esta manera
sentiremos un sincero arrepentimiento por todas las malas acciones
que hemos cometido en el pasado y generaremos de manera natural
y con firmeza la resolución de no volverlas a repetir.
En resumen, para purificar las acciones perjudiciales, primero
debemos sentir un profundo arrepentimiento por haberlas cometido
recordando que son la causa principal de todo nuestro sufrimiento
presente y futuro. A continuación, aplicamos el poder de la
dependencia haciendo la siguiente reflexión:
Puesto que solo Buda, el Dharma y la Sangha pueden proteger a los seres
sintientes del sufrimiento y de sus causas, debo confiar en ellos desde lo
más profundo de mi corazón y recibir sus bendiciones para purificar
todas mis acciones perjudiciales.
Con esta motivación aplicamos el poder de la fuerza oponente, en
este caso postrándonos ante los treinta y cinco Budas de la
Confesión. Al final de cada sesión debemos tomar la firme
determinación, o al menos tener la intención, de no volver a
cometer más acciones físicas, verbales o mentales perjudiciales.
LA FUERZA DE LA ORACIÓN
Con esta preciosa vida humana tenemos la gran oportunidad de
lograr dos grandes objetivos: 1) alcanzar las realizaciones de las
etapas del camino, desde la de confiar en nuestro Guía Espiritual
hasta la de la visión superior, y 2) renacer en una tierra pura de
Buda. Estos dos logros son la esencia de nuestra existencia humana.
El método principal para lograr estos dos objetivos ha sido
expuesto a lo largo del presente libro. Ahora debemos aplicar la
fuerza de la oración para conseguirlo. Como se mencionó con
anterioridad, si con fe y convicción dedicamos nuestras virtudes
para alcanzar una meta determinada, sin lugar a dudas lo
conseguiremos. Por lo tanto, si dedicamos nuestros méritos para
alcanzar las realizaciones de las etapas del camino y renacer en una
tierra pura de Buda, lo lograremos también. La fuerza de la oración
consiste en rezar para obtener resultados en nuestra práctica.
Debemos comenzar cualquier práctica de las etapas del camino
recitando oraciones para alcanzar las realizaciones de esa práctica y
concluirla dedicando los méritos que hayamos acumulado para
conseguirlo. Por ejemplo, si vamos realizar la meditación de poua,
rogamos repetidas veces a los seres iluminados que nos concedan
sus bendiciones para alcanzar esta realización. Al terminar la
meditación, dedicamos los méritos recitando la siguiente oración.
Por lo general, es muy importante dedicar todas nuestras acciones
virtuosas, como hacer ofrendas y practicar la generosidad, la
disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la
sabiduría, para alcanzar las etapas del camino hacia la iluminación y
renacer en una tierra pura de Buda. Para ello, podemos cantar o
recitar la siguiente oración contemplando su significado:
Que gracias a mis virtudes,
como hacer ofrendas, postraciones y adiestrarme en la
meditación de poua,
alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara, el Buda de la
Compasión.
y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado.
Que la preciosa bodhichita suprema
surja en quienes aún no haya nacido,
y en quienes ha nacido que no degenere,
sino que aumente sin cesar.
Apéndice 1:
Significado conciso del comentario

La práctica de poua se presenta en dos apartados:


1. Práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de los demás.
2. Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua.
La práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de los demás
tiene cuatro partes:
1. Las prácticas preliminares.
2. Adiestramiento en la meditación en sí de poua.
3. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte.
4. Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás.
Las prácticas preliminares tiene dos partes:
1. La práctica durante la sesión de meditación.
2. La práctica durante el descanso de la meditación.
La práctica durante la sesión de meditación tiene siete partes:
1. Refugio y bodhichita.
2. Visualización de Arya Avalokiteshvara.
3. Oración de las siete ramas.
4. Ofrecimiento del mandala.
5. Súplica de los cinco grandes objetivos.
6. Recitación del mantra.
7. Los tres reconocimientos.
La oración de las siete ramas tiene siete partes:
1. Postraciones.
2. Ofrendas.
3. Confesión.
4. Regocijo en la virtud
5. Ruego a los seres sagrados para que permanezcan junto a
nosotros.
6. Súplica a los seres sagrados para que giren la rueda del
Dharma.
7. Dedicación.
El adiestramiento en la meditación en sí de poua tiene cinco partes:
1. Visualización.
2. Las tres percepciones.
3. Súplicas.
4. Meditación en sí.
5. Dedicación.
Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte
tiene seis partes:
1. Las causas de la muerte.
2. Las condiciones de la muerte.
3. Las señales de la muerte.
4. Las mentes que se manifiestan durante la muerte.
5. La señal de que la muerte ha terminado.
6. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte.
Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás
tiene dos partes:
1. La muerte, el estado intermedio y el renacimiento.
2. La práctica de poua por el beneficio de los demás.
La muerte, el estado intermedio y el renacimiento tiene tres partes:
1. La muerte.
2. El estado intermedio.
3. El renacimiento.
La práctica de poua por el beneficio de los demás tiene dos partes:
1. Cómo beneficiar a los difuntos.
2. Cómo beneficiar a los moribundos.
Cómo beneficiar a los difuntos tiene dos partes:
1. Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua.
2. Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación.
Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua tiene dos
partes:
1. Autogeneración.
2. La práctica en sí.
La autogeneración tiene siete partes:
1. Refugio y bodhichita.
2. Los cuatro inconmensurables.
3. Autogeneración como Avalokiteshvara.
4. Ofrendas a la autogeneración.
5. Alabanza.
6. Recitación del mantra.
7. Dedicación.
La práctica en sí tiene tres partes:
1. Generación del difunto como una persona viva.
2. Purificación del karma negativo del difunto.
3. Transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura.
La transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura tiene
siete partes:
1. Visualización.
2. Las tres percepciones.
3. Oración de las siete ramas.
4. Ofrecimiento conciso del mandala.
5. Súplicas.
6. La meditación en sí.
7. Dedicación.
Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación tiene
dos partes:
1. Acumular gran cantidad de méritos y sabiduría.
2. Dedicar esta acumulación por el beneficio del difunto.
Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua tiene cinco
partes:
1. La fuerza de la motivación.
2. La fuerza de la familiaridad.
3. La fuerza de la semilla blanca.
4. La fuerza de la destrucción.
5. La fuerza de la oración.
La fuerza de la semilla blanca tiene once partes:
1. Fe.
2. Sentido del honor.
3. Consideración por los demás.
4. Antiapego.
5. Antiodio.
6. Antiignorancia.
7. Esfuerzo.
8. Flexibilidad mental.
9. Recta conducta.
10. Ecuanimidad.
11. Antimalicia.
La recta conducta tiene dos partes:
1. La recta conducta.
2. Las seis perturbaciones mentales raíz.
Las seis perturbaciones mentales raíz tiene seis partes:
1. Apego.
2. Odio.
3. Orgullo.
4. Ignorancia.
5. Duda perturbadora.
6. Creencia perturbadora.
La fuerza de la destrucción tiene cuatro partes:
1. El poder del arrepentimiento.
2. El poder de la dependencia.
3. El poder de la fuerza oponente.
4. El poder de la promesa.
Apéndice 2:
Sadhanas

ÍNDICE DE SADHANAS
Oración liberadora
Alabanza a Buda Shakyamuni
El camino hacia la tierra pura
Sadhana para el adiestramiento en la práctica
de poua
Ceremonia de poua
Transferencia de consciencia para los difuntos
El camino de la compasión para el difunto
Sadhana de poua por el beneficio del difunto
El camino de la compasión para el moribundo
Sadhana de poua por el beneficio del moribundo
Oraciones sinceras
Funeral para cremaciones y entierros
Sutra de la confesión mahayana
Sutra de los tres cúmulos superiores
Oración liberadora

ALABANZA A BUDA SHAKYAMUNI

¡Oh, Ser Bienaventurado, Shakyamuni Buda!,


precioso tesoro de compasión,
que concedes la paz interior suprema.
Tú, que amas a todos los seres sin excepción,
eres la fuente de toda felicidad y bondad,
y nos guías por el camino liberador.
Tu cuerpo es una gema que colma todos los deseos,
tu palabra, el néctar purificador supremo,
y tu mente, el refugio de todos los seres sintientes.
Con las manos juntas en señal de respeto, a ti me dirijo,
amigo supremo y fiel,
y te suplico desde lo más profundo de mi corazón:
Por favor, concédeme la luz de tu sabiduría
para disipar la oscuridad de mi mente
y sanar mi continuo mental.Aliméntame con tu bondad
para que pueda ofrecer a los demás
un banquete de continuos deleites.
Gracias a tu compasiva intención,
tus bendiciones y obras virtuosas,
y mi sincero deseo de confiar en ti,
que todo el sufrimiento desaparezca de inmediato,
que disfrutemos de alegría y felicidad,
y el Dharma sagrado florezca sin cesar.
Colofón: Esta oración ha sido compuesta por el venerable
Gueshe Kelsang Gyatso y traducida bajo su compasiva guía.
Se recita normalmente antes de comenzar cualquier sadhana
en los centros de budismo kadampa de todo el mundo.
El camino hacia la tierra pura

SADHANA PARA EL ADIESTRAMIENTO EN LA PRÁCTICA DE


POUA
Introducción

Por lo general, la transferencia de consciencia o poua consiste en


separar la mente del cuerpo y transferirla a un estado superior por
medio de la meditación. Con el adiestramiento en la práctica de
poua aprendemos a realizar esta separación. Aunque a menudo se
dice que la práctica de poua reduce la duración de nuestra vida, esto
no ocurre con la que se presenta en esta sadhana.
Esta práctica especial de poua cumple la misma función que el
yoga inconcebible extraordinario de Vajrayoguini −adiestrándonos
en ella podemos alcanzar una tierra pura de Buda, como la Tierra
Pura de las Dakinis, sin necesidad de abandonar nuestro cuerpo−.
Las instrucciones que se presentan en esta sadhana son una
combinación de las enseñanzas comunes sobre poua, como las
escritas por el primer Panchen Lama y Ngulchu Dharmabhadra, y
las extraordinarias que provienen del linaje oral de Ganden. Somos
muy afortunados al tener la oportunidad de recibir y practicar estas
profundas instrucciones.
El camino hacia la tierra pura

PRÁCTICAS PRELIMINARES

Refugio y bodhichita
Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y
la Sangha hasta que alcancemos la iluminación.
Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y
otras perfecciones,
alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres
sintientes. (x3)
Visualización de Arya Avalokiteshvara
Sobre mi coronilla y la de todos los seres sintientes, infinitos como el
espacio,
hay un loto blanco y un disco lunar sobre los que reposa la sílaba
HRIH,
que se transforma en Arya Avalokiteshvara.
Su cuerpo blanco translúcido emana luces de cinco colores.
Su rostro muestra una expresión sonriente y nos contempla con una
mirada compasiva.
Tiene cuatro brazos. Sus dos primeras manos están unidas a la altura
del corazón,
y con las otras dos sostiene un rosario de cristal y un loto blanco,
respectivamente.
Está adornado con sedas y joyas preciosas,
y una piel de antílope cruza su pecho izquierdo y espalda.
Buda Amitabha adorna su coronilla.
Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra
y una luna límpida le provee soporte por detrás.
Es la unificación de todos los objetos de refugio.
Oración de las siete ramas
Postraciones
De cada uno de los poros de mi cuerpo emano otro cuerpo,
y de todos ellos, de cada uno de sus poros, emano más cuerpos.
Con todos ellos, tantos que llenan todo el universo,
me postro ante ti, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
Ofrendas
La naturaleza última de todas las formas que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Rupavajras de color blanco que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan espejos en los que se refleja
todo el universo,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los sonidos que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Shaptavajras de color azul que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que emiten sonidos melodiosos con sus
flautas,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los olores que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Gendhavajras de color amarillo
que llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan conchas de las que se
desprenden deliciosas fragancias,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los sabores que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Rasavajras de color rojo que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan recipientes adornados con
joyas rebosantes de los tres néctares preciosos,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los objetos tangibles que existen en los
infinitos reinos
aparece como innumerables diosas Parshavajras de color verde que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan divinas prendas de exquisita
suavidad,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
Confesión
En presencia de los grandes Seres Compasivos, con una actitud de
sincero arrepentimiento,
confieso todas las acciones perjudiciales e indebidas que, desde
tiempo sin principio,
he cometido, he ordenado cometer o de las que me he regocijado;
y prometo que, de ahora en adelante, no las volveré a cometer.
Regocijo
Todos los Budas, al igual que yo, vagaron en su momento por los
dolorosos caminos del samsara,
pero gracias a sus esfuerzos entraron en el camino del Bodhisatva
y avanzaron a lo largo de sus etapas hasta alcanzar la iluminación
total.
Desde lo más profundo de mi corazón me regocijo de sus logros
virtuosos;
que pronto llegue a ser como ellos.
Súplica a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros
Sin los Guías Espirituales que son manifestaciones de la compasión
de todos los Budas
y conducen a los seres sintientes por el camino hacia la liberación,
este mundo se hundiría en la oscuridad espiritual.
¡Oh, sagrados seres iluminados!, desde lo más profundo de mi
corazón
os suplico que permanezcáis junto a nosotros durante incontables
eones para mostrarnos el camino espiritual.
Súplica para que giren la rueda del Dharma
Gracias a las súplicas que Brahma e Indra hicieron a Buda para que
girase la rueda del Dharma,
este enseñó numerosos métodos para curar las enfermedades de las
perturbaciones mentales,
que han conducido a incontables seres a la liberación del
sufrimiento;
por ello, suplico a los seres sagrados que revelen el precioso Dharma.
Dedicación
Que gracias a los méritos que he acumulado al hacer postraciones,
ofrendas y demás acciones virtuosas,
florezca el Dharma sagrado y que todos los seres sintientes realicen
las etapas del camino;
en particular, que yo alcance una tierra pura de Buda
y conduzca a todos los seres sintientes al estado de la iluminación
total.
Ofrecimiento del mandala
Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso,
con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna,
percibida como una tierra pura de Buda.
Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura.
Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia,
mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones,
que sin sentimiento de pérdida os ofrezco.
Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales.
IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI
Súplica de los cinco grandes objetivos
A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión,
y a tu séquito, os ruego que me escuchéis.
Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis padres y
madres
–las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara.
Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental
el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita.
Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin
dilación
del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin
principio.
Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con rapidez
a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo.
¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!,
os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías Espirituales,
y que mostrándonos con perfección el sendero correcto
nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad.
Recitación del mantra
Como resultado de nuestras fervorosas súplicas,
Arya Avalokiteshvara irradia de su cuerpo rayos de
luz que purifican todas las apariencias kármicas impuras y las
percepciones erróneas.
El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo,
y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes
se transforman en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara.
Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el
pensamiento deviene inseparable de la vacuidad.
OM MANI PEME HUM (x100 o más)
Los tres reconocimientos
Mi forma física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de
Arya Avalokiteshvara,
todos los sonidos son manifestaciones del mantra de seis sílabas,
y todas las actividades mentales son manifestaciones de la excelsa y
gran sabiduría.
MEDITACIÓN DE LA TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA
Visualización
Mi cuerpo de luz es translúcido, como un arcoíris.
Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en mi
coronilla;
en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas
aparece como una gema ovalada de luz blanca, del tamaño de un
pulgar.
Mi canal central en el centro de mi cuerpo
es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha;
comienza unos cuatro dedos por debajo del ombligo y aumenta de
grosor a medida que asciende
hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en
mi coronilla.
Mi mente está en mi corazón, dentro del canal central,
con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un
guisante.
Yo, la gota, he de liberarme del samsara
y para ello debo alcanzar una tierra pura de Buda.
Las tres percepciones
Mi mente, la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura,
mi canal central es el camino
y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara es mi destino.
Súplicas
¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez
direcciones!,
te ruego que elimines todos mis obstáculos externos e internos.
Concédeme, por favor, tus bendiciones para que complete el
profundo camino de la transferencia
y condúceme a la suprema tierra pura de Buda. (x3
Meditación
Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca
–el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por mi canal
central que llega hasta mi mente en forma de gota en el corazón. Al
mismo tiempo que engancha la gota impulso mis aires descendentes
evacuadores hacia arriba.
HIC
Con mi mente en forma de gota en el chakra del corazón a punto de
ascender, como un pájaro que va a emprender el vuelo, mi cuerpo
hasta la altura del corazón se disuelve en la gota.
HIC
Al mismo tiempo que mi mente en forma de gota asciende hasta el
centro del chakra de la garganta, mi cuerpo hasta la altura de la
garganta se disuelve en la gota.
HIC
Al mismo tiempo que mi mente en forma de gota asciende hasta el
centro del chakra de la coronilla, el resto de mi cuerpo se disuelve
en la gota.
Mi mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta
inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se
disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los
Budas.
Experimento la unión del gozo y la vacuidad, la pureza completa, y
he alcanzado la tierra pura de Buda.
Medita en esta experiencia sin distracciones durante el tiempo que
puedas. En cada sesión puedes repetir este ciclo tres o siete veces, desde
la visualización que comienza con
Mi cuerpo de luz es translúcido, como un arcoíris […]
hasta el final de la meditación en sí.
Dedicación
Que gracias a mis virtudes,
como hacer postraciones, ofrendas y adiestrarme en la meditación
de poua,
alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara, el Buda de la
Compasión,
y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado.
Que la preciosa bodhichita suprema
surja en quienes aún no haya nacido,
y en quienes ha nacido que no degenere,
sino que aumente sin cesar.
Oraciones de la tradición virtuosa
Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.
Oración de nueve versos de Migtsema
Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.
¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)
Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe
Kelsang Gyatso Rimpoché
y traducida bajo su compasiva guía.
Ceremonia de poua

TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA
PARA LOS DIFUNTOS
Introducción

Esta práctica de transferencia de consciencia, conocida como poua,


se puede realizar en solitario o en grupo. Su objetivo es conducir a
los innumerables seres que han muerto a una tierra pura de Buda.
Sabemos que todos los días, millones de seres humanos y billones
de animales mueren en este mundo por diversas causas. Si estos
seres tuvieran la oportunidad de renacer en una tierra pura de Buda,
alcanzarían la liberación permanente del sufrimiento y disfrutarían
de felicidad pura y duradera. Con nuestra práctica de poua no solo
les ofrecemos esta preciosa oportunidad a ellos, sino que también
nosotros acumulamos gran cantidad de méritos que nos llevarán por
el camino hacia una tierra pura de Buda.
Realizamos esta práctica de poua por el beneficio de aquellos que
han muerto recientemente y es tradicional hacerlo en los primeros
cuarenta y nueve días después de su muerte. Como preparación
para este ritual, comenzamos disponiendo hermosas ofrendas, como
velas y flores. En un trozo de papel escribimos con tinta roja una
gran letra R que simboliza los renacimientos contaminados de todos
los difuntos. Pegamos el papel a una varilla como si fuera una
bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una vasija
pequeña. Además, colocamos una vela en un plato. Ponemos la
bandera y la vela en una mesa delante de nosotros.
Cuando realicemos esta ceremonia en grupo, primero un maestro
de Dharma cualificado puede dar unas enseñanzas prácticas sobre
cómo generar compasión por todos los seres sintientes. Cuando la
hagamos en solitario, debemos generar compasión por todos los
seres sintientes recordando su inmenso sufrimiento. A continuación,
con compasión por todos los difuntos de todo el mundo, realizamos
las siguientes etapas de la ceremonia:
1. Por el beneficio de los difuntos acumulamos gran cantidad de
méritos y virtud haciendo postraciones y extensas ofrendas a los
seres sagrados para que los fallecidos encuentren las condiciones
necesarias para renacer en una tierra pura de Buda.
2. Por el beneficio de los difuntos, al suplicar con sinceridad a
Buda Vajrasatva con la recitación del mantra de cien sílabas,
purificamos los cuatro obstáculos principales que les impiden
renacer en una tierra pura de Buda. Estos obstáculos son sus
propias faltas y las acciones perjudiciales que cometieron con su
cuerpo, palabra y mente, y con los tres a la vez.
3. Con el poder de nuestra compasiva intención, oraciones
sinceras y concentración en la práctica, transferimos las
consciencias de los difuntos a la tierra pura del Buda de la
Compasión para que disfruten de felicidad pura y duradera.
4. Gracias a nuestra concentración en el ritual especial de la
práctica final junto con la recitación del mantra, creamos buenos
auspicios para que los difuntos alcancen la liberación
permanente de los renacimientos incontrolados en el samsara.
Finalmente, concluimos la práctica de poua con las oraciones de
dedicación.
Ceremonia de poua

PRÁCTICAS PRELIMINARES

Refugio y bodhichita
Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y
la Sangha
hasta que alcancemos la iluminación.
Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y
otras perfecciones,
alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres
sintientes. (x3)
Los cuatro inconmensurables
Que todos los seres sean felices,
que todos los seres se liberen del sufrimiento,
que nadie sea desposeído de su felicidad,
que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego.
Visualización del campo de méritos
Sobre mi coronilla y la de todos los difuntos, infinitos como el
espacio,
hay un loto blanco y un disco lunar sobre los que reposa la sílaba
HRIH,
que se transforma en Arya Avalokiteshvara.
Su cuerpo blanco translúcido emana luces de cinco colores.
Su rostro muestra una expresión sonriente y nos contempla con una
mirada compasiva.
Tiene cuatro brazos. Sus dos primeras manos están unidas a la altura
del corazón,
y con las otras dos sostiene un rosario de cristal y un loto blanco,
respectivamente.
Está adornado con sedas y joyas preciosas,
y una piel de antílope cruza su pecho izquierdo y espalda.
Buda Amitabha adorna su coronilla.
Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra
y una luna límpida le provee soporte por detrás.
Es la unificación de todos los objetos de refugio.
Oración de las siete ramas
Postraciones
De cada uno de los poros de mi cuerpo emano otro cuerpo,
y de todos ellos, de cada uno de sus poros, emano más cuerpos.
Con todos ellos, tantos que llenan todo el universo,
me postro ante ti, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
Ofrendas
Para conducir a todos los difuntos a la tierra pura iluminada,
presento excelentes ofrendas
al sagrado ser supremo, Guru Avalokiteshvara,
y a todos los demás seres sagrados.
Todas las flores y frutos que existen
y todas las diferentes clases de medicinas;
todas las joyas que hay en el mundo
y todas las aguas puras y refrescantes;
montañas de joyas, arboledas
y lugares tranquilos y alegres;
árboles celestiales adornados con flores
y otros con ramas repletas de frutos deliciosos;
perfumes procedentes de los reinos celestiales,
incienso, árboles que colman todos los deseos y árboles de joyas;
cosechas que no necesitan cultivo
y todos los ornamentos propios de ser ofrecidos;
lagos y estanques adornados con lotos,
y el melodioso sonido de los gansos salvajes;
todo aquello que no tiene dueño
en todos los mundos, infinitos como el espacio;
visualizo todo esto y lo ofrezco con el debido respeto
a los seres supremos, los Budas y Bodhisatvas.
¡Oh, Seres Compasivos!, sagrados objetos de ofrecimiento,
pensad en mí con bondad y aceptad estas ofrendas.
Por siempre ofreceré mis cuerpos
a los Budas y Bodhisatvas.
Con devoción me ofrezco como vuestro siervo;
¡oh, Héroes Supremos!, por favor, aceptadme.
La naturaleza última de todas las formas que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Rupavajras de color blanco que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan espejos en los que se refleja
todo el universo,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los sonidos que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Shaptavajras de color azul que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que emiten sonidos melodiosos con sus
flautas,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los olores que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Gendhavajras de color amarillo
que llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan conchas de las que se
desprenden deliciosas fragancias,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los sabores que existen en los infinitos
reinos
aparece como innumerables diosas Rasavajras de color rojo que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan recipientes adornados con
joyas rebosantes de los tres néctares preciosos,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
La naturaleza última de todos los objetos tangibles que existen en los
infinitos reinos
aparece como innumerables diosas Parshavajras de color verde que
llenan el espacio.
Estas hermosas diosas, que presentan divinas prendas de exquisita
suavidad,
a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.
Confesión
Creyendo con convicción que la naturaleza de Guru Avalokiteshvara que
está sentado sobre la coronilla de cada difunto es Buda Vajrasatva, y por
el beneficio de todos ellos, confesamos sus faltas y acciones perjudiciales
al mismo tiempo que recitamos la siguiente estrofa y el mantra de cien
sílabas:
En presencia de los grandes Seres Compasivos, con una actitud de
sincero arrepentimiento,
confesamos todas las acciones perjudiciales e indebidas que, desde
tiempo sin principio,
hemos cometido, ordenado cometer o de las que nos hemos
regocijado;
y prometemos que, de ahora en adelante, no las volveremos a
cometer.
OM VAJRA SATTO SAMAYA, MANU PALAYA, VAJRA SATTO,
TENO PATITA, DRIDHO ME BHAUA, SUTO KAYO ME BHAUA,
SUPO KAYO ME BHAUA, ANURAKTO ME BHAUA, SARVA
SIDDHI ME PRAYATZSA, SARVA KARMA SUTZSA ME,
TZSITAM SHRIYAM KURU HUM, HA HA HA HA HO,
BHAGAVEN, SARVA TATHAGATA, VAJRA MA ME MUNTSA,
VAJRA BHAUA, MAHA SAMAYA SATTO AH HUM PHET (x21)
Regocijo
Todos los Budas, al igual que yo, vagaron en su momento por los
dolorosos caminos del samsara,
pero gracias a sus esfuerzos entraron en el camino del Bodhisatva
y avanzaron a lo largo de sus etapas hasta alcanzar la iluminación
total.
Desde lo más profundo de mi corazón me regocijo de sus logros
virtuosos; que pronto llegue a ser como ellos.
Súplica a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros
Sin los Guías Espirituales que son manifestaciones de la compasión
de todos los Budas
y conducen a los seres sintientes por el camino hacia la liberación,
este mundo se hundiría en la oscuridad espiritual.
¡Oh, sagrados seres iluminados!, desde lo más profundo de mi
corazón
os suplico que permanezcáis junto a nosotros durante incontables
eones para mostrarnos el camino espiritual.
Súplica para que giren la rueda del Dharma
Gracias a las súplicas que Brahma e Indra hicieron a Buda para que
girase la rueda del Dharma,
este enseñó numerosos métodos para curar las enfermedades de las
perturbaciones mentales,
que han conducido a incontables seres a la liberación del
sufrimiento;
por ello, suplico a los seres sagrados que revelen el precioso Dharma.
Dedicación
Que gracias a los méritos que he acumulado al hacer postraciones,
ofrendas y demás acciones virtuosas,
florezca el Dharma sagrado y que todos los seres sintientes realicen
las etapas del camino;
en particular, que todos los difuntos alcancen una tierra pura de
Buda
y logren la meta última, la iluminación total.
Ofrecimiento del mandala
Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso,
con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna,
percibida como una tierra pura de Buda.
Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura.
Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia,
mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones,
que sin sentimiento de pérdida os ofrezco.
Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales.
IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI
Súplica de los cinco grandes objetivos
A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión,
y a tu séquito, os ruego que me escuchéis.
Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis padres y
madres
–las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara.
Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental
el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita.
Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin
dilación
del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin
principio.
Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con rapidez
a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo.
¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!,
os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías Espirituales,
y que mostrándonos con perfección el sendero correcto
nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad.
Como resultado de nuestras fervorosas súplicas,
Arya Avalokiteshvara irradia de su cuerpo rayos de luz
que purifican todas las apariencias kármicas impuras y las
percepciones erróneas.
El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo,
y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes se transforman
en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara.
Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el
pensamiento deviene inseparable de la vacuidad.
LA PRÁCTICA EN SÍ DE LA TRANSFERENCIA
DE CONSCIENCIA
La consciencia de cada difunto aparece con la forma de la sílaba
HRIH en su corazón.
El cuerpo y la mente de todos y cada uno de los difuntos
reciben profundas bendiciones del Buda de la Compasión
y sus cuerpos se funden en luz disminuyendo de tamaño desde
abajo y desde arriba,
hasta que finalmente se disuelven en la sílaba HRIH en su corazón.
Esta sílaba, que es su consciencia, se disuelve en Avalokiteshvara,
que a su vez lo hace en Buda Amitabha que está en su coronilla.
Este regresa a su tierra pura de Sukhavati, la Tierra Gozosa.
Todos los difuntos renacen en la tierra pura de Sukhavati
y alcanzan la liberación permanente de los renacimientos
contaminados, el samsara.
Pensamos que todos los difuntos han renacido en la tierra pura de
Sukhavati y han alcanzado la liberación permanente de los
renacimientos contaminados, el samsara, y meditamos en ello sin
distracciones
CREACIÓN DE BUENOS AUSPICIOS
Recitamos la siguiente frase concentrándonos en su significado:
Los renacimientos contaminados de los difuntos
han cesado por completo en el fuego de la sabiduría de la vacuidad.
Cuando realizamos esta práctica en grupo, mientras todos cantan el
siguiente mantra, el maestro enciende la vela y quema el papel de la
bandera. Cuando la realizamos en solitario, esto lo hacemos nosotros.
OM MANI PEME HUM (x21)
Los tres reconocimientos
Mi forma física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de
Arya Avalokiteshvara,
todos los sonidos son manifestaciones del mantra de seis sílabas,
y todas las actividades mentales son manifestaciones de la excelsa y
gran sabiduría.
Dedicación
Que por el poder de nuestras acciones virtuosas
como hacer postraciones, ofrendas y adiestrarnos en la práctica de
poua,
todos los difuntos renazcan en la tierra pura de Sukhavati,
y alcancen pronto el estado de la iluminación.
Que la preciosa bodhichita suprema
surja en quienes aún no haya nacido,
y en quienes ha nacido que no degenere,
sino que aumente sin cesar.
Oraciones de la tradición virtuosa
Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.
Oración de nueve versos de Migtsema
Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.
¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)
TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA
POR EL BENEFICIO PROPIO
En esta práctica no es necesario preparar la bandera para quemar.
Recitamos las oraciones de la sadhana, desde Refugio y bodhichita
hasta Súplica de los cinco grandes objetivos concentrándonos en su
significado y a continuación realizamos la siguiente contemplación y
meditación:
Mi consciencia aparece con la forma de la sílaba HRIH en mi
corazón.
Mi cuerpo y mente reciben profundas bendiciones del Buda de la
Compasión
y mi cuerpo se funde en luz disminuyendo de tamaño desde abajo y
desde arriba,
hasta que finalmente se disuelve en la sílaba HRIH en mi corazón.
Esta sílaba, que es mi consciencia, se disuelve en Avalokiteshvara,
que a su vez lo hace en Buda Amitabha que está en su coronilla.
Este regresa a su tierra pura de Sukhavati, la Tierra Gozosa.
Yo nazco en la tierra pura de Sukhavati y alcanzo la liberación
permanente de los renacimientos contaminados, el samsara.
Piensa que has renacido en la tierra pura de Sukhavati y has alcanzado
la liberación permanente de los renacimientos contaminados, el samsara,
y medita en ello sin distracciones
Cuando nos adiestramos en la poua por el beneficio propio, omitimos la
Creación de buenos auspicios, realizamos la recitación del mantra y
concluimos con Los tres reconocimientos y el resto de las oraciones.

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe
Kelsang Gyatso Rimpoché
y traducida bajo su compasiva guía.
El camino de la compasión
para el difunto

SADHANA DE POUA POR EL BENEFICIO DEL DIFUNTO


Introducción

Para preparar el ritual de esta práctica, comenzamos disponiendo


ofrendas y realizando otros preparativos. Lo elaborado que sean las
ofrendas dependerá de la aportación económica de los familiares del
difunto. Utilizar el dinero del difunto es un poderoso método para
aumentar sus méritos y para que este establezca una conexión
especial con los seres sagrados.
En un trozo de papel dibujamos un loto, en el centro escribimos
con tinta roja la letra inicial del nombre del difunto y encima de ella
dibujamos un dosel. Pegamos el papel a una varilla como si fuera
una bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una
vasija pequeña. Delante colocamos una fotografía o dibujo del
difunto parta simbolizar su presencia.
Sobre un plato esparcimos una cucharada grande de semillas de
sésamo negro dándole la forma de un escorpión y preparamos un
fuego en un pequeño recipiente, preferiblemente con carbón.
Después, colocamos la bandera con el nombre, las semillas de
sésamo y el fuego en una mesa delante de nuestro asiento. Por
último, ponemos una pequeña vela en un plato delante de la
fotografía del difunto.
A continuación, con una mente de intensa compasión por todos los
seres sintientes en general y por el difunto en particular,
comenzamos la sadhana.
La sílaba HRIH
El camino de la compasión
para el difunto

AUTOGENERACIÓN

Refugio y bodhichita
Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y
la Sangha
hasta que alcancemos la iluminación.
Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y
otras perfecciones,
alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres
sintientes. (x3)
Los cuatro inconmensurables
Que todos los seres sean felices,
que todos los seres se liberen del sufrimiento,
que nadie sea desposeído de su felicidad,
que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego.
Autogeneración como Avalokiteshvara
OM SOBHAUA SHUDDHA SARVA DHARMA SOBHAUA
SHUDDHO HAM
Todo se convierte en la vacuidad.
De la vacuidad, sobre un loto blanco y un disco lunar, mi mente
aparece como la sílaba HRIH de color blanco. De ella irradian rayos
de luz que realizan los dos objetivos. Estos rayos se reabsorben y
transforman por completo, y yo aparezco como Arya
Avalokiteshvara. Mi cuerpo es de color blanco, tengo un rostro y
cuatro brazos.
Con las dos primeras manos, unidas a la altura del corazón, sostengo
una joya, con la segunda mano derecha, un rosario de cristal, y con
la segunda mano izquierda, una flor de loto blanca. Resplandeciente
con los símbolos nobles y marcas ejemplares, estoy adornado con
ornamentos de joyas y prendas de seda, y estoy sentado en la
postura vajra.
En la coronilla tengo una OM, en la garganta una AH, y en el
corazón una HUM marcada con una HRIH. De ellas irradian rayos
de luz que invitan a los Seres de Sabiduría junto con las Deidades
iniciadoras a que acudan desde la Tierra Pura de Potala.
DZSA HUM BAM HO
Se disuelven en mí de manera inseparable.
Las Deidades iniciadoras me conceden la iniciación y Amitabha
adorna mi coronilla.
Ofrendas a la autogeneración
OM ARYA LOKESHORA AHRGHAM PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA PADIAM PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA PUPE PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA DHUPE PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA ALOKE PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA GENDHE PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA NIUDE PARTITZSA HUM SOHA
OM ARYA LOKESHORA SHAPTA PARTITZSA HUM SOHA

Alabanza
Tu cuerpo de inmaculada blancura está libre de faltas
y tu coronilla está graciosamente adornada con un Buda plenamente
iluminado;
con tu mirada compasiva contemplas a los seres migratorios,
ante ti, Avalokiteshvara, me postro.

Recitación del mantra


De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz
que purifican todas las apariencias kármicas impuras de los seres
sintientes.
El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo,
y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes se transforman
en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara.
Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el
pensamiento deviene inseparable de la vacuidad.
OM MANI PEME HUM
Recítalo tantas veces como desees.

Dedicación
Que gracias a estas virtudes
alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara
y guíe a todos los seres sintientes
sin excepción al mismo estado.
LA PRÁCTICA EN SÍ
GENERACIÓN DEL DIFUNTO COMO UNA PERSONA VIVA
Soy el Buda de la Compasión. De la sílaba HRIH en mi corazón
irradio rayos de luz que llegan hasta la forma simbólica del difunto,
que se funde en luz y se disuelve en la vacuidad.
Del estado de la vacuidad, [nombre del difunto] aparece con el
aspecto que tenía cuando estaba vivo. La naturaleza de su cuerpo es
luz y sus manos están juntas en postura de oración.
De nuevo, de mi corazón irradio rayos de luz que alcanzan los tres
reinos y atraen la consciencia de [nombre del difunto], que se
disuelve en el corazón de la persona generada frente a mí.
PURIFICACIÓN DEL KARMA NEGATIVO DEL DIFUNTO
De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz que llegan
hasta el corazón de la persona generada frente a mí. Todas las
impresiones kármicas negativas acumuladas en sus incontables
vidas salen por sus orificios nasales en forma de innumerables
pequeños escorpiones que se disuelven en el escorpión de semillas
de sésamo.
El fuego del recipiente se disuelve en la vacuidad.
Del estado de la vacuidad aparece un fuego de sabiduría bajo el
aspecto de la Deidad iluminada Vajradaka con la boca
completamente abierta:
OM VAJRA DAKA KHA KHA KHAHI KHAHI SARVA PAPAM
DAHANA BHAKMI KURU SOHA
Mientras recitas el mantra, arroja las semillas de sésamo –cuya
naturaleza es la del karma negativo del difunto– en el fuego e imagina
que Vajradaka las consume. Cada vez que recites el mantra arroja al
fuego unas cuantas semillas de sésamo utilizando los dedos pulgar y
anular de la mano derecha. Después de haberlo repetido siete veces,
recita con sinceridad la siguiente oración:
Que [nombre del difunto] sea purificado de todas sus faltas,
que sus obstáculos internos y externos sean pacificados,
que alcance una tierra pura de Buda,
y finalmente los planos puros de un Buda.
Continúa de este modo hasta que se terminen las semillas de sésamo.
TRANSFERENCIA DE LA CONSCIENCIA DEL DIFUNTO
A LA TIERRA PURA
Visualización
El cuerpo de luz de [nombre del difunto] es translúcido, como un
arcoíris.
Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en su
coronilla;
en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas
aparece como una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un
pulgar.
El canal central en el centro del cuerpo de [nombre del difunto]
es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha;
comienza unos cuatro dedos por debajo de su ombligo y aumenta de
grosor a medida que asciende
hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en
su coronilla.
La mente de [nombre del difunto] está en su corazón, dentro de su
canal central,
con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un
guisante.
Que [nombre del difunto] se libere del samsara
y alcance una tierra pura de Buda.

Las tres percepciones


La mente de [nombre del difunto], la gota, es el viajero que se dirige
a la tierra pura,
su canal central es el camino
y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara es su destino.
Concéntrate en Avalokiteshvara, que está en la coronilla del difunto, y
realiza las siguientes ofrendas y súplicas:

Oración de las siete ramas


Respetuosamente me postro con cuerpo, palabra y mente,
os presento ofrendas materiales e imaginadas,
confieso mis malas acciones del pasado,
y me regocijo de las virtudes de los Seres Superiores y ordinarios.
Por favor, permaneced junto a nosotros hasta el fin del samsara,
y girad la Rueda del Dharma a los seres migratorios.
Dedico todas las virtudes para la gran iluminación.

Ofrecimiento conciso del mandala


Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso,
con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna,
percibida como una tierra pura de Buda.
Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura.
Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia,
mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones,
que sin sentimiento de pérdida os ofrezco.
Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales.
IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI
Súplicas
¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez
direcciones!,
te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos de
[nombre del difunto].
Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el
profundo camino de la transferencia
y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda. (x3)

Meditación
Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca
–el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por el canal
central de [nombre del difunto] que llega hasta su mente en forma
de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota,
[nombre del difunto] impulsa sus aires descendentes evacuadores
hacia arriba.
HIC
Su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el
centro del chakra de la garganta.
HIC
Su mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la
coronilla.
HIC
Su mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta
inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se
disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los
Budas.
Ahora, [nombre del difunto] ha renacido en la tierra pura de Buda.
Medita en ello con convicción y sin distracciones durante el tiempo que
puedas.
CONCLUSIÓN
Después de haber transferido la consciencia del difunto a la tierra pura
de Buda, imagina que su cuerpo, visualizado enfrente, se disuelve en la
bandera con la inicial de su nombre.
Enciende la vela.
La naturaleza de la vela es vacuidad.
De la vacuidad aparece un fuego de sabiduría de cinco colores cuya
naturaleza es la de las cinco familias de Buda.
Quema la bandera con la inicial del nombre con la llama de la vela
mientras recitas el mantra de Avalokiteshvara:
OM MANI PEME HUM
Al mismo tiempo que arde el fuego de sabiduría, el cuerpo de
[nombre del difunto] es purificado y alcanza el Cuerpo de la Forma
de un Buda.

Dedicación
Desde lo más profundo de tu corazón dedica tu acumulación de virtudes
por el bienestar del difunto concentrándote en el significado de la
siguiente oración:
Que gracias a mi gran acumulación de virtudes,
[nombre del difunto] realice las etapas del camino,
alcance una tierra pura de Buda,
y finalmente los planos de un Buda. (x3)

Oraciones de la tradición virtuosa


Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.

Oración de nueve versos de Migtsema


Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.
¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe
Kelsang Gyatso Rimpoché
y traducida bajo su compasiva guía.
El camino de la compasión para el moribundo

SADHANA DE POUA POR EL BENEFICIO


DEL MORIBUNDO
Introducción

Cuando sepamos que una persona va a morir, podemos realizar la


práctica de poua por ella.
Primero generamos compasión contemplando su sufrimiento y el
hecho de que no puede elegir su próximo renacimiento. Después de
morir experimentará los temores y sufrimientos del bardo. Si renace
como un humano tendrá que experimentar los múltiples
sufrimientos de los humanos, si lo hace como un animal, los propios
de los animales, etcétera. Contemplando su sufrimiento, rezamos lo
siguiente desde lo más profundo de nuestro corazón:
Qué maravilloso sería si esta persona se liberase de los renacimientos en
el samsara. Voy a hacer lo posible por conseguirlo.
Con esta mente de compasión realizamos la sadhana de poua
titulada El camino de la compasión para el moribundo al mismo tiempo
que contemplamos su significado con profundidad.
Por lo general, cuando alguien está a punto de morir, es
importante no tocar ninguna parte de su cuerpo excepto la coronilla.
Si le tocamos la coronilla, haremos que se abra la puerta del chakra
de la coronilla y que su consciencia abandone el cuerpo por ese
lugar y se dirija hacia un renacimiento superior. Si la consciencia
sale por una de las puertas inferiores del cuerpo, la persona renacerá
en uno de los reinos inferiores. Esto es importante saberlo.
Además, mientras la persona que se está muriendo todavía pueda
oír y comprender lo que le digamos es muy importante
tranquilizarla, animarla e impedir que se enfade o deprima. De este
modo morirá en paz y sin obstáculos.
Si el moribundo es un practicante espiritual, podemos recordarle
su práctica diaria o, por lo menos, recitarle o cantarle sus oraciones y
mantras, e intentar que se acuerde de su Guía Espiritual, en quien
tiene fe.
El camino de la compasión para el moribundo

AUTOGENERACIÓN

Realiza la autogeneración como Avalokiteshvara, desde el refugio hasta


la recitación del mantra y la dedicación según El camino de la
compasión para el difunto.
LA PRÁCTICA EN SÍ
GENERACIÓN DE LA DEIDAD ENFRENTE
Soy el Buda de la Compasión. De la sílaba HRIH en mi corazón
irradio rayos de luz que llegan hasta el moribundo, que se funde en
luz y se disuelve en la vacuidad.
Del estado de la vacuidad, [nombre del moribundo] aparece delante
de mí. La naturaleza de su cuerpo es luz y sus manos están juntas en
postura de oración.Transferencia de la consciencia del moribundo a
la tierra pura

Visualización
El cuerpo de luz de [nombre del moribundo] es translúcido, como
un arcoíris.
Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en su
coronilla;
en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas
aparece como una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un
pulgar.
El canal central en el centro del cuerpo de [nombre del moribundo]
es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha;
comienza unos cuatro dedos por debajo de su ombligo y aumenta de
grosor a medida que asciende
hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en
su coronilla.
La mente de [nombre del moribundo] está en su corazón, dentro de
su canal central,
con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un
guisante.
Que [nombre del moribundo] se libere del samsara
y alcance una tierra pura de Buda.

Las tres percepciones


La mente de [nombre del moribundo], la gota, es el viajero que se
dirige a la tierra pura,
su canal central es el camino
y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara es su destino.
Concéntrate en Avalokiteshvara, que está en la coronilla del moribundo,
y realiza las siguientes ofrendas y súplicas:

Oración de las siete ramas


Respetuosamente me postro con cuerpo, palabra y mente,
os presento ofrendas materiales e imaginadas,
confieso mis malas acciones del pasado,
y me regocijo de las virtudes de los Seres Superiores y ordinarios.
Por favor, permaneced junto a nosotros hasta el fin del samsara,
y girad la Rueda del Dharma a los seres migratorios.
Dedico todas las virtudes para la gran iluminación.

Ofrecimiento conciso del mandala


Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso,
con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna,
percibida como una tierra pura de Buda.
Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura.
Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia,
mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones,
que sin sentimiento de pérdida os ofrezco.
Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales.
IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI
Súplicas
¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez
direcciones!,
te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos de
[nombre del moribundo].
Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el
profundo camino de la transferencia
y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda. (x3)

Meditación
Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca
–el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de
Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por el canal
central de [nombre del moribundo] que llega hasta su mente en
forma de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la
gota, [nombre del moribundo] impulsa sus aires descendentes
evacuadores hacia arriba.
HIC
Su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el
centro del chakra de la garganta.
HIC
Su mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la
coronilla.
HIC
Su mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta
inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se
disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los
Budas.
Medita en ello con convicción y sin distracciones durante el tiempo que
puedas.

Dedicación
Desde lo más profundo de tu corazón dedica tu acumulación de virtudes
por el bienestar del moribundo concentrándote en el significado de la
siguiente oración:
Que gracias a mi gran acumulación de virtudes,
[nombre del moribundo] realice las etapas del camino,
alcance una tierra pura de Buda,
y finalmente los planos de un Buda. (x3)

Oraciones de la tradición virtuosa


Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.

Oración de nueve versos de Migtsema


Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.
¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)
Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe
Kelsang Gyatso Rimpoché
y traducida bajo su compasiva guía.
Oraciones sinceras

FUNERAL PARA CREMACIONES Y ENTIERROS


Introducción

Si nos piden que realicemos un funeral por alguien que haya


muerto recientemente, podemos utilizar esta sadhana titulada
Oraciones sinceras. En este funeral, los practicantes espirituales se
reúnen para recitar oraciones sinceras y hacer dedicaciones para que
el difunto obtenga un renacimiento afortunado. Debido a que es un
ritual budista, las oraciones están dirigidas a la asamblea de Budas y
otros seres sagrados. Las oraciones contenidas en este ritual solo son
las bases para el funeral y pueden adaptarse según las
circunstancias.
El poder de nuestras oraciones depende de la intensidad y pureza
de nuestra intención. En este funeral es muy importante que los
participantes generen compasión hacia todos los seres sintientes en
general y hacia el difunto en particular. Si tenemos una motivación
auténtica de compasión, sin lugar a dudas nuestras oraciones darán
resultado.
Oraciones sinceras

Oraciones preliminares
Al igual que la luna llena está circundada de estrellas,
ante mí en el espacio se halla Buda Shakyamuni
rodeado de todos los Budas y Bodhisatvas.
Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y
la Sangha
hasta que alcancemos la iluminación. (x3)
Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y
otras perfecciones,
alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres
sintientes. (x3)
Que todos los seres sean felices,
que todos los seres se liberen del sufrimiento,
que nadie sea desposeído de su felicidad,
que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego.

Oración de las etapas del camino


Bendecidme para que comprenda
que generar fe sincera en el bondadoso maestro espiritual,
fuente de toda virtud, es la raíz del camino,
y así le siga siempre con gran devoción.
Bendecidme para que comprenda
que este excelente renacimiento humano dotado de libertad
es muy valioso y difícil de conseguir,
y así dedique el día y la noche a extraer su esencia.
Mi cuerpo es frágil como una burbuja en el agua,
rápidamente decae y se destruye.
Y así como la sombra siempre sigue al cuerpo,
el resultado de mis acciones proseguirá a la muerte.
Con este entendimiento firme en la memoria
bendecidme para que, con extrema cautela,
evite siempre la mínima acción indebida
y acumule virtud en abundancia.
Los placeres del samsara son ilusorios,
no producen satisfacción sino tormentos.
Por ello, bendecidme para que solo me esfuerce
en lograr el gozo sublime de la liberación.
Bendecidme para que, con gran cuidado y atención,
inducido por este pensamiento puro,
mantenga el pratimoksha, la raíz de la doctrina,
como mi práctica esencial.
Al igual que yo, todos los maternales seres
están hundidos en el océano del samsara.
Bendecidme para que me adiestre en la bodhichita
y pueda liberar pronto a todos los seres.
Pero si solo cultivo esta mente
sin aplicarme en las tres moralidades,
no alcanzaré la iluminación.
Por ello, bendecidme para que guarde los votos del Bodhisatva.
Pacificando mis distracciones
e investigando el significado real,
bendecidme para que logre la unión
de la permanencia apacible y la visión superior.
Bendecidme para que, a través del camino común,
me convierta en un recipiente puro
y entre en el camino de los seres afortunados,
el vajrayana, el camino supremo.
Las dos realizaciones dependen
de mis sagrados votos y promesas.
Bendecidme para que lo entienda con claridad,
y siempre los mantenga aunque mi vida peligre.
Realizando a diario las cuatro sesiones
tal como indican los maestros sagrados,
bendecidme para que pronto alcance
las dos etapas del camino del tantra.
Que los Guías que me muestran el buen camino
y las amistades que me ayudan tengan larga vida,
y bendecidme para que pacifique por completo
todos los obstáculos, externos e internos.
Que siempre encuentre maestros perfectos
y disfrute del Dharma sagrado,
y que realizando las etapas del camino
pronto alcance el estado de Vajradhara.
De los corazones de todos los seres sagrados fluye un torrente de luz
y néctar que bendice y purifica la mente de [nombre del difunto].
La asamblea guarda unos momentos de silencio.

Palabras en recuerdo del difunto


Se pronuncian algunas palabras en recuerdo del difunto.
El oficiante recita la siguiente oración:
Buda enseñó que la vida es impermanente y que todos aquellos que
nacen finalmente han de morir. Sin embargo, cada uno lleva en su
interior las semillas de sus virtudes pasadas que pueden
proporcionarle un renacimiento afortunado en el futuro.
Rezamos para que gracias a estas virtudes, las bendiciones de los
seres sagrados y nuestras oraciones sinceras, nuestro querido amigo
[nombre del difunto] tenga buena fortuna y encuentre paz y
felicidad duraderas.
Rezamos también por los familiares y amigos afligidos, para que
superen esta pérdida y tengan paz mental y fortaleza de ánimo.
Que todos los seres sin excepción sean liberados del sufrimiento y
encuentren verdadera felicidad y paz duradera.
En este momento pueden añadirse otras oraciones.
La asamblea guarda unos momentos de silencio para rezar y contemplar.
Ahora, mientras nos concentramos en generar compasión hacia todos los
seres sintientes en general y hacia el difunto en particular, la asamblea
recita el mantra del Buda de la Compasión veintiuna veces.
OM MANI PEME HUM

Dedicación
El oficiante dice:
Ahora dedicamos todas las virtudes que hemos acumulado para que
nuestro querido amigo [nombre del difunto] disfrute de felicidad en
el futuro.
La asamblea recita las siguientes oraciones:
Que gracias a las virtudes que hemos acumulado
practicando las etapas del camino,
tenga también [nombre del difunto]
la oportunidad de realizar esta práctica.
Que [nombre del difunto] disfrute
de los gozos divinos y humanos,
y pronto alcance la felicidad última,
cesando su existencia en el samsara.
Que en el corazón de [nombre del difunto]
surja una fe sincera en las Tres Joyas,
y pueda así recibir las bendiciones
de Buda, del Dharma y de la Sangha.
Que [nombre del difunto] encuentre los maestros preciosos
que le muestren las etapas del camino,
y que a través de la práctica de esta doctrina
logre rápidamente el estado de la gran iluminación.
El Budadharma es la medicina suprema,
que cura toda enfermedad mental.
Que este precioso Dharma sea difundido
en todos los reinos de existencia.
Que por el poder de nuestros méritos
cese todo el sufrimiento físico y mental
de todos los seres y que de inmediato
logren el estado de gozo inagotable.
Que de este mundo desaparezcan el miedo,
las enfermedades y guerras,
los terremotos, incendios, inundaciones,
huracanes, tormentas y demás miserias.
Que gracias a las bendiciones de los Budas y Bodhisatvas,
la infalibilidad de la ley de causa y efecto,
y al poder de nuestra pura y suprema intención,
todas nuestras oraciones se cumplan de inmediato.

Oraciones de la tradición virtuosa


Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.

Oración de nueve versos de Migtsema


Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.
¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe
Kelsang Gyatso Rimpoché
y traducida bajo su compasiva guía.
Sutra de la confesión mahayana

SUTRA DE LOS TRES CÚMULOS SUPERIORES


Introducción

En vidas pasadas, bajo la influencia de las perturbaciones mentales,


acumulamos gran cantidad de karma negativo, rompimos nuestros
compromisos e incurrimos en caídas morales raíz y secundarias.
Como resultado, ahora nos resulta difícil generar fe y convicción en
el Dharma y progresar en las etapas del camino hacia la iluminación.
Además, si no purificamos este karma negativo ahora que tenemos
la oportunidad de hacerlo, experimentaremos grandes sufrimientos
en el futuro.
Todos los seres sintientes, incluso los gusanos e insectos, pueden
cometer acciones perjudiciales, pero solo los seres humanos tienen la
buena fortuna de poder purificarlas. Hemos acumulado malas
acciones y experimentado sufrimiento como resultado desde tiempo
sin principio, pero ahora tenemos la oportunidad de purificarlas por
completo. Debemos utilizar esta preciosa oportunidad para purificar
nuestro karma negativo, ¡no para acumular más! Puesto que la
purificación es la raíz de la felicidad futura y las realizaciones
espirituales, hemos de esforzarnos por limpiar nuestra mente de
engaños y karma negativo. Uno de los mejores métodos para
purificar nuestras faltas y caídas morales es el Sutra de la confesión
mahayana, también conocido como Sutra de los tres cúmulos superiores,
Confesión del Bodhisatva y Confesión de las caídas morales del Bodhisatva.
Sutra de la confesión mahayana

Namo: Confesión de las caídas morales del Bodhisatva


Mi nombre es..., en todo momento me refugio en el Guru, me
refugio en Buda, me refugio en el Dharma, me refugio en la Sangha.
Ante el Maestro, el Ser Bienaventurado, el Tathagata, el Destructor
del Enemigo, el Buda Totalmente Perfecto, el Glorioso Vencedor
Shakyamuni, me postro.
Ante el Tathagata Subyugador Completo con la Esencia del Vajra,
me postro.
Ante el Tathagata Gema de Luz Radiante, me postro.
Ante el Tathagata Poderoso Rey de los Nagas, me postro.
Ante el Tathagata Guía de los Héroes, me postro.
Ante el Tathagata Placer Glorioso, me postro.
Ante el Tathagata Gema de Fuego, me postro.
Ante el Tathagata Gema de Luz Lunar, me postro.
Ante el Tathagata Tesoro de Contemplación, me postro.
Ante el Tathagata Gema Lunar, me postro.
Ante el Tathagata Ser Inmaculado, me postro.
Ante el Tathagata Otorgador de Gloria, me postro.
Ante el Tathagata Ser Puro, me postro.
Ante el Tathagata que Transforma con Pureza, me postro.
Ante el Tathagata Deidad del Agua, me postro.
Ante el Tathagata Dios de las Deidades del Agua, me postro.
Ante el Tathagata Excelencia Gloriosa, me postro.
Ante el Tathagata Sándalo Glorioso, me postro.
Ante el Tathagata Esplendor Ilimitado, me postro.
Ante el Tathagata Luz Gloriosa, me postro.
Ante el Tathagata Ser Glorioso sin Dolor, me postro.
Ante el Tathagata Hijo sin Ansia, me postro.
Ante el Tathagata Flor Gloriosa, me postro.
Ante el Tathagata que Conoce con Claridad con el Deleite del
Resplandor Puro, me postro.
Ante el Tathagata que Conoce con Claridad con el Deleite del
Resplandor del Loto, me postro.
Ante el Tathagata Riqueza Gloriosa, me postro.
Ante el Tathagata Memoria Gloriosa, me postro.
Ante el Tathagata Nombre Glorioso de Gran Fama, me postro.
Ante el Tathagata Rey de la Bandera de la Victoria, Sumo de los
Poderosos, me postro.
Ante el Tathagata Ser Glorioso, Subyugador Completo, me postro.
Ante el Tathagata Gran Vencedor en Batalla, me postro.
Ante el Tathagata Ser Glorioso, Subyugador Completo que ha
Pasado al Más Allá, me postro.
Ante el Tathagata Gloriosa Gala que lo Ilumina Todo, me postro.
Ante el Tathagata Gema de Loto, Gran Subyugador, me postro.
Ante el Tathagata Destructor del Enemigo, Buda Totalmente
Perfecto, Rey del Monte Meru Sentado con Firmeza sobre una
Gema y un Loto, me postro.
¡Oh!, vosotros y todos los demás, cuantos Tathagatas, Destructores
del Enemigo, Budas Totalmente Perfectos, Seres Bienaventurados
haya habitando y morando en los reinos mundanos de las diez
direcciones, todos vosotros los Budas, los Seres Bienaventurados, por
favor, escuchadme.
En esta vida y en todas mis vidas desde tiempo sin principio, en
todos los lugares en donde he renacido al vagar errante en el
samsara, he cometido acciones perjudiciales, he ordenado
cometerlas y me he alegrado de que se hubieran cometido. He
robado los bienes de las bases de las ofrendas, los bienes de la
Sangha y los bienes de las Sanghas de las diez direcciones, he
ordenado robarlos y me he alegrado de que se hubieran robado. He
cometido las cinco acciones atroces sin límite, he ordenado
cometerlas y me he alegrado de que se hubieran cometido. He
seguido de lleno los caminos de las diez acciones perjudiciales, he
ordenado seguirlos y me he alegrado de que se hubieran seguido.
Ofuscado por tales obstrucciones kármicas me convertiré en un ser
infernal o renaceré como un animal o acabaré en la tierra de los
espíritus ávidos; o renaceré como un bárbaro en un país irreligioso o
como un dios de larga vida; o con los sentidos incompletos, con
creencias erróneas o sin la oportunidad de complacer a Buda.
Declaro todas estas obstrucciones kármicas en presencia de los
Budas, los Seres Bienaventurados, que se han convertido en la
sabiduría excelsa, en los «ojos», en los testigos, que son válidos, que
ven con su sabiduría. Me confieso sin esconder u ocultar nada y, de
ahora en adelante, evitaré tales acciones y me abstendré de
cometerlas.
Todos los Budas, los Seres Bienaventurados, por favor,
escuchadme: En esta vida y en todas mis vidas previas desde tiempo
sin principio, en todos los lugares donde he renacido al vagar
errante en el samsara, cualquier raíz de virtud que pueda haber en
mi generosidad hacia los demás, incluso al haber dado unas migajas
a alguien que haya renacido como un animal; cualquier raíz de
virtud que pueda tener por haber mantenido la disciplina moral;
cualquier raíz de virtud que pueda haber en mis acciones
conducentes a la gran liberación; cualquier raíz de virtud que pueda
haber en mis acciones dedicadas a que los seres sintientes se realicen
en plenitud; cualquier raíz de virtud que pueda tener por generar la
mente suprema de la iluminación; y cualquier raíz de virtud que
pueda haber en mi insuperable sabiduría excelsa; todas ellas
acumuladas, recogidas y unidas, al dedicarlas por completo al
[logro] insuperable, al más elevado, al que es más elevado que el
elevado, al que supera al insuperable, las dedico por completo para
la perfecta e insuperable iluminación total.
Así como los Budas, los Seres Bienaventurados del pasado, las han
dedicado por completo; así como los Budas, los Seres
Bienaventurados que están por venir, las dedicarán por completo; y
así como los Budas, los Seres Bienaventurados que ahora viven, las
dedican por completo, yo también las dedico por completo.
Confieso una por una todas mis acciones perjudiciales. Me regocijo
de todos los méritos. Ruego y suplico a todos los Budas. ¡Que pueda
alcanzar la sagrada, suprema e insuperable sabiduría excelsa!
Quienes sean los Vencedores, los seres supremos que ahora viven,
los del pasado y asimismo los que están por venir, con un océano de
alabanzas sin límite por vuestras excelentes cualidades, y con las
palmas de las manos juntas me acerco a vosotros en busca de
refugio.
Así concluye el sutra mahayana titulado el Sutra de los tres cúmulos
superiores.

Oraciones de la tradición virtuosa


Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa,
el Rey del Dharma, pueda florecer,
que todos los obstáculos sean pacificados
y que abunden las condiciones favorables.
Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros,
reunidas durante los tres tiempos,
pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa
brillar para siempre.

Oración de nueve versos de Migtsema


Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves,
eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las
realizaciones,
Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible,
Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada,
y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.¡Oh, venerable Guru
Buda!, síntesis de las Tres Joyas,
con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico;
bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y
realicemos,
y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)
Glosario

Aires internos
Aires de energía interna relacionados con la mente que fluyen por
los canales de nuestro cuerpo. Sin ellos, la mente no podría
funcionar. Véanse Caminos y planos tántricos y La luz clara del gozo.
Bases de designación
Todos los fenómenos son designados en relación con sus partes; por
lo tanto, cada una de las partes de un fenómeno o el conjunto de
todas ellas constituye sus bases de designación. En virtud de que las
bases de designación de un objeto aparecen ante la mente, esta lo
designa. Véase Nuevo corazón de la sabiduría.
Bendición
Proceso de transformación de la mente de un estado impuro a uno
virtuoso, de uno de infelicidad a uno de felicidad, o de uno de
debilidad a uno de fortaleza, que se produce como resultado de
recibir la inspiración de seres sagrados, como nuestro Guía
Espiritual, los Budas o los Bodhisatvas.
Canal central
Canal principal en el centro del cuerpo en el que se localizan los
chakras o ruedas de canales. Véase La luz clara del gozo.
Chakra
Chakra es una palabra sánscrita que literalmente significa ‘rueda de
canales’. Es un centro focal del canal central desde donde se
ramifican los canales secundarios. La meditación en estos puntos
causa que los aires internos penetren en el canal central. Véase La luz
clara del gozo.
Chitamatra
Una de las dos escuelas principales de la filosofía mahayana.
Chitamatra significa ‘solo mente’. Según este sistema, la naturaleza
de todos los fenómenos es la misma que la de la mente que los
aprehende y aunque estos no existen fuera de ella son
verdaderamente existentes. A sus seguidores se los conoce como
chitamatrins. Véanse Tesoro de contemplación y Océano de néctar.
Conquistador Solitario
Una clase de practicante hinayana. También recibe el nombre de
Realizador Solitario. Véase también OYENTE.
Creencia del conjunto transitorio
Concepción perturbadora que observa el propio «yo» y lo concibe
como si existiera de manera inherente. Véase El camino gozoso de
buena fortuna.
Creencia errónea
Percepción adquirida intelectualmente que niega la existencia de un
objeto cuyo entendimiento es necesario para alcanzar la liberación o
la iluminación, como la existencia de los Budas, el karma o el
renacimiento. Véanse Cómo comprender la mente y El camino gozoso de
buena fortuna.
Cuatro nobles verdades
La verdad del sufrimiento, la de los orígenes, la de las cesaciones y la
de los caminos. Se denominan nobles porque son los objetos
supremos de meditación. Si meditamos en estos cuatro objetos,
podemos realizar directamente la verdad última y convertirnos en
un Ser Noble o Superior. Véanse Nuevo corazón de la sabiduría y El
camino gozoso de buena fortuna.
Cuerpos de Buda
Un Buda posee cuatro cuerpos –el Cuerpo de la Sabiduría de la
Verdad, el Cuerpo de Entidad, el Cuerpo de Deleite y el Cuerpo de
Emanación–. El primero es la mente omnisciente de un Buda; el
segundo es la vacuidad o naturaleza última de su mente; el tercero
es su Cuerpo de la Forma en sí, que es sutil; y el cuarto está
constituido por los Cuerpos burdos de la Forma, que los seres
ordinarios pueden ver, y de los que cada Buda manifiesta un
número ilimitado. El Cuerpo de la Sabiduría de la Verdad y el
Cuerpo de Entidad constituyen el Cuerpo de la Verdad, y el Cuerpo
de Deleite y los Cuerpos de Emanación, el Cuerpo de la Forma.
Véase El camino gozoso de buena fortuna.
Deidad
Yidam en sánscrito. Un ser tántrico iluminado.
Demonio
Mara en sánscrito. Se refiere a todo aquello que obstaculiza el logro
de la liberación o la iluminación. Hay cuatro clases de maras: el
mara de las perturbaciones mentales, el de los agregados
contaminados, el de la muerte y los maras Devaputra. De ellos, solo
los últimos son seres sintientes. Véase Nuevo corazón de la sabiduría.
Emanación
Objeto animado o inanimado manifestado por Budas o Bodhisatvas
con elevadas realizaciones para beneficiar a los demás.
Factor mental
Conocedor que aprehende principalmente una característica
específica de un objeto. Existen cincuenta y un factores mentales.
Véase también MENTE PRIMARIA. Véase Cómo comprender la mente.
Familias de Budas
Hay cinco familias principales de Budas: la de Vairochana, la de
Ratnasambhava, la de Amitabha, la de Amoghasidhi y la de
Akshobya. Constituyen los cinco agregados purificados –el de la
forma, el de la sensación, el del discernimiento, el de los factores
productores y el de la consciencia, respectivamente–, y las cinco
sabidurías excelsas –la sabiduría excelsa semejante a un espejo, la
equitativa, la de las realizaciones individuales, la que completa las
actividades y la del Dharmadhatu, respectivamente–. Véase Gran
tesoro de méritos.
Gota indestructible
La gota más sutil, que reside en el centro del corazón. Está
compuesta por la esencia de las gotas blanca y roja que recibimos de
nuestros padres en el momento de la concepción. Véanse Caminos y
planos tántricos y La luz clara del gozo.
Gueshe
Título concedido por los monasterios kadampas a los eruditos
budistas con ciertas cualificaciones. Contracción en tibetano de las
palabras ge güei she nyen, que literalmente significan ‘amigo
virtuoso’.
Hinayana
Palabra sánscrita que significa ‘pequeño vehículo’. La meta de este
camino es eliminar las perturbaciones mentales para alcanzar la
liberación personal del sufrimiento. Véase El camino gozoso de buena
fortuna.
Imagen genérica
El objeto aparente de una mente conceptual. Véanse Cómo
comprender la mente y Nuevo corazón de la sabiduría.
Impresión
Hay dos clases de impresiones: las de las acciones y las de las
perturbaciones mentales. Todas las acciones dejan grabadas sus
huellas o impresiones en la mente. Estas impresiones son
potenciales kármicos para experimentar ciertos efectos en el futuro.
Las impresiones de las perturbaciones mentales permanecen incluso
después de haberse abandonado estas últimas, son las obstrucciones
a la omnisciencia y solo los Budas las han eliminado.
Kadampa
Kadampa es una palabra tibetana. Ka se refiere a todas las enseñanzas
de Buda, dam, a la presentación especial del Lamrim que enseñó
Atisha, conocida como Etapas del camino a la iluminación, y pa es la
persona que integra todas las enseñanzas de Buda que conoce en su
práctica del Lamrim.
Karma colectivo
Es el que creamos al actuar en asociación con otras personas. Los
seres que crean juntos un determinado karma también
experimentan juntos su resultado.
Lamrim
Término tibetano que significa ‘etapas del camino’. Sistema
estructurado de todas las enseñanzas de Buda en el que se presenta
el camino completo hacia la iluminación. Gracias a este sistema, las
enseñanzas de Buda son fáciles de entender y de poner en práctica.
Véanse El camino gozoso de buena fortuna y Nuevo manual de
meditación.
Luz clara
La mente muy sutil que percibe una apariencia como un espacio
claro y vacío. Véanse Caminos y planos tántricos y La luz clara del gozo.
Madhyamika
Palabra sánscrita que significa ‘camino medio’. Una de las dos
escuelas principales de la filosofía mahayana. Buda enseñó la visión
madhyamika en los Sutras de la perfección de la sabiduría durante el
segundo giro de la rueda del Dharma y, más tarde, Nagaryhuna y
sus seguidores la esclarecieron. Hay dos escuelas madhyamikas: la
escuela madhyamika-svatántrika y la madhyamika-prasanguika.
Esta última presenta la visión última de Buda. Véanse Tesoro de
contemplación y Océano de néctar.
Mahasidha
Término sánscrito que significa ‘Gran Ser Realizado’. Se suele
utilizar para referirse a los yoguis y yoguinis que poseen elevadas
realizaciones.
Mantra secreto
Término sinónimo de tantra. Las enseñanzas del mantra secreto se
diferencian de las del sutra en que contienen métodos para el
adiestramiento de la mente con los que se trae el resultado futuro o
Budeidad al camino presente. El mantra secreto es el camino
supremo hacia la iluminación total. El término mantra indica que
contiene instrucciones especiales que Buda reveló para proteger la
mente de apariencias y concepciones ordinarias. El practicante del
mantra secreto se protege de ellas pensando que su cuerpo, sus
disfrutes, su entorno y sus acciones son los de un Buda. El término
secreto indica que los yogas del tantra han de realizarse en privado y
que solo los que han recibido una iniciación tántrica pueden
practicarlos. Véase Caminos y planos tántricos.
Mara
Véase DEMONIO
Mente conceptual
Pensamiento que aprehende su objeto por medio de una imagen
genérica. Véase Cómo comprender la mente.
Mente primaria
Término sinónimo de consciencia. Conocedor que aprehende
principalmente la mera entidad de un objeto. Hay seis clases de
mentes primarias: visual, auditiva, olfativa, gustativa, corporal y
mental. Cada momento de la mente está compuesto por una mente
primaria y varios factores mentales. Estos dos forman una misma
entidad, pero tienen diferentes funciones. Véase Cómo comprender la
mente.
Naturaleza de Buda
Véase SEMILLA DE BUDA.
Obstrucciones a la liberación
Obstáculos que impiden el logro de la liberación. Todas las
perturbaciones mentales, como la ignorancia, el apego, el odio, y sus
semillas, constituyen las obstrucciones a la liberación. También se
denominan obstrucciones de las perturbaciones mentales. Véase El
camino gozoso de buena fortuna.
Obstrucciones a la omnisciencia
Las impresiones de las perturbaciones mentales, que impiden el
conocimiento simultáneo y directo de todos los fenómenos, por lo
que solo los Budas las han eliminado. Véase El camino gozoso de buena
fortuna.
Orgullo divino
Arrogancia no contaminada por las perturbaciones mentales que se
genera al considerarse uno mismo como la Deidad y el medio
ambiente y los disfrutes propios como si fueran el medio ambiente y
los disfrutes de la Deidad. Es el antídoto contra las concepciones
ordinarias. Véase Nueva guía del Paraíso de las Dakinis.
Oyente
Una de las dos clases de practicante hinayana. Tanto los Oyentes
como los Conquistadores Solitarios son hinayanas, pero se
diferencian en su motivación, conducta, méritos y sabiduría. Desde
el punto de vista de estas cualidades, los Conquistadores Solitarios
son superiores a los Oyentes.
Percepción errónea
Conocedor que está equivocado respecto a su objeto conectado.
Véase Cómo comprender la mente.
Poder sensorial
Poder interno situado en el centro de los órganos físicos sensoriales,
cuya función es producir directamente una percepción sensorial.
Hay cinco poderes sensoriales, uno para cada una de las cinco
percepciones sensoriales, la visual, la auditiva, etcétera. Véase Cómo
comprender la mente.
Pratimoksha
Término sánscrito que significa ‘liberación individual’. Véase El voto
del Bodhisatva.
Reino del deseo
El que habitan los seres de los infiernos, espíritus ávidos, animales,
humanos, semidioses y dioses que disfrutan de los cinco objetos del
deseo.
Rey Chakravatin
Ser muy afortunado que como resultado de haber acumulado una
gran cantidad de méritos, ha renacido como un rey que domina los
cuatro continentes o, como mínimo, uno de ellos. En la actualidad,
los reyes Chakravatines no existen en nuestro mundo ni hay nadie
que domine por completo nuestro continente, Yhambudipa. Véase
Gran tesoro de méritos.
Sadhana
(Tib. drub tab) Ritual para alcanzar realizaciones espirituales. Puede
estar asociado al sutra o al tantra.
Seis perfecciones
Las de la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo,
la estabilización mental y la sabiduría. Se llaman perfecciones porque
se realizan con la motivación perfecta de la bodhichita. Véanse El
camino gozoso de buena fortuna, El voto del Bodhisatva y Tesoro de
contemplación.
Semilla de Buda
Mente raíz o primordial de un ser sintiente y su naturaleza última.
Linaje de Buda, naturaleza de Buda y semilla de Buda son términos
sinónimos. Todos los seres sintientes poseen el linaje de Buda y, por
consiguiente, el potencial de alcanzar la Budeidad.
Señales de disolución
Apariencias mentales que indican que los aires internos se están
disolviendo en el canal central. Véase La luz clara del gozo.
Ser ordinario
Aquel que no ha realizado directamente la vacuidad.
Ser Superior
Arya en sánscrito. Aquel que posee una realización directa de la
vacuidad. Hay Seres Superiores hinayanas y mahayanas.
Shantideva (687-763)
Gran erudito budista indio y maestro de meditación, autor de Guía
de las obras del Bodhisatva. Véase Tesoro de contemplación.
Sutra
Las enseñanzas de Buda que pueden practicarse sin necesidad de
haber recibido una iniciación tántrica. Incluyen las instrucciones que
Buda enseñó durante los tres giros de la rueda del Dharma.
Tantra
Véase MANTRA SECRETO.
Tiempo sin principio
Según la visión budista del mundo, la mente no tiene principio y,
por lo tanto, todos los seres sintientes han renacido innumerables
veces.
Tiempos de degeneración
Período caracterizado por el declive de las actividades espirituales.
Tres adiestramientos superiores
El adiestramiento en la disciplina moral, la concentración y la
sabiduría motivado por la renuncia o la bodhichita.
Tres reinos
Los tres reinos del samsara, que son: el del deseo, el de la forma y el
inmaterial. Las perturbaciones mentales de los seres del reino del
deseo son muy intensas, los del reino de la forma son más sutiles, y
las de los que habitan en el reino inmaterial, muy sutiles. Véase
también REINO DEL DESEO.
Verdad convencional
Todos los fenómenos excepto la vacuidad. Las verdades
convencionales son ciertas para los seres ordinarios, pero en realidad
son falsas. Véanse Nuevo corazón de la sabiduría y Tesoro de
contemplación.
Yoga
Término utilizado para referirse a ciertas prácticas espirituales,
como el yoga del Guru y los yogas de alimentarse, dormir, soñar y
despertar. Yoga también significa ‘unión’, como la unión de la
permanencia apacible y la visión superior. Véase Nueva guía del
Paraíso de las Dakinis.
Yogui o yoguini
Palabra sánscrita en masculino y femenino, respectivamente, que se
utiliza, por lo general, para referirse a la persona que ha alcanzado
la unión de la permanencia apacible y la visión superior.
Lecturas recomendadas

Gueshe Kelsang Gyatso es un gran maestro de meditación e ilustre


erudito de la tradición de budismo mahayana fundada por Yhe
Tsong​kha​pa. Desde que llegó al Occidente en 1977, Gueshe Kelsang
ha trabajado de manera infatigable para establecer el Budadharma
puro por todo el mundo. Durante este tiempo ha impartido extensas
enseñanzas sobre las principales escrituras mahayanas. Estas
enseñanzas se han publicado en inglés y traducido a numerosas
lenguas y constituyen una exposición completa de las prácticas
esenciales del sutra y el tantra del budismo mahayana.

Libros
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Tesoro de contemplación El modo de vida del Bo​dhi​sat​va.
Transforma tu vida Un viaje gozoso.
Una vida con significado, una muerte gozosa La profunda práctica de la transferencia de
consciencia.

En proceso de traducción
La luz clara del gozo Manual de meditación tántrica.
Océano de néctar La verdadera naturaleza de todos los fenómenos.

Sadhanas y otros textos


Gueshe Kelsang ha supervisado personalmente la traducción de
una colección esencial de sadhanas y otros textos.
Adiestramiento de la mente en ocho estrofas
Texto raíz del adiestramiento de la mente.
Asamblea de buena fortuna
Práctica del tsog del mandala corporal de Heruka.
Ceremonia de poua
Transferencia de consciencia para los difuntos.
Ceremonia del refugio mahayana y Ceremonia del voto del Bo​d hi​sat​v a
Ceremonias rituales para acumular méritos para el beneficio de todos los seres.
Cómo rellenar y bendecir estatuas
Instrucciones para rellenar y bendecir las estatuas de Budas.
Confesión de las caídas morales del Bo​d hi​sat​v a
Práctica de purificación del Sutra mahayana de los tres cúmulos superiores.
Destreza para enseñar
Programa especial de formación de maestros de budismo kadampa.
El budismo kadampa en la actualidad
El camino de la compasión para el difunto
Sadhana de poua por el beneficio del difunto.
El camino de la compasión para el moribundo
Sadhana de poua por el beneficio del moribundo.
El camino gozoso
Sadhana concisa de la autogeneración como Vajrayoguini.
El camino hacia la tierra pura
Sadhana para el adiestramiento en la práctica de poua.
El camino rápido al gran gozo
Sadhana para realizar la autogeneración como Vajrayoguini.
El cielo de Keajra
El melodioso tambor que vence en todas las direcciones
El ritual extenso de cumplimiento y renovación de nuestro compromiso con el Protector del
Dharma, el gran rey Doryhe Shugden, junto con Mahakala, Kalarupa, Kalindevi y otros
Protectores del Dharma.
El modo de vida kadampa
Prácticas esenciales del Lamrim kadam: Consejos de corazón de Atisha y Los tres aspectos
principales del camino de Yhe Tsong​kha​pa.
El Tantra raíz de Heruka y Vajrayoguini
Capítulos uno y cincuenta y uno del Tantra raíz conciso de Heruka.
El yoga de Arya Tara, la Madre Iluminada
Sadhana de autogeneración.
El yoga de Avalokiteshvara de mil brazos
Sadhana de autogeneración.
El yoga de Buda Amitayus
Método especial para lograr longevidad e incrementar méritos y sabiduría.
El yoga de Buda Heruka
Sadhana esencial de la autogeneración del mandala corporal de Heruka y yoga conciso de
las seis sesiones.
El yoga de Buda Maitreya
Sadhana de autogeneración.
El yoga de Buda Vajrapani
Sadhana de autogeneración.
El yoga de la Gran Madre Praj​na​p a​ra​mi​ta
Sadhana de autogeneración.
El yoga de Tara Blanca, el Buda de Larga Vida
Práctica con Tara Blanca, Deidad femenina iluminada para obtener larga vida, sabiduría y
buena fortuna.
El yoga inconcebible extraordinario
Instrucción especial para alcanzar la tierra pura de Keajra con el presente cuerpo humano.
Esencia de buena fortuna
Oraciones de las seis prácticas preparatorias para la meditación de las etapas del camino
hacia la iluminación.
Esencia del vajrayana
Sadhana de autogeneración del mandala corporal de Heruka según el sistema del
Mahasidha Ghantapa.
Esencia del vajrayana concisa
Sadhana concisa de la autogeneración del mandala corporal de Heruka.
Gema del corazón
Yoga del Guru Yhe Tsong​kha​pa en combinación con la sadhana abreviada del Protector
Doryhe Shugden.
Gota de esencia de néctar
Práctica especial de ayuno y práctica de purificación con Buda Avalokiteshvara de once
rostros.
Joya preliminar para el retiro del mandala corporal de Heruka
La fiesta del gran gozo
Sadhana para realizar la autoiniciación de Vajrayoguini.
La gema que colma todos los deseos
Práctica del yoga del Guru Yhe Tsong​kha​pa en combinación con la sadhana mediana del
Protector Doryhe Shugden.
La gran liberación de la Madre
Prácticas preliminares para la meditación del Mahamudra en combinación con la práctica
de Vajrayoguini.
La gran liberación del Padre
Prácticas preliminares para la meditación del Mahamudra en combinación con la práctica
de Heruka.
La Gran Madre
Método para eliminar obstáculos e interferencias con la recitación del Sutra de la esencia de la
sabiduría (Sutra del corazón).
La guía
Guía práctica para presentar las enseñanzas del Dharma kadam en áreas urbanas.
La joya preliminar
Preliminares concisas para el retiro de Vajrayoguini.
Liberación del dolor
Alabanzas y súplicas a las veintiuna Taras.
Los votos y compromisos del budismo kadampa
Manual para la práctica diaria de los votos del Bo​d hi​sat​v a y los votos tántricos
Meditación y recitación del Vajrasatva Solitario
Práctica de purificación.
Nuevo manual de ordenación
Nuevo manual de ordenación de la tradición kadampa.
Ofrenda al Guía Espiritual (Lama Chopa)
Un modo especial de confiar en el Guía Espiritual.
Oración del Buda de la Medicina
Un método para beneficiar a los demás.
Oraciones para meditar
Breves oraciones preparatorias para la meditación.
Oraciones por la paz en el mundo
Oraciones sinceras
Funeral para cremaciones y entierros.
Poua concisa
Práctica concisa de Buda Amitayus
Preliminares para el retiro de Vajrayoguini
Rey del Dharma
Método para realizar la autogeneración como Yhe Tsong​kha​pa.
Sadhana de Avalokiteshvara
Oraciones y súplicas al Buda de la Compasión.
Sadhana de Samayavajra
Sadhana del Buda de la Medicina
Un método para alcanzar las realizaciones del Buda de la Medicina.
Sadhana de la ofrenda de fuego de Vajradaka
Práctica para purificar las faltas e impurezas.
Sadhana de la ofrenda de fuego de Vajrayoguini
Sadhana de la ofrenda de fuego del mandala corporal de Heruka
Tesoro de sabiduría
Sadhana del venerable Manyhushri.
Una vida pura
Práctica para recibir y mantener los ocho preceptos mahayanas.
Unión de No Más Aprendizaje
Sadhana de la autoiniciación del mandala corporal de Heruka.
Viaje gozoso
Cómo realizar el retiro de aproximación del mandala corporal de Heruka.
Yoga de la Dakini
Seis sesiones del yoga del Guru en combinación con la autogeneración de Vajrayoguini.
Yoga del Héroe Vajra
Práctica breve de la autogeneración del mandala corporal de Heruka.

Para realizar un pedido de estas publicaciones o solicitar un


catálogo, visite www.tharpa.com o póngase en contacto con la
oficina de Editorial Tharpa más próxima (véase el listado de Oficinas
de Tharpa en el mundo.
Programas de estudio de budismo kadampa

El budismo kadampa es una escuela de budismo mahayana


fundada por el gran maestro indio Atisha (982-1054). Sus seguidores
se conocen con el nombre de kadampas. Ka significa ‘palabra’ y se
refiere a las enseñanzas de Buda; y dam, a las instrucciones
especiales del Lamrim, las etapas del camino hacia la iluminación,
que Atisha enseñó. Los budistas kadampas integran su conocimiento
de todas las enseñanzas de Buda en su práctica del Lamrim, que
aplican en su vida diaria, y de este modo las utilizan como métodos
prácticos para transformar sus actividades en el camino hacia la
iluminación. Los grandes maestros kadampas son famosos, no solo
por su gran erudición, sino también por su inmensa pureza y
sinceridad espiritual.
El linaje de estas enseñanzas, tanto la transmisión oral de sus
instrucciones como sus bendiciones, fue transmitido de maestro a
discípulo, se difundió por gran parte del continente asiático y en la
actualidad por muchos países del mundo moderno. Las enseñanzas
de Buda reciben el nombre de Dharma y se dice que son como una
rueda que se traslada de un lugar a otro según cambian las
condiciones e inclinaciones kármicas de sus habitantes. La
presentación externa del budismo puede cambiar para adaptarse a
las diversas culturas y sociedades, pero su verdadera esencia
permanece intacta gracias al linaje ininterrumpido de practicantes
realizados.
El budismo kadampa fue introducido en Occidente por el
venerable Gueshe Kelsang Gyatso en 1977. Desde entonces, este
maestro budista ha trabajado de manera infatigable para difundir
este precioso Dharma por todo el mundo, ha impartido enseñanzas,
escrito profundos libros y comentarios sobre budismo kadampa y
fundado la Nueva Tradición Kadampa – Unión Internacional de
Budismo Kadampa (NKT – IKBU), que ya cuenta con más de mil
centros y grupos de budismo kadampa por todo el mundo. En cada
centro se ofrecen programas de estudio sobre psicología y filosofía
budista, instrucciones para la meditación y retiros para practicantes
de todos los niveles. En ellos se enseña principalmente cómo
integrar las enseñanzas de Buda en la vida diaria para resolver
nuestros problemas humanos y difundir la paz y la felicidad por
todo el mundo.
El budismo kadampa de la NKT–IKBU es una tradición budista
independiente que no tiene vinculación política alguna. Es una
asociación de centros y practicantes budistas que se guían e inspiran
a través del ejemplo de los maestros kadampas de antaño y sus
enseñanzas, tal y como las presenta el venerable Gueshe Kelsang.
Hay tres razones por las que debemos estudiar y practicar las
enseñanzas de Buda: para desarrollar nuestra sabiduría, cultivar un
buen corazón y mantener paz mental. Si no nos esforzamos por
desarrollar nuestra sabiduría, nunca conoceremos la verdad última,
la verdadera naturaleza de la realidad. Aunque deseamos ser felices,
ofuscados por la ignorancia cometemos todo tipo de acciones
perjudiciales, que constituyen la causa principal de nuestro
sufrimiento. Si no cultivamos un buen corazón, nuestra motivación
egoísta destruirá nuestras buenas relaciones y la armonía con los
demás. No encontraremos paz ni verdadera felicidad. Sin paz
interior, la paz externa es imposible. Sin paz mental no podemos ser
felices aunque dispongamos de las mejores condiciones externas. En
cambio, cuando disfrutamos de paz mental, somos felices aunque las
circunstancias que nos rodeen sean adversas. Por lo tanto, es
evidente que debemos cultivar estas cualidades para ser felices.
Gueshe Kelsang Gyatso o Gueshela, como lo llaman afectuosamente
sus estudiantes, ha diseñado tres programas espirituales especiales
para el estudio estructurado y la práctica del budismo kadampa
adaptados a la sociedad actual: el Programa General (PG), el
Programa Fundamental (PF) y el Programa de Formación de
Maestros (PFM).
PROGRAMA GENERAL

El Programa General ofrece una introducción básica a la visión,


meditación y práctica budistas y es ideal para principiantes. Incluye
también enseñanzas y prácticas avanzadas, tanto de sutra como de
tantra.
PROGRAMA FUNDAMENTAL

El Programa Fundamental va dirigido a aquellos que desean


profundizar en su comprensión y experiencia del budismo y consiste
en el estudio estructurado de los seis textos siguientes:
1. El camino gozoso de buena fortuna, comentario a las instrucciones del Lamrim de Atisha
conocidas como Etapas del camino hacia la iluminación.
2. Compasión universal, comentario al Adiestramiento de la mente en siete puntos, del Bo​dhi​s at​va
Chekaua.
3. Ocho pasos hacia la felicidad, comentario al Adiestramiento de la mente en ocho estrofas, del
Bo​dhi​s at​va Langri Tangpa.
4. Nuevo corazón de la sabiduría, comentario al Sutra del corazón.
5. Tesoro de contemplación, comentario a la Guía de las obras del Bo​dhi​sat​va, del venerable
Shantideva.
6. Cómo comprender la mente, exposición detallada de la mente según los textos de los eruditos
budistas Dharmakirti y Dignaga.

El estudio de estas obras nos aporta numerosos beneficios, que


resumimos a continuación:
1) El camino gozoso de buena fortuna:
Nos enseña a poner en práctica todas las enseñanzas de Buda, tanto de sutra como de tantra. Si lo
estudiamos y practicamos, progresaremos con facilidad y completaremos las etapas del camino
hacia la felicidad suprema de la iluminación. Desde un punto de vista práctico, el Lamrim
constituye el cuerpo principal de las enseñanzas de Buda, mientras que sus otras instrucciones son
como sus miembros.

2) y 3) Compasión universal y Ocho pasos hacia la felicidad:


Estas obras nos enseñan a integrar las enseñanzas de Buda en nuestra vida diaria y a resolver
todos nuestros problemas humanos.

4) Nuevo corazón de la sabiduría:


Nos muestra cómo alcanzar la realización de la naturaleza última de la realidad, con la que
podemos eliminar la mente ignorante de aferramiento propio, la raíz de todo nuestro sufrimiento.
5) Tesoro de contemplación:
Con esta obra aprendemos a transformar nuestras actividades diarias en el camino y modo de
vida del Bo​dhi​s at​va, llenando de significado cada momento de nuestra vida.

6) Cómo comprender la mente:


En este texto se expone la relación entre nuestra mente y los objetos externos. Si comprendemos
que los objetos dependen de la mente subjetiva, podremos cambiar la manera en que los
percibimos transformando nuestra mente. Poco a poco adquiriremos la habilidad de controlar
nuestra mente y así podremos resolver todos nuestros problemas.

PROGRAMA DE FORMACIÓN DE MAESTROS BUDISTAS

El Programa de Formación de Maestros Budistas atiende a las


necesidades de los que desean convertirse en auténticos maestros de
Dharma. En este programa se estudian catorce textos de Sutra y de
Tantra, incluidos los seis ya mencionados, y además los participantes
deben mantener determinadas pautas de comportamiento y modo
de vida, y completar varios retiros de meditación.
Todos los centros de budismo kadampa están abiertos al público.
Cada año celebramos festivales en diversos países, incluidos dos en
Inglaterra, a los que acuden personas de todo el mundo para recibir
enseñanzas e iniciaciones y disfrutar de vacaciones espirituales.
Puede visitarnos cuando lo desee.
Si desea más información sobre los programas de estudio de la NKT
– IKBU o buscar el centro más cercano, puede visitar el sitio web
www.kadampa.org/es o dirigirse a:
EN ESPAÑA:
Albacete: Centro Budista Kadampa Sukhavati
C/ Pedro Coca 15
02004 (Albacete), España
Tel.: (+34) 967 613186 / 626023332
info@meditaenalbacete.org
www.meditaenalbacete.org

Barcelona: Mahakaruna KMC Barcelona – Centro de Meditación Kadampa


Masía Ca l’Esteve
Urb. Cal Esteve 129 B
08253 Sant Salvador de Guardiola (Barcelona), España
Coordenadas: 41º 39’ 31,1’’ N - 10º 45’ 29,9’’ E
Tel.: (+34) 93 4950851 / 93 8358077
info@meditacionenbarcelona.org
www.meditacionenbarcelona.org

Cádiz: Centro Budista Kadampa Lochana


C/ Argüelles 10
11401 Jerez de la Frontera (Cádiz), España
Tel.: (+34) 956 348893 / 699 006545
info@meditaenlabahia.org
www.meditaenlabahia.org

Castellón de la Plana: Centro Budista Kadampa Naropa


C/ Ramón y Cajal 12, bajo
12002 Castellón de la Plana, España
Tel.: (+34) 603 516594
info@naropa.org
www.naropa.org

Gerona: Centro Budista Kadampa de Gerona


Carrer de la Barca, 15
17004 Gerona, España
Tel.: (+34) 93 835807
info@meditacioagirona.org
www.meditacioagirona.org

Guipúzcoa: Centro Budista Kadampa de Euskadi


C/ Calzada de Egia 14
20012 Donostia - San Sebastián, España
Tel.: (+34) 637 459664
info@meditaeneuskadi.org
www.meditaeneuskadi.org

Granada: Centro Budista Kadampa Tara


Pasaje Cruz de Mayo 2, local 3
18014 Granada, España
Tel.: (+34) 958 563325 / 664 484845
meditacionengranada@yahoo.com
www.meditaengranada.org

Huelva: Centro Budista Kadampa Avalokiteshvara


C/ Monasterio de la Rábida 23, bajo B
21200 Aracena (Huelva), España
Tel.: (+34) 633 249020
meditaenaracena@gmail.com
www.meditaenaracena.org

Madrid: Vajrayana KMC Madrid – Centro de Meditación Kadampa


C/ La Fábrica 8
28221 Majadahonda (Madrid), España
Tel.: (+34) 91 6362091
info@meditaenmadrid.org
www.meditaenmadrid.org

Málaga: Centro de Meditación Kadampa de España


Camino Fuente del Perro s/n
29120 Alhaurín el Grande (Málaga), España
Tel.: (+34) 952 490918
info@meditaenmalaga.org
www.meditaenmalaga.org

Menorca: Centro Internacional de Retiro Dharma Kadam


Apartado de correos 187
07730 Alaior (Menorca), España
Tel.: (+34) 971 091038
centrodharmakadam@gmail.com
www.meditaenmenorca.org

Murcia: Centro Budista Kadampa Sugata


C/ Compositor Agustín Lara 5, bajo
(detrás del Hospital Morales Meseguer)
30008 Vista Alegre (Murcia), España
Tel.: (+34) 968 232984 / 644 346845
info@meditacionenmurcia.org
www.meditacionenmurcia.org

Palma de Mallorca: Centro Budista Kadampa Potala


C/ Quetglas 23, esquina C/ Monterrey
07013 Palma de Mallorca (Baleares), España
Tel.: (+34) 663 823303
potala@meditaramallorca.org
www.meditaramallorca.org

Santa Cruz de Tenerife: Centro Budista Kadampa Aryadeva


C/ Heraclio Sánchez 23, Edificio Galaxia, entrada 5, local 21D
38204 San Cristóbal de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), España
Tel.: (+34) 922 260101 / 656 593573
meditaentenerife@gmail.com
www.meditaentenerife.org
Sevilla: Centro Budista Kadampa Mahamudra
C/ Almez 2
41111 Almensilla (Sevilla), España
Tel.: (+34) 955 779090
epc@meditaensevilla.org
www.meditaensevilla.org

Valencia: Centro Budista Kadampa Duldzin


C/ Corazón de Jesús 13, bajo izq. (junto a la Plaza de Patraix)
46018 Valencia, España
Tel: (+34) 673 602623
info@meditaenvalencia.org
www.meditaenvalencia.org

Zaragoza: Centro Budista Kadampa de Zaragoza


C/ Cánovas, 13
50004 Zaragoza, España
Tel.: (+34) 93 835807
info@meditarenzaragoza.es
www.meditarenzaragoza.es

EN MÉXICO:
Ciudad de México: Centro de Meditación Kadampa de México A.R.
Enrique Rébsamen #406, Col. Narvarte Poniente
C.P. 03020, México D.F., México
Tels.: (+52/01) 55 56 39 61 80/86
info@kadampamexico.org
www.kadampamexico.org

Guadalajara: Centro de Meditación Kadampa de Guadalajara


Avenida Miguel Hidalgo #1220 esquina con Ghilardi, Colonia Americana
C.P. 41160, Guadalajara, Jalisco, México
Tel: (+52 ) 33 3825 6136
info@meditarenguadalajara.org
www.meditarengdl.org

Mérida, Yucatán: Centro Budista Kadampa Compasión


Calle 13 #162 A
C.P. 97120, Mérida, México
Tel.: (+52) 999 927 18 75
kadampamerida@gmail.com
www.meditarenmerida.org
Monterrey, Nuevo León: Centro Budista Kadampa Vajradharma
Buenos Aires #150, Col. Alta Vista (Zona Tec)
C.P. 64840 Monterrey, N.L., México
Tel: (+52) 81 83 59 28 03
info@meditarenmonterrey.org
www.meditarenmonterrey.org

San Cristóbal de las Casas, Chiapas: Centro Budista Kadampa Drolma


María Adelina Flores 24a
Col. Centro, San Cristóbal de Las Casas
C.P. 029200 Chiapas, México
Tel.: (+52/01) 96 76 31 60 52
drolmaepc@meditarensancristobal.org
www.meditarensancristobal.org

Querétaro, Querétaro: Centro Budista Kadampa Sukhavati


Chopo 10, Col. Álamos, 2a. secc.
C.P. 76160 Querétaro, Querétaro, México
Tel.: (+52) 01 442 214 13 38
info@meditacionkadampaenqueretaro.org
www.meditacionkadampaenqueretaro.org

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: Centro Budista Kadampa Menlha


9a Poniente Sur, #724 (entre 6a y 7a Sur), Barrio Las Canoitas
C.P. 29000 Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México
Tel.: (+52) 96 16 00 00 89
contacto@meditaentuxtla.org
www.meditaentuxtla.org

EN ARGENTINA:
Buenos Aires: Centro de Meditación Kadampa Argentina
Serrano 1316, Palermo
C1414DFB Buenos Aires, Argentina
Tel. +54 (11) 4778-1219 / (15) 6149-5976
info@meditarenargentina.org
www.meditarenargentina.org

Córdoba: Centro de Budismo Kadampa


27 de abril 929 7- A, Alberdi
X5000AES Córdoba, Argentina
Tel. +54 (351) 15 250-8888
info@meditarencordoba.org
www.meditarencordoba.org

EN NICARAGUA:
Managua: Centro Budista Kadampa – Bodhichitta
Estatua de Montoya 1c. abajo 25v. al lago, casa No. 23
Managua
Tel.: (+505) 22 682541
infobodhichitani@gmail.com

EN EL REINO UNIDO:
Oficina de la NKT en el Reino Unido
Manjushri Kadampa Meditation Centre
Conishead Priory
Ulverston, Cumbria LA12 9QQ, Inglaterra
Tel.: +44 (0) 1229 584029
Fax: +44 (0) 1229 580080
info@kadampa.org
www.kadampa.org

EN LOS ESTADOS UNIDOS:


Oficina de la NKT en los Estados Unidos
Kadampa Meditation Center New York
47 Sweeney Road
Glen Spey
NY 12737, Estados Unidos de América
Tel.: +1 845-856-9000
Fax: +1 845-856-2110
info@kadampanewyork.org
www.kadampanewyork.org
Oficinas de Tharpa en el mundo

Los libros de Tharpa se publican en español, alemán, chino,


francés, griego, inglés británico y estadounidense, italiano, japonés,
portugués y vietnamita. En las oficinas de Tharpa podrá encontrar
libros en la mayoría de estas lenguas.
Oficina en España
Editorial Tharpa España
C/ Manuela Malasaña, 26
28004 Madrid, España
Tel.: (+34) 91 7557535
info.es@tharpa.com
www.tharpa.com/es
Oficina en México
Enrique Rébsamen nº 406
Col. Narvarte Poniente, C.P. 03020
México D.F., México
Tels.: (+52/01) 5556396180/86
tharpa@kadampa.org.mx
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Oficina en Alemania
Tharpa Verlag Deutschland,
Sommerswalde 8
16727 Oberkrämer, Alemania
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Oficina en Asia
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Lane 143, Alley 10, No 7, Tamsui District,
New Taipei City, 25159, Taiwan
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47 Sweeney Road
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Durban 4093, Sudáfrica
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Mirabellenstrasse 1
CH-8048 Zürich, Suiza
Tel: (+41) 44 401 02 20
Fax: (+41) 44 461 36 88
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