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Universidad Autónoma de

Campeche

FACULTAD DE INGENIERÍA
Ingeniería en Energía

DESARROLLO SUSTENTABLE Y SOCIEDAD


DR. MANUEL JESÚS RODRÍGUEZ PÉREZ

ACTIVIDADES ANTROPOGÉNICAS
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

6to Semestre
Alumnos:
Aguilar Mis Jorge Luis
Escamilla Pinelo Elisa
Rivera Cruz Gustavo Adrián

San Francisco de Campeche, Campeche a 09 de febrero de 2018

Índice
INTRODUCCIÓN 3
ACTIVIDADES ANTROPOGÉNICAS: HISTORIA Y SUS CONSECUENCIAS 4
MEDIO AMBIENTE COMO PROVEEDOR DE ALIMENTOS, SALUD Y
ENERGÉTICOS 5
-MEDIO AMBIENTE COMO PROVEDOR DE ALIMENTOS 5
-EL MEDIO AMBIENTE Y SALUD 5
-EL MEDIO AMBIENTE Y LOS ENERGÉTICOS 6
IMPACTO DE LA AGRICULTURA 7
LA POBLACIÓN HUMANA 10
IMPACTO DE LA URBANIZACIÓN 11
CONCLUSIÓN 12
BIBLIOGRAFÍA 14

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INTRODUCCIÓN

El término «antropogénico» se refiere a los efectos, procesos o materiales que son el


resultado de actividades humanas.

Como es de nuestro conocimiento, los problemas ambientales son frecuentemente


causados por nosotros los humanos, también la solución de los mismos está en la
capacidad que realicemos en un conjunto con la sociedad, para realizar las acciones y
los esfuerzos pertinentes de reencauzar los cursos del desarrollo sostenible.

La deforestación, la degradación de las cuencas, la perdida de diversidad biológica, la


contaminación del aire y el congestionamiento urbano; son algunos de los problemas
más comunes en cualquier parte del mundo.

El hombre desde sus inicios ha ido transformando el mundo que lo rodea para
satisfacer sus necesidades, y tanto él como el mundo ha ido cambiando a pasos
agigantados, sin embargo existen consecuencias graves, estos se expondrán en los
siguientes temas.

Lo anterior, nos debe aumentar la preocupación por el mejoramiento del medio


ambiente, por lo que es necesario crear normas jurídicas leyes y regimientos para la
regulación de nuestras actividades.

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ACTIVIDADES ANTROPOGÉNICAS: HISTORIA Y SUS
CONSECUENCIAS

La especie humana ha experimentado hasta ahora dos grandes olas de cambio La


primera de ellas —la revolución agrícola— tardo miles de años en desplegarse. La
segunda ola —el nacimiento de la civilización industrial— necesito solo trescientos
años. La aparición de cultivos de cereales hace aproximadamente10 000 años en el
norte de África, Oriente Medio, China e India marco un punto de inflexión para la
sociedad humana.

Se ha dicho que los cereales han sido “el gran motor de la civilización”. Los excedentes
alimentarios constituían una reserva energética que permitiría mantener a una
población más grande y fundar primero reinos y más tarde imperios. El tránsito de la
sociedad recolectora a la sociedad agrícola —registrado en Europa y Asia en el año
10000 a.C. y en América hacia el año 4000 a.C., aproximadamente— significado el
comienzo de la alteración de los ecosistemas.

Ahora bien, La “evolución neolítica” o “la revolución en la producción de


alimentos”tuvo una incidencia importante ella producción y consumo de energía. Por
primera vez en la historia, el hombre introdujo cambios significa cativos en los flujos
energéticos. El inicio de la producción agrícola permitió cierto control de la
transferencia de energía.

El hombre descubrió que a través del proceso agrícola y la domesticación de animales


podía “almacenar energía metabólica”. En este inicio del proceso de control de la
energía, las culturas aborígenes agrarias utilizaban como principales fuentes
energéticas la quema de leña, los instrumentos para aprovechar el viento, la energía
animal y humana y, fundamentalmente, el regadío artificial, que fue uno de los
primeros manejos de una fuente energética no metabólica. Todas estas fuentes de
energía estaban en función del subsistema agrícola.

El siguiente cambio, que constituyo el modelo de vida basado en la agricultura por


otro basado en la industria, volvió a incrementar la cantidad de energía que podía ser
capturada, almacenada y utilizada, esta vez en forma de combustibles fósiles
procesados y puestos al servicio de máquinas. La nueva energía de las maquinas sirvió
como sustituto mecánico de los esclavos. Las nuevas fuentes de energía redujeron los
costos de forma radical y aumentaron la capacidad productiva y de movimiento. Tanto
en la industria como en el transporte se podía aumentar la productividad sin límites,
si se aumentaba la energía por trabajador en forma proporcional.

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En este sentido, con las tecnologías desarrolladas desde el siglo xviii y hasta a
mediados del siglo xx, los sistemas productivos de las naciones industrializadas
desarrollaron sus nuevos potenciales basándose en el uso intenso de la energía de
origen fósil, en la explotación de recursos naturales sin que mediaran estrategias, ni
procesos adecuados de mantenimiento, recuperación, o en su caso, reposición de
aquellos recursos perturbados; mientras que, simultáneamente, las aglomeraciones
urbanas industriales emitían sus desechos sin importar esencialmente la repercusión
sobre la naturaleza ni los efectos en la salud humana.

MEDIO AMBIENTE COMO PROVEEDOR DE ALIMENTOS, SALUD


Y ENERGÉTICOS
-MEDIO AMBIENTE COMO PROVEDOR DE ALIMENTOS
iniciarse el siglo xxi, los informes que publican las Naciones Unidas respecto al
panorama mundial del medio ambiente y la FAO respecto a la disponibilidad de
recursos para producir alimentos, subrayan que los recursos naturales están
sometidos a presiones cada vez mayores, con lo cual se amenazan la salud pública y el
desarrollo.

Actualmente, la mayoría de las economías desarrolladas consume recursos naturales


sin darles tiempo para regenerarse. Al mismo tiempo, los países en desarrollo con
rápido crecimiento de la población enfrentan la urgente necesidad de mejorar los
niveles de vida.

¿Habrá alimentos suficientes para todos? En 64 de los 105 países en desarrollo


estudiados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación, la población ha estado creciendo más rápidamente que los suministros
de alimentos. A causa de las presiones de la población se han degradado unos 2 mil
millones de hectáreas de tierra arable, un área del tamaño de Canadá y Estados
Unidos. Estas cuestiones se complican aún más si se tienen en cuenta el crecimiento
demográfico, el envejecimiento de la población agrícola, el mayor tiempo que
consume a la mujer en sus obligaciones domésticas y las tareas agrícolas, el menor
costo del capital en relación con la mano de obra y el agotamiento de la base de
recursos resultante de desastres naturales o causados por el hombre, que cada vez
afectan a más personas.

-EL MEDIO AMBIENTE Y SALUD


Las condiciones del medio ambiente contribuyen a determinar si las personas gozan o
no de buena salud y que tan larga será su vida. Dichas condiciones pueden afectar la
salud reproductiva y las opciones reproductivas y pueden contribuir a determinar las

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perspectivas de cohesión social y crecimiento económico, las cuales tendrán otros
efectos sobre la salud.

Las condiciones del medio ambiente contribuyen, en gran medida, a la proliferación


de enfermedades contagiosas, que cada ano causan entre el 20 y 25% de las
defunciones en todo el mundo. Las enfermedades más estrechamente relacionadas
con las condiciones del medio ambiente —enfermedades infecciosas y parasitarias, e
infecciones y otras enfermedades de las vías respiratorias—ponen en peligro las
perspectivas de desarrollo.

La contaminación creciente plantea cada vez más problemas en materia de salud


pública. En prácticamente todos los estudios de los países se identifican problemas de
salud vinculados a los contaminantes ambientales; esos estudios tienen una larga
historia.

-EL MEDIO AMBIENTE Y LOS ENERGÉTICOS


El siglo xx trajo consigo un crecimiento económico sin precedentes en la historia de la
humanidad, pero también produjo un aumento de la contaminación, el hacinamiento y
la sobreexplotación de los recursos naturales. El actual modelo energético depende en
un 80% de los combustibles fósiles, que ocasionan danos geopolíticos, generan
contaminación e, inevitablemente, propician el cambio climático.

Un problema de gran importancia es el de la desigualdad en el consumo de


energéticos.

En el 2050, el consumo de combustibles fósiles se habrá duplicado en los países


desarrollados, mientras que más de 1 800 millones de personas, principalmente de
zonas rurales de países en desarrollo, aun no tendrán acceso a servicios comerciales
de energía. El uso excesivo de energéticos en otras zonas del mundo afectan en el
cambio del clima mundial y local, así como en la contaminación del aire por:

• El uso de combustibles fósiles.

• La acidificación de las tierras.

• La contaminación marina y acuática por derrames de petróleo.

• La destrucción del hábitat por operaciones de obtención de combustibles fósiles.

• La deforestación para aprovechar los combustibles provenientes de la madera.

• El ruido de máquinas y plantas productoras de electricidad.

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Hoy en día, la energía nuclear, la energía de procedencia de combustibles fósiles, la
energía procedente de la biomasa (principalmente combustión directa de madera) y la
energía hidráulica, satisfacen la demanda energética mundial en un porcentaje
superior al 98%, siendo el petróleo y el carbón las de mayor uso.

La utilización de estos recursos naturales implica, además de su cercano y progresivo


agotamiento, un constante deterioro para el medio ambiente, que se manifiesta en
emisiones de CO2, NOx, y SOx, con el agravamiento del efecto invernadero,
contaminación radiactiva y su riesgo potencial incalculable, un aumento progresivo de
la desertización y la erosión y una modificación de los mayores ecosistemas
mundiales con la consecuente desaparición de biodiversidad y pueblos indígenas, la
inmigración forzada y la generación de núcleos poblacionales aislados que tienden a la
desaparición.

IMPACTO DE LA AGRICULTURA
La agricultura siempre ha supuesto un impacto ambiental fuerte. Hay que talar bosques
para tener suelo apto para el cultivo, hacer embalses de agua para regar, canalizar ríos,
etc. La agricultura moderna ha multiplicado los impactos negativos sobre el ambiente. La
destrucción y salinización del suelo, la contaminación por plaguicidas y fertilizantes, la
deforestación o la perdida de biodiversidad genética, son problemas muy importantes a
los que hay que hacer frente para poder seguir disfrutando las ventajas que la revolución
verde ha traído.

La degradación entre moderada y grave de los suelos afecta a casi 2 000 millones de
hectáreas de tierras de cultivo y de pastoreo; esa superficie es mayor que las de Estados
Unidos y México combinadas. Cuando se explotan excesivamente los suelos y éstos
quedan expuestos a la intemperie, el viento y el agua, que son los principales agentes de
degradación de los suelos, los erosionan con facilidad. Los sistemas defectuosos de riego y
anegamiento pueden inutilizar las tierras debido a las aguas estancadas y la salinización. El
uso erróneo de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas también contribuye a la degradación
de los suelos.

Cada año la erosión de los suelos y otras formas de degradación de las tierras afectan
entre cinco y siete millones de hectáreas de tierras cultivables. A escala mundial, la
degradación de los suelos amenaza los medios de vida de al menos 1 000 millones de
agricultores, campesinos y ganaderos, la mayoría de ellos ubicados en países pobres
(FNUAP, 2001). Hoy abundan los alimentos en el mundo, pero cada día 800 millones de
personas no tienen suficiente comida porque no pueden comprar alimentos.

Los sistemas agrícolas actuales se están volviendo insostenibles a medida que se degradan

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la tierra y el agua de las cuales dependen. Además, para el 2020 habrá otros 1 500
millones de personas que alimentar en el mundo, para lo cual ser. preciso que los
agricultores aumenten sus rendimientos (IFPRI, 2000).

Esta expectativa está siendo frenada debido a la reducción en el ritmo de expansión de la


frontera agropecuaria, lo cual coincide, históricamente, con las elevadas tasas de
crecimiento de la población, que resulta en una decreciente relación tierra agrícola-
hombre. En el .rea dedicada al cultivo de cereales se ha reducido esa relación de 0.24
hectáreas por persona en 1950 a 0.18 hectáreas por persona en 1975, y a 0.13 en 1990,
reducciones que son significativas, ya que los cereales ocupan el 70% del .rea total
mundial destinada al cultivo de granos. Obviamente, se dan diferencias importantes entre
países. Para .frica, la FAO señala que la tierra utilizada para la producción de alimentos es
inferior a 0.10 hectáreas per cápita en Rwanda, de 0.20 a 0.29 hectáreas en Etiopía, y es
superior a 0.50 en Chad (Bifani, 1999).

Sin duda, la agricultura desempeña una función central en la vida de las personas pobres,
como fuente primaria de sus medios de vida y su principal gasto para el consumo. Sin
embargo, la decreciente relación tierra agrícola-hombre pone en vilo las capacidades para
producir alimentos básicos. En consecuencia, la población rural pobre se enfrenta con un
conjunto de problemas diferentes y un conjunto de soluciones igualmente diferentes.
Muchas de las soluciones, sin embargo, están vinculadas a la expansión del sector
agrícola, en que la poblaci.n pobre pueda encontrar empleo relacionado con la
producción, suministro, almacenamiento, transporte, elaboración y venta de insumos,
servicios y productos (FAO, 2005).

IMPACTO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
La Revolución Industrial es, sin duda, el inicio y punto de partida del crecimiento
económico basado en los procesos tecnificados de producción. Asimismo, desató no sólo
el auge económico, científico y técnico, sino que, con el inicio de ésta, se promulgó el uso
intensivo, extensivo e irracional de los recursos naturales en busca de modelos de
acelerado crecimiento económico. Una vez llegada la Revolución Industrial, los nuevos
mecanismos y formas de producción, aunado a la explotación intensiva y sistemática de
los recursos naturales, se fue generalizando y extendiendo de manera incontrolada, sin
prever las consecuencias irreparables de la indiferencia ambiental. Los procesos de
industrialización no sólo fueron en aumento, sino que fueron concebidos de forma
irracional, dando como resultado la grave problemática ambiental que hoy en día
enfrentamos.

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Cuando el proceso de industrialización irrumpe en todas las expresiones del sistema
social, desequilibra el medio ambiente tanto a través de su impacto directo como
indirecto, al provocar alteraciones en la dinámica de la estructura social. El impacto
directo de la industria sobre la naturaleza se produce básicamente por la ocupación del
espacio, la utilización de los recursos naturales y la generación de residuos: desechos y
contaminantes. De estos impactos, la contaminación es el tema que ha sido examinado
más detalladamente, y no es raro encontrar opiniones en el sentido de que sería la .nica
forma de impacto de la industria sobre el medio (Bifani, 1999).

Este enfoque lineal es el que prevalece en los países industrializados, cuyos habitantes
sufren los efectos de la contaminación directamente, efecto en muchos casos inmediato.
El hombre común lo percibe en sus lugares de trabajo o en sus zonas de residencia. Sin
embargo, hay otro vínculo estrecho entre la naturaleza y la actividad fabril, y es el que
está constituido por la utilización de los recursos naturales. El impacto sobre el medio que
provoca la extracción de los recursos naturales generalmente no es perceptible por el
hombre común y, a veces, no lo es ni siquiera para aquel que lleva a cabo la explotación
de la naturaleza.

Sin embargo, es obvio que tal extracción altera al ecosistema natural, produciendo
cambios en su estructura y modificando su dinámica. As. pues, su utilización no puede
llevar a cabo ad infinitum. El agotamiento de un recurso natural tiene un impacto negativo
sobre el medio ambiente, pudiendo causar su colapso definitivo que arrastraría con .l,
irremediablemente, al sistema social que depende de .l para su subsistencia. Pero
además, tiene efectos graves sobre el proceso de desarrollo al comprometerlo en el largo
plazo (Bifani, 1999).

Visto de otra manera, la estructura industrial es la estructura productiva local que


sustenta los nuevos estilos de vida. Depende estrechamente de la importación de bienes
de capital, materias primas, energía (petróleo), productos semiterminados, tecnología,
conocimientos, diseños marcas y técnicas de comercialización. Esta dependencia se
renueva permanentemente en la medida en que se introducen continua y sucesivamente
nuevos productos, procesos e innovaciones. De esta manera, el proceso de
industrialización y modernización se apoya crecientemente en bienes y servicios
importados, con la consiguiente incidencia sobre la balanza de pagos. Ésta, a su vez, debe
financiarse mediante un aumento de las exportaciones de productos primarios, basadas
en la explotación de los recursos naturales (Sunkel y Gligo, 1980).

Las industrias más dinámicas del sector manufacturero se caracterizan por su alto grado
de toxicidad. Entre sus residuos y desechos se cuentan, por ejemplo: el mercurio, los
materiales radiactivos, el plomo, el manganeso, el cromo, el cadmio, etc., que son todos

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elementos que destruyen directamente los componentes orgánicos del medio hídrico. Los
tratamientos para eliminar o neutralizar estos efectos son, por su parte, más caros que
para la contaminación orgánica. Como es evidente, este alto grado de concentración
influye en la contaminación de los ríos y bah.as en cuyas riberas se localizan centros
urbanos.

LA POBLACIÓN HUMANA
El crecimiento de la población, y la presión que supone sobre la producción de
alimentos y recursos naturales en general, constituye uno de los aspectos más visibles
de la relación medio ambiente-desarrollo. Como en cualquier ecosistema natural, el
aumento de la población que lo habita significa una presión creciente sobre el mismo.
En el caso de la población humana, tal presión es mayor todavía, pues no se trata sólo
de un aumento numérico, sino asociado además a la creación y diversificación de
nuevas necesidades. Este aspecto cualitativo se traduce en exigencias sobre los
recursos, que en términos cuantitativos son un múltiplo del crecimiento de la
población. Nuevamente en este caso, la relación población-recursos ha sido vista más
en su dimensión cuantitativa que en los aspectos cualitativos que la acompañan y que,
en términos de recursos, son muchas veces más onerosos que el mero crecimiento de
la población (Bifani, 1999).

Al comenzar el siglo xxi, el número creciente de habitantes y los niveles de consumo


per cápita en ascenso están agotando los recursos naturales y degradando el medio
ambiente. En muchos lugares la escasez crónica de agua, la pérdida de tierra arable, la
destrucción de hábitats naturales y la contaminación generalizada quebrantan la
salud pública y amenazan el progreso económico y social. Numerosos
expertos piensan que las tendencias actuales no pueden continuar por mucho más
tiempo sin consecuencias negativas.

En la mayoría de los países desarrollados la población está creciendo lentamente o ya


no está creciendo en absoluto, pero los niveles de consumo per cápita son tan
altos que el medio ambiente está bajo presión. Muchos países en desarrollo, por otra
parte, enfrentan presiones aún mayores. La población está creciendo rápidamente,
mientras el consumo está aumentando al mejorar los niveles de vida.

La actividad humana ha afectado todos los lugares del planeta, por remotos que sean,
y todos los ecosistemas, desde los más simples hasta los más complejos. Nuestras
opciones y nuestras acciones han transformado el mundo natural, creando a la vez

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enormes posibilidades y peligros extremos para la calidad y la sustentabilidad de
nuestras civilizaciones y para los intrincados equilibrios de la naturaleza.

Los Informes de Avance de la FAO publicados en junio de 1997 preveían que


desde esta fecha hasta el año 2050 la población mundial aumentaría casi en un 75%,
hasta llegar a más de 9 800 millones de habitantes. En algunos países en desarrollo, el
crecimiento demográfico y económico será tan rápido que, según los cálculos, las
necesidades de alimentos serían cuatro o cinco veces superiores a los niveles actuales.

Las tendencias actuales no son muy favorables. La mayor parte de las tierras
adecuadas para el cultivo ya están siendo utilizadas y, según las proyecciones, la
disponibilidad per cápita de tierras de cultivo en los países en desarrollo disminuirá
de 0.65 hectáreas a unas 0.4 hectáreas entre finales del decenio de 1990 y el año 2010.
Mientras tanto, el pastoreo excesivo, la erosión, la salinidad del suelo y el
anegamiento están dañando o destruyendo millones de hectáreas de tierras agrícolas
productivas.

Las opiniones de Gro Harlem Brundtland12 acerca del crecimiento de la


población sostienen que el crecimiento poblacional es uno de los principales
obstáculos para la prosperidad y el desarrollo sustentable del mundo.

IMPACTO DE LA URBANIZACIÓN
Las ciudades han existido desde el tercer milenio antes de Cristo, y desde el inicio
de la existencia de las personas, éstas se han sentido atraídas por lo que aquéllas
ofrecen. Sin embargo, en una época tan reciente, como el año 1800, sólo el 2% de la
población del mundo vivía en las zonas urbanas. En la actualidad (2007), un poco
menos de la mitad de los 6 000 millones de personas que habitan en la Tierra vive en
ciudades y pueblos. Para el año 2007 será la mitad de esa cifra. En el siglo que se ha
iniciado, se prevé que los centros urbanos se extiendan hasta alcanzar un tamaño sin
precedentes (Estambul + 5, 2001).

A la Revolución Industrial se le reconoce como la poderosa fuerza que fomentó el


proceso de urbanización. Esto es porque en las nuevas fábricas se necesitaba mucha
mano de obra y muchos obreros especializados. Inmigrantes de distritos
rurales pobres invadieron los florecientes pueblos y ciudades; con frecuencia
abandonaban cinturones de miseria en el campo para vivir en barrios pobres y
superpoblados invadidos de basura, enfermedades, roedores y otras condiciones
insalubres (Gilpin, 2003). Para mucha gente, la urbanización se convirtió en una
especial tragedia; la movilidad social fue una espiral descendente.

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No lejos de aquellos episodios, la gente sin historia de la sociedad contemporánea vive
el drama de la exclusión social. Fenómeno que tiene en las colonias y los
asentamientos precarios su escenario más dramático. En el tránsito hacia la
pauperización millones de gentes viven condenados en barrios inseguros, metidos en
el corazón de las ciudades o en la periferia, sobre terrenos propios o usurpados, pero
siempre subordinados a la lógica de la desconfianza, la segregación, la vinculación con
el delito, el temor a la pandilla o al asalto.

Mecánicamente, se concluye que la urbanización y la marginación son


consecuencia del proceso de desarrollo y del de industrialización. Pero el análisis
histórico del fenómeno en los países periféricos revela que el proceso de urbanización
tiene aquí otras raíces que guardan relación con los procesos de desarrollo y el papel
desempeñado por la periferia en el sistema económico mundial. El desarrollo urbano
de los países en desarrollo responde al papel de la ciudad en la articulación de la
periferia con el sistema mundial y es una clara expresión de las características de
dependencia de estos países (Bifani, 1999).

En lo que concierne a América Latina, durante los últimos 30 años los niveles
de pobreza existentes han evolucionado a la par de un proceso de urbanización
acelerado. En el año 2000, la población urbana alcanzó el 73.7% del total regional. La
población con acceso a líneas telefónicas ha crecido (pasando de 41 por cada mil
habitantes en 1980 a 130 en 1999), agua potable (33% de la población en 1960 a 85%
en 2001).

La tasa de natalidad se ha reducido, de 5.3 niños por mujer en 1970 hasta 2.6 en el año
2000.

Estos números son mayores para Mesoamérica (alcanzando cerca del 1.7%) y
menores para el Caribe (que llega a 1%). En Sudamérica, la tasa alcanza el 1.4%. Los
mayores niveles de urbanización, de ingreso y, en ciertos casos, de programas de
control natal, han contribuido a esta reducción. Sin embargo, también cabe señalar
que la mezcla de urbanización con desigualdad en el ingreso y pobreza, ha producido
procesos de migración urbana, creando cinturones de poblaciones en situación de
pobreza y marginalidad en torno a las ciudades (PNUMA, 2006).

La mundialización (globalización), la urbanización, la modernización, la migración, las


guerras, los desastres naturales y la dinámica de la población han transformado la
vida de la familia.

CONCLUSIÓN

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Esta es la forma en que vivimos en nuestro planeta, estas son las actividades que nos
contaminan; aunque a veces creamos que es necesario hacerlas, pero debemos de
buscar la forma de disminuir su efecto en nuestro mundo.

El hombre a través de su historia ha ido modificando el paisaje que lo rodea para


satisfacer sus necesidades, sin embargo el costo por esto ha sido la degradación del
suelo y la contaminación del ecosistema a tal grado de ver repercusiones en su vida.

Finalmente, hay que tener muy presente que para existir una relación más
satisfactoria entre la sociedad y la naturaleza se debe prever oportunamente los
cambios ocasionados por actividades humanas con el fin de minimizar por eventuales
conflictos.

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BIBLIOGRAFÍA

Díaz, Reynol; Escárcega, Susana, (2009), “Desarrollo Sustentable: Una oportunidad


para la vida”, DF, México, Mc Graw Hill.

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