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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0169/2014-S1

Sucre, 19 de diciembre de 2014

SALA PRIMERA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: Dr. Macario Lahor Cortez Chavez
Acción Popular

Expediente: 06988-2014-14-AP
Departamento: Potosí

En revisión la Resolución de 08/2014 de 7 de octubre, cursante de fs. 384 a


388, pronunciada dentro de la acción popular interpuesta por Martín Tijra
López, Regulo Tapia Tijra, Julián Tarqui Tijra y Tomás Mamani Tapia
en representación del Ayllu “Jesús de Machaca” contra Williams Roger
Cervantes Beltrán, Gerente General de la Administración Autónoma
para Obras Sanitarias (AAPOS) Potosí.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memoriales presentados el 14 de abril de 2014, cursante de fs. 6 a 20; el


de subsanación de 21 de igual mes y año (fs. 27 a 28 vta. y 32 vta.), el Ayllu
accionante por medio de sus representantes, expresaron los siguientes
fundamentos de hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El Ayllu “Jesús de Machaca” es una comunidad originaria legalmente reconocida


por el Estado, que heredaron ocho lagunas que abastecen de agua a la ciudad
de Potosí y la comunidad no tiene agua potable, ni servicios básicos, sino que
improvisan pozos alejados de sus viviendas; sin embargo, la empresa
concesionaria de sus aguas AAPOS se adueñó completamente de sus lagunas,
imponiéndoles condiciones para utilizarlas, venden sus aguas residuales a las
empresas mineras, obteniendo muchos beneficios, sin dejar nada para la
referida Comunidad.

Los concesionarios han socavado su territorio beneficiándose de los recursos


naturales, explotando con desmedida ambición, sin medir las consecuencias,
han permitido que se contaminen sus aguas, envenenando la tierra, dañando
sus pastizales y provocando la muerte de sus animales, y siguen explotando las
aguas que se encuentran en su territorio, enriqueciéndose los empresarios a
costa de su sufrimiento por la contaminación y la comunidad no participa en el
manejo sustentable de las lagunas ni perciben beneficio alguno.

Refiere que, en virtud a la Disposición Transitoria Octava parágrafo I de la


Constitución Política del Estado, todas las concesiones sobre recursos naturales,
incluidas las concesiones de aguas, quedan sin efecto o deben adecuarse a la
nueva Constitución, lo que implica necesariamente cumplir con la consulta a los
pueblos de los territorios afectados; habiendo esperado pacientemente la
convocatoria por parte de AAPOS durante las gestiones 2010, 2011 y 2012 y
2013, se trató de hacer gestiones amigables y de concertación pero hasta el
“presente” no fueron llamados a ningún proceso previo, preparatorio y menos
aún a una consulta, sobre medidas legislativas o administrativas para la
explotación de recursos naturales; sin embargo, en una reunión realizada en la
ciudad de Potosí un personero de AAPOS exhibió una Resolución Suprema,
alegando que ese documento adecuaba el contrato de concesión de AAPOS a la
actual Ley Fundamental, documento que jamás les hicieron conocer pese a
reiteradas solicitudes, por ello consideran que ningún documento ni resolución
es válido sin su intervención, por cuanto entre los nuevos requisitos y
condiciones para el proceso de adecuación se encuentra el derecho
fundamental colectivo a la consulta previa, a participar de los beneficios de la
explotación o aprovechamiento de los recursos naturales que se encuentran en
su territorio y a la gestión territorial indígena autónoma; empero, no fueron
convocados a ningún proceso previo y menos fueron consultados sobre las
nuevas condiciones de explotación de los recursos naturales, siendo un
requisito la consulta previa.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Estiman lesionados sus derechos colectivos a la consulta al haber omitido su


participación en el proceso de adecuación de concesiones y contratos de
explotación de recursos de su territorio y los derechos difusos como la libre
determinación y territorialidad, a ser parte de la estructura general del Estado,
a la protección de sus lugares sagrados, a vivir en un medio ambiente sano, a
la participación en los beneficios de la explotación de los recursos naturales en
sus territorios, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales
renovables existentes en su territorio, a la participación en los órganos e
instituciones del Estado, al acceso al agua, citando al efecto los arts. 16.I; 30.
III. 10, 15, 16, 17 y 18; 343; 352; 373 y 403 de la Constitución Política del
Estado (CPE); 1, 11, 21, 23, 24, 25 y 26 de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos; y, 4 y 11 del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Económicos Sociales y Culturales.

I.1.3. Petitorio

Solicitan se conceda la tutela, y se disponga que AAPOS: a) Inicie proceso de


concertación con el Ayllu “Jesús de Machaca”, con la intervención del Estado,
para la adecuación de su Concesión sobre las aguas de su territorio, según las
condiciones previstas en la Constitución Política del Estado; b) Se abstenga de
seguir contaminando su territorio con tubos, desagües de aguas residuales y
demás deteriores al suelo y subsuelo, y evitar se niegue el acceso y circulación
por zonas de su territorio; c) Se ordene la concertación de las condiciones de
su participación en la gestión ambiental y aprovechamiento de las lagunas que
se encuentran dentro del territorio, bajo la supervisión del Estado; d) Priorice la
instalación del servicio de agua potable a todas la familias de la comunidad;
e) Cese el ilegal aprovechamiento y venta de sus aguas contaminadas y
residuales a empresas, disponiéndose que dichos derechos y beneficios pasen
directamente a su comunidad; f) Se ordene la anulación de contratos,
convenios u otros instrumentos jurídicos, que hayan pretendido soslayar el
proceso de adecuación constitucional sin incluir la participación y consulta
previa a los pueblos originarios afectados; y, g) Le otorgue fotocopias
legalizadas de todas las concesiones, contratos, convenios u otro tipo de
instrumentos jurídicos referidos a la explotación y aprovechamiento de sus
aguas y otros recursos naturales que se encuentran en su territorio, además de
los montos percibidos sobre las aguas de sus lagunas.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Celebrada la audiencia pública el 7 de octubre de 2014, conforme consta en el


acta cursante de fs. 337 a 383 vta., se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

En audiencia, el abogado del Ayllu accionante ratificó in extenso y reiteró el


contenido de su demanda, agregando lo siguiente: 1) Las lagunas se
encuentran dentro de su territorio, y las tuberías pasan a dos metros de sus
casas; no obstante, no cuentan con el servicio de agua potable; 2) Se ha
demostrado que existen aguas no potables, aguas residuales que se venden a
las empresas mineras y éstas pagan un importe y que conforme al art. 30.II. 1,
16 y 17 de la CPE, los “hermanos” originarios deben beneficiarse también de
esos recursos económicos; y, 3) Solicita se integre a los comunarios de “Jesús
de Machaca” al Directorio de AAPOS

I.2.2. Informe de la autoridad demandada

Willams Roger Cervantes Beltrán, Gerente General de AAPOS Potosí, remitió


informe escrito cursante de fs. 244 a 247 y 279 a 282 vta., señalando lo
siguiente: i) AAPOS era concesionaria y a partir de la promulgación de la
Constitución Política del Estado, tiene una licencia otorgada mediante
Resolución Administrativa (RA) 246/2010 de 14 de diciembre, que en su parte
resolutiva manifiesta que se otorga licencia a la Entidad Prestadora de Servicio
de Agua (EPSA)- AAPOS para la prestación del Servicio de Agua Potable y
Alcantarillado Sanitario en el área de servicio establecido en el contrato de
concesión, así como la autorización para el uso y aprovechamiento del recurso
hídrico de las fuentes de agua descritas en el referido documento contractual;
ii) En el artículo segundo, señala que en tanto se implemente la
Reglamentación y procedimientos correspondientes a la licencia, en
cumplimiento de la disposición Transitoria Octava de la CPE y el Decreto
Supremo (DS) 726 de 6 de diciembre de 2010, los derechos y obligaciones
adquiridos por EPSA establecidos y aprobados por la ex superintendencia y
actual Autoridad de Abastecimiento y Control Social (AAPS) mantienen su plena
y absoluta vigencia, documento que tiene la fe probatoria que establecen los
arts. 1287.1 del Código Civil (CC) y 399.1 del Código de Procedimiento Civil
(CPC), lo que demuestra la legalidad y autenticidad de la licencia; iii) Para el
ejercicio pleno de la licencia antes referida se ha realizado un contrato de
concesión entre el Estado Boliviano, único y legítimo propietario de los recursos
hídricos, documento que nos otorga la facultad de explotar dichos recursos en
las cuencas y/o lagunas que se encuentran en el contrato; iv) En cuanto a la
solicitud que presentaron para la legalización de algunos documentos, la misma
fue atendida conforme al art. 24 de la CPE; v) Respecto a que AAPOS estaría
contaminando las aguas, señalan que de acuerdo al DS 10221 de 21 de abril de
1972, no es su finalidad contaminar tierras ni otras actividades, sino al
contrario es el mismo Ayllu accionante que emite autorización para la
construcción de ingenios mineros, sabiendo que son potenciales fuentes de
contaminación inclusive para las lagunas concesionadas por el Estado a
AAPOS-Potosí; vi) Se advierte venta ilegal de agua a las empresas mineras
Jungie Mining Industry S.R.L. y Manquiri, que mediante requerimiento fiscal
dichas empresas confirman la suscripción de contratos con los comunarios
tanto de los ayllus “Jesús de Macha” como con “Santiago de Machaca”,
aclarando que ésta última pertenece al Ayllu accionante; vii) Las lagunas
situadas en el ayllu “Jesús de Machaca” son artificiales, fueron construidas por
los mitayos para la acumulación de agua y su posterior distribución a la
población de Potosí, cuando esas lagunas fueron construidas el Ayllu accionante
no existía, por tal razón no puede ser considerados como naciones originarias,
el hecho de ser una tierra comunitaria de origen (TCO) de ninguna manera le
da la propiedad de las lagunas, porque no se puede contravenir lo dispuesto
por el art. 349 de la CPE; el interés colectivo es la población habitante de la
ciudad de Potosí, y no así unas cuantas familias que buscan ilegalmente lucrar
con el agua; viii) Dentro de sus facultades conferidas por ley se atendió los
requerimientos de los pobladores del ayllu “Jesús de Machaca”, concretamente
en el sector de Ollerías, dotándoles de agua potable; sin embargo, en el afán
mercantilista y de lucrar con el agua las autoridades del Ayllu no respondieron
a la solicitud oficial que hizo AAPOS, en el sentido de que presenten proyectos.

En audiencia en ejercicio del derecho a la duplica, el demandado expresó: a) El


Comité Cívico Potosinista (COMCIPO), es parte del Directorio de AAPOS que es
la máxima representación de la ciudadanía del pueblo Potosino, entidad que
representa a los Ayllus en el Directorio, de lo contrario se tendría que tomar en
cuenta a treinta y dos Ayllus por cuanto AAPOS administra treinta y dos
lagunas; b) Como Empresa servidora no pueden suscribir un acuerdo con
ninguna comunidad, ni con la ciudadanía Potosina, el acuerdo deberá hacerlo el
Estado como único y legítimo propietario de las aguas o de los recursos
hídricos; c) Se ha instalado una pila en la comunidad y son cinco las familias
que han solicitado agua potable, y del por qué no ha llegado al resto, señala
como respaldo la “prueba 9”, consistente en fotocopias de Estado de cuentas
canceladas por sus domicilios en la ciudad de Potosí, a nombre de Julián Tarqui
Tijra y de Tomás Mamani Tapia con medidores categoría doméstica; sin
embargo, se les instalara el agua potable; d) AAPOS efectivamente vende esas
aguas denominadas pesadas pero es de beneficio del pueblo Potosino; porque
compensa con el cobro mínimo que se hace por la dotación del agua; e) El
agua al ser un derecho real y evidente se va proceder a su instalación, pero no
como un medio de lucro, porque tampoco AAPOS lucra; y, f) Finalmente pidió
que el Ministerio Público investigue los agentes de contaminación que están
asentados en el ayllu “Jesús de Machaca” y que provienen de la industria
minera y si tienen licencias.

Por su parte el Asesor Jurídico de AAPOS, Carlos Gómez, manifestó que: 1) Se


hará la representación a la AAPS y al Ministerio de Medio Ambiente y Aguas
para que se amplíe el radio de concesión y puedan darles el mismo servicio que
dan a la ciudad a todos los Ayllus; y, 2) El fondo de la acción popular se trata
de dinero y para ello debieron recurrir al Estado.

I.2.3. Intervención del tercero interesado

Freddy Bustinsa, Asesor de AAPS, como entidad descentralizada dependiente


del Ministerio de Medio Ambiente, en audiencia expresó los siguientes aspectos:
i) El acceso al servicio de agua potable se desarrolla en dos ámbitos de
competencia diferentes; el primero se refiere a la provisión del servicio y es
responsabilidad y competencia de los Gobiernos Autónomos Municipales de
prestar ese servicio de forma directa o través de una EPSA y esa de una
empresa municipal, pública o una cooperativa; el otro ámbito de competencia
donde se desarrolla el tema de los servicios básicos en especial el derecho al
agua para el consumo humano con fines domésticos, es el de la emisión de
políticas, normas y la regulación del servicio, esa competencia la desarrolla el
Ministerio de Medio Ambiente y Agua y la AAPS; ii) Como Entidad de regulación
supone tres actividades fundamentales: a) La otorgación en nombre del Estado
del derecho de uso y aprovechamiento de una fuente de agua para consumo
humano; b) La AAPS otorga autorización para prestar el servicio de un área
geográfica determinada; y, c) Controlar las condiciones técnicas, operativas,
financieras, administrativas, económicas y legales de prestación de servicios,
que tiene que ver con tarifas por el servicio no por el agua; el otro fundamento
legal tiene que ver con la defensa de los usuarios, la AAPS atiende las
solicitudes de acceder al servicio básico de agua potable, cuando la EPSA niega
ese derecho; iii) De acuerdo a la estructura organizacional del Estado, existe
procedimientos, por ejemplo si una comunidad quiere acceder a una fuente de
agua debe recurrir a un procedimiento que la AAPS ha establecido para
consumo humano y en caso de negativa recién activar la acción constitucional;
iv) Cuando la AAPS otorga un derecho de uso y aprovechamiento del recurso
agua no lo hace con carácter de exclusividad, no da el derecho propietario, las
fuentes de agua siempre van a ser tuición en su administración del Estado; v)
Se instruirá que AAPOS preste el servicio de agua potable a la comunidad, y si
no está de acuerdo tiene derecho de conformar una EPSA y solicitar el permiso
o la licencia a la AAPS; y, vi) Como Entidad de regulación y fiscalización señaló
que iniciara una investigación a efectos de establecer si efectivamente AAPOS
está vendiendo el agua o la comunidad, y se emitirán las sanciones en vía
administrativa y si corresponde se remitirá al Ministerio Público, por cuanto la
Constitución Política del Estado prohíbe la venta del agua.

El Asesor del “Gobierno Autónomo Municipal”, en audiencia se ratificó y allanó a


lo manifestado por los abogados de AAPOS.

I.2.4. Participación del representante del Ministerio Público

El representante del Ministerio Público, José Luis Barrios, en audiencia


manifestó que no se advierte cual es el verdadero planteamiento que se está
presentando en la presente acción popular.

Por su parte, Selma Gutiérrez, representante del Ministerio Público señaló que
AAPOS no tiene legitimación pasiva para conocer sobre esa consulta previa,
debe ser el Ministerio de Medio Ambiente y Agua sea la que se encargue de
promover aquella y la encargada de que se respete los derechos de los pueblos
indígenas y originarios, por ello requiere porque se deniegue la tutela respecto
a ese derecho y con relación del acceso al agua al ser un derecho
fundamentalísimo merece su protección constitucional y no puede ser vendido,
y respecto de la denuncia en sentido de que se habría contaminado su territorio
se debe iniciar una investigación para dar con los autores.

I.2.5. Participación de la Representante del Defensor del Pueblo

Jackeline Alarcón, Defensora del Pueblo de la ciudad de Potosí, refiere que el


ayllu “Jesús de Machaca” es un pueblo originario, con relación al derecho al
agua, se está atentando contra el art. 16 de la CPE y en relación a la
contaminación de su territorio, señalo que AAPOS debe tener políticas
institucionales para mitigar esa situación, porque no se puede afectar el
ecosistema, vulnerando los derechos al agua, a la salud y a la vida de los
pueblos originarios.

I.2.6. Resolución

La Sala Social y Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Potosí,


constituida en Tribunal de garantías, por Resolución 08/2014 de 7 de octubre,
cursante de fs. 384 a 388, denegó la tutela solicitada, con la recomendación
para AAPOS Potosí que en un plazo prudencial instale agua potable a toda la
comunidad del ayllu “Jesús de Machaca” bajo apercibimiento de ley; con los
siguientes fundamentos: a) El DS 071 de 9 de abril de 2009, creo la Autoridad
de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico; que a
través de su Director Ejecutivo emitió la Resolución Administrativa Regulatoria
246/2010 de 14 de diciembre, a través de la cual otorgó licencia a la “EPSA
Administración Autónoma para Obras Sanitaria AAPOS Potosí”, para la
prestación del servicio de agua potable y alcantarillado sanitario en el área de
servicios establecidos en el contrato de concesión, así como la autorización
para el uso y aprovechamiento del recurso hídrico de las fuentes de agua,
observando la normativa sectorial y ambiental, licencia con que cuenta la
empresa demandada; b) En virtud a dicha licencia AAPOS es únicamente el
administrador del recurso hídrico para el consumo de la población potosina, ya
que el propietario de esos recursos naturales resulta ser el Estado Boliviano,
conforme determina el art. 339 de la CPE, por tal razón cualquier acción que
pretenda modificar o alterar el régimen jurídico aplicable a todas las EPSAS del
país, deberá ser dirigida contra la primera autoridad del Estado Boliviano y/o
las instancias del nivel central del gobierno; c) Mediante nota 103/13, AAPOS
respondió a la solicitud formulada por los comunarios del ayllu “Jesús de
Machaca”, a través de la cual se les pido que presentaran planos topográficos
del Ayllu, ubiquen las viviendas, terrenos, zonas de riego, de pastizales y el
número de habitantes, los proyectos de provisión de servicios de agua potable,
petitorio que nunca cumplieron para ser atendidos favorablemente; d) Los
comunarios del Ayllu venden aguas residuales a las empresas mineras de
Jungie Mining Industry S.R.L y Manquiri, recibiendo pingues ganancias por esas
ventas, sin haber demostrado su derecho propietario ni personería jurídica,
suscribieron contratos indebidos que necesariamente deben ser investigados
por el Ministerio Público, porque se estaría desviando el agua a través de
tuberías de 250 milímetros, así lo demuestra el Testimonio 398/2013, y se
desconoce el destino de esos recursos económicos, hecho que vulnera los
arts. 349 y 373 de la CPE; y, e) No se puede supeditar el interés colectivo de la
ciudad de Potosí a los intereses particulares de un minúsculo grupo de
personas; tampoco es viable anular contratos suscritos entre el Estado
Plurinacional de Bolivia y AAPOS Potosí.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en el


expediente, se establece lo siguiente:

II.1. Mediante Resolución Administrativa Regulatoria AAPS 246/2010 de 14


de diciembre, el Director Ejecutivo de la Autoridad de Agua y
Saneamiento dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua
otorgó licencia a la EPSA-AAPOS para la prestación del Servicio de Agua
Potable y Alcantarillado Sanitario en el Área de Servicio establecida en
el contrato de concesión, así como la autorización para el uso y
aprovechamiento del recurso hídrico de las fuentes de agua descritas
en el referido documento contractual, observando la normativa sectorial
y ambiental y el respeto a los usos y costumbres. En el artículo segundo
refiere “En tanto se implemente la Reglamentación y procedimientos
correspondientes a la licencia, en cumplimiento de la Disposición
Transitoria Octava de la CPE y el DS 0726 d 6 de diciembre de 2010, los
derechos y obligaciones adquiridos por la EPSA establecidos y
aprobados por la ex Superintendencia y actual AAPS mantiene su plena
y absoluta vigencia” (sic) (fs. 118 a 125). Con las atribuciones que le
confiere la ley sectorial RS 03214/10, DDSS 0071 y 0726/10 otorgó el
certificado de licencia (fs. 117).

II.2. AAPOS por nota AAPOS/G.GRAL 095/13 de 10 de julio de 2013, dio


respuesta a la solicitud que hizo el ayllu “Jesús de Machaca” para el
pago de regalías y/o porcentaje por la utilización de las aguas ubicadas
en ese sector, indicándoles que para dar curso a su pedido se tendría
que modificar la Constitución Política del Estado, la Ley 2066 de 11 de
abril de 2000 y el Contrato de concesión, hoy licencia firmado entre
AAPOS y el Estado, y AAPOS no tiene atribución ni competencia para
realizarlo. Asimismo, en procura de efectuar medidas necesarias para la
protección del medio ambiente, los recursos naturales, el consumo
humano y animal de agua precautelando la salud de los habitantes del
Ayllu, pidieron que les remita datos, como planos topográficos y
cartográficos, número de habitantes, proyectos de provisión de servicio
de agua potable, propuestas de otros proyectos enmarcados en la
protección del medio ambiente (fs. 213).

II.3. Por nota DAJ-JMI-38/14 de 12 de mayo de 2014, el Gerente General de


la empresa minera Jungie Mining Industry S.R.L., a requerimiento del
Fiscal Departamental de Potosí, informó que su empresa tiene suscrito
el contrato para el uso y provisión de agua por parte del ayllu “Santiago
de Machaca” Distrito 16 a través del Testimonio 398/2011 de 30 de
septiembre, motivo por el cual la empresa instaló una tubería con un
recorrido de 13 km aproximadamente (fs. 225). La empresa Manquiri
mediante nota de 13 de mayo de 2014, atendiendo el requerimiento
fiscal, adjunto el Convenio suscrito con el ayllu “Santiago de Machaca” y
las comunidades de Calamarca y la Esquinas, para el uso y
aprovechamiento comunitario de las aguas de la región y prestación de
servicios de agua potable e industrial (fs. 230 a 235).

II.4. De fs. 297 a 312, cursa muestrario fotográfico del ayllu “Jesús de
Machaca”, donde se evidencia a comunarios sacando agua del pozo y
tuberías de distribución de agua potable.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El Ayllu accionante mediante sus representantes, señalan que la autoridad


demandada, vulneró sus derechos colectivos, como la consulta al haber omitido
su participación en el proceso de adecuación de concesiones y contratos de
explotación de recursos de su territorio y los derechos difusos como la libre
determinación y territorialidad, a ser parte de la estructura general del Estado,
a la protección de sus lugares sagrados, a vivir en un medio ambiente sano, a
la participación en los beneficios de la explotación de los recursos naturales en
sus territorios, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales
renovables existentes en su territorio, a la participación en los órganos e
instituciones del Estado y al acceso al agua; por cuanto: 1) Se apropiaron de
sus aguas sin dotarles a su comunidad del suministro básico de agua potable;
2) Venden ilegalmente sus aguas residuales a las empresas mineras, sin
compartir los beneficios; 3) Se les niega ser parte del Directorio; y, 4) Omitieron
la consulta y participación de su Ayllu en la gestión de sus lagunas y el proceso
de adecuación de su concesión a la Constitución Política del Estado.

En consecuencia, corresponde analizar, en revisión, si tales argumentos son


evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción popular

El art. 135 de la CPE, establece: “La Acción Popular procederá contra


todo acto u omisión de las autoridades o de personas individuales o
colectivas que violen o amenacen con violar derechos e intereses
colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la
seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y otros de
similar naturaleza reconocidos por esta Constitución” (las negrillas son
nuestras); establece además las reglas generales de su procedimiento
en el art. 136 de la misma Constitucioón, al expresar “I. La Acción
Popular podrá interponerse durante el tiempo que subsista la
vulneración o la amenaza a los derechos e intereses colectivos. Para
interponer esta acción no será necesario agotar la vía judicial o
administrativa que pueda existir. II. Podrá interponer esta acción
cualquier persona, a título individual o en representación de una
colectividad y, con carácter obligatorio, el Ministerio Público y el
Defensor del Pueblo, cuando por el ejercicio de sus funciones tengan
conocimiento de estos actos. Se aplicará el procedimiento de la Acción
de Amparo Constitucional”.

Sobre la base de las normas constitucionales citadas y la labor


hermenéutica realizada al respecto, la jurisprudencia constitucional ha
determinado el alcance de los derechos e intereses colectivos objeto de
protección de la acción popular, haciendo una diferenciación entre los
intereses y derechos colectivos, los intereses y derechos difusos y los
intereses de grupo o intereses individuales homogéneos. La
SC 1018/2011-R de 22 de junio, esquematizando estos tres casos, cuyo
elemento común es la existencia de una pluralidad de personas,
interpretó de la siguiente manera:

i) Los intereses y derechos colectivos se distinguen porque son


intereses comunes a un grupo o colectividad, cuyos miembros tienen
una vinculación común, por ello se encuentra claramente determinado,
así menciona el derecho a la libre determinación y
territorialidad, previsto en el art. 30.II.4 de la CPE, como un
derecho colectivo, por cuanto el titular es una nación y pueblo
indígena originario campesino, un grupo determinado cuyos miembros
tienen una vinculación común.

ii) Los intereses y derechos difusos cuya titularidad no descansa en


un grupo o colectividad determinada, sino que se encuentran difundidos
o diseminados entre todos los integrantes de una comunidad,
mencionando para cuyo efecto al derecho al medio ambiente
previsto en el art. 33 de la CPE, que se constituye en un
derecho difuso, por cuanto la titularidad del mismo descansa en todas
y cada una de las personas y, por lo mismo no existe un grupo o una
colectividad claramente determinada, es necesario destacar de los
casos precedentes las características de ser transindividuales e
indivisibles, porque los intereses incumben a una colectividad y la lesión
o satisfacción de uno de los interesados incumbe a los demás; y,

iii) Los intereses de grupo o intereses individuales


homogéneos, en este caso el interés que persigue cada una de ellas
es individual, no colectivo ni difuso, es decir, se trata de derechos o
intereses individuales que tienen un origen común, denominándose por
ello intereses accidentalmente colectivos, por lo que se demandan la
satisfacción de sus intereses individuales para que se les reconozca el
perjuicio ocasionado y se les pague la indemnización que corresponda,
la suma de intereses individuales configura la llamada acción de grupo.

Concluyendo expresamente que la citada Sentencia Constitucional


señaló: “…la acción popular protege, además de derechos e
intereses colectivos, derechos e intereses difusos -ambos
contenidos bajo el nomen iuris “Derechos Colectivos”- y, en ese sentido,
cualquier persona perteneciente a colectividad o comunidad afectada
puede presentar esta acción que, como su nombre indica, es popular.

…los intereses de grupo no encuentran protección en la acción popular,


pues, como se tiene señalado, en esos casos no existe un interés
común -colectivo ni difuso-, sino un interés individual que, en todo
caso, podrá ser tutelado a través de la acción de amparo constitucional,
previa unificación de la representación” de la Sentencia Constitucional
citada” (las negrillas son ilustrativas).

III.2. La integración del derecho al agua en la acción popular

Conforme a la atribución conferida por el art. 196 de la Ley


Fundamental, de una interpretación gramatical de la norma
determinada en el art. 135 Constitucional, se infiere cuatro situaciones:
a) Los derechos e intereses colectivos o difusos objeto de
protección constitucional explícita por la acción popular son: el
patrimonio, el espacio, la seguridad pública, la salubridad pública y el
medio ambiente (intereses difusos estrictu sensu, conforme a la SC
1018/2011);

b) Pueden ser objeto de protección, otros derechos de similar


naturaleza, es decir, de carácter colectivo o difuso -diferentes a los
explícitamente enunciados -que sean integrados a partir del texto
de la Constitución formal o de los instrumentos internacionales
de Derechos Humanos que conforman el bloque de
constitucionalidad (art. 410.II de la CPE), como por ejemplo el
derecho a la paz, previsto en el art. 10.I de la CPE e integrado como tal
en la SC 1018/2011-R de 22 de junio.

c) También pueden ser objeto de protección otros derechos e


intereses colectivos o difusos, por estar relacionados o
vinculados con: 1) los explícitamente previstos como son: el
patrimonio, el espacio, la seguridad pública, la salubridad pública y el
medio ambiente; o con: 2) otros integrados a partir del texto de la
Constitución formal o de los instrumentos internacionales de Derechos
Humanos.

Cabe resaltar que en los supuestos b y c, el reconocimiento de los


derechos colectivos o difusos debe estar necesariamente previsto en la
Constitución Política del Estado formal y/o en los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos que forman parte del bloque de
constitucionalidad (art. 410.II de la CPE); lo que excluye a otros
derechos contemplados en la ley o en disposiciones
reglamentarias.

La previsión constitucional respecto al supuesto (C), es decir, que


puedan ser objeto de protección otros derechos e intereses
colectivos o difusos, por estar relacionados o vinculados con los
explícitamente previstos en el art. 135 de la CPE, o con los integrados
según la parte final de dicha norma, guarda plena armonía con el
principio de indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos
previstos en el art. 13.I de la CPE y la Declaración y Programa de
Acción de Viena de 1993, que reafirma que todos los derechos son
indivisibles, interrelacionados e interdependientes, en razón a que el
avance de uno facilita el avance de los demás y de la misma manera, la
privación de un derecho afecta negativamente a los demás.
En ese sentido, la acción popular, de acuerdo al texto constitucional
contenido en su art. 135, procede contra todo acto u omisión de las
autoridades o de personas individuales o colectivas que violen o
amenacen con violar derechos e intereses colectivos, relacionados con
el patrimonio, el espacio, la seguridad y salubridad pública, el medio
ambiente y otros de similar naturaleza reconocidos por la Constitución
Política del Estado.

En la presente acción popular lo que se pretende en esencia es la


protección del derecho al agua, en principio corresponde analizar
este tema en la Constitución Política del Estado, a efectos de esclarecer
los siguientes puntos: i) Si el derecho al agua es reconocido como
derecho fundamental; ii) Si, siéndolo, tiene carácter colectivo o
individual o comparte ambas naturalezas; y, iii) Si dependiendo de su
naturaleza colectiva o individual, en aplicación del principio de
interdependencia e indivisibilidad de los derechos y la delimitación del
objeto y ámbito de protección de las acciones de defensa previstas en
la Norma Suprema, condicionan su relación o vinculación con el
patrimonio, el espacio, la seguridad pública, la salubridad pública y el
medio ambiente; o con otros derechos que pudieran incorporarse a
partir del propio texto formal de la Ley Fundamental o de los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Todo ello, a
efecto de establecer en qué supuestos se activa el ámbito de protección
de la acción popular y si en el presente caso, corresponde examinar el
fondo de la problemática.

III.2.1. El derecho al agua en la Constitución Política del


Estado y los instrumentos internacionales parte del
bloque de constitucionalidad

A diferencia de lo que ocurría con la Constitución Política


abrogada, la importancia que le otorga la Constitución
vigente al agua se visualiza desde el Preámbulo, cuando por
una parte establece que la búsqueda del vivir bien
implica el acceso al agua, al trabajo, a la educación, a la
salud y vivienda para todos, basados en los principios de
respeto e igualdad entre todos, soberanía, dignidad,
complementariedad, solidaridad, armonía y equidad; y por
otra advierte, que el pueblo boliviano, de composición plural,
desde la profundidad de la historia, construye el nuevo
modelo de Estado, inspirado en las luchas del pasado, en la
sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las
luchas populares de liberación, en las marchas indígenas,
sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre,
en las luchas por la tierra y territorio.

De ello se desprende, la importancia y la evidente


complejidad que representa el tema del agua en la
Constitución, su reconocimiento como derecho fundamental y
los mecanismos diseñados por ella para su protección y
salvaguarda, conforme se analizará más adelante.

Bajo esas premisas, corresponde señalar que el derecho al


agua, es reconocido por la Norma Suprema como un
derecho fundamental, pero ese reconocimiento y estatus
que le otorga es realizada, al menos, en dos contextos o
aspectos, a saber:

Primer contexto

El derecho al agua vinculado al acceso a los servicios básicos,


configurándose así como, el derecho de acceso al agua
potable (Preámbulo y art. 20.I y III de la CPE) y, por ende,
asociado, vinculado o relacionado bajo el principio de
interdependencia (art. 13.I de la CPE), al derecho a la salud,
a la vivienda, a una alimentación adecuados, entre otros
derechos individuales que tengan que ver con un nivel de
vida adecuado y la vida digna, lo que la Ley Fundamental
denomina el “vivir bien” como finalidad del Estado
(Preámbulo, art. 8.II de la CPE) y fundamento del modelo
económico boliviano (arts. 306.I y 313 de la CPE), o lo que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos llama el derecho
al acceso a una existencia digna.

Esta primera relación e interdependencia entre los derechos


fundamentales individuales señalados -con el fin de
materializar la vida digna, el “vivir bien” y satisfacer las
necesidades básicas de la vida- además, guarda armonía con
el contexto del reconocimiento del derecho de acceso al agua
potable en la Constitución y en algunos instrumentos
internacionales sobre derechos humanos, así en su Título II,
Capítulo Segundo, referido a los Derechos
Fundamentales, y su art. 16.I reconoce que: “Toda persona
tiene derecho al agua y a la alimentación” (las negrillas nos
pertenecen).
A su vez, el art. 20 de la CPE, dispone: “I. Toda persona tiene
derecho al acceso universal y equitativo a los servicios
básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, gas
domiciliario, postal y telecomunicaciones” (las negrillas son
ilustrativas) y el parágrafo III establece: “El acceso al agua y
alcantarillado constituyen derechos humanos, no son objeto
de concesión ni privatización y están sujetos a régimen de
licencias y registros, conforme a ley”.

El derecho de acceso al agua potable, reconocido en varios


instrumentos internacionales sobre derechos humanos, que
forman parte del bloque de constitucionalidad (art. 410.II de
la CPE), también ha sido relacionado, asociado o vinculado
con los derechos a la salud, a la alimentación o nutrición, a la
vivienda, a los servicios sanitarios, entre otros. Por ejemplo:

Dentro del sistema universal de derechos humanos, si bien, el


Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de 19 de diciembre de 1966, -al cual se adhirió el
Estado mediante DS 18950 de 17 de mayo de 1982-, no
establece expresamente el derecho de acceso al agua
potable, sin embargo, el Comité de Derechos Económicos
Sociales y Culturales de Naciones Unidas, órgano encargado
de la interpretación de este instrumento internacional, en la
Observación General 15 a partir de la interpretación de los
arts. 11 y 12 del Pacto, entendió que el derecho al agua es
un derecho humano que deriva del derecho a un nivel o
calidad de vida adecuada y del derecho a la salud, siendo
indispensable para asegurar condiciones humanas mínimas
de existencia, expresando: “En el párrafo 1 del artículo 11 del
Pacto se enumeran una serie de derechos que dimanan del
derecho a un nivel de vida adecuado, 'incluso alimentación,
vestido y vivienda adecuados' y son indispensables para su
realización. El uso de la palabra 'incluso' indica que esta
enumeración de derechos no pretendía ser exhaustiva. El
derecho al agua se encuadra claramente en la
categoría de las garantías indispensables para
asegurar un nivel de vida adecuado, en particular porque
es una de las condiciones fundamentales para la
supervivencia. (...) El derecho al agua también está
indisolublemente asociado al derecho al más alto nivel posible
de salud (párrafo 1 del artículo 12) y al derecho a una
vivienda y una alimentación adecuadas (párrafo 1 del artículo
11). Este derecho debe considerarse conjuntamente con
otros derechos consagrados en la Carta Internacional de
Derechos Humanos, en primer lugar el derecho a la vida y a
la dignidad humana”.

En la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y


aprobada por el Estado Boliviano mediante Ley 1152 de 14
de mayo de 1990, en el art. 24 señala expresamente:

“1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al


disfrute del más alto nivel posible de salud...
2. Los Estados Partes asegurarán la plena aplicación de este
derecho y, en particular, adoptarán las medidas apropiadas
para:

(…)

c) Combatir las enfermedades y la malnutrición (…)


mediante, entre otras cosas, (...) el suministro de
alimentos nutritivos adecuados y agua potable
salubre...;

(…)

e) Asegurar que todos los sectores de la sociedad, y en


particular los padres y los niños, conozcan los principios
básicos de la salud y la nutrición de los niños, las ventajas de
la lactancia materna, la higiene y el saneamiento ambiental y
las medidas de prevención de accidentes, tengan acceso a la
educación pertinente y reciban apoyo en la aplicación de esos
conocimientos...” (las negrillas son nuestras).

Del mismo modo, la Convención Sobre la Eliminación de


Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer,
aprobada en 1979, aprobada por Ley 1100 de 15 de
septiembre de 1989, en el art. 14.2. h) establece: “Los
Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales
a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres
y mujeres, su participación en el desarrollo rural y en sus
beneficios, y en particular le asegurarán el derecho a: h)
Gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en
las esferas de la vivienda, los servicios sanitarios, la
electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y
las comunicaciones” (las negrillas fueron añadidas).

Por otra parte, la Convención sobre los Derechos de las


Personas con Discapacidad de 2006 y ratificada por Ley 4024
de 15 abril de 2009, en su art. 28 inc.a) establece: “Los
Estados Partes reconocen el derecho de las personas con
discapacidad a la protección social y a gozar de ese derecho
sin discriminación por motivos de discapacidad, y adoptarán
las medidas pertinentes para proteger y promover el ejercicio
de ese derecho, entre ellas: a) Asegurar el acceso en
condiciones de igualdad de las personas con discapacidad a
servicios de agua potable y su acceso a servicios,
dispositivos y asistencia de otra índole adecuados a precios
asequibles para atender las necesidades relacionadas con su
discapacidad” (las negrillas son ilustrativas).

De igual forma, en el ámbito regional, si bien en la


Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de
San José de Costa Rica, aprobada por el Estado mediante Ley
1430 de 11 de febrero de 1993, no se menciona
expresamente la obligación, de proporcionar acceso al agua
potable y servicios de saneamiento, ocurriendo lo propio con
el Protocolo Adicional de la mencionada Convención en
materia de derechos económicos, sociales y culturales
(Protocolo de San Salvador) de 1988, ratificado por Ley 3293
de 12 de diciembre de 2005; empero, del art. 11 de este
último instrumento que señala “Toda persona tiene derecho a
vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios
públicos básicos”, se infiere que el acceso al agua potable,
como servicio básico está implícito en dicha norma.

En este primer contexto, es posible reflexionar sobre algunos


ejemplos de protección del derecho al agua, a saber:

1. Cuando se busca la protección del derecho al agua contra


cortes arbitrarios e ilegales por parte del Estado, personas
físicas o jurídicas particulares y/o empresas proveedoras del
servicio, entre otras, que cortan el suministro de agua para
obligar a su pago, para abandonar sus viviendas o como
mecanismos de coacción.

Esta problemática ha sido resuelta por la justicia


constitucional en las siguientes sentencias constitucionales a
través de la acción de amparo constitucional, como son: (SC
0014/2007-R, corte de agua potable por sindicato campesino
con el argumento de que no participó en las labores de la
comunidad), (SC 562/2007-R, corte de agua por propietario,
con el argumento de que inquilino no pago el alquiler), (SC
0470/2003-R, corte de agua por decisión de cabildo abierto
para presionar a suscribir acuerdos) y (SC 0797/2007-R, corte
de agua por empresas de servicios proveedoras como
mecanismo de presión), entre muchas otras.

2. Otro ejemplo, podría darse cuando se busca la protección


contra la no discriminación en el acceso al agua
potable. Por discriminación se entiende toda distinción,
exclusión o restricción hecha en razón de características
específicas de la persona, como la raza, la religión, la edad o
el sexo, y que tiene por efecto o finalidad menoscabar o
anular el reconocimiento, disfrute o ejercicio de los derechos
humanos y las libertades fundamentales (art. 14.II de la
CPE). La discriminación en el acceso al agua potable
puede ser a través de las leyes, políticas públicas o
medidas/actos discriminatorios excluyentes. Este
supuesto se sustenta en razón a que el agua y los servicios
básicos de agua potable (art. 20.I de la CPE) deben ser
accesibles a todos, con mayor razón a los sectores
más vulnerables, marginados y desprotegidos de la
población, sin discriminación alguna como por
ejemplo las poblaciones rurales, campesinas y zonas
de naciones y pueblos indígenas, originario,
campesinos.

En este caso, atendiendo la fuente (ley, política pública o acto


administrativo) que origina la discriminación en el derecho de
acceso al agua, se deberá activar la acción de defensa que
corresponda, atendiendo su naturaleza y el objeto de la
misma.

Segundo contexto

El derecho al agua vinculado, relacionado o asociado, bajo el


principio de interdependencia (art. 13.I de la CPE) al
derecho al medio ambiente, saludable, protegido y
equilibrado (Preámbulo y art. 33 de la CPE), en razón a que
la protección de este último derecho, implica a su vez, la
protección, conservación, preservación, restauración, uso
adecuado y sustentable de los recursos hídricos (arts. 373 y
ss de la CPE) así como de los ecosistemas asociados a ellos,
sujetos a los principios de solidaridad, complementariedad,
reciprocidad, equidad, diversidad y sustentabilidad (art. 373.I
in fine de la CPE).

En este segundo contexto, la relación, asociación o


vinculación del derecho al agua con el medio ambiente,
también es coherente con la ubicación que le otorga la
Constitución Política del Estado.

Así, en el Capítulo Segundo, del Título II, Cuarta Parte,


Estructura y Organización Económica del Estado, referido a
los Recursos Naturales, el art. 348.I de la CPE, estipula:
“Son recursos naturales los minerales en todos sus estados,
los hidrocarburos, el agua, el aire, el suelo y el subsuelo, los
bosques, la biodiversidad, el espectro electromagnético y
todos aquellos elementos y fuerzas físicas susceptibles de
aprovechamiento” y su parágrafo II, dispone: “Los recursos
naturales son de carácter estratégico y de interés público
para el desarrollo del país” (las negrillas nos pertenecen);
estando en el Capítulo Quinto (arts. 373 y ss), toda la
regulación respecto a los Recursos Hídricos.

Es decir, que en este segundo contexto, el derecho al agua


en su relación con el derecho al medio saludable,
protegido y equilibrado, está circunscrito por ejemplo a
problemáticas referidas a: la contaminación (y que de ello,
por ejemplo, derive en graves consecuencias a la salubridad
pública, entre otros), sobreexplotación (uso irracional y el
aprovechamiento no sustentable del recurso hídrico,
reducción de los niveles de agua subterránea, desaparición
de fuentes de agua superficial, etc.), discriminación
(desigualdad en la distribución de los recursos hídricos y por
tanto discriminación a ciertos sectores de la población por
ejemplo por construcción de presas que dejan moribundos a
los ríos), entre otras.

De otro lado y en este mismo contexto, la Constitución


Política del Estado, en el caso de las naciones o pueblos
indígenas originarios campesinos, hace una
consideración especial, sobre el derecho, el manejo y
la gestión sustentable del agua, señalando lo que sigue:

“Artículo 374.

I. El Estado protegerá y garantizará el uso prioritario del


agua para la vida. Es deber del Estado gestionar, regular,
proteger y planificar el uso adecuado y sustentable de los
recursos hídricos, con participación social, garantizando el
acceso al agua a todos sus habitantes. La ley
establecerá las condiciones y limitaciones de todos los usos.

II. El Estado reconocerá, respetará y protegerá los usos


y costumbres de las comunidades, de sus autoridades
locales y de las organizaciones indígena originaria campesinas
sobre el derecho, el manejo y la gestión sustentable
del agua” (las negrillas y el subrayado es nuestro).

“Artículo 375.

I. Es deber del Estado desarrollar planes de uso,


conservación, manejo y aprovechamiento sustentable de las
cuencas hidrográficas.

II. El Estado regulará el manejo y gestión sustentable


de los recursos hídricos y de las cuencas para riego,
seguridad alimentaria y servicios básicos, respetando los
usos y costumbres de las comunidades.

III. Es deber del Estado realizar los estudios para la


identificación de aguas fósiles y su consiguiente protección,
manejo y aprovechamiento sustentable” (las negrillas son
ilustrativas).

De las normas constitucionales glosadas se infiere que es


obligación del Estado proveer agua a todos sus
habitantes (art. 374.I de la CPE) y, con ello, materializar el
derecho de acceso al agua, empero, ese deber de ninguna
manera puede afectar, los derechos que poseen las
naciones y pueblos indígenas originarios, sobre los
usos y costumbres en el uso, aprovechamiento y
conservación del recurso hídrico (arts. 375.I y II de la
CPE), en respeto al derecho a la libre determinación y
territorialidad (art. 30.II.4 de la CPE), sin embargo, ello no
quiere decir que las naciones o pueblos indígenas, originario,
campesinos (NPIOC), tengan la propiedad de los recursos
hídricos del Estado Boliviano, por cuanto el derecho a la libre
determinación y territorialidad, debe ser ejercido en el marco
de la Unidad del Estado, conforme claramente lo estipulan los
arts. 2 y 30.II.4 de la CPE.

Además, es la propia Ley Fundamental que claramente señala


en su art. 30.II.17, que en el marco de la unidad del Estado y
de acuerdo con ésta las NPIOC gozan del derecho a: “A la
gestión territorial indígena autónoma, y al uso y
aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales
renovables existentes en su territorio sin perjuicio de los
derechos legítimamente adquiridos por terceros” (las negrillas
fueron añadidas), lo que excluyen los recursos hídricos que
son recursos naturales no renovables, denominados “recursos
finitos” en el art. 373.II de la CPE, estando, sobre estos
recursos, la previsión constitucional contenida en el art.
30.II.15 de la CPE, sobre el derecho a ser consultados
mediante procedimientos apropiados, y en particular a través
de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectarles.

III.2.2. El deber del Estado de promover, proteger y respetar


el derecho fundamental al agua

La Constitución Política del Estado, señala: “art. 13.I. Los


derechos reconocidos por esta Constitución son inviolables,
universales, interdependientes, indivisibles y progresivos. El
Estado tiene el deber de promoverlos, protegerlos y
respetarlos” (las negrillas son ilustrativas).

Al respecto La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones


Unidas para los Derechos Humanos, en su Informativo No.
35, sobre los tres deberes que tiene el Estado de: 1)
respetar; 2) proteger; y, 3), promover, también denominado
como obligación de realizar o cumplir, ha sostenido que: “Las
obligaciones de los Estados se dividen en tres categorías, a
saber, las obligaciones de respetar, de proteger y de realizar
o promover.

La obligación de respetar
La obligación de respetar exige a los Estados que se
abstengan de obstaculizar directa o indirectamente el goce
del derecho al agua.

Por ejemplo, los Estados deberán abstenerse de: contaminar


los recursos hídricos; efectuar cortes arbitrarios e ilegales de
los servicios de agua y saneamiento; reducir el suministro de
agua potable a los asentamientos precarios para satisfacer la
demanda de las zonas más ricas; destruir los servicios y la
infraestructura de abastecimiento de agua como medida
punitiva durante un conflicto armado; o agotar los recursos
de agua que los pueblos indígenas utilizan para beber.

La obligación de proteger

La obligación de proteger exige a los Estados que impidan a


terceros toda injerencia en el disfrute del derecho al
agua.

Los Estados deberían adoptar legislación u otras


medidas para asegurarse de que los agentes privados por
ejemplo, la industria, los proveedores de agua u otras
personas acaten las normas de derechos humanos
relacionadas con el derecho al agua. Por ejemplo, los Estados
deberían adoptar las medidas legislativas y de otra índole
necesarias para garantizar que terceros no efectúen cortes
arbitrarios e ilegales de los servicios de agua y saneamiento;
las comunidades estén protegidas contra la extracción
insostenible, por terceros, de los recursos de agua que
necesitan para beber; la seguridad física de las mujeres y los
niños no se vea amenazada cuando van a recoger agua o
utilizan servicios de saneamiento situados fuera del hogar; las
leyes y prácticas relativas a la propiedad de la tierra no
impidan a las personas y las comunidades acceder a agua
potable; y los terceros que controlen o administren los
servicios de abastecimiento de agua no comprometan el
acceso físico asequible y en condiciones de igualdad a una
cantidad suficiente de agua potable.

La obligación de realizar

La obligación de realizar exige a los Estados que adopten


medidas legislativas, administrativas,
presupuestarias, judiciales, de promoción y de otra
índole, adecuadas para hacer plenamente efectivo el derecho
al agua.

Los Estados deben, entre otras cosas, adoptar una política


nacional sobre los recursos hídricos que dé prioridad en la
gestión del agua a los usos personales y domésticos
esenciales; defina los objetivos de la extensión de los
servicios de abastecimiento de agua, centrándose en los
grupos desfavorecidos y marginados; determine los recursos
disponibles para cumplir esos objetivos; especifique la forma
más rentable de utilizarlos; indique las responsabilidades y los
plazos para llevar a la práctica las medidas necesarias; y
vigile los resultados, garantizando una reparación adecuada
en caso de violación.

En virtud de la obligación de realizar, los Estados deben


también, progresivamente y en la medida que lo permitan los
recursos disponibles, hacer extensivos los servicios de
agua y saneamiento a los grupos vulnerables y
marginados, aumentar la asequibilidad de los
servicios de agua y saneamiento, y velar por una
educación apropiada sobre el uso correcto del agua y
los servicios de saneamiento, la protección de las
fuentes de agua y los métodos para reducir al mínimo
el desperdicio” (las negrillas y el subrayado fueron
añadidos)

Del mismo modo, el Pacto Internacional de Derechos


Económicos, Sociales y Culturales, en el art. 2.1 estipula:
“Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se
compromete a adoptar medidas, tanto por separado como
mediante la asistencia y la cooperación internacionales,
especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los
recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por
todos los medios apropiados, inclusive en particular la
adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los
derechos aquí reconocidos”.

En efecto, si bien la obligación de todos los órganos del poder


público es el de respetar, proteger y promover o realizar
los derechos fundamentales, esta obligación debe ser
entendida atendiendo, sus diferentes roles, que la
propia Constitución les asigna y diferencia.
Así la obligación del legislador de respetar, proteger y
promover el derecho al agua es a través de medidas
legislativas, desarrollando legislativamente este derecho, o
absteniéndose de aprobar proyectos de leyes presuntamente
inconstitucionales por menoscabar el mismo. Del ejecutivo, a
través de medidas reglamentarias, administrativas,
presupuestarias, políticas públicas, y del órgano de control de
constitucionalidad, (Tribunal Constitucional Plurinacional),
realizar el control de constitucionalidad y defender
jurisdiccionalmente la Ley Fundamental, normativa y
axiológica; es decir, en el tema que se analiza, controlar si los
poderes públicos, por acción u omisión, desarrollan leyes,
asumen medidas administrativas, presupuestarias o políticas
públicas que vulneran el derecho al agua o pasando por alto
su obligación, vulneran este derecho fundamental por
omisión.

Es decir, será el Tribunal Constitucional Plurinacional, como


órgano encargado de control de constitucionalidad y la
protección de los derechos fundamentales el que
materializará y dará vigencia al principio de eficacia directa de
los derechos fundamentales contenido en la cláusula del art.
109.I de la CPE, que señala: “Todos los derechos reconocidos
en la Constitución son directamente aplicables y gozan de
iguales garantías para su protección”, controlando todos los
actos del poder público o particulares que tiendan a restringir
o menoscabar los mismos.

Este tema, fue desarrollado por el Tribunal Constitucional


anterior, a partir de la doctrina de la doble dimensión
de los derechos fundamentales, es decir, de un lado su
alcance de derecho subjetivo y, de otro, su dimensión
objetiva.

La SC 0052/2002, de 27 de junio, señaló que:

“…el reconocimiento constitucional de los derechos


fundamentales persigue crear y mantener las condiciones
básicas para asegurar el desarrollo de la vida del hombre en
libertad, en condiciones compatibles con la dignidad humana;
asignándole, como garantía de su eficacia, la calidad de
derechos subjetivos; sin embargo, conviene precisar, que los
derechos fundamentales, conforme a la normativa
constitucional antes aludida, no sólo garantizan derechos
subjetivos de las personas, sino también principios objetivos
básicos del orden constitucional, que influyen de manera
decisiva sobre el ordenamiento jurídico en su conjunto,
legitimando y limitando el poder estatal, creando así un
marco de convivencia humana propicio para el desarrollo libre
de la personalidad; conforme a lo cual, el legislador está
llamado a crear las condiciones propicias para el logro de los
fines antes aludidos; en consecuencia, le está vedado actuar
en sentido inverso.

V.3. Desde una interpretación gramatical, necesaria por lo demás,


se tiene que el vocablo "alterar", desde el punto de vista
semántico, significa "cambiar la esencia o forma de una cosa"
(Cfr. Diccionarios: de la Real Academia Española, y Jurídico
de Manuel Ossorio).

V.4. De lo anterior se extrae que al legislador ordinario le está


vedado vaciar de contenido al derecho fundamental objeto de
la regulación; lo cual puede presentarse cuando el derecho
queda sometido a restricciones que lo vuelven impracticable o
lo dificultan de tal manera que se vuelve ineficaz, al
despojarlo de la protección que la norma constitucional le
asigna, convirtiéndolo en una simple declaración formal, o
dicho en palabras de la doctrina y jurisprudencia de este
Tribunal, la regulación no debe privarle de su contenido
esencial; sin embargo, corresponde precisar que con la
expresión "contenido esencial", no debe entenderse como
que se predique que los derechos fundamentales tengan un
contenido principal y otro accesorio, y que por lo tanto la
esfera vedada a toda limitación sea la primera y no la
segunda, sino simplemente que no se lo prive de sus
caracteres que lo hacen reconocible como tal. Conforme a
esto, todos los caracteres que integran el contenido del
derecho en cuestión, son esenciales”.

Sobre la doble dimensión del derecho al agua, es decir,


de un lado su alcance de derecho subjetivo y, de otro,
su dimensión objetiva, la Corte Constitucional de
Colombia, en la Sentencia C-220/11, ha entendido que:
“Como derecho fundamental, el derecho al agua tiene
tanto un alcance subjetivo como objetivo. Como
derecho subjetivo, la tutela del derecho al agua puede ser
reclamada ante las instancias judiciales en escenarios de
vulneración tanto por parte del Estado como por parte de
particulares, especialmente cuando se trata de agua para
consumo humano. El reconocimiento de su naturaleza
subjetiva ha dado lugar, por ejemplo, al desarrollo de una
línea jurisprudencial amplia de protección por medio de la
acción de tutela.

La titularidad del derecho al agua como derecho subjetivo


está en cabeza tanto de los individuos como de la
comunidad; por ello la jurisprudencia ha precisado que este
derecho comparte la naturaleza de derecho individual y
colectivo. El derecho al agua es un derecho colectivo,
por ejemplo, respecto de la obligación de protección y
conservación de las fuentes hídricas para las
generaciones futuras. Estas obligaciones serán, en
consecuencia, reclamables por medio de acciones
judiciales como las acciones populares (las negrillas y el
subrayado nos pertenecen).

La dimensión objetiva de los derechos fundamentales hace


referencia a su poder vinculante frente a todos los poderes
públicos. En efecto, los derechos fundamentales constituyen
un sistema de valores positivizado por la Constitución que
guía las decisiones de todas las autoridades, incluido el
Legislador.

Dada esta doble dimensión de los derechos, la Corte ha


reconocido que su realización depende tanto de la actividad
judicial, como de la existencia de leyes, normas
administrativas y, en general, de políticas públicas que
desarrollen sus contenidos y prevean mecanismos de
seguimiento y vigilancia de la realización de los derechos.

Al respecto la Corte expresó lo siguiente en la sentencia


T-704 de 2006: 'Que los derechos constitucionales
fundamentales se consignen en documentos jurídicos
significa un gran paso en orden a obtener su cumplimiento,
pero no es suficiente. Es preciso el despliegue de todo un
conjunto de medidas, tareas y actuaciones por parte del
Estado - tanto en el nivel nacional como en el territorial-
orientadas a garantizar la plena efectividad de estos derechos
en la práctica. La Carta Democrática redactada en el marco
de la Organización de los Estados Americanos, por ejemplo,
se ha pronunciado también en esa dirección y ha resaltado la
necesidad de procurar las condiciones y de ambientar las
circunstancias para lograr la efectividad de la democracia en
la realidad. Lo expresado en la Carta Democrática
Interamericana reviste especial importancia por cuanto
constituye una forma de que los ciudadanos comprendan
cómo cuestiones conectadas con la teoría general son
proyectadas en documentos políticos con amplios alcances”.

Sobre el mismo punto, la Corte señaló lo que sigue en la


Sentencia T-418 de 2010: “La protección y garantía adecuada
de las dimensiones prestacionales de los derechos
fundamentales constitucionales, bien sean de libertad, bien
sean sociales, depende en buena parte de las políticas
públicas que, dentro del orden constitucional vigente, sean
diseñadas, elaboradas, implementadas, evaluadas y
controladas, en un contexto de democracia participativa”.

En consecuencia, es una obligación del legislador expedir


leyes dirigidas a la realización de los derechos fundamentales
al agua y a un ambiente sano en todos los órdenes (social,
económico, político, cultural, etc.), no solamente en el
contexto de controversias subjetivas que se sometan a la
jurisdicción. Esas leyes deben estar acompañadas de
mecanismos administrativos, políticos, económicos y de otra
índole que hagan realidad sus cometidos, así como de
instrumentos de seguimiento, vigilancia y control de la
adecuada actuación de todos los poderes públicos desde una
perspectiva de derechos.

El derecho fundamental al agua potable en la jurisprudencia


de la Corte Constitucional en Colombia. En torno a los
derechos fundamentales prestacionales -el acceso al agua
potable es un derecho de este tipo- a partir de la Sentencia
SU-225-98 la Corte Constitucional ha adoptado la tesis de que
los derechos fundamentales de carácter prestacional tienen
un doble contenido. En primer lugar, se componen de un
núcleo esencial mínimo, no negociable en el debate
democrático, que otorga derechos subjetivos directamente
exigibles mediante la acción de tutela. En segundo
término, se integran de una zona complementaria,
que es definida por los órganos políticos atendiendo a
la disponibilidad de recursos y a las prioridades
políticas coyunturales.

III.2.3. La protección del derecho al agua en la acción popular


y en la acción de amparo

Todo lo anteriormente desarrollado deja advertir que el


reconocimiento constitucional e internacional del derecho al
agua, demuestra la amplitud, progresión y complejidad en la
forma de comprender este derecho en razón a que el
derecho al agua comparte la naturaleza de derecho
individual y de colectivo o difuso.

Consecuentemente, el derecho al agua, será objeto de


protección a través de la acción popular, sólo en su
naturaleza de derecho colectivo o interés difuso, es
decir, cuando esté vinculado al derecho al medio
ambiente, saludable, protegido y equilibrado (art. 33 de la
CPE), en razón a que la protección de éste derecho, implica a
su vez, la protección, conservación, preservación,
restauración, uso adecuado y sustentable de los recursos
hídricos (arts. 373 y ss. de la CPE) así como de los
ecosistemas asociados a ellos, sujetos a los principios de
soberanía, solidaridad, complementariedad, reciprocidad,
equidad, diversidad y sustentabilidad (art. 373.I in fine de la
CPE), o asociado a la salubridad pública y siempre y
cuando su eficacia directa (art. 109.I de la CPE) se
circunscriba a controlar si los poderes públicos (ejecutivo,
legislativo o judicial), por acción u omisión, desarrollan leyes,
asumen medidas administrativas, presupuestarias o políticas
públicas que vulneran el derecho al agua o pasando por alto
su obligación, lesionando el mismo como derecho
fundamental por omisión.

En ese contexto, y como se tiene señalado precedentemente


el derecho al agua encuentra protección en la acción popular
solo en su naturaleza de derecho colectivo o interés difuso
cuando esté vinculado o asociado entre otros, a la salubridad
pública, en ese sentido el autor José Antonio Rivera
Santiváñez, ha definido la salubridad pública como: “'…el
elemento esencial del derecho a la salud, que obliga al
Estado a adoptar políticas de orden legislativo administrativo
para crear las condiciones básicas y necesarias para que
todas las personas que integran una colectividad humana
puedan vivir lo más saludablemente posible. Las condiciones
básicas y necesarias comprenden, entre otras, la
disponibilidad garantizada de servicios de salud brindados por
el Estado; condiciones saludables y seguras de trabajo;
vivienda adecuada; servicios de saneamiento básico,
como el agua potable y alcantarillado; servicios de
energía eléctrica y telefonía; y alimentos sanos nutritivos.

(…) A los fines de la protección que brinda la Acción Popular,


se entiende por derecho a la salubridad pública, la potestad y
facultad que tienen todas las personas que integran una
colectividad o comunidad humana para exigir y recibir del
Estado aquellas prestaciones básicas y necesarias para vivir
saludablemente, preservando su dignidad humana.

Este derecho colectivo a la salubridad pública, en el sistema


constitucional boliviano, tiene su base en las normas
previstas por la Ley Fundamental, en sus arts. 8.II, 9.2 y 5,
13.II, 14.III, 16, 18, 20, 35, 36 y 37 de otro lado en las
disposiciones previstas por el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en sus arts. 11 y
12'” (SCP 2028/2013 de 13 de noviembre).

En el mismo sentido, el derecho de acceso al agua


potable, será objeto de protección a través de la acción
de amparo constitucional, únicamente en su carácter
de derecho individual, vinculado al derecho de acceso
a los servicios básicos, configurándose así como, el
derecho de acceso al agua potable (Preámbulo y art. 20.I
y III) y, por ende, asociado, vinculado o relacionado bajo el
principio de interdependencia (art. 13.I de la CPE) al derecho
a la salud, a la vivienda, a una alimentación adecuados, entre
otros derechos individuales que tengan que ver con un nivel
de vida adecuado y la vida digna, lo que la Constitución
denomina el “vivir bien” como finalidad del Estado
(Preámbulo, art. 8.II de la CPE) y fundamento del modelo
económico boliviano (arts. 306.I y 313 de la CPE), o lo que la
Corte Interamericana de Derechos Humanos llama el derecho
al acceso a una existencia digna.

En este caso, el derecho de acceso al agua potable


puede ser ejercido en forma individual, o también a través de
las sumatoria de intereses individuales homogéneos, previa
unificación de la representación, lo que la doctrina denomina
como intereses de grupo, a través de la acción de amparo.
Así lo entendió la SC 1018/2011-R “…los intereses de grupo
no encuentran protección en la acción popular, pues, como
se tiene señalado, en esos casos no existe un interés común
-colectivo ni difuso-, sino un interés individual que, en todo
caso, podrá ser tutelado a través de la acción de amparo
constitucional, previa unificación de la representación”.

III.3. Análisis del caso concreto

En el caso en análisis, el ayllu “Jesús de Machaca” en su condición de


accionante mediante sus representantes sostiene que el Gerente General
de AAPOS vulneró los derechos colectivos y difusos de esa comunidad;
toda vez que, se apropiaron de sus aguas, e inclusive venden de forma
ilegal las aguas residuales a las empresas mineras sin compartir los
beneficios con los comunarios que viven en el Ayllu, y no obstante que
las cañerías pasan a dos metros de sus viviendas ellos no cuentan con el
servicio básico de agua, de igual forma denuncian que no les permiten
ser parte del Directorio de la Entidad, así como también omitieron la
consulta previa y participación del Ayllu en la gestión de sus lagunas y el
proceso de adecuación de su concesión a la Constitución Política del
Estado.

Ahora bien, del impreciso y extenso memorial de demanda, se advierte


que entre los derechos acusados de vulnerados se encuentra el derecho
al agua potable, y en razón a ello solicitan se priorice la instalación de
dicho servicio a todas las familias de la comunidad, acusación que resulta
ser evidente por las pruebas presentadas donde se advierte que
pobladores del ayllu “Jesús de Machaca” están sacando agua de pozos,
siendo que AAPOS provee agua potable a la ciudad de Potosí desde esas
lagunas, denuncia que no fue negada por la parte demandada; esa
realidad material demuestra la vulneración de su derecho a tener acceso
al servicio de agua potable, en razón a que comparte la naturaleza del
derecho individual y de colectivo o difuso, siendo este último objeto de
protección a través de la acción popular, en base a una interpretación
gramatical de la norma establecida en el art. 135 de la CPE, cuando esté
vinculado entre otros a la salubridad pública, al enmarcarse claramente
en la categoría de las garantías indispensables para asegurar un nivel de
vida adecuado, como condición fundamental para la supervivencia; es
decir, que el derecho al agua reclamado en la presente acción, se
constituye en un derecho fundamentalísimo para la vida misma de las
personas, al ser un recurso vital del cual depende el ejercicio de otros
derechos fundamentales como la vida y la salud. En ese sentido, si bien
es obligación del Estado proveer agua a todos sus habitantes y con ello
materializar el derecho de acceso al mismo, como en el ya presente
desde el ayllu “Jesús de Machaca” lugar de origen de los demandantes
se dota del líquido elemento a la ciudad de Potosí; deber que de ninguna
manera puede afectar los derechos de los habitantes de ese lugar,
quienes se ven afectados por no contar con agua potable y con las
debidas condiciones para garantizar la salubridad pública de dicha
comunidad; siendo también obligación del Estado hacer extensivos los
servicios de agua y saneamiento a los grupos vulnerables y marginados;
porque no es posible privar a un pueblo de sus propios medios de
subsistencia.

En el presente caso, al tratarse de una comunidad originaria campesina,


que de por sí se constituye en un sector vulnerable, marginado y
desprotegido de la población, y dada la importancia del derecho de
acceso al servicio básico de agua potable, la autoridad demandada, tenía
la obligación de proveer de este líquido elemento a los comunarios del
citado Ayllu, por cuanto de la prueba aportada se evidencia que la
tubería de agua que transporta a la ciudad de Potosí pasa a dos metros
de sus viviendas, y no utilizar subterfugios señalando que no le
remitieron planos topográficos, cartográficos y el proyecto de provisión
de agua potable; al haber incumplido dicho mandato en su calidad de
Gerente General de AAPOS Potosí, no sólo lesionó el referido derecho,
sino también su derecho a la salubridad pública en cuanto al acceso a las
condiciones básicas y necesarias para vivir saludablemente,
constituyendo una de las condiciones saludables y seguras el acceso a
servicios de saneamiento básico, como el agua potable y alcantarillado,
para preservar su dignidad humana, tal como se tiene expresado en el
Fundamento Jurídico III.2.3 del presente fallo; consiguientemente, al
haberse constatado la vulneración del derecho del Ayllu “Jesús de
Machaca” al agua potable y en consecuencia el derecho a la salubridad
pública corresponde a este Tribunal Constitucional Plurinacional conceder
la tutela impetrada en su dimensión colectiva, al ser de interés común
que afecta a toda la comunidad ahora accionante.

En lo que respecta, a los otros derechos acusados de vulnerados, como


la consulta previa, reconocida a favor de los pueblos indígenas sobre
toda medida legislativa o administrativa susceptible de afectarles y, por
tanto, consideraron que AAPOS debió haberles consultado previamente
para el proceso de adecuación de concesiones y contratos de explotación
de recursos naturales de su territorio; sin embargo, la consulta previa si
bien se trata de un derecho fundamental de carácter colectivo inherente
a los pueblos y naciones indígenas que está directamente vinculado con
el derecho de los miembros de estos pueblos a la tierra, el territorio y
los recursos naturales no renovables, no es menos evidente que es un
deber de carácter obligatorio para el Estado el realizarlas en el marco
del cumplimiento de las obligaciones constitucionales e incluso
internacionales (considerando el bloque de constitucionalidad
reconocido por el art. 410 de la CPE), con el objeto de buscar la paz
social y evitar conflictos sociales que pudieran suscitarse, por lo que el
realizar las consultas resulta necesario en los casos en que existan
proyectos a gran escala o gran impacto, para obtener el consentimiento
de las comunidades que pudieran verse afectadas, es por lo tanto una
obligación indelegable por parte del Estado, en ese sentido se ha
pronunciado la (SCP 300/2012 de 18 de junio); no siendo competencia
de AAPOS que es una entidad que únicamente obtiene licencia de la
AAPS para la prestación del servicio de agua potable y alcantarillado
sanitario y el uso y aprovechamiento del recurso hídrico para proveer
de agua a la ciudad de Potosí, en tal razón no puede convocar para la
realización de la consulta a los habitantes del ayllu “Jesús de Machaca”,
por tanto corresponde denegar la tutela respecto a este derecho
colectivo que tienen los pueblos originarios campesinos.

En relación a su petitorio, ratificado en audiencia pública de la presente


acción popular por uno de los accionantes Martín Tijra López, en su
condición de autoridad del Ayllu señalado, quien fue categórico en su
exposición al manifestar su intención de ser parte del Directorio de
AAPOS y que las ventas supuestamente que realiza esta entidad a las
empresas mineras se comparta los réditos y sea destinado al uso por
parte de la comunidad, petitorios en los que gira toda la presente acción
tutelar; al respecto cabe precisar que en cuanto al primero no se
encuentra dentro de la naturaleza jurídica de la acción popular, por tanto
no corresponde pronunciamiento alguno; en lo que se refiere a la
solicitud de compartir la venta de aguas residuales, que por cierto resulta
ser un aspecto controvertido; toda vez que, existe acusaciones de ambas
partes sobre la venta de esas aguas, que como bien se pronunció en
audiencia el Asesor legal de AAPS como autoridad de regulación y
fiscalización iniciara las investigaciones a fin de establecer
responsabilidades y en su caso si corresponde remitirá al Ministerio
Público, al estar prohibida la venta del agua por la Norma Suprema;
aspecto que el Tribunal Constitucional Plurinacional se ve impedido de
emitir criterio alguno sobre la coparticipación de los beneficios que
solicitan.
Finalmente, resulta necesario aclarar al abogado del Ayllu accionantes
que tanto el Ministerio Público como la Defensoría del Pueblo, a las que
citó como terceros interesados y participaron en esa calidad con sus
intervenciones en la audiencia, estas instituciones gozan de legitimación
activa en la presente acción popular, incluido el Procurador General del
Estado, conforme prevé los arts. 69 del Código Procesal Constitucional
(CPCo) y 136.II de la CPE, induciendo al Tribunal de garantías en error.

Por lo expresado precedentemente, el Tribunal de garantías, al haber


denegado la tutela solicitada, no ha efectuado en forma correcta la compulsa
de los antecedentes y las normas aplicables al mismo.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en


virtud de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional; en revisión, resuelve: REVOCAR la Resolución 08/2014 de 7 de
octubre, cursante de fs. 384 a 388, pronunciada por la Sala Social y
Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Potosí; y, en
consecuencia, CONCEDER en parte, únicamente respecto del derecho al
agua, con el consiguiente acceso del servicio básico de agua potable.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Dr. Macario Lahor Cortez Chavez


MAGISTRADO

Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado


MAGISTRADO

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