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COMPORTAMIENTO, RESISTENCIA Y
DEFORMACIÓN DE ELEMENTOS DE
HORMIGÓN ARMADO SOMETIDOS A
FLEXIÓN.

CATEDRA: HORMIGÓN I
CAPÍTULO 3 -1era.PARTE
2001
Profesor: CARLOS RICARDO LLOPIZ.

FACULTAD DE INGENIERÍA.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO.
MENDOZA. ARGENTINA.
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CONTENIDO.

3.1. INTRODUCCIÓN.

3.2. RELACIONES MOMENTO vs. CURVATURAS.

3.3. SUPOSICIONES BÁSICAS PARA EL COMPORTAMIENTO EN FLEXIÓN.

3.4. BLOQUE DE TENSIONE RECTANGULAR EQUIVALENTE.

3.5. MAXIMA DEFORMACIÓN DEL HORMIGÓN EN COMPRESIÓN.

3.6. ÁREAS COMPRIMIDAS NO RECTANGULARES.

3.7. RESUMEN DE LAS SUPOSICIONES Y RECOMENDACIONES PARA


DETERMINAR LA RESISTENCIA DE SECCIONES SOMETIDAS A
FLEXIÓN. DIFERENCIAS ENTRE LAS NORMAS.

3.8. RESISTENCIA DE MIEMBROS SOMETIDOS A FLEXIÓN SIMPLE. VIGAS.


GENERALIZACIÓN DEL PROBLEMA.

3.9.RESPUESTA DÚCTIL. CONCEPTO DE FALLA BALANCEADA.

3.10. CUANTÍAS MÁXIMAS Y MÍNIMAS DE FLEXIÓN. REDISTRIBUCIÓN DE


ESFUERZOS.

3.11. SECCIONES CON FORMA DE I, L y T.


3.11.1. RESISTENCIA A FLEXIÓN.
3.11.2. ANCHO EFECTIVO EN VIGAS T.
3.11.2.1. ANCHO EFECTIVO EN COMPRESIÓN.
3.11.2.2. ANCHO EFECTIVO EN TRACCIÓN.

3.12. REFERENCIAS.
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3.1. INTRODUCCIÓN.

En este capítulo se introduce al lector en los conceptos fundamentales que


rigen el comportamiento a flexión de los elementos de hormigón armado, las
hipótesis de diseño y análisis, y las prescripciones reglamentarias que se deben
satisfacer. Salvo otra indicación, nos referiremos a vigas y losas de hormigón
armado, para diferenciarlo en esta introducción de los elementos sometidos a flexo-
compresión, típicamente columnas y tabiques.

La Fig. 3.1 muestra parte de la armadura de una futura viga de hormigón


armado que pertenece a un edificio construido en la ciudad de Mendoza. En ella
también se observa la prolongación desde el nivel inferior de las barras de la
columna donde apoya la viga, la viga transversal, el nudo correspondiente y el fondo
de encofrados de madera de la futura losa de hormigón armado. Lo importante que
se quiere expresar con esta figura es que la viga forma parte de un sistema
estructural, y cuando se la diseñe y analice no se pierda de vista de que NO se trata
de un elemento aislado.

Fig. 3.1
Unión de Losa, Vigas y
Columnas a la espera
Del Hormigonado.

La Ref.[1] indica en su sección 10.2.1 que para el diseño de elementos como


los mostrados se deben satisfacer las condiciones de equilibrio y compatibilidad de
deformaciones. Para comprender las hipótesis y ecuaciones que se necesite
resolver, es conveniente antes poder comprender en primer lugar el fenómeno físico
que se estudia, y en segundo analizar en qué contexto dicho elemento deberá servir
sus propósitos: en particular para nuestra zona, la respuesta ante acciones
combinadas con el sismo toma preponderancia fundamental.

Sólo al efecto de comprender la respuesta del elemento a flexión y para


facilitar algunas definiciones básicas, se tomará a un elemento viga aislado. Tal cual
se muestra en la Fig. 3.2, la misma se encuentra sometida a algún tipo de acción
gravitatoria, y se grafica de algún modo su respuesta desde carga cero hasta el
incremento progresivo de la misma que provoca la falla total de la pieza. En la figura
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se comparan dos tipos posibles de falla, el dúctil y el frágil. La viga que se estudia se
supone con una relación elevada luz/altura de sección, con cierta distribución de
barras de acero en la parte superior, en la parte media y en la parte inferior. Al
respecto se hacen las siguientes observaciones:

Fig. 3.2. Respuesta de


un Elemento sometido
A Flexión.

(i) Se mencionó en el capítulo 1 de la importancia de la respuesta dúctil


en elementos críticos de sistemas sismorresistentes. La respuesta
frágil no debe ocurrir. Ante eventos extremos donde la estructura en su
conjunto es obligada a sobrellevar grandes deformaciones, ciertos
elementos deberían responder de forma tal que, una vez desarrollada
su resistencia máxima, sean capaces de soportar grandes
desplazamientos sin degradación de la capacidad resistente.

(ii) En el capítulo 1 también se enfatizó sobre las incertidumbres que hay


para obtener las verdaderas demandas cuando la acción que controla
es la que proviene del movimiento del suelo que generan los
terremotos. Si a esto se suman las aproximaciones que se deben
realizar para modelar un edificio con su estructura y materiales, y si
además se trata de hormigón armado, es razonable pensar que el
diseñador no debería confiar demasiado en los resultados de su
análisis estructural elástico, por más sofisticado que haya sido. El
mensaje acá es que INDEFECTIBLEMENTE va a ocurrir una
desviación con relación a las resistencias requeridas del análisis
elástico, por lo que se deberá estimar, predecir y confiar en el
comportamiento inelástico. Esto implica una redistribución de
esfuerzos entre los elementos estructurales, para lo cual es necesario
un aceptable comportamiento más allá del régimen lineal y elástico.
Se necesita del comportamiento dúctil, lo cual implica utilizar al
máximo posible las capacidades de resistencia y ductilidad de los
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materiales disponibles. Como se verá más adelante ciertos códigos


como el ACI-318 y el NZS-3101 aceptan ciertos porcentajes de
redistribución. Tal cual se verá más adelante, uno de los beneficios
directos de aceptar la relocalización de esfuerzos es la de reducir la
congestión de armaduras en los soportes o extremos de miembros, al
reducir los picos extremos de momentos. Estos conceptos son pilares
de lo que se conoce como diseño por capacidad.

(iii) Se debe distinguir siempre entre comportamiento global y local, y


establecer las necesarias relaciones entre ellos. Por ejemplo, en la Fig.
3.2 la curva de respuesta carga-deformación puede interpretarse como
representativa de la respuesta global. A su vez, para que sea posible
un comportamiento dúctil, dado que es una estructura isostática, en su
sección crítica su comportamiento “local” deberá ser también dúctil. La
curva global dice que una vez alcanzada la carga que produce el
máximo momento en la mitad de la viga, ésta es capaz de sobrellevar
grandes deformaciones y aún más incrementar la capacidad de carga
levemente, y sin reducción más allá de una ductilidad global ya superior
a 4. Para este concepto, referirse a la ecuación (1.2) del capítulo 1,
sección 1.4.2.3. La pregunta clave es cómo debe ser la respuesta local
para permitir este muy aceptable comportamiento global. Para esto
entonces es necesario que se estudie una curva de respuesta que
exprese el comportamiento de la sección crítica, ubicada en la mitad
de la viga, y que contenga los tres parámetros de comportamiento:
rigidez, resistencia y ductilidad.

3.2. RELACIONES MOMENTO-CURVATURAS.

Ya se ha expresado que para establecer una curva de respuesta, sea ésta


local o global, se necesita de condiciones de equilibrio, es decir estática, de
condiciones cinemáticas, es decir de compatibilidad de deformaciones y de alguna
relación que vincule el equilibrio con la cinemática, es decir de relaciones
constitutivas. En resistencia de materiales se ha visto que para una sección de
cualquier material en flexión la variable estática es el momento flector, M, y la
variable cinemática la curvatura, ϕ. La relación entre ellos está dada por el factor EI,
llamado factor de rigidez a flexión, donde E es el módulo de elasticidad del material
e I es el momento de inercia de la sección. Estos conceptos se han visto hasta ahora
en materiales homogéneos e isótropos: hay que ver cómo se extienden al hormigón
armado.

La Fig. 3.3 muestra una porción de un elemento sometido a flexión, que bien
podría ser el que corresponde a la sección crítica de la viga de la Fig. 6.1. si
admitimos que el esfuerzo axial P es insignificante o nulo, y que la porción de viga
seleccionada es suficientemente pequeña como para admitir que el momento M es
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prácticamente igual en ambos extremos del elemento. El radio de curvatura R, la


profundidad de eje neutro que en este caso se designa con kd, la deformación de
compresión del hormigón en la fibra extrema ε c y la del acero en tracción ε s, varían a
lo largo de toda la viga. Para el elemento analizado de longitud dx la rotación θ entre
sus extremos, se puede calcular como:

dx ε c . dx ε s . dx
θ =  =  = 
R kd d(1-k)

Por lo que resulta:

1 εc εs
 =  = 
R kd d(1-k)

Por otro lado, 1/R, o sea la inversa del radio de curvatura, es la curvatura del
elemento, ϕ , es decir la rotación por unidad de longitud, que resulta ser:

1 εc εs (ε c + ε s)
ϕ =  =  =  =  (3.1)
R kd d(1-k) d

Lo cual demuestra que la curvatura no es otra cosa que el gradiente del perfil
de deformaciones del elemento en la sección considerada (o mejor dicho en el tramo
de longitud considerado). Claramente se ve que la ecuación anterior es una relación
cinemática, es pura geometría y compatibilidad de deformaciones.

Fig. 3.3.

Deformaciones
de un Segmento
de un Elemento
Sometido a
Flexión.
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De resistencia de materiales se conoce además que las relaciones estáticas


deben plantearse a partir del equilibrio del elemento analizado. Este equilibrio debe
corresponder a las fuerzas exteriores entre sí (acciones y vínculos), acciones
interiores entre sí (esfuerzos internos) y de acciones exteriores con esfuerzos
internos. Para el equilibrio de estructuras en el plano, la estática impone las
siguientes condiciones:

∑X = 0 ∑Y = 0 ∑M=0 (3.2)

De estas dos ecuaciones, la primera y la tercera son las de aplicación y que


conviene tener presentes cuando se diseñe y analicen secciones de hormigón
armado a flexión. Es importante no perder de vista estos principios básicos pues
muchas veces el uso de tablas y ábacos para el diseño hacen perder la percepción
de los conceptos fundamentales. En una sección determinada, los esfuerzos internos
inducidos de tracción y compresión, si no hay acción externa, deberán ser iguales y
de sentido contrario, por lo cual deben cumplir la primera de las ecuaciones 3.2. Sin
embargo, por tratarse de flexión, las resultantes de los esfuerzos axiales por encima
y por debajo del eje neutro no tendrán la misma recta de acción: en consecuencia
entra a jugar la tercera de las ecuaciones de equilibrio, el equilibrio de momentos,
que indica que el momento externo actuante en esta sección debe ser equilibrado
por la cupla interna. En definitiva las ecuaciones estáticas serían:

C=T (3.3a)

es decir esfuerzos de Compresión iguales a los de Tracción, y:

C. jd = T . jd = M (3.3.b)

cupla interna igual a momento flector actuante.

La relación constitutiva en flexión se obtiene cuando se introducen las


relaciones constitutivas de los materiales, aparece el módulo de Young por ser
esfuerzos axiales los inducidos por flexión y entonces a partir de la ecuación de
equilibrio de momentos:
fmax
M =  . I
kd

y la tensión máxima está relacionada con la deformación máxima (es lineal en


el rango elástico, y proporcional a E por la ley de Hooke), por lo cual se puede
escribir:
ε max
M =  . E . I = ϕ . E . I (3.4)
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kd

de donde entonces la Rigidez a Flexión, o factor de rigidez a flexión, se


obtiene como:

M
E.I =  (3.5)
ϕ

En definitiva, el problema de obtener una curva representativa del


comportamiento local sería posible si a partir de la ecuación (3.1) se pudiera obtener
la curvatura en la sección crítica y a partir de leer las cargas que actúan sobre la viga
se puede calcular, por simple estática, el momento flector en dicha sección y en cada
instante cuando la carga exterior crece desde 0 hasta provocar la falla completa de
la viga.

Si las deformaciones específicas, ε c y ε s, se miden alrededor de la sección


crítica de la viga de la Fig. 3.2 sobre una longitud suficientemente corta, es posible
encontrar la variable cinemática asociada a cada paso o incremento de carga. Note
que conceptualmente hablando NO es posible encontrar la curvatura en una sección
pues ésta se obtiene a partir de medir las deformaciones específicas en una
distancia finita. Por ello lo que se obtiene son deformaciones específicas promedio,
y por lo tanto, valores promedios de curvaturas asociadas.

Fig. 3.4.

Respuesta Local:
Relaciones Momento vs.
Curvaturas para Vigas
Simplemente Armadas.

(a) Respuesta Dúctil.

(b) Respuesta Frágil.

La Fig. 3.4 muestra la relación Momento-curvatura para la sección crítica de


una viga como la de Fig. 3.2. Se pretende que en forma intuitiva el lector pueda
justificar los dos tipos de comportamiento local representados por sendas curvas, y
que a su vez, para cada tipo de respuesta local se prevea la posible respuesta
global. Por ahora basta con aceptar que la viga es de hormigón armado, y que por lo
tanto, para hacer frente a las solicitaciones de flexión, que es positiva en este caso,
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es decir con tracción en la cara inferior, va a movilizar los siguientes mecanismos de


resistencia:

(a) En la parte superior la sección está comprimida, por lo cual de estar


armada como en la foto Fig. 3.1, ambos acero y hormigón van a poder
trabajar en forma solidaria.

(b) En la parte inferior, dado que existen deformaciones inducidas de tracción


por flexión, sólo a muy bajos valores de tensión ambos materiales
trabajarán juntos.

(c) A partir de cierto instante, solamente el acero ubicado bajo el eje neutro
podrá equilibrar al momento actuante.

De las observaciones anteriores, es claro que el primer hito importante en la


respuesta de la sección crítica va a ser el agotamiento de la fibra extrema inferior del
hormigón en tracción, “first crack” en la Fi. 3.4(a) y (b).

Con el aumento de la carga, las fisuras de tracción se propagan hacia arriba,


y van progresivamente dejando “fuera de combate” al hormigón en tracción a cierta
distancia del eje neutro. Por obvias razones, conviene entonces ignorar, para este
caso, los mecanismos de resistencia a tracción del hormigón.

Para comprender los subsiguientes posibles estados límites que se


producirán con el aumento de la carga externa, convengamos que quedan entonces
como mecanismos de resistencia para compresión el hormigón y las barras de
acero superiores, y para tracción las barras inferiores. Recordando las leyes
constitutivas de los materiales, la falla del hormigón es por compresión
(aplastamiento) cuando alcance su deformación máxima, ver Figs. 2.5 y 2.6. Note
que alrededor de una deformación del 0.2 % (0.002) se alcanzaría la tensión
máxima, y cerca del doble de ésta, 0.4 % (0.004, para hormigón sin confinar) se
rompería por compresión. Por otro lado, por inspección de la Fig. 2.28, el acero
podría entrar en fluencia cerca de una deformación del 0.2 % (por ejemplo para
acero ADN-420 y Es = 200 000 MPa) pero recién fallaría totalmente (rotura por
tracción) a una deformación mayor del 10 %, es decir por lo menos 50 veces más
allá del límite de fluencia. Por esta razón y porque el hormigón no puede acompañar
grandes deformaciones, el próximo estado límite se podría producir o por rotura del
hormigón por compresión o fluencia del acero en tracción.

Es claro que hay una gran diferencia entre estos dos tipos de “fallas”: si el
hormigón llega antes a la deformación por compresión que el acero al comienzo de
fluencia, significa que, a menos que el hormigón en compresión esté confinado por
estribos a poca separación entre ellos, acá termina la historia de la viga, pues se
produce su falla completa. Su representación M-ϕ sería del tipo de Fig. 3.4(b), como
respuesta global, e induciría una respuesta global del tipo “brittle behaviour”,
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comportamiento frágil como se muestra en Fig. 3.3. Si en cambio, se le da la


oportunidad al acero para que entre en fluencia por tracción antes de que el
hormigón alcance su límite de deformación, la sección crítica de la viga habrá
alcanzado un estado límite que llamaremos de fluencia del acero en tracción, y que
realmente no implica una falla sino más bien “un logro”. Se alcanza el punto “first
yielding of steel” en la Fig. 3.4(a) y a partir de este estado, cualquier intento de
incremento de cargas se traducirá en deformaciones plásticas importantes, y que
puede o no implicar importantes variaciones de la resistencia por encima del valor
de fluencia: esto dependerá fundamentalmente de las características mecánicas del
acero en tracción ubicado en el nivel inferior, y de si existen otras capas de acero por
encima de aquel. Se ve según Fig. 3.4(a) que la respuesta local es bastante dúctil
(del orden de 8 en la gráfica), y esto va a inducir una respuesta global también dúctil,
señalada como “ductile behaviour” en al Fig. 3.3. En teoría, para ciertas condiciones
del diseño de la sección de la viga de hormigón armado se cumplirá que en forma
simultanea se alcance la deformación máxima del hormigón en compresión y la del
acero en tracción. Este estado se llama de “falla balanceada”, y correspondería a
una ductilidad de curvaturas igual a la unidad, ya que:

ϕu
µϕ =  (3.6)
ϕy

donde:

µϕ = ductilidad de curvaturas.
ϕu = curvatura última
ϕy = curvatura de fluencia

y como para el estado de falla balanceado ambas curvaturas son iguales, la


ductilidad es unitaria (no cero).

Conceptualmente, es obvio que, para dimensiones y características de los


materiales determinadas, el resultado de obtener una falla frágil o dúctil estará
asociada a la cantidad de armadura en tracción. Más adelante se verán cuales son
las condiciones para un comportamiento dúctil, pero por el momento se acude al
hecho físico de que si la viga tiene mucha armadura en tracción, será muy difícil
llevarla a la fluencia, por lo que el hormigón fallaría antes por compresión. En la
literatura se conoce este fenómeno como “falla primaria por compresión”, implica
ductilidad menor que 1.0 (es decir NO tiene ductilidad), y este diseño debe evitarse
si se necesita que la viga sea uno de los elementos que debe disipar energía
durante un sismo. Por el contrario, si la viga tiene una armadura relativamente
pequeña, digamos por ahora entre el 0.02 y 1.5 %, el acero con seguridad podrá fluir
y la viga entrará en un comportamiento francamente plástico hasta que ocurra la falla
por aplastamiento del hormigón. Este tipo de falla se llama “falla primaria por
tracción”, e implica una ductilidad mayor que 1.0. Obviamente, el umbral lo marca la
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falla balanceada, para lo cual existe una cuantía de acero balanceada, y el objetivo
del diseñador debe ser entonces estar bastante por debajo (digamos por ahora
menos de la mitad) de la cantidad de armadura que corresponde a ductilidad
unitaria. Más adelante, cuando se vea en profundidad el comportamiento en flexión y
se deduzcan las ecuaciones que lo gobiernan, se analizarán cuales son los
contenidos mínimos, máximos e ideales de armaduras en tracción. Por ahora se
trata de llamar la atención sobre el comportamiento físico.

Fig. 3.5.

Diferentes Idealizaciones de
Relaciones Momento vs.
Curvaturas para Secciones
con falla primaria por tracción.

En la práctica, la relación momento-curvatura para una sección con ductilidad,


si bien es una función continua, se puede idealizar por medio de una relación tri-
lineal como la indicada en la Fig. 3.5(a). El primer punto corresponde a la fisuración
del hormigón por tracción, el segundo a la fluencia del acero en tracción y el tercero a
la máxima deformación del hormigón en compresión. En la mayoría de los casos es
suficiente con aproximar la curva real a una relación bi-lineal como las indicadas en
las Figs. 3.5(b) y (c). El hecho real es que una vez que hayan ocurrido las fisuras,
que es el caso más frecuente en las vigas bajo cargas de servicio, la relación M-ϕ es
casi lineal desde carga cero hasta el inicio de fluencia. En consecuencia, las Figs.
3.5(b) y (c) representan en forma muy aceptable diagramas M-ϕ para vigas de
comportamiento global dúctil pero que ya tenían una fisuración inicial.

En definitiva, como aplicaciones útiles del los diagramas M-ϕ se puede señalar
que muestran en forma muy clara los diferentes niveles de resistencia asociados a
los estados de comportamiento analizado, y la ductilidad local de la sección. Otra
aplicación que no debe dejar de aprovecharse es la que corresponde a la
verificación de la rigidez del elemento estructural. La ecuación (3.5) es generalmente
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aplicada a comportamiento lineal. Sin embargo, se podría ampliar a todo el rango de


respuesta de la sección y en consecuencia hablar de tres valores diferentes de
módulo de rigidez a flexión:

(a) uno que corresponde a la sección sin fisurar:

Mcrk
E.I =  (3.7a)
ϕcrk

(b) otro (el de más aplicación tal vez) el que corresponde a valores de fluencia:

My
E.I =  (3.7b)
ϕy

(c) el tercero, para el comportamiento de post-fluencia, dado por:

Mu - My
E.I =  (3.7c)
ϕu - ϕy

Dado que conviene en todos los casos considerar el módulo de elasticidad E


como el del hormigón, de las ecuaciones (3.7) se pueden obtener los momentos de
inercia efectivos para utilizar según los diferentes estados que se analice. Si se toma
como referencia el valor de Ig, es decir momento de inercia bruto (gross) de la
sección de hormigón armado, para el caso del estado no fisurado, el valor de I será
un poco mayor que Ig debido a que resultará de evaluar lo que se llama sección
transformada (tiene en cuenta la armadura). Para el segundo estado, la influencia de
la fisuración es determinante, y el I efectivo podría ser de apenas 0.3 o 0.6 del valor
de Ig (depende del diseño). Finalmente, la pendiente de la curva en post-fluencia
sería mucho menor que la inicial, y tal vez el I efectivo no sería mayor del 1 % del valor
no fisurado. La rigidez es fundamental a la hora de la evaluación de las
deformaciones, es decir para verificar condiciones de servicio. Por ello el segundo
estado es el de mayor trascendencia a tal efecto.

Se han tratado de introducir los conceptos de flexión de la forma más


cualitativa posible. A continuación se verá la forma de evaluar las resistencias para
los distintos niveles mencionados, y sus asociadas curvaturas, lo cual dará la
información completa que se requiere para el diseño y/o análisis.

3.3 SUPOSICIONES BÁSICAS PARA EL COMPORTAMIENTO EN FLEXIÓN.


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En 1676 Robert Hook expresó la célebre frase “Ut tensio sic vis”, que
traducida significa “como sea la tensión así será la fuerza” y que se transformó en la
Ley de Hooke. En este caso tensión significa deformación, y fuerza no es otra cosa
que la tensión por el área analizada. En definitiva, la ley de Hooke expresaba la
relación directa y proporcional entre las tensiones y deformaciones para materiales
elásticos y homogéneos. Sumado esta observación al hecho, observado por
Bernoulli, de que durante la flexión una sección vertical gira con respecto a otra
suficientemente cercana permaneciendo en un plano (es decir la curvatura o rotación
unitaria es única), posibilitó a Navier desarrollar, unos 150 años después, los
fundamentos de la teoría para flexión.

En general, son cuatro las suposiciones básicas que se utilizan cuando se


tratan de obtener las características de resistencia y deformación por flexión en
hormigón armado:

(i) Secciones planas antes de la flexión permanecen planas después de


ella.
(ii) Se supone conocida la curva tensión-deformación del acero.
(iii) La resistencia del hormigón a tracción puede ignorarse.
(iv) Se supone conocida la curva tensión-deformación del hormigón en
compresión.

La primera suposición, implica una extensión de la teoría de Bernoulli a


secciones de hormigón armado para toda la respuesta, incluso cerca de la falla
completa. Significa que las deformaciones longitudinales del hormigón y del acero en
cualquier punto de una sección transversal son proporcionales a su distancia al eje
neutro. Existe ya una gran evidencia experimental de que esta suposición es válida
para todos los estados de carga en secciones de hormigón armado hasta la falla por
flexión, siempre y cuando exista buena adherencia entre el hormigón y el acero. Por
cierto entonces esto es bastante exacto en la zona de compresión del hormigón. La
aparición de fisuras en la zona de tracción indica que algún deslizamiento ha
ocurrido entre las barras de acero y el hormigón que las rodea, por lo cual la
suposición enunciada no es de estricta aplicación en la vecindad de una fisura. Sin
embargo, si la deformación del hormigón se mide en una longitud que abarque
varias fisuras, se encuentra que el principio de Bernoulli es aplicable a la
deformación de tracción promedio.

La Fig. 3.6, tomada de ref.[2], muestra las distribuciones de deformaciones


medidas a través de secciones transversales de columnas de hormigón armado
cerca de las zonas de fallas y para varios estados de incrementos de carga. Estas
secciones de columnas eran o bien cuadradas de 25 cm de lado, o bien circulares
de 30 cm de diámetro. Las deformaciones en el acero fueron medidas a través de
una longitud de 25 mm, mientras que, por lo dicho antes, en el hormigón la longitud
de deformación (gage length) para la medición fue de 150 mm. Por supuesto que se
debe esperar cierta desviación de la linealidad o proporcionalidad entre
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deformación y distancia al eje neutro, producto principalmente de las inexactitudes


de las mediciones individuales y ubicación de las líneas de medición. Es evidente
por inspección de la figura que el perfil de las deformaciones obtenidas en forma
experimental es razonablemente lineal. Esta suposición no es válida en zonas donde
aparecen fisuras diagonales debidas a elevadas tensiones de corte o bien en vigas
de gran altura. Así por ejemplo, la norma ACI-318, ref.[1], en su sección 10.2.2.
establece que no puede tomarse como aplicable esta hipótesis para elementos en
flexión con razón altura/luz libre mayor de 2/5 para tramos continuos y relación 4/5
para tramos simples. En estos casos debe considerarse la no linealidad de las
deformaciones, para lo cual remite a otras secciones de la norma.

Fig. 3.6. Distribución de deformaciones a través de secciones de columnas


de hormigón armado para varios estados de cargas.
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La segunda suposición significa que la relación tensión-deformación del


acero está bien definida. En general, ésta se idealiza mediante una relación bi-lineal
de forma tal que es perfectamente lineal y elástico hasta la fluencia y perfectamente
plástico a partir de ella. En otras palabras, el incremento de tensión por
endurecimiento de post-fluencia es ignorado. Así está establecido en el ACI-318,
sección 10.2.4. Esto es debido a que no sería razonable confiar en un incremento de
la resistencia del acero en la fase plástica, sobre todo si la ley constitutiva no es
conocida. Por ello los autores de ref.[3] coinciden en que si bien la suposición de
rigidez postelástica nula para el acero hasta su rotura no es necesaria si la curva f-ε
es conocida, a los efectos de evaluar la resistencia a flexión es conservativa y
conveniente. Sin embargo, cuando es posible que ocurra un incremento en las
tensiones por endurecimiento y esto pueda conducir a una situación desfavorable,
por ejemplo falla frágil por corte o por adherencia, el diseñador puede y debería
tomar en cuenta el posible incremento de resistencia. Esta es una de las causas que
se consideran en la sobre-resistencia a la que se refirió en el capítulo I.

La tercera suposición no merece prácticamente discusión: cualquier tensión


de tracción que exista por debajo del eje neutro es pequeña por un lado, y por otro su
resultante posee un brazo elástico muy pequeño, por lo que de existir alguna
contribución en la resistencia a flexión, no se comete error apreciable al ignorarla.

Fig. 3.7. Distribución de deformaciones y tensiones en la zona comprimida de una


sección a medida que el momento aumenta. (a) Elemento de viga y perfil de
deformaciones; (b) distribución de tensiones de los perfiles según (a).

La cuarta de las suposiciones es necesaria para poder establecer el


comportamiento real de la sección ante diferentes niveles de carga. Debido a que
las tensiones son proporcionales a la distancia al eje neutro, y suponiendo una
relación tensión-deformación para el hormigón como la indicada en la Fig. 2.6 del
capítulo II, la Fig. 3.7 muestra como va cambiando la forma del bloque de tensiones
comprimido de hormigón a medida que el momento flector actuante se incrementa.
La sección alcanza su resistencia a flexión máxima cuando la fuerza total de
compresión en el hormigón C multiplicada por el brazo elástico jd es un valor máximo.
Tal cual se muestra en la Fig. 3.8(a), las propiedades del bloque de tensiones de
compresión del hormigón en la sección de máximo momento pueden quedar
definidas por los parámetros k1, k2 y k3. Para una sección rectangular de ancho b y
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altura efectiva d, la fuerza total de compresión en el hormigón está dada por:

C = k1 k3 f´c b c (3.8)

y el brazo elástico es (d – k2 c), donde con c se designa la profundidad del eje neutro.
Extensos estudios se han llevado a cabo para determinar la magnitud de estos
parámetros, que corresponden a hormigón sin confinar. Los más conocidos son los
llevados a cabo por E. Hognestad en el PCA (Portland Cement Association) en la
década de 1950-1960, y por H. Rüsh en Berlín también en esa época. En la tabla 3.1
se muestran los valores que se encontraron en el PCA, los cuales se encontraron
igualando las fuerzas y momentos internos y externos.

Tabla 3.1. Parámetros del bloque de tensiones al momento del desarrollo de la


resistencia a flexión de secciones rectangulares encontrados por el PCA a través de
ensayos de hormigón no confinado.

Algunas reflexiones son:

(i) Tal cual se ve en la tabla, y quedó manifestado en las curvas de la Fig. 2.5 del
capítulo II, la deformación ε c es función de f´c y disminuye a medida que
aumenta la resistencia del hormigón.
(ii) Para los hormigones de más resistencia, la máxima tensión que se alcanzó
en los especímenes en el momento de desarrollo de máxima resistencia dado
por k3 f´c, resultó levemente menor que la resistencia cilíndrica f´c.
(iii) Los parámetros k variaron en función de f´c (decrecen con la resistencia).

3.4. BLOQUE DE TENSIONES RECTANGULAR EQUIVALENTE.

Varios investigadores, entre ellos S.C. Whitney sugirió el reemplazo de la


forma del bloque de tensiones real de compresión del hormigón por uno rectangular
equivalente como una simplificación, y que se muestra en la Fig. 3.8(b). Para obtener
la resistencia a flexión, sólo se necesita de la magnitud (k1k3) y de la posición,
asociada a k2, de la fuerza de compresión del hormigón. El bloque rectangular
equivalente facilita grandemente los cálculos. Esta es la práctica aceptada pel ACI-
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318, y por otras normas como el NZS:3101, ref.[4], y el código inglés CP110, ref.[5].
El ACI en su sección 10.2.7.1 establece que el rectángulo equivalente tiene una
tensión media de compresión igual a 0.85f´c, y una profundidad a, donde la relación
a/c = β 1 debe tomarse igual a 0.85 para resistencias del hormigón f´c hasta 30 MPa,
y para valores superiores responde a esta expresión:

β 1 = 0.85 – 0.008 (f´c –30) (3.9)

pero nunca menor de 0.65 (es decir que a partir de f´c = 55 MPa, β 1 debe tomarse
igual a 0.65). La reducción en el valor de β 1 para hormigones de alta resistencia es
debida a la forma menos favorable de la curva tensión-deformación que se vio en
Fig. 2.5.

Estudios llevados a cabo en la Universidad de Canterbury por R. Park y otros,


sugirieron que en vez de tomar una valor de tensión de compresión constante de
0.85f´c, se debería ajustar con un coeficiente α 1, de forma que la tensión media debe
tomarse (α 1 f´c) y donde α 1 se toma igual a 0.85 para f´c≤ 55MPa (es decir en la
generalidad de los casos de hormigón de resistencia normal) y para mayores valores
de resistencia debe ser:

α 1 = 0.85 – 0.004 (f´c – 55) (3.10)

para f´c en MPa. De todas maneras impone como límite inferior el valor de α 1=0.75.

Se debe cumplir que la resultante del bloque de tensiones equivalentes debe


ser igual a la que corresponde al diagrama real, y además debe estar ubicada a la
misma distancia del eje neutro que cuando se trabaja con el diagrama de
compresión real. Por ello se deben cumplir las siguientes condiciones:

C = k1 k3 f´c b c = 0.85 f´c b a

Por lo que entonces:

k1 k3 = 0.85 a / c = 0.85 β 1 (3.11)

y además:
k2 c = 0.50 a ⇒ k2 = 0.5 a/c = 0.5 β 1 (3.12)

En la Fig. 3.9 se compararan los valores de k1k3 y de k2 dados por las


ecuaciones 3.11 y 3.12, substituyendo los valores de β 1 sugeridos por el ACI, con los
que corresponden a los ensayos de especímenes de hormigón sin confinar
ensayados en el PCA y por Rüsch. Se observa entonces que existe buena
correlación.
18

3.5. MAXIMA DEFORMACIÓN DEL HORMIGÓN.

El ACI-318, en su sección 10.2.3 especifica que la máxima deformación


utilizable en la fibra extrema del hormigón sometido a compresión debe tomarse
igual a 0.003. Los valores de la deformación ε c correspondientes a la máxima
resistencia a flexión han sido medidos por varios investigadores. La Fig. 3.10
muestra los valores obtenidos por el PCA y por Rusch en hormigón no confinado.
Esta indica que el valor de 0.003 es razonablemente conservativo. Para este valor de
deformación el hormigón en compresión no va a mostrar como visible fisuras ni
desintegración (efecto de Poisson), aunque ese valor de ε c sea bastante mayor al
que corresponde a la máxima tensión. Cilindros cargados axialmente se van a fisurar
bastante cuando la deformación excede la que corresponde al máximo valor de f´c
pero en los ensayos en flexión las fisuras no son visibles hasta que se alcanzan
valores de deformación grandes, lo cual es atribuido a la presencia de material con
menores esfuerzos por estar más cercano al eje neutro.

Fig. 3.9

Propiedades de la
distribución de tensiones
de compresión del
hormigón al desarrollar la
resistencia a flexión de una
sección rectangular:
comparación de los
parámetros que adopta el
ACI con los resultados de
los ensayos.
19

Fig. 3.10 Deformación de la fibra extrema del hormigón en compresión al desarrollar la


resistencia a flexión. Comparación del valores del ACI con los ensayos.

Lo importante de reconocer que la resistencia a flexión en una viga de


hormigón armado es bastante insensible al valor que se suponga como deformación
máxima del hormigón en compresión.

La Fig. 3.11 muestra esta aseveración en forma muy clara: para una viga de
hormigón simplemente armada (sólo armadura inferior) y con dos bien diferenciadas
cuantías de acero, se grafica la relación entre el momento resistente evaluado a
partir de una relación fc-ε c y el momento evaluado de acuerdo a la norma ACI versus
la deformación que en cada caso se toma para la deformación del hormigón en la
fibra extrema en compresión. La ref. 2 explica la forma de evaluar los momentos. Lo
importante de notar es que tomando una deformación máxima de 0.007 para el caso
de cuantía ρ=0.005 la disminución de resistencia fue de apenas el 1% y para
ρ=0.025 menor del 6%.

Fig. 3.11

Curvas Momento vs.


deformación para vigas
de hormigón armado
simplemente armadas
con resistencia obtenidas
a partir de ensayos sobre
probetas cilíndricas.

En consecuencia, la elección del valor máximo de ε c tiene muy poca influencia


en la determinación de la resistencia a flexión en vigas dentro de un amplio margen.
Sin embargo, para columnas sometidas a flexo-compresión que puedan fallar en
compresión, los cambios en los valores de los parámetros del bloque equivalente,
20

que se producen cuando la deformación de la fibra extrema aumenta, causarán


variaciones de consideración en la resistencia a flexión.

En contraste, es evidente que la curvatura de una sección depende mucho del


valor que se adopte para la fibra extrema. En definitiva, para calcular la curvatura
última se podría tomar un valor un poco mayor, y algunos autores, ver ref. 2,
aconsejan tomar como deformación extrema 0.004 para la evaluación de la curvatura
última en secciones de hormigón armado no confinado.
21

3.6. AREAS COMPRIMIDAS NO RECTANGULARES.

Para miembros en los cuales el área de hormigón comprimido de la sección


no es rectangular, como en el caso de secciones T y L en los cuales el eje neutro
esté ubicado en el alma, o para elementos estructurales sometidos a flexión biaxial,
no son estrictamente aplicables los parámetros recomendados para el bloque de
tensiones equivalentes de hormigón. Esto es debido a que serán diferentes tanto la
tensión media como la altura del bloque de tensiones para varias formas que pueda
adoptar el área de hormigón comprimida. También será diferente la deformación en
la fibra extrema al instante del máximo momento. Sin embargo, y sin entrar en
mayores detalles, la ref. 2 concluye que en base a trabajos de investigación de varios
autores, y a menos que la sección esté muy sobre armada, la resistencia a flexión de
vigas con secciones comprimidas no rectangulares se puede estimar con buena
aproximación utilizando los parámetros del bloque de tensiones equivalentes y la
deformación extrema del hormigón comprimido que se utilizan para secciones
rectangulares, ya que el brazo de la cupla de flexión y las fuerzas internas no son
afectadas en forma significativa. Sin embargo, para columnas con sección no
rectangular, debido a la influencia del esfuerzo axial y el consecuente incremento de
la zona comprimida, el uso de los parámetros del bloque equivalente podría llevar a
resultados no aceptables.

3.7. RESUMEN DE LAS SUPOSICIONES Y RECOMENDACIONES PARA


DETERMINAR LA RESISTENCIA DE SECCIONES SOMETIDAS A FLEXIÓN Y
CARGA AXIAL. DIFERENCIAS ENTRE NORMAS.

(i) Las secciones planas antes de la flexión permanecen planas después de


de aplicada aquella.
(ii) Para la distribución de tensiones de compresión en el hormigón se
pueden aplicar los parámetros del bloque equivalente.
(iii) La resistencia a tracción de hormigón puede ignorarse.
(iv) la deformación del hormigón en su fibra extrema en compresión puede
tomarse igual a 0.003
(v) La tensión del acero antes de su fluencia se puede tomar como igual a la
deformación multiplicada por el módulo de elasticidad, 2x105 MPa, y para
mayor deformación mantener el valor de tensión de fluencia.
(vi) Para vigas con secciones comprimidas no rectangulares podrían aplicarse
los parámetros del bloque equivalente; para columnas con secciones
comprimidas no rectangulares debería usarse una curva más realista.
(vii) El efecto de duración de carga puede ser ignorado (para más información
referirse a ref. 2).

La distribución de tensiones de compresión en el hormigón puede en general


tomarse con cualquier forma siempre y cuando lleve a una predicción de la
resistencia a flexión que sea confiable. Así lo indica el ACI en su sección 10.2.6. Por
22

ejemplo, algunas alternativas que se utilizan son las que recomienda el CEB-FIP, las
normas DIN y que han sido adoptadas por el CIRSOC 201, tomo II, sección 17.2.1.
Las principales diferencias que se pueden mencionar, sólo en el aspecto de
hipótesis para evaluar resistencias a flexo-compresión, entre el ACI y las normas
Europeas (excepto el CP110 del Reino Unido) son las siguientes:

(i) Se adopta una parábola de segundo grado hasta una deformación de


0.002 y luego una rama horizontal (tensión constante) hasta 0.0035. Esta
norma no da opciones ni para las relaciones Tensión-Deformación del
hormigón ni del acero.
(ii) Además el CIRSOC, en su Anexo A.17.2.1 toma un criterio inverso a lo
expresado anteriormente: para el caso de secciones comprimidas no
rectangulares sugiere el uso de un bloque de tensiones rectangulares
equivalentes.
(iii) En cuanto a la tensión máxima del hormigón a tomar para evaluar la
resistencia adopta un coeficiente de reducción por carga de larga
duración del orden de 0.85 que se debe aplicar al valor de resistencia
característica.
(iv) Para evaluar las deformaciones, sugiere adoptar otro diagrama
simplificado para el hormigón en compresión, ver sección 16.3, y
considera que no son importantes los fenómenos de fluencia lenta y
contracción del hormigón. El ACI considera la influencia en su sección
9.5.2.5.
(v) El CEB-FIP limita la máxima deformación usable del acero a 0.01, es
decir apenas el 1%. Las normas DIN son aún más conservadoras y
reducen este valor a 0.005, es decir 0.5 %. Este es el criterio adoptado
por el CIRSOC, ver Fig. 8, sección 17.2.1. de dicho reglamento. El ACI no
impone límites en la deformación a tracción del acero. Debe reconocerse
que esta restricción produce muy poca diferencia (si no se considera el
aumento de tensión por endurecimiento de post-fluencia) en el valor de la
resistencia a flexión, pero, y aquí está la gran diferencia, sí tiene una
influencia notable en la evaluación de la capacidad de deformación
disponible del elemento. Dado que la deformación disponible del acero es
mucho mayor que aquellos límites impuestos, la ref. 2 menciona que tal
restricción no es necesaria. Además, para el caso de diseño
sismorresistente, la evaluación de las capacidades de deformación, y las
posibilidades de sobre resistencia son fundamentales a la hora de
establecer criterios de diseño y seguridad. En estos casos la imposición
de un límite para la deformación del acero en tracción es inaceptable.

Como se ve, las diferencias de criterios entre las normas del CEB-FIP y las
DIN, y por ende las actuales CIRSOC, no son triviales. Existen aún más
diferencias en los criterios de adopción de factores de carga para solicitaciones
últimas (referir a Capítulos I y II), y en los criterios de armado, en particular
cuantías mínimas y máximas de acero, a los que nos referiremos más adelante.
23

3.8. RESISTENCIA DE MIEMBROS SOMETIDOS A FLEXIÓN SIMPLE. VIGAS.


GENERALIZACIÓN DEL PROBLEMA.

En lo que sigue se va a tratar de guiar al lector para que a partir de los


principios básicos ya expuestos sea capaz de diseñar y/o analizar secciones de
hormigón armado sometidas a flexión solamente. Este es el caso típico de las vigas.
Desarrollando este caso, se verá que con un simple paso más, la incorporación de la
carga axial, se está en condiciones de diseñar elementos sometidos a flexo-
compresión, caso de columnas y tabiques. A los efectos de captar el problema en su
forma más conceptual posible, y mantener la generalidad, se tratará de utilizar sólo
las ecuaciones en su forma más básica, y de desalentar el uso de tablas y ábacos,
por las razones que ya se expondrán.

Fig. 3.12
Equilibrio de una sección
de viga en el desarrollo
de la resistencia a flexión.

La Fig. 3.12 muestra la sección transversal de una viga doblemente armada


con distribución de deformaciones y tensiones cuando alcanza su resistencia a
flexión. Para el análisis de la sección se seguirá sistemáticamente este orden:

(i) Dibujo de la sección transversal, en escala y con la ubicación de


todas las armaduras disponibles.
(ii) Diagrama de deformaciones para el estado que se analice:
compatibilidad de deformaciones.
(iii) Diagrama resultante de tensiones, utilizando las leyes
constitutivas de los materiales o sus simplificaciones.
(iv) Obtención de Fuerzas de tracción y de compresión, y ubicación
de las mismas en los baricentros respectivos.
(v) Verificación de las condiciones de equilibrio.
(vi) De satisfacer el paso anterior, evaluación del momento
resistente.

En la sección 3.2, cuando se expresó la importancia de reconocer el


comportamiento local de una sección de hormigón armado, se enfatizó la
importancia de obtener un comportamiento dúctil. Era necesario, se dijo, que el
acero en tracción entrara francamente en fluencia antes de que se agote la
deformación del hormigón en compresión. Para esto debía limitarse la cantidad de
armadura en tracción. Luego volveremos sobre esto para fijar los límites respectivos.
Por ahora convengamos en que el estado último de la sección está controlado por la
24

falla por compresión del hormigón. El proceso de análisis se supondrá que es


iterativo, de prueba y error, iniciándose con la imposición de la máxima deformación
ε cu en la fibra extrema del hormigón en compresión, y suponiendo una profundidad
de eje neutro igual a c. En este caso entonces, se siguen los siguientes pasos y se
pueden escribir las siguientes relaciones:

(i) compatibilidad:
c – d’
ε´s = ε cu  (3.13a)
c

d-c
ε s = ε cu  (3.13b)
c

(ii) Diagrama de tensiones: se obtienen a partir de las leyes constitutivas y/o


simplificaciones. Para el acero, si las deformaciones son mayores que las
de fluencia, ε y, las tensiones son f’ s = fs = fy. De lo contrario, es válida la ley
de Hooke, es decir:

f’ s = ε’s . E (3.14a)
fs=ε s.E (3.14b)

Para el hormigón utilizar el bloque de tensiones rectangulares equivalentes.

(iii) Evaluación de fuerzas resultantes:

Cc = 0.85 f’ c a b (3.15)
Cs = A’s . f’ s (3.16a)
T = As . fs (3.16b)

(iv) Verificación de las condiciones de equilibrio:

Cc + Cs + T = 0 (3.17a)

Si esta ecuación se verifica (con un error tolerable) se continúa con el paso


siguiente. De lo contrario, en base al signo del error en el equilibrio, se corrige la
posición del eje neutro, o sea se cambia c y se repiten los pasos anteriores hasta
verificar la ecuación anterior. Para aplicar esta ecuación se debe adoptar una
convención de signos, por ejemplo tracción negativa y compresión positiva.

(v) Evaluación del momento resistente:


25

El momento resistente, que en este caso debe tenerse muy en cuenta según
lo que se expresó en el capítulo I (sección 1.6) es el momento nominal, se puede
tomar con respecto a cualquier punto de la sección. Por ejemplo, si se toma
respecto del baricentro de la armadura traccionada resultará:

Mn = C c (d-a/2) + C s (d-d’) (3.18)

(vi) Si se debe diseñar la sección de hormigón armado contra un determinado


valor de demanda, Momento Requerido Mr, entonces se debe cumplir que:

Md = φ Mn ≥ Mr (3.19)

Si esta condición no se cumple, se deberá aumentar la resistencia de la


sección, por ejemplo, aumentando la cantidad de armadura, o bien la sección de
hormigón, o bien ambas.

La importancia de seguir este procedimiento iterativo se resume en las


siguientes reflexiones:

(a) Es independiente de la cantidad de capas de acero, sean en


compresión o en tracción, que se dispongan en la sección.
(b) Es independiente de la forma de la sección de hormigón:
pueden ser secciones rectangulares, en L, en T, o de
cualquier forma. Sólo debe verificarse que, en función de la
profundidad del eje neutro, la forma correcta de evaluar Cc.
(c) Va a ser fácilmente generalizada para flexo-compresión, con
el sólo agregado de la fuerza axial actuante P, por lo que la
ecuación 3.17 toma esta forma:

Cc + Cs + T = P (3.17b)

(d) Permite la evaluación de la curvatura para el estado último por


aplicación de la ecuación (3.1), es decir:

(ε cu + ε s)
ϕu =  (3.20)
d

(e) Es un procedimiento fácilmente programable, que resolvería la


casi generalidad de todos los casos prácticos de flexo-
26

compresión, sin necesidad de usar tablas y ábacos que


adolecen de la generalidad acá resuelta.
(f) Permite la generalización para cualquier estado de
deformación: baste con fijar la deformación de referencia y
aplicar los pasos en consecuencia. Por ejemplo, para el
estado en que el acero en tracción comienza a fluir, se impone
ε s = ε y y en este caso se deja libre la deformación por
compresión del hormigón que será el resultado de las
iteraciones. Se obtiene en este caso My.
(g) Si se evalúa para el estado de primer fluencia en tracción,
también se puede obtener la curvatura de fluencia, ϕy, como la
relación entre la deformación del hormigón resultante en su
fibra extrema dividida por la profundidad de eje neutro.
(h) En definitiva permite entonces obtener la ductilidad de
curvaturas, por aplicación de la ecuación 3.6.
(i) Al incluir diferentes valores de carga axial P se pueden
obtener los diagramas de interacción para flexo-compresión.
(j) Permite transformar un procedimiento de diseño rápidamente
en uno de análisis, sin necesidad de resolver ecuaciones
salvo las fundamentales.
(k) Por último, y no menos importante, permite al diseñador
controlar lo que está haciendo sin perder de vista el concepto
físico. Las tablas muchas veces tienen coeficientes de
seguridad incluidos que a veces no son percibidos por el
diseñador.

3.9 RESPUESTA DÚCTIL. CONCEPTO DE FALLA BALANCEADA.

En la sección 3.2, al referirse a diagramas de momentos vs. curvaturas se


analizaron en forma conceptual los distintos estados por los que pasa la sección
crítica de una viga sometida a flexión hasta su falla completa. Se explicó que el
umbral entre el comportamiento dúctil y el frágil esta básicamente condicionado,
para una dimensión dada de hormigón y características de los materiales
componentes, por el contenido de armadura en tracción. Dado que para obtener
comportamiento dúctil es necesario contar con armadura de tracción que esté por
debajo del contenido que corresponde a la falla balanceada, se presentará a
continuación la forma de calcular el límite de armadura superior para evitar la falla
frágil. Para esto nos referiremos al caso más simple, que es el de viga con armadura
simple, que como se comprenderá es una situación que en la realidad no existe pues
toda viga en la realidad tiene al menos dos capas de armaduras.

La Fig. 3.13 muestra los esquemas necesarios que antes se explicaron para
analizar la viga en el estado límite último, es decir sección transversal con
27

dimensiones y armaduras, distribución de deformaciones, distribución de tensiones y


ubicación de fuerzas axiales resultantes.

La condición de falla balanceada se alcanza cuando simultáneamente el


acero fluye en tracción, es decir ε s = ε y cuando del lado comprimido el hormigón
alcanza su máxima deformación, es decir ε c = 0.003. En este caso entonces, la
ecuación de compatibilidad resulta:

εy fy/Es d-cb
 =  = 
0.003 0.003 cb

donde cb es la profundidad del eje neutro para el estado de falla balanceada,


y que resulta entonces:

0.003 E s
cb =  d (3.21)
0.003 E s + fy

Fig. 3.13
Sección de hormigón
Armado simplemente
Armada al momento de
Alcanzar la máxima
Resistencia a flexión.

y colocando en función del parámetro a del bloque de tensiones, resulta:

0.003 E s
ab =  β 1 d (3.22)
0.003 E s + fy
28

donde a b es la profundidad del bloque de tensiones equivalentes para el caso


de falla balanceada. La condición de equilibrio indica que C = T, es decir:

0.85 f´c a b b = As . fy = ρb . b . d . fy

donde ρb = As/bd representa la cuantía de armadura en tracción que provoca


la falla balanceada. En consecuencia, para este tipo de falla se debe cumplir que:

0.85 f´c ab
ρb =  (3.23)
fy . d

Sustituyendo la ecuación 3.22 en 3.23, resulta:

0.85 f´c β 1 0.003 E s


ρb =   (3.23)
fy 0.003 E s + fy

Substituyendo el valor de Es por el estipulado por el ACI para el acero e igual


a 200000MPa, resulta:

0.85 f´c β 1 600


ρb =   (3.24)
fy 600 + fy

Se ve entonces que la cuantía balanceada depende de las características


mecánicas de los materiales hormigón y acero. Para el caso particular de nuestros
aceros, ADN-420, con fy = 420 MPa, y para hormigones con f´c ≤ 55MPa, para los
cuales β 1 = 0.85, resulta:
ρb = 0.001 f´c (3.25)

lo cual implica que, por ejemplo, para un hormigón de f´c = 20 MPa la cuantía
balanceada es del orden del 2 %. Así entonces, si la viga fuera de b=20 cm con
altura útil de d=50 cm, la cantidad de armadura de tracción para falla balanceada
sería de 20 cm2 (aproximadamente cuatro barras de 25 mm de diámetro).

Fig. 3.14
Perfiles de distribución de
deformaciones de una
sección al desarrollo de la
resistencia a flexión en
29

función de la cantidad de armadura en tracción.

En definitiva, el tipo de falla va a depender de si la cuantía está por debajo o


por encima del valor de ρb. La Fig. 3.14 muestra los perfiles de deformación de una
sección cuando se alcanza la resistencia a flexión para tres contenidos de acero en
tracción. Estos tienen asociados diferentes profundidades de eje neutro. Las tres
condiciones son:

(i) If ρ < ρb, entonces es c < cb, es decir ε s > ε y, por lo que fs = fy y corresponde a
una falla primaria por tracción (fluencia del acero antes que rotura por
compresión del hormigón). La ductilidad de curvaturas es µϕ > 1.0.
(ii) If ρ > ρb, entonces es c > cb, es decir ε s < ε y, por lo que fs < fy y la falla es por
compresión (fluencia del acero antes que rotura por compresión del
hormigón). No existe ductilidad de curvaturas.
(iii) If ρ = ρb, entonces es c = cb, es decir ε s = ε y y ε c = 0.003, y la falla es también
del tipo frágil, ya que no existe desarrollo de fluencia. La ductilidad de
curvaturas es µϕ = 1.0.

La Fig. 3.15 muestra como ha fallado un modelo físico de una unión viga-
columna de hormigón armado y donde se nota que antes de la rotura por compresión
del hormigón ha existido una importante fisuración de tracción por flexión, lo que
implica que la armadura de tracción se ha plastificado y se ha producido lo que se
llama “falla de tracción primaria”. Tal cual se expresó antes, el término de falla por
tracción indica que la armadura se plastificó en tracción y dio la oportunidad de
“avisar” que se acercaba a la falla definitiva, no sin antes haber disipado bastante
energía por deformación plástica. Es importante reconocer que las vigas en definitiva
falla por compresión, y que el término “falla por tracción” puede llamar a confusión.
En realidad, deberían mencionarse “falla con fluencia de acero en tracción” y “falla sin
fluencia del acero en tracción” los casos de falla dúctil y frágil respectivamente,
porque en realidad la existencia o no de la fluencia por tracción es lo que las
distingue, y en cambio la falla última por compresión está en ambos casos.

Fig.3.15

Falla dúctil de una


viga de hormigón
armado con
fluencia de
armadura en
tracción .
30

La Fig. 3.16 muestra la variación de la resistencia a flexión con el área de


acero para el caso de la sección de hormigón armado que se muestra en la misma
figura. Es evidente que en la región de la región de comportamiento que permite la
fluencia por tracción el momento no se incrementa en forma lineal con el aumento de
armadura. Esto es porque si bien la fuerza suministrada por el acero se incrementa
linealmente, existe al mismo tiempo una reducción en el brazo elástico. En la región
donde la falla primaria es por compresión el incremento del momento de resistencia
al aumentar el área de acero es extremadamente pequeño porque tanto las
tensiones en el acero como el brazo elástico disminuyen con el incremento de acero.

Fig. 3.16

Resistencia a la
Flexión de la sección
de una viga
simplemente armada
con distintos
contenidos de
armadura de
tracción.

3.10 CUANTÍAS MÁXIMAS Y MÍNIMAS DE FLEXIÓN. REDISTRIBUCIÓN DE


ESFUERZOS.

En base a lo tratado en el punto anterior, es claro que si se desea


comportamiento dúctil, lo cual así debería ser, aún para cargas verticales, la cantidad
máxima de acero en tracción debería ser bastante menor que la que corresponde a
la falla balanceada. Es por ello que el ACI-318, sección 10.3.3 especifica que en
elementos sometidos a flexión o a flexión con poco esfuerzo de compresión (se
aclarará más adelante este límite de axial) la cuantía de armadura proporcionada no
31

debería exceder el 75 % de la que produciría falla balanceada en la sección


sometida a flexión sin axial.

En diseño sísmico es importante tener la posibilidad de redistribuir esfuerzos.


En estos casos el requerimiento de ductilidad es imprescindible y debe asegurarse
en forma total. Por ello, la misma norma ACI-318, en su sección 8.4.3 especifica que
la redistribución de los momentos negativos debe hacerse sólo cuando la sección en
la que se reduce el momento se diseñe de forma tal que ρ o (ρ-ρ´) no sean mayor
que (0.5 ρb). La cuantía balanceada está dada por la expresión 3.24 y siendo ρ´ la
cuantía de la armadura en compresión.

Se hace notar además, que el requerimiento de imponer un límite máximo a la


cuantía de acero en tracción es necesario pues en vigas de pórticos dúctiles, que
deben ser diseñadas por capacidad, si tienen niveles excesivos de armaduras de
flexión, no solamente pueden llegar a provocar congestiones de armaduras en las
uniones con las columnas sino que también los requerimientos de armaduras de
corte resultantes impondrán cantidades de armaduras transversal que en la práctica
resultarán difíciles de ubicar y de detallar de forma que trabajen en forma correcta (el
caso de la deficiente ejecución de los estribos es un caso típico visto en las obras).

La Fig. 3.17 muestra congestión de armaduras longitudinales en una unión


viga-columna y deficiencia, a la vez que escasez, en el detalle de los estribos. En
este caso la cuantía de armadura longitudinal superior es del orden del 2%.

Fig. 3.17

Congestión de armaduras en una


unión viga-columna de hormigón armado.
Note que aún faltan colocar los hierros de la
viga transversal que también debe
atravesar al nudo. Observar que los
extremos de los estribos no están doblados
con ganchos a 135º hacia el interior del
núcleo de hormigón por lo que no podrán
impedir el pandeo de las barras
longitudinales si éstas son sometidas a
fuertes compresiones.
32

En definitiva, los límites de cuantía máximo son entonces, para acero ADN-
420, los siguientes:

(i) sin redistribución de esfuerzos:

ρ ≤ 0.00075 f´c + ρ´ (3.26)

(ii) con redistribución de esfuerzos:

ρ ≤ 0.0005 f´c + ρ´ (3.27)

Similares límites y bajo los mismos fundamentos impone la norma NZS:3101


en su sección 8.4.2 (ver norma y comentarios).

El ACI-318, en su sección 8.4.1 especifica que, excepto cuando los


momentos han sido obtenidos por métodos aproximados (tablas, por ejemplo), se
permite que los momentos obtenidos a partir de la teoría elástica en los apoyos de
elementos continuos sujetos a flexión y para cualquier distribución de cargas, se
aumenten o disminuyan en no más de:

20 [ 1 – (ρ - ρ´) / ρb ] (por ciento) (3.28)

Los comentarios del ACI señalan que estudios hechos por Cohn y Mattock
demostraron que el agrietamiento y la deformación de las vigas diseñadas por
medio de redistribución de momentos no son mucho mayores, bajo cargas de
servicio, que las de vigas diseñadas con la distribución de momentos dado por la
teoría elástica. Los estudios además indican que queda disponible una adecuada
capacidad de rotación para la redistribución de momentos permitida si los
elementos satisfacen los requerimientos de cuantía máxima limitada al 50 % de la
balanceada.

La ecuación 3.28 indica que el límite de redistribución permitida es cercana al


20 %. La norma NZS:3101, ref.[4] en su sección 4.3.3.3, permite una mayor
redistribución con límite superior de 30 %, bajo ciertas condiciones. Se refiere al
lector a dicha norma y sus comentarios para ampliar estos conceptos.

Note que el criterio de las normas europeas para fijar los límites de cuantías
máximas no es el mismo que el del código ACI y el NZS.

En cuanto a cuantías mínimas, el ACI-318 en su sección 10.5.1 aclara que si


la viga tiene muy poca armadura en tracción, entonces el momento de la sección
calculado como un elemento de hormigón armado, usando el criterio de sección
fisurada, podría resultar ser menor que corresponde al de una sección de hormigón
simple, calculado a partir de su módulo de ruptura. En diseño sismorresistente esto
es particularmente peligroso puesto que el módulo de ruptura para velocidades de
33

deformación elevadas como las que se dan ante sismos es significativamente más
alto que el valor estático. El peligro existe si ante muy poca armadura, se forme una
sola fisura en la región plástica, con gran concentración de deformación y de
demandas de ductilidad, lo cual puede llevar a la fractura del acero en tracción, y un
tipo de falla muy repentino y frágil. Por ello la norma fija estos límites:

ρ ≥ √ f´c / 4fy (3.29a)


ρ ≥ 1.4 / fy (3.29b)

que para el caso del acero con fy = 420 MPa, y hormigones por debajo de 31MPa de
resistencia característica, la cuantía mínima es del orden de 0.33%.

La misma norma especifica en su sección 10.5.3 que, siempre y cuando el


elemento estructural no esté controlado por condición de ductilidad, los requisitos de
cuantía mínima no necesitan ser aplicados si en cada sección la armadura
suministrada es al menos 1/3 superior a la requerida por análisis.

Para secciones T, en estructuras isostáticas, con ala en tracción el ACI-318,


sección 10.5.2 toma otros límites mínimos que se analizarán a continuación, cuando
se trate el caso de secciones T.

3.11. SECCIONES CON FORMA DE T, L o I.

3.11.1. RESISTENCIA A FLEXIÓN.

El procedimiento que se delineó en la sección 3.8 es completamente general


y se puede aplicar entonces a elementos en flexión con cualquier forma de sección
transversal. Por ejemplo, la Fig. 3.18 muestra una sección de una viga T cuando ha
alcanzado su máxima resistencia a flexión, para el caso de momento positivo, es
decir con el ala en compresión. Lo típico es que la profundidad del eje neutro sea
pequeña debido a la influencia del área disponible de compresión aportada por el
ala. En consecuencia lo que generalmente ocurre es una “falla con acero en fluencia”.
El procedimiento iterativo lleva los mismos pasos ya descriptos, y puede
comenzarse, por ejemplo, suponiendo el eje neutro de valor igual a la altura del ala.
Establecidas las condiciones de compatibilidad y equilibrio, se verifica y se calcula
el momento nominal según se explicó.
34

Fig. 3.18. Sección en T de una viga de hormigón armado al alcanzar


Su resistencia a flexión.

Pueden presentarse los dos casos que se ilustran en la Fig. 3.18(a) y (b)
respectivamente. En el primero, el más común, el eje neutro c < hf y el cálculo es
idéntico al de la sección rectangular, con el ancho de la zona comprimida igual a b,
ancho del ala. En el segundo caso, si c>hf, la resultante de las fuerzas de compresión
actúa en el centroide del área comprimida con forma de T. Pero los principios
fundamentales no cambian y se sigue usando el bloque de tensiones equivalentes.
Para la evaluación de las resultantes de compresión parciales, por ejemplo, se
puede dividir el área comprimida en un rectángulo de ancho bw y altura a, y un
rectángulo con ancho (b-bw) y altura hf.

Una de las decisiones a tomar tanto en el diseño como en el análisis de


secciones en L y T es el que corresponde al valor del ancho efectivo b. Además se
debe tener en cuenta la muy diferente situación de tener a la sección T en momento
positivo que cuando está con la tracción en el ala por momento negativo. A esto se
refieren las secciones siguientes.

3.11.2. ANCHO EFECTIVO EN VIGAS T.

3.11.2.1. ANCHO EFECTIVO EN COMPRESIÓN.

Cuando una losa de hormigón armado y sus vigas soportes son construidas
en forma monolítica, lo cual es práctica común y se mostró en la Fig. 3.1, estos
elementos van a trabajar en conjunto. La Fig. 3.19 muestra un esquema del sistema
losa, viga y columnas, que es lo que el diseñador debe contemplar siempre, la
concepción en 3D del problema a resolver.

Fi. 3.19

Esquema tri-dimensional de la
unión viga-losa-columna en una
Construcción monolítica.
35

Cuando la viga está sometida a momento positivo, tal cual se vio en la


sección anterior, parte de la losa va a trabajar como el ala de la viga para resistir la
compresión longitudinal que equilibre las fuerzas de tracción que se generan en las
armaduras de tracción ubicadas en el alma de la viga.

La Fig. 3.20 muestra un esquema, ref.[2], de losas y vigas bajo momento


positivo, con cierta cantidad de armadura de tracción en la zona inferior. Si la
distancia entre las vigas es grande es evidente que la teoría de flexión simple no es
aplicable en forma estricta ya que, tal cual se esquematiza en la figura, las tensiones
longitudinales de compresión en el ala cambian con la distancia desde el alma de la
viga. Se ve como las tensiones son mayores en las zonas cercanas al alma y
disminuyen hacia el plano paralelo a los nervios y ubicado entre ellos. Esta reducción
es debida a las deformaciones de corte en el ala.

Fig. 3.20 Ancho efectivo de una viga T para momento positivo.

La distribución real de las tensiones de compresión en las alas de la viga en


el rango elástico puede ser evaluada utilizando la teoría de la elasticidad, y ella
dependerá de las dimensiones relativas de la sección transversal y la luz y del tipo de
carga. Cuando se está cerca de alcanzar la resistencia a flexión, la distribución de
tensiones de compresión a través del ala será más uniforme que el que se obtiene
de la teoría elástica. Esto es debido a que cerca de la tensión máxima de
compresión la curva f-ε del hormigón muestra una variación de la tensión con la
deformación que es menor que en el rango desde 0 a fcmáx.
36

Además, la losa generalmente va a estar flexionada transversalmente debido


a las cargas que debe transferir a las vigas. Esto causará fisuración en la cara
superior del ala en secciones paralelas y sobre la unión alma con ala. Sin embargo,
la armadura transversal en la losa y la fricción por corte a lo largo de las fisuras
permitirán la transferencia de esfuerzos desde el nervio hacia las alas.

A los efectos del diseño, para tener en cuenta la variación de las tensiones de
compresión en el ala, es conveniente el uso de lo que se llama un “ancho efectivo”
que puede ser menor que el ancho real pero sobre el que se considera que actúa
una tensión longitudinal de compresión constante.

El código ACI-318, en su sección 8.10.2, estipula que el ancho efectivo debe


ser el menor entre los siguientes tres valores:

(i) b < l/4


(ii) b < bw + 16hs
(iii) b < bw + lny

siendo:

l = luz de la viga.
bw = ancho del nervio de la viga.
hs = altura de la losa.
lny = distancia libre al siguiente ala.

Para el caso de que las vigas tengan losa de un solo lado, sección 8.10.3 del
ACI, las restricciones son:

(iv) b < bw + l/12


(v) b < bw + 6hs
(vi) b < bw + lny/2

En la Fig. 3.21 se muestra un resumen de los anchos efectivos para ala en


compresión que son sugeridos en la ref. [3] y que son los adoptados por la norma
NZS:3101, ref.[4]. Se ve que el criterio es idéntico al del ACI, y además se agregan
los anchos efectivos que dichas referencias sugieren tomar para la contribución de
las losas en la evaluación de la rigidez de las vigas.

Se ve que para la contribución a la rigidez en viga T y L se toma


prácticamente un 50 % de los valores que se toman para resistencia. Esto es para
tener en cuenta que debido a la reversión de momentos que ocurren en las uniones
viga-columna y a la menor contribución de las alas en tracción a la rigidez a flexión.
Por ello se recomienda que para acciones que incluyen el sismo, el ancho efectivo
de contribución de ala para la rigidez sea del 50 % del que normalmente se adopta
para diseño por resistencia para cargas gravitatorias.
37

Fig. 3.2. Resumen de anchos Efectivos de las en compresión (M+) sugeridos por ref.[3]
para resistencia y rigidez

3.11.2.2. ANCHO EFECTIVO EN TRACCIÓN.

En el diseño para cargas gravitatorias, la contribución para la resistencia en


flexión de la armadura de la losa adyacente y paralela a las barras traccionadas
ubicadas en la parte superior del nervio de la viga (momento negativo) ha sido
tradicionalmente ignorada. Este criterio, para cargas verticales no afecta la
seguridad de la estructura. Sin embargo, en diseño sismorresistente la historia
puede ser diferente. El hecho es que parte de la armadura que pertenece a una losa
construida íntegramente in situ con la viga, va a participar en la resistencia de los
momentos negativos en los apoyos. Es importante establecer en forma real la
contribución de la armadura efectiva de tracción que debe ser considerada en la
resistencia con el objeto de:

(i) Hacer economía sobre la cantidad de acero que se coloca sobre el nervio de
la viga.
(ii) Evitar congestiones de acero como las que se mostró en la Fig. 3.16
(iii) Estimar de la forma más aproximada posible la verdadera resistencia de las
vigas a flexión a los efectos de proteger la misma viga en forma efectiva
contra esfuerzos de corte y contra la potencial rotulación de las columnas que
aportica.
38

La participación de las armaduras de las losas en la resistencia a flexión de


las vigas ha sido observada por varios autores a través de muchos experimentos.
Sin embargo, es difícil estimar la cantidad efectiva de armadura de losa que puede
participar en la resistencia. Son varias las razones que alimentan esta incertidumbre.
En primer lugar, la extensión de acero de losa movilizado será función de la magnitud
de las deformaciones inelásticas inducidas por el sismo. Cuanto mayor sea la
rotación plástica impuesta en las zonas adyacentes a las uniones viga-columnas,
mayor es el ancho efectivo en tracción movilizado. En segundo lugar, las fuerzas de
tracción de las barras de la losa deben ser transferidas a través de las vigas a la
unión de éstas con las columnas. Por lo tanto la contribución va a depender de cómo
se den las condiciones de anclaje. Por ejemplo, la efectividad de barras cortas
colocadas en la cara superior de la losa para resistir momentos negativos debidos a
cargas gravitatorias inducidos sobre una viga transversal decrece rápidamente con
la distancia desde el nudo. En tercer lugar, la efectividad de las barras de las losas
dependen de la presencia o ausencia de vigas transversales.

Para ser consistente con la filosofía de diseño por capacidad, la resistencia a


flexión de las vigas deberían evaluarse con dos niveles de participación de las losas.
Para evaluar la resistencia nominal, que da origen a la resistencia de diseño o
confiable, deliberadamente se debería subestimar la participación del ancho
tributario de losa en tracción (esto daría un límite inferior). Por el contrario, para
evaluar la sobre resistencia de la sección crítica de una zona potencial plástica, se
debería considerar el máximo probable ancho efectivo. Sin embargo, la ref. [3]
manifiesta que debido a las incertidumbres involucradas, una sofisticación para
diferenciar anchos efectivos en tracción para resistencia confiable y sobre
resistencia no garantiza resultados. En consecuencia, sugiere tomar un ancho de
compromiso que sea el mismo para ambos niveles de resistencia. Los factores de
reducción de capacidad (φ <1) y de sobre resistencia (φ o >1) harán la diferencia
para el diseño y/o análisis.
La norma NZS:3101, en su sección 8.5.3.3 especifica que el ancho efectivo
en tracción será función de:
(i) Condiciones de borde de la losa.
(ii) Nivel de ductilidad estructural impuesto.
(iii) Condiciones de anclaje de las barras dentro del ancho potencial en
tracción.
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La citada norma además especifica que se “permite” incluir las barras dentro
del ancho efectivo en tracción para evaluar la resistencia de diseño, pero “obliga” a
incluirlas cuando se requiere cuantificar la sobre resistencia.

Fig. 3.22 Anchos efectivos de alas traccionadas de vigas con momentos negativos para
sistemas de entrepisos monolíticos. Norma NZS:3101.
La Fig. 3.22 ilustra la forma de interpretar los criterios que define la norma
NZS:3101 para determinar el ancho efectivo en tracción, designado como be, que
debe ser el menor entre los siguientes casos:

(a) Un cuarto de la luz de la viga bajo consideración, extendiéndose donde exista


losa a cada lado del centro de la sección de la viga.
(b) Mitad de la luz de una losa, transversal a la viga en consideración, extendiéndose
donde exista losa a cada lado del centro de la sección de la viga.
(c) Cuando la viga es perpendicular al borde de la losa y se aportica a una columna
exterior, y en la unión está presente una viga transversal, se toma un cuarto de la
luz de la viga transversal hacia cada lado desde el centro de la viga.
(d) Idem caso anterior pero no existe la viga transversal de borde de losa, un ancho
de columna hacia cada lado del centro de la viga.

La citada norma a su vez especifica que tanto las barras de la losa ubicadas en
cara superior e inferior, paralelas al nervio de la viga, pueden ser consideradas
40

como efectivas si están dentro del menor de los límites antes descriptos y a su vez
están correctamente ancladas. Para ésto exige que las barras tienen que desarrollar
su resistencia a tracción, tal cual se ilustra en la Fig. 3.23, dentro de una zona de la
losa que se llama de anclaje efectivo. Esta zona se determina a través de una línea
que se inicia en el centro de apoyo de la columna y se extiende con ángulos de 45º
hacia ambos lados del eje longitudinal de la viga. El extremo de la barra debe
quedar dentro de dicha zona, y a su vez la longitud de anclaje se debe contar a partir
de la línea a 45º antes descripta.

Fig. 3.23 Determinación del número de barras de las losas dentro del ancho efectivo
en tracción que están efectivamente ancladas y que pueden tomarse como activas en la
resistencia a momentos negativos. Norma NZS:3101.

El código ACI-318 no contiene estas especificaciones para ancho efectivo en


tracción. En su sección 10.6.6 solamente establece que cuando las alas de la vigas
T estén sometidas a tracción, parte de la armadura de tracción por flexión debe
distribuirse sobre un ancho efectivo del ala, determinado según se vio en la sección
anterior (ancho efectivo en compresión) o un ancho igual a 1/10 de la luz de la viga,
debiendo tomar el menor valor.

Según figura en sus comentarios, el espíritu de esta prescripción no es el mismo


que el de la norma NZS. En el ACI se hace mención al necesario control del
agrietamiento que se puede dar si el espaciamiento de las barras en las alas
excesivo. Además, en su sección 8.10.5 el ACI especifica que se debe disponer de
armadura perpendicular a la longitudinal, que dicha armadura debe resistir la carga
mayorada y actuando el ala en voladizo, y que la separación de la armadura
transversal no debe exceder 5 veces el espesor de la losa ni 500 mm.
41

Fig. 3.24. Estudios de Leonhardt sobre incidencia de la colocación de las armaduras


en las alas en la fisuración para cargas gravitatorias.

El texto de F. Leonhardt, ref. [6], tomo III, sección 9.4, muestra claramente, ver Fig.
3.24, las ventajas de colocar gran parte de la armadura de tracción bien distribuida
en las alas. Este texto recomienda incluso colocar entre un 40 a 80 % de la armadura
necesaria para momento negativo dentro de las alas de la losa. El texto menciona
que las normas DIN 1045 sugiere la distribución en forma uniforme de dicha
armadura dentro del 50 % del ancho efectivo, según se ilustra en Fig. 3.25.
42

Fig. 3.25. Consideraciones de la Norma DIN 1045 respecto de la distribución de


armaduras en alas y nervio de la viga para momentos negativos.

Sin embargo, esta recomendación procedente de una norma concebida


primariamente para cargas gravitatorias, entra en conflicto con lo que especifica la
norma NZS. Esta norma, en su sección 8.5.3.2(e), estipula que, debido a la
importancia del mecanismo de transferencia de fuerzas que se da dentro del núcleo
de la unión viga-columna, se exige que al menos el 75 % de la armadura de flexión
de la viga requerida para cualquier combinación de cargas con sismo debe pasar
por o estar anclada en el núcleo de la columna.

En estructuras de pórticos sometidos a acciones sísmicas es aconsejable


colocar las armaduras superiores e inferiores principales de flexión dentro del ancho
del nervio de la viga y hacerlas pasar o anclarlas en el núcleo de la columna. Se
entiende por núcleo de la columna al volumen de hormigón contenido dentro de los
estribos que cierran la armadura longitudinal de la columna.
43

3.12. REFERENCIAS.

[1] “Código de Diseño de Hormigón Armado - Basado en el ACI-318-95”. Chile.


Abril 1997.

[2] “Reinforced Concrete Structures”. Robert Park y Tomas Paulay. John Wiley &
Sons. 1975.

[3] “Seismic Design of Reinforced Concrete and Masonry Buildings”. T. Paulay &
M.N.J. Priestley. J. Wiley & Sons. 1992.

[4] “Concrete Structures Standard”. NZS 3101:Part 1:1995. Standards New Zealand.

[5] “CP110“. Code of Practice for the structural use of Concrete. Part1. Noviembre
1972. British Standard Institution. Oreste Moretto.

[6] “Estructuras de Hormigón Armado: Bases para el armado de estructuras de


hormigón armado ”. F. Leonhardt. Tomo III. El Ateneo. 1977.

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